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Los primeros pasos
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Hideyori Taira
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Re: Los primeros pasos
En medio de mi Sprint de Sonidos vislumbré el Amanecer. No estaba lejos por suerte. Llegué a lo que llamaban ''La Novena Sección'' y sin ceder en mi Sonido entré.
Mi objetivo era la pequeña y molesta arrancar. El resto de Arrancars eran poco más que puntitos a los que no prestaba demasiada atención.
En mi camino me crucé con 2 de ellos, al primero no pude verlo bien debido a la velocidad que llevaba, pero el segundo me pareció que tenía un extraño sombrero.
Realmente lo vi porqué estuve a punto de chocarme con él, le pasé tan cerca que el sombrero estuvo a punto de salir volando, pero el arrancar debía tener un sexto sentido de protección para aquel sombrero, pues el sombrero no llegó al suelo.
La vi: Ella, el monstruito que se había atrevido a meter en mi ropa un comunicador.
Me paré delante de ella y desenvainé la Zankpakutoh, realicé un rápido movimiento que parecía hostil, pero que terminó con mi Zankpakutoh apuntando con el mango hacía ella, del revés, y con la hoja de la espada cara a mi cintura.
A vuestro servicio, pequeño ser
Cargué mis palabras y mis movimientos de sumisión con un sarcasmo tan evidente que podrían haber hecho temblar las columnas.
Me bajé la bufanda, destapando mi rostro, mientras devolvía la Zankpakutoh a su funda.
Mi objetivo era la pequeña y molesta arrancar. El resto de Arrancars eran poco más que puntitos a los que no prestaba demasiada atención.
En mi camino me crucé con 2 de ellos, al primero no pude verlo bien debido a la velocidad que llevaba, pero el segundo me pareció que tenía un extraño sombrero.
Realmente lo vi porqué estuve a punto de chocarme con él, le pasé tan cerca que el sombrero estuvo a punto de salir volando, pero el arrancar debía tener un sexto sentido de protección para aquel sombrero, pues el sombrero no llegó al suelo.
La vi: Ella, el monstruito que se había atrevido a meter en mi ropa un comunicador.
Me paré delante de ella y desenvainé la Zankpakutoh, realicé un rápido movimiento que parecía hostil, pero que terminó con mi Zankpakutoh apuntando con el mango hacía ella, del revés, y con la hoja de la espada cara a mi cintura.
A vuestro servicio, pequeño ser
Cargué mis palabras y mis movimientos de sumisión con un sarcasmo tan evidente que podrían haber hecho temblar las columnas.
Me bajé la bufanda, destapando mi rostro, mientras devolvía la Zankpakutoh a su funda.
Alekshandros- Post : 196
Edad : 33
Re: Los primeros pasos
Con una maniobra que desafiaba las leyes de la gravedad, Karatoraba logró no sólo zafarse de la pequeña Lynorie, sino además conservar hábilmente su sombrero en su sitio.
De repente, un ruido al otro lado de las puertas aún abiertas de la SCL delató la presencia de algún invitado adicional, distrayendo a la pequeña arrancar en su maniobra y permitiendo a su compañero de Sección darle un último empujón, para deshacerse de su presencia “definitivamente”.
Tras voltereta y media en su inexorable caída hacia el suelo, Lynorie cayó con sutil gracia; aprovechando después unos escasos segundos para volver a colocar la blanca diadema en su posición original, tras haber sido movida esta por el empellón de Karatoraba.
La voz, ligeramente familiar, recordó a la arrancar que estaban a la espera de un Menos gravemente herido, por lo que de inmediato cruzó de nuevo las puertas de la SCL para entrar al salón principal. Allí se encontraba Tatsomaru, el Fracción de la 8º Sección, pringado de sangre hollow y con el claro deseo de encontrar a la pequeña.
- ¡Vaale, vaaalee…! ¡Ya vaa! – dijo, y chasqueando los dedos, al instante aparecieron dos arrancars rasos de la 9º Sección que, tras una mirada interrogativa a Lynorie, y un “¡ya sabéis lo que tenéis que hacer!” de esta, corrieron a la entrada de la Sección y trasladaron el cuerpo del Menos al interior de la Sala de Control de Localizadores.
A continuación, y con una pequeña aunque ligeramente falsa sonrisa esbozada en su rostro, Lynorie añadió:
- Gracias por tu colaboración, Tatsomaru Noblack. Esperamos que no te haya resultado mucha molestia, y en nombre de Taira-san te agradezco, de nuevo, tu ayuda en esta misión. – miró con impaciencia una pequeña señal luminosa en su localizador y añadió:
- Eso es todo; ha sido un placer. Y ahora, si nos disculpas, parece que Taira-san quisiera poder tener unas palabras con mis compañeros de Sección – y, acentuando aún más su sonrisa, dio por obvio que el arrancar entendería aquella invitación formal a que se marchase.
Al instante apareció Alekshandros en escena por medio de un sonido, entrada irreverente y algo inusual como carta de presentación, todo sea dicho. Casi sin pararse a observar a los otros dos individuos en la sala, se dirigió a Lynorie, realizando una rápida floritura con su espada, para acabar añadiendo un bien sarcástico “A vuestro servicio, pequeño ser”.
La arrancar, ignorando por completo aquel gesto jocoso, miró con una mueca de incredulidad al recién llegado, para después girarse y emprender de nuevo camino a la SCL, sin más que añadir un:
- Vosotros dos. – se dirigía, obviamente, a los dos arrancars de la 9º Sección. – Dejaremos las presentaciones para más tarde. Seguidme, no hay tiempo que perder.
Una vez dentro, volvió a mirar su localizador, en cuya pantallita aún parpadeaba un pequeño piloto. Se dijo a sí misma que aquel aviso tendría que esperar un poco más, tras lo cual se dirigió al pequeño espacio reservado a las cámaras de cultivo.
- Veréis. – una pequeña cesura – al parecer Taira-san anda del otro lado del comunicador, pero antes de darle paso permitidme que liquide este pequeño asuntillo.
Dando un par de pasos al frente, tecleó un código de dios sabe cuántos dígitos en una pantallita de la cámara de cultivo, frente a la cual se encontraba el cuerpo moribundo del tal Anwaru Kemet.
El líquido en el interior de la cámara se filtró momentáneamente a través de una válvula, abriéndose tras ello de par en par la enorme vitrina semicilíndrica. Tras remangarse el brazo derecho, Lynorie se agachó hasta colocar sus dedos índice y corazón en el mentón del Menos; tras lo que… “¡puuuummm!”.
Sin demasiado esfuerzo, Lynorie lanzó al hollow al interior de la cámara, tras lo que la cerró; y esta volvió a llenarse de nuevo con aquel líquido color azul eléctrico.
- Bien, su vida ya no corre peligro… - comentó alegremente. – ¡Vayamos a otra cosa! – y se giró hacia los dos arrancars:
- Baruru-san, este es Alek-san, y viceversa. – los miró durante un momento. No parecían muy convencidos por la efectividad de la presentación - ¿¡Quéé?! Los nombres enteros son aburridos. Si queréis hacerlo en condiciones, ya es cosa vuestra. Vayamos al tema en cuestión.
Y tomando de nuevo su localizador, giró unas ruedecillas y pulsó un par de botones, tras lo que la imagen del 9º Fracción apareció en una enorme pantalla, presidiendo la sala en que se encontraban.
De fondo se entreoía el ruido del combate que acababa de comenzar a su alrededor, mas el arrancar parecía sereno, pendiente únicamente de la comunicación que mantenía.
- Buenas…noches. Antes de nada, quisiera pedir a todos aquellos con rango inferior al de oficial que abandonen la sala. – la reacción no se hizo esperar. A los pocos segundos, todos los operarios del lugar desaparecieron, dejando a los tres arrancars anteriormente en escena solos en la estancia. Cuando ello hubo ocurrido, prosiguió.
- Supongo que sobran las presentaciones, pero sigamos el protocolo: Mi nombre es Hideyori Taira, Fracción de la 9º Sección. – hizo una pausa. – Me alegra ver que ambos decidisteis uniros a mi Sección al final. Es todo un honor.
Sin embargo, poco duraría el acto protocolario, pues al instante el Hideyori cambiaría su tono a uno algo más coloquial, como queriendo darle un matiz más cercano y práctico a la conversación.
- Pero bueno…vayamos al grano. La verdadera razón por la que os he querido reunir es para poneros al tanto del propósito de toda esta movida de los Menos y las cámaras de cultivo.
- Pues bien, exactamente lo que pretendo conseguir con todo esto es…
Última edición por Hideyori Taira el Vie Jul 02, 2010 10:36 am, editado 1 vez
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
!!Bip, bip, bip, bip!! De repente la alarma de la enorme pantalla saltó tras lo que continuó con un "Llamada entrante" con una voz automatizada cortesía de la 12º Sección. La imagen de Taira en "la gran pantalla" se contrajo y desplazó hacia la izquierda dejando la mitad derecha con una nebulosa durante apenas un segundo.
La pantalla produjo el típico sonido de encendido y en su mitad derecha apareció el rostro de Aaron ante todos los presentes.
Hola, siento interrumpir esta reunión familiar, "ladronzuelo".Para el resto, soy el Fracción de la 12º Sección, Aaron Smith-Hizo una pausa mientras casi sonreía.-Me imagino que estarás atareado en esa misión tuya, pero me atrevería a decir que no has pasado por alto el hecho de que tenemos un arrancar en inferioridad numérica 1 a 3 en Niza, Europa. Lo cierto es que en condiciones normales me importaría un bledo su integridad física, pero, necesito cierto "paquete" que acaba de conseguir.Tampoco pido que traigáis el paquete, ya que seguramente no tendrías ni idea del trato que se le ha de dar, simplemente que no se lo lleven; y bueno, en la medida de lo posible, que no maten a Jack. Sería un engorro buscar a otro ayudante.
Por tanto, agradecería que le echaseis una manita y que de paso analizaseis la fuerza del enemigo. Aunque de todos modos toda esta petición sobra ya que es vuestra labor, ¿no?-No pudo evitar sonreir irónicamente.
Hideyori Taira, no me defraudes... ahm y no me vayas a robar también esto.
La voz automatizada volvió a sonar diciendo "Transmisión finalizada" al tiempo que la imagen de Taira recuperaba todo el ancho de pantalla dejando todo tal cual estaba antes de su intervención.
La pantalla produjo el típico sonido de encendido y en su mitad derecha apareció el rostro de Aaron ante todos los presentes.
