Emergencia, marchando al mundo humano. [TRAMA]

(off:Siento no haber acudido antes,no pude conectarme hasta ahora.)

Natsu recibio una mariposa infrenal,y salio corriendo al dangai de la 13 division.Al ser una urgencia le dejaron pasar sin problemas,pues la situacion lo requeria,y se necesitaba que alguien fuera.nos shiniamis le indicaron el camino,mientras natsu corria.

-es por este pasillo,y luego a la izquierda todo recto señor .-Le indicaba a gritos mientras corrian.
Natsu nego con la cabeza.El shinigami farfullaba mientras intentaba seguirle el ritmo.
-Tranquilo,no hace falta que me llames señor.Ya no hace falt que sigas.A la izquierda todo recto ¿verdad?.Bien gracias.-Le dijo con una pequeña sonrisa.

Entonces usando un shumpo dejo atras al shinigami,y paso el portal.Ahora solo tendria que pasarlo y llegaria.

-Vamos-Dijo preparandose.

[OFFROL: no sabía que hacer si no había aviso, lo siento U^^]

Tras unas horas de reposo en su habitación, Satou escuchó el mensaje de Invasión al mundo real... Al instante cayó en la cuenta de que los capitanes no se encontraban disponibles, y que tratándose de Arrancars, toda la ayuda sería poca.

De un Shumpo salió de su cuarto, y lo usó mientras pudo para acelerar su llegada, "sobrevolando" los tejados del Seireitei.

Llegó al dangai a paso ligero, aunque quizás para ese momento debiese ir corriendo, pero prefirió reservar fuerzas para el posible, o mas bien seguro, combate.

En la puerta había un solo Shinigami. Cuando Satou se acercó, el shinigami le tendió una hoja con un pequeño mapa de las instalaciones, y un círculo en rojo en el lugar donde se encontraban las puertas espirituales que llevaban al lugar de la emergencia. Tenía varias de esas hojas preparadas para los siguientes...

Siguió el mapa sin dudar en ni una sola esquina, y al girar una de ellas, se topó de frente con otro shinigami. Éste parecía agotado. Extendió un dedo apuntando a una puerta al final del pasillo sin pronunciar palabra.

- Muchas gracias. - Dijo Satou, y continuó en esa dirección. Pensaba en lo que se avecinaba... Deseó que no fuese el comienzo de una nueva guerra, aunque no parecía serlo, ya que los espadas, deberían encontrarse en la misma situación que el seireitei... Le dio un vuelco el corazón al recordar la masacre de la anterior guerra, y aminoró el paso tanto, que casi se detuvo. Ahora tocaba ser fuertes, y es lo que estaba dispuesto a hacer. Fue su último pensamiento antes de ser bañado por la blancura del interior de las puertas espirituales...

Habria de estar en aquel sitio, quizas, 30 minutos mas tarde. Pues como de costumbre, se habia perdido de camino. En cuanto recibio la mariposa infernal se sorprendio bastante, no esperaba que aquellos seres llamados Arrancar se aparencieran en lo que se interpretaba como una invasion al mundo Humano.

No se familiarizaba mucho con ese lugar, aquel mundo real donde solo un par de veces habia puesto pie, pero tan solo para pequeños entrenamients especiales de la academia. Siempre habia tenido cierta curiosidad pero aun asi, solo se limitaba a oir historias de aquel otro lado.

Su velocidad superaba, asi que tan solo en un shunpo, con ayuda de indicaciones arraigadas de Shinigamis del 13° escuadron, pudo llegar finalmente.

-Pues vaya que me ha tomado tiempo...-Se sonrojo algo avergonzada mirando las puertas espirituales. Le habia llevado mas tiempo del que debia.-En fin, vamos en la marcha...-Respiro ondo y pronto se vio sumergida en la intenza luz del interior de aquel portal.

Satou cruzó aquella inmensidad de luz que separa el mundo real del de los shinigamis. Estaba abatido, primero el golpe de la arrancar, y despues el de la shinigami, ambos en el abdomen. Tenía alguna que otra costilla rota, necesitaría unos dias de reposo.

Una vez en el dangai, puso un pie en el tatami, lugo la rodilla, luego la otra, y luego se sostuvo apoyandose tambien con las manos... Estaba realmente agotado, pero lo había conseguido. Quizás no había conseguido ni tan siquiera herir a la arrancar, pero hacerle fracasar era un logro del que, por un momenton, se enhorgulleció.

Se oían pasos provenientes de los pasillos del 13º escuadrón. rápidos, y tambien aveces se oían las voces de un par de personas. Entonces, irrumpieron en la habitación dos shinigamis, a uno de ellos ya lo conocía, era de los encargados del dangai.

- Buenas tardes. Amai-san, ¿verdad? Mi nombre es Kambei Kunosuke, shinigami del 4º escuadrón. - dijo a modo de presentacion y sin darle tiempo a Satou a responder, continuó - Debido a que no se me da bien el combate, me mantendré aquí para realizar los primeros auxilios a los que vuelvan, en caso de necesitarlo. -

Tras la presentación, se acercó a Satou para inspeccionar su cuerpo, en busca de heridas, pero quedó claro su estado cuando ensució el tatami con un vómito de sangre.

Alzó la mano para que el shinigami no se acercase aún, quería hacer algo más antes de entrar en tratamiento.

Se incorporó, quedando arrodillado de espaldas a las puertas espirituales, y abrió la parte superior de su uniforme, dejando su torso desnudo. Tenía el costillar derecho hundido y ensangrentado. Pasó su pulgar por la zona, manchando la punta con su propia sangre, y dibujó una gruesa línea quebrada en su brazo contrario. Hizo lo propio con el otro brazo.

- Red blanca y negra. Soportes de 22. Corona y cinturón de 66. Persigue, trueno, carga, vuelve, oculta, mar de nubes, formacion azul. Llena el gran círculo y alcanza los cielos... - recitó el cántico mientras las líneas bailaban por sus brazos, manejadas por el mismo bakudou - ¡Bakudou no 77! ¡Tenteikura! - y unos haces de luces salieron de las palmas de sus manos dibujando un rectángulo delante suya y las líneas de sus brazos se extendieron alrededor del rectángulo.

