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Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
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Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
Cansancio, sangre, muerte y destrucción.
Aquello era lo que solía cargar el arrancar Chris Renoir sobre su espalda cuando terminaba un trabajo en la Francia de la Revolución Francesa, en la difícil época que le había tocado vivir. En esta ocasión las vísceras de los enemigos mutilados, sus gritos y sus combates le parecían venir de otro mundo, y en parte era una apreciación que se hallaba bastante más cerca de la verdad de lo esperado. Acababa de luchar contra los shinigamis, criaturas que, por naturaleza, eran sus acérrimos enemigos. Y por muy evolucionado que estuviese Chris aquello la necesidad de despedazar a todos los que se cruzasen en su camino se volvió instintiva, como un pensamiento pegado a su cráneo con cola de carpintero.
Enfrentarse con los del lado contrario sin ni siquiera mirar sus ojos era algo inherente a su persona. Para un hombre que consideraba el asesinato como un trabajo, en ocasiones como un arte, matar no conllevaba sufrimiento, había nacido para ello y a ello se dedicaría en cuerpo y alma también en el Hueco Mundo.
Pero regresando a la batalla que acabó con muchos de los servidores de Marcus, Chris podía darse con un canto en los dientes por el resultado obtenido: estaba vivo. Por eso regresaba con paso lento, con una sensación agridulce en los labios. Por una parte, una muy grande a decir verdad, había dado toda su energía y mucha más, para acabar con “la plaga oscura”, pero habían perdido muchos efectivos. Bueno, estaba acostumbrado, no por nada había vivido con y para la espada. Los compañeros caídos no tenían nombre, como tampoco él lo tuvo cuando cayó en la Bastilla.
Caminó por el palacio conocido como El Amanecer, todo lleno de sangre (la mayoría no era suya, eso si) y éste se encontraba en un estado realmente caótico. Teniendo en cuenta que era nuevo no estaba muy seguro de donde colocarse o actuar, de manera que se colocó acodado tras una columna que encontró en el vestíbulo, con la mirada fija en todo lo que ocurría a su alrededor. De algún modo acechando, actividad que se había convertido en su especialidad. Por fin oyó unos pasos a su espalda y se dio vuelva para encarar al recién llegado, que resultó ser una joven arrancar de complexión fuerte, fibrosa y despeinado cabello corto y negro, llevaba gafas de sol y el chico no pudo distinguir sus ojos. Pero no fue este detalle el que llamó la atención del antiguo asesino, sino su peculiar forma de andar: algo salvaje, tal vez. Ambos se midieron con la mirada, pero no iba a ser Chris quien comenzase una conversación; hablar no era su fuerte.
Aquello era lo que solía cargar el arrancar Chris Renoir sobre su espalda cuando terminaba un trabajo en la Francia de la Revolución Francesa, en la difícil época que le había tocado vivir. En esta ocasión las vísceras de los enemigos mutilados, sus gritos y sus combates le parecían venir de otro mundo, y en parte era una apreciación que se hallaba bastante más cerca de la verdad de lo esperado. Acababa de luchar contra los shinigamis, criaturas que, por naturaleza, eran sus acérrimos enemigos. Y por muy evolucionado que estuviese Chris aquello la necesidad de despedazar a todos los que se cruzasen en su camino se volvió instintiva, como un pensamiento pegado a su cráneo con cola de carpintero.
Enfrentarse con los del lado contrario sin ni siquiera mirar sus ojos era algo inherente a su persona. Para un hombre que consideraba el asesinato como un trabajo, en ocasiones como un arte, matar no conllevaba sufrimiento, había nacido para ello y a ello se dedicaría en cuerpo y alma también en el Hueco Mundo.
Pero regresando a la batalla que acabó con muchos de los servidores de Marcus, Chris podía darse con un canto en los dientes por el resultado obtenido: estaba vivo. Por eso regresaba con paso lento, con una sensación agridulce en los labios. Por una parte, una muy grande a decir verdad, había dado toda su energía y mucha más, para acabar con “la plaga oscura”, pero habían perdido muchos efectivos. Bueno, estaba acostumbrado, no por nada había vivido con y para la espada. Los compañeros caídos no tenían nombre, como tampoco él lo tuvo cuando cayó en la Bastilla.
Caminó por el palacio conocido como El Amanecer, todo lleno de sangre (la mayoría no era suya, eso si) y éste se encontraba en un estado realmente caótico. Teniendo en cuenta que era nuevo no estaba muy seguro de donde colocarse o actuar, de manera que se colocó acodado tras una columna que encontró en el vestíbulo, con la mirada fija en todo lo que ocurría a su alrededor. De algún modo acechando, actividad que se había convertido en su especialidad. Por fin oyó unos pasos a su espalda y se dio vuelva para encarar al recién llegado, que resultó ser una joven arrancar de complexión fuerte, fibrosa y despeinado cabello corto y negro, llevaba gafas de sol y el chico no pudo distinguir sus ojos. Pero no fue este detalle el que llamó la atención del antiguo asesino, sino su peculiar forma de andar: algo salvaje, tal vez. Ambos se midieron con la mirada, pero no iba a ser Chris quien comenzase una conversación; hablar no era su fuerte.