Hola, siento interrumpir esta reunión familiar, "ladronzuelo".Para el resto, soy el Fracción de la 12º Sección, Aaron Smith-Hizo una pausa mientras casi sonreía.-Me imagino que estarás atareado en esa misión tuya, pero me atrevería a decir que no has pasado por alto el hecho de que tenemos un arrancar en inferioridad numérica 1 a 3 en Niza, Europa. Lo cierto es que en condiciones normales me importaría un bledo su integridad física, pero, necesito cierto "paquete" que acaba de conseguir.Tampoco pido que traigáis el paquete, ya que seguramente no tendrías ni idea del trato que se le ha de dar, simplemente que no se lo lleven; y bueno, en la medida de lo posible, que no maten a Jack. Sería un engorro buscar a otro ayudante.
Por tanto, agradecería que le echaseis una manita y que de paso analizaseis la fuerza del enemigo. Aunque de todos modos toda esta petición sobra ya que es vuestra labor, ¿no?-No pudo evitar sonreir irónicamente.
Hideyori Taira, no me defraudes... ahm y no me vayas a robar también esto.
La voz automatizada volvió a sonar diciendo "Transmisión finalizada" al tiempo que la imagen de Taira recuperaba todo el ancho de pantalla dejando todo tal cual estaba antes de su intervención.
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
Re: Los primeros pasos
[OFF: Perdón por el off, pero vamos a meter una pequeña modificación en los turnos de posteo para agilizar el tema:
Visto que la escena ha ido avanzando ya en otro plano, y que a Tatsomaru sólo le queda postear su partida (si es que lo desea); seguiremos con el orden de posteo que correspondería al de los integrantes ahora en el interior de la sala, véase:
Visto que la escena ha ido avanzando ya en otro plano, y que a Tatsomaru sólo le queda postear su partida (si es que lo desea); seguiremos con el orden de posteo que correspondería al de los integrantes ahora en el interior de la sala, véase:
Karatoraba
Alekshandros
Taira
Tatsomaru, si quieres postear dicha respuesta, añádelo si lo ves conveniente, en cuanto veas. En caso contrario, se da por sentado tu marcha y proseguimos normalmente con el orden antes citado. Gracias y disculad de nuevo la interrupción ^^.]Alekshandros
Taira
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
Pirueta y media después, Lynorie había aterrizado gracilmente en el piso y se disponía a atender a su nuevo invitado, por lo que cruzó la puerta que separaba el centro neurálgico de la Sección y la Habitación principal de ésta, seguida de cerca por Karatoraba. Allí los esperaba Tatsomaru, un arrancar al que nuestro protagonista desconocía por completo, de pie junto a un malherido menos, rezumante de sangre. Karatoraba se limitó a permanecer en silencio, fumando apaciblemente, mientras que la pequeña arrancar hacía aparecer a sus esbirros, los cuales se llevaron al malogrado hollow.
Escuetamente, Lynorie, despidió a aquel arrancar, no sin antes agradecer su aportación en aquella extraña caza. El localizador de la pequeña Hideyori le alertó de que Taira quería hablar con ellos, por lo que terminó de despachar a Tatsomaru, siendo entonces cuando Alekshandros se dejó ver en la sección. Como Taira esperaba al otro lado de la línea, Lynorie dejó las presentaciones para después y condujo a sendos arrancars hacia el interior de la SLC de nuevo.
Una vez allí y sin a penas dificultad, Lynorie colocó al Menos, o lo que quedaba de él, dentro de la cámara de cultivo; mientras Karatoraba miraba de soslayo a su nuevo compañero, sonriéndole simpáticamente si sus miradas se cruzasen. Tras colocar al menos, la pequeña arrancar hizo las presentaciones, o al menos lo intentó, pero el Segundo Arrancar sintió la necesidad de matizar, claro está:
— En realidad es Karatoraba. — corrigió, mirando amablemente a Alek a la vez que le tendía la mano, aunque la retiraría si éste no se la estrechara. — Encantado. — añadió, escuetamente.
Tras aquel momento social, Lynorie se dirigió al panel que tenían junto a ellos para activar la llamada de Taira, el cual apareció en una enorme pantalla cercana. Al parecer se encontraba enfrascado en una pequeña batalla, aunque su rostro permanecía sereno y sonriente, como casi siempre. La Fracción echó de la sala a todos los shinigamis rasos. Karatoraba sonrió al escuchar cómo se alegraba Taira, su nuevo jefe, de que él, junto a Alekshandros, se encontraran con él en la sección.
— El honor es mío. — fue lo único que quiso añadir, ya que parecía que Taira no había acabado su comunicación, ni mucho menos.
En un tono ahora más serio, ese que adquirían los Hideyori cuando trataban temas de trabajo, aunque después su espíritu fuese el más excéntrico de todo Hueco Mundo, prosiguió hablando, esta vez dispuesto a aclarar por fin a qué venía aquella caza. Por fin Karatoraba sabría que se traía la Novena Fracción, por lo que el arrancar agudizó su exquisito oído.
Sin embargo, una nueva comunicación apareció en la pantalla a la que todos ya miraban. Un arrancar desconocido, al menos para Karatoraba, apareció en una mitad de aquella pantalla, desplazando la imagen de Taira. Tras a penas identificarse como Aaron Smith, Fracción 12ª, comenzó con una retahíla que a nuestro protagonista costó comenzar a comprender. A la conclusión que llegó tras cortarse la comunicación, dada la poca información de partida con la que contaba Karatoraba, era que aquella oportuna fracción le pedía ayuda a su amigo Taira.
Sin mediar palabra, se dedicó a dar otra profunda bocanada a su pipa, a la vez que devolvía la mirada a los inquietantes ojos del Hideyori en pantalla, confuso, pidiendo, con ella, una aclaración o ratificación de sus pesquisas. Karatoraba se regodeaba en la idea de que tuviera razón y lo mandaran ahí abajo. 'Esto podría ser más divertido de lo que pensaba', fantaseó, al pensar que, nada más llegar, ya sería mandado al Mundo Humano. Quizá, entre el fragor de la batalla, podría escabullirse unos minutos para paliar su sed.
Escuetamente, Lynorie, despidió a aquel arrancar, no sin antes agradecer su aportación en aquella extraña caza. El localizador de la pequeña Hideyori le alertó de que Taira quería hablar con ellos, por lo que terminó de despachar a Tatsomaru, siendo entonces cuando Alekshandros se dejó ver en la sección. Como Taira esperaba al otro lado de la línea, Lynorie dejó las presentaciones para después y condujo a sendos arrancars hacia el interior de la SLC de nuevo.
Una vez allí y sin a penas dificultad, Lynorie colocó al Menos, o lo que quedaba de él, dentro de la cámara de cultivo; mientras Karatoraba miraba de soslayo a su nuevo compañero, sonriéndole simpáticamente si sus miradas se cruzasen. Tras colocar al menos, la pequeña arrancar hizo las presentaciones, o al menos lo intentó, pero el Segundo Arrancar sintió la necesidad de matizar, claro está:
— En realidad es Karatoraba. — corrigió, mirando amablemente a Alek a la vez que le tendía la mano, aunque la retiraría si éste no se la estrechara. — Encantado. — añadió, escuetamente.
Tras aquel momento social, Lynorie se dirigió al panel que tenían junto a ellos para activar la llamada de Taira, el cual apareció en una enorme pantalla cercana. Al parecer se encontraba enfrascado en una pequeña batalla, aunque su rostro permanecía sereno y sonriente, como casi siempre. La Fracción echó de la sala a todos los shinigamis rasos. Karatoraba sonrió al escuchar cómo se alegraba Taira, su nuevo jefe, de que él, junto a Alekshandros, se encontraran con él en la sección.
— El honor es mío. — fue lo único que quiso añadir, ya que parecía que Taira no había acabado su comunicación, ni mucho menos.
En un tono ahora más serio, ese que adquirían los Hideyori cuando trataban temas de trabajo, aunque después su espíritu fuese el más excéntrico de todo Hueco Mundo, prosiguió hablando, esta vez dispuesto a aclarar por fin a qué venía aquella caza. Por fin Karatoraba sabría que se traía la Novena Fracción, por lo que el arrancar agudizó su exquisito oído.
Sin embargo, una nueva comunicación apareció en la pantalla a la que todos ya miraban. Un arrancar desconocido, al menos para Karatoraba, apareció en una mitad de aquella pantalla, desplazando la imagen de Taira. Tras a penas identificarse como Aaron Smith, Fracción 12ª, comenzó con una retahíla que a nuestro protagonista costó comenzar a comprender. A la conclusión que llegó tras cortarse la comunicación, dada la poca información de partida con la que contaba Karatoraba, era que aquella oportuna fracción le pedía ayuda a su amigo Taira.
Sin mediar palabra, se dedicó a dar otra profunda bocanada a su pipa, a la vez que devolvía la mirada a los inquietantes ojos del Hideyori en pantalla, confuso, pidiendo, con ella, una aclaración o ratificación de sus pesquisas. Karatoraba se regodeaba en la idea de que tuviera razón y lo mandaran ahí abajo. 'Esto podría ser más divertido de lo que pensaba', fantaseó, al pensar que, nada más llegar, ya sería mandado al Mundo Humano. Quizá, entre el fragor de la batalla, podría escabullirse unos minutos para paliar su sed.
Karatoraba- Post : 110
Edad : 48
Re: Los primeros pasos
Crucé los brazos sobre mi pecho, algo molesto por la respuesta inesperada de Lynoire. Había entrado con ganas de hacerla enfadar con mi pantomima, pero me había quedado con las ganas. Había sido ignorado de manera algo perturbadora.
Guardé silencio mientras la pequeña Hideyori trabajaba con el Menos. Me percaté que a mi lado estaba un arrancar con un sombrero puesto. Me resultaba vagamente familiar, pero no pensé en ello.
Hideyori nos presentó.
-Preferiría que me llamases Alekshandros, no me sentiré aludido si simplemente me nombras ''Alek'', no tengo ninguna confianza contigo para tales familiaridades
Kakarotaba (así se llamaba el arrancar del sombrero) me acercó una mano en modo de saludo. Me pensé durante un rato que hacer, pero finalmente concluí que no era necesario contrariarle por una tontería como esa y le estreché la mano sin añadir ninguna palabra.
La imagen de un ser vagamente parecido a la pequeña Hideyori apareció por el comunicador. Se presentó como Hideyori Taira. No contesté a su comentario sobre que nos habíamos unido a su fracción. No consideraba necesario añadir nada, pues lo nuestro era una simple alianza por intereses mutuos, ser o no de su fracción no me parecía relevante.
