Negligencia: Vol 2 -Buscando pistas

Isono abandonó el jardín tan pronto como supo algo de lo que necesitaba; con el chisme que le había entregado Corcaigh posiblemente pudieran hacer algo más. Sin embargo, tenía algunas alternativas en mente. La raso del cuarto había mencionado que su compañero, Suzuhara Sakurai había desaparecido; justo ahora, con tanta mierda pegada a los talones. La desaparición de un miembro del escuadrón podía ser o no una pista valiosa, pero desde luego debía saber algo más que a ellas se les escapaba o si no, siempre vendría bien un par de ojos con los que seguir buscando.

Pese a todo, aquello era exasperante. Nadie parecía saber nada, no había nada ni nadie que hubiera visto ni un miserable pelo al culpable de todo aquello. Parecía moverse a gusto por aquellos lugares, como si los conociera muy bien; el sospechoso bien podría tratarse de un miembro del cuarto, pero de ser así ¿por qué? Toda la situación no hacía más que perjudicar al escuadrón, poner en duda la fiabilidad del mismo...

¿Por qué?

El rencor es un arma peligrosa, a menudo más que el filo de una espada y mucho más perjudicial. Corrompe el alma y nubla la razón. Con frecuencia, sucede que las personas se dañan más allá de la carne y esas heridas, no sanan fácilmente, murmuró Sangeki súbitamente. La shinigami se detuvo en mitad de un pasillo sobresaltada ante la inesperada aparición de Sangeki. Sus dedos se aferraron sobre la empuñadura de la zampakutou mientras reanudaba el paso hasta salir del escuadrón.

Esos son meras suposiciones, Sangeki; podría ser pero no hay certezas porque nadie sabe quien es el sospechoso. Es como buscar una aguja en un pajar, pensaba Isono dejando atrás al fin, aquel nido de discordias.

Quema el pajar y al final, sólo te quedará la aguja, muchacha... La persistencia es un don que creo, comienzas a perder de vista, la voz de Sangeki se perdió de nuevo en el silencio mientras la shinigami continuaba avanzando con el ceño fruncido. Tenía que ir eliminando pistas inútiles para poder suponer algo el problema... era que no había pistas sólidas, ni rastros y el Rukongai era demasiado grande para tres shinigamis. Primero encontraría a Kawasumi y luego, ya verían qué hacer; no fuera a ser que el Rukongai se hiciera aún más grande para una sola shinigami.

Dar con Suzuhara sería el maldito filón... pensaba caminando con las cejas fruncidas y los labios apretados. Su escasa paciencia se estaba viendo muy afectada por el curso del día y los choques con otras personas; con un poco de suerte, terminaría metiendo la pata si no se controlaba.

-Disculpa, ¿has visto por aquí a una shinigami con el pelo corto, alborotado y blanquecino? -preguntó Isono al primer shinigami con quien se topó; la cara del shimigani se contrajo en una mueca de indiferencia-. Va poco vestida, es una malhablada y va con el teniente de la 3ª división... ¿Seguro que no la has visto?

La cara de caballo de aquel shinigami se movió negativamente de un lado a otro, dejando claro que no la había visto. Isono se marchó hecha una fiera en dirección a las puertas de la muralla; no quería empezar a buscar sola... Jamás terminaría, pero retrasarse podía ser aún peor. Con pasos rápidos y firmes se encaminó hacia las puertas, alguno de los guardianes podría darle alguna orientación, si bien no del sospecho sí de Suzuhara.


OFF: Hotaru, vente cuando quieras.
OFF2: No sé capítulo es éste de la trama, Aoki, si ves que es mejor cambiarlo o cualquier otra cosa pues bien.

La mujer entrecerró los ojos bajo el sol de la mañana, que aquel día se había manifestado ardiente en el cielo de rizadas nubes blancas. Era difícil creer que con tan buen tiempo el ambiente que reinaba en el Seireitei -o al menos en la División destinada a Curas- fuera tan tormentoso.

-¡Eh, espera!- agarró del brazo a uno de los guardias que abandonaban sus puestos para entrar al Cuartel- ¿Sabes quién es Suzuhara Sakurai? ¿Ha salido por aquí?- El hombre intentó pasar de largo, pero la insistente shinigami le bloqueaba el paso. Lanzándole una severa mirada, negó con un movimiento firme de la cabeza e hizo ademán de soltarse.- ¡Espera, coño! ¿Estás seguro de que no viste salir a nadie?

-Ya hace un buen rato que no entra ni sale nadie del edificio, la última en marcharse fue una mujer. ¡Y ahora déjame hacer mi trabajo!

Apartándola sin mucho cuidado cruzó la puerta y se perdió entre el barullo del Escuadrón. Hotaru se quedó mirando con perplejidad el suelo de madera. Si el agresor del Teniente de la Novena seguía ahí dentro, cosa que dudaba, quizá era aquel fornido hombre que pidió a Lyra que siguiera. Pero si ya se había marchado...

-¡Uller! Has oído el aviso, ¿verdad? Lyra está en la primera planta, persiguiendo a un sospechoso- le informó a su compañero nada más verlo, sin darle tiempo a preguntarle nada más-. Ve con él, yo voy a enterarme de si Suzuhara se ha ido al Rukongai... ¡Vamos!

Y sin esperarse siquiera para confirmar que el Oficial del Tercer Escuadrón hacía caso a sus palabras, se alejó de las dependencias saturadas de estresados shinigamis hacia las calles del Gotei, despejadas salvo por alguno que otro que patrullaba.
"Le rajaré como a un cerdo... juro que lo haré cuando sepa quién es el cabrón por el que nos estamos devanando los sesos... Y estos del Cuarto van a aprender a base de sangrar que no se me puede tratar de este modo. A mí... ¿pero qué se han creído?"
Después de todo, habían sido esos curanderos de segunda los que habían metido la pata. No le inspiraba tranquilidad ninguna tener que ser ingresada en un futuro en alguna de sus salas, y estaba casi segura de que, si la noticia se extendía, la confianza general hacia el Cuarto Escuadrón se vería mermada. "Pues que se jodan. Se lo tienen merecido". La implacable dentellada del resentimiento había dejado una herida ponzoñosa en el orgullo de Hotaru.

Al doblar la esquina, tuvo que retroceder de un brinco. Sobresaltada, llevó una mano al wakizashi que siempre portaba sujeto al cinto, pero no lo desenfundó al descubrir la misma expresión de sorpresa que ella lucía en el rostro del otro shinigami. Masculló un par de palabras desagradables y dispúsose a marchar. Debía controlar los nervios o acabaría clavándole el cuchillo a quien no debía.

-Un momento... ¿Tercer Escuadrón?- Los ojos de Hotaru destellaron como hojas afiladas cuando se posaron en aquel hombre. Éste se revolvió algo inquieto- La buscaban- y tras pasarse la lengua por los labios para humedecerlos, añadió:- Una mujer de cabellos rojos.

-¿Otsuka Isono?- preguntó con la voz crispada. Él se encogió de hombros. Al parecer no sabía el nombre. -Uhm. Bueno... ¿Por dónde se fue?

La mano señaló la misma dirección que pretendía tomar, hacia la muralla que aislaba el Seireitei del Rukongai. Quizá si se daba prisa todavía podría alcanzarla.
Se despidió con un hosco ademán y corrió como una tormenta ansiosa y henchida de recelo. Tal vez Isono había encontrado alguna pista y esperaba atrapar ella sola al culpable y llevarse toda la gloria. "¡Lo sabía! Estaba segura de que pensaba irse por su cuenta."

Sus capacidades para rastrear el reiatsu de los demás eran más bien pobres, pero si hacía caso de las indicaciones de aquel tío tan feo la shinigami del Quinto no debía andar muy lejos. Aceleró su carrera empleando el shunpo. Apenas sentía ya el suelo bajo sus pies.

-¡Mira, ahí está!- exclamó al atisbar una cabellera escarlata a lo lejos. Comenzó a llamarla a gritos, con la voz temblorosa a causa de la galopada y la iritación.- ¡Otsuka! ¡Ey, Otsuka! ¡OTSUKA, COÑO!

Tuvo que concederse unos instantes para recuperar el aliento, con las rodillas flexionadas y las manos cerradas en un puño sobre los muslos. Mantenía la espalda encorvada, no obstante sus ojos no se desprendían de Isono, desconfiados. Exhaló un largo suspiro y adoptó una postura más erguida, acortando el escaso par de metros que las separaba de una zancada.

-Creías que... atraparías a Suzu...Suzuhara sola, ¿eh?- giró la cabeza para lanzar un escupitajo al suelo y se restregó el dorso de la mano por la frente sudada.- Yo también escuché... el aviso. ¿Qué creías? Parece que... vas a tener que aguantarme. Un rato más.


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[OffRol]: Lamento que sea un post tan... caótico x_xU no sabía bien cómo conectarlo todo.
Estas mujeres necesitan una tila xD

Los gritos a su espalda la hicieron detenerse más bien tarde; apenas le había llegado un leve atisbo tan empecinada como estaba en terminar aquella jodienda de una vez. Al girarse vio a Hotaru ir hacia ella.

-¡Maldita sea, no! He intentado dar contigo pero tenemos el tiempo en contra y te juro que como se me adelante la incompetente del cuarto en todo este asunto... ¡Vamos a tener bronca durante mucho, mucho tiempo! - se quejaba Isono recordando la incoherencia de las palabras de Komori-. Te juro que jamás he visto persona más subida que a ella... Gritarme... Maldita zorra... -mascullaba en voz baja caminando hacia delante con la cara de Sharessu grabada en la retina-. He conseguido un chisme que nos ayudará a localizar al sospechoso... Aunque con la alarma sobre Suzuhara lo vamos a tener un pelín complicado.

Isono le mostró el extraño artilugio que volvió a guardar dentro de su camisa tras haberlo mostrado, continnuando la rápida marcha. Aunque se detuvo; Kawasumi estaba roja y parecía sofocada. Sus pies se quedaron quietos unos segundos, los justos para dar dos bocanadas de aire y seguir.

-Tenemos que encontrar algo, al menos para no seguir tan perdidas -comentó Isono reanudando la marcha; observó a Hotaru un instante, no quería más broncas en lo que quedaba de día-. No quiero que te hagas ideas contrarias, no petrendía irme por mi cuenta; sé que sola no habría conseguido nada y por eso te estaba buscando. No iba a marcharme con Komori a hacer méritos con el cuarto... Ésa tía puede meterse sus órdenes por el culo.

Seguía molesta por aquella agria conversación, hasta tal punto que su lenguaje estaba comenzaba a sufrir los estragos de su poca paciencia. Debían comenzar a buscar dos cosas al mismo tiempo: el posible rastro y al desaparecido. Nada fácil dado los reducido de su número y lo gigantesco de la zona que debían inspeccionar, tanto que resultaba abrumador. Isono notó la ausencia del teniente...

