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Donde todo empezó [Tema Cerrado]
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Donde todo empezó [Tema Cerrado]
Aquel día era uno templado de primavera. Corría una brisa suave y agradable por entre las ramas de los árboles meciéndolos perezosamente. Era un día importante para la pequeña Hokori Yoruko.
Su madre la había despertado temprano y le había dejado en su habitación un pequeño kimono que la niña de 6 años no tardaría en ponerse completamente encantada al recibir tanta atención. Con paciencia dejó que su madre la vistiera aunque sin poder dejar de moverse. Una horquilla de plata con unas flores de sakura acababan el perfecto y tradicional atuendo japonés de la pequeña. Lo único que Yoruko sabía es q ese día iba a ir a conocer a una de las familias nobles más prestigiosas de todo el Sereitai.
-Tienes que comportarte como una señorita no lo olvides. Hazme sentir orgullosa Yoruko-chan -le había recordado su madre sonriendo mientras viajaban en el compartimento cubierto para evitar que les diera el sol.
Su padre iba delante montando a caballo, como un experto jinete. Pronto llegaron a una casa impresionante. El muro era tan alto que a la pequeña Yoruko casi se cae de espaldas al echar la cabeza hacia atrás para intentar mirar por encima de él pero consiguió mantener el equilibrio como pudo. Entonces las puertas se abrieron dejándoles pasar a su interior.
Había un jardín inmenso con un camino de gravilla que llevaba a la casa de verano de la familia Shihōin. Yoruko miraba a todos lados con cierta curiosidad cogida de la mano de su madre caminando a pasos cortos como se le había enseñado sobre sus sandalias negras de madera. Los adultos empezaron a intercambiarse saludos y presentaciones a lo que la pequeña respondió con una reverencia impecable al igual que sus padres. Ninguno de sus hermanos venía con ellos este día era solo para ella. Sonrió ante los elogios que le dedicaban con una amplia sonrisa para luego desviar la mirada una vez hubieran dejado de prestarle atención.
Entonces se fijó en un niño que estaba delante de ella, mirándola. La pequeña se escondió un poco más detrás del kimono de su madre ocultado con la amplia manga el resto de su rostro salvo un ojo azul con el q observaba al pequeño. No sabía quién era ya que no había estado escuchando cuando dijeron los nombres de cada uno de los componentes pero deducía que no sería mucho mayor que ella.
Una vez los adultos se introdujeron en la casa dejando a los pequeños en el jardín Yoruko miró tímidamente hacia el estanque que había en uno de los laterales de reojo y luego volvió a mirar al chiquillo con la cara oculta de la nariz para abajo con las mangas de su kimono extremadamente tímida ante la presencia de un niño que no conocía. Siempre había estado con sus hermanos y sus padres y no estaba acostumbrada a los extraños pero decidió hacer aplomo de su valor y bajó las mangas muy levemente sobresaltándose una vez al escuchar el golpe seco de un vaivén de bambú que golpeaba la roca donde estaba colocada y dejaba caer el agua en el estanque.
-Hola. Me llamo Hokori Yoruko -dijo a modo de saludo volviendo a colocar las mangas sobre su boca esperando con sus ojos fijos en el chiquillo su respuesta.
Su madre la había despertado temprano y le había dejado en su habitación un pequeño kimono que la niña de 6 años no tardaría en ponerse completamente encantada al recibir tanta atención. Con paciencia dejó que su madre la vistiera aunque sin poder dejar de moverse. Una horquilla de plata con unas flores de sakura acababan el perfecto y tradicional atuendo japonés de la pequeña. Lo único que Yoruko sabía es q ese día iba a ir a conocer a una de las familias nobles más prestigiosas de todo el Sereitai.
-Tienes que comportarte como una señorita no lo olvides. Hazme sentir orgullosa Yoruko-chan -le había recordado su madre sonriendo mientras viajaban en el compartimento cubierto para evitar que les diera el sol.
Su padre iba delante montando a caballo, como un experto jinete. Pronto llegaron a una casa impresionante. El muro era tan alto que a la pequeña Yoruko casi se cae de espaldas al echar la cabeza hacia atrás para intentar mirar por encima de él pero consiguió mantener el equilibrio como pudo. Entonces las puertas se abrieron dejándoles pasar a su interior.
Había un jardín inmenso con un camino de gravilla que llevaba a la casa de verano de la familia Shihōin. Yoruko miraba a todos lados con cierta curiosidad cogida de la mano de su madre caminando a pasos cortos como se le había enseñado sobre sus sandalias negras de madera. Los adultos empezaron a intercambiarse saludos y presentaciones a lo que la pequeña respondió con una reverencia impecable al igual que sus padres. Ninguno de sus hermanos venía con ellos este día era solo para ella. Sonrió ante los elogios que le dedicaban con una amplia sonrisa para luego desviar la mirada una vez hubieran dejado de prestarle atención.
Entonces se fijó en un niño que estaba delante de ella, mirándola. La pequeña se escondió un poco más detrás del kimono de su madre ocultado con la amplia manga el resto de su rostro salvo un ojo azul con el q observaba al pequeño. No sabía quién era ya que no había estado escuchando cuando dijeron los nombres de cada uno de los componentes pero deducía que no sería mucho mayor que ella.
Una vez los adultos se introdujeron en la casa dejando a los pequeños en el jardín Yoruko miró tímidamente hacia el estanque que había en uno de los laterales de reojo y luego volvió a mirar al chiquillo con la cara oculta de la nariz para abajo con las mangas de su kimono extremadamente tímida ante la presencia de un niño que no conocía. Siempre había estado con sus hermanos y sus padres y no estaba acostumbrada a los extraños pero decidió hacer aplomo de su valor y bajó las mangas muy levemente sobresaltándose una vez al escuchar el golpe seco de un vaivén de bambú que golpeaba la roca donde estaba colocada y dejaba caer el agua en el estanque.
-Hola. Me llamo Hokori Yoruko -dijo a modo de saludo volviendo a colocar las mangas sobre su boca esperando con sus ojos fijos en el chiquillo su respuesta.
Última edición por Hokori Yoruko el Miér Feb 24, 2010 3:07 am, editado 1 vez
Hokori Yoruko- Post : 387
Edad : 39
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
El heredero de la noble casa de los Shihōin volvía a sus aposentos tarde, cuando ya la noche estaba bien entrada y los niños de su edad dormían hace horas. Otra escapada al Rukongai más, otra nueva trifulca con los seres espirituales más pobres de la Sociedad de Almas y otra bronca que le esperaba en casa, cuando su madre lo recibiera:
— No puedo creer que vuelvas de nuevo así a casa, hijo. — le recibió su madre, observando las raspaduras con algo de sangre en la cara. — Menos mal que tu padre aun no llegó, sino no sé que haría contigo. ¿Acaso no recuerdas que mañana por la mañana tenemos un acto importante? Deberías estar en la cama desde hace horas, Kato-chan. — le reprochó su madre. — Anda, ven aquí que te cure eso.
Kato siguió a su madre a lo largo de los grandes pasillos de su casa hasta la cocina, donde su madre cogió un pañuelo y lo empapó en agua. Comenzó a frotar las pequeñas heridas del joven. Kato intentaba no quejarse mucho por el escozor. Cada vez veía menos a su padre y era algo que le dolía mucho, pero no lo expresaba abiertamente, por lo que no dijo nada cuando su madre le comentó que aun estaba trabajando.
— ¿No hay ninguna posibilidad de que mañana vayáis a esa reunión sin mí? — preguntó Kato, aun sin mucha esperanza en su tono de voz, mientras su madre lo llevaba a su dormitorio.
— Ninguna. — respondió escuetamente, esbozando una leve sonrisa por aquel comentario de su hijo.
— Que rollo. — contestó, frunciendo el ceño, ya en su cama. — Pues no hablaré en todo el día. — dijo, apartando la mirada de su madre, a modo de rabieta.
— Buenas noches, hijo. — se despidió, besándole la frente.
A la mañana siguiente su madre, tras el tercer intento, consiguió sacar a rastras de la cama a Kato, llevándolo a asearse un poco. A penas podía abrir los ojos. Estaba cansadísimo por sus travesuras nocturnas, y el sueño parecía haber sido poco reparador. Se dejó llevar, como si de un soñoliento muñeco se tratase, mientras algunos sirvientes le ponían sus ropajes de gala, aquellos kimonos que tanto odiaba Kato, incomodísimos, según él. Su madre se acercó para terminar de arreglarlo y llevarlo hasta el jardín, donde recibirían la visita.
