Entrenamiento diario

Gennosuke entró en la sala de entrenamiento del 11º escuadrón mientras los primeros rayos de Sol comenzaban a despuntar por el horizonte. A Gennosuke le gustaba la quietud de la sala cuando no había nadie. Como cada día, el teniente desenfundó su zampakutoh, le ató varios tablones de madera a los lados incrementando considerablemente su peso y se puso a practicar, moviendo el arma como si se enfrentase a un adversario invisible.

Tras algunas horas así, Gennosuke cambió de ejercicio. Colocó un tronco en medio de la sala, marcado por varios cortes en distintas zonas, se puso a unos pasos del mismo y se colocó en posición para efectuar una de sus mejores técnicas.

Con los pies bien anclados al suelo, el miembro de la familia Shin cogió la zampakutoh entre los dedos corazón y anular haciendo parecer su mano como su fuera una garra. El extremo de la hoja fue férreamente aprisionado entre la yema del pulgar de la mano izquierda y el lateral del dedo índice, mientras las venas se iban marcando en sus brazos y cuello, denotando la tensión que estaba siendo ejercida sobre su cuerpo.

Con los ojos cerrados, el shinigami fue concentrándose poco a poco, eliminando toda distracción, enfocándose únicamente en el tronco que tenía delante. No existía nada más para Gennosuke....ni olores, ni sabores o sonidos alcanzaban su mente consciente. Su voz, suave y monocorde, mostraba el gran nivel de concentración de su mente.

Gennosuke: -¡Nagare Boshi!-

De pronto, abrió los ojos de golpe y blandió su zampakutoh a una velocidad tal que prácticamente escapaba al ojo humano. Para la mente profana, el brazo de Gennosuke simplemente había pasado de estar en una posición a estar en otra, siendo imposible percibir el arco que había efectuado con él.

La parte superior del tronco comenzó a deslizarse lentamente sobre el corte oblicuo hasta que calló sonoramente al suelo. Gennosuke inspiró profundamente, relajando el cuerpo y recuperando el aliento mientras gotas de sudor perlaban su frente. Aún le quedaba mucho por aprender...

La noche anterior se le había dado el alta en el 4º escuadrón y tras agradecer los cuidados de los enfermeros volvió al que seguía siendo su escuadrón. Le pareció algo extraño no escuchar las voces de ningún shinigami cuando llegó pero aún así agradecía la tranquilidad ya que los calmantes le atontaban y no estaría en buenas condiciones como para aguantar las preguntas de sus compañeros.

Tras una noche de sueño reparador escuchó como normalmente lo hacía unos pasos que pasaban por delante de su habitación. Reconoció a su dueño al instante ya que la forma de pisar, firme y fuerte solo podía pertenecer al teniente del escuadrón. Shin Gennosuke, Su eterno rival desde la academia. En el fondo eran buenos amigos y sabía que podía poner su vida en las manos de él pero el pique que ambos se traían no ofrecía descanso ni a uno ni a otro. Con tranquilidad, sabiendo lo que medianamente duraba un entrenamiento matutino de Shin se vistió con el uniforme de shinigami, aún dolorido y colocando su zanpakutou en su cinto caminó con tranquilidad hasta la sala donde escuchaba el viento gemir al ser herido por la potente hoja del teniente.

Al llegar se mantuvo en la puerta con una media sonrisa confiada en el rostro mirando la espalda de su compañero observando la tensión y el entrenamiento de este. Sabía que en ese momento no se habría percatado de su presencia pues su extrema concentración, otra de las virtudes del magnífico teniente, no se lo permitía. Al ver el corte realizado al tronco y el deslizarse este hasta el suelo se separó del marco de la puerta donde se había apoyado y dió dos leves palmadas entrando en la habitación.

-Impresionante, fukutaicho -dijo con un deje de sorna en su voz en la palabra fukutaicho. -Veo que no has perdido el tiempo. Me echaste de menos? -comentó con falsa arroganca y cierto aire desafiante en su voz.

Gennosuke se quedó un instante estático, al verse interrumpida su concentración, pero cuál no sería su sorpresa al ver a Hitsuya Yamato, tercer oficial del 11º escuadrón y su amigo desde la academia, cruzar la puerta.

Gennosuke sonrió socarronamente, quitó los maderos de la hoja de la katana y se la apoyó en el hombro.

