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Esperando la llegada
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Esperando la llegada
Y allí estaba yo, yendo de un lado para otro en la habitación. El suelo de un mármol blanco precioso, al igual que las paredes y el techo de todas las salas. No tenía demasiada decoración pero ¿quién necesitaba en estos tiempos una?. Sin duda alguna estábamos más tiempo fuera que dentro, y cuando estábamos dentro estamos tan ocupados que no tenemos tiempo de hacer muchas otras cosas.
Sabía como era Okami, sin duda era un animal salvaje, era como un lobo y yo temía a aquella loba. Salí fuera a descansar mi mente de tanta tensión. Delante de mí, con su mente perdida, estaba un arrancar, no le había visto nunca por aquellos lares. Sin duda se habría convertido hace poco.
-¡Tú! - señalé al nuevo.
Le miré con una mirada lasciva, indique con el dedo que me acompañara, y sin pensárselo ni un momento entró en la habitación conmigo. Cerré la puerta tras él, me acerque pegando mis manos sobre su pecho, acerqué mis labios a su oreja izquierda y le susurré:
-Vas a presenciar algo muy divertido, ya verás la fiesta que se arma cuando venga Okami. - Me despegué algo de él - Dime joven, ¿como te llamas?.
- Jared.
-Muy bien Jared, mi nombre es Carolyn, quedate aquí de pie, no creo que tarden mucho
Me senté sobre unos cojines que estaban cercanos a una mesa redonda en el centro de la sala. Desde allí miraba el cielo a través de la ventana. Me quedé mirándola absorta un gran tiempo, al menos ahora estaba mucho más tranquila, si Okami llegaba algo disgustada podría pagarlo con Jared, sin duda alguna él era mi “as” bajo la manga, mi comodín mejor dicho.
Y allí estaba él, sin saber lo que le esperaba, si Okami llegaba de buen humor, el joven se salvaba, si viene disgustada sin duda sería un espectáculo, al menos yo me salvaría de las riñas y broncas, y nadie le hecharía de menos. Ahora podría estar más tranquila. Quizás hasta el baño me relajaría, aquella bañera renacentista se veía encantadora y sin duda alguna seguro que sería el mejor baño de mi vida, burbujas, agua caliente...eso me ayudaría a calmar mi mente. Pero si Okami llega a venir de nada me serviría Jared, ¿Cómo puede estar una arrancar en estos momentos tomandose un baño?
Sin duda alguna la vida aquí era extresante, aun sigo sin saber por que no pude bajar con mi Espada. Seguí mirando por el ventanal de la sala cuando llamaron a la puerta. Me levanté para recibir la visita. ¿Sería Okami que ya está de vuelta?
-¿Quién es?
Sabía como era Okami, sin duda era un animal salvaje, era como un lobo y yo temía a aquella loba. Salí fuera a descansar mi mente de tanta tensión. Delante de mí, con su mente perdida, estaba un arrancar, no le había visto nunca por aquellos lares. Sin duda se habría convertido hace poco.
-¡Tú! - señalé al nuevo.
Le miré con una mirada lasciva, indique con el dedo que me acompañara, y sin pensárselo ni un momento entró en la habitación conmigo. Cerré la puerta tras él, me acerque pegando mis manos sobre su pecho, acerqué mis labios a su oreja izquierda y le susurré:
-Vas a presenciar algo muy divertido, ya verás la fiesta que se arma cuando venga Okami. - Me despegué algo de él - Dime joven, ¿como te llamas?.
- Jared.
-Muy bien Jared, mi nombre es Carolyn, quedate aquí de pie, no creo que tarden mucho
Me senté sobre unos cojines que estaban cercanos a una mesa redonda en el centro de la sala. Desde allí miraba el cielo a través de la ventana. Me quedé mirándola absorta un gran tiempo, al menos ahora estaba mucho más tranquila, si Okami llegaba algo disgustada podría pagarlo con Jared, sin duda alguna él era mi “as” bajo la manga, mi comodín mejor dicho.
Y allí estaba él, sin saber lo que le esperaba, si Okami llegaba de buen humor, el joven se salvaba, si viene disgustada sin duda sería un espectáculo, al menos yo me salvaría de las riñas y broncas, y nadie le hecharía de menos. Ahora podría estar más tranquila. Quizás hasta el baño me relajaría, aquella bañera renacentista se veía encantadora y sin duda alguna seguro que sería el mejor baño de mi vida, burbujas, agua caliente...eso me ayudaría a calmar mi mente. Pero si Okami llega a venir de nada me serviría Jared, ¿Cómo puede estar una arrancar en estos momentos tomandose un baño?
Sin duda alguna la vida aquí era extresante, aun sigo sin saber por que no pude bajar con mi Espada. Seguí mirando por el ventanal de la sala cuando llamaron a la puerta. Me levanté para recibir la visita. ¿Sería Okami que ya está de vuelta?
-¿Quién es?
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: Esperando la llegada
CHRIS Y FOLK VIENEN DE AQUÍ
Se oían resonar los pasos de Alexander por los silenciosos pasillos de El Amanecer, a coro con los de su acompañante, Chris Renoir. Caminaba en silencio dada la compañía, pensando en la pasada misión con Enjeru... Es una mujer elegante, pero es demasiado arrogante para su gusto. Por otro lado, le agradaba la compañía de Chris-san, un inmejorable guerrero, junto a quien daba gusto cooperar. Aunque era un chico callado, pero formaba parte de su exquisita personalidad. Bajo esa apariencia que rozaba la timidez, se encontraba un luchador, que parecía que llevase con una espada en sus manos desde antes de nacer...
Llegaron a paso calmado a la 6ª sección. Poco después alcanzaron la puerta de la estancia de Okami-sama, otro ser merecido de halagos. Pero en fin, no queda tiempo, Folk ya está frente a la puerta.
Llamó a la puerta, produciendo un sonido amortiguado por el guante tanto en el pasillo en el que se encontraban, como en el interior de a habitación, seguido de un eco. El silencio que continuó, pronto se vio roto por una suave y encantadora voz, que casi se mezclaba con el silencio. Si entonase una melodía, sería tan relajante que podría dormir al mismísimo Marcus-dono, entrando en su cerebro con la suavidad y el sigilo que se cuela el silencio.
Folk, giró el pomo con sumo cuidado, que pareció no ser suficiente por el quejido de las bisagras de la enorme puerta, mientras se abría lo justo para que pasase un individuo y se acallaba el molesto chirrido.
- Voy a tener que hacer algo con esto... Luego... - dijo para sí mientras miraba al eje en el que giraba la puerta. - Si es que queda puerta tras el retorno de Okami-sama - . Al volver la vista al frente, vio la figura de la arrancar cuya voz describía anteriormente, y físicamente era tan atractiva o más de lo que la dulzura de su voz insinuaba. A su lado, un arrancar. Parecía nuevo en la sección, y lo que es mas, parecía recientemente creado. Recorría la sala con la mirada, buscando detalles en los rincones, mirando a todos lados y al mismo tiempo, sin saber a donde mirar.
- Buenas noches Carolyn-san, ehm... -. Miró un momento al arrancar masculino y dudó sobre su nombre. - ¿Jeral? No, no... ¡Jared! Eso es. Disculpe mi vieja y desgastada memoria. - Después se quedó mirándolo por un momento, como cavilando algo. A los pocos segundos volvió en sí soltando una risita. - Carolyn-san, conociéndola y conociendo a Okami-sama, creo suponer bien el propósito de dicho arrancar no es así? -. Se encogió por un momento de hombros antes de continuar. - ¿Y... Que la trae por aquí después de todo este tiempo? Hace mucho que no nos vemos... -.
Desde que Folk entró en la estancia, solo se echó a un lado para que Chris-san pudiese entrar en el amplio habitáculo, y se quedó hablando con Carolyn desde la misma entrada.
- ¿Se les antoja alguna bebida, señores y señorita? - Dijo tras las aclaración de Carolyn, para disponerse a la espera de Okami-sama y ya de paso, relajar un poco a al inquieto Jared en lo que podían ser, sus últimos momentos de existencia.
Alexander Folk- Desaparecido
- Post : 262
Edad : 35
Esperando la llegada [Conversacional]
Poco a poco la fracción de la sexta espada, Chris Renoir, se iba acostumbrando a la compañía de Folk. Pese a ser tan diferentes como el día y la noche había algo, algo que solo su señora Okami había sabido ver mejor que nadie que debían tener en común y por eso los unió como iguales a sus órdenes. En esta ocasión los compañeros caminaban por los pasillos en dirección al cubil, nombre que mejor cuadraba con aquel sitio tan lleno de arrancars con algo de animales en su esencia, empezando por la superior y terminando por el arrancar más humilde. Al parecer, el joven mayordomo ya se había acostumbrado a sus silencios, porque no le presionaba cuando tenía algo que decir y respetaba lo parco que era en palabras. Chris, por su parte, también había tomado alguna que otra lección de su compañero de armas. Ahora era capaz de escucharle hablar durante horas si era necesario e incluso atender y mover la cabeza en los momentos adecuados. No es que fueran los mejores amigos, pero se respetaban y consideraban al otro bueno en lo suyo y ambos eran muy buenos. Como bien demostraron en la misión que llevaron a cabo junto a la espada 1, la dama Enjeru. Chris no era dado a usar los tratamientos japoneses, no estaba muy acostumbrado, de ahí que si alguna vez debía dirigirse a alguno de sus superiores los tratase de “señor” y “señora”. Si llegaba el caso podría llamarles también “excelencia” y cosas de ese estilo, ya que era lo que se estilaba en el París de su época. Pero teniendo en cuenta los escasos momentos en los que sus labios pronunciaban palabras, seguramente nadie llegara a escuchar tales tratamientos. Desde que había llegado al Hueco Mundo solo había intercambiado palabras con los señores Drako y Okami. No era demasiado, pero ser mudo en su vida humana le había marcado, al menos en ese aspecto.
Volviendo a aquel momento, cuando caminaban hasta su guarida, poco más resta decir. Pues emprendían el camino en silencio, y solo cuando llegaron a la puerta Folk movió los labios. Los ojos del antiguo asesino francés se posaron sobre la puerta, pero no hizo gesto alguno, al parecer la otra fracción hablaba consigo mismo sobre la bisagra de la puerta o algo así y en esa conversación (como en todas) no tenía intención de entremeterse. Por si fuera poco su instinto le acababa de dar una pista de que no estaban solos a través del olfato. Antes de volverse para comprobarlo ya sabía que había dos seres más en la sala. Una joven bonita y un muchacho que parecía algo asustado y que le pareció patética desde la primera ojeada. Como era costumbre, dejó la parte social en manos de Alexander y se acomodó en uno de los cojines con su espada a un lado, siempre cerca. Pese a haberse posicionado lejos de los otros no perdió ojo de lo que allí ocurría. Y al interesarse por ello se dio cuenta de varias cosas que pronto se convirtieron en jugosas conclusiones que llevarse a la boca: la primera, y más obvia, que Folk les conocía, cosa que él no podía decir, porque básicamente era un recién llegado y no era ni mucho menos la alegría de la huerta. La segunda, que Folk era, además del perfecto empleado del hogar y luchador, una persona muy intuitiva, porque se había dado cuenta de la precaria existencia de aquel pobre y horrorizado recién llegado. Y la tercera, que pese a no sentirse del todo cómodo con la situación era capaz de sobrellevarla e incluso ofrecía bebidas y hospitalidad. A Chris no le apetecía nada, de modo que levantó la mano en señal de negación, aunque si le hubiera dado por tomar alguna copa sabía que su compañero encontraría la bebida perfecta para él. Era experto en ello.
Pero sus pensamientos no estaban puestos precisamente en eso, más bien en aquellos dos arrancars que estaban en la habitación antes de que ellos entrasen. No es que se sintiese desconcertado o indeciso por tener que presentarse ante unos desconocidos (no iba a hacerlo, lógicamente) ni que aquellos dos en su cueva le hicieran desconfiar. Es que, simple y llanamente, sentía curiosidad, y no tanta por el joven tembloroso, que como sacrifico tenía los minutos contados, sino por la chica. Era una mujer de cabello castaño y labios carnosos con pinta de salvaje, la que casi todos ellos tenían en cierta medida. La observó sin pudor, Chris Renoir no conocía esa palabra y mucho menos la había experimentado en sus propias carnes, y finalmente retiró sus ojos verdes de los color coral de ella. Si aquella mujer iba a ser alguien realmente importante la señora Okami hablaría con él al respecto, o no. Lo cierto era que su jefa no ofrecía demasiada información ni él la requería. Pero la fracción mentiría si dijese que no le encantaba su modo de hacer las cosas. A fin de cuentas el francés no era más que un matarife, alguien que vendía su espada a quien más valor le diese. Con que fuera informado de los detalles que tenían que ver con él tenía de sobra. Aunque no pensaba olvidar el nombre de la señorita: Carolyn.
Volviendo a aquel momento, cuando caminaban hasta su guarida, poco más resta decir. Pues emprendían el camino en silencio, y solo cuando llegaron a la puerta Folk movió los labios. Los ojos del antiguo asesino francés se posaron sobre la puerta, pero no hizo gesto alguno, al parecer la otra fracción hablaba consigo mismo sobre la bisagra de la puerta o algo así y en esa conversación (como en todas) no tenía intención de entremeterse. Por si fuera poco su instinto le acababa de dar una pista de que no estaban solos a través del olfato. Antes de volverse para comprobarlo ya sabía que había dos seres más en la sala. Una joven bonita y un muchacho que parecía algo asustado y que le pareció patética desde la primera ojeada. Como era costumbre, dejó la parte social en manos de Alexander y se acomodó en uno de los cojines con su espada a un lado, siempre cerca. Pese a haberse posicionado lejos de los otros no perdió ojo de lo que allí ocurría. Y al interesarse por ello se dio cuenta de varias cosas que pronto se convirtieron en jugosas conclusiones que llevarse a la boca: la primera, y más obvia, que Folk les conocía, cosa que él no podía decir, porque básicamente era un recién llegado y no era ni mucho menos la alegría de la huerta. La segunda, que Folk era, además del perfecto empleado del hogar y luchador, una persona muy intuitiva, porque se había dado cuenta de la precaria existencia de aquel pobre y horrorizado recién llegado. Y la tercera, que pese a no sentirse del todo cómodo con la situación era capaz de sobrellevarla e incluso ofrecía bebidas y hospitalidad. A Chris no le apetecía nada, de modo que levantó la mano en señal de negación, aunque si le hubiera dado por tomar alguna copa sabía que su compañero encontraría la bebida perfecta para él. Era experto en ello.
Pero sus pensamientos no estaban puestos precisamente en eso, más bien en aquellos dos arrancars que estaban en la habitación antes de que ellos entrasen. No es que se sintiese desconcertado o indeciso por tener que presentarse ante unos desconocidos (no iba a hacerlo, lógicamente) ni que aquellos dos en su cueva le hicieran desconfiar. Es que, simple y llanamente, sentía curiosidad, y no tanta por el joven tembloroso, que como sacrifico tenía los minutos contados, sino por la chica. Era una mujer de cabello castaño y labios carnosos con pinta de salvaje, la que casi todos ellos tenían en cierta medida. La observó sin pudor, Chris Renoir no conocía esa palabra y mucho menos la había experimentado en sus propias carnes, y finalmente retiró sus ojos verdes de los color coral de ella. Si aquella mujer iba a ser alguien realmente importante la señora Okami hablaría con él al respecto, o no. Lo cierto era que su jefa no ofrecía demasiada información ni él la requería. Pero la fracción mentiría si dijese que no le encantaba su modo de hacer las cosas. A fin de cuentas el francés no era más que un matarife, alguien que vendía su espada a quien más valor le diese. Con que fuera informado de los detalles que tenían que ver con él tenía de sobra. Aunque no pensaba olvidar el nombre de la señorita: Carolyn.
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Re: Esperando la llegada
Quedé sorprendida con Alexander, la verdad no me esperaba que supiese el nombre del joven arrancar, y mucho menos que lo fuese a recordar. Quizás era yo, nunca llegaron a importarme los nombres de la gente que fuese a morir, pero por cortesía preguntaba. Tampoco llegué a recordar el nombre de los débiles que nunca llegaron a destacar.
Alexander sin duda era una mente extraordinaria, jamás pensé que acertaría mis planes con solo ver al nuevo. Ahora lo que me preocupaba era la presión que ejercían sobre Jared. Se le veía tenso, el miedo yacía en sus ojos. No quería dar esa imagen a Okami, le he traido un miedica, yo me sentiría ofendida, traerme un debilucho como este…
-Traele algo al joven Jared para que se calme, y … yo también tomare algo, lo mismo que tu Alexander.
Esta situación me estaba poniendo nerviosa, esperaba con impaciencia el regreso de Okami, quería divertirme viendo el espectáculo. Hueco Mundo era tan aburrido en ese aspecto, no había disputas, no al menos cuando yo estaba delante. Tenía la mala suerte (o la buena) de no estar cuando surgía una disputa.
-¿También esperais el regreso de Okami - sama?. Entonces nos divertiremos todos - dije con una sonrisa mientras se tocaban las yemas de mis manos la una con al otra. Sonreí como si aquello se tratase de un juego divertido. Como un jueguete nuevo que le dan a un niño que lleva castigado dias y dias sin moverse de la esquina. Sin duda aquella situacion me producia hasta placer, esperar a aquel momento... imaginarme las miles de posibilidades que podrian surgir cuando Okami llegase...
Luego miré al joven de ojos verdes, era muy misterioso, todavía no había hablado. Tampoco sabía quién era, ¿sería también otro nuevo? Parecía importante por como Alexander le trataba, puede que también fuesen viejos conocidos.
-Mi nombre es Carolyn – me presenté haciendo una reverencia. Normalmente no hacía esto a menos que fuese como ya dije, alguien importante para Hueco Mundo.
Alexander sin duda era una mente extraordinaria, jamás pensé que acertaría mis planes con solo ver al nuevo. Ahora lo que me preocupaba era la presión que ejercían sobre Jared. Se le veía tenso, el miedo yacía en sus ojos. No quería dar esa imagen a Okami, le he traido un miedica, yo me sentiría ofendida, traerme un debilucho como este…
-Traele algo al joven Jared para que se calme, y … yo también tomare algo, lo mismo que tu Alexander.
Esta situación me estaba poniendo nerviosa, esperaba con impaciencia el regreso de Okami, quería divertirme viendo el espectáculo. Hueco Mundo era tan aburrido en ese aspecto, no había disputas, no al menos cuando yo estaba delante. Tenía la mala suerte (o la buena) de no estar cuando surgía una disputa.
