De vuelta a casa [Libre]

Por fin, los estúpidos del segundo escuadrón habían dejado de preguntarle por cosas que no recordaba y que de momento no quería recordar. la carga que llevaba sobre sus hombros ya era suficientemente pesada como para encima recordar algo que fuese peor. Tenía miedo a lo que pudiese encontrar dentro de su cabeza y el recuerdo de la cabeza de su Capitana volando, propulsada por la inercia y un chorro de sangre, no ayudaba en absoluto.

Entró en las dependencias del tercer escuadrón y por lo que podía recordar todo seguía igual, tal vez en aquellas dos semanas en el talego las plantas habían avanzado posiciones en su guerra personal por el terreno. En vez de avanzar por el destrozado camino, Daigo prefirió pasear por aquel jardín asilvestrado. Por el camino se encontró a otros shinigamis, unos descansando a la sombra de algún árbol y otros paseando tranquilamente, respirando aire puro. Muchas caras eran desconocidas para Daigo, pero de vez en cuando veía a alguien cuya cara reconocía, y si sus miradas se encontraban hacía una pequeña inclinación de cabeza a modo de saludo y seguía caminando. A su espalda las personas que le habían reconocido susurraban entre ellos y hacían correr la voz entre conocidos y desconocido de que Kimura Daigo, también conocido como Revolver, había regresado al tercer escuadrón y que de su brazo derecho había desaparecido la marca de Oficial.

Haciendo caso omiso de lo que llegaba a sus oídos, él avanzaba alentado por su Zampakutou. Tenía muchas cosas que hacer y poco tiempo para ello. Sus pasos le llevaban directos a la pagoda, sin necesidad de pensar donde podía estar o no. Recorrió un pequeño sendero y subió unas estrechas escaleras aceleradamente. Su respiración era cada vez más entrecortada debido al agobio. Por fin llegó al final de las escaleras y lo que encontró le hizo caer de rodillas al suelo. A derecha e izquierda de las puertas de la pagoda había dos lápidas que nunca antes habían estado allí. Así que aquello no era una pesadilla ni una broma de mal gusto, la guerra había ocurrido y las tumbas de su Capitana y su Teniente se lo demostraban. Con lágrimas en los ojos se acercó a la tumba de su Capitana, y se sentó en seiza, para seguidamente hacer una reverencia y comenzar a rezar a los dioses para que su espíritu no hubiese sido devorado por los Hollows.

A punto estuvo de caerse hasta en cuatro ocasiones, todo por culpa de los tropiezos que causaban las piedras del sendero y las ramas partidas que nadie se molestaba en apartar. Aunque también influía aquella caja de madera que transportaba en los brazos, claro, una entrega que habían dejado para la Capitana en la recepción del Escuadrón. Hotaru, muy amablemente, se había ofrecido a llevarla al despacho y dejarla allí hasta que el actual Teniente de la División decidiera qué hacer con la mercancía, evitándole a su compañero que abandonase el puesto de trabajo y cargara con algo tan pesado. Y sí, Hotaru entró en el mencionado despacho con la caja, pero se le olvidó dejarla sobre la mesa antes de salir furtivamente por la ventana, escondiéndose de las miradas de los otros shinigamis.

"A estas alturas me sorprende que sigas escandalizándote de que haga este tipo de cosas. Shiro-chan, un muerto no necesita para nada lo que hay aquí dentro, así que alguien que puede disfrutar de ello tiene el derecho... no; la obligación de aprovecharlo."

Sobre su cabeza se alzaba un techo de ramas de denso follaje, por las que el sol apenas conseguía atravesar sus rayos de luz cálida, esparciendo por el suelo danzantes manchas de oro. Ya había pasado un buen rato desde entonces, y ahora la shinigami se dirigía a revisar su botín en un lugar apartado al que apenas solía acercarse gente. El espíritu de su zanpakutou seguía advirtiéndole de que todo aquello era una pésima idea e iba a meterse en un lío si la descubrían, pero a la desobediente mujer aquellas observaciones le entraban por un oído y le salían por el otro.

Ya en los últimos escalones que conducían al claro donde se alzaba la enorme pagoda supo que no estaba sola. Sintió aquel reiatsu, de alguien conocido aunque todavía no lograba adivinar su identidad. Lejos de volver sobre sus pasos y buscar otro sitio en el que llevar a cabo sus planes, se fue acercando al lugar en el que se encontraba el sujeto, advirtiendo el cabello rojo tan familiar.

-¡Eh, tú!- le llamó con brusquedad, observando de él solamente su espalda- Deja de llorar sobre la lápida de Iruna; puede que ella ya no esté para darte una patada en el culo por ser tan patético, pero ya me encargaré yo de eso como lo manches todo con tus mocos.

El shinigami no sintió la presencia de la shinigami, absorto como estaba en sus pensamientos, sino que fue el espíritu de su zampakutou el que advirtió de otra presencia. Él siguió a lo suyo, pensando que nadie le molestaría, pero se equivocó, una voz femenina le increpó. Kimura enarcó una ceja y lentamente se puso en pie, cuando levantó su largo cuerpo se giró lentamente encarándose a aquella que había osado hablarle de esa manera. En un primer momento le pareció familiar, pero las palabras que había dicho le dolían profundamente y no hizo el menor intento de recordarla.

