La sombra del lobo (Libre)

Erienne paseaba por el Rukongai en aquel día tan soleado, más bien abrasador. Llevaba un el keikogi bastante holgado, se abanicaba entre los pechos que tenía tan expuestos mirando a un lado y a otro esperando que no la viesen a pesar de que no llegaba a enseñar la totalidad de estos. Llegaba tarde, muy típico de ella, además para variar se había equivocado de nuevo de camino, y no llego a escuchar el mensaje de la mariposa...

Miraba hacia el cielo, deslumbraba, el sol calentaba la piel de Erienne, los ojos se entrecerraban de la presión, hasta que una sombra la dejo abrirlos. La sombra era producida por el cuerpo de un shinigami, bastante formal en cuanto a la presencia. Supuso que estaba allí para lo mismo que ella, ya que no llegó a enterarse bien de todo el mensaje.

Subió los brazos para arreglar un poco su compostura y subirse el escote para no llamar tanto la atención.

- Siento llegar tarde – dijo mientras se inclinaba su cuerpo para pedir disculpas

El keikogi de nuevo se le volvió a bajar al inclinarse, y volvió a subírselo, esta vez más arriba, aunque de nada serviría, volvería a bajarse.

- Se que no tengo excusa, lo siento – dijo llevándose una mano a la cabeza mientras se la acariciaba. – Etto… Con las prisas no me enteré demasiado bien del mensaje, ¿qué hacemos aquí? ¿A quien más hay que esperar? – Hizo una pausa – Que despiste, mi nombre es Erienne, teniente del treceavo escuadrón, encantada.

Paseaba caminando hacia delante, sus brazos, en posición "Muerta" bailaban adelante y atrás, mientras sus ojos casi cerrados anunciaban un cansancio totalmente impropio del shinigami.
Recorría la calle, mientras intentaba reajustar el kimono... Hombro en el hombro... cinto en la cintura...

Los edificios, de triste color... El ambiente, casi muerto, daban a las calles un aspecto de ciudad fantásma que hacían sonreír al shinigami como un niño pequeño.

"Uhhhhhhh" Dijo con voz espectral realizando un par de shumpos hacia delante... y localizando con la vista a dos personajillos cerca de un banco, en una plaza.

Ante él, un chico y una chica... A la chica la conocía, se trataba de Erienne, antigua compañera de juegos y formación... El otro... ¿Quién era el otro?

¿Y por qué estaban allí?... La reunión no era hasta mañana...

Se llevó una mano al mentón, observándolos con atención.

"Entonces.. ¿Cuando pasa el camión de los helados?"

Estaba claro...Aquellos eran críos... Y solo hay un motivo para que dos críos esperen cerca de un banco en una plaza... Esperan el camión de los helados.

OFF: Vamos gente demosle vidilla, si no se apunta nadie más al menos sigamosla hasta que alguien más se meta.


A lo lejos una sombra se iba acercando poco a poco, tambaleandose casi, como si de un zombie se tratase, reajustandose sus ropajes, y al fin su rostro parecía dejar de difuminarse producto del calor abrasante. Era Shuyin Akira.

Algo le decía que aquí estaba pasando algo, dos tenientes, ya debía ser complicado, o quizás necesitaban erradicar con el problema lo antes posible.

- Entonces...¿Cuando pasa el camión de los helados?

Erienne se llevó su mano para intentar tapar su boca, intentando disimular la sonrisa que casi se le escapa. Sin embargo la sonrisa esbozada en su rostro era imposible de borrarla.

- Nos han reunido aquí al parecer, aun no entiendo muy bien el por qué, pero debe ser algo importante para llamar a dos tenientes. O quizás algo que necesite de su urgencia.- Se giró hacia Regis - ¿Cuantos más hemos sido llamados?

El azul brillante del cielo contrastaba con el polvoriento suelo de tierra de aquellas calles del Rukongai, donde sus habitantes, incluso los que trabajaban en el exterior, se procuraban un buen lugar de sombra para soportar el agobiante calor del día. Algunas personas señalaban a aquella mujer vestida de negro y cuchicheaban, con expresión extrañada y algo grave, pues de un modo u otro, la presencia de shinigamis en aquel distrito estaba vinculada casi siempre a los problemas.