Última edición por Chris_Renoir el Mar Oct 27, 2009 5:08 am, editado 1 vez
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
Había sido un día horrible. Los enfrentamientos con los shinigami en su propio territorio le habían puesto los pelos de punta pero su labor se había completado. Solo tenía que hacer un pequeño encargo para su Espada y lo había llevado a cabo, pese a que Vladimir ya no estaría en Hueco Mundo para poder disfrutar de dicho logro. Bufó molesta por tal acontecimiento. Ahora quien sería quien la mantendría ocupada con algún que otro encargo?
Ahora mismo las cosas por fuera estaban mucho más tranquilas. No podía asegurar al 100% que la batalla hubiera terminado pues de vez en cuando había una subida de reiatsu considerable pero ya solo quedarían tres, tal vez cuatro enemigos en pie. Lo que hubiera dado por combatir contra algún que otro teniente. El sabor de la sangre de un shinigami era algo que la hacía estremecerse por completo sobre todo si iba con la adrenalina del combate y el miedo al ver a sus compañeros caer fulminados a su alrededor. Sonriente al pensar en la pronta reestructuración de los espadas de hueco mundo.
Caminaba por los pasillos de El Amanecer después de haber dejado a su nueva y sorprendente adquisición Alexander Folk a cargo del shinigami que habían apartado del campo de batalla. Aún se mantenía con vida, no por mucho tiempo, pero su reiatsu estaba tan débil que el pobre capitán podía poco más que respirar después de los ataques que había recibido por parte de unos y otros. El trabajo había sido sorprendentemente sencillo pero mejor así, sin complicaciones.
Con un simple lametón acabó por limpiar la sangre que bañaba el dorso de su mano para detenerse en seco uno de los pasillos que daban al gran vestíbulo del castillo. Su olfato había captado el olor a la sangre y había detectado de donde provenía fijando sus ojos en los de un muchacho medio oculto tras una columna. Dio un par de pasos más para acercarse al muchacho ensangrentado y se relamió los labios lentamente para erguirse ahora en una posición más recta y orgullosa.
-Mm... Hueles a sangre de shinigami... -murmuró dando otro paso hacia el frente inclinándose levemente hacia delante sin poder evitar tener ese lenguaje corporal predatorial. -Sal de ahí detrás, quiero verte bien cachorro... -terminó la frase levantando una mano e indicándole con los dedos que se acercara a ella.
Ahora mismo las cosas por fuera estaban mucho más tranquilas. No podía asegurar al 100% que la batalla hubiera terminado pues de vez en cuando había una subida de reiatsu considerable pero ya solo quedarían tres, tal vez cuatro enemigos en pie. Lo que hubiera dado por combatir contra algún que otro teniente. El sabor de la sangre de un shinigami era algo que la hacía estremecerse por completo sobre todo si iba con la adrenalina del combate y el miedo al ver a sus compañeros caer fulminados a su alrededor. Sonriente al pensar en la pronta reestructuración de los espadas de hueco mundo.
Caminaba por los pasillos de El Amanecer después de haber dejado a su nueva y sorprendente adquisición Alexander Folk a cargo del shinigami que habían apartado del campo de batalla. Aún se mantenía con vida, no por mucho tiempo, pero su reiatsu estaba tan débil que el pobre capitán podía poco más que respirar después de los ataques que había recibido por parte de unos y otros. El trabajo había sido sorprendentemente sencillo pero mejor así, sin complicaciones.
Con un simple lametón acabó por limpiar la sangre que bañaba el dorso de su mano para detenerse en seco uno de los pasillos que daban al gran vestíbulo del castillo. Su olfato había captado el olor a la sangre y había detectado de donde provenía fijando sus ojos en los de un muchacho medio oculto tras una columna. Dio un par de pasos más para acercarse al muchacho ensangrentado y se relamió los labios lentamente para erguirse ahora en una posición más recta y orgullosa.
-Mm... Hueles a sangre de shinigami... -murmuró dando otro paso hacia el frente inclinándose levemente hacia delante sin poder evitar tener ese lenguaje corporal predatorial. -Sal de ahí detrás, quiero verte bien cachorro... -terminó la frase levantando una mano e indicándole con los dedos que se acercara a ella.