-¿Dónde está Lyra-fukutaicho? Creía que íbamos en el mismo saco... -murmuró apretando el paso-. Hay demasiado qué hacer y somos... Somos un grupo de mierda, perdona que lo diga así. Pero lo tenemos muy complicado para dar con algo... Vayamos fuera, tal vez los guardianes hayan visto algo.

Los pies de Isono retomaron un paso rápido y constante. Cuanto más tiempo pasara menos posibilidades, tan reducidas y rebuscadas que el agobio comenzaba a apoderarse de la shinigami.

-Vayamos con shumpos, tardaremos menos -sugirió intentando calmarse para no irritar más a Hotaru-.


OFF: tila intravenosa... XD

Su ánimo se apaciguó al darse cuenta de que Isono parecía estar tan indignada como ella misma. Además, no tenía nada que reprocharle; de haber estado en su lugar, tampoco habría perdido el escaso tiempo que les habían dejado para investigar buscando a otros compañeros. Es sólo que la ponía de los nervios cómo se desarrollaban los acontecimientos.
Estaba demasiado agitada como para contestarle con palabras, así que restó importancia al asunto con un gesto de la mano y caminó a su lado, escuchándola mientras controlaba su respiración.
Por la forma en la que hablaba de Sharessu, supuso que de camino a donde estuviera su Capitán se habían tropezado y el encuentro no resultó muy agradable. Si bien a Hotaru tampoco le caía simpática la mujer con aires de superioridad, a la pelirroja, que en un principio le pareció tranquila y llena de aplomo, ahora sólo le faltaba echar fuego por la boca. A saber el tipo de conversación que habían mantenido.

-No es normal... llamarnos para dejarnos haciendo el imbécil sin poder preguntar a nadie. Deberían haber esperado que se criticase la pésima seguridad, ¿o les parece moco de pavo que se hayan cargado a un Teniente a su cuidado?-. Tal vez no debería haber hecho aquellos comentarios nada más llegar, pero sabía que tenía razón.- No sé tú, pero la próxima que necesite asistencia médica, casi mejor acudo a los del Doceavo. Como mucho experimentarían con mi cerebro.

"Mejor mutante que muerto".
No se acordó de Lyra hasta que Isono lo mencionó, y entonces dudó de haber hecho bien dejándolo sólo con Uller. No le preocupaba que les sucediera algo, más bien que dejasen pasar por alto alguna pista o reforzasen la imagen de inútiles de la que ya gozaba su División.
Asintió ante la sugerencia de la mujer y empleó el shunpo para desplazarse, amoldando su velocidad a la de su compañera. Cuando pensó que ésta podía oírla sin dificultades, le resumió lo sucedido:

-Verás, sonó un aviso diciendo que Suzuhara atacó al Teniente del Noveno Escuadrón. Supongo que lo oíste. El caso es que justo después un tipo enorme subió las escaleras a las habitaciones, como alma que lleva el diablo y apartando a empujones a todo el mundo. Me pareció raro. Allí estaba el dormitorio de Suzuhara Miki que, supongo, es familiar de Sakurai, y uno de los que hizo la guardia en la que murió Katsu. Demasiada coincidencia, ¿no? Entonces salí a pedirle a mi oficial que fuera con Lyra... Debí haber ido con ellos a ver quién era ese hombre, pero pensé que si Suzuhara se había marchado cuidando de no hacerlo por la puerta principal, tal vez tenía pensado esconderse en el Rukongai.

Frunció el ceño, considerando que todo aquello era muy extraño. ¿Había algo que los del Cuarto Escuadrón supieran y no quisieran que saliera a la luz? El asunto olía a cuerno quemado.

-Oye, ¿esa cosa rastrea Reiatsu?- preguntó de pronto, recordando el mecanismo que le había mostrado-. ¿Ya han identificado el del asesino entonces?

Bañada por la luz solar, la colosal muralla de piedra blanca cada vez se veía más próxima.

Isono escuchaba cada palabra, agradecida por no tener que seguir discutiendo; era un cambio agradable para variar y no terminar de estropear el día. Pero estaba de acuerdo con Hotaru: aquello no tenía lógica alguna. No se pide ayuda para mantener a varios shinigamis haciendo el tonto en un más que desagradecido juego de investigación; el transcurso de la misma estaba siendo más complicado ante la falta de cooperación. Si eso se hubiera coordinado bien desde el principio, los resultados bien podrían ser muy diferentes. Pero no, el cuarto se había reservado casi el derecho a interrogar a los sospechosos sin dar información básica sobre la muerte del teniente; sencillamente les habían dando la patada en el trasero en dirección a la calle.

-¿Otro Suzuhara, dices? ¿Y éstaba haciendo guardia? -preguntó para sí misma-. Es muy extraño porque si eres inocente, ¿para qué esconderte? Eso no va a servir de mucho a su favor... a ninguno de los dos, de hecho. Pero el caso, es que no creo que sean ninguno de los Suzuhara porque habría sido fácil identificarlos y nadie parece saber como es, ni tienen detalles concisos... Tengo la desagradable impresión de que esto se está torciendo más y más...

Las gigantescas murallas que rodeaban el Seireitei comenzaron a alzarse frente a ellas. A su cabeza vinieron las primeras palabras que intercambió con su cpaitán al llegar al escuadrón; todavía frescas en su memoria. Por allí no se podía salir más que a pie.

-Con respecto al reiatsu... Por desgracia la muestra que encontraron era tan minúscula que no sirvió para localizar nada -comentó respondiendo a la pregunta de Hotaru-. El chisme esté es del Duodécimo y emplea un patrón basado en el rastro de reiatsu. Según me explicó Shihoin-taicho, esto servirá si estamos cerca del sujeto y nos dará una señal. No hay más de doce trastos de éstos, y su utilidad se verá muy reducida por la escasa zona que podremos cubrir las dos solas... pero, al menos es algo.

La descomunal puerta se alzó ante ellas como un coloso de madera y hierro; de allí nada salía si no era mediante sus pies, pues la influencia de la roca anulaba cualquier manifestación de reiatsu, incluido los shumpo. De haber salido alguien, debió hacerlo a pie y sin levantar sospechas, de lo contrario los guardianes habrían hecho algo. Lo malo, eran las cuatro malditas puertas...

-Tuvo que salir a pie, no tenía más elección. Sin embargo, ¿por qué puerta? - inquirió dejando la cuestión en el aire; en ese momento la investigación se le antojo torpe y carente de sentido; demasiados pocos shinigamis para tanto por cubrir-. No creo que sea muy productivo que nos separemos con un sólo detector de estos... pero si no cubrimos las puertas, no sabremos si hubo algo extraño... ¿Qué sugieres, Kawasumi-san?

SAKURAI VIENE DE AQUÍ

Tras haber dejado a su hermano, Miki, a salvo en los aposentos de Murakami-taichou, Sakurai salió disparado como alma que lleva el diablo por los pasillos del 4º escuadrón. Sabía que de un momento a otro se daría la voz de alarma por megafonía, dado que la mayor parte de los pasillos del Escuadrón se hallaban constantemente vigilados por medio de cámaras de vigilancia. Y en efecto…

- ¡ALERTA A TODOS LOS SHINIGAMIS DEL CUARTO ESCUADRÓN! EL SHINIGAMI DE NOMBRE SUZUHARA SAKURAI SE ESTÁ DANDO A LA FUGA TRAS ATACAR AL TENIENTE DE LA NOVENA DIVISIÓN. REPITO, EL SHINIGAMI DE NOMBRE SUZUHARA SAKURAI SE ESTÁ DANDO A LA FUGA TRAS ATACAR AL TENIENTE DE LA NOVENA DIVISIÓN... –

— “Ohh, mierda…” — pensó para sí el Suzuhara. El aviso le pillaba atravesando a toda velocidad uno de los pasillos más concurridos del Escuadrón dirección a las puertas principales del edificio. En su interior, había esperado ser lo suficientemente rápido como para llegar ahí antes de que alarmasen a todos y cada uno de los shinigamis del lugar sobre su actuación.

Por suerte o por desgracia, no aconteció como esperaba.

Así que en lugar de seguir como había previsto, y antes de internarse en el pasillo que le llevaría a la salida, torció por un camino alternativo, dirección a las habitaciones de los rasos. Al menos desde allí podría escapar – aunque fuera a través de las ventanas – con la seguridad de que la mayoría de shinigamis en su camino no harían más que mojar su ropa íntima ante la perspectiva de plantarle cara.

De este modo, abriéndose paso entre empellón y empellón, Sakurai arribó al inicio de las escaleras que habrían de llevarle al último tramo de su vía de escape. Con premura, las recorrió subiendo los escalones de tres en tres, cual tanque de músculos ascendiendo por una vía estrecha. Y más de uno tuvo que deshacer lo andado, escaleras arriba, con tal de evitar ser arrollado por semejante coloso.

Finalmente, y llegado a los lindes del edificio que albergaba al 4º Escuadrón, Sakurai atravesó una de las ventanas de los dormitorios, cayendo con agridulce gracia sobre el tejado de uno de los edificios colindantes, y reemprendiendo la carrera con dirección a la puerta del Seireitei más cercana.

— ¿Qué piensas hacer ahora, Saku? — preguntó amablemente Kagami no shinsei. Su tono delataba un ligero sentimiento de preocupación por el Suzuhara. — ¿Cómo averiguaremos ahora quién es el asesino del Ryuga-fukutaichou?

— No te preocupes por eso, Kagami, ya se me ocurrirá algo… — y de repente, se quedó en blanco. Un momento en que dejó de pensar, e incluso de sentir. En su descuido, reventó en un choque con su hombro la rama de un árbol que se había aventurado a alzarse sobre el resto de edificios. Golpe que, por supuesto, le sacó que su ensoñación. — ¡Dioss….! ¡¿Pero qué estoy haciendo…?!

— Deberías parar a concentrarte…— susurró la blanca dama. Sonaba tan convincente…

— "De acuerdo, Kagami, pero sólo un segundo." — accedió Sakurai. De todas formas, en aquel lugar, junto a las ramas de aquel árbol, su presencia quedaba oculta casi por completo para cualquiera que caminase por las calles a nivel del suelo. — "A ver…pensemos…" — comenzó. — "Sabemos que Ryuga Katsu fue asesinado por un shinigami; del 4º Escuadrón, para ser precisos. Es la única explicación para que haya podido llegar hasta el Teniente sin levantar sospechas. Además, y si es cierto que cuando partió hacia la reunión de Tenientes se hallaba herido, entonces alguien más debió verlo después de que yo lo tratara. Porque Katsu se encontraba bien cuando yo lo dejé…" — quedó callado un momento. — "Sí, eso no puedo dudarlo…" — otra pausa, y prosiguió. — "Pero entonces…¿cómo es posible que alguien llegue a hacer todo ello; herir a un Teniente, nada menos, acompañarlo hasta la reunión, andar despreocupado por pasillos con video-vigilancia, y luego regresar a su habitación y asesinarlo? Casi parece obra de magia…"

— Magia o…

— ¡Eso es, Kagami….! Magia o…una zampakutou. — meditó durante un par de segundos más. — Pero que yo recuerde, no existe ningún registro detallado de las zampakutous de todos los shinigamis…lo cual es normal, lo entiendo. Sería una locura…Pero aún así…si pudiéramos conocer los poderes de las zampakutous de los miembros del 4º Escuadrón, entonces quizás…

— Eso sí que es una locura, Saku. — pese a la reprimenda, en tono no dejaba de ser suave, como el de la seda al tacto. — Ni siquiera podríamos entrar ahora en el 4º Escuadrón sin que nos persiguiesen. Y aún así, como no quieras batirte en duelo con todos los shinigamis del 4º Escuadrón, uno a uno…

— O cinco a cinco, si hace falta…— murmuró el Suzuhara.

