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De como llegaron a odiarse [Flashback]
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Souls&Swords - Foro interpretativo inspirado en Bleach :: Gotei :: Escuadrón Gi - Honradez y Justicia
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De como llegaron a odiarse [Flashback]
En aquellos tiempos Kaori no distaba mucho de la capitana en la que se convertiría en el futuro. Rebelde, díscola, contestona y deslenguada, la muchacha se había convertido en la tercera oficial del escuadrón y se sentía orgullosa, aunque quería más y consideraba que mucho más era lo que podía ofrecer. La inocencia tan propia en ella se acentuaba un poco más en aquellos años, cuando todo le parecía posible, cuando pensaba en ascender y en frustrar (en la medida de lo posible) los cándidos planes de la capitana Valeria. Bebía sake con sus compañeros, era casi tan burra como ellos, entrenaba la que más y siempre cumplía su deber religiosamente. En esos momentos empezaba a nacer el germen de Kaori, al que se sumaban sus allegados, que preferían algo más de dureza por parte de las altas esferas. Sin embargo aún no había llegado su momento, debía contentarse con aspirar a más, soñar y aguardar. Aunque como ya sabéis la paciencia no era, ni mucho menos, el fuerte de Izumi Kaori.
Aquel día debía ocupar su lugar de siempre y ejercer de tercer oficial. Era un papel sumamente secundario, pero no podía pretender comenzar su casa por los cimientos, de modo que representaba sus líneas lo más eficientemente posible. La capitana habló a sus hombres mientras el teniente Tekewaki y ella misma guardaban respetuoso silencio a ambos lados de la hermosa joven, un par de pasos atrás. El segundo al mando era un hombre alto, de facciones armoniosas y cabellos castaños que estaba loco por Valeria-taichou desde que la conoció en la Academia. Cada palabra que pronunciaba ella era como una música celestial para él y a Kaori no podía darle más asco, ¡era alguien repulsivo! Cada vez que intercambiaba una mirada con los alelados ojos grises del muchacho debía hacer un esfuerzo para contener las ganas de arrearle con todas sus fuerzas. Aquel día no era distinto, de manera que clavó los ojos en el frente, en los compañeros que escuchaban atentamente a su jefa.
- Tenemos una nueva incorporación a nuestras filas -susurraba Valeria con su hermosa voz en esos momentos-quiero que le hagáis sentir como en casa.
El recién llegado salió de la multitud y se presentó frente a los demás con una segura sonrisa en los labios. Kaori le observaba con cautela, preguntándose de que lado estaría- si del suyo o de Valeria- cuando la capitana la descubrió haciéndolo y la chica se sonrojó de golpe. En teoría no debía observar a alguien tan fijamente, era una falta de respeto. Sin embargo la otra joven se lo tomó por otro lado, y aquel fue el principio de todo, un malentendido que precipitaría una relación que tendría que ser de compañeros (en esos momentos y en un futuro un poco más distante) y que siempre sería tensa
- Este es Bastian Chiesa. Haced un esfuerzo por llevaros bien con él.
Los compañeros aplaudieron al recién llegado (¿dónde estaban en un salón de belleza?) mientras Kaori oteaba la espalda de Bastian Chiesa, era bastante mono, aunque la chica no era buena en esas cosas, de manera que no podía estar convencida de nada en absoluto. Cuando su superior la llamó se temió lo peor.
- Kaori-chan.
- ¿Si, Valeria-taichou? A sus órdenes.
- ¿Te importaría enseñarle la división a Bastian san? Tekewaki-fukutaichou y yo tenemos una reunión muy importante con todos los capitanes y tenientes y no podemos faltar. Confío en ti- malditos chantajes psicológicos, los detestaba, pero no tenía más remedio que cumplir con su deber.
- Como ordenéis- cada vez que debía comportarse de modo formal se envaraba.
Por fin los shinigamis rasos fueron a cumplir con sus obligaciones y los jefes del escuadrón se fueron marchando. Kaori no entendía nada, ¿acababa la capitana de guiñarle un ojo o lo había imaginado? Suspiró, algo enfadada por no entender que ocurría a su alrededor y por fin se volvió hasta el tal Chiesa, estaban solos.
- Tengo que enseñarte esto- tan poco delicada como siempre- mi nombre es Izumi Kaori, soy la tercera oficial y hazme caso cuando te digo que considero más eficiente que te relaciones con tus compañeros antes de que conozcas estas instalaciones. Pero como lo ha ordenado la capitana, vamos a ello- y le invitó a hacerlo con un movimiento de su mano enguantada.
Aquel día debía ocupar su lugar de siempre y ejercer de tercer oficial. Era un papel sumamente secundario, pero no podía pretender comenzar su casa por los cimientos, de modo que representaba sus líneas lo más eficientemente posible. La capitana habló a sus hombres mientras el teniente Tekewaki y ella misma guardaban respetuoso silencio a ambos lados de la hermosa joven, un par de pasos atrás. El segundo al mando era un hombre alto, de facciones armoniosas y cabellos castaños que estaba loco por Valeria-taichou desde que la conoció en la Academia. Cada palabra que pronunciaba ella era como una música celestial para él y a Kaori no podía darle más asco, ¡era alguien repulsivo! Cada vez que intercambiaba una mirada con los alelados ojos grises del muchacho debía hacer un esfuerzo para contener las ganas de arrearle con todas sus fuerzas. Aquel día no era distinto, de manera que clavó los ojos en el frente, en los compañeros que escuchaban atentamente a su jefa.
- Tenemos una nueva incorporación a nuestras filas -susurraba Valeria con su hermosa voz en esos momentos-quiero que le hagáis sentir como en casa.
El recién llegado salió de la multitud y se presentó frente a los demás con una segura sonrisa en los labios. Kaori le observaba con cautela, preguntándose de que lado estaría- si del suyo o de Valeria- cuando la capitana la descubrió haciéndolo y la chica se sonrojó de golpe. En teoría no debía observar a alguien tan fijamente, era una falta de respeto. Sin embargo la otra joven se lo tomó por otro lado, y aquel fue el principio de todo, un malentendido que precipitaría una relación que tendría que ser de compañeros (en esos momentos y en un futuro un poco más distante) y que siempre sería tensa
- Este es Bastian Chiesa. Haced un esfuerzo por llevaros bien con él.
Los compañeros aplaudieron al recién llegado (¿dónde estaban en un salón de belleza?) mientras Kaori oteaba la espalda de Bastian Chiesa, era bastante mono, aunque la chica no era buena en esas cosas, de manera que no podía estar convencida de nada en absoluto. Cuando su superior la llamó se temió lo peor.
- Kaori-chan.
- ¿Si, Valeria-taichou? A sus órdenes.
- ¿Te importaría enseñarle la división a Bastian san? Tekewaki-fukutaichou y yo tenemos una reunión muy importante con todos los capitanes y tenientes y no podemos faltar. Confío en ti- malditos chantajes psicológicos, los detestaba, pero no tenía más remedio que cumplir con su deber.
- Como ordenéis- cada vez que debía comportarse de modo formal se envaraba.
Por fin los shinigamis rasos fueron a cumplir con sus obligaciones y los jefes del escuadrón se fueron marchando. Kaori no entendía nada, ¿acababa la capitana de guiñarle un ojo o lo había imaginado? Suspiró, algo enfadada por no entender que ocurría a su alrededor y por fin se volvió hasta el tal Chiesa, estaban solos.
- Tengo que enseñarte esto- tan poco delicada como siempre- mi nombre es Izumi Kaori, soy la tercera oficial y hazme caso cuando te digo que considero más eficiente que te relaciones con tus compañeros antes de que conozcas estas instalaciones. Pero como lo ha ordenado la capitana, vamos a ello- y le invitó a hacerlo con un movimiento de su mano enguantada.
Última edición por Izumi_Kaori el Sáb Nov 21, 2009 1:06 am, editado 1 vez (Razón : Nuevas reglas del foro sobre limitación de mensajes)
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Tras tantos cursos en la academia, por fin había llegado a ser shinigami e ingresar en un escuadrón.
Vale que su paso por la academia había sido, cuanto menos, divertido. Había aprendido mucho y había conocido mucha gente, dado su natural caracter abierto. Pero se suponía que el final de aquello era lo que acababa de acontecer, su nombramiento como shinigami perteneciente al 6º escuadrón.
¿Porqué el 6º escuadrón?
Bien, Chiesa no era del tipo de hombre que busca la manera más dificil de lograr las cosas. Tenía claro que quería ascender.
¿Hasta donde?
Lo máximo posible.
Bien era cierto que los puestos de capitanes y tenientes quedaban tan lejanos e inalcanzables en el horizonte, como unos lugares reservados solo para aquellos elegidos que nacen con unas capacidades innatas y una férrea voluntad.
Y quizás Bastian no tenía de eso, pero de todas formas, ya había cumplido el primer paso de su subida y lo quería hacer de una forma relajada y tranquila, y según se comentaba por las aulas, la capitana Rin era una de las más suaves (porque no decirlo también, más bellas, aunque se rumoreaba mucho de la relación que podría mantener con el capitán de la 10ª división) y de las que más pasaba la mano a los díscolos como él, nada que ver con otros capitanes como los de la 7ª, exigentes y rudos.
Así que allí estaba, en medio de toda aquella gente que acababa de conocer, aunque más bien le acababan de conocer ellos a él, pues era el único que se había presentado. Pero conocer a la gente no era un problema para él, incluso ya había hablado con algunos shinigamis del escuadrón antes de empezar la presentación, y posiblemente de forma rápida, se haría con la forma de tratarlos a todos. Sobre todo a ellas.
Así que tras todas las formalidades, la preciosa Valeria le hizo llamar. Chiesa fue bastante sonriente, pues parecía que la capitana le había pillado aprecio y le estaba mimando un poco, pues escuchó como mandaba a una de sus subordinadas que le enseñara como podía manejarse por la división.
Entonces fue cuando Chiesa le quedó claro que su capitana le estaba mimando, pues para ello eligió a una preciosa chica de piel blanca y un liso y brillante pelo azabache, que, a pesar de su aspecto frágil y puro, le empezó a tratar con cierta rudeza...
Izumi Kaori era la 3ª oficial, un cargo bastante importante, así que mejor vendría no empezar con mal pie con ella. Aunque no fuera un cargo, una belleza así siempre se merece un trato preferencial.
- No te preocupes por mi relación con los demás, suelo ser bueno con eso - Le contestó Chiesa con la mejor de sus sonrisas, la que siempre ponía delante de las chicas o cuando se tenía que librar de algún problema peliagudo. - Así que será un placer el que me enseñes la división, Kaori-chan.
La sonrisa del novato fue más amplia aún, intentando ser más encantadora.
Pero no se esperaba, ni por asomo, la importancia, para mal, que eso podría tener en el futuro.
Vale que su paso por la academia había sido, cuanto menos, divertido. Había aprendido mucho y había conocido mucha gente, dado su natural caracter abierto. Pero se suponía que el final de aquello era lo que acababa de acontecer, su nombramiento como shinigami perteneciente al 6º escuadrón.
¿Porqué el 6º escuadrón?
Bien, Chiesa no era del tipo de hombre que busca la manera más dificil de lograr las cosas. Tenía claro que quería ascender.
¿Hasta donde?
Lo máximo posible.
Bien era cierto que los puestos de capitanes y tenientes quedaban tan lejanos e inalcanzables en el horizonte, como unos lugares reservados solo para aquellos elegidos que nacen con unas capacidades innatas y una férrea voluntad.
Y quizás Bastian no tenía de eso, pero de todas formas, ya había cumplido el primer paso de su subida y lo quería hacer de una forma relajada y tranquila, y según se comentaba por las aulas, la capitana Rin era una de las más suaves (porque no decirlo también, más bellas, aunque se rumoreaba mucho de la relación que podría mantener con el capitán de la 10ª división) y de las que más pasaba la mano a los díscolos como él, nada que ver con otros capitanes como los de la 7ª, exigentes y rudos.
Así que allí estaba, en medio de toda aquella gente que acababa de conocer, aunque más bien le acababan de conocer ellos a él, pues era el único que se había presentado. Pero conocer a la gente no era un problema para él, incluso ya había hablado con algunos shinigamis del escuadrón antes de empezar la presentación, y posiblemente de forma rápida, se haría con la forma de tratarlos a todos. Sobre todo a ellas.
Así que tras todas las formalidades, la preciosa Valeria le hizo llamar. Chiesa fue bastante sonriente, pues parecía que la capitana le había pillado aprecio y le estaba mimando un poco, pues escuchó como mandaba a una de sus subordinadas que le enseñara como podía manejarse por la división.
Entonces fue cuando Chiesa le quedó claro que su capitana le estaba mimando, pues para ello eligió a una preciosa chica de piel blanca y un liso y brillante pelo azabache, que, a pesar de su aspecto frágil y puro, le empezó a tratar con cierta rudeza...
Izumi Kaori era la 3ª oficial, un cargo bastante importante, así que mejor vendría no empezar con mal pie con ella. Aunque no fuera un cargo, una belleza así siempre se merece un trato preferencial.
- No te preocupes por mi relación con los demás, suelo ser bueno con eso - Le contestó Chiesa con la mejor de sus sonrisas, la que siempre ponía delante de las chicas o cuando se tenía que librar de algún problema peliagudo. - Así que será un placer el que me enseñes la división, Kaori-chan.
La sonrisa del novato fue más amplia aún, intentando ser más encantadora.
Pero no se esperaba, ni por asomo, la importancia, para mal, que eso podría tener en el futuro.
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Kaori Chan.
Solo dos personas se dirigían a ella de aquel modo: la capitana Rin y el alelado Tekewaki-fukutaichou. El resto, incluso con los que tenía una gran confianza o algún tipo de vínculo amistoso la llamaban Izumi-san o tercera oficial, por ello sus cejas se arquearon cuando su nuevo compañero (recién llegado, para más señas) la trataba de aquel modo tan familiar.
- Mejor llámame Izumi-san- corrigió y comenzó a usar el mismo tratamiento con él mientras caminaban por las instalaciones de la sexta división. Aunque a Kaori no le había hecho especial ilusión como se había referido a ella no se le había escapado la encantadora sonrisa que Chiesa-san le había lanzado y se sintió confusa, tanto que acabó por retirar la mirada de la de él, pese a que la sonrisa que le había lanzado le resultó, cuanto menos, tierna. No sabía exactamente como tomarse ese tipo de gestos. Durante su estancia en el Rukongai la habían tratado, prácticamente, como a un chico y no había tenido tiempo de mirar con otros ojos a nadie. En la escuela de shinigamis mucho menos y durante su vida humana… ni siquiera lo sabía. En ocasiones recordaba sensaciones de su existencia previa a la muerte, pero aún no había tenido ninguna visión de su faceta sentimental, ¿había habido alguien o…? Negó con la cabeza, aquello no era digno de alguien que deseaba ostentar la capitanía de su propio escuadrón.