-¿También esperais el regreso de Okami - sama?. Entonces nos divertiremos todos - dije con una sonrisa mientras se tocaban las yemas de mis manos la una con al otra. Sonreí como si aquello se tratase de un juego divertido. Como un jueguete nuevo que le dan a un niño que lleva castigado dias y dias sin moverse de la esquina. Sin duda aquella situacion me producia hasta placer, esperar a aquel momento... imaginarme las miles de posibilidades que podrian surgir cuando Okami llegase...
Luego miré al joven de ojos verdes, era muy misterioso, todavía no había hablado. Tampoco sabía quién era, ¿sería también otro nuevo? Parecía importante por como Alexander le trataba, puede que también fuesen viejos conocidos.
-Mi nombre es Carolyn – me presenté haciendo una reverencia. Normalmente no hacía esto a menos que fuese como ya dije, alguien importante para Hueco Mundo.
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: Esperando la llegada
Chris-san se coló tan silencioso como el felino que era por la ranura que dejaba la puerta, para apoltronarse en uno de los característicos cojines que adornaban el cuarto de la señora. Folk, le lanzó una mirada rápida, acompañada de una leve sonrisa, para inmediatamente después, y antes de que éste se volviese, devolver la mirada a Carolyn, que propuso alguna bebida para el joven Jared. Y tras una breve pausa, también para ella.
- De acuerdo señorita, enseguida. - dijo acompañando la confirmación con una leve reverencia de cabeza. Giró sobre si mismo, para dejar la puerta encajada. Mejor así, pues cuando volviese Okami-sama, solo tendría que reparar la puerta, y ahorrarse el marco. Es mejor prevenir. Se giró otra vez, completando el ángulo de 360 grados para iniciar el paso hacia esa pequeña puerta camuflada en un rincón de la estancia, donde disponía de todo lo que necesitaba para acomodar el cuarto y las personas que lo habitasen en el momento. Por el camino (recordemos que es una amplia estancia) recibió y respondió al comentario de Carolyn.
- Todos menos un servidor, que tendrá que encargarse de volver a dejar este lugar en el mismo estado en el que se encuentra ahora mismo. Pero no me importa, es parte de mi trabajo. - dijo mirando de reojo a Carolyn y con una sonrisa ligeramente resignada, justo antes de llegar al cuarto.
Era una puerta pequeñita, hasta el punto que Folk, tenía que agacharse para entrar, pero el cuarto era amplio. Tenía herramientas para trabajar hierro y madera, un juego de costura, y una estantería con algunos libros antiguos y polvorientos. También una pequeña cocina, y, como no, cojines...
Al minuto volvió al cuarto principal, con un platito en cada mano y otro en uno de sus antebrazos. En los platos había una cucharilla, y una taza humeante de un exquisito té inglés de época, que en breves formaría un agradable aroma en el cuarto, todo adornado con motivos en verde haciendo de éste un bonito juego de té. Lucía como un verdadero camarero, un mayordomo debe saber hacer de todo.
Se acercó a la mesa redonda del centro de la estancia, colocó la taza de su mano izquierda justo en el lado opuesto de la mesa, y con la misma mano, colocó junto a ésta la que tenía en el antebrazo - Ésta es para ti, Jared. - para luego poner delante suya la que le quedaba en la mano derecha y invitar con un gesto de cabeza a Carolyn a tomar asiento justo frente al lugar donde colocó la primera taza.
Se sentó en la tradicional e incomoda postura japonesa, es decir, sobre sus piernas. Miró el humo que desprendían las tazas sobre la mesa, y con un gesto elegante extrajo de su bolsillo su reloj plateado, y lo abrió con un gesto no menos elegante, para comprobar la hora, minutos y segundos exactos. Él y su manía de los tres minutos y cuarenta y seis segundos... Una vez transcurrido ese tiempo, el té estaría en su punto y sería cuando comenzase a beberlo.
Carolyn, antes de sentarse, se presentó a Chris-san. Quizás, ingenua de ella, esperase un "encantado" o algo así. Incluso cabía la posibilidad, de que le atrajese físicamente el apuesto Renoir y esperase acercarse en cierto modo a él. En otra ocasión, Folk hubiese intervenido aclarando que Carolyn llevaba mas tiempo en la sección que ellos, y así ahorrarle a Chris el tener que hacer el terrible esfuerzo que le suponía hacer el más leve comentario, pero contemplando la posibilidad de que Carolyn tratase de flirtear con él, Alexander se dedicó enteramente a mirar divertido la reacción de su compañero de armas... ¿Sería un caballero ante semejante damisela, o bien la ignoraría cortante y frío aumentando el aura misteriosa que le rodeaba y a su vez su atractivo? Folk no sabía como se las aviaba Chris, para quedar bien hiciese lo que hiciese...
- De acuerdo señorita, enseguida. - dijo acompañando la confirmación con una leve reverencia de cabeza. Giró sobre si mismo, para dejar la puerta encajada. Mejor así, pues cuando volviese Okami-sama, solo tendría que reparar la puerta, y ahorrarse el marco. Es mejor prevenir. Se giró otra vez, completando el ángulo de 360 grados para iniciar el paso hacia esa pequeña puerta camuflada en un rincón de la estancia, donde disponía de todo lo que necesitaba para acomodar el cuarto y las personas que lo habitasen en el momento. Por el camino (recordemos que es una amplia estancia) recibió y respondió al comentario de Carolyn.
- Todos menos un servidor, que tendrá que encargarse de volver a dejar este lugar en el mismo estado en el que se encuentra ahora mismo. Pero no me importa, es parte de mi trabajo. - dijo mirando de reojo a Carolyn y con una sonrisa ligeramente resignada, justo antes de llegar al cuarto.
Era una puerta pequeñita, hasta el punto que Folk, tenía que agacharse para entrar, pero el cuarto era amplio. Tenía herramientas para trabajar hierro y madera, un juego de costura, y una estantería con algunos libros antiguos y polvorientos. También una pequeña cocina, y, como no, cojines...
Al minuto volvió al cuarto principal, con un platito en cada mano y otro en uno de sus antebrazos. En los platos había una cucharilla, y una taza humeante de un exquisito té inglés de época, que en breves formaría un agradable aroma en el cuarto, todo adornado con motivos en verde haciendo de éste un bonito juego de té. Lucía como un verdadero camarero, un mayordomo debe saber hacer de todo.
Se acercó a la mesa redonda del centro de la estancia, colocó la taza de su mano izquierda justo en el lado opuesto de la mesa, y con la misma mano, colocó junto a ésta la que tenía en el antebrazo - Ésta es para ti, Jared. - para luego poner delante suya la que le quedaba en la mano derecha y invitar con un gesto de cabeza a Carolyn a tomar asiento justo frente al lugar donde colocó la primera taza.
Se sentó en la tradicional e incomoda postura japonesa, es decir, sobre sus piernas. Miró el humo que desprendían las tazas sobre la mesa, y con un gesto elegante extrajo de su bolsillo su reloj plateado, y lo abrió con un gesto no menos elegante, para comprobar la hora, minutos y segundos exactos. Él y su manía de los tres minutos y cuarenta y seis segundos... Una vez transcurrido ese tiempo, el té estaría en su punto y sería cuando comenzase a beberlo.
Carolyn, antes de sentarse, se presentó a Chris-san. Quizás, ingenua de ella, esperase un "encantado" o algo así. Incluso cabía la posibilidad, de que le atrajese físicamente el apuesto Renoir y esperase acercarse en cierto modo a él. En otra ocasión, Folk hubiese intervenido aclarando que Carolyn llevaba mas tiempo en la sección que ellos, y así ahorrarle a Chris el tener que hacer el terrible esfuerzo que le suponía hacer el más leve comentario, pero contemplando la posibilidad de que Carolyn tratase de flirtear con él, Alexander se dedicó enteramente a mirar divertido la reacción de su compañero de armas... ¿Sería un caballero ante semejante damisela, o bien la ignoraría cortante y frío aumentando el aura misteriosa que le rodeaba y a su vez su atractivo? Folk no sabía como se las aviaba Chris, para quedar bien hiciese lo que hiciese...
Alexander Folk- Desaparecido
- Post : 262
Edad : 35
Re: Esperando la llegada
De modo que esta vez Folk no le iba a sacar las castañas del fuego en cuanto a las relaciones sociales y las presentaciones. Al parecer al atento mayordomo también le gustaba experimentar. Tal vez pudiese oír por una vez su voz ronca, y aquello sería todo una novedad. Pero eso (si es que ocurría) iba a ser un poco más tarde aún, porque el antiguo tigre tenía que hacer aún unas cuantas cosas (más bien observar y oír) antes de sorprender a los allí presentes en un sentido o en otro. Rememorando lo que había pasado, la fracción Chris Renoir se había hecho su propia composición de lugar, aquella chica parecía tener interés en saber algo de él, aunque quizás algo ya conociese, al menos de su rango, más que nada por el interés que parecía demostrarle. Él asintió con una cabezada y se dedicó a observar las relaciones entre los demás. Como era de esperar de él, su compañero se mostró solícito con las peticiones de la joven y se dispuso a preparar las bebidas. Mientras marchaba comentó sus labores, las de recoger y adecentar aquel lugar, de nuevo salían a la luz aquellas diferencias, pues el arrancar de ojos verdes no era nada ducho en las tareas del hogar, en su época eran las criadas las que hacían esas cosas y Chris era otro tipo de ser. Nada tenía que ver con una doncella.
Mientras esperaba, los ojos de Chris permanecieron fijos en sus piernas, nunca se le había dado bien acoger costumbres que no fueran las suyas, de modo que en cierta medida, era muy occidental, desde sus ademanes hasta su modo de luchar y el tratamiento que dispensaba cuando abría la boca. Muchas veces él (y no solo él) se preguntaba porque no llevaba una espada de otro tipo siendo tan francés. En el fondo era incapaz de pensar en otra espada que no fuera Centinela Oscuro, era una parte de él mismo. Carraspeó y se echó el cabello hacía atrás, haciendo tiempo mientras esperaba la llegada de Alexander para poder escuchar lo que decía. Con los diálogos de otros solía enterarse de lo que ocurría a su alrededor y era un gran observador. A veces veía cosas que a los demás se les escapaban o en las que no reparaban, pero jamás se sabría, era tan reservado que a veces era imposible saber que estaba pensando o cual sería su siguiente acción. Por fin llegó su compañero en la sección y comenzó con el ritual del té, ese que tanto había impresionado al arranar francés la primera vez que lo vio. Nunca había conocido a nadie tan concienzudamente exquisito con una bebida, bebida que él hubiera cambiado por un buen vino sin dudarlo ni por un segundo. Continuó observando la ceremonia sin demasiado interés y entonces la chica se presentó ante él. El joven observó por unos segundos a su compañero, pero al ver que él no iba a decir nada carraspeó de nuevo, esta vez para aclarar su garganta tan poco utilizada para dialogar. Sabía que la curiosidad anidaba en Folk, sino ¿a santo de qué no le había presentado cómo solía hacer siempre? Ladeó la cabeza y clavó los ojos en la chica, deteniéndose más de lo necesario, claramente además.
- Chris Renoir- “y soy hombre de pocas palabras” podía haber aclarado, pero ya había hablado demasiado por unas semanas, aquel era su tope, así que solapó los labios. No hablaría a no ser que la mismísima espada número seis en persona así se lo pidiese. Lo cierto es que no había sonado nada elegante, ni siquiera se había dirigido a la dama, pero era mucho más de lo que podía ofrecer, sobre todo sino se trataba de don Marcus, la señora Okami o incluso Folk. No sabía nada de aquella mujer y no era de los que se mostrase precisamente cordial hasta saber de que pie cojeaba la otra persona. De ahora en adelante se mantendría más bien alejado de la conversación. Chris se dejaba llevar por una especie de intercambio equivalente y si hacía algo fuera de lo normal, como en este caso dirigirse a otro ser vivo, su siguiente acción era recluirse más en si mismo. No confiaba en nadie, hacerlo le había hecho lo que era y no es que se arrepintiese, pero ya había entregado su confianza total a alguien y ese alguien había cometido la peor de las traiciones. El atractivo y silencioso arrancar no tenía nada de humano, así que no era habitual que tropezase dos veces en la misma piedra, ni con los amigos ni con las mujeres, y ambos presentes (ignorando por completo a la presa llamada Jared) eran representantes de aquellos grupos. Con su igual se seguiría comportando como venía haciendo desde siempre y con las chicas… Desde su único desengaño amoroso (y hacia ya muchísimo tiempo de ello) había considerado a éstas poco más que hembras con las que satisfacer sus necesidades físicas. Nunca había tenido problema en conseguir a la que deseara y eso no iba a cambiar con su arrancarización y posterior conversión en fricción. “Mejor no pensar en ello” se dijo a sí mismo y se dedicó a dejar que las palabras de los otros le llegasen a través del aire. Aprovechó para apoyar la cabeza en la pared y cerrar los ojos. Estaba deseando volver a ver a la señora Okami, ¿cómo le habría ido?
Mientras esperaba, los ojos de Chris permanecieron fijos en sus piernas, nunca se le había dado bien acoger costumbres que no fueran las suyas, de modo que en cierta medida, era muy occidental, desde sus ademanes hasta su modo de luchar y el tratamiento que dispensaba cuando abría la boca. Muchas veces él (y no solo él) se preguntaba porque no llevaba una espada de otro tipo siendo tan francés. En el fondo era incapaz de pensar en otra espada que no fuera Centinela Oscuro, era una parte de él mismo. Carraspeó y se echó el cabello hacía atrás, haciendo tiempo mientras esperaba la llegada de Alexander para poder escuchar lo que decía. Con los diálogos de otros solía enterarse de lo que ocurría a su alrededor y era un gran observador. A veces veía cosas que a los demás se les escapaban o en las que no reparaban, pero jamás se sabría, era tan reservado que a veces era imposible saber que estaba pensando o cual sería su siguiente acción. Por fin llegó su compañero en la sección y comenzó con el ritual del té, ese que tanto había impresionado al arranar francés la primera vez que lo vio. Nunca había conocido a nadie tan concienzudamente exquisito con una bebida, bebida que él hubiera cambiado por un buen vino sin dudarlo ni por un segundo. Continuó observando la ceremonia sin demasiado interés y entonces la chica se presentó ante él. El joven observó por unos segundos a su compañero, pero al ver que él no iba a decir nada carraspeó de nuevo, esta vez para aclarar su garganta tan poco utilizada para dialogar. Sabía que la curiosidad anidaba en Folk, sino ¿a santo de qué no le había presentado cómo solía hacer siempre? Ladeó la cabeza y clavó los ojos en la chica, deteniéndose más de lo necesario, claramente además.
- Chris Renoir- “y soy hombre de pocas palabras” podía haber aclarado, pero ya había hablado demasiado por unas semanas, aquel era su tope, así que solapó los labios. No hablaría a no ser que la mismísima espada número seis en persona así se lo pidiese. Lo cierto es que no había sonado nada elegante, ni siquiera se había dirigido a la dama, pero era mucho más de lo que podía ofrecer, sobre todo sino se trataba de don Marcus, la señora Okami o incluso Folk. No sabía nada de aquella mujer y no era de los que se mostrase precisamente cordial hasta saber de que pie cojeaba la otra persona. De ahora en adelante se mantendría más bien alejado de la conversación. Chris se dejaba llevar por una especie de intercambio equivalente y si hacía algo fuera de lo normal, como en este caso dirigirse a otro ser vivo, su siguiente acción era recluirse más en si mismo. No confiaba en nadie, hacerlo le había hecho lo que era y no es que se arrepintiese, pero ya había entregado su confianza total a alguien y ese alguien había cometido la peor de las traiciones. El atractivo y silencioso arrancar no tenía nada de humano, así que no era habitual que tropezase dos veces en la misma piedra, ni con los amigos ni con las mujeres, y ambos presentes (ignorando por completo a la presa llamada Jared) eran representantes de aquellos grupos. Con su igual se seguiría comportando como venía haciendo desde siempre y con las chicas… Desde su único desengaño amoroso (y hacia ya muchísimo tiempo de ello) había considerado a éstas poco más que hembras con las que satisfacer sus necesidades físicas. Nunca había tenido problema en conseguir a la que deseara y eso no iba a cambiar con su arrancarización y posterior conversión en fricción. “Mejor no pensar en ello” se dijo a sí mismo y se dedicó a dejar que las palabras de los otros le llegasen a través del aire. Aprovechó para apoyar la cabeza en la pared y cerrar los ojos. Estaba deseando volver a ver a la señora Okami, ¿cómo le habría ido?
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Re: Esperando la llegada
Sin duda la rapidez de Alexander era extraordinaria. Hacía mucho tiempo que no probaba su exquisito Té, sin duda cada vez se mejoraba, estaba en su punto de caliente y de dulce. Sin duda tenía muy buena memoria para todo el mundo, recordaba el mínimo detalle de cada persona, o al menos eso daba a entender.
Jared pareció calmarse algo más. Al menos ya no balbuceaba ni temblaba, aun así la espera se hacía interminable, como siempre cuando esperabas algo impacientemente.
Chris Renoir, recordaría ese nombre. Sin duda era un nombre que sí debería recordar. Mire a Folk, parecía divertirse con la situación. Luego devolví la mirada a Chris, sin duda le cubría un aura misteriosa, ¿era así de tímido? ¿O es que le parecía inútil hablar con una simple arrancar como yo? Seguro que era esa clase de persona que miraba por el hombro a la gente, que solo hablaba a los de su mismo rango o superior.
Me acomodé entre los cojines blancos de la sala, mientras terminaba mi taza de té inglés.
Pero seguía quedándome inconforme, ningún hombre se resistía a los encantos de una vampiresa. Para ellos mi voz era como el canto de una sirena, y las victimas simples marineros hipnotizados, entonces ¿por qué esa frialdad conmigo?. Cuando los hombres me tocaban sentían éxtasis recorriendo su cuerpo. Mis pasos hechizan y danzan entre palabras. Sin embargo tenía que ser prudente, tenía que controlar mis estúpidas emociones, tenía que ser cautelosa. Con el tiempo conseguiré acercarme a esa persona, siempre es bueno estar cerca de gente fuerte, quien sabe cuando te podrán ser de utilidad...y cuando dejaran de serlo. Además que un hombre me rechazara era para mí todo un reto.
Folk ya se habría dado cuenta, este jueguecito me iba a costar.
