Un largo entrenamiento[Flashback]

Ya había pasado un tiempo desde que Taira, Emerald y Reiko habían ido al Bosque Menos a por una pequeña que resultó ser la hermana de Taira. Como todo arrancar, la carrera por aumentar de poder estaba presente en la "genética" de Reiko como en el que más, y aquella visita fugaz al corazón del Bosque le había dejado huella en forma de pensamientos evocados al más mínimo despiste.

No podía dejar de pensar en la cantidad de energía derrochada en un cero, que aunque resultó letal para decenas de hollows, no dejaba de ser un despilfarro. El lector podría pensar que el ataque fue notable, ya que notables fueron sus efectos y que por tanto no era derroche de energía sino demostración de poder; pero aquello no convencía a Reiko. A pesar de sus apariencias de despreocupado y ligón, Reiko tenía una filosofía de combate un tanto peculiar. Él creía en la economía de movimiento para el aprovechamiento de la fuerza y no paraba de darle vueltas a la cabeza a los pensamientos que le perseguían desde su visita al Bosque; cómo trasladar esa filosofía al uso del reiatsu.

Como cualquier técnica, se basa en el cuerpo, o en la energía que desprende el cuerpo en este caso. Por tanto, llegó a la conclusión de que del mismo modo que un corredor corre, que un luchador lucha; en definitiva, que alguien entrena o acostumbra al cuerpo a una actividad; él tendría que acostumbrar a su reiatsu a actuar bajo ciertas condiciones para lograr una economía del reiatsu. Interesante teoría,¿verdad?. Ese era el objetivo del entrenamiento que llevaría a cabo.

Tras el breve paseo en el que razonaba esto mismo que he narrado, Reiko llegó a una solitaria y seca sala de entrenamiento de El Amanecer. Era difícil de encontrar ya que la puerta era como cualquier otra de aquella colosal construcción, únicamente diferenciada por un pequeño cartel en la pared contigua que decía "Sala de entrenamiento nº 4".

Tras abrir las enormes puertas, Reiko se encontró en una extensa y vacía estancia .

-Que raro... Otra sala vacía.-Pensó irónicamente mientras se encogía de hombros.

Lo cierto es que con la resurrecciones tan sumamente destructivas que algunos arrancar poseían, aquella sala se podía quedar pequeña en apariencia, y alguno se creería que podría dañarla. Por ello muchos,incluido Reiko en alguna ocasión, preferían entrenar en el desierto,que por otra parte, era casi más tranquilo. Pero la Sala de entrenamiento nº 4 era un tanto especial. Fue diseñada de modo que sus paredes absorbiesen el reiatsu que chocara con ellas desde el interior,de modo que solo podía ser dañada por ataques físicos una vez en el interior de ella, cosa que no interesaba por otro lado.

Reiko conocía las propiedades de aquella sala, cuyo techo era una inmensa cúpula de mármol tan blanco como la arena del desierto que arropaba aquel palacio. Era la estancia que necesitaba para llevar a la práctica su teoría. No importaba cuánto tardase, tenía todo el tiempo del mundo y bien claro que era de importancia capital que consiguiese su objetivo, ya que los ceros eran un pilar fundamental de su resurrección.

Desde que comenzó este pequeño relato, se ha estado hablando continuamente de economía de reiatsu, y uno podría pensar: "Está bien gastar menos,pero con este entrenamiento no se aumenta el poder del ataque". Y claramente estaría en lo cierto. Pero al conseguir la reducción del consumo del reiatsu, tienes el mismo poder con menos esfuerzo,fruto del entrenamiento lógicamente; y si combinamos este hecho con la capacidad de usar y controlar bastante más reiatsu del necesario, deducimos que tras terminar el entrenamiento, consigues un ataque más poderoso con el mismo gasto energético. Por ello el entrenamiento consistiría en dos fases, que sin duda le llevarían a incrementar el daño de sus ataques basados en reiatsu de una manera espectacular, objetivo más acorde con la filosofía de Hueco Mundo. Al fin y al cabo, Reiko seguía siendo un arrancar como otro cualquiera; simplemente pensaba de vez en cuando.

Los años se sucedieron lentamente a través de la historia. Todo seguía en su lugar. Nuevos hollows llegaban a Hueco Mundo como si cayesen de un cuentagotas y otros muchos se iban como recogidos por una pala. Los días se sucedían inexorablemente bajo la monótona luna de Hueco Mundo. Se oían rumores de posibles nuevos arrancar, de nuevos hollow que rondaban; rumores que se esfumaban y otros que se materializaban, tal cual como siempre había sido. Nada había cambiado en aproximadamente ochenta años; Reiko ya había perdido la cuenta,pero tampoco eso le quitaba el sueño. Como cada día desde hace unos ochenta años, Reiko estaba en el interior de aquella semiesférica sala que poco a poco se había convertido en una especie de segunda casa o aposentos. Durante años se había dedicado simplemente a sentarse e intentar reducir su reiatsu lo máximo posible durante una hora aproximadamente, para luego lanzar un cero hacia el frente. Se limitaba a realizar esta secuencia unas seis veces al día, salvo interrupciones debidas a órdenes de su superior.