-Que ¿qué?- dijo en un tono energético y firme, como el que usaba para reñir a los shinigamis que llegaban tarde a las fiestas organizadas por la Capitana. -Mira muchachita, no voy pegando mocos en la tumba de mis superiores directos. Y no lloro solamente por mi Capitana, también lo hago por el cabrón con suerte del Teniente, que se la cepillaba y por todos los shinigamis del tercer escuadrón que murieron por que perdieron a sus dos lideres y para colmo yo, su tercer ofical, encargado de dirigir al escuadrón si los dos bastiones más importantes del tercero caían, fui tan estúpido que caí en una trampa de un simple Adjuca y dejé al tercero a su suerte - aquellas palabras le salieron sin pensar, pero aquello era lo que de verdad le dolía, el quid de la cuestión, la causa por la que no quería recuperar su memoria. La impotencia que sentía por no haber hecho nada era demasiado grande. -¿Crees que no tengo motivos?- dijo algo más calmado, pero enfurruñado consigo mismo.

OFF: entro!!!

Los pasos acompasados de la shinigami se sucedían uno tras otro mientras una cancioncilla silbada iban inundando sus pisadas mientras avanzaba por los pasillos. Aunque llevaba demasiado tiempo en el Escuadrón nunca había sido capaz de retener la ubicación de cada lugar en lo que se le antojaba como un laberinto hecho a maldad. Sin darse cuenta había salido del entramado de paredes y techos hasta dar con el exterior.

-... ugh... creo que me he vuelto a perder... -musillo entrecerrando los ojos por el sol, convirtiendo al instante su amago de preocupación por una sonrisa perezosa-. Qué día más bonito... Casi que me da pereza estar dentro...

Kazuna siguió deambulando un buen rato hasta dar con las baldosas ascendentes que se abrían paso entre la maleza de aquella parte del jardín. Para variar no sabía donde estaba, pero el sol y el fresco mitigaban sus livianas preocupaciones. Continuó ascendiendo hasta dar con el edificio de la pagoda ignorando por completo que era tal cosa. El rumor lejano de una conversación hicieron que siguiera subiendo los escalones. Vislumbraba ya el edificio cuando sintió que lo mejor era no pasar, después de todo casi nadie entraba nunca.

-Iruna-taicho guardaba las llaves, ¿lo sabías Sutekina? -musitó hablándole a la zampakutou de guarda blanca-. Creo que nunca he puesto un pie allí dentro...

Y fue el pie lo que se enredó con la última baldosa del camino. La suela del waragi se le atascó en el saliente provocando que el pie se le quedase atrás mientras seguía caminando. La caída fue inevitable.

A pesar de lo que veían sus ojos ella no lo podía creer. Hotaru llevó un pie atrás en ademán de retrocer, cosa que quedó simplemente en eso, un amago, producido por la sorpresa de encontrarse ante ella al oficial Kimura, el hombre que en la jerarquía de la División sólo había tenido sobre su cabeza a los ya desaparecidos Capitana y Teniente del Tercer Escuadrón, el que muchas veces la había reprendido y castigado al sorprenderla en su fechorías.

-¡Maldita sea, Kimura Daigo!- exclamó, pasando totalmente por alto el discurso del hombre, todavía observándole con la impresión grabada en el rostro- Por un momento creí que eras un jodido fantasma, ¡menudo susto, su puta madre! ¿Pero tú no estabas muerto? Dijeron que casi todos nuestros oficiales habían caído en la guerra...

Tras unos instantes en los que se debatió con su incomprensión se acercó a él, avanzando en una desacostumbrada secuencia de pasitos cortos y vacilantes, que alargó el momento de que se reuniera con el pelirrojo. Una vez a su lado estudió atentamente el aspecto que ofrecía, buscando, como pudo intuírse por su forma de examinarle a conciencia con la mirada, lesiones que justificaran su ausencia en esas semanas.

-¿Dónde demonios te habías metido? No pareces haber salido del Cuarto Escuadrón...-comentó, entrecerrando los ojos con suspicacia.- Me parece muy raro que no te hayamos visto el pelo estando tú en buenas condiciones y todo el Escuadrón tan revuelto por los cambios que han habido. ¿Acaso te has estado escond...?

Un ruído imprevisto la hizo callar súbitamente y mirar en todas direcciones, buscando su procedencia. Sin decir palabra, le dio la caja de madera a Daigo y fue a descubrir qué había ocurrido. Al llegar a las escaleras se encontró con el cuerpo tendido sobre la tierra de la chica, en una postura que le habría parecido bastante cómica de no ser por lo extraño de la situación.

-Para haberte partido la cabeza... ¡Eh!, ¿te has roto algo?

Aquello le pilló por sorpresa, aquella chica le sonaba, pero no terminaba de ubicarla. "Kuma, esta chica me suena de algo, ¿sabes quién es?" -Como no lo voy a saber, es Kawasumi Hotaru, una alumna tuya como casi todos los que hay por aquí, te ha dado más de un quebradero de cabeza, ¿no la recuerdas?- el gesto de Kimura se torció levemente, intentando hacer memoria "pues ahora que lo dices...no".

-¿Y el "casi" no te dice nada?, Kawasumi- dice el ex-oficial con una media sonrisa, olvidando por completo su frustración anterior. La joven había retrocedido al reconocerlo y ahora era él el que retrocedía, pero por que la otra se le acercaba y no sabía con que intenciones.

A esa última pregunta se lleva la mano izquierda a la nuca y se la acaricia, sonrojándose ligeramente, con la misma media sonrisa y fijando su mirada en la copa de un árbol cercano -Bueno, la verdad es que he estado encarcelado durante todo este tiemp....- un ruido interrumpió su conversación y la chavala le dio la caja que portaba y se alejó para ver que había pasado. Él miró la caja y vio como se alejaba la muchacha, se encogió de hombros y la siguió para no quedarse el solo con la intriga de saber que pasaba.