Gennosuke: -¿Cómo no iba a echarte de menos? Derrotar troncos no tiene mérito y ya sabes cuánto me gusta hacerte morder el polvo.-

El fukutaicho del 11º escuadrón apuntó con ella a su inmediato subordinado, lanzándole una mirada retadora.

Gennosuke: -¿Te atreves con una sesión de sparring? ¿O tienes miedo?-

Yamato sonrió ante el desafío de Gennosuke. Ambos sabían perfectamente que siempre que se encontraban tendrían que luchar. Era la vida que ambos habían elegido y se divertían enormemente con ello. El muchacho dio un par de pasos más para terminar de entrar en la habitación.

-Quieres aprovecharte de que me acabo de recuperar de mis heridas para intentar ganarme? -preguntó con voz burlona. -Que sepas que a pesar de mi estado puedo barrer el suelo contigo, Shin...

Sus rodillas se flexionaron adelantando el pie derecho y llevándose las manos la empuñadura de su zanpakutou y a la vaina colocando el pulgar en la tsuba haciendo que su zanpakutou hiciera un leve sonido metálico. Su sonrisa se ensanchó más mostrando sus dientes y se inclinó hacia delante dispuesto a atacarle en cualquier momento.

-Solo te digo que esta vez tú se lo explicas a Aoki -replicó riendo ante la perpectiva de tener que volver a recuperarse en las dependencias del 4º Escuadrón.

Para los dos muchachos era el pan de cada día. No había tarde ni mañana en el que no necesitaban los cuidados de alguna de las bellas enfermeras que eran compañeras de Aoki. Al final siempre se echaban unas risas con su antiguo compañero de la academia, ya que sus obligaciones los mantenían separados mucho tiempo. Cuando menos se lo esperó Shin, Yamato se lanzó hacia delante desenvainando su zanpakutou lanzando un tajo horizontal hacia el centro de su torso. Un nuevo duelo, acababa de empezar.

Gennosuke hizo un ligero movimiento con la katana, poniéndola gradualmente en oblícuo y haciendo que la zampakutoh de Yamato se deslizase por la hoja de Kage no Ryu hasta pasar limpiamente por encima de su cabeza. El rostro de Gennosuke se tornó totalmente inexpresivo mientras lo alzaba, clavando la mirada en su compañero. Las pupilas, totalmente dilatadas, estaban carentes de toda emoción.

Gennosuke: Seikuken....

Gennosuke dió un pequeño paso hacia un lado, dejando pasar a Yamato de largo, y girando rápidamente para colocarse en posición neutral.

Gennosuke: -Sabes que aún no has encontrado la forma de romper mi seikuken sin usar kidoh. No esperarías otro resultado ahora, ¿verdad?-

Y de nuevo la gran velocidad de su teniente había hecho que errara en su intento. No es que tuviera esperanzas de herirle, con los años uno se acaba acostumbrando a ser segundo en algunas cosas. Pero aún así el rostro inexpresivo de su contrincante siempre le irritaba. Giró sobre sí mismo cuando hubo pasado la posición de Gennosuke y le miró con una media sonrisa burlona en su rostro. Aún sentía algún tirón y algún que otro pinchazo por las heridas sin sanar del todo y sabía que no podía forzarse demasiado. Seguramente Shin lo sabía igual pero no por ello iba a permitirle bajar la guardia y relajarse. No después de todo el tiempo que llevaban juntos.

-No te precipites, pequeño samurai... Las prisas nunca son buenas -replicó a sus palabras con cierto grado de arrogancia.

Sus manos se afianzaron sobre la empuñadura de su zanpakutou con la mirada fija en las pupilas dilatadas de su compañero. Sus labios se curvaron aún más aquella sonrisa mostrando sus dientes. Volvió a lanzarse hacia delante con la zanpakutou paralela a su cuerpo dispuesto a dar una estocada. Esperaba que Gennosuke lo esquivase de nuevo para pasar por su lado y tener la oportunidad de cogerle más cerca. Si esta maniobra tenía éxito podría lanzar el kidoh a su costado. Sino lo haría de frente.

-Hadou no yon, Byakurai! -dijo apuntando al torso de Shin con el dedo índice de su zurda.

Gracias al Seikuken, Shin pudo ver los ataques de Yamato como si fueran antorchas en la noche. Era de sobras conocido por el tercer oficial que la única forma de atravesar el Seikuken era siendo más rápido que Shin, cosa imposible estando aún convaleciente.