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
Un encuentro podía significarlo todo o simplemente pasar sin pena ni gloria por la vida de una persona. Chris Renoir lo sabía perfectamente, pero su instinto, y no presentimiento, le estaba dando señales de que aquel momento sería crucial en su vida en el Hueco Mundo. Ahora solo le faltaba descubrir la razón de todo aquello.
Pero regresemos al encuentro en sí. La aguda vista de felino de Chris le había permitido observar a la recién llegada desde su posición, pero ahora que la veía mejor se daba perfecta cuenta del poder que emanaba y de su naturaleza, del mismo tipo que la suya: salvaje y despiadada. Podría decirse que fue amor a primera vista, aunque no se trataba de una posible relación romántica, era un tipo de afecto de otro tipo. Afinidad. Aquella era la palabra adecuada. Aunque el arrancar no quiso precipitarse y se acercó con su sinuoso movimiento, con un brazo caído al lado del cuerpo y la otra mano apoyada suavemente en su zanpakutoh.
Sus ojos verdes mostraban interés, pero su forma de ser le impedía precipitarse, mucho menos hablar, de manera que se colocó a una prudente distancia de la poderosa joven. Tal vez fuese otra espada, pero como no podía saberlo se contentó con inclinar la cabeza. En respuesta a las palabras que ella acababa de regalarle, el muchacho pasó su lengua por la mejilla manchada de cárdena sangre de shinigami, con cierto toque lujurioso, a decir verdad. A continuación se irguió en toda su alta estatura y clavó sus ojos en la arrancar que le observaba. Si quería verle de cerca, ahí le tenía. Y en este nuevo intercambio de miradas Chris supo que acababa de encontrar la persona perfecta a la que entregar su espada. Afinidad, rasgos similares. Si ella no pensaba lo mismo podía, simple y llanamente, buscarse otro sitio, no es que su ego fuera a resentirse por algo así.
En cualquier caso prefería encontrarse en un grupo afín y no luchar toda su vida por una causa en la que creía a medias. La idea la hizo gracia y esbozó una sonrisa lupina mientras permitía que la joven de andares salvajes le inspeccionara a su antojo.
Pero regresemos al encuentro en sí. La aguda vista de felino de Chris le había permitido observar a la recién llegada desde su posición, pero ahora que la veía mejor se daba perfecta cuenta del poder que emanaba y de su naturaleza, del mismo tipo que la suya: salvaje y despiadada. Podría decirse que fue amor a primera vista, aunque no se trataba de una posible relación romántica, era un tipo de afecto de otro tipo. Afinidad. Aquella era la palabra adecuada. Aunque el arrancar no quiso precipitarse y se acercó con su sinuoso movimiento, con un brazo caído al lado del cuerpo y la otra mano apoyada suavemente en su zanpakutoh.
Sus ojos verdes mostraban interés, pero su forma de ser le impedía precipitarse, mucho menos hablar, de manera que se colocó a una prudente distancia de la poderosa joven. Tal vez fuese otra espada, pero como no podía saberlo se contentó con inclinar la cabeza. En respuesta a las palabras que ella acababa de regalarle, el muchacho pasó su lengua por la mejilla manchada de cárdena sangre de shinigami, con cierto toque lujurioso, a decir verdad. A continuación se irguió en toda su alta estatura y clavó sus ojos en la arrancar que le observaba. Si quería verle de cerca, ahí le tenía. Y en este nuevo intercambio de miradas Chris supo que acababa de encontrar la persona perfecta a la que entregar su espada. Afinidad, rasgos similares. Si ella no pensaba lo mismo podía, simple y llanamente, buscarse otro sitio, no es que su ego fuera a resentirse por algo así.
En cualquier caso prefería encontrarse en un grupo afín y no luchar toda su vida por una causa en la que creía a medias. La idea la hizo gracia y esbozó una sonrisa lupina mientras permitía que la joven de andares salvajes le inspeccionara a su antojo.
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
La arrancar se había mantenido en su posición sin querer dar otro paso hacia el frente. Ambos estaban manchados de sangre, las blancas vestiduras de Okami empapadas en ella la daban un aspecto más salvaje de lo normal. Ladeó la cabeza ligeramente al verle salir de detrás de la columna y observó su posición de perfecto equilibrio. Sentía la energía que provenía de él, como dos animales que se encuentran en medio de un bosque y saben que ambos son depredadores. Y estos dos peculiares arrancar eran precisamente eso, depredadores.
Un leve ronroneo escapó del pecho de la arrancar cuando le observó lamerse la sangre de su mejilla. Ciertamente tenían mucho más en común de lo que hubieran sospechado en un principio. Cuando se hubo puesto recto empezó a caminar a su alrededor acortando la distancia como si la midiera su avanze milimétricamente con cada paso que daba. Al volver a ponerse frente a él estaba visiblemente más cerca. A los pocos momentos de devolverle la mirada através de sus cristales anaranjados dió el paso que faltaba para estar ya justo a la distancia para poder tocarle si quisiera.
