Asistiendo al llamado [TRAMA]

-Bella espada, le espero en mis dependencias lo antes posible -

Las palabras habian llenado los espacios de su oficina mientras la Espada terminaba de arreglar algunos libros y los ubicaba en su respectivo lugar. Etter y Aerea brincaban de un lado al otro organizando los papeles y Kyo debia andar en alguna parte afuera. Ese chico era problematico pero a la arrancar le importaba bien poco, talvés era bueno tener a un arrancar en su sección con algo de fuerza "bruta" para manejar un poco a los rasos e impedir que se revolucionaran. Muchos seguian viendo con malos ojos el comportamiento pasivo de la Espada.

Se puso de pie una vez el cuervo se habia marchado. Etter y Aerea saltaron a lado y lado de ella de inmediato.

- Hyuuu! vamos a ir a ver al jefecito, Enjeru-Sama? -
- Claro que si Etter que pregunta más estupida -
- Quizá ella no quiere! hum! -
- Es el jefe y Enjeru-Sama se aburre aquí encerrada -

- Silencio - la voz suave de Enjeru silenció a las fracciones que parecian no poder dejar de discutir un simple segundo. Aerea le organizó su kimono y sus cabellos mientras Etter abria la puerta corrediza y le ofrecia sus sandalias. Abandonaron la oficina y atravezaron los pasillos de la sección. Todos habian oido o visto el cuervo blanco así que sabian que la Espada habia recibido un mensaje y los murmullos se levantaban a su paso - A trabajar - exclamó con una escala más arriba de lo normal y todos se giraron en sus puestos para teclear en los aparatos de rastreo. Habian informes sobre los ataques en el mundo humano. Enjeru se preguntó si de eso era de lo que Marcus deseaba hablarle. Señaló un cerro de papeles y las chicas se hicieron con ellos. Eran los últimos reportes recibidos.

Salieron de la sección que en realidad no estaba muy lejos de la del Espada 0 así que no tardaron en ingresar a la misma con el mismo paso lento y elegante que arrastraba miradas a su paso. Llegó hasta la puerta del despacho del Espada y se puso de rodillas, las dos chicas extrañamente calladas se arrodillaron detrás de ella. Llamó a la puerta tres veces y luego abrió la misma mientras Etter exclamaba - Hyuuu Marcus-San, hemos llegadoooo ! - su tono chillón de voz en un cantito.

Enjeru hizo una amplia reverencia y se quedó con la mirada sobre el suelo a la espera de que su superior le hablara y le diera o no el permiso de ingresar al lugar.

Marcus, tras mandar su aviso en forma de cuervo blanco, esperó la llegada de la espada, la cual pensaba que no tardaría demasiado en llegar, pues no era de aquellas que relajaban más las costumbres sociales ni la elegancia y saber comportarse frente a los demás.

Y así como lo pensó, pasó, tras no demasiados minutos, se pudo distinguir por la sala un pequeño grito, el cual Marcus confundió con el graznido del cuervo que habría vuelto de aquella sencilla misión que le había encomendado.
Más se hallaba equivocado, y quien respondía a tal gritito no era ni más ni menos que una de las arrancars con la que la primera espada contaba, a su disposición para sus caprichos personales, que seguramente, siendo una dama tan exigente, serían considerables.

Todavía molesto por el grito, o más bien, graznido de aquella chica, se levantó de su asiento, en una elegante y educada respuesta a su reverencia, y con un movimiento de mano, dió a entender lo que despues reflejaría en palabras.

- Por favor, pase mi elegante compañera - Le pidió con una leve sonrisa en su rostro.

Más toda aquella pulcritud en sus movimientos no quitaba que en aquel momento realizara una clara mirada a las arrancars que se agolpaban con la espada en la puerta. El tema a tratar con los espadas, quedaba con los espadas.

Esperaba que Daaku hubiera educado suficientemente bien en aquel corto período a sus chiquillas para que supieran entender deseos con tan solo una mirada.

Antes que Enjeru se pusiera de pie ante la invitación del Espada 0 a entrar en su despacho, la arrancar de oscuros cabellos, hermana gemela de Etter y conocida por el nombre de Aerea ya se habia puesto en pie y habia dado una ligera y respetuosa venia a Marcus dejandole saber que comprendia su mirada y que se irian de allí. Los archivos que cargaba con ella los habia dejado en el suelo y habia comenzado a caminar para retirarse. Por su lado Etter, la chica de aguda voz, rostro sonriente e infantil y cabellos del color del algodón de azucar seguia con sus ojillos clavados en los del Espada como tonta, brillando llenos de ilusión - Hyuuu! - emitió un gritito cuando Aerea la agarró por una oreja y sacarla de allí, los papeles que ella llevaban cayeron al suelo todos desordenados, su aguda voz llenando todo - Sueltame Aerea, yo quiero quedarme, no me quites le gusto de ver al guapisimo de Marcus-Sama - - Callate! - un golpe seco se escuchó más allá del corredor y todo se hizo silencio.