Gennosuke: -Eres tú quien se precipita sin pensar, Yamato...-

Gennosuke soltó su mano derecha de la katana, desvió la estocada haciéndo deslizarse una hoja contra la otra y agarró la mano libre de Yamato, desviándola hacia un lado lejos de sí mismo.

Las pupilas de Gennosuke volvieron a su estado normal mientras desactivaba el Seikuken y hacia un movimiento hacia atrás y hacia delante con la intención de estampar su frente contra la cabeza de Yamato.

La puerta del dojo se abrió lentamente y dos shinigamis aparecieron tras ella, un joven de pelo castaño y un hombre-lobo, ambos permanecieron parados al ver el combate inminente.

El joven comenzó a examinar todos los golpes de ambos shinigamis, intentando asimilarlos rápidamente. Esperó hasta que el combate se calmase algo más, para entrar en el dojo, intentando no interrumpir el combate.

El shinigami llevaba dos katanas en su lado izquierdo de la cintura y una nodachi en sentido horizontal a su espalda a la altura de la cintura, portaba un kimono simple, y llevaba cosido de forma precaria el emblema del escuadrón.

Se colocó a un lado del dojo y se sentó sobre sus rodillas, esperando a que el teniente y su contrincante dejaran el combate, o le diesen permiso para hablar.

Cuando entraron al dojo se encontraron con el teniente el cual estaba entrenando con otro shinigami, para no interrumpir se quedaron un momento en la puerta. Daisuke entro en la sala sin hacer ruido y se sento a un lado mientras observaba el combate.
Sasurai permanecio unos minutos mas en la puerta, pero termino entrando hacia el mismo lado en el que se encontraba Daisuke, y se quedo apoyado en la pared junto al pequeño shinigami observando atentamente el combate muy atento, esperando a que terminase. Mientras observaba el combate aun estaba pensando en la pregunta que le habia hecho Daisuke justo antes de entrar al dojo.
"Harias cualquier cosa por un puesto de renombre, no es asi Sasurai?" apunto Tsushi no Nushi

[OFF: M... creo que os habeis equivocado xq Yamato lleva en el escuadrón el mismo tiempo que Gennosuke así q si le conocéis a él me conocéis a mi ^^ Editad ese pequeño detalle cuando podáis]


De nuevo volvía a evitar su estocada. En el momento en el que las dos zanpakutou se encontraron Yamato pudo sentir el rugido interior de Hagane no Shishi, enfurecido por encontrarse de nuevo con aquella hoja que conocía tan bien. El shinigami chasqueó su lengua cuando notó como la mano de su contrincante se cerraba firmemente alrededor de su muñeca desviando su hadou hacia una de las paredes impactando con fuerza sobre la madera. Al sentir como tiraba de su brazo al echarse hacia atrás los ojos rojizos de Yamato se entrecerraron viendo venir el golpe con la cabeza que pretendía darle. Con rapidez hizo deslizar su pie sobre el tatami y tirando del brazo que aún le tenía sostenido fue con el pie por delante para intentar barrer las piernas del teniente y hacerle caer al suelo. Era una maniobra delicada, sobre todo en el estado en el que se encontraba ahora el tercer oficial. Pero aún así, aquella era la mejor manera de evitar que sus cabezas impactasen.

Con la espalda en el suelo, sin importar cual era el resultado de la llave el entrenamiento ahbía sido interrumpido por dos miembros del mismo escuadrón. Si Gennosuke caía sobre él seguramente sus heridas se abrirían de nuevo y si conseguía esquivar su ataque no ocurriría nada. Yamato se puso en pie con cierta dificultad ya que había notado como uno de sus músculos se engarrotaba al hacer aquella maniobra forzosa y cerró los ojos sacudiendo la cabeza un par de veces.

-Se puede saber que hacéis aquí que no estáis entrenando vosotros?! -preguntó elevando la voz dando un golpe en el suelo con el pie levantando su zanpakutou para amenazar ahora a los dos shinigamis que habían entrado en la sala. -Es que me voy durante un par de semanas y os volvéis todos una niñitas? -ahora habló mirando a Gennosuke esperando la respuesta a esa pregunta.

Lo cierto es que Yamato siempre buscaba la excusa perfecta para picar al teniente del escuadrón aunque ello le llevara alguna herida que otra. En ese momento notó una punzada de dolor y se inclinó levemente hacia ese lado conteniendo la respiración momentáneamente aunque volvió a recuperar la postura estirada al momento para evitar que cualquiera se percatara de aquel ínfimo detalle.