Al ver a otra chavala en el suelo con todos los indicios de haberse tropezado y la postura en la que cayó no pudo evitar reírse -Jajajaj, eso,eso...jajaja...¿estás bien?-

Con no poco esfuerzo, Kazuna logró incorporarse para caer sentada sobre el suelo antes de ponerse en pie. La mala suerte quiso que cayera de bruces y se estampara contra el suelo utilizando su cara como amoritguador; y sin embargo, salvo un rubor tímido y sonrojado no tenía un rasguño. Se acarició aquella nariz pequeña y redonda tratando de recomponerse.

-Ugh... Estoy bien, gracias -musitó con un hilillo de voz apenas audible-. Je... je... qué caída más tonta...

Se atusó el uniforme mientras escuchaba la risa descortés del otro. Reconocía perfectamente esa cara y llegó a la conclusión de que no le gustaba. Después de todo, de las circunstancias y todo el pasado reciente del Gotei ver a un muerto caminar de nuevo entre los vivos y mostrar semejante talante, hacían que la apacible Kazuna se tuviera que morder la lengua.

-Estoy bien, Kimura-san.... Tal vez debería preguntarle lo mismo a usted, a fin de cuentas rara vez un muerto regresa a los vivos y es capaz de reírse con semejante falta de educación -comentó la shinigami con una sonrisa algo tensa en los labios; a fin de cuentas, también tenía su pizca de orgullo y que se rieran de ella de esa forma no le agradaba lo más mínimo-. Qué lástima que no sea Iruna-san la que esté de vuelta... al menos podría poner orden en el escuadrón...

Parpadeó con inocencia.

Esta vez la mujer sí logró que se hiciera escuchar su risa, divertida de que la aparente mosquita muerta de Kumamori le hubiera dado tal corte al reaparecido oficial. Hotaru los miró a ambos y se sonrió, ya sin rastro de molestia porque le hubieran chafado el plan de cotillear el contenido de la caja en privado.

-Pues ya es coincidencia que nos encontremos aquí, cuando se supone que este lugar no lo pisaba nadie que no fuera llamado por la Capitana- comentó, dirigiendo una fugaz mirada a la pagoda, de la que nunca había conocido su interior. Le quitó de las manos el arca de madera a Daigo, recuperándola- Trae para acá, que todavía no sé lo que hay dentro. Espero que no sea una de esas mierdas que explotan, porque como me quede sin cejas juro que le quemo el despacho...

Se acuclilló y dejó el paquete en el suelo, escudriñándolo como si tratara se adivinar su contenido sin tener que abrirlo. Finalmente se puso a lidiar con los cierres, muerta de curiosidad.

-Y bueno, jefe. ¿Nos vas a contar qué te pasó o vamos a tener que esperar al discurso oficial? Desde ya te digo que vas a tener suerte si no te mandan a tomar por culo después de habernos dejado tirados... - la madera crugió bajo sus dedos, despegando un lado de la tapa- Aquí nos pusimos a trabajar todos muy duro, y ya es milagro que los del Tercero trabajen algo...-gruñó- Ouch... Ya está. Ah, joder... mirad lo que había dentro. Ni queriendo nos sale una reunión así. Nada más nos falta la música.

Retiró la cubierta por completo e inclinó la caja hacia un lado y luego hacia el otro para que vieran lo que guardaba. Sobre una tela satinada del color del melocotón había un coqueto juego de vasitos para el sake, con dibujos de pequeños pétalos sobre la porcelana esmaltada. También había una botella de vidrio, de cuello alto, cuya etiqueta decorada a mano indicaba la calidad del licor. Probablemente se trataba de algún regalo.

-¡Pues bien por nosotros! ¿Qué, la abrimos y celebramos tu regreso, Kimura? Aunque parece todo de muy buena calidad... tal vez debería guardármelo para otra ocasión más digna.

[OFF]: OMG Viva a los apellidos que empiezan por K XDDDDD [OFF]


-Oh, a ti si que te reconozco, eres Kumamori Kazuna, estabas en la gran batalla con nosotros- dijo al reconocerla -perdona por mi falta de educación, pero es que me ha parecido graciosa la postura en la que estabas. De nuevo, discúlpame- al menciona la otra a Iruna el semblante de Kimura se ensombreció -Créeme Kumamori, si pudiese me cambiaría por ella y no una, si no mil veces, sin pensarlo. Pero para mi desgracia no puedo revivirla- giró la cabeza mirando al suelo en un gesto entre dolido y taciturno.

Hotaru aprovechó para arrebatarle aquella caja de las manos y le pidió que le contase que es lo que había pasado. Permaneció en silencio hasta que vio la botella de sake y la propuesta de esta hizo que una bombilla se encendiera dentro de su cabeza -Eh Kuma, creo que ya recuerdo a esta mujer, es la que al final de las fiestas terminaba desayunando conmigo un chocolate caliente para quitarnos la borrachera de lo alto ¿no?- En el mundo espiritual Kuma sonrió por el pequeño avance de su compañero y asintió con la cabeza "Esa misma".

-En fin, dado que la oportunidad de beber nunca se ha de desaprovechar sugiero que nos sentemos a la sombra de ese árbol de allí, bebamos algo en honor de los compañeros caídos y ya de paso os cuento lo que me ha pasado en estas dos semanas que he estado desaparecido y vosotras me ponéis al día sobre lo que ha pasado por aquí. ¿Trato hecho?-

Kazuna ladeó la cabeza con una sonrisa aletargada en los labios cuando Kimura afirmó reconocerla. Ya se le había pasado el enfado así que de poco servía enfurruñarse... si es que alguna vez lo hizo.

-No se atormente por eso, Kimura-san. Aunque sea triste y se añore su presencia poco se puede hacer; los días pasan y lo mejor que podemos plantearnos es cómo seguir adelante -musitó la muchacha llevándose las manos a la espalda mientras cruzaba los pies-. El escuadrón necesita volver a ser lo que fue, es nuestra obligación y una forma de dar valor a lo sucedido para que, no vuelva a repetirse... ¿no cree?

