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Hideyori Taira
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Los primeros pasos
VIENE DE AQUÍ
Cumplido su objetivo tras haberse reunido con Marcus-sama, e inmediatamente después de haber cerrado la puerta de la sala tras de él, Taira se vio asaltado por una pequeña y saltarina figura en forma de arrancar bajita de cabellos rubios.
- ¡¡Tairaaaaaa!! ¿Qué tal?¿Qué tal?¡¿Qué tal?! ¿Te aceptaron? Dime, ¿lo hicieron? ¡¡¿eeehhhh?!!- las incesantes preguntas se sucedían, formando una cadencia cuasi musical de interrogantes.
- Sí Lyn, me aceptaron en el cargo. Nos movemos. – dijo escuetamente el arrancar. Estaba demasiado ocupado pensando en todo lo que debía organizar como para prestar más atención de la necesaria a la niñita, ahora eufórica.
-¿Peeeerooo…? ¿A mí también me dejan?- preguntó inocentemente. Taira no estaba seguro de si lo preguntaba por alargar la conversación o porque realmente lo dudaba.
- Claro que sí. Tú vendrás conmigo. Al fin y al cabo eres un desastre, ¿qué ibas a hacer tú sin mí?- acompañó el comentario con una sonrisa burlona, mofándose de la pequeña, que ahora probablemente se haría la indignada durante todo el camino.
- ¡Joooooo! ¡Eso no es verdad! Encima que te ayudo con los preparativos…- al fin la conversación llegó a un punto interesante, cosa que no sería pasada por alto por nuestro, en ocasiones, atento protagonista.
- Tienes razón. Y ahora que me acuerdo, te agradecería que pusieras en marcha todo aquello que estuvimos hablando de hacer si todo salía bien. ¿Lo recuerdas? – Taira se refería, obviamente, a una serie de instrucciones que, previamente, había dado a su compañera, esperando que todo aconteciese como finalmente lo hizo.
- ¡¡Sí Taaiiii!! Reunir a los rasos, montar con ellos la Sala de Control de Localizadores, redactar el Acta de misiones esa y redecorar el lugar. ¿Ves cómo me acuerdo? – recitó de memoria la pequeña, esperando la aprobación de su compañero.
- Sí, aunque te olvidas algo Lynorie.- contestó el arrancar.
- ¿Siii…?
- Que no me gusta que me llames Tai.
- ¡Ya!, ¡si por eso lo hago…! – exclamó la pequeña, sacando la lengua y empezando a correr por los pasillos del Amanecer, en dirección a la que ahora sería su nueva Sección.
Taira debía reconocer que Lynorie era cuanto menos adorable, y teniendo en cuenta que además era bastante competente en cuanto a realizar recados y preparaciones, resultaba ser la compañera ideal para el arrancar. De hecho, y aunque ella aún no lo supiese, pensaba ponerla al mando de la Sala de Control de Localizadores, teniendo así a alguien de confianza manejando el organismo clave de la 9º Sección en su ausencia.
Rodeos aparte, y obviando alguna que otra caminata de Taira en busca de los cuervos blancos para anunciar el restablecimiento de la sección, finalmente llegó a las puertas de la 9º Sección.
Apenas habría pasado una hora desde que salió de la audiencia con Marcus-sama y, sin embargo, todo parecía empezar a estar en su sitio, tras haber sido notablemente revuelto el lugar por la traviesa de Lynorie. Los resultados eran impresionantes:
La SCL (Sala de Control de Localizadores) ya tenía todas las bases imprescindibles para su funcionamiento instaladas, faltando simplemente la acomodación del lugar para su uso. Por su parte, el salón principal de la sección ya se hallaba completamente transformado: tapices y alfombras de color rojo oscuro cubrían cualquier recodo de las características blancas paredes y techos del Amanecer. Al fondo de la estancia se distinguía una chimenea de considerables dimensiones, que proyectaba sobre el lugar un ambiente cálido y acogedor mediante una luz tenue aunque envolvente.
Así pues, Taira, satisfecho con el trabajo de su compañera, se dispuso a entrar en el cuarto que le había sido reservado como responsable de la Sección. Este había sido decorado de manera similar al salón principal, teniendo también una chimenea propia y rojos tapices. Además, era destacable la presencia de una amplia mesa, encabezada por un sillón grande y mullido, y encima de la cual se encontraba el Acta de Misiones en Desarrollo ya elaborada y actualizada.
- Esta Lynorie no deja de sorprenderme…-murmuró Taira.
- ¿Decías? – preguntó súbitamente la pequeña arrancar desde la puerta del despacho, con una enorme sonrisa de satisfacción dibujada en la cara.
- Nada Lyn, buen trabajo. Por cierto, y ya que has empezado a acostumbrarte al lugar y a los rasos, ¿te apetecería dirigir la SCL en mi lugar? Ese tipo de cosas se te suelen dar mejor a ti que a mí…- era una forma poco corriente de comunicar un ascenso en la estructura interna de la sección, pero valdría. Al fin y al cabo, entre ellos las formalidades sobraban
- ¡Claro Taiii, me encantará! – contestó esta, acentuando aún más, si cabe, la sonrisa de oreja a oreja.
- Perfecto, he pensado que también podrías ocuparte del tema de las Gargantas, si no te es molestia, en caso de que no me encuentre por aquí y haya una emergencia.
- ¡Okiiiiissss!
- Perfecto pues. Muchas gracias, te debo una. – dijo mientras guiñaba el ojo a su compañera. – Voy a darme una vuelta por la zona; quisiera pasarme por la 4º Sección cuando Reiko y Tatsuya-sama vuelvan de Europa, para realizar la “despedida formal” en persona. Mientras tanto…ya veré lo que hago. – concluyó Taira, al tiempo que abandonaba la aún algo ajetreada 9º Sección, dirigiéndose a algún lugar que no había decidido aún. Cualquier sitio valdría para dar tiempo a su compañera de terminar de acomodar el lugar, de modo que se limitó a colocar las manos en sus bolsillos y emprender camino hacia donde fuese que le llevasen sus pasos.
Última edición por Hideyori Taira el Miér Ene 19, 2011 11:42 pm, editado 3 veces
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
[OFF: Me tomo la licencia de contestarme a mí mismo y proseguir el post, ante la ausencia de compañeros de Sección y para darle algo más de trasfondo tanto al personaje como a la Novena.]
Y precisamente estos pasos le condujeron al mismo lugar de donde venía…
Apenas se había cerrado la puerta a sus espaldas cuando, pasando a su lado y conversando inconscientemente pasaron sendos arrancars, comentando alegremente algo tal que…:
- […] Tienes razón, una vez estés al mando las cosas van a cambiar por completo.
- Já! Ya te digo, estaba pensando incluso en ofrecerme para ser Espada. Al fin y al cabo, tampoco es que haya tanta diferencia entre uno de ellos y yo. – comentaba el otro, engreído y seguro de sus capacidades.
En aquel momento Taira se paró en seco. Era incapaz de dar crédito a sus oídos, por lo que no pudo menos que contestar, amable como siempre:
- ¿Tú, mierdecilla?
El comentario, en tono evidentemente despectivo, vino acompañado con una mueca de incredulidad dibujada en su rostro. El ego del susodicho merluzo quedaba con ello en entredicho, girándose este de forma lenta, como dándole misterio a un movimiento tan sumamente complejo como el de darse la vuelta. Así pues, el arrancar, con una chulería innata tan poco convincente como merecida, se encaró a Taira, diciéndole:
- ¿Decías? Me parece que no sabes quién soy yo. Mi nombre es Kev McQuincer, el arrancar más poderoso de esta sección ¿quién diablos eres tú, si se puede saber?
- Ohh! nadie, nadie…sólo alguien nuevo en la sección, eso es todo. ¿Te parece si entramos a discutirlo en el interior? No quisiera molestar a la gente que tiene que usar los pasillos…
El orgulloso arrancar miró a su compañero, efectuando una especie de seña con la cabeza, para luego volver a mirar a Taira y decir:
- Sí, claro. ¿Por qué no? Al fin y al cabo, así los demás de la sección podrán aprender algo de disciplina.
- Exacto. – dijo Taira, tras haber entrado de nuevo en el salón principal de la sección, y haberse cerciorado de que el dúo dinámico lo seguían. Pobres… al fin y al cabo, habían entendido el propósito de entrar en las dependencias de la Sección, sólo que al revés.
- Lyn. – se limitó a pronunciar Taira. Al instante, y sin mayor aviso, la pequeña apareció en el aire, por detrás del tal McQuincer y, en un movimiento que el compañero del mismo apenas habría alcanzado a ver, propinó una tremenda patada a la cabeza del primero, haciéndole volar por el salón y estamparse contra una maciza columna.
La sala quedó en silencio durante el breve espacio de tiempo que tardó Taira en recorrer, con paso firme, la distancia que le separaba del ahora magullado arrancar. Todos los demás observaban atentos, atónitos. Muchos de ellos aún no sabían quién era y a qué venía todo aquello mas, por prudencia, callaban y esperaban no ser el siguiente objeto de “divertimento” de Taira.
A nuestro particular arrancar no le agradaba lo que tendría que hacer a continuación, pero lo consideraba algo necesario si quería implantar el respeto y la ideología que quería para su Sección. Así pues, y mirando a un raso situado a escasos metros de él, le ordenó:
- Mátalo. – la mirada era seria. La voz, sin un ápice de duda. No debe caber duda al lector en este instante, como no le cabía a los allí presentes, que aquella orden iba completamente en serio.
- Peero… - la voz temblorosa, apenas inaudible, salió más por lástima de sus labios que porque pretendiese decirlo. Así, en lugar de continuar la frase, se quedó inmóvil, temeroso.
- No tengo tiempo para esto. – dijo Taira, al tiempo que desenvainaba su negro puñal, con amenazadora mirada y pose agresiva. – O lo haces o eres tú quien cae ahora.
El violento ultimátum no hizo más que acrecentar la inseguridad del muchacho, quien, viéndose sin más opción, deslizó la mano hacia la empuñadura de su katana y la extrajo lentamente del obi, sin por ello dejar de temblar. Insegura aunque constantemente, el arrancar alzó el arma por encima de su cabeza, a punto para asestar el golpe definitivo a un Kev McQuincer que ahora suplicaba por su vida con agónica desesperación.
La hoja descendió violentamente, y su segador filo no paró hasta que hubo alcanzado una sólida superficie, momento en que el arrancar se derrumbó, soltando la katana y arrodillándose, no pudiendo soportar la presión y la gravedad de sus actos.
Y es que esta sólida superficie no era otra que el dedo índice de Taira, quien de un movimiento rápido y preciso se había interpuesto en la trayectoria del ataque y lo había parado, como puede observarse, sin mayor dificultad. Y este grave acto no era más que haber cedido y caído a los designios de aquel desconocido de pelo blanco que cada vez se asemejaba más, a los ojos de los rasos, a un posible candidato a nuevo líder de la Sección.
Nótese que no hacemos referencia esta vez a la diferencia de potencial entre los arrancars, sino a la sensación de que aquel recién llegado se parecía más de lo esperado al antiguo Espada de la 9º Sección, Khalil Blackburn, por sus repentinos cambios de humor, de abrumadoras consecuencias.
Así pues, y con ambos arrancars a sus pies, gritó:
- Mi nombre es Hideyori Taira, 9º Fracción, y no toleraré la desidia ni la traición. Que esto os sirva de ejemplo. – no sería correcto considerar que aquella situación realmente había alterado los ánimos del arrancar, sino más bien que aquel había sido un mal menor, para evitar posibles percances futuros.
- Ya debéis conocer nuestra nueva tarea como sección de apoyo directo, así pues, ¿cómo puedo esperar que arriesguéis vuestra vida por otros arrancars cuando anteponéis la vuestra a la de vuestros compañeros? – aquel himno a las buenas intenciones posiblemente no sirviera para nada. Al fin y al cabo, aquello era Hueco Mundo y se encontraba ante arrancars, seres creados del odio, y no ante muñequitas cargadas de buenas intenciones provenientes de "shinigami-landia".
Debemos recordar, sin embargo, que no era precisamente Taira un tipo al que le costase saber qué teclas pulsar para manejar a los cortos de miras, por lo que no le resultaría difícil torcer la voluntad de sus subordinados hacia sus propios fines: sólo hacía falta arrojar el tipo de cebo que querían morder.
Así pues, aquel que conociese el camino de las normas y el código del honor ascendería sin mayor percance, mientras que aquellos que no supiesen responder más que a la senda del miedo y la represión, encontrarían en Taira a un buen suministrador de ambos.
Por su parte, Taira continuó con su particular discurso:
- No necesito de vosotros que seáis santos ni mártires. No necesito de vosotros buena voluntad ni fraternidad. Lo único que requiero de vosotros es vuestra lealtad y cumplimiento del deber, y que sepáis estar a la altura cuando ponga en una balanza la causa arrancar y vuestra vida. – hizo una breve pausa, para acentuar el momento e incitar a la reflexión. - Si elegís la senda correcta, yo mismo lucharé a vuestro lado y ofreceré mi espada a nuestras vidas; mas, si por el contrario, erráis en la decisión, tened por seguro que no será vuestra vida la que prevalezca.
De este modo, y expuestas las bases de la disciplina en la Novena, Taira se dio por satisfecho: había un lugar para todo el que quisiese en la Sección, mas sería según los méritos propios y la correcta actuación que cada uno obtendría su debido puesto.
No cabía ser de otro modo. No debía ser de otro modo.
-¡¡Y yo me llamo Lynorieeeee…!! – gritó de repente y alegremente la arrancar, cortando así una tensión que se podía hasta masticar. Desde luego, aquella era una arrancar mucho más carismática que Taira, y posiblemente fuese eso lo que necesitaba en aquel instante, como perfecto complemento y alegría del lugar.
- Oh claro, lo olvidaba. Aquí tenéis a mi ayudante personal y primera al mando. Supongo que sobran las presentaciones a estas alturas, así que por mi parte no queda nada que añadir. – se dispuso a darse la vuelta y partir, no sin antes decir: - ¡Oh! sí, y alegrad esas caras panecillos, que no soy tan raro en el fondo. – añadió finalmente, emprendiendo camino hacia su recién redecorado dormitorio.
- Quién lo diría…- contestó burlona Lynorie, acompañando a Taira a través del salón y alejándose del resto de arrancars.
- ¡Tú a callar!
- ¡Pero seraaaás!
- ¡Lalalaaaaaá…!
Y así, cambiando de opinión en cuanto al inicial paseo, Taira se retiró a sus dependencias, dispuesto a meditar y relajarse hasta que algún acontecimiento de interés le sacara de su bien merecido letargo…
Y precisamente estos pasos le condujeron al mismo lugar de donde venía…
Apenas se había cerrado la puerta a sus espaldas cuando, pasando a su lado y conversando inconscientemente pasaron sendos arrancars, comentando alegremente algo tal que…:
- […] Tienes razón, una vez estés al mando las cosas van a cambiar por completo.
- Já! Ya te digo, estaba pensando incluso en ofrecerme para ser Espada. Al fin y al cabo, tampoco es que haya tanta diferencia entre uno de ellos y yo. – comentaba el otro, engreído y seguro de sus capacidades.
En aquel momento Taira se paró en seco. Era incapaz de dar crédito a sus oídos, por lo que no pudo menos que contestar, amable como siempre:
- ¿Tú, mierdecilla?
El comentario, en tono evidentemente despectivo, vino acompañado con una mueca de incredulidad dibujada en su rostro. El ego del susodicho merluzo quedaba con ello en entredicho, girándose este de forma lenta, como dándole misterio a un movimiento tan sumamente complejo como el de darse la vuelta. Así pues, el arrancar, con una chulería innata tan poco convincente como merecida, se encaró a Taira, diciéndole:
- ¿Decías? Me parece que no sabes quién soy yo. Mi nombre es Kev McQuincer, el arrancar más poderoso de esta sección ¿quién diablos eres tú, si se puede saber?
- Ohh! nadie, nadie…sólo alguien nuevo en la sección, eso es todo. ¿Te parece si entramos a discutirlo en el interior? No quisiera molestar a la gente que tiene que usar los pasillos…
El orgulloso arrancar miró a su compañero, efectuando una especie de seña con la cabeza, para luego volver a mirar a Taira y decir:
- Sí, claro. ¿Por qué no? Al fin y al cabo, así los demás de la sección podrán aprender algo de disciplina.
- Exacto. – dijo Taira, tras haber entrado de nuevo en el salón principal de la sección, y haberse cerciorado de que el dúo dinámico lo seguían. Pobres… al fin y al cabo, habían entendido el propósito de entrar en las dependencias de la Sección, sólo que al revés.
- Lyn. – se limitó a pronunciar Taira. Al instante, y sin mayor aviso, la pequeña apareció en el aire, por detrás del tal McQuincer y, en un movimiento que el compañero del mismo apenas habría alcanzado a ver, propinó una tremenda patada a la cabeza del primero, haciéndole volar por el salón y estamparse contra una maciza columna.
La sala quedó en silencio durante el breve espacio de tiempo que tardó Taira en recorrer, con paso firme, la distancia que le separaba del ahora magullado arrancar. Todos los demás observaban atentos, atónitos. Muchos de ellos aún no sabían quién era y a qué venía todo aquello mas, por prudencia, callaban y esperaban no ser el siguiente objeto de “divertimento” de Taira.
A nuestro particular arrancar no le agradaba lo que tendría que hacer a continuación, pero lo consideraba algo necesario si quería implantar el respeto y la ideología que quería para su Sección. Así pues, y mirando a un raso situado a escasos metros de él, le ordenó:
- Mátalo. – la mirada era seria. La voz, sin un ápice de duda. No debe caber duda al lector en este instante, como no le cabía a los allí presentes, que aquella orden iba completamente en serio.
- Peero… - la voz temblorosa, apenas inaudible, salió más por lástima de sus labios que porque pretendiese decirlo. Así, en lugar de continuar la frase, se quedó inmóvil, temeroso.