Al rato apareció también la cara de alguien que se presentó como Aaron Smith, fracción de la duodécima. Se limitó a darle instrucciones a Hideyori Taira. Recordé que la novena era una sección de refuerzos. Bueno. Si teníamos que ir al mundo real iría, era parte del acuerdo. Además, llevaba una centuria sin pisar algo que fuese la interminable arena de Hueco Mundo.
La transmisión terminó. Me bajé la bufanda, destapándome la cara, mientras, con Reiatsu, hacía aparecer un cigarro en mi mano. Lo encendí, dándole unas caladas, mientras el humo rodeaba mi cara. Miré la cara de Hideyori masculino.
-Al grano, tenemos un acuerdo, así que mi honor me obliga a ir al mundo real si es esa su decisión, Hideyori, pero me parece muy injusta la proporción de fuerzas. Si son 3 contra 1 y vamos nosotros, contando que vos y que la pequeña no vayan, seríamos 3 contra 3. Así el combate no tendría gracia. Y como vengáis encima ya sería hasta aburrido. ¿No podrían atraer a algunos Vasto Lorde o unos cuantos de esos Menos que tenéis ahí para que les ayuden y se iguale?
Odio pelear con ventaja.
Guardé silencio mientras la pequeña Hideyori trabajaba con el Menos. Me percaté que a mi lado estaba un arrancar con un sombrero puesto. Me resultaba vagamente familiar, pero no pensé en ello.
Hideyori nos presentó.
-Preferiría que me llamases Alekshandros, no me sentiré aludido si simplemente me nombras ''Alek'', no tengo ninguna confianza contigo para tales familiaridades
Kakarotaba (así se llamaba el arrancar del sombrero) me acercó una mano en modo de saludo. Me pensé durante un rato que hacer, pero finalmente concluí que no era necesario contrariarle por una tontería como esa y le estreché la mano sin añadir ninguna palabra.
La imagen de un ser vagamente parecido a la pequeña Hideyori apareció por el comunicador. Se presentó como Hideyori Taira. No contesté a su comentario sobre que nos habíamos unido a su fracción. No consideraba necesario añadir nada, pues lo nuestro era una simple alianza por intereses mutuos, ser o no de su fracción no me parecía relevante.
Al rato apareció también la cara de alguien que se presentó como Aaron Smith, fracción de la duodécima. Se limitó a darle instrucciones a Hideyori Taira. Recordé que la novena era una sección de refuerzos. Bueno. Si teníamos que ir al mundo real iría, era parte del acuerdo. Además, llevaba una centuria sin pisar algo que fuese la interminable arena de Hueco Mundo.
La transmisión terminó. Me bajé la bufanda, destapándome la cara, mientras, con Reiatsu, hacía aparecer un cigarro en mi mano. Lo encendí, dándole unas caladas, mientras el humo rodeaba mi cara. Miré la cara de Hideyori masculino.
-Al grano, tenemos un acuerdo, así que mi honor me obliga a ir al mundo real si es esa su decisión, Hideyori, pero me parece muy injusta la proporción de fuerzas. Si son 3 contra 1 y vamos nosotros, contando que vos y que la pequeña no vayan, seríamos 3 contra 3. Así el combate no tendría gracia. Y como vengáis encima ya sería hasta aburrido. ¿No podrían atraer a algunos Vasto Lorde o unos cuantos de esos Menos que tenéis ahí para que les ayuden y se iguale?
Odio pelear con ventaja.
Alekshandros- Post : 196
Edad : 33
Re: Los primeros pasos
De repente, un breve pitidito, muy característico de la maquinaria de la 9º Sección, resonó en la sala, dando paso a una transmisión no autorizada. Desplazando la imagen de Taira en pantalla, hizo acto de presencia el tal Aaron Smith, tras lo cual comenzó a descargar su mendigante verborrea sobre los allí presentes.
Si bien era cierto que la situación de aquel arrancar en Niza se había tornado peliaguda de un momento a otro, y que era tarea de la 9º Sección bajar a echarle una mano; la pequeña Lynorie al momento lo interpretó como un ligero reproche o menosprecio de la capacidad operativa de la Sección de su tan admirado hermano.
Quizás sería el tono amenazador o de superioridad que el científico le daba a todos sus discursos, pero lo cierto es que a la arrancar no le agradaba lo más mínimo. El mensaje ya había concluido cuando:
- ¡Tairaaaaaaaa…! ¡Asegúrate de pegarle una buena paliza cuando vuelvas! – y, cruzando los brazos enfurruñada añadió: - ese científicoo es un tontoo…
- Tranquila, Lyn… – contestó el fracción, con una ligera aunque sincera sonrisa ante la actitud extremadamente infantil de su mano derecha -todo a su debido tiempo…
A continuación, la voz cambió de melodiosa a autoritaria.
- Sin embargo, tiene razón. – la imagen de Taira aún no había borrado aquella extraña sonrisa maliciosa de la cara. – ese es nuestro trabajo, al fin y al cabo, ¿no?. – la pregunta retórica vino seguida de una mayor acentuación de aquella expresión maligna, tan característica de alguien que siempre guarda una verdadera intención oculta.
Si bien era cierto que había interrumpido su discurso para entrometerse en asuntos de la competencia de la Novena Sección, también le acababa de brindar una magnífica oportunidad de comprobar cuán competentes eran sus subordinados. Esa sería, al fin y al cabo, la primera misión de la Novena en el Mundo Real. Serviría mejor que ninguna otra como experiencia piloto.
- Karatoraba…Alekshandros…- la voz empleada era seria; de la clase de seriedad mantenida por alguien que no concibe el fracaso como una opción. – Bajaréis al mundo humano y evacuaréis a Jack Vesper del lugar. – marcó una pausa. – Cualquiera que sea el premio del 12º Fracción, no es de los intereses de la Novena. Cubriréis la vuelta de su arrancar, nada más. Si el tal Jack o el propio Aaron quieren su juguetito en casa, lo tendrán que traer ellos mismos.
- Recordad que esta es una misión de evacuación, no de apoyo. Alargad el combate lo menos posible y retiraos en cuanto la misión haya sido cumplida. ¿entendido? – esa era, obviamente, una pregunta que no esperaba respuesta. – Ya conocéis vuestras órdenes. Partid, pues, de inmediato. – y la comunicación se cortó.
Al instante, una garganta se abrió frente a los dos arrancars que debían partir hacia Europa. A su lado se hallaba Lynorie, sonriente y con el dedo aún en la posición propia de haberla abierto.
- ¡Adelantee…! ¡Y no tardéis mucho, os estaré vigilando…! – dijo la pequeña, sonriente como si tal cosa; y añadiendo con una mueca maliciosa y en tono ligeramente amenazador: - Y no me hagáis bajar…no sería agradable…
Si bien era cierto que la situación de aquel arrancar en Niza se había tornado peliaguda de un momento a otro, y que era tarea de la 9º Sección bajar a echarle una mano; la pequeña Lynorie al momento lo interpretó como un ligero reproche o menosprecio de la capacidad operativa de la Sección de su tan admirado hermano.
Quizás sería el tono amenazador o de superioridad que el científico le daba a todos sus discursos, pero lo cierto es que a la arrancar no le agradaba lo más mínimo. El mensaje ya había concluido cuando:
- ¡Tairaaaaaaaa…! ¡Asegúrate de pegarle una buena paliza cuando vuelvas! – y, cruzando los brazos enfurruñada añadió: - ese científicoo es un tontoo…
- Tranquila, Lyn… – contestó el fracción, con una ligera aunque sincera sonrisa ante la actitud extremadamente infantil de su mano derecha -todo a su debido tiempo…
A continuación, la voz cambió de melodiosa a autoritaria.
- Sin embargo, tiene razón. – la imagen de Taira aún no había borrado aquella extraña sonrisa maliciosa de la cara. – ese es nuestro trabajo, al fin y al cabo, ¿no?. – la pregunta retórica vino seguida de una mayor acentuación de aquella expresión maligna, tan característica de alguien que siempre guarda una verdadera intención oculta.
Si bien era cierto que había interrumpido su discurso para entrometerse en asuntos de la competencia de la Novena Sección, también le acababa de brindar una magnífica oportunidad de comprobar cuán competentes eran sus subordinados. Esa sería, al fin y al cabo, la primera misión de la Novena en el Mundo Real. Serviría mejor que ninguna otra como experiencia piloto.
- Karatoraba…Alekshandros…- la voz empleada era seria; de la clase de seriedad mantenida por alguien que no concibe el fracaso como una opción. – Bajaréis al mundo humano y evacuaréis a Jack Vesper del lugar. – marcó una pausa. – Cualquiera que sea el premio del 12º Fracción, no es de los intereses de la Novena. Cubriréis la vuelta de su arrancar, nada más. Si el tal Jack o el propio Aaron quieren su juguetito en casa, lo tendrán que traer ellos mismos.
- Recordad que esta es una misión de evacuación, no de apoyo. Alargad el combate lo menos posible y retiraos en cuanto la misión haya sido cumplida. ¿entendido? – esa era, obviamente, una pregunta que no esperaba respuesta. – Ya conocéis vuestras órdenes. Partid, pues, de inmediato. – y la comunicación se cortó.
Al instante, una garganta se abrió frente a los dos arrancars que debían partir hacia Europa. A su lado se hallaba Lynorie, sonriente y con el dedo aún en la posición propia de haberla abierto.
- ¡Adelantee…! ¡Y no tardéis mucho, os estaré vigilando…! – dijo la pequeña, sonriente como si tal cosa; y añadiendo con una mueca maliciosa y en tono ligeramente amenazador: - Y no me hagáis bajar…no sería agradable…
KARATORABA Y ALEKSHANDROS SIGUEN AQUÍ
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
La misión estaba cumplida, la pequeña arrancar expreso la gratitud a Tatsomaru con cierto tono resonante, como queriendo dar a entender que la presencia del arrancar ya no era necesaria y dandole la invitacion a irse. Habia sido una experiencia probechosa o al menos asi lo veia Tatsomaru, habia podido tomar contacto con el 9º departamento, lo cual le permitia conocer mas a quien tenia a su alrededor; lo cual le recordaba que aun nisiquiera habia tenido tiempo de presentarsele a su propio espada ya que se encontraba ausente en el momento que fue llamado por Taira para esta escaramuza.
-No puedo decir que halla sido un placer pero...a sido divertido. Nos volveremos a ver.
Sin decir una palabra mas Tatsomaru giro sobre sus pies y dio la espalda a la chibi-arrancar y al personaje que la acompañaba, a juzgar por la situacion y por el poder que desprendia imaginaba dos cosas.
