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Sombras en el amanecer (II)

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Mensaje por Yoel Lun Mayo 10, 2010 4:10 am

El viento caprichoso del desierto movía la arena de las dunas y creaba nubes blancas que contrastaban con el oscuro cielo sin nubes. Yoel avanzaba veloz entre las dunas con su sonido y sin apenas rozar el suelo con sus pies. El desierto estaba inusualmente silencioso, parecía que la visita del Vasto Lord no había pasado inadvertida y había hecho que todos los hollows menores se escondiesen en sus madrigueras y escondites.

No sabía si sus compañeros le habían seguido, pero sentirse libre y fuera del Amanecer era algo que le hacía olvidarse de todos los problemas y le volvía una persona totalmente diferente, sacaba aquel hollow instintivo que se había perdido tras entrar en la sección siete.

Unos gruñidos se escucharon no muy lejos, el joven de cabellos plateados aceleró su paso. El reiatsu del Vasto Lorde se sentía más claramente y debías estar alerta por lo que pudiese pasar.

Llegó a una parte del desierto llena de pequeños arbustos, el reiatsu había desaparecido de repente y no comprendía qué había sucedido. Paró en seco y miró a su alrededor, todo era demasiado tranquilo. La tierra bajo sus pies se movió, y de entre las entrañas de la ésta, tres figuras enormes salieron acompañadas de dos más pequeñas. Ante él, había tres menos gillian y dos Vasto Lorde ; y de entre semejante despliegue de fuerza, halló a su presa. Parecía que comenzaba a ser una costumbre sentirse cazador cazado.


Última edición por Yoel el Lun Jul 05, 2010 12:17 am, editado 2 veces
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Mensaje por Aaron Smith Mar Mayo 11, 2010 8:06 am

La comitiva del desierto era de todo menos una comitiva desde que el "líder del grupo" decidió avanzar a velocidad de sonido para acelerar el tema. Nuestro científico vaciló un instante antes de lanzarse a la carrera por el desierto pero un "Estropeará las muestras" detonó su partida tras el arrancar de la 7º Sección.

Mientras disfrutaba a su manera de lo que casi era un vuelo sobre las arenas, pudo sentir cierta empatía con el individuo que se encontraba en algún lugar delante de él. Tanto trabajo de laboratorio le había hecho olvidar la caricia del viento a cada salto, la sensación de superioridad al "sobrevolar" numerosos seres inferiores que se escondían cuando sentían su presencia; no imaginamos que un siempre aprecia lo que poco tiene.

En uno de los sonidos, decidió que sería una buena idea elevarse para poder tener una