Un buen entrenamiento nunca termina[Flashback]

-Una, dos, tres....treinta y cuatro, treinta y cinco...dios, podría pasar siglos contando las dunas de este maldito desierto...-Y no le faltaba razón, el vasto desierto se extendía implacable hasta la línea del horizonte en cualquier dirección en la que mirase.

Tras salir del trance en el que se encontraba sin saber como, dejó a un lado el pequeño tentempié que había traído ;el cual consistía en unas ocho hamburguesas y un par de bebidas; y desenvainó su pequeño ninjato. Para empezar debería lanzar los ceros a través de la espada sin liberar, y para ello debería sentirla como parte de su propio cuerpo. Para empezar, simplemente se sentó cruzado de piernas intentando conseguir esa sincronía con su espada, para luego pasar a la práctica, la cual prometía ser divertida y sangrienta a partes iguales. Y ahí, sentado, con los ojos cerrados, se durmió...

Pasaron las horas en el inmutable desierto y un pitido proveniente de su muñeca izquierda lo sacó de una patada del sueño en el que se encontraba; era la hora de comer. Pero por algún extraño motivo la bolsa que debía estar a medio metro a su izquierda, estaba ahora a unos cinco metros de él, abierta y quizás lo más importante, vacía...

Algo hervía en el interior de su cuerpo mientras contemplaba como una especie de reptil hollow disfrutaba del ajeno manjar.

Se encaró al hollow con los ojos inyectados en rabia y malicia, y mientras le apuntaba con el ninjato, liberó sus sentimientos-¡¡Maldita alimaña!!¡¡¡Esas eran mis hamburguesas con queso y deliciosa lechuga fresca!!!¡¡CERO!!-Del extremo del ninjato salió proyectado como un locomotora un enorme haz de energía carmesí, que al impactar contra aquel infeliz, lo desintegró con los restos de las hamburguesas y de la duna en la que estaba posado.

Una mezcla de ira atenuada, incredulidad y satisfacción sería la composición de la expresión de Reiko en aquel momento. -Pero...¿no me había quedado dormido?...¿cómo que me ha salido?...¡Ya lo tengo! ¡Es que soy demasiado bueno!- Si, Reiko a veces desvaría un poco, lo cierto es que de algún modo, el sueño empuñando su espada mientras entrenaba había ayudado a la "sincronización" con ésta. O quizás mientras dormía uno de sus subconscientes estaba entrenando, nunca lo sabremos; lo único que podemos afirmar con certeza es que el Bosque Menos iba a saber quién era él...

Según varios testimonios de arrancars del Amanecer, un par de años después de estos acontecimientos Reiko consiguió unir el fruto de ambos entrenamientos consiguiendo una gran mejora de eficiencia durante su resurrección.Debido a la consecuente satisfacción su carácter se suavizó y se volvió un tanto más amigable y no tan serio como pudo serlo en sus inicios, dando lugar al Reiko que conocemos en el presente.