Sin haberse dado cuenta de lo inoportuno de su aparición hasta el momento en que vió la caja, dudó un momento si permitirse el beber alcohol o no. No le sentaba demasiado bien; nunca lograba acordarse de nada tras un traguito y para colmo detestaba tener dolor de cabeza. Sin embargo, había que celebrar que un perdido oficial había vuelto a las andadas y eso, merecía el sacrificio de un poco de jaqueca.

Dando saltitos se plantó bajo el mencionado árbol, haciendo que la falda revolara a su alrededor. Era un magnífico cerezo rojo, de oscuras hojas escarlatas y corteza del color de la tierra húmeda; no era demasiado grande pero su sombra, intercalada de rayitos de sol creada un mosaico de luces casi hipnótico.

-No comprendo porqué Iruna-taicho nunca dejaba que entrasemos aquí...

Ya reunidos bajo la sombra del árbol, Hotaru dispuso la caja a un lado y fue sacando con cuidado la botella y el juego de porcelana, compuesto por cuatro cuencos para el sake y una botellita con la que servir elegantemente el licor. No se fijó en ese momento que debajo del todo había una nota, un papelillo de color crema doblado por la mitad.

-A saber; la tía era muy suya. Una vez los hermanos Yamaguchi, ¿los conocéis? Bueno, pues una vez intentaron forzar la cerradura y entrar para curiosear lo que había dentro- comentaba, apartándose un rizo de la frente y mirando la graciosa carita de Kazuna, que estaba salpicada por motitas de luz.- Y no sé qué pasó al día siguiente que aparecieron desnudos y colgados por los pies en una de las torres de vigilancia.

Sirvió hasta arriba los recipientes esmaltados, alargando el brazo después para acercárselo a sus compañeros. Mantuvo el suyo en la mano, sin beber todavía, aguardando a que alguno propusiera el primer brindis.

-Eh, Kimura... tú debías saberlo, ¿no? Me refiero a la persona que Iruna eligió para que ocupase el puesto de Teniente en caso de que ella y Takaoka-san estirasen la pata en la guerra- se rascó la cabeza, haciendo una pequeña pausa.- Si te soy sincera, no me habría creído que era deseo suyo si no hubiera visto con mis propios ojos el dichoso documento...

Resopló con fastidio, como cada vez que pensaba en el pardillo de Lyra. Algo tendría que haber hecho ese para que le ascendieran en lugar de otros muchos que llevaban más tiempo en el Escuadrón que él.
Miró al antiguo oficial con los ojos entornados.

-Tú debías saberlo, sí; cuéntanos por qué diablos lo eligieron a él.

Se sentó a la sombra de aquél cerezo, algo más aliviado al haber sido perdonado por Kazuna, de espaldas a las tumbas. La peliblanca sacó las copas, repartió la bebida y se quedó esperando con la copa levantada. Él consideró que le correspondía hacer el brindis. -Por la Capitana, por el Teniente y por todos los compañeros que perdimos en la batalla. Que sus almas encuentren el camino para reunirse con nosotros otra vez en un futuro no muy lejano- tras decir esto, chocó su copa con la de las dos muchachas, levantó la copa en dirección a la tumba de la capitana y vació el vaso de un trago.

El comentario de Kazuna hizo que se sonrojase, él sí sabía lo que había dentro de la pagoda. Más de una mañana había tenido que llevarles el desayuno a Iruna y a Takoaka allí dentro después de una intensa noche en la que él vigilaba para que nadie les interrumpiese. Aun así, se abstuvo de hacer comentario alguno.

-La verdad es que no sé quien es el nuevo Teniente, Kawasumi...- guardó silencio momentaneamente. -Para ser sinceros no recuerdo casi nada. Me he acordado de ti gracias a que mi memoria ha relacionado el alcohol con nuestras borracheras, y a Kumamori la he recordado porqué aparece en mi recuerdo sobre la muerte de la Capitana. Me acuerdo también de Kuma y de como activar mi shikai y de cosas básicas. Los del segundo me tienen vigilado por que piensan que por mi culpa murió la Capitana, pero no lo recuerdo. Recuerdo estar en un combate, escuchar un grito, girarme y ver...ya sabéis qué...luego una voz me habla y se hace la oscuridad en mi cabeza. Además, como tampoco recuerdo mi bankai he sido degrado a shinigami raso...- suspiró.

Los ojazos azules de la muchacha escrutan con recelo el sake como si fuera a moderle en el momento menos esperado. Un última mirada compungida y alzó el vasito para acompañar en el brindis.

-¡Kampai!

El amargo del sake resbaló por su garganta haciendo que un rubor se le subiera hasta las mejillas. Parpadeó varias veces mientras notaba como su pensamiento se aligeraba y todo alrededor comenzaba a mutar en algo distinto; notaba la lengua algo entumecida y los párpados comenzaban a pesarle. Trató de mantenerse despierta y agitó la cabeza un poco con una sonrisa desvaída en los labios.

-En realidad.... Lyra-fukutaicho es un poco raro... Ya te darás cuenta... Es raro de... Como ver un perro verde comiendon con tenedor y usando desodorante femenino. En realidad... no sé, pero creo que al teniente le falta una cosita -comentó apoyándose sobre una mano ligeramente mareada; una risita floja se le escapó de los labios-. Y a veces te mira como si te quisiera asesinar o bajarte las braguitas...

La risa se aflojó de la misma forma que un mal nudo en una soga y Kazuna no tardó en caer como un saco cerca de Kawasumi.