— Vamos Saku, que no estamos para bromas…— quedó un momento callado, examinando la expresión de su portador. Y entonces comprendió. — Ya veo. No estabas bromeando…

Y una amplia sonrisa, bonachona aunque voraz, se extendió por su rostro. En efecto, no estaba bromeando. Si hacía falta, se batiría en duelo con todos y cada uno de los shinigamis del 4º Escuadrón, o moriría en el intento. Claro que, eso ocurriría si, y sólo si, hiciera falta. Por el momento se le ocurrían mejores maneras de aprovechar su vida.

— "Tengo un plan, pequeña..."— comentó, dirigiéndose a su zampakutou. — "Pero vamos a necesitar ayuda."

Al instante siguiente, reemprendió su camino hacia el borde más exterior del seireitei, como dirigiéndose hacia la puerta más cercana. Tras de él, un par de presencias seguían su rastro.

— "Más nos vale que me estén siguiendo. Si no, esto podría no funcionar…"— y con un recurrente shunpo, llegó frente al guardián de aquella puerta que ahora se alzaba frente a él. Una de las 4 únicas entradas – y salidas – del Seireitei. Al momento, dirigió una informal orden hacia él, esperando que accediera a colaborar sin rechistar. — Un saludo, Guardián de las 4 Puertas. Por favor, escucha esto con atención: — una pausa. — tras de mí vendrán dos shinigamis, posiblemente preguntando por mi paradero. Pienso seguir mi camino por ahí, hacia la izquierda. — señaló con el dedo. — Te agradecería que te aseguraras de que siguen el camino apropiado, y me encuentren…Eso es todo. — Y con una inclinación de cabeza a modo de despedida, y un último “Te estoy agradecido.”, desapareció por la anteriormente mencionada ruta, internándose en un oscuro y angosto callejón, por el que de seguro no circularían más personas que él mismo y quienes vinieras tras su pista.

Y una vez allí, se detuvo, encarando el lugar por el que había venido y por donde – según lo esperado – habrían de venir sus perseguidores. Respiró hondo. Más le valía que estuviesen dispuestos a escucharle; pues lo último que deseaba en aquel momento era enzarzarse en una disputa sinsentido. Al menos con cualquiera que no fuera aquel maldito asesino de shinigamis…


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[OFF: Lo dicho, podéis tomaros la licencia de preguntar al guardián y que os diga por dónde fui; o simplemente rolear que os lo dice nada más veros; como prefiráis. Espero que esto os sirva para darle una nueva orientación al tema =)]

Parecía ser que por el momento las dos mujeres habían dejado a un lado las hostilidades, conscientes de que obtendrían mejores resultados si trabajaban en equipo. Desconocía si encontrarían indicios de que el asesino había pasado por el Rukongai o volverían a deambular sin un objetivo claro, pero era preferible aquello a quedarse encerrado en un Escuadrón en el que casi había que pedir permiso para moverse.
Hotaru sintió alivio al divisar uno de los portones de la fortaleza, todavía lejos, aunque no tardarían mucho más en alcanzarlo.

Mientras, se preguntaba porqué Sakurai habría cometido la estupidez de atacar a un Teniente, y nada menos que a uno de la importancia de Kuchiki. Le era incomprensible que se hubiera arriesgado tanto, teniendo en cuenta el castigo que podría ganarse. Si aquel reiatsu desconocido que habían encontrado en el cuerpo de Ryuga no coincidía con el de los Suzuhara, no debería preocuparles que se sospechara de ellos. ¿O es que acaso podían saber a quién correspondía?

Arqueó ambas cejas y soltó una risita al escuchar la pregunta de Isono.

-Cómo se nota que casi todas las patrullas al Rukongai nos caen a los del Tercero- comentó con resignación.- No te preocupes, los guardianes mantienen conexión en todo momento. Ya sabes, por si hubiera una emergencia. Creo que podrán decirnos si pasó por alguna, pero más nos vale que no haya salido por la puerta opuesta a la que nos acercamos, porque se complicaría todavía más el seguirle la pista.

Entornó los ojos ante una repentina ráfaga de viento que le heló las mejillas y agitó las mangas del uniforme negro y blanco. "Ya estamos". Fijó la mirada en las figuras vestidas con el Shihakushō, reunidas ante la salida del Seireitei; todo parecía tan tranquilo como de costumbre.
Completó la carrera ayudándose del shunpo y se detuvo ante los shinigamis que registraban el tránsito de aquella puerta. Frenó de un gesto al que se acercó a pedirles los nombres y miró alrededor antes de hablar.

-Todavía no sabemos si vamos a pasar, estamos buscando a alguien. Uh, ¿ahí anotáis a todo el que viene?- preguntó con interés al ver el libro que sostenía, y no dudó en quitárselo para echarle una ojeada. El shinigami de inmediato protestó, quejándose de las formas y pidiéndole que se lo devolviera- Que ya te lo doy, joder, ¿no ves que yo sólo hago mi trabajo?- se excusaba con voz cansina, rechazando con una mano los intentos que hacía él por recuperar el cuaderno y sosteniendo con la otra el mismo, revisando sus páginas. Sin alzar las pupilas de las hojas, se dirigió a Isono-: Otsuka, ¿por qué no preguntas si nuestra liebre ha escapado hacia el Rukongai? Estoy demasiado ocupada tratando de descifrar esta letra... ¿No les enseñaron caligrafía en la Academia? Hasta con el pie lo habrían hecho mejor.

[Off: Me tomaré la libertad de metarolear a Uller un momento por el simple hecho de que no creo que vuelva al foro]

El teniente se encontraba cuanto menos inquieto. Hacía tiempo que se había reunido con su compañero y amigo Uller y habían seguido con el interrogatorio de rasos ellos solos, pero no conseguían nada. Pero lo inquietante era que había dejado a Hotaru sola... probablemente cualquier ser pensante que estuviera a su alrededor estaría aterrorizado, enfadado y/o pensando mal del tercer escuadrón, bueno, pensando aún peor. El teniente se paró en seco mientras reflexionaba sobre este hecho.

-Uller, sigue interrogando a quien veas, si encuentras algo ven a buscarme cuanto antes. Dijo seriamente el teniente. Como buen subordinado Uller simplemente asintió y siguió su camino a la vez que su teniente se daba la vuelta y corría hacia las afueras del escuadrón.

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No le fue dificil seguirles el rastro, al fin y al cabo Hotaru no pasaba desapercibida, ya no tanto por su comportamiento si no también por su aspecto exótico. Muchos shinigamis a los que preguntó el camino estaban bastante agitados y confundidos, parecía que la noticia había comenzado a extenderse y es que la muerte de un teniente en las instalaciones de uno de los trece escuadrones era algo para plantearse la estabilidad y la seguridad de todo el Seireitei. Finalmente a lo lejos divisó a Isono y a Hotaru acercándose al muro que servía como límite entre la el Seireitei y el Rukongai. No parecían heridas y el hecho de que estuvieran juntas significaba que no habían peleado... al menos demasiado.

"¡Jajaja! Quizás la rebelde shinigami se esté reformando viejo amigo" Vocifereó Kotetsu, el espíritu de su zampakutou. En ciertos aspectos era igual que Hotaru, sobre todo por ese gusto por al alcohol que amos compartían.

En realidad eso era algo que Lyra no tomaba como una opción pero sería divertido ver a Hotaru en el papel de dócil subordinada. El teniente alcanzó a los rasos del tercer y quinto escuadrón en unos cuantos shumpos. A pesar de no parecer cansado unas cuantas gotas de sudor se deslizaban desde el cuero cabelludo hasta su barbilla para precipitarse hacia abajo.

"Juro hacer mas deporte mas a menudo" Se dijo a si mismo.

-¿Has hecho algún descubrimiento, Otsuka-san? Le preguntó a la pelirroja con cara de poker a la vez que miraba de reojo a Hotaru. La verdad es que apenas había estado colaborando en la investigación por lo que no se enteraba de nada de lo que ocurría, por lo que debería empezar a dejar de remolonear por allí y dar ejemplo como teniente que era. La imagen de Katsu en la reunión de tenientes le vino a la mente, todo vendado y maltrecho, le recorrió un escalofrío, era teniente... como él.


[Off: Juro que estaré mas activo a partir de ahora xD]

Los shinigamis apostados en las puertas no iban a ser un problema, con Hotaru molestándoles y la aparente tranquilidad que mostraban parecían que no habían visto a Suzuhara pasar por allí; eso, o no se habían percatado de la alarma ya emitida. Sólo se podía salir por una de las puertas y si todas estaban conectadas, lo que supieran en una lo sabrían por las demás. Nadie tendría porqué preguntarles sus razones para salir de "caza", pero era mejor andarse con ojo, era muy posible que pronto otros shinigamis entrasen en juego y eso, podría entorpecer su búsqueda.

El vigilante de la puerta guerreaba con Hotaru por hacerse de nuevo con el libro al tiempo que Lyra-fukutaicho aparecía de nuevo.

-Vamos a ello, teniente, aunque la verdad que esta investigación comienza a teñirse de frustraciones. Nadie parece tener nada en claro con respecto al shinigami sospechoso -dijo respondiendo a su pregunta-.

Isono se aproximó con calma al enorme guardián, al que hizo una pequeña reverencia justo al detenerse a una distancia prudencial.

-Guardían, ¿ha pasado por aquí Suzuhara Sakurai? -inquirió mostrándose cortés-. Te agradecería enormemente que me dijeras si lo has visto pasar hacia el Rukongai...

-Marchó hacia allí -masculló con una voz profunda, señalando con un seco ademán de cabeza hacia el camino que se extendía a la izquierda de aquel segmento de muralla-.

La rapidez de la respuesta casi sorprendió a la shinigami pues en el fondo, habría esperado algo más de reticencia. Desde luego, aquello parecía un magnífico golpe de suerte. De todas formas había que asegurar sus pasos de ahora en adelante; si Suzuhara tenía información valiosa no podía caer en manos de nadie más, así pues, Isono volvió a dirigirse al guardián, esta vez con otra idea en mente.

-Muchas gracias, guardián -dijo inclinando un poco la cabeza-. Son tiempos extraños, te estaríamos enormemente agradecidos si desde este mismo momento a cualquiera que te preguntase por la ubicación de Suzuhara y de cualquiera de nosotros, no le dieras respuesta. Nos sería de enorme ayuda tu silencio, guardián. Gracias.