Miró a los dos shinigamis, indicándoles que debían guardar silencio.

- Se necesitan refuerzos en el mundo humano. Dos shinigamis de la primera división, una de la novena, y el teniente del sexto, se enfrentan a dos Hollows de tipo Arrancar con dificultades. Pido que algun Shinigami de alto nivel que se encuentre desocupado se dirija al Dangai. Repito: Se necesitan refuerzos en el mundo humano. Dos shinigamis de la primera división una de la novena, y el teniente del sexto, se enfrentan a dos Hollows de tipo Arrancar con dificultades. Pido que algun Shinigami de alto nivel que se encuentre desocupado se dirija al Dangai. -

El bakudou finalizó junto con su mensaje. Estaba exhausto. Entonces el shinigami del 13ª escuadrón se acercó para comunicarle que las puertas solo la habían cruzado tres shinigamis, Satou entre ellos, de los dos de la primera división no sabía nada.

A Satou se le desencajó la cara pero la sorpresa no le duró mucho. Se desmayó a los pies del shinigami del 4º escuadrón. ¿Quien le había salvado la vida entonces...?

Al capitán Kobayashi le gustaban las batallas más que a un tonto un lápiz. Su actitud para con ellas era más o menos la misma que la de un alumno de Erasmus hacia las fiestas: que hubiera habido alguna clase de enfrentamiento en cualquier lugar de los dos mundos y él no se hubiera enterado era considerado poco menos que un ultraje.

Por ello, una de las primeras cosas que había hecho al llegar al cargo, después de nombrar a Ryuga Katsu su teniente, había sido pasar por el Dangai y el Departamento de Observación del Mundo Humano, para solicitar que su nombre constara entre aquellos a informar inmediatamente de cualquier anomalía. La petición no sorprendió en el Departamento: el anterior capitán del mismo escuadrón, Tsukiho Raho, lejos de solicitarlo, lo había exigido a gritos en repetidas ocasiones, quejándose siempre (a menudo injustamente) de la demora en recibir la información.

Cuál fue su sorpresa cuando, al llegar, encontró la 13a División en estado de alerta y oyó el aviso de alarma de Amai Satou. ¿En un momento como aquel? Sin perder más tiempo en sorprenderse, se encaminó inmediatamente hacia el Dangai. Había tres personas allí, un sanador del cuarto escuadrón, un herido del quinto y un tercer shinigami del trigésimo. Se dirigió al tercero.

-¿Y bien? ¿Qué ocurre?

-Dos shinigami y un teniente partieron en respuesta a una alerta en el mundo humano. Al parecer, dos arrancar causaron serios problemas en la ciudad de Berna, Suiza. Creíamos que sería un contingente suficiente, pero uno de ellos ha regresado herido y solicitando refuerzos.

-¿Por qué no se dio aviso?

-Se dio, señor, pero los capitanes se encontraban reunidos.

Vaya... entonces hacía un buen rato que el combate duraba. Lanzó una mirada al shinigami herido. No parecían precisamente rasguños.

-¿Ha dicho que tres shinigamis respondieron al aviso? Acabo de oir como Amai-san decía que eran cinco...

-Tres shinigamis cruzaron las puertas, señor. Pero dos más acudieron al lugar, probablemente venidos de algún lugar del mundo humano.

-¿Del mundo humano? ¿Y cómo supieron del aviso?

El shinigami del 13o Escuadrón se encogió de hombros. Kobayashi arrugó las cejas. Aquello no le gustaba. Los shinigami encargados de una zona en el mundo real solían ser de bajo nivel, y además tenían grandes zonas por cubrir cada uno. Que dos hubieran aparecido de la nada en mitad de un enfrentamiento con arrancar era extraño, muy extraño...

-¿Se ha solicitado una lectura espiritual al Departamento de Observación?

-Sí, señor. Se han confirmado dos shinigami, dos arrancar y dos cuerpos espirituales no identificados. Al parecer, están escondiendo sus reiatsus.

-¿Por qué deberían dos shinigami que acuden en ayuda de sus compañeros esconder sus reiatsus?

Por segunda vez, el miembro del 13o Escuadrón se encogió de hombros...

Ryuga Katsu se encontraba en sus habitaciones cuando el mensaje de Amai Satou empezó a escucharse en su cabeza, había estado durmiendo, de manera que se levantó al instante, se puso su haori y a Usagi y se dispuso a salir directo hacia las dependencias de la duodécima division, cuando estaba a punto de salir ya con la puerta medio cerrada se acordó.

<<Mi primer dia como teniente y ya empezamos...>> -Pensó mientras recogía su nueva insignia y se la colocaba en la cintura.


Salió al patio y se dirigió a toda velocidad hacia el Dangai cruzando los tejados para acortar las distancias, si habían usado el Tenteikura en lugar de mariposas infernales significaba que era una situación excepcional de emergencia y cualquier segundo por nimio que fuese era util incluso para salvar una vida.


Antes de llegar al Dangai ya sabía que alli se encontraba su capitán y otros tres shinigami, uno debía de estar herido porque su signatura de reiatsu era debil y fluctuaba. Cuando llegó, constató que se encontraban alli el capitán Kobayashi, un shinigami de la decimo tercera división y otro de la cuarta que estaba dando tratamiento al autor del Bakudou, la herida pintaba regular, pero sobreviviría y en aquel momento existían asuntos con mayor prioridad. Llegó a mitad del reporte que el shinigami le estaba dando a su capitán, de lo que escuchó todo le parecía muy ambiguo e inconcluso a la par que extraño, por lo que no se atrevió a manifestar sus pensamientos sobre el tema.


- Kobayashi-taichou, -Dijo cuando terminó el reporte de situación- Estaré detrás de usted.

-¡Katsu-kun!-le amonestó el capitán Kobayashi, con una sonrisilla traviesa-. ¿Lo primero que haces como teniente ya es desobeceder mis órdenes? Creí haberte dicho que te tomaras el resto del día libre...

Hizo un gesto con la mano para indicar que no prestara atención a su pequeña broma y, de inmediato, recuperó el tono serio y directo con que había interrogado al miembro de la 13a División.