Jared pareció calmarse algo más. Al menos ya no balbuceaba ni temblaba, aun así la espera se hacía interminable, como siempre cuando esperabas algo impacientemente.
Chris Renoir, recordaría ese nombre. Sin duda era un nombre que sí debería recordar. Mire a Folk, parecía divertirse con la situación. Luego devolví la mirada a Chris, sin duda le cubría un aura misteriosa, ¿era así de tímido? ¿O es que le parecía inútil hablar con una simple arrancar como yo? Seguro que era esa clase de persona que miraba por el hombro a la gente, que solo hablaba a los de su mismo rango o superior.
Me acomodé entre los cojines blancos de la sala, mientras terminaba mi taza de té inglés.
Pero seguía quedándome inconforme, ningún hombre se resistía a los encantos de una vampiresa. Para ellos mi voz era como el canto de una sirena, y las victimas simples marineros hipnotizados, entonces ¿por qué esa frialdad conmigo?. Cuando los hombres me tocaban sentían éxtasis recorriendo su cuerpo. Mis pasos hechizan y danzan entre palabras. Sin embargo tenía que ser prudente, tenía que controlar mis estúpidas emociones, tenía que ser cautelosa. Con el tiempo conseguiré acercarme a esa persona, siempre es bueno estar cerca de gente fuerte, quien sabe cuando te podrán ser de utilidad...y cuando dejaran de serlo. Además que un hombre me rechazara era para mí todo un reto.
Folk ya se habría dado cuenta, este jueguecito me iba a costar.
Última edición por Carolyn el Mar Ene 26, 2010 5:59 am, editado 1 vez
Carolyn- Desaparecido
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Edad : 35
Re: Esperando la llegada
Cuando Carolyn se presnetó ante Chris, éste pareció buscar la ayuda de Folk, y ahorarse esas pocas palabras que se veía obligado a pronunciar, pero Folk, solo sonreía mirándole con una ceja levantada, divertido por la situación, que se le daba al pobre mosquetero.
La miró, y, inesperadamente para Alexander, dijo escuetamente su nombre acompañado por el apellido. Cabe hacer especial hincapié en cada palabra que saliese de la boca de éste, libres de determinantes, artículos, y cualquier floritura ortográfica no necesaria.
Jerad, bebía ahora mas calmado, el té ofrecido por Folk, Carolyn esperaba en silencio la respuesta de Chris, y Folk, tambiñen guardaba silencio sonriente por el mismo motivo que Carolyn. Las palabras de Chris, inundaron la estáncia, con esa voz ronca pero agradable. También era la primera vez que Folk le oía pronunciar palabra. Hubiese intervenido para aliviarle la incomodidad solo dos segundos más tarde. Folk, se quedó unos momentos oyendo el éco del nombre de Chris, momento en el que Carolyn le dedicó una escueta mirada, para un momento despues devolversela a Chris. Entonces, ahora si, intervino Folk.
- Dese por contenta, ha conseguido en poco tiempo, más de lo que yo desde que le conozco. Ahora bien, no espere volver a oirle en una temporada. Es hombre de pocas palabras, y se lo diría, de no ser porque obviamente salta a la vista. -. Acabó la frase cambiando la dirección de su mirada a Chris, por supuesto sin apartar la sonrisa de su cara. Seguramente estaría pensando "Lo que me haces hacer", y buscaba uno de sus imperceptibles gestos que indicase algo parecido. Una mirada, un gesto con la cabeza, o un parpadeo más largo de lo normal. Esa era la forma de expresarse de Chris, y Folk sabría interpretarla a la perfección.
Despues le devolvió la mirada a Carolyn para contestar su pregunta: - Creí haberle respondido antes, pero si, esperamos a Okami, y algo me dice que vamos a saber de su llegada, tal y como ponga un pie en el desierto... -. Acto seguido, Carolyn se hundió en uno de los cojínes, pensativa... Quizá fuese en serio con lo de tratar de conseguir a Chris... ¿Acaso Folk debería dejarlos solos? Nah, no iba a hacerle eso al pobre Chris, en cuanto a él se le apeteciese, lo haría sin mas... mientras tanto, Alexander se divertiría contemplando los frustrados intentos de una niña pequeña por conseguir la tentadora caja de galletas de encima de la estantería, inalcanzable hasta que creciese, se las ingeniase para llegar (lo cual parecía imposible) o simplemente cayesen por razones ajenas...
La miró, y, inesperadamente para Alexander, dijo escuetamente su nombre acompañado por el apellido. Cabe hacer especial hincapié en cada palabra que saliese de la boca de éste, libres de determinantes, artículos, y cualquier floritura ortográfica no necesaria.
Jerad, bebía ahora mas calmado, el té ofrecido por Folk, Carolyn esperaba en silencio la respuesta de Chris, y Folk, tambiñen guardaba silencio sonriente por el mismo motivo que Carolyn. Las palabras de Chris, inundaron la estáncia, con esa voz ronca pero agradable. También era la primera vez que Folk le oía pronunciar palabra. Hubiese intervenido para aliviarle la incomodidad solo dos segundos más tarde. Folk, se quedó unos momentos oyendo el éco del nombre de Chris, momento en el que Carolyn le dedicó una escueta mirada, para un momento despues devolversela a Chris. Entonces, ahora si, intervino Folk.
- Dese por contenta, ha conseguido en poco tiempo, más de lo que yo desde que le conozco. Ahora bien, no espere volver a oirle en una temporada. Es hombre de pocas palabras, y se lo diría, de no ser porque obviamente salta a la vista. -. Acabó la frase cambiando la dirección de su mirada a Chris, por supuesto sin apartar la sonrisa de su cara. Seguramente estaría pensando "Lo que me haces hacer", y buscaba uno de sus imperceptibles gestos que indicase algo parecido. Una mirada, un gesto con la cabeza, o un parpadeo más largo de lo normal. Esa era la forma de expresarse de Chris, y Folk sabría interpretarla a la perfección.
Despues le devolvió la mirada a Carolyn para contestar su pregunta: - Creí haberle respondido antes, pero si, esperamos a Okami, y algo me dice que vamos a saber de su llegada, tal y como ponga un pie en el desierto... -. Acto seguido, Carolyn se hundió en uno de los cojínes, pensativa... Quizá fuese en serio con lo de tratar de conseguir a Chris... ¿Acaso Folk debería dejarlos solos? Nah, no iba a hacerle eso al pobre Chris, en cuanto a él se le apeteciese, lo haría sin mas... mientras tanto, Alexander se divertiría contemplando los frustrados intentos de una niña pequeña por conseguir la tentadora caja de galletas de encima de la estantería, inalcanzable hasta que creciese, se las ingeniase para llegar (lo cual parecía imposible) o simplemente cayesen por razones ajenas...
Alexander Folk- Desaparecido
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Edad : 35
Re: Esperando la llegada
Las miradas continuaban volando desde la mesa donde se servían las deliciosas bebidas de Alexander hasta el rincón que ocupaba la fracción de ojos verdes imposibles. Como si supiese que todos (volviendo a obviar a aquella carnaza que se hacía llamar Jared) estaban pendientes de él, el mosquetero [FDI: Va a ser que se le va a quedar ese mote al muchacho xD] decidió pasar aún más desapercibido en la sala, como si se encontrase completamente concentrado en sus propios asuntos, mimetizado con el ambiente a su alrededor. Aún así, antes de dedicarse de lleno a oír comentarios ajenos, intercambió una mirada apenas perceptible con Folk. Ese escáner ocular podía significar muchas cosas, pero en el caso de las fracciones quedaba muy claro lo que Chris quería comunicar a su compañero. Durante sus años de mudez obligatoria había aprendido a utilizar su inexpresivo rostro para que los demás le entendiesen. Muchos eran los que no sacaban conclusión alguna de sus ojos sin apenas vida o de sus labios sellados, pero Folk (de nuevo elogiaba la magnánima sabiduría de la señora Okami al elegirles a ambos como sus lugartenientes) le entendía sin apenas pestañear, y eso era todo un logro. En esta ocasión el gesto significaba, traducido de un modo más o menos libre: “pensé que hablarías por mí”. Tras aquello regresó a su bella espada, dándose cuenta del efecto que había causado en los presentes.
La joven conocida como Carolyn, a la que había hablado por no tener más remedio, parecía menos contenta que cuando comenzaron la entrevista. Al joven Renoir no se le había pasado por alto como le observaba desde la distancia o el cambio en sus gestos. Aunque continuaba charlando amigablemente con Alexander parecía algo más distraída, como si sus pensamientos se encontrasen solo en dos sitios posibles: o una distancia estelar o en aquellos cojines blancos sobre los que se aposentaba y no paraba de tocar. Bien mirada (la fracción había tenido tiempo más que de sobra para estudiarla) era una hermosa hembra, pero para Chris eso no significaba nada. Era algo sibarita con respecto a las mujeres que se llevaba a la cama. Que una pusiese sus ojos en él descaradamente y sin darle tiempo a elegirla él, ya le restaba el atractivo potencial que pudiera tener. No es que le molestase que las mujeres se fijaran en él, desde que había renacido como arrancar su hermosura (recordemos que en su vida humana le destrozaron toda la apostura que pudiera tener con el horrible corte que le tatuaron en los labios) se había disparado y no eran pocas las que se interesaban por él y su cuerpo fibroso. Aún así siempre había preferido a las que esperaban que él se interesase. No es que no se hubiera dejado seducir por una chica interesada, una vez una arrancar de la sección de Drako había flirteado con él y tanto había insistido que había acabado desnuda en su cama, pero no era el caso. Chris Renoir no era un premio y si llegase a elegir serlo sería bajo sus propias reglas. Hubiera sonreído, pero si lo hacía su interés por pasar desapercibido habría fallado, así que bostezó y se acomodó mejor en su rincón.
Folk volvió a tomar la palabra, quizás para aligerar el ambiente que se había quedado algo tenso, y lo cierto es que lo consiguió en cierta medida, era un buen anfitrión y si el asesino francés contase con otro que no fuera él para hacer ese tipo de cosas, seguramente ni se presentaría a esas reuniones. Cruzó los brazos y continuó oyendo la voz del mayordomo, que felicitaba a la muchacha por haberle sacado su nombre a Renoir. Éste se paró a pensar, no era normal que tuviese la necesidad de despegar sus labios, y el hecho de hacerlo suponía todo un cambio en su tan estudiada rutina. Aunque sabía perfectamente porque lo había hecho en esta ocasión: Folk no había salido en su ayuda y como representante de Okami en su ausencia (además de su compañero, claro está) debía dar una buena imagen. Aunque bien pensado, aquel comportamiento solo les daría una reputación de groseros, pues las palabras de Chris nunca habían sido refinadas o amables. En realidad poco le importaba eso. Había hecho más de lo necesario y lo suyo le había costado, no volvería a hacerlo. Escribir su nombre y mostrarlo en un trozo de papel daría el mismo resultado, de modo que se apuntó su propia sugerencia y decidió ponerla en práctica en cuanto tuviese ocasión.
El verdadero tema, lo que les había traído a todos allí, era el regreso de la señora Okami. La susodicha estaba a punto de regresar de alguna de las misiones impuestas por don Marcus y sus subordinados estaban deseosos por volver a encontrarse con ella. Aunque en ocasiones fuera una mujer temible y a la espera de cualquiera de sus reacciones, Carolyn había pensado en traerle un juguete para apaciguarla. Había sido una buena idea. Aún así, el mosquetero albergaba una extraña sensación en el estómago, era como si estuviese a punto de aparecer un tifón para descargar todas sus aguas sobre el cubil. Tal era la sensación que hasta le dolían los labios, allí donde durante años había tenido la cicatriz. Aunque deseaba reencontrarse con su señora sentía pena por Folk, iba a tener que limpiar a fondo, y las manchas de sangre y vísceras no salen tan fácilmente.
La joven conocida como Carolyn, a la que había hablado por no tener más remedio, parecía menos contenta que cuando comenzaron la entrevista. Al joven Renoir no se le había pasado por alto como le observaba desde la distancia o el cambio en sus gestos. Aunque continuaba charlando amigablemente con Alexander parecía algo más distraída, como si sus pensamientos se encontrasen solo en dos sitios posibles: o una distancia estelar o en aquellos cojines blancos sobre los que se aposentaba y no paraba de tocar. Bien mirada (la fracción había tenido tiempo más que de sobra para estudiarla) era una hermosa hembra, pero para Chris eso no significaba nada. Era algo sibarita con respecto a las mujeres que se llevaba a la cama. Que una pusiese sus ojos en él descaradamente y sin darle tiempo a elegirla él, ya le restaba el atractivo potencial que pudiera tener. No es que le molestase que las mujeres se fijaran en él, desde que había renacido como arrancar su hermosura (recordemos que en su vida humana le destrozaron toda la apostura que pudiera tener con el horrible corte que le tatuaron en los labios) se había disparado y no eran pocas las que se interesaban por él y su cuerpo fibroso. Aún así siempre había preferido a las que esperaban que él se interesase. No es que no se hubiera dejado seducir por una chica interesada, una vez una arrancar de la sección de Drako había flirteado con él y tanto había insistido que había acabado desnuda en su cama, pero no era el caso. Chris Renoir no era un premio y si llegase a elegir serlo sería bajo sus propias reglas. Hubiera sonreído, pero si lo hacía su interés por pasar desapercibido habría fallado, así que bostezó y se acomodó mejor en su rincón.
Folk volvió a tomar la palabra, quizás para aligerar el ambiente que se había quedado algo tenso, y lo cierto es que lo consiguió en cierta medida, era un buen anfitrión y si el asesino francés contase con otro que no fuera él para hacer ese tipo de cosas, seguramente ni se presentaría a esas reuniones. Cruzó los brazos y continuó oyendo la voz del mayordomo, que felicitaba a la muchacha por haberle sacado su nombre a Renoir. Éste se paró a pensar, no era normal que tuviese la necesidad de despegar sus labios, y el hecho de hacerlo suponía todo un cambio en su tan estudiada rutina. Aunque sabía perfectamente porque lo había hecho en esta ocasión: Folk no había salido en su ayuda y como representante de Okami en su ausencia (además de su compañero, claro está) debía dar una buena imagen. Aunque bien pensado, aquel comportamiento solo les daría una reputación de groseros, pues las palabras de Chris nunca habían sido refinadas o amables. En realidad poco le importaba eso. Había hecho más de lo necesario y lo suyo le había costado, no volvería a hacerlo. Escribir su nombre y mostrarlo en un trozo de papel daría el mismo resultado, de modo que se apuntó su propia sugerencia y decidió ponerla en práctica en cuanto tuviese ocasión.
El verdadero tema, lo que les había traído a todos allí, era el regreso de la señora Okami. La susodicha estaba a punto de regresar de alguna de las misiones impuestas por don Marcus y sus subordinados estaban deseosos por volver a encontrarse con ella. Aunque en ocasiones fuera una mujer temible y a la espera de cualquiera de sus reacciones, Carolyn había pensado en traerle un juguete para apaciguarla. Había sido una buena idea. Aún así, el mosquetero albergaba una extraña sensación en el estómago, era como si estuviese a punto de aparecer un tifón para descargar todas sus aguas sobre el cubil. Tal era la sensación que hasta le dolían los labios, allí donde durante años había tenido la cicatriz. Aunque deseaba reencontrarse con su señora sentía pena por Folk, iba a tener que limpiar a fondo, y las manchas de sangre y vísceras no salen tan fácilmente.
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Re: Esperando la llegada
Quedé bastante decepcionada por el comentario de Alexander, al menos me confortaba pensar que el problema lo tenía él. Si Chris era un hombre de pocas palabras no iba a arrancarselas, no al menos alli y de esa manera, mi pequeño jueguecito se vio interrumpido, y mi intento fue en vano. Como se suele decir, he perdido la batalla pero no la guerra, sin duda tenía que hacer que Chris confiara algo más en mí. Sin duda me encantaba seducir a la gente, los hombres siempre fueron los más faciles, al menos todo aquel con quien intente manipular.
Tan solo escapaban los espadas y sus más allegados, sin duda me meteria en un buen lio si lo intentara.
Me reconforté entre los cojines blancos y esponjosos, hundiendome entre ellos. Jugaba rotando mi taza de té, hacia un lado y hacia otro, como si quisiera quedarme hipnotizada, luego miraba dentro y seguía rotando. Al final terminé por dejarla sobre la mesa o conseguiria marearme.
Hasta ahora no me di cuenta, pero Jared se había sentado con nosotros, era un descortés, ¿cómo se atrevía a sentarse sin pedir permiso? ¡era un novato!. Al menos se logró tranquilizar. Ahora tenía que preocuparme como darle el pequeño juguete a Okami, podría ponerlo frente a la puerta na más llegar. Otra opción era presentárselo como su juguete, pero quizás lo interpretaría mal y lo usaría como mascota. No, ese no era el estilo de Okami, no con...este...
Primero me preocupo por su llegada, y cuando consigo un escudo me preocupo por como entregárselo. No quitaba el ojo encima a Jared. La sala estaba totalmente calmada, aquel silencio me incomodaba muchísimo.
Volví a recolocarme entre aquellos cojines, sin duda alguna me estaba poniendo nerviosa toda aquella situación, al final terminaría yo por usar a Jared como juguete antes de que regresara Okami. Mire al techo, mire a Chris, mire a Folk y volví la mirada a Jared... ¿Cómo podrían estar tan tranquilos?
-Tardan demasiado...
Tan solo escapaban los espadas y sus más allegados, sin duda me meteria en un buen lio si lo intentara.
Me reconforté entre los cojines blancos y esponjosos, hundiendome entre ellos. Jugaba rotando mi taza de té, hacia un lado y hacia otro, como si quisiera quedarme hipnotizada, luego miraba dentro y seguía rotando. Al final terminé por dejarla sobre la mesa o conseguiria marearme.
Hasta ahora no me di cuenta, pero Jared se había sentado con nosotros, era un descortés, ¿cómo se atrevía a sentarse sin pedir permiso? ¡era un novato!. Al menos se logró tranquilizar. Ahora tenía que preocuparme como darle el pequeño juguete a Okami, podría ponerlo frente a la puerta na más llegar. Otra opción era presentárselo como su juguete, pero quizás lo interpretaría mal y lo usaría como mascota. No, ese no era el estilo de Okami, no con...este...
Primero me preocupo por su llegada, y cuando consigo un escudo me preocupo por como entregárselo. No quitaba el ojo encima a Jared. La sala estaba totalmente calmada, aquel silencio me incomodaba muchísimo.