"Voy a morir abrasada... necesito un lugar en el que refrescarme" pensaba Hotaru, aminorando la marcha, pues si bien sabía que el asunto era importante, más le urgía a ella no sufrir una insolación por andar corriendo bajo aquel sol que hasta los ojos le hacía escocer.
Tuvo suerte al acercarse a la trastienda de un almacén de víveres donde, quitándose la keiko-gi y quedando su pecho cubierto por la fina camisa de lino blanco, se acercó hasta uno de los barriles llenos de agua. Apoyó las manos en los bordes, observando la expresión de agobio que le devolvía su cara reflejada en la superficie, y hundió la cabeza, notando de inmediato cómo el líquido cristalino renovaba la frescura de su rostro. Después enjuagó la chaqueta negra del uniforme y se la echó sobre la cabeza, lista para, esta vez sí, acudir con el resto de compañeros con los que ejecutaría la misión. Su remedio contra el calor no duraría mucho, pero le haría el camino menos pesado.
Arribando al lugar de reunión, donde ya habían otras tres personas esperando, corrió desganada hacia ellos mientras alzaba un brazo en señal de saludo.

-¡Buenas! Kawasumi Hotaru de la Tercera División, presente- quitándose la prenda mojada de la cabeza y cubriéndose los hombros con ella, advirtió de un vistazo rápido las insignias de Teniente que dos de los allí presentes portaban atadas en los brazos. Uh, eso no le gustaba. Con tan altos rangos allí vigilando no iba a tener mucha libertad y seguramente debería seguir órdenes suyas. -¿Ya habéis localizado al hollow? La gente de por aquí actúa con normalidad, así que no debe haber dado problemas por esta zona del distrito todavía. Propongo que nos dividamos el territorio y demos alguna señal si lo encontramos. Más vale terminar pronto con ésto, si cundiera el pánico entre los plus la cosa se pondría bastante jodida y no es algo que nos convenga...

De vista al resto, quizá había quedado bastante desconsiderado su gesto de ponerse a sugerir un plan de acción siendo que era la última en llegar, pero la opinión de los otros obviamente le importaba un pimiento a la mujer. Eso sí, intentaría no ser muy desagradable, al fin y al cabo dependían los unos de los otros para acabar cuanto antes con el culpable de que estuviesen abrasándose bajo aquel odioso sol.

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[Off rol]: Me apunto, si no os importa ^^

Shuyin permaneció felizmente quieto, zarandeando sus pies adelante y atrás, observando como Regis daba esquiva a la pregunta de su compañera Erienne.
Sin aviso y con sorpresa, una chica, que, parecía ser del tercer escuadrón, se unió a la conversación... Vivaz... Muy vivaz... Y la proposición dada, desde luego le gustaba. Shuyin dió un par de palmaditas en dirección a la chica para mostrar su conformidad.

"Una idea perfecta, el tercer escuadrón a veces incluso sorprende." Estaba claro que apoyaba a la chica, dividirse el "terreno" le daba la posibilidad de trabajar en solitario, y, de camino, hacer con esos hollows lo que le viniese en gana... ¿Dos hollows eh?... Se estaba quedando sin material.

Cuando el chico comenzó su diálogo, Shuyin lo interrumpió, negando con la mano y soltando un bajo.
"Uhhhhh" Al que pronto añadió.

"¿A qué viene esa estúpida costumbre de presentarse? Los nombres se almacenan en la memoria desgastandola un 0,000001% debido a un esfuerzo no inmediato por el cual se produce una grabación neuronal de unas palabras sin sentido que, por algún motivo, la gente llama nombre... Entiendo que sea necesario nombrar una silla, o una mesa, son nombres genericos... pero... ¿Vosotros?... Estaréis muertos mañana en cualquier rincón." Explicó con alegría dando a entender su retorcido punto de vista.

El chico continuó su discurso, y la sonrísa del teniente del doceavo escuadrón se ensanchó visiblemente.

"Vaya... Ahora se nos cuelan hollows, parece que el sistema administrativo y organizativo de la SS deja muchísimo que desear...Quizás deberían volver a la vieja costumbre de colocar una alambrada alrededor del Rukongai... Incluso con su extenso tamaño, sería más efectivo."