La joven se detuvo en una sala en la que algunos de los chicos pasaban el rato cuando tenían algo de tiempo libre. Había algunos juegos y lugares de descanso para todos. Muchos y muchas eran los que pasaban sus momentos de ocio en aquel recinto: bebiendo, jugando, o simplemente disfrutando de una buena conversación. Izumi también había pasado algún que otro momento sentada entre sus camaradas hablando de temas insustanciales, o sentada tranquilamente en un cojín mirando la nada y relajándose. Pero la mayoría de las veces invertía su tiempo libre en entrenar, en dominar su reiautsu y en ser aún más fuerte. Muchas veces estaba sola, pero no le importaba, cuando ella fuese capitana las cosas cambiarían. Debían cambiar.
- Esta es la sala de ocio- en eso momento estaba vacía, cada cual estaba realizando sus labores- normalmente los compañeros se reúnen aquí cuando tienen algo de tiempo libre y se conocen los unos a los otros, charlan y se divierten- la oficial la señaló sin demasiado interés, no es que fuese de sus lugares favoritos- si me sigues, Chiesa-san, ahora te mostraré los jardines.
Aquel sitio le gustaba mucho más, era un reducto de paz, el lugar ideal para leer, estar tranquila o entrenar a la luz de la luna. Ya en aquellos tiempos muchos llamaban a Kaori “Luna”, como su zanpakutoh, aunque tal vez solo se debiese a su pálido rostro en contraste con el negro cabello que podía ser como el cielo. El verdor se extendía a su alrededor y una hermosa fuente brillaba en el centro del lugar. La chica se inclinó y se quitó uno de sus mitones, mostrando una pálida mano formada por delgadas falanges que introdujo en el agua. Sus dedos bailaron en el agua por unos minutos y por fin los unió formando un cuenco en su mano desnuda, que se llevó a la boca para saborear aquella delicia. Una sonrisa se instaló en su rostro y se volvió, para darse cuenta entonces que no estaba sola. Borró el gesto y lo transformó en una mueca neutra. Se sacudió las manos húmedas y se colocó frente a su nuevo compañero- ¿qué te apetece ver ahora?- a ella, francamente le daba igual una cosa que otra, de manera que darle a elegir a él le pareció tan buena opción como cualquier otra.
Solo dos personas se dirigían a ella de aquel modo: la capitana Rin y el alelado Tekewaki-fukutaichou. El resto, incluso con los que tenía una gran confianza o algún tipo de vínculo amistoso la llamaban Izumi-san o tercera oficial, por ello sus cejas se arquearon cuando su nuevo compañero (recién llegado, para más señas) la trataba de aquel modo tan familiar.
- Mejor llámame Izumi-san- corrigió y comenzó a usar el mismo tratamiento con él mientras caminaban por las instalaciones de la sexta división. Aunque a Kaori no le había hecho especial ilusión como se había referido a ella no se le había escapado la encantadora sonrisa que Chiesa-san le había lanzado y se sintió confusa, tanto que acabó por retirar la mirada de la de él, pese a que la sonrisa que le había lanzado le resultó, cuanto menos, tierna. No sabía exactamente como tomarse ese tipo de gestos. Durante su estancia en el Rukongai la habían tratado, prácticamente, como a un chico y no había tenido tiempo de mirar con otros ojos a nadie. En la escuela de shinigamis mucho menos y durante su vida humana… ni siquiera lo sabía. En ocasiones recordaba sensaciones de su existencia previa a la muerte, pero aún no había tenido ninguna visión de su faceta sentimental, ¿había habido alguien o…? Negó con la cabeza, aquello no era digno de alguien que deseaba ostentar la capitanía de su propio escuadrón.
La joven se detuvo en una sala en la que algunos de los chicos pasaban el rato cuando tenían algo de tiempo libre. Había algunos juegos y lugares de descanso para todos. Muchos y muchas eran los que pasaban sus momentos de ocio en aquel recinto: bebiendo, jugando, o simplemente disfrutando de una buena conversación. Izumi también había pasado algún que otro momento sentada entre sus camaradas hablando de temas insustanciales, o sentada tranquilamente en un cojín mirando la nada y relajándose. Pero la mayoría de las veces invertía su tiempo libre en entrenar, en dominar su reiautsu y en ser aún más fuerte. Muchas veces estaba sola, pero no le importaba, cuando ella fuese capitana las cosas cambiarían. Debían cambiar.
- Esta es la sala de ocio- en eso momento estaba vacía, cada cual estaba realizando sus labores- normalmente los compañeros se reúnen aquí cuando tienen algo de tiempo libre y se conocen los unos a los otros, charlan y se divierten- la oficial la señaló sin demasiado interés, no es que fuese de sus lugares favoritos- si me sigues, Chiesa-san, ahora te mostraré los jardines.
Aquel sitio le gustaba mucho más, era un reducto de paz, el lugar ideal para leer, estar tranquila o entrenar a la luz de la luna. Ya en aquellos tiempos muchos llamaban a Kaori “Luna”, como su zanpakutoh, aunque tal vez solo se debiese a su pálido rostro en contraste con el negro cabello que podía ser como el cielo. El verdor se extendía a su alrededor y una hermosa fuente brillaba en el centro del lugar. La chica se inclinó y se quitó uno de sus mitones, mostrando una pálida mano formada por delgadas falanges que introdujo en el agua. Sus dedos bailaron en el agua por unos minutos y por fin los unió formando un cuenco en su mano desnuda, que se llevó a la boca para saborear aquella delicia. Una sonrisa se instaló en su rostro y se volvió, para darse cuenta entonces que no estaba sola. Borró el gesto y lo transformó en una mueca neutra. Se sacudió las manos húmedas y se colocó frente a su nuevo compañero- ¿qué te apetece ver ahora?- a ella, francamente le daba igual una cosa que otra, de manera que darle a elegir a él le pareció tan buena opción como cualquier otra.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
- Vale, vale, como desees. Izumi-san, no se me olvidará - Bastian seguía con su tono y actitud normal, la de no tomarse las cosas demasiado en serio. No sería la primera chica que intentaba hacerse la dura en su presencia, pero sabía que ese tipo de cosas pasaba con el tiempo, sin forzar las cosas. Seguro que en una semana ya era su amiga del alma.
Pero de todas formas, y a pesar del, a veces, extremo formalismo y seriedad de su compañera, el tour por la división estaba resultando más que agradable. La verdad es que había más lugares para divertirse de lo que se imaginaba. Ya habían pasado varios pero no habían hecho lo mismo con ninguna sala de entrenamiento. Parecía un buen lugar para poder pasarselo de descanso, por lo menos los descansos parecían ser bastantes divertidos.
Además, ya le habían hablado de la calidad del sake de la 6ª división. Aquellos si que sabían como vivir bien.
Tras mucho retraso, por las constantes pérdidas de tiempo que ocasionaba el novato mientras se iba parando por los distintos lugares de la división, por fin parecieron llegar a lo que parecía el lugar favorito de su anfitriona, los jardines de la división.
La verdad es que parecía un lugar casi idílico, donde poder sentarse a disfrutar de la suave brisa que podía correr por allí, bien sentado en la hierba o dispuesto cerca de la fuente, de la que manaba algo de agua fresca.
Mientras observaba un poco todo aquello, pudo distinguir a Kaori-chan bebiendo de la fuente, en un fino y elegante gesto, dejando mostrar incluso su mano bajo los guantes.
Podría decir incluso que lucía preciosa sonriendo de aquella manera tan pura y mística, de una forma que no se había dejado mostrar antes, pareciendo que sólo quería esconder esa faceta suya, taparla con una máscara de dureza y frialdad.
La veía tan concentrada y feliz rodeada de aquella fuente, con aquel agua, que apenas pudo susurrarle la respuesta a su cuestión.
- No, creo que los lugares de recreo ya los hemos pasado... - Los lugares de entrenamiento de aquella división no le interesaban. No solía usar los creados dentro del Gotei, ni cuando estaba en la Academia. Además, tan conocida por el sake era la falta de realmente dureza en aquella división.
Tras aquello, Izumi volvió a esconder su sonrisa tras su máscara habitual. Eso no es bueno, pensaba para si mismo Bastian, así que decidió ver si realmente el agua era lo que podía volver a recuperar la sonrisa de aquella chica.
- ¡Ey, Kaori-chan! - La llamó, para justo despues, coger un poco de agua de la fuente y tirársela, a modo de juego. Tras eso, tan solo sonrió, contento por su divertido juego. Seguro que dentro de poco ya eran amigos.
Pero de todas formas, y a pesar del, a veces, extremo formalismo y seriedad de su compañera, el tour por la división estaba resultando más que agradable. La verdad es que había más lugares para divertirse de lo que se imaginaba. Ya habían pasado varios pero no habían hecho lo mismo con ninguna sala de entrenamiento. Parecía un buen lugar para poder pasarselo de descanso, por lo menos los descansos parecían ser bastantes divertidos.
Además, ya le habían hablado de la calidad del sake de la 6ª división. Aquellos si que sabían como vivir bien.
Tras mucho retraso, por las constantes pérdidas de tiempo que ocasionaba el novato mientras se iba parando por los distintos lugares de la división, por fin parecieron llegar a lo que parecía el lugar favorito de su anfitriona, los jardines de la división.
La verdad es que parecía un lugar casi idílico, donde poder sentarse a disfrutar de la suave brisa que podía correr por allí, bien sentado en la hierba o dispuesto cerca de la fuente, de la que manaba algo de agua fresca.
Mientras observaba un poco todo aquello, pudo distinguir a Kaori-chan bebiendo de la fuente, en un fino y elegante gesto, dejando mostrar incluso su mano bajo los guantes.
Podría decir incluso que lucía preciosa sonriendo de aquella manera tan pura y mística, de una forma que no se había dejado mostrar antes, pareciendo que sólo quería esconder esa faceta suya, taparla con una máscara de dureza y frialdad.
La veía tan concentrada y feliz rodeada de aquella fuente, con aquel agua, que apenas pudo susurrarle la respuesta a su cuestión.
- No, creo que los lugares de recreo ya los hemos pasado... - Los lugares de entrenamiento de aquella división no le interesaban. No solía usar los creados dentro del Gotei, ni cuando estaba en la Academia. Además, tan conocida por el sake era la falta de realmente dureza en aquella división.
Tras aquello, Izumi volvió a esconder su sonrisa tras su máscara habitual. Eso no es bueno, pensaba para si mismo Bastian, así que decidió ver si realmente el agua era lo que podía volver a recuperar la sonrisa de aquella chica.
- ¡Ey, Kaori-chan! - La llamó, para justo despues, coger un poco de agua de la fuente y tirársela, a modo de juego. Tras eso, tan solo sonrió, contento por su divertido juego. Seguro que dentro de poco ya eran amigos.
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Aquello estaba siendo más difícil de lo esperado por la muchacha. El tal Chiesa se comportaba exactamente igual que muchos de sus compañeros del sexto escuadrón: como un maldito vago que no hacía más que detenerse a cada segundo. Y no había cosa en el mundo que la tercera oficial odiase más que aquella falta de seriedad. Si fuera ella la que acabase de salir de la academia no se comportaría de ese modo, estaba segura. Sobre todo porque cuando le había tocado la vez se había comportado de un modo completamente diferente. Ni aunque quisiese iba a poder llevarse bien con ese tipo, pese a su atractivo físico, Kaori no era ciega. Sin embargo no despegó los labios al respecto. Las respuestas de su acompañante no hacían más que hacer que creciese en ella la furia. Cualquier persona normal desearía saber que tipo de entrenamiento llevaban a cabo en la división a la que pertenecería a partir de entonces pero él solo se planteaba diversión y holgazanería. Maldita fuese la fama del escuadrón. ¿Por qué Valeria no se daba cuenta de la fama que tenían para el resto de shinigamis? No pudo evitar envararse y pagar su mal humor (si se miraba bien lo había provocado precisamente Chiesa-san) con su compañero. No entendía que alguien le sacase de quicio en tan poco tiempo.
- Tengo que enseñarte la división entera, esto no es un tour a la carta, Chiesa-san- casi gritó- así que mejor que me sigas, que tengo obligaciones y…- no pudo concluir su sermón sobre las responsabilidades de una tercera oficial porque el “graciosillo” aquel acababa de lanzarle un buen chorro de agua a la cara.
Con un movimiento lento, medido, la oficial se retiró la humedad del rostro y le lanzó su mirada más envenenada al novato. Notaba las aletas de su nariz moverse, pues estaba haciendo el mayor esfuerzo por no sacar la zanpakutoh y ajustar cuentas. Con la mano tocó la empuñadura un segundo pero la retiró e intentó normalizar el ritmo de su agitada respiración. Dos, tres, hasta cuatro inspiraciones fueron necesarias para que recuperase el control de su voz, que más que un murmullo era un bramido.
- Izumi-san, llámame Izumi-san- repitió, con los dientes rechinando a través de los labios fuertemente apretados. ¿De qué iba ese tío? No podía entenderlo y estaba dando lo mejor de sí misma para empatizar (cosa que no hacía nada bien) con él en la medida de lo posible. Aunque la ira había fluido hasta otras partes de su cuerpo era incapaz de ignorar lo poco que tenía que ver con ese muchacho juguetón. ¿Juguetón? Su mente acababa de dibujar una escena que casaba bastante con sus deseos, pero tirar a un recién llegado a una fuente no le parecía el mejor ejemplo para los demás, de modo que simplemente esbozó una sonrisa maligna. Una vendetta no dejaba de ser una vendetta por pequeña que fuese.
- Bastian-kun- le llamó, del mismo modo familiar en que él se había dirigido a ella y con toda la fuerza que pudo reunir le lanzó un chorro algo más grande que él y del impulso que usó para que la presión fuera mayor se desequilibró y ambos rodaron por el jardín, en un revoltijo de piernas y brazos. Cuando se separaron Kaori acabó sentada en la hierba con el pelo revuelto. A pesar de sus esfuerzos por contenerse, no pudo evitar echarse a reír a carcajadas por lo absurdo de la situación. Acababa de taparse la boca con las manos y su rostro de porcelana se mostraba encarnado. Tras unos cuantos minutos en los que pensó que moriría de dolor de estómago, poco a poco recuperó las formas y clavó su mirada llorosa (de tanto reír) en él. Le estaba costando lo suyo dejar de sonreír por lo que acababa de pasar, por eso ahora su rostro mostraba un gesto tan distinto. Sabía que debía recuperar su aplomo personal, pero es que aquello no era serio.
