Conectarse
Últimos temas
La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
2 participantes
Página 1 de 1.
La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
El sol de brillaba llamativamente en el cielo despejado, bañando las copas de los árboles en una luz dorada. Las ramas más finas se mecían con apatía bajo la brisa. El calor se posaba sobre la nuca desprotegida de la Arrancar en una caricia perezosa, que la dejó marcada con su huella aun después de que la abandonara. Era un día cálido, donde el viento soplaba en agradables ráfagas que hacían más soportable permanecer en el exterior. Elayne buscó un rato de descanso en un lugar frondoso y discreto, bajo la sombra de un viejo y corpulento banyan.
-Vaya día... debería haberme ido ya, aquí no hay nada más que molestos humanos- se quejaba en voz alta la mujer, recordando los olores, los ruidos y el bullicio de la mercantil capital Port Louis, donde había estado buscando en vano a un ejemplar al que llevaba tiempo siguiéndole la pista. Pero si lo pensaba, aunque solamente fuera un poco, quedaba claro que le habían estado tomando el pelo al señalar aquella isla como la actual ubicación del hollow. ¿Un lugar soleado, destino de muchos turistas? No le encajaba demasiado la presencia de una criatura del Hueco Mundo buceando por las cristalinas aguas de aquellas playas, francamente.
Con el ceño fruncido y cara de pocos amigos, la mujer se debatía entre regresar ya a su hogar o continuar explorando la geografía de aquel sitio. De naturaleza curiosa, le gustaba indagar y descubrir nuevos territorios y criaturas, pero la alegría que emanaba de aquel lugar, originada por los vivos, la incomodaba y ofendía.
"Es su culpa. Ciegos, ignorantes... la Muerte camina a su lado, pero no quieren verla."
Sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos de sí. No tenía caso molestarse, mejor regresaría y perfeccionaría alguno de sus artilugios. Ultimamente la bomba de luz le estaba dando demasiados problemas, pues al parecer no había ajustado bien la intensidad de ésta y explotaba cada dos por tres. Soltó una risilla al recordar a aquellos compañeros de su Sección que la persiguieron por los pasillos con intención de darle una buena tunda cuando el invento les explotó en la cara. Aquel simple pensamiento bastó para que mejorara su humor, tan voluble era.
Se puso en pie, sacudiéndose la tierra del uniforme blanco. Ya estaba preparándose para abrir una Garganta de vuelta a casa cuando sintió, de una forma leve pero inconfundible, el reiatsu de otro Arrancar.
"Oh...¿No estoy sola aquí? Pero no me suena conocerle... ¿Qué habrá venido a hacer?"
Intrigada y olvidando sus intenciones de abandonar el mundo humano, Elayne se dispuso a seguir el rastro de aquel reiatsu desconocido. Podía sentir la emoción palpitando en sus venas a medida que se acercaba a la fuente de aquella asombrosa energía espiritual. ¿Ya se habría percatado de que ella se aproximaba? Se preguntaba qué tipo de persona sería.
Pronto, abriéndose en medio de una frondosa vegetación, arribó a una preciosa explanada de siete capas de tierra de diferentes colores perfectamente diferenciadas. Aquel manto de dunas presentaba una curiosa gama en la que se distinguían tonos como el rojo, el violeta o el ocre, tan irreal que parecía que hubieran tintado cada fino grano de arena. Elayne se quedó aturdida por la magia de aquel lugar, olvidando por unos instantes el motivo que la había llevado allí.
Tan... extraño. La tierra se presentaba como un sólido atardecer en el que clavar los pies, en cuanto que el cielo, sin una sola nube surcando aquel tapiz de brillante turquesa, se asemejaba a las aguas del Océano Pacífico.
"Parece el mundo del revés."
Todavía deslumbrada por aquella sorprendente sinfonía de colores, Elayne recordó y se obligó a sí misma a restarle atención al entorno para mirar en derredor, buscando al Arrancar que sin duda debía encontrarse cerca.
-Vaya día... debería haberme ido ya, aquí no hay nada más que molestos humanos- se quejaba en voz alta la mujer, recordando los olores, los ruidos y el bullicio de la mercantil capital Port Louis, donde había estado buscando en vano a un ejemplar al que llevaba tiempo siguiéndole la pista. Pero si lo pensaba, aunque solamente fuera un poco, quedaba claro que le habían estado tomando el pelo al señalar aquella isla como la actual ubicación del hollow. ¿Un lugar soleado, destino de muchos turistas? No le encajaba demasiado la presencia de una criatura del Hueco Mundo buceando por las cristalinas aguas de aquellas playas, francamente.
Con el ceño fruncido y cara de pocos amigos, la mujer se debatía entre regresar ya a su hogar o continuar explorando la geografía de aquel sitio. De naturaleza curiosa, le gustaba indagar y descubrir nuevos territorios y criaturas, pero la alegría que emanaba de aquel lugar, originada por los vivos, la incomodaba y ofendía.
"Es su culpa. Ciegos, ignorantes... la Muerte camina a su lado, pero no quieren verla."
Sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos de sí. No tenía caso molestarse, mejor regresaría y perfeccionaría alguno de sus artilugios. Ultimamente la bomba de luz le estaba dando demasiados problemas, pues al parecer no había ajustado bien la intensidad de ésta y explotaba cada dos por tres. Soltó una risilla al recordar a aquellos compañeros de su Sección que la persiguieron por los pasillos con intención de darle una buena tunda cuando el invento les explotó en la cara. Aquel simple pensamiento bastó para que mejorara su humor, tan voluble era.
Se puso en pie, sacudiéndose la tierra del uniforme blanco. Ya estaba preparándose para abrir una Garganta de vuelta a casa cuando sintió, de una forma leve pero inconfundible, el reiatsu de otro Arrancar.
"Oh...¿No estoy sola aquí? Pero no me suena conocerle... ¿Qué habrá venido a hacer?"
Intrigada y olvidando sus intenciones de abandonar el mundo humano, Elayne se dispuso a seguir el rastro de aquel reiatsu desconocido. Podía sentir la emoción palpitando en sus venas a medida que se acercaba a la fuente de aquella asombrosa energía espiritual. ¿Ya se habría percatado de que ella se aproximaba? Se preguntaba qué tipo de persona sería.
Pronto, abriéndose en medio de una frondosa vegetación, arribó a una preciosa explanada de siete capas de tierra de diferentes colores perfectamente diferenciadas. Aquel manto de dunas presentaba una curiosa gama en la que se distinguían tonos como el rojo, el violeta o el ocre, tan irreal que parecía que hubieran tintado cada fino grano de arena. Elayne se quedó aturdida por la magia de aquel lugar, olvidando por unos instantes el motivo que la había llevado allí.
Tan... extraño. La tierra se presentaba como un sólido atardecer en el que clavar los pies, en cuanto que el cielo, sin una sola nube surcando aquel tapiz de brillante turquesa, se asemejaba a las aguas del Océano Pacífico.
"Parece el mundo del revés."
Todavía deslumbrada por aquella sorprendente sinfonía de colores, Elayne recordó y se obligó a sí misma a restarle atención al entorno para mirar en derredor, buscando al Arrancar que sin duda debía encontrarse cerca.
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Si Hueco Mundo se podía definir con una palabra sería: monótono. Gahelle reconocía su condición de hollow y sabía perfectamente que el lugar de un arrancar se encontraba en ese desierto homogeneo de eternas dunas blancas. Sin embargo, a veces, cuando apenas podía resistir mas tiempo en aquel lugar lleno de basura el arrancar necesitaba tomarse un respiro. Su solución era ni mas ni menos que abrir una garganta al primer lugar que se le ocurriera y ese día en concreto su pasadizo le llevó a África, a una pequeña isla cerca de Madagascar llamada San Mauricio. En realidad, Gahelle no habría gargantas del todo al azar sino que incoscientemente siempre acababa en uno de esos lugares "únicos" de los que su padre adoptivo le había leido en el pasado. Realmente no se acordaba de que había en esas islas pero seguramente habría algo, al igual que todas las veces que había bajado al mundo humano.
Nada mas bajar reconoció en la distancia una ciudad a lo lejos, posiblemente su capital aunque no se podía comprara a las grandes metrópolis como Nueva York o París. Gahelle se encogió de hombros y suspiró, en realidad, asi era mejor, cuantos menos habitantes menos probabilidad de ser molestado por shinigamis tenía. Al llegar a tierra se encontró con una verde jungla, con una exhuberante vegetación de color verde y multitud de insectos y aves que hacían extraños sonidos. El arrancar se quedó tumbado sobre una de las ramas mas altas de uno de los árboles, apoyandose contra el tronco dando un gran ejemplo de lo que tener un buen equilibrio significa. Y asi se pasó horas tomando el sol que se filtraba entre las hojas y le daban un curioso resplandor verde al kimono blanco del arrancar.
Pasado un buen rato el arrancar se dispuso a moverse, para estar tirado en la selva se podía quedar tumbado en el desierto de Hueco Mundo, aunque había que admitir que la selva tenía mas "glamour". Gahelle comenzó a recorrer la vasta extensión arborea con su rápido y esbelto caminar, finalmente el bosque desapareció de pronto dejando paso a unas coloridas dunas que le daban al paisaje un aspecto mágico. La gama de colores de estas que iban desde el color marrón de la arena hasta el morado pasando por tonos rosaceos y violaceos recordaron al arrancar el bello aspecto de los atardeceres en el mundo humano. Quizás el albino nunca fué extremadamente sociable y parecierda alguien altivo y gruñón pero desde su infancia su corazón siempre era cautivado con facilidad por las maravillas del mundo y de la naturaleza.
"Si hueco mundo fuera así"
Gahelle se tumbó de nuevo dejando que su cuerpo se hundiera ligeramente en la arena multicolor y volvió a hacer lo que hacía siempre cerrar los ojos y nada mas, aunque... no hacer nada en un lugar tan místico como aquel le sentirse reconfortado y mejoraba su humor notablemente. Pasados unos minutos, cuando sus sentidos comenzaron a sentir poco a poco todo lo que ocurría a su alrededor una presencia de su misma raza los sacó de aquel trance mental en el que se encontraba. Gahelle llevó su mano a la espada que colgaba del cinturón de tela blanco de sus ropas pero abriendo los ojos poco a poco desechó su instinto de atacar antes de dejar posibilidades a ser atacado y se limitó a incorporarse, quedando sentado y mirando fríamente de reojo a la arrancar que, de alguna manera, parecía buscarle.
-Estoy aqui. Se limitó a decir en un tono de voz mas normal que alto.
Nada mas bajar reconoció en la distancia una ciudad a lo lejos, posiblemente su capital aunque no se podía comprara a las grandes metrópolis como Nueva York o París. Gahelle se encogió de hombros y suspiró, en realidad, asi era mejor, cuantos menos habitantes menos probabilidad de ser molestado por shinigamis tenía. Al llegar a tierra se encontró con una verde jungla, con una exhuberante vegetación de color verde y multitud de insectos y aves que hacían extraños sonidos. El arrancar se quedó tumbado sobre una de las ramas mas altas de uno de los árboles, apoyandose contra el tronco dando un gran ejemplo de lo que tener un buen equilibrio significa. Y asi se pasó horas tomando el sol que se filtraba entre las hojas y le daban un curioso resplandor verde al kimono blanco del arrancar.
Pasado un buen rato el arrancar se dispuso a moverse, para estar tirado en la selva se podía quedar tumbado en el desierto de Hueco Mundo, aunque había que admitir que la selva tenía mas "glamour". Gahelle comenzó a recorrer la vasta extensión arborea con su rápido y esbelto caminar, finalmente el bosque desapareció de pronto dejando paso a unas coloridas dunas que le daban al paisaje un aspecto mágico. La gama de colores de estas que iban desde el color marrón de la arena hasta el morado pasando por tonos rosaceos y violaceos recordaron al arrancar el bello aspecto de los atardeceres en el mundo humano. Quizás el albino nunca fué extremadamente sociable y parecierda alguien altivo y gruñón pero desde su infancia su corazón siempre era cautivado con facilidad por las maravillas del mundo y de la naturaleza.
"Si hueco mundo fuera así"
Gahelle se tumbó de nuevo dejando que su cuerpo se hundiera ligeramente en la arena multicolor y volvió a hacer lo que hacía siempre cerrar los ojos y nada mas, aunque... no hacer nada en un lugar tan místico como aquel le sentirse reconfortado y mejoraba su humor notablemente. Pasados unos minutos, cuando sus sentidos comenzaron a sentir poco a poco todo lo que ocurría a su alrededor una presencia de su misma raza los sacó de aquel trance mental en el que se encontraba. Gahelle llevó su mano a la espada que colgaba del cinturón de tela blanco de sus ropas pero abriendo los ojos poco a poco desechó su instinto de atacar antes de dejar posibilidades a ser atacado y se limitó a incorporarse, quedando sentado y mirando fríamente de reojo a la arrancar que, de alguna manera, parecía buscarle.
-Estoy aqui. Se limitó a decir en un tono de voz mas normal que alto.
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Elayne aguardó un poco antes de acercarse al Arrancar, que se encontraba ahora sentado entre la cromática tierra entibiada por el sol. Al encaminarse hacia él lo hizo despacio, consciente de que un movimiento brusco podría significar una mala intención o una amenaza. Lo cierto es que ella no era muy partidaria de enfrentarse contra los suyos si no era necesario, pero en más de una ocasión, al ser malinterpretada, se había visto arrastrada a una pelea sin sentido. A pesar de ello seguía con vida, muestra evidente de que era muy buena huyendo.
-¡Buenas tardes!- saludó en tono jocoso, el que emplearía con un conocido o un cercano, a pesar de que aquél no era ninguna de las dos cosas. A esa distancia, una lo suficientemente corta para poder observarle en detalle pero adecuadamente prudencial, se maravilló con la palidez de la tersa piel del joven que, si no fuera por la áspera mirada que deshumanizaba sus ojos verdes, pasaría por un apuesto muchacho de cabellos níveos. Aquella belleza fría habría sido idónea para el desierto de Hueco Mundo, desvaído de colorido, pero allá, en la Tierra de los Siete Colores, resultaba algo insólita.
"Bien, no ha desenvainado todavía la espada. ¡Este encuentro está resultando bastante exitoso, comparado con la mayoría de los que suelo tener! Sí, pero mira de qué forma te observa, tan... hostil. ¡Bah, bobadas, sandeces, disparates! Estoy segura de que es amigable. Uhm... si tú lo dices..."