La shinigami miró hacia donde estaban Lyra y Hotaru, con un discreto movimiento de cabeza les indicó que la siguieran al otro lado de la muralla. Aquella extraña petición quizás pudiera resultar conflictiva de cara a la persecución del fugado, pero merecía la pena sólo por ver la cara de Komori. La investigación se estaba demorando demasiado, factor que no les era nada favorable pues cuanto más tiempo trascurriera menos posibilidades de dar con el extraño shinigami; aquello, sólo era poner las bazas un poco más a su favor. Después de todo, era lo mínimo.

-Vamos, sé por donde ir... -dijo a sus compañeros con una liviana sonrisa en los labios-.

En un extremo de su campo visual vislumbró la llegada de Lyra, y de inmediato se giró hacia él, llevando el registro a sus espaldas para ocultarlo mientras se procuraba una fingida expresión de inocencia. El otro shinigami aprovechó para arrancarle el cuaderno de las manos e irse seguidamente junto a su compañero. Se le vió anotar furiosamente algo en el papel, mirando con despecho al grupo.

-Heeey, fukutaicho...-saludó con una sonrisa forzada. Escrutó el rostro usualmente sereno de su Teniente en busca de sospecha o enfado. Parecía que deshacerse de él no era nada fácil.- Oye, ¿no fuíste a ver quién era ese tipo que subió a los dormitorios, como te dije?- preguntó con un atisbo de su habitual carácter autoritario. Recordó los inconvenientes de hablarle así a un superior y rectificó de inmediato- Bueno, no importa. Otsuka cree que será más fácil encontrar algo cuantos más seamos.

Miró por encima del hombro al sentir unos golpecitos en la espalda. Esta vez fue el otro shinigami quien se le acercó, más alto que al que había quitado el libro. Muy educadamente le consultó la identidad de cada uno de ellos, y las apuntó con ordenada y legible letra. Hotaru trató de ver si había algún apunte debajo de su nombre, pero no alcanzó a enterarse.
Captó la señal de Isono a unos metros de distancia y caminó de inmediato hacia ella, deseando que hubiera tenido suerte.

-¿No te ha enseñado Otsuka el chisme ese que le dieron?- preguntó a Wonderwall mientras andaba a su lado-. Dice que vamos a poder rastrear el reiatsu del posible asesino. Al parecer encontraron una pequeña muestra en el cadáver.

Apretó el paso para posicionarse a la derecha de la pelirroja, extrañada por el cambio de actitud que mostraba. Intercambió una mirada con Lyra, y ansiosa por saber si había encontrado algo, abordó a la mujer a preguntas.

-¿Y esa sonrisa? ¿Te ha dicho algo el guardia sobre Suzuhara? ¿Qué es éso de que sabes a dónde tenemos que ir? Dime que tenemos alguna pista a la que agarrarnos... No me apetece lo más mínimo volver al Cuarto Escuadrón con las manos vacías.


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[OffRol]: ¡Lyra, estás vivo! xD ¿Qué es eso de que Uller no vuelve?

-Esta investigación es frustante desde el principio, Otsuka-san. Dijo con un amago de sonrisa a la vez que miraba de reojo a Hotaru, la cual parecía esconder algo detrás de su espalda. Por la expresión del shinigami que se encontraba mas próximo a ella imaginó que la peliblanca le había "cogido prestado" alguna de sus pertenencias. El teniente que se encontraba entre Hotaru e Isono esperó a que la primera llegara hasta donde estaba el para andar junto a ella junto a la shinigami del quinto escuadrón.

-La verdad es que no me ha enseñado ningún cacharro, pero imagino que será ese moderno rastreador de reiatsu de la doceava división. El teniente de la tercera división sonrió. -Es una buena pista para agarrarnos aunque podemos tardar siglos comprar el reiatsu de cada shinigami con la muestra recogida... y más cuando no sabemos si el culpable es siquiera un shinigami.

-Vamos, sé por donde ir... ¿Es que acaso tenían algún sitio donde ir? Aquello realmente le ponía nervioso, parecía que se había perdido gran parte de los descubrimientos de aquella investigación. El rubio se dio la vuelta hacia Otsuka, que sonreía de manera enigmática, quizás hubiera encontrado algo importante pero su frase era tan imprecisa que era imposible saber que había encontrado.


-¿Y esa sonrisa? ¿Te ha dicho algo el guardia sobre Suzuhara? ¿Qué es éso de que sabes a dónde tenemos que ir? Dime que tenemos alguna pista a la que agarrarnos... No me apetece lo más mínimo volver al Cuarto Escuadrón con las manos vacías. Lyra enarcó una ceja, a si que estaban buscando al tercer oficial del cuarto escuadrón... en realidad el rubio no pensaba que hubiera sido el, aunque no le conocía en persona. El teniente afirmó con la cabeza pensativo.

-Guíanos, Otsuka-San.

[Inspiración cero]

Sakurai esperaba, impaciente y nervioso a partes iguales, la llegada de sus perseguidores. Permanecía quieto, a oscuras en aquel callejón angosto, por el que apenas si cabrían dos como él andando uno al lado del otro. Mientras, trataba de poner orden en sus pensamientos; elegir las palabras con las que debía persuadir a los shinigamis para que le ayudasen a llevar a cabo su plan, pese a la orden de búsqueda y captura que recaía sobre él.

Nada conocía de aquellos shinigamis que, segundo tras segundo, se acercaban a su posición. Ignoraba cómo de cabezotas, justicieros u obcecados podrían ser, si es que realmente lo eran. Pero tenía que intentarlo. Estaba claro que por más que buscaran al asesino de Katsu a la antigua usanza, no lo iban a encontrar. Para Sakurai, era estúpido pensar que un tipo que había eludido todos los sistemas de vigilancia y seguridad, y asesinado a un teniente, ni más ni menos; iba a dejar miguitas de pan suficientes como para que unos simples interrogatorios desvelasen su identidad. Simplemente, sonaba absurdo.

— Aún no me has contado que tienes en mente, Sakurai. — susurró el espíritu de su zampakutou. — Realmente empiezas a preocuparme…

— "Descuida Kagami. Si todo va como espero; tendremos al asesino de Ryuga-fukutaichō entre manos muy pronto." — quedó callado. En realidad, no pensaba que fuera a ser tan simple, pero hasta ahora aquel plan era su mejor baza. —" Pero tranquila, si conseguimos que estos shinigamis accedan a ayudarnos, verás como todo cobra más sentido. Rezo por ello…"

— Como veas. Sabes que confío en ti. — Kagami no shinsei enterneció la voz, como una madre que le habla a su pequeño, tratando de infundirle ánimos.

— "Lo sé…lo sé…" — pese a ser parte de su propia alma, Sakurai temía por la vida de su zampakutō como lo haría por la de cualquier otra persona. Al fin y al cabo ella era lo mejor de él; toda bondad y simpatía; apoyo y consideración. Todo lo que alguien podría desear de su alma gemela. Todo, hecho un solo ser. Y él no estaba dispuesto a perderla. — "Pero ahora atenta, Kagami. Seamos cautos."

Y apretando el enguantado puño izquierdo, murmuró:

— Bakudō 39... ¡¡Enkosen!! — un ligero destello anaranjado hizo el amago de escapar de entre sus garras de hierro, pero fue devuelto a su cautiverio, en el interior de uno de aquellos portales en los guanteletes de Sakurai, mediante una palabra de encadenamiento: — Kiroi*. — aquel conjuro, basado en la creación de un escudo de energía espiritual condensada, podría demostrar ser útil en una situación como aquella, si las cosas se torcían; ya que el estrecho paso que permitían las paredes del pasaje podría ser cubierto casi por completo por este, a lo ancho, claro está.

— De todas formas, esperemos que no haga falta… — puntualizó la blanca dama. Aunque bien consciente era de que más valía tener, por si acaso, un par de ases bajo la manga. Y por eso mismo, tampoco iba a olvidar que aún conservaba el hechizo de atadura 63, Sajo Sabaku, encarcelado en el guantelete opuesto.

El Suzuhara respiró hondo, tratando de mantener la concentración. Frente a él, las presencias espirituales de aquellos que seguían su rastro se hacían cada vez más y más nítidas; más cercanas. Era impensable el que no fueran a dar con su posición de inmediato, y más aún tras haber conjurado aquel bakudō.

Debían aparecer por aquella esquina de un momento a otro. Y por el bien del 4º Escuadrón y del suyo propio, esperaba que estuvieran dispuestos a dialogar…


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*Kiroi = Amarillo

Caminó a paso rápido alejándose de aquel lugar. Los demás se supieron a su altura. La verdad es que no sabía nada con certeza pero la fácil respuesta del guardián había sido una más que grata pista; tanto que no parecía casual, aunque eso poco importaba. Tanto si era útil como si no, al menos podían orientarse de alguna forma.

-No es que sepa nada con certeza, teniente... Pero el guardián me ha respondido con rapidez al preguntarle por Suzuhara; sólo ha sido una indicación pero al menos, sea o no una pista válida, es mejor que no tener nada -comentaba mientras sus pies se iban sucediendo sin descanso-. Sea como sea, es lo único que tenemos por ahora... El trasto éste... no sé si nos será verdaderamente útil habiendo que rastrear una zona tan amplia. Disculpad si se me olvidó mencionarlo, llevamos una mañana terrible.

La zona se estrechaba en lo que comenzaba a ser un callejón, silencioso y sombrío pese a la luz reinante. Era el perfecto lugar para esconderse o para una trampa: poco transitado y en apariencia, alejado de la vida de la ciudad. Debían andarse con cuidado. Su mano reposaba sobre la guarda de Sangeki, preparada para ser desenvainada ante el más mínimo indicio de movimiento. Comenzaba a notar como los nervios se apoderaban de ella ante la incerteza de lo que estaba por venir; casi se sentía un ratón cerca de una jaula. Sus dedos se cerraron con fuerza entorno a la empuñadura haciendo crujir el maltrecho cuero de sus mitones.

Entonces, casi de la nada, comenzó a notar como el reiatsu fluía en la zona. Lamentaba no ser buena detectando reiatsu, pero desde luego aquello tampoco era demasiado complicado de percibir.

-Reiatsu... Atentos -susurró adelantándose un paso de forma casi inconsciente-.

El pulso comenzaba a disparársele a un ritmo trepidante. El callejón se cerraba ubicándose como el centro de aquel destello de reiatsu. El sitio era algo estrecho pero no lo bastante como para defenderse en cuanto alguno de los tres desenvainase la zampakutou. Su cabeza trabaja a mil por hora, tratando de calmarse y evitar caer de la forma más tonta; la inseguridad que había ido acumulando a lo largo del día comenzaba a tomar forma justo en ese instante y aunque caminaba con semblante serio y concentrado, por dentro, no había hueso que no dudara.

