Entrenamiento nocturno

Ya pasaban las cinco de la madrugada, pero el joven shinigami Hoshimoto continuaba con su ciclo de entrenamientos nocturnos. Como de costumbre, se encontraba en una zona de pastizal bastante grande. Ya que era una de sus lugares preferidos para entrenar. El sentir la refrescante brisa sobre su transpirado cuerpo era una de las sensaciones que él más disfrutaba en el mundo. A demás, la gran cantidad de árboles que rodeaban la zona, dándole un aspecto boscoso; junto con la luz de la luna que se apoderaba de la atención de cualquiera que mirase al despejado cielo, creaban una vista muy agradable. Aunque si hay algo a lo que no le preste atención Hoshimoto mientras practica, es a la vista.

Por el momento, sólo se concentraba en sus movimientos. Primero, una serie de golpes rápidos lanzados al aire realizados con sus brazos hacían agitarse las hojas del cuidado césped del lugar. Pero luego comenzó a intercalar también unas cuantas patadas. Algunas altas, tratando de practicar su equilibro, y otras a una altura media para intentar medir su fuerza. El joven shinigami siempre prefirió emplear el Hakuda (o técnicas de cuerpo a cuerpo) en la batalla, en vez de la espada. Ya que odia la idea de eliminar a otros seres, así se trate de hollows. Sin embargo, hay muy pocas ocasiones en las que no se haya visto obligado a usarla. Volviendo al entrenamiento, el shinigami comenzó un corto intervalo para respirar mientras meditaba sentado en la posición del loto.

En ese estado de meditación, Hoshimoto sintió que su zampakutou, que estaba apoyada en el suelo frente a él, comenzó a vibrar. Al principio no le prestó atención, ya que pensó que era algún tipo de broma por parte de esta. Tengoku Setsudan es un espíritu muy travieso, y son incontables las jugarretas que le ha gastado a su compañero y portador; pero en el fondo, este le tiene un gran aprecio por su continua compañía. Sin embargo, esta vez parecía distinto. Las oscilaciones de su envainada zampakutou eran cada vez mayores, por lo que Hoshimoto comenzó a preocuparse; saliendo de su posición de meditación y tomándola con ambas manos. Fue entonces que, mientras la alzaba justo frente a su rostro, esta dejó de emitir señal alguna. Preocupado, el shinigami de extraños ojos comenzó a desenvainarla lentamente. Pero, cuando comenzó a hacerlo, la zampakutou se agitó con un movimiento seco y muy brusco.
- ¡¡¡Buuuu!!!- Gritó Tengoku Setsudan, tras lo cual el shinigami la soltó a causa del susto. Haciendo que su zampakutou comenzara a reírse a carcajadas.

Luego éste la pateó, enojado, haciéndola volar unos cuantos metros mientras sus risas seguían retumbando en su roto orgullo.
- ¡¡¡Ojala te oxides, pedazo de metal inservible!!!- Le gritó este enojado, mientras la maldecía entre dientes. Tanta era su rabia, que no pudo notar una leve presencia que se acercaba, la cual cada vez se hacía más notoria, dejando en claro su cercanía.

Madrugada, a pesar de estar agotado por ser su primer día como oficial no lograba dormir, el desvelo era muy grave, casi siempre que se desvelaba leía un libro interesante, o algo así, pero ya había leído todo lo que tenia en su biblioteca al menos 4 veces y debía ir a comprar mas libros. Rebusco otra vez entre sus libros a ver si no se había pasado por alto algún libro, como le solía suceder. Al no encontrar nada decidió hacer otra cosa, intento ducharse y acostarse al ver al techo con la tenue luz que la luna pasaba atravez de su ventana abierta. Miro el reloj, le parecía que hubiesen pasado horas cuando solo habían pasado 10 minutos, se vistió y se decidió a salir un rato a caminar, quizás hoy hubiera algún bello paisaje como los que le gustaba ver, o no, o quizás hoy fuera una noche digna de olvidar como tantas otras que habia pasado. Salio a caminar con su vestimenta habitual y zampakutoh, desde que se la habían dado no se había separado de ella, y aun mas desde que conocía su nombre, aunque el espíritu no le callera muy bien.