- Tengo que enseñarte la división entera, esto no es un tour a la carta, Chiesa-san- casi gritó- así que mejor que me sigas, que tengo obligaciones y…- no pudo concluir su sermón sobre las responsabilidades de una tercera oficial porque el “graciosillo” aquel acababa de lanzarle un buen chorro de agua a la cara.
Con un movimiento lento, medido, la oficial se retiró la humedad del rostro y le lanzó su mirada más envenenada al novato. Notaba las aletas de su nariz moverse, pues estaba haciendo el mayor esfuerzo por no sacar la zanpakutoh y ajustar cuentas. Con la mano tocó la empuñadura un segundo pero la retiró e intentó normalizar el ritmo de su agitada respiración. Dos, tres, hasta cuatro inspiraciones fueron necesarias para que recuperase el control de su voz, que más que un murmullo era un bramido.
- Izumi-san, llámame Izumi-san- repitió, con los dientes rechinando a través de los labios fuertemente apretados. ¿De qué iba ese tío? No podía entenderlo y estaba dando lo mejor de sí misma para empatizar (cosa que no hacía nada bien) con él en la medida de lo posible. Aunque la ira había fluido hasta otras partes de su cuerpo era incapaz de ignorar lo poco que tenía que ver con ese muchacho juguetón. ¿Juguetón? Su mente acababa de dibujar una escena que casaba bastante con sus deseos, pero tirar a un recién llegado a una fuente no le parecía el mejor ejemplo para los demás, de modo que simplemente esbozó una sonrisa maligna. Una vendetta no dejaba de ser una vendetta por pequeña que fuese.
- Bastian-kun- le llamó, del mismo modo familiar en que él se había dirigido a ella y con toda la fuerza que pudo reunir le lanzó un chorro algo más grande que él y del impulso que usó para que la presión fuera mayor se desequilibró y ambos rodaron por el jardín, en un revoltijo de piernas y brazos. Cuando se separaron Kaori acabó sentada en la hierba con el pelo revuelto. A pesar de sus esfuerzos por contenerse, no pudo evitar echarse a reír a carcajadas por lo absurdo de la situación. Acababa de taparse la boca con las manos y su rostro de porcelana se mostraba encarnado. Tras unos cuantos minutos en los que pensó que moriría de dolor de estómago, poco a poco recuperó las formas y clavó su mirada llorosa (de tanto reír) en él. Le estaba costando lo suyo dejar de sonreír por lo que acababa de pasar, por eso ahora su rostro mostraba un gesto tan distinto. Sabía que debía recuperar su aplomo personal, pero es que aquello no era serio.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Como había planeado, y aunque al principio pareciera que la broma le había cabreado en demasia, Kaori-chan siguió el juego que había iniciado Chiesa, devolviéndole la jugarreta, aunque intentando que ésta fuera un poco más allá, pues intentó echarle más agua, mucha más agua de la que había recibido en su kimono y en su pálido rostro.
Pero con lo que no contaba la joven shinigami es que en su intento de que el agua fuera hacia Bastian, ella también fue dirigida hacia allí, culpa principalmente de la energía cinética. También podría ser que Bastian tuviera un imán hacia las mujeres, pero ese es un tema que ahora no viene a cuento.
Sea como fuere y para colmo de la mala suerte, atrás del shinigami recién llegado se encontraba un ligero terraplén, un desnivel que hizo que al caer Kaori contra él, ambos se desestabilizaran y acabaran rodando y rodando por la hierba de aquel jardín junto a la fuente.
Tras toda aquella acción y estropicio, ambos quedaron tumbados de espaldas en el agradable cesped que les había amortiguado aquel estrepitoso rodeo y posterior caída.
Chiesa no paraba de reír, siguiendo con sus carcajadas el compás marcado por su, ahora, compañera de juegos. La brisa que soplaba hacía que la humedad del cesped fuera fresca, casi fría, debido también a que el movimiento había descolocado algo su traje shinigami y ahora estaba algo mojado por más sitios de los deseables.
Tras intentar parar ambos de reirse a carcajadas que llenaban de risas aquel pequeño paraje, Chiesa se quedó observando lentamente el rostro de su acompañante. Aquel juego y las posteriores risas habían hecho que su pálido rostro ahora luciera rojizo y saludable, bello como una rosa que acaba de florecer o una deliciosa manzana a la que apetecía dar un mordisco.
Muchos pensamientos y metáforas parecidas sortearon la mente del díscolo Bastian, pero únicamente realizó un suave gesto para, en una dulce y tranquila caricia, apartar un poco de césped del rostro y el pelo de la bella Kaori-chan.
Quizás como el preludio de algo más...
Pero con lo que no contaba la joven shinigami es que en su intento de que el agua fuera hacia Bastian, ella también fue dirigida hacia allí, culpa principalmente de la energía cinética. También podría ser que Bastian tuviera un imán hacia las mujeres, pero ese es un tema que ahora no viene a cuento.
Sea como fuere y para colmo de la mala suerte, atrás del shinigami recién llegado se encontraba un ligero terraplén, un desnivel que hizo que al caer Kaori contra él, ambos se desestabilizaran y acabaran rodando y rodando por la hierba de aquel jardín junto a la fuente.
Tras toda aquella acción y estropicio, ambos quedaron tumbados de espaldas en el agradable cesped que les había amortiguado aquel estrepitoso rodeo y posterior caída.
Chiesa no paraba de reír, siguiendo con sus carcajadas el compás marcado por su, ahora, compañera de juegos. La brisa que soplaba hacía que la humedad del cesped fuera fresca, casi fría, debido también a que el movimiento había descolocado algo su traje shinigami y ahora estaba algo mojado por más sitios de los deseables.
Tras intentar parar ambos de reirse a carcajadas que llenaban de risas aquel pequeño paraje, Chiesa se quedó observando lentamente el rostro de su acompañante. Aquel juego y las posteriores risas habían hecho que su pálido rostro ahora luciera rojizo y saludable, bello como una rosa que acaba de florecer o una deliciosa manzana a la que apetecía dar un mordisco.
Muchos pensamientos y metáforas parecidas sortearon la mente del díscolo Bastian, pero únicamente realizó un suave gesto para, en una dulce y tranquila caricia, apartar un poco de césped del rostro y el pelo de la bella Kaori-chan.
Quizás como el preludio de algo más...
Chiesa- Capitán Rei
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Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Las risas cesaron de golpe. Como si las manos de Chiesa-san en el rostro de la oficial fueran unas tijeras de podar y hubieran arrancado el gesto del rostro de Kaori. La muchacha perdió el tono sonrosado de su piel y ésta regresó a su blancura original, un tono más claro si aquello fuera una posibilidad real. Apartó la cara con un único movimiento y se levantó para sacudirse el césped del cuerpo. Tal vez fuera inexperiencia o solo inocencia, pero el caso era que la futura capitana del escuadrón no había entendido nada de aquella circunstancia. El hecho de pasar la vida en los suburbios y entrenando la hacía lenta en la mayoría de situaciones sociales. Cuanto más las que requerían una interacción más allá del compañerismo entre personas de distinto sexo. Aún así la joven no se lo tomó por ese lado (nueva equivocación que llevaba de nuevo a la confusión) sino más bien como otra muestra del poco respeto que el recién llegado le profesaba. Se recolocó bien las ropas y se arregló el cabello con las manos. No podía dar concesiones a un tipo como aquel. Ni tampoco las volvería a tomar. Acababa de ver el resultado y no era el que hubiera deseado. Recobró su rictus de frialdad y movió la cabeza hacía el recién llegado, consiguiendo que unos cuantos mechones escaparan de su espalda para caer directamente sobre su pecho, ocultando en parte su rostro lleno de ira del de su compañero. Estaba dispuesta a volver a dejarle claras las ocasiones que necesitase él para comprenderlo quien mandaba allí y porque no podían seguir tratándose como camaradas. A Izumi-san no le gustaba excesivamente marcar diferencias, pero en ocasiones como esa era más que necesario.
- Chiesa-san, es mejor que te refieras a mí como Izumi San o como tercer oficial. Si hablas con alguno de tus nuevos compañeros te informarán de que la paciencia no es mi mejor virtud, así que no me hagas perder la poca que tengo- y se anudó un poco más fuerte su conjunto negro, pues le caída lo había colocado de modo poco ortodoxo y le ofreció a su compañero la mano para levantarse. Eran muchas las zonas (que no era de recreo) que debían ver y la muchacha no tenía intención de perder el día mostrándoselas a él. Movió la mano, exasperándose y su voz, una voz bastante dulce para el tipo de persona que era, resonó nuevamente- tenemos que irnos ya, hay muchas tareas que hacer y dudo que vayan a hacerse solas.
No, aquella relación no había empezado con buen pie.
- Chiesa-san, es mejor que te refieras a mí como Izumi San o como tercer oficial. Si hablas con alguno de tus nuevos compañeros te informarán de que la paciencia no es mi mejor virtud, así que no me hagas perder la poca que tengo- y se anudó un poco más fuerte su conjunto negro, pues le caída lo había colocado de modo poco ortodoxo y le ofreció a su compañero la mano para levantarse. Eran muchas las zonas (que no era de recreo) que debían ver y la muchacha no tenía intención de perder el día mostrándoselas a él. Movió la mano, exasperándose y su voz, una voz bastante dulce para el tipo de persona que era, resonó nuevamente- tenemos que irnos ya, hay muchas tareas que hacer y dudo que vayan a hacerse solas.
No, aquella relación no había empezado con buen pie.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
La cosa parecía pintar bien, muy bien, a decir verdad. Pero cuando parecía que la chica de piel de manzana caería a sus pies indefectiblemente, pasó justamente lo contrario.
No se explicaba aquello. Sí que eran algunas las que habían caído irremediablemente en sus garras, y también algunas, más bien bastantes, que habían rechazado gentilmente, o más bruscamente, sus galanterías. Pero rara vez era la que cuando parecía verse mejor la cosa, se truncaba sin motivo ninguno, por lo menos un motivo obvio del cual Chiesa pudiera aprender para no reproducirlo en el futuro.
Allí no sabía que había andado mal.Pero de todas formas, su 3ª oficial se había molestado y quizás era mejor no llevar más allá eso por ahora. No quería entrar con demasiado mal pie en su primera división y en sus primeras órdenes como shinigami cayéndole mal a alguno de los cargos que mandaban por aqui. Así que sabía que había que parecer algo más responsable. Aunque aquello se le diera mal.
- Como ordene, Izumi-san - Le contestó, en un tono más neutro, siguiéndo a su anfitriona que le enseñaba su nuevo escuadrón. ya sabía que por lo menos con ella había que tener cuidado, aunque fuera receptiva hasta cierto punto. Con la capitana y su teniente, ya tendría que ver.
Sin rechistar, se puso a la espalda de la chica, esperando que ella se moviera para seguirla hacia donde dijese.
Aunque eso si, seguía parándose y perdiendose en cada esquina
No se explicaba aquello. Sí que eran algunas las que habían caído irremediablemente en sus garras, y también algunas, más bien bastantes, que habían rechazado gentilmente, o más bruscamente, sus galanterías. Pero rara vez era la que cuando parecía verse mejor la cosa, se truncaba sin motivo ninguno, por lo menos un motivo obvio del cual Chiesa pudiera aprender para no reproducirlo en el futuro.
Allí no sabía que había andado mal.Pero de todas formas, su 3ª oficial se había molestado y quizás era mejor no llevar más allá eso por ahora. No quería entrar con demasiado mal pie en su primera división y en sus primeras órdenes como shinigami cayéndole mal a alguno de los cargos que mandaban por aqui. Así que sabía que había que parecer algo más responsable. Aunque aquello se le diera mal.
- Como ordene, Izumi-san - Le contestó, en un tono más neutro, siguiéndo a su anfitriona que le enseñaba su nuevo escuadrón. ya sabía que por lo menos con ella había que tener cuidado, aunque fuera receptiva hasta cierto punto. Con la capitana y su teniente, ya tendría que ver.
Sin rechistar, se puso a la espalda de la chica, esperando que ella se moviera para seguirla hacia donde dijese.
Aunque eso si, seguía parándose y perdiendose en cada esquina
Chiesa- Capitán Rei
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Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Definitivamente no tendrían que haberle ordenado enseñarle todo aquello a un novato. Ella no era tan abierta como la hermosa Valeria o tan comprensiva como su teniente. Kaori prefería estar sola, no era de ofrecer muchas más palabras de las necesarias y su momento favorito era el del entrenamiento o el de la copa nocturna con los compañeros que pensaban como ella. No tenía porque hablar mucho con ellos mientras se ponía hasta arriba de sake. Además hacerlo en esas circunstancias le costaba mucho menos que normalmente. No era timidez, más bien inexperiencia. En estos pensamientos se encontraba mientras caminaba junto a Chiesa por las otras zonas a visitar de la división: la zona de entrenamiento, las cocinas, las habitaciones… Ni siquiera se había dado cuenta que éste se paraba o lo que hablaban, si es que lo hacían. Volvía a estar perdida en la tela de araña que eran sus pensamientos cuando ocurría algo que era incapaz de comprender o explicar debidamente. Kaori se conocía mejor que nadie (o eso creía ella) de ahí que su enfado le cuadrase, pero no la reacción de su nuevo compañero. Analizando la situación no había pasado nada del otro mundo. La chica había querido vengarse, ambos habían acabado tirados en el suelo y riendo como adolescentes. Si embargo no podían quedarse allí eternamente. Además como tercer oficial debía dejar claros algunos puntos que él parecía no tener claro, ¿no se suponía que aquel era su deber estando al cargo? No podía permitir que aquel tipo la tratase como a una amiga de toda la vida, ella era oficial, él raso. No había mucho más que decir al respecto, pero tampoco era todo tan cristalino. Meneó la cabeza, confusa, ¿por qué todo le resultaba tan tremendamente extraño? Continuó caminando un poco más y tuvo que hacer un quiebro de última hora para no empotrarse contra la espalda de Bastian, que había vuelto a detenerse. Le faltó cogerle del cuello, así estaba su espíritu de alterado, porque acababa de cortar sus pensamientos de cuajo y no le gustaba que nadie hiciera eso, mucho menos aquel patán.