Al final del callejón logró vislumbrar una silueta, estática. De ahí procedía el reiatsu, estaba segura. Debía ser él, no había más opciones; el asesino se había encargado de dejar bien oculto su rastro tanto que era una soberana estupidez desvelarse ahora y de forma menos discreta. ..tiene que ser... pensaba conforme iba deteniendo el movimiento de sus pies, casi en el medio de aquel angosto callejón. Había que confiar en la suerte, en la casualidad al menos por una vez; parecía que el que se había convertido en presa estaba dejando unas huellas más que visibles.

Dio un último y pequeño paso hacia delante, colocándose para que la luz trasversal que entraba en el callejón la identificase. Soltó la empuñadura de su zampakutou, no quería mostrarse hostil.

-¿Suzuhara Sakurai? -preguntó aparentando tranquilidad, relajando la voz lo bastante para no reflejar la frustración acumulada a lo largo de la mañana-. Me llamo Otsuka Isono, pertenezco al quinto escuadrón. Estamos investigando la muerte de Katsu-fukutaicho... -hizo una breve pausa; no sabía muy bien como abordar el tema-. Ahm... No tenemos mucho tiempo. Con la alarma resonando pronto tendrás a más shinigamis buscándote y... tenemos mucho que hacer antes de que eso suceda. Creemos... que podrás ayudarnos a escalarecer lo sucedido...

Quizás sus palabras sonaron más torpes de lo que pretendía, pero estaba completamente segura de lo que quería decir. Necesitaban ayuda... Todos.

Una vez Isono respondió sus dudas, la miró incrédula, dando largos pasos a su lado. Tuvo que contenerse para no apresurarla a base de empujones, tan ansiosa que estaba por llegar cuanto antes y esclarecer todo aquel asunto.
La advertencia de la pelirroja llegó en el preciso instante que se le erizaba la piel, alertada por algo que había reconocido instintivamente antes de ponerle nombre. Se preguntaba qué habría conjurado, y si acaso se encontraba preparándoles una emboscada.

Hotaru apretó los labios y gruñó, invocando en su mente los hadōs conocidos, un corte rápido con el wakizashi o cualquier cosa con la que pudiera defenderse del ataque que comenzaba a prever. Si Suzuhara pretendía deshacerse de sus perseguidores, ella al menos no iba a ponérselo nada fácil.

-Lyra- chasqueó los dedos, solicitando la atención del Teniente. Su voz era casi un susurro cuando le habló, algo apresuradamente- Si intenta algo, inmovilízale o proyecta un escudo, que a tí el Bakudō se te da mejor. Si lo reducimos antes será más fácil, pero para eso al menos dos tendríamos que poder acercarnos.

A unos pocos pasos nada más esperaba el hombre. La roja cabellera de Isono pasó ante ella. Con una mezlca de recelo e inquietud siguió su ejemplo, quedando apenas a un metro de distancia de su compañera, que ya había tomado la palabra. Un latido violento le golpeó en las sienes al reconocer al membrudo joven de piel morena, que había llegado junto a Komori Sharessu cuando se les convocó ante las puertas del Cuarto Escuadrón. Los ojos de Hotaru le observaban con aspereza, atendiendo a cada una de las variaciones en su semblante y de sus gestos.
Su disgustado silencio no se prolongó por mucho.

-Se queda acechando por aquí como una serpiente y hace uso del kidō- reveló sus palabras con impaciencia, si bien antes había esperado a que la Otsuka terminase de hablar-. Creo que su forma de ayudarnos con el caso no pretende ser muy complaciente que digamos...

Levantó la barbilla y llevó una mano hasta la espalda, donde la cerró sobre la empuñadura de su zampakutoh para dejarla ahí por el momento. Los ademanes de la mujer no dejaban de estar cargados de altivez, aun cuando sabía muy bien que no era la mejor actitud con la que se podía encarar aquella situación.

-Suzuhara Sakurai. Espero que tengas bien presente que las instrucciones de tu propia División hacia ti son de localizarte y darte caza; aun así parece que vamos a proceder de un modo más civilizado contigo. No nos decepciones iniciando otra carrerita o alguna desagradable estupidez, grandullón. No estamos de humor para juegos.

Lyra siguió el paso de las shinigamis, llendo en todo momento tras ellas. Había algo que no le encajaba, el guardia de la puerta les había dicho exactamente la dirección que había tomado... ¿tanto se había fijado en Sakurai? Probablemente el tercer oficial se había dejado encontrar, estaba planeando una trampa o una charla, quería que la situació fuera como el quería, de eso no cabía duda. El teniente bostezó, las horas de sueño arrebatadas por el tema del asesinato comenzaban a pasarle factura.

-Se dice por favor. Le replicó el teniente a Hotaru ante su "petición/orden" de lo que tenía que hacer. Uller había manifestado su intención de irse del escuadrón y la única shinigami cualificada en el tercero para ocupar el puesto que se quedaba vacante era Hotaru pero... necesitaba aprender modales.

Tras unos minutos llegaron al lugar. Efectivamente era el, Suzuhara Sakurai. Lyra miró alrededor para analizar el lugar, ¿estaría preparado el tercer oficial para pelear? Escuchó como Otsuka comenzaba a pedirle ayuda, realmente necesitaban pistas para la investigaciones pero... no sabían de las intenciones del fugitivo, no podían arriesgarse. Lyra se situó al lado de Hotaru y puso la palma de su mano sobre el final de la empuñadora de la zampakutou de esta como advertencia de que no se le ocurriera desenvainar.

El teniente dio unos pasos hacia delante, poniendose algo por delante de Otsuka y Hotaru, analizando a Sakurai sin obstáculos por enmedio. ¿Sería el el asesino de Katsu? También era miembro del cuarto escuadrón, podría haberlo hecho sin dificultad.

-Otsuka, ¿que dice el cacharro ese sobre Sakurai? Dijo en tono serio, girando la cabeza hacia la pelirroja. -No te ofendas, no es nada personal. No creo que hayas asesinado, y seguramente tenías tu motivo para atacar al teniente de la novena división, sinceramente, los Kuchiki no me caen muy en gracia. El rubio sonrió de forma vaga. -Pero ahora mismo toda precaución es poca.

[Off: Creo que el teniente de la novena es Kuchiki Washiru xD Si la he cagado decidmelo]

Y entonces, aparecieron. Tres shinigamis: dos mujeres de aspecto joven y un hombre de igual condición, todos ellos atentos al más mínimo gesto del Suzuhara para discernir si sus intenciones eran belicosas o pacíficas.

Una de los ellos, de cabello pelirrojo, fue la primera en hablar, identificándose primero como Otsuka Isono, del 5º Escuadrón, y dando a conocer sus intenciones posteriormente. Su voz sonó tranquila, aunque no del todo decidida, pero la nota predominante en su actuación pareció ser la sinceridad. Desde luego, no parecía tener la menor intención de entablar combate; no al menos tanto como su compañera peliblanca.

Esta, mientras la primera iniciaba la conversación, se dedicó a tantear algo – invisible aunque sospechoso para el Suzuhara – tras su espalda. Por su parte, las palabras que surgieron a continuación de sus labios sonaron un tanto agrias, amenazadoras. Desde luego, parecía el hueso duro del grupo. Y para cerrar la escena, el Teniente del 3º Escuadrón pidió una confirmación de reiatsu a la pelirroja, cosa que, más que preocupar a Sakurai, le mostró una herramienta que bien podría ser utilizada en un futuro en el desarrollo de su plan.

— “Excelente.” — pensó Sakurai — “A lo mejor con eso se convencen de que yo no he matado a nadie. Al menos de momento.” — la idea de tener que entablar combate con aquel asesino empezaba a ser demasiado tentadora, incluso para un espíritu bonachón como el suyo.

Tras lo cual, y terminadas todas las intervenciones de los shinigamis, Sakurai se dispuso a iniciar la suya propia:

— Saludos a todos. Me alegro de que hayáis venido, y espero que podamos conversar como personas civilizadas…— miró de reojo a Hotaru, quien no parecía tan dispuesta a ello. Al fin y al cabo, era normal que recelaran en una situación así. — Perdonad que no retire las manos de mi zampakutō, por favor, — comenzó con un toque de intencionadamente agrio humor — como podéis ver, no me es del todo fácil en estas condiciones. — y prosiguió, con una sonrisa tenue, aunque sincera. — Creo que, antes de nada, querréis que os ponga al día y, supongo, una explicación. Pues aquí la tenéis:

— No sé si sabréis que mi hermano, Miki, estuvo montando guardia la noche que asesinaron a Ryuga-fukutaichō. Y por ello se le ha investigado. Si es que a eso se le pudo llamar investigación…— una pausa. — Pero el caso es, que Miki es aún joven, indeciso y sí, inexperto. Él fue incapaz de hacer daño a un Teniente, pero sí que pudo ver algo aquella noche. Lo suficiente como para saber que Ryuga-fukutaichō fue asesinado, por un shinigami y, si se me permite, por alguien del 4º Escuadrón. Nadie más podría haber tenido acceso al teniente excepto su propio capitán, como mucho. Y podemos tener la certeza de que Kobayashi-taichō no mató a su teniente, desde luego.

Sakurai se detuvo por un momento, tratando de reordenar las ideas en su cabeza, antes de proseguir. Lo primero era lo primero, y no creía que nadie fuese a querer colaborar con él hasta quedar claros sus motivos para haber escapado con Miki.

— Y bien. Necesitaba hablar con Miki, y necesitaba ponerlo a salvo. Por poco que lo penséis, comprenderéis que no podía hacer eso dentro de la “normalidad” del escuadrón. Estoy seguro de que, quien fuera que tuvo acceso al teniente del 7º Escuadrón, fácilmente averiguaría quién montó guardia aquella noche, y quién puedo haberle reconocido o, al menos, haber sentido su reiatsu. — paró un momento. — Alguien que se mete en algo así…alguien que ha tapado tan bien sus huellas…— otra cesura — no podía arriesgarme a que borrara también a Miki del mapa. Y por otra parte, como oficial del 4º Escuadrón, me sería imposible esconder a Miki en un lugar que sólo yo supiera, sin que nadie más metiera las narices. Al fin y al cabo, no deja de ser un sospechoso…no puede desaparecer, tal cual…— suspiró — Así que escapé con él. Lo de Kuchiki-fukutaichō sólo fue una herramienta, algo necesario e intermedio para poder alejarme de todos. Si hubiera querido herirle, hubiera usado hadō, o no habría rescindido el bakudō. — señalo vagamente con la cabeza a su guantelete derecho, al tiempo que levantaba lenta y ligeramente la mano. — El caso es que, una vez hecho, ya no había vuelta atrás.

De nuevo, volvió a tomarse unos segundos para respirar hondo, inspeccionar las reacciones de aquellos a quienes se dirigía, y elegir con prudencia sus próximas palabras.

— Poco a poco…¡bien hecho, Saku! ¡Sólo un poco más y habremos acabado…! — animaba desde un lado de su mente Kagami no shinsei. — Creo que es hora de que les expliques lo que sea que tienes en mente.