Cuando la otra familia llegó, los adultos comenzaron a saludarse de manera formal, con reverencias y gestos demasiados exagerados para Kato. A él siempre le aburrían esos largos saludos protocolarios, e intentó escaquearse como pudo. Pero de repente la mirada y la atención del jovencísimo Kato fue a parar a la figura de una niña, más o menos de su edad, de la cual hasta entonces no se había percatado. El joven intuyó que se trataba de la hija de aquella familia visitante, aunque ella parecía tan incómoda allí como él, aunque más bien por vergüenza que por aburrimiento.
Sin saber muy bien por qué, Kato se había quedado mirando fijamente a aquella joven que, aun tan niña como era, ya afloraba en ella una magestuosa belleza que pareció abrumar al joven Shihōin. Tanto fue así que a penas se dio cuenta de que sus padres y los invitados de estos se marcharon, dejando a los niños en el jardín. Kato los observó irse y suspiró aliviado. Todo había acabado al fin.
La niña comenzó a acercársele y Kato borró de su cara aquel gesto tan tonto que tenía al observarla, adquiriendo una pose más impasible y relajada, como si aquella extraña en su jardín no le importara lo más mínimo. Yoruko se presentó, apartando las mangas de su boca durante un segundo, signo de la profunda timidez que parecía definir a aquella joven, al menos a primera vista. A Kato le hizo gracia que Yoruko se apresurara a ocultar su rostro bajo las mangas, tras soltar aquella escueta frase, por lo que una leve sonrisa se esbozó en su boca.
— ¿Yoruko? Yo me llamo Kato. — le dijo acercándose. De repente dio un rápido paso hacia ella, colocándose a su lado y acercando sus ojos a la cara de la chica. — ¿Qué escondes ahí? Es una cara fea, ¿verdad? — bromeó, entre risitas traviesas. — ¿O es que se te cayó un diente y no quieres que se te vea? — continuó, en tono aun más satírico, para luego soltar una sonora carcajada.
— No puedo creer que vuelvas de nuevo así a casa, hijo. — le recibió su madre, observando las raspaduras con algo de sangre en la cara. — Menos mal que tu padre aun no llegó, sino no sé que haría contigo. ¿Acaso no recuerdas que mañana por la mañana tenemos un acto importante? Deberías estar en la cama desde hace horas, Kato-chan. — le reprochó su madre. — Anda, ven aquí que te cure eso.
Kato siguió a su madre a lo largo de los grandes pasillos de su casa hasta la cocina, donde su madre cogió un pañuelo y lo empapó en agua. Comenzó a frotar las pequeñas heridas del joven. Kato intentaba no quejarse mucho por el escozor. Cada vez veía menos a su padre y era algo que le dolía mucho, pero no lo expresaba abiertamente, por lo que no dijo nada cuando su madre le comentó que aun estaba trabajando.
— ¿No hay ninguna posibilidad de que mañana vayáis a esa reunión sin mí? — preguntó Kato, aun sin mucha esperanza en su tono de voz, mientras su madre lo llevaba a su dormitorio.
— Ninguna. — respondió escuetamente, esbozando una leve sonrisa por aquel comentario de su hijo.
— Que rollo. — contestó, frunciendo el ceño, ya en su cama. — Pues no hablaré en todo el día. — dijo, apartando la mirada de su madre, a modo de rabieta.
— Buenas noches, hijo. — se despidió, besándole la frente.
A la mañana siguiente su madre, tras el tercer intento, consiguió sacar a rastras de la cama a Kato, llevándolo a asearse un poco. A penas podía abrir los ojos. Estaba cansadísimo por sus travesuras nocturnas, y el sueño parecía haber sido poco reparador. Se dejó llevar, como si de un soñoliento muñeco se tratase, mientras algunos sirvientes le ponían sus ropajes de gala, aquellos kimonos que tanto odiaba Kato, incomodísimos, según él. Su madre se acercó para terminar de arreglarlo y llevarlo hasta el jardín, donde recibirían la visita.
Cuando la otra familia llegó, los adultos comenzaron a saludarse de manera formal, con reverencias y gestos demasiados exagerados para Kato. A él siempre le aburrían esos largos saludos protocolarios, e intentó escaquearse como pudo. Pero de repente la mirada y la atención del jovencísimo Kato fue a parar a la figura de una niña, más o menos de su edad, de la cual hasta entonces no se había percatado. El joven intuyó que se trataba de la hija de aquella familia visitante, aunque ella parecía tan incómoda allí como él, aunque más bien por vergüenza que por aburrimiento.
Sin saber muy bien por qué, Kato se había quedado mirando fijamente a aquella joven que, aun tan niña como era, ya afloraba en ella una magestuosa belleza que pareció abrumar al joven Shihōin. Tanto fue así que a penas se dio cuenta de que sus padres y los invitados de estos se marcharon, dejando a los niños en el jardín. Kato los observó irse y suspiró aliviado. Todo había acabado al fin.
La niña comenzó a acercársele y Kato borró de su cara aquel gesto tan tonto que tenía al observarla, adquiriendo una pose más impasible y relajada, como si aquella extraña en su jardín no le importara lo más mínimo. Yoruko se presentó, apartando las mangas de su boca durante un segundo, signo de la profunda timidez que parecía definir a aquella joven, al menos a primera vista. A Kato le hizo gracia que Yoruko se apresurara a ocultar su rostro bajo las mangas, tras soltar aquella escueta frase, por lo que una leve sonrisa se esbozó en su boca.
— ¿Yoruko? Yo me llamo Kato. — le dijo acercándose. De repente dio un rápido paso hacia ella, colocándose a su lado y acercando sus ojos a la cara de la chica. — ¿Qué escondes ahí? Es una cara fea, ¿verdad? — bromeó, entre risitas traviesas. — ¿O es que se te cayó un diente y no quieres que se te vea? — continuó, en tono aun más satírico, para luego soltar una sonora carcajada.
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
La chiquilla estaba quieta esperando la respuesta del niño que estaba ante ella pero no esperaba las bromas que vinieron después. Dió un paso hacia atrás cuando le acercó tanto la cara sonrojándose bastante al tener a un desconocido tan cerca a pesar de que fueran de la misma edad casi. Se quedó petrificada al escucharle y frunció el ceño bajando las mangas de su kimono cerrando los puños al cogerse al borde de estas y le sacó la lengua.
-No se me ha caído ningún diente, que lo sepas -le dijo mientras separaba sus labios para que viera sus pequeños dientes blancos perfectamente alineados.
Después se cruzó de brazo y con un movimiento de cabeza la giró hacia un lado en forma de rabieta. Pero al final acabó por relajar la postura y empezó a meterse en el jardín curioseando con las manos entrelazadas a su espalda mirando de reojo a Kato para luego volver a girarse hacie el estanque.
-Y tú con quien te has peleado? -le dijo señalando las heridas que tenía Kato por la cara con un dedo que asomaba por debajo de la ampla manga de su kimono.
-No se me ha caído ningún diente, que lo sepas -le dijo mientras separaba sus labios para que viera sus pequeños dientes blancos perfectamente alineados.
Después se cruzó de brazo y con un movimiento de cabeza la giró hacia un lado en forma de rabieta. Pero al final acabó por relajar la postura y empezó a meterse en el jardín curioseando con las manos entrelazadas a su espalda mirando de reojo a Kato para luego volver a girarse hacie el estanque.
-Y tú con quien te has peleado? -le dijo señalando las heridas que tenía Kato por la cara con un dedo que asomaba por debajo de la ampla manga de su kimono.
Hokori Yoruko- Post : 387
Edad : 39
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
Tras aquella broma, la joven Yoruko se apartó las manos de la boca y le sacó la lengua. Le reprochó el comentario a Kato y aclaró que conservaba todos sus dientes, los cuales pasó a mostrar, para más inri. A aquel comentario jocoso le siguió un ademán de rabieta, volviéndose a Kato e internándose en el jardín.