-Y bien?! -volvió a instar a los tres shinigamis que se encontraban en la habitación con él.

Gennosuke abrió los ojos, sorprendido ante la maniobra del tercer oficial y sintiéndose arrastrado. Perdió pie por el barrido de Yamato y comenzó a caer en su dirección. El teniente frunció el gesto...

Gennosuke: -¡Tch!-

El joven Shin soltó la mano de Yamato y la usó de apoyo para no caer encima de su amigo, rodándo rápidamente para colocarse en posición defensiva a la espera de un inminente ataque que no iba a llegar, pues habían sido interrumpidos por dos presencias nuevas.

Gennosuke reconoció en ellos al cuarto oficial del escuadrón, Aoyama Daisuke, y a un shinigami lobo llamado Zaraki Sasurai. El teniente se incorporó, enfundó su zampakutoh y la selló, convirtiéndose esta de nuevo en un simple mango de katana algo viejo y roido.

Al oir a Yamato incluirle en el paquete de "niñitas", puso el rostro inexpresivo y se acercó a él para darle una palmada en la espalda con total naturalidad, provocando que el tercer oficial se doblase de dolor. Gennosuke sonrió levemente ante su "obra".

Gennosuke: -¡Mira quién fue a hablar! ¡Pero si te caes a pedazos con sólo mirarte!-

Acto seguido Shin Gennosuke se puso serio, observando a los dos recién llegados, tras lo cual alzó una ceja interrogadora.

Gennosuke: -¿Y bien? Espero que tengais algún motivo de peso para interrumpir nuestro entrenamiento mientras perdeis el tiempo sin hacer nada....-

Algo que jamás toleraría Gennosuke es la ociosidad. Si tienes tiempo para estar sin hacer nada, tienes tiempo para entrenar.

El pequeño shinigami alzó la mirada cuando el Teniente se dirigió a el. Y lentamente se levantó del suelo y se acercó unos pasos. Caminando de forma parsimoniosa y sin prisa. Todo parecía en calma a su alrededor.

- Gennosuke-sama, disculpe esta interrupción, pero el shinigami raso Sasurai y yo veniamos a preguntarle si había alguna tarea a llevar a cabo, pese a que no faltamos a nuestro entreamiento constante, estamos ansiosos por demostrar la efectividad de nuestra tecnica reforzada mediante la practica.

El shinigami permaneció con los brazos cruzados mientras hablaba, en una pose de respeto pero a la vez de protección. Espero paciente una respuesta de su Teniente, mientras examinaba las armas de ambos combatientes con la mirada.

Manteniendo la posición, observaba lo que estaba ocurriendo, guardó silencio mientras Daisuke le explicaba al teniente el porque de la interrupción.
-Así es fukutaichô, mientras todos estan sin parar un segundo nosotros solo entrenamos y no tenemos encargo alguno... nos estamos oxidando de solo entrenar- dijo Sasurai con un tono de molestia en su voz.
Tras el comentario, seguía manteniendo la posición aunque ahora se advertía algo mas defensiva que antes.

El muchacho miraba a los tres tras su comentario con un enfado falso. Lo cierto es que todo lo hacía por picar a su compañero de academia, era el cuento de nunca acabar. Aunque, para variar, el astuto teniente aprovechó el estado convaleciente del oficial para hacer le callar al instante. Con una palmada en la espalda le hizo inclinarse hacia delante soltando un quejido ahogado para luego soltar otro con los brazos rodeando su abdomen, su zanpakutou cayendo al suelo con un leve golpeteo metálico. Sus ojos se levantaron para clavarse en el rostro del sonriente Gennosuke y un gruñido peligroso apareció en su garganta antes de erguirse para buscar saltar sobre él de nuevo.

-Pero serás bestia!!! -dijo elevando la voz desde un gruñido profundo levantando el cuerpo poco a poco.

Pero antes de que pudiera hacer nada contra el bestia de su teniente, una mariposa negra apareció en la sala llevándose la atención del oficial. Esta revoloteó por la estancia hasta quedarse volando delante del teniente. Yamato se estiró frunciendo levemente el ceño envainando su zanpakutou tras recogerla del suelo. Normalmente, las mariposas nunca solían traer buenas noticias.

Gennosuke alzó una ceja ante el comentario de sus subordinados, ignorando las quejas y dolores de Yamato.