Volví a recolocarme entre aquellos cojines, sin duda alguna me estaba poniendo nerviosa toda aquella situación, al final terminaría yo por usar a Jared como juguete antes de que regresara Okami. Mire al techo, mire a Chris, mire a Folk y volví la mirada a Jared... ¿Cómo podrían estar tan tranquilos?
-Tardan demasiado...
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: Esperando la llegada
El tiempo parecía no transcurrir en la estancia. El lugar se había sumido en un prfundo silencio. En otra ocasión, era lo habitual, ya que cuando estaban Folk y Chris en el cuarto, rara vez se dejaba oir nada. A veces incluso se oían los pasos de alguna pequeña araña por las vigas del techo del cuarto. Otras veces, Folk tarareaba como para sí alguna musiquilla de origen desconocido, quizá de su vida en el mundo real, quizá sacada de su imaginación.
Pero esta vez era distinto, no estaban solos, de hecho, había el doble de individuos de lo normal, contando con Jared, si es que era digno de contar. Solo se oía la leve respiracion de Chris, el roce del interior del cojín sobre el que se sentaba Carolyn, y el tintineo de la taza con el plato, provocada por los temblores ocasionales de Jared. Folk se mantenía en absoluto silencio, como si guardase el luto.
A Folk empezaba a incomodarle semejante silencio, silencio que rompió Carolyn seguramente a propósito. Folk seguía bebiendo a sorbos pequeños, hasta que su taza quedó vacía. Entonces dejó de nuevo la adornada taza en la mesa. Con curiosidad miró a Carolyn. Ésta parecía terriblemente aburrida. - Que chica tan impaciente. Si se aburre, voy a darle entretenimiento, supongo que es lo que tiene que hacer un buen anfitrión, dijo para sí con un tono terriblemente sarcástico. Parece que Alexander, se divertía con la situación. Quizá el acto tuviese su parte de venganza, por conseguir arrebatarle unas palabras a Chris ántes que él. Dirigiendo la mirada hacia Jared, y apoyand su mentón en la palma de su mano, y a su vez su codo en su en la mesa, junto a la taza vacía, dijo a Jared sus sutiles palabras sin vacilar.
- A propósito, Jared... Que pensaste cuando Carolyn te dijo que te entregaría como sacrifício a Okami, y que esta probablemente te descuartizase? ¿Te sentíste útil? - Obviamente, le indicaba con la cara que no estaba de broma, y seguramente lo único que hizo fue confirmar sus sospechas. Ahora miró a Carolyn para contemplar su reaccion...
Pero esta vez era distinto, no estaban solos, de hecho, había el doble de individuos de lo normal, contando con Jared, si es que era digno de contar. Solo se oía la leve respiracion de Chris, el roce del interior del cojín sobre el que se sentaba Carolyn, y el tintineo de la taza con el plato, provocada por los temblores ocasionales de Jared. Folk se mantenía en absoluto silencio, como si guardase el luto.
A Folk empezaba a incomodarle semejante silencio, silencio que rompió Carolyn seguramente a propósito. Folk seguía bebiendo a sorbos pequeños, hasta que su taza quedó vacía. Entonces dejó de nuevo la adornada taza en la mesa. Con curiosidad miró a Carolyn. Ésta parecía terriblemente aburrida. - Que chica tan impaciente. Si se aburre, voy a darle entretenimiento, supongo que es lo que tiene que hacer un buen anfitrión, dijo para sí con un tono terriblemente sarcástico. Parece que Alexander, se divertía con la situación. Quizá el acto tuviese su parte de venganza, por conseguir arrebatarle unas palabras a Chris ántes que él. Dirigiendo la mirada hacia Jared, y apoyand su mentón en la palma de su mano, y a su vez su codo en su en la mesa, junto a la taza vacía, dijo a Jared sus sutiles palabras sin vacilar.
- A propósito, Jared... Que pensaste cuando Carolyn te dijo que te entregaría como sacrifício a Okami, y que esta probablemente te descuartizase? ¿Te sentíste útil? - Obviamente, le indicaba con la cara que no estaba de broma, y seguramente lo único que hizo fue confirmar sus sospechas. Ahora miró a Carolyn para contemplar su reaccion...
Alexander Folk- Desaparecido
- Post : 262
Edad : 35
Re: Esperando la llegada
[FDI: Toma golpe de efecto *O* De nuevo gracias a Okami por su ayuda ]
Nadie habló en varios minutos, y el mosquetero se lo tomó como un descanso para sus fatigados oídos, pese a su interés por escuchar los comentarios ajenos éstos empezaban a desesperarle. Tanta pegunta de cortesía, tanta explicación, y sobre todo tanta repetición… era todo innecesario. Por eso, cuando finalizaron su educada conversación se sintió más tranquilo y se acomodó aún más en los cojines, con una pierna doblada sobre la otra y los brazos cruzados sobre el pecho, entre ellos tenía a Centinela Oscuro, nunca había tenido una espada como aquella, ni siquiera la joya de Venus, que le había acompañado durante casi toda su vida humana. Mientras se relajaba notó unos ojos de coral sobre sus rasgos. Carolyn volvía a mirarle, pero esta vez no hizo ningún intento para que captase su mirada. Ya había mirado todo lo que deseaba y más, de modo que clavó la mirada en el techo. Sus finos sentidos le hicieron notar que la chica no paraba de mirar a unos y otros. Tanto ímpetu le estaba poniendo nervioso, nervioso a su manera, por supuesto, ¿por qué estaba tan inquieta, es qué no sabía esperar? Se veía que no, y encima tenía que compartir sus opiniones con los demás. Solo entonces el arrancar volvió a mirarla, con intensidad. Estuvo incluso a punto de intervenir, pero Folk parecía haberle leído el pensamiento, porque fue él quien le dio a la chica algo que hacer, y del modo más inesperado, a decir verdad. El mayordomo acababa de dejar al descubierto el juego de la muchacha para con el despojo aquel. Chris no pudo evitar sorprenderse en su fuero interno, pero como era habitual en su rostro no se reflejó emoción alguna. Tal vez sus ojos brillaran un poco más, pero como Folk no le miraba en ese momento era de suponer que nadie se había dado cuenta de aquel detalle.
En cuanto al histérico Jared su reacción fue bastante más brusca, como era de esperarse, la preciosa taza salió despedida de sus manos y cayó precisamente sobre la muchacha que le había traído allí como regalo a la señora Okami. Después voló unos metros y fue a estrellarse contra el suelo, rompiéndose en mil pedazos. Casi podía vislumbrar a Folk levantándose de su sitio con el rostro desencajado por la pérdida de su preciado té, lo cierto es que lo hacía excelente. Además esperaba el tiempo preciso para que la bebida estuviera deliciosa. Chris prefería otro tipo de bebidas, como el vino tinto, pero debía reconocer que estaba buena. Su compañero era muy sibarita con su té (tanto como Renoir con las mujeres) el hecho que un novato que no era más que carnaza acabase derramando su apreciada bebida no debería haberle sentado bien. Aunque no dudaba de las capacidades de autocontrol de su compañero sería divertido verle perder los estribos. Porque para colmo de males el inútil aquel había roto también una de las hermosas tazas de la colección del mayordomo. En cuanto a la muchacha, Chris daba por sentado que entraría en cólera. No parecía tener mucha paciencia, cosa que a él le sobraba por los cuatro costados, y si a eso se le sumaba que el té no debía estar todavía templado, la fiesta estaba armada.
Pero la sorpresa mayor aún estaba por llegar, porque la fracción de ojos verdes acababa de soltar una carcajada, a medio camino entre un rugido y una risa. El sonido, de una estridencia peculiar y ronca sonoridad, duró poco, porque pronto el muchacho se levantó y con sus veloces pasos se colocó tras el idiota de Jared y lo levantó por el cuello de sus ropajes. Sin previo aviso lo dejó caer contra el suelo y le fulminó con la mirada. Aquel ser era el insecto más asqueroso que pisaba el suelo de la sección y no tenía derecho a comportarse a sí frente a dos fracciones y a una señorita. La fija mirada del joven se volvió más intensa y movió la mano sobre la empuñadura de su espada. A continuación señaló con la cabeza primero a Folk y luego a Carolyn, para señalarse a sí mismo con una mano a continuación. No había que ser un lumbrera para darse cuenta que el arrancar estaba dándole a entender al otro que debía disculparse o pagaría las consecuencias en su propia carne. No iba a matarlo, pero dudaba que la señora Okami le importase mucho que se lo entregase con un muñón por mano. El zas de la espada al salir de su funda tuvo que persuadir al novato, que se echó en tierra frente a los pies del mosquetero. Aún así la zanpakutoh quedó desnuda en las manos del asesino. Jared parecía atemorizado, completamente muerto de miedo, pero contra todo pronóstico el tigre no se la clavó, sino que le golpeó con ella en las nalgas, haciéndole gritar. Estaba convencido de que el chico no podía sentirse más avergonzado, pero por si aún pudiera obtener un nivel más de congoja, Chris le dio una patada y le hizo rodar por el suelo. Una vez hecho esto guardó su arma y regresó hasta su rincón. Intercambió una mirada de complicidad con Folk y lo dejó todo en sus manos. Odiaba hacer de canguro y la acción que acababa de realizar ya le había hecho cansarse.
Nadie habló en varios minutos, y el mosquetero se lo tomó como un descanso para sus fatigados oídos, pese a su interés por escuchar los comentarios ajenos éstos empezaban a desesperarle. Tanta pegunta de cortesía, tanta explicación, y sobre todo tanta repetición… era todo innecesario. Por eso, cuando finalizaron su educada conversación se sintió más tranquilo y se acomodó aún más en los cojines, con una pierna doblada sobre la otra y los brazos cruzados sobre el pecho, entre ellos tenía a Centinela Oscuro, nunca había tenido una espada como aquella, ni siquiera la joya de Venus, que le había acompañado durante casi toda su vida humana. Mientras se relajaba notó unos ojos de coral sobre sus rasgos. Carolyn volvía a mirarle, pero esta vez no hizo ningún intento para que captase su mirada. Ya había mirado todo lo que deseaba y más, de modo que clavó la mirada en el techo. Sus finos sentidos le hicieron notar que la chica no paraba de mirar a unos y otros. Tanto ímpetu le estaba poniendo nervioso, nervioso a su manera, por supuesto, ¿por qué estaba tan inquieta, es qué no sabía esperar? Se veía que no, y encima tenía que compartir sus opiniones con los demás. Solo entonces el arrancar volvió a mirarla, con intensidad. Estuvo incluso a punto de intervenir, pero Folk parecía haberle leído el pensamiento, porque fue él quien le dio a la chica algo que hacer, y del modo más inesperado, a decir verdad. El mayordomo acababa de dejar al descubierto el juego de la muchacha para con el despojo aquel. Chris no pudo evitar sorprenderse en su fuero interno, pero como era habitual en su rostro no se reflejó emoción alguna. Tal vez sus ojos brillaran un poco más, pero como Folk no le miraba en ese momento era de suponer que nadie se había dado cuenta de aquel detalle.
En cuanto al histérico Jared su reacción fue bastante más brusca, como era de esperarse, la preciosa taza salió despedida de sus manos y cayó precisamente sobre la muchacha que le había traído allí como regalo a la señora Okami. Después voló unos metros y fue a estrellarse contra el suelo, rompiéndose en mil pedazos. Casi podía vislumbrar a Folk levantándose de su sitio con el rostro desencajado por la pérdida de su preciado té, lo cierto es que lo hacía excelente. Además esperaba el tiempo preciso para que la bebida estuviera deliciosa. Chris prefería otro tipo de bebidas, como el vino tinto, pero debía reconocer que estaba buena. Su compañero era muy sibarita con su té (tanto como Renoir con las mujeres) el hecho que un novato que no era más que carnaza acabase derramando su apreciada bebida no debería haberle sentado bien. Aunque no dudaba de las capacidades de autocontrol de su compañero sería divertido verle perder los estribos. Porque para colmo de males el inútil aquel había roto también una de las hermosas tazas de la colección del mayordomo. En cuanto a la muchacha, Chris daba por sentado que entraría en cólera. No parecía tener mucha paciencia, cosa que a él le sobraba por los cuatro costados, y si a eso se le sumaba que el té no debía estar todavía templado, la fiesta estaba armada.
Pero la sorpresa mayor aún estaba por llegar, porque la fracción de ojos verdes acababa de soltar una carcajada, a medio camino entre un rugido y una risa. El sonido, de una estridencia peculiar y ronca sonoridad, duró poco, porque pronto el muchacho se levantó y con sus veloces pasos se colocó tras el idiota de Jared y lo levantó por el cuello de sus ropajes. Sin previo aviso lo dejó caer contra el suelo y le fulminó con la mirada. Aquel ser era el insecto más asqueroso que pisaba el suelo de la sección y no tenía derecho a comportarse a sí frente a dos fracciones y a una señorita. La fija mirada del joven se volvió más intensa y movió la mano sobre la empuñadura de su espada. A continuación señaló con la cabeza primero a Folk y luego a Carolyn, para señalarse a sí mismo con una mano a continuación. No había que ser un lumbrera para darse cuenta que el arrancar estaba dándole a entender al otro que debía disculparse o pagaría las consecuencias en su propia carne. No iba a matarlo, pero dudaba que la señora Okami le importase mucho que se lo entregase con un muñón por mano. El zas de la espada al salir de su funda tuvo que persuadir al novato, que se echó en tierra frente a los pies del mosquetero. Aún así la zanpakutoh quedó desnuda en las manos del asesino. Jared parecía atemorizado, completamente muerto de miedo, pero contra todo pronóstico el tigre no se la clavó, sino que le golpeó con ella en las nalgas, haciéndole gritar. Estaba convencido de que el chico no podía sentirse más avergonzado, pero por si aún pudiera obtener un nivel más de congoja, Chris le dio una patada y le hizo rodar por el suelo. Una vez hecho esto guardó su arma y regresó hasta su rincón. Intercambió una mirada de complicidad con Folk y lo dejó todo en sus manos. Odiaba hacer de canguro y la acción que acababa de realizar ya le había hecho cansarse.
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Re: Esperando la llegada
Sin duda no había palabras para describir aquella escena, y mucho menos los sentimeintos que inundaban a Carolyn en aquel momento. Cuando el mayordomo Folk soltó aquella "bomba" que detono al instante los ojos de Carolyn parecieron irse de sus orbitas.
Primero miró a Folk, y despues a Jared, estaba palido como la taza de té o quizás más. Aquello si que no se lo esperaba, sin duda había sido un buen movimiento para tener a Carolyn callada, y seguramente a Folk le parecería aquello bastante entretenido.
La taza de Jared salió disparada al suelo, rompiendola. Alexander sin duda hoy iba a tener más trabajo que nunca, más aún con lo que estaba pensando hacerle Carolyn a Jared. Si algo no le gustaba eran los cobardes, los histericos, los que no afrontaban su destino.
- No mereces ni que utilice mi zampakutoh contigo - dijo alzandose de los cojines blancos.
Por un momento un escalofrio inundó el cuerpo de Carolyn, imaginandose que en aquel momento apareciera Okami, no solo lo pagaría con Jared, seguramente querría más de un juguetito. Y si había algo que de verdad atemorizaba a Carolyn era la serpiente de Okami. Era irónico ya que en su pierna llevaba totalmente tatuada una serpiente desde el tobillo hasta sus caderas.
Pero algo detuvo a Carolyn, la rapidez de Chris sin duda era extraordinara, o quizás es que Carolyn se quedó bastante tiempo pensativa en sus cosas. Supuso que ia a matar a Jared cuando cogió a este del cuello, al menos no dejaría sangre en el precioso suelo de Okami. Aunque por otra parte tendría que salir a buscar otro juguete y no sabria si le qudaría aun tiempo, despues de todo era mejor quedarse para la vuelta de Okami que escabullirse de esta.
Chris tiró a Jared al suelo, mirandolo con desprecio. Sin duda quería oir una disculpa.
Desenfundó su espada, para el asombro de Carolyn él si que iba a usar el arma.
- ¿Pero que...? - Carolyn se quedó muda, al ver el castigo de la niñera. Sin duda era lo ultimo que se iba a esperar, era lo más humillante para Jared y a la vez lo más excitante para Carolyn. Se mordió la punta de su dedo gordo, para autocontrolarse.
Cuando Chris se sentó de nuevo en los cojines Carolyn solto un dulce y suave suspiro. Miró a Jared y soltó una leve carcajada.
- Sin duda eres lo peor de Hueco Mundo, no se si Okami llegará a divertirse contigo - dijo en voz muy baja para que no se volviese a alterar.
De nuevo Carolyn volvió al asiento, mirando todo el desperdicio que había causado
Primero miró a Folk, y despues a Jared, estaba palido como la taza de té o quizás más. Aquello si que no se lo esperaba, sin duda había sido un buen movimiento para tener a Carolyn callada, y seguramente a Folk le parecería aquello bastante entretenido.
La taza de Jared salió disparada al suelo, rompiendola. Alexander sin duda hoy iba a tener más trabajo que nunca, más aún con lo que estaba pensando hacerle Carolyn a Jared. Si algo no le gustaba eran los cobardes, los histericos, los que no afrontaban su destino.
- No mereces ni que utilice mi zampakutoh contigo - dijo alzandose de los cojines blancos.
Por un momento un escalofrio inundó el cuerpo de Carolyn, imaginandose que en aquel momento apareciera Okami, no solo lo pagaría con Jared, seguramente querría más de un juguetito. Y si había algo que de verdad atemorizaba a Carolyn era la serpiente de Okami. Era irónico ya que en su pierna llevaba totalmente tatuada una serpiente desde el tobillo hasta sus caderas.
Pero algo detuvo a Carolyn, la rapidez de Chris sin duda era extraordinara, o quizás es que Carolyn se quedó bastante tiempo pensativa en sus cosas. Supuso que ia a matar a Jared cuando cogió a este del cuello, al menos no dejaría sangre en el precioso suelo de Okami. Aunque por otra parte tendría que salir a buscar otro juguete y no sabria si le qudaría aun tiempo, despues de todo era mejor quedarse para la vuelta de Okami que escabullirse de esta.
Chris tiró a Jared al suelo, mirandolo con desprecio. Sin duda quería oir una disculpa.
Desenfundó su espada, para el asombro de Carolyn él si que iba a usar el arma.
- ¿Pero que...? - Carolyn se quedó muda, al ver el castigo de la niñera. Sin duda era lo ultimo que se iba a esperar, era lo más humillante para Jared y a la vez lo más excitante para Carolyn. Se mordió la punta de su dedo gordo, para autocontrolarse.