-Bien, ya has oído el reporte: vamos a bajar a ayudar a nuestros muchachos. Respecto a esos dos supuestos shinigamis del primer escuadrón, lo primero que quiero que hagas en cuanto lleguemos es concentrarte y tratar de sentir su reiatsu. Si pudiste sentir los patrones de mi bankai, también serás capaz de identificar sus firmas espirituales, por muy bien que estén escondiéndolas... Si son arrancar, hazme un señal, ¿de acuerdo?

Sin esperar el asentimiento de Katsu, se dirigió al shinigai del 13o Escuadrón.

-Quiero un contingente de contención alrededor del Dangai. Si cualquiera que no seamos el teniente Ryuga, yo, o los otros dos shinigami que partieron trata de entrar por él, tienen órdenes de impedirles la entrada en la Sociedad de Almas. ¿Queda claro?

-Queda claro, señor

-Bien -asintió. A continuación, se giró un momento hacia su teniente y, asegurándose de que le seguía, penetró en la obertura entre los mundos-. Vamos, Katsu. Llegamos tarde al baile


[FDI: Antes de postear en el tema de Europa, prefiero esperar a que haya escrito alguien más, para que no parezca que se marcha Satou y llegamos nosotros casi al momento. Supongo que con aparecer al final del turno de posteo bastará]

Se dirigía al Dangai con paso tranquilo, mientras silbaba una melodía. Había escuchado el mensaje de socorro de sus compañeros y había decidió ayudar, era mejor eso que pasarse el día rellenando formularios( el se encargaba de los tratos burocráticos que Shuyin evitaba a toda costa). Ademas si no le fallaba su percepción espiritual una capitán estaba allí, eso solo significaba que no tendría que mover un solo dedo... el capitán se encargaría de todo.

Entro en Dangai tal y como había llegado, caminando con paso sereno y tranquilo. Cuando entró vio como dos figuras estaban apunto de internarse dentro de la obertura a si que gritó moderadamente.

- Eh! Esperarme por favor!

Una vez llegó a su altura se presentó.

- Hola Hayato-taicho y.... teniente-sama supongo....Soy Regis, tercer oficial de la 12 división. Estoy aquí por el mensaje de socorro si me permitieran venir con ustedes.
Dijo con voz serena y tranquila cual lago.

Por el mismo dangai por el qu habia llegado,natsu caminaba lentamente hacia la sociedad de almas.Se tocaba la bufanda,y la ajustaba.Decidio ir corriendo para llegar antes.Su nevo taicho debia de haber llegado ya a su escuadron.

-quizas me regañen por no estar presente en la presentacion.Naaaa...-Decia alfigido.

Fiinalmente salio hacia alli.Se encontro con otros shinigamis,pero iba tan rapido,que no pudo parar a saludar,solo se despido gritando.

-!Adioss!-Decia levantando una mano al aire.

(off:Creo que ya no hay mucho en karakura,no obstante divertantse )

Satou despertó un tanto aturdido, tumbado boca-abajo en el suelo del dangai, tal y como había caido tras el bakudou que le absorvió la poca energía que le quedaba. Tenía que seguir entrenando, le faltaba mucho para ser experto en kidou, pero hacía lo que mejor se le daba, esforzarse al máxmo.

El tatami no era una cama precisamente, pero tampoco es como si fuese marmol, no se estaba del todo incómodo. Se dió la vuelta, quedando bocarriba, mirando al techo, altísimo y con enormes vigas de madera.

- ¿Te encuentras mejor? - Dijo una voz cercana. Le resultaba familiar... Era la voz del shinigami del 4º escuadrón, que llevaba todo el tiempo curandole, aunque realmente, tampoco hacía mucho desde ques e desmayó. - Si, gracias. - Dijo incorporandose, antes de continuar. - ¿Ha servido de algo mi aviso? ¿Ha venido algún shinigami?- Preguntó, colocandose correctamente el uniforme, y hechando un vistazo a su alrededor. Aveces no miraba a la cara a quien le hablaba, lo cual podía resultar un poco molesto y en mas de una ocasión, le había traído algun que otro problema.

Cerca de Kambei-san, se encontraba el shinigami perteneciente a la división en la que se encontraba, mirándole con cierta ansiedad, como si estuviese preocupado por Satou. Suspiró al ver que su estado era mucho mejor que cuando llegó. Tras un suspiro de alivio, fue el quien se apresuró en contestar su pregunta.

- Ja! Y tanto! - Soltó en alta voz, y cuando averiguó como moderarla, siguió hablando - Acaban de entrar Kobayashi-sama, reciente capitán de la séptima división, y su teniente, del que no sabemos el nombre. - Satou sonrió aliviado de haber cumplido su cometido, refuerzos. - Aunque justo antes salió Natsu-san, teniente del sexto escuadrón. Parecía contento, quizá el combate halla acabado. - Eso último le extrañó, no parecía estar cerca del final cuando volvió Satou. Pero antes de poder darle mas vueltas se le vino a la cabeza la noticia de justo antes de desmallarse, no habían entrad los dos shinigamis del primer escuadrón... eso le mosqueaba mucho... Continuó hablando el shinigami - Aun está aquí el tercer oficial del decimosegundo escuadrón. Aun no ha entrado. -

Satou se combó hacia su izquierda apoyandose en la misma mano para mirar por detrás del voluminoso (para ser der 4º escuadrón) cuerpo de Kambei-san y, efectivamente, allí estaba, frente a la puerta, silbando, mirándola como himnotizado.

Entonces la máscara, el objetivo de los arrancars, cayo al suelo provocando un amortiguado sonido por el golpecito en el tatami. Satou al mirarla, sintió algo parecido al orgullo. Orgullo de haber sevido para algo, de haber frustrado los planes del enemigo. Entonces sintió que tenía que volver al campo de batalla, aun sin la seguridad de que lo siguiera siendo. Cogió el boken, la máscara y se levantó de un salto. Parece que le habían curado las costillas y había recuperado gran parte de su energía espiritual. Le alargó la máscara al Shinigami del decimo-tercer escuadrón. - Guardala, y damela cuando vuelva. Es importante que no se la des a nadie que no sea a mi. No es por desconfiar, pero hay 2 individuos vestidos de shinigamis ahí abajo, y no quiero que esta máscara acabe en manos equivocadas - El shinigami cogió el trozo de máscara y lo guardó entre sus ropas.

