El primer paso

[FDI: Ashí va mi primer mensaje. A ver que tal ]

Capitana de la sección…

Era lo que siempre había soñado Izumi Kaori. Pero el precio que había tenido que pagar el escuadrón le parecía excesivo, desmesurado se atrevería a decir. Muchos de esos muchachos y muchachas veneraban a Valeria Rin como a una heroína, a pesar de su “peculiar” estilo de hacer las cosas. La nueva capitana también contaba con sus allegados, cierto era, y a ellos se debía. Seguramente de ahí la sensación agridulce que se apoderaba de su garganta cada vez que pensaba en la muerte de Valeria: la necesidad de desahogarse de algún modo por la pérdida contra la posibilidad de cambiar las cosas dentro de la sección, ¿serían ambos sentimientos reconciliables? Pronto lo sabría, porque en un par de días se celebraría la investidura de los nuevos jefes de los escuadrones.

En esos momentos de soledad, lejos del bullicio de los chicos del escuadrón o el resto de tenientes que pronto ocuparían rangos más distinguidos, se daba cuenta de lo mucho que debía agradecerle a su predecesora. Sino hubiera sido por Valeria aún seguiría gritando e hiriéndose con el resto de huérfanos del Rukongai. La capitana había luchado porque entrase en la escuela, la había rescatado de una vida de miserias y la había acogido en su escuadrón. Ambas se apreciaban, aunque no se pareciesen en nada. Sin embargo a veces era inevitable que Kaori pensase en todos los errores o desavenencias que había cometido con ella. Bajó la mirada, en un respetuoso minuto de silencio y se puso en pie. Ya gastó sus últimas reservas de lágrimas cuando se enteró lo que le había ocurrido a su capitana, no pensaba repetir aquello.

Tras aquel corto tiempo de recogimiento personal uno de los muchachos (sus ahora muchachos) penetraba en las dependencias de la joven con una precipitación que no era, ni mucho menos, adecuada. Jamás había visto un comportamiento similar con su predecesora y debía puntualizarlo en cuanto se reuniese con todos.
- ¿Cuántas veces tengo que deciros que os anunciéis antes de presentaros en mi alcoba?- agarró la zanpakutoh y se la colgó de la cadera. Se arregló los guantes y le observó con ira, con furia contenida- ¿qué tripa se os ha roto ahora?- al parecer el chico y unos cuantos más estaban interesados en que la nueva dirigente tomase algo con ellos. La shinigami alzó una ceja y asintió con una cabezada. Se había ganado a medio escuadrón, iba siendo hora de que se hiciese con la otra mitad- voy en un momento.

El soldado salió y la chica aprovechó para apoyar la espalda contra la pared de su habitación y observó la luna a través de la ventana. Comenzaba una nueva época en el Seiretei y solo esperaba que ella y Tsuki no Hanshakou estuvieran a la altura de las circunstancias. Suspiró y se echó el cabello hacía atrás, aún le quedaba mucho por hacer.