De vuelta a casa [Libre]

Holgazaneó un poco más, tumbada en el césped, atendiendo a las explicaciones sobre los retos. Le apetecía mucho hacer algo diferente y demostrar a la vez que era superior a alguien, así que esa oportunidad le parecía perfecta para poder divertirse como le gustaba.
Apoyó una mano en el suelo y se incorporó, quedando sentada de nuevo.

-Desde luego. Yo nunca haría trampas...- mintió con toda la tranquilidad del mundo, sirviendo su vaso y el de Daigo con el poco sake que quedaba ya en la botella. Visto que el alcohol no parecía sentarle muy bien a Kumamori, se había reservado de ofrecerle más.- Bueno, Kimura, ¿sabrás estar a la altura de las circunstancias jugando honradamente?

Disfrutaba picándole, más ahora que el shinigami no tenía la autoridad necesaria para castigar su insolencia. Le asestó un toque en las costillas con el codo, más bien suave.

-Seguro que sí, no dejarás que me aburra, ¿verdad?

Se relamió los labios húmedos y sonrosados por el licor, apartando la mirada de su compañero para posarla sobre Kazuna. A saber qué clase de pruebas iba a inventar la cabecita de esa chica.

-Bueno, si vamos a participar en algo así será mejor posponer lo de la borrachera para otro momento, ¿no os parece? No sería muy elegante que alguno se pusiera a vomitar en mitad de las pruebas y lo dejase todo perdido.

Sonrió, no podía hacer otra cosa que sonreír ante el comentario de la shinigami de verdes ojos, acordándose de las veces que había hecho trampas aquella muchacha en los entrenamientos. -¡Claro que no!¿Como ibas a hacer trampas tu? con lo inocente que eres...¡jajajajaja!- se rió el solo con su comentario y continuó hablando -Por mi parte, yo sería incapaz de hacer trampas contra alguien que fue un antiguo subordinado mio- dijo guiñándole un ojo a Hotaru sin que Kazuna se diese cuenta y apuró el último trago con cara de pena.

-Por supuesto Kawazumi, aunque si te aburres también te puedes venir conmigo y te enseño un par de cosas que se hacer...y Kumamori también podría unirse y nos lo pasaríamos muchísimo mejor- comentó el shinigami como respuesta a los comentarios de la peliblanca con una sonrisa burlona y picarona, con un tono de voz algo meloso, pero dejando ver a todas luces que era una broma.

La propuesta de Kumamori no le parecía nada mal, así se divertiría un rato y entrenaría un poco física y psiquicamente. El único problema es que dejaba de lado el reto que él solo se había propuesto. -En fin, las cosas que hago por este escuadrón, no se merece un hombre como yo, de verdad os lo digo.- comentó y aprovechó lo último que dijo Hotaru para lanzarle otra pullita -Es verdad, no quiero tener que limpiar de nuevo la pota de una shinigami del tercer escuadrón que no sabe beber-

-Si comenzásemos a pensar que éste escuadrón no se merece a tales o cuales shinigamis, aparte de abandonar el escuadrón, estaríamos demostrando una desmedida soberbia y una falta de respeto a los que permanecemos aquí y queremos seguir estándolo -comentó la shinigami de cabellos dorados, acicalándose un poco el lazo que le sujetaba la melena-. No existen shinigamis mejor que otros, sólo shinigamis que creen serlo, pero en la modestia está la virtud. Así que seamos modestos y tratemos de mejorar el escuadrón.

Kumamori se puso en pie. Se sacudió la falda un par de veces para quitarse un par de hojas que le habían caído antes de enderezarse y retroceder un paso.

-Os verñe en una hora en la sala principal del escuadrón con la primera prueba. Recordad sed pacientes y justos en el juego. Una perspectiva clara y sencilla otorga al camino de la rectitud un paso ligero y siempre en adelante.