Era la hora de las preguntas, y Shuyin levantó la mano pronunciando la suya al mismo momento que acompañaba su gesto.

"¿Sobre qué hora comeremos?" Preguntó el teniente con voz infantil, mirando a Regis.
La pregunta la tenía ya en mente desde que comenzó a hablar como si se tratase de algún tipo de líder de grupo... Le encantaba estar en un grupo... La gente resultaba tan... Fácilmente irritable.

Shuyin se llevó una mano a la boca... y se apresuró a señalar con un gesto de lucidez.

"Oh... Me habías dicho Regillas ¿No? ¿Del décimo escuadrón? Que curioso, yo tenía a un chico en mi escuadrón con un nombre parecido, se llamaba Regis... Un tio majo... Buenos pulmones, si señor... De esos que solo se examinan dos veces en la vida... ¿Lo pillas?" Shuyin soltó una risotada.

"Tenía dos...dos veces en la vida..." Shuyin amortigüo la carcajada... Riendo por lo bajo, y secandose un par de lágrimas que habían aparecido en sus ojos...

"Y ahora al tajo... El doceavo escuadrón detectó hace algunas horas una extraa fluctuación de energía en el distrito 65, quizás fuese allí donde apareciesan esas bolsas de basura gritonas... Tanto si decidís ir juntos como separados... Creo que yo empezaré por ahí."

¿Un hollow en el rukongai? ¿Cómo se había colado hasta allí? Por más que se preguntaba no lograba acertar una respuesta posible. Era del 13º escuadrón, sabía del mundo humano y sabía como aquellas bestias se movían, ¿por qué iba a estar allí? Erienne no contestó a Akira, era cierto que el sistema que tenían era nefasto si se había colado un Hollow allí, pero en cierto modo aquel comentario le hizo gracia.

- ¿Y por que tanta gente para un simple Hollow? Aquí estamos dos shinigamis y dos tenientes. ¿Tan poderoso es? – preguntó con la mano en la mejilla mirando al suelo pensando en voz alta.

Sea lo que sea aquel bicho tenían que ponerle remedio.

- ¿Algún plan para atacarle? O simplemente le atacamos.

Se arremangó las mangas con los brazos alzados para después volviesen a bajar hasta su muñeca. Intentó amarrarse el Obi lo mejor que pudo, ya que necesitaba un modo de respirar y que corriese el aire por su cuerpo con el calor que le estaba asando por dentro, y procurando no enseñar mucho las vergüenzas. Agarró fuertemente su zampakutoh de color carmín.

- Al distrito 65 pues.

Erienne comenzó a andar, tarareando una canción para sí misma en tono muy bajo para que nadie la pudiese escuchar. Hasta que sin darse cuenta llegaron al lugar.

OFF: Siento que sea tan corto, pero quería aligerarlo ya que llevaba días sin contestar y este puente he estado liada

Al rato, los shinigamis arribaron a su destino. Hotaru adoptó un andar erguido cuando hubieron alcanzado la entrada al barrio, que no parecía tan extenso como en el que se habían reunido al comienzo de la misión. Las casas eran todas bajas, con las paredes revocadas de barro y techos inclinados en los que el musgo recubría la madera. El camino principal conducía a una plazoleta polvorienta y, diseminados por sus márgenes, habían cajones y troncos que servían de asiento. Una muralla baja y marchita de hierba circundaba el conjunto de edificios, pero no había nadie por las calles, ni asomaba ningún rostro por el vano de las ventanas.

-Gente inteligente; se quedan en sus casas mientras a nosotros se nos broncea el culo- masculló con fastidio la shinigami, que sentía la boca tan seca como la tierra que pisaba. Propinó un puntapié a una roca cercana para descargar su frustración.-¿Seguro que es aquí donde debemos buscar? No oigo a nadie pidiendo auxilio.

Miró en derredor, estrechando los ojos a causa de la fuerza con la que brillaba el sol aquel día. A su juicio, había poco que observar: un montón de desperdicios rodeados por moscas, el fardo de arpillera a medio terminar sobre el banco, la blanca línea de humo que ascendía sobre uno de los tejados. Seguramente alguien cocinaba. "Parece que han olvidado cerrar la puerta".