Se apoyó en la pared y apretó los puños en su espalda, con una violencia tal que hizo crujir sus característicos guantes. ¿Por qué, Buda, por qué no podía continuar con sus tareas diarias en favor de acompañar a ese tipo en un tour que iba a llevarles todo el día cómo continuaran con aquellas paradas? La vena de la garganta de la oficial se hinchó y comenzó a bombear sangre a toda velocidad. La shinigami con la que se había detenido el recién llegado (si, era una chica) volvió a su tarea bajo la siniestra mirada de la muchacha y ella convino al recién licenciado Bastian para que la siguiese. Aunque todo esto no es más que un enorme eufemismo, si sabéis un poco de que pie cojea nuestra futura capitana ya sabréis que no fue lo que se dice suave con el muchacho a su cargo aquel día. Más bien lo contrario: lo tomó del cuello del hakama y le obligó a seguirla hasta un cuarto vacío. La joven corrió la puerta de un violento golpe y le hizo entrar a empellones. Cuando ambos estuvieron dentro comenzó a gritar.
- ¿Tú de qué vas?- fue su primer perla de la tanda- ¿te crees qué puedes llegar aquí salido de la nada y actuar como un idiota?- cada vez chillaba más. La compostura había dejado de tener sentido unos minutos antes- sé la fama que tiene este escuadrón, ¿cómo no saberlo? Valeria-taichou es mi mentora- cuando se enfadaba hablaba más de la cuenta y era algo curioso de ver, la verdad- pero la fama es simplemente eso, algo que dice la gente. Un escuadrón no es solo su capitana o su teniente, es también el resto de miembros, y si los demás siguen teniendo esa idea de nosotros…- en aquel momento de su discurso dejó caer las manos a ambos lados de las caderas y suspiró. Tal vez se esforzase más de la cuenta. Quizás aquellos que criticaban al escuadrón por su suavidad tuvieran toda la razón. Tal vez la capitana Rin quisiera que las cosas siguieran como estaban, que nada cambiase. Era muy posible que ella misma nunca fuera la líder y sino lo conseguía tendría que irse a otro escuadrón donde poder evolucionar. Entonces levantó la cabeza. A su modo era humilde y lo único que estaba haciendo era pagar su frustración con un recién llegado que solo se comportaba acorde con la circunstancia.
- Chiesa-San, yo… yo…- le costaba horrores decir lo que pensaba. Ni ella misma sabía cuanto, aún así se guiaba por cierto dicho bastante recurrente: “al rey lo que es del rey y al césar lo que es del césar”- no tendría que haberte gritado- sabía que faltaba algo y lo que aún no estaba dicho era lo que más iba a costarle- acepta mis disculpas- concluyó y casi mordió las palabras. A veces era demasiado orgullosa y eso le pasaba factura. A veces se preguntaba si siempre había sido de aquel modo.
Se apoyó en la pared y apretó los puños en su espalda, con una violencia tal que hizo crujir sus característicos guantes. ¿Por qué, Buda, por qué no podía continuar con sus tareas diarias en favor de acompañar a ese tipo en un tour que iba a llevarles todo el día cómo continuaran con aquellas paradas? La vena de la garganta de la oficial se hinchó y comenzó a bombear sangre a toda velocidad. La shinigami con la que se había detenido el recién llegado (si, era una chica) volvió a su tarea bajo la siniestra mirada de la muchacha y ella convino al recién licenciado Bastian para que la siguiese. Aunque todo esto no es más que un enorme eufemismo, si sabéis un poco de que pie cojea nuestra futura capitana ya sabréis que no fue lo que se dice suave con el muchacho a su cargo aquel día. Más bien lo contrario: lo tomó del cuello del hakama y le obligó a seguirla hasta un cuarto vacío. La joven corrió la puerta de un violento golpe y le hizo entrar a empellones. Cuando ambos estuvieron dentro comenzó a gritar.
- ¿Tú de qué vas?- fue su primer perla de la tanda- ¿te crees qué puedes llegar aquí salido de la nada y actuar como un idiota?- cada vez chillaba más. La compostura había dejado de tener sentido unos minutos antes- sé la fama que tiene este escuadrón, ¿cómo no saberlo? Valeria-taichou es mi mentora- cuando se enfadaba hablaba más de la cuenta y era algo curioso de ver, la verdad- pero la fama es simplemente eso, algo que dice la gente. Un escuadrón no es solo su capitana o su teniente, es también el resto de miembros, y si los demás siguen teniendo esa idea de nosotros…- en aquel momento de su discurso dejó caer las manos a ambos lados de las caderas y suspiró. Tal vez se esforzase más de la cuenta. Quizás aquellos que criticaban al escuadrón por su suavidad tuvieran toda la razón. Tal vez la capitana Rin quisiera que las cosas siguieran como estaban, que nada cambiase. Era muy posible que ella misma nunca fuera la líder y sino lo conseguía tendría que irse a otro escuadrón donde poder evolucionar. Entonces levantó la cabeza. A su modo era humilde y lo único que estaba haciendo era pagar su frustración con un recién llegado que solo se comportaba acorde con la circunstancia.
- Chiesa-San, yo… yo…- le costaba horrores decir lo que pensaba. Ni ella misma sabía cuanto, aún así se guiaba por cierto dicho bastante recurrente: “al rey lo que es del rey y al césar lo que es del césar”- no tendría que haberte gritado- sabía que faltaba algo y lo que aún no estaba dicho era lo que más iba a costarle- acepta mis disculpas- concluyó y casi mordió las palabras. A veces era demasiado orgullosa y eso le pasaba factura. A veces se preguntaba si siempre había sido de aquel modo.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
- ¡Eh! ¿A que vienen esos empujones? - Preguntó sorprendido y agitado, antes de saber la que se le venía encima, pues la verdad es que no se imaginaba aquel cambio tan repentino de su nueva superiora en aquella división.
Pero de repente, y casi sin comerlo ni beberlo, las protestas acusadoras de Kaori-chan fueron saliendo en forma de gritos. Esto le pilló a Chiesa algo despistado, sin saber muy bien de donde venían los golpes. Aún andaba recuperandose de su despiste cuando tuvo a bien reaccionar.
- Parece que la única que se obsesiona con la fama de su escuadrón eres tú. - Contestó relativamente tranquilo. Estaba acostumbrado a que lo subestimaran, a prejuzgarlo con frecuencia. Y aquella chica estrecha no era diferente a los demás. - No tuve especiales razones para entrar en esta división. O puede que sí.
- Pero si opinas que todos los que entran aquí lo hacen para vaguear no se porque sigues por aquí. - Contestó, quizás algo de mala gana, pues la tercer oficial no había mostrado una cara demasiado amable con aquellos empeyones a una persona que recién había conocido. Pero de nuevo volvió a salir un poco de la Kaori más cohibida, más reflexiba, quizás no ese mastodonte de hielo que pretendía mostrarle a todo el mundo. También a lo mejor él también habia sido algo borde en su respuesta, pues no había mucha ironía o intención de hacer daño en sus palabras.
- Tampoco era para tanto - Le contestó, para abrazarla de una manera atípica, simplemente pasando su brazo derecho por su espalda, no llegando a darse un abrazo completo. Esperaba que ésta vez tampoco saliera con un reflejo borde como pasó en el cesped.
Pero de repente, y casi sin comerlo ni beberlo, las protestas acusadoras de Kaori-chan fueron saliendo en forma de gritos. Esto le pilló a Chiesa algo despistado, sin saber muy bien de donde venían los golpes. Aún andaba recuperandose de su despiste cuando tuvo a bien reaccionar.
- Parece que la única que se obsesiona con la fama de su escuadrón eres tú. - Contestó relativamente tranquilo. Estaba acostumbrado a que lo subestimaran, a prejuzgarlo con frecuencia. Y aquella chica estrecha no era diferente a los demás. - No tuve especiales razones para entrar en esta división. O puede que sí.
- Pero si opinas que todos los que entran aquí lo hacen para vaguear no se porque sigues por aquí. - Contestó, quizás algo de mala gana, pues la tercer oficial no había mostrado una cara demasiado amable con aquellos empeyones a una persona que recién había conocido. Pero de nuevo volvió a salir un poco de la Kaori más cohibida, más reflexiba, quizás no ese mastodonte de hielo que pretendía mostrarle a todo el mundo. También a lo mejor él también habia sido algo borde en su respuesta, pues no había mucha ironía o intención de hacer daño en sus palabras.
- Tampoco era para tanto - Le contestó, para abrazarla de una manera atípica, simplemente pasando su brazo derecho por su espalda, no llegando a darse un abrazo completo. Esperaba que ésta vez tampoco saliera con un reflejo borde como pasó en el cesped.
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Las palabras de Chiesa habían sido duras y ella sabía perfectamente que esa impresión podía haberle dado también ella con sus salidas de tono, por eso sus labios no volvieron a despegarse. Aunque le molestaba que un recién llegado le pusiera los puntos sobre las ies no tenía más remedio que conformarse. Había sido una bruta y estaba acostumbrada a que su carácter trajera ese tipo de repercusiones. Aunque no por ello dejaba de ponerla de peor humar, si es que era posible. La pregunta de porqué continuaba allí podría haber sido respondida al instante, pero acababa de pedir disculpas, si se retractaba retomando sus malos modos, era como si éstas no hubieran existido. De manera que contestó mentalmente, frunciendo el ceño: “estoy aquí precisamente para cambiar todo esto, para que el resto de escuadrones vea de lo que somos capaces y tú deberías pensar lo mismo”.
Por minutos la chica de ojos negros pensó que Chiesa-san no terminaría nunca. Pero por fin su nuevo compañero cambió su tono y Kaori tuvo que levantar la cabeza para observarle, confusa. ¿Realmente Bastian Chiesa era tan desprendido? No podía creérselo. Tal vez tuvieran más en común de lo esperado y aunque sabía lo bueno que era tener amigos, no podía dejar de asustarse al respecto, no estaba acostumbrada a aquello. La siguiente acción la cogió completamente por sorpresa e hizo que una duda que en el futuro seguiría existiendo se instalase en su inocente corazón. Tal vez la ignorancia sea mejor que algunos datos dolorosos.
Bastian acababa de rodearla con una de sus extremidades superiores en un amago de abrazo. En un primer momento la oficial no hizo nada, se quedó estática cuando casi choca con el otro mucho, visiblemente incómoda ante aquel gesto, pero pronto notó algo diferente, algo que parecía apoderarse de su raciocinio. Como si estuviera sufriendo un dejá-vú (nunca había sufrido uno de aquellos episodios). Cerró los ojos, para arrancarse aquella sensación del cuerpo, pero en lugar de desaparecer se hizo más intensa. Sin proponérselo apoyó la mejilla en el hombro del recién llegado y apretó los ojos, tal vez solo fuera cuestión de un minuto. Mas cuando los abrió no era Chiesa el que la sostenía entre sus brazos, sino un joven de aproximadamente su edad, con cabello negro brillante y expresivos ojos grises. La sostenía del mismo modo en que lo había estado haciendo su compañero unos segundos atrás. La muchacha observó al atractivo chico, separando su rostro del cuerpo de él y notó como su pálida piel se volvía del color de la grana. Él acarició su mejilla y la llamó por su nombre, del modo más cercano posible. Aunque no estaba segura de cómo la había llamado sabía que aquel nombre también le pertenecía. La chica suspiró, agitada, ¿quién demonios era? El joven no lo dijo y se despidió de ella. La oficial intentó retenerle, pero un rayo de luz la cegó y la hizo cerrar los ojos nuevamente. Cuando los abrió seguía acurrucada sobre el hombro de Chiesa, con los ojos arrasados de lágrimas. No había ido a ningún sitio. Con un único movimiento se separó del joven y se limpió la cara con la manga. No entendía nada, absolutamente nada, ¿qué había hecho su compañero? Solo se le ocurría una idea y era de lo menos creíble. Valeria-taichou la hubiera informado.
- ¿Usas poderes ilusorios?- preguntó, con la voz algo atorada por la congoja. Pena que aún no entendía en absoluto, ¿quién era el muchacho de los ojos grises y por qué se sentía tan sola de pronto? Si era una trampa de Chiesa-san merecía saberlo, aunque no sabía como sentirse al respecto. Se sentía como una niña confusa.
Por minutos la chica de ojos negros pensó que Chiesa-san no terminaría nunca. Pero por fin su nuevo compañero cambió su tono y Kaori tuvo que levantar la cabeza para observarle, confusa. ¿Realmente Bastian Chiesa era tan desprendido? No podía creérselo. Tal vez tuvieran más en común de lo esperado y aunque sabía lo bueno que era tener amigos, no podía dejar de asustarse al respecto, no estaba acostumbrada a aquello. La siguiente acción la cogió completamente por sorpresa e hizo que una duda que en el futuro seguiría existiendo se instalase en su inocente corazón. Tal vez la ignorancia sea mejor que algunos datos dolorosos.
Bastian acababa de rodearla con una de sus extremidades superiores en un amago de abrazo. En un primer momento la oficial no hizo nada, se quedó estática cuando casi choca con el otro mucho, visiblemente incómoda ante aquel gesto, pero pronto notó algo diferente, algo que parecía apoderarse de su raciocinio. Como si estuviera sufriendo un dejá-vú (nunca había sufrido uno de aquellos episodios). Cerró los ojos, para arrancarse aquella sensación del cuerpo, pero en lugar de desaparecer se hizo más intensa. Sin proponérselo apoyó la mejilla en el hombro del recién llegado y apretó los ojos, tal vez solo fuera cuestión de un minuto. Mas cuando los abrió no era Chiesa el que la sostenía entre sus brazos, sino un joven de aproximadamente su edad, con cabello negro brillante y expresivos ojos grises. La sostenía del mismo modo en que lo había estado haciendo su compañero unos segundos atrás. La muchacha observó al atractivo chico, separando su rostro del cuerpo de él y notó como su pálida piel se volvía del color de la grana. Él acarició su mejilla y la llamó por su nombre, del modo más cercano posible. Aunque no estaba segura de cómo la había llamado sabía que aquel nombre también le pertenecía. La chica suspiró, agitada, ¿quién demonios era? El joven no lo dijo y se despidió de ella. La oficial intentó retenerle, pero un rayo de luz la cegó y la hizo cerrar los ojos nuevamente. Cuando los abrió seguía acurrucada sobre el hombro de Chiesa, con los ojos arrasados de lágrimas. No había ido a ningún sitio. Con un único movimiento se separó del joven y se limpió la cara con la manga. No entendía nada, absolutamente nada, ¿qué había hecho su compañero? Solo se le ocurría una idea y era de lo menos creíble. Valeria-taichou la hubiera informado.
- ¿Usas poderes ilusorios?- preguntó, con la voz algo atorada por la congoja. Pena que aún no entendía en absoluto, ¿quién era el muchacho de los ojos grises y por qué se sentía tan sola de pronto? Si era una trampa de Chiesa-san merecía saberlo, aunque no sabía como sentirse al respecto. Se sentía como una niña confusa.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Definitivamente, le había tocado la chica más emocionalmente desequilibrada de aquella división. Estaba seguro. O eso, o en aquella división estaban más cerca de un grupo perteneciente a un grupo de terapia psicológica que a un escuadrón de defensa del Seiterei.