La primera que posiblemente si estaba alli es por que era parte de la 9º sección, ademas su aparicion habia sido como si la pequeña arrancar la enseñase el lugar, eso deduce que no es el espada nº 9, ademas la fraccion de esta sección es Taira con lo cual ese debia ser algun rango bajo de arrancar; y la segunda es que parecia el haber sido el culpable de la molesta humareda que recorria la estancia cual niebla londinense.
-Adios
Su sonido dejo un hueco vacio en el humo que se arremolinaba ahora en el lugar donde estaba; iria a ver a Kael-sama; se encontraba impaciente por conocer a aquel que comandaba en la 8º seccion.
-No puedo decir que halla sido un placer pero...a sido divertido. Nos volveremos a ver.
Sin decir una palabra mas Tatsomaru giro sobre sus pies y dio la espalda a la chibi-arrancar y al personaje que la acompañaba, a juzgar por la situacion y por el poder que desprendia imaginaba dos cosas.
La primera que posiblemente si estaba alli es por que era parte de la 9º sección, ademas su aparicion habia sido como si la pequeña arrancar la enseñase el lugar, eso deduce que no es el espada nº 9, ademas la fraccion de esta sección es Taira con lo cual ese debia ser algun rango bajo de arrancar; y la segunda es que parecia el haber sido el culpable de la molesta humareda que recorria la estancia cual niebla londinense.
-Adios
Su sonido dejo un hueco vacio en el humo que se arremolinaba ahora en el lugar donde estaba; iria a ver a Kael-sama; se encontraba impaciente por conocer a aquel que comandaba en la 8º seccion.
Tatsomaru- Desaparecido
- Post : 197
Edad : 37
Re: Los primeros pasos
Sus pasos sonaban como hueco golpes en los vacíos pasillos de la sección,¿dónde estará todo el mundo?, se preguntaba mientras observaba casi de refilón la puerta de la sección abierta. Dado que estaba abierta, y que por otra parte conocía bien a los dirigentes, entró en el "gran salón" como "Pedro por su casa" y se dirigió a la SCL, donde esperaba encontrar a "la enana", o con un poco de suerte a Taira.
Al llegar a la puerta abierta de la SCL dio unos golpecitos en la pared más cercana mientras entraba con paso tranquilo.
-¡Toc,toc! ¿Se puede? ¿Taira?
Akagami Reiko- Desaparecido
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Re: Los primeros pasos
- ¡¡¡¡Reeeeeeeeeeeeeeiiiiii-saaaaaaaaannn!!!! – la pequeña Hideyori, que hasta hacía unos segundos se hallaba tecleando una larga serie de dígitos sobre un panel de control, se lanzó directa hacia Reiko en el instante en que oyó su voz.
Feliz como ninguna otra persona entre los muros del Amanecer, Lynorie se plantó frente a su antiguo Fracción, con las manos en la espalda y una inocente mirada ambarina dirigida al rostro de Reiko.
- Me alegro de verte por aquí, Reiii… - dijo la pequeña, casi sonrojándose de vergüenza infantil ante la siempre confiada presencia del 4º Fracción. A sus ojos, el arrancar simbolizaba en gran medida todo lo que un hombre y soldado debía ser, colocándose en un distinguidísimo segundo puesto en el escalafón de “personas admiradas” por la pequeña.
Al momento, y viendo que el arrancar andaba buscando al regente de la Novena, Lynorie se adelantó a lo obvio y contestó:
- Taira no se encuentra por aquí ahora mismo…debe de estar a punto de volver, por si quieres esperarlo… - la voz venía cargada de una evidentísima segunda intención: ahora que Baruru-san no se encontraba por las inmediaciones, necesitaba a alguien con quien divertirse. - ¡Ah, por cierto! – exclamó, a punto de dirigir la más innecesaria de las preguntas: - ¿Trajiste lo que queríamos…? Es que Taii me dijo que lo metiese en el tubo ese grande en cuanto lo tuvieraa…
Lynorie jamás podía reprimir su más cohibida actitud cuando se hallaba en presencia de aquel arrancar, a quien su hermano tenía en tan alta estima. Y quizás fuera por eso mismo, o por la admiración que despertaba en ella; pero el caso es que siempre intentaba agradarle en lo más mínimo. Cualquier cosa era poco si se trataba de quedar bien ante el por tantos años compañero de Taira.
- Pero si quieres tomar algo primero… oooo…digo… no sée..Reii-sann…¿Qué debería hacer…? – esperaba sinceramente que el Fracción se decantase por acabar de cumplir con la misión definitivamente, haciéndole entrega del fruto de su cacería, y que, ¿por qué no? que luego se quedase un rato a conversar con ella, hasta que el 9º Fracción volviera de sus asuntos y pudiera darle una bienvenida algo más cercana.
Al fin y al cabo, entre una cosa y otra Taira apenas había tenido tiempo para pasarse por la 4º Sección, con lo que no había podido informarles debidamente acerca de sus motivos para abandonar el que había sido su hogar desde que fuera reclutado por el antiguo 4º Espada, Alastor. Siendo esto así, Lynorie estaba más que segura de que a Taira le agradaría poder encontrarse con su antiguo Fracción y compañero de entrenamientos.
Y cuando Taira quería algo…
Última edición por Hideyori Taira el Vie Jul 02, 2010 10:37 am, editado 1 vez
Hideyori Taira- Desaparecido
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Re: Los primeros pasos
-¡¡¡¡Reeeeeeeeeeeeeeiiiiii-saaaaaaaaannn!!!!–Como la sirena de un parque de bomberos, el grito de la pequeña puso en alerta a Reiko. El tifón se acercaba...
- Me alegro de verte por aquí, Reiii…
Reiko esperó a que Lyn se acercase tras lo que se inclinó hacia ella, reduciendo la distancia entre sus ojos-Mmm? ¿¿Te estás sonrojando?? , ¡Je!- desde luego si no lo estaba ya, Reiko esperaba haber causado ese efecto en la pequeña tras su comentario; le resultaba de lo más gracioso.
-Así que no está... buehhh da igual, si, he traído lo que me pedisteis, fue divertido.-Respondió sonriente. Inmediatamente después del comentario desenganchó la bolsita del espécimen de su cinto y para no dar la espalda a la pequeña se limitó a teleportar a la pequeña semilla dentro del tubo desde su posición.
Volvió la mirada hacia Lynorie cuando escuchó su ahora dubitativa voz y se sentó cruzado de piernas frente a ella.
-Pueees, primero informa a Taira, y luego ya vemos qué hacemos...creo que me quedaré un rato, ya que no tengo órdenes. Pero ahora que lo pienso...¿no tenéis cómodos asientos por aquí?- Dijo esto último extrañado mientras se rascaba la cabeza.
- Me alegro de verte por aquí, Reiii…
Reiko esperó a que Lyn se acercase tras lo que se inclinó hacia ella, reduciendo la distancia entre sus ojos-Mmm? ¿¿Te estás sonrojando?? , ¡Je!- desde luego si no lo estaba ya, Reiko esperaba haber causado ese efecto en la pequeña tras su comentario; le resultaba de lo más gracioso.
-Así que no está... buehhh da igual, si, he traído lo que me pedisteis, fue divertido.-Respondió sonriente. Inmediatamente después del comentario desenganchó la bolsita del espécimen de su cinto y para no dar la espalda a la pequeña se limitó a teleportar a la pequeña semilla dentro del tubo desde su posición.
Volvió la mirada hacia Lynorie cuando escuchó su ahora dubitativa voz y se sentó cruzado de piernas frente a ella.
-Pueees, primero informa a Taira, y luego ya vemos qué hacemos...creo que me quedaré un rato, ya que no tengo órdenes. Pero ahora que lo pienso...¿no tenéis cómodos asientos por aquí?- Dijo esto último extrañado mientras se rascaba la cabeza.
Akagami Reiko- Desaparecido
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Re: Los primeros pasos
- ¡¡Ooooooookeeeeiii!! – dijo Lyn, al tiempo que daba un salto con los brazos hacia el aire, denotando una más que inexplicable alegría juvenil.
La tarea de intubar al Menos ya había sido cumplida, así que procedería a informar a Taira tal y como Reiko le había sugerido. De este modo, sacó por enésima vez el localizador de entre sus vestimentas, y se dispuso a iniciar la llamada:
- ¡¡Taaaaaaaaiiiiii…!! – al otro lado de la comunicación, el estridente saludo se habría oído con claridad, quizás hasta algo desmesurada, de hecho. ¡Pero qué más daba! Al fin y al cabo, Taira ya estaría más que acostumbrado a las irreverentes llamadas de su hermana pequeña.
Así, sin esperar la consecuente contestación, posiblemente carente de importancia e irrelevante de su superior; se limitó a transmitir debidamente el contenido de su mensaje.
- Rei-san ya llegó a la SCL, y hemos puesto a crecer la semillita que trajo. – Hizo una pausa. – ¡¡Es súper chulaaaa!! ¡¡Mira Reiii, se está expandiendo!!
En efecto, aquel que antes fuera el contenido de la bolsita que Reiko había traído consigo, se había abierto camino a través de su celda de tela, mutando en un proceso exageradamente veloz, y expandiendo numerosos vasos sanguíneos y tubérculos palpitantes a través de la cámara de cultivo. Así, en apenas unos segundos los cristales de dicho artilugio quedaron tapados por la purpúrea masa orgánica que segregaba la criatura, dejando ver poco más que una aberración de tejidos, púas y masa muscular; similar a la que plantó cara a Reiko, pero en una versión algo más reducida; debido posiblemente a la escasez de espacio imperante en el tubo azulino.
Sin embargo, de repente el proceso se detuvo, quedando simplemente el palpitar de aquella indescriptible mole orgánica, y cesando todo intento de expansión.
- Parece que se ha estabilizadoooo…- dijo Lynorie, observando con curiosidad la recién adquirida criatura. – Taira, ¿os falta …? – “piiiiiip”. El pítidito indicó que el Noveno Fracción había cortado la transmisión. Posiblemente fuera porque no necesitara saber nada más, ni iniciar una conversación carente de final próximo.
- ¡Pero seraaaaá! – ante la más que posible cara de Reiko de no haber entendido lo sucedido, añadió: - Me ha cortado…
Y, encogiéndose de hombros, volvió a guardar su localizador en su correspondiente lugar, y se dispuso a atender debidamente a su “invitado”. Tras decir en voz alta y firme “¡Teclado!”, una especie de holograma se proyectó frente a ella, mostrando una complejísima variedad de “botones” luminosos en el aire. Sin mayor esfuerzo, la pequeña se desplazó a través de un par de decenas de menús, eligiendo finalmente la opción “Sofá”.