A pesar de no encontrarse de pie, pudo percibir cierta altivez en su pose, y no una fingida o adquirida por la práctica, sino más bien innata. Al menos así le parecía a Lain.
Dejando las manos a la vista, posadas en sus redondeadas caderas, osó adelantarse unos pasos más hasta él, despreocupada. En los labios de la mujer se perfiló una amistosa sonrisa, que esperaba dejara en evidencia sus deseos de que aquella reunión se desenvolviera en un ambiente afable.
-He de reconocerlo, me ha sorprendido mucho sentir que había alguien más por aquí. Bueno, quiero decir... alguien igual a mí. Porque no es que la isla esté precisamente vacía, ¿cierto?- comentó, soltando una breve risilla-. Hay que ver con los vivos, ¿eh? Adoran los lugares cálidos donde más brilla el sol, ¿verdad? Me recuerdan a las polillas... se ven atraídos irresistiblemente por la luz. ¡Aunque claro! a nosotros tampoco tiene porqué desagradarnos. Hueco Mundo es tan gris comparado con este sitio... ¡Ah! este sitio -extendió su mano derecha, abarcando toda la zona con un moviento fluído de ésta- es como sacado de un cuento, ¿no crees?
Elayne adoraba hablar, ya fuera consigo misma o con otros, algo que para muchos resultaba irritable, sobretodo porque ella solía ser algo inapropiada e impertinente con las cosas que decía, y a veces incluso más con las que preguntaba. Su excesiva curiosidad, su carácter extrovertido y su facilidad para meterse en problemas eran las causas más notorias de que la mayoría de Arrancar la tratasen con desprecio o la evitaran. Además, algunos aseguraban que estaba chiflada.
-Oh, pero soy una maleducada, ¡no me he presentado!- se apresuró a realizar una suave reverencia de estilo oriental, antes de volver a su anterior posición-. Me llamo Elayne Corwin, pero si quieres llamarme Lain no es problema. Muchos me llaman así, porque no saben pronunciar bien mi nombre. Aunque también me llaman otras cosas, pero curiosamente suelen ser algo groseras...- sin darle mayor importancia, se encogió de hombros y miró al joven, al que ni siquiera le había dado tiempo para hablar- ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
-¡Buenas tardes!- saludó en tono jocoso, el que emplearía con un conocido o un cercano, a pesar de que aquél no era ninguna de las dos cosas. A esa distancia, una lo suficientemente corta para poder observarle en detalle pero adecuadamente prudencial, se maravilló con la palidez de la tersa piel del joven que, si no fuera por la áspera mirada que deshumanizaba sus ojos verdes, pasaría por un apuesto muchacho de cabellos níveos. Aquella belleza fría habría sido idónea para el desierto de Hueco Mundo, desvaído de colorido, pero allá, en la Tierra de los Siete Colores, resultaba algo insólita.
"Bien, no ha desenvainado todavía la espada. ¡Este encuentro está resultando bastante exitoso, comparado con la mayoría de los que suelo tener! Sí, pero mira de qué forma te observa, tan... hostil. ¡Bah, bobadas, sandeces, disparates! Estoy segura de que es amigable. Uhm... si tú lo dices..."
A pesar de no encontrarse de pie, pudo percibir cierta altivez en su pose, y no una fingida o adquirida por la práctica, sino más bien innata. Al menos así le parecía a Lain.
Dejando las manos a la vista, posadas en sus redondeadas caderas, osó adelantarse unos pasos más hasta él, despreocupada. En los labios de la mujer se perfiló una amistosa sonrisa, que esperaba dejara en evidencia sus deseos de que aquella reunión se desenvolviera en un ambiente afable.
-He de reconocerlo, me ha sorprendido mucho sentir que había alguien más por aquí. Bueno, quiero decir... alguien igual a mí. Porque no es que la isla esté precisamente vacía, ¿cierto?- comentó, soltando una breve risilla-. Hay que ver con los vivos, ¿eh? Adoran los lugares cálidos donde más brilla el sol, ¿verdad? Me recuerdan a las polillas... se ven atraídos irresistiblemente por la luz. ¡Aunque claro! a nosotros tampoco tiene porqué desagradarnos. Hueco Mundo es tan gris comparado con este sitio... ¡Ah! este sitio -extendió su mano derecha, abarcando toda la zona con un moviento fluído de ésta- es como sacado de un cuento, ¿no crees?
Elayne adoraba hablar, ya fuera consigo misma o con otros, algo que para muchos resultaba irritable, sobretodo porque ella solía ser algo inapropiada e impertinente con las cosas que decía, y a veces incluso más con las que preguntaba. Su excesiva curiosidad, su carácter extrovertido y su facilidad para meterse en problemas eran las causas más notorias de que la mayoría de Arrancar la tratasen con desprecio o la evitaran. Además, algunos aseguraban que estaba chiflada.
-Oh, pero soy una maleducada, ¡no me he presentado!- se apresuró a realizar una suave reverencia de estilo oriental, antes de volver a su anterior posición-. Me llamo Elayne Corwin, pero si quieres llamarme Lain no es problema. Muchos me llaman así, porque no saben pronunciar bien mi nombre. Aunque también me llaman otras cosas, pero curiosamente suelen ser algo groseras...- sin darle mayor importancia, se encogió de hombros y miró al joven, al que ni siquiera le había dado tiempo para hablar- ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
En cuanto la arrancar se acercó Gahelle entrecerró los ojos y le lanzó una mirada afilada como la daga de un asesino aunque esta no pareció darse cuenta. La primera impresión que recibió Gahelle de su "acompañante" fue la de una charlatana ya que pasados unos segundos la arrancar comenzó a recitarle una retaila de dudad existenciales. Seguramente son cosas que ya había pensado con anterioridad y que se había preguntado o dicho a si misma pero que al encontrar a alguien que aparentemente la fuerá a escuchar sintió el impulso irrefenable de soltarlo todo de golpe, había gente que era así y que por lo general, agotaban la paciencia de cualquiera. Gahelle no sería el ser mas paciente del mundo pero la gente que hablaba demasiado no le era especialmente molesta, de hecho, prefería este tipo de persona a aquella escoria con complejo de Dios que andaba suelta por ahi.
Escuchando por encima lo que la arrancar decía se fijó en su aspecto físico. Esta tenía un esbelto cuerpo de piel pálida (aunque no tan exageradamente pálida como la de Gahelle) y un cabello rubio. Sus ojos eran de un extraño color azul y tenía unos labios bastante sensuales desde el punto de vista de Gahelle. En general su aspecto y su manera de comportarse le hacían ver como una chica juguetona que a pesar de tener una edad madura no había conseguido deshacerse totalmente de su "niño interior". Aun asi a Gahelle no le era del todo desagradable y tenía que admitir que, de vez en cuando, algo de compañía no le venía mal.
Hueco Mundo es tan gris comparado con este sitio... ¡Ah! este sitio es como sacado de un cuento, ¿no crees?
"Y que lo digas" Gahelle no dijo esto en voz alta pues nunca manifestaría su acuerdo con otro ser a no ser que tuviera mucha confianza con este.
Oh, pero soy una maleducada, ¡no me he presentado!
"Menos mal..." A pesar de que el arrancar tendía a darle mucha importancia a la educación (sobre todo con gente que no conocía), la actitud despreocupada y divertida de aquella arrancar le parecía extrañamente reconfortante. Al oir la presentación de la Elayne una extraña sonrisa, una mueca que expresaba una mezcla de su innato sarcasmo y de diversión (probablemente Gahelle se había olvidado de como era una sonrisa normal), se dibujó en su rostro. Elayne era un buen nombre.
-Te llamaré Elayne entonces. Mi nombre es Gahelle, Gahelle Laurence. Pasara el tiempo que pasara o se conviertiera en lo que se conviertiera, Gahelle nunca renunciaría a su apellido humano pues para significaba su orgullo y la muestra de su poder, aunque poca importancia tenía el poder ya después de muerto. Gahelle se quedó pensativo unos segundos y en un auge de simpatía se dirigió a la arrancar. -Puedes sentarte a mi lado, no te mataré... creo.Gahelle se dió cuenta de su fallo en el intento de ser simpatico y trató de corregirlo. -Bueno, al menos no te mataré sin darte tiempo a defenderte o huir.
Escuchando por encima lo que la arrancar decía se fijó en su aspecto físico. Esta tenía un esbelto cuerpo de piel pálida (aunque no tan exageradamente pálida como la de Gahelle) y un cabello rubio. Sus ojos eran de un extraño color azul y tenía unos labios bastante sensuales desde el punto de vista de Gahelle. En general su aspecto y su manera de comportarse le hacían ver como una chica juguetona que a pesar de tener una edad madura no había conseguido deshacerse totalmente de su "niño interior". Aun asi a Gahelle no le era del todo desagradable y tenía que admitir que, de vez en cuando, algo de compañía no le venía mal.
Hueco Mundo es tan gris comparado con este sitio... ¡Ah! este sitio es como sacado de un cuento, ¿no crees?
"Y que lo digas" Gahelle no dijo esto en voz alta pues nunca manifestaría su acuerdo con otro ser a no ser que tuviera mucha confianza con este.
Oh, pero soy una maleducada, ¡no me he presentado!
"Menos mal..." A pesar de que el arrancar tendía a darle mucha importancia a la educación (sobre todo con gente que no conocía), la actitud despreocupada y divertida de aquella arrancar le parecía extrañamente reconfortante. Al oir la presentación de la Elayne una extraña sonrisa, una mueca que expresaba una mezcla de su innato sarcasmo y de diversión (probablemente Gahelle se había olvidado de como era una sonrisa normal), se dibujó en su rostro. Elayne era un buen nombre.
-Te llamaré Elayne entonces. Mi nombre es Gahelle, Gahelle Laurence. Pasara el tiempo que pasara o se conviertiera en lo que se conviertiera, Gahelle nunca renunciaría a su apellido humano pues para significaba su orgullo y la muestra de su poder, aunque poca importancia tenía el poder ya después de muerto. Gahelle se quedó pensativo unos segundos y en un auge de simpatía se dirigió a la arrancar. -Puedes sentarte a mi lado, no te mataré... creo.Gahelle se dió cuenta de su fallo en el intento de ser simpatico y trató de corregirlo. -Bueno, al menos no te mataré sin darte tiempo a defenderte o huir.
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
El peligro que conllevaban las palabras del Arrancar, lejos de amedrantar a Elayne, la hicieron reír abiertamente. No podría decirse si le había hecho gracia porque llegó a la conclusión de que él bromeaba o porque aquella consideración de ponerla sobre aviso la encontraba encantadora. Lo más sensato tal vez habría sido marcharse de allí cuanto antes, pues nada escondía que el hombre de cabellos blancos poseía un poder superior al de ella. Pero claro, Elayne de sensata poco tenía.
-Laurence, ¿eh? Eso suena francés. ¡Me gusta! Tiene clase. Yo, en cambio, nací en Boston... o eso tengo entendido. Al menos me crié en un orfanato de allí- parloteaba alegremente, mientras aceptaba gustosa la invitación de tomar asiento junto a él. Esta vez, algo más confiada, se dejó caer con las piernas cruzadas sobre la arena ante Gahelle, apenas a un palmo y medio de distancia de él. Por muy rápida que pudiera llegar a ser, resultaba claramente sencillo para el joven golpearla, si así lo llegaba a desear-. Pero en vida no viajé apenas, y mucho menos vi sitios como este. ¡Quién lo diría! Cuando vine aquí, no esperaba encontrar un lugar tan bonito. Es muy opuesto a nuestro desierto, ¿no crees?
Sumergió su mano en el arenoso suelo para después elevarla con la palma hacia arriba, permitiendo que la tierra se escurriera como seda entre sus dedos. Rojo, rosado, violeta. Poco a poco los granos abandonaban su individualidad para volver a sumarse al conjunto que formaba el suelo. Los ojos celestes de la mujer se entornaron con disfrute.
-Vine aquí buscando un hollow, pero ni rastro de él. Segun me contaron, era de gran tamaño y tenía un caparazón enorme, similar al de una tortuga- torció el gesto, paladeando cierta frustración ante el fracaso de su búsqueda-. Segrega una salvia, ¿sabes? que es elástica, y pegajosa. ¡Me había hecho ilusiones de encontrarlo! Ya tenía pensado qué usos darle, así que ha estado bastante feo que me dieran una pista falsa de su ubicación. Pero no ha estado mal del todo, la verdad. Ha sido una visita agradable, y me he topado contigo.
Así que, de todos modos, en parte aquel Arrancar que la había conducido hasta allí con sus indicaciones, claramente para hacerla perder el tiempo, al final le había regalado una jornada bajo el sol de Chamarel.
"Já. Me gustaría ver su cara cuando se lo cuente, seguro que ya no le hará tanta gracia la broma".
Luciendo una sonrisa de satisfacción, volvió a centrarse en el presente, observando al Arrancar que tenía ante sí con una curiosidad nada disimulada. Todavía no sabía qué podría haberle llevado hasta la isla, y se emocionó imaginando una misión secreta y peligrosa en aquella extensión de tierra explotada por el turismo.
-¿Y tú, Gahelle, qué has venido a hacer aquí?- arqueó una ceja, sin despegar sus pupilas de él-. Espero que no te hayas comido a mi precioso sujeto de experimentación, si es que en verdad estaba aquí. Eso sería algo problemático.
Tenía que contener un poco su entusiasmo, pues realmente tenía muchas preguntas que quisiera hacerle. Era tan poco frecuente que alguien mantuviera con ella una conversación que aprovechaba esas escasas situaciones en las que se sucedía un intercambio de palabras para conocer al máximo a su interlocutor.
Y si de paso obtenía información que pudiera interesarle a Zelman, mejor que mejor.
-Laurence, ¿eh? Eso suena francés. ¡Me gusta! Tiene clase. Yo, en cambio, nací en Boston... o eso tengo entendido. Al menos me crié en un orfanato de allí- parloteaba alegremente, mientras aceptaba gustosa la invitación de tomar asiento junto a él. Esta vez, algo más confiada, se dejó caer con las piernas cruzadas sobre la arena ante Gahelle, apenas a un palmo y medio de distancia de él. Por muy rápida que pudiera llegar a ser, resultaba claramente sencillo para el joven golpearla, si así lo llegaba a desear-. Pero en vida no viajé apenas, y mucho menos vi sitios como este. ¡Quién lo diría! Cuando vine aquí, no esperaba encontrar un lugar tan bonito. Es muy opuesto a nuestro desierto, ¿no crees?