Cuando Chris se sentó de nuevo en los cojines Carolyn solto un dulce y suave suspiro. Miró a Jared y soltó una leve carcajada.
- Sin duda eres lo peor de Hueco Mundo, no se si Okami llegará a divertirse contigo - dijo en voz muy baja para que no se volviese a alterar.
De nuevo Carolyn volvió al asiento, mirando todo el desperdicio que había causado
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: Esperando la llegada
La revolución salió tal y como Folk esperaba... Tal y como esperaba de no ser por la taza rota, a la que Folk reaccionó desencajado su rostro en señal de disgusto. Pero, por otro lado, taza que bien merecía la pena por el espectáculo que le siguió, pues después de todo, era un mayordomo bien preparado, y guardaba varias de esas...
Carolyn "insultó" al histérico Jared. Chris, mientras tanto, lanzó una única carcajada, para luego levantarse, colocarse a la espalda del despavorido arrancar, y levantarle por el cuello del uniforme. El mar anímico en el que se ahogaba el pobre Jared se veía venir desde que a Folk se le pasó por la mente la pregunta. Chris lo humilló, pateó, e incluso le golpeó las nalgas con su propia espada. Incluso parecía divertirse... Segunda vez consecutiva que Alexander era sorprendido de aquella manera por el habilidoso espadachín. Después continuó la reacción de Carolyn, que era la que Folk esperaba ver ansioso desde el principio... pero, fue algo decepcionante, pues pareció darse por contenta con la reacción de Chris, y ella no hizo más que devolver sus posaderas al tupido cojín. Folk chasqueó la lengua molesto, desviando la mirada, y luego, volviendo a su apariencia serena de siempre, bebió un sorbo de té mientras preparaba el próximo ataque.
Parecía que a Folk le iba a costar sacarla de sus casillas, y cuando fue a lanzar el siguiente pildorazo (ahora que había empezado, no pararía hasta sacar de sus casillas a la arrancar), las puertas se abrieron de par en par, golpeando ruidosamente los topes colocados para que no golpeasen los pomos en la pared. Un cuervo entró escandaloso en la sección, aleteando y emitiendo graznidos sofocados. Folk se levantó en el sitio, apartando el cojín sobre el que estaba sentado con su pie, y, desenfundando su huesuda mano de su impoluto guante, extendió el brazo proporcionando un apoyo al ajetreado animal. Éste se colocó sobre su dedo índice, arañando ligeramente el dorso de su mano. Por eso mismo se quitó el guante. El animal, emitió el mensaje de Hideyori Taira, que, según la información de la que Folk disponía, se había convertido recientemente en líder de la novena sección, sin llegar a ser espada de la misma.
...
MENSAJE
...
Folk asintió con la cabeza al finalizar el mensaje, y con un leve gesto devolvió al animal al vuelo, para que abandonase la habitación. Se dirigió hacia las puertas mientras, tras sacudirse la mano con la que tocó al animal, se re-enfundó su mano en la fina capa blanca de tela. Cerró las puertas de la sección, emitiendo el chirrido de antes, que ahora ignoró, y desde la misma puerta, se giró para mirar a los ojos a Carolyn. Lo de molestarla tendría que esperar.
- Carolyn-san, si le parece bien, ya tiene algo que hacer para cuando acabe la charla con la señora Okami, ¿De acuerdo? - le decía el mayordomo con un gesto sereno... En el fondo, era casi una orden, pero de esa manera tan sutil que tenía Alexander de hacer las cosas... cuando le venía en gana...
De repente, su pensamiento se cortó, con una inmensa presión de reiatsu. Quizá era que Folk la sentía mas intensamente por el lazo mayordomo-ama que tenía con la susodicha, pero, semejante presión atmosférica, le hizo clavar una rodilla en el frío suelo de mármol y agachar la cabeza, como si reverenciase a su señora. Pero esta vez, no fue un gesto de cortesía, realmente no se tenía en pie, y seguramente, aunque no les viese, sus dos acompañantes estarían en una situación similar. La presión vino acompañada por un rugido de león, como si lo hiciese junto a tu oído. Era impensable que estuviese tan lejos. Quizá Jared se le quedase corto. Cuando cesó el momento, se volvió a incorporar, colocándose en su recta habitual postura.
- Ya está aquí... - aunque tras lo sentido, era una obviedad...
EDITO: He añadido el último párrafo por la llegada de Okami-sama...
Carolyn "insultó" al histérico Jared. Chris, mientras tanto, lanzó una única carcajada, para luego levantarse, colocarse a la espalda del despavorido arrancar, y levantarle por el cuello del uniforme. El mar anímico en el que se ahogaba el pobre Jared se veía venir desde que a Folk se le pasó por la mente la pregunta. Chris lo humilló, pateó, e incluso le golpeó las nalgas con su propia espada. Incluso parecía divertirse... Segunda vez consecutiva que Alexander era sorprendido de aquella manera por el habilidoso espadachín. Después continuó la reacción de Carolyn, que era la que Folk esperaba ver ansioso desde el principio... pero, fue algo decepcionante, pues pareció darse por contenta con la reacción de Chris, y ella no hizo más que devolver sus posaderas al tupido cojín. Folk chasqueó la lengua molesto, desviando la mirada, y luego, volviendo a su apariencia serena de siempre, bebió un sorbo de té mientras preparaba el próximo ataque.
Parecía que a Folk le iba a costar sacarla de sus casillas, y cuando fue a lanzar el siguiente pildorazo (ahora que había empezado, no pararía hasta sacar de sus casillas a la arrancar), las puertas se abrieron de par en par, golpeando ruidosamente los topes colocados para que no golpeasen los pomos en la pared. Un cuervo entró escandaloso en la sección, aleteando y emitiendo graznidos sofocados. Folk se levantó en el sitio, apartando el cojín sobre el que estaba sentado con su pie, y, desenfundando su huesuda mano de su impoluto guante, extendió el brazo proporcionando un apoyo al ajetreado animal. Éste se colocó sobre su dedo índice, arañando ligeramente el dorso de su mano. Por eso mismo se quitó el guante. El animal, emitió el mensaje de Hideyori Taira, que, según la información de la que Folk disponía, se había convertido recientemente en líder de la novena sección, sin llegar a ser espada de la misma.
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MENSAJE
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Folk asintió con la cabeza al finalizar el mensaje, y con un leve gesto devolvió al animal al vuelo, para que abandonase la habitación. Se dirigió hacia las puertas mientras, tras sacudirse la mano con la que tocó al animal, se re-enfundó su mano en la fina capa blanca de tela. Cerró las puertas de la sección, emitiendo el chirrido de antes, que ahora ignoró, y desde la misma puerta, se giró para mirar a los ojos a Carolyn. Lo de molestarla tendría que esperar.
- Carolyn-san, si le parece bien, ya tiene algo que hacer para cuando acabe la charla con la señora Okami, ¿De acuerdo? - le decía el mayordomo con un gesto sereno... En el fondo, era casi una orden, pero de esa manera tan sutil que tenía Alexander de hacer las cosas... cuando le venía en gana...
De repente, su pensamiento se cortó, con una inmensa presión de reiatsu. Quizá era que Folk la sentía mas intensamente por el lazo mayordomo-ama que tenía con la susodicha, pero, semejante presión atmosférica, le hizo clavar una rodilla en el frío suelo de mármol y agachar la cabeza, como si reverenciase a su señora. Pero esta vez, no fue un gesto de cortesía, realmente no se tenía en pie, y seguramente, aunque no les viese, sus dos acompañantes estarían en una situación similar. La presión vino acompañada por un rugido de león, como si lo hiciese junto a tu oído. Era impensable que estuviese tan lejos. Quizá Jared se le quedase corto. Cuando cesó el momento, se volvió a incorporar, colocándose en su recta habitual postura.
- Ya está aquí... - aunque tras lo sentido, era una obviedad...
EDITO: He añadido el último párrafo por la llegada de Okami-sama...
Alexander Folk- Desaparecido
- Post : 262
Edad : 35
Esperando la llegada [TRAMA]
Si los cimientos de El Amanecer no fueran tan firmes toda la estructura temblaría ante la cantidad de reiatsu que emanaba. A su paso arrancar de nivel bajo caían al suelo postrándose ante ella aunque no quisieran hacerlo. Llegaría pronto a su sección y sabía que había 4 personas dentro de su cubil, dentro de su territorio.
Gruñó fuertemente desde la profundidad de su torso anunciando su llegada a los que estuvieran en la habitación. Podía oler perfectamente la fragancia calmada y a té inglés de Folk, la calma imperturbable de Chris, un olor dulzón que desprendía una compañera de sección que conocía de hace tiempo llamada Carolyn y miedo, el cuarto componente del grupo desprendía miedo por cada uno de sus poros y la sed de sangre de Okami se disparaba aún más al sentir esa fragancia llenar sus fosas nasales. Carolyn era la única arrancar femenina que había permitido quedarse en su sección. A las demás o las había matado o las había expulsado de la manera más agresiva posible. Aquel era su dominio ahora y ella ponía las reglas.
Se detuvo delante de la puerta y hundiendo la mano en la madera la hizo abrirse de golpe lanzándola por detrás de su espalda impactando contra la pared contraria. Los observó con su mirada bicolor, manchada toda su parte izquierda de su uniforme y su torso de sangre con la herida aún abierta en su hombro. Los estudió durante unos instantes para luego dejar que su reiatsu fluyera de la manera menos controlada posible lanzando un aullido de ira al aire. En un instante usando su sonido se colocó justo delante de Jared hundiendo su mano en el torso del muchacho sacándola por la espalda haciendo que se encorvara sobre ella, mezclando la sangre del pobre arrancar con la suya propia.
-Hueles a miedo... -dijo con voz peligrosa y amenazante al tiempo que sacaba la mano de su interior para cogerle del cuello y levantarlo más de un palmo del suelo. -No me eres útil...
En otro movimiento fluido lo estrelló contra el suelo haciendo que la sangre de dispersara por la madera sobre la que estaba y devoró literalmente la carne de Jared hasta satisfacer su hambre sin ningún tipo de miramientos. Los gritos desesperados del joven arrancar llenaron el ambiente junto con el sonido de carne desgarrándose y los huesos chasqueando bajo las fieras fauces de la Espada. Una vez hubo terminado su festín, dejando del arrancar poco más que los huesos y sus ropas levantó la cabeza mirando a sus subordinados como una bestia sanguinaria iracunda que requiriera un sacrificio.
-Qué hacéis aquí...? -preguntó gruñendo las palabras, sus músculos completamente en tensión visiblemente reprimiendo su ira. La loba se contenía, pero estaba en manos de sus subordinados que salieran con todas sus extremidades intactas.
Gruñó fuertemente desde la profundidad de su torso anunciando su llegada a los que estuvieran en la habitación. Podía oler perfectamente la fragancia calmada y a té inglés de Folk, la calma imperturbable de Chris, un olor dulzón que desprendía una compañera de sección que conocía de hace tiempo llamada Carolyn y miedo, el cuarto componente del grupo desprendía miedo por cada uno de sus poros y la sed de sangre de Okami se disparaba aún más al sentir esa fragancia llenar sus fosas nasales. Carolyn era la única arrancar femenina que había permitido quedarse en su sección. A las demás o las había matado o las había expulsado de la manera más agresiva posible. Aquel era su dominio ahora y ella ponía las reglas.
Se detuvo delante de la puerta y hundiendo la mano en la madera la hizo abrirse de golpe lanzándola por detrás de su espalda impactando contra la pared contraria. Los observó con su mirada bicolor, manchada toda su parte izquierda de su uniforme y su torso de sangre con la herida aún abierta en su hombro. Los estudió durante unos instantes para luego dejar que su reiatsu fluyera de la manera menos controlada posible lanzando un aullido de ira al aire. En un instante usando su sonido se colocó justo delante de Jared hundiendo su mano en el torso del muchacho sacándola por la espalda haciendo que se encorvara sobre ella, mezclando la sangre del pobre arrancar con la suya propia.
-Hueles a miedo... -dijo con voz peligrosa y amenazante al tiempo que sacaba la mano de su interior para cogerle del cuello y levantarlo más de un palmo del suelo. -No me eres útil...
En otro movimiento fluido lo estrelló contra el suelo haciendo que la sangre de dispersara por la madera sobre la que estaba y devoró literalmente la carne de Jared hasta satisfacer su hambre sin ningún tipo de miramientos. Los gritos desesperados del joven arrancar llenaron el ambiente junto con el sonido de carne desgarrándose y los huesos chasqueando bajo las fieras fauces de la Espada. Una vez hubo terminado su festín, dejando del arrancar poco más que los huesos y sus ropas levantó la cabeza mirando a sus subordinados como una bestia sanguinaria iracunda que requiriera un sacrificio.
-Qué hacéis aquí...? -preguntó gruñendo las palabras, sus músculos completamente en tensión visiblemente reprimiendo su ira. La loba se contenía, pero estaba en manos de sus subordinados que salieran con todas sus extremidades intactas.
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Esperando la llegada [TRAMA]
Era imposible no percatarse de la enorme energía que despedía cada centímetro de espacio alrededor de los arrancars acomodados en los Cojines que servían de asiento en la Sexta Sección del Amanecer. Chris el primero, que también fue testigo de como Folk plantaba la rodilla en tierra y sintió a su vez como su espalda chocaba contra la pared que le sostenía. Con un esfuerzo levantó el rostro del pecho, que acababa de pegársele allí y sus ojos verdes se dirigieron hasta la puerta, donde la concentración de riautsu era superior, imprevisible. Primero oyó un agresivo rugido que le dejó claro lo que estaba ocurriendo. Y a continuación, y con un sonoro estruendo la puerta (que ahora dejaría de chirriar, obviamente) acababa de estallar contra el pasillo, a espaldas de su superior. Aquello sorprendió a la fracción en cierta medida, pero no dejó que su rostro o sus movimientos dieran de fe de ello. Seguramente había ocurrido algo que había desencadenado todo aquel fulgor, algo que no había gustado y que ahora demostraba a todos a su alrededor. Sentía curiosidad por saber de que se trataba.
Tras el espectáculo de la entrada completamente destrozada, Renoir al fin vio a la señora Okami, que parecía salida de sus casillas, más que nunca. Además de los aullidos lobunos y las miradas asesinas el francés no pudo evitar fijar por un segundo sus ojos en el hombro de la Espada. Lucía una herida llena de sangre que parecía profunda, aunque más que dolor por el incidente sus ojos bicolores mostraban ira, como si aquel corte representase más una vergüenza que una victoria. El joven vestido al estilo de la Revolución Francesa despegó a los segundos sus ojos sobrenaturales, de tigre, de su jefa y los dirigió a ningún lugar concreto de la estancia, casualmente los colocó donde se encontraba aquel ser prescindible que acababa de recibir una lección del propio Chris. Éste levantó una ceja, y no precisamente por sorpresa, más bien por resignación. Aquel último movimiento era su adiós al chico, que visiblemente conmocionada acababa de ver como le sacaban una mano por la espalda. El francés asintió y vio como la Espada se manchaba todavía más de sangre, Folk iba a tener mucho trabajo por delante.
Tratándose de la señora Okami aquello no era nada especial, ni siquiera anecdótico en su comportamiento. No era la primera vez que hacía algo tan salvaje como aquello y tal vez a otros, aquello pudiera parecerles algo desagradable, pero se encontraban en una sección bastante diferente, por decirlo de alguna manera no desmasiado drástica, llena de arrancars que provenían de animales hollow. Era lógico que muchos de ellos, entre ellos el mismísimo mosquetero, hubieran acabado con otros seres de aquel modo. De manera que se retiró la gota de sangre que le había rozado la mejilla y se mantuvo a la espera. La imagen de una loba comiendo se le pasó por la cabeza, pero decidió (como siempre) guardárselo para sí mismo.
Minutos después, cuando Okami-sama terminó con aquel sacrificio, el arrancar se levantó y realizó una elegante reverencia mientras esperaba que Folk e incluso la impetuosa Carolyn rompieran el silencio, mejor Folk, pero tampoco pretendía decidir aquello. A fin de cuentas la señora acababa de hacer una pregunta y dudaba que aquellos momentos fueran buenos para no responderla al instante. El joven permaneció doblado por la mitad, a la expectativa. No pasaron ni dos segundos cuando creyó que alguien había hablado, aunque aún se sentían en el aire los gritos del cadáver que ahora era Jared y las violentas dentelladas de la joven, quizás se tratase de aquel eco del pasado cercano. Realmente había sido una carnicería, por eso los soldados de la sección eran los que eran. No muchos serían capaces de soportar esas muestras de ira, fortaleza y poder. Dudaba que muchos de sus compañeros de las otras secciones, sobre todo las mujeres más delicadas, aceptasen algo así. A través de las pestañas oscuras se fijó en Carolyn, aquella voluptuosa mujer que no paraba de insinuársele. Tal vez fuese divertido comprobar de que pasta estaba hecha la moza. Con el rostro de nuevo bajo caviló al respecto, esperando ver que ocurría a continuación con la señora Okami, ¿qué había ocurrido exactamente para qué quedara en ese estado?
Tras el espectáculo de la entrada completamente destrozada, Renoir al fin vio a la señora Okami, que parecía salida de sus casillas, más que nunca. Además de los aullidos lobunos y las miradas asesinas el francés no pudo evitar fijar por un segundo sus ojos en el hombro de la Espada. Lucía una herida llena de sangre que parecía profunda, aunque más que dolor por el incidente sus ojos bicolores mostraban ira, como si aquel corte representase más una vergüenza que una victoria. El joven vestido al estilo de la Revolución Francesa despegó a los segundos sus ojos sobrenaturales, de tigre, de su jefa y los dirigió a ningún lugar concreto de la estancia, casualmente los colocó donde se encontraba aquel ser prescindible que acababa de recibir una lección del propio Chris. Éste levantó una ceja, y no precisamente por sorpresa, más bien por resignación. Aquel último movimiento era su adiós al chico, que visiblemente conmocionada acababa de ver como le sacaban una mano por la espalda. El francés asintió y vio como la Espada se manchaba todavía más de sangre, Folk iba a tener mucho trabajo por delante.