Al instante, el suelo en un lateral de la sala de dobló sobre sí mismo un par de veces, dejando espacio para que, desde debajo del hueco abierto, apareciera un sofá negro, limpio y cuidado, que el extravagante mecanismo colocó debidamente, acompañando la acción con el sisear de los sistemas hidráulicos empleados para ello. Desde luego, la SCL bien podía ser una sala típica de la 12º Sección, tanto por especímenes intubados como por tecnología.
- ¡Ahí tienes! – comentó Lynorie satisfecha con la efectividad de la maquinaria, e invitando con un gesto de la mano al Fracción a sentarse. – Espero que Taii y los demás no tarden mucho… - dijo después, en tono resignado. Mientras, su pequeña cabecita de niña pensaba: “¿Qué le digoo?!¿¡Qué hagoo?! Jooooo…me muero de nervios! ¿Y si piensa que no soy divertida? A lo mejor entonces no le caeré bien…¡¡No sé qué haceeer!!”
Sus nervios quedaron reflejados en el creciente sonrojarse de sus mejillas: se moría de vergüenza ante el amigo de su hermano; ante aquel que reunía todas las cualidades de hombre perfecto, bajo su visión de niña. Eran estas una atracción y vergüenza infantiles, pero difícilmente controlables por la pequeña arrancar.
- Ettooooo… - comenzaba a articular, tímida hasta la médula, y esperando que “su” tan querido Reiko tomase las riendas de la conversación…
Última edición por Hideyori Taira el Vie Jul 02, 2010 10:38 am, editado 2 veces
Hideyori Taira- Desaparecido
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Re: Los primeros pasos
Reiko se sentía un poco desubicado en aquel momento; la sección había cambiado mucho desde su última visita debido a la iniciativa de su regente. Lo cierto es que Taira no era un arrancar "común" en casi ninguno de los aspectos, pero quizás lo más destacable de su perfil fuese su iniciativa, lo cual sin duda le proporcionaría un cargo más relevante con el paso del tiempo, pero Reiko era diferente.
No es que Reiko careciese de iniciativa ni mucho menos, pero tampoco puso interés en liderar una sección u obtener el rango de espada ya que no lo consideraba necesario para su realización personal, y menos con la cantidad de trabajo que parecía tener su compañero. Lo cierto es que probablemente el hecho de ser quizás demasiado fiel al loco del 4º Espada, le hubiese "limitado" en su evolución, pero Reiko consideraba que tenía un nivel aceptable y que de momento eso era suficiente a pesar de que probablemente Taira le hubiese superado levemente.
Tras esta retrospectiva, volvemos a la realidad de un fracción sorprendido y alegre al ver como un sofá, aparentemente bastante cómodo por cierto, surgía del suelo a su encuentro. Se acercó con dos pasos largos y tras el último saltó para caer ya tumbado a lo largo del sofá. Lo cierto es que sus expectativas se habían cumplido, era bastante cómodo. Mientras disfrutaba del esponjoso mueble, no pudo evitar percatarse del tomate que tenía a su lado, y no era una fruta; convengamos que Lynorie estaba sonrojada y la mente de Reiko lo había exagerado un poco.
-Ettooo... ¿qué te apetece hacer?, ¿sabes jugar al poker, enana?-El tono no era para nada despectivo, sino que por contra rozaba lo cariñoso. Reiko se había incorporado sentándose correctamente apoyando sus codos en sus rodillas examinando la estancia en busca de una mesa para jugar, ya fuese de verdad o para enseñar a la pequeña. En su rápida visual a la sala no puedo evitar percatarse de la aparición de otro shinigami en la misión de Niza, pero mientras nadie le dijese nada no movería ni un dedo.
¿Falta de iniciativa? Según Reiko, no le pareció "necesario" en aquel momento.
No es que Reiko careciese de iniciativa ni mucho menos, pero tampoco puso interés en liderar una sección u obtener el rango de espada ya que no lo consideraba necesario para su realización personal, y menos con la cantidad de trabajo que parecía tener su compañero. Lo cierto es que probablemente el hecho de ser quizás demasiado fiel al loco del 4º Espada, le hubiese "limitado" en su evolución, pero Reiko consideraba que tenía un nivel aceptable y que de momento eso era suficiente a pesar de que probablemente Taira le hubiese superado levemente.
Tras esta retrospectiva, volvemos a la realidad de un fracción sorprendido y alegre al ver como un sofá, aparentemente bastante cómodo por cierto, surgía del suelo a su encuentro. Se acercó con dos pasos largos y tras el último saltó para caer ya tumbado a lo largo del sofá. Lo cierto es que sus expectativas se habían cumplido, era bastante cómodo. Mientras disfrutaba del esponjoso mueble, no pudo evitar percatarse del tomate que tenía a su lado, y no era una fruta; convengamos que Lynorie estaba sonrojada y la mente de Reiko lo había exagerado un poco.
-Ettooo... ¿qué te apetece hacer?, ¿sabes jugar al poker, enana?-El tono no era para nada despectivo, sino que por contra rozaba lo cariñoso. Reiko se había incorporado sentándose correctamente apoyando sus codos en sus rodillas examinando la estancia en busca de una mesa para jugar, ya fuese de verdad o para enseñar a la pequeña. En su rápida visual a la sala no puedo evitar percatarse de la aparición de otro shinigami en la misión de Niza, pero mientras nadie le dijese nada no movería ni un dedo.
¿Falta de iniciativa? Según Reiko, no le pareció "necesario" en aquel momento.
Akagami Reiko- Desaparecido
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Edad : 35
Re: Los primeros pasos
La pequeña arrancar esbozó una sonrisa de agradecimiento ante la invitación de Reiko de enseñarle a jugar y, superando el gran esfuerzo que le suponía el vencer a su timidez ante el Fracción, comenzó a acercarse hacia el sofá donde este se hallaba sentado.
Sin embargo, apenas hubo dado dos pasos cuando algo la detuvo: alguien estaba montando jaleo en el salón principal. Rápidamente, y olvidándose por completo de Reiko, salió corriendo hacia la puerta que conectaba ambas salas de la Sección, al tiempo que un escalofrío de miedo y culpabilidad recorría su espalda de niña. Lo había olvidado por completo.
Tal había sido la alegría de ver al 4º Fracción de vuelta con aquella pequeña “semilla voraz”, que no se había acordado de poner a trabajar a los rasos responsables de la SCL; a los mismos a los que Taira había echado instantes atrás, en presencia de Karatoraba y Alekshandros, para informar a estos últimos acerca del propósito de la caza de los Menos. “No puede ser…no puede ser…¡Baka…! ¡Cómo he podido ser tan descuidada…! Como Taira llegue y los vea vagueando por ahí los va a…”
De repente, la puerta que conectaba la SCL con el salón principal se abrió con un sonido metálico, mostrando un espectáculo no apto para todos los públicos:
Frente a la puerta, y rodeados por un coro temeroso de rasos de la 9º Sección, se hallaban Taira y otro arrancar. Por una parte, era notable del Fracción que cargaba sobre su hombro izquierdo el cuerpo de una especie de arácnido de dimensiones considerables. Por la otra, resultaba cuanto menos insólito percatarse de que los pies del raso se hallaban suspendidos a unos 30 centímetros sobre el suelo, por razones que escapaban del entendimiento de nuestra ahora petrificada pequeña y rubia arrancar.
Sin embargo, y si nos colocásemos desde una perspectiva un poco más favorecedora para la comprensión de lo acontecido, veríamos que en el vientre alto del arrancar raso se hallaba hundido en puñal azabache del Hideyori, con el filo cortante hacia abajo. Así, y por efectos de la propia gravedad, el sumamente afilado puñal se iba abriendo paso con su lado más tosco hacia el esternón de su víctima, al tiempo que Taira lo alzaba cada vez más en el aire para evitar que el subordinado llegase a alcanzar el suelo con los pies.
La situación, grotesca hasta lo inimaginable, era aún más macabra considerando el constante expedir de sangre a borbotones y los suplicantes alaridos de dolor del desafortunado. Pero finalmente, se detuvo. Desangrado y moribundo, el arrancar alzó sus ojos hasta alcanzar los de su homicida, esperando de este un último perdón tras semejante castigo.
— Hideyo…— tosió, no pudiendo evitar escupir sangre en el acto. El fluido carmesí, lejos de manchar a nuestro protagonista, lo traspasó como si de un fantasma se tratase. — Por favor…prometo ren…— tosió de nuevo — rendir más en mi labor…
A nadie le pasaba desapercibido el carácter pragmático del líder de la Novena Sección, con lo que sería fácil suponer que la pérdida de uno de sus operarios sería un gran revés a su propia doctrina de utilitarismo y efectividad. Sin embargo, y por desgracia para el mencionado operario, intentar trazar una pauta de conducta para el mayor de los Hideyori era algo del todo inservible: sencillamente, algo así no existía.
En su lugar, el Fracción se limitó a soltar una risita maníaca, casi desquiciada, muy impropia de su estado habitual. Parecía como si el Hideyori Taira que se había dado a conocer ante su sección hubiese desaparecido, para dar paso a uno más salvaje, más instintivo y mucho, mucho, más descontrolado.
No tenía ningún sentido que se comportase de aquel modo; así como tampoco lo tenía el que uno de sus subordinados se estuviese desangrando frente a él, torturado sin piedad. Del mismo modo, tampoco parecía tener sentido aquel rastro de sangre junto a la comisura de los labios del Fracción, y mucho menos que al Menos insecto que Taira llevaba sobre la espalda le faltase media cabeza, como si hubiese sido arrancada de un feroz mordisco…
— Lo cierto es que… — y, tras extraer el puñal con un movimiento rápido, seco; dejó caer a su subordinado, precipitándose este de rodillas frente al fracción. Sin embargo, nada más hubo tocado el suelo, ya estaba la planta del pie de Taira sobre la cara del raso, a punto para añadir: — No me interesas. — y lanzó volando al arrancar de una patada, dirección a la Sala de Control de Localizadores, y estrellándose finalmente este contra el cristal blindado de la cámara criogénica que albergaba a la “semilla-quimera”.
Entonces se dio la vuelta, dirigiéndose al resto de operarios de su Sección, que tan erróneamente habían esperando una orden - que no llegó - para volver al trabajo.
— En marcha. Ya. — su voz era tajante, amenazante incluso, aunque había perdido algo de esa locura anterior y pasajera que se había manifestado hacía apenas unos segundos. Parecía que Taira volvía a la “normalidad”. Los operadores se apresuraron entonces a cumplir con su cometido, volviendo a sus puestos con presteza y sumiéndose así la SCL, de nuevo, en un continuo susurro de teclados silenciosos y mudo ajetreo de personal.