Interrumpió su examen visual, alargando una mano para desenvainar el wakizashi que siempre portaba atado al cinto. Sólo vaciló un momento antes de conducir sus pasos hacia la puerta abierta que oscilaba y crujía, azotada por el viento. Vista desde fuera, la vivienda no daba la impresión de albergar ningún peligro.
Cruzó el umbral sin detenerse, parpadeando para acostumbrar la vista a la penumbra de la estancia. Podía captar un persistente olor a humedad y coliflor cocida.

"No parece haber nadie".

El mobiliario era humilde y escaso, y la señora de la casa no debía ser muy escrupulosa con la limpieza; en una de las esquinas superiores, vagabundeaba una araña sobre el entrópico diseño de su red. Los rayos de luz que se filtraban por las finas grietas del techo hacían brillar las motas de polvo suspendidas en el aire.
Comprobado que el resto de las habitaciones se encontraban vacías, deslizó la cuchilla en su guarda y regresó con sus compañeros.

-Vacía- se limitó a decir, al tiempo que sus cejas se fruncían en algo cercano a una mueca de preocupación. Por pobre que fuera la residencia, dudaba que sus propietarios la dejasen abierta intencionadamente mientras se encontraban fuera. La gente del Rukongai no era así; aunque sus pertenencias fueran escasas, las celaban y protegían. Además, ¿quién iba a irse dejando el fuego encendido?- Si hay dos hollows, deberíamos rastrear la zona por parejas, ¿no os parece? Si alguno de los grupos se ve en problemas, puede lanzar un Hadou al cielo como señal de socorro.

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[OffRol]: Lamento la tardanza. ¡Felices fiestas! ^^

Shuyin Akira había ido siguiendo al equipo con fastidio, el camino ante él se tornaba horrible, y las pistas, ausentes. Las casas de aquella parte del distrito permanecían vacías, escuchó las propuestas de sus compañeros, fingiendo un interés que se quedaba muy por delante de lo que en realidad sentía.

"¿Sabes Hohoemi? No entiendo a que viene tanto alboroto... Hay un hollow vagando por el Rukongai, otro "desperdicio" se nos ha colado... Debería ser trabajo para otros, y aqui estamos... Como en los viejos tiempos... ¿Eh? Sabes... Me encantaría encontrarlo tan solo para volver a bailar contigo, hace muchísimo que no te escucho susurrar..."

Parecía, no, por hacia donde miraba, estaba claro que el sujeto hablaba con su Zampakutoh, la espada parecía brillar con una cierta tonalidad amarilla, y, para una mirada atenta, se la podía ver vibrar muy levemente, pero de un modo zumbante que incluso producía un molesto ruidíllo.

Estaba emocionada, ciertamente, hacia mucho que no danzaban juntos la desaparición del alma de alguien.
Shuyin Akira sonrió, con... ¿Simpatía? Era la primera vez que podía versele sonreír sin algo que no fuera suficiencia, aunque claro, tampoco era algo para su público.

"¿Dos grupos...? De acuerdo..."

Shuyin Akira elevó tres dedos.

"Tu, tu y tu" Dijo señalando a Erienne, Hotaru y Regis.

"Seguid esa calle, por la dirección de las casas que hemos ido pasando, solo hay dos rutas posibles, se dividen en forma de tigera, tomad la derecha, yo, tomaré la izquierda, si os veis en problemas lanzad un Hadou..."

Y con una sonrísa infantil en el rostro, comenzó a andar hacia el lugar marcado, para tomar "su" camino.

La izquierda...

...Salvo que alguien propusiese algo mejor...

Erienne estaba acostumbrada a pasar por lugares como aquel, pues había sido nómada y se había recorrido numerosos lugares del Rukongai. Y, como casi siempre, se veían lugares empobrecidos, carecen de sociabilidad, donde yacen el musgo y las ruinas.

El calor seguía cansando aún más a la joven shinigami, miraba a sus compañero y parecían soportarlo mejor que ella. Tenía los ojos entrecerrados, la luz del sol la cegaba, su espalda se negaba a estar totalmente recta, pues parecía que los rayos de sol le pesasen sobre sus hombros.

La joven shinigami de cabellos blancos se acercaba a una de las casas, la puerta estaba entreabierta y ella ya se encontraba dispuesta para la batalla. Erienne sostuvo la empuñadura con su mano para desenvainar en cualquier momento, pues sostenerla en la mano le era muy pesado.