Mientras caminaba en plena noche, el espiritu de su zampakutoh hablo con su voz chillona -Desvelado otra vez? cuantas veces te ah pasado en el ultimo mes? 15? 20?-

-Haz silencio por favor, tu voz es demasiado molesta como para escucharla a esta hora de la madrugada.. Y si estoy desvelado y me ah pasado 19 veces en un mes, que problema ay contigo?- Dijo mientras frenaba por un segundo y miraba detenidamente a su zampakutoh. Hiei mantenia una sonrisa como regularmente lo hacia, no era facil que se enfade, de hecho, el no recordaba ninguna vez que se halla enojado realmente, como si se hubiera borrado de su memoria.. -Muchos, si tu no puedes dormir hay ruido en tu mundo interno, y eso no me deja dormir a mi, que es lo que te sucede esta vez?- Dijo "Mesu" poniendose en su tono serio en eso ultimo
-Nostalgia, supongo, extraño el rukongai y mi laboratorio, hace un tiempo que no voy por allí, desde que decidí ser un shinigami..-
Eh interrumpes mi sueño con eso? porque no te das una visita asi nos podemos dormir ambos de una vez?-
-Quizas lo haga.. quizas lo haga.. Dijo mientras disminuia el volumen de su voz..

Al cabo de un rato de caminar llego hasta un pastizal donde escucho ruido de entrenamiento, y al cabo de unos momentos escucho como alguien se sobresaltaba, le gritaba a algo y pateaba algo de metal... Se acerco al lugar, movido por su curiosidad y al ver que lo que habian pateado era una katana, se acerco para recogerla, ya que habia caido cerca de el.

-Problema con tu zampakutoh? yo tambien tengo algunos cada tanto- dijo mientras se acercaba hacia su dueño con la katana recien recogide extendida(el mango hacia el dueño) -Bonita noche, cierto?- Dijo mientras contemplaba el cielo y la luna por unos segundos..

Por culpa de todo su enojo, Hoshimoto no pudo notar la presencia de una persona que se acercaba. Por suerte, era un compañero shinigami, el cual se hizo presente de forma amigable para alcanzarle la zampakutou que antes había arrojado con tanta ira. Ante esto, el shinigami de ojos extraños respondió con una gran sonrisa, mientras que expresaba su gratitud ante su compañero.
-Muchas gracias.- Respondió mientras ajustaba la saya de su katana en su cinturón. Intentando mostrarse lo más agradecido posible, mientras que en el fondo sólo quería alejar a esa insoportable alimaña lo más posible de él. Sin embargo, no podía decirle eso al shinigami que tenía frente a él y que con tan amable actitud intentó ayudarlo.

Ante el comentario de este sobre si tenía problemas con su zampakutou, Hoshimoto miró de reojo su cinturón; en el cual Tengoku Setsudan vibraba lentamente mientras soltaba una pequeña risita burlona sólo perceptible ante los oídos de su portador. Tras esto, el joven shinigami volvió la vista a su compañero y, esbozando una sonrisa, le dijo con toda la gentileza que pudo.
-Es una alimaña de vez en cuando...- Tras lo cual suspiró y quedó pensativo por unos pocos segundos.
-Pero igualmente sigue siendo mi fiel compañera. Después de todo, no sería quien soy si no fuera por ella.- Luego de esto, Hoshimoto se relajó un poco y salió de la rígida postura en la que se encontraba para relajarse haciendo una pequeña reverencia. -Mi nombre es Sarevilo Hoshimoto, shinigami del sexto escuadrón.-
Tras las presentaciones, el nuevo shinigami intentó comenzar una conversación recalcando la belleza de esa tranquila noche. -Si, por suerte.- Dijo mientras alzaba la vista hacia el cielo al igual que su colega shinigami. -Las noches en el Seireitei siempre suelen ser tranquilas y muy bellas, ya que se puede ver perfectamente el cielo sin todas esas luces ¿Hace poco que eres shinigami?- le preguntó. -Aunque una luna tan hermosa como esa es muy rara de ver. Con ella se hace mucho más fácil entrenar durante la noche...- Tras lo cual una gran idea se cruzó por la mente de Hoshimoto. -¿Qué te parece si entrenamos juntos?- Adhirió a su comentario anterior con una gran emoción. Tras lo cual comprendió la exageración que le había dado a esa pregunta, por lo que bajó su voz y agregó posteriormente. -Es más entretenido entrenar en compañía. A demás, hace mucho que no trabajo mi Hakuda en otro shinigami. Aunque no sé si es tu estilo de pelea.-

Tras esto, Hoshimoto se inclinó levemente ante su nuevo compañero y, dibujando una pura sonrisa en su rostro, volvió a preguntarle. -¿Querrías?-