Aquello que contaba Kimura seguramente debería de despertar el sentimiento de compasión de aquellos que hubieran luchado junto a él durante años, y, sin embargo, tratándose de una de esas personas, a Hotaru no le daba ninguna lástima. De hecho ya estaba dándole vueltas a la cabeza de cómo podría sacarle provecho a tal situación.

-Hm, así que no recuerdas casi nada...- repitió más bien para sí misma, lanzándole una equívoca mirada. Apartó el rostro, simulando mirar hacia la pagoda, y sus labios se perfilaron en una sonrisa ladina.- Qué putadón.

Se llevó el vasito a la boca, dándole el primer trago después del brindis. No tenía nada personal contra aquel hombre ni tampoco pensaba vengarse por algún que otro castigo que le había impuesto por su mala conducta, pero tal vez podría serle útil en su cruzada contra Lyra y en los planes de jodienda al personal.
La risilla y el discurso embriagado de Kazuna la apartó de aquellos pensamientos y la hizo mirar en su dirección, justo en el momento preciso para poder observar cómo se desplomaba, casi encima suya. Suspiró y se inclinó sobre la chica, sacudiéndola sin mucho cuidado para que espabilara.

-Como te quedes dormida no pienso cargar contigo hasta el Escuadrón, ¿me oyes? Y entonces sí puede que venga alguien a bajarte las bragas...

Sus ojos se posaron en Daigo por un instante, conocedora de las perversiones que, como cualquier hombre, tenía. "Sí, seguro que eso no se le ha olvidado..."
Dejó estar a Kazuna de momento, pensando que al menos tocarían a más vasos de licor por cabeza si ella dormía. Se acomodó mejor en el césped y con la mano libre se revolvió los cabellos, reprimiendo las ganas de desperazarse y tumbarse a echar una siestecilla. La verdad que con aquel calorcito apetecía.

-Pues sí, Lyra Wonderwall fue nombrado Teniente por deseo póstumo de Iruna, y ahí lo tienes, paseando la insignia en el brazo por todo el Tercero cuando no está en su despacho rascándose las pelotas- le explicó, mostrando cara de descontento.- Y encima tú no sabes nada; joder... ¿Qué tenía en la puta cabeza para escogerle a él, cuando en la vida ha demostrado valer para el puesto? Te digo que tiene que haber pasado algo raro para que ahora un niñato sin experiencia nos esté dando órdenes...

[OFF] Perdón por lo gritos con antelación [/OFF]

Tras vaciar el vaso de un trago extendió el brazo con la copa vacía hacia Hotaru para que le rellenara el recipiente con el cálido néctar. Sonrío al ver a Kazuna quedarse dormida sobre la peliblanca, la escena podría ser mucho mejor, pero menos daba una piedra. Esta le miró un momento, pero el no disimuló su mirada.

-Jum, hace tiempo que no llevo ningún cojín a la sala- dijo en voz alta -¿Estaré perdiendo facultades o me estoy volviendo viejo?- se lleva una mano a la nuca y su boca se tuerce en una media sonrisa.

La noticia de que Lyra es el nuevo Teniente hace que Daigo se levante de un salto -¿COMOO?, ¿EL CHAVAL AL QUE LLAMAN "EL TIGRE" ES EL TENIENTE? ¿EL MISMO CON EL QUE TE PELEASTE EL DÍA QUE LLEGÓ?- chilló indignado -O SEA, ¿QUE A MI ME QUITAN EL PUESTO Y A ESE MEDIANÍA SIN EXPERIENCIA LE ASCIENDEN A TENIENTE?, ¡Y ENCIMA LO DICE UN DOCUMENTO REDACTADO POR LA CAPITANA!- se gira y señala a la tumba de la susodicha -¿EN QUE NARICES ESTABAS PENSANDO, PERRA?¿QUIERES QUE EL TERCERO SE HUNDA MÁS O QUÉ?- se vuelve a sentar muy indignado, se vuelve a tomar el sake de un trago y pide más. Respira hondo y vuelve a hablar, esta vez sin gritar -Le voy a retar, en cuanto me lo encuentre le retaré a un duelo y le quitaré el puesto. Ese chaval no tiene casi experiencia de combate, y cuando fuimos a la batalla todavía estaba verde. Tsk, maldita sea su estampa...- mira la botella de sake que sigue en poder de Hotaru -...Eh Kawasumi, ¿Cuánto le queda a esa botella?, ¿Hay otra en la caja? por que la cogorza que me voy a coger hoy, será recordada en los anales del tercer escuadrón, beberé durante ocho días seguidos, superaré el récord de la capitana que se quedó en siete días- su gesto es decidido y su decisión está tomada.

Los gritos de Kimura provocaron que Kazuna se despertase con un breve respingo, apoyándose sobre un codo con expresión confusa. No estaba demasiado metida en la conversación o al menos, creía haberse perdido algo relevante. No obstante los gritos indignados, sólo podían tener un origen y una razón.

-¡Eso, Kimura! Patéale el culo a ese gatito con ínfulas de superioridad, déjale claro quien tiene los pantalones en la relación -se envalentonó todavía afectada por el sorbito de sake-.

Se rascó los ojos intentando despejarse. Aquellos cambios tan drásticos no le sentaban bien, principalmente porque nunca se orientaba y dada su forma de vida, relajada y de preocupaciones nulas era como estar eternamente dando vueltas en círculos. Se desperezó como quien sale de un pesado letargo.

-Quizás el papel ese no fuera oficial... ¿no? Quiero decir, que aunque fuera testimonio de Iruna, si no forma parte de la burocracia del escuadrón y no había testigos que verificasen ese documento... -supuso mientras se reajustaba la ropa-. Mmm... Es como un testamento, ¿no? ¿No debe hacerse testamento frente a un notario que testifique su veracidad? He oído de muchos casos en lo que las herencias se perdían porque el testamento no se hizo con un testigo que lo verificase. Lo mismo la voluntad de Iruna en ese papel no tuvo testigo... y no podría considerarse válido... ¿no?