Al llegar al estanque, aquella joven se volvió y miró a Kato de reojo. Le preguntó, al observar sus rasguños en la cara, que con quién se había peleado, a lo que el joven Shiohoin reaccionó frunciendo el ceño, como si el recordar aquello le volviese a mosquear:
— Me peleé con unos niños del Rukongai. — dijo con seriedad casi exagerada. — Eran unos idiotas, se lo merecían. — concluyó, mirando al suelo enojado, para luego patear con rabia una pequeña piedra que se cruzó en su camino.
Se acercó a la joven, deteniéndose al límite del estanque, donde se sentó, mirando hacia él. Parecía que se estaba calmando poco a poco, y la sonrisa traviesa que lo caracterizaba volvió pronto a su cara.
— ¿Sabes a que han venido tus padres aquí? — preguntó Kato de repente. Le había picado la curiosidad, pues antes ni se había preguntado por todo aquello. Para él era sólo una aburrida reunión más. — Estas cosas son un rollo. — apuntó, dejando de mirar a la niña para volver a mirar al estanque, con cara de soberano aburrimiento.
Al llegar al estanque, aquella joven se volvió y miró a Kato de reojo. Le preguntó, al observar sus rasguños en la cara, que con quién se había peleado, a lo que el joven Shiohoin reaccionó frunciendo el ceño, como si el recordar aquello le volviese a mosquear:
— Me peleé con unos niños del Rukongai. — dijo con seriedad casi exagerada. — Eran unos idiotas, se lo merecían. — concluyó, mirando al suelo enojado, para luego patear con rabia una pequeña piedra que se cruzó en su camino.
Se acercó a la joven, deteniéndose al límite del estanque, donde se sentó, mirando hacia él. Parecía que se estaba calmando poco a poco, y la sonrisa traviesa que lo caracterizaba volvió pronto a su cara.
— ¿Sabes a que han venido tus padres aquí? — preguntó Kato de repente. Le había picado la curiosidad, pues antes ni se había preguntado por todo aquello. Para él era sólo una aburrida reunión más. — Estas cosas son un rollo. — apuntó, dejando de mirar a la niña para volver a mirar al estanque, con cara de soberano aburrimiento.
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
La chiquilla se sorprendió bastante ante la respuesta del niño sobre el origen de sus heridas y se llevó la mano a la boca encogiendo la nariz un poco con gesto de dolor.
-Yo nunca he estado en el Rukongai -dijo la pequeña al tiempo que acababa de girarse ahora con las manos a su espalda. -Pero seguro q tienes razón y se lo merecían. -dijo sonriendo volviéndose hacia el estanque de nuevo cuando se colocó el niño a su lado.
Intentaba relajar la expresión de enfado que tenía. Cuando este se sentó ella hizo lo mismo sentándose de rodillas cogiéndo la parte de delante de su kimono con la mano al tiempo que se agachaba para que no se doblara en un gesto en el que se notaba que había estado muchos meses trabajando a pesar de ser una cosa tan sencilla. Sonrió con cierto orgullo y colocó sus manos sobre su regazo después de colocar un mechón de cabello azabache rebelde detrás de su oreja.
-Solo me dijeron que veníamos a conocer a la familia Shiohoin -comentó encogiéndose de hombros haciendo patente que ella tampoco sabía exactamente a q había venido. -Pero este tipo de reuniones son importantes para que las familias nobles puedan seguir llevando a la corte de los espíritus puros hacia delante. Todavía eres muy niño para entender lo q significan -dijo la pequeña en un ademán orgulloso levantando ligeramente la barbilla con muestra de arrogancia ante su despreocupado amigo. Ella era más madura que él por supuesto.
-Yo nunca he estado en el Rukongai -dijo la pequeña al tiempo que acababa de girarse ahora con las manos a su espalda. -Pero seguro q tienes razón y se lo merecían. -dijo sonriendo volviéndose hacia el estanque de nuevo cuando se colocó el niño a su lado.
Intentaba relajar la expresión de enfado que tenía. Cuando este se sentó ella hizo lo mismo sentándose de rodillas cogiéndo la parte de delante de su kimono con la mano al tiempo que se agachaba para que no se doblara en un gesto en el que se notaba que había estado muchos meses trabajando a pesar de ser una cosa tan sencilla. Sonrió con cierto orgullo y colocó sus manos sobre su regazo después de colocar un mechón de cabello azabache rebelde detrás de su oreja.
-Solo me dijeron que veníamos a conocer a la familia Shiohoin -comentó encogiéndose de hombros haciendo patente que ella tampoco sabía exactamente a q había venido. -Pero este tipo de reuniones son importantes para que las familias nobles puedan seguir llevando a la corte de los espíritus puros hacia delante. Todavía eres muy niño para entender lo q significan -dijo la pequeña en un ademán orgulloso levantando ligeramente la barbilla con muestra de arrogancia ante su despreocupado amigo. Ella era más madura que él por supuesto.
Hokori Yoruko- Post : 387
Edad : 39
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
Al notar la sorpresa de la chica sobre sus visitas al Rukongai, Kato elevó la cara y sonrió altivamente, en un gesto tan exagerado como pueril, como si visitar el hogar de los plus fuese todo un honor que pocos pueden disfrutar.
— Por supuesto que se lo merecían. — contestó con frialdad Kato.
Al parecer Yoruko sabía tan poco como Kato. El joven Shihoin cayó en la cuenta de que aquello no era del todo usual. Siempre había reuniones entre familias nobles, pero participaban muchas de ellas, no sólo dos como entonces.
— ¡No soy un niño! — contestó a la provocación de la joven, para luego sacarle la lengua.
Kato frunció el ceño mirando las tranquilas aguas del estanque. Se le había despertado una ferviente curiosidad por el propósito de aquella reunión.. El lado travieso del joven pareció despertar de golpe y una juguetona sonrisa apareció en su rostro.
— Vayamos a investigar. — propuso de repente. — Yo tampoco sé nada de estas reunión, pero es muy rara. Siempre hay más casas nobles, no sólo dos. ¡Vamos, será divertido! — exclamó, incorporándose de un golpe.
El joven dio dos pasos hacia la casa donde se habían dirigido sus padres y los padres de Yoruko, pero se detuvo, girándose un poco y haciéndole un gesto a la joven para que se uniera a su travesura, que parecía no acabar de reaccionar.
— Por supuesto que se lo merecían. — contestó con frialdad Kato.
Al parecer Yoruko sabía tan poco como Kato. El joven Shihoin cayó en la cuenta de que aquello no era del todo usual. Siempre había reuniones entre familias nobles, pero participaban muchas de ellas, no sólo dos como entonces.
— ¡No soy un niño! — contestó a la provocación de la joven, para luego sacarle la lengua.
Kato frunció el ceño mirando las tranquilas aguas del estanque. Se le había despertado una ferviente curiosidad por el propósito de aquella reunión.. El lado travieso del joven pareció despertar de golpe y una juguetona sonrisa apareció en su rostro.
— Vayamos a investigar. — propuso de repente. — Yo tampoco sé nada de estas reunión, pero es muy rara. Siempre hay más casas nobles, no sólo dos. ¡Vamos, será divertido! — exclamó, incorporándose de un golpe.
El joven dio dos pasos hacia la casa donde se habían dirigido sus padres y los padres de Yoruko, pero se detuvo, girándose un poco y haciéndole un gesto a la joven para que se uniera a su travesura, que parecía no acabar de reaccionar.
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
La niña se llevó la mano a la boca riendo ante la respuesta de Kato y su gesto infantil. Empezaba a caerle bien el joven Shihoin y agradecía el estar con alguien de su misma edad. Ser siempre el centro de atención como lo era en su casa era, a veces, agotador. Pero para que engañarse cuando disfrutaba tanto de ello.
En ese momento la voz de Kato volvió a romper el silencio que se había formado entre los dos niños para proponer que fueran a escuchar a escondidas la reunión que estaban teniendo en ese momento los padres de ambos. Yoruko miró de reojo a Kato un poco reacia a aceptar su invitación pero al final una sonrisilla traviesa se dibujó en su rostro y se puso en pie para seguir a Kato.
-Vale, tengo que decir que yo también tengo mucha curiosidad -dijo corriendo un poco para alcanzarlo.
Se acercaron sigilosamente a la casa y se quitaron las sandalias para no hacer ningún ruido sobre la madera del porche.
-¿Dónde crees q pueden estar? -preguntó la pequeña justo detrás de Kato mirando por su costado cogiéndose a la ropa del pequeño para esconderse y no ser vistos.