Además, del grupo encargado de la defensa de la justicia, lo cual hacía que el creer en que todo andaría justo y tranquilo por aquí era casi una utopía.
Y lo peor es que ahora él estaba en ese berenjenal. Que dios le diera paciencia. O una motosierra. Si, eso también serviría.
Pero por ahora debía de tratarla normalmente, intentando no recalcar que podría estar más cerca de perder la cabeza que de comportarse con una shinigami decente. Pero ya se sabe lo de los locos, que cualquiera sabe como reaccionaran.
- No, Izumi-san, no tengo ningún poder de ese tipo - La contestación de Chiesa fue bastante neutra y seria. No sabía que podía pasar si seguía con su tratamiento normal, lo mismo le cortaba violentamente como hizo antes. Podría ser que le cayera bien y le acosara. Oh dios, mejor no pensar en eso.
- ¿Que le ha pasado, Izumi san? - Contestó preocupado, más por él que por ella. Esperaba que aquello tuviera alguna razón lógica o sabía que debía de empezar a correr. Quizás una tercer oficial era un buen entrenamiento. También debía de pensarlo antes de que reaccionara de forma rara.
Además, del grupo encargado de la defensa de la justicia, lo cual hacía que el creer en que todo andaría justo y tranquilo por aquí era casi una utopía.
Y lo peor es que ahora él estaba en ese berenjenal. Que dios le diera paciencia. O una motosierra. Si, eso también serviría.
Pero por ahora debía de tratarla normalmente, intentando no recalcar que podría estar más cerca de perder la cabeza que de comportarse con una shinigami decente. Pero ya se sabe lo de los locos, que cualquiera sabe como reaccionaran.
- No, Izumi-san, no tengo ningún poder de ese tipo - La contestación de Chiesa fue bastante neutra y seria. No sabía que podía pasar si seguía con su tratamiento normal, lo mismo le cortaba violentamente como hizo antes. Podría ser que le cayera bien y le acosara. Oh dios, mejor no pensar en eso.
- ¿Que le ha pasado, Izumi san? - Contestó preocupado, más por él que por ella. Esperaba que aquello tuviera alguna razón lógica o sabía que debía de empezar a correr. Quizás una tercer oficial era un buen entrenamiento. También debía de pensarlo antes de que reaccionara de forma rara.
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Aquellas preguntas eran de lo más normal si se tenía en cuenta que la joven Izumi Kaori acababa de actuar de un modo de lo más extraño. Más que excéntrico, porque la joven no recordaba cuando había llorado de aquel modo antes de aquello: tal vez cuando tuvo que reconocer el cadáver de Valeria.
Aún luchando porque las lágrimas que se escapaban de sus ojos no llegaran hasta el exterior observó a Bastian, tan serio y tan capaz, incluso preocupado, que no tuvo más remedio que recular y reconocer que tal vez le había juzgado sin datos suficientes. Era un recién llegado y no se merecía el trato que le había dispensado durante toda la mañana y mucho menos aquel extraño arranque que acababa de darle. Aquel comportamiento no era digno de un tercer oficial. No quería (pese a todo lo vivido en tan poco tiempo junto a él) darle una mala impresión. Tal vez fuera la confusión, o el brillo de los ojos de su compañero mirándola, pero por alguna extraña razón sintió que solo podía confiar en él y así lo hizo, entregando por primera vez parte de su intimidad a otra persona que no fuera ella misma. Se limpió nuevas gotas que mojaban su semblante y se acercó a él, de un modo manso, que poco o nada tenía que ver con ella.
- Lo siento, Bastian-san, no he tenido un buen comportamiento contigo y me disculpo- se atrevió a usar su nombre de pila, pero prefirió seguir con el mismo tratamiento- no estoy acostumbrada a que mis compañeros se me acerquen tanto. Ellos tienden a mantener las distancias- si hubiera tenido más de mundo se habría dado cuenta que Chiesa había estado a punto de besarla en las jardines, pero ella lo había tomado por una falta de respeto y aunque ahora lo veía distinto no encontraba coqueteo en nada de lo que había ocurrido. Se acercó un poco más, pues, por muy extraño que pudiera llegar a parecer, iba a compartir un gran secreto con él- y si antes me he puesto a llorar- antes y ahora, pues continuaba con la llantina- ha sido porque he tenido una visión cuando me has abrazado: un recuerdo. Sé que no es de mi vida de… alma, porque guardo en mi mente casi todo el proceso. Creo… que esto es un recuerdo de cuando estaba viva. Un chico, un chico alto y bastante bien parecido, me abrazaba pero no consigo recordar quien era, ni su nombre ni el lazo que nos unía- sus ojos cayeron en sus manos, convertidas en puños y colocadas sobre las rodillas desmadejadamente- por eso he pensado que tal vez fuera cosa tuya. Pero ahora veo que no. Te has sorprendido tanto como yo- se excusó y nuevas lágrimas pintaron su semblante de porcelana. Se estaba mostrando tal y como era y aunque no parecía nada forzado no podía evitar sentirse torpe y tosca- de verdad que lo lamento.
De nuevo se volvió, para poder reponerse un poco y reflexionó sobre lo que acababa de hacer: casi sin venir a cuento aquel tipo se había transformado frente a sus ojos y empezaba a verlo como alguien diferente, como alguien en quien confiar. Tal había sido el caso que le había abierto su coraza de rudeza de par en par y se había mostrado tal cual, sin armaduras. Acababa de confiarle algo que acababa de descubrir, algo íntimo. Un hecho relacionado con su vida más allá de Izumi Kaori, más allá de sus ropas de shinigami, de cuando era una chica normal, incluso feliz. Lo que no sabía Kaori era que aquella visión la obsesionaría durante toda su existencia. Ni tampoco que habérselo contado a Bastian Chiesa desencadenaría el odio mortal que su corazón pronto albergaría por él. Sin embargo en ese momento necesitó hacer algo así y no tuvo ningún inconveniente en hacerlo.
Aún luchando porque las lágrimas que se escapaban de sus ojos no llegaran hasta el exterior observó a Bastian, tan serio y tan capaz, incluso preocupado, que no tuvo más remedio que recular y reconocer que tal vez le había juzgado sin datos suficientes. Era un recién llegado y no se merecía el trato que le había dispensado durante toda la mañana y mucho menos aquel extraño arranque que acababa de darle. Aquel comportamiento no era digno de un tercer oficial. No quería (pese a todo lo vivido en tan poco tiempo junto a él) darle una mala impresión. Tal vez fuera la confusión, o el brillo de los ojos de su compañero mirándola, pero por alguna extraña razón sintió que solo podía confiar en él y así lo hizo, entregando por primera vez parte de su intimidad a otra persona que no fuera ella misma. Se limpió nuevas gotas que mojaban su semblante y se acercó a él, de un modo manso, que poco o nada tenía que ver con ella.
- Lo siento, Bastian-san, no he tenido un buen comportamiento contigo y me disculpo- se atrevió a usar su nombre de pila, pero prefirió seguir con el mismo tratamiento- no estoy acostumbrada a que mis compañeros se me acerquen tanto. Ellos tienden a mantener las distancias- si hubiera tenido más de mundo se habría dado cuenta que Chiesa había estado a punto de besarla en las jardines, pero ella lo había tomado por una falta de respeto y aunque ahora lo veía distinto no encontraba coqueteo en nada de lo que había ocurrido. Se acercó un poco más, pues, por muy extraño que pudiera llegar a parecer, iba a compartir un gran secreto con él- y si antes me he puesto a llorar- antes y ahora, pues continuaba con la llantina- ha sido porque he tenido una visión cuando me has abrazado: un recuerdo. Sé que no es de mi vida de… alma, porque guardo en mi mente casi todo el proceso. Creo… que esto es un recuerdo de cuando estaba viva. Un chico, un chico alto y bastante bien parecido, me abrazaba pero no consigo recordar quien era, ni su nombre ni el lazo que nos unía- sus ojos cayeron en sus manos, convertidas en puños y colocadas sobre las rodillas desmadejadamente- por eso he pensado que tal vez fuera cosa tuya. Pero ahora veo que no. Te has sorprendido tanto como yo- se excusó y nuevas lágrimas pintaron su semblante de porcelana. Se estaba mostrando tal y como era y aunque no parecía nada forzado no podía evitar sentirse torpe y tosca- de verdad que lo lamento.
De nuevo se volvió, para poder reponerse un poco y reflexionó sobre lo que acababa de hacer: casi sin venir a cuento aquel tipo se había transformado frente a sus ojos y empezaba a verlo como alguien diferente, como alguien en quien confiar. Tal había sido el caso que le había abierto su coraza de rudeza de par en par y se había mostrado tal cual, sin armaduras. Acababa de confiarle algo que acababa de descubrir, algo íntimo. Un hecho relacionado con su vida más allá de Izumi Kaori, más allá de sus ropas de shinigami, de cuando era una chica normal, incluso feliz. Lo que no sabía Kaori era que aquella visión la obsesionaría durante toda su existencia. Ni tampoco que habérselo contado a Bastian Chiesa desencadenaría el odio mortal que su corazón pronto albergaría por él. Sin embargo en ese momento necesitó hacer algo así y no tuvo ningún inconveniente en hacerlo.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Parecía que la ruda y fría Izumi-san no lo era tanto, y tenía sentimientos y profundidades que podía expresar y lo hacía, incluso con gente que realmente acababa de conocer, como en este caso era Chiesa.
Incluso había empezado a tutearle, tal como hacía él, si no contaba ya suficiente el que le estuviera contando cosas realmente personales, como algunos de los recuerdos que tenía del pasado.
Chiesa, realmente, no se acordaba demasiado de lo que había sucedido o había padecido en su vida anterior, pues a pesar de que era normal de que al principio la gente se acordara de detalles o retazos de lo que había sucedido en sus momentos y vivencias de antes de rendirse ante la muerte, lo lógico era que al cabo del tiempo, del lento tiempo que transcurría en la Sociedad de almas, aquellos recuerdos quedaran embarrados en la mente, pareciendole más a ésta lejanos sueños o inventos que una realidad que hubiera pasado o acontecido.
De todas formas, pensaba Bastian, el presente era más divertido e interactivo, por lo que nunca dejaba mucho tiempo para recordar, pues tras la aventura venía otra aventura, tras una chica venía otra, y tras un éxito, la lucha por lograr el siguiente.
Pero ahora el presente era la tercera oficial del 6º escuadrón.
- No te disculpes Kaori-chan - Si, la lógica sería volver al tratado serio para no acarrear problemas, pero Chiesa no actuaba por esos parametros, y su subjetividad era muchas veces su única guía, así que seguía con un tratamiento que duraría hasta ¿siempre?. - Entiendo que estes confundida. Los shinigamis que llevamos ya cierto tiempo por aquí casi nos olvidamos de esas cosas. Aunque supongo que es importante seguir recordándolo, ¿no?
Su último tono de pregunta fue más un intento de darle un tono optimista a aquello, que ella se sintiera bien con hablar así, mientras que la sonrisa de Chiesa le hacía sentir que estaba en un entorno agradable.
Igual de cierto era que Bastian no pensaba así, y muchas veces notaba que los recuerdos los lastraban demasiado, a pesar de que no fuera de hacerlo mucho. Pero supuso que su opinión, no le importaba a su compañera ni era importante para lo que estaban tratando.
Incluso había empezado a tutearle, tal como hacía él, si no contaba ya suficiente el que le estuviera contando cosas realmente personales, como algunos de los recuerdos que tenía del pasado.
Chiesa, realmente, no se acordaba demasiado de lo que había sucedido o había padecido en su vida anterior, pues a pesar de que era normal de que al principio la gente se acordara de detalles o retazos de lo que había sucedido en sus momentos y vivencias de antes de rendirse ante la muerte, lo lógico era que al cabo del tiempo, del lento tiempo que transcurría en la Sociedad de almas, aquellos recuerdos quedaran embarrados en la mente, pareciendole más a ésta lejanos sueños o inventos que una realidad que hubiera pasado o acontecido.
De todas formas, pensaba Bastian, el presente era más divertido e interactivo, por lo que nunca dejaba mucho tiempo para recordar, pues tras la aventura venía otra aventura, tras una chica venía otra, y tras un éxito, la lucha por lograr el siguiente.
Pero ahora el presente era la tercera oficial del 6º escuadrón.
- No te disculpes Kaori-chan - Si, la lógica sería volver al tratado serio para no acarrear problemas, pero Chiesa no actuaba por esos parametros, y su subjetividad era muchas veces su única guía, así que seguía con un tratamiento que duraría hasta ¿siempre?. - Entiendo que estes confundida. Los shinigamis que llevamos ya cierto tiempo por aquí casi nos olvidamos de esas cosas. Aunque supongo que es importante seguir recordándolo, ¿no?
Su último tono de pregunta fue más un intento de darle un tono optimista a aquello, que ella se sintiera bien con hablar así, mientras que la sonrisa de Chiesa le hacía sentir que estaba en un entorno agradable.
Igual de cierto era que Bastian no pensaba así, y muchas veces notaba que los recuerdos los lastraban demasiado, a pesar de que no fuera de hacerlo mucho. Pero supuso que su opinión, no le importaba a su compañera ni era importante para lo que estaban tratando.
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
[FDI: Siento que el post sea caca, pero mi Musa se ha ido de vacaciones ¬¬]
Y por fin las cosas comenzaron a cambiar entre ellos.
No había una razón concreta, pero así era.
Bastian y Kaori parecieron empezar nuevamente su relación, tal vez reiniciar hubiera sido mejor término, y pese a lo raro del encuentro en su totalidad la tercera oficial del escuadrón empezó a ver a su compañero con otros ojos. Tal vez no fuese un obtuso, tal y como ella había pensado en sus primeros intercambios de palabras. Era posible que bajo su apariencia de simplón se escondiese un gran potencial. Quizás la misión de la muchacha fuera sacar a la luz sus grandes posibilidades y potenciarlas. Observó a su interlocutor con cierta suspicacia (toda la que podía caber en el interior de la bruta pero inocente joven) y reflexionó sobre sus últimas palabras ¿Mucho tiempo en la sociedad de las almas? Aquello tenía más sentido del que podía haber imaginado Chiesa. A veces la joven shinigami perdía de vista el tiempo que llevaba merodeando por aquel mundo, tan lejano al de los humanos. Recordaba muchos sucesos de la vida en el mundo espiritual, los más importantes, pero poco a poco… las cosas se iban perdiendo. Era triste, sin duda, pero no se podía hacer nada para remediarlo.