— Pero bueno…supongo que ninguno de los aquí presentes estamos para rodeos, así que iré al grano: — tomó un gesto algo más serio de lo habitual. — Creo que tengo la manera de dar con el asesino de Ryuga-fukutaichō. Pero voy a necesitar vuestra ayuda. — y ahora más que en ningún otro momento, miró a cada uno de los presentes, tratando de averiguar hasta qué punto confiaban en él, y hasta qué otro podía él confiar en ellos. — Os contaré mi plan. De todas formas, no podría llevarlo a cabo si no aceptaseis colaborar, así que creo que no pierdo nada adelantándooslo.

— Todo se basa en lo siguiente: nadie, salvo alguien del 4º Escuadrón, pudo haber tenido acceso al Teniente mientras este estaba ingresado. Y además, puedo deciros con total seguridad que alguien lo hizo, porque según los informes, el estado de Ryuga-fukutaichō era deplorable cuando se presentó a la llamada en la reunión de Tenientes. — Una pausa. — Yo fui el último en tratar al Teniente. Y os aseguro que su estado era bueno y estable cuando terminé las curas…Lo juro.


Una suave brisa recorrió el callejón en que se encontraban, agitando sus vestimentas y revolviendo el cabello azabache de Sakurai. Ni se molestó en apartarlo de su ojo derecho, absorto como estaba en sus propias palabras.

— Sin embargo, y pese a todo; nadie parece reconocer a quien fuera que tuvo contacto con el teniente, ni a quien lo acompañó a la reunión. Nada. No tenemos la imagen de su rostro en las cámaras ni nadie ha sabido reconocerlo. No sé a qué os suena esto a vosotros; pero yo juraría que una tarea como esta es imposible; a menos que se disponga, claro está…— levantó algo más el rostro, mirando con seriedad. — de una zampakutō con los poderes convenientes… — se cruzó de brazos, como dando por zanjada su exposición, y aunque hubiera más por venir. — Esa es mi apuesta. Y me estoy jugando todo en ello. Creo que aquí hay truco de por medio, y que no vamos a poder solucionarlo por la vía tradicional. — Volvió a descruzarse de brazos, se rascó cuidadosamente la nariz, y apartó los largos y cuidados cabellos de su rostro, enviándolos a recubrir su musculada y morena espalda. —Según se dice, existe una persona en el Seireitei con la habilidad para conocer y adoptar la forma y habilidad de las zampakutōs ajenas; sin siquiera haberlas visto liberadas. — esperó un segundo. Quizás ya supiesen a quién se refería; pues personas de su posición solían ser blanco de las admiraciones y rumores del Seireitei. — Me refiero, por supuesto, a Mise Shuseki, Capitán del 8º Escuadrón.

Aguardó un momento, esperando que la idea de tener que pedir ayuda a un capitán no echara para atrás sus ánimos de resolver todo aquello de una bendita vez. Entonces, prosiguió.

— He escrito en este papel… — comenzó, mientras sacaba una pequeña nota, con algunas líneas apresuradamente escritas — un mensaje para Mise-taichō. Y he aquí donde vosotros habríais de ayudarme. En primer lugar, sería extraño para un tercer oficial el pedir la ayuda de un capitán, y que este aceptase sin pensar que se pueda tratar de asuntos menores. Sin embargo, si fuera un Teniente quien lo hiciera…— Entonces miró a Lyra directamente, desviando por un momento la vista hacia la insignia de Teniente que portaba, como mandaban las directrices, en el brazo izquierdo. Esperaba que la petición fuese lo suficientemente clara. — Además, no puedo arriesgarme a que Mise-taichō pueda sospechar que el plan viene de alguien en orden de búsqueda y captura. Eso restaría credibilidad a la operación, me temo. — enésima pausa — Y por último, y más obvio e importante: yo no podré acompañaros más allá de las cercanías del 4º Escuadrón, ni mucho menos entrar con vosotros e investigar. Más allá de este mensaje... — Sakurai extendió el brazo, ofreciendo a cualquiera de ellos el mensaje ya preparado para Mise-taichō. — estaréis solos. Bueno, tanto como lo estabais antes de venir por mí. Pero esta vez, espero, podáis estar bien encaminados...

Sakurai esbozó una – esta vez sí – amplia y agradable sonrisa. Quizás hubiera bajado la guardia, sí, pero tenía la corazonada de que aquellos shinigamis no le iban a traicionar a la primera de cambio. Al fin y al cabo, si le hubiesen querido apresar; podrían haberlo hecho en cuanto le vieron, siendo tres contra uno.

Pero no; no debía pensar así. Aquello debería funcionar.

Aquello...tenía que funcionar…


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[OFF: Bueno, he aquí el tocho-post =). Sólo indicar que, si es que aceptáis ayudar a Sakurai; habríais de mandar este mensaje tal cual (incluyendo el nombre de quien lo mande, claro), en una mariposa infernal al 8º Escuadrón. Lo suyo sería, para ser lógicos, que lo hiciera Lyra, claro, pero bueno, ahí ya os entendéis entre vosotros. Mise ya está avisado y conforme, con lo que si seguís adelante, entrará en este mismo post en cuanto os decidáis a mandar la mariposa infernal y volváis a las cercanías del 4º Escuadrón. Hasta entonces, los turnos siguen como hasta ahora. (Aoki, perdona que te quite el rol narrador en este caso ).]


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MENSAJE PARA MISE SHUSEKI:

Este es un mensaje para Mise Shuseki, Capitán del 8º Escuadrón; de parte de ____________________:

Con vistas a la situación presente en el 4º Escuadrón, y la investigación que en este instante se desarrolla en cuanto a la muerte por presunto asesinato de Ryuga Katsu, Teniente del 7º Escuadrón; se requiere su ayuda en las dependencias del citado escuadrón, a la mayor brevedad posible.

Lamentamos las molestias que esto pueda acarrearle, y agradecemos el esfuerzo que realice por el bien y la seguridad del Seireitei.

Un equipo encabezado por mí mismo le estará aguardando frente a las puertas del 4º Escuadrón, y le acompañará durante la que, esperamos, sea una investigación corta y fructuosa gracias a su colaboración.

Un saludo y gracias;

_______________________________ .

Durante casi un instante, pudo notar como la tensión se le agolpaba en el pecho antes de fugarse tan rápido como había parecido, dejando un cómodo vacío. Suzuhara Sakurai era un hombre descomunalmente enorme y aunque su aspecto atezado podría hacer que el más susceptible lo creyera el culpable de todo aquel enredo, pero sólo bastaba oírle hablar para no caer en la opción fácil. Su espalda volvió a relajarse perdiendo la sensación de agarrotamiento, mientras su mano regresa por instinto a la empuñadura de Sangeki y la otra rebuscaba en el interior de su camisa el chisme que le dio Corcaigh. Observó el aparato, esperando a que hiciera algo mientras escuchaba con atención las explicaciones que daba Suzuhara, que suponía como una delcaración de intenciones.

Pese a todo y a las aclaraciones, no era nada que no hubieran averiguado o no hubiesen supuesto a lo largo de aquella larguísima mañana. Conforme las explicaciones se iban extendiendo, la atención de Isono estaba cada vez más centrada en escuchar algo que les fuera de ayuda; algo que hubieran pasado por alto. ... atacar a un teniente no es la mejor forma de ponerse a salvo... Mucho menos siendo noble... Menudo caos..., pensó Isono ante la explicación del ataque al teniente del noveno.

Tan poco efectiva como desobedecer a otro capitán... ¿Ya no recuerdas esa historia? Parece que tu capitán y éste hombre están cortados por el mismo patrón. Sé consecuente con tus decisiones, Isono y habrás saltado un obstáculo en el camino comentó Sangeki puntualizando aquel primer día en el escuadrón. Isono contuvo las ganas de abrir un debate con su zampakutou, dado que había más gente y ya estaba bastante irritada como seguir discutiendo. Pero no le faltaba razón; tal vez no fuera la decisión más madura pero sí consecuente.

Terminó de escuchar el plan de Suzuhara, sin terminar de ver qué era lo que esperaba conseguir del capitán Mise Shuseki; porque claramente, aquello se le antojaba como una incriminación en toda regla, a menos que lo quisiera para hacer algunas esclaraciones o quisiera identificar algo. Además, qué sucedería si tras eso no llegaban a nada, ¿qué se suponía que íban a hacer?

-¿Qué pinta el capitán del octavo exactamente en todo esto? Porque vería una completa locura señalarlo con el dedo...-comento Isono descartando la idea de que quisieran incriminar a un capitán; sencillamente, esa opción complicaba aún más si lejana resolución del caso-.Añadir una pieza más a este rompecabezas... Sé que no es el mejor momento, pero deberías hablar con claridad, Suzuhara. La opción de búsqueda de una zampakutou es un vía nueva y si la enlazamos con un capitán... No consigo vislumbrar lo que quieres hacer exactamente... Porque no podemos ir investigando zampakutous una a una...

Alargó el brazo por inercia para coger la nota y casi igual de rápido, se la tendió a Lyra. Para la consecución de eso, sólo Lyra estaba en la posición adecuada, desgraciadamente.

-¿Qué piensas hacer mientras tanto? No te será muy fácil pasar desapercibido si te quedas cerca... -comentó Isono acomodándose un mechón de cabello carmesí tras la oreja.


OFF: ...T_T, debería haber escrito Lyra... no tenía ni idea de que poner...

Captó el tácito mensaje de Lyra y dejó estar su zampakutoh, alzando las manos en un exagerado signo de rendición y poniendo los ojos en blanco. En fin, ya se reiría ella cuando viera a su Teniente desmadejado en el suelo por no haber tomado las medidas de prevención oportunas.

Atendió, en un desacostumbrado silencio, a la declaración del Suzuhara, evaluando la sinceridad de su discurso y echando una ojeada cada tres segundos al aparato que sostenía Isono, por si de pronto desvelara algo que no les gustaría. O sí, porque querría decir que ya habían dado con el asesino y terminado con aquel enredo de misión. Pero a medida que lo escuchaba se iba dando cuenta de que era más bien imposible que Sakurai matase a un inocente herido sin tener motivo para ello. Sólo había actuado como el hermano mayor que era, acción muy respetable donde las hubiera, pero que le había conducido a la más que problemática situación en la que se encontraba.

"Por eso más vale estar solo", pensó. "Cualquiera podría hacerte daño utilizando a alguien que te importe". Con un poco menos de hostilidad. Así miraba ahora al shinigami del Cuarto Escuadrón, pensando que de todas maneras iba a pagar muy cara la estupidez de enfrentar a un Kuchiki con el cargo de Teniente. Si las circunstancias fuesen otras, si no hubiera sido un noble... Pero lo era. ¿Sería muy duro el castigo que le harían cumplir?

Hubo una pausa, en la que sólo se escuchó la fría voz del viento. De pronto se olvidó del chisme rastreador de reiatsu, de su mal humor y de lo prioritario que había sido alcanzar a Suzuhara hasta no hacía más de unos minutos. Pocas veces había aguardado con tanto interés a que alguien hablara como hacía ahora, después de que Sakurai revelara que conocía un método para dar con el asesino. Su rostro reflejaba una gravedad que se pensaría imposible en un temperamento tan explosivo y despreocupado. Quizá Hotaru sí era capaz de tomarse con seriedad el trabajo... sólo quizá.