-Tenemos q ser como ninjas... Sileciosos y acercarnos sin ser vistos... -dijo riendo suavemente ante su idea poniento rostro serio y tapándose la parte inferior de su rostro con la manga de su kimono como lo llevan los mencionados.
Caminaron unos metros más y se acercaron a una de las salas principales de la casa de los Shihoin donde los chicos reconocieron las voces de sus padres que mantenían una calmada pero alegre conversación. Aunque aún no estaban los suficientemente cerca como para poder distinguir lo que estaban hablando.
En ese momento la voz de Kato volvió a romper el silencio que se había formado entre los dos niños para proponer que fueran a escuchar a escondidas la reunión que estaban teniendo en ese momento los padres de ambos. Yoruko miró de reojo a Kato un poco reacia a aceptar su invitación pero al final una sonrisilla traviesa se dibujó en su rostro y se puso en pie para seguir a Kato.
-Vale, tengo que decir que yo también tengo mucha curiosidad -dijo corriendo un poco para alcanzarlo.
Se acercaron sigilosamente a la casa y se quitaron las sandalias para no hacer ningún ruido sobre la madera del porche.
-¿Dónde crees q pueden estar? -preguntó la pequeña justo detrás de Kato mirando por su costado cogiéndose a la ropa del pequeño para esconderse y no ser vistos.
-Tenemos q ser como ninjas... Sileciosos y acercarnos sin ser vistos... -dijo riendo suavemente ante su idea poniento rostro serio y tapándose la parte inferior de su rostro con la manga de su kimono como lo llevan los mencionados.
Caminaron unos metros más y se acercaron a una de las salas principales de la casa de los Shihoin donde los chicos reconocieron las voces de sus padres que mantenían una calmada pero alegre conversación. Aunque aún no estaban los suficientemente cerca como para poder distinguir lo que estaban hablando.
Hokori Yoruko- Post : 387
Edad : 39
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
La chiquilla, mostrando un atisbo de picardía que hasta entonces no había visto Kato, aceptó la propuesta del muchacho y no tardó en correr para llegar a su altura. Yoruko le preguntó que donde podían estar, y Kato puede que tuviera una vaga idea de ello:
— Quizá estén en una sala de reuniones, al otro lado del jardín. — respondió el joven. — Sería extraño, porque allí sólo van cuando la cosa es importante. — la expresión de su cara cada vez era más confusa.
Asintió cuando le dijo que debían ser sigilosos. Pasaron de puntillas por la tarima que bordeaba el jardín, hasta un ventanal desde el que identificaron las voces de sus padres. Aun estaban demasiado lejos para alcanzar a oír de que hablaban, pero aquel ventanal le cortaba el paso, ya que sus padres verían acercarse a los niños desde allí. Sin embargo a Kato se le ocurrió algo de repente y aquella traviesa sonrisa se volvió a dibujar en su boca.
— Tenemos que pasar sin que nos vean, sino nos regañarán. Mi abuelo me enseñó un truquito, a ver si me sale. — relataba Kato, mientras parecía analizar las posibilidades de que aquella jugada funcionase, pero tras acabar, con su pícara sonrisa más amplia aun, mirando a Yoruko, la incitó: — ¡Sígueme si puedes!
Kato dio dos pasos hacia atrás y corrió hasta el borde de aquella ventana, desapareciendo allí y apareciendo en el otro lado, con un rudimentario Shumpo que sólo le permitió salvar los escasos dos o tres metros que medía aquella ventana. Se paró un momento y pegó su cuerpo a la pared, algo agotado. Escuchó durante unos instantes y la conversación no pareció variar, por lo que parecía que todo había salido a pedir de boca. Volvió a sonreír mientras miraba a la muchacha frente a él:
— Tú turno. — le dijo, mientras le sacaba la lengua en tono burlón.
— Quizá estén en una sala de reuniones, al otro lado del jardín. — respondió el joven. — Sería extraño, porque allí sólo van cuando la cosa es importante. — la expresión de su cara cada vez era más confusa.
Asintió cuando le dijo que debían ser sigilosos. Pasaron de puntillas por la tarima que bordeaba el jardín, hasta un ventanal desde el que identificaron las voces de sus padres. Aun estaban demasiado lejos para alcanzar a oír de que hablaban, pero aquel ventanal le cortaba el paso, ya que sus padres verían acercarse a los niños desde allí. Sin embargo a Kato se le ocurrió algo de repente y aquella traviesa sonrisa se volvió a dibujar en su boca.
— Tenemos que pasar sin que nos vean, sino nos regañarán. Mi abuelo me enseñó un truquito, a ver si me sale. — relataba Kato, mientras parecía analizar las posibilidades de que aquella jugada funcionase, pero tras acabar, con su pícara sonrisa más amplia aun, mirando a Yoruko, la incitó: — ¡Sígueme si puedes!
Kato dio dos pasos hacia atrás y corrió hasta el borde de aquella ventana, desapareciendo allí y apareciendo en el otro lado, con un rudimentario Shumpo que sólo le permitió salvar los escasos dos o tres metros que medía aquella ventana. Se paró un momento y pegó su cuerpo a la pared, algo agotado. Escuchó durante unos instantes y la conversación no pareció variar, por lo que parecía que todo había salido a pedir de boca. Volvió a sonreír mientras miraba a la muchacha frente a él:
— Tú turno. — le dijo, mientras le sacaba la lengua en tono burlón.
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
Poco a poco se iban acercando a saber cual era la razón por la que la familia Hokori había ido a visitar de una forma tan formal al clan Shihoin. Habían llegado a lo que parecía ser el final de la travesura ya que para poder llegar a escuchar bien lo que hablaban sus padres tenían que pasar por delante de un ventanal. Aún así, Kato hizo alarde de la fama de los Shihoin realizando un shunpo para superar el obstáculo.
La pequeña Yoruko había oído hablar de esa habilidad a sus padres y conocía el procedimiento que dentro de lo q cabía era bastante simple. Miró desafiante a Kato y dió tres pasos hacia atrás cerrando los ojos durante unos instantes respirando profundamente para concentrar su reiatsu en sus pies. No era la primera vez que lo intentaba pero sí que sería la primera vez que fuera necesario hacerlo a la primera. Al cabo de unos instantes abrió los ojos con expresión decidida y corrió hasta el borde del ventanal desapareciendo igual que Kato antes que ella, apareciendo al lado de él con expresión triunfante.
-Casi nunca me había salido a la primera -comentó sincerándose con Kato.
Entonces se giró para seguir acercándose y poder escuchar la conversación que mantenían los padres de ambos. Pronto se enterarían de a que venía tanto revuelo. Siguieron moviéndose con el sigilo de dos ninjas, como esos shinigamis de traje oscuro del segundo escuadrón. Pocas veces los había visto pero el movimiento de sus cuerpos había llamado la atención de la pequeña causando más de un quebradero de cabeza a sus hermanos por desaparecer durante bastante tiempo mientras jugaban al escondite.
Unos pocos metros más y ya habían llegado a un lugar donde las voces de sus padres sonaban claras y lo suficientemente fuerte como para que se entendiera lo que hablaban.
-La verdad es que la pequeña Yoruko está preciosa. Será una muchacha de belleza envidiable -se oyó a la madre de Kato hablar con un tintineo de alegría en su voz como si fueran unas campanas de plata sonando. Yoruko sonrió ante el elogio mirando a Kato de reojo con expresión orgullosa en el rostro
-Gracias. Kato-kun seguro será un apuesto muchacho cuando crezca -respondió la madre de Yoruko con un tono igualmente alegre.
En ese momento no sabían de que estaban hablando al menos sabían que ellos eran el centro de esa conversación. Los dos se intercambiaron una mirada confusa pero se mantuvieron a la escucha para saber algo más. La curiosidad mató al gato, pero por lo que la pequeña Yoruko sabía, ninguno de los dos maullaba.
La pequeña Yoruko había oído hablar de esa habilidad a sus padres y conocía el procedimiento que dentro de lo q cabía era bastante simple. Miró desafiante a Kato y dió tres pasos hacia atrás cerrando los ojos durante unos instantes respirando profundamente para concentrar su reiatsu en sus pies. No era la primera vez que lo intentaba pero sí que sería la primera vez que fuera necesario hacerlo a la primera. Al cabo de unos instantes abrió los ojos con expresión decidida y corrió hasta el borde del ventanal desapareciendo igual que Kato antes que ella, apareciendo al lado de él con expresión triunfante.