Bostezó. No sabía de donde demonios sacaba toda esa información que estaba en su memoria.

Viendo que el alcohol ayudaba a encender los ánimos, Hotaru aprovechó a rellenar el cuenco de Kimura cada vez que éste quedaba vacío. A consecuencia de ésto, el contenido de la botella comenzaba a menguar con alarmante rapidez.

-En la caja no hay más botellas, pero puedes escarbar el fondo; quién sabe, a lo mejor encuentras algo- respondió con sorna. Le alegraba ver que a pesar de aquel accidente que comentaba, Daigo conservaba todavía aquella particular forma de ser, tan bien vista por la gran mayoría del Escuadrón. Debía reconocer que echaba de menos las fiestas que él mismo organizaba con la autorización de Iruna, quien siempre apreció al hombre. A ella también le caía en gracia, pero eso no evitaría que lo utilizara a favor de sus propios intereses.- Ah, ¿pero sabes dónde hay más licor, y del bueno?- preguntó, sin esforzarse demasiado en ocultar su malintencionada sonrisa- En el despacho del Teniente.

Miró a Kazuna con diversión por sus comentarios, y luego con extrañeza. ¿De dónde había sacado la chiquilla toda esa información?

-Sabes mucho, Kumamori, ¿cómo es que todavía no te han mandado a dejarte las pestañas en las oficinas?- rió, aunque todavía continuaba intrigada por los extraños efectos que el sake parecía producir en ella. Siempre la había considerado como a una chica despistadilla e inocentona a la que no había que tener mucho en cuenta, pero comenzaba a sospechar que tan mosquita muerta no era.- No tengo la menor idea de en qué condiciones fue redactado el papelajo ese... pero tanto si es verdadero como sino, ahí tenéis a Wonderwall, tan orgulloso como un gallo que va pisoteando el fango.

En su mente ya comenzaba a maquinar de qué modo podía fastidiar los planes del rubio valiéndose de Kimura, quien estaba bastante resentido por haber sido degradado y encontrarse con aquel panorama de tener por jefe a alguien más joven que él y sin tanta experiencia. A ella no le preocupaba exactamente lo mismo, simplemente se trataba de que no soportaba ver cómo Lyra ascendía mientras ella... No, no lo aguantaba.

-Hm... Kumamori tiene razón, Kimura. Alguien debería recordarle a ese gatito cuál es su lugar. Al fin y al cabo, es nuestro deber pensar por el bien del Escuadrón, ¿no es cierto?

Le dio otro trago al sake, aguantándose la risa.

la botella decrecía rápidamente y el alcohol soltaba las lenguas, solo era la tercera copa, pero al llevar tiempo son beber empezó a notar aquel calorcito tan agradable reconfortando su alma y su cuerpo. Dentro de su zamakutou el oso se repanchigaba tirado en el suelo, rascándose la peluda panza y relamiéndose los labios con gusto.

-Mira bien Kawasumi, no vaya a tener doble fondo o algo parecido, que trucos para esconder alcohol me conozco ya unos cuantos. La botella no es el único recipiente en el que se puede guardar alcohol, pero sí es el más recomendado.- Dijo mirando el fondo de su vasito.

-Aunque sean ciertas, las acusaciones que estáis haciendo son muy graves. Deberíais ser más recatadas y tener algo de respeto por vuestro superior...- hizo una pausa , el tono era seco y dedicaba una mirada muy seria a las dos mujeres. De repente, su cuerpo comenzaba a temblar y el labio se le movía a intervalos cada vez más cortos. El ex-oficial intentaba contener la risa, sin conseguirlo. Rompió a carcajadas, palmeándose la pierna derecha con fuerza e inclinando el cuerpo hacia atrás, no pudo contener las lágrimas de la risa y dos lagrimones surcaban su rostro. Empezó a dolerle el costado por culpa de la risa y no podía parar, así que con la mano que no sostenía el recipiente de barro se agarró el estomago intentado, inútilmente, calmar las punzadas de dolor. "Aún así habría que revisarlo" pensó para sí.

-Tranquilas, tranquilas, que me voy a enfrentar a él, pero antes me apetece relajarme un poco.- dijo cuando el ataque de risa redimió. -Hm...si no sabíais nada de mi, entonces puede que mí antiguo despacho no haya sido asaltado por el escuadrón por lo que aún deben de quedarme un par de botellas de Sake de Niigata, regalo de la Capitana de una vacaciones en el mundo humano. Dijo que era calificado como el mejor del mundo entre los humanos. Y si no están, siempre podemos pedirle "prestadas" unas cuantas al Teniente, ya me entendéis- dijo, acompañando la palabra "prestadas" con un gesto que no gustaría al Teniente.

Kazuna volvió a rascarse el cogote esperando poder despejar el sopor del alcohol. Comprendía que se debiera mantener el respeto a un superior y lo tenía, a Iruna la respetaba pero una cosa bien distinta era profesar ese mismo sentimiento a alguien que se hacía apodar "el tigre". Era como admirar a alguien que se apodaba "el Polilla" o algo similar. De todas formas, Kazuna mantenía su neutralidad. Aunque hubiera comentado ciertos aspectos legales, tampoco lo había hecho para darle pie a nadie; a fin de cuentas, pese a que Kimura hubiera sido oficial con anterioridad, había dejado el escuadrón solo durante mucho tiempo. Ese vacío no tenía nombre.

La rubia shinigami se quedó pensativa.