Sumergió su mano en el arenoso suelo para después elevarla con la palma hacia arriba, permitiendo que la tierra se escurriera como seda entre sus dedos. Rojo, rosado, violeta. Poco a poco los granos abandonaban su individualidad para volver a sumarse al conjunto que formaba el suelo. Los ojos celestes de la mujer se entornaron con disfrute.
-Vine aquí buscando un hollow, pero ni rastro de él. Segun me contaron, era de gran tamaño y tenía un caparazón enorme, similar al de una tortuga- torció el gesto, paladeando cierta frustración ante el fracaso de su búsqueda-. Segrega una salvia, ¿sabes? que es elástica, y pegajosa. ¡Me había hecho ilusiones de encontrarlo! Ya tenía pensado qué usos darle, así que ha estado bastante feo que me dieran una pista falsa de su ubicación. Pero no ha estado mal del todo, la verdad. Ha sido una visita agradable, y me he topado contigo.
Así que, de todos modos, en parte aquel Arrancar que la había conducido hasta allí con sus indicaciones, claramente para hacerla perder el tiempo, al final le había regalado una jornada bajo el sol de Chamarel.
"Já. Me gustaría ver su cara cuando se lo cuente, seguro que ya no le hará tanta gracia la broma".
Luciendo una sonrisa de satisfacción, volvió a centrarse en el presente, observando al Arrancar que tenía ante sí con una curiosidad nada disimulada. Todavía no sabía qué podría haberle llevado hasta la isla, y se emocionó imaginando una misión secreta y peligrosa en aquella extensión de tierra explotada por el turismo.
-¿Y tú, Gahelle, qué has venido a hacer aquí?- arqueó una ceja, sin despegar sus pupilas de él-. Espero que no te hayas comido a mi precioso sujeto de experimentación, si es que en verdad estaba aquí. Eso sería algo problemático.
Tenía que contener un poco su entusiasmo, pues realmente tenía muchas preguntas que quisiera hacerle. Era tan poco frecuente que alguien mantuviera con ella una conversación que aprovechaba esas escasas situaciones en las que se sucedía un intercambio de palabras para conocer al máximo a su interlocutor.
Y si de paso obtenía información que pudiera interesarle a Zelman, mejor que mejor.
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
La rubia comenzó a hablar alegremente sobre su pasado. Una sonrisa sarcástica se dibujó en el rostro de Gahelle, simplemente le había dicho su nombre y su apellido pero aun asi dio pie a la arrancar para que comenzara a hablar sobre su pasado humano. En realidad, Gahelle no le daba mucha importancia a los hechos sucedidos durante su vida humana, eran algo irrelevante pues una vez muertos como lo estaban el y su "amiga" arrancar, los hechos del pasado no tenían mayor. El ser arrancar significaba de alguna manera la oportunidad de tener una nueva vida pero muchos arrancars, como de alguna el propio Gahelle no habían conseguido superar los hechos ocurridos en su pasado pero aun así el albino estaba seguro de que lo que que ya hubiera ocurrido no repercutiría en la actualidad.
Elayne aceptó la propisición de Gahelle de sentarse cerca suya y tomó asiento en frente de el. Realmente podrían hacer al menos diez años sin exagerar que nadie se encontraba a una distancia tan cercana a el (a no ser que estuvieran siendo penetrados por la afilada hoja de Dragón). Por supuesto este hecho no hacía que el arrancar entrara en un estado de nerviosismo, ni siquiera perturbaba su alma, como hombre (y además jefe de una familia mafioso) había tenido que realizar actos para fijar totalmente su alianza con otras familias por lo que estar cerca de una mujer no le trastornaba.
Parecía ser que la arrancar había llegado a aquel lugar engañada por alguno de sus compañeros, quien le había gastado una broma de mal gusto. Realmente a Gahelle no le extrañaba que le gastaran bromas a Elayne, todo en ella, su aspecto (a pesar de tener un cuerpo de mujer bastante desarrollado su corte de pelo le hacía parecer algo juvenil) y su manera de comportarse la mostraban al resto como una inocente mujercita, bastante crédula y confiada pero con un extraño toque adorable. Quizás era por una mezcla de eso y el sitio tan mágico en el que se encontraban ahora que Gahelle no se había molestado ni en desenvainar su katana para amenazarla.
-¿Y tú, Gahelle, qué has venido a hacer aquí?. Espero
que no te hayas comido a mi precioso sujeto de experimentación, si es
que en verdad estaba aquí. Eso sería algo problemático.
Gahelle enarcó una ceja cuando la arrancar pronunció "eso sería algo problemático", a pesar de no haberlo dicho en tono ofensivo al arrancar aquello le sonaba como algún tipo de amenaza o provocación.
-Simplemente he venido a desansar. A Gahelle no le gustaba demasiado hablar de si mismo o de las motivaciones por las que hacía o pensaba cosas por lo cual no se explayó demasiado con la respuesta. Por unos momentos dudó en si dejar pasar el último comentario pero su orgullo acabo por ganar la batalla y no se pudo contener. -Dudo habermelo comido, procuro ingerir la menor cantidad de basura posible. Aun si fuera asi, ¿qué ibas a hacer?
Elayne aceptó la propisición de Gahelle de sentarse cerca suya y tomó asiento en frente de el. Realmente podrían hacer al menos diez años sin exagerar que nadie se encontraba a una distancia tan cercana a el (a no ser que estuvieran siendo penetrados por la afilada hoja de Dragón). Por supuesto este hecho no hacía que el arrancar entrara en un estado de nerviosismo, ni siquiera perturbaba su alma, como hombre (y además jefe de una familia mafioso) había tenido que realizar actos para fijar totalmente su alianza con otras familias por lo que estar cerca de una mujer no le trastornaba.
Parecía ser que la arrancar había llegado a aquel lugar engañada por alguno de sus compañeros, quien le había gastado una broma de mal gusto. Realmente a Gahelle no le extrañaba que le gastaran bromas a Elayne, todo en ella, su aspecto (a pesar de tener un cuerpo de mujer bastante desarrollado su corte de pelo le hacía parecer algo juvenil) y su manera de comportarse la mostraban al resto como una inocente mujercita, bastante crédula y confiada pero con un extraño toque adorable. Quizás era por una mezcla de eso y el sitio tan mágico en el que se encontraban ahora que Gahelle no se había molestado ni en desenvainar su katana para amenazarla.
-¿Y tú, Gahelle, qué has venido a hacer aquí?. Espero
que no te hayas comido a mi precioso sujeto de experimentación, si es
que en verdad estaba aquí. Eso sería algo problemático.
Gahelle enarcó una ceja cuando la arrancar pronunció "eso sería algo problemático", a pesar de no haberlo dicho en tono ofensivo al arrancar aquello le sonaba como algún tipo de amenaza o provocación.
-Simplemente he venido a desansar. A Gahelle no le gustaba demasiado hablar de si mismo o de las motivaciones por las que hacía o pensaba cosas por lo cual no se explayó demasiado con la respuesta. Por unos momentos dudó en si dejar pasar el último comentario pero su orgullo acabo por ganar la batalla y no se pudo contener. -Dudo habermelo comido, procuro ingerir la menor cantidad de basura posible. Aun si fuera asi, ¿qué ibas a hacer?
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Elayne no respondió de inmediato, sino que miró largamente a Gahelle en silencio, no de forma hostil o censuradora, sino con cierta intriga. Se llevó la mano izquiera hacia la cabeza, manteniendo la otra en una postura relajada sobre su propio regazo, y comenzó a juguetear con uno de los mechones rubios de su alborotada cabellera. No le quedaba muy claro, pero intuía que el Arrancar tal vez esperase por parte de ella enfado ante la idea de que hubiera matado al hollow.
-Absurdo- bufó, apretando los labios en una mueca algo cómica. Dándose cuenta de que aquella palabra podría dar pie a equivocaciones, se apresuró en ofrecer una explicación- No tendría porqué vengarle, si es eso lo que piensas que haría. Al fin y al cabo es un hollow, y mi estupidez no alcanza el punto de jugarme el cuello por una criatura de esas características. En serio, ¡no me pelearía con nadie por un poco de pegamento!- aclaró ella con franqueza, sonriendo a medias.
"Claro que si hiciera algo más sorprendente, como escupir un ácido capaz de dañar nuestro hierro o emanar alguna sustancia que afectase a la percepción sensorial, quizá me habría molestado un poco."
Por lo visto su acompañante era un tanto parco en palabras, cosa que no disminuía su interés por él en absoluto, pero no habría estado del todo mal escuchar un discurso pronunciado con una voz diferente a la suya. Ya se tenía muy escuchada a sí misma.
-Oh, pero si te lo hubieses comido... con toda probabilidad habría tratado de que me acompañaras a una de mis excursiones. Oh, sí, sé lo que puedes estar pensando, que sería un aburrimiento y no es nada placentero estar de arriba para abajo buscando algo de lo que posiblemente ni conoces su aspecto, ¡pero en verdad que es divertido! Bueno... suele serlo la mayoría de veces-. Se inclinó hacia él y preguntó en un tono de voz más bajo- Porque consideras que poder quemarse vivo o perder la cabeza puede ser entretenido, ¿no?
En un exceso de confianza que otros tildarían de temeridad, le dio una palmadita suave a Gahelle en la rodilla derecha, acompañando el gesto de una risita desvergonzada. Un movimiento que bien podría costarle algun que otro golpe a Elayne, algo en lo que ella no reparaba.
Gahelle le caía bien, aunque le entristecía un poco el tono despreciativo que había empleado al hablar del hollow. Debía recordarse muy seguido que los habitantes de El Amanecer miraban algo por encima del hombro a toda criatura que no compartiera su condición. ¡Y algunas veces incluso con los que sí lo hacían! Ella no era así, claro, pero era capaz también de respetar la soberbia de otros.
-Y, ¿a qué Sección perteneces? ¡Ah, no me lo digas! Tienes el aspecto de ser de la... -se acarició la barbilla, haciendo un esfuerzo por adivinarlo- ¡Oh, sí! Creo que ya lo sé. De la Sexta, ¿me equivoco? Creo que sois algo así como... ¡como guardias! Uhm... esque tu mirada es tan estricta, Gahelle, que seguro que intimidas a los que se portan indebidamente- apreciaba ella con una sonrisa divertida, sin percatarse de que estaba actuando de manera impertinente-. Yo nunca la he visto, pero os encargáis de algo así como una cárcel, ¿no? Oh, y vuestro Espada... he oído hablar de ella. De la loba. ¿Cómo era que se llamaba? Err... ¿Okami? ¡Sí, eso! Dicen que es estricta, ¿tú eres también de esa opinión?
-Absurdo- bufó, apretando los labios en una mueca algo cómica. Dándose cuenta de que aquella palabra podría dar pie a equivocaciones, se apresuró en ofrecer una explicación- No tendría porqué vengarle, si es eso lo que piensas que haría. Al fin y al cabo es un hollow, y mi estupidez no alcanza el punto de jugarme el cuello por una criatura de esas características. En serio, ¡no me pelearía con nadie por un poco de pegamento!- aclaró ella con franqueza, sonriendo a medias.
"Claro que si hiciera algo más sorprendente, como escupir un ácido capaz de dañar nuestro hierro o emanar alguna sustancia que afectase a la percepción sensorial, quizá me habría molestado un poco."
Por lo visto su acompañante era un tanto parco en palabras, cosa que no disminuía su interés por él en absoluto, pero no habría estado del todo mal escuchar un discurso pronunciado con una voz diferente a la suya. Ya se tenía muy escuchada a sí misma.
-Oh, pero si te lo hubieses comido... con toda probabilidad habría tratado de que me acompañaras a una de mis excursiones. Oh, sí, sé lo que puedes estar pensando, que sería un aburrimiento y no es nada placentero estar de arriba para abajo buscando algo de lo que posiblemente ni conoces su aspecto, ¡pero en verdad que es divertido! Bueno... suele serlo la mayoría de veces-. Se inclinó hacia él y preguntó en un tono de voz más bajo- Porque consideras que poder quemarse vivo o perder la cabeza puede ser entretenido, ¿no?
En un exceso de confianza que otros tildarían de temeridad, le dio una palmadita suave a Gahelle en la rodilla derecha, acompañando el gesto de una risita desvergonzada. Un movimiento que bien podría costarle algun que otro golpe a Elayne, algo en lo que ella no reparaba.
Gahelle le caía bien, aunque le entristecía un poco el tono despreciativo que había empleado al hablar del hollow. Debía recordarse muy seguido que los habitantes de El Amanecer miraban algo por encima del hombro a toda criatura que no compartiera su condición. ¡Y algunas veces incluso con los que sí lo hacían! Ella no era así, claro, pero era capaz también de respetar la soberbia de otros.
-Y, ¿a qué Sección perteneces? ¡Ah, no me lo digas! Tienes el aspecto de ser de la... -se acarició la barbilla, haciendo un esfuerzo por adivinarlo- ¡Oh, sí! Creo que ya lo sé. De la Sexta, ¿me equivoco? Creo que sois algo así como... ¡como guardias! Uhm... esque tu mirada es tan estricta, Gahelle, que seguro que intimidas a los que se portan indebidamente- apreciaba ella con una sonrisa divertida, sin percatarse de que estaba actuando de manera impertinente-. Yo nunca la he visto, pero os encargáis de algo así como una cárcel, ¿no? Oh, y vuestro Espada... he oído hablar de ella. De la loba. ¿Cómo era que se llamaba? Err... ¿Okami? ¡Sí, eso! Dicen que es estricta, ¿tú eres también de esa opinión?
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Elayne se quedó mirando fijamente a Gahelle. Realmente aquello empezaba a poner nervioso al arrancar a pesar de que esta no le miraba de forma agresiva u ofensiva. El albino comenzó a mover su mano lentamente al mango de su zampakutou dispuesto a prepararse para darle un ultimatum a su acompañante. Finalmente la arrancar comenzó a hablar por lo que Gahelle de algún modo se tranquilizó y detuvo el avance de su mano. Lain no tenía intención de ofenderle, eso quedaba claro, pero el fracción no tenía intención de dejarle pasar los comentarios de mas por aquel hecho.