-Casi nunca me había salido a la primera -comentó sincerándose con Kato.
Entonces se giró para seguir acercándose y poder escuchar la conversación que mantenían los padres de ambos. Pronto se enterarían de a que venía tanto revuelo. Siguieron moviéndose con el sigilo de dos ninjas, como esos shinigamis de traje oscuro del segundo escuadrón. Pocas veces los había visto pero el movimiento de sus cuerpos había llamado la atención de la pequeña causando más de un quebradero de cabeza a sus hermanos por desaparecer durante bastante tiempo mientras jugaban al escondite.
Unos pocos metros más y ya habían llegado a un lugar donde las voces de sus padres sonaban claras y lo suficientemente fuerte como para que se entendiera lo que hablaban.
-La verdad es que la pequeña Yoruko está preciosa. Será una muchacha de belleza envidiable -se oyó a la madre de Kato hablar con un tintineo de alegría en su voz como si fueran unas campanas de plata sonando. Yoruko sonrió ante el elogio mirando a Kato de reojo con expresión orgullosa en el rostro
-Gracias. Kato-kun seguro será un apuesto muchacho cuando crezca -respondió la madre de Yoruko con un tono igualmente alegre.
En ese momento no sabían de que estaban hablando al menos sabían que ellos eran el centro de esa conversación. Los dos se intercambiaron una mirada confusa pero se mantuvieron a la escucha para saber algo más. La curiosidad mató al gato, pero por lo que la pequeña Yoruko sabía, ninguno de los dos maullaba.
Hokori Yoruko- Post : 387
Edad : 39
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
El jovencísimo Shihoin abrió los ojos de manera exagerada al ver el shumpo de Yoruko. Realmente le había sido muy difícil llegar a entrenarlo y dominarlo en su base, por lo que aquella niña a la que le sacaba una cabeza y al menos un par de años le sorprendió bastante. Sin embargo cuando ella comentó que casi nunca conseguía hacerlo al primer intento, Kato cambió su cara rápidamente y la giró su cabeza con un ademán pomposo a la par que pueril:
— Tsk... Tampoco es tan difícil. — musitó.
Tras aquel gesto infantil, Kato imitó a Yoruko y se acercó más aun a la ventana para alcanzar a oír, ahora sí, a los padres de Yoruko y a los suyos. Continuaron acercándose sigilosamente, sin levantar la más mínima alarma en sus alrededores. Para aquellos dos niños aquella aventura de espionaje era la misión más importante en la que jamás se habían embarcado y se la tomaban muy en serio. Al menos todo lo serio que les permitía sus cortas edades. Al fin llegaron al sitio más cercano a sus padres y Kato posó la oreja en la fina pared de madera, dispuesto a escuchar cada palabra:
— La verdad es que la pequeña Yoruko está preciosa. Será una muchacha de belleza envidiable. — Kato disitinguió aquella voz como la de su madre. Sonaba tan feliz como cuando Kato la recibía con uno de sus abrazos. Yoruko sonrió ante aquello y miró de soslayo a Kato, pero éste no quiso ni mirarla por temor a enrojecerse, por lo que fingió concentrarse aun más en la conversación.
— Gracias. Kato-kun seguro será un apuesto muchacho cuando crezca. — respondió la madre de Yoruko, para sorpresa del joven que pegaba su oreja a aquella pared.
— Sin duda esta unión de familias dará que hablar en el Seireitei. Pocos linajes nos harán sombra entonces. — añadió el padre de Kato, con tono serio, aunque con algún que otro deje de orgullo e, incluso, felicidad.
— Sí, la verdad es que sí. Estoy impaciente por ver la reacción del resto de nobles. — pareció bromear la última voz, puesto que algunas pequeñas carcajadas le siguieron, a la que Kato identificó como el padre de la niña que estaba a su lado.
Ahora fue él quien reaccionó antes, girando su cabeza para mirar fijamente a Yoruko, con el ceño fruncido. No entendía nada de aquello. ¿Unión de familias? Eso era algo que Kato no sabía ni como comenzar a comprender.
— ¿Cómo se unen dos familias? — le preguntó, susurrando, a Yoruko, aunque sin ninguna esperanza de que ésta tuviera la respuesta.
Aquellos inocentes muchachos no alcanzaban ni tan si quiera a vislumbrar la intrincada red que se estaba tejiendo sobre sus futuros. Sin embargo pronto podrían salir de dudas, puesto que las risas y murmullos callaron de golpe. Kato volvió a pegar de nuevo su oído a la pared, para intentar escuchar lo que decían. Nada. Silencio, de repente todos se habían callado.
— Podéis pasar si queréis, niños. — dijo con tono amable la madre de Kato.
El joven Shihoin se sobresaltó al escuchar aquella frase, miró a Yoruko con cara de "en menudo lío nos hemos metido" y, agachando la cabeza recorrió los pocos metros que le restaban hasta atravesar la puerta que comunicaba el jardín con aquella enorme sala donde esa extraña reunión para unir familias se estaba aconteciendo. Kato inclinó su cabeza esperando una reprimenda, pero al observar fugazmente los rostros de todos los allí reunidos comprendió que no habría tal regaño, ya que todos se mostraban sonrientes. Por ello levantó la cabeza, la giró rápidamente para ver si Yoruko seguía a su lado y buscar un poco de apoyo en todo aquello, a la espera de que algún alma caritativa le explicara todo aquel embrollo.
— Tsk... Tampoco es tan difícil. — musitó.
Tras aquel gesto infantil, Kato imitó a Yoruko y se acercó más aun a la ventana para alcanzar a oír, ahora sí, a los padres de Yoruko y a los suyos. Continuaron acercándose sigilosamente, sin levantar la más mínima alarma en sus alrededores. Para aquellos dos niños aquella aventura de espionaje era la misión más importante en la que jamás se habían embarcado y se la tomaban muy en serio. Al menos todo lo serio que les permitía sus cortas edades. Al fin llegaron al sitio más cercano a sus padres y Kato posó la oreja en la fina pared de madera, dispuesto a escuchar cada palabra:
— La verdad es que la pequeña Yoruko está preciosa. Será una muchacha de belleza envidiable. — Kato disitinguió aquella voz como la de su madre. Sonaba tan feliz como cuando Kato la recibía con uno de sus abrazos. Yoruko sonrió ante aquello y miró de soslayo a Kato, pero éste no quiso ni mirarla por temor a enrojecerse, por lo que fingió concentrarse aun más en la conversación.
— Gracias. Kato-kun seguro será un apuesto muchacho cuando crezca. — respondió la madre de Yoruko, para sorpresa del joven que pegaba su oreja a aquella pared.
— Sin duda esta unión de familias dará que hablar en el Seireitei. Pocos linajes nos harán sombra entonces. — añadió el padre de Kato, con tono serio, aunque con algún que otro deje de orgullo e, incluso, felicidad.
— Sí, la verdad es que sí. Estoy impaciente por ver la reacción del resto de nobles. — pareció bromear la última voz, puesto que algunas pequeñas carcajadas le siguieron, a la que Kato identificó como el padre de la niña que estaba a su lado.
Ahora fue él quien reaccionó antes, girando su cabeza para mirar fijamente a Yoruko, con el ceño fruncido. No entendía nada de aquello. ¿Unión de familias? Eso era algo que Kato no sabía ni como comenzar a comprender.
— ¿Cómo se unen dos familias? — le preguntó, susurrando, a Yoruko, aunque sin ninguna esperanza de que ésta tuviera la respuesta.
Aquellos inocentes muchachos no alcanzaban ni tan si quiera a vislumbrar la intrincada red que se estaba tejiendo sobre sus futuros. Sin embargo pronto podrían salir de dudas, puesto que las risas y murmullos callaron de golpe. Kato volvió a pegar de nuevo su oído a la pared, para intentar escuchar lo que decían. Nada. Silencio, de repente todos se habían callado.
— Podéis pasar si queréis, niños. — dijo con tono amable la madre de Kato.