Aunque lo que más le interesaba era conocer la identidad del joven de la visión: ¿un familiar? Lo dudaba, su reacción no era la que debería haber tenido con un primo o un hermano. ¿Un amigo? Tampoco parecía posible. Quizás alguien por quien ella estuviese interesada desde otro punto de vista. La chica dio un respingo solo de pensar que aquel chico podía haber sido el gran amor de su vida. Aunque lo descartó a gran velocidad. La chica pensaba que pese a todo no olvidaría una cosa así. Pero a decir verdad aquel recuerdo la atormentaría durante décadas. Aquel chico tan guapo se había incrustado a fuego en su memoria y no iba a ser nada fácil sacarlo de allí-
- No sé si es importante o no, pero no entiendo a qué viene esto ahora, me parece una muy mala pasada de mi conciencia- apenas se había dado cuenta de ello, pero actuaba con aquel tipo con cualquier amigo, sin mostrarse tal y como la veían más en el escuadrón: como la irritante tercera oficial de la idolatrada Valeria-taichou.- cuando llegue a la Sociedad de las Almas apenas recordaba nada de su pasado y no me importaba, pero de pronto… ¿crees que los shinigamis estamos programados para revivir el pasado, Bastian-kun?- acababa de cruzar la última frontera, y aunque se daría cuenta más adelante de su error, de momento no encontraba fallas en su forma de actuar. Sonrió al joven a su lado y se apretó los guantes sin dedos para que se recolocaran. Le empezaban a quedar grandes de tanto apretar los puños. En un gesto de clara tranquilidad (era muy raro verla de esa guisa) se llevó las manos a la nuca y se apoyó en una de las pareces de la sala en la que se habían colado.
- ¿Te cuento un secreto?- le susurró, de modo confidencial- algunas noches me gusta ir a la sala común y tomar sake hasta que apenas puedo levantarme y llegar a mi dormitorio- le sacó la lengua y regreso a la contemplación de la pared contigua. Era extraño, pero se sentía cómoda con Chiesa. Y estaba segura que la verdadera Kaori le haría sentir a él del mismo modo.
Y por fin las cosas comenzaron a cambiar entre ellos.
No había una razón concreta, pero así era.
Bastian y Kaori parecieron empezar nuevamente su relación, tal vez reiniciar hubiera sido mejor término, y pese a lo raro del encuentro en su totalidad la tercera oficial del escuadrón empezó a ver a su compañero con otros ojos. Tal vez no fuese un obtuso, tal y como ella había pensado en sus primeros intercambios de palabras. Era posible que bajo su apariencia de simplón se escondiese un gran potencial. Quizás la misión de la muchacha fuera sacar a la luz sus grandes posibilidades y potenciarlas. Observó a su interlocutor con cierta suspicacia (toda la que podía caber en el interior de la bruta pero inocente joven) y reflexionó sobre sus últimas palabras ¿Mucho tiempo en la sociedad de las almas? Aquello tenía más sentido del que podía haber imaginado Chiesa. A veces la joven shinigami perdía de vista el tiempo que llevaba merodeando por aquel mundo, tan lejano al de los humanos. Recordaba muchos sucesos de la vida en el mundo espiritual, los más importantes, pero poco a poco… las cosas se iban perdiendo. Era triste, sin duda, pero no se podía hacer nada para remediarlo.
Aunque lo que más le interesaba era conocer la identidad del joven de la visión: ¿un familiar? Lo dudaba, su reacción no era la que debería haber tenido con un primo o un hermano. ¿Un amigo? Tampoco parecía posible. Quizás alguien por quien ella estuviese interesada desde otro punto de vista. La chica dio un respingo solo de pensar que aquel chico podía haber sido el gran amor de su vida. Aunque lo descartó a gran velocidad. La chica pensaba que pese a todo no olvidaría una cosa así. Pero a decir verdad aquel recuerdo la atormentaría durante décadas. Aquel chico tan guapo se había incrustado a fuego en su memoria y no iba a ser nada fácil sacarlo de allí-
- No sé si es importante o no, pero no entiendo a qué viene esto ahora, me parece una muy mala pasada de mi conciencia- apenas se había dado cuenta de ello, pero actuaba con aquel tipo con cualquier amigo, sin mostrarse tal y como la veían más en el escuadrón: como la irritante tercera oficial de la idolatrada Valeria-taichou.- cuando llegue a la Sociedad de las Almas apenas recordaba nada de su pasado y no me importaba, pero de pronto… ¿crees que los shinigamis estamos programados para revivir el pasado, Bastian-kun?- acababa de cruzar la última frontera, y aunque se daría cuenta más adelante de su error, de momento no encontraba fallas en su forma de actuar. Sonrió al joven a su lado y se apretó los guantes sin dedos para que se recolocaran. Le empezaban a quedar grandes de tanto apretar los puños. En un gesto de clara tranquilidad (era muy raro verla de esa guisa) se llevó las manos a la nuca y se apoyó en una de las pareces de la sala en la que se habían colado.
- ¿Te cuento un secreto?- le susurró, de modo confidencial- algunas noches me gusta ir a la sala común y tomar sake hasta que apenas puedo levantarme y llegar a mi dormitorio- le sacó la lengua y regreso a la contemplación de la pared contigua. Era extraño, pero se sentía cómoda con Chiesa. Y estaba segura que la verdadera Kaori le haría sentir a él del mismo modo.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
- ¿Programados para revivir el pasado? Dios quiera que no - El shinigami novato miró a su 3er oficial con un gesto a medias entre la incredulidad y la ironía. Él no era el tipo de personas que se pasaban el tiempo rememorando el pasado, el cual le importaba bien poco, por no decir nada.
No le importaba que había hecho, sino lo que podía hacer en el siguiente paso. No quería pasarse la vida repitiendo lo que aprendió en la Academia o en el Rukongai, esa ya era agua pasada que se había perdido para siempre, y su ámbito de acción se centraba únicamente en el futuro, en lo que estaba por venir.
- No tengo tiempo de vivir atrás, pues el futuro es mi dominio. Todavía me queda trabajo para llegar a ser un gran teniente, un inmenso capitán... - La sonrisa de Chiesa ahora era más sincera, como un deseo proveniente del mismo corazón, una meta que seguir a toda costa, un mañana seré mejor. Bastian no era realmente bueno en estudiar y los hechizos de kidoh, y aunque era bastante bueno con la espada, tampoco llegaba a niveles de genio. Pero si tenía algo que lo hacía superior a los demás, el desear algo con todas sus fuerzas, el querer sobrepasar a los mismos dioses. Y esa fuerza era la que le hacía seguir adelante. - Quien sabe si llegaré a Comandante algún día.
Pero ahora, adelante, estaba Kaori, hablando sinceramente, mientra él le ofrecía una honesta risa, fuera del distanciamiento inicial que, sobre todo ella, parecía mantener. Pero Chiesa era observador.
Bueno, por lo menos se daba cuenta de lo obvio, a veces, y se percataba de que la relación con su oficial tenía que ir poco a poco, así que, tras la confesión de su superior, no pudo sino intentar que se sintiera más cómoda con él.
- Ya hemos dado muchas vueltas por aqui, y puedo descubrir lo demás yo solo. Creo que ahora es cuando te has ganado una buena ración de sake. - Tras aquella invitación, movió ligeramente la mano, haciendo un gesto de caballerosidad, ofreciéndole el paso para acceder a la sala común.
[Lo siento lo siento lo siento lo siento. Si, ha sido mucho retraso, pero ya han terminado los exámenes. A ver si se retoma esto con fuerza ^^]
No le importaba que había hecho, sino lo que podía hacer en el siguiente paso. No quería pasarse la vida repitiendo lo que aprendió en la Academia o en el Rukongai, esa ya era agua pasada que se había perdido para siempre, y su ámbito de acción se centraba únicamente en el futuro, en lo que estaba por venir.
- No tengo tiempo de vivir atrás, pues el futuro es mi dominio. Todavía me queda trabajo para llegar a ser un gran teniente, un inmenso capitán... - La sonrisa de Chiesa ahora era más sincera, como un deseo proveniente del mismo corazón, una meta que seguir a toda costa, un mañana seré mejor. Bastian no era realmente bueno en estudiar y los hechizos de kidoh, y aunque era bastante bueno con la espada, tampoco llegaba a niveles de genio. Pero si tenía algo que lo hacía superior a los demás, el desear algo con todas sus fuerzas, el querer sobrepasar a los mismos dioses. Y esa fuerza era la que le hacía seguir adelante. - Quien sabe si llegaré a Comandante algún día.
Pero ahora, adelante, estaba Kaori, hablando sinceramente, mientra él le ofrecía una honesta risa, fuera del distanciamiento inicial que, sobre todo ella, parecía mantener. Pero Chiesa era observador.
Bueno, por lo menos se daba cuenta de lo obvio, a veces, y se percataba de que la relación con su oficial tenía que ir poco a poco, así que, tras la confesión de su superior, no pudo sino intentar que se sintiera más cómoda con él.
- Ya hemos dado muchas vueltas por aqui, y puedo descubrir lo demás yo solo. Creo que ahora es cuando te has ganado una buena ración de sake. - Tras aquella invitación, movió ligeramente la mano, haciendo un gesto de caballerosidad, ofreciéndole el paso para acceder a la sala común.
[Lo siento lo siento lo siento lo siento. Si, ha sido mucho retraso, pero ya han terminado los exámenes. A ver si se retoma esto con fuerza ^^]
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Mirar adelante y no hacia atrás. Sonaba realmente tentador, muchísimo, pero Kaori estaba convencida que Chiesa y ella no se parecían hasta tales extremos. La tercera oficial sentía que olvidar el pasado no era el mejor modo de encontrarse con el futuro. Los errores que cometes, los triunfos que consigues, y sobre todo las personas que dejas en el camino, todo aquello forma parte de tu persona y es inconcebible no lastrarlo de un modo u otro. Tal vez pudiera ignorarse, ocultarse, incluso taparse con una gran manta de ignorancia, pero jamás desaparecería por completo. Era un pensamiento bastante ingenuo y lo cierto es que la muchacha no pudo evitar sonreír al pensar en lo inocente que le había quedado a Batian-kun decir algo como aquello. Se encogió de hombros, no era necesario compartir aquello con él, aún era pronto para tales confidencias. Lo que no pudo evitar (se había relajado tanto que la sonrisa se desbordaba de sus labios sin que pudiera armar su armadura de impertinencia a tiempo) fue intensificar el gesto cuando su compañero le dijo que deseaba llegar cada vez más alto en la escala de la Sociedad de las Almas. Sería muy curioso ver al recién llegado ocupar el sitio del comandante, ¿cómo reaccionaría ante las crisis?, ¿cómo le sentaría el atuendo de máximo mandatario? Mejor no saberlo, porque si ella pretendía seguir ascendiendo dentro de su propio escuadrón (aquella división era su vida y no pensaba dejarla jamás) acabaría por tenerle de jefe (si las cosas se les daban ambos como esperaban). Sus cavilaciones concluyeron de golpe cuando él aceptó el pequeño secreto de la shinigami y ella asintió, con bastante interés. Chiesa le caía bien, habían empezado bastante mal, pero lo habían reconducido, estaría bien, por una vez, saltarse el protocolo y dejar de lado aquello para tomar un poco de sake. Tenía un par de botellas que tenía guardadas para una ocasión especial que parecía no llegar nunca, aquel momento podía ser tan bueno como otro.
- Pues posiblemente- le confirmó- tengo bastantes ganas de tomar un poco de alcohol. A veces uno se cansa de hacer siempre lo correcto, ¿verdad?- no le dio tiempo a darle una contestación cuando ya caminaba hacía la sala común y le llamaba- ¿hace falta que te lo repita dos veces, Bastian-kun?- y juntos caminaron hacía su destino. Desde que se había hecho mujer, la joven había cambiado sustancialmente su forma de caminar, aunque ella no se había percatado del detalle. En ocasiones algunos hombres se le habían quedado mirando pero ella no se lo había tomado por donde debiese. Al darse cuenta (si lo había hecho que tampoco era descartable que no se hubiera percatado del detalle) lo había tomado como un ataque personal y había llegado a las manos por el simple hecho de parecerle atractiva a algún muchacho. Con Chiesa no había tenido ningún problema de ese tipo, tal vez el incidente de los jardines, pero la brutal (no encuentro otra palabra para describirla) inocencia de la muchacha de ojos rasgados le había hecho pasarlo por alto, como las miradas que le lanzó algún que otro shinigami al verla ir a la Sala Común con el recién llegado.
Tras este incidente sin ningún tipo de trascendencia divisaron su destino y penetraron en él sin ceremonia alguna. Aún era algo temprano, de manera que en el lugar solo había dos o tres muchachos que saludaron con un movimiento de cabeza sin despegar los labios. Kaori fue a su habitación, pidiéndole al recién llegado que la esperase, y regresó con una botella de sake que puso en una mesa, entre ella y Bastian-kun. Sirvió la primera ronda. Al ser la primera decidió que era buen momento de chocar su copa con la de su compañero y advertirle algo- puedo parecer pequeña, pero tengo bastante aguante- y así era, porque de un trago se tomó el contenido de su vaso sin pestañear. Estaba realmente delicioso y estaba deseando comprobar que le parecía a Chiesa. Unas cuantas copas más tarde, se les veía bastante más animados. Algo raro, porque normalmente Kaori se mostraba silenciosa y esquiva mientras bebía. Solo levantaba la voz para despedirse y regresar a su habitación. Esta vez lo estaba disfrutando de verdad.
- Pues posiblemente- le confirmó- tengo bastantes ganas de tomar un poco de alcohol. A veces uno se cansa de hacer siempre lo correcto, ¿verdad?- no le dio tiempo a darle una contestación cuando ya caminaba hacía la sala común y le llamaba- ¿hace falta que te lo repita dos veces, Bastian-kun?- y juntos caminaron hacía su destino. Desde que se había hecho mujer, la joven había cambiado sustancialmente su forma de caminar, aunque ella no se había percatado del detalle. En ocasiones algunos hombres se le habían quedado mirando pero ella no se lo había tomado por donde debiese. Al darse cuenta (si lo había hecho que tampoco era descartable que no se hubiera percatado del detalle) lo había tomado como un ataque personal y había llegado a las manos por el simple hecho de parecerle atractiva a algún muchacho. Con Chiesa no había tenido ningún problema de ese tipo, tal vez el incidente de los jardines, pero la brutal (no encuentro otra palabra para describirla) inocencia de la muchacha de ojos rasgados le había hecho pasarlo por alto, como las miradas que le lanzó algún que otro shinigami al verla ir a la Sala Común con el recién llegado.
