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Historia de las tres palabras
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Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
- Post : 1085
Edad : 34
Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotabam arrojó su tanga...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotabam arrojó su tanga...
Otsuka Isono- Post : 1242
Edad : 38
Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin
embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin
embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
- Post : 1085
Edad : 34
Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin
embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre EL SUELO DE
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin
embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre EL SUELO DE
Murakami Aoki- Post : 763
Edad : 34
Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
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Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad...
Otsuka Isono- Post : 1242
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Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada...
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños,
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños,
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
- Post : 1085
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Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban...
Otsuka Isono- Post : 1242
Edad : 38
Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras...
Otsuka Isono- Post : 1242
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos...
Kimura Daigo- Raso Makoto
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La...
Otsuka Isono- Post : 1242
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó cuando
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó cuando
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó cuando la temible entidad
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó cuando la temible entidad
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó cuando la temible entidad decidió arrasar con
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó cuando la temible entidad decidió arrasar con
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
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fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo, mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre...
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin
embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina
usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia
matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos
al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos....
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin
embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina
usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia
matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos
al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos....
Kimura Daigo- Raso Makoto
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Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
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Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
La cruenta batalla comenzó...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
La cruenta batalla comenzó...
Kimura Daigo- Raso Makoto
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
La cruenta batalla comenzó al alba, cuando
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
La cruenta batalla comenzó al alba, cuando
Kawasumi Hotaru- Teniente Rei
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Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
La cruenta batalla comenzó al alba, cuando el elefante maulló...
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
La cruenta batalla comenzó al alba, cuando el elefante maulló...
Kimura Daigo- Raso Makoto
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Re: Historia de las tres palabras
Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
La cruenta batalla comenzó al alba, cuando el elefante maulló, dando la señal
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.
Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo
para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior
masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su
gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los
que se podía leer:
"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."
Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente
grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable
ansia matar de un pato a medianoche a las enfermeras que fuesen hacia aquel
lugar designado por el Espada 0, cansino por tener que lidiar con los
salidos que estaban en aquel lugar depravado apartado
de la sagrada jurisdicción de la motosierra escandalosa, deidad adorada
por asesinos de conejos. Conejos asesinos de señores con próstata con
patatas y amnesia, decidieron vengarse.
-¡Matemos al Espada!- gritaron ya borrachos. -Violemos a sus abuelas-propusieron
otros. -No, mejor aún: alquilemos un burro- dijo el jefe mientras se
despelotaba, arrojó su tanga... y cayó sobre el suelo de un templo
dedicado a una entidad conocida como ChatBox. Temida y deseada por los
lugareños, que se sacrificaban dándose azotes y leyendo Crepúsculo,
mientras potaban sobre ellos la merienda y el colacao. La tragedia llegó
cuando la temible entidad decidió arrasar con el Gotei siempre que los monos empuñasen dentífricos mentolados.
La cruenta batalla comenzó al alba, cuando el elefante maulló, dando la señal
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