En aquel momento los dos arrancar se devolvían la mirada más cargada con significado de lo que jamás se hubiera sospechado en cualquier otro tipo de indivíduos. Okami alargó el brazo y con el dedo índice recogió algo de la sangre que tenía en la mejilla llevándose el dedo a la boca saboreando la sangre.
-Impresionante... -murmuró devolviéndole la sonrisa lobuna que tenía en el rostro. Podía conocer el nivel de reiatsu o al menos intuírlo con el sabor de la sangre y aquel muchacho había acabado con la vida de varios oficiales al menos. -A qué sección perteneces? En realidad, da lo mismo -comentó encogiéndose de hombros sin despegar la mirada de los ojos verdes del muchacho.
Descendió sus gafas con una mano cogiéndolas de una patilla para verle mejor, sin el cambio cromático de sus cristales, con sus ojos dispares. Se le quedó largo rato mirando, aunque a ninguno de los dos les molestaban los silencios incómodos ambos se medían con la mirada, se descubrían sus puntos fuertes y sus puntos débiles.
-Esos ojos... Me gustan. Son un legado de tu parte hollow? -preguntó sin dar demasiados rodeos pues no había visto nunca un verde tan intenso en los iris de ningún otro ser que hubiera conocido.
Un leve ronroneo escapó del pecho de la arrancar cuando le observó lamerse la sangre de su mejilla. Ciertamente tenían mucho más en común de lo que hubieran sospechado en un principio. Cuando se hubo puesto recto empezó a caminar a su alrededor acortando la distancia como si la midiera su avanze milimétricamente con cada paso que daba. Al volver a ponerse frente a él estaba visiblemente más cerca. A los pocos momentos de devolverle la mirada através de sus cristales anaranjados dió el paso que faltaba para estar ya justo a la distancia para poder tocarle si quisiera.
En aquel momento los dos arrancar se devolvían la mirada más cargada con significado de lo que jamás se hubiera sospechado en cualquier otro tipo de indivíduos. Okami alargó el brazo y con el dedo índice recogió algo de la sangre que tenía en la mejilla llevándose el dedo a la boca saboreando la sangre.
-Impresionante... -murmuró devolviéndole la sonrisa lobuna que tenía en el rostro. Podía conocer el nivel de reiatsu o al menos intuírlo con el sabor de la sangre y aquel muchacho había acabado con la vida de varios oficiales al menos. -A qué sección perteneces? En realidad, da lo mismo -comentó encogiéndose de hombros sin despegar la mirada de los ojos verdes del muchacho.
Descendió sus gafas con una mano cogiéndolas de una patilla para verle mejor, sin el cambio cromático de sus cristales, con sus ojos dispares. Se le quedó largo rato mirando, aunque a ninguno de los dos les molestaban los silencios incómodos ambos se medían con la mirada, se descubrían sus puntos fuertes y sus puntos débiles.
-Esos ojos... Me gustan. Son un legado de tu parte hollow? -preguntó sin dar demasiados rodeos pues no había visto nunca un verde tan intenso en los iris de ningún otro ser que hubiera conocido.
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
Un escrutinio completo. Era de esperarse de una mujer tan racial como aquella.
Mas Chris no se quedó atrás y verificó el material que le presentaba la recién llegada con ojo clínico. La muchacha era francamente interesante, tenía unas bonitas curvas, caminaba con una postura salvaje y al asesino le había llamado la atención sus ojos, unos ojos extraños, extraños como los propios, que continuaban refulgiendo enmarcados por la cascada de cabello castaño oscuro. Y el estudio mutuo siguió su camino, era algo que por alguna razón querían hacer y estaban, justamente, haciendo. El tiempo, como el espacio, muchas veces es relativo, de ahí que ninguno de ellos se moviese de su férrea postura durante unos momentos que bien podrían haber sido horas. Cualquier otro en una circunstancia de ese tipo habría perdido los nervios, pero no el antiguo francés. Ni él ni la arrancar que le observaba. Era como si ambos se moviesen en la misma sintonía, como si fueran las dos partes de una misma cosa.
Las distancias se acortaron, pero el tigre que había en Chris no se achantó y continuó con sus extravagantes ojos verdes clavados en los de ella, en un misterioso ritual de presentación que parecía no querer terminar nunca. Eternidad, ralentización y tiempo eran sus vocablos y tal vez lo fueran indefinidamente. Sin embargo, un movimiento, uno que venía en sintonía con lo que estaba ocurriendo, se produjo entonces: los dedos de la arrancar sin nombre (Renoir no era del tipo de hombre que preguntase sobre la identidad de una mujer por muy sugerente que le pareciese) se colaron en su mejilla y arrastraron algunas gotas de sangre que ésta mostraba. El joven no pudo evitar olfatear el aire, para retener un poco más el perfume salvaje de la chica de los ojos bicolores.