- No tengo tiempo para esto. – dijo Taira, al tiempo que desenvainaba su negro puñal, con amenazadora mirada y pose agresiva. – O lo haces o eres tú quien cae ahora.
El violento ultimátum no hizo más que acrecentar la inseguridad del muchacho, quien, viéndose sin más opción, deslizó la mano hacia la empuñadura de su katana y la extrajo lentamente del obi, sin por ello dejar de temblar. Insegura aunque constantemente, el arrancar alzó el arma por encima de su cabeza, a punto para asestar el golpe definitivo a un Kev McQuincer que ahora suplicaba por su vida con agónica desesperación.
La hoja descendió violentamente, y su segador filo no paró hasta que hubo alcanzado una sólida superficie, momento en que el arrancar se derrumbó, soltando la katana y arrodillándose, no pudiendo soportar la presión y la gravedad de sus actos.
Y es que esta sólida superficie no era otra que el dedo índice de Taira, quien de un movimiento rápido y preciso se había interpuesto en la trayectoria del ataque y lo había parado, como puede observarse, sin mayor dificultad. Y este grave acto no era más que haber cedido y caído a los designios de aquel desconocido de pelo blanco que cada vez se asemejaba más, a los ojos de los rasos, a un posible candidato a nuevo líder de la Sección.
Nótese que no hacemos referencia esta vez a la diferencia de potencial entre los arrancars, sino a la sensación de que aquel recién llegado se parecía más de lo esperado al antiguo Espada de la 9º Sección, Khalil Blackburn, por sus repentinos cambios de humor, de abrumadoras consecuencias.
Así pues, y con ambos arrancars a sus pies, gritó:
- Mi nombre es Hideyori Taira, 9º Fracción, y no toleraré la desidia ni la traición. Que esto os sirva de ejemplo. – no sería correcto considerar que aquella situación realmente había alterado los ánimos del arrancar, sino más bien que aquel había sido un mal menor, para evitar posibles percances futuros.
- Ya debéis conocer nuestra nueva tarea como sección de apoyo directo, así pues, ¿cómo puedo esperar que arriesguéis vuestra vida por otros arrancars cuando anteponéis la vuestra a la de vuestros compañeros? – aquel himno a las buenas intenciones posiblemente no sirviera para nada. Al fin y al cabo, aquello era Hueco Mundo y se encontraba ante arrancars, seres creados del odio, y no ante muñequitas cargadas de buenas intenciones provenientes de "shinigami-landia".
Debemos recordar, sin embargo, que no era precisamente Taira un tipo al que le costase saber qué teclas pulsar para manejar a los cortos de miras, por lo que no le resultaría difícil torcer la voluntad de sus subordinados hacia sus propios fines: sólo hacía falta arrojar el tipo de cebo que querían morder.
Así pues, aquel que conociese el camino de las normas y el código del honor ascendería sin mayor percance, mientras que aquellos que no supiesen responder más que a la senda del miedo y la represión, encontrarían en Taira a un buen suministrador de ambos.
Por su parte, Taira continuó con su particular discurso:
- No necesito de vosotros que seáis santos ni mártires. No necesito de vosotros buena voluntad ni fraternidad. Lo único que requiero de vosotros es vuestra lealtad y cumplimiento del deber, y que sepáis estar a la altura cuando ponga en una balanza la causa arrancar y vuestra vida. – hizo una breve pausa, para acentuar el momento e incitar a la reflexión. - Si elegís la senda correcta, yo mismo lucharé a vuestro lado y ofreceré mi espada a nuestras vidas; mas, si por el contrario, erráis en la decisión, tened por seguro que no será vuestra vida la que prevalezca.
De este modo, y expuestas las bases de la disciplina en la Novena, Taira se dio por satisfecho: había un lugar para todo el que quisiese en la Sección, mas sería según los méritos propios y la correcta actuación que cada uno obtendría su debido puesto.
No cabía ser de otro modo. No debía ser de otro modo.
-¡¡Y yo me llamo Lynorieeeee…!! – gritó de repente y alegremente la arrancar, cortando así una tensión que se podía hasta masticar. Desde luego, aquella era una arrancar mucho más carismática que Taira, y posiblemente fuese eso lo que necesitaba en aquel instante, como perfecto complemento y alegría del lugar.
- Oh claro, lo olvidaba. Aquí tenéis a mi ayudante personal y primera al mando. Supongo que sobran las presentaciones a estas alturas, así que por mi parte no queda nada que añadir. – se dispuso a darse la vuelta y partir, no sin antes decir: - ¡Oh! sí, y alegrad esas caras panecillos, que no soy tan raro en el fondo. – añadió finalmente, emprendiendo camino hacia su recién redecorado dormitorio.
- Quién lo diría…- contestó burlona Lynorie, acompañando a Taira a través del salón y alejándose del resto de arrancars.
- ¡Tú a callar!
- ¡Pero seraaaás!
- ¡Lalalaaaaaá…!
Y así, cambiando de opinión en cuanto al inicial paseo, Taira se retiró a sus dependencias, dispuesto a meditar y relajarse hasta que algún acontecimiento de interés le sacara de su bien merecido letargo…
Hideyori Taira- Desaparecido
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Edad : 32
Re: Los primeros pasos
- ¡¡¡Taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!
Una voz femenina, de timbre característico e infantil irrumpió en los pensamientos de Taira. La arrancar saltarina había decidido que llamar a la puerta del cuarto de Taira no era una opción, entrando así sin miramientos y con una cara de sublime alegría, e interrumpiendo la meditación de nuestro protagonista.
Aquello, todo sea dicho, solía irritar bastante al arrancar, teniendo en cuenta que aprovechaba esos escasos aunque productivos momentos para potenciar, estimular y optimizar su nivel y flujo de reiatsu; dato nada despreciable si queremos intentar adentrarnos en la personalidad ambiciosa y eficiente del susodicho individuo.
- Dios mío Lyn…- regañó a la pequeña – ¡¿es que nunca te he enseñado a llamar a la puerta?!
- Ooooohhh…perdón, perdón…- se disculpó, para después añadir con cara de interés: - ¿interrumpo algo importante?
- Bah, es igual, déjalo. – trataba de quitarle hierro al asunto, dejándolo en el rango de lo insignificante. - Estaba a punto de alcanzar el nirvana y volver por tercera vez consecutiva... pero supongo que ya habrá tiempo para eso más adelante…
-Mentirosoo…
Taira la miró serio, para después añadir:
- Cierto, era sólo la segunda… – y con una enigmática sonrisa dio por zanjado el tema, dándose cuenta que la pequeña no habría irrumpido en su cuarto sin motivo. – Pero bueeeeno…¿Qué te cuentas enana?
- Aaaahhh… ¡eso! Casi se me olvida – soltó una corta risita- nada, solo quería decirte que ya terminamos por completo todos los preparativos.
- Bien. – dijo como escueta contestación. Taira parecía tener otra cosa en mente, una especie de plan maléfico que podría resultar cuanto menos interesante…
Y con dicho pensamiento en mente, se levantó, cruzando la pequeña estancia con la mirada. Todo estaba ya en orden incluso en aquel lugar: la chimenea ardía con fuego perenne, inmutable; mientras que unas estanterías ahora repletas de libros cubrían uno de los extremos del habitáculo, dando así un aspecto recogido, eficiente y, sobre todo, cómodo.
Tras este rápido vistazo a sus dependencias, Taira comenzó a pasearse de forma lenta y pensativa frente a la pequeña arrancar. Este comportamiento, típicamente típico de nuestro protagonista, auspiciaba el inicio de una reflexión, indudablemente perifrástica, aunque a veces, y sólo a veces, interesante.
- He estado pensando en algo durante este tiempo... – esperó a ver cómo lograba captar la atención de su compañera. Luego, prosiguió:
- Verás, es algo bien sabido que en la naturaleza hollow encontramos habilidades de lo más diversas y, cuanto menos, útiles. – Continuó caminando por las inmediaciones, aunque eso le supusiese atravesar, literalmente, su enorme escritorio de caoba. Era, al fin y al cabo, un buen ejemplo de lo que acababa de comentar.
- Sin embargo, ya sabes que no es en la anatomía hollow en lo que estoy interesado. Al menos no en la de aquellos que no me son útiles de una forma u otra.- hizo una pausa, como planteándose su próxima pieza de información.
- El caso es que existen una serie de hollows, de Menos, para ser exactos, que segregan una sustancia de efectos sorprendentes. – Lynorie miró al arrancar, como esperando una aclaración. - No creo necesario entrar en detalles ahora. – fue toda su respuesta. - Lo único que necesito que sepáis tú y aquellos que colaboren es que quiero a esos hollow aquí, vivitos y coleando. Yo mismo me haré cargo del resto.
La arrancar se quedó mirando a su compañero, dubitativa, sin estar segura de si a esas alturas ya debería saber cual sería su misión en los planes de Taira.
- Bieeeeeenn…entonceeees…¿¡qué quieres que haga!? – inquirió la pequeña, no pudiendo soportar el haber estado en un mismo sitio quieta durante más de dos minutos, y menos aún sin saber de qué iba todo aquello.
- Mmmmm…tráeme un cuervo blanco, yo mismo transmitiré el comunicado. – Lynorie se dio la vuelta, dispuesta a salir de la habitación, cuando…- ¡Ah!, una cosilla más. ¿recuerdas aquellas cámaras criogénicas que te dije que había encontrado tiradas por ahí? – Lynorie asintió. – Tráelas a la sección y colócalas en la sala junto a la de Control de Localizadores, ¿vale?
- De acuerdoooooo…!!!- y salíó de la estancia, correteando y dando botes alegremente.
Como el lector probablemente habrá intuido, dichas cámaras no se hallaban “tiradas por ahí”, sino que el propio Taira se había tomado la licencia de sustraerlas en un momento de descuido por parte de uno de los rasos de la duodécima sección. Al fin y al cabo, él tenía mejores planes para ellas; y aunque todo aquel plan le había supuesto dedicarle unas horas valiosísimas al estudio de todo lo que necesitaba saber, le habría valido la pena si acababa obteniendo el producto deseado…
“¡¡Meeec, meeeeeeeeec!!”
De repente, un cuervo blanco entró cual correcaminos revoloteando en sus aposentos. Ignorando lo asustado del espécimen, Taira se limitó a agarrarlo sin demasiados miramientos por una pata, al tiempo que se concentraba en transmitir su mensaje, por supuesto improvisado, a todo el Amanecer.
Necesitaría a algunos voluntarios ociosos que quisiesen participar en una breve, aunque intensa cacería. Así pues, decidió que lo más apropiado sería convocarlos a todos en la Novena para darles las debidas instrucciones. Tras ello, les asignaría un destino y presa que obtener.
De este modo, y tras haber emitido el mensaje, Taira se dirigió al salón principal de la 9º Sección, aquella enorme sala de rojos tapices y cálidos resplandores, en la que aguardaría la llegada de los cazadores para dar comienzo a su misión…
[OFF: El comunicado del cuervo está AQUÍ. Como indicaré en el mismo, los voluntarios pueden proceder a ir contestando en este mismo post, a continuación.]
Una voz femenina, de timbre característico e infantil irrumpió en los pensamientos de Taira. La arrancar saltarina había decidido que llamar a la puerta del cuarto de Taira no era una opción, entrando así sin miramientos y con una cara de sublime alegría, e interrumpiendo la meditación de nuestro protagonista.
Aquello, todo sea dicho, solía irritar bastante al arrancar, teniendo en cuenta que aprovechaba esos escasos aunque productivos momentos para potenciar, estimular y optimizar su nivel y flujo de reiatsu; dato nada despreciable si queremos intentar adentrarnos en la personalidad ambiciosa y eficiente del susodicho individuo.
- Dios mío Lyn…- regañó a la pequeña – ¡¿es que nunca te he enseñado a llamar a la puerta?!
- Ooooohhh…perdón, perdón…- se disculpó, para después añadir con cara de interés: - ¿interrumpo algo importante?
- Bah, es igual, déjalo. – trataba de quitarle hierro al asunto, dejándolo en el rango de lo insignificante. - Estaba a punto de alcanzar el nirvana y volver por tercera vez consecutiva... pero supongo que ya habrá tiempo para eso más adelante…
-Mentirosoo…
Taira la miró serio, para después añadir:
- Cierto, era sólo la segunda… – y con una enigmática sonrisa dio por zanjado el tema, dándose cuenta que la pequeña no habría irrumpido en su cuarto sin motivo. – Pero bueeeeno…¿Qué te cuentas enana?
- Aaaahhh… ¡eso! Casi se me olvida – soltó una corta risita- nada, solo quería decirte que ya terminamos por completo todos los preparativos.
- Bien. – dijo como escueta contestación. Taira parecía tener otra cosa en mente, una especie de plan maléfico que podría resultar cuanto menos interesante…
Y con dicho pensamiento en mente, se levantó, cruzando la pequeña estancia con la mirada. Todo estaba ya en orden incluso en aquel lugar: la chimenea ardía con fuego perenne, inmutable; mientras que unas estanterías ahora repletas de libros cubrían uno de los extremos del habitáculo, dando así un aspecto recogido, eficiente y, sobre todo, cómodo.
Tras este rápido vistazo a sus dependencias, Taira comenzó a pasearse de forma lenta y pensativa frente a la pequeña arrancar. Este comportamiento, típicamente típico de nuestro protagonista, auspiciaba el inicio de una reflexión, indudablemente perifrástica, aunque a veces, y sólo a veces, interesante.
- He estado pensando en algo durante este tiempo... – esperó a ver cómo lograba captar la atención de su compañera. Luego, prosiguió:
- Verás, es algo bien sabido que en la naturaleza hollow encontramos habilidades de lo más diversas y, cuanto menos, útiles. – Continuó caminando por las inmediaciones, aunque eso le supusiese atravesar, literalmente, su enorme escritorio de caoba. Era, al fin y al cabo, un buen ejemplo de lo que acababa de comentar.
- Sin embargo, ya sabes que no es en la anatomía hollow en lo que estoy interesado. Al menos no en la de aquellos que no me son útiles de una forma u otra.- hizo una pausa, como planteándose su próxima pieza de información.
- El caso es que existen una serie de hollows, de Menos, para ser exactos, que segregan una sustancia de efectos sorprendentes. – Lynorie miró al arrancar, como esperando una aclaración. - No creo necesario entrar en detalles ahora. – fue toda su respuesta. - Lo único que necesito que sepáis tú y aquellos que colaboren es que quiero a esos hollow aquí, vivitos y coleando. Yo mismo me haré cargo del resto.
La arrancar se quedó mirando a su compañero, dubitativa, sin estar segura de si a esas alturas ya debería saber cual sería su misión en los planes de Taira.
- Bieeeeeenn…entonceeees…¿¡qué quieres que haga!? – inquirió la pequeña, no pudiendo soportar el haber estado en un mismo sitio quieta durante más de dos minutos, y menos aún sin saber de qué iba todo aquello.
- Mmmmm…tráeme un cuervo blanco, yo mismo transmitiré el comunicado. – Lynorie se dio la vuelta, dispuesta a salir de la habitación, cuando…- ¡Ah!, una cosilla más. ¿recuerdas aquellas cámaras criogénicas que te dije que había encontrado tiradas por ahí? – Lynorie asintió. – Tráelas a la sección y colócalas en la sala junto a la de Control de Localizadores, ¿vale?
- De acuerdoooooo…!!!- y salíó de la estancia, correteando y dando botes alegremente.
Como el lector probablemente habrá intuido, dichas cámaras no se hallaban “tiradas por ahí”, sino que el propio Taira se había tomado la licencia de sustraerlas en un momento de descuido por parte de uno de los rasos de la duodécima sección. Al fin y al cabo, él tenía mejores planes para ellas; y aunque todo aquel plan le había supuesto dedicarle unas horas valiosísimas al estudio de todo lo que necesitaba saber, le habría valido la pena si acababa obteniendo el producto deseado…
“¡¡Meeec, meeeeeeeeec!!”
De repente, un cuervo blanco entró cual correcaminos revoloteando en sus aposentos. Ignorando lo asustado del espécimen, Taira se limitó a agarrarlo sin demasiados miramientos por una pata, al tiempo que se concentraba en transmitir su mensaje, por supuesto improvisado, a todo el Amanecer.
Necesitaría a algunos voluntarios ociosos que quisiesen participar en una breve, aunque intensa cacería. Así pues, decidió que lo más apropiado sería convocarlos a todos en la Novena para darles las debidas instrucciones. Tras ello, les asignaría un destino y presa que obtener.
De este modo, y tras haber emitido el mensaje, Taira se dirigió al salón principal de la 9º Sección, aquella enorme sala de rojos tapices y cálidos resplandores, en la que aguardaría la llegada de los cazadores para dar comienzo a su misión…
[OFF: El comunicado del cuervo está AQUÍ. Como indicaré en el mismo, los voluntarios pueden proceder a ir contestando en este mismo post, a continuación.]
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
[[Viene de Aqui : https://soulsandswords.foroes.org/6-seccion-f29/esperando-la-llegada-t463.htm#4776 ]]
Carolyn entró por los amplios y blancos pasillos de la novena sección. A pesar de que Folk no le había comentado mucho sobre que debía hacer en aquel lugar ella asistió. Tendría que acostumbrarse, Folk no es de los que explican las cosas. Aún le dolía el brazo de la caída, el hecho de que Okami regresara a Hueco Mundo la había trastocado, primero por la cantidad de reiatsu que liberó (y con el cual cayó al suelo) y por la muerte de Jared.
Estaba delante de una puerta, con decisión la abrió. Y allí estaba, quien lo había organizado todo. Un joven de cabellos blancos que se tornan en lila y unos ojos de color de ámbar.
Carolyn cerró la puerta a su paso, ni se percató que alguien más aparte de Taira y de ella estaba en la sala. Quizás por que tenía prisa, quizás por que era un rango que para ella carecía de importancia. Miró a su alrededor como si aquel cuarto fuese de lo más común y simple.
“Desde luego no se parece en nada al cuarto de Okami” – pensó
-Folk me envió tras recibir su cuervo, así que estoy aquí bajo sus ordenes – seguía diciendo mientras terminaba de explorar el cuarto con su mirada – ¡Oh si!, ¡qué modales los míos!, mi nombre es Carolyn. – dijo terminando de analizarlo todo.
