Sin vuelta atrás

Bastian miró todo a su alrededor. La oscuridad de la noche parecía volver todo más tétrico, o por lo menos esa parecía ser la intención del teniente de la 10ª división.

Si solo lograba recordar todo lo bueno que allí había acontecido. Las chicas que habían pasado por esa división, de paso o permanentemente, las charlas intrascendentes guiadas por el gran Hiroaki Samura, su maestro y mentor en la época decisiva de un shinigami, las guardias, mejor llevadas con el sake que traía algún compañero a escondidas, con la intención de que la espera fuera mucho más corta, o por lo menos, más agradable, el ascenso a teniente y seguir con la misma simpatía hacia todos los compañeros, no, mejor, amigos que había hecho y que todavía permanecían en aquel escuadrón.

Tan solo recordar eso, aunque fuera paradójico, sería bastante cruel, pues son las cosas que sabes que no van a volver.
Podrán volver algunos buenos tiempo, otras risas, otras gentes y otros momentos. Pero recordar el pasado era algo que solía ponerle nostálgico.

- Que pena, perder tanto sin volverlo a recuperar... - Como en un largo suspiro, una voz femenina, tal como una respiración al oído, no ayudaba a calmar la nostalgia. Pero no era de extrañar que su zanpakutoh, Kaguya Hime, fuera a cambiar ahora su carácter.

Chiesa-fukutaichô no dijo nada. Simplemente intentaba disfrutar un poco del sake que aún tenía en las reservas, antes de que fuera llamado para su nuevo puesto.

Capitán sonaba bien, y era algo de lo que estar orgulloso. Muy orgulloso.
Pero eso sería a partir de que fuera llamado por un miembro de la 1a división o por alguna mariposa infernal.

Mientras, quería atesorar esos últimos momentos en la 10a división. Momentos agridulces.

Pero, como siempre decía. Hay que aprovechar todo en esta vida.