Tratándose de la señora Okami aquello no era nada especial, ni siquiera anecdótico en su comportamiento. No era la primera vez que hacía algo tan salvaje como aquello y tal vez a otros, aquello pudiera parecerles algo desagradable, pero se encontraban en una sección bastante diferente, por decirlo de alguna manera no desmasiado drástica, llena de arrancars que provenían de animales hollow. Era lógico que muchos de ellos, entre ellos el mismísimo mosquetero, hubieran acabado con otros seres de aquel modo. De manera que se retiró la gota de sangre que le había rozado la mejilla y se mantuvo a la espera. La imagen de una loba comiendo se le pasó por la cabeza, pero decidió (como siempre) guardárselo para sí mismo.
Minutos después, cuando Okami-sama terminó con aquel sacrificio, el arrancar se levantó y realizó una elegante reverencia mientras esperaba que Folk e incluso la impetuosa Carolyn rompieran el silencio, mejor Folk, pero tampoco pretendía decidir aquello. A fin de cuentas la señora acababa de hacer una pregunta y dudaba que aquellos momentos fueran buenos para no responderla al instante. El joven permaneció doblado por la mitad, a la expectativa. No pasaron ni dos segundos cuando creyó que alguien había hablado, aunque aún se sentían en el aire los gritos del cadáver que ahora era Jared y las violentas dentelladas de la joven, quizás se tratase de aquel eco del pasado cercano. Realmente había sido una carnicería, por eso los soldados de la sección eran los que eran. No muchos serían capaces de soportar esas muestras de ira, fortaleza y poder. Dudaba que muchos de sus compañeros de las otras secciones, sobre todo las mujeres más delicadas, aceptasen algo así. A través de las pestañas oscuras se fijó en Carolyn, aquella voluptuosa mujer que no paraba de insinuársele. Tal vez fuese divertido comprobar de que pasta estaba hecha la moza. Con el rostro de nuevo bajo caviló al respecto, esperando ver que ocurría a continuación con la señora Okami, ¿qué había ocurrido exactamente para qué quedara en ese estado?
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Esperando la llegada [TRAMA]
Desde luego a Okami le gustaba no pasar desapercibido, aquel Reiatsu los había descuadrado a todos. Carolyn había caído al suelo, apoyando sus rodillas y el codo en este.
Un rugido llego a los oídos de todos aquellos Arrancars, Okami había vuelto a casa y por lo que parece no le había ido del todo bien.
Golpes sobre la puerta, Carolyn sabia que debía tratarse de su Espada, sin moverse demasiado se quedo arrodillada, signo de servidumbre, esperaba no cabrear demasiado a Okami, lo mejor era asentirlo todo e intentar no ponerle más en cólera.
Allí estaba ella, en todo su esplendor, se notaba su aire de mal humor. Carolyn sentía cierta curiosidad por verle las caras a los demás, pero levantar la mirada quizás podría malinterpretarlo. Tan solo se quedó allí, inmóvil y quieta, pero algo olía mal, olía a sangre y Pared aun no estaba despedazado como pensaba que estaría en unos segundos. El hombro de Okami chorreaba un liquido rojizo, a Carolyn le costaba creer que esa sangre fuese propia, debía de ser de su enemigo. En todos estos años Carolyn fue incapaz de tocar a Okami, no al menos sin su permiso… prácticamente nunca.
Cuando Okami cogió a Jared sabia que aquello iba a ser un espectáculo, sin duda Folk iba a tener que recoger bastante. Carolyn esbozó una sonrisa mirando la cara de aquel arrancar, sin duda aquello iba a ser excitante. La sangre recorría todo el cuerpo de Jared, los impulsos de Carolyn le incitaban a lamer toda aquella sangre, pero si tan solo se moviese, un solo movimiento y podría estar muerta y más aún si se acercaba a Jared. Aquella sed de sangre tendría que esperar.
Okami comenzó a devorar aquel cuerpo, sin duda aquello hizo temblar a Carolyn, no por el hecho de hacerlo, Okami era una loba y devoraría todo lo que se le pusiera por delante, más bien era las ansias con las que le devoraba.
“- Tranquilízate Carolyn, si ella nota su miedo tu serás la siguiente “
Se clavo las uñas sobre sí misma para aliviarse, para sentir el dolor y tranquilizarse, para poder salir de aquel trance.
-Qué hacéis aquí...? -preguntó gruñendo las palabras, sus músculos completamente en tensión visiblemente reprimiendo su ira. La loba se contenía, pero estaba en manos de sus subordinados que salieran con todas sus extremidades intactas.
Carolyn miró a Folk, sin duda él era el más apto para hablar y al fin y al cabo la boca de Carolyn podría hacerle perder más de un miembro, pero debía responder.
- Okami-sama, estábamos esperándola. Yo misma le traje un juguete – sabía que eso ultimo no debía haberlo dicho, ¡menudo juguete!, un miedica, pero al final iba a enterarse de quien puso ahí a Jared, mejor ella que Folk.
Ni siquiera la serpiente podría ahogar a la loba
Un rugido llego a los oídos de todos aquellos Arrancars, Okami había vuelto a casa y por lo que parece no le había ido del todo bien.
Golpes sobre la puerta, Carolyn sabia que debía tratarse de su Espada, sin moverse demasiado se quedo arrodillada, signo de servidumbre, esperaba no cabrear demasiado a Okami, lo mejor era asentirlo todo e intentar no ponerle más en cólera.
Allí estaba ella, en todo su esplendor, se notaba su aire de mal humor. Carolyn sentía cierta curiosidad por verle las caras a los demás, pero levantar la mirada quizás podría malinterpretarlo. Tan solo se quedó allí, inmóvil y quieta, pero algo olía mal, olía a sangre y Pared aun no estaba despedazado como pensaba que estaría en unos segundos. El hombro de Okami chorreaba un liquido rojizo, a Carolyn le costaba creer que esa sangre fuese propia, debía de ser de su enemigo. En todos estos años Carolyn fue incapaz de tocar a Okami, no al menos sin su permiso… prácticamente nunca.
Cuando Okami cogió a Jared sabia que aquello iba a ser un espectáculo, sin duda Folk iba a tener que recoger bastante. Carolyn esbozó una sonrisa mirando la cara de aquel arrancar, sin duda aquello iba a ser excitante. La sangre recorría todo el cuerpo de Jared, los impulsos de Carolyn le incitaban a lamer toda aquella sangre, pero si tan solo se moviese, un solo movimiento y podría estar muerta y más aún si se acercaba a Jared. Aquella sed de sangre tendría que esperar.
Okami comenzó a devorar aquel cuerpo, sin duda aquello hizo temblar a Carolyn, no por el hecho de hacerlo, Okami era una loba y devoraría todo lo que se le pusiera por delante, más bien era las ansias con las que le devoraba.
“- Tranquilízate Carolyn, si ella nota su miedo tu serás la siguiente “
Se clavo las uñas sobre sí misma para aliviarse, para sentir el dolor y tranquilizarse, para poder salir de aquel trance.
-Qué hacéis aquí...? -preguntó gruñendo las palabras, sus músculos completamente en tensión visiblemente reprimiendo su ira. La loba se contenía, pero estaba en manos de sus subordinados que salieran con todas sus extremidades intactas.
Carolyn miró a Folk, sin duda él era el más apto para hablar y al fin y al cabo la boca de Carolyn podría hacerle perder más de un miembro, pero debía responder.
- Okami-sama, estábamos esperándola. Yo misma le traje un juguete – sabía que eso ultimo no debía haberlo dicho, ¡menudo juguete!, un miedica, pero al final iba a enterarse de quien puso ahí a Jared, mejor ella que Folk.
Ni siquiera la serpiente podría ahogar a la loba
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Esperando la llegada [TRAMA]
Folk se mantenía firme frente a la puerta cerrada, con una de sus rodillas clavada, casi literalmente, en el suelo, y su mano apoyada en la otra. Su mirada igualmente se dirigía hacia abajo, pero más que al pálido suelo del amanecer, al infinito. Se mantenía sereno, no tenía qué temer. Sabía que Okami-sama no le haría daño, mucho menos estando Jared allí, aunque de seguro le quedaba una larga jornada de limpieza. Y con lo que cuesta sacar la sangre del blanco...
El rugido al otro lado de la puerta fueron como un estallido de reiatsu, que a Folk le meció los flequillos que caían por delante de su frente. No tuvo más que sonreír. Obviamente estaba furiosa, mucho, y eso daría otro rato de diversión en la concurrida sala. Y todo sin que Folk tuviese que tergiversar nada, como había hecho antes con Jared... Jared, que poco le quedaba.
La puerta salió volando por detrás de Okami, golpeando la pared de sus espaldas. Realmente estaba más cabreada de lo que parecía... venía hecha una loba literalmente, y podría tornarse peligroso si alguien abriese la boca. Sobre todo esa enorme boca de Carolyn. Su señora pasó junto a Folk sin dedicarle ni una triste mirada, lanzándose sobre Jared. Folk no tuvo ocasión de ver la escena, permaneció inmóvil todo el rato desde que la sintió, de espaldas al macabro espectáculo del que su ama y señora era protagonista. Según los gritos, y los ruidos provenientes del cuerpo de Jared, tenía toda la pinta de que se lo estuviese comiendo... Y conociendo a Okami como el mayordomo inglés la conocía, no podía estar haciendo otra cosa
- Qué lástima... - se lamentaba Folk - Esto no le servirá ni de aperitivo, tendríamos que haber traído más... Y el suelo, espero que no deje marcas... Menos mal que retiré las alfombras... -
Casi en tono cómico se comentaba en su interior Folk una retahíla de pensamientos, que lo último que denotaban era preocupación por un arrancar al que le arrancaban las extremidades para devorarle con fervor. Más era su preocupación por el estado del cuarto...
Una vez terminado el festín, la voz de la loba inundó la sala, acallando el eco de los gritos del inútil juguete, ahora roto. Folk tomó aliento sonriente y entrecerró lo ojos, deleitándose de esa voz, esa presencia, ese ente que mandaba autoritariamente sobre todos los presentes y cuya palabra no se podía contradecir. Obviamente Chris no iba a despegar sus labios en una situación tan inestable, ¿pero y Carolyn?. Y casi inmediatamente irrumpió, como leyéndole el pensamiento. Alexander abrió los ojos tanto como le permitieron sus párpados. Quizá intervino por miedo a que Folk volviese a hacer de las suyas, quizá por usarlo como modo para relajar esa tensión que de seguro tenía, o quizá simplemente por esa ya mencionada bocaza suya... El caso es que, por esta vez, Folk en vez de echarle tierra encima, se metió, más que nada para que no acabase con ella también, que en el estado de Okami, no sabía como se tomaría esa intervención.
De un solo sonido, se colocó frente a Carolyn tapándola casi por completo, y encarando a Okami, con los brazos extendidos, del mismo modo que sus dedos, enfundados en el impoluto guante blanco, con las piernas cerradas y mirándola desde abajo, desde una pronunciada reverencia con la cabeza, y con una sonrisa tratando de aliviar el ambiente... Solo destacaba en el bicolor mayordomo la rojísima corbata en el centro de su ropa, quedando en una postura perfectamente simétrica... Folk, tan diplomático como siempre...
- Me alegra su retorno, Okami-sama... - Folk hizo especial hincapié en su nombre, y más aún en el trato de "sama". Enarcó una ceja para su siguiente intervención. - ¿Se le apetece alguna bebida para bajar la cena? ¿Té? ¿Sake?... ¿O prefiere que le prepare un baño caliente? -
El rugido al otro lado de la puerta fueron como un estallido de reiatsu, que a Folk le meció los flequillos que caían por delante de su frente. No tuvo más que sonreír. Obviamente estaba furiosa, mucho, y eso daría otro rato de diversión en la concurrida sala. Y todo sin que Folk tuviese que tergiversar nada, como había hecho antes con Jared... Jared, que poco le quedaba.
La puerta salió volando por detrás de Okami, golpeando la pared de sus espaldas. Realmente estaba más cabreada de lo que parecía... venía hecha una loba literalmente, y podría tornarse peligroso si alguien abriese la boca. Sobre todo esa enorme boca de Carolyn. Su señora pasó junto a Folk sin dedicarle ni una triste mirada, lanzándose sobre Jared. Folk no tuvo ocasión de ver la escena, permaneció inmóvil todo el rato desde que la sintió, de espaldas al macabro espectáculo del que su ama y señora era protagonista. Según los gritos, y los ruidos provenientes del cuerpo de Jared, tenía toda la pinta de que se lo estuviese comiendo... Y conociendo a Okami como el mayordomo inglés la conocía, no podía estar haciendo otra cosa
- Qué lástima... - se lamentaba Folk - Esto no le servirá ni de aperitivo, tendríamos que haber traído más... Y el suelo, espero que no deje marcas... Menos mal que retiré las alfombras... -
Casi en tono cómico se comentaba en su interior Folk una retahíla de pensamientos, que lo último que denotaban era preocupación por un arrancar al que le arrancaban las extremidades para devorarle con fervor. Más era su preocupación por el estado del cuarto...
Una vez terminado el festín, la voz de la loba inundó la sala, acallando el eco de los gritos del inútil juguete, ahora roto. Folk tomó aliento sonriente y entrecerró lo ojos, deleitándose de esa voz, esa presencia, ese ente que mandaba autoritariamente sobre todos los presentes y cuya palabra no se podía contradecir. Obviamente Chris no iba a despegar sus labios en una situación tan inestable, ¿pero y Carolyn?. Y casi inmediatamente irrumpió, como leyéndole el pensamiento. Alexander abrió los ojos tanto como le permitieron sus párpados. Quizá intervino por miedo a que Folk volviese a hacer de las suyas, quizá por usarlo como modo para relajar esa tensión que de seguro tenía, o quizá simplemente por esa ya mencionada bocaza suya... El caso es que, por esta vez, Folk en vez de echarle tierra encima, se metió, más que nada para que no acabase con ella también, que en el estado de Okami, no sabía como se tomaría esa intervención.
De un solo sonido, se colocó frente a Carolyn tapándola casi por completo, y encarando a Okami, con los brazos extendidos, del mismo modo que sus dedos, enfundados en el impoluto guante blanco, con las piernas cerradas y mirándola desde abajo, desde una pronunciada reverencia con la cabeza, y con una sonrisa tratando de aliviar el ambiente... Solo destacaba en el bicolor mayordomo la rojísima corbata en el centro de su ropa, quedando en una postura perfectamente simétrica... Folk, tan diplomático como siempre...
- Me alegra su retorno, Okami-sama... - Folk hizo especial hincapié en su nombre, y más aún en el trato de "sama". Enarcó una ceja para su siguiente intervención. - ¿Se le apetece alguna bebida para bajar la cena? ¿Té? ¿Sake?... ¿O prefiere que le prepare un baño caliente? -
Alexander Folk- Desaparecido
- Post : 262
Edad : 35
Esperando la llegada [TRAMA]
Entonces el silencio se hizo en la habitación. Bajo la atenta mirada de la depredadora sus secuaces se removieron levemente ante ella. El francés, como siempre, en silencio hizo una pronunciada reverencia por lo que los ojos bicolor de la ensangrentada Espada se fijaron en la espalda de Alexander que seguía arrodillado en el suelo dándole la espalda al espectáculo de carne y sangre que había ofrecido. Sin embargo, no sería la calmada y respetuosa voz del mayordomo la que oiría la loba sino el sensual timbre de su única arrancar femenina la que rompería aquel silencio tenso, como las cuerdas de un violín extremadamente afinado con precisión.
El único indicio que dio la Espada de moverse fue que cambió su peso de pierna flexionando de manera milimétrica su rodilla derecha para ver como de un sonido su fiel fracción se colocaba entre ella y Carolyn. Con los brazos extendidos mostrando su torso al completo Alexander habló para distraer la atención de la depredadora de la arrancar que aún se mantenía arrodillada en el suelo ante ella.
Con un suave gruñido, la espada desapareció de delante de la vista de sus sicarios para aparecer justo delante del mayordomo cogiéndole del hombro con una de sus garras apretándole fuertemente casi como si quisiera partirle la clavícula, atravesando su abdomen con su otro brazo cogiendo a Carolyn por el cuello cerrando sus dedos ensangrentados alrededor de la bella tráquea de su muñeca. Su cuerpo estaba completamente pegado al de Alexander sin mirarle haciendo a Carolyn elevar su rostro hacia ella para que la mirase sin dejar de gruñir.
-Habla cuando me dirija a ti. Si no lo hago, es la voz de mis fracciones la que deseo oír... Lo has entendido, serpiente? -dijo en un tono amenazante apretando más sus dedos sintiendo como su tráquea se movía buscando el aire que le faltaba. -Ahora, vete y busca algo que hacer... -terminó tras esperar unos segundos para escucharla confirmar que había comprendido sus palabras soltándola de nuevo.
Aún con el brazo metido dentro del torso de Alexander esperó a que Carolyn se marchara de la habitación para dirigirse al mayordomo de manera completamente íntima girando la cabeza para hablarle al oído gruñendo fieramente.
-Si te vuelves a interponer entre una de mis presas y yo... -su voz se silenció un instante dando algo más de dramatismo y peligrosidad a sus palabras. -Morirás... -dijo en un susurro amenazante.
Estaba dejando que notase su respiración en el cuello separando sus mandíbulas permitiéndole tener la sensación de que fuera a morderle, sin embargo, sin hacer ningún otro movimiento violento, sacó el brazo del abdomen de Alexander y se giró para mirar a Chris unos instantes para luego volver a mirar al mayordomo sacudiendo el brazo de un golpe seco manchando el suelo ya de por sí bañado en sangre.
-Quiero quitarme este olor a miedo que tengo... -dijo como indicación ya que sabía que Folk a pesar de la herida que tenía no dejaría sus labores y gruñó molesta de nuevo lamiendo del dorso de su mano la sangre de su fracción. -Qué ha pasado con Aleación... ?
El único indicio que dio la Espada de moverse fue que cambió su peso de pierna flexionando de manera milimétrica su rodilla derecha para ver como de un sonido su fiel fracción se colocaba entre ella y Carolyn. Con los brazos extendidos mostrando su torso al completo Alexander habló para distraer la atención de la depredadora de la arrancar que aún se mantenía arrodillada en el suelo ante ella.
Con un suave gruñido, la espada desapareció de delante de la vista de sus sicarios para aparecer justo delante del mayordomo cogiéndole del hombro con una de sus garras apretándole fuertemente casi como si quisiera partirle la clavícula, atravesando su abdomen con su otro brazo cogiendo a Carolyn por el cuello cerrando sus dedos ensangrentados alrededor de la bella tráquea de su muñeca. Su cuerpo estaba completamente pegado al de Alexander sin mirarle haciendo a Carolyn elevar su rostro hacia ella para que la mirase sin dejar de gruñir.