-Una zampakutō...- repetió para sí misma, frunciendo el ceño y bajando la mirada después de la murmuración. Le dio una punzada en el pecho. ¿No sería que...?

"Jee... Tranquila. Últimamente no me has mandado a asesinar a nadie estando borracha." Como leyéndole el pensamiento, Shiroibi la tranquilizó a su manera, reflejando por el modo en el que habló que estaba de buen humor. "Tengo la impresión de que hoy vas a dejar que me transforme. ¿Cabe la posibilidad de que cuando terminemos pueda ir a comer algo de tofu al...?"

"Ni lo sueñes"

"Joooo, Hotaruuuu... ¡Yo siempre hago lo que me pides! ¡Déjame, déjame, déjameeee!"

Aquello de tener a un crío crapichoso en contacto directo con su mente era insoportable. "Me lo pensaré si te callas". Con una risilla triunfante, el espíritu del kitsune obedeció y se mantuvo a la espera. Al menos era fácil contentar a los niños.

Vio cómo la nota pasaba de Sakurai a Isono, y de las manos de ésta a las de Lyra. Mientras, seguía pensando en las palabras recientes del shinigamim que parecía confiar en ellos para poner en marcha su plan. Se alborotó el cabello ya de por sí despeinado con una mano, como cada vez que estaba un poco nerviosa.

-Imagino...- comenzó, sintiéndose rara por haber permanecido tanto tiempo sin hablar- que si confía en que Mise-taicho pueda ayudarnos es porque su zampakutō no sólo conocerá las formas y técnicas de las demás armas, sino también sus nombres... Y sabiendo cómo son los del Octavo, que todo lo que pueden lo anotan, quizá tengan un registro de los shinigamis y sus zampakutōs.

Por fin las cosas iban mejorando. Al menos ahora tenían una posibilidad, por pequeña que fuera. Como acabasen resolviendo el caso gracias a Sakurai, era capaz de invitarlo a una copa. ¡Qué demonios! Se iban los cuatro a celebrarlo.

-Cuando antes nos pongamos a ello, mejor- decía mientras observaba el mensaje que debía llevarlos a buen puerto. Sin expresar con evidencia su gratitud, pero menos violenta que antes, se dirigó al hombre de cabellos negros- Podemos darte algo de tiempo anunciando que se te vio por otro lado que no vayas a pisar. Sólo hay que pedirle a algún raso que haga llegar el aviso a tu Escuadrón- una sonrisa maliciosa le iluminó el rostro, volteándolo para ver a Isono- Eh, Otsuka, ¿qué cara crees que pondrá Sharessu cuando no lo encuentre después de haberse recorrido medio Rukongai en dirección contraria para interrogarlo?

El teniente agarró el trozo de papel donde había sido escrita la nota dirigida al capitán de la octava división y la leyó por encima. En realidad no le hacía apenas caso a aquella petición formal que estaba leyendo, las acusaciones de Sakurai eran mas que importantes. Si hubiera sido una zampakutou significa que había sido un shinigami... ¿qué si no? Si Sakurai se equivocaba el teniente sería relacionado con el fugitivo y podría ser incluso destuido de su cargo pero tampoco podía ignorar un plan con el que se podría encontrar al culpable.

"Juraría por mi honor de caballero que el muchacho dice la verdad, Lyra" Comentó jubilosamente Kotetsu en algún lugar de su mente. Era cierto que era un ermitaño alcohólico pero no por ello era menos sabio, sus consejos se debían tomar en cuenta.

"Y tampoco es que tengamos ningún plan alternativo..." Su mayor pista había sido Suzuhara Sakurai y ahora tenían dos opciones, empezar de nuevo o arriesgarse a montar el mayor escándalo en la Sociedad de Almas desde hacía mucho tiempo. "Katsu era un teniente, como yo... al menos le debo eso" Se dijo a si mismo a la vez que doblaba la nota y la guardaba en la parte interior de su uniforme.

-Es algo razonable, sin duda. Dijo rompiendo su alargado silencio. -Aunque como teniente de uno de los treces escuadrones de la Sociedad de Almas también debería arrestarte aquí mismo. Le replicó el rubio con una mirada amenazadora, su deber... ¿cuál era su deber? ¿Seguir las órdenes o hacer lo que estuviera bien para los intereses de la Sociedad de Almas?
-Pero eso en que tipo de teniente desagradecido me convertiría... lo mejor será que te escondas en alguna esquina y te eches una siesta hasta que todo esto termine.

El teniente se giró rápidamente e hizo un gesto a las shinigamis para que se pusieran en marcha. Aquello se estaba poniéndo mucho mas serio de lo que parecía ser en un principio, al fin y al cabo tendría que adoptar el papel de teniente que tan poco le gustaba. Sin darse la vuelta el rubio elevó la mano en gesto de victoria. -Nosotros no te hemos visto.

[Off: Bueno, tendremos que enviar el mensaje y reunirnos con Mise (si acepta venir) en el cuarto escuadrón]

Sakurai escuchó las respuestas de los shinigamis, una a una, analizando las impresiones de aquellos frente a él:

La primera en contestar fue la pelirroja; aunque muy a pesar de Sakurai, parecía haber malentendido lo que este había querido decir. Tampoco es que se hubiera explicado con claridad, cierto era; pero cuando ya se disponía a explayarse algo más en las aclaraciones, intervino Hotaru-chan, la peliblanca shinigami.

Esta, por su parte, sí pareció entender con presteza lo que Sakurai quería sugerir: si conociesen las formas de las zampakutou de aquellos que pudieran haber cometido el crimen, quizás sería más fácil averiguar quién era el verdadero asesino, sin necesidad de más pruebas o investigaciones infructuosas. Por otra parte, además, el Suzuhara no pudo evitar una sonrisa divertida, ante la sugerencia de la shinigami de dar una pista falsa para facilitarle la huída. Desde luego, cualquiera que se propusiera seguir la pista para ganarse los méritos de su captura iba a pasar un largo y tendido paseo sin resultados por las calles del Rukongai.

Finalmente, el Teniente del 3º Escuadrón intervino, sólo para corroborar lo dicho por su avispada subordinada. Desde luego, había tenido suerte con aquellos tipos. Cuando todo terminara, si acababa bien; iba a tener que asegurarse de invitarles a una copiosa cena y unas cuantas rondas de sake. Total, tampoco es que un alto noble como un Suzuhara fuera a tener problemas económicos por darse un capricho así, cuantas veces quisiera.

Fuera como fuese, tampoco podía andarse con más rodeos, si es que quería que todo pudiera seguir su curso –Lyra acababa de mandar la mariposa infernal, y Mise-taichou no tardaría en presentarse en las cercanías del 4º Escuadrón. -, por lo que reorganizó por última vez las ideas en su mente y, esbozando una bien amplia sonrisa contestó:

— Gracias. Os lo agradezco de veras; a todos. — los miró brevemente, uno a uno — Os deseo la mayor de las venturas en vuestra misión, y espero que podamos sentarnos a hablar un rato más detenidamente…algún día; y en mejores circunstancias. Ahora, sólo puedo recomendaros que andéis con cautela. — una pausa. — Si necesitaseis mi ayuda…u os vieseis en problemas por esto…— calló por un instante — con gusto me entregaré voluntariamente a la justicia del Seireitei. Y por si necesitaseis encontrarme, pretendo esconderme en el palacio de los Suzuhara, por el momento. Debería ser un lugar seguro hasta que pase lo peor de la tempestad.

Y finalmente, a modo de despedida, golpeó con su puño derecho, cerrado, sobre su pectoral izquierdo, al tiempo que inclinaba la cabeza en señal de respecto. Volvió a levantarla, y finalizó:

— La paz sea con vosotros, compañeros. — volvió a sonreír. — Hasta pronto…

Y de un shunpo, se esfumó entre las sombras del callejón, desapareciendo de la escena en busca de un lugar seguro. Por el momento, tendría que limitarse a mover los hilos desde su palacio y a esperar a que el asesino diese al fin un paso en falso. Porque en ese instante…


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[OFF: Perdonad la brevedad, no encontraba más que decir, y creo que será más interesante que podáis seguir adelante con algo nuevo =) ]

Tan pronto como recibió el mensaje, Mise salió de su escuadrón rumbo al cuarto. Conocía la noticia del asesinato, esa información viajaba más rápido por el Gotei 13 que una llamada de guerra, más aún cuando el asesino andaba suelto. A pesar de haber visto y sufrido muchas pérdidas a lo largo de su vida, era un dolor al que era imposible acostumbrarse, y las muertes de los shinigamis jóvenes afectaban especialmente al viejo capitán. Sin ellos no habría futuro y con gusto Mise cambiaría su ya larga y productiva vida por salvar a cualquiera de esos prometedores muchachos. En este caso el malafortunado había sido nada más y nada menos que el teniente de la división de sanación, al enterarse de la noticia Mise leyó la copia de su expediente que el Octavo guardaba. No descubrio nada extraño, ninguna enemistad destacada, ningún altercado, ni grave ni leve, en definitiva un buen chico. Eso haría que encontrar al asesino fuera más complicado.

Al llegar al cuarto se encontró, tal y como el mensaje citaba, a tres shinigamis que parecían esperarle. Ellos serían los que le pusieran al tanto del asunto y sobre todo, los que le explicaran por qué necesitaban precisamente su ayuda, o si bien su petición había sido fruto del azar. De los tres individuos solo reconoció a uno como el teniente del tercer escuadrón, si mal no recordaba su nombre era Lyra, así que decidió que antes de empezar, lo correcto sería presentarse.

-Buenos días, supongo que ustedes ya me conocerán pero por si acaso, soy el capitán del Octavo Escuadrón, Mise Shuseki.-Carraspeó levemente y acto seguido examinó de nuevo a los presentes, después continuó.-Bueno, antes de que me resuman la situación y de que me expliquen si hay alguna razón más allá de la ayuda por la que me hayan llamado, me gustaría saber sus nombres.

Mise sonrió y esperó a que alguno de aquellos shinigamis comenzara con las presentaciones. Mientras, en su cabeza giraban varios pensamientos. El olor del cuarto escuadrón, agradable para su olfato, ya que le gustaba como olían los hospitales, aunque no tanto como estar en ellos. También el posible movil de aquel asesinato, aunque era imposible saberlo con los datos que él poseía. Finalmente y con más fuerza, la idea de que no había sido llamado sin más. Sus dotes de investigador no eran malas, su caracter y cultura ayudaban a ello, pero distaba mucho de ser el shinigami más perspicaz. La otra razón, la que sonaba más típica, era que aunque él había sido el convocado, no era el requerido. Era su zampakutoh la necesaria y si bien no tenía muy claro el por qué, estaba casi seguro de que había sido por eso.

[OFF: he posteado como si ya hubierais ido a la entrada, espero que no os moleste es solo para ahorrar algunos post ^^.]

