En movimiento. [TRAMA]

[saltaos mi turno de posteo si quereis hablar entre vosotros y eso, es que no tengo nada que hacer xD]

[FDI: Mil disculpas por la demora. すみません!!!]


Kobayashi Hayato no pudo evitar sonreir al oír la respuesta que el teniente Shihouin le dio al capitán Chiesa. Seguía profundamente indignado con él por lo que había ocurrido minutos atrás, pero también lo estaba con la respuesta del 13o Escuadrón, y aquel sarcasmo apeló directamente a aquella parte de sí mismo.

-Capitán Chiesa -habló, distraídamente con el comunicador, llevándose la mano izquierda al oído para sostenerlo, mientras con la derecha, con la despreocupación de quien dibuja en un papel mientras habla por teléfono, blandía a Genma, que se teleportó hasta el costado del arrancar que aún quedaba en el campo de batalla, abriéndole una notable herida, de la que comenzó a manar sangre [FDI: me tomo la libertad de decidir el resultado del ataque, en vista que Azurre no parece andar muy activo. Si aparece por aquí, que lo diga y retome su personaje]-. Con el debido respeto, me permito anunciarle que hace aproximadamente veinticinco minutos que mi teniente se ha comunicado con la Sociedad de Almas para pedir refuerzos y la revocación del límite. Es un consuelo saber que hay alguien ahí arriba, siempre atento, cuidando de nosotros.

El sarcasmo supo amargo en sus labios. Lo cierto era que la situación no tenía nada de graciosa, con Katsu severamente herido, la otra shinigami capturada y los Espada escapados sin apenas un rasguño, habiendo hecho todo lo que habían querido en el mundo de los humanos. La Sociedad de Almas se había cubierto de gloria.

Genma reapareció en su mano, vibrando de alegría tras haber probado de nuevo el sabor de la sangre.

¡Un brazo!, decía entre risas, En el siguiente ataque cortémosle un brazo

Me gustaría cogerlo vivo para interrogarlo, Genma. Puede que sepa algo que nos interese...

Por un brazo nadie lo notará, respondió Genma, tratando de convencerlo, ¡Tiene otro!

Haciendo caso omiso, Hayato alzó la mano izquierda en lo que claramente era la invocación de un hechizo demoníaco.

-Bakudou no 75-dijo-. Gochuutekkan

Inmediatamente, cinco pilares sólidos anclaron los miembros del arrancar al suelo, inmovilizándolo con su descomunal peso. Hayato se acercó con parsimonia a la cabeza del enemigo, comprimida entre el masivo pilar y el suelo de Ginebra.

-Supongo que no hace falta que te diga que a partir de este momento eres prisionero de la Sociedad de Almas. Coopera con nosotros y no sufrirás... mucho -agregó, tras una pausa maquiavélicamente larga.

-Teniente Shihouin -llamó a Kato, conteniendo su enojo por el momento. Ya habría tiempo de resolver ese tipo de asuntos cuando estuvieran de nuevo en la Sociedad de Almas-. Como experto en kidou aquí, os corresponde empaquetar al prisionero. Nos lo llevamos como regalo para el Duodécimo Escuadrón. No os olvidéis de ponerle un lazo bien grande

Dejando al prisionero al cuidado del teniente (y de los cinco pilares), se dirigió al lugar en el que yacía Katsu. Agachándose a su lado, le examinó las heridas. El kidou curativo no era precisamente una de sus especialidades (por razones obvias, prefería los hechizos más orientados al combate), pero creía saber lo suficiente como para estabilizarlo y cargarlo de vuelta a través del Dangai, donde la gente más capacitada del Cuarto Escuadrón podría curar de él como se debía. Concentrándose, aplicó sus manos sobre las peores heridas, realizando unos primeros auxilios muy (pero que muy) provisionales.

-Eso te pasa por desobedecerme -le dijo, en un susurro, sin saber si estaba suficientemente consciente como para oírle. Le dedicó una sonrisa casi cariñosa, mostrándole dos hileras de dientes manchadas de sangre. La adrenalina del combate comenzaba a arremeter y él mismo requería de más que un poco de atención por parte del Cuarto Escuadrón-. ¡Te dije que te tomaras al resto del día libre, pedazo de motivado!