Dejó sus palabras como un acertijo en el aire. Ya tenía la primera prueba en mente y si habína escuchado bien, con un poco de imaginación y visión abstracta entenderían mejor el asunto... Aunque dado el funcionamiento de la mente de Kazuna era más probable que nadie hubiera entendido lo más mínimo. Giró sobre sus talones y como una niña pequeña comenzó a alejarse saltando alternativamente sobre un pie y el otro; estuvo a punto de tropezar de nuevo pero consiguió evitar saborear de nuevo el suelo.

Le parecía encantador que Kazuna se tomara tan seriamente las cuestiones del Escuadrón, hablando de un modo que contrastaba tan profundamente con su imagen de niñita despistada. Hotaru no había tenido muchas oportunidades de tratar con ella, pero ahora encontraba que sería interesante conocerla mejor.
Cuando la chica se marchó, se dirigió a Kimura, mirándole con gesto confuso.

-Me he quedado igual que antes, pero supongo que ya nos enteraremos de qué va la cosa cuando estemos allí.

No había entendido qué quiso decir la chica con sus últimas palabras, pero igual daba; estaba segura de que, como mínimo, aquella idea de las pruebas iba a estar entretenida.
Le dio la botella -que no contenía más que unos restos de licor- al pelirrojo y le arrancó el vasito de la mano, guardándolo junto al resto en la caja, que cogió entre sus brazos tras ponerse en pie.

-Me gusta el juego de sake y me lo quedo- informó, mirando a Daigo de tal modo que daba a entender que no aceptaría ninguna queja al respecto.- Y que no se te ocurra molestar a Kumamori-chan, viejo verde... habrás perdido la memoria, pero no los apetitos.

Le dedicó una mueca burlona y echó a andar hacia las escaleras, recordándole desde lo lejos que no podía faltar al encuentro.

-¡Nos vemos en una hora, Kimura Daigo! Reza lo que sepas, porque no voy a tener piedad contigo.

Daigo miró al cielo pensativo, él no era el único que había sufrido con la muerte de Iruna-taichou, lo sabía, pero se había centrado en si mismo y su autocompasión. Quería recuperar su puesto más que nada por que lo consideraba suyo, mezcla de orgullo y costumbre, pero durante aquel tiempo el escuadrón había seguido hacia adelante. ¿Realmente merecía el puesto?

No se enteró de que kumamori se había marchado y fue Hotaru quién le sacó de sus pensamientos pesimistas. Giró la cabeza mirándola a la cara, el sol le dio en el rostro y se puso una mano como pantalla -¿Eh?¿Me decías algo?- a continuación y sin saber por qué la muchacha le dio la botella de sake y le quitó el vaso.

-Vale, vale, solo son unos vasos de sake, ¿no?...se pueden comprar en cualquier lado- respondió sin saber a qué venía eso. Se encogió de hombros y miró por la boca de la botellita para saber cuanto quedaba. Poco, demasiado poco. Se llevó el contenido a sus labios, paladeando su sabor, disfrutando de los grados alcohólicos que poco a poco comenzaban a hacer efecto. Un hilo del preciado líquido se resbaló por la comisura de su boca -¡Ah, que rico está!....pfffffff- el comentario de la peliblanca hizo que el sake que le quedaba en la boca se le saliera como si de lluvia se tratase -¡¿Qué dices?!...Claro que no he perdido el apetito, pero no le pondría un dedo encima a ninguna del tercer escuadrón....a menos que se me insinúen, que uno no es ni tonto ni de piedra- el comentario le había cogido con la guardia baja, pero no desaprovechó la oportunidad de dejarse caer, por si acaso.

-Rezaré por ti, que te voy a demostrar quién vale- respondió fanfarroneando. Cuando la shinigami se fue, se levantó y tras mostrar sus respetos a las tumbas de la Capitana y el Teniente, se marchó. "Esto me va a dar dolor de cabeza" pensó y una voz profunda interrumpió en su cabeza "vamos, no seas perezoso, te servirá como entrenamiento".