El joven Shihoin se sobresaltó al escuchar aquella frase, miró a Yoruko con cara de "en menudo lío nos hemos metido" y, agachando la cabeza recorrió los pocos metros que le restaban hasta atravesar la puerta que comunicaba el jardín con aquella enorme sala donde esa extraña reunión para unir familias se estaba aconteciendo. Kato inclinó su cabeza esperando una reprimenda, pero al observar fugazmente los rostros de todos los allí reunidos comprendió que no habría tal regaño, ya que todos se mostraban sonrientes. Por ello levantó la cabeza, la giró rápidamente para ver si Yoruko seguía a su lado y buscar un poco de apoyo en todo aquello, a la espera de que algún alma caritativa le explicara todo aquel embrollo.
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
Los rosados cachetes de Yoruko se inflaron al escuchar la respuesta de Kato a su comentario sincero intentando ser amigable y humilde con él pero era muy pomposo. De todos modos ahora lo que les interesaba era la conversación de sus padres. Los escuchaba reirse y hablaban de cosas que la pequeña tampoco entendía. Sus ojos azules se cruzaron con los de Kato en un par de ocasiones pero la expresión de los dos era exactamente la misma: confusión e ignoracia.
La pequeña se encogió de hombros en respuesta a la pregunta del joven Shihoin y acercó más la oreja al ver que todos los adultos se callaban. Sus ojos volvieron a abrirse como platos al escuchar aquella frase y esperó a q Kato se acercara a la puerta para moverse. Tímida y con gesto arrepentido colocó una mano sobre el borde de la puerta ocultando la mitad de su cuerpo aún detrás de la puerta mirando la expresión de sus padres y los de su compañero de travesuras. Al ver que sonreían su rostro se cambió a uno de leve confusión y salió de detrás de la puerta colocándose levemente detrás de Kato como si aún esperaba aquella reprimenda que parecía no llegar. Sus madres se intercambiaron una sonrisa significativa pero la pequeña no llegó a comprenderlo y finalmente se lanzó a defender su honra.
-Lo siento, mamá. No quería escuchar a escondidas pero fue idea de Kato-kun! -dijo señalándole dando un par de pasos a un lado. -Él tuvo la idea,yo le seguí porque iba a quedarme sola y no quería quedarme sola -dijo rápidamente la chiquilla justificando su comportamiento como si fuera una doncella arrastrada por un terrible demonio a cometer actos malvados.
Los cuatro adultos se rieron al unísono al ver el pequeño espectáculo que sus retoños les estaban ofreciendo y los calmaron momentos después con un leve siseo por parte de la madre de Kato. Yoruko miró a la madre de Kato sonrojada recordando lo que había dicho momentos antes de ella.
-Yoruko-chan qué opinas de Kato? Se que os conocéis desde hace poco pero seguro que tienes algo que decirnos -preguntó la mujer mirando a la niña con una dulce sonrisas en su rostro.
La pequeña frunció levemente el ceño pero no pudo resistirse a responder a la pregunta de la mujer. Después de todo su madre le había enseñado buenos modales y contestar a las preguntas que le formulaban era parte de ello. Tras meditar unos segundos la respuesta decidió que sería sincera, después de todo lo que ella pudiera saber de su hijo ella lo sabría de sobra. Después de todo las madres tienen poderes que los demás solo sueñan con tener.
-Etto... Es un poco rudo y no sabe como tratar a una dama -empezó con algo de timidez pero su cara perdió el leve sonrojo que tenía cuando miró de reojo a Kato antes de contestar. -Además es un creído, infantil y se pelea con otros niños, el muy tonto. No es que parezca muy pacífico. Pero es divertido hablar con él y creo que podríamos ser buenos amigos -dijo mirando a su madre con una amplia sonrisa como si con ese comentario subsanara todo lo "negativo" que había dicho momentos antes.
La madre de Kato sonrió ante su respuesta y el padre de la pequeña Yoruko rió de buena gana ante los comentarios, haciendo que la niña volviera a sonrojarse mirando de reojo al joven Shihoin. Entonces la mirada de la mujer que le había preguntado junto con la de los otros tres se posó sobre Kato.
-Y tú? Qué opinas de Yoruko-chan? -dijo con una sonrisa calmada en el rostro esperando la respuesta del pequeño que seguramente tomaría su venganza ante tales afrentas cometidas por Yoruko.
La pequeña se encogió de hombros en respuesta a la pregunta del joven Shihoin y acercó más la oreja al ver que todos los adultos se callaban. Sus ojos volvieron a abrirse como platos al escuchar aquella frase y esperó a q Kato se acercara a la puerta para moverse. Tímida y con gesto arrepentido colocó una mano sobre el borde de la puerta ocultando la mitad de su cuerpo aún detrás de la puerta mirando la expresión de sus padres y los de su compañero de travesuras. Al ver que sonreían su rostro se cambió a uno de leve confusión y salió de detrás de la puerta colocándose levemente detrás de Kato como si aún esperaba aquella reprimenda que parecía no llegar. Sus madres se intercambiaron una sonrisa significativa pero la pequeña no llegó a comprenderlo y finalmente se lanzó a defender su honra.
-Lo siento, mamá. No quería escuchar a escondidas pero fue idea de Kato-kun! -dijo señalándole dando un par de pasos a un lado. -Él tuvo la idea,yo le seguí porque iba a quedarme sola y no quería quedarme sola -dijo rápidamente la chiquilla justificando su comportamiento como si fuera una doncella arrastrada por un terrible demonio a cometer actos malvados.
Los cuatro adultos se rieron al unísono al ver el pequeño espectáculo que sus retoños les estaban ofreciendo y los calmaron momentos después con un leve siseo por parte de la madre de Kato. Yoruko miró a la madre de Kato sonrojada recordando lo que había dicho momentos antes de ella.
-Yoruko-chan qué opinas de Kato? Se que os conocéis desde hace poco pero seguro que tienes algo que decirnos -preguntó la mujer mirando a la niña con una dulce sonrisas en su rostro.
La pequeña frunció levemente el ceño pero no pudo resistirse a responder a la pregunta de la mujer. Después de todo su madre le había enseñado buenos modales y contestar a las preguntas que le formulaban era parte de ello. Tras meditar unos segundos la respuesta decidió que sería sincera, después de todo lo que ella pudiera saber de su hijo ella lo sabría de sobra. Después de todo las madres tienen poderes que los demás solo sueñan con tener.
-Etto... Es un poco rudo y no sabe como tratar a una dama -empezó con algo de timidez pero su cara perdió el leve sonrojo que tenía cuando miró de reojo a Kato antes de contestar. -Además es un creído, infantil y se pelea con otros niños, el muy tonto. No es que parezca muy pacífico. Pero es divertido hablar con él y creo que podríamos ser buenos amigos -dijo mirando a su madre con una amplia sonrisa como si con ese comentario subsanara todo lo "negativo" que había dicho momentos antes.
La madre de Kato sonrió ante su respuesta y el padre de la pequeña Yoruko rió de buena gana ante los comentarios, haciendo que la niña volviera a sonrojarse mirando de reojo al joven Shihoin. Entonces la mirada de la mujer que le había preguntado junto con la de los otros tres se posó sobre Kato.
-Y tú? Qué opinas de Yoruko-chan? -dijo con una sonrisa calmada en el rostro esperando la respuesta del pequeño que seguramente tomaría su venganza ante tales afrentas cometidas por Yoruko.
Hokori Yoruko- Post : 387
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Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
Una vez que vio la sonrisa en el rostro de su padre, Kato respiró aliviado, pero permaneció con la cabeza gacha y mirando al suelo por si las moscas. Fue entonces cuando, sin darle tiempo a reaccionar y buscar alguna excusa tanto para ella como para él, Yoruko comenzó a hablar, echándole las culpas de todo al joven Shihoin que escuchó, cada vez más enrabietado, cada palabra que aquella niña decía, hinchando los mofletes cada vez más a la par que se ponía rojísimo.
— ¡Será mentirosa, fue idea de los dos! — exclamó al fin, sin poder contenerse más. — ¡Qué digo de los dos, fue idea suya, Mamá! — dijo, esta vez mirando a su madre y señalando exageradamente a Yoruko, sin tener valor para mirar a su padre.
