Un nuevo hogar

Paseaba por los pasillos de su “nuevo hogar”. Hacía poco tiempo que estaba por allí, y aun no conocía a ningún compañero suyo. Había estado la mayor parte del tiempo en el segundo escuadrón y ahora se sentía algo solo. Los dormitorios estaban siempre desiertos, además el frío inundaba las paredes de donde solía dormir, quizás es que aún no se había acostumbrado.

Le había cogido cariño al 2º escuadrón después de todo, aunque su capitana fuese algo dura a veces, pero al final parece ser que tenía sentimientos hacia ella, al menos se la echaba de menos, era alguien con quien podía hablar. Lastima que haya sido transferido.

Silencio, solo se escuchaban sus pisadas, pasos pequeños y casi arrastrando los pies. Estaba cansado, más bien desorientado, todos los sitios le parecían igual, y hoy en especial no tenía ninguna tarea pendiente.

Se sentó en uno de los escalones de una larga escalera que aun no sabía a donde le llevaría. En posición muy varonil, con cada rodilla mirando para cada lateral casi. Sus codos apoyados en el siguiente escalón y su cabeza hacia atrás mirando el techo, con los ojos casi cerrados.

“- ¿Qué modales son esos? Siéntate bien, cualquiera podría pensar que eres…”
- No quiero escucharlo más – dijo sujetándose la cabeza como si le doliese – Me sentaré como crea que es conveniente. Ya te digo, no debes acabar esa frase, al menos en mi presencia, o ante cualquier otra persona.

Parecía que no estaba solo, a lo lejos se escuchaban otros pasos.

Dando vueltas por su escuadrón, no se escuchaba nada... siempre tan solo, tan vacio... antes no era asi.

Bostezando y estirandose, aun con el pijama, Karasuma Taiga paseaba por los pasillos del cuartel buscando algo que hacer... ultimamente el escuadrón estaba muy parado y el lo prefería en parte... ya que si llegaba trabajo le tocaba comerselo a el solito... aunque los rasos estaban patrullando los distritos... quizas deberia unirse.

- Quizas debería ir al primer distrito, hace tiempo que no paseo por aquellas calles...- dijo pensando en voz baja, que al estar los pasillos vacios, sono incluso eco.

-Hooolaaa!!!- Grito a la nada

-Hoolaa Hoolaaa...

-Al menos el eco me responde...- Penso sonriendo por la tonteria que acababa de hacer...

Saeki estaba ensimismado en sus pensamientos, estaba con los ojos cerrados, con la punta de la nariz apuntando al techo, entonces una voz le saco de sus pensamientos. Un saludo, o más bien varios, pues el propio eco le contestaba con su misma palabra.

- Buenos días teniente Karasuma Taiga – dijo con una voz calmada y serena. - ¿Qué hace por los pasillos de su escuadrón?, ¿No debería estar en su despacho?

Se levantó del escalón sacudiéndose la zona donde había estado sentado. Se arremangó y se colocó la coleta hacia su espalda.

- Dígame en qué puedo ayudarle.

Estaba algo despegado en ese escuadrón, no conocía aún a nadie, bueno... al teniente al menos lo conocía. Se sentía últimamente sin sentido, en aquel escuadrón, no estaba seguro que pintaba allí, al menos no se le había encomendado aun ninguna tarea, y su hermano estaría ocupado y no quería molestarle. Tampoco estaba bien visitar a antiguos compañeros, parecería que es un vago y que siempre se quería escaquear.

-Acaso un Teniente no puede pasear por los pasillos de su escuadrón? A caso un teniente debe de dar explicaciones a un shinigami raso? A caso debo de estar confinado a mi despacho entre montones de papeles?... Por cierto, es la primera vez que te veo por aqui... eres nuevo?

Espera respuesta y luego continua...

-Pensaba en dar una vuelta por el primer distrito del rukongai, para patruyar de posibles disturbios. Si desea acompañarme... Bueno, le espero en 30 minutos en la puerta del cuartel y me cuentas.

Despues de esto, se retira a sus aposentos para adecuarse y salir a patruyar. Hacia mucho que no iba al primer distrito, alli donde vivia antes de entrar al Gotei 13. Las cosas estaban movidas y queria ver que todo andaba en su sitio.

Una vez acomodado su hakama, su insignia y su zampakutoh, se dirigió a la puertal del cuartel.

OFF: Perdón por la tardanza pero empecé a trabajar el Lunes y no he tenido tiempo.

- Perdona mi teniente, no me he presentado como debo. Soy Asahina Saeki, shinigami raso del 10º escuadrón. Acabo de ser transferido del 2º escuadrón.

No le había importado demasiado la contestación de su teniente, aunque no le debía explicaciones a un raso, cosa que era cierta, ni tampoco estar entre montones de folios, quizás estarían todos finiquitados. Pero sentía que el teniente pasaba poco tiempo por su despacho. Quizás era su gran sentido del deber, había estado acostumbrado a ser siempre como todos esperaban.

- De acuerdo Karasuma Taiga, estaré allí para patrullar con usted.

Se levantó estirándose mientras escuchaba a su zampakutoh resoplar, como si estuviese cansado o más bien irritado. Se miró de arriba abajo, llevaba lo más importante, ropa y su arma, no necesitaba nada más para patrullar. Miraba como su teniente se retiraba a sus aposentos mientras se recolocaba la insignia. Parecía un hombre un poco soberbio, orgulloso de ser lo que era, ¿y quién no? Ser teniente era un orgullo, aunque él no iría fardando de ello.

Se dirigió hacia donde su teniente le había ordenado, más bien incitado a ir, aquella era una buena oportunidad para conocerle mejor, allí se veía solo, bastante solo, y conocer al teniente ya era un logro.

- “Caminas muy rudo, debes tener los pasos más fluidos, más ligeros. Esos no son los modales de …”

- ¡Silencio! Ya estoy har….to de escuchar cómo debo de comportarme, ¿hablamos de tus maneras? Eres un tío, compórtate como tal. - dijo mientras escuchaba risas que salían de Yoroi

Y al fin llegó a las puertas del cuartel, se sentó de nuevo, no estaba cansado, pero él no necesitaba prepararse tanto para un simple ‘paseo’, al menos eso es lo que pensaba, no veía mucha dificultad a resolver una disputa de aldeanos. Pero hoy estaba cansado, aquella mudanza le había cambiado un poco el humor, y aún no había visto a su hermano desde que fue trasferido a la decima.

Comenzó a tararear con silbidos una canción, una canción que no recordaba de donde había salido, pero que siempre había estado ahí presente en su mente, le alegraba en momentos de soledad cuando ni siquiera su zampakutoh charlatana le hablaba

Saeki paseaba de un lado a otro ensimismado en sus pensamientos olvidándose del tiempo. Miró al cielo, estaba anocheciendo, estaba oscureciendo sería mejor retirarse. Aquel teniente había quedado en mal lugar, pues no sabía los motivos pero había llegado tarde a su encuentro.

Cogió su zampakutoh y se dispuso de nuevo a volver a su escuadrón y a su habitación a pasar otra noche en vela.