La pregunta, o debería decir las preguntas, llegó después. Sección, ¿pertenecía realmente él a una sección o a algo parecido? No estaba seguro de poder decirlo, y tal como acababa de decirle ella, tampoco importaba. El único gesto que escapó del cuerpo de Chris fue un alzamiento de hombros. A nadie le interesaba a que lugar perteneciese. Por lo que a él respectaba era de Hueco Mundo, el resto, podría venir más adelante, pero tampoco era necesario que llegase enseguida. De modo que aguardó. La paciencia era una de las virtudes que le adornaba y sabía cultivarla. No perder el aplomo le había convertido en uno de los mejores espadachines de la Francia de la Revolución Francesa. Estar en un mundo diferente no iba a cambiar ese detalle. La siguiente cuestión planteada era más interesante a decir verdad: Sus ojos. Muchos habían sido los que habían huido, despavoridos, al encontrarse con aquellos ojos. Ella no se encontraba en aquel grupo y Chris lo supo desde la primera vez que se encontraron. Era una arrancar poderosa, ¿otra espada? Drako no le había dado muchos datos sobre los demás jefes de aquel lugar y él tampoco habría preguntado, de manera que solo podía quedarse con el campo de las conjeturas.
Finalmente asintió levemente con la cabeza: aquellos ojos formaban parte de su anatomía hollow y los había conservado en su transformación. Y le gustaban, era algo que le hacía diferente (tal vez tan diferente como a ella) y devastador. Obtenidas las respuestas, Chris solo podía esperar dos cosas: o más preguntas o proposiciones. Y siendo quiera prefería la segunda opción.
Mas Chris no se quedó atrás y verificó el material que le presentaba la recién llegada con ojo clínico. La muchacha era francamente interesante, tenía unas bonitas curvas, caminaba con una postura salvaje y al asesino le había llamado la atención sus ojos, unos ojos extraños, extraños como los propios, que continuaban refulgiendo enmarcados por la cascada de cabello castaño oscuro. Y el estudio mutuo siguió su camino, era algo que por alguna razón querían hacer y estaban, justamente, haciendo. El tiempo, como el espacio, muchas veces es relativo, de ahí que ninguno de ellos se moviese de su férrea postura durante unos momentos que bien podrían haber sido horas. Cualquier otro en una circunstancia de ese tipo habría perdido los nervios, pero no el antiguo francés. Ni él ni la arrancar que le observaba. Era como si ambos se moviesen en la misma sintonía, como si fueran las dos partes de una misma cosa.
Las distancias se acortaron, pero el tigre que había en Chris no se achantó y continuó con sus extravagantes ojos verdes clavados en los de ella, en un misterioso ritual de presentación que parecía no querer terminar nunca. Eternidad, ralentización y tiempo eran sus vocablos y tal vez lo fueran indefinidamente. Sin embargo, un movimiento, uno que venía en sintonía con lo que estaba ocurriendo, se produjo entonces: los dedos de la arrancar sin nombre (Renoir no era del tipo de hombre que preguntase sobre la identidad de una mujer por muy sugerente que le pareciese) se colaron en su mejilla y arrastraron algunas gotas de sangre que ésta mostraba. El joven no pudo evitar olfatear el aire, para retener un poco más el perfume salvaje de la chica de los ojos bicolores.
La pregunta, o debería decir las preguntas, llegó después. Sección, ¿pertenecía realmente él a una sección o a algo parecido? No estaba seguro de poder decirlo, y tal como acababa de decirle ella, tampoco importaba. El único gesto que escapó del cuerpo de Chris fue un alzamiento de hombros. A nadie le interesaba a que lugar perteneciese. Por lo que a él respectaba era de Hueco Mundo, el resto, podría venir más adelante, pero tampoco era necesario que llegase enseguida. De modo que aguardó. La paciencia era una de las virtudes que le adornaba y sabía cultivarla. No perder el aplomo le había convertido en uno de los mejores espadachines de la Francia de la Revolución Francesa. Estar en un mundo diferente no iba a cambiar ese detalle. La siguiente cuestión planteada era más interesante a decir verdad: Sus ojos. Muchos habían sido los que habían huido, despavoridos, al encontrarse con aquellos ojos. Ella no se encontraba en aquel grupo y Chris lo supo desde la primera vez que se encontraron. Era una arrancar poderosa, ¿otra espada? Drako no le había dado muchos datos sobre los demás jefes de aquel lugar y él tampoco habría preguntado, de manera que solo podía quedarse con el campo de las conjeturas.