Giró la cara. - ¿Vamos? - preguntó mirando al shinigami plantado frente la puerta.

Los dos avisos enviados habían llegado a oídos del segundos escuadrón. Dos shinigamis del primer escuadrón en el mundo humano? Es q solo a Yoruko le parecía extraño? Había dejado de lado sus labores de papeleo de capitana como había dejado órdenes estrictas de doblar la seguridad del Seireitei. No le daba muy buena espina que dos arrancar aparecieran de la nada en el mundo humano. Qué era lo que estaba pasando? Es que los arrancar se habían recuperado con tanta facilidad después de la masacre? Algo no cuadraba e iba a ir a averiguarlo tan rápido como podía.

Haciendo alarde de su fama, usó el shunpo para llegar lo más rápido posible al Dangai en la sección del 13º Escuadrón. Seguramente alguno de sus nuevos compañeros estaría ya allí. Abrió las puertas para observar a los que estaban en la sala con ojo críticode una rápida pasada. Había varios shinigamis que no conocía de nada salvo un rostro que si reconocía Shihoin Kato, amigo de la infancia y como siempre le recordaban de una manera u otra, el auténtico shinigami que debía ocupar su puesto que había entrado instantes antes que ella.

Sus ojos se fijaron en el rostro de Kato al escuchar las noticias que traía llevándose una mano al pecho con los dedos cerrados alrededor de la manga de su nuevo haori. Tras terminar el joven Shihoin, Yoruko recobró la compostura frunciendo levemente el ceño mirando a los que se encontraban en la sala para volver a fijar sus ojos azules en el rostro del teniente.

-Kato, lamento oír lo de Karaiko-taicho. Os ayudaré en todo lo que pueda -dijo con un tono suave y conciliador fruto de la relación tan antigua que ambos tenían. -Qué está pasando?

Su mirada entonces fue a parar al rostro de Amai Satou en busca de respuestas. Porque había tanto revuelo? Porque ninguno de los capitanes se encontraba allí en esos instantes?

Aún se encontraba con la mano levantada, invitando a entrar ir al mundo real al tercer oficial de la duodécima división, cuando su superior se plantó justo a sus espaldas. Satou conocía bastante bien el reiatsu de Kato, pues ya empezaban a ser bastantes los años que compartían división... En cierto modo, Satou sentía cierta admiración por su teniente, porque, además de superarle en cualquier aspecto de Kidou, dominaba el shumpo como si fuese del 2º escuadrón... Pensó que podría ser un buen capitán en el futuro.

Sonrió por su comentario al tiempo que se giraba, pero cuando le miró a la cara, tenía un gesto que no era el que esperaba ver. Tras comunicarle la noticia, Satou se quedó sin habla y se le desencajó la cara. Quizá tenía una mueca un tanto extraña, pero no pensó en eso. Quizá Kato podría ser un buen capitán en un futuro, pero no pensaba que ese puesto quedase libre tan pronto. Tras la guerra, su escuadrón conservó la esperanza de que reapareciese su capitán, pero a la vista estaba, por la reciente noticia, que no ocurriría tal cosa...

El corazón de Satou latía con fuerza, su mirada se perdió en la nada y sus dedos empezaron a temblar... No quería ni imaginar lo que tiene que ser morir por segunda vez.

Kato le detuvo, sin querer, a las puertas de la depresión, apunto de perderse en su propia mente, preguntando como estaba la situación.

- Pués vera... - Comenzó el shinigami de la decimo-tercera división. - Permítame que sea yo quien informe a Kato-san -le cortó Satou en seco mostrando una sonrisa claramente finjida. Pero en ese momento tenía que mantenerse animado. Definirivamente, cuando volviese a su habitación iba a tener que recapacitar sobre muchas cosas. Justo entonces llegó Hokori-Taichou.

- ¡Hokori-sama! - Exclamó sorprendido. Acto seguido se puso rectísimo, para luego, al concienciarse del haori que vestía, hacer una reverencia, quizá excesiva, haciendo un ángulo de noventa grados con su cuerpo. No controlaba bien sus movimientos. Luego recobró la rectitud, y le habló sereno - Quiero decir... Felicidades por su ascenso, Hokori-Taichou -. Esto último lo dijo medio sonriendo, rascando su nuca como avergonzado por su efusiva reacción, pero no lo había hecho tan mal, despues de todo hay que tratar con respeto a un capitán. Volvió la mirada a Kato, tomó aire y prosiguió.

- Kato-san, Hokori-sama, tras el primer aviso acudimos tres shinigamis. Nos batimos en combate contra los dos arrancar de alto nivel que se encontraban allí. No había civiles en la zona.- A medida que explicaba la situación, se despreocupaba de la apariencia, y su medio sonrisa se tornaba en una fina línea recta. Prosiguió mientras mantenía la mirada en los ojos de Kato. - Al parecer su misión era el de coger un pedazo de máscara que se encontraba es la ciudad. Coseguí quitarles la máscara, y fue entonces cuando llegaron los dos shinigamis aparentemente del primer escuadrón. Volví y envié el mensaje que supongo oísteis. Él me ha dicho que hace poco han entrado Kobayashi-Taicho y su teniente. - Dijo apuntando con un dedo al shinigami a su lado. - También me ha informado de que los dos shinigamis del primer escuadrón no pasaron por aquí. -

Aún le temblaban los dedos, o quizá era todo el brazo. Quizá temblaba todo él, pero sabía que no era el momento, no debía dudar, ahora había que actuar. Cerró los puños tan fuerte que sentía la tensión en todo el brazo.

Kato-san, tengo intención de volver. Quiero saber que está pasando. Estoy bajo sus órdenes y le seguiré si cree que puedo serle de ayuda. - Dijo con la cabeza inclinada haciendo una reverencia.