Taira entró entonces en la sala. Al hacerlo, no se sorprendió de encontrar a su estimado compañero, el 4º, Fracción, al que dedicó una afectiva inclinación de cabeza, como dándole a entender que le saludaría en condiciones en cuanto terminase lo que tenía pendiente. Así, y llegando hasta el fondo de la sala, donde se hallaban todas las cámaras criogénicas del tan atento Smith, abrió la puerta cristalina de una de ellas, introduciendo – casi a presión – el cuerpo de aquel gigantesco insecto. A continuación, y una vez la puerta se hubo vuelto a cerrar, Taira se acercó hacia otra cámara, aquella a la que había ido a parar el ahora moribundo raso de hacía unos instantes.
Sin la más mínima muestra de piedad o consideración, Taira lo elevó, agarrándolo de la cabeza, al tiempo que abría las puertas de la cámara tras de él y se lo ofrecía al Menos en su interior. La criatura lo tomó con avidez, devorándolo y asimilando su cuerpo en apenas unos minutos.
— Así me gusta — dijo Taira, sonriendo como quien alimenta a su mascota. — en cuanto te recuperes podrás salir…
Tras ello, y finalmente, nuestro protagonista se giró hacia Reiko. Entre ellos se situaba el enorme panel de control-monitor circular, que seguía emitiendo las imágenes de lo que acontecía en Niza. Parecía que los shinigamis se habían lanzado en tropel sobre la ciudad; casi en desbandada, de hecho; como si no se diesen cuenta de lo que significaba mandar a unos insignificantes rasos contra sus más eficientes subordinados. De hecho, Taira tenía bien claro que estarían perdidos si no fuera porque él mismo les había prohibido a sus tropas el mostrar cualquier clase de poder. En caso contrario, posiblemente ya estarían de vuelta; y no con uno, sino con media docena de shinigamis mutilados. Sobra decir lo en tal alta estima que tenía el Fracción a sus “allegados”.
Sin embargo, y pese a todo, allí seguían, batallando en un sinsentido por traer de vuelta a las escurridizas – y visto lo visto, también ineficaces – tropas de Aaron Smith.
Así que lo que a continuación ocurrió resultó bastante obvio para los implicados, aunque quizás no tanto para aquellos ajenos a las peripecias conjuntas de los dos Fracciones en escena:
Taira miró a Reiko; después a la pantalla que mostraba las imágenes de Niza; luego a Reiko de nuevo. Y una media sonrisa se dibujó en su rostro…
Sin embargo, apenas hubo dado dos pasos cuando algo la detuvo: alguien estaba montando jaleo en el salón principal. Rápidamente, y olvidándose por completo de Reiko, salió corriendo hacia la puerta que conectaba ambas salas de la Sección, al tiempo que un escalofrío de miedo y culpabilidad recorría su espalda de niña. Lo había olvidado por completo.
Tal había sido la alegría de ver al 4º Fracción de vuelta con aquella pequeña “semilla voraz”, que no se había acordado de poner a trabajar a los rasos responsables de la SCL; a los mismos a los que Taira había echado instantes atrás, en presencia de Karatoraba y Alekshandros, para informar a estos últimos acerca del propósito de la caza de los Menos. “No puede ser…no puede ser…¡Baka…! ¡Cómo he podido ser tan descuidada…! Como Taira llegue y los vea vagueando por ahí los va a…”
De repente, la puerta que conectaba la SCL con el salón principal se abrió con un sonido metálico, mostrando un espectáculo no apto para todos los públicos:
Frente a la puerta, y rodeados por un coro temeroso de rasos de la 9º Sección, se hallaban Taira y otro arrancar. Por una parte, era notable del Fracción que cargaba sobre su hombro izquierdo el cuerpo de una especie de arácnido de dimensiones considerables. Por la otra, resultaba cuanto menos insólito percatarse de que los pies del raso se hallaban suspendidos a unos 30 centímetros sobre el suelo, por razones que escapaban del entendimiento de nuestra ahora petrificada pequeña y rubia arrancar.
Sin embargo, y si nos colocásemos desde una perspectiva un poco más favorecedora para la comprensión de lo acontecido, veríamos que en el vientre alto del arrancar raso se hallaba hundido en puñal azabache del Hideyori, con el filo cortante hacia abajo. Así, y por efectos de la propia gravedad, el sumamente afilado puñal se iba abriendo paso con su lado más tosco hacia el esternón de su víctima, al tiempo que Taira lo alzaba cada vez más en el aire para evitar que el subordinado llegase a alcanzar el suelo con los pies.
La situación, grotesca hasta lo inimaginable, era aún más macabra considerando el constante expedir de sangre a borbotones y los suplicantes alaridos de dolor del desafortunado. Pero finalmente, se detuvo. Desangrado y moribundo, el arrancar alzó sus ojos hasta alcanzar los de su homicida, esperando de este un último perdón tras semejante castigo.
— Hideyo…— tosió, no pudiendo evitar escupir sangre en el acto. El fluido carmesí, lejos de manchar a nuestro protagonista, lo traspasó como si de un fantasma se tratase. — Por favor…prometo ren…— tosió de nuevo — rendir más en mi labor…
A nadie le pasaba desapercibido el carácter pragmático del líder de la Novena Sección, con lo que sería fácil suponer que la pérdida de uno de sus operarios sería un gran revés a su propia doctrina de utilitarismo y efectividad. Sin embargo, y por desgracia para el mencionado operario, intentar trazar una pauta de conducta para el mayor de los Hideyori era algo del todo inservible: sencillamente, algo así no existía.
En su lugar, el Fracción se limitó a soltar una risita maníaca, casi desquiciada, muy impropia de su estado habitual. Parecía como si el Hideyori Taira que se había dado a conocer ante su sección hubiese desaparecido, para dar paso a uno más salvaje, más instintivo y mucho, mucho, más descontrolado.
No tenía ningún sentido que se comportase de aquel modo; así como tampoco lo tenía el que uno de sus subordinados se estuviese desangrando frente a él, torturado sin piedad. Del mismo modo, tampoco parecía tener sentido aquel rastro de sangre junto a la comisura de los labios del Fracción, y mucho menos que al Menos insecto que Taira llevaba sobre la espalda le faltase media cabeza, como si hubiese sido arrancada de un feroz mordisco…
— Lo cierto es que… — y, tras extraer el puñal con un movimiento rápido, seco; dejó caer a su subordinado, precipitándose este de rodillas frente al fracción. Sin embargo, nada más hubo tocado el suelo, ya estaba la planta del pie de Taira sobre la cara del raso, a punto para añadir: — No me interesas. — y lanzó volando al arrancar de una patada, dirección a la Sala de Control de Localizadores, y estrellándose finalmente este contra el cristal blindado de la cámara criogénica que albergaba a la “semilla-quimera”.
Entonces se dio la vuelta, dirigiéndose al resto de operarios de su Sección, que tan erróneamente habían esperando una orden - que no llegó - para volver al trabajo.
— En marcha. Ya. — su voz era tajante, amenazante incluso, aunque había perdido algo de esa locura anterior y pasajera que se había manifestado hacía apenas unos segundos. Parecía que Taira volvía a la “normalidad”. Los operadores se apresuraron entonces a cumplir con su cometido, volviendo a sus puestos con presteza y sumiéndose así la SCL, de nuevo, en un continuo susurro de teclados silenciosos y mudo ajetreo de personal.
Taira entró entonces en la sala. Al hacerlo, no se sorprendió de encontrar a su estimado compañero, el 4º, Fracción, al que dedicó una afectiva inclinación de cabeza, como dándole a entender que le saludaría en condiciones en cuanto terminase lo que tenía pendiente. Así, y llegando hasta el fondo de la sala, donde se hallaban todas las cámaras criogénicas del tan atento Smith, abrió la puerta cristalina de una de ellas, introduciendo – casi a presión – el cuerpo de aquel gigantesco insecto. A continuación, y una vez la puerta se hubo vuelto a cerrar, Taira se acercó hacia otra cámara, aquella a la que había ido a parar el ahora moribundo raso de hacía unos instantes.
Sin la más mínima muestra de piedad o consideración, Taira lo elevó, agarrándolo de la cabeza, al tiempo que abría las puertas de la cámara tras de él y se lo ofrecía al Menos en su interior. La criatura lo tomó con avidez, devorándolo y asimilando su cuerpo en apenas unos minutos.
— Así me gusta — dijo Taira, sonriendo como quien alimenta a su mascota. — en cuanto te recuperes podrás salir…
Tras ello, y finalmente, nuestro protagonista se giró hacia Reiko. Entre ellos se situaba el enorme panel de control-monitor circular, que seguía emitiendo las imágenes de lo que acontecía en Niza. Parecía que los shinigamis se habían lanzado en tropel sobre la ciudad; casi en desbandada, de hecho; como si no se diesen cuenta de lo que significaba mandar a unos insignificantes rasos contra sus más eficientes subordinados. De hecho, Taira tenía bien claro que estarían perdidos si no fuera porque él mismo les había prohibido a sus tropas el mostrar cualquier clase de poder. En caso contrario, posiblemente ya estarían de vuelta; y no con uno, sino con media docena de shinigamis mutilados. Sobra decir lo en tal alta estima que tenía el Fracción a sus “allegados”.
Sin embargo, y pese a todo, allí seguían, batallando en un sinsentido por traer de vuelta a las escurridizas – y visto lo visto, también ineficaces – tropas de Aaron Smith.
Así que lo que a continuación ocurrió resultó bastante obvio para los implicados, aunque quizás no tanto para aquellos ajenos a las peripecias conjuntas de los dos Fracciones en escena:
Taira miró a Reiko; después a la pantalla que mostraba las imágenes de Niza; luego a Reiko de nuevo. Y una media sonrisa se dibujó en su rostro…
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Los primeros pasos
Era un gozo ver a la pequeña de los Hideyori; ante Reiko perecía ser la niña más feliz de todo Hueco Mundo, lo cual destacaba entre el carácter a veces monótono de muchos de los arrancar del Amanecer. Reiko devolvió la sonrisa como muestra empática, animado en gran medida por hacer algo que no implicase luchar o cargar a cierto espada desnudo.Lo cierto es que era un verdadero alivio; quizás demasiado para ser cierto.
El sonido del dolor inundó los oídos del fracción mientras la carrera de la pequeña mandataria corroboraba las sospechas de Reiko; alguien iba a morir. Mientras la enana de Taira se lamentaba en voz alta, Reiko guardó en un bolsillo interior de su túnica la baraja de cartas que había sacado (aunque no se lo contamos) y se limitó a afinar su oído, de hecho no pensaba levantarse ni mucho menos mediar en el conflicto. Podía oír las entrecortadas súplicas de un ser, que probablemente estuviese ya sentenciado, y tras escuchar por primera vez en bastante tiempo la voz de su antiguo compañero de sección, vio como un objeto predominantemente blanco no identificado iba a parar contra la cámara donde la enana había depositado el espécimen recogido por Reiko.