Quizás aquella presentación fue un tanto fría e informal, pero a primera vista no sintió curiosidad por Taira, muy a su pesar, ya que normalmente intentaba encajar entre los más fuertes. Quizás influyo que no estaban solos en el cuarto o que la misión cobraba más importancia. Si había usado los cuervos sería algo urgente.
- ¿Alguien más piensa venir? – pregunto mirando profundamente a Taira
Carolyn entró por los amplios y blancos pasillos de la novena sección. A pesar de que Folk no le había comentado mucho sobre que debía hacer en aquel lugar ella asistió. Tendría que acostumbrarse, Folk no es de los que explican las cosas. Aún le dolía el brazo de la caída, el hecho de que Okami regresara a Hueco Mundo la había trastocado, primero por la cantidad de reiatsu que liberó (y con el cual cayó al suelo) y por la muerte de Jared.
Estaba delante de una puerta, con decisión la abrió. Y allí estaba, quien lo había organizado todo. Un joven de cabellos blancos que se tornan en lila y unos ojos de color de ámbar.
Carolyn cerró la puerta a su paso, ni se percató que alguien más aparte de Taira y de ella estaba en la sala. Quizás por que tenía prisa, quizás por que era un rango que para ella carecía de importancia. Miró a su alrededor como si aquel cuarto fuese de lo más común y simple.
“Desde luego no se parece en nada al cuarto de Okami” – pensó
-Folk me envió tras recibir su cuervo, así que estoy aquí bajo sus ordenes – seguía diciendo mientras terminaba de explorar el cuarto con su mirada – ¡Oh si!, ¡qué modales los míos!, mi nombre es Carolyn. – dijo terminando de analizarlo todo.
Quizás aquella presentación fue un tanto fría e informal, pero a primera vista no sintió curiosidad por Taira, muy a su pesar, ya que normalmente intentaba encajar entre los más fuertes. Quizás influyo que no estaban solos en el cuarto o que la misión cobraba más importancia. Si había usado los cuervos sería algo urgente.
- ¿Alguien más piensa venir? – pregunto mirando profundamente a Taira
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: Los primeros pasos
Sus pasos resonaban por aquel pasillo de paredes blanquecinas, con semblante serio aquella mole de dos metros cinco infundía respeto a los que les rodeaba mientras caminaba con sus manos en los bolsillos de la parte superior de su vestimenta arrancar, había recibido el cuervo blanco como dirigente de la Tercera Sección del Amanecer, alguien llamado “Tai” le había invitado a una misión de busca y captura de ciertos Menos desarrollados, hacía pocas horas que había sido nombrado Fracción de la sección de combate y asalto, no ir sería una ofensa para la Novena Sección incluso para sí mismo y toda la Tercera Sección.
Anduvo hasta que llegó a la puerta la cual abrió con su mano derecha, para divisar en el interior de la sala a un hombre, supuso que él habría entregado el mensaje de los cuervos, a una pequeña figura a su lado, justamente enfrente de este se encontraba una mujer de metro setenta, de cabellos finos de color cobrizo, escuchando su pregunta hacía el hombre.
- Si, yo. Me presento, Kuma Fracción de la Tercera Sección, un placer.
Le respondió con su tono de voz grave, una mezcla entre hombre y oso, cruzando los brazos al terminar de decir sus palabras, sus ojos escudriñaban a los presentes, echándole un vistazo también a la sala en sí.
Anduvo hasta que llegó a la puerta la cual abrió con su mano derecha, para divisar en el interior de la sala a un hombre, supuso que él habría entregado el mensaje de los cuervos, a una pequeña figura a su lado, justamente enfrente de este se encontraba una mujer de metro setenta, de cabellos finos de color cobrizo, escuchando su pregunta hacía el hombre.
- Si, yo. Me presento, Kuma Fracción de la Tercera Sección, un placer.
Le respondió con su tono de voz grave, una mezcla entre hombre y oso, cruzando los brazos al terminar de decir sus palabras, sus ojos escudriñaban a los presentes, echándole un vistazo también a la sala en sí.
Kuma- Post : 9
Edad : 38
Re: Los primeros pasos
Con una aparente y fría indiferencia entró la arrancar en el salón principal de la Novena, donde Taira ya aguardaba la llegada de los voluntarios.
Se trataba se una mujer esbelta, de prominentes curvas y mirada distante. Sin embargo, y a juzgar por su manera de observar su alrededor, no era esta una mirada despreocupada, sino que parecía escrutar hasta el más sombrío recodo de la estancia, juzgando así su entorno en una constante valoración de aquello que le podría ser útil o beneficioso y lo que no, pareciendo tratar esto último con un ápice de arrogancia e incluso desdén.
Y pareció caer en este saco la pequeña Lynorie, que andaba correteando con papeles de un lado a otro de la estancia, conformando la única presencia ajena a nuestros, por el momento, dos protagonistas en escena. Taira, por su parte, aguardaba con semblante cercano a lo absorto, evaluando, que no criticando, a la recién llegada.
Su paso firme y decidido mostraba un orgullo y confianza en sus habilidades, dejando entrever un aire de pragmatismo que, ¿por qué no resaltarlo?, despertaba la curiosidad de nuestro en apariencia joven protagonista.
Así pues, Carolyn se presentó, dejando caer su nombre y motivo para haberse acercado por el lugar.
- Folk…Folk…- calló un momento, reflexionando - ¡Ah, Alexander Folk! Perdona, no acababa de ubicarlo en mi memoria…Entonces eres, obviamente, de las huestes de Okami-sama. – No esperó una respuesta. - Creo que sólo por eso ya ha merecido la pena conocerte, Carolyn. – esbozó una leve sonrisa. – aunque no dudo que me darás más y mejores motivos para pensarlo.
Convengamos que Taira no tenía un gran don de gentes, aunque tampoco carecía de él. Simplemente se limitaría, como de costumbre, a actuar con naturalidad, desechando cualquier modo de contentar o agradar que se encontrase fuera de los límites de su propio carácter anti-metódico e improvisador.
A continuación, y tras haber acarreado una de aquellas enormes cámaras criogénicas hasta la zona operativa de la sección, Lynorie, la infantil compañera de nuestro protagonista, volvió a hacer acto de presencia, colocándose junto a su hermano y esperando una presentación por su parte.
- ¡Oh! Casi lo olvidaba. Esa es Lynorie. – quedó pensativo unos segundos. - Me sería difícil encasillarla en un rango, así que dejémoslo en que ella es mi voz y mis ojos en el Amanecer. Espero que no te dé la vara demasiado, se le coge algo de cariño…con el tiempo.- Guiño un ojo a la arrancar ante la cara de enfado e inminente pataleta de la niñita de cabello rubio.
Resultaba innecesario hacer referencia a su relación de parentesco, pues esperaba que con lo anterior fuera suficiente para que, al menos, tuviera constancia del puesto que ocupaba dentro de la organización.
En ese instante la puerta de la Sección se abrió, para dar paso a un imponente arrancar, de dimensiones muy a tener en cuenta. Su voz grave y potente resonó en la estancia al presentarse como Fracción de la 3º Sección. Acto seguido, se cruzó los brazos, como esperando la consecuente presentación.
- Bienvenido seas, Kuma-san. Mi nombre es Hideyori Taira, Fracción de la 9º Sección, como sabrás. Disculpa el desorden, estamos redecorando el lugar. – dijo esto último más por añadir algo que porque realmente se disculpase. Al fin y al cabo, el acomodamiento de la Sección era ya prácticamente una realidad.
- Permitidme esperar unos momentos más antes de comenzar a tratar las pautas de la misión. Nunca se sabe cuándo puede llegar algún invitado de última hora. – concluyó con una vaga sonrisa, al tiempo que tendía la mano hacia unos mullidos sillones rojos, cercanos a la inmensa chimenea que presidía la sala, invitando a los cazadores a acomodarse mientras durase la espera.
[OFF: Bueno, ya somos 3 contándome, cualquier participación adicional será bien recibida ^^. Me parece que con un tiempo prudencial de una semana aproximadamente a partir de ahora podemos ponernos en camino.
Carolyn y Kuma, en este tiempo si quereis podemos continuar el hilo de la conversación hasta que se cierre el plazo, con el consiguiente orden (ahora Carolyn, Kuma, yo...). Sin embargo, procurad no cambiar el contexto de la acción para no pisar posibles posts entrantes.]
Se trataba se una mujer esbelta, de prominentes curvas y mirada distante. Sin embargo, y a juzgar por su manera de observar su alrededor, no era esta una mirada despreocupada, sino que parecía escrutar hasta el más sombrío recodo de la estancia, juzgando así su entorno en una constante valoración de aquello que le podría ser útil o beneficioso y lo que no, pareciendo tratar esto último con un ápice de arrogancia e incluso desdén.
Y pareció caer en este saco la pequeña Lynorie, que andaba correteando con papeles de un lado a otro de la estancia, conformando la única presencia ajena a nuestros, por el momento, dos protagonistas en escena. Taira, por su parte, aguardaba con semblante cercano a lo absorto, evaluando, que no criticando, a la recién llegada.
Su paso firme y decidido mostraba un orgullo y confianza en sus habilidades, dejando entrever un aire de pragmatismo que, ¿por qué no resaltarlo?, despertaba la curiosidad de nuestro en apariencia joven protagonista.
Así pues, Carolyn se presentó, dejando caer su nombre y motivo para haberse acercado por el lugar.
- Folk…Folk…- calló un momento, reflexionando - ¡Ah, Alexander Folk! Perdona, no acababa de ubicarlo en mi memoria…Entonces eres, obviamente, de las huestes de Okami-sama. – No esperó una respuesta. - Creo que sólo por eso ya ha merecido la pena conocerte, Carolyn. – esbozó una leve sonrisa. – aunque no dudo que me darás más y mejores motivos para pensarlo.
Convengamos que Taira no tenía un gran don de gentes, aunque tampoco carecía de él. Simplemente se limitaría, como de costumbre, a actuar con naturalidad, desechando cualquier modo de contentar o agradar que se encontrase fuera de los límites de su propio carácter anti-metódico e improvisador.
A continuación, y tras haber acarreado una de aquellas enormes cámaras criogénicas hasta la zona operativa de la sección, Lynorie, la infantil compañera de nuestro protagonista, volvió a hacer acto de presencia, colocándose junto a su hermano y esperando una presentación por su parte.
- ¡Oh! Casi lo olvidaba. Esa es Lynorie. – quedó pensativo unos segundos. - Me sería difícil encasillarla en un rango, así que dejémoslo en que ella es mi voz y mis ojos en el Amanecer. Espero que no te dé la vara demasiado, se le coge algo de cariño…con el tiempo.- Guiño un ojo a la arrancar ante la cara de enfado e inminente pataleta de la niñita de cabello rubio.
Resultaba innecesario hacer referencia a su relación de parentesco, pues esperaba que con lo anterior fuera suficiente para que, al menos, tuviera constancia del puesto que ocupaba dentro de la organización.
En ese instante la puerta de la Sección se abrió, para dar paso a un imponente arrancar, de dimensiones muy a tener en cuenta. Su voz grave y potente resonó en la estancia al presentarse como Fracción de la 3º Sección. Acto seguido, se cruzó los brazos, como esperando la consecuente presentación.
- Bienvenido seas, Kuma-san. Mi nombre es Hideyori Taira, Fracción de la 9º Sección, como sabrás. Disculpa el desorden, estamos redecorando el lugar. – dijo esto último más por añadir algo que porque realmente se disculpase. Al fin y al cabo, el acomodamiento de la Sección era ya prácticamente una realidad.
- Permitidme esperar unos momentos más antes de comenzar a tratar las pautas de la misión. Nunca se sabe cuándo puede llegar algún invitado de última hora. – concluyó con una vaga sonrisa, al tiempo que tendía la mano hacia unos mullidos sillones rojos, cercanos a la inmensa chimenea que presidía la sala, invitando a los cazadores a acomodarse mientras durase la espera.
[OFF: Bueno, ya somos 3 contándome, cualquier participación adicional será bien recibida ^^. Me parece que con un tiempo prudencial de una semana aproximadamente a partir de ahora podemos ponernos en camino.
Carolyn y Kuma, en este tiempo si quereis podemos continuar el hilo de la conversación hasta que se cierre el plazo, con el consiguiente orden (ahora Carolyn, Kuma, yo...). Sin embargo, procurad no cambiar el contexto de la acción para no pisar posibles posts entrantes.]
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
- Folk…Folk…- calló un momento, reflexionando - ¡Ah, Alexander Folk! Perdona, no acababa de ubicarlo en mi memoria…Entonces eres, obviamente, de las huestes de Okami-sama. – No esperó una respuesta.- Creo que sólo por eso ya ha merecido la pena conocerte, Carolyn. – esbozó una leve sonrisa. – aunque no dudo que me darás más y mejores motivos para pensarlo.
Carolyn empezó a mostrar algo más de interés por Taira, al fin y al cabo conocía a Okami – sama y al parecer no llegaba a despreciar su presencia.
-Por supuesto que le daré mejores motivos para pensarlo – dijo mirándole con ojos lascivos. - Y si, estoy bajo el mando de Okami - sama -dijo esto ultimo casi con dulzura
Quizás fue un acto reflejo, que en el momento de que Taira se fijó el ella, ella comenzó a fijarse en él. También es cierto que pocas veces usaba la zampakutoh para pelear, solía primero apresar a las victimas a través del encanto y de la provocación. Hasta tal punto que a veces intentaba provocar e insinuarse sin tener un motivo ni una victima.
Aquello seguía pareciéndole a Carolyn un caos. Al menos para sus ojos todo estaba hecho un caos, gajes del oficio. O quizás es que estaba demasiado acostumbrada a la elegancia y el orden de Okami, cierto es que Folk ayudaba en esta tarea.
-¡Oh! Casi lo olvidaba. Esa es Lynorie. – quedó pensativo unos segundos. - Me sería difícil encasillarla en un rango, así que dejémoslo en que ella es mi voz y mis ojos en el Amanecer. Espero que no te dé la vara demasiado, se le coge algo de cariño…con el tiempo.- Guiño un ojo a la arrancar ante la cara de enfado e inminente pataleta de la niñita de cabello rubio.
-Con el tiempo… quizás nunca – dijo para sí misma.- ¿Por qué dices que son tus ojos y tu voz? – dijo en voz más alzada
La verdad que Carolyn pocas veces llegaba a entenderse con alguna persona de genero femenino. De hecho, Okami era la única que Carolyn había logrado reconocer como una autentica mujer.
En ese preciso instante las puertas de aquella sala se abrieron de nuevo. Un joven bastante alto, con una voz grave apareció en la sala.
-Si, yo. Me presento, Kuma Fracción de la Tercera Sección, un placer.
-Bienvenido seas, Kuma-san. Mi nombre es Hideyori Taira, Fracción de la 9º Sección, como sabrás. Disculpa el desorden, estamos redecorando el lugar.
-Tsk – Carolyn hizo una mueca – Serás miembro de la tercera fracción pero te faltan modales joven, al menos al presentarte ante una dama y ante otra fracción – dijo con aires de grandeza. Tenía unas ganas inmensas de cogerle por el cuello y forzarlo ha hacer una reverencia.
Era una de las pocas veces que Carolyn faltaba al respeto a una fracción, de hecho solo hubo una única vez que falto al respeto a la señora Okami y acabó bastante mal. Bueno, en realidad no le llego a faltar al respeto, simplemente le comentó algo que no llego a agradarle. Si había algo que no soportaba era la descortesía hacia los cargos importantes y hacia ella o hacia Okami – sama.
Carolyn optó por no presentarse.
Ahora Carolyn estaba algo enfurruñada, no sabía por que su cuerpo necesitaba ser saciado con sangre. Después de tanto tiempo saboreándola creo una sed insaciable, y cada vez que le molestaba algo sentía esta necesidad.
Disgustada fue a tranquilizarse intentando sentarse en algun sitio, recorrio toda la sala en busca de uno pero no había indicios de un buen asiento. Suspiró pronfundamente.
-Permitidme esperar unos momentos más antes de comenzar a tratar las pautas de la misión. Nunca se sabe cuándo puede llegar algún invitado de última hora.
-Va a ser difícil esperar a más gente sin un asiento libre y acomodado – volvió a suspirar, si había algo que superaba el odio hacia la descortesía era la espera.
Carolyn era una mujer demasiado impaciente, hasta aquel juego de Folk destripando las entrañas de su plan al joven (o más bien al que era joven) Jared le pareció divertido, consiguió animarla. Quizás esto iba a tardar más que la llegada de Okami.
Carolyn empezó a mostrar algo más de interés por Taira, al fin y al cabo conocía a Okami – sama y al parecer no llegaba a despreciar su presencia.
-Por supuesto que le daré mejores motivos para pensarlo – dijo mirándole con ojos lascivos. - Y si, estoy bajo el mando de Okami - sama -dijo esto ultimo casi con dulzura
Quizás fue un acto reflejo, que en el momento de que Taira se fijó el ella, ella comenzó a fijarse en él. También es cierto que pocas veces usaba la zampakutoh para pelear, solía primero apresar a las victimas a través del encanto y de la provocación. Hasta tal punto que a veces intentaba provocar e insinuarse sin tener un motivo ni una victima.
Aquello seguía pareciéndole a Carolyn un caos. Al menos para sus ojos todo estaba hecho un caos, gajes del oficio. O quizás es que estaba demasiado acostumbrada a la elegancia y el orden de Okami, cierto es que Folk ayudaba en esta tarea.
-¡Oh! Casi lo olvidaba. Esa es Lynorie. – quedó pensativo unos segundos. - Me sería difícil encasillarla en un rango, así que dejémoslo en que ella es mi voz y mis ojos en el Amanecer. Espero que no te dé la vara demasiado, se le coge algo de cariño…con el tiempo.- Guiño un ojo a la arrancar ante la cara de enfado e inminente pataleta de la niñita de cabello rubio.