[Off: Eto... he caido en la cuenta, no se muy bien porque, de que este tema no debería de estar aquí. El dangai es el sitio ese oscuro que llora petróleo y que está el camion de la basura... y supongo q este montón de conversaciones no se hacen ahí, sino mas bien en lo de las puertas espirituales. Lo digo por si se quiere y puede cambiar ^^]

Seguí a mi Teniente muy de cerca hacia el Dangai. En un principio pensé que únicamente íbamos a pedir "ayuda" a otro escuadrón, pero al ver hacia dónde nos dirigíamos algo se removió en mi interior. ¿Nervios? Sí, era muy posible que fuesen nervios. ¿Quién no estaría nervioso en su primer viaje a través del Dangai y hacia el mundo real? Yo podría ser una persona fría y "sin emociones" como solía pensarse, pero muy fría y muy sin emociones debía ser alguien como para no sentir nada en aquel momento. Incluso si no ocurriese lo que me imaginaba, aquel viaje, tan sólo pensar que podía ocurrir me ponía nerviosa. Sería el momento que mi Teniente esperaba para que demostrase que realmente valía para estar donde estaba.

El Teniente Kato recorrió los últimos metros que restaban hacia un grupo de shinigamis aumentando un poco la velocidad de su shumpo, lo que me obligó a imitarlo para poder estar, más o menos, a su altura. Una vez hubo llegado, y yo tras él, pude observar que se acercaba a un Shinigami que a punto estaba de atravesar el portal hacia el mundo real. Por la familiaridad con la que se trataban imaginé que se conocían desde hacía mucho tiempo. Esperé pacientemente tras el Teniente Kato a que acabase de saludar a quienquiera que fuese ese Shinigami y que me diese después una orden o...algo.

Tras una leve explicación de Kato hacia aquel shinigami sobre lo ocurrido con nuestro capitán, mi teniente cambió su semblante serio y apenado por la noticia por una sonrisa al presentarme a aquel shinigami. Supuse que también formaba parte de nuestro escuadrón.

- Un placer conocerlo... - Dije sin más mirando al Shinigami al que Kato había saludado. No pude decir más puesto que ya el teniente había dado a conocer mi nombre y el suyo para mí era aún un misterio.

Además, una Shinigami, aparentemente muy joven, de cabello largo y oscuro comentó algo sobre la situación y ofreció su ayuda. Por su atuendo me quedaba claro que era una capitana. Sin darme cuenta y, ¿porqué no decirlo? Sin quererlo ni esperarlo me ví rodeada, en un momento, por varios rangos superiores. Fué cuando caí en la cuenta que o lo daba todo de mí en lo que quiera que fuese que tuviese que hacer, o me mandarían derechita a casa. Esperé, de nuevo, pacientemente el resto de las presentaciones pertienentes y alguna órden o explicación para algún posible futuro movimiento.

La situación era crítica, o al menos eso es lo que sentía Kato desde lo más profundo de su ser. De por sí, todo aquel asunto era grave, pero el Teniente de la Quinta tenía una extraña sensación con todo aquello. Había algo que le daba mala espina y eso lo ponía nervioso. Tenía que darse prisa, pero no obstante también debía escuchar a Satou, pues podría tener valiosa información sobre los Arrancars de ahí abajo.

Sin embargo, justo cuando Satou comenzaba su relato, un reiatsu más que conocido hizo acto de presencia. Como era de esperar, Kato la identificó de inmediato, aunque fuera Satou quien la saludara primero, pues el joven Shihoin intentaba aun reponerse de aquellas palabras y de la sorpresa doble de su llegada. Doble porque no la esperaba por aquellos lares y por aquel haori que portaba.

— Gra-gracias. — respondió, casi inaudible y agachando la cabeza. Pero no tardó en cambiar su rostro: — Enhorabuena por el ascenso, aunque ahora habrá que tener más cuidado por aquí, si te vas a encargar de la "poli". — dijo con ironía y una cómica sonrisa en su rostro, casi infantil. — Pero es bueno que estés aquí, toda ayuda será bienvenida. — continuó, volviendo a fruncir el ceño.

Yoruko preguntó que pasaba y fue cuando Kato se volteó de nuevo hacia Satou para que éste terminara de exponer su informe. Las palabras de su tercero en vez de esclarecer un poco todo aquel enrevesado asunto parecían complicarlo más aun. ¿Una máscara? ¿Qué tenía que ver aquella máscara tan ansiada por aquellos arrancars y la muerte del Capitán? Otra sacudida más a la ya de por sí poca ordenada cadena de sucesos.

Kato apartó la mirada de Satou por un momento cuando éste terminó su exposición de los hechos. Su rostro se mostraba tenso, ya que Kato se esforzaba por darle sentido a toda aquella nueva información. Poco a poco fue ordenando sus pensamientos, ayudándose en voz alta:

— A ver si lo he pillado todo. Primero os enfrentasteis a dos arrancars que iban tras una máscara. Luego llegaron dos shinigamis que no pasaron por el Dangai, es decir, que no eran shinigamis. — hizo una leve pausa. — Probablemente sean más arrancars. Sea como sea uno de esos cuatro hollows es el que ando buscando, eso seguro. — sus ojos se movían de un sitio a otro, concentrado, aunque sin fijar la mirada en ningún sitio. — Ahora si que la situación es urgente. Nuestros comprañeros se están enfrentando a cuatro arrancars de muy alto nivel. — concluyó, chasqueando su lengua.

Kato se percató entonces del estado de Satou, pues se mostraba aun débil. Rápidamente trazó un plan y con gran urgencia lo expuso:

— Será mejor que esperes junto a Satou a que terminen de curarle. — dijo, volviéndose hacia Yoruko. — Así de paso podrás pedir la revocación de la limitación del reiatsu ahí abajo, porque sin duda nos hará falta. Bajaremos primero Akina y yo. No tardéis demasiado, por favor.

Kato, tras esperar las posibles respuestas tanto de Yoruko como de Satou, se volvió hacia Akina y con un gesto de su cabeza le preguntó si estaba lista. Si nadie les retuviera más, ambos shinigamis cruzarían el portal del Dangai a toda velocidad, rumbo a Europa.