-Habla cuando me dirija a ti. Si no lo hago, es la voz de mis fracciones la que deseo oír... Lo has entendido, serpiente? -dijo en un tono amenazante apretando más sus dedos sintiendo como su tráquea se movía buscando el aire que le faltaba. -Ahora, vete y busca algo que hacer... -terminó tras esperar unos segundos para escucharla confirmar que había comprendido sus palabras soltándola de nuevo.
Aún con el brazo metido dentro del torso de Alexander esperó a que Carolyn se marchara de la habitación para dirigirse al mayordomo de manera completamente íntima girando la cabeza para hablarle al oído gruñendo fieramente.
-Si te vuelves a interponer entre una de mis presas y yo... -su voz se silenció un instante dando algo más de dramatismo y peligrosidad a sus palabras. -Morirás... -dijo en un susurro amenazante.
Estaba dejando que notase su respiración en el cuello separando sus mandíbulas permitiéndole tener la sensación de que fuera a morderle, sin embargo, sin hacer ningún otro movimiento violento, sacó el brazo del abdomen de Alexander y se giró para mirar a Chris unos instantes para luego volver a mirar al mayordomo sacudiendo el brazo de un golpe seco manchando el suelo ya de por sí bañado en sangre.
-Quiero quitarme este olor a miedo que tengo... -dijo como indicación ya que sabía que Folk a pesar de la herida que tenía no dejaría sus labores y gruñó molesta de nuevo lamiendo del dorso de su mano la sangre de su fracción. -Qué ha pasado con Aleación... ?
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Esperando la llegada [TRAMA]
Ahora entendía perfectamente porque rechazaba a las hembras que no hubiera elegido personalmente: definitivamente eran idiotas. Porque era la única explicación que podía ocurrírsele debido a la anterior actuación de Carolyn. Ya no se trataba únicamente de la reputación de la señora Okami, la Espada de la Sexta Sección acababa de atravesar a un recién llegado con su puño, y aunque no era, como ya os dije, nada especial, debía ser tenido en cuenta como una especia de aviso, y mucho más por un arrancar raso, como era el caso de la voluptuosa muchacha. Chris chasqueó la lengua, convencido de cómo acabaría aquello y fijó los ojos en las mujeres. La tensión en los gestos de la jefa, el nerviosismo y el miedo en los de la subordinada. Una lástima, en cierta medida, Carolyn era un espécimen realmente hermoso, pero sobre todo lo sentía por su compañero Folk, si con Jared iba a tener que hacer su mejor esfuerzo no quería ni imaginarse lo que tendría que limpiar si también Carolyn perdía toda su sangre. Aunque a decir verdad, lo que ocurrió puede catalogarse de “algo peor”, porque el bondadoso de Folk (en ocasiones Renoir pensaba que era francamente amable) había intercedido por alguien que, a todas luces, no lo merecía. Y para colmo de males se había llevado la peor parte. Ahora lucía un nuevo agujero en su cuerpo, y no lo veía tan estéticamente aceptado con un pendiente o un de esas dilataciones. Y Carolyn, bueno, ella había recibido lo mejor, solo un apretón (doloroso, obviamente, pero ni por asomo cercano a lo que había sufrido Folk) en la garganta, demasiado suave para el gusto de Chris, que la observó con su gesto de siempre, aunque en el fondo de sus ojos sobrenaturales podía verse un destello de decepción. Al final había resultado ser solo una cáscara bonita, como muchas. Ella pareció entender. Al menos ahora sabría que era lo que se esperaba de un raso en aquella división.
Chris observó a su líder con la misma mirada de respeto y orgullo de siempre y se acercó un poco más hasta la acción, donde la señora acababa de darle a Folk un consejo, por decirlo de una manera prosaica. A continuación, finalmente, sacó su mano del cuerpo del mayordomo y éste se tambaleó. Con una de sus extremidades, sin mirarle demasiado, el mosquetero lo ayudó a colocarse en uno de los puff que decoraban la sala, agachándose, y cuando recuperó la verticalidad sus ropas al estilo de la Revolución estaban manchadas de sangre. En realidad era el único que quedaba por ensuciarse, así que aquel detalle no le importó lo más mínimo, en peores se las había visto, más si era su sangre la que se derramaba. Se sacudió un poco con un gesto elegante de sus dedos y esperó, Folk era el que se ocupaba de eso, pero esta vez, y para su molestia, no estaba como para ello, el gorjeo que escapada de sus labios así lo evidenciaba. Así que iba a tocarle volver a despegar los labios en aquella extraña velada. Tosió, pero su voz seguía pareciendo untada con miel, derretida, la ronquera persistía a lo largo de los años. Aunque estaba seguro que aquel era otro rasgo que a las hembras les parecía seductor. Incomprensible. Lo dicho, eran idiotas.
- Si me disculpa vuestra merced, me encargaré en esta ocasión de relataros lo ocurrido con la mayor brevedad y claridad- era curioso que sus modales siguieran siendo los de su época terrestre, con todo el tiempo que llevaba en Hueco Mundo debería haber aprendido algo de las nuevas generaciones, pero no había sido el caso, o bien porque no estaba interesado (este solía ser su mayor defecto, el desencanto) o bien por falta de intérpretes. Lo que relató el joven a continuación fue un relato breve pero conciso de lo que había ocurrido en aquella misión conjunta con el primer escuadrón desde que habían desaparecido del Amanecer. Chris no pasó por alto ningún detalle e hizo una narración lineal, cuyo final concluyó con las fracciones volviendo al palacio llenos de heridas y con el peso de las palabras de Pretov sobre los hombros. Si era cierto que aquel ser era Alastor y había vuelto convertido en algo que nada tenía que ver con lo que fue, las cosas se complicaban. Ya no tendrían que lidiar únicamente con las cucarachas del Gotei 13, esta vez iban a pelear con alguien que era de su bando, o al menos lo había sido. Chris se preguntaba como iba a reaccionar la señora ante sus palabras. Al menos él no había defendido a Carolyn. Quizás eso le salvase de ser atravesado por un puño.
Así lo esperaba…
Chris observó a su líder con la misma mirada de respeto y orgullo de siempre y se acercó un poco más hasta la acción, donde la señora acababa de darle a Folk un consejo, por decirlo de una manera prosaica. A continuación, finalmente, sacó su mano del cuerpo del mayordomo y éste se tambaleó. Con una de sus extremidades, sin mirarle demasiado, el mosquetero lo ayudó a colocarse en uno de los puff que decoraban la sala, agachándose, y cuando recuperó la verticalidad sus ropas al estilo de la Revolución estaban manchadas de sangre. En realidad era el único que quedaba por ensuciarse, así que aquel detalle no le importó lo más mínimo, en peores se las había visto, más si era su sangre la que se derramaba. Se sacudió un poco con un gesto elegante de sus dedos y esperó, Folk era el que se ocupaba de eso, pero esta vez, y para su molestia, no estaba como para ello, el gorjeo que escapada de sus labios así lo evidenciaba. Así que iba a tocarle volver a despegar los labios en aquella extraña velada. Tosió, pero su voz seguía pareciendo untada con miel, derretida, la ronquera persistía a lo largo de los años. Aunque estaba seguro que aquel era otro rasgo que a las hembras les parecía seductor. Incomprensible. Lo dicho, eran idiotas.
- Si me disculpa vuestra merced, me encargaré en esta ocasión de relataros lo ocurrido con la mayor brevedad y claridad- era curioso que sus modales siguieran siendo los de su época terrestre, con todo el tiempo que llevaba en Hueco Mundo debería haber aprendido algo de las nuevas generaciones, pero no había sido el caso, o bien porque no estaba interesado (este solía ser su mayor defecto, el desencanto) o bien por falta de intérpretes. Lo que relató el joven a continuación fue un relato breve pero conciso de lo que había ocurrido en aquella misión conjunta con el primer escuadrón desde que habían desaparecido del Amanecer. Chris no pasó por alto ningún detalle e hizo una narración lineal, cuyo final concluyó con las fracciones volviendo al palacio llenos de heridas y con el peso de las palabras de Pretov sobre los hombros. Si era cierto que aquel ser era Alastor y había vuelto convertido en algo que nada tenía que ver con lo que fue, las cosas se complicaban. Ya no tendrían que lidiar únicamente con las cucarachas del Gotei 13, esta vez iban a pelear con alguien que era de su bando, o al menos lo había sido. Chris se preguntaba como iba a reaccionar la señora ante sus palabras. Al menos él no había defendido a Carolyn. Quizás eso le salvase de ser atravesado por un puño.
Así lo esperaba…
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Esperando la llegada [TRAMA]
[[Siento la tardanza, no tenía internete ]]
Había cometido dos fallos bastantes serios, el primero coger a alguien de la sección sexta tan cobarde, el segundo hablar (como siempre) cuando no le correspondía.
Por un momento llegó a pensar que el cuerpo de Folk le habría ayudado a apaciguar la ira de Okami. Pero aquello pareció enfurecerla más.
Poco a poco notaba como sus dedos casi podían penetrar su garganta. El dulce aroma de la sangre de los dedos de su Espada, quería poder lamerlos, quería probar esa sangre, quería haber podido participar en aquella carnicería a Jared.
Sentía que sus piernas y todo su cuerpo se aflojaba, era una sensación rara que hasta casi le llego a gustar. Hasta que finalmente la soltó. Exhaló el aire como si se fuese a agotar en aquella habitación, cogiéndose con ambas manos su preciosa y suave garganta, la cual ahora estaba rojiza.
Llegó a sorprenderle la amenaza de Okami hacia Folk, era su mayordomo, su sirviente y sin embargo no dudaba en matarlo. Para Carolyn un sirviente que te hiciese el trabajo era algo con lo que nadie podría contar y a lo que se le podría sacar mucho provecho.
La voz de Chris casi resonó por todo el cuarto, quizás por que no estaba acostumbrada a su voz, solamente la escucho cuando el joven se presentó. Sin embargo era una voz sensual, casi provocante, como si atrajera a sus victimas a la boca del lobo.
Deseaba poder quedarse allí a escuchar más la voz de aquel hombre, pero aun sentía como si los ojos de Okami se fuesen a posar sobre ella si se quedaba un minuto más allí.
Carolyn se levantó para acudir a aquello a lo que Folk anteriormente le había ordenado hacer. No quiso enfurecer más a Okami.
- Si me disculpan, marcho ha atender otros asuntos. Bienvenida de nuevo Okami – dijo despidiéndose antes de salir por aquella puerta con la mayor rapidez posible y lo más respetuosamente que podía para no hacerla enfurecer más
[[Bueno, me Salí ya del tema ]]
Había cometido dos fallos bastantes serios, el primero coger a alguien de la sección sexta tan cobarde, el segundo hablar (como siempre) cuando no le correspondía.
Por un momento llegó a pensar que el cuerpo de Folk le habría ayudado a apaciguar la ira de Okami. Pero aquello pareció enfurecerla más.
Poco a poco notaba como sus dedos casi podían penetrar su garganta. El dulce aroma de la sangre de los dedos de su Espada, quería poder lamerlos, quería probar esa sangre, quería haber podido participar en aquella carnicería a Jared.
Sentía que sus piernas y todo su cuerpo se aflojaba, era una sensación rara que hasta casi le llego a gustar. Hasta que finalmente la soltó. Exhaló el aire como si se fuese a agotar en aquella habitación, cogiéndose con ambas manos su preciosa y suave garganta, la cual ahora estaba rojiza.
Llegó a sorprenderle la amenaza de Okami hacia Folk, era su mayordomo, su sirviente y sin embargo no dudaba en matarlo. Para Carolyn un sirviente que te hiciese el trabajo era algo con lo que nadie podría contar y a lo que se le podría sacar mucho provecho.
La voz de Chris casi resonó por todo el cuarto, quizás por que no estaba acostumbrada a su voz, solamente la escucho cuando el joven se presentó. Sin embargo era una voz sensual, casi provocante, como si atrajera a sus victimas a la boca del lobo.
Deseaba poder quedarse allí a escuchar más la voz de aquel hombre, pero aun sentía como si los ojos de Okami se fuesen a posar sobre ella si se quedaba un minuto más allí.
Carolyn se levantó para acudir a aquello a lo que Folk anteriormente le había ordenado hacer. No quiso enfurecer más a Okami.
- Si me disculpan, marcho ha atender otros asuntos. Bienvenida de nuevo Okami – dijo despidiéndose antes de salir por aquella puerta con la mayor rapidez posible y lo más respetuosamente que podía para no hacerla enfurecer más
[[Bueno, me Salí ya del tema ]]
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Esperando la llegada [TRAMA]
En cuanto la poderosa Okami desapareció frente a sus ojos, pudo vislumbrar con claridad el futuro inmediato.
- ¿Qué haces…? - Se preguntó a sí mismo, solo un segundo antes de sentir la potencia con la que la garra de su señora le abría un segundo agugero en el tronco. El primero, a la altura del pecho, ya llevaba ahí años, y no parecía dispuesto a cerrarse. El nuevo, un poco más abajo, latía con violencia, sintiendo la presencia extraña de algo que no debería estar ahí. La sangre brotó sin remedio, humedeció sus caderas y descendió hasta el suelo. Trató de contener un esputo de sangre, aunque parte de ella escapó entre sus dientes, enrojeciendo sus labios y una gota corrió hasta su barbilla para gotear en el brazo de Okami.
Sintió además el calor intenso que despedía el cuerpo de su señora, más concretamente su brazo. Este no era el momento de preocuparse por Carolyn, pero a juzgar por la altura del golpe, debería tenerla agarrada por el cuello. Un atisbo de miedo asomó a los ojos de Folk al percatarse de que, de desearlo, su señora acabaría con el de un solo movimiento de brazo, y desde luego, Okami era un rival al que no podía combatir.
Las palabras de Okami de seguro sembraron el pavor en su presa, a la que atrapó sin importarle que su más leal siervo se interpusiera. Folk acababa de aprender una magnífica lección sobre su dueña, y podría estar segura de que no volvería a acontecer. La salida de la escena de Carolyn no fue suficiente, pues aún después de irse, Okami no extrajo el brazo del interior del mayordomo. Quizá le hubiese salvado la vida a la pequeña arrancar, pero si volvía a intentarlo sería a costa de la suya propia. Quedó muy claro su voz en susurro se dirigió al atravesado, que en ningún momento osó mirarla directamente a los ojos, sino mantener la vista en la pared del fondo de la estancia.
Casi con sutileza extrajo el brazo del interior del cuerpo del ahora maltrecho arrancar. Aún ahora se preguntaba como aun guerrero de semejante calibre como el que se había convertido el mayordomo, podía ser doblegado con tan suma facilidad. Y es que su señora, ama y dueña, de seguro sería el arrancar más poderoso de las noches a excepción por supuesto de su alteza, el señor Marcus.
No pudo contener la inminente caída y sus rodillas se clavaron en el suelo con el sonido acolchado del pantalón. Tapó su boca para contener un nuevo vómito de sangre, y una vez más, parte de esta escapó entre los blancos dedos de sus guantes. El sabor metálico inundaba sus cañerías. Al mismo tiempo y con la zurda, contenía de mala manera la que escapaba a chorros por la boca de su estómago.
Rápidamente, arrancó una de sus mangas, antaño blancas, ahora tiznadas de un color vermellón intenso con lo que podrían parecer desde lejos motivos florales, y la colocó en el centro de la herida. Sacó cuatro imperdibles de uno de sus bolsillos para sujetar la manga donde correspondía, colocando dos a cada lado, y aunque no detuvo la hemorragia, tardaría un poco más en morir desangrado. Del bolsillo de atrás del pantalón, extrajo un par de guantes, también sucios, y antes que hacer el trabajo ensuciandolo todo con su sangre, arrancó su otra manga, la partió por la mitad, y dio varias vueltas a sus manos, dejando desnudos únicamente sus huesudos dedos.
Ahora estaba listo para realizar la encomienda que su ama le encargó, y puso rumbo fijo a la prominente bañera del fondo de la estancia. De camino, tomó aire, y cogió fuerzas para tratar de explicar con brevedad la situación acontecida cuando sin previo aviso, y contra todo pronóstico, Chris despegó sus labios para echar un cable al desfallecido arrancar.
En un instante, Folk se vio envuelto en esa melodía que era su voz. Calmaba su dolor, y angustia, por la mera sorpresa y mientras su voz se desparramaba por cada uno de los rincones del cubil, también se adentraba hasta los adentros del mayordomo sumiéndole en una ensoñación y apartándole de la realidad y el dolor. Al menos, esa fue la sensación que produjo, y quizá fuese solo un desmayo por la pérdida de sangre. Y para cuando el mosquetero finalizó su relato y ya por fin el aquejado Alexander volvió de su semi-letargo, la bañera estaba en la cantidad de agua adecuada para la señora.
Folk se puso en pie, firme como una vela, en paralelo al vaho que se elevaba hasta el techo desde la superficie del agua, ahora calmada con la única excepción del goteo que el grifo dejaba caer. - Señora. Su baño, ya está listo. - le anunció con su voz tras tragar su propia sangre, y contener el mal gesto.
- ¿Qué más se le ofrece a la señora? -
- ¿Qué haces…? - Se preguntó a sí mismo, solo un segundo antes de sentir la potencia con la que la garra de su señora le abría un segundo agugero en el tronco. El primero, a la altura del pecho, ya llevaba ahí años, y no parecía dispuesto a cerrarse. El nuevo, un poco más abajo, latía con violencia, sintiendo la presencia extraña de algo que no debería estar ahí. La sangre brotó sin remedio, humedeció sus caderas y descendió hasta el suelo. Trató de contener un esputo de sangre, aunque parte de ella escapó entre sus dientes, enrojeciendo sus labios y una gota corrió hasta su barbilla para gotear en el brazo de Okami.
Sintió además el calor intenso que despedía el cuerpo de su señora, más concretamente su brazo. Este no era el momento de preocuparse por Carolyn, pero a juzgar por la altura del golpe, debería tenerla agarrada por el cuello. Un atisbo de miedo asomó a los ojos de Folk al percatarse de que, de desearlo, su señora acabaría con el de un solo movimiento de brazo, y desde luego, Okami era un rival al que no podía combatir.
Las palabras de Okami de seguro sembraron el pavor en su presa, a la que atrapó sin importarle que su más leal siervo se interpusiera. Folk acababa de aprender una magnífica lección sobre su dueña, y podría estar segura de que no volvería a acontecer. La salida de la escena de Carolyn no fue suficiente, pues aún después de irse, Okami no extrajo el brazo del interior del mayordomo. Quizá le hubiese salvado la vida a la pequeña arrancar, pero si volvía a intentarlo sería a costa de la suya propia. Quedó muy claro su voz en susurro se dirigió al atravesado, que en ningún momento osó mirarla directamente a los ojos, sino mantener la vista en la pared del fondo de la estancia.