Sin embargo todos parecieron divertirse con aquella riña de los pequeños. Kato no entendía nada. Bajó la mano y se puso una cara de confusión, con la mirada perdida entre sus padres, como preguntándose qué estaba pasando allí. Fue entonces cuando su madre le preguntó a Yoruko que que opinaba de él. Como si en la cabeza de Kato no hubiera suficiente lío ahora venía con esas. "¿A qué viene esa pregunta?", pensaba Kato.
Cuando la niña comenzó a responder, morderse un par de veces la lengua, literalmente, para no contestarle a algunas de sus afirmaciones. Sabía que si seguía interrumpiendo a Yoruko su padre no tardaría en castigarle en casa por maleducado. Kato se aburría mucho en aquella gran mansión, sin poder ir al Rukongai, por lo que haciendo un sobre esfuerzo esperó a que la niña acabara. Cuando fue entonces a hablar, su madre volvió a hacer la misma pregunta, pero esta vez iba dirigida hacia él y preguntaba sobre Yoruko.
— Pues para empezar es una mentirosa. — dijo, sacándole la lengua a Yoruko, sin poder aguantar más. Pero pronto le apartó la vista y escondió su lengua. — Aparte es... — hizo una pequeña pausa, como si pensara la respuesta correcta, que no la más cordial. — Es demasiado educada, sí. Y aburrida. — la cara de Kato parecía demostrar aquel aburrimiento. Pero de pronto una sonrisa, un tanto traviesa, se dibujó en su cara. — Pero sabe moverse rápido como yo. Podríamos divertirnos juntos. ¡Podría enseñarle a ser más divertida! — exclamó al fin, golpeando su puño contra la otra mano, como si aquella fuera la mejor idea que hubiese tenido jamás.
— Parece que por ellos no habrá problemas, al menos de momento. — interrumpió el padre de Yoruko, muy sonriente. — Creo que se llevarán bien.
Kato lo miró mientras decía aquello. Su confusión iba en aumento, alcanzando cotas insospechadas. Recorrió con la mirada, ahora más calmado, a su madre y luego a su padre, intentando buscar alguna respuesta, alguna aclaración. Al ver que no tenían intención, en apariencia, de explicar nada, Kato decidió ser un tanto osado y preguntar. Siempre le decían sus padres que no debía meterse en temas de mayores, pero aquello le inmiscuía de algún modo y su curiosidad era ya insoportable.
— Pero papá, ¿qué pasa? ¿A qué vienen todas estas preguntas tan raras? — preguntó el joven Shihoin, con el más sincero tono curioso que pudo sacar.
Su padres se cruzaron miradas y parecieron hablar mentalmente. Kato pensó que se había ganado un castigo, aunque no entendía muy bien porque, pues es lo que hacían normalmente justo antes de que su padre comenzara a gritarle. Sin embargo, en aquella ocasión, ambos estaban sonrientes. Parecían bastante comprensivos para con Kato y su confusión.
— ¿Qué hacemos, se lo decimos? — preguntó el padre de Kato a su madre, aunque parecía pedir permiso también a los otros dos miembros de la reunión.
— ¿Crees que será buena idea? — respondió la madre de Kato, con otra pregunta.
"Vale, ya lo que me faltaba", pensaba Kato. Ahora sí que la curiosidad le recomía tanto por dentro que comenzaba a ser insoportable. Quería saber que estaba pasando allí, y quería saberlo ya.
— ¡Será mentirosa, fue idea de los dos! — exclamó al fin, sin poder contenerse más. — ¡Qué digo de los dos, fue idea suya, Mamá! — dijo, esta vez mirando a su madre y señalando exageradamente a Yoruko, sin tener valor para mirar a su padre.
Sin embargo todos parecieron divertirse con aquella riña de los pequeños. Kato no entendía nada. Bajó la mano y se puso una cara de confusión, con la mirada perdida entre sus padres, como preguntándose qué estaba pasando allí. Fue entonces cuando su madre le preguntó a Yoruko que que opinaba de él. Como si en la cabeza de Kato no hubiera suficiente lío ahora venía con esas. "¿A qué viene esa pregunta?", pensaba Kato.
Cuando la niña comenzó a responder, morderse un par de veces la lengua, literalmente, para no contestarle a algunas de sus afirmaciones. Sabía que si seguía interrumpiendo a Yoruko su padre no tardaría en castigarle en casa por maleducado. Kato se aburría mucho en aquella gran mansión, sin poder ir al Rukongai, por lo que haciendo un sobre esfuerzo esperó a que la niña acabara. Cuando fue entonces a hablar, su madre volvió a hacer la misma pregunta, pero esta vez iba dirigida hacia él y preguntaba sobre Yoruko.
— Pues para empezar es una mentirosa. — dijo, sacándole la lengua a Yoruko, sin poder aguantar más. Pero pronto le apartó la vista y escondió su lengua. — Aparte es... — hizo una pequeña pausa, como si pensara la respuesta correcta, que no la más cordial. — Es demasiado educada, sí. Y aburrida. — la cara de Kato parecía demostrar aquel aburrimiento. Pero de pronto una sonrisa, un tanto traviesa, se dibujó en su cara. — Pero sabe moverse rápido como yo. Podríamos divertirnos juntos. ¡Podría enseñarle a ser más divertida! — exclamó al fin, golpeando su puño contra la otra mano, como si aquella fuera la mejor idea que hubiese tenido jamás.
— Parece que por ellos no habrá problemas, al menos de momento. — interrumpió el padre de Yoruko, muy sonriente. — Creo que se llevarán bien.
Kato lo miró mientras decía aquello. Su confusión iba en aumento, alcanzando cotas insospechadas. Recorrió con la mirada, ahora más calmado, a su madre y luego a su padre, intentando buscar alguna respuesta, alguna aclaración. Al ver que no tenían intención, en apariencia, de explicar nada, Kato decidió ser un tanto osado y preguntar. Siempre le decían sus padres que no debía meterse en temas de mayores, pero aquello le inmiscuía de algún modo y su curiosidad era ya insoportable.
— Pero papá, ¿qué pasa? ¿A qué vienen todas estas preguntas tan raras? — preguntó el joven Shihoin, con el más sincero tono curioso que pudo sacar.
Su padres se cruzaron miradas y parecieron hablar mentalmente. Kato pensó que se había ganado un castigo, aunque no entendía muy bien porque, pues es lo que hacían normalmente justo antes de que su padre comenzara a gritarle. Sin embargo, en aquella ocasión, ambos estaban sonrientes. Parecían bastante comprensivos para con Kato y su confusión.
— ¿Qué hacemos, se lo decimos? — preguntó el padre de Kato a su madre, aunque parecía pedir permiso también a los otros dos miembros de la reunión.
— ¿Crees que será buena idea? — respondió la madre de Kato, con otra pregunta.
"Vale, ya lo que me faltaba", pensaba Kato. Ahora sí que la curiosidad le recomía tanto por dentro que comenzaba a ser insoportable. Quería saber que estaba pasando allí, y quería saberlo ya.
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
Y allí estaban los dos pequeños completamente expectantes mirando a sus padres, sus ojos saltando del rostro de uno al otro sin saber ni porque sonreían ni cual era ese secreto que meditaban sobre explicarles. Las manos de la pequeña se agarraron a los bordes de su kimono, cosa que hacía cuando estaba nerviosa o intentaba reprimir algo y se mantuvo a la espera.
A veces observaba de reojo al mismo chiquillo al que momentos antes miraba con expresión estupefacta al decirle que era aburrida. Ella aburrida? Ese pequeño montruito no sabía con quién estaba tratando. Pero la incertidumbre de lo que sabían sus padres y ella no la carcomía demasiado como para importarle en ese momento cualquier otra cosa.
Los cuatro adultos se intercambiaron significativas miradas aunque la pequeña no entendía exactamente porque estaban tan sonrientes. Aquella expresión se parecía mucho a la que tenían sus padres cuando le iban a dar una sorpresa o un regalo sin venir a cuento. Ciertemente, Yoruko estaba bastante mimada. Pero nada ocurrió. Al final la madre de Yoruko negó con la cabeza y una sonrisa que distaba mucho de dar a entender que iban a satisfacer la curiosidad de los pequeños.
-No creo que sea el momento. Cuando sean algo más mayores podrán saberlo -dijo la madre de Yoruko sentenciando para siempre el que ambos acabaran sabiendo de que iba todo aquello.
La pequeña hinchó los mofletes haciendo un gesto molesto dando un pisotón en el suelo ante las palabras de su madre y se cruzó de brazos.