Tras este incidente sin ningún tipo de trascendencia divisaron su destino y penetraron en él sin ceremonia alguna. Aún era algo temprano, de manera que en el lugar solo había dos o tres muchachos que saludaron con un movimiento de cabeza sin despegar los labios. Kaori fue a su habitación, pidiéndole al recién llegado que la esperase, y regresó con una botella de sake que puso en una mesa, entre ella y Bastian-kun. Sirvió la primera ronda. Al ser la primera decidió que era buen momento de chocar su copa con la de su compañero y advertirle algo- puedo parecer pequeña, pero tengo bastante aguante- y así era, porque de un trago se tomó el contenido de su vaso sin pestañear. Estaba realmente delicioso y estaba deseando comprobar que le parecía a Chiesa. Unas cuantas copas más tarde, se les veía bastante más animados. Algo raro, porque normalmente Kaori se mostraba silenciosa y esquiva mientras bebía. Solo levantaba la voz para despedirse y regresar a su habitación. Esta vez lo estaba disfrutando de verdad.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Por fin aquella chica de bello y lacio pelo moreno había pillado las indirectas de que quería pasar de ver ese tostón de escuadrón.
Bueno, en realidad era emocionante conocer todo y aquel lugar parecía un sitio donde permanecer y establecerse con elegancia. Las relajantes fuentes, el verde jardín en contraposición del blanco de las paredes. Sin lugar a dudas era un lugar que le prometía muchas emociones futuras. Pero por esa noche ya se había empachado de descubrir nuevos lugares, de ver todo aquello, que a pesar de lo bello, no dejaba de ser monótono.
Pero sin embargo, la proposición de su "jefa" le pareció un oasis en el desierto. Sobre todo cuando salieron a relucir las palabras que más le gustaban, "beber" y "sake".
Más la segunda que la primera.
Así que ya con una sonrisa en su rostro, cedió el paso amablemente a la oficial Izumi, tanto como sumisión ante un mando superior, que además le había hecho un favor, como hombre galante que cede el paso ante una bella y delicada mujer.
Así transcurrió la noche, la cual empezó con una advertencia por parte de Kaori, a la cual el risueño novato solo respondió con una sonrisa, quizás algo desafiante. Desafío que se fue borrando, dispersando con el paso del tiempo, de las horas y del alcohol que empezó a gastarse sin que los miembros de la división se dieran demasiada cuenta. O no quisieran darse cuenta.
Pero, estableciéndonos en un momento en concreto, vamos a explicar el momento en el que la 3ª al mando del escuadrón fue a su habitación, por más sake, según dijo ella misma.
- Vaya, en este escuadrón tenéis varias chicas que son muy lindas - Comentó Chiesa a los dos shinigamis que se habían unido desde un principio a esa fiesta/descanso improvidasa. - Kaori-chan también, aunque es algo... digamos bruta, ¿son todas así?
- Jaja, Kaori-chan dice - reía uno ante la asustada pregunta del novato. Risa contagiosa y bastante tonta, provocada por el efecto del alcohol unido al poco aguante y a un estado de onnubilación bastante severo.
- No, para nada. Casi todas son sonrientes y simpáticas. Sobre todo Valeria-taichô - Contestó el segundo, más coherentemente, aunque su tono y sus palabras arrastradas indicaran claramente que habían sobrepasado lo normal en la bebida y que tenían menos predisposición en ésta que sus compañeros. - Lo que pasa es que a ti te ha tocado como compañía la lógica y fría dama de hierro.
- ¿Dama de hierro? - dijo Bastian para después reír con sonoridad - ¿Seguro que estamos hablando de la misma? Conmigo ha estado amable casi todo el rato, incluso me ha estado hablando de un chico que le gustaba o que soñaba con él o algo así. La verdad, tampoco le presté demasiada atención.
Bueno, en realidad era emocionante conocer todo y aquel lugar parecía un sitio donde permanecer y establecerse con elegancia. Las relajantes fuentes, el verde jardín en contraposición del blanco de las paredes. Sin lugar a dudas era un lugar que le prometía muchas emociones futuras. Pero por esa noche ya se había empachado de descubrir nuevos lugares, de ver todo aquello, que a pesar de lo bello, no dejaba de ser monótono.
Pero sin embargo, la proposición de su "jefa" le pareció un oasis en el desierto. Sobre todo cuando salieron a relucir las palabras que más le gustaban, "beber" y "sake".
Más la segunda que la primera.
Así que ya con una sonrisa en su rostro, cedió el paso amablemente a la oficial Izumi, tanto como sumisión ante un mando superior, que además le había hecho un favor, como hombre galante que cede el paso ante una bella y delicada mujer.
Así transcurrió la noche, la cual empezó con una advertencia por parte de Kaori, a la cual el risueño novato solo respondió con una sonrisa, quizás algo desafiante. Desafío que se fue borrando, dispersando con el paso del tiempo, de las horas y del alcohol que empezó a gastarse sin que los miembros de la división se dieran demasiada cuenta. O no quisieran darse cuenta.
Pero, estableciéndonos en un momento en concreto, vamos a explicar el momento en el que la 3ª al mando del escuadrón fue a su habitación, por más sake, según dijo ella misma.
- Vaya, en este escuadrón tenéis varias chicas que son muy lindas - Comentó Chiesa a los dos shinigamis que se habían unido desde un principio a esa fiesta/descanso improvidasa. - Kaori-chan también, aunque es algo... digamos bruta, ¿son todas así?
- Jaja, Kaori-chan dice - reía uno ante la asustada pregunta del novato. Risa contagiosa y bastante tonta, provocada por el efecto del alcohol unido al poco aguante y a un estado de onnubilación bastante severo.
- No, para nada. Casi todas son sonrientes y simpáticas. Sobre todo Valeria-taichô - Contestó el segundo, más coherentemente, aunque su tono y sus palabras arrastradas indicaran claramente que habían sobrepasado lo normal en la bebida y que tenían menos predisposición en ésta que sus compañeros. - Lo que pasa es que a ti te ha tocado como compañía la lógica y fría dama de hierro.
- ¿Dama de hierro? - dijo Bastian para después reír con sonoridad - ¿Seguro que estamos hablando de la misma? Conmigo ha estado amable casi todo el rato, incluso me ha estado hablando de un chico que le gustaba o que soñaba con él o algo así. La verdad, tampoco le presté demasiada atención.
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
Kaori había bebido más de la cuenta. No es que se encontrase tan borracha como para no recordar los detalles de aquella noche o que estuviera dispuesta a olvidarlos. Las consecuencias de la ingesta de alcohol se traslucían en su paso titubeante y en la sonrisita tonta que se le había pintado en los labios. Había bromeado con su compañero sobre todo tipo de temas, hasta de la última moda femenina en el Seireitei y por una vez (después de mucho tiempo) se sentía a gusto en la compañía de otra persona. Así era, y negarlo era algo más que ridículo. En cualquier caso no pensaba decírselo a él, con que ella fuera plenamente consciente del hecho se daba por satisfecha, bastante satisfecha, a decir verdad. Aún así, su actitud para con él había cambiado notablemente y dudaba que Chiesa fuera tan tonto como para no darse cuenta del cambio en el vocabulario de la joven e incluso en su manera de moverse, mucho menos envarada y artificial. Cuando ella le dio un empujón amistoso y los dos se echaron a reír estuvo convencida de lo bien que se llevaría con él y se dispuso a brindar por ello, pero la bebida se había acabado. De un salto, mostrando de nuevo que sus sentidos seguían donde debieran, se levantó y se dispuso a volver a su dormitorio para hacer con un poco más de sake, ambos deseaban seguir bebiendo un poco más y diciendo burradas.
- Espérate aquí- susurró, de modo confidencial, le guiñó un ojo y salió con paso decidido, aunque como ya os adelanté, bastante oscilante. Aún tardó un poco en volver, porque no sabía exactamente donde había dejado la botella que buscaba. Tras dar con ella (la había metido en un arcón en el que no se le había ocurrido mirar) regresó junto a su compañero, pero la sonrisa que parecía haberse tatuado a fuego en sus labios, desapareció. En lo primero que se fijó fue en la cercanía de los otros shinigamis que habían bebido con ellos y apretó la botella en su mano. Habían tenido la poca maña de hablar de ella cuando la joven acababa de llegar. Y le ardían las entrañas, acababan de desatar a la fiera que llevaba dentro.
La primera frase que oyó la desconcertó y se sintió halagada (más que halagada me atrevo a decir que confusa) y enfadada a partes iguales, ¿haber estado bebiendo como colegas no significaba nada para aquel tipo, la seguía viendo como solo una cara bonita? Pero la había llamado linda, la muchacha enroscó con más fuerza la botella en sus dedos y continuó escuchando a los ebrios muchachos. “La dama de hierro” no era la primera vez que lo escuchaba y aunque lo tenía más que asumido no dejó de parecerle una grosería inaceptable. Y de nuevo la respuesta de Bastian y con ella más falsas esperanzas, más incomodidad y más consternación. Aquel… ¡aquel patán de mierda! No sabía lo que había hecho, no tenía ni idea, no podía tenerla, porque era muy dada a los ataques de ira, y esta vez la tercera oficial ni siquiera pensó en ponerle un dique a su furia, que salía a borbotones de todo su cuerpo. Como poseída por una fuerza animal se plantó frente a esos tres imbéciles y colocó su botella de sake en la mesa. Los tres la observaron y con una mirada de rencor plantada en su rostro de porcelana echó de allí (sin miramiento alguno) a los shinigamis que habían estado compartiendo la bebida con Chiesa y con ella. Él se iba a llevar la peor parte.
- Largo- los otros dos parecieron no entender sus palabras, o no escucharlas por su estado. De modo que en lugar de repetirse les empujó sin miramientos, les golpeó y finalmente colocó una mano en la empuñadura de su zanpakutoh- es una orden de vuestra tercer oficial- aquellas parecieron ser las palabras mágicas, porque ambos (uno apoyado en el otro) se marcharon sin alegar nada. El resto de shinigamis que se habían congregado en la sala común (que no eran demasiados) salieron también. No era la primera vez que Izumi san se enfadaba y no era conocida en la división precisamente por su dulzura. Bastian Chiesa e Izumi Kaori acababan de quedarse solos. Y la muchacha no pensaba recatarse lo más mínimo.
Cuando sus miradas al fin se encontraron, ella se acercó mucho a él, tanto que daba la sensación que sus intenciones eran más bien amables, y le propinó un puñetazo en la boca, con todas sus fuerzas, que debido a su estado de cabreo no eran precisamente escasas. Tal había sido el golpe que ambos cayeron contra el suelo, pero esta vez la joven no le dio tantas opciones como en el jardín unas horas antes y le arreó una patada en las costillas. Estaba desatada, no podía entender como se le había pasado por la cabeza llegar a tenerle cariño a una persona como él. Era un estúpido, un descerebrado y un indiscreto, ¡quién en su sano juicio compartiría algo tan confidencial y precisamente si la información atañía a un alto cargo del escuadrón! La joven sintió los ojos húmedos, no solía llorar, lo de la tarde había sido una excepción. Pero era tal la rabia anidada en su interior que poco le importaban unas cuantas lágrimas de coraje.
- ¡Te odio!- le gritó sin darle una explicación- ¿cómo te has atrevido, maldito?, ¿por qué me has hecho algo así?- la mano de la chica fue hasta la botella de sake y la envolvió en sus dedos para amenazarle- te he hecho una pregunta, ¡contesta!
[FDI: Creo que ha quedado muy Kaori, gracias a Okami por sus observaciones *O*]
- Espérate aquí- susurró, de modo confidencial, le guiñó un ojo y salió con paso decidido, aunque como ya os adelanté, bastante oscilante. Aún tardó un poco en volver, porque no sabía exactamente donde había dejado la botella que buscaba. Tras dar con ella (la había metido en un arcón en el que no se le había ocurrido mirar) regresó junto a su compañero, pero la sonrisa que parecía haberse tatuado a fuego en sus labios, desapareció. En lo primero que se fijó fue en la cercanía de los otros shinigamis que habían bebido con ellos y apretó la botella en su mano. Habían tenido la poca maña de hablar de ella cuando la joven acababa de llegar. Y le ardían las entrañas, acababan de desatar a la fiera que llevaba dentro.
La primera frase que oyó la desconcertó y se sintió halagada (más que halagada me atrevo a decir que confusa) y enfadada a partes iguales, ¿haber estado bebiendo como colegas no significaba nada para aquel tipo, la seguía viendo como solo una cara bonita? Pero la había llamado linda, la muchacha enroscó con más fuerza la botella en sus dedos y continuó escuchando a los ebrios muchachos. “La dama de hierro” no era la primera vez que lo escuchaba y aunque lo tenía más que asumido no dejó de parecerle una grosería inaceptable. Y de nuevo la respuesta de Bastian y con ella más falsas esperanzas, más incomodidad y más consternación. Aquel… ¡aquel patán de mierda! No sabía lo que había hecho, no tenía ni idea, no podía tenerla, porque era muy dada a los ataques de ira, y esta vez la tercera oficial ni siquiera pensó en ponerle un dique a su furia, que salía a borbotones de todo su cuerpo. Como poseída por una fuerza animal se plantó frente a esos tres imbéciles y colocó su botella de sake en la mesa. Los tres la observaron y con una mirada de rencor plantada en su rostro de porcelana echó de allí (sin miramiento alguno) a los shinigamis que habían estado compartiendo la bebida con Chiesa y con ella. Él se iba a llevar la peor parte.
- Largo- los otros dos parecieron no entender sus palabras, o no escucharlas por su estado. De modo que en lugar de repetirse les empujó sin miramientos, les golpeó y finalmente colocó una mano en la empuñadura de su zanpakutoh- es una orden de vuestra tercer oficial- aquellas parecieron ser las palabras mágicas, porque ambos (uno apoyado en el otro) se marcharon sin alegar nada. El resto de shinigamis que se habían congregado en la sala común (que no eran demasiados) salieron también. No era la primera vez que Izumi san se enfadaba y no era conocida en la división precisamente por su dulzura. Bastian Chiesa e Izumi Kaori acababan de quedarse solos. Y la muchacha no pensaba recatarse lo más mínimo.