-Con el tiempo… quizás nunca – dijo para sí misma.- ¿Por qué dices que son tus ojos y tu voz? – dijo en voz más alzada
La verdad que Carolyn pocas veces llegaba a entenderse con alguna persona de genero femenino. De hecho, Okami era la única que Carolyn había logrado reconocer como una autentica mujer.
En ese preciso instante las puertas de aquella sala se abrieron de nuevo. Un joven bastante alto, con una voz grave apareció en la sala.
-Si, yo. Me presento, Kuma Fracción de la Tercera Sección, un placer.
-Bienvenido seas, Kuma-san. Mi nombre es Hideyori Taira, Fracción de la 9º Sección, como sabrás. Disculpa el desorden, estamos redecorando el lugar.
-Tsk – Carolyn hizo una mueca – Serás miembro de la tercera fracción pero te faltan modales joven, al menos al presentarte ante una dama y ante otra fracción – dijo con aires de grandeza. Tenía unas ganas inmensas de cogerle por el cuello y forzarlo ha hacer una reverencia.
Era una de las pocas veces que Carolyn faltaba al respeto a una fracción, de hecho solo hubo una única vez que falto al respeto a la señora Okami y acabó bastante mal. Bueno, en realidad no le llego a faltar al respeto, simplemente le comentó algo que no llego a agradarle. Si había algo que no soportaba era la descortesía hacia los cargos importantes y hacia ella o hacia Okami – sama.
Carolyn optó por no presentarse.
Ahora Carolyn estaba algo enfurruñada, no sabía por que su cuerpo necesitaba ser saciado con sangre. Después de tanto tiempo saboreándola creo una sed insaciable, y cada vez que le molestaba algo sentía esta necesidad.
Disgustada fue a tranquilizarse intentando sentarse en algun sitio, recorrio toda la sala en busca de uno pero no había indicios de un buen asiento. Suspiró pronfundamente.
-Permitidme esperar unos momentos más antes de comenzar a tratar las pautas de la misión. Nunca se sabe cuándo puede llegar algún invitado de última hora.
-Va a ser difícil esperar a más gente sin un asiento libre y acomodado – volvió a suspirar, si había algo que superaba el odio hacia la descortesía era la espera.
Carolyn era una mujer demasiado impaciente, hasta aquel juego de Folk destripando las entrañas de su plan al joven (o más bien al que era joven) Jared le pareció divertido, consiguió animarla. Quizás esto iba a tardar más que la llegada de Okami.
Carolyn- Desaparecido
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Edad : 35
Re: Los primeros pasos
- Yare, yare... - Izuna se adentró por los desconocidos pasillos, - no puede ser... - distraidamente miró a su alrededor sin reconocer en absoluto la estancia en la que se encontraba, lo que suponía que era el salón principal de la sección ya se hallaba completamente transformado, al menos había sufrido una transformación teniendo en cuenta lo que Izuna suponía que era un salón principal en Huecomundo, con ese blanco hueso enfermizo por todas partes... pero allí era diferente, tapices y alfombras de color rojo oscuro cubrían cualquier recodo de las características blancas paredes y techos del Amanecer. Al fondo de la estancia se distinguía una chimenea de considerables dimensiones, que proyectaba sobre el lugar un ambiente cálido y acogedor mediante una luz tenue aunque envolvente, - tsk... mendokusai... creo que me he vuelto a perder.
El distraido y normalmente sonriente arrancar miró hacia el frente justo a tiempo para no chocar contra una gran mole arrancar, no conocía al arrancar de nada y trató de pasar a su lado sin alterarlo, aquello podría ser fatal.
- Yare, yare, arrancar san, - dijo mirando al desconocido, tenía el pelo corto y un poco rizado de color moreno, acompañado de una pequeña barba, bastante marcado por su entrenamiento físico, fibroso y corpulento, su altura debía de ser de más de dos metros y no pesaría menos de 130kg. La parte de su máscara que aún quedaba estaba en su cuello en la parte trasera, su agujero hollow estaba en su brazo derecho, tenía un tatuaje en el pecho en su lado derecho también, - siento interrumpir la reunión pero creo que me he perdido... - en ese instante Izuna miró al resto de los presentes, una arrancar de apariencia infantil situada al lado de otro arrancar, un arrancar de pelo color violáceo y ojos extrañamente amarillentos con el globo ocular negro, los restos de su máscara quedaban reflejados en una especie de pronunciada mandícula situada a la izquierda de su rostro, y la última integrante, una joven de 1.70 metros de estatura, sus labios eran carnosos y estaban pintados con una nota brillante color cereza, sus largos cabellos eran finos y de color cobrizo con reflejos dorados y lo que más llamó la atención de Izuna, sus ojos, eran bonitos, de color coral conseguían matizar su mirada oscura y perversa, - vaya, parece que tengo el don de la oportunidad, si interrumpo algo creo que lo mejor será que me vaya...
Casi andando de puntillas Izuna comenzó a salir de la estancia.
[¿Podéis dirigirle la palabra para que se quede? el pobre es tan tímido, creo que Kuma le ha asustado un poco...]
El distraido y normalmente sonriente arrancar miró hacia el frente justo a tiempo para no chocar contra una gran mole arrancar, no conocía al arrancar de nada y trató de pasar a su lado sin alterarlo, aquello podría ser fatal.
- Yare, yare, arrancar san, - dijo mirando al desconocido, tenía el pelo corto y un poco rizado de color moreno, acompañado de una pequeña barba, bastante marcado por su entrenamiento físico, fibroso y corpulento, su altura debía de ser de más de dos metros y no pesaría menos de 130kg. La parte de su máscara que aún quedaba estaba en su cuello en la parte trasera, su agujero hollow estaba en su brazo derecho, tenía un tatuaje en el pecho en su lado derecho también, - siento interrumpir la reunión pero creo que me he perdido... - en ese instante Izuna miró al resto de los presentes, una arrancar de apariencia infantil situada al lado de otro arrancar, un arrancar de pelo color violáceo y ojos extrañamente amarillentos con el globo ocular negro, los restos de su máscara quedaban reflejados en una especie de pronunciada mandícula situada a la izquierda de su rostro, y la última integrante, una joven de 1.70 metros de estatura, sus labios eran carnosos y estaban pintados con una nota brillante color cereza, sus largos cabellos eran finos y de color cobrizo con reflejos dorados y lo que más llamó la atención de Izuna, sus ojos, eran bonitos, de color coral conseguían matizar su mirada oscura y perversa, - vaya, parece que tengo el don de la oportunidad, si interrumpo algo creo que lo mejor será que me vaya...
Casi andando de puntillas Izuna comenzó a salir de la estancia.
[¿Podéis dirigirle la palabra para que se quede? el pobre es tan tímido, creo que Kuma le ha asustado un poco...]
Invitado- Invitado
Re: Los primeros pasos
[OFF: Me tomo la libertad de reorganizar el orden de posts para dar cabida a Izuna. Lamento el cambio, pero mientras el periodo de entrada esté abierto el orden estará un poco alterado. Trataré de dejar claro en cada momento de quién es el turno.
En cuanto tenga lista la respuesta edito sobre este mismo y seguimos así:
Kuma
Carolyn
Izuna
Taira, y vuelta a empezar hasta nuevo aviso. Perdonad la molestia ^^]
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La respuesta de Carolyn no se hizo de rogar. La arrancar contestaba con fluidez y naturalidad, como si todo aquello fuera un juego y le tocase a ella tirar los dados. Quizás no sabía, o poco le importaba, que Taira tenía por costumbre establecer él mismo las reglas del juego y variarlas a su antojo. Al menos en su particular manera de ver las cosas…
Así pues, la arrancar pareció insinuársele, tratando de llevarle a un terreno algo más cómodo para ella. Si bien Taira no despreciaba la calidez de la compañía femenina, tampoco tenía intención de dejarse llevar por sus más bajos instintos. Al fin y al cabo, él ya tenía suficientes objetivos y planes por lo que preocuparse, y no podía por ello permitirse el retrasar su ambición de ascenso en el escalafón de Hueco Mundo.
A continuación, Taira contestó a la indagación de la arrancar de cabellos cobrizos. A su parecer, subestimaba las capacidades de Lynorie, dando por sentado que sería una simple sirvienta entre un mar de rasos, lo cual, obviamente, no era.
- Pues con que es mi voz y mis ojos en el Amanecer me refiero a que ella es responsable de dirigir la sección como mi representante en caso de hallarme indispuesto o lejos del Amanecer, constituyendo mi voluntad y posición ante el resto de arrancars, ya sea para lo bueno como para lo malo. – hizo una pausa, dejando que las palabras calasen en el entendimiento de la arrancar. - Así, confío en ella para tomar el mando de la Novena en caso de ser necesario, al tiempo que respondo por ella ante sus actos.- de repente sacudió la cabeza, como restándole importancia al asunto y queriendo cambiar de tema. No tenía mayor sentido alargarse con explicaciones con respecto a algo que no venía al caso.
Así pues, pasando por alto la ya relatada llegada del monumental Kuma y la repentina irritabilidad de Carolyn, quien no parecía haberse dado por invitada a los sillones frente a la chimenea, nos centramos en el momento en que un nuevo invitado entraba en escena.
Se trataba de un arrancar de aspecto despreocupado y notablemente desorientado, que a punto estuvo de colisionar con la recién llegada montaña arrancar. Pareció echar un vistazo a la sala antes de internarse tímidamente en la conversación para dejar caer el hecho de que se había perdido.
Lo cierto es que Taira no tenía la más remota idea de si aquel arrancar estaba acudiendo a la llamada voluntariamente y se había perdido, o simplemente buscaba otra cosa y había dado a parar con sus huesos en la Novena. En cualquier caso, para Taira venía a ser lo mismo. Parecía un tipo competente y educado, cosa poco común por aquellos entornos. No hacía falta más.
- ¡Espera…! Eeemm…- se quedó pensativo, desconociendo como hacía el nombre del recién llegado. – Lo cierto es que nos vienes como caído del cielo. – esbozó una amigable sonrisa, al tiempo que se aproximaba al arrancar para hacerle saber que no esperaba de él que se marchase.
- Bueno, no sé si habrás recibido el mensaje de los cuervos blancos peerooo…
-Taii…
- ¿Qué…?
- ¿Y tus modales? No te has presentado…- reprendió la pequeña, para a continuación aproximarse a Izuna dando saltitos alegremente cual liebre por el monte.
A continuación, y colocándose frente al desorientado individuo hizo una pequeña reverencia y, con una sonrisa de oreja a oreja, dijo:
- Yo soy Hideyori Lynorie, un placer conocerte. El soso de mi hermano es el fracción de la Novena, Taira. – señaló al susodicho, para acto seguido pronunciar aún más, si cabe, su radiante sonrisa. - Yo no tengo rango, pero soy más guay, ¿a que sí? – añadió, levantando el pulgar y guiñando el ojo al mismo tiempo, en una postura tan cómica como infantil.
- Bueno, lo que Tai quería preguntarte era que si te unías a nosotros en una pequeña cacería – directa al grano. – No será difícil, sólo tenemos que cazar un par de Menos…
En circunstancias normales, Taira habría reprendido a la pequeña por el exceso de información a personas ajenas a la misión, pero algo en aquel individuo le hacía sospechar que acabaría uniéndose a la fiesta.
Tanto mejor. Al fin y al cabo, a más arrancar, menos trabajo.
Así pues, Taira esperó la respuesta del recién llegado, esperando su integración en el peculiar grupo, e invitándole con un gesto a acercarse al resto de los invitados. La misión daría comienzo pronto…
En cuanto tenga lista la respuesta edito sobre este mismo y seguimos así:
Kuma
Carolyn
Izuna
Taira, y vuelta a empezar hasta nuevo aviso. Perdonad la molestia ^^]
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La respuesta de Carolyn no se hizo de rogar. La arrancar contestaba con fluidez y naturalidad, como si todo aquello fuera un juego y le tocase a ella tirar los dados. Quizás no sabía, o poco le importaba, que Taira tenía por costumbre establecer él mismo las reglas del juego y variarlas a su antojo. Al menos en su particular manera de ver las cosas…
Así pues, la arrancar pareció insinuársele, tratando de llevarle a un terreno algo más cómodo para ella. Si bien Taira no despreciaba la calidez de la compañía femenina, tampoco tenía intención de dejarse llevar por sus más bajos instintos. Al fin y al cabo, él ya tenía suficientes objetivos y planes por lo que preocuparse, y no podía por ello permitirse el retrasar su ambición de ascenso en el escalafón de Hueco Mundo.
A continuación, Taira contestó a la indagación de la arrancar de cabellos cobrizos. A su parecer, subestimaba las capacidades de Lynorie, dando por sentado que sería una simple sirvienta entre un mar de rasos, lo cual, obviamente, no era.
- Pues con que es mi voz y mis ojos en el Amanecer me refiero a que ella es responsable de dirigir la sección como mi representante en caso de hallarme indispuesto o lejos del Amanecer, constituyendo mi voluntad y posición ante el resto de arrancars, ya sea para lo bueno como para lo malo. – hizo una pausa, dejando que las palabras calasen en el entendimiento de la arrancar. - Así, confío en ella para tomar el mando de la Novena en caso de ser necesario, al tiempo que respondo por ella ante sus actos.- de repente sacudió la cabeza, como restándole importancia al asunto y queriendo cambiar de tema. No tenía mayor sentido alargarse con explicaciones con respecto a algo que no venía al caso.
Así pues, pasando por alto la ya relatada llegada del monumental Kuma y la repentina irritabilidad de Carolyn, quien no parecía haberse dado por invitada a los sillones frente a la chimenea, nos centramos en el momento en que un nuevo invitado entraba en escena.
Se trataba de un arrancar de aspecto despreocupado y notablemente desorientado, que a punto estuvo de colisionar con la recién llegada montaña arrancar. Pareció echar un vistazo a la sala antes de internarse tímidamente en la conversación para dejar caer el hecho de que se había perdido.
Lo cierto es que Taira no tenía la más remota idea de si aquel arrancar estaba acudiendo a la llamada voluntariamente y se había perdido, o simplemente buscaba otra cosa y había dado a parar con sus huesos en la Novena. En cualquier caso, para Taira venía a ser lo mismo. Parecía un tipo competente y educado, cosa poco común por aquellos entornos. No hacía falta más.
- ¡Espera…! Eeemm…- se quedó pensativo, desconociendo como hacía el nombre del recién llegado. – Lo cierto es que nos vienes como caído del cielo. – esbozó una amigable sonrisa, al tiempo que se aproximaba al arrancar para hacerle saber que no esperaba de él que se marchase.
- Bueno, no sé si habrás recibido el mensaje de los cuervos blancos peerooo…
-Taii…
- ¿Qué…?
- ¿Y tus modales? No te has presentado…- reprendió la pequeña, para a continuación aproximarse a Izuna dando saltitos alegremente cual liebre por el monte.
A continuación, y colocándose frente al desorientado individuo hizo una pequeña reverencia y, con una sonrisa de oreja a oreja, dijo:
- Yo soy Hideyori Lynorie, un placer conocerte. El soso de mi hermano es el fracción de la Novena, Taira. – señaló al susodicho, para acto seguido pronunciar aún más, si cabe, su radiante sonrisa. - Yo no tengo rango, pero soy más guay, ¿a que sí? – añadió, levantando el pulgar y guiñando el ojo al mismo tiempo, en una postura tan cómica como infantil.
- Bueno, lo que Tai quería preguntarte era que si te unías a nosotros en una pequeña cacería – directa al grano. – No será difícil, sólo tenemos que cazar un par de Menos…
En circunstancias normales, Taira habría reprendido a la pequeña por el exceso de información a personas ajenas a la misión, pero algo en aquel individuo le hacía sospechar que acabaría uniéndose a la fiesta.
Tanto mejor. Al fin y al cabo, a más arrancar, menos trabajo.
Así pues, Taira esperó la respuesta del recién llegado, esperando su integración en el peculiar grupo, e invitándole con un gesto a acercarse al resto de los invitados. La misión daría comienzo pronto…
Última edición por Hideyori Taira el Mar Feb 16, 2010 10:36 am, editado 1 vez
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
Kakihara caminaba lentamente por los pasillos mientras se limpiaba de restos de sangre la camisa, ese maldito hollow había gritado y sangrado como un cerdo.... de echo aquello le divertia mucho más. Cuando estaba apunto de finiquitar al hollow recibió un mensaje y que bastante aburrido estaba se dirigió hacia la 9 sección.
Llegó frente una puerta la cual golpeó gentilmente mientras decía.
-Toc toc! Se puede?
Y antes de esperar recibir una respuesta dio un paso dentro de la sala, todo estaba lleno de gente reunida que conversaban animadamente, seguramente todos habían recibido el mismo mensaje que el.
-Vaaaaaaya! Se ve que la fiesta va a ser muy grande.... Dijo mientras una sonrisa tétrica iluminaba su cara ante la espectatiba de sangre...
-Se presenta la fracción de la 10 sección preparado. Dijo mientras encendía un cigarrillo... nunca se había quitado aquel vicio, ni después de la muerte....
Llegó frente una puerta la cual golpeó gentilmente mientras decía.
-Toc toc! Se puede?
Y antes de esperar recibir una respuesta dio un paso dentro de la sala, todo estaba lleno de gente reunida que conversaban animadamente, seguramente todos habían recibido el mismo mensaje que el.
-Vaaaaaaya! Se ve que la fiesta va a ser muy grande.... Dijo mientras una sonrisa tétrica iluminaba su cara ante la espectatiba de sangre...
-Se presenta la fracción de la 10 sección preparado. Dijo mientras encendía un cigarrillo... nunca se había quitado aquel vicio, ni después de la muerte....