Elayne comenzó a hablar sobre sus excurisones. ¿A quién demonios el perder la cabeza o que le quemaran vivo le podría resultar divertido? Es más, ¿en que tipo de excursiones se embarcaba la arrancar? A Gahelle le parecía un milagro que no hubiera perdido la vida. Sin verselo venir, la arrancar se inclinó hacia el y es mas, se atrevió a tocarle. Era de lógica que nunca nadie había tocado al arrancar sin su consentimiento fuera de lo que al ambito de las peleas se refería. A Gahelle este hecho le puso en tensión, no le gustaba tener contacto verbal con los demás y físico todavía menos. De hecho había llegado a pensar que su poder era precisamente para evitar el contacto físico que tanto odiaba.
Gahelle entornó la mirada poniendo una mueca con una pizca de desprecio en su cara. Después, esta se tornó en repugnancia total cuando Elayne mencionó aquella manada de arrancars con complejo de animal y sin orgullo alguno que era la sexta sección. A pesar de su intento de controlarse cuando escuchó el nombre de la espada a cargo de esta sección no pudo controlarse. Abrió los ojos con furia y usando su poder hollow lanzó un empujón de fuerza con intención de hacer que callera tumbada a la arena. Luego se levantó rápidamente y a la vez que levantaba su pie para pisarle el pecho a la arrancar y asi evitar que se moviera desenvainó la zampakutou que trató de poner cerca del cuello de esta.
-No me compares con esos estúpidos arrancars con complejo de lobo que habitan en la sexta sección y mucho menos menciones a esa espada sin madera de lider delante mía, si es que aprecias tu vida, claro. Tras decir esto Gahelle lanzó una débil onda de fuerza que removió la arena aunque el objetivo real era hacer algo de presión sobre la arrancar momentaneamente.
Elayne comenzó a hablar sobre sus excurisones. ¿A quién demonios el perder la cabeza o que le quemaran vivo le podría resultar divertido? Es más, ¿en que tipo de excursiones se embarcaba la arrancar? A Gahelle le parecía un milagro que no hubiera perdido la vida. Sin verselo venir, la arrancar se inclinó hacia el y es mas, se atrevió a tocarle. Era de lógica que nunca nadie había tocado al arrancar sin su consentimiento fuera de lo que al ambito de las peleas se refería. A Gahelle este hecho le puso en tensión, no le gustaba tener contacto verbal con los demás y físico todavía menos. De hecho había llegado a pensar que su poder era precisamente para evitar el contacto físico que tanto odiaba.
Gahelle entornó la mirada poniendo una mueca con una pizca de desprecio en su cara. Después, esta se tornó en repugnancia total cuando Elayne mencionó aquella manada de arrancars con complejo de animal y sin orgullo alguno que era la sexta sección. A pesar de su intento de controlarse cuando escuchó el nombre de la espada a cargo de esta sección no pudo controlarse. Abrió los ojos con furia y usando su poder hollow lanzó un empujón de fuerza con intención de hacer que callera tumbada a la arena. Luego se levantó rápidamente y a la vez que levantaba su pie para pisarle el pecho a la arrancar y asi evitar que se moviera desenvainó la zampakutou que trató de poner cerca del cuello de esta.
-No me compares con esos estúpidos arrancars con complejo de lobo que habitan en la sexta sección y mucho menos menciones a esa espada sin madera de lider delante mía, si es que aprecias tu vida, claro. Tras decir esto Gahelle lanzó una débil onda de fuerza que removió la arena aunque el objetivo real era hacer algo de presión sobre la arrancar momentaneamente.
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
En un momento reía y, al otro, se encontraba sin saber muy bien cómo tendida en la arena. Notó que algo la aplastaba contra el suelo, cortándole la respiración. Elayne alzó la mirada con estupefacción, topándose con los ojos de Gahelle, que centelleaban con desprecio.
"Bien, niña, ya has vuelto a decir algo que no debías..."
El filo de la zanpakutoh rozó peligrosamente el aire, quedando muy cerca de la tibia garganta de la mujer. Por casi un minuto se quedó callada, tratando de llenar sus pulmones de aire. No hacía falta ser muy inteligente para percatarse de la delicada situación en la que estaba, originada por sus más que desacertados comentarios.
"Oh, ¿pero qué iba a saber yo que no le gustaba esa gente? ¡Ni siquiera les conozco! Sólo dije lo primero que se me pasó por la cabeza. Venga, deja de gimotear como un cachorro reprendido, haz algo, ¿no? ¿O vas a dejar que te desangre como a un cerdo? Uh, qué asco. Podría imaginarme una comparación más agradable que esa."
Gruadualmente, la expresión de sorpresa de su rostro demudó a una más conciliadora, casi comprensiva. Sabía por propia experiencia que si reaccionaba con agresividad no lograría más que salir malparada, así pues, debía convencer al otro que, por algun motivo, era poco factible atacarla.
Resultaba algo complicado hablar en aquella situación, pues apenas sí podía respirar. Procurando no moverse de forma sospechosa, Elayne ofreció una sonrisa a modo de disculpa antes de pronunciar palabra.
-Lo siento, no tenía conocimiento de tu odio por ellos. Espero que puedas perdonar mi ignorancia- se excusó en voz baja, aunque supuso que el fino oído del Arrancar podría comprender lo que decía-. Solamente quería conocerte un poco más.
Aparentando una inocencia y una postura indefensa que se asemejaban bastante con su actual realidad, Lain le sostuvo la mirada, por muy fiera que fuera en aquellos momentos. Aquello era muy comprometedor, con el arma apuntando a una zona que podría herir de forma mortal, pero aun así no debía perder los estribos. Un conocido hormigueo recorrió su piel, señal inequívoca que precedía una descarga involuntaria de electricidad. Sorprendentemente, la joven pudo reprimirla, aunque a duras penas. Si ya el humor del hombre de cabellos blancos era violento, estaba segura de que no precisamente se suavizaría si ella lo atacaba, aunque fuera accidentalmente.
"Pero quizá podría dejarle inconsciente si lo hago con la suficiente fuerza. Quizá... No. No, Elayne, es mejor que ni lo intentes; serías la única que sale perdiendo de ésta."
-Uhm... Gahelle, dijiste que no me atacarías sin darme la oportunidad de defenderme. Los caballeros cumplen su palabra, ¿cierto?- dijo con una deliberada vocecita inofensiva, extrañamente infantil en el cuerpo de una mujer como ella-. ¿Crees que podrías...soltarme?
"Bien, niña, ya has vuelto a decir algo que no debías..."
El filo de la zanpakutoh rozó peligrosamente el aire, quedando muy cerca de la tibia garganta de la mujer. Por casi un minuto se quedó callada, tratando de llenar sus pulmones de aire. No hacía falta ser muy inteligente para percatarse de la delicada situación en la que estaba, originada por sus más que desacertados comentarios.
"Oh, ¿pero qué iba a saber yo que no le gustaba esa gente? ¡Ni siquiera les conozco! Sólo dije lo primero que se me pasó por la cabeza. Venga, deja de gimotear como un cachorro reprendido, haz algo, ¿no? ¿O vas a dejar que te desangre como a un cerdo? Uh, qué asco. Podría imaginarme una comparación más agradable que esa."
Gruadualmente, la expresión de sorpresa de su rostro demudó a una más conciliadora, casi comprensiva. Sabía por propia experiencia que si reaccionaba con agresividad no lograría más que salir malparada, así pues, debía convencer al otro que, por algun motivo, era poco factible atacarla.
Resultaba algo complicado hablar en aquella situación, pues apenas sí podía respirar. Procurando no moverse de forma sospechosa, Elayne ofreció una sonrisa a modo de disculpa antes de pronunciar palabra.
-Lo siento, no tenía conocimiento de tu odio por ellos. Espero que puedas perdonar mi ignorancia- se excusó en voz baja, aunque supuso que el fino oído del Arrancar podría comprender lo que decía-. Solamente quería conocerte un poco más.
Aparentando una inocencia y una postura indefensa que se asemejaban bastante con su actual realidad, Lain le sostuvo la mirada, por muy fiera que fuera en aquellos momentos. Aquello era muy comprometedor, con el arma apuntando a una zona que podría herir de forma mortal, pero aun así no debía perder los estribos. Un conocido hormigueo recorrió su piel, señal inequívoca que precedía una descarga involuntaria de electricidad. Sorprendentemente, la joven pudo reprimirla, aunque a duras penas. Si ya el humor del hombre de cabellos blancos era violento, estaba segura de que no precisamente se suavizaría si ella lo atacaba, aunque fuera accidentalmente.
"Pero quizá podría dejarle inconsciente si lo hago con la suficiente fuerza. Quizá... No. No, Elayne, es mejor que ni lo intentes; serías la única que sale perdiendo de ésta."
-Uhm... Gahelle, dijiste que no me atacarías sin darme la oportunidad de defenderme. Los caballeros cumplen su palabra, ¿cierto?- dijo con una deliberada vocecita inofensiva, extrañamente infantil en el cuerpo de una mujer como ella-. ¿Crees que podrías...soltarme?
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Su mirada se clavaba intensanmente sobre Elayne. Su zampakutou pedía derramar sangre para saciar su propio orgullo. Gahelle escuchó atentamente la disculpa de la arrancar que se encontraba bajo el, realmente tenía razón, no podía haber adivinado el odio que Gahelle sentía por Okami y sus subordinados, Lain no tenía motivos para disculparse, era el albino quien debía hacerlo pues en aquella situación no llevaba la razón el problema era que Gahelle era tan testarudo que si hacía falta la mataría solo para no tener que pedirle disculpas.
"Maldita sea"
Para Gahelle el dejarse llevar por el instinto y la impulsividad eran los grandes problemas de cualquier ser. Odiaba a Okami a causa del primero pero podría odiarse a si mismo a causa del segundo motivo, al fin y al cabo no había meditado suficiente su reacción y ahora se encontraba en un dilema. ¿Pedirle perdón y asi admitir su error o matarla y salir con su orgullo impune? Lo primero significaría dañar su orgullo y lo siguiente era demasiado rastrero hasta para el antiguo jefe de una mafia. El filo de su zampakutou emitió el anaranjado y sangriento reflejo de la luz del sol. La mataría. Dragón se acercó peligrosamente al cuello de la mujer pero antes de que Gahelle pudiera sesgarle el cuello algo le detuvo.
-Uhm... Gahelle, dijiste que no me atacarías sin darme la oportunidad de defenderme. Los caballeros cumplen su palabra, ¿cierto?
"Otra vez me he vuelto a dejar llevar por la impulsividad y la sobervia"
Gahelle apartó y quitó su peso de encima de la arrancar. Después retiró la espada del cuello de la rubia y volvió a guardarla en su metalizada funda. Volvió a su posicion inicial y, dejando la zampakutou algo alejada para evitar que la situación volviera a ocurrir, se arrodilló e inclinó la cabeza en gesto de disculpa.
-Le ruego que me perdone, Elayne. Ciertamente no he sido nada considerado y me he dejado llevar. Mientras decía esto una sonrisa de fastidio se dibujó en la cara de Gahelle, no quería hacerlo pero su condición de caballero y persona educada le obligaban a ello. -Por supuesto haré lo que deseé para indemnizarle por los daños causados.
Desde pequeño Gahelle siempre le tuvo miedo a hacer las cosas de manera erronea como acababa de ocurrir por lo que cuando hacía algo que no debía, trataba de ser perdonado a toda costa, no le gustaba estar en deuda con nadie. Una vez fuera perdonado no debía arrepentirse mas por sus fallos.
"Maldita sea"
Para Gahelle el dejarse llevar por el instinto y la impulsividad eran los grandes problemas de cualquier ser. Odiaba a Okami a causa del primero pero podría odiarse a si mismo a causa del segundo motivo, al fin y al cabo no había meditado suficiente su reacción y ahora se encontraba en un dilema. ¿Pedirle perdón y asi admitir su error o matarla y salir con su orgullo impune? Lo primero significaría dañar su orgullo y lo siguiente era demasiado rastrero hasta para el antiguo jefe de una mafia. El filo de su zampakutou emitió el anaranjado y sangriento reflejo de la luz del sol. La mataría. Dragón se acercó peligrosamente al cuello de la mujer pero antes de que Gahelle pudiera sesgarle el cuello algo le detuvo.
-Uhm... Gahelle, dijiste que no me atacarías sin darme la oportunidad de defenderme. Los caballeros cumplen su palabra, ¿cierto?
"Otra vez me he vuelto a dejar llevar por la impulsividad y la sobervia"
Gahelle apartó y quitó su peso de encima de la arrancar. Después retiró la espada del cuello de la rubia y volvió a guardarla en su metalizada funda. Volvió a su posicion inicial y, dejando la zampakutou algo alejada para evitar que la situación volviera a ocurrir, se arrodilló e inclinó la cabeza en gesto de disculpa.
-Le ruego que me perdone, Elayne. Ciertamente no he sido nada considerado y me he dejado llevar. Mientras decía esto una sonrisa de fastidio se dibujó en la cara de Gahelle, no quería hacerlo pero su condición de caballero y persona educada le obligaban a ello. -Por supuesto haré lo que deseé para indemnizarle por los daños causados.
Desde pequeño Gahelle siempre le tuvo miedo a hacer las cosas de manera erronea como acababa de ocurrir por lo que cuando hacía algo que no debía, trataba de ser perdonado a toda costa, no le gustaba estar en deuda con nadie. Una vez fuera perdonado no debía arrepentirse mas por sus fallos.
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Dejó escapar un sonoro suspiro de alivio cuando la soltó, pues el asesinato se había presentado durante unos instantes con tal intensidad que se había dado por perdida. Se llevó una mano al pecho, donde su corazón latía a un ritmo marcado por el frenesí, despertado por la consciencia de la vida, y la casi certidumbre de la pérdida de ésta. Inesperadamente, Elayne estalló en una carcajada osada y diríase que hasta festiva. Sus ojos azules se humedecieron con un par de lágrimas que poco tenían de miedo o tristeza, tal fue la efusividad con la que reía. Ignorando el dolor que nacía en su pecho, tanto por la forzosa caída como por la agitación de su risotada, volvió a ponerse en pie. Lejos de rehuír a Gahelle se acercó más a él, en tanto que la manifestación de su ánimo era en menor medida apasionada, y ahora se contentaba con mantener una amplia sonrisa.