-De todas formas... Creo que Hotaru-san también podría optar al puesto... Aunque sus formas no sean refinadas es muy inteligente y tiene genio. Yo creo que podría ser una buena teniente -opinió jugueteando con el borde de la falda-. Los puestos no tienen dueños, ni están para que los reclamen los más allegados a una persona que ya no está... Yo voto que Hotaru-san rete a Lyra-fukutaicho y sea la teniente del tercer escuadrón.

Alzó la mano cno efusividad, sonriente y cegada por un rayo de sol escurridizo que fue a parar a su rostro. No era el alcohol lo que la hacía hablar así, sino el mero impulso de hacer las cosas más equitativamente. Kimura no le caía mal pero no veía justo que después de tanto tiempo se sintiera en el derecho a reclamar un puesto que dejó de ejercer.

Introdujo la mano en la caja y buscó a tientas, arañando con los dedos las tablas del fondo, pero ahí no había botella ni nada parecido que pudiera contener el tan preciado alcohol. Justo cuando iba a desistir, entre el trozo de raso que engalanaba el arca, su tacto percibió la textura del papel de arroz. Extrañada apresó la nota y la desdobló para leerla, acercándosela a los ojos.
Al terminar su rostro mostraba una rara expresión.

-Tsk -la arrugó y se la guardó en el interior del keikogi, sin hacer ningún comentario al respecto. Aprovechó para rascarse el hombro del lado izquierdo, dejando a la vista la palidez del mismo por unos instantes.- Qué cachondo eres, Kimura... Respeto, dices... Ah, mira cómo te estás riendo; ya sabía yo que no podías decirlo seriamente. ¡Pero respira, hombre, que te vas a ahogar!

Verlo tan animado era buena señal; normalmente aquellos que eran interrogados por el Segundo Escuadrón tardaban mucho más tiempo en recobrar el humor. Conocía de oídas algunos métodos que empleaban, y desde luego no tenía ninguna intención en descubrir cuánta verdad había en aquellos rumores.

-¿A tu despacho? Si te dijera quién estuvo ocupando tu puesto... un tío al que llamaban "Lobo", ¿tú te crees? Esto parecía un puto zoológico, te digo. Y cómo no, era un viejo amigo de Wonderbra-fukutaicho... El tío creo que duró... ¿cuánto? ¿una semana y media aquí? Y acabó pidiendo el traslado, no sé por qué motivo; quizá Lyra no le daba lo suyo por las noches, como él se esperaba- se sonrió perversamente. Qué buen cuerpo le dejaba meterse con los demás- Psé... Decían que se había graduado en la Academia apenas habiendo pasado un par de años allí. ¿Queréis saber la opinión que me merecen a mí los prodigios estos de las narices? Que son unos soplapollas todos ellos, eso es lo que opino. Dime, dime tú si van a servir para algo cuando se piensan que ser shinigami es lo mismo que cuando estás estudiando allí, y la culpa la tienen precisamente esos que les dan palmaditas en la espalda cuando invocan bien un hado o les dicen que no pasa nada si la joden en un entrenamiento... ¡Eso no es la vida real! Aquí si metes la pata, estás muerto. Y claro, luego entran en un Escuadrón... y el nuestro no es precisamente un salón de té, todo hay que decirlo... entran y se mean encima al ver que el panorama no es en absoluto lo que esperaban.

Cogió su vasito de sake y lo vació de un trago, harta de todos los niñatos que presumían de lo talentosos que eran y el poco tiempo que les había llevado graduarse. Para poco servían la mayoría de ellos, para poco más que chulearse y mirar con suficiencia a los demás.
Por suerte, los comentarios de Kazuna llegaron a tiempo, provocando que Hotaru dejase a un lado el enfado que le producían los pensamientos anteriores y sonriera.

-He... Kumamori, recuérdame que te recompense si algún día llego a ascender; sólo por ese comentario te mereces que te invite a cenar.

Por el momento prefirió no reconocer ni desmentir que le interesaba el puesto. No quería que Daigo comenzara a desconfiar tan pronto de sus intenciones, y además... ella misma no tenía muy claro si seguiría por mucho tiempo en el Tercer Escuadrón; sólo hacía una semana que le habían denegado el traslado a otra División.

-Eh, Kimura- su tono no dejaba lugar a dudas de que sólo buscaba bromear- No te acojonaría un poco de sana competencia, ¿verdad?

La conversación avanzaba y llegaron a un punto que no le gustó nada a Kimura. -¿Como qué mi despacho lo ocupaba un tal "lobo"?. ¿Me ausento dos semanas?, no muy agradables todo hay que decirlo. Habría que hablar con el Capitan del segundo escuadrón, de verdad. Ya podrían darle a sus prisioneros algún canapé o algo que beber de vez en cuando y no solo pan y agua sucia. En fin, a lo que iba, ¿me ausento dos semanas y me sustituyen por un mozo que no ha luchado nunca contra un hollow? De verdad, ¿qué está pasando aquí?, esto ya no incumbe solamente al tercer escuadrón, si no a todo el Gotei. Se está administrando y muy mal los puestos que se dan- Se le quedó un regusto amargo en la garganta y tomó otro trago de sake para bajarlo. -Entonces, ¿Dónde están todas mis cosas?- preguntó -¡Mis preciados cojines!...¿Dónde están todos mis cojines?...como alguno le haya puesto sus zarpas a mi colección le rajo, como rajaré al tal lobo cuando lo vea-


Lo que dijo Kazuna no le pareció mal. -Jum, tampoco veo mal que Kawazumi sea la Teniente. Desde luego es más apta y lleva más tiempo en el escuadrón que "el gatito".- también sonrió con el comentario de Hotaru -Jejeje...¿Desde cuando la competencia es leal, peliblanca? Sobre todo hablando de nuestro escuadrón- dijo siguiéndole el rollo a esta. De repente sonrió, se le había ocurrido una idea -Aunque si Kumamori prefiere que tu seas la teniente tenemos dos opciones: Primera, luchamos entre los dos para que el que gane se enfrente al Teniente. O segunda, luchamos los dos contra el teniente y nos repartimos los puestos de Teniente y tercer oficial, decidiendo los puestos con una competición a ver quién aguanta más-

Kumamori seguía atenta toda la conversación agradeciendo que haber bebido tan poco sake.