Casi con sutileza extrajo el brazo del interior del cuerpo del ahora maltrecho arrancar. Aún ahora se preguntaba como aun guerrero de semejante calibre como el que se había convertido el mayordomo, podía ser doblegado con tan suma facilidad. Y es que su señora, ama y dueña, de seguro sería el arrancar más poderoso de las noches a excepción por supuesto de su alteza, el señor Marcus.
No pudo contener la inminente caída y sus rodillas se clavaron en el suelo con el sonido acolchado del pantalón. Tapó su boca para contener un nuevo vómito de sangre, y una vez más, parte de esta escapó entre los blancos dedos de sus guantes. El sabor metálico inundaba sus cañerías. Al mismo tiempo y con la zurda, contenía de mala manera la que escapaba a chorros por la boca de su estómago.
Rápidamente, arrancó una de sus mangas, antaño blancas, ahora tiznadas de un color vermellón intenso con lo que podrían parecer desde lejos motivos florales, y la colocó en el centro de la herida. Sacó cuatro imperdibles de uno de sus bolsillos para sujetar la manga donde correspondía, colocando dos a cada lado, y aunque no detuvo la hemorragia, tardaría un poco más en morir desangrado. Del bolsillo de atrás del pantalón, extrajo un par de guantes, también sucios, y antes que hacer el trabajo ensuciandolo todo con su sangre, arrancó su otra manga, la partió por la mitad, y dio varias vueltas a sus manos, dejando desnudos únicamente sus huesudos dedos.
Ahora estaba listo para realizar la encomienda que su ama le encargó, y puso rumbo fijo a la prominente bañera del fondo de la estancia. De camino, tomó aire, y cogió fuerzas para tratar de explicar con brevedad la situación acontecida cuando sin previo aviso, y contra todo pronóstico, Chris despegó sus labios para echar un cable al desfallecido arrancar.
En un instante, Folk se vio envuelto en esa melodía que era su voz. Calmaba su dolor, y angustia, por la mera sorpresa y mientras su voz se desparramaba por cada uno de los rincones del cubil, también se adentraba hasta los adentros del mayordomo sumiéndole en una ensoñación y apartándole de la realidad y el dolor. Al menos, esa fue la sensación que produjo, y quizá fuese solo un desmayo por la pérdida de sangre. Y para cuando el mosquetero finalizó su relato y ya por fin el aquejado Alexander volvió de su semi-letargo, la bañera estaba en la cantidad de agua adecuada para la señora.
Folk se puso en pie, firme como una vela, en paralelo al vaho que se elevaba hasta el techo desde la superficie del agua, ahora calmada con la única excepción del goteo que el grifo dejaba caer. - Señora. Su baño, ya está listo. - le anunció con su voz tras tragar su propia sangre, y contener el mal gesto.
- ¿Qué más se le ofrece a la señora? -
Alexander Folk- Desaparecido
- Post : 262
Edad : 35
Esperando la llegada [TRAMA]
La loba observaba el avance de Folk antes de que Chris tomase más protagonismo en la estancia. La voz del mosquetero le llegó ronca, con un deje de gruñido en ello que lo hacía más bello de lo que ya era. A pesar de que en un principio depredadores tan distintos debían ser enemistados, la loba encontraba en el felino una buena arma contra cualquiera que osase interferir en sus planes o los de Marcus.
Escuchó con detalle todo lo acontecido sintiendo de fondo el agua que caía en la extraña bañera que había al fondo de la sala. Así que Alastor había acabado con Aleación había dejado fuera de combate a Enjeru y encima Pretov se había quedado atrás protegiendo a los demás arrancar. Idiota... Okami seguramente habría hecho lo mismo por sus fracciones aunque no se habría quedado hasta el final. Seguramente Alastor se habría dado un gran festín con el cuerpo del enfermizo Espada, y ahora sería aún más fuerte. Genial...
Un suave gruñido acompañó los pensamientos de la loba aunque se la notaba más tranquila. Los músculos de su espalda habían dejado de estar tensos y sus movimientos volvían a ser menos rígidos y más fluidos. Tras terminar su relato, supo que Chris se sumiría en el silencio durante mucho más tiempo del que acostumbraba. El detalle que había tenido con su compañero no había sido pasado por alto por la Espada y una sonrisa lupina apareció en su rostro para relamer la sangre que había en la comisura de sus labios. Definitivamente, había seleccionado bien a sus subordinados, aunque no pudiera decir lo mismo de todos ellos.
-Debemos preparar una cacería. Acabar con Alastor será la prioridad para que el Amanecer siga seguro. Un Espada no debería levantar la mano contra su Amo NUNCA! -la voz de Okami se escuchaba ofendida y herida.
¿Cómo había podido hacerlo después de lo que sabían el uno del otro? ¿Cómo había sido capaz de traicionarla también a ella? Lo único que maldecía era que no pudiera estar presente cuando se le capturara. Ver si rostro bajo su bota blanca, manchada con su propia sangre era una imagen que hacía ronronear a la salvaje Espada. Sin embargo, debían hacer otras labores.
Okami se deshizo de su indumentaria delante de sus subordinados sin problema alguno, se quitó las botas y dejó las gafas a un lado mostrando sus ojos bicolor suspirando levemente. Una sonrisa más amplia se dibujó en su rostro cuando se metió en la bañera y tomó a Alexander por el mentón tirando suavemente de él lamiendo parte de la sangre que había en su rostro como una compensación por lo que le había causado. Okami era cruel, pero como una madre que educa a sus cachorros, sabía ser cariñosa en los momentos justos. Le miró a los ojos y deslizó su mano por su cuello acariciándolo con suavidad. Cuando cesó el contacto, se giró y se tumbó en la bañera soltando un leve suspiro al sentir la calidez del agua en su piel.
-Sin embargo, cachorros míos... Nosotros tres tenemos otras cosas que hacer. El Amo Marcus nos ha regalado un pequeño conejito para divertirnos. Iremos al mundo humano, la soltaremos y le daremos caza... Incluso puede que los altos mandos de los shinigami hagan su aparición. Es una prueba que el Amo desea hacer y nos ha seleccionado para llevarlo a cabo -dijo la Espada dejando que el agua limpiase su piel.
Soltó un leve quejido al sentir la herida aún abierta en su hombro de la zanpakutou de aquel maldito capitán. Desde que le hubier infringido tal herida no había dejado de sangrar irritando sobremanera a la orgullosa Espada. Por su aspecto, seguramente necesitaría puntos aunque poco sabía ella de medicina por lo que supuso que Folk se encargaría de ello si no moría por las heridas que le había infringido. Metió las manos en el agua y las deslizó por las paredes viendo como poco a poco la perdía la trasparencia para tomar en color carmesí. Si antes no se hubiera visto que era solo agua, parecería que se bañaba en sangre. Su cabeza se apoyó en el borde de la bañera y miró al techo antes de cerrar los ojos suspirando para terminar de relajarse. Hundió la cabeza bajo el agua y la sacó de nuevo con su cabello mojado pegado a sus mejillas, deslizó una mano por ellos para echarlo hacia atrás y se apoyó sobre el bore cruzando los brazos.
-Deberemos preparar la cacería para dentro de un par de días. Renoir, haz que alguno de los cachorros den el aviso al resto de las secciones . Folk... Deberás sanarte esas heridas tan feas que tienes y estar en forma para nuestra pequeña excursión al mundo humano. Lucian tiene a la pequeña conejita, cuando llegue el momento, deberás ir a buscarla y llevarla a las afueras del Amanecer. Marcharemos al mundo humano cuando los demás den caza a Alastor -dijo la loba con voz suave y relajada a sus subordinados. - Si no resulta ser entretenido... Tal vez podamos llegar para unirnos a la cacería...
Escuchó con detalle todo lo acontecido sintiendo de fondo el agua que caía en la extraña bañera que había al fondo de la sala. Así que Alastor había acabado con Aleación había dejado fuera de combate a Enjeru y encima Pretov se había quedado atrás protegiendo a los demás arrancar. Idiota... Okami seguramente habría hecho lo mismo por sus fracciones aunque no se habría quedado hasta el final. Seguramente Alastor se habría dado un gran festín con el cuerpo del enfermizo Espada, y ahora sería aún más fuerte. Genial...
Un suave gruñido acompañó los pensamientos de la loba aunque se la notaba más tranquila. Los músculos de su espalda habían dejado de estar tensos y sus movimientos volvían a ser menos rígidos y más fluidos. Tras terminar su relato, supo que Chris se sumiría en el silencio durante mucho más tiempo del que acostumbraba. El detalle que había tenido con su compañero no había sido pasado por alto por la Espada y una sonrisa lupina apareció en su rostro para relamer la sangre que había en la comisura de sus labios. Definitivamente, había seleccionado bien a sus subordinados, aunque no pudiera decir lo mismo de todos ellos.
-Debemos preparar una cacería. Acabar con Alastor será la prioridad para que el Amanecer siga seguro. Un Espada no debería levantar la mano contra su Amo NUNCA! -la voz de Okami se escuchaba ofendida y herida.
¿Cómo había podido hacerlo después de lo que sabían el uno del otro? ¿Cómo había sido capaz de traicionarla también a ella? Lo único que maldecía era que no pudiera estar presente cuando se le capturara. Ver si rostro bajo su bota blanca, manchada con su propia sangre era una imagen que hacía ronronear a la salvaje Espada. Sin embargo, debían hacer otras labores.
Okami se deshizo de su indumentaria delante de sus subordinados sin problema alguno, se quitó las botas y dejó las gafas a un lado mostrando sus ojos bicolor suspirando levemente. Una sonrisa más amplia se dibujó en su rostro cuando se metió en la bañera y tomó a Alexander por el mentón tirando suavemente de él lamiendo parte de la sangre que había en su rostro como una compensación por lo que le había causado. Okami era cruel, pero como una madre que educa a sus cachorros, sabía ser cariñosa en los momentos justos. Le miró a los ojos y deslizó su mano por su cuello acariciándolo con suavidad. Cuando cesó el contacto, se giró y se tumbó en la bañera soltando un leve suspiro al sentir la calidez del agua en su piel.
-Sin embargo, cachorros míos... Nosotros tres tenemos otras cosas que hacer. El Amo Marcus nos ha regalado un pequeño conejito para divertirnos. Iremos al mundo humano, la soltaremos y le daremos caza... Incluso puede que los altos mandos de los shinigami hagan su aparición. Es una prueba que el Amo desea hacer y nos ha seleccionado para llevarlo a cabo -dijo la Espada dejando que el agua limpiase su piel.
Soltó un leve quejido al sentir la herida aún abierta en su hombro de la zanpakutou de aquel maldito capitán. Desde que le hubier infringido tal herida no había dejado de sangrar irritando sobremanera a la orgullosa Espada. Por su aspecto, seguramente necesitaría puntos aunque poco sabía ella de medicina por lo que supuso que Folk se encargaría de ello si no moría por las heridas que le había infringido. Metió las manos en el agua y las deslizó por las paredes viendo como poco a poco la perdía la trasparencia para tomar en color carmesí. Si antes no se hubiera visto que era solo agua, parecería que se bañaba en sangre. Su cabeza se apoyó en el borde de la bañera y miró al techo antes de cerrar los ojos suspirando para terminar de relajarse. Hundió la cabeza bajo el agua y la sacó de nuevo con su cabello mojado pegado a sus mejillas, deslizó una mano por ellos para echarlo hacia atrás y se apoyó sobre el bore cruzando los brazos.
-Deberemos preparar la cacería para dentro de un par de días. Renoir, haz que alguno de los cachorros den el aviso al resto de las secciones . Folk... Deberás sanarte esas heridas tan feas que tienes y estar en forma para nuestra pequeña excursión al mundo humano. Lucian tiene a la pequeña conejita, cuando llegue el momento, deberás ir a buscarla y llevarla a las afueras del Amanecer. Marcharemos al mundo humano cuando los demás den caza a Alastor -dijo la loba con voz suave y relajada a sus subordinados. - Si no resulta ser entretenido... Tal vez podamos llegar para unirnos a la cacería...
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Esperando la llegada [TRAMA]
Cacería. Aquella palabra, aquella hermosas siete letras, una alineada tras otra, no podían ser más que música para sus oídos, una hermosa balada celestial que se le colaba hasta lo más profundo del alma. Hacía tiempo que no se movía, que no dejaba que el felino, que era parte de su ser, saliese a pasear y estaría encantado de darle una vuelta, se lo merecía, o tal vez simplemente lo desease. Sus dedos crujieron al juntar ambas manos, os puedo asegurar que estaba excitado ante las misiones que debería realizar, ante las cosas que tenía a la vuelta de la esquina y que casi podía rozar, pero esa fue su mayor reacción. Esa y observar como la señora Okami y el compañero Folk (había sido curiosa la escena, de eso no había duda, aunque Chris deseaba no tener que vivirla en sus propias carnes, porque eso solo podía significar que la Espada le había herido) compartían caricias. Frunció levemente los labios, en lo que se refería a proteger bichitos (por llamarlos de algún modo, ya que los arrancar de menor nivel acababan de nacer, como aquel que dice) Chris no era muy bueno, de modo que por ese lado estaba seguro, nunca le atravesarían el pecho por defender a otro. Aún así, decidió mantener las espaldas cubiertas, no haría ninguna estupidez frente a la señora. El joven de ojos verdes había sido soldado en las ensangrentadas calles de la Revolución Francesa. Sabía perfectamente como actuar y entre sus modelos de actuación no estaba precisamente el de morder la mano que le da a uno de comer. Se cruzó de brazos, ya un clásico en el repertorio de poses del apuesto arrancar y siguió a la escucha. Al parecer habían más sorpresas, iban a ir al mundo humano. Interesante, sencillamente inesperado y divertido. Cada vez le gustaba más estar en aquella Sección. Atrás quedaron sus años en el Desierto comiendo cualquier cosa que encontrase a su paso y el tiempo con Drako Blackgod, estaba donde debía estar. Su mirada se volvió intensa sobre su compañero y la jefa y una sonrisa torcida se apoderó de su rostro por un segundo, definitivamente la vida podía ser maravillosa.
Cuando la señora Okami se dirigió a él hizo una reverencia elegante, de movimientos fluidos, vamos, de su estilo y asintió, las órdenes serían cumplida en un abrir y cerrar de ojos. No podía esperar, simplemente era una cuestión de necesidades, el ejercicio iba a hacerle bien, muy, muy bien a sus largas extremidades, por eso estaba así de contento, aunque hablar de felicidad y amabilidad y del mosquetero en una misma frase era un tanto pintoresco, digamos que estaba…¿animado? Si, esa es una palabra mucho más conveniente. Cuando alzó la cabeza tenía el mismo semblante inexpresivo de siempre, nadie habría notado la diferencia. Con pasos decididos se dirigió a una de las librerías de la zona común, tomó una estilizada pluma y un trozo de pergamino y garabateó unas frases. No le apetecía nada tener que hablar con los subordinados de menor nivel (los bichitos, como los hemos bautizado hace poco tiempo) así que mejor darles algo que leer, y si desafortunadamente tenían problemas con su fina y adornada caligrafía, mala suerte, porque Chris no tendría paciencia y empezaría a escribir las misivas con sangre, con la sangre de los destinatarios, quizás así lo tendrían más claro. Volvió donde se encontraba la dama, se llevo una mano al pecho, a modo de despedida, y salió de la estancia. Iba siendo hora de hacer las encomiendas que su señora había tenido a bien en solicitarle, estaba tardando demasiado y un buen caballero no hace esperar a una dama, y mucho menos a una tan poderosa, ciertamente. De camino solo se oían los pasos de sus botas sobre el frío suelo blanco e inmaculado. La sección parecía desierta, sin vida, pero el joven sabía muy bien como encontrar a aquellos idiotas buenos para nada. De nuevo la sonrisa taimada apareció en su hermoso rostro (aunque de humano había tenido que cargar con la horrible cicatriz en los labios había recuperado toda la belleza de antaño) iba a disfrutar de todo lo que aquella extraña existencia estuviera dispuesta a darle. Bebería de cada gota como si de un buen Burdeos se tratase. Estaba decidido.
Cuando la señora Okami se dirigió a él hizo una reverencia elegante, de movimientos fluidos, vamos, de su estilo y asintió, las órdenes serían cumplida en un abrir y cerrar de ojos. No podía esperar, simplemente era una cuestión de necesidades, el ejercicio iba a hacerle bien, muy, muy bien a sus largas extremidades, por eso estaba así de contento, aunque hablar de felicidad y amabilidad y del mosquetero en una misma frase era un tanto pintoresco, digamos que estaba…¿animado? Si, esa es una palabra mucho más conveniente. Cuando alzó la cabeza tenía el mismo semblante inexpresivo de siempre, nadie habría notado la diferencia. Con pasos decididos se dirigió a una de las librerías de la zona común, tomó una estilizada pluma y un trozo de pergamino y garabateó unas frases. No le apetecía nada tener que hablar con los subordinados de menor nivel (los bichitos, como los hemos bautizado hace poco tiempo) así que mejor darles algo que leer, y si desafortunadamente tenían problemas con su fina y adornada caligrafía, mala suerte, porque Chris no tendría paciencia y empezaría a escribir las misivas con sangre, con la sangre de los destinatarios, quizás así lo tendrían más claro. Volvió donde se encontraba la dama, se llevo una mano al pecho, a modo de despedida, y salió de la estancia. Iba siendo hora de hacer las encomiendas que su señora había tenido a bien en solicitarle, estaba tardando demasiado y un buen caballero no hace esperar a una dama, y mucho menos a una tan poderosa, ciertamente. De camino solo se oían los pasos de sus botas sobre el frío suelo blanco e inmaculado. La sección parecía desierta, sin vida, pero el joven sabía muy bien como encontrar a aquellos idiotas buenos para nada. De nuevo la sonrisa taimada apareció en su hermoso rostro (aunque de humano había tenido que cargar con la horrible cicatriz en los labios había recuperado toda la belleza de antaño) iba a disfrutar de todo lo que aquella extraña existencia estuviera dispuesta a darle. Bebería de cada gota como si de un buen Burdeos se tratase. Estaba decidido.
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
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Jue Abr 30, 2015 3:40 am por Kenta
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