Alzó una mano para posarla en el hombro de él con intención tranquilizadora, pero algo percibió que la hizo interrumpirse al último momento, y en su lugar se enjugó las lágrimas de los ojos.
-¡Vaya, estaba segura de que me ibas a matar!- comentó como si apenas lo considerase algo grave- Realmente tengo que aprender a pensar antes de hablar. Oh, pero no hagas eso, ¡no tienes que pedirme disculpas en absoluto!
Realmente no estaba enojada, ni siquiera le guardaría rencor por lo que había sucedido. Lain era una inconsciente la mayor parte del tiempo, pero jamás culparía ni condenaría el actuar de un Arrancar, pues verdaderamente no era lógico esperar de la naturaleza de un depredador algo más que una fría moderación de sus instintos destructivos. Además, se sentía bien; había obtenido de él, aunque fuera en pequeña medida, su comprensión y perdon. Al menos en esta ocasión.
"¡Todo un logro!"
Optimista como era, en su realidad personal definía a Gahelle como alguien con sentido del honor, comprometido con la palabra que daba. Y eso le resultaba fascinante a ella, tal vez comenzando a forjar cierto respeto hacia el hombre que le había perdonado la vida en el último momento. Era el poder de una promesa, que indiferentemente hacia quién fuera formulada, debía ser cumplida. ¿Quién sino un caballero de verdad, atado a ese deber no escrito, se merecía algun tipo de admiración? Quizá porque precisamente ella carecía de amor propio y de orgullo, se veía atraída por el que poseía esas virtudes.
-Pero sí te haré una petición, y si lo deseas así quedará saldada cualquier deuda que creas tener para conmigo- dijo juntando las manos como si realizara una plegaria-. Como no quiero volver a ofenderte, Gahelle, ¿te supondría mucha molestia diferenciar qué es inconveniente que hable ante ti de lo que no? Sería un alivio no tener que sopesar demasiado mis palabras, ¡eso se me da tan rematadamente mal!
Alzó una mano para posarla en el hombro de él con intención tranquilizadora, pero algo percibió que la hizo interrumpirse al último momento, y en su lugar se enjugó las lágrimas de los ojos.
-¡Vaya, estaba segura de que me ibas a matar!- comentó como si apenas lo considerase algo grave- Realmente tengo que aprender a pensar antes de hablar. Oh, pero no hagas eso, ¡no tienes que pedirme disculpas en absoluto!
Realmente no estaba enojada, ni siquiera le guardaría rencor por lo que había sucedido. Lain era una inconsciente la mayor parte del tiempo, pero jamás culparía ni condenaría el actuar de un Arrancar, pues verdaderamente no era lógico esperar de la naturaleza de un depredador algo más que una fría moderación de sus instintos destructivos. Además, se sentía bien; había obtenido de él, aunque fuera en pequeña medida, su comprensión y perdon. Al menos en esta ocasión.
"¡Todo un logro!"
Optimista como era, en su realidad personal definía a Gahelle como alguien con sentido del honor, comprometido con la palabra que daba. Y eso le resultaba fascinante a ella, tal vez comenzando a forjar cierto respeto hacia el hombre que le había perdonado la vida en el último momento. Era el poder de una promesa, que indiferentemente hacia quién fuera formulada, debía ser cumplida. ¿Quién sino un caballero de verdad, atado a ese deber no escrito, se merecía algun tipo de admiración? Quizá porque precisamente ella carecía de amor propio y de orgullo, se veía atraída por el que poseía esas virtudes.
-Pero sí te haré una petición, y si lo deseas así quedará saldada cualquier deuda que creas tener para conmigo- dijo juntando las manos como si realizara una plegaria-. Como no quiero volver a ofenderte, Gahelle, ¿te supondría mucha molestia diferenciar qué es inconveniente que hable ante ti de lo que no? Sería un alivio no tener que sopesar demasiado mis palabras, ¡eso se me da tan rematadamente mal!
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
[Perdon por la tardanza]
Como si de una broma se tratase Elayne comenzó a reir de forma efusiva, Gahelle alzó la cabeza desconcertado. Había estado apunto de acabar con la vida de la arrancar con un simple movimiento de muñeca y esta, ahora que había salvado, en vez de odiarlo o temerle simplemente comenzó a reirse, ya se había hecho a la idea de que Lain no era una persona demasiado convencional pero había extremos y la arrancar comenzaba a estar al borde de lo que se considera "cordura". Lain alzó la mano y Gahelle, al darse cuenta de esto, llevó su mano instintivamente a su katana, pero al estar alejada no pudo a hacer nada antes de darse cuenta de que volver a exaltarse no arreglaría nada. Su compañera simplemente se enjuagó las lágrimas de júbilo que poblaban sus ojos.
"Bien pensado, genio"
Realmente había cosas que el albino no se explicaba, la primera era el como podía ser tan estúpido, a pesar de considerarse mejor que Okami y su manada y haberse ofendido tanto cuando la rubia los mencionó, en ese momento no se había comportado mejor que uno de esos animales lo que le daba demasiado que pensar. La segunda era el como Elayne, después de ver la muerte pasando delante de sus narices fugazmente, era capaz de tener una expresión tan alegre y despreocupada. ¿Quizás era por que sabía como manejarle? O peor aun, ¿era por que tenía alguna habilidad bajo la manga que la fuera a salvar en el último momento?. Aquello comenzaba a ser estúpido a si que Gahelle trató de distraerse de aquellos pensamientos mirando el bello paisaje al que había dejado de lado momentaneamente.
-Pero sí te haré una petición, y si lo deseas así quedará saldada cualquier deuda que creas tener para conmigo.
Como no quiero volver a ofenderte, Gahelle, ¿te supondría mucha
molestia diferenciar qué es inconveniente que hable ante ti de lo que
no?
Gahelle la miró extrañado, al fin y al cabo, ¿por que era ella la que le pedía favores cuando era el el que había obrado mal?. Demasiadas preguntas, muy pocas respuestas, realmente la capacidad empática del arrancar era bastante nula lo que le impedía comprender a menudo lo que pasaba por la mentes de los demás. En un intento de ser amable para compensar el ataque lanzado hacia la integridad física de la arrancar, Gahelle le agarró la mano a la rubia suavemente y trató de sonreir, no hace falta especificar en que aquel intento de sonrisa fue un total fracaso, quedando una extraña mueca bastante ridícula, menos mal que Gahelle no se veía a si mismo.
-Con que no vuelvas a mencionar a Okami estará bien. No te preocupes.
Como si de una broma se tratase Elayne comenzó a reir de forma efusiva, Gahelle alzó la cabeza desconcertado. Había estado apunto de acabar con la vida de la arrancar con un simple movimiento de muñeca y esta, ahora que había salvado, en vez de odiarlo o temerle simplemente comenzó a reirse, ya se había hecho a la idea de que Lain no era una persona demasiado convencional pero había extremos y la arrancar comenzaba a estar al borde de lo que se considera "cordura". Lain alzó la mano y Gahelle, al darse cuenta de esto, llevó su mano instintivamente a su katana, pero al estar alejada no pudo a hacer nada antes de darse cuenta de que volver a exaltarse no arreglaría nada. Su compañera simplemente se enjuagó las lágrimas de júbilo que poblaban sus ojos.
"Bien pensado, genio"
Realmente había cosas que el albino no se explicaba, la primera era el como podía ser tan estúpido, a pesar de considerarse mejor que Okami y su manada y haberse ofendido tanto cuando la rubia los mencionó, en ese momento no se había comportado mejor que uno de esos animales lo que le daba demasiado que pensar. La segunda era el como Elayne, después de ver la muerte pasando delante de sus narices fugazmente, era capaz de tener una expresión tan alegre y despreocupada. ¿Quizás era por que sabía como manejarle? O peor aun, ¿era por que tenía alguna habilidad bajo la manga que la fuera a salvar en el último momento?. Aquello comenzaba a ser estúpido a si que Gahelle trató de distraerse de aquellos pensamientos mirando el bello paisaje al que había dejado de lado momentaneamente.
-Pero sí te haré una petición, y si lo deseas así quedará saldada cualquier deuda que creas tener para conmigo.
Como no quiero volver a ofenderte, Gahelle, ¿te supondría mucha
molestia diferenciar qué es inconveniente que hable ante ti de lo que
no?
Gahelle la miró extrañado, al fin y al cabo, ¿por que era ella la que le pedía favores cuando era el el que había obrado mal?. Demasiadas preguntas, muy pocas respuestas, realmente la capacidad empática del arrancar era bastante nula lo que le impedía comprender a menudo lo que pasaba por la mentes de los demás. En un intento de ser amable para compensar el ataque lanzado hacia la integridad física de la arrancar, Gahelle le agarró la mano a la rubia suavemente y trató de sonreir, no hace falta especificar en que aquel intento de sonrisa fue un total fracaso, quedando una extraña mueca bastante ridícula, menos mal que Gahelle no se veía a si mismo.
-Con que no vuelvas a mencionar a Okami estará bien. No te preocupes.
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
El tacto de la mano de Gahelle le resultó de una tibieza y suavidad que se pensaría incompatible para su carácter seco, y sus dedos finos eran los de un pianista, aunque ella ignoraba si el joven sería capaz de extraer alguna melodía del instrumento. Fue una situación extraña para ambos posiblemente, uno poco acostumbrado a las caricias y la otra nunca receptora de unas amables. Elayne estudió la forzada expresión dibujada en el rostro masculino; quizá no fuera la sonrisa más lograda del mundo, pero pensó que el gesto de intentarlo tenía su mérito.
-Bien, no volveré a hacerlo- prometió, y a pesar de que sentía curiosidad por descubrir qué originaba el odio de Gahelle hacia Okami, estaba decidida a respetar los deseos del Arrancar y no investigar sobre ello. Al fin y al cabo todo el mundo tenía sus pequeños secretos y manías.
Miró sus manos unidas, sin poder identificar claramente la impresión que le ofrecía esa situación, y poco familiarizada con aquello no sabía cuándo debía soltarse. Volteó la cabeza para observar el entorno en el que estaban, rodeados por los vivaces verdes de la vegetación que cercaba el terreno de tan insólita arena. Una ráfaga de viento arrastró consigo el canto de las exóticas aves y el aroma dulzón de algunas flores que no conocía.
"Casi me siento culpable de estar aquí, en un sitio soleado. Es como si hubiera asimilado que las criaturas como yo deben esconderse en lugares fríos y oscuros. Pero la luz no es letal para mis ojos, ¿verdad?"
Con la mirada anclada en el horizonte, sus labios se curvaron en una sonrisa amarga, que no era muy frecuente en sus expresiones. Los sitios alegres ensombrecían un poco su ánimo, la hacían pensar en cosas que no le resultaban agradables. Era la vida que estaba presente en todas partes, se decía entonces, que la hacía sentir una extraña en un mundo que no fuera el suyo. La rechazaba.
-Oye, Gahelle...-comenzó a decir, pero se interrumpió antes de acabar la frase.
A sus pies, los colores de la tierra parecieron intensificarse; los azules y los blancos resplandecieron, en tanto que los rojos, anaranjados y amarillos parecían arder, alentados por un sol que poco a poco se precipitaba y moría obsequiando con su belleza a todo espectador que fuera testigo del ocaso. La tarde se teñía de la gama más variopinta de rosados y tonos ambarinos que Elayne jamás contempló. Los violetas reptaban como sombras por las dunas, y el tostado se esparcía, radiante, como cobre. La mujer cerró los ojos un instante, el justo para sentir el beso cálido de los rayos del astro rey sobre sus párpados, y volvió a abrirlos para encontrarse con el espectáculo de la naturaleza, donde apenas se distinguía el cielo de suelo, que parecían reflejarse mutuamente.
"Es precioso..."
Estrechó con más fuerza la mano de Gahelle, sobrecogida ante la escena e incapaz de hablar. Sentía que si quebraba el silencio con su voz acabaría con la magia que los arropaba y, entonces, sucederían cosas terribles.
-Bien, no volveré a hacerlo- prometió, y a pesar de que sentía curiosidad por descubrir qué originaba el odio de Gahelle hacia Okami, estaba decidida a respetar los deseos del Arrancar y no investigar sobre ello. Al fin y al cabo todo el mundo tenía sus pequeños secretos y manías.
Miró sus manos unidas, sin poder identificar claramente la impresión que le ofrecía esa situación, y poco familiarizada con aquello no sabía cuándo debía soltarse. Volteó la cabeza para observar el entorno en el que estaban, rodeados por los vivaces verdes de la vegetación que cercaba el terreno de tan insólita arena. Una ráfaga de viento arrastró consigo el canto de las exóticas aves y el aroma dulzón de algunas flores que no conocía.
"Casi me siento culpable de estar aquí, en un sitio soleado. Es como si hubiera asimilado que las criaturas como yo deben esconderse en lugares fríos y oscuros. Pero la luz no es letal para mis ojos, ¿verdad?"
Con la mirada anclada en el horizonte, sus labios se curvaron en una sonrisa amarga, que no era muy frecuente en sus expresiones. Los sitios alegres ensombrecían un poco su ánimo, la hacían pensar en cosas que no le resultaban agradables. Era la vida que estaba presente en todas partes, se decía entonces, que la hacía sentir una extraña en un mundo que no fuera el suyo. La rechazaba.
-Oye, Gahelle...-comenzó a decir, pero se interrumpió antes de acabar la frase.
A sus pies, los colores de la tierra parecieron intensificarse; los azules y los blancos resplandecieron, en tanto que los rojos, anaranjados y amarillos parecían arder, alentados por un sol que poco a poco se precipitaba y moría obsequiando con su belleza a todo espectador que fuera testigo del ocaso. La tarde se teñía de la gama más variopinta de rosados y tonos ambarinos que Elayne jamás contempló. Los violetas reptaban como sombras por las dunas, y el tostado se esparcía, radiante, como cobre. La mujer cerró los ojos un instante, el justo para sentir el beso cálido de los rayos del astro rey sobre sus párpados, y volvió a abrirlos para encontrarse con el espectáculo de la naturaleza, donde apenas se distinguía el cielo de suelo, que parecían reflejarse mutuamente.
"Es precioso..."