-Mmm, no creo que sea muy legal que los interesados digan como repatirse los puestos... -comentó incorporándose hasta quedar sentada sobre sus talones-. Tengo una idea mejor que no necesita de tortas para llevarse a cabo y demostrará cual de los dos está mejor capacitado para optar al puesto.

Alzó el brazo con énfasis, como si de un juego se tratase; el pecho bamboléo un poco ante el movimiento.

-Mi idea es la siguiente. Todo oficial de un escuadrón debe estar bien formado para rendir con eficacia en su puesto de obligación, ¿no es así? La lucha es sólo una parte del todo pero no una sentenciadora, además no somos miembros del undécimo como para basar toda nuestra filosofía en la forma de agitar la espalda -explicaba acompañándose de ademanes con las manos, siempre con esa sonrisa perezosa en los labios-. Por ello, propongo un reto de tres pruebas. Se irán proponiendo tres pruebas de distinta índole y quien las supere habrá demostrado estar más capacitado para optar al puesto.

Ladeó la cabeza cerrando los ojos entusiasmada por su propuesta.

-¿Qué os parece?

-Hm... tus cosas...-fingía hacer memoria, sólo por aumentar un poco más la tensión de Daigo- Si mal no recuerdo, Hayashi, Abukara y... Ehm, creo que los tíos que van con Isozaki y Otsu, sí. Bueno, pues estos decidieron repartirse tus cosas ya que te daban por muerto. Les intenté detener- suspiró afectadamente- pero saben los dioses que fuí incapaz de ello por mucho que me esforcé...

Sí, porque al ofrecerle una parte del botín dejó de fingir tener escrúpulos y se abalanzó sobre las pertenencias del Oficial como una bestia carroñera más. Pero no era necesario dar tantos detalles, ¿verdad?

No pudo resistirse más y acabó tumbándose sobre el césped, con una pierna apoyada sobre la rodilla flexionada y los dedos entrelazados detrás de la nuca. Cerró los ojos y escuchó perezosamente la conversación de sus compañeros, dejándose acunar por sus voces y por la agradable brisa que soplaba. Aquello no estaba mal, pensó. El Tercer Escuadrón podía ser un verdadero desastre en muchos aspectos, pero la gente que había dentro solía ser alegre y no tan rigurosa como el resto de shinigamis del Gotei.

-Uhm, ¿pruebas?- preguntó mientras giraba el cuello para mirar a Kazuna y abría un ojo. Al escuchar la explicación se puso de lado y apoyó la cabeza en una de sus manos, repentinamente interesada. Todo lo que fuera novedad, todo lo que les sacara de la rutina, era bienvenido.- Pues podría estar bien eso... ¿Te parece, Kimura?- miró a éste por un momento y luego volvió a posar sus ojos verdes en la chica- ¿Nos harás tú de juez, Kumamori-chan?

-¿QUÉ MIS COSAS QUÉ? ¡Como les pille les voy a!...espera....¿Quiénes?...- miró a ambas shinigamis y luego al suelo. No recordaba ni nombres ni caras. "Maldita sea, y encima no puedo ponerme a repartir hostias a diestro y siniestro dentro del escuadrón o los del segundo me van a hacer picadillo". -Tsk, ya verán ya, mi venganza será terrible...- vació la copa de nuevo y miró su fondo ensimismado -...¿cuanto alcohol nos queda? antes de que se acabe tenemos que buscar más- Guardó silencio y prefirió disfrutar del trino de los pájaros y el sonido de alguna risa espontanea.

-Estaba de broma Komamori...y es más, ¿yo no reunía esas características antes? o ¿no estabas de acuerdo con mis métodos?- dijo con una media sonrisa y una ceja levantada mirando directamente a sus azulados ojos. -¡Eh! Esa sí que es una buena idea, pececillo. Así desentumezco un poco, que llevo fuera de circulación demasiado tiempo. Que serás el arbitro no hay ni que preguntarlo, la pregunta clave es: ¿Cuales son las pruebas? y ¿cuándo empezamos?-

La despistada shinigami se llevó un dedo a los labios, pensativa. Pensar pruebas no era fácil y mucho menos, algunas que reflejasen los requisitos de un buen líder. Iba a tener que esforzarse un poco si quería que aquello diera sus frutos.

-está bien, si ambos lo queréis seré vuestra juez -afirmó-. Haremos lo siguiente... El reto constará de cinco pruebas que haréis de forma individual y sin pisar al oponente, por lo que no podéis entorpecer al otro. Las pruebas se harán de una en una y sólo cuando los dos las hayáis concluido o el tiempo dado pase, se pasará a la siguiente -explicaba Kazuna jugueteando con el vasito de sake-.

Con un margen de tiempo había posibilidad a que alguno fallase, así que ya existía algún motivo clasificatorio en las pruebas, y obviamente contaba con que alguno de los dos no interpretase bien la explicación de las pruebas.

-Quiero juego limpio, ¿eh? Si me entero de que alguno ha hecho trampas, le descontaré una prueba superada -advirtió con un tonillo de madre que le pegaba muy muy poco-. Nos reuniremos en un par de horas en el salón principal del escuadrón.