-Pues no me voy hasta saberlo. Ea! -dijo plantándose en el suelo firmemente encogiéndose mirando a sus padres entre sus mechones negros. -A que sí, Kato-kun? -dijo la niña mirando a su compañero de travesuras en busca de algo de apoyo.
Sus padres volvieron a reir alegremente ante la escena. Parecía que hoy no iba a conseguir salirse con la suya pero ella etaba dispuesta a intentarlo. Y allí se mantuvo con la mirada fija en su madre con gesto de enfado esperando que se apiadara de su curiosidad y solucionara todo aquel misterio antes de hacerse más un lío ella misma con sus deducciones.
-Niños, salid al patio a jugar -terminó por decir el padre de Yoruko frunciendo levemente el ceño dando por finalizada la pequeña rabieta.
Yoruko le dedicó una mirada de petición a su padre pero este negó con la cabeza. Resignada la pequeña se puso en pie y salió por donde habían entrado dejándose caer en el borde del pórtico mirando hacia el suelo aún enfurruñada. Luego levantó la mirada tímidamente entre sus mechones oscuros de reojo a Kato.
A veces observaba de reojo al mismo chiquillo al que momentos antes miraba con expresión estupefacta al decirle que era aburrida. Ella aburrida? Ese pequeño montruito no sabía con quién estaba tratando. Pero la incertidumbre de lo que sabían sus padres y ella no la carcomía demasiado como para importarle en ese momento cualquier otra cosa.
Los cuatro adultos se intercambiaron significativas miradas aunque la pequeña no entendía exactamente porque estaban tan sonrientes. Aquella expresión se parecía mucho a la que tenían sus padres cuando le iban a dar una sorpresa o un regalo sin venir a cuento. Ciertemente, Yoruko estaba bastante mimada. Pero nada ocurrió. Al final la madre de Yoruko negó con la cabeza y una sonrisa que distaba mucho de dar a entender que iban a satisfacer la curiosidad de los pequeños.
-No creo que sea el momento. Cuando sean algo más mayores podrán saberlo -dijo la madre de Yoruko sentenciando para siempre el que ambos acabaran sabiendo de que iba todo aquello.
La pequeña hinchó los mofletes haciendo un gesto molesto dando un pisotón en el suelo ante las palabras de su madre y se cruzó de brazos.
-Pues no me voy hasta saberlo. Ea! -dijo plantándose en el suelo firmemente encogiéndose mirando a sus padres entre sus mechones negros. -A que sí, Kato-kun? -dijo la niña mirando a su compañero de travesuras en busca de algo de apoyo.
Sus padres volvieron a reir alegremente ante la escena. Parecía que hoy no iba a conseguir salirse con la suya pero ella etaba dispuesta a intentarlo. Y allí se mantuvo con la mirada fija en su madre con gesto de enfado esperando que se apiadara de su curiosidad y solucionara todo aquel misterio antes de hacerse más un lío ella misma con sus deducciones.
-Niños, salid al patio a jugar -terminó por decir el padre de Yoruko frunciendo levemente el ceño dando por finalizada la pequeña rabieta.
Yoruko le dedicó una mirada de petición a su padre pero este negó con la cabeza. Resignada la pequeña se puso en pie y salió por donde habían entrado dejándose caer en el borde del pórtico mirando hacia el suelo aún enfurruñada. Luego levantó la mirada tímidamente entre sus mechones oscuros de reojo a Kato.
Hokori Yoruko- Post : 387
Edad : 39
Re: Donde todo empezó [Tema Cerrado]
Parecía que ni sus padres ni los de Yoruko iban a soltar palabra alguna sobre el asunto, pero el obstinado chiquillo, secundado por aquella niñita que acababa de conocer, seguía firme en sus propósitos y no pensaba abandonarlo así como así.
La madre de Yoruko dijo que hasta que no fueran mayores no debían saber nada. Eso aplacó el ánimo del jovencísimo Shihoin. En su mente, si tenían que enterarse de mayor es porque era un tema de mayores, es decir, un tema aburridísimo. El mero pensamiento de aquello provocó un resoplido en Kato, como imaginándoselo. Igualmente seguía interesado. La curiosidad le podía.
Antes de que Kato pudiese mediar palabra, Yoruko se le adelantó, pisando fuerte y decidida a no irse de allí hasta no saber nada. Le preguntó al Shihoin, buscando su apoyo y este afirmó enérgicamente con la cabeza. Dio un par de pasos hacia delante, quedando a uno sobre la chiquilla y levantó la mano señalando a su madre con el dedo:
— Queremos saber que es eso que guardáis en secreto, no es justo. — mencionó, algo más cabreado. — Siempre andáis con secretos entre manos y nunca me contáis nada, ¡yo quiero saber! — terminó por exclamar, alargando las palabra en un tono infantil, aunque algo desesperado.
Sin embargo aquel día sus padres no parecían cabrearse por nada. Al contrario, sonrieron de nuevo, compartieron unas cómplices miradas y el padre de la chiquilla acabó por mandar a ambos niños a fuera, a jugar de nuevo. Kato era lo suficientemente educado como para no rechistar a alguien que no conocía, por lo que se limitó a mirar a Yoruko. Esta buscó apoyo en su madre, pero viendo que no daría su brazo a torcer y se fue por donde había venido. Tras un segundo de duda, Kato siguió a Yoruko.
Cuando hubieron abandonado la enorme sala donde sus padres se habían reunido, Kato alcanzó a la joven y le colocó la mano en el hombro, para a continuación, en tono exageradamente serio, intentando forzosamente parecer tan maduro que hasta resultó cómico, dijo:
— No le des más vueltas. — y hasta aquí el tono serio. — Seguro que era algo aburridíííííííííísimo. — concluyó el travieso niño, haciendo un gesto con sus brazos, intentando expresar cuan grandiosamente aburrido le había terminado por parecer todo. Tras aquello, se puso delante suya, y golpeándole levemente el brazo gritó: — ¡Tú la llevas! — y salió corriendo como alma que lleva el diablo.
La madre de Yoruko dijo que hasta que no fueran mayores no debían saber nada. Eso aplacó el ánimo del jovencísimo Shihoin. En su mente, si tenían que enterarse de mayor es porque era un tema de mayores, es decir, un tema aburridísimo. El mero pensamiento de aquello provocó un resoplido en Kato, como imaginándoselo. Igualmente seguía interesado. La curiosidad le podía.
Antes de que Kato pudiese mediar palabra, Yoruko se le adelantó, pisando fuerte y decidida a no irse de allí hasta no saber nada. Le preguntó al Shihoin, buscando su apoyo y este afirmó enérgicamente con la cabeza. Dio un par de pasos hacia delante, quedando a uno sobre la chiquilla y levantó la mano señalando a su madre con el dedo:
— Queremos saber que es eso que guardáis en secreto, no es justo. — mencionó, algo más cabreado. — Siempre andáis con secretos entre manos y nunca me contáis nada, ¡yo quiero saber! — terminó por exclamar, alargando las palabra en un tono infantil, aunque algo desesperado.
Sin embargo aquel día sus padres no parecían cabrearse por nada. Al contrario, sonrieron de nuevo, compartieron unas cómplices miradas y el padre de la chiquilla acabó por mandar a ambos niños a fuera, a jugar de nuevo. Kato era lo suficientemente educado como para no rechistar a alguien que no conocía, por lo que se limitó a mirar a Yoruko. Esta buscó apoyo en su madre, pero viendo que no daría su brazo a torcer y se fue por donde había venido. Tras un segundo de duda, Kato siguió a Yoruko.
Cuando hubieron abandonado la enorme sala donde sus padres se habían reunido, Kato alcanzó a la joven y le colocó la mano en el hombro, para a continuación, en tono exageradamente serio, intentando forzosamente parecer tan maduro que hasta resultó cómico, dijo:
— No le des más vueltas. — y hasta aquí el tono serio. — Seguro que era algo aburridíííííííííísimo. — concluyó el travieso niño, haciendo un gesto con sus brazos, intentando expresar cuan grandiosamente aburrido le había terminado por parecer todo. Tras aquello, se puso delante suya, y golpeándole levemente el brazo gritó: — ¡Tú la llevas! — y salió corriendo como alma que lleva el diablo.
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