_____________________________

OFF: Siento muchísimo la tardanza. He intentado acelerar un poco el hilo, para que no mueran los que están ahí abajo, principalmente. Si tenéis algo que añadir ponerlo y yo contestaré si es preciso, pero de manera "retrospectiva", porque ya estoy entrando en el portal. Igual estaría bien mantener este orden:

La joven Hokori escuchaba por turnos a los shinigami que se encontraba en la sala. Le dedicó una sonrisa de medio lado a las palabras de Kato pero aún así no era momento de bromas pese a que se conocieran desde hacía tanto tiempo. Era el momento de actuar.

Kobayashi-taicho había bajado llevándose a su teniente consigo. Algo no llegaba a cuadrar y cuando Amai nombró a los dos shinigami del primer escuadrón su rostro se ensombreció con un aire de preocupación extrema. Si no habían pasado por el Dangai podrían haber estado en el mundo humano pero qué era lo que hacían dos shinigami de la división de protección del comandante en el mundo humano? Algo no cuadraba.

Sin embargo, el plan que el joven Shihoin había trazado en poco tiempo la satisfacía por el momento. Yoruko no pretendía descender al mundo humano y dejar el Sereitei y la sociedad de almas en definitiva sin protección. Le dedicó una sonrisa burlona de nuevo al teniente del 5º escuadrón y asintió.

-No puedes dejar de dar órdenes, eh? -preguntó con un tono burlón en el timbre de su voz. -Me quedaré aquí, no tengo intención de que la sociedad de almas se quede sin protección. Si necesitais más ayuda avisadme por el intercomunicador [/color]-respondió simplemente volviendo a serenarse.

Mirando a su alrededor buscó las mariposas en cuestión para enviar los mensajes pertinentes repasando mentalmente a quién tendría que avisar. Su mano se colocó en el antebrazo de Kato antes de que se marchara y le dedicó un leve apretón por encima de su uniforme.

-Ten cuidado, vale? -dijo con simpleza antes de girarse hacia Amai y tomarle del hombro y del brazo para alejarle de la puerta. -Y tú, vas a ser un buen chico y te vas a quedar aquí conmigo hasta que me cuentes todo lo que sepas con exactitud sobre esos dos primeros arrancar y esa máscara que andaban buscando, entendido? -comentó con un tono de mandato en su voz pero suave y calmado.

Sobre sus dedos se posaron tres mariposas infernales y la joven capitana cerrando los ojos se concéntró en transmitir los mensajes y las personas a las que iban dirigidos. A los pocos segundos volvió a abrir sus ojos azules y los fijó en el rostro de Amai esperando su respuesta con todo lujo de detalles, una forma de no perder el tiempo pero impedir que el joven herido volviera a una muerte casi segura.

Satou, estaba tan ensimismado y al mismo tiempo desconcertado con lo que estaba pasando en Europa, que al principio ni se dio cuenta de la otra shinigami que acompañaba a Kato, Akina. Tras su breve intervención, Satou solo añadió un escueto - Igualmente. -

Acto seguido, su superior indicó las que Satou creyó las mejores ordenes a seguir: Irían al mundo real Kato y la nueva shinigami de la división, y Hokori-taichou pediría la revocación de límite.

Tras la despedida a Kato por parte de la capitana, Satou, tan respetuoso como siempre, hizo una exagerada reverencia en dirección a los que partían y exclamó: - Cuídense, Kato-san, Akina-san... - y antes de incorporarse, Hokori-taichou casi arrastraba a Satou de su brazo, alejándolo de la puerta, y pidiéndole detalles de lo ocurrido allí abajo. Tenía mucha mas fuerza muscular de la que parecía a simple vista, desde luego era la capitana del segundo escuadrón.

Cuando dejó de arrastrarle, Satou se colocó recto, se ajustó el cuello del uniforme, se apretó el Obi y se sentó en el suelo sobre sus piernas, sosteniendo la parte posterior de su hakama para que se doblase correctamente. Luego, colocó sus manos sobre sus rodillas y con la espalda completamente recta, mirando al frente, lo que serían las rodillas de la aún de pie capitana, comenzó su explicación.

- Hokori-taichou, no se mucho mas de lo que ya he expuesto. Como dije, cuando llegué se enfrentaba en combate directo Natsu-san, shinigami del 6º escuadrón contra un corpulento arrancar. Natsu-san liberó su shikai, y me recomendó ir a por la otra arrancar, que se alejaba del combate. La seguí y traté de apresarla con bakudou... - con la última palabra, Satou desvió la mirada avergonzado, sus mejillas se sonrojaron un poco, - Aun no me explico como pude fallar -. Volvió a mirar hacia delante y colocó las palmas de las manos y la frente sobre el tatami en señal de disculpa - ¡Mis mas sinceras disculpas! - . Tras unos segundos, se recompuso e incorporó para continuar el informe - Después cogió la máscara del Palacio Federal de Berna. Al salir, me atacó lanzándome a un extremo del campo de batalla y se dirigió hacia mi. En un momento de despiste por su parte, conseguí arrebatarle la máscara, y ocultarla con el bakudou 24. Acto seguido me disparó un cero, y antes de poder defenderme, una shinigami me apartó de la trayectoria. Era una mujer joven de pelo corto y llevaba gafas de sol y parece ser que era del primer escuadrón. Venía acompañada de otro individuo, también con gafas de sol y el pelo largo. Después tomé la mascara y volví aquí, al dangai. Del resto sabe usted tanto como yo, Hokori-taichou, salió Natsu, y entraron Kobayashi-taichou con su teniente. -

Habría estado bien que Natsu, hubiese informado de algo de lo ocurrido allí abajo, pero pasó tan de aquella manera, que no se le pudo ni preguntar.

No era ni de lejos el mejor informe que Satou daba en su vida, pero su cabeza aun daba vueltas, había muchas cosas que no acababa de entender como porqué le salvó la vida una... ¿Arrancar? ¿Que significa deberle la vida a un enemigo? ¿Porqué volvió Natsu-san? ¿Tan pronto acabó el combate? Todas estas preguntas le acarrearían a Satou muchos dolores de cabeza durante las próximas semanas...