Finalmente asintió levemente con la cabeza: aquellos ojos formaban parte de su anatomía hollow y los había conservado en su transformación. Y le gustaban, era algo que le hacía diferente (tal vez tan diferente como a ella) y devastador. Obtenidas las respuestas, Chris solo podía esperar dos cosas: o más preguntas o proposiciones. Y siendo quiera prefería la segunda opción.
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
La sonrisa lobuna dela arrancar se ensanchó al obtener sus respuestas. Eran tan leves como un encogimiento de hombros o un movimiento de su cabeza pero suficiente para lo que quería. Cada momento que pasaba sentía que ese muchacho tenía que estar con ella. La sensación era parecida a cuando encuentras algo que largamente has buscado: una mascota, una prenda que te quede como un guante. Algo que se convertía necesario obtener por encima de todo. Pero muy lejos de considerar al extraordinario muchacho que estaba ante ella como un objeto lo sentía más como un miembro de su manada, uno más. Era joven, fuerte, calmado, paciente, un perfecto depredador y debía ser suyo. No iba a dejar que uno de los arrancar de Drako cayera en malas manos, sería un completo desperdicio.
Satisfecha con el examen que había realizado sobre Chris recuperó una posición algo más erguida colocando una de sus manos en su cadera acariciando distraídamente el pelaje que adornaba su atuendo.
-Me llamo Okami, y soy la fracción del 6º Espada, Vladimir, caído en combate al igual que todos los demás -dijo presentándose ladeando la cabeza levemente. -Pronto Hueco Mundo reestructurará sus rangos. Quieres unirte a mi manada?
Le había lanzado la pregunta, no sabía si escucharía la voz del oven arrancar pero aún así tenía una ligera sensación de ansiedad que hacía que le hormiguearan los músculos de su cuerpo. Se colocó las gafas de nuevo en su lugar y le miró fijamente, un intercambio con el que los dos se sentían más cómodos de lo que cualquier otra persona lo estaría. Sencillamente era cosa del destino.
Satisfecha con el examen que había realizado sobre Chris recuperó una posición algo más erguida colocando una de sus manos en su cadera acariciando distraídamente el pelaje que adornaba su atuendo.
-Me llamo Okami, y soy la fracción del 6º Espada, Vladimir, caído en combate al igual que todos los demás -dijo presentándose ladeando la cabeza levemente. -Pronto Hueco Mundo reestructurará sus rangos. Quieres unirte a mi manada?
Le había lanzado la pregunta, no sabía si escucharía la voz del oven arrancar pero aún así tenía una ligera sensación de ansiedad que hacía que le hormiguearan los músculos de su cuerpo. Se colocó las gafas de nuevo en su lugar y le miró fijamente, un intercambio con el que los dos se sentían más cómodos de lo que cualquier otra persona lo estaría. Sencillamente era cosa del destino.
Última edición por Okami el Mar Dic 15, 2009 8:23 am, editado 1 vez
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
Una manada. Curiosa forma de referirse a una sección, si, señor. Aún así a Chris no le desagradó el término, era adecuado, perfecto. A fin de cuentas él había sido un felino hasta bastante poco tiempo atrás. Referirse al nuevo grupo que integraría como un conjunto de animales le parecía muy interesante, ¿cómo serían los demás? Los ojos de la mujer con la que hablaba volvieron a ocultarse tras las gafas color naranja, pero él se quedó con el recuerdo de aquellos ojos cambiantes, profundos. Por unos momentos actuó con quietud, tan silencioso como siempre, la cual era la nota predominante en su carácter, y se dedicó a juguetear con el mango de su kanpakutoh, Centinela Oscuro, como si estuviera a solas. Pero finalmente clavó los ojos en ella, en toda su anatomía e hizo un nuevo asentimiento de cabeza, algo más lento.
Chris no había dado su nombre, pero sabía que eso carecía de importancia. Okami no estaba pidiendo nombres ni identidades, simplemente lealtad y espíritu de manada y él tenía todo eso concentrado en su fibroso cuerpo de asesino a sueldo. Sus ojos verdes mostraron un leve atisbo de satisfacción. Estar con Drako había estado bien, había sido interesante, podría decirse pero, tristemente, ninguno de los dos entendía al otro y Chris se sentía fuera de aquel grupo de arrancars. No es que le importase. Sabía camuflarse con el entorno. Pero, por una vez, agradeció que alguien le quisiese en su grupo tal y como era: con sus ojos verdes de tono sobrenatural, con sus andares felinos y con su silenciosa compañía.