Estrechó con más fuerza la mano de Gahelle, sobrecogida ante la escena e incapaz de hablar. Sentía que si quebraba el silencio con su voz acabaría con la magia que los arropaba y, entonces, sucederían cosas terribles.
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Pronto Gahelle comenzó a arrepentirse de haber tomado la mano de la arrancar, no estaba acostumbrado (ni le encontraba demasiado atractivo ni satisfacción) al contacto físico por el simple hecho de contactar. Para Gahelle era algo que no significaba absolutamente nada, el acto de juntar dos pieles era simplemente eso, para el besarse, cojerse de la mano o darle una palmada a alguien en la espalda tenían el mismo significado, simplemente contacto sin sentido e improductivo que se debería de ahorrar.
Si aquello era asi, ¿por que aquel contacto con la arrancar le hacía sentirse inquieto? Gahelle debía de ser respetado, debía de ser temido, debía de ser odiado, en cambio, Elayne no desmostraba ningúno de esos sentimientos hacia el si no que a cualquier manifestación de orgullo que Gahelle decía o hacía (como el ataque de hace unos minutos) simplemente le quitaba importancia y volvía a sonreir.
-Oye, Gahelle...
Gahelle dejó sus extraños pensamientos y volvió a prestarle atención a Lain, tenía un rostro quizás algo melancólico y se podría decir que casi triste. ¿Había cosas que podían afectar emocionalmente a aquella arrancar? Nunca se habría imaginado que Elayne podría cambiar aquella sonrisa inocente de su rostro, era algo realmente derpimente.
Entonces, el sol comenzó a ocultarse en el horizonte y todo comenzó a brillar. Los naranjas y rojos se hicieron aun mas intensos a causa de los reflejos del atardecer haciendo de aquellas dunas un lugar mas mágico si cabía. Notaba como Elayne apretaba su mano aún mas, Gahelle se encogió de hombros y suspiró. Volvió su vista de frente para contemplar el mágico y colorido espectáculo y dejó que Elayne siguiera cogiendole de la mano.
"¿Que me iba a decir?" No pudo evitar pensar Gahelle.
Entonces una estúpida idea le recorrió la cabeza, estaba con una bella mujer cogido de la mano y viendo el atárdecer... aquello era...
-¿No crees que esto se parece a una romántica cita humana?-. comentó el peliblanco con tono socarrón.
Si aquello era asi, ¿por que aquel contacto con la arrancar le hacía sentirse inquieto? Gahelle debía de ser respetado, debía de ser temido, debía de ser odiado, en cambio, Elayne no desmostraba ningúno de esos sentimientos hacia el si no que a cualquier manifestación de orgullo que Gahelle decía o hacía (como el ataque de hace unos minutos) simplemente le quitaba importancia y volvía a sonreir.
-Oye, Gahelle...
Gahelle dejó sus extraños pensamientos y volvió a prestarle atención a Lain, tenía un rostro quizás algo melancólico y se podría decir que casi triste. ¿Había cosas que podían afectar emocionalmente a aquella arrancar? Nunca se habría imaginado que Elayne podría cambiar aquella sonrisa inocente de su rostro, era algo realmente derpimente.
Entonces, el sol comenzó a ocultarse en el horizonte y todo comenzó a brillar. Los naranjas y rojos se hicieron aun mas intensos a causa de los reflejos del atardecer haciendo de aquellas dunas un lugar mas mágico si cabía. Notaba como Elayne apretaba su mano aún mas, Gahelle se encogió de hombros y suspiró. Volvió su vista de frente para contemplar el mágico y colorido espectáculo y dejó que Elayne siguiera cogiendole de la mano.
"¿Que me iba a decir?" No pudo evitar pensar Gahelle.
Entonces una estúpida idea le recorrió la cabeza, estaba con una bella mujer cogido de la mano y viendo el atárdecer... aquello era...
-¿No crees que esto se parece a una romántica cita humana?-. comentó el peliblanco con tono socarrón.
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
A medida que el sol descendía por el horizonte, como si fuera a buscar refugio en las entrañas de la tierra, Elayne experimentó una sensación de abandono intenso que la hizo sentirse ausente del mundo mismo. Como si ya no viera aquel amplio abanico de colores que iba apagándose bajo sus pies, o como si no sintiera el tacto cálido de otra piel contra la suya. Alguna razón caprichosa la hizo pensar en los innumerables templos que había en la isla, edificios que acogían a los hombres y mujeres que iban a depositar sus oraciones. Ese Dios de los mortales, ¿también sentiría misericordia por ella? ¿O la censuraría por sus actos y la enviaría al infierno de los cristianos, donde se consumiría una y otra vez en sus mortales llamas?
Contempló los árboles que iban demudando el color de sus hojas al tiempo que el sol desaparecía, e incluso aquellos seres inmóviles y benignos le resultaron amenazadores e insensibles. Cerró los ojos.
"Qué mundo tan horrible es éste. Míralo, Elayne, observa cómo se ríe de ti"
Se limitó a mirar de nuevo, pero en su rostro apareció una curiosa expresión, algo sarcástica y levemente divertida, y con un matiz de desdén.
"Yo también sé burlarme de ti, ¿qué creías? Eres cruel, pero yo soy capaz de superarte. Ah... ¿sonríes? Me da igual que intentes embaucarme con tus colores. Pienso romperte, en mil pedazos. En mil millones de pedazos."
Las palabras de Gahelle, con un claro tono socarrón, la sacaron de sus pensamientos delirantes y la trajeron de vuelta a la realidad. Eso estaba bien, pensó, tener a alguien que no te dejara volar demasiado lejos. Ella podría haberse perdido.
-¿Una cita romántica?- repitió, alzando una de sus claras cejas-. Desde luego que no lo parece- repuso con sequedad, adoptando un talante serio que difería mucho con su forma de ser habitual. Pasaron unos segundos, en los que bien podría parecer que la mujer se sentía ofendida ante el comentario. Tras una breve reflexión, ella volvió a hablar- Porque verás, si esto tuviera algo de romántico, entonces faltaría...
Se colocó cara a cara con el Arrancar, moviendo la mano que tenía agarrada con la de él hasta que los dedos de ambos quedaron entrelazados y, con determinación, posó la otra sobre la cintura del joven. De sus labios brotó una melodía tarareada, similar al ritmo de un vals, y pronto comenzó a guiar a Gahelle como si él fuera la dama, obligándole a dar un par de pasos y realizar un giro grácil sin soltarle. Moverse así era algo complicado, dado que el suelo sobre el que se desplazaban dificultaba la correcta ejecución de los pasos y la diferencia de altura entre ellos dos era notable. La mujer lo soltó, y prosiguió con una coreografía solitaria y extraña, donde los movimientos eran cadenciosos y pausados, vistosos si se comparaban con el habitual andar torpe de la Arrancar. Finalmente, se dejó caer de espaldas sobre la arena, que conservaba todavía la temperatura del día. Siguió murmurando la canción para sí misma.
-Bailar te hace distinguido, ¿no crees?- preguntó desde el suelo, las pupilas de ella reflejando las luces que oscilaban en el cielo- Pero no es fácil encontrar a alguien que siga el ritmo. Por eso sale más rentable bailar con espadas.
Suspiró, agotada, aunque la breve danza no era la causante de tal sensación.
-Ya no recuerdo si las noches en el mundo humano eran iguales que las de Hueco Mundo. ¿Te quedarás a verla, Gahelle? Quizá la luna de aquí sangre... ¿lo hacía? A lo mejor fue solo un sueño.
Contempló los árboles que iban demudando el color de sus hojas al tiempo que el sol desaparecía, e incluso aquellos seres inmóviles y benignos le resultaron amenazadores e insensibles. Cerró los ojos.
"Qué mundo tan horrible es éste. Míralo, Elayne, observa cómo se ríe de ti"
Se limitó a mirar de nuevo, pero en su rostro apareció una curiosa expresión, algo sarcástica y levemente divertida, y con un matiz de desdén.
"Yo también sé burlarme de ti, ¿qué creías? Eres cruel, pero yo soy capaz de superarte. Ah... ¿sonríes? Me da igual que intentes embaucarme con tus colores. Pienso romperte, en mil pedazos. En mil millones de pedazos."
Las palabras de Gahelle, con un claro tono socarrón, la sacaron de sus pensamientos delirantes y la trajeron de vuelta a la realidad. Eso estaba bien, pensó, tener a alguien que no te dejara volar demasiado lejos. Ella podría haberse perdido.
-¿Una cita romántica?- repitió, alzando una de sus claras cejas-. Desde luego que no lo parece- repuso con sequedad, adoptando un talante serio que difería mucho con su forma de ser habitual. Pasaron unos segundos, en los que bien podría parecer que la mujer se sentía ofendida ante el comentario. Tras una breve reflexión, ella volvió a hablar- Porque verás, si esto tuviera algo de romántico, entonces faltaría...
Se colocó cara a cara con el Arrancar, moviendo la mano que tenía agarrada con la de él hasta que los dedos de ambos quedaron entrelazados y, con determinación, posó la otra sobre la cintura del joven. De sus labios brotó una melodía tarareada, similar al ritmo de un vals, y pronto comenzó a guiar a Gahelle como si él fuera la dama, obligándole a dar un par de pasos y realizar un giro grácil sin soltarle. Moverse así era algo complicado, dado que el suelo sobre el que se desplazaban dificultaba la correcta ejecución de los pasos y la diferencia de altura entre ellos dos era notable. La mujer lo soltó, y prosiguió con una coreografía solitaria y extraña, donde los movimientos eran cadenciosos y pausados, vistosos si se comparaban con el habitual andar torpe de la Arrancar. Finalmente, se dejó caer de espaldas sobre la arena, que conservaba todavía la temperatura del día. Siguió murmurando la canción para sí misma.
-Bailar te hace distinguido, ¿no crees?- preguntó desde el suelo, las pupilas de ella reflejando las luces que oscilaban en el cielo- Pero no es fácil encontrar a alguien que siga el ritmo. Por eso sale más rentable bailar con espadas.
Suspiró, agotada, aunque la breve danza no era la causante de tal sensación.
-Ya no recuerdo si las noches en el mundo humano eran iguales que las de Hueco Mundo. ¿Te quedarás a verla, Gahelle? Quizá la luna de aquí sangre... ¿lo hacía? A lo mejor fue solo un sueño.
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
-¿Una cita romántica? Desde luego que no lo parece- Elayne se puso sorprendentemente seria, al igual que su faceta melancólica anterior, Gahelle nunca habría imaginado que la arrancar pudiera ser asi- Porque verás, si esto tuviera algo de romántico, entonces faltaría...
La rubia se colocó cerca de Gahelle, demasiado cerca, y agarró su cintura, tratando de comenzar a guiarle como si de un baile se tratara. Gahelle sabía bailar, había dado clases de todo tipo de bailes de salón pues su padrasto había dicho que era lo mas importante para conquistar a una dama pero, a causa de la sorpresa el arrancar fue incapaz de reaccionar y se dejó guiar por Elayne sin poder reaccionar con lo que estaba pasando. La melancolía de Lain, luego su tristeza y ahora el baile ¿se puede saber que pasaba por la cabeza de aquella arrancar?.
Antes de que Gahelle se soltara la propia Elayne le soltó, haciendo que este quedara con su mirada enfurecida plantado en la arena. El arrancar se dejó caer en el suelo y miró furibundo a Lain quien seguía bailando sola sobre la cada vez menos brillante arena multicolor. ¿Sería posible que aquella felicidad y aquellas sonrisas hubieran sido solo una máscara para ocultar una personalidad melancólica y triste? La arrancar se tiró al suelo y se quedó mirando al cielo, melancólica al igual que hace unos minutos.
"Rematadamente loca... ¿Se puede saber que le pasa? Juro que me vengaré por lo de antes"
Ya no recuerdo si las noches en el mundo humano
eran iguales que las de Hueco Mundo. ¿Te quedarás a verla, Gahelle?
Quizá la luna de aquí sangre... ¿lo hacía? A lo mejor fue solo un sueño.
"Rematadamente loca..."
Gahelle se levantó y dió unos cuantos pasos sigilosos hasta llegar a la arrancar. Después se tumbó al lado de la arrancar y se quedó mirando al cielo. ¿La luna humana? No, no sangraba. Las noches humanas eran las mejores por el simple hecho de no ser noches en Hueco Mundo. Gahelle había puesto especial trabajo en sus estudios en astronomía por lo que había pasado noches enteras observando la noche cuando era humano.
-No, no sangraba. Es simplemente amarilla y... preciosa.
Entonces se le ocurrió la venganza perfecta. Gahelle era un caballero y había prometido no volver a atacarla pero... eso no quería decir que no pudiera vengarse ligeramente por el numerito del baile de antes. El arrancar se incorporó a medias y colocó su mano al lado de la cabeza de Elayne para tener un punto de apoyo. Entonces comenzó a bajar su cabeza poco a poco hasta situarla a menos de cinco centímetros de la de la arrancar.
-Preciosa como tu. ¿Sabes? Para que esto parezca una cita todavía falta algo. Le susurró para luego tratar de besarla.
La rubia se colocó cerca de Gahelle, demasiado cerca, y agarró su cintura, tratando de comenzar a guiarle como si de un baile se tratara. Gahelle sabía bailar, había dado clases de todo tipo de bailes de salón pues su padrasto había dicho que era lo mas importante para conquistar a una dama pero, a causa de la sorpresa el arrancar fue incapaz de reaccionar y se dejó guiar por Elayne sin poder reaccionar con lo que estaba pasando. La melancolía de Lain, luego su tristeza y ahora el baile ¿se puede saber que pasaba por la cabeza de aquella arrancar?.
Antes de que Gahelle se soltara la propia Elayne le soltó, haciendo que este quedara con su mirada enfurecida plantado en la arena. El arrancar se dejó caer en el suelo y miró furibundo a Lain quien seguía bailando sola sobre la cada vez menos brillante arena multicolor. ¿Sería posible que aquella felicidad y aquellas sonrisas hubieran sido solo una máscara para ocultar una personalidad melancólica y triste? La arrancar se tiró al suelo y se quedó mirando al cielo, melancólica al igual que hace unos minutos.
"Rematadamente loca... ¿Se puede saber que le pasa? Juro que me vengaré por lo de antes"
Ya no recuerdo si las noches en el mundo humano
eran iguales que las de Hueco Mundo. ¿Te quedarás a verla, Gahelle?