Los ojos de Isono se paseaban de un lado a otro, no demasiado inquieta pero sí bastante cansada, por haber estado dando vueltas, por darse de bruces ante la falta de pistas y porque se estaban gastando las suelas de un lado a otro sin tener nada más que polvo en los pies. Las cejas fruncidas y los labios marcados con una expresión seria, componían el estado de ánimo de Isono; mantenía los brazos sobre la empuñadura, clavada en el suelo como una estaca. Comenzaba a sentir una especial aversión por aquellos pasillos; posiblemente en los días venideros, prefiriese estar bajo tierra a tener que verle la cara a Komori.

El capitán del octavo no se hizo de rogar y acudió sorprendentemente rápido tras el mensaje; nunca lo había visto antes y como tampoco llevaba demasiado tiempo en el Gotei, no sabía demasiado de él ni de sus rumores. Se giró en cuanto apareció por la puerta e intentó no mostrarse disgustada, pese a ello, no esbozó sonrisa alguna ni cambio sus aires. Giró despacio sobre sus talones hasta colocarse de frente al capitán, inclinando un poco la cabeza haciendo una pausada y solemne reverencia.

-Mi nombre es Otsuka Isono, pertenezco al quinto escuadrón -se presentó manteniendo un tono firme y neutro, carente de irritación o disgusto-. Gracias por la premura y el haber tomado en consideración la misiva, Mise-taicho.

Hizo una breve pausa. No era a ella a quien le correspondía aportar la información de que disponían; para algo estaba Lyra. Pues de la misma forma que esa misma mañana le había increpado a Komori que no le diera órdenes por ser simples rasos, tampoco estaba en la gracia de provocar más altercados con rangos superiores. Sentía el ánimo belicoso y con un par de palabras posiblemente saltara, pero estaba agotada de esperar, de aguantar, de caminar, de todo como para molestarse en entrar en nuevas discusiones. Así que sencillamente, permaneció callada a la espera de que Lyra u Hotaru, explicasen lo que quisieran del caso. por si acaso, mantuvo los oídos alerta; estaban en el cuarto escuadrón y no quería que nadie se acercase a husmear. Sería una gota más para colmar el vaso.


OFF: yo lo siento, sé que es post es lo más cutre el mundo; pero me he levantado malísima y no estoy para mucho trote...

Los minutos de espera pasaron inadvertidos. A Hotaru le pareció que no había tenido suficiente tiempo para descansar, cuando el Capitán Mise Shuseki caminaba hacia ellos. A causa de tanto correr aquella mañana sentía la boca seca, y no le apetecía ni hablar, ni presentarse, ni ponerse en pie.

Además, recordaba los rumores que corrían en torno a aquel Capitán, y la sola idea de que alguien pudiera conocer su zampakutoh, quizá incluso más que ella misma, era algo que inquietaba a cualquiera. Pero al menos, si era cierto lo que decían, el plan de Sakurai podría salir bien y no tendrían que preocuparse de ir dando tumbos como habían hecho hasta entonces.
Sin mucho entusiasmo, la shinigami de cabellos blancos se incorporó y bajó los escalones en los que había estado sentada. Tras sacudirse en polvo del hakama fue a colocarse entre sus compañeros, sintiendo el calor del sol sobre la espalda.

-Kawasumi Hotaru, del Tercer Escuadrón- se presentó, procurando que el timbre de su voz no sonara cansado. Observó la inclinación de cortesía que había realizado Isono y trató de imitarla, aunque el saludo resultó desmañado y algo forzado. Generalmente no se molestaría en fingir esa educación que no tenía, pero era mejor tener contento a alguien a quien ibas a pedirle ayuda. Vaciló, pensando que le faltaba algo a la frase, quizá una palabra de agradecimiento o un "por favor".

"Buff, esto de ser buena chica no va conmigo" pensó con frustración, frotándose una de las cejas y prefiriendo dejar las diplomacias a su Teniente.

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[OffRol]: Isono-chan, te gano por cutrez! Gomen, pero no quería retrasar más el hilo, y la alborotadora poco tenía que decir. ¡Lyra, es tu momento para demostrar lo buen fukutaicho que eres! No decepciones a tu ejército innumerable de rasos ò_ó

Lyra llegó al Cuarto escuadrón con el sabor de la victoria y la ilusión en la boca. Sakurai fue realmente bastante inteligente al "sugerirle" que pidiera ayuda a Mise, esperaba que no le pillaran hasta que se cerrara la investigación por el bien de todos los que participaban en ellas. Sus compañeras parecían bastante extenuadas, ojala aquello acabara rápido y pudieran irse a dormir a casa. Tras unos pocos minutos esperando el capitán llegó hasta el punto de quedada.

Era un hombre cuya apariencia inspiraba severidad y autoconfianza a partes iguales, a pesar de ser teniente, Lyra nunca había tenido trato con el anteriormente, además, se decía que no le gustaba salir fuera de los muros del Seireitei, por lo que dificilmente podrían haber coincidido en ninguna misión. El rubio le hizo una ligera reverencia en señal del respeto que se le debía otorgar debido a su rango y se presentó.

-Mi nombre es Lyra Wondewall, teniente y capitán en funciones del tercer escuadrón. Lyra miró alternativamente a Isono y a Hotaru, que se habían presentado antes que el aunque no habían dicho de lo que habían acordado con Sakurai. -Mis compañeras ya se han presentado. El teniente se tomó un tiempo antes de explicarle la situación, debía escoger adecuadamente sus palabras si quería la colaboración del capitán. -Tras horas de investigación hemos llegado a la conclusión de que era técnicamente imposible que Ryuga Katsu hubiera sido asesinado por alguien ajeno al cuarto escuadrón... Dadas las evidencias de un rastro de reiatsu en la sala, hemos pensado que el asesino podría ser una zampakutou. El teniente se calló sopesando la reacción del capitán del octavo escuadrón.

-Se rumorea que su zampakutou tiene la habilidad de copiar técnicas de otras zampakutou, además de que su espíritu conoce a todos los demás espíritus de las Sociedad de Almas... El teniente se estremecio, era un poder que podría causar gran daño en caso de que el capitán traicionara a la Sociedad de Almas aunque Lyra no podía pensar en siquiera por que el capitán fuera a tracionarlos. -Le ruego que nos preste su ayuda y sus conocimientos para encontrar al asesino de el teniente de la novena división.

[Off: Já, os supero a todos en cutrez]

Okutsa Itsono y Kawasumi Hotaru, las dos caras desconocidas ya tenían nombre, perfecto. Mise observó atentamente su actitud y gestos cuando se presentaron, para hacerse una primera idea, algo superficial, sobre ellos. La primera de ellas tenía aspecto cansado y por qué no, resignado. Sin embargo había realizado una reverencia de respeto hacia él de manera casi mecánica, por lo que Mise pensó que no le costaba acatar la autoridad. Hotaru por su parte se mostró más apática, era evidente que aquella tarea les estaba desgastando. Aquella shinigami daba la impresión de ser más reacia en cuanto a obedecer órdenes, la reverencia que realizó así lo dio a entender. Pero eso al capitán poco le importaba, tenían algo que hacer y lo harían sin importar sus maneras de ser.

Escuchó el resumen de Lyra atentamente y con curiosidad, parecía que había acertado con la razón de su llamada. Una zampakutoh, eso era lo que andaban buscando. Intentó pensar alguna alternativa, pero estaba claro de que el razonamiento del teniente era el único aceptable. Sonrió cuando este mencionó los poderes de su zampakutoh, él mismo se había encargado de que el menor número de personas posibles conocieran sus habilidades, dejando así un rumor que se extendió rápidamente entre los shinigamis.

-Bien, creo que su teoría va bien encaminada, nos centraremos en el cuarto escuadrón, buscaremos un rastro e intentaremos seguirlo o al menos, identificarlo. Vamos.-Sabía que habría un rastro, había sentido algo casi imperceptible al bordear el edificio para encontrar la entrada, no obstante era tan leve que no pudo identificarlo correctamente.

Volvieron a entrar en el escuadrón y nada más cruzar la puerta, Mise pudo sentir un flujo enorme de aquel extraño reiatsu. Frunció el ceño. Poseía tintes tanto de shinigami como de zampakutoh y su densidad era equiparable a la cantidad de energía que se libera al invocar el shikai. Con un gesto torcido comenzó a avanzar hacia la habitación del teniente, aquello era muy extraño.

"¿TIenes algo ya?"

"Conozco a los espíritus, no a sus dueños, hay muchos que podrían haber hecho esto. Necesito más información. De todos modos, yo me andaría con cuidado."

Mise asintió levemente, gesto extraño dado que nadie más podía oir al espíritu de su espada, y luego paró su marcha para girarse hacia sus compañeros, justo al llegar a la puerta de Katsu.

-No se hasta donde llega su habilidad de percepción de reiatsu, pero si se concentran podrán percibir un torrente de energía que podría denominarse...inclasificable.-Hizo una pequeña pausa para que el resto hicieran un ejercicio de concentración. Después continuó.-Tengo entendido que Katsu era ciego, de ser así su capacidad perceptiva estaría muy por encima de la media, es probable que él también sintiera esto sin dificultades. Puede que por eso fuera asesinado, en ese caso podríamos afirmar que el objetivo del asesino no era matar al teniente, así que habría que descubrir sus verdaderas intenciones. -Sonaba coherente, Mise se sintió satisfecho, tenían un posible movil. -Ah, si el asesino fue capaz de entrar y matar sin ser visto ni sentido, también lo fue de salir, pero no podemos descartar la idea de que siga en el cuarto escuadrón. Mantengan los ojos muy abiertos. Seguiremos el rastro a ver hasta donde nos lleva.

Reanudaron su marcha por el escuadrón, era complicado seguir un rumbo fijo, aquella energía lo invadía todo, pero en algunos puntos se agrandaba y dejaba notar mucho más. Mise elaboró mentalmente un camino de unión entre aquellos puntos, el primero fue la habitación de Katsu, el segundo el departamento forense. ¿Habría ido el asesino a robar un cadaver?. Finalmente el último rastro palpable se hallaba en la sala 115. A partir de ahí el capitán podía asegurar que no había más flujo.

"Solo en la primera planta del escuadrón...buscaba algo concreto y sabía donde encontrarlo, de eso no hay duda"

El camino que habían tomado siguiendo el rastro era el más corto desde la entrada hasta esa sala, era muy probable que, como bien había dicho Lyra, el asesino perteneciera al cuarto escuadrón. Y sin embargo aquella extraña energía...

-Lyra, creo que acertó en afirmar que el asesino pertenecía al cuarto escuadrón, está claro que lo conocía. Tomaremos esto como base para la investigación, a menos que algo demuestre lo contrario. Aquí el rastro se pierde, no se si lo habrán podido sentir, ¿Sugerencias?.

Tener el mando de la investigación estaba bien, pero Mise se lo tomó como un pequeño curso de instrucción hacia los tres shinigamis que tenía enfrente.