Cuando sus miradas al fin se encontraron, ella se acercó mucho a él, tanto que daba la sensación que sus intenciones eran más bien amables, y le propinó un puñetazo en la boca, con todas sus fuerzas, que debido a su estado de cabreo no eran precisamente escasas. Tal había sido el golpe que ambos cayeron contra el suelo, pero esta vez la joven no le dio tantas opciones como en el jardín unas horas antes y le arreó una patada en las costillas. Estaba desatada, no podía entender como se le había pasado por la cabeza llegar a tenerle cariño a una persona como él. Era un estúpido, un descerebrado y un indiscreto, ¡quién en su sano juicio compartiría algo tan confidencial y precisamente si la información atañía a un alto cargo del escuadrón! La joven sintió los ojos húmedos, no solía llorar, lo de la tarde había sido una excepción. Pero era tal la rabia anidada en su interior que poco le importaban unas cuantas lágrimas de coraje.
- ¡Te odio!- le gritó sin darle una explicación- ¿cómo te has atrevido, maldito?, ¿por qué me has hecho algo así?- la mano de la chica fue hasta la botella de sake y la envolvió en sus dedos para amenazarle- te he hecho una pregunta, ¡contesta!
[FDI: Creo que ha quedado muy Kaori, gracias a Okami por sus observaciones *O*]
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
La noche estaba yendo bien, incluso ahora el momento, que se había tranquilizado, resultaba bastante relajante. Incluso algo del aroma a jazmín se colaba por alguna ventana abierta, por la que también entraba una ligera brisa que se convertía en frescor en la piel enrojecida del shinigami, lo cual alejaba el sopor y amodorramiento producido por la bebida.
Siendo así, estando en tal placentero estado, y sobre todo al estar de espaldas a la llegada de la 3ª oficial, no pudo darse cuenta ni prevenir nada de lo que se venía encima.
Escuchando a Kaori, le extrañó el tono de voz, pero al darse la vuelta, justo cuando los otros compañeros allí congregados salieron pitando, ya conocedores del duro carácter de la oficial, pero el rostro no parecía tan amenazante como había sonado su voz.
Sonrió levemente, aun inconsciente de la situación que se le venía encima irreversiblemente. Sonrisa que se rompió al recibir el primer puñetazo directamente en el rostro. La sorpresa hizo que el golpe fuera duro y doloroso. Cosa que la patada que recibió de nuevo, una vez en el suelo, no hizo que se apaciguara.
Por lo menos, debido a los reflejos que había adquirido en las escaramuzas oficiales y no tanto en la Academia, pudo levantarse rápidamente, protegiéndose con las manos a los posibles nuevos golpes de Kaori, manteniéndose agazapado en rincón, aunque lo que más le desconcertaban eran las preguntas. Pero ante ellas, lanzó la misma respuesta que siempre solía hacer en esas situaciones.
- Yo no he hecho nada, fue uno de los otros seguro - Contestó rápidamente casi sin pensar.
La mejor respuesta en esos momentos era echarle el muerto a otro. Realmente no sabía lo que se le echaba en cara, sobre lo que protestaba, y ante todo, tenía que escurrir el bulto, y sobre todo, no recibir otro golpe más.
Siendo así, estando en tal placentero estado, y sobre todo al estar de espaldas a la llegada de la 3ª oficial, no pudo darse cuenta ni prevenir nada de lo que se venía encima.
Escuchando a Kaori, le extrañó el tono de voz, pero al darse la vuelta, justo cuando los otros compañeros allí congregados salieron pitando, ya conocedores del duro carácter de la oficial, pero el rostro no parecía tan amenazante como había sonado su voz.
Sonrió levemente, aun inconsciente de la situación que se le venía encima irreversiblemente. Sonrisa que se rompió al recibir el primer puñetazo directamente en el rostro. La sorpresa hizo que el golpe fuera duro y doloroso. Cosa que la patada que recibió de nuevo, una vez en el suelo, no hizo que se apaciguara.
Por lo menos, debido a los reflejos que había adquirido en las escaramuzas oficiales y no tanto en la Academia, pudo levantarse rápidamente, protegiéndose con las manos a los posibles nuevos golpes de Kaori, manteniéndose agazapado en rincón, aunque lo que más le desconcertaban eran las preguntas. Pero ante ellas, lanzó la misma respuesta que siempre solía hacer en esas situaciones.
- Yo no he hecho nada, fue uno de los otros seguro - Contestó rápidamente casi sin pensar.
La mejor respuesta en esos momentos era echarle el muerto a otro. Realmente no sabía lo que se le echaba en cara, sobre lo que protestaba, y ante todo, tenía que escurrir el bulto, y sobre todo, no recibir otro golpe más.
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
[FDI: No tengo muy claro que decir, pero creo que esto podría valer, y de paso ir cerrando, ¿nop?]
Conciencia. Saber estar. Reconocer una equivocación, o al menos tener un mínimo de empatía para con los demás, ¿sabría ese personaje- se negaba a referirse a él como ser humano- que aquel modo de comportarse no hacía más que enfurecer a la tercera oficial? Le hubiera pegado de nuevo, esta a punto de hacerlo, pero él puso las manos de por medio y ella se detuvo en el último segundo. Podía ser todo lo bruta del mundo, pero aún no había llegada a la zona que sirve como línea divisoria entre la lucidez y la locura, todavía no. Estaba enfadada, pero no era una demente. Hizo un esfuerzo, respiró, abrió y cerró los dedos y al final dejó caer la mano para chasquear la lengua sonoramente.
Había grados en la escala de la decepción y el desengaño, pero en el caso presente, el futuro capitán del décimo tercer escuadrón la aguja se había salido del medidor. Ni en un millón de años hubiera pensado que aquel tipo simplón y aparentemente inofensivo fuera capaz de hacerle tanto daño en tan poco tiempo. Y la joven oficial sabía mucho de dolor, para algo era shinigami, y bastante temeraria, a decir verdad. Aunque si comparaba las heridas del campo de batalla con éstas, no estaba segura de cuales eran las que cicatrizaban antes. Se acarició el puño que había usado para golpear a su subordinado (no era más que eso, no se merecía ser nada más) y le sostuvo la mirada, lo que escuchó esta vez fue más hiriente todavía que lo anterior. Se pasó la lengua por los dientes, intentando no tener una reacción exagerada y finalmente explotó, esta vez de un modo diferente. Porque, en más ocasiones de las esperadas, la contención era un modo de demostrar sentimientos ocultos en los estallidos de color.
- Chiesa-san- le llamó, con una voz que denotaba una gran presión y la fuerza de voluntad necesaria para no partirse en mil pedazos, ese idiota se había cargado sus esquemas para volver a componérselos de golpe- quizás para ti lo más fácil sea salir de este tipo de situaciones echándole la culpa a otro con tal de quitarte la responsabilidad de encima, pero conmigo eso no funciona. De aquí en adelante espero que no vuelvas a tomarte esas confianzas conmigo, porque hoy te he golpeado, pero te aseguro que la próxima vez no seré tan benigna- la imagen de su zanpakutoh se pintó en su mente, detallada a la perfección. Incluso la vio salir de la vaina.
- Ya estás avisado- les escupió en pleno rostro, y a continuación puso la botella de sake que llevaba consigo en la mesa, con una mueca dura en su dulce rostro- que te aproveche, no te atragantes, porque es lo último que habrá entre nosotros- y tan resuelta como siempre, se marchó a sus aposentos. Había oído demasiado, se había emocionado más de la cuenta y definitivamente había tenido de sobra. Iba a costarle mucho volver a confiar en alguien. Chiesa la había decepcionado, quizás porque esperaba demasiado de él, o tal vez aquello ocurría por pensar que podían ser amigos. Había sido una ingenua. Apretó el paso y se limpió una lágrima traicionera que se colaba en su mejilla izquierda.
Esperaba que el día siguiente le diera algo mejor.
Conciencia. Saber estar. Reconocer una equivocación, o al menos tener un mínimo de empatía para con los demás, ¿sabría ese personaje- se negaba a referirse a él como ser humano- que aquel modo de comportarse no hacía más que enfurecer a la tercera oficial? Le hubiera pegado de nuevo, esta a punto de hacerlo, pero él puso las manos de por medio y ella se detuvo en el último segundo. Podía ser todo lo bruta del mundo, pero aún no había llegada a la zona que sirve como línea divisoria entre la lucidez y la locura, todavía no. Estaba enfadada, pero no era una demente. Hizo un esfuerzo, respiró, abrió y cerró los dedos y al final dejó caer la mano para chasquear la lengua sonoramente.
Había grados en la escala de la decepción y el desengaño, pero en el caso presente, el futuro capitán del décimo tercer escuadrón la aguja se había salido del medidor. Ni en un millón de años hubiera pensado que aquel tipo simplón y aparentemente inofensivo fuera capaz de hacerle tanto daño en tan poco tiempo. Y la joven oficial sabía mucho de dolor, para algo era shinigami, y bastante temeraria, a decir verdad. Aunque si comparaba las heridas del campo de batalla con éstas, no estaba segura de cuales eran las que cicatrizaban antes. Se acarició el puño que había usado para golpear a su subordinado (no era más que eso, no se merecía ser nada más) y le sostuvo la mirada, lo que escuchó esta vez fue más hiriente todavía que lo anterior. Se pasó la lengua por los dientes, intentando no tener una reacción exagerada y finalmente explotó, esta vez de un modo diferente. Porque, en más ocasiones de las esperadas, la contención era un modo de demostrar sentimientos ocultos en los estallidos de color.
- Chiesa-san- le llamó, con una voz que denotaba una gran presión y la fuerza de voluntad necesaria para no partirse en mil pedazos, ese idiota se había cargado sus esquemas para volver a componérselos de golpe- quizás para ti lo más fácil sea salir de este tipo de situaciones echándole la culpa a otro con tal de quitarte la responsabilidad de encima, pero conmigo eso no funciona. De aquí en adelante espero que no vuelvas a tomarte esas confianzas conmigo, porque hoy te he golpeado, pero te aseguro que la próxima vez no seré tan benigna- la imagen de su zanpakutoh se pintó en su mente, detallada a la perfección. Incluso la vio salir de la vaina.
- Ya estás avisado- les escupió en pleno rostro, y a continuación puso la botella de sake que llevaba consigo en la mesa, con una mueca dura en su dulce rostro- que te aproveche, no te atragantes, porque es lo último que habrá entre nosotros- y tan resuelta como siempre, se marchó a sus aposentos. Había oído demasiado, se había emocionado más de la cuenta y definitivamente había tenido de sobra. Iba a costarle mucho volver a confiar en alguien. Chiesa la había decepcionado, quizás porque esperaba demasiado de él, o tal vez aquello ocurría por pensar que podían ser amigos. Había sido una ingenua. Apretó el paso y se limpió una lágrima traicionera que se colaba en su mejilla izquierda.
Esperaba que el día siguiente le diera algo mejor.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: De como llegaron a odiarse [Flashback]
El shinigami se encontraba agazapado, intentando prevenir y esquivar el ataque de Kaori, pues aunque al principio había recibido golpes a mansalva y por sorpresa, eso no volvería a repetirse. Por lo menos no serían por sorpresa, y esperaba que tampoco a mansalva.
La tercera oficial del 6º escuadrón parecía calmarse, aunque el término más específico o lógico quizás fuera controlarse, pues seguía manteniendo un rictus y una pose agresiva, como aquel que parece agazapado, preparado para luchar o como aquel que quiere inmiscuirse de lleno en la guerra pero no se atreve a entrar por algún temor o alguna orden.
Chiesa sabía leer los gestos de las personas, y la que tenía enfrente, por un momento, le dio la impresión de que todavía no había terminado con su presa y no lo haría hasta que el combate hubiera finalizado definitivamente, hacia alguno de los bandos implicados.
Pero aunque esa sensación se camufló ligeramente, la impresión de aquello seguía en el aire.
Sus palabras hablaban de indiferencia hacia él. Incluso algo de desprecio en las amenazas, pero por lo menos se había librado por ahora. Aunque el por ahora era demasiado relativo. Tener en contra a una de las "jefas" del escuadrón desde el primer día que estaba en el escuadrón no era plato de buen gusto para nadie y rompía su idea de que el estar allí fuera tan cómodo o alentador como había pensado. Quizás había que hacerse a la idea de cambiar de aires en un futuro, de que aunque pareciera fácil, aquel no sería el escuadrón que le haría llegar a donde quería, ni con mucho ni con poco esfuerzo.
Kaori habló, friamente, intentando controlar sus emociones, sus rabias y ganas de pegar. Chiesa tan solo escuchó, esperando acontecimientos. Realmente, que una chica le dijera que no le quería ver más no era nada nuevo en su vida. Pero que le pegara, y que encima no tuviera ninguna razón para ello si, porque el novato no sabía los motivos de la furia de su superior.
Fuera como fuere, cogió el sake tirado, guardándose la botella antes de ir a su cuarto. Le vendría bien para limpiar la sangre y desinfectar las heridas, pues parecía que en ese escuadrón no recibiría mucha ayuda más, por lo menos no por ahora.
Y lo mismo quedaba un poco para beber antes de dormir...
La tercera oficial del 6º escuadrón parecía calmarse, aunque el término más específico o lógico quizás fuera controlarse, pues seguía manteniendo un rictus y una pose agresiva, como aquel que parece agazapado, preparado para luchar o como aquel que quiere inmiscuirse de lleno en la guerra pero no se atreve a entrar por algún temor o alguna orden.
Chiesa sabía leer los gestos de las personas, y la que tenía enfrente, por un momento, le dio la impresión de que todavía no había terminado con su presa y no lo haría hasta que el combate hubiera finalizado definitivamente, hacia alguno de los bandos implicados.
Pero aunque esa sensación se camufló ligeramente, la impresión de aquello seguía en el aire.
Sus palabras hablaban de indiferencia hacia él. Incluso algo de desprecio en las amenazas, pero por lo menos se había librado por ahora. Aunque el por ahora era demasiado relativo. Tener en contra a una de las "jefas" del escuadrón desde el primer día que estaba en el escuadrón no era plato de buen gusto para nadie y rompía su idea de que el estar allí fuera tan cómodo o alentador como había pensado. Quizás había que hacerse a la idea de cambiar de aires en un futuro, de que aunque pareciera fácil, aquel no sería el escuadrón que le haría llegar a donde quería, ni con mucho ni con poco esfuerzo.
Kaori habló, friamente, intentando controlar sus emociones, sus rabias y ganas de pegar. Chiesa tan solo escuchó, esperando acontecimientos. Realmente, que una chica le dijera que no le quería ver más no era nada nuevo en su vida. Pero que le pegara, y que encima no tuviera ninguna razón para ello si, porque el novato no sabía los motivos de la furia de su superior.
Fuera como fuere, cogió el sake tirado, guardándose la botella antes de ir a su cuarto. Le vendría bien para limpiar la sangre y desinfectar las heridas, pues parecía que en ese escuadrón no recibiría mucha ayuda más, por lo menos no por ahora.
Y lo mismo quedaba un poco para beber antes de dormir...
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
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