- Vacia

Y de nuevo Erienne volvió a la misma postura de antes dejando tranquila su zampakutoh, esto era peor que buscar aquella maldita aguja en un pajar. Tras escuchar la divisiones que había propuesto Shuyin Akira ella decidió tomar un poco la iniciativa en el asunto.

- Esto… Son dos rasos y una teniente y un capitán. Creo que lo más recomendable es equiparar un poco los grupos siendo de dos en dos ya que somos cuatro. Si uno de nosotros tiene problemas o está incapacitado lo mejor sería llevar un acompañante para que ayude. Siendo así un grupo conmigo, la teniente del decimotercer escuadrón y en el otro bando el capitán del doceavo escuadrón Shuyin Akira.

Dio un momento de silencio para que los demás dieran su aprobación y también acoplaran ideas, pero siendo cuatro personas lo mejor era dos grupos de dos, y aunque Shuyin Akira fuese un capitán no había que olvidar que era nuevo en ese puesto y a veces se le iba la cabeza a sitios que no debería. También si en cualquier momento se quedara inconsciente estaría solo ante el peligro y no podría avisar ni con un simple Kidoh…aparte de todo esto… ¿qué tipo de Kidoh habría que lanzar?

No se percibía la más leve brisa, y el aire estancado estaba cargado de un fuerte olor a tierra mezclado con algo que no podía reconocer. Los dedos despiadados del sol se aferraban con ardiente obstinación sobre la piel clara de Hotaru, que habría agradecido cualquier tregua que quisiera darles el tiempo. En su frente brillaban algunas perlas de sudor.

-Sí, tendremos más posibilidades de terminar con este asunto sin bajas y cuanto antes si nos dividimos en dos grupos parejos, como dice ella- coincidió con Erienne, señalándola con un vago gesto de la mano derecha. Luego, repitió el ademán, desganada, para abarcar con él la presencia de Regis- Veo que tu prioridad no es eliminarlos, sino darles captura para descubrir cómo tuvieron acceso al Rukongai. Dejemos claro entonces que el éxito de la misión tendrá preferencia sobre cualquier plus que siga con vida por aquí... Sin embargo, yo no pienso sacrificarme por la información. Si me veo venir problemas, mataré al objetivo de inmediato, aunque éste posea cualquier dato de interés; vosotros decidís si estáis dispuestos a perder algun miembro, o la vida, por el bien común de la Sociedad de Almas...

Parecía que la shinigami encontraba en todo aquello algo divertido; le brillaban los ojos y una sonrisa desagradable curvaba sus labios.

-Bueno, lanzad un Shakkahō, o cualquier cosa que se vea con esta luz, al cielo. Si estáis en problemas se intentará echaros un cable. Yo iré con él- informó, lanzando una breve mirada a Shuyin, que había empezado a caminar, aparentemente sin mucha premura, hacia la bifurcación de la izquierda.- Se inicia el proceso de busca y captura- giró con resolución sobre los talones, dándoles parcialmente la espalda a los miembros del otro grupo, y ejecutó un breve movimiento de despedida con una de sus manos.- Nos vemos luego, supongo.

Caminó hacia el shinigami del Doceavo escuadrón con el paso desenvuelto del que considera que la fatalidad es incapaz de afectarle. No tardó en darle alcance y situarse a su lado, pero manteniendo una distancia prudencial. Ni se molestó en iniciar conversación.
Sencillamente había decidido formar equipo con él porque era la persona que había demostrado menos interés a la hora de trabajar con un compañero. Imaginaba que todo iría bien mientras no se molestasen el uno al otro.

En aquel paseo por la aldea desvencijada, un golpe de viento, como el aliento pestilente de un moribundo, les agitó las holgaduras de los uniformes y revolvió sus cabellos. A Hotaru le pareción que aquella sensación fugaz la había alcanzado incluso debajo de las telas que vestía, calentadas por la radiación del sol. Miró hacia los lados, pero no escuchó nada más aparte de sus propios pasos y los de Akira.
Estrechó los ojos con desconfianza, murmurando apenas de forma audible.

-Aquí hay algo que empieza a no gustarme nada...