Quizá la luna de aquí sangre... ¿lo hacía? A lo mejor fue solo un sueño.
"Rematadamente loca..."
Gahelle se levantó y dió unos cuantos pasos sigilosos hasta llegar a la arrancar. Después se tumbó al lado de la arrancar y se quedó mirando al cielo. ¿La luna humana? No, no sangraba. Las noches humanas eran las mejores por el simple hecho de no ser noches en Hueco Mundo. Gahelle había puesto especial trabajo en sus estudios en astronomía por lo que había pasado noches enteras observando la noche cuando era humano.
-No, no sangraba. Es simplemente amarilla y... preciosa.
Entonces se le ocurrió la venganza perfecta. Gahelle era un caballero y había prometido no volver a atacarla pero... eso no quería decir que no pudiera vengarse ligeramente por el numerito del baile de antes. El arrancar se incorporó a medias y colocó su mano al lado de la cabeza de Elayne para tener un punto de apoyo. Entonces comenzó a bajar su cabeza poco a poco hasta situarla a menos de cinco centímetros de la de la arrancar.
-Preciosa como tu. ¿Sabes? Para que esto parezca una cita todavía falta algo. Le susurró para luego tratar de besarla.
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
No presintió en ningun momento que algo estuviera marchando mal; era tan despreocupada e impulsiva que no solía pararse a pensar en las consecuencias de sus acciones, y sólo era que tenía conocimiento de su error cuando era ya demasiado tarde.
La arena ni susurró cuando Gahelle yació a su lado, con la intención, supuso ella, de contemplar juntos el cielo. Todavía no había anochecido, pero faltaría poco para que ésto sucediera, así que Lain se acomodó mejor en el improvisado lecho y disfrutó de las frescas corrientes de aire que revoloteaban de vez en cuando entorno a ellos.
-¿Amarilla? En casa siempre es de plata, redonda como un plato de mesa y...
Al ver que Gahelle se inclinaba hacia ella no comprendió qué pasaba, y las palabras de éste produjeron un efecto aturdidor en el cerebro de la Arrancar. Nunca habían elogiado su aspecto, y la voz del joven era tan suave e hipnótica que no supo discernir si se trataba de una mentira o una broma cruel. Dejó de pensar al ver los finos labios entreabrirse para luego descender sosegadamente hasta su rostro. Con los ojos muy abiertos, Elayne lo observaba, entre aterrorizada y ofuscada.
"¡Oh, no, quiere robarme el alma!"
En un acto reflejo intentó incorporarse, aunque lo único que consiguió con ello fue golpearse con violencia contra la barbilla de Gahelle. Lanzando un grito de dolor dejó caer la cabeza al suelo mientras se cubría la nariz con ambas manos.
-¡Ay! Oh, maldición, creo que me la he roto...-gimoteó con los ojos llorosos a causa del dolor. Se palpó la humedad que resbalaba por una de sus fosas nasales y apartó la mano para contemplarla a la luz pálida que precedía al anochecer. Unas gotas de sangre manchaban las yemas de sus dedos, pero la cantidad de ésta daba a entender que no era algo exagerado. Igualmente el dolor era lacerante.
"Maldito loco...¿qué quería hacerme? ¡Es culpa suya!"
Enfocó con la mirada a Gahelle, al tiempo que trataba de cortar la hemorragia que provocó el choque.
-Uhm...¿te has hecho algo? Lo siento...¡No! Quiero decir... Me ibas a robar el alma, ¿verdad?
La arena ni susurró cuando Gahelle yació a su lado, con la intención, supuso ella, de contemplar juntos el cielo. Todavía no había anochecido, pero faltaría poco para que ésto sucediera, así que Lain se acomodó mejor en el improvisado lecho y disfrutó de las frescas corrientes de aire que revoloteaban de vez en cuando entorno a ellos.
-¿Amarilla? En casa siempre es de plata, redonda como un plato de mesa y...
Al ver que Gahelle se inclinaba hacia ella no comprendió qué pasaba, y las palabras de éste produjeron un efecto aturdidor en el cerebro de la Arrancar. Nunca habían elogiado su aspecto, y la voz del joven era tan suave e hipnótica que no supo discernir si se trataba de una mentira o una broma cruel. Dejó de pensar al ver los finos labios entreabrirse para luego descender sosegadamente hasta su rostro. Con los ojos muy abiertos, Elayne lo observaba, entre aterrorizada y ofuscada.
"¡Oh, no, quiere robarme el alma!"
En un acto reflejo intentó incorporarse, aunque lo único que consiguió con ello fue golpearse con violencia contra la barbilla de Gahelle. Lanzando un grito de dolor dejó caer la cabeza al suelo mientras se cubría la nariz con ambas manos.
-¡Ay! Oh, maldición, creo que me la he roto...-gimoteó con los ojos llorosos a causa del dolor. Se palpó la humedad que resbalaba por una de sus fosas nasales y apartó la mano para contemplarla a la luz pálida que precedía al anochecer. Unas gotas de sangre manchaban las yemas de sus dedos, pero la cantidad de ésta daba a entender que no era algo exagerado. Igualmente el dolor era lacerante.
"Maldito loco...¿qué quería hacerme? ¡Es culpa suya!"
Enfocó con la mirada a Gahelle, al tiempo que trataba de cortar la hemorragia que provocó el choque.
-Uhm...¿te has hecho algo? Lo siento...¡No! Quiero decir... Me ibas a robar el alma, ¿verdad?
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Sus labios se acercaron hacia Elayne de manera peligrosa, por un momento Lain pareció sorprendida, sin saber que hacer. Gahelle lo había conseguido, su victoria estaba cerca. El arrancar sonrió, había ganado... eso le enseñaría a la arrancar a no tratar de vacilarle. Derrepente el silencio de aquel lugar se rompió de forma inesperada.
La rubia se incorporó de golpe, haciendo que su nariz chocara contra la afilada barbilla de Gahelle, haciéndole caer de espaldas ante la sorpresa provocada por el inesperado movimiento. Viéndolo desde otro punto de vista, la reacción a pesar de ser inesperada era de lo mas normal, aunque hubiera sido mas normal todavía que el peliblanco se hubiera llevado un tortazo por lo que se conformó con que solo le hubiera asustado.
Gahelle se quedó tumbado en la arena con aire filosófico y se limitó a entrecruzar los dedos de sus manos y apoyar su cabeza en estos, mirando la luna que comenzaba a surgir. Realmente hacía tiempo que no veía el anochecer humano. Gahelle suspiró, pronto deberían volver a Hueco Mundo pues seguramente la Sociedad de Almas ya los habría detectado y tarde o temprano los shinigamis irían a sacarlos a la fuerza.
-¡Ay! Oh, maldición, creo que me la he roto...-Gahelle miró a la arrancar de reojo, en realidad era la culpa de tener la nariz rota era de la rubia por no calcular esos movimientos tan bruscos a si que el francés se limitó a encogerse de hombros y continuar mirando al cielo con aire ausente. -Uhm...¿te has hecho algo? Lo siento...¡No! Quiero decir... Me ibas a robar el alma, ¿verdad?
“¿Robar el alma?” Gahelle comenzó a reírse.
Había escuchado muchas estupideces en su vida pero sin duda esa era una de las mas grandes. Sin duda robar almas sería un poder interesante, que se acercaba al hecho de comer plus, pero... Gahelle no poseía el poder de robar almas como tal. Además, ¿acaso los arrancar tenían alma? Bueno, técnicamente ellos eran un alma pero corrupta y consumida por el odio y la oscuridad por lo que nadie querría el alma de un arrancar.
-No seas boba, ¿de verdad crees que tengo el poder de robar almas?-. El arrancar se incorporó y la miró fríamente-. Además, existen dos razones por las que aunque tuviera tal poder no robaría tu alma. La primera, dije que no te atacaría sin avisar. La segunda, y no te ofendas... ¿quién iba a querer un alma como la tuya?-. En las palabras de Gahelle no había ningún tono bromista, los arrancar eran monstruos y por lo tanto sus almas no debían servir para mucho. -En fin...-. Gahelle volvió a tumbarse mirando a la luna que se alzaba en el ya oscurecido cielo.
La rubia se incorporó de golpe, haciendo que su nariz chocara contra la afilada barbilla de Gahelle, haciéndole caer de espaldas ante la sorpresa provocada por el inesperado movimiento. Viéndolo desde otro punto de vista, la reacción a pesar de ser inesperada era de lo mas normal, aunque hubiera sido mas normal todavía que el peliblanco se hubiera llevado un tortazo por lo que se conformó con que solo le hubiera asustado.
Gahelle se quedó tumbado en la arena con aire filosófico y se limitó a entrecruzar los dedos de sus manos y apoyar su cabeza en estos, mirando la luna que comenzaba a surgir. Realmente hacía tiempo que no veía el anochecer humano. Gahelle suspiró, pronto deberían volver a Hueco Mundo pues seguramente la Sociedad de Almas ya los habría detectado y tarde o temprano los shinigamis irían a sacarlos a la fuerza.
-¡Ay! Oh, maldición, creo que me la he roto...-Gahelle miró a la arrancar de reojo, en realidad era la culpa de tener la nariz rota era de la rubia por no calcular esos movimientos tan bruscos a si que el francés se limitó a encogerse de hombros y continuar mirando al cielo con aire ausente. -Uhm...¿te has hecho algo? Lo siento...¡No! Quiero decir... Me ibas a robar el alma, ¿verdad?
“¿Robar el alma?” Gahelle comenzó a reírse.
Había escuchado muchas estupideces en su vida pero sin duda esa era una de las mas grandes. Sin duda robar almas sería un poder interesante, que se acercaba al hecho de comer plus, pero... Gahelle no poseía el poder de robar almas como tal. Además, ¿acaso los arrancar tenían alma? Bueno, técnicamente ellos eran un alma pero corrupta y consumida por el odio y la oscuridad por lo que nadie querría el alma de un arrancar.
-No seas boba, ¿de verdad crees que tengo el poder de robar almas?-. El arrancar se incorporó y la miró fríamente-. Además, existen dos razones por las que aunque tuviera tal poder no robaría tu alma. La primera, dije que no te atacaría sin avisar. La segunda, y no te ofendas... ¿quién iba a querer un alma como la tuya?-. En las palabras de Gahelle no había ningún tono bromista, los arrancar eran monstruos y por lo tanto sus almas no debían servir para mucho. -En fin...-. Gahelle volvió a tumbarse mirando a la luna que se alzaba en el ya oscurecido cielo.
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Ante la turbación y las conclusiones que experimentó la Arrancar, Gahelle respondió con una risa descortés y un par de comentarios que ella calificó contradictorios. Elayne desvió de él la acuosidad de sus ojos, hizo un gesto de impotencia.
-¡Hmpf!- fue el único sonido que atinó a manifestar, con el talante airado de un gato al que le hubieran pisado la cola. Dándole la espalda al hombre, se sentó con las piernas cruzadas y buscó en el bolsillo interior de su uniforme el pañuelo limpio que debía estar ahí guardado. Lo desdobló y humedeció una de las esquinas con su propia saliva, y retiró los restos de sangre que quedaban entre el labio superior y sus fosas nasales con mucho mimo. Ahora que el dolor iba menguando se palpó la zona enrojecida y comprobó que milagrosamente no estaba fracturada.
Refunfuñó acerca de lo desconsiderado que era el hombre tendido a escasa distancia de ella, pero con la boca pequeña, eso sí, no fuera que la escuchara.
Pronunciándose en la nocturna lámina celeste, algunas luces suspendidas en el aire comenzaban a brillar, desperdigadas y remolonas en su aparición. La luna brillaba, incompleta en cuarto creciente, y su color no era tan pálido ni frío como el que vestía su hermana, perpetuamente erguida sobre el desierto blanco de los hollows.
Con los labios fruncidos para expresar enfado, Lain hurgaba en la arena con el dedo índice mientras en la intimidad de su pensamiento trataba de descifrar las intenciones del pálido ser de ojos verdes que era su compañía. Se sentía un tanto decepcionada ante la estimación exaltada que había concebido de él. Quizá su juicio respecto a Gahelle había sido desacertado a causa del conocimiento defectuoso que poseía de su persona.
-Eh...- llamó, sin voltearse, delatándose en su tono que poco a poco ya se desvanecía la breve irritación que le había causado el suceso. Ya había quedado demostrado anteriormente que no era una mujer en la que las emociones prendieran por mucho rato, y facilmente se sobreponía de las incomodidades que pudiera haber causado una situación violenta.- Todavía no me has dicho la Sección en la que trabajas. ¿Qué tal son tus compañeros?
Aguardó una respuesta, escudriñando entre los árboles y la maleza cubiertos por aquella oscuridad transformada y transformadora, que provocaba ilusiones con sus ramas y sus hojas, acomodadas por capricho del viento. El aroma de algunas flores se hacía más intenso entrada la noche, mientras que la canción de los seres que se movían por el día enmudecía y dejaba paso a un susurro más apacible y no tan reconfortante.
-Yo no me llevo bien con los míos- comentó-; no suelo caerle bien a nadie.
En la posición en la que se encontraba no le era posible ver a Gahelle, pero a pesar de sus dudas hacia él confiaba en que cumpliera su palabra y no la atacara o hiciera algun intento extraño.
-¡Hmpf!- fue el único sonido que atinó a manifestar, con el talante airado de un gato al que le hubieran pisado la cola. Dándole la espalda al hombre, se sentó con las piernas cruzadas y buscó en el bolsillo interior de su uniforme el pañuelo limpio que debía estar ahí guardado. Lo desdobló y humedeció una de las esquinas con su propia saliva, y retiró los restos de sangre que quedaban entre el labio superior y sus fosas nasales con mucho mimo. Ahora que el dolor iba menguando se palpó la zona enrojecida y comprobó que milagrosamente no estaba fracturada.
Refunfuñó acerca de lo desconsiderado que era el hombre tendido a escasa distancia de ella, pero con la boca pequeña, eso sí, no fuera que la escuchara.
Pronunciándose en la nocturna lámina celeste, algunas luces suspendidas en el aire comenzaban a brillar, desperdigadas y remolonas en su aparición. La luna brillaba, incompleta en cuarto creciente, y su color no era tan pálido ni frío como el que vestía su hermana, perpetuamente erguida sobre el desierto blanco de los hollows.