Kakihara Asano- Post : 19
Edad : 35
Re: Los primeros pasos
El extraño de pelo blanco con reflejos morados se presentó como Hideyori Taira, ahora caía en quién era, el encargado del seguimiento y el refuerzo, al disculparse por el desorden Kuma hizo un gesto con la mano de que no pasaba nada, estaba acostumbrado a su escuadrón, allí cada día podía encontrarte una decoración muy sutil con variaciones a lo largo de las horas. Su mirada se volvía ahora a Carolyn que había increpado su calma con aquellas palabras, seguía con el mismo tono de voz seria pero esta vez amenazante, acercándose a ella poco a poco, y liberando reiatsu, parecía que se hacía más grande de lo normal, estaba siendo concentrado en Carolyn., mientras su sonrisa se volvía siniestra y macabra.
- Parece ser que Okami-sama no te ha enseñado modales a ti, pequeña, sin duda esparciría tus vísceras por la sala, o quizás deba darte esa lección de modales a ti, Okami-sama….
Hizo hincapié en sus últimas palabras antes de ser interrumpido por un arrancar.
- Yare, yare, arrancar san...
Giró lentamente su cabeza, su mirada se posó sobre el chico que ahora le interrumpía el cuál intimidado caminaba de puntillas saliendo de la sala para ser detenido por las palabras de Hideyori Taira. La pequeña que estaba junto a él se presentaba como Lynorie, dando información sobre la misión y la Fracción hizo un gesto para que el chico tímido se acercara a él, Kuma se giró para dejarle paso. Finalmente terminó por llegar Kakihara Asano la Fracción de la 10ª Sección.
- Yo tengo una pregunta Taira-san, ¿Si son unos simples menos por que has enviado cuervos blancos en vez mandar un unidad normal?
Culminó haciendo un gesto de bienvenida a Asano.
- Parece ser que Okami-sama no te ha enseñado modales a ti, pequeña, sin duda esparciría tus vísceras por la sala, o quizás deba darte esa lección de modales a ti, Okami-sama….
Hizo hincapié en sus últimas palabras antes de ser interrumpido por un arrancar.
- Yare, yare, arrancar san...
Giró lentamente su cabeza, su mirada se posó sobre el chico que ahora le interrumpía el cuál intimidado caminaba de puntillas saliendo de la sala para ser detenido por las palabras de Hideyori Taira. La pequeña que estaba junto a él se presentaba como Lynorie, dando información sobre la misión y la Fracción hizo un gesto para que el chico tímido se acercara a él, Kuma se giró para dejarle paso. Finalmente terminó por llegar Kakihara Asano la Fracción de la 10ª Sección.
- Yo tengo una pregunta Taira-san, ¿Si son unos simples menos por que has enviado cuervos blancos en vez mandar un unidad normal?
Culminó haciendo un gesto de bienvenida a Asano.
Kuma- Post : 9
Edad : 38
Re: Los primeros pasos
OFF: Supongo que a estas alturas podreis suponer el orden pero, en cualquier caso, especifico:
Carolyn
Izuna
Taira
Kakihara
Kuma
En principio espero poder dar comienzo a la mini-trama en cuanto vuelva mi turno, visto que ya somos unos cuantos. Sin embargo, para cualquier otra posible integración, por favor mandadme un privado y ya os comento cómo organizarlo.
Nada más, perdón por el off y tu turno, Carolyn ^^.
Carolyn
Izuna
Taira
Kakihara
Kuma
En principio espero poder dar comienzo a la mini-trama en cuanto vuelva mi turno, visto que ya somos unos cuantos. Sin embargo, para cualquier otra posible integración, por favor mandadme un privado y ya os comento cómo organizarlo.
Nada más, perdón por el off y tu turno, Carolyn ^^.
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
-Que lugar tan sordido.......
Los pasos de un arrancar resonaban por los pasillos, de presencia elegante,alto y moreno de facciones finas pero era marcadamente un hombre adulto y maduro. Poseia unos ojos verdes de los que aterran o enamoran segun la persona, era una figura que sin ser corpulenta transmitia reobusteza y no fragilidad, sus movimientos eran pausados y parecia que no movia un musculo si no era necesario y preciso hacerlo. Su larga tunica blanca ondeaba a su andar y su pelo se deslizaba por su frente vibrando a cada paso, caminaba con la mirada fija en la puerta que se hallaba en el fondo del pasillo, con una picarona sonrrisa en los labios dibujada, arrastraba la mano por la pared conforme se aproximaba, le gustaba ese tacto suave, liso y frio de la roca pulida, le despertaba mucha nostalgia;en su cara se podia vislumbrar cuanta curiosidad tenia por averiguar que se escondia detras de esas puertas.
Se detuvo un paso antes de traspasar la puerta, solto un suspiro, y abrio la puerta, la sala se encontraba sorprendentemente concurrida, aunque la habitacion se hallaba hecha un desastre.Alrededor de una tibia chimenea pudo escrutar a ver las 6 figuras que poblaban la habitacion, todos de presencia y figura humana, aunque uno extraordinariamente grande y robusto, aunque sus profundos ojos verdes se perdieron mas entre las curvas de una hermosa arrancar que se encontraba proxima al fuego.
-Mi nombre es Tatsomaru noblack, fraccion del 8º espada.
El arrancar reposo su antebrazo izkierdo sobre la guardia de su espada, la cual llevaba en la cintura.
-Espero no haber interrumpido nada...
Y con la misma sonrrisa ironica y picarona se sento en la esquina de uno de los dispuestos sillones de la sala, pudiendo tener en perspectiva a todos los presentes, mientras los guardaba en su memoria con sus ojos verdes que reflejaban el refulgente fuego de la chimenea,
[Aun no tengo puseto el color pero mi ficha ya fue aceptada ]
Los pasos de un arrancar resonaban por los pasillos, de presencia elegante,alto y moreno de facciones finas pero era marcadamente un hombre adulto y maduro. Poseia unos ojos verdes de los que aterran o enamoran segun la persona, era una figura que sin ser corpulenta transmitia reobusteza y no fragilidad, sus movimientos eran pausados y parecia que no movia un musculo si no era necesario y preciso hacerlo. Su larga tunica blanca ondeaba a su andar y su pelo se deslizaba por su frente vibrando a cada paso, caminaba con la mirada fija en la puerta que se hallaba en el fondo del pasillo, con una picarona sonrrisa en los labios dibujada, arrastraba la mano por la pared conforme se aproximaba, le gustaba ese tacto suave, liso y frio de la roca pulida, le despertaba mucha nostalgia;en su cara se podia vislumbrar cuanta curiosidad tenia por averiguar que se escondia detras de esas puertas.
Se detuvo un paso antes de traspasar la puerta, solto un suspiro, y abrio la puerta, la sala se encontraba sorprendentemente concurrida, aunque la habitacion se hallaba hecha un desastre.Alrededor de una tibia chimenea pudo escrutar a ver las 6 figuras que poblaban la habitacion, todos de presencia y figura humana, aunque uno extraordinariamente grande y robusto, aunque sus profundos ojos verdes se perdieron mas entre las curvas de una hermosa arrancar que se encontraba proxima al fuego.
-Mi nombre es Tatsomaru noblack, fraccion del 8º espada.
El arrancar reposo su antebrazo izkierdo sobre la guardia de su espada, la cual llevaba en la cintura.
-Espero no haber interrumpido nada...
Y con la misma sonrrisa ironica y picarona se sento en la esquina de uno de los dispuestos sillones de la sala, pudiendo tener en perspectiva a todos los presentes, mientras los guardaba en su memoria con sus ojos verdes que reflejaban el refulgente fuego de la chimenea,
[Aun no tengo puseto el color pero mi ficha ya fue aceptada ]
Tatsomaru- Desaparecido
- Post : 197
Edad : 37
Re: Los primeros pasos
De nuevo entró otro invitado.
-¿Esto es una fiesta de fracciones o que? – Dijo Carolyn
Quizás estaba un poco indignada de que ella no fuera fracción como todos sus compañeros o quizás sentía algo de temor por ser la menor en el cargo. Aun así no mostraba temor por ellos, al revés se mostraba desafiante.
-Parece ser que Okami-sama no te ha enseñado modales a ti, pequeña, sin duda esparciría tus vísceras por la sala, o quizás deba darte esa lección de modales a ti, Okami-sama….
-Inténtalo si puedes… osito. – Intentó que aquellas palabras fueran amenazadoras. Pero cuando soltó esa frase sonrió levemente, como si intentara no reírse – Okami – sama me enseñó muy buenos modales. – miró de arriba abajo a Kuma.
En aquel momento al puerta volvió a abrirse. Un joven alto con el pelo oscuro alborotado apareció en la sala.
-Mi nombre es Tatsomaru noblack, fracción del 8º espada.
Carolyn llevaba mucho tiempo por Hueco Mundo, a pesar de que la mayor parte del tiempo descansaba por la sexta sección. Muy difícil era verla salir. Se quedó mirando al nuevo, preguntándose si era nuevo o si hacía demasiado tiempo que no salía de su cueva.
-Espero no haber interrumpido nada...
Se acercó a su asiento junto a la chimenea y se quedo alli tan pasivo. De nuevo la sangre de Carolyn volvió a hervir. ¿Cómo se podía ser tan desconsiderado? No había esperado a que nadei se presentara y tampoco a ofrecerle asiento.
-Uhmp… hoy en día cualquiera es fracción – dijo indignada suspirando profundamente
De nuevo ni se molestó en presentarse. Al final el unico que parecía mantener la calma y llevar todo en orden era Taira. Carolyn le volvio a mirar, quizás esperando si actuaba ya, o quizas para ver como mantenía todo aquello en orden. Empezó a subir sus expectativas sobre el, quizás su primera impresión fue erronea y quizás si merecía la pena conocerlo en profundidad.
-Si me disculpais tomaré asiento – dijo en tono ironico
Carolyn se acercó a los sillones más cercanos a Taira y se sentó tardó bastante teimpo en quedarse quieta sobre ellos, le parecían incomodos.
-No son como los de la señorita Okami
-¿Esto es una fiesta de fracciones o que? – Dijo Carolyn
Quizás estaba un poco indignada de que ella no fuera fracción como todos sus compañeros o quizás sentía algo de temor por ser la menor en el cargo. Aun así no mostraba temor por ellos, al revés se mostraba desafiante.
-Parece ser que Okami-sama no te ha enseñado modales a ti, pequeña, sin duda esparciría tus vísceras por la sala, o quizás deba darte esa lección de modales a ti, Okami-sama….
-Inténtalo si puedes… osito. – Intentó que aquellas palabras fueran amenazadoras. Pero cuando soltó esa frase sonrió levemente, como si intentara no reírse – Okami – sama me enseñó muy buenos modales. – miró de arriba abajo a Kuma.
En aquel momento al puerta volvió a abrirse. Un joven alto con el pelo oscuro alborotado apareció en la sala.
-Mi nombre es Tatsomaru noblack, fracción del 8º espada.
Carolyn llevaba mucho tiempo por Hueco Mundo, a pesar de que la mayor parte del tiempo descansaba por la sexta sección. Muy difícil era verla salir. Se quedó mirando al nuevo, preguntándose si era nuevo o si hacía demasiado tiempo que no salía de su cueva.
-Espero no haber interrumpido nada...
Se acercó a su asiento junto a la chimenea y se quedo alli tan pasivo. De nuevo la sangre de Carolyn volvió a hervir. ¿Cómo se podía ser tan desconsiderado? No había esperado a que nadei se presentara y tampoco a ofrecerle asiento.
-Uhmp… hoy en día cualquiera es fracción – dijo indignada suspirando profundamente
De nuevo ni se molestó en presentarse. Al final el unico que parecía mantener la calma y llevar todo en orden era Taira. Carolyn le volvio a mirar, quizás esperando si actuaba ya, o quizas para ver como mantenía todo aquello en orden. Empezó a subir sus expectativas sobre el, quizás su primera impresión fue erronea y quizás si merecía la pena conocerlo en profundidad.
-Si me disculpais tomaré asiento – dijo en tono ironico
Carolyn se acercó a los sillones más cercanos a Taira y se sentó tardó bastante teimpo en quedarse quieta sobre ellos, le parecían incomodos.
-No son como los de la señorita Okami
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: Los primeros pasos
Lucian caminaba por el pasillo que llevaba al despacho de la 9ª sección lugar donde, según el cuervo blanco, se reunirían.
Caminaba a un paso ligero mientras Sora ,que iba justo detrás, andaba al mismo ritmo como si fuera su sombra.
Lucian se planto frente a la puerta y la observo detenidamente.
-CreO QuE Es AQuí, ToC TOc.
Llamo dos veces y espero hasta que intuyó lo que le pareció ser una invitación para entrar en la sala. Abrió la puerta con curiosidad y con algo de impaciencia por saber que había dentro. Un grupo de arrancars bastante considerable ocupaban una estancia demasiado humanizada para su gusto.
-HoLa, VeNGo PoR Lo DEl CUerVo BlaNCO, Mi NomBrE Es LuciAn MekHeT FrACcIóN De LA 2ª SeCcIÓn Y ElLa Es... BuENo, EllA SoY Yo.
Lucian pasó su mirada por el grupo de personas, un arrancar con cara de perdido, otro de unas dimensiones considerables, una chica aparentemente asqueada, un chico manchado de sangre, otro arrancar que miraba curioso y otro de pelo morado, ninguno le llamo especialmente la atención, excepto una pequeña arranca de pelo rubio que correteaba de un lado para otro y que se puso a saltar tras mi presentación.
Lucian miro ese exceso de felicidad con curiosidad.
-EsTa ROtA- pensó- No CReO QuE Sea MuY DiFIcIl ARrEGlArlA- y una sonrisa cubrió el rostro de Lucian imaginándose recorriendo con sus dedos todos los rincones de su cerebro.
Lucian lanzo otra mirada general a los ocupantes de la sala hasta que centró su mirada en el chico del pelo morado que ocupaba la zona central.
-DeBe SEr EL El QuE ManDo El CUeRVo BlaNCo.
Caminaba a un paso ligero mientras Sora ,que iba justo detrás, andaba al mismo ritmo como si fuera su sombra.
Lucian se planto frente a la puerta y la observo detenidamente.
-CreO QuE Es AQuí, ToC TOc.
Llamo dos veces y espero hasta que intuyó lo que le pareció ser una invitación para entrar en la sala. Abrió la puerta con curiosidad y con algo de impaciencia por saber que había dentro. Un grupo de arrancars bastante considerable ocupaban una estancia demasiado humanizada para su gusto.
-HoLa, VeNGo PoR Lo DEl CUerVo BlaNCO, Mi NomBrE Es LuciAn MekHeT FrACcIóN De LA 2ª SeCcIÓn Y ElLa Es... BuENo, EllA SoY Yo.
Lucian pasó su mirada por el grupo de personas, un arrancar con cara de perdido, otro de unas dimensiones considerables, una chica aparentemente asqueada, un chico manchado de sangre, otro arrancar que miraba curioso y otro de pelo morado, ninguno le llamo especialmente la atención, excepto una pequeña arranca de pelo rubio que correteaba de un lado para otro y que se puso a saltar tras mi presentación.
Lucian miro ese exceso de felicidad con curiosidad.
-EsTa ROtA- pensó- No CReO QuE Sea MuY DiFIcIl ARrEGlArlA- y una sonrisa cubrió el rostro de Lucian imaginándose recorriendo con sus dedos todos los rincones de su cerebro.
Lucian lanzo otra mirada general a los ocupantes de la sala hasta que centró su mirada en el chico del pelo morado que ocupaba la zona central.
-DeBe SEr EL El QuE ManDo El CUeRVo BlaNCo.
Lucian Mekhet- Desaparecido
- Post : 183
Edad : 36
Re: Los primeros pasos
- Yare, yare... - nuevos integrantes hacían su presentación en la reunión, un arrancar que no había tenido el detalle de presentarse y que únicamente había dicho ser la fracción de la espada de la décima sección, un tal Tatsomaru Noblack, fracción de la espada de la octava sección y un tal Lucian Mekhet, fracción de la espada de la segunda sección, - parece que soy el único que no es fracción en este grupo... qué incómodo, por cierto, fracción de la décima ¿tienes nombre? porque personalmente ahora mismo sólo conozco a Lucian y a Mekhet, nadie ha tenido el detalle de presentarse, salvo Hideyori Lynorie y su hermano, el arrancar que ha propiciado esta reunión, Hideyori Taira, tengo que advertiros que soy muy malo con los nombres y es posible que más de uno lo olvide... - Izuna alzó los hombros como restándole importancia al asunto, después observó uno por uno los rostros de los presentes en la reunión y cerró los ojos.
Sin pensarlo demasiado Izuna comenzó a acercarse a la zona de las sillas y tomó prestada una tratando de hacer que su forma de sentarse fuese al mismo tiempo correcta pero con cierta informalidad, estaba un poco tenso pues al parecer entre el arrancar enorme y la bella arrancar de labios color cereza se había dado una situación de tensión.
Izuna era incapaz de entender aquel comportamiento, por ninguna de las dos partes, para él los arrancar eran como hermanos y su foro interno pensaba que no eran más que herramientas al servicio de sus superiores, y las herramientas no tenían que dejarse llevar por el orgullo, la codicia u otras cualidades tan... humanas.
- Para los recién llegados me presentaré de nuevo, mi nombre es Izuna Shirokage, es un placer conocerlos, - bueno... placer, placer... no le cabía duda de que al menos el tal Mekhet tenía una forma de ser "preocupante" - ahora si no hay más objeciones o si nadie quiere plantear nada ¿podríais empezar con el motivo de vuestra reunión? tengo que decidir si el objeto de dicha reunión es lo suficientemente interesante como para participar en ella... no es orgullo es practicidad, ahora mismo sóis al menos cuatro fracciones, y digo al menos porque no conozco al resto... estoy seguro de que cualquier evento o misión que se lleve a cabo no va a ser lo suficientemente importante como para que El Amanecer pueda prescindir de todos nosotros al mismo tiempo.
Con una sonrisa en el rostro esperaba que el resto de los arrancar presentes se volviesen a presentar para qe los recién llegados los conociesen no sólo por su aspecto físico, y esperaba con ansia que le aclarasen el motivo de aquella reunión.
[Are, are, mea culpa]
Sin pensarlo demasiado Izuna comenzó a acercarse a la zona de las sillas y tomó prestada una tratando de hacer que su forma de sentarse fuese al mismo tiempo correcta pero con cierta informalidad, estaba un poco tenso pues al parecer entre el arrancar enorme y la bella arrancar de labios color cereza se había dado una situación de tensión.