- ¿Han mandado avisos antes de que yo estuviera aquí y nadie los ha respondido? - Se escuchó por el interfono de los shinigamis allí presentes, lo que para ellos podía resultar más recalcitrante aún, pues todavía estaba en proceso de aseguramiento, cuando ya todo prácticamente había acabado.

- Merde - Tras un silencio en aquel aparato, tan sólo se pudo escuchar una corta palabra que nadie entendió, pero que por su tono de voz daba a entender claramente que se trataba de una maldición o de algún tipo de queja hacia si mismo. - Ve al 4º escuadrón y avísales de que deben mandar un escuadrón médico al mundo humano. Y si puedes, escribe unas normas de protocolo basadas en las del antigua capitana y añade algo si lo ves necesario.

El 13º escuadrón se ponía en marcha, aunque quizás algo más tarde de lo que debiera. Seguramente demasiado tarde. Pero no era nada de lo que no se pudiera aprender o mejorar tras alguna bronca o reprimenda por parte de algunos de los implicados allí abajo o incluso del comandante.

- Siento la tardanza. El equipo médico está en camino. - Fue lo último que se escuchó por el audífono.

NPC:

Y justo al lado de las puertas que se acababan de cerrar de Kato, se abrieron unas nuevas. Aoki salía del resplandor, seguido de un shinigami, un poco más pequeño de cabello rojizo. Noboru. Ahora, Aoki miraba la escena casi desilusionado. No había combate, no había heridos... ¡¿No había nadie?! A primera vista, no se percató de la presencia de Hayato. Una vez consiguió calmarse un poco, sintió el reiatsu de su capitán a su derecha hacia donde dirigió la mirada y le vio, postrado en el suelo junto a otro shinigami. Y ahí estaba el trabajo del cuarto escuadrón.

Ambos shinigamis se acercaron con prisa. - Shichibantai taichô, Soy Murakami Aoki, teniente del cuarto escuadrón, y él es uno de mis shinigamis. - presentó Aoki, señalando a Noboru con su pulgar a su espalda. - Déjenos esto a nosotros por favor. - Y se agachó junto al capitán, sin mirarle a la cara en señal de respeto, y al mismo modo de preocupación por el muchacho. Le sangraban varias heridas y estaba semi-inconscientes.

Aoki colocó una de sus manos en la frente del chico, y otra en su vientre, manteniendo contacto físico directo, y los bordes de sus manos comenzaron a brilla en un tono celeste intenso, que se difuminaba en pocos centímetros. Al otro lado del cuerpo, Noboru aplicaba unos primero auxílios a altura de su pecho, con las manos separadas del mismo algo menos de una cuarta. Igualmente, irradiaba de las palmas de su mano un resplandor azul, más intenso que el de Aoki. Era solo para estabilizarle, sería necesario llevárselo pronto al escuadrón...

[OFF: Iba a poner señor capitán del séptimo escuadrón, pero quedaba patético, así que preferí dejarlo como Shichibantai taichô ^^]

Salieron del Dangai al mismo tiempo que Kato se adentraba en él. El panorama era algo lamentable, no había peleas como ella se pensó que habría. Y los pocos Shinigamis que quedaban en pie estaban exhaustos.

Erienne estaba algo parada, no sabía muy bien qué hacer en aquella situación, tampoco iba a servir de mucho. Quizás si necesitaban mantener contacto con el 13º escuadrón.

- Aoki estoy aquí para lo que necesitéis, dime de qué puedo ayudar.

[[OFF ROL: siento postear tan poco pero Erienne no sabe muy bien que hace allí, asique continuad un poco con el hilo ya posteare mas en la siguiente]]

-Es un placer verles por aquí -saludó el capitán, poniéndose en pie y dedicándoles a los recién llegados una media sonrisa que todavía sabía a sangre. Cuando llegaran a la Sociedad de Almas, no le iría mal a él también darse un paseo por las salas de curas del Cuarto Escuadrón, pero eso podía esperar. Había cosas que era necesario hacer primero-. Pero no nos entretengamos. Realicen aquí sólamente las curas imprescindibles para moverle: somos un blanco fácil, si a alguno de ellos se le ocurriera volver.

Mientras hablaba, sus ojos escudriñaban los alrededores, en busca de cualquier señal de movimiento, al tiempo que intentaba esforzarse en sentir cualquier traza de reiatsu. Realmente tenía un problema con eso. Que el capitán de la división encargada de la estrategia apestara detectando reiatsus era un fallo importante, que tendría que tratar de corregir en cuanto pudiera.

