Historia de las tres palabras

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser
por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos
hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de
animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo
excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y
profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser
más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres:
su amor por la ropa interior masculina usada era

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión.

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran coleccion de tangas

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran coleccion de tangas verdes con estampados

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:


PD: Tatsomaru, ¿no encuentras ninguna diferencia en tu post con los anteriores? xDD Cuida el formato, anda. La otra vez te lo edité, pero no es plan de hacerlo siempre...

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

Buscamos arrancars para

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

Buscamos arrancars para noche de orgía

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea.

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos
arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
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lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos
arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia que ningun negro

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos
arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos
arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente grande que fuera

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos
arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente grande que fuera podria superarlo y

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente grande que fuera podria superarlo y seguro que desearía

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable ansia

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable ansia matar de un

Érase Hueco Mundo, un lugar oscuro; casi insultántemente oscuro de no
ser por aquella farola roja de puticlub que dejaba ver a unos cuantos
lagartos hollow fosforescentes haciendo cosas poco decentes, ni
tratándose de animales de tan raro lugar podría decirse que aquello
fuera algo excesivamente censurable, pero, curiosamente, resultaba
bizarro y profundamente turbio.

Sin embargo, él era distinto, era
un ser más dotado y tenía un gran motivo para tenerla tan alejada de
mujeres: su amor por la ropa interior masculina usada era su gran
obsesión. Nadie en todo este mundo podría igualar su gran colección de
tangas verdes con estampados de máscaras rosas en los que se podía leer:

"Buscamos arrancars para noche de orgía. Abstenerse gente fea."

Tal era la verga que tenia que ningun negro, por muy escandalosamente grande que fuera, podria superarlo, y seguro que desearía con incontrolable ansia matar de un pato a medianoche