Con los labios fruncidos para expresar enfado, Lain hurgaba en la arena con el dedo índice mientras en la intimidad de su pensamiento trataba de descifrar las intenciones del pálido ser de ojos verdes que era su compañía. Se sentía un tanto decepcionada ante la estimación exaltada que había concebido de él. Quizá su juicio respecto a Gahelle había sido desacertado a causa del conocimiento defectuoso que poseía de su persona.
-Eh...- llamó, sin voltearse, delatándose en su tono que poco a poco ya se desvanecía la breve irritación que le había causado el suceso. Ya había quedado demostrado anteriormente que no era una mujer en la que las emociones prendieran por mucho rato, y facilmente se sobreponía de las incomodidades que pudiera haber causado una situación violenta.- Todavía no me has dicho la Sección en la que trabajas. ¿Qué tal son tus compañeros?
Aguardó una respuesta, escudriñando entre los árboles y la maleza cubiertos por aquella oscuridad transformada y transformadora, que provocaba ilusiones con sus ramas y sus hojas, acomodadas por capricho del viento. El aroma de algunas flores se hacía más intenso entrada la noche, mientras que la canción de los seres que se movían por el día enmudecía y dejaba paso a un susurro más apacible y no tan reconfortante.
-Yo no me llevo bien con los míos- comentó-; no suelo caerle bien a nadie.
En la posición en la que se encontraba no le era posible ver a Gahelle, pero a pesar de sus dudas hacia él confiaba en que cumpliera su palabra y no la atacara o hiciera algun intento extraño.
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Gahelle guardó silencio, escudriñando atentamente los alrededores en busca de "algo" que pudiera encontrarse entre las ramas. En realidad no había sentido nada pero quizás era a causa de su innata desconfianza hacia todo lo que le rodeaba que tenía la costumbre de estar alerta en cualquier momento, y aquella jungla era un lugar realmente bueno para esconderse. El arrancar cerró los ojos y sintió la brisa del lugar, no precisamente refrescante a causa del ambiente sofocante que había en aquella jungla (como en todas las junglas).
Quizás había sido demasiado rudo con Elayne, ella, al igual que Gahelle, no tenía del todo la culpa de haberse convertido en un arrancar. Aunque Gahelle los consideraba (incluyendose a si mismo) seres despreciables y vanidosos no tenía mas remedio que aceptarlos como semejantes y tratar de hacer la situación lo mas llevadera posible pero el odio por su raza a veces le hacía decir cosas hirientes e inoportunas hacia otros seres, lo que le había llevado mas de una vez a peleas con seres que querían defender su orgullo como arrancars.
Llevaba bastante tiempo en aquel paraje humano y quizás acababa de mantener la conversación (si se podía llamar asi ya que técnicamente había sido un monologo de Elayne con breves intervenciones de Gahelle la mayoría de no mas de cuatro palabras), aun asi no había sido del todo molesto (incluso podría decirse que de algún modo el estar acompañado durante un breve de tiempo podría resultar agradable). De todas maneras era el momento de irse de alli, no sería de extrañar que hubiera shinigamis rondando por los alrededores, la presencia de arrancars no pasaba precisamente desapercibida en los radares de la sociedad de almas. Gahelle se levantó silenciosamente con intención de marcharse sin despedirse.
-Todavía no me has dicho la Sección en la que trabajas. ¿Qué tal son tus compañeros? Gahelle guardó silencio.
"Hmp, compañeros..."
Yo no me llevo bien con los míos, no suelo caerle bien a nadie. En realidad a Gahelle no le extrañaban estas palabras, entre todos los arrancars Elayne le pareció un ser realmente dificil de comprender.
-Yo no tengo compañeros, en la quinta sección no existe tal cosa. Además, los compañeros, amigos y demás tipos de relaciones me son totalmente improductivas, no te tortures por que no haya gente que te comprenda, suele pasar. Gahelle alzó la mano y una brecha espacial se abrió, creando un portal que lo llevaría de vuelta a maldito lugar llamado Hueco Mundo. -Elayne. Gahelle giró su cuello dedicándole una última mirada. -Llámame la próxima vez que vayas en busca de algún sujeto de investigación o cualquier cosa por el estilo. Hizo una breve pausa. -Al fin y al cabo podría pasarte algo si vas sola, o aun peor, pasarle al Mundo Humano y que tus actos pudieran repercutirnos a los demás.
El albino se adentró en el portal, desapareciendo del Mundo Humano, volvía a su hogar, a su aburrido hogar. Antes de que este se cerrase una ultima frase sonó entre las dunas de aquel desierto.
"Si me necesitas estaré en el eterno y monocolor desierto de Hueco Mundo" Se escuchó.
[Off: Un placer rolear contigo ^^ Ultimamente estoy bastante ocupado (de ahi que no haya podido postear antes) por lo que será mejor dejar el tema por ahora. ¡Saludos!]
Quizás había sido demasiado rudo con Elayne, ella, al igual que Gahelle, no tenía del todo la culpa de haberse convertido en un arrancar. Aunque Gahelle los consideraba (incluyendose a si mismo) seres despreciables y vanidosos no tenía mas remedio que aceptarlos como semejantes y tratar de hacer la situación lo mas llevadera posible pero el odio por su raza a veces le hacía decir cosas hirientes e inoportunas hacia otros seres, lo que le había llevado mas de una vez a peleas con seres que querían defender su orgullo como arrancars.
Llevaba bastante tiempo en aquel paraje humano y quizás acababa de mantener la conversación (si se podía llamar asi ya que técnicamente había sido un monologo de Elayne con breves intervenciones de Gahelle la mayoría de no mas de cuatro palabras), aun asi no había sido del todo molesto (incluso podría decirse que de algún modo el estar acompañado durante un breve de tiempo podría resultar agradable). De todas maneras era el momento de irse de alli, no sería de extrañar que hubiera shinigamis rondando por los alrededores, la presencia de arrancars no pasaba precisamente desapercibida en los radares de la sociedad de almas. Gahelle se levantó silenciosamente con intención de marcharse sin despedirse.
-Todavía no me has dicho la Sección en la que trabajas. ¿Qué tal son tus compañeros? Gahelle guardó silencio.
"Hmp, compañeros..."
Yo no me llevo bien con los míos, no suelo caerle bien a nadie. En realidad a Gahelle no le extrañaban estas palabras, entre todos los arrancars Elayne le pareció un ser realmente dificil de comprender.
-Yo no tengo compañeros, en la quinta sección no existe tal cosa. Además, los compañeros, amigos y demás tipos de relaciones me son totalmente improductivas, no te tortures por que no haya gente que te comprenda, suele pasar. Gahelle alzó la mano y una brecha espacial se abrió, creando un portal que lo llevaría de vuelta a maldito lugar llamado Hueco Mundo. -Elayne. Gahelle giró su cuello dedicándole una última mirada. -Llámame la próxima vez que vayas en busca de algún sujeto de investigación o cualquier cosa por el estilo. Hizo una breve pausa. -Al fin y al cabo podría pasarte algo si vas sola, o aun peor, pasarle al Mundo Humano y que tus actos pudieran repercutirnos a los demás.
El albino se adentró en el portal, desapareciendo del Mundo Humano, volvía a su hogar, a su aburrido hogar. Antes de que este se cerrase una ultima frase sonó entre las dunas de aquel desierto.
"Si me necesitas estaré en el eterno y monocolor desierto de Hueco Mundo" Se escuchó.
[Off: Un placer rolear contigo ^^ Ultimamente estoy bastante ocupado (de ahi que no haya podido postear antes) por lo que será mejor dejar el tema por ahora. ¡Saludos!]
Gahelle- Arrancar Dexter
- Post : 23
Edad : 32
Re: La Tierra de los Siete Colores - [Flashback]
Al principio, ella se quedó allí, como una estatua de sal sentada en la arena, sin voltearse siquiera cuando él se marchó tan repentinamente, impelido quizá por una urgencia que la Arrancar no compartía. Sus ojos azules abandonaron la espesura del bosque para posarse en su regazo. Todavía tenía el pañuelo arrugado entre los dedos de la mano izquierda.
"¿Tan mal está... buscar la aceptación? Lo siento. No puedo permanecer apática ante la soledad. Otra vez..."
Suspiró, desplegando el pañuelo manchado de sangre y derramando un puñado de la arena de aquel idílico lugar en su interior. Ató las cuatro esquinas del trozo de tela y lo guardó como un pequeño tesoro en el bolsillo espacioso de su pantalón blanco, por el simple hecho de tener algo que le recordara esa extraña tarde. Elayne se puso en pie, pero lentamente, como cansada por una reciente carrera descorazonadora. Giró la cabeza para observar la oscuridad que minutos antes había sido ocupada por Gahelle.
-Ah...-arrastró la vocal, casi perezosa-. Todo un caballero, ¿verdad?- el sarcasmo atravesó su rostro en forma de sonrisa-. Será mi Caballero Blanco, pues.
Como si las fantasías que crea la mente no la afectaran, se encaminó hacia la lóbrega arboleda que tan interesada había estado observando, inmune a las finas ramas que se enganchaban en su ropa o le arañaban el rostro.
-Yo no tengo compañeros, en El Amanecer no existe tal cosa- repitió cansinamente, haciendo suyo el inicio del pequeño discurso- Los amigos y las relaciones son completamente improductivas e insatisfactorias. No te tortures por que no haya gente que te comprenda, Elayne...- como en trance, buscó que el brillo de la luna bañara su rostro. Entre las ramificaciones lograban colarse pequeños haces de esta luz, pero sentirla no le produjo ningun consuelo.- Este sitio me está volviendo loca- masculló con creciente amargura.
Se detuvo en mitad de ningun sitio, consciente de las miradas curiosas o atemorizadas que le lanzaban las criaturas de la noche. Encontraba desalentador que los animales fueran capaces de percibir la presencia de los seres que una vez habían sido humanos, pero que rara vez una persona pudiera hacerlo. Pero profundizar más en aquellas cuestiones acabaría conduciéndola a un pensamiento filosófico que era incapaz de comprender.
-Volvamos a casa. Tanto aburrimiento me hace infeliz.
Sin más abrió una garganta, que apenas se distinguía con la escasa iluminación que había en ese espacio. Lain introdujo la cabeza en el umbral de la puerta de vuelta a Hueco Mundo, sin mirar a sus espaldas, pero sintiendo el peso de la cromática arena en su bolsillo cuando la traspasó.
---
[Off Rol]: Lo mismo digo, un placer ^^
"¿Tan mal está... buscar la aceptación? Lo siento. No puedo permanecer apática ante la soledad. Otra vez..."
Suspiró, desplegando el pañuelo manchado de sangre y derramando un puñado de la arena de aquel idílico lugar en su interior. Ató las cuatro esquinas del trozo de tela y lo guardó como un pequeño tesoro en el bolsillo espacioso de su pantalón blanco, por el simple hecho de tener algo que le recordara esa extraña tarde. Elayne se puso en pie, pero lentamente, como cansada por una reciente carrera descorazonadora. Giró la cabeza para observar la oscuridad que minutos antes había sido ocupada por Gahelle.
-Ah...-arrastró la vocal, casi perezosa-. Todo un caballero, ¿verdad?- el sarcasmo atravesó su rostro en forma de sonrisa-. Será mi Caballero Blanco, pues.
Como si las fantasías que crea la mente no la afectaran, se encaminó hacia la lóbrega arboleda que tan interesada había estado observando, inmune a las finas ramas que se enganchaban en su ropa o le arañaban el rostro.
-Yo no tengo compañeros, en El Amanecer no existe tal cosa- repitió cansinamente, haciendo suyo el inicio del pequeño discurso- Los amigos y las relaciones son completamente improductivas e insatisfactorias. No te tortures por que no haya gente que te comprenda, Elayne...- como en trance, buscó que el brillo de la luna bañara su rostro. Entre las ramificaciones lograban colarse pequeños haces de esta luz, pero sentirla no le produjo ningun consuelo.- Este sitio me está volviendo loca- masculló con creciente amargura.
Se detuvo en mitad de ningun sitio, consciente de las miradas curiosas o atemorizadas que le lanzaban las criaturas de la noche. Encontraba desalentador que los animales fueran capaces de percibir la presencia de los seres que una vez habían sido humanos, pero que rara vez una persona pudiera hacerlo. Pero profundizar más en aquellas cuestiones acabaría conduciéndola a un pensamiento filosófico que era incapaz de comprender.
-Volvamos a casa. Tanto aburrimiento me hace infeliz.
Sin más abrió una garganta, que apenas se distinguía con la escasa iluminación que había en ese espacio. Lain introdujo la cabeza en el umbral de la puerta de vuelta a Hueco Mundo, sin mirar a sus espaldas, pero sintiendo el peso de la cromática arena en su bolsillo cuando la traspasó.
---
[Off Rol]: Lo mismo digo, un placer ^^
Lain- Arrancar Sinister
- Post : 143
Edad : 34
Temas similares
» El Valhalla [Flashback]
» ¿Antiguas rencillas? [Flashback]
» Restableciendo el contacto [Flashback]
» Bajo la Tempestad - [Flashback]
» El nombre de la Familia[Flashback]
» ¿Antiguas rencillas? [Flashback]
» Restableciendo el contacto [Flashback]
» Bajo la Tempestad - [Flashback]
» El nombre de la Familia[Flashback]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Abr 30, 2015 3:40 am por Kenta
» Ethernia Ehlysea {Afiliación Élite}
Dom Mayo 25, 2014 7:56 am por Invitado
» Foro RPG Naruto (Élite) (caida de botones)
Dom Mayo 25, 2014 6:04 am por Invitado
» holau gente ^^
Lun Mayo 12, 2014 6:03 am por taider kend
» Foro RPG Naruto (Élite)
Sáb Mayo 03, 2014 7:20 am por Invitado
» School of devil way [Elite]
Dom Mar 23, 2014 7:39 am por Invitado
» Attack On Titan ;; Reapertura [Cambio de Botón - Normal.]
Mar Ene 14, 2014 1:09 pm por Invitado
» Anime Rol [Élite]
Dom Dic 08, 2013 3:51 pm por Invitado
» I Want Candy! {Invitación}
Lun Nov 11, 2013 9:54 am por Invitado
» Homines Hortum || Élite [Yaoi]
Dom Oct 20, 2013 2:42 pm por Invitado