[OFF: Me uno si no os importa]

Mise había recibido el mensaje de mariposa en el despacho de su escuadrón e inmediatamente se había encaminado hacia el 13º escuadrón. Estaba algo preocupado ya que el cuerpo del mensaje no especificaba para qué se le necesitaba y temía que algo malo hubiera pasado. Al llegar al enorme edificio preguntó a uno de los shinigamis que pululaban por el exterior la ubicación de la entrada del Dangai. Por lo visto no habían hecho reformas desde la última vez que vino, el camino fue fácil de seguir. Cuando llegó a la sala se encontró a la nueva capitana del segundo escuadrón junto con otro shinigami, parecía un interrogatorio. Shuseki se quitó su sombrero al llegar, haciendo una leve reverencia a ambos y acto seguido se quedó a unos pocos metros con los brazos cruzados sobre su pecho.

-Yoruko-taicho, ¿Qué es lo que pasa?

Algo malo sin duda, el hecho de que estuvieran en el Dangai quería decir que algunos o lo iban a utilizar, o ya lo habían hecho. Entonces se percató en que aquel muchacho estaba herido, maldita sea, sí que habían ido al mundo humano. Y para que una capitana estuviera presente no podían haber sido simples hollow. Maldijo por lo bajo, no obstante espero la respuesta, deseando inocentemente que no fuera la evidencia.

Lo que escuchaba parecía provenir de un sueño. Observó como Kato se marchaba por el Dangai y volvió a prestarle atención a Amai que estaba sentado delante de ella. Estaba algo sorprendida por las reacciones del shinigami y sus disculpas. Una sonrisa comprensiva fue lo que recibió a cambio de sus disculpas y la capitana frunció el ceño al escuchar lo referente a los shinigami del primer escuadrón. Sabía que hacía poco que estaba en el cargo pero por lo que conocía del funcionamiento del gotei 13 era extremadamente raro que no uno, sino dos shinigamis del primer escuadrón estuvieran asignados a cualquier tipo de misión en el mundo humano pero aún así no podía descartar nada.

-Todo esto es de lo más extraño...-murmuró en voz baja más para sí misma que para el resto.

Se quedó unos segundos meditando pensativa con la mirada perdida en un lateral de la habitación sin prestar atención a lo que había a su alrededor. En ese momento el capitán del 8º escuadrón hizo su aparición por la puerta llegando a donde los dos se encontraban. Yoruko movió la cabeza ligeramente para salir de su ensimismamiento y se giró hacia Mise enfocando sus ojos claros en él.

-Gracias por haber respondido tan rápidamente a mi llamado, Mise-Taicho. Este muchacho es Amai Satou, un miembro del 5º escuadrón -comentó tras hacer una inclinación de cabeza ante el capitán y señalar con la mano hacia el muchacho que la acompañaba. -Ahora mismo Kobayashi-Taicho y su teniente se están enfrentando a dos arrancar en el mundo humano, Shihoin Kato ha ido en su ayuda. Pero la razón por la que le he convocado es para preguntarle si hay algún tipo de registro en los documentos del Seireitei sobre esto -contestó tomando la máscara que había recuperado Amai de Suiza.

-Reconoce este objeto?

La diferencia entre Hokori-taichou y el resto de nobles que Satou conocía, que tampoco eran tantos, respecto a "cercanía" con los no-nobles era abismal. Ante los errores en Suiza de Satou, cualquier otro hubiese reprochado con superioridad la falta de pericia de éste, pero Hokori-san se limitó a dedicarle una comprensiva y sincera sonrisa. Ante tal gesto por parte de una superior tan superior, Satou se sonrojó, apartando la mirada hacia un punto no definido del suelo, durante tan poco tiempo que fue casi imperceptible. A éste le costaba ocultar los sentimientos y sensaciones, pero trataba de controlarse dependiendo de la situación y la persona que tenía en frente.

Hokori-san parecía pensar en algo tras la exposición de los hechos de Satou cuando entró otro shinigami. Giró la cabeza para comprobar quien era y le fue absolutamente imposible disimular el asombro que le produjo que fuese otro capitán, y su cara lo demostró abriendo los ojos de par en par. Parpadeó varias veces antes de volver en sí y cuando lo hizo, sacudió la cabeza y, sin levantarse, giró sobre si mismo hasta que su cuerpo quedó de frente al nuevo participante. La magnitud de la situación comenzaba a escapar de las manos de Satou... - Se están movilizando todos los capitanes... pensó. Cabe destacar que la presión que producía el reiatsu de ambos capitanes en la sala, aunque lo controlasen, había sido mas que suficiente para que los otros dos shinigamis tuviesen que marcharse, y para que una gota de sudor recorriese la nuca de Satou a causa del esfuerzo.

Hokori-san se tomó la libertad de presentarle ante el recién llegado capitán, a lo que Satou solo añadió una reverencia con las manos delante suya y acercando la cara al suelo.

- Mise-taichou... - Satou aún no conocía los nombres de los capitanes, recientemente nombrados, así que trataba de almacenar en su cabeza tanta información como le fuese posible. Además, después dedujo que Mise era capitán del octavo escuadrón, así que quizás alguna vez tuviese que recurrir a él en busca de algún documento que le ayudase con su bankai o simplemente información sobre cualquier tema. Satou es un alma sedienta de información.

Acto seguido, Hokori-san le alargó la máscara... A Satou la duda empezaba a quemarle por dentro, y esperó impaciente y atento la respuesta de Mise-san.

[OFF: perdón por el retraso, he estado un poco liado.]

Mise miró de reojo a Satou cuando la capitana le mencionó, el chico parecía un tanto nervioso, no se lo reprochaba, a fin de cuentas ellos dos eran capitanes, quizás pensara que le fueran a echar una reprimenda. Su cara se tornó en un gesto de seriedad cuando Hokori se refirió a otro de los nuevos capitanes, Hayato, que se encontraba al parecer luchando en el mundo humano. Nada bueno definitivamente. Después le tendió un objeto, Shuseki lo cogió y examinó, a primera vista era una careta, blanca y con una línea roja que la cruzaba por la parte derecha. La cara del capitán fue de incredulidad, mientras balbuceó unas palabras.