Izuna era incapaz de entender aquel comportamiento, por ninguna de las dos partes, para él los arrancar eran como hermanos y su foro interno pensaba que no eran más que herramientas al servicio de sus superiores, y las herramientas no tenían que dejarse llevar por el orgullo, la codicia u otras cualidades tan... humanas.
- Para los recién llegados me presentaré de nuevo, mi nombre es Izuna Shirokage, es un placer conocerlos, - bueno... placer, placer... no le cabía duda de que al menos el tal Mekhet tenía una forma de ser "preocupante" - ahora si no hay más objeciones o si nadie quiere plantear nada ¿podríais empezar con el motivo de vuestra reunión? tengo que decidir si el objeto de dicha reunión es lo suficientemente interesante como para participar en ella... no es orgullo es practicidad, ahora mismo sóis al menos cuatro fracciones, y digo al menos porque no conozco al resto... estoy seguro de que cualquier evento o misión que se lleve a cabo no va a ser lo suficientemente importante como para que El Amanecer pueda prescindir de todos nosotros al mismo tiempo.
Con una sonrisa en el rostro esperaba que el resto de los arrancar presentes se volviesen a presentar para qe los recién llegados los conociesen no sólo por su aspecto físico, y esperaba con ansia que le aclarasen el motivo de aquella reunión.
[Are, are, mea culpa]
Última edición por Izuna el Sáb Feb 20, 2010 10:25 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Los primeros pasos
Uno tras otro, empezaron a llegar las huestes de Hueco Mundo. Sin apenas haber dado tiempo a acomodar a sus primeros tres invitados, ya tenía otros tantos de los que preocuparse. Y decimos preocuparse no ya porque tuviera la sana intención de recibirlos a todos como reyes, sino porque apenas había comenzado a aumentar el grupo de cacería y ya empezaba a surgir una aparente discordia entre ellos.
Taira examinó a sus invitados, esperando cerrar con ellos la lista de voluntarios. Entre ellos observó recelo, desconfianza, desorden y vanidad, sólo vagamente atenuados por su supuesta capacidad de liderazgo y orden como miembros de la cúpula ejecutiva del Amanecer. Si bien no gustaba de juzgar previamente a ningún individuo, en aquel momento no pudo menos que constatar la veracidad de las palabras de Marcus-sama en su reciente encuentro, que vinieron a su cabeza a modo de reminiscencia: “Los arrancars se dejan llevar por su naturaleza hollow demasiadas veces, y muy pocos son los que se dejan llevar por el gusto exquisito de la simple y llana razón.”
“¡Qué razón tenía…!” – pensó Taira. En absoluto dudaba de las capacidades de los allí presentes, pero no se podía negar a sí mismo la impresión de arrogancia de más de uno de aquellos arrancar. Al fin y al cabo, se recordó, no dejaban de ser hollows.
Y sin embargo, lo que más llamaba la atención de aquel fenómeno era que aquel sentimiento de impunidad y desorden era mayor cuanto mayor fuera el estatus de los arrancars; y se decepcionó al pensar que aquel sentimiento de orden y pragmatismo implícito en su naturaleza no era demasiado común por aquellos lugares.
Toda aquella serie de acontecimientos comenzó a llevar a Taira hacia la irrevocable senda del orden. No estaba dispuesto a consentir la desidia en cuanto al trato, y menos en su Sección y bajo su jurisdicción. Había arriesgado mucho para abrirse camino a través de Hueco Mundo, posiblemente más de lo que alguno de los allí presentes pudiera incluso haberse planteado, y tenía bien claro que su posición y responsabilidades no acabarían allí. Si debía imponerse, lo haría.
Así, se situó en uno de los extremos del grupo de individuos, de modo que todos ellos pudieran distinguir su figura y palabras, y esperó a que todos ellos lo notaran y se hiciera el silencio.
- Quisiera, antes de nada, recordaros vuestra posición…- hizo una breve cesura, como dando pie a la reflexión. – No ante mí, sino ante el Amanecer, ante Marcus-sama. Todos estamos aquí por lo mismo, salvando las distancias. Así pues, si decidís ser lobos o hermanos, me es indiferente. Sólo me importa vuestra conducta cuando ella me resulte un inconveniente. Y amenazar a arrancars bajo mi mando provisional, Kuma, - se giró al vasto individuo – me resulta un inconveniente.
Tras ello, ladeó la cabeza levemente, no esperando la respuesta del arrancar. Acto seguido, dirigió su mirada hacia la hermosa arrancar a su lado, que parecía no encontrar la manera de estar cómoda entre unos sillones que a Taira, posiblemente más por costumbre que otra cosa, nunca le parecieron ser tan incómodos.
- Lamento las molestias, Carolyn, no dudo que Folk, con su reputación, haya logrado acomodar las estancias de Okami-sama bastante mejor de lo que puedas ver aquí. Tomaré nota para el futuro. – aquella arrancar había conseguido, pese al inicial recelo de Taira, acrecentar el interés de este por ella. Sin lugar a dudas, poseía un espíritu salvaje e indómito, pero pese a ello parecía tener la cabeza bastante bien amueblada. Le recordaba, en cierto modo, a muchas de las descripciones que había escuchado de Okami-sama, salvando las distancias.
- Pues bien. Como más de alguno de vosotros ya se habrá dado cuenta, todo esto no es sólo para cazar unos… “simples Menos”. Primero, no son criaturas débiles ni mucho menos. De hecho, posiblemente os lleguen a plantear algún problema.- aquello siempre llegaría a acrecentar el interés de alguno en la misión. – Y segundo, no quiero que los matéis.
- Pero antes de entrar en detalles, debo comentaros que el segundo objetivo, ya cumplido, de esta llamada, era estudiar el tiempo de reacción del resto de escuadrones ante una llamada por medio de los cuervos blancos. Como sabréis, desde este escuadrón se organizarán las partidas de refuerzos y apoyo al resto de misiones. Y como ya os fue comentado, podemos requerir…o exigir, la intervención de otros escuadrones como efectivos complementarios. Es decir, que necesitamos haceros saber que se espera una rápida respuesta ante cualquier aviso o emergencia, más incluso si es por parte de esta sección. Dicho esto, pasemos al tema principal.
En algún momento del discurso que ninguno de los allí presentes hubiera sabido concretar, Lynorie había desaparecido, y reaparecía ahora con la última de aquellas enormes cámaras de cultivo biológico, semejante a un enorme cilindro de una especie de cristal, de casi tres metros de alto y dos de diámetro, llena de un líquido entre celeste y azúl eléctrico. En aquel momento, Taira se giró y la señaló, para que todos pudieran ver el artefacto.
- ¿Veis eso? Pues bien, necesito a mis Menos ahí dentro. – a más de uno se le desencajaría la mandíbula de incredulidad. – No os preocupéis por el tamaño. Obviamente, no son gillians. Y esa es la razón antes mencionada. Las entidades de las que hablamos son Adjuchas y Vasto lordes en un grado de desarrollo sublime, más aún teniendo en cuenta qui ni siquiera han sido arrancarizados, obviamente. Su poder se eleva sobre el de cualquier arrancar corriente, pero no me cabe duda de que entre vosotros podréis doblegarlos. – una pausa. En realidad, sí le cabía más de una duda acerca de que no fuesen a tener problemas, teniendo en cuenta los informes que había recibido en cuanto a la emisión espiritual de las presas. – Y sí, digo “doblegarlos”, porque son más de uno; y es por eso que dividiremos los aquí presentes en dos grupos.
Mientras pensaba en la distribución óptima de los arrancars, prosiguió con las instrucciones. Lynorie había vuelto a desaparecer, internándose en la Sala de Control de Localizadores.
- Bueeeeno…el caso es que…no sé si lo habré dicho ya…. Los quiero vivos. Mis motivos os deben ser indiferentes. Sólo debéis saber que es por la “causa arrancar” – dijo, haciendo hincapié en estas últimas dos palabras. - Por eso necesito a gente competente. No me importa que los mutiléis, cercenéis extremidades o similares, mientras me traigáis de vuelta el centro neurálgico de actividad, véase la cabeza, y la mayor parte del torso, con vida. En cualquier caso, en cuanto tenga contacto visual a través de la monitorización de los localizadores os informaré de qué partes son las que necesito.
- No creo que necesitéis saber más de lo que ya os he dicho. Si alguno de vosotros desea abandonar o cree que tiene mejores cosas que hacer, que sea ahora. No quiero arrepentimientos de última hora. – recorrió con la mirada rápidamente al grupo de cazadores. – En caso contrario, Kuma, Tatsomaru y Kakihara, iréis a la posición marcada en vuestro localizador – justo en ese instante, los artefactos de dichos individuos pitaron brevemente, señal de que la pequeña y rubia arrancar acababa de actualizar los datos de la misión y la señal en ellos marcada. – Por otra parte, yo mismo me uniré a Carolyn, Izuna y Lucian en la otra expedición. No espero que tengáis ningún inconvenientes en la distribución – dijo, como dejando claro que no pensaba discutir aunque así lo hiciesen.
- Si no hay ninguna duda, creo que podemos ponernos en marcha. - Y se giró hacia la puerta, esperando que le siguieran rumbo a los desolados parajes de Hueco Mundo, donde habrían de cometer su misión, al tiempo que su propio localizador y el de sus nuevos compañeros de cacería pitaban indicando la localización de la inminente presa. Allí iban…
[OFF: Me tomo la licencia de obviar dudas para dinamizar el tema un poco. Cualquier cosa que necesitéis mandadme un mp. En cuanto pueda creo los hilos pertinentes en el desierto describiendo los paisajes, indicando personajes en el post y orientándoos en cuanto a por dónde seguir. Espero disculpéis cualquier tardanza.]
Taira examinó a sus invitados, esperando cerrar con ellos la lista de voluntarios. Entre ellos observó recelo, desconfianza, desorden y vanidad, sólo vagamente atenuados por su supuesta capacidad de liderazgo y orden como miembros de la cúpula ejecutiva del Amanecer. Si bien no gustaba de juzgar previamente a ningún individuo, en aquel momento no pudo menos que constatar la veracidad de las palabras de Marcus-sama en su reciente encuentro, que vinieron a su cabeza a modo de reminiscencia: “Los arrancars se dejan llevar por su naturaleza hollow demasiadas veces, y muy pocos son los que se dejan llevar por el gusto exquisito de la simple y llana razón.”
“¡Qué razón tenía…!” – pensó Taira. En absoluto dudaba de las capacidades de los allí presentes, pero no se podía negar a sí mismo la impresión de arrogancia de más de uno de aquellos arrancar. Al fin y al cabo, se recordó, no dejaban de ser hollows.
Y sin embargo, lo que más llamaba la atención de aquel fenómeno era que aquel sentimiento de impunidad y desorden era mayor cuanto mayor fuera el estatus de los arrancars; y se decepcionó al pensar que aquel sentimiento de orden y pragmatismo implícito en su naturaleza no era demasiado común por aquellos lugares.
Toda aquella serie de acontecimientos comenzó a llevar a Taira hacia la irrevocable senda del orden. No estaba dispuesto a consentir la desidia en cuanto al trato, y menos en su Sección y bajo su jurisdicción. Había arriesgado mucho para abrirse camino a través de Hueco Mundo, posiblemente más de lo que alguno de los allí presentes pudiera incluso haberse planteado, y tenía bien claro que su posición y responsabilidades no acabarían allí. Si debía imponerse, lo haría.
Así, se situó en uno de los extremos del grupo de individuos, de modo que todos ellos pudieran distinguir su figura y palabras, y esperó a que todos ellos lo notaran y se hiciera el silencio.
- Quisiera, antes de nada, recordaros vuestra posición…- hizo una breve cesura, como dando pie a la reflexión. – No ante mí, sino ante el Amanecer, ante Marcus-sama. Todos estamos aquí por lo mismo, salvando las distancias. Así pues, si decidís ser lobos o hermanos, me es indiferente. Sólo me importa vuestra conducta cuando ella me resulte un inconveniente. Y amenazar a arrancars bajo mi mando provisional, Kuma, - se giró al vasto individuo – me resulta un inconveniente.
Tras ello, ladeó la cabeza levemente, no esperando la respuesta del arrancar. Acto seguido, dirigió su mirada hacia la hermosa arrancar a su lado, que parecía no encontrar la manera de estar cómoda entre unos sillones que a Taira, posiblemente más por costumbre que otra cosa, nunca le parecieron ser tan incómodos.
- Lamento las molestias, Carolyn, no dudo que Folk, con su reputación, haya logrado acomodar las estancias de Okami-sama bastante mejor de lo que puedas ver aquí. Tomaré nota para el futuro. – aquella arrancar había conseguido, pese al inicial recelo de Taira, acrecentar el interés de este por ella. Sin lugar a dudas, poseía un espíritu salvaje e indómito, pero pese a ello parecía tener la cabeza bastante bien amueblada. Le recordaba, en cierto modo, a muchas de las descripciones que había escuchado de Okami-sama, salvando las distancias.
- Pues bien. Como más de alguno de vosotros ya se habrá dado cuenta, todo esto no es sólo para cazar unos… “simples Menos”. Primero, no son criaturas débiles ni mucho menos. De hecho, posiblemente os lleguen a plantear algún problema.- aquello siempre llegaría a acrecentar el interés de alguno en la misión. – Y segundo, no quiero que los matéis.
- Pero antes de entrar en detalles, debo comentaros que el segundo objetivo, ya cumplido, de esta llamada, era estudiar el tiempo de reacción del resto de escuadrones ante una llamada por medio de los cuervos blancos. Como sabréis, desde este escuadrón se organizarán las partidas de refuerzos y apoyo al resto de misiones. Y como ya os fue comentado, podemos requerir…o exigir, la intervención de otros escuadrones como efectivos complementarios. Es decir, que necesitamos haceros saber que se espera una rápida respuesta ante cualquier aviso o emergencia, más incluso si es por parte de esta sección. Dicho esto, pasemos al tema principal.
En algún momento del discurso que ninguno de los allí presentes hubiera sabido concretar, Lynorie había desaparecido, y reaparecía ahora con la última de aquellas enormes cámaras de cultivo biológico, semejante a un enorme cilindro de una especie de cristal, de casi tres metros de alto y dos de diámetro, llena de un líquido entre celeste y azúl eléctrico. En aquel momento, Taira se giró y la señaló, para que todos pudieran ver el artefacto.
- ¿Veis eso? Pues bien, necesito a mis Menos ahí dentro. – a más de uno se le desencajaría la mandíbula de incredulidad. – No os preocupéis por el tamaño. Obviamente, no son gillians. Y esa es la razón antes mencionada. Las entidades de las que hablamos son Adjuchas y Vasto lordes en un grado de desarrollo sublime, más aún teniendo en cuenta qui ni siquiera han sido arrancarizados, obviamente. Su poder se eleva sobre el de cualquier arrancar corriente, pero no me cabe duda de que entre vosotros podréis doblegarlos. – una pausa. En realidad, sí le cabía más de una duda acerca de que no fuesen a tener problemas, teniendo en cuenta los informes que había recibido en cuanto a la emisión espiritual de las presas. – Y sí, digo “doblegarlos”, porque son más de uno; y es por eso que dividiremos los aquí presentes en dos grupos.
Mientras pensaba en la distribución óptima de los arrancars, prosiguió con las instrucciones. Lynorie había vuelto a desaparecer, internándose en la Sala de Control de Localizadores.
- Bueeeeno…el caso es que…no sé si lo habré dicho ya…. Los quiero vivos. Mis motivos os deben ser indiferentes. Sólo debéis saber que es por la “causa arrancar” – dijo, haciendo hincapié en estas últimas dos palabras. - Por eso necesito a gente competente. No me importa que los mutiléis, cercenéis extremidades o similares, mientras me traigáis de vuelta el centro neurálgico de actividad, véase la cabeza, y la mayor parte del torso, con vida. En cualquier caso, en cuanto tenga contacto visual a través de la monitorización de los localizadores os informaré de qué partes son las que necesito.
- No creo que necesitéis saber más de lo que ya os he dicho. Si alguno de vosotros desea abandonar o cree que tiene mejores cosas que hacer, que sea ahora. No quiero arrepentimientos de última hora. – recorrió con la mirada rápidamente al grupo de cazadores. – En caso contrario, Kuma, Tatsomaru y Kakihara, iréis a la posición marcada en vuestro localizador – justo en ese instante, los artefactos de dichos individuos pitaron brevemente, señal de que la pequeña y rubia arrancar acababa de actualizar los datos de la misión y la señal en ellos marcada. – Por otra parte, yo mismo me uniré a Carolyn, Izuna y Lucian en la otra expedición. No espero que tengáis ningún inconvenientes en la distribución – dijo, como dejando claro que no pensaba discutir aunque así lo hiciesen.
- Si no hay ninguna duda, creo que podemos ponernos en marcha. - Y se giró hacia la puerta, esperando que le siguieran rumbo a los desolados parajes de Hueco Mundo, donde habrían de cometer su misión, al tiempo que su propio localizador y el de sus nuevos compañeros de cacería pitaban indicando la localización de la inminente presa. Allí iban…
[OFF: Me tomo la licencia de obviar dudas para dinamizar el tema un poco. Cualquier cosa que necesitéis mandadme un mp. En cuanto pueda creo los hilos pertinentes en el desierto describiendo los paisajes, indicando personajes en el post y orientándoos en cuanto a por dónde seguir. Espero disculpéis cualquier tardanza.]
Hideyori Taira- Desaparecido
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Edad : 32
Re: Los primeros pasos
Precedido por una densa nube de humo, Karatoraba entró en el salón principal de su nueva sección sin hacer mucho ruido. No tardó demasiado en reconocer el estilo de Taira en la ostentosa decoración de aquella sala. Estaba contento, o más bien satisfecho, con su tan deseado traslado. El papeleo, las idas y venidas aquí y allá y unas cuantas reuniones se habían prologando durante unos días, pero al fin le había sido concedido su traslado.