Con su entrenamiento monopolizaba aquella sala, aunque por otra parte nadie la reclamaba. Meditaba y se relajaba para conseguir su objetivo. Podía sentir el silencio de la sala, su corazón hablaba en sus oídos tan claramente como cualquiera que se dirigiese a él; sentía la homogeneidad de su energía alrededor de su cuerpo, rodeándolo como un manto sedoso. De repente algo cambió en su percepción. El manto figurado se había desvanecido, su nivel había descendido un paso más; era la décima vez que pasaba. Había conseguido un nivel más en la reducción de reiatsu del estado base, es decir, un paso más en la tan ansiada economía de reiatsu.

Abrió los ojos repentinamente como sobresaltado; casi había olvidado que estaba sentado de piernas cruzadas en aquella inmensa sala. A pesar de ser consciente del trabajo realizado, no daba crédito a lo que sentía. Ya casi daba por imposible una nueva reducción de su energía base. Veréis, al principio era relativamente fácil conseguirlo; en los primeros quince años consiguió tres reducciones, y otras tres durante los veinte años que los sucedieron. Pero poco a poco esta tasa fue decreciendo y ya hacía veinticinco años que no experimentaba ningún cambio, y aquello sin duda, le hacía sentirse como nuevo.

Todo esto de las reducciones de reiatsu base puede resultar confuso e incomprensible por eso me adentraré en el núcleo de la teoría de Reiko y dejaré que él os lo explique:

"Partimos de la base de que todo ser con cierto poder emite reiatsu por el mero hecho de existir, y que a medida que va muriendo o siendo debilitado, el reiatsu desciende hasta desaparecer. Lo que pretendo mediante la meditación y este entrenamiento en general, es reducir la emisión o consumo de reiatsu por el mero hecho de existir; el llamado "reiatsu del estado base"; sin que suponga esto un limitador para mis poderes. De este modo pretendo reducir el esfuerzo, plasmado en gasto de reiatsu, para realizar un ataque tipo cero o bala de una potencia determinada. Siempre hablamos de aumento de poder, y su consecuente aumento de daño; pero con este entrenamiento quiero reducir el esfuerzo que conlleva.

A efectos prácticos es un aumento de poder, ya que usando el mismo reiatsu que antes del entrenamiento, podré crear ataques más potentes. Resumiendo para que mis neuronas me entiendan; es lo mismo aumentar el daño por reiatsu gastado, que reducir el reiatsu consumido para hacer cierto daño, con la ventaja de que esta segunda vía te permite el uso más frecuente de ataques de nivel medio, ya que dichos ataques consumirán entonces mucho menos reiatsu de lo que consumían antes"

Y allí estaba, incrédulo, en medio de la colosal estancia que le había observado durante todos estos años. Apoyando las manos en el suelo, descruzó las piernas levemente entumecidas y se levantó mientras estiraba todo su cuerpo. Siguiendo su rutina, alzó el brazo derecho dirigiéndolo hacia el frente con la palma de la mano apuntando hacia la pared. Del mismo modo que lo había hecho durante todos estos años, Reiko calculó la potencia del ataque sin reparar en la energía gastada,eso lo analizaría a posteriori.

-Cero...

El haz de energía carmesí salió disparado con la misma potencia y sonido que acostumbraba, impactando contra la pared de la sala, la cual lo absorbió como de costumbre sin sufrir daño alguno. Reiko se sentía genial; apenas le había costado lanzar el cero que hace ochenta años solo podría haber lanzado unas siete veces antes de tener que descansar. El entrenamiento, por raro y peculiar que fuese, había dado sus frutos, había conseguido el nivel deseado, pero la curiosidad aún le picaba. Alzó la palma derecha hacia el techo y se dispuso a usar la misma energía que antaño.

Esta vez no pronunció nada, bastó con fruncir el ceño como señal de salida. Un enorme cero, diez veces mas potente de como lo recordaba impactó sobre el punto álgido de la cúpula, siendo disipado entre temblores por toda ésta. Aún temblaba el suelo cuando Reiko entendió el alcance de su trabajo durante estos años. Sin ser su intención principal, su reservas de reiatsu ,por decirlo de alguna manera, se habían incrementado levemente. Sentía que podría lanzar siete más como esos antes que tener que descansar; es decir, usando la misma energía que hace ochenta años,ahora era capaz de lanzar ataques diez veces más potentes y había aumentado el número de ellos que podía realizar de siete a ocho.

-Casi me doy miedo.-Dijo entre carcajadas reprimidas y satisfactoria incredulidad.

Ahora tenía lo que quería, mayor frecuencia de uso de ceros de nivel medio; y de rebote había conseguido aumentar su poder,¿qué mas se podía pedir?
Echó un último vistazo a aquella sala tan especial y despidiéndose de ella con un gesto de mano, la abandonó lentamente mientras pensaba en alguna damisela a la que seducir. El entrenamiento se lo había dificultado durante muchos años, pero ahora se sentía libre, como si flotase en el aire, por supuesto ,solo eran imaginaciones de nuestro peculiar personaje.