Hubiera sonreído, pero no era tan sencillo que al antiguo matarife levantase las comisuras de sus labios, antaño destrozados, de modo que se contentó con hacerle a su nueva superior una respetuosa referencia sin dejar de mirarla a los ojos con cierta malicia. Estaba dispuesto a quedarse con ella. Estaba seguro que estaría bien en su manda. Si, por una vez las cosas iban a serle favorables.
Chris no había dado su nombre, pero sabía que eso carecía de importancia. Okami no estaba pidiendo nombres ni identidades, simplemente lealtad y espíritu de manada y él tenía todo eso concentrado en su fibroso cuerpo de asesino a sueldo. Sus ojos verdes mostraron un leve atisbo de satisfacción. Estar con Drako había estado bien, había sido interesante, podría decirse pero, tristemente, ninguno de los dos entendía al otro y Chris se sentía fuera de aquel grupo de arrancars. No es que le importase. Sabía camuflarse con el entorno. Pero, por una vez, agradeció que alguien le quisiese en su grupo tal y como era: con sus ojos verdes de tono sobrenatural, con sus andares felinos y con su silenciosa compañía.
Hubiera sonreído, pero no era tan sencillo que al antiguo matarife levantase las comisuras de sus labios, antaño destrozados, de modo que se contentó con hacerle a su nueva superior una respetuosa referencia sin dejar de mirarla a los ojos con cierta malicia. Estaba dispuesto a quedarse con ella. Estaba seguro que estaría bien en su manda. Si, por una vez las cosas iban a serle favorables.
Chris Renoir- Post : 144
Edad : 40
Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
Un gruñido de satisfacción escapó de entre sus dientes con esa sonrisa lobuna. Volvió a sentir la urgencia de tenerle con ella pero aquella referencia había conseguido calmar ese ansia que la carcomía por dentro. Había conseguido lo que quería y sabía que el joven mosquetero sería una muy buena adquisición para su pequeño escuadrón.
Habría que saber como se levaría con Folk, pero siendo tan calmado este y tan respetuoso el otro dudó que hubiera problemas. Ella no quería problemas en su sección y poco a poco reorganizaba las cosas como ella quería. Confiaba en que Marcus la nombrase Espada de la 6ª Sección ya que de sus congéneres no veía a ninguno capacitado para ello.
Una vez más contenta con el resultado de su encuentro ladeó la cabeza meditando sobre lo que tendría que hacer en ese momento. Su encargo había finalizado así que tendría que volver a su sección para poner las cosas un poco en orden y acomodar su nuevo lugar de trabajo. Suspiró levemente sin tener demasiada gana pero así podría mostrar las dependencias de los arrancar del 6º escuadrón a su nueva adquisición.
-Ven conmigo, te mostraré el refugio de tu nueva manada -dijo tranquilamente la arrancar dando media vuelta volviendo a caminar hacia donde iba antes de esta deliciosa interrupción. Dio un par de pasos y se detuvo de nuevo meditando sobre algo. Giró la cabeza y miró a Chris de nuevo. -Por cierto, cachorro, como debería llamarte?
Habría que saber como se levaría con Folk, pero siendo tan calmado este y tan respetuoso el otro dudó que hubiera problemas. Ella no quería problemas en su sección y poco a poco reorganizaba las cosas como ella quería. Confiaba en que Marcus la nombrase Espada de la 6ª Sección ya que de sus congéneres no veía a ninguno capacitado para ello.
Una vez más contenta con el resultado de su encuentro ladeó la cabeza meditando sobre lo que tendría que hacer en ese momento. Su encargo había finalizado así que tendría que volver a su sección para poner las cosas un poco en orden y acomodar su nuevo lugar de trabajo. Suspiró levemente sin tener demasiada gana pero así podría mostrar las dependencias de los arrancar del 6º escuadrón a su nueva adquisición.
-Ven conmigo, te mostraré el refugio de tu nueva manada -dijo tranquilamente la arrancar dando media vuelta volviendo a caminar hacia donde iba antes de esta deliciosa interrupción. Dio un par de pasos y se detuvo de nuevo meditando sobre algo. Giró la cabeza y miró a Chris de nuevo. -Por cierto, cachorro, como debería llamarte?
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
[FDI: Cerrando el tema, wiiii]
Chris no hizo comentario alguno porque todo aquello le parecía exquisito, no tenía más que añadir y aunque lo hubiera tenido, dudo que lo compartiese. En vez de eso su mente seguía en punto de ebullición: un lugar al que pertenecer donde realmente pudiera dejar de desentonar era tentador. No es que le importase mucho, al mosquetero solo le importaba una cosa que se hacía llamar poder, pero no le gustaban las miradas de superioridad que le habían lanzado en más de una ocasión y que él mismo había interpretado como una clara muestra de hostilidad. En París también le había pasado y más de un hombre con cierto renombre había acabado con un cuarto de acero entre pecho y espalda. Pese a su aspecto, el joven era bien peligroso.