-Tan pronto como podamos mover al teniente Ryuga, volveremos a la Sociedad de Almas. Yo cruzaré el portal en último lugar. No aceptaré discusión sobre este punto -aseveró, mirándoles a los ojos a cada uno de los tres para asegurarse de que acataban su autoridad. Los apartó de ellos de nuevo para volver a su vigilancia del entorno y añadió, casi en un susurro-. Dense prisa, por favor.

Una vez completadas las curas, aunque el shinigami siguiese inconsciente, las heridas dejaron de sangrar, o al menos tanto como antes... Mientras realizaban las curas, Aoki miraba a su alrededor... un edificio derruido, llantos, gritos de dolor y angustia. Eso les sobrecogía incluso al shinigami encargado de curación, al mismo modo que le fastidiaba sentir semejante impotencia rodeado de tanto sufrimiento. Finalmente, Aoki se levantó, encarando al capitán, siempre con respeto hacia su superior. Sin que su voz vacilase ni solo un poco, decidió increpar al capitán

- Taichô, no le pido quedarnos aquí, pero alguien tendrá que volver luego ha hacer los convenientes entierros de almas. Este lugar se va a llenar de pluses, y dadas las circunstancias no tardarán en convertirse en Hollows, así que le pido, que haciendo uso de su autoridad, solicite el descenso al mundo humano de algún shinigami, una vez dada por concluida la misión. - Le dijo tan diligente como supo el teniente de la cuarta división, mostrando su preocupación por los civiles heridos en un combate completamente ajeno a ellos.

Abrió los ojos un poco más al ver la herida en el hombro del Capitán. Rápido se agachó junto al cuerpo de Katsu. - Véndale - le dijo casi en susurro a Noboru. Él se levantó y se acercó al capitán con intención de hacerlo.

Era una lástima haber hecho bajar a la teniente del decimotercer escuadrón, pero Aoki no sabía con que se iba a encontrar, y creyó conveniente hacerlo. Además, podría mediar entre los supervivientes, mientras Aoki se concentraba en su trabajo.

Tomó A Katsu entre sus brazos, dejando los brazos del joven descansar sobre su abdomen, y llevándolo como si fuese una delicada dama, se acercó a las puertas hacia el dangai. - Si no hay más heridos... - y ante la inmediata negativa del capitán, se coló en el dangai, seguido de cerca por Noboru. El descenso fue breve, pero seguramente arriba quedase un largo rato de cháchara...

Kobayashi Hayato asintió al oír las palabras del teniente de la cuarta división. Cuánta razón tenía. ¿Tan enfrascado estaba en el combate que se había olvidado de lo que luchaban por proteger? Decidió no torturarse mucho con ello. Estaba seguro de que Tsukiho Raho, ante aquella pregunta, se habría limitado a encogerse de hombros y responder:

-Suele ocurrir. Por eso ellos están en el cuarto escuadrón, y nosotros en el séptimo. Cada cuál se preocupa de lo suyo

Siempre había aceptado las palabras del capitán Raho como las de alguien de extremada sabiduría, pero nunca había llegado a entenderlas del todo. No era hasta que se veía en su mismo lugar que comenzaba a comprender un poco mejor cómo había sido aquel gran hombre que le había visto crecer y convertirse en lo que era ahora.

-Bien. Es cierto. -aceptó-. ¡Teniente! -llamó a aquella chica que había bajado. Lanzó una mirada a su insignia: decimotercer escuadrón. Perfecto. Era la persona indicada para llevar a cabo aquella tarea-. ¿Le importaría quedarse atrás y llevar a cabo la tarea que ha indicado el teniente Aoki? Pero no corra riesgos; al menor señal hostil, dé la alarma y regrese a la Sociedad de Almas. No trate de enfrentarse a ellos sola: ya hemos perdido suficientes aliados por hoy.

Esperó la confirmación de la teniente y, en cuanto la tuvo, regresó a la sociedad de almas. Todavía quedaba mucho por hacer allí. Iba a ser un día muy, muy, largo.

Hayato, el capitán del séptimo escuadrón le había ordenado quedarse en aquel lugar recolectando almas. Erienne miró a ambos lados, no hay ningún otro candidato dispuesto ha realizar aquello, todos estaban malheridos, a pesar de que aquella labor poco le era de su agrado, tuvo que aceptar. Asintió con la cabeza mientras daba unos pasos algo indecisos.