La Espada sin inmutarse ni un solo segundo, acostumbrada como ya estaba a las dos arrancar, se puso al fin de pie e ingresó al despacho de Marcus y se quedó de pie observandolo moverse con la gracia de macho alfa que poseia. Etter poseia la razón al hablar de lo guapo que era el Espada, sin embargo, Enjeru se preguntaba si era solo la belleza externa o la imponencia que le suponia su nivel de poder, el reiatsu que emitia aún a pesar de estar en descanso.

- En qué puedo serle de ayuda, Marcus? - preguntó sin colocarle ningún titulo a su nombre, como Sama o San, con la naturalidad de aquellos que se tienen confianza, aunque Enjeru y Marcus nunca habian cruzado hasta entonces más palabras de las necesarias de un superior a su subordinado.

La espada se mostraba lenta y serena, quizás más por la seguridad que mostraba o que quería mostrar frente al líder de Hueco Mundo que por una cuestión de estética o de miedo a no estar a la altura.
Dudaba que fuera eso último. Muchos de los espadas se habían comportado con bravuconerias, con violencia, como si tuvieran que demostrar por la fuerza porque estaban llamados a formar parte del selecto grupo de guerreros comandados por él.

Sin embargo ella siempre se comportaba con una elegante serenidad que la hacía parecer tranquila en cualquier situación. Incluso durante los momentos más tensos de la reunión, donde se había visto el nivel de la paciencia de los espadas, seguía con su rostro petrificado.
Seguramente lo mantendría incluso cayendo hacia un volcán lleno de lava.

- Eres la encargada de los reconocimientos en el mundo humano y en Hueco mundo, o por lo menos tu sección se dedica a eso, ¿no es cierto? - Preguntó serio, mientras miraba fijamente a Daaku. Aunque casi sin tiempo para dejar que respondiera le empezó a explicar su nueva misión. - He perdido el rastro de Aleación, y tengo bastantes sospechas en que haya sido porque haya muerto

La voz era neutra, como si la muerte de aquel espada fuera más un hecho burocrático que algo de lo que estar apenado. De todas formas, no estaba seguro de ello. Si hubiera sido uno de los anteriores espadas, lo hubiera notado enseguida, pero la diferencias entre los antiguos y los nuevos, era simplemente abismal. Quizás había logrado dormir su reaitsu de manera que fuera imposible de distinguir incluso para él.
De todas formas, dudaba que aquella espada tan desequilibrada tuviera tal habilidad.

- Lleva contigo tus fracciones y también las fracciones de la 6ª espada. Son expertos en rastreos. Y si Aleación ha sido derrotado, es que el contrincante podía con una espada de su nivel. - Tras mandar aquellas órdenes, se volvió a sentar en su sillón, dando por terminada la reunión, una vez que él había hablado. La cuestión de que un espada pudiera acabar muerto era preocupante, aunque lo hubiera sido si estos tuviera un nivel realmente alto. Ahora incluso podría encontrar a alguien de verdadero nivel. Siempre era una posibilidad. - Si es realmente fuerte y podéis no matarlo, traedlo.

Asintió ante la afirmación sobre las actividades de su sección y siguió escuchando, sus manos entrelazadas a la altura de su vientre, sus ojos en todo momento observandolo a él. Cuando escuchó la base de lo que al parecer seria su misión no pudo evitar morderse el interior de la boca generando un mohín de disgusto en su delicado rostro. Aleación no era precisamente un ser que le placiera volver a ver, ahora entendia la tranquilidad que El Amanecer habia vivido hasta ahora, esa mente retorcida le causaba escalosfrios y pesadillas. Pero era un Espada y no se negaria a ir en su busqueda - El último reporte que se tuvo de la Espada 3 es que habia ido al Mundo Humano y luego habia abierto una garganta de regreso, cree usted que no haya regresado en realidad? -

Aún tenia fresco en la memoria ese reporte, Aleación habia ido a divertirse al mundo humano antes de la reunión de Espadas a la que nunca llegó. Marcus siguió hablando y ella asintió simplemente, con formalidad. A Kyo le haria bastante bien una visita al mundo humano, Etter seguro estaria dichosa a diferencia de Aerea que preferia permanecer en la oscuridad de Hueco Mundo. Llevarse a las dos fracciones de Okami, ahora tendria más crios a los que cuidar además de los suyos. Sonrió tranquilamente, una señal al Espada de que haria todo lo que tuviese que hacer para hallar a Aleación o a su asesino - Por supuesto - concluyó sobre traer al posible asesino vivo si merecia la pena, algo que quedaba a discresión directa de Enjeru.

Esperó un poco más antes de retirarse ofreciendo una venia elegante al Espada y una sonrisa dulce. Se hizo con sus sandalias y al abrir la puerta el cuerpo de Etter cayó secamente a los pies de ella. Desde la altura la visión de la Espada no era nada tranquilizadora por lo que la fracción se puso de pie sonrojada - Avisa a las fracciones de la chica lobo que haremos un picnic y vendrán con nosotros -

- Hyuuu!! Picnic - sus ojillos brillaron y de inmediato salió corriendo perdiendose por los corredores de El Amanecer. Por su lado la chica volvió a sonreir a Marcus antes de cerrar la puerta frente a ella y caminar hacia afuera de la sección donde Aerea le esperaba - Vé con tu hermana - ella asintió y desapareció en un simple movimiento.