Tal vez por eso le gustase Okami, por el parecido que había entre ellos, porque ella no le trataba como si estuviese infectado por alguna grave enfermedad. No pudo evitar que sus ojos sonrieran, no sus labios, que se mostraron impasibles, como sino fuera con él aquella gratitud (o algo parecido) que sentía hacía su señora. Ella pareció contenta también y le ordenó que la siguiese, a modo de respuesta, él hizo una reverencia y comenzó a andar, pero no llevaban ni un metro recorrido, cuando la joven volvió a encararle. Ante aquello, y solo por esta vez, el arrancar no pudo evitar sonreír, a su manera, y encogerse de hombros. Un nombre no significaba nada para él, mucho menos teniendo en cuenta que le habían enterrado con uno que empezó a pertenecerle a partir de entonces. Aún así, ella acababa de pedir uno con el que referirse a él, y el muchacho no tenía ningún otro. Se aclaró la garganta, pues hacía mucho que no hablaba, y al fin sus labios se separaron para dar paso a una voz ronca, que sonaba antigua, como de otra época. Además el lenguaje que usaba era muy arcaico.
- Llamadme como os plazca, mi dama. Por estos lugares me conocen como Chris Renoir, pero si tenéis a bien entregarme otro título lo aceptaré de buen grado- y sus labios volvieron a solaparse. Si el escrutinio al que ambos se habían sometido había sido tan minucioso como él esperaba, su desde entonces superiora se habría dado cuenta ya de que pocas más serían las palabras que su nuevo subordinado pronunciase. Una vez hechas las presentaciones, ambos reanudaros el camino, posiblemente Chris siguiese siendo Chris un poco más. El silencio se convirtió en su única compañía, pero por alguna extraña razón -esto era algo que no le había ocurrido demasiado en su vida- el arrancar sintió que se él y su superiora se entendían a la perfección, que había un vínculo entre ellos. Ironías de la existencia.
Chris no hizo comentario alguno porque todo aquello le parecía exquisito, no tenía más que añadir y aunque lo hubiera tenido, dudo que lo compartiese. En vez de eso su mente seguía en punto de ebullición: un lugar al que pertenecer donde realmente pudiera dejar de desentonar era tentador. No es que le importase mucho, al mosquetero solo le importaba una cosa que se hacía llamar poder, pero no le gustaban las miradas de superioridad que le habían lanzado en más de una ocasión y que él mismo había interpretado como una clara muestra de hostilidad. En París también le había pasado y más de un hombre con cierto renombre había acabado con un cuarto de acero entre pecho y espalda. Pese a su aspecto, el joven era bien peligroso.
Tal vez por eso le gustase Okami, por el parecido que había entre ellos, porque ella no le trataba como si estuviese infectado por alguna grave enfermedad. No pudo evitar que sus ojos sonrieran, no sus labios, que se mostraron impasibles, como sino fuera con él aquella gratitud (o algo parecido) que sentía hacía su señora. Ella pareció contenta también y le ordenó que la siguiese, a modo de respuesta, él hizo una reverencia y comenzó a andar, pero no llevaban ni un metro recorrido, cuando la joven volvió a encararle. Ante aquello, y solo por esta vez, el arrancar no pudo evitar sonreír, a su manera, y encogerse de hombros. Un nombre no significaba nada para él, mucho menos teniendo en cuenta que le habían enterrado con uno que empezó a pertenecerle a partir de entonces. Aún así, ella acababa de pedir uno con el que referirse a él, y el muchacho no tenía ningún otro. Se aclaró la garganta, pues hacía mucho que no hablaba, y al fin sus labios se separaron para dar paso a una voz ronca, que sonaba antigua, como de otra época. Además el lenguaje que usaba era muy arcaico.
- Llamadme como os plazca, mi dama. Por estos lugares me conocen como Chris Renoir, pero si tenéis a bien entregarme otro título lo aceptaré de buen grado- y sus labios volvieron a solaparse. Si el escrutinio al que ambos se habían sometido había sido tan minucioso como él esperaba, su desde entonces superiora se habría dado cuenta ya de que pocas más serían las palabras que su nuevo subordinado pronunciase. Una vez hechas las presentaciones, ambos reanudaros el camino, posiblemente Chris siguiese siendo Chris un poco más. El silencio se convirtió en su única compañía, pero por alguna extraña razón -esto era algo que no le había ocurrido demasiado en su vida- el arrancar sintió que se él y su superiora se entendían a la perfección, que había un vínculo entre ellos. Ironías de la existencia.
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Re: Retrospectiva: El primer encuentro [Tema Cerrado]
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