Apretó los dientes mientras una gota de sudor caía discretamente por la sien del fracción, parecía incluso como si le doliese en su propio ser –Espero que no deje mancha-pensó.
-Espero que no deje mancha…¿eso es lo único que se te ocurre pensar?
-¿Qué esperabas, algo creativo? ¡Déjame en paz y vete a matar alguna neurona maldito duende!
-¡Sí! ¡Eso!¡No te necesitamos!
-¿Y tú de dónde has salido?
-¡Ocupas!
-¡Callad todos, que no puedo pensar!
Las voces se silenciaron por un momento para volver a pensar si dejaría mancha o no, sin preocuparse del estado de la cámara; el tema de las manchas era mucho más interesante, había veces que la sangre no salía de su ropa,¿sería porque era de shinigami? No lo sabía, lo cual le tocaba las narices en demasía como para poder dejar el tema. Pero su cabeza volvió a la realidad; si es que la había dejado en algún momento; cuando vio a su amigo entrar por la enorme puerta de aquella sala. Lo cierto es que la relación entre ambos era un tanto extraña, fueron compañeros de sección, entrenaron juntos, e incluso Reiko ayudó al fracción en un tema personal, aunque en el momento no supiese que lo fuera.Es por todo ello,que el término amistad era el que le parecía más adecuado para describir la relación entre ambos, aunque pareciese un término tabú en esos lares.
Así pues, levantó la mano derecha levemente como el que saluda a un conocido de toda la vida, mostrando a la vez que comprendía la naturaleza del gesto de cabeza. La cámara de cultivo en cuestión se abrió y el show comenzó, “show”, no sabemos cómo llamarlo en realidad ya que parecía una película gore de los 80, aunque Taira se lo tomase como el proceso de alimentar a una “criaturita indefensa” a la cual trataba casi como a una mascota. Solo de pensar en eso mientras contemplaba el suceso hacía que un escalofrío recorriese su cuerpo desde sus tobillos hasta su cuello mientras no pudo evitar mostrar un gesto de asco, muy probablemente instintivo más que intencionado.
Y al fin entablaron conversación los dos fracciones. Una conversación sin sonidos que solo ellos eran capaces de entender. Reiko no podía estar seguro de lo que miraba el fracción pero sus dudas se despejaron en parte cuando Taira dirigió una primera mirada a Reiko; y estas dudas se disolvieron en el silencio en el mismo instante en el que tras mirar la pantalla,Taira volvió a mirar al fracción de la 4º Sección.
Esa sonrisa…probablemente el gesto más polifacético de Taira, una media sonrisa que bien interpretada lo decía todo aunque para muchos no significase nada. Una media sonrisa que Taira pudo ver medio reflejada en el rostro de su amigo; y decimos medio reflejada porque su máscara le tapa la mitad izquierda de su cara.
-Bueno,bueno. Parece que toca moverse ,¿no?
-Sí, eso parece…pero es un fastidio
-¿Habrá dulces féminas?
-Dúdalo, pero además, ¡¡¡lo importante es machacar todo lo que haya!!!
-Tú siempre con lo mismo…
-Habló el polifacético…
-Eh,eh…yo entiendo de rubias,castañas, pelirrojas, morenas y de todos los parámetros relativos a la anatomía femenina.-“Habla” indignado, defendiendo su postura
-Pues eso…
-Allá vamos de nuevo muchachos
Su sonrisa aún perduraba en su rostro cuando se levantó del cómodo sofá. Realizó una especie de amago de saludo militar (pero realizado con los dedos índice y mayor) hacia Lyn a modo de despedida justo antes de darse la vuelta y abrir una garganta allí en medio sin mayor reparo. Mientras la boca negra se iba cerrando lentamente, los presentes pudieron escuchar una sola palabra como salida del mismísimo infierno.
-Acecha…
El sonido del dolor inundó los oídos del fracción mientras la carrera de la pequeña mandataria corroboraba las sospechas de Reiko; alguien iba a morir. Mientras la enana de Taira se lamentaba en voz alta, Reiko guardó en un bolsillo interior de su túnica la baraja de cartas que había sacado (aunque no se lo contamos) y se limitó a afinar su oído, de hecho no pensaba levantarse ni mucho menos mediar en el conflicto. Podía oír las entrecortadas súplicas de un ser, que probablemente estuviese ya sentenciado, y tras escuchar por primera vez en bastante tiempo la voz de su antiguo compañero de sección, vio como un objeto predominantemente blanco no identificado iba a parar contra la cámara donde la enana había depositado el espécimen recogido por Reiko.
Apretó los dientes mientras una gota de sudor caía discretamente por la sien del fracción, parecía incluso como si le doliese en su propio ser –Espero que no deje mancha-pensó.
-Espero que no deje mancha…¿eso es lo único que se te ocurre pensar?
-¿Qué esperabas, algo creativo? ¡Déjame en paz y vete a matar alguna neurona maldito duende!
-¡Sí! ¡Eso!¡No te necesitamos!
-¿Y tú de dónde has salido?
-¡Ocupas!
-¡Callad todos, que no puedo pensar!
Las voces se silenciaron por un momento para volver a pensar si dejaría mancha o no, sin preocuparse del estado de la cámara; el tema de las manchas era mucho más interesante, había veces que la sangre no salía de su ropa,¿sería porque era de shinigami? No lo sabía, lo cual le tocaba las narices en demasía como para poder dejar el tema. Pero su cabeza volvió a la realidad; si es que la había dejado en algún momento; cuando vio a su amigo entrar por la enorme puerta de aquella sala. Lo cierto es que la relación entre ambos era un tanto extraña, fueron compañeros de sección, entrenaron juntos, e incluso Reiko ayudó al fracción en un tema personal, aunque en el momento no supiese que lo fuera.Es por todo ello,que el término amistad era el que le parecía más adecuado para describir la relación entre ambos, aunque pareciese un término tabú en esos lares.
Así pues, levantó la mano derecha levemente como el que saluda a un conocido de toda la vida, mostrando a la vez que comprendía la naturaleza del gesto de cabeza. La cámara de cultivo en cuestión se abrió y el show comenzó, “show”, no sabemos cómo llamarlo en realidad ya que parecía una película gore de los 80, aunque Taira se lo tomase como el proceso de alimentar a una “criaturita indefensa” a la cual trataba casi como a una mascota. Solo de pensar en eso mientras contemplaba el suceso hacía que un escalofrío recorriese su cuerpo desde sus tobillos hasta su cuello mientras no pudo evitar mostrar un gesto de asco, muy probablemente instintivo más que intencionado.
Y al fin entablaron conversación los dos fracciones. Una conversación sin sonidos que solo ellos eran capaces de entender. Reiko no podía estar seguro de lo que miraba el fracción pero sus dudas se despejaron en parte cuando Taira dirigió una primera mirada a Reiko; y estas dudas se disolvieron en el silencio en el mismo instante en el que tras mirar la pantalla,Taira volvió a mirar al fracción de la 4º Sección.
Esa sonrisa…probablemente el gesto más polifacético de Taira, una media sonrisa que bien interpretada lo decía todo aunque para muchos no significase nada. Una media sonrisa que Taira pudo ver medio reflejada en el rostro de su amigo; y decimos medio reflejada porque su máscara le tapa la mitad izquierda de su cara.
-Bueno,bueno. Parece que toca moverse ,¿no?
-Sí, eso parece…pero es un fastidio
-¿Habrá dulces féminas?
-Dúdalo, pero además, ¡¡¡lo importante es machacar todo lo que haya!!!
-Tú siempre con lo mismo…
-Habló el polifacético…
-Eh,eh…yo entiendo de rubias,castañas, pelirrojas, morenas y de todos los parámetros relativos a la anatomía femenina.-“Habla” indignado, defendiendo su postura
-Pues eso…
-Allá vamos de nuevo muchachos
Su sonrisa aún perduraba en su rostro cuando se levantó del cómodo sofá. Realizó una especie de amago de saludo militar (pero realizado con los dedos índice y mayor) hacia Lyn a modo de despedida justo antes de darse la vuelta y abrir una garganta allí en medio sin mayor reparo. Mientras la boca negra se iba cerrando lentamente, los presentes pudieron escuchar una sola palabra como salida del mismísimo infierno.
-Acecha…
Akagami Reiko- Desaparecido
- Post : 145
Edad : 35
Re: Los primeros pasos
Aquella soleada playa había cesado en su empeño de deslumbrar los ojos de Karatoraba tras el cierre de la Garganta, por parte de Reiko. El cegado arrancar elevó su máscara, liberando sus ojos, mientras seguía el rastro de su antiguo compañero de sección por aquel efímero túnel. En su rostro lucía media sonrisa de orgullo hacia sí mismo, como cualquier soldado que concluye una misión de manera satisfactoria. O al menos, eso sí, había podido testar su habilidad en combate, corroborando que estaba hecho para aquella Sección con un tareas y responsabilidades tan particulares.
Los sesgados arrancars bajo su particular wakizashi habían sido reportados a sus correspondientes lugares, según las órdenes del cifrado mensaje de Reiko. Jack Vesper fue mandado directamente a su sección, la Duodécima, al igual que Geo. Mientras que Alek esperaría la llegada de Reiko y Karatoraba en la Novena. El teletransporte del arrancar que había revolucionado aquel acontecimiento playero había sido sorprendentemente sencillo. Karatoraba dedujo que debía estar herido, en mayor o menor medida, y de ahí que fuese menos dificultoso mover su cuerpo, al oponer menos resistencia su dañado reiatsu. Así, sin preveerlo, el arrancar del extraño sombrero también comprobó su hipótesis sobre su extraña habilidad arrancar: sujeto herido, sujeto más fácilmente transportable.
Con respecto a al paisaje costero, aquella sala donde los Hideyori les esperaban era bastante oscura. Eso no supondría un problema para Karatoraba, pues sus ojos habían permanecido en la penumbra hasta que no hubo entrado en la Garganta, pero no podría afirmar lo mismo de Reiko. En aquella supuesta oscuridad aguardaban las dos figuras, tan distintas entre sí, además de Alek. Karatoraba salió con calma de la Garganta, y esperó que Reiko hiciera lo propio y la cerrara para comenzar a hablar.