Gennosuke: -A ver si lo he entendido.....No os veo ninguna herida reciente, ni moratones, ni cortes, ni rasguños, ni nada...... ¿Y os atreveis a decir que os oxidais de tanto entrenar? Quizás deba mostraros lo que es entrenar de verdad y entonces...-

En ese preciso instante Gennosuke se interrumpió al ver aparecer la mariposa infernal y, alzando un dedo para que se posase en él, se dispuso a escuchar el mensaje.

El ceño del teniente del 11º escuadrón se frunció en un gesto algo preocupado. Susurró algo a la mariposa y esta se fue volando mientras Shin Gennosuke volvía a centrar su atención en sus subordinados.

Gennosuke: -Parece que estais de suerte.... Hay problemas con unos hollows especialmente fuertes en las afueras del Rukongai. Iremos, investigaremos y eliminaremos la amenaza. ¿Alguna pregunta?-

Gennosuke se puso a caminar directamente hacia la salida. Podía oir las dudas de sus subordinados por el camino, no había necesidad de demorarse.

Gennosuke: -Esto no significa que os vayais a escapar del entrenamiento. Yamato, ¿te traemos una silla de ruedas para desplazarte o podrás venir por tu propio pie?-

El joven samurai no pudo evitar sonreir al enterarse de que había buenas noticias, había algo que requería la atención del 11º Escuadrón, aquello le vendría bien para demostrar al teniente que si habían estado practicando y entrenando sin parar, el hecho de que no tuviesen cortes o rasguños es que su técnica de combate estaba ya prácticamente depurada, eso hacía que a su contrincante a penas le diese tiempo de reaccionar.

Aoyama pudo observar el compañerismo y amistad existente entre el 3er Oficial y el Teniente, parecía que hubiesen estado toda la vida juntos combatiendo, seguro que habían vivido muchos combates juntos, era algo admirable, ya que él siempre había tenido que luchar solo, o sin poder contar con alguien en quien confiar en un combate.

Sacudió la cabeza para salir de su ensimismamiento, entonces asintió ante las palabras del teniente.

- Si, señor, una pregunta, ¿Órdenes? - dijo esperando que el Teniente le indicara que es lo que debía hacer, hacía demasiado tiempo que no recibía ordenes que no sabía muy bien como actuar en estos casos. Tomó una postura servicial, pero sin parecer demasiado halagador.

-Al fin un encargo... ¡Ya era hora!-dijo Sasurai al escuchar la noticia con emocion en sus palabras.
Al fin tendria un combate real y no un simple entrenamiento en el que nadie le respondia a sus golpes, estaba ansioso por entablar un combate contra un enemigo que estuviese a su altura, como lo hacia antes de ser un shinigami.
-Solo una pregunta, ¿Cuando salimos?-dijo impaciente cogiendo su arma, que aun estaba apoyada en la pared y poniendosela en el hombro.

La expresión de Yamato era de calma y cierta preocupación. Podía sentir como en la sociedad de almas todos se movían a una velocidad vertiginosa de un lado hacia otro. Sentía la tensión, la preocupación y la incertidumbre. Lo cierto era que él también tenía muchas cosas en la cabeza pero este nuevo cometido le hizo centrarse en su cometido, cosa que secretamente agradecía. Intercambió una mirada con Gennosuke, como los viejos compañeros que eran y se entendieron con esa simple mirada.

-No, fukutaicho... -respondió el tercer oficial siguiendo a su superior en rango por la puerta del escuadrón. -Y puedo moverme solo... gracias -el sarcasmo se podía masticar en el ambiente.

Sus ojos observaron a los dos subordinados con cierto grado de examen. El pequeño Aoyama le recordaba extrañamente a Katsu, y maldita sería su suerte si seguía la misma trayectoria de su compañero de academia. El otro, Zaraki, siempre había llamado la atención de Yamato y el que ambos tuvieran una zanpakutou parecida hacía que sintiera como un posible aprendiz aunque no tuviera mucho que enseñar. Siempre había mucho más que aprender incluso si piensas que has llegado al culmen de tu poder.

-Cuando lleguemos al Rukongai, Shin-fukutaicho expondrá la estrategia a seguir. Estad atentos y preparados para lo que pueda ocurrir. Nos vamos! -dijo el tercer oficial saliendo por la puerta rumbo al Rukongai.

Una punzada de dolor hizo que se llevara una mano a su abdomen pero enmascaró el detalle agarrando su keikogi con la mano firmemente. Tendría que tener cuidado en el Rukongai, mucho cuidado.