Y sí, estaba contento de estar allí, aunque ocupara, incluso, un puesto menor. Siendo tan obseso de la discreción, ¿quién no se alegraría de dejar una sección liderada por un Espada que se queda en bolas en pleno combate a las primera de cambio? No es que no sintiera aprecio por aquel excéntrico Espada, todo lo contrario. Antes de conocer a Kenzo a penas sabía crear una Garganta en condiciones. Sin duda sin su ayuda habría acabado ajusticiado bajo la kampakuto de algún shinigami tiempo atrás.
Hideyori Taira era un arrancar que también admiraba, sobre todo porque sabía apreciar a Karatoraba tal y como era, o como parecía ser, más bien. Frente a él era cómodo llevar su máscara, por lo que en su presencia podía estar mucho más relajado. Tampoco era un tipo que pasara desapercibido, pero al menos sabía conservar la ropa en su sitio y contenía su humor cuando así lo requería la situación. No se podría decir lo mismo de su mano derecha: Lynorie. Aquella pequeña y chillona arrancar era lo pero de Taira, ya que a apenas se desegaba de ella. Con aquella enana cerca y gracias a sus chirridos, difícil sería pasar desapercibido en ningún lugar.
Karatoraba se acercó al que, según él, parecía ser el despacho de su nuevo jefe. Golpeó un par de veces la puerta, pero al no obtener ninguna respuesta a cambio se retiró. Retiró el agotado tabaco de su pipa y buscó asiento cerca, donde pudiese esperar a que alguien le atendiera. Rellenó la cazoleta con parsimonia, sin prisa alguna, y encendió su pipa de nuevo, dando grandes y profundas bocanadas. Pronto la sala, sin ningún trasiego de arrancars que perturbaran el ambiente, quedó sumergida en una nube de humo, cuán niebla londinense.
De camino a las dependencias de su nueva sección, Karatoraba había escuchado el mensaje de uno de los cuervos blancos que había usado Taira. Al parecer buscaba algún arrancar ocioso que pudiese echarle una mano en un trabajillo. Sosteniendo la pipa entre la comisura de sus labios, el arrancar sonrió al recordar aquello. Su amigo y, ahora, jefe acababa de llegar a su nuevo puesto y ya tenía algo entre manos. Karatoraba pensó que podría echar una mano en aquel asunto. Nada mejor que tener su mente ocupada para mantener a su Pasajero Oscuro a raya hasta su próximo viaje al Mundo Humano.
Esperaba que Taira o su hermana, preferentemente la Fracción, la verdad, llegase pronto y le explicara un poco más sobre el tema, porque hasta entonces sólo conocía lo que había podido escuchar de aquel pajarraco. Quería agradecerle a Taira su invitación a aquella Sección haciendo lo que mejor sabe. Trabajar y complacer a los demás. Su metódico y ordenado sistema de trabajo era otro estandarte en su búsqueda de la discreción y la normalidad de su persona, a la vez que, una vez más, le permitía astraerse y retener su sed de sangre humana, cuánto le fuese posible.
Y sí, estaba contento de estar allí, aunque ocupara, incluso, un puesto menor. Siendo tan obseso de la discreción, ¿quién no se alegraría de dejar una sección liderada por un Espada que se queda en bolas en pleno combate a las primera de cambio? No es que no sintiera aprecio por aquel excéntrico Espada, todo lo contrario. Antes de conocer a Kenzo a penas sabía crear una Garganta en condiciones. Sin duda sin su ayuda habría acabado ajusticiado bajo la kampakuto de algún shinigami tiempo atrás.
Hideyori Taira era un arrancar que también admiraba, sobre todo porque sabía apreciar a Karatoraba tal y como era, o como parecía ser, más bien. Frente a él era cómodo llevar su máscara, por lo que en su presencia podía estar mucho más relajado. Tampoco era un tipo que pasara desapercibido, pero al menos sabía conservar la ropa en su sitio y contenía su humor cuando así lo requería la situación. No se podría decir lo mismo de su mano derecha: Lynorie. Aquella pequeña y chillona arrancar era lo pero de Taira, ya que a apenas se desegaba de ella. Con aquella enana cerca y gracias a sus chirridos, difícil sería pasar desapercibido en ningún lugar.
Karatoraba se acercó al que, según él, parecía ser el despacho de su nuevo jefe. Golpeó un par de veces la puerta, pero al no obtener ninguna respuesta a cambio se retiró. Retiró el agotado tabaco de su pipa y buscó asiento cerca, donde pudiese esperar a que alguien le atendiera. Rellenó la cazoleta con parsimonia, sin prisa alguna, y encendió su pipa de nuevo, dando grandes y profundas bocanadas. Pronto la sala, sin ningún trasiego de arrancars que perturbaran el ambiente, quedó sumergida en una nube de humo, cuán niebla londinense.
De camino a las dependencias de su nueva sección, Karatoraba había escuchado el mensaje de uno de los cuervos blancos que había usado Taira. Al parecer buscaba algún arrancar ocioso que pudiese echarle una mano en un trabajillo. Sosteniendo la pipa entre la comisura de sus labios, el arrancar sonrió al recordar aquello. Su amigo y, ahora, jefe acababa de llegar a su nuevo puesto y ya tenía algo entre manos. Karatoraba pensó que podría echar una mano en aquel asunto. Nada mejor que tener su mente ocupada para mantener a su Pasajero Oscuro a raya hasta su próximo viaje al Mundo Humano.
Esperaba que Taira o su hermana, preferentemente la Fracción, la verdad, llegase pronto y le explicara un poco más sobre el tema, porque hasta entonces sólo conocía lo que había podido escuchar de aquel pajarraco. Quería agradecerle a Taira su invitación a aquella Sección haciendo lo que mejor sabe. Trabajar y complacer a los demás. Su metódico y ordenado sistema de trabajo era otro estandarte en su búsqueda de la discreción y la normalidad de su persona, a la vez que, una vez más, le permitía astraerse y retener su sed de sangre humana, cuánto le fuese posible.
Karatoraba- Post : 110
Edad : 48
Re: Los primeros pasos
- ¡¡¡Baruruuuuuu-saaaaaaaaaaaaaaan!!!!- la pequeña arrancar irrumpió en el antes tranquilo salón a gritos, corriendo hacia Karatoraba con los brazos extendidos y una sonrisa de sublime felicidad.
Adoraba a aquel tipo. Lo encontraba siempre súper divertido en sus intentos de zafarse de ella de la manera más discreta posible, como si le fuese la vida en no llamar la atención.
Para ella, estar junto al arrancar suponía un juego y risas continuas, más por la molestia e irritación que provocaba en él que por otra cosa. Por ello, jamás desechaba la opción de acercarse a él e incomodarle con sus continuas y escandalosas risitas infantiles y sus juegos absurdos.
- ¡Baruru-san! ¡Taiii tenía razón, al final sí que viniste! – dijo, acentuando aún más, si cabe, su sonrisa inocente y pose de niña adorable; y, de inmediato, comentó:
- ¡Qué chachi tu sombrero…yo quiero uno así! – y, colocando las manos tras la espalda, infantilizando su pose a más no poder, dijo: - ¿Me lo prestas, por faaa…?¡Sólo un ratito…por fa, por fa, por faaaa…! ¡Te lo devuelvo mañanaa! ¿vaaa?
Lynorie era consciente de que era bastante improbable que un tipo como Karatoraba hiciese un gesto de acercamiento como aquel, pero tenía que intentarlo, al fin y al cabo. Sabía que a quien él buscaba era al rarete de su hermano y Fracción de la 9º Sección, por lo que decidió no hacerle esperar mucho más.
- Eeeemm, si buscas a Taira, no está por aquí. – esperó unos segundos antes de dar la explicación. - Tenía algo entre manos y se llevó a unos cuantos arrancars al desierto para cazar a algunos Menos. No me dijo para qué los quería….es que es muy suyo para sus cosas, ya te habrás dado cuenta…- hizo una pausa y, entornando levemente el cuerpo hacia un lado, señaló hacia una puerta en el lado derecho del salón. – Sólo nos dijo que fuésemos preparando unas cámaras de cultivo que trajo, y ya lo hicimos…así que estamos esperando a que empiecen a llegar los enviados.
Poco a poco, Lynorie había ido dejando de lado su faceta más infantil para tomar un tono algo más serio, como solía pasarle cuando empezaba a hablar de trabajo por hacer.
- De todas formas, no debe quedarles mucho. Uno de los enviados, el 8º Fracción, debe de estar al llegar con uno de los Menos; y Taira y su expedición acaban de empezar a combatir hace poco, al igual que Reiko-san, el 4º Fracción – lo dijo tranquilamente, sin un ápice de preocupación por ellos, y como si el combate contra toda clase de criaturas peligrosas fuese un fenómeno de lo más normal y corriente. – Supongo que ya conocerás a Reiko-san, ¿no?
Y, sin esperar respuesta, comenzó a caminar rumbo a la anteriormente señalada puerta, la que llevaba a la zona “funcional” de la Sección, mientras añadía:
- ¿Dónde se habrá metido Alek-san? Llevo media mañana buscándolo…- y, cambiando de tema de nuevo, se giró para mirar a Karatoraba y comentó: - Mientras esperamos, si quieres puedo enseñarte un poco esto. Al fin y al cabo, siempre es divertido cuando estamos juntos, ¿verdad Baruru-san? – y, guiñándole el ojo y con una sonrisa de oreja a oreja, continuó su camino hacia la puerta, dando saltitos y recitando una especie de cancioncilla, que tenía por única letra:
“¡¡Baruru-san, Baruru-san, Baruru-saaan!! ¡Baruru, Baruru, Baruru, Baruru, Baruru-saaaaaan, Baruru-san…!!”
Última edición por Hideyori Taira el Vie Jul 02, 2010 10:35 am, editado 1 vez
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
— 'Oh, mierda.'
Al contrario que la inmensa mayoría de la gente, Karatoraba lograba relajar su mente observando su alrededor. Cuando alguien normal quiere relajar su cerebro, cierra los ojos para cortar ese flujo de información que a través de ellos entra. Para nuestro arrancar, el exceso de información venía precisamente de eso, de cerrar los ojos y dejar actuar a su oído. Por ello, así reposaba Karatoraba cuando ella llegó.
Sin embargo, hasta el oído más obtuso habría escuchado aquel chirrido que retumbó por toda la sala. Karatoraba se levantó de su silla, como si de un resorte se tratase, preparando su mejor sonrisa fingida, aunque no por ello menos real, para disponerse a saludar a la pequeña arrancar:
— Hola Lynorie, te estaba esperando. — mintió, algo burlón. — Puesss, no sé dónde podría encontrar otro... — comenzó a decir Karatoraba. Parece que no la conociese, pues ella le volvió a interrumpir, pidiéndole el sombrero. El "cordial" arrancar hizo amago de prestárselo. 'A ver si así se calla un poco', pensaba, pero al instante se arrepintió, al saber que se lo devolvería mañana. — Mejor me quedo con el sombrero... — pero de nuevo fue interrumpido. Cómo no.
Al fin algo de información. Lynorie le contó que Taira no se encontraba cerca, sino que había salido de caza. Al parecer aquella misión era más importante de lo que Karatoraba había supuesto. Le señaló la puerta que daba a la cámara acondicionada para los Menos. La pequeña e infantil arrancar que había irrumpido se había ido perdiendo, dejando ver la faceta más seria de ella. Karatoraba, encantado de ello, se relajó ahora más. Aunque aquella paz iba a ser efímera.
— Vaya, así que ya está todo hecho por aquí. — se lamentó. — Y yo que esperaba encontrar algo que hacer por aquí.
Reiko también estaba implicado. No conocía demasiado a aquel arrancar, pero se habían cruzado un par de veces en la Cuarta Sección. No le había indicado Lynorie qué tipo de menos habían salido a cazar, pero al parecer debían ser poderosos adjuchas, o quizás Vasto Lorde, ya que la misión se había tornado más bien en batalla, más que en caza.
— Sí, algo lo conozco de la Cuarta, aunque no demasiado. — se limitó a indicar, mientras seguía a la pequeña arrancar hasta la anteriormente señalada sala. — ¿Alek? ¿Quién es Alek? — preguntó.
No sabía que Taira hubiese tenido tiempo de hacer fichajes desde que se fue. Aunque a Karatoraba le venía que ni pintado. Cuánto más altos cargos en la sección, más fácil sería pasar desapercibido. Sin embargo Lynorie no pareció oírle, aunque no le sorprendió. La chistosa e infantil arrancar volvió, tras ofrecerle una visita guiada por la Sección.
— Mucho. — contestó sonriente, refiriéndose a lo divertido que era estar con ella. 'Sobre todo si voy recreándome en la idea de cómo te desmembraría', pensaba, para intentar aguantar a aquella arrancar. — Un paseo turístico no me vendría mal. — al fin y al cabo, era un recién llegado allí y le vendría bien ir ubicándose en su nueva Sección.
Una vez más, la irritante arrancar pareció ignorar las "demasiado serias" palabras del arrancar del sombrero, comenzando a cantar su segundo nombre, como si éste fuera la letra de una mala canción. Dejó ir a la saltarina arrancar frente a él, mirando a su alrededor. 'Al menos estamos solos', pensó. '¿Solos, eh?', sonrió, poniendo un par de dedos sobre su kampakuto, fantaseando con la idea que le recorría la mente. Simple fantasía, obviamente. Aquella arrancar no era su tipo; de hecho ningún arrancar lo era.
Lynorie seguía cantando, mientras los dos iban entrando en la sala. Allí reinaba un aparente desorden, y sólo aparente, ya que conociendo a Taira como Karatoraba lo hacía, seguro que todo estaba en el lugar preciso que le correspondía. Karatoraba pensó en algo, pronto, a ver si aquella arrancar, tan poco silenciosa, cerraba un poco el pico y se tranquilizaba:
— ¿Esos son las cámaras de cultivo? — preguntó, apresuradamente. 'Fenomenal, vaya pregunta más tonta, ¿acaso no es obvio?, pensó. — ¿Cómo pensáis meter a los Menos vivos ahí dentro? No creo que estén precisamente por la labor. — volvió a preguntar.
Karatoraba miró de soslayo su mitad más corta de la kampakuto. Quizá, finalmente, podría ser de utilidad, sea lo que fuere lo que Taira se traía entre manos con esos Menos.
___________________
OFF: No he querido describir más la sala porque, sinceramente, tampoco tengo muy claro de cómo es... ^^
Al contrario que la inmensa mayoría de la gente, Karatoraba lograba relajar su mente observando su alrededor. Cuando alguien normal quiere relajar su cerebro, cierra los ojos para cortar ese flujo de información que a través de ellos entra. Para nuestro arrancar, el exceso de información venía precisamente de eso, de cerrar los ojos y dejar actuar a su oído. Por ello, así reposaba Karatoraba cuando ella llegó.
Sin embargo, hasta el oído más obtuso habría escuchado aquel chirrido que retumbó por toda la sala. Karatoraba se levantó de su silla, como si de un resorte se tratase, preparando su mejor sonrisa fingida, aunque no por ello menos real, para disponerse a saludar a la pequeña arrancar:
— Hola Lynorie, te estaba esperando. — mintió, algo burlón. — Puesss, no sé dónde podría encontrar otro... — comenzó a decir Karatoraba. Parece que no la conociese, pues ella le volvió a interrumpir, pidiéndole el sombrero. El "cordial" arrancar hizo amago de prestárselo. 'A ver si así se calla un poco', pensaba, pero al instante se arrepintió, al saber que se lo devolvería mañana. — Mejor me quedo con el sombrero... — pero de nuevo fue interrumpido. Cómo no.
Al fin algo de información. Lynorie le contó que Taira no se encontraba cerca, sino que había salido de caza. Al parecer aquella misión era más importante de lo que Karatoraba había supuesto. Le señaló la puerta que daba a la cámara acondicionada para los Menos. La pequeña e infantil arrancar que había irrumpido se había ido perdiendo, dejando ver la faceta más seria de ella. Karatoraba, encantado de ello, se relajó ahora más. Aunque aquella paz iba a ser efímera.
— Vaya, así que ya está todo hecho por aquí. — se lamentó. — Y yo que esperaba encontrar algo que hacer por aquí.
Reiko también estaba implicado. No conocía demasiado a aquel arrancar, pero se habían cruzado un par de veces en la Cuarta Sección. No le había indicado Lynorie qué tipo de menos habían salido a cazar, pero al parecer debían ser poderosos adjuchas, o quizás Vasto Lorde, ya que la misión se había tornado más bien en batalla, más que en caza.
— Sí, algo lo conozco de la Cuarta, aunque no demasiado. — se limitó a indicar, mientras seguía a la pequeña arrancar hasta la anteriormente señalada sala. — ¿Alek? ¿Quién es Alek? — preguntó.
No sabía que Taira hubiese tenido tiempo de hacer fichajes desde que se fue. Aunque a Karatoraba le venía que ni pintado. Cuánto más altos cargos en la sección, más fácil sería pasar desapercibido. Sin embargo Lynorie no pareció oírle, aunque no le sorprendió. La chistosa e infantil arrancar volvió, tras ofrecerle una visita guiada por la Sección.
— Mucho. — contestó sonriente, refiriéndose a lo divertido que era estar con ella. 'Sobre todo si voy recreándome en la idea de cómo te desmembraría', pensaba, para intentar aguantar a aquella arrancar. — Un paseo turístico no me vendría mal. — al fin y al cabo, era un recién llegado allí y le vendría bien ir ubicándose en su nueva Sección.
Una vez más, la irritante arrancar pareció ignorar las "demasiado serias" palabras del arrancar del sombrero, comenzando a cantar su segundo nombre, como si éste fuera la letra de una mala canción. Dejó ir a la saltarina arrancar frente a él, mirando a su alrededor. 'Al menos estamos solos', pensó. '¿Solos, eh?', sonrió, poniendo un par de dedos sobre su kampakuto, fantaseando con la idea que le recorría la mente. Simple fantasía, obviamente. Aquella arrancar no era su tipo; de hecho ningún arrancar lo era.