No sabía muy bien que es lo que había sucedido allí, no sabia al menos todos los datos pero tuvo que haber sido un encuentro bastante peligroso.


A simple vista era una ciudad bastante amplia, sus edificios estaban bien cuidado, las tejas eran rojizas color ladrillo. Era una lastima que todo hubiese acabado así, de aquel modo.

Dio unos pasos a la derecha, callejeando por unas calles estrechas, y allí estaba, una mujer abrazando a un bulto envuelto en sábanas. La mujer alzó la vista, con sus ojos llorosos, estaba mirando a Erienne con ojos compasivos, como si quisiese que todo aquello acabase de una vez. Cogió su Zampakutoh, mostrando la empuñadura, pero algo la detuvo, la mujer había alzado sus sabanas, mostrando a un bebe entre ellas. Erienne tuvo que apartar la vista unos instantes, giro de nuevo la cara y sin perder de vista aquella escena coloco la empuñadura a madre e hijo.

Vagaba por las calles de Berna, todo estaba cada vez más destruido, apenas se escuchaban voces, no había gritos de horror y espanto, nadie lloraba por las calles de aquella ciudad de Suiza. Al fin aquella calle terminó un amplio río cruzado por un puente llevaba en sus aguas grises los restos de aquella ciudad.

El sol deslumbraba entre nube y nube, el cielo estaba gris, como aquel lugar. Un rayo de sol cegó unos instantes, se cubrió su rostro con una mano. Unos pasos llamaron su atención, una mujer esbelta, con cabellos castaños y largos, ondulados al viento, con unos ojos verdes llenos de esperanza. ¿Cómo podía tener esperanza después de haber vivido aquello? Sentía curiosidad en preguntarle, pero aquello le era más urgente.
De nuevo colocó la empuñadura sobre aquella alma mientras le sonreía.

“Gracias”, aquella joven había movido los labios diciendo aquellas palabras.

Miro apenada el horizonte, su zampakutoh arrastraba el suelo por donde ella pasaba. Estaba cansada de ver tantas almas, tantas historias, tantos sentimientos. Tan poco pudieron hacer, tanto se les había arrebatado. Erienne era nueva en aquel tipo de circunstancia, sabía que debía ser fuerte, pero no podía ignorar las pequeñas lágrimas que recorrían su suave mejilla. Cuando estaba en batalla nunca pensaba en este tipo de consecuencias, hasta ahora no se había dado cuenta todo lo que conllevaba, cambiaba tanto dentro de un combate…

***

- Y con esta ya está todo– dijo Erienne colocándose su Zampakutoh en el Obi.

Un grito, más bien un rugido salió del centro de la plaza cercana al edificio donde ella se situaba. Un hollow, era extraño que no hubiese habido otro antes, era el primero que percibía y que escuchaba.

Se apresuro corriendo hacia el centro donde se situaba el hollow. No era demasiado grande, pero le superaba en tamaño a la shinigami. A sus pies un joven varón de doce años estaba asustado, la cadena aun estaba agarrada a su cadáver.

- Hoy no es un buen día para jugar conmigo.

Desenfundó su Zampakutoh mientras corría hacia el enemigo, dándole una estocada desde la mandíbula, sin sacarla siguió cortando, desgarrando todo su cuerpo por la mitad. Cayó derrumbado al suelo, y una puerta tras él apareció, la puerta al infierno. No quería ver aquel espectáculo, así que giro su cuerpo y se marcho sin observar como aquella gran puerta tragaba aquel hollow. Es como si los llantos y gemidos saliesen de aquella puerta, era como si escuchara los lamentos de todos aquellos que había tragado el infierno.

- No te asustes pequeño, todo a terminado – dijo volviéndose al joven, le retiró unos cabellos que tapaban su rostro – Cierra los ojos, cuando los vuelvas a abrir estarás de nuevo en tu cuerpo y podrás irte a casa de nuevo.

El niño cerró los ojos y Erienne lo puso sobre su cuerpo, se incorporó, miró de un lado a otro.

- Vuelves a andar, levántate y sigue viviendo – dijo Erienne cruzando la esquina.

Volvió de nuevo al lugar donde estaba situado el Dangai, donde estaba el portal por el que había venido. Echó una última ojeada a la ciudad mientras volvía a la sociedad de almas.

[[OFF ROL: Y con esto en teoría ya podéis cerrar el tema]]