— Ha habido algún que otro contratiempo, pero todos están a salvo, incluído el subordinado de Aaron, Jack Vesper. — dijo con sobriedad, mirando a su superior. — Tanto él como el... inquieto arrancar Geo han sido teletransportados a su Sección, al igual que... — No completó la frase, simplemente miró a Alekshandros, allí donde estuviera. — Espero que haya sido tenido un buen viaje. — dijo, sonriente, aunque en su tono no se vislumbraba ningún ápice de sarcasmo. Más bien era una pregunta de cortesía, en su afán por agradar a todo bicho viviente.
Supuso que Reiko también tendría algo que reportar. Al menos resumir lo acontecido. Karatoraba se limitó a trasmitir su escueto informe acerca de lo que en él participó de primera mano, o lo que es lo mismo, de lo que su Sección se encarga. Agradar y agradar. No despreciar el trabajo de Reiko, dejarle protagonismo, hablar lo justo y necesario para no defraudar a Taira ni menospreciar a la Fracción de la Cuarta Sección.
La verdad es que estaba ansiado, hastiado. La Máscara pesaba más que de costumbre. Demasiado tiempo sin Cazar, sin ver fluir la sangre humana fuera de sus cuerpos, en una macabra sinfonía de lamentos y gritos de dolor. Aquel banal combate no había servido para otra cosa más que para alimentar la Sed de su Pasajero Oscuro, mostrándole el carmesí fluido, para luego abandonarlo tan abrupta y tempranamente. Necesitaba uno de sus viajecitos. Necesitaba despojarse de su Máscara por unos instantes y mostrar a la humanidad, al menos a un representante de ésta, como es su verdadera faz.
Los sesgados arrancars bajo su particular wakizashi habían sido reportados a sus correspondientes lugares, según las órdenes del cifrado mensaje de Reiko. Jack Vesper fue mandado directamente a su sección, la Duodécima, al igual que Geo. Mientras que Alek esperaría la llegada de Reiko y Karatoraba en la Novena. El teletransporte del arrancar que había revolucionado aquel acontecimiento playero había sido sorprendentemente sencillo. Karatoraba dedujo que debía estar herido, en mayor o menor medida, y de ahí que fuese menos dificultoso mover su cuerpo, al oponer menos resistencia su dañado reiatsu. Así, sin preveerlo, el arrancar del extraño sombrero también comprobó su hipótesis sobre su extraña habilidad arrancar: sujeto herido, sujeto más fácilmente transportable.
Con respecto a al paisaje costero, aquella sala donde los Hideyori les esperaban era bastante oscura. Eso no supondría un problema para Karatoraba, pues sus ojos habían permanecido en la penumbra hasta que no hubo entrado en la Garganta, pero no podría afirmar lo mismo de Reiko. En aquella supuesta oscuridad aguardaban las dos figuras, tan distintas entre sí, además de Alek. Karatoraba salió con calma de la Garganta, y esperó que Reiko hiciera lo propio y la cerrara para comenzar a hablar.
— Ha habido algún que otro contratiempo, pero todos están a salvo, incluído el subordinado de Aaron, Jack Vesper. — dijo con sobriedad, mirando a su superior. — Tanto él como el... inquieto arrancar Geo han sido teletransportados a su Sección, al igual que... — No completó la frase, simplemente miró a Alekshandros, allí donde estuviera. — Espero que haya sido tenido un buen viaje. — dijo, sonriente, aunque en su tono no se vislumbraba ningún ápice de sarcasmo. Más bien era una pregunta de cortesía, en su afán por agradar a todo bicho viviente.
Supuso que Reiko también tendría algo que reportar. Al menos resumir lo acontecido. Karatoraba se limitó a trasmitir su escueto informe acerca de lo que en él participó de primera mano, o lo que es lo mismo, de lo que su Sección se encarga. Agradar y agradar. No despreciar el trabajo de Reiko, dejarle protagonismo, hablar lo justo y necesario para no defraudar a Taira ni menospreciar a la Fracción de la Cuarta Sección.
La verdad es que estaba ansiado, hastiado. La Máscara pesaba más que de costumbre. Demasiado tiempo sin Cazar, sin ver fluir la sangre humana fuera de sus cuerpos, en una macabra sinfonía de lamentos y gritos de dolor. Aquel banal combate no había servido para otra cosa más que para alimentar la Sed de su Pasajero Oscuro, mostrándole el carmesí fluido, para luego abandonarlo tan abrupta y tempranamente. Necesitaba uno de sus viajecitos. Necesitaba despojarse de su Máscara por unos instantes y mostrar a la humanidad, al menos a un representante de ésta, como es su verdadera faz.
Karatoraba- Post : 110
Edad : 48
Re: Los primeros pasos
-Entrar y salir. Es agradable cuando todo sale bien...aunque uno se cansa de hacer apariciones fugaces en Europa, al final me saldrá un club de fans. Tal vez...
Dejando tras de sí una playa ahora un tanto destartalada, Reiko y su acompañante emprendieron el camino de vuelta, y como era de costumbre "el tío del sombrero" destapó sus ojos una vez más; Reiko se limitó a sellar su resurrección y envainar su ninjato. En aquella oscuridad solo se podían escuchar los propios pasos de los dos viandantes, que resonaban en el vacío tan huecos como de costumbre.
Rompiendo la monotonía del sonido, el ruido de la apertura de la puerta ya en Hueco Mundo dió paso a una visión un tanto más familiar para el fracción, con las luces de los monitores "decorando" la visión.
-¡¡Holaa!! ¡¡Ya estamos aquí!!-Como siempre, de todo menos discreto, quizás uno de sus distintivos. Quizás una secuela de en trabajo junto a su jefe.
Dicho esto, al no ver a nadie ni molestarse en insistir, se dirigió al sofá en el que descansaba justo antes de partir, y se tumbó tal y como lo hizo entonces. Estaba claro que no tenía ningún reparo por mostrar su poder hollow; quizás porque la ventaja estratégica no residía en la naturaleza de éste, quizás porque le daba un poco igual; así era él.
-Ahm antes de que se me olvide, Taira todo ok, tus hombres se han portado-¿Para qué añadir más?
Cerró los ojos para descansarlos hasta que alguien le dirigiese la palabra; aquello era tan cómodo, tendría que robarlo para su habitación. Recordemos que el sofá está paralelo a la dirección de entrada y salida de la estancia y que Reiko esta tumbado con ambas manos tras su cabeza de modo que da la espalda a la puerta.
Dejando tras de sí una playa ahora un tanto destartalada, Reiko y su acompañante emprendieron el camino de vuelta, y como era de costumbre "el tío del sombrero" destapó sus ojos una vez más; Reiko se limitó a sellar su resurrección y envainar su ninjato. En aquella oscuridad solo se podían escuchar los propios pasos de los dos viandantes, que resonaban en el vacío tan huecos como de costumbre.
Rompiendo la monotonía del sonido, el ruido de la apertura de la puerta ya en Hueco Mundo dió paso a una visión un tanto más familiar para el fracción, con las luces de los monitores "decorando" la visión.
-¡¡Holaa!! ¡¡Ya estamos aquí!!-Como siempre, de todo menos discreto, quizás uno de sus distintivos. Quizás una secuela de en trabajo junto a su jefe.
Dicho esto, al no ver a nadie ni molestarse en insistir, se dirigió al sofá en el que descansaba justo antes de partir, y se tumbó tal y como lo hizo entonces. Estaba claro que no tenía ningún reparo por mostrar su poder hollow; quizás porque la ventaja estratégica no residía en la naturaleza de éste, quizás porque le daba un poco igual; así era él.
-Ahm antes de que se me olvide, Taira todo ok, tus hombres se han portado-¿Para qué añadir más?
Cerró los ojos para descansarlos hasta que alguien le dirigiese la palabra; aquello era tan cómodo, tendría que robarlo para su habitación. Recordemos que el sofá está paralelo a la dirección de entrada y salida de la estancia y que Reiko esta tumbado con ambas manos tras su cabeza de modo que da la espalda a la puerta.
Akagami Reiko- Desaparecido
- Post : 145
Edad : 35
Re: Los primeros pasos
Los pasos acelerados de Lucian sonaba por los pasillos seguidos del jadeo producido por el sufrimiento de Sora, cuyas piernas eran, a estas alturas de un tono morado, casi negro.
Lucian abrió la puerta casi de una patada y entró en la estancia y buscando con la mirada hasta encontrarse con la de Taira.
Un solo gesto de la mano de Lucian bastó para que Sora supiera lo que quería. Avanzó casi arrastrándose hasta el centro de la habitación, y soltó el cuerpo sin piel del hollow; que se encogió en el centro de la habitación, como una masa de carne y músculos.
- Ha PeRDiDo AlGo MaS Que SUs RoPaS PoR El CaMiNO, EspEro Que NO Te SupoNgA Un PrOBleMA.
Una sonrisa maliciosa se dibujó en su cara.
Se acercó a Sora y poniéndole una mano en el hombro devolvió los huesos de sus piernas a su estado original y alivió un poco las hemorragias interna que las astillas le habían provocado.
-VáMoNos, TenEMoS CosAs Que HaCeR
Se dirigieron hacia la puerta y justo antes de salir, Lucian dirigió su vista una vez más a Taira.
-No Se Que Es LO quE PREtenDes HaCEr Con EL, PErO SienTO CuRioSiDaD. Si Te PUeDo sErViR De AyuDA ya
SAbEs DoNDE EnconTRarME.
Tras esto cerró la puerta.
Lucian abrió la puerta casi de una patada y entró en la estancia y buscando con la mirada hasta encontrarse con la de Taira.
Un solo gesto de la mano de Lucian bastó para que Sora supiera lo que quería. Avanzó casi arrastrándose hasta el centro de la habitación, y soltó el cuerpo sin piel del hollow; que se encogió en el centro de la habitación, como una masa de carne y músculos.
- Ha PeRDiDo AlGo MaS Que SUs RoPaS PoR El CaMiNO, EspEro Que NO Te SupoNgA Un PrOBleMA.
Una sonrisa maliciosa se dibujó en su cara.
Se acercó a Sora y poniéndole una mano en el hombro devolvió los huesos de sus piernas a su estado original y alivió un poco las hemorragias interna que las astillas le habían provocado.
-VáMoNos, TenEMoS CosAs Que HaCeR
Se dirigieron hacia la puerta y justo antes de salir, Lucian dirigió su vista una vez más a Taira.
-No Se Que Es LO quE PREtenDes HaCEr Con EL, PErO SienTO CuRioSiDaD. Si Te PUeDo sErViR De AyuDA ya
SAbEs DoNDE EnconTRarME.
Tras esto cerró la puerta.
Lucian Mekhet- Desaparecido
- Post : 183
Edad : 36
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