-N-no es posible...-Alzó su mirada para encontrarse con la de Yoruko, mostrándole una clara preocupación.-Capitana, no puedo asegurarle que sepa con exactitud qué es esta máscara, pero tengo ciertos indicios que espero no se cumplan. Por favor acompáñeme a la biblioteca de mi escuadrón, estoy seguro que los libros nos darán la respuesta.

Dándose media vuelta el capitán se dirigió hacia la puerta, donde se paró y la abrió en un gesto caballeroso, para que la mujer pasara primero. Se fijó de nuevo en Satou, ¡Casi se olvida de él!, menuda eduación. Con un gesto con su mano le indicó al shinigami que también estaba invitado a acompañarlos. Esperaba que sus temores no se hicieran realidad...

Cada vez le gustaba menos aquella situación. Su expresión era preocupada y a la vez ansiosa por saber si Mise-taicho tenía alguna idea de que era aquel objeto por el que los arrancar se habían movido tan rápidamente. Tenía un mal presentimiento. Una presión en el estómago que la hacía estar nerviosa e incómoda pero aún así mantuvo intentó mantener la calma pese a no conseguirlo del todo.

Sus ojos se cruzaron con los del capitán al escuchar sus palabras y al momento se puso en pie asintiendo con la cabeza. Antes de salir por la puerta que el shinigami había abierto para ella se giró para mirar a uno de los miembros del 13 escuadrón.

-Informe al Chiesa-taicho de todo lo ocurrido. Dejo esto en manos del 13º escuadrón ahora. Manténganos informados en caso de que hubiera cualquier tipo de cambio -ordenó al nervioso shinigami que se cuadró en un instante haciendo una reverencia demasiado exagerada.

Una vez dadas las instrucciones se giró de nuevo hacia la puerta no sin antes mirar a Satou que aún se mantenía muy tenso. Lo comprendía. Aún recordaba la primera vez que se encontrase cara a cara con Alloe-taicho. No fue solo su espectacular nivel de reiatsu sino la forma en la que miraba a todos los que le rodeaban y ese haori le hacían imponente y digno de respeto. Aún así tuvo la idea de invitar a aquel muchacho a que los acompañara pero se contuvo ya que se dirigían hacia las dependencias del 8º escuadrón donde ella sería una invitada y no anfitriona, aunque vio como Mise materializaba su idea y salió por la puerta esperando a los dos para ir directamente hacia el cuartel del 8º escuadrón.

-Espero que no sea tan grave como su expresión indica, Capitán... -dijo con una mezcla de ansiedad y curiosidad por saber que estaba pasando.


OFF: disculpen la mierda de post pero es q tp hay mucho que decir aquí xDD De todos modos con algo más de tiempo lo revisaré para corregir lo q esté mal

Satou se levantó pausadamente, tratando de mantener la calma ante semejante alboroto y trasiego de capitanes, aunque en el interior le carcomían los nervios. Ver a los capitanes de un lado a otro, con prisas, y con cara de angustia era un "espectáculo" que raramente se veía. Y si los capitanes albergaban semejantes... temores, Satou, como tercer oficial, casi le temblaban las piernas.

Hokori-san le miró, como si pensase que hacer con él, y seguidamente Mise-taichou le indicó con la mano que tambien estaba invitado. Satou asintió con a cabeza. pensando para sí mismo, si, vale, había conseguido que los arrancares no se llevasen la máscara, pero no tenía ni la más remota idea de que podía ser, y en esa nube de sentimientos y angustia, había una pizca de curiosidad por la tan ansiada máscara.

Tomo su zampakutoh en forma de boken de nombre saya, y una dulce voz en tono de riña dijo - ¡Estupido! ¡Tal y como están las cosas ni se te ocurra volver a soltarme! ¡Recuerda que no tengo piernas! -. Bien pensado, no era una voz tan dulce como solía serlo, incluso daba un poco de miedo. - Va, va... Ya no te suelto más - dijo en modo de disculpa pero con un tono tranquilo, colocandola en su obi blanco. Su zampakutou era la que más le ayudaba a mantenerse sereno.

Esperó a que saliese Mise-taichou, siguiendo a Hokori-san, y también salió del cuarto, sin decir nada, pocos pasos por detrás de sus superiores.

Casi una hora después la joven capitana del segundo escuadrón volvía a hacer su aparición en el Dangai. Con sus mejillas sonrosadas por la prisa y el agobio que estaba sintiendo en esos instantes recuperó el aliento en pocas bocanadas de aire antes de mirar inquisitivamente a los dos shinigami que aún se encontraban allí. Con solo una mirada uno de los shinigami negó con la cabeza. Aquello significaba que no habían vuelto. Pero que era aquella extraña sensación. Se mordió el labio inferior y se acercó a una de las paredes para apoyarse en su hombro en una postura más cómoda para esperar. Aquello era lo que le quedaba, esperar. No podía hacer más nada. Aún así escuchó un leve murmullo y vio al otro shinigami del 4º escuadrón. Aquel que había ayudado a Amai con sus heridas. Si los que habían bajado al mundo real estaban luchando contra dos arrancar alguno de ellos volvería herido pero esperaba que no fuera de gravedad. Al final se acercó al muchacho y llamó su atención aclarándose la garganta. Este la miró algo asustado tanto por su posición en la jerarquía shinigami como por su expresión entre seria y preocupada.

-Ve a tu escuadrón y haz venir a Murakami Aoki. Si vuelve alguien herido necesitamos que las atenciones sean rápidas y eficaces -indicó al muchacho que se puso en pie y tras hacer una reverencia a la capitana se marchó corriendo a llamar a su teniente.

Murakami Aoki. Un shinigami de gran tamaño que engañaba solo con verlo. Era como ella en ese aspecto. Cuando estuvo en el 11º escuadrón se sentía algo extraña entre tanto grandullón y en el 4º las cosas eran al revés. Incluso algunos de los shinigamis más fuertes no podían compararse con el teniente de la división de curación. Lo cierto es que cuando estuvo bajo su mando, cuando aún era teniente a las órdenes de Ikuze-taicho, su presencia había sido útil en muchas ocasiones y esperaba que esta vez también lo fuera aunque los verdaderos deseos de la capitana era que aquel mal presentimiento solo fuera eso, un presentimiento. Nada más.