Lynorie seguía cantando, mientras los dos iban entrando en la sala. Allí reinaba un aparente desorden, y sólo aparente, ya que conociendo a Taira como Karatoraba lo hacía, seguro que todo estaba en el lugar preciso que le correspondía. Karatoraba pensó en algo, pronto, a ver si aquella arrancar, tan poco silenciosa, cerraba un poco el pico y se tranquilizaba:
— ¿Esos son las cámaras de cultivo? — preguntó, apresuradamente. 'Fenomenal, vaya pregunta más tonta, ¿acaso no es obvio?, pensó. — ¿Cómo pensáis meter a los Menos vivos ahí dentro? No creo que estén precisamente por la labor. — volvió a preguntar.
Karatoraba miró de soslayo su mitad más corta de la kampakuto. Quizá, finalmente, podría ser de utilidad, sea lo que fuere lo que Taira se traía entre manos con esos Menos.
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OFF: No he querido describir más la sala porque, sinceramente, tampoco tengo muy claro de cómo es... ^^
Karatoraba- Post : 110
Edad : 48
Re: Los primeros pasos
Lynorie continuaba su camino, seguida de Karatoraba, e internándose en la zona operativa de la 9º Sección. Tras la puerta que se encontraba en el lado derecho del gran salón principal, los arrancars se encontraron ante otra, bastante mayor y más blindada. Allí, Lynorie se detuvo para teclear una larga serie de cifras en un panel de control, abriéndose tras ello la puerta sin mayor dilación y con un sonido metálico apenas perceptible.
Lynorie, por un pragmatismo muy propio de los hermanos Hideyori, decidió pasar de la mitad de las intervenciones de su compañero, no por ello desestimándolas sino, más bien, aceptando sus respuestas como más que válidas.
Así pues, y poniendo morritos de enfado tras haberle negado Karatoraba el sombrero, optó por la vía más rápida y simple para explicarle quién era el tal Alekshandros: tomó su localizador y…
- ¡¡Aleeeeeeeeeeeeeekkk-saaaaaaaaannn!!! – su grito resonó en toda la estancia - ¡¿Dónde demonios te has metido?! ¡Llevo medio día buscándote! – Lynorie sabía más que de sobra que el arrancar de la 9º Sección no había sido reclutado para una misión, al menos oficialmente. En su Sección se tomaban muy en serio el control sobre la oficialidad de las misiones y los arrancars en ellas presentes. Al fin y al cabo, mantener un cierto control y registro sobre ello era una de sus tareas primordiales.
- ¡Vente inmediatamente a la Novena! ¡Tenemos trabajo por aquí! – en realidad, mentía, aunque sí era cierto que le fuesen a necesitar en breves; en cuanto llegasen los enviados a la misión en el desierto.
Así pues, y guardando de nuevo el localizador entre sus túnicas, sonrió alegremente a Karatoraba y entró definitivamente en la Sala de Control de Localizadores.
El lugar era enorme. Bajo una tenue oscuridad, ligeramente iluminada por el destello de decenas de pantallas de ordenador, varios arrancars trabajaban, cotejando datos y calibrando por enésima vez todo tipo de parámetros para su más absoluta perfección y actualidad.
Frente a la entrada, había un espacio libre de computadoras, aunque ocupado por una especie de pantalla circular enorme, de unos cuatro metros de diámetro. Con un par de saltitos, Lynorie se acercó a ella y explicó a su “compañero de juegos”:
- Esta es la pantalla de monitorización.- y, manipulando con las yemas de los dedos la imagen en pantalla, con sorprendente habilidad; centró su atención en enfocar una situación puntual como ejemplo. – Mira, te enseñaré como funciona. – esperó a que se acercase – Con los dedos vas centrándote en lo que quieres ver. Por ejemplo, veamos lo que tenemos en el Mundo Humano… - hizo un par de movimientos. - ¡Aquí! Mira, aquí puedes ver cómo tenemos a un tal…Jack Vesper en Niza, Europa. Y manipulando un poco más… - volvió a arrastrar hábilmente los dedos por la superficie de la pantalla, hasta que una imagen en tiempo real se reflejó en la misma. En ella se veía cómo el antes mencionado arrancar combatía contra un shinigami. - ¿Ves? A esto es a lo que llamamos monitorización. Con esto podemos ver, a través de los localizadores, si hace falta actuar, mandar refuerzos, o lo que sea...¡¿A que mola?!
Tras ello se giró, y señalando la zona a la derecha de la puerta de entrada, comentó:
- Bueno, no hace falta decir que ahí es donde controlamos todos los localizadores, sus posiciones y tal…
El lugar antes señalado ocupaba la mayor parte de la sala. En él, enormes pantallas cubrían las paredes y, de una forma práctica y eficiente, las computadoras se aglomeraban, permitiendo una gran capacidad operativa en poco espacio. Sin embargo, aquello no era lo más característico.
En el techo, como anclados a él, había varios asientos y más ordenadores, ofreciendo una visión simétrica a lo anterior, como si el mismo techo fuese un gran espejo que reflejaba a los operario bajo él. Claro que no lo era.
La propia sala había sido modificada para su máxima operatividad y pragmatismo, de modo que los efectos de la gravedad fueran inversos en el techo, y se pudiera reunir así toda la maquinaria operativa en la misma sala.
- Pero centrémonos en lo que estábamos. – y, siguiendo su camino en línea recta, hacia la pared opuesta a la de la puerta de entrada, llegó a un espacio semicircular, como una capilla en la que se encontraban ya las diversas cámaras de cultivo, aún vacías.
- Respondiendo a tu pregunta; para meter aquí a los Menos, obviamente…los mutilaremos. – una pequeña sonrisa sádica, rara vez vista en Lynorie, se dibujó en su rostro. Era un gesto impropio de ella, aunque para cualquiera que conociese medianamente a ambos Hideyori no pasaría desapercibida su gran similitud con la media sonrisa maliciosa tan característica de Taira.
La arrancar se giró ahacia su compañero y, borrando la anterior sonrisa de su cara, articuló una mueca de aburrimiento, al tiempo que se cruzaba de brazos y decía:
- ¡¡Puuuuuf!! ¡A ver si llegan estos! ¡Meee aburooooooo! – y, cambiando súbitamente su expresión a una sonrisa pícara, miró a Karatoraba y le dijo:
- Baruru-san…¿Jugamos?
Y, sin esperar la respuesta, se lanzó de un salto hacia el arrancar, blandiendo una sonrisa juguetona e intentando arrebatarle el sombrero de la cabeza. “¡Qué divertido era jugar con Baruru-san…!”
Última edición por Hideyori Taira el Vie Jul 02, 2010 10:35 am, editado 1 vez
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
Todo habia acabado, Tatsomaru contemplaba a Kemmet moribundo sobre el blanco suelo de arena, esparciendo un enorme charco de sangre, y observando como se le escapaba la vida.
-arrancar...tu nombre, dimelo
-No tiene sentido alguno que conozcas mi identidad, pero si es tu ultima voluntad, mi nombre es Tatsomaru noblack
Dicho esto la criatura perdio el conocimiento; segundos despues resono el chirrido caracteristico del dispositivo que le habia entregado Taira, y pudo escuchar a Lynorie, esa "chibi-arrancar", vitorear a Tatsomaru y darle las indicaciones precisas.
Los mas incomodo iba a resultar cargar con semejante criatura.
-La proxima vez le pedire a Taira que no me asigne una misión que requiera traerle de vuelta un suvenir... Dicho esto hablandole al aire con cierto tono ironico, trato de echarse ala espalda aquella mole de carne sangrante, no sin antes cercenarle los dedos de las manos para evitar tentaciones durante el viaje si se despertaba.
-Hay que darse prisa.
Despues de eso la imagen de los dos humanoides desaparecio dejando tan solo un rastro de arena, debido al impulso del sonido de Tatsomaru.
No le llevo gran tiempo llegar al amanecer, se encontraban relativamente cerca.
Llego hasta la puerta de la novena sección, pero no le parecio decoroso entrar al edificio con un Menos de aquellas dimensiones sangrando y pringandolo todo de sangre, Taira tenia un refinado gusto por la estetica cosa que compartia, sin embargo estaba seguro de que preferiria que le manchase los escalones de la entrada antes que decorarle todas sus paredes de un intenso "rojo Hollow".
Tampoco confiaba en dejar la criatura medio muerta ahi tirada, por poco tiempo que Tatsomaru tardase en entrar rapido ala sección en busca de Lynorie.
No se lo penso dos veces, habrio la puerta de la sección y entro como una bala flechado hacia las dependencias de Taira, esperando que el huviera regresado para darle el reporte, y el menos tambien.
Abrio la puerta del despacho de Taira y una intensa humareda con cierto olor a tabaco salio de alli propagandose por el pasillo.
-A que demonios se dedican aqui.... entro andando en las dependencias, ¡¡¿Lynorie?!!
Tatsomaru continuo andando por la sección buscando a la "chibi-arrancar", si algo le ocurria al especimen que se encontraba ahi fuera....ya no era de su responsabilidad, sin embargo ningun trabajo que el realizaba salia mal, y este no era una excepción, asi que se dedico a pasear por la sección buscando a Lynorie y llamandola ala espera de que le contestase.
-arrancar...tu nombre, dimelo
-No tiene sentido alguno que conozcas mi identidad, pero si es tu ultima voluntad, mi nombre es Tatsomaru noblack
Dicho esto la criatura perdio el conocimiento; segundos despues resono el chirrido caracteristico del dispositivo que le habia entregado Taira, y pudo escuchar a Lynorie, esa "chibi-arrancar", vitorear a Tatsomaru y darle las indicaciones precisas.
Los mas incomodo iba a resultar cargar con semejante criatura.
-La proxima vez le pedire a Taira que no me asigne una misión que requiera traerle de vuelta un suvenir... Dicho esto hablandole al aire con cierto tono ironico, trato de echarse ala espalda aquella mole de carne sangrante, no sin antes cercenarle los dedos de las manos para evitar tentaciones durante el viaje si se despertaba.
-Hay que darse prisa.
Despues de eso la imagen de los dos humanoides desaparecio dejando tan solo un rastro de arena, debido al impulso del sonido de Tatsomaru.
No le llevo gran tiempo llegar al amanecer, se encontraban relativamente cerca.
Llego hasta la puerta de la novena sección, pero no le parecio decoroso entrar al edificio con un Menos de aquellas dimensiones sangrando y pringandolo todo de sangre, Taira tenia un refinado gusto por la estetica cosa que compartia, sin embargo estaba seguro de que preferiria que le manchase los escalones de la entrada antes que decorarle todas sus paredes de un intenso "rojo Hollow".
Tampoco confiaba en dejar la criatura medio muerta ahi tirada, por poco tiempo que Tatsomaru tardase en entrar rapido ala sección en busca de Lynorie.
No se lo penso dos veces, habrio la puerta de la sección y entro como una bala flechado hacia las dependencias de Taira, esperando que el huviera regresado para darle el reporte, y el menos tambien.
Abrio la puerta del despacho de Taira y una intensa humareda con cierto olor a tabaco salio de alli propagandose por el pasillo.
-A que demonios se dedican aqui.... entro andando en las dependencias, ¡¡¿Lynorie?!!
Tatsomaru continuo andando por la sección buscando a la "chibi-arrancar", si algo le ocurria al especimen que se encontraba ahi fuera....ya no era de su responsabilidad, sin embargo ningun trabajo que el realizaba salia mal, y este no era una excepción, asi que se dedico a pasear por la sección buscando a Lynorie y llamandola ala espera de que le contestase.
Tatsomaru- Desaparecido
- Post : 197
Edad : 37
Re: Los primeros pasos
[OFF: Según lo establecido, el orden de posteo hasta nuevo aviso será el siguiente:
Karatoraba
Alekshandros
Taira
Tatsomaru
Gracias y disculpad las molestias, borraré el "off" cuando ya no sea necesario]
Karatoraba
Alekshandros
Taira
Tatsomaru
Gracias y disculpad las molestias, borraré el "off" cuando ya no sea necesario]
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
Compasión. Eso es lo que sentía por quien fuese que había recibido aquel estridente mensaje a través del comunicador. Parece que el, anteriormente nombrado Alek debía estar allí desde hace mucho, y así se lo hizo saber a pleno pulmón a través de aquel cacharro. Una empática mueca de dolor se dibujó en el rostro de Karatoraba, comenzando a mentalizarse de que tendría que acostumbrarse, más aun, a aquel pequeño vórtice de ruido que tendría como compañera de Sección.
Tras aquello, Lynorie guardó su comunicador, le sonrió levemente y procedió a mostrarle a Karatoraba los entresijos de aquella sala por la que pronto tendría que aprender a desenvolverse. Éste reconoció alguno de los ordenadores y demás aparatos, pues también había usado algunos en la Cuarta Sección, para monitorear, dentro de lo posible, la Sociedad de Almas. Por ello, sonrió satisfecho con las explicaciones de la pequeña arrancar, ya que no le costaría mucho aprender a dominar todo aquello para cooperar cuanto antes en su nuevo puesto.
— Así que para eso sirve este cacharro. — dijo Karatoraba, sacando de su bolsillo el localizador que había recibido días atrás. — Manteniendo controlado a todos los arrancars nuestro trabajo será mucho más fácil. — continuó, mostrando falso orgullo por aquel aparato. 'Ya se lo que NO voy a llevarme en mis excursiones', pensó.
A continuación, la pequeña Hideyori la llevó al otro lado de la sala, a una zona semicircular donde se habían ubicado las cámaras de cultivos para los invitados que estaban al caer. Al parecer iba a mutilar a los Menos para que cupieran ahí. 'Anda, de eso sé algo...', pensó, pero obviamente no iba a hacer gala de ello. Sin embargo no pudo evitar verse reflejado en aquella sádica sonrisa que se dibujó en la cara de Lynorie, aunque su rostro quedara estoico, sin mostrar simpatía ni horror ante aquella fría sonrisa.
La espera estaba haciendo mella en ambos arrancars. Karatoraba había acabado su segunda pipa, por lo que se dispuso a encenderse otra cuando se vio sorprendido por el placaje de la pequeña. Sin saber como echó mano de su sombrero, apretándolo contra su cráneo para que siguiese en su sitio, mientras que con la otra mano, a duras penas, mantenía a raya a Lynorie. Además se había echado hacia atrás, adquiriendo una postura casi imposible, con la espalda arqueada más allá de los límites humanos y con un pie en el aire, estirado, intentando mantener el equilibrio.
Fue entonces cuando un ruido en la sala principal acabó con el juego, llamando la atención de ambos arrancars. Aprovechó aquella distracción Karatoraba, para terminar de zafarse de Lynorie con un último empujón. Se atusó la ropa y se recolocó el sombrero, sin preocuparse de cómo había aterrizado Lynorie. Parece que al fin había llegado el
— Parece que tenemos compañía, Lynorie. — dijo sin más, como si aquel cómico momento no hubiese existido.
Sin más se dirigió hacia le foco del ruido, esperando que la pequeña arrancar le siguiera. Al fin y al cabo, a menos que se tratara del mismísimo Taira, sería ella quien tuviera que hacer las presentaciones. Karatoraba rellenó su pipa y la volvió a encender, junto antes de cruzar la puerta que le llevaría junto al recién llegado.
Tras aquello, Lynorie guardó su comunicador, le sonrió levemente y procedió a mostrarle a Karatoraba los entresijos de aquella sala por la que pronto tendría que aprender a desenvolverse. Éste reconoció alguno de los ordenadores y demás aparatos, pues también había usado algunos en la Cuarta Sección, para monitorear, dentro de lo posible, la Sociedad de Almas. Por ello, sonrió satisfecho con las explicaciones de la pequeña arrancar, ya que no le costaría mucho aprender a dominar todo aquello para cooperar cuanto antes en su nuevo puesto.
— Así que para eso sirve este cacharro. — dijo Karatoraba, sacando de su bolsillo el localizador que había recibido días atrás. — Manteniendo controlado a todos los arrancars nuestro trabajo será mucho más fácil. — continuó, mostrando falso orgullo por aquel aparato. 'Ya se lo que NO voy a llevarme en mis excursiones', pensó.
A continuación, la pequeña Hideyori la llevó al otro lado de la sala, a una zona semicircular donde se habían ubicado las cámaras de cultivos para los invitados que estaban al caer. Al parecer iba a mutilar a los Menos para que cupieran ahí. 'Anda, de eso sé algo...', pensó, pero obviamente no iba a hacer gala de ello. Sin embargo no pudo evitar verse reflejado en aquella sádica sonrisa que se dibujó en la cara de Lynorie, aunque su rostro quedara estoico, sin mostrar simpatía ni horror ante aquella fría sonrisa.
La espera estaba haciendo mella en ambos arrancars. Karatoraba había acabado su segunda pipa, por lo que se dispuso a encenderse otra cuando se vio sorprendido por el placaje de la pequeña. Sin saber como echó mano de su sombrero, apretándolo contra su cráneo para que siguiese en su sitio, mientras que con la otra mano, a duras penas, mantenía a raya a Lynorie. Además se había echado hacia atrás, adquiriendo una postura casi imposible, con la espalda arqueada más allá de los límites humanos y con un pie en el aire, estirado, intentando mantener el equilibrio.
Fue entonces cuando un ruido en la sala principal acabó con el juego, llamando la atención de ambos arrancars. Aprovechó aquella distracción Karatoraba, para terminar de zafarse de Lynorie con un último empujón. Se atusó la ropa y se recolocó el sombrero, sin preocuparse de cómo había aterrizado Lynorie. Parece que al fin había llegado el
— Parece que tenemos compañía, Lynorie. — dijo sin más, como si aquel cómico momento no hubiese existido.
Sin más se dirigió hacia le foco del ruido, esperando que la pequeña arrancar le siguiera. Al fin y al cabo, a menos que se tratara del mismísimo Taira, sería ella quien tuviera que hacer las presentaciones. Karatoraba rellenó su pipa y la volvió a encender, junto antes de cruzar la puerta que le llevaría junto al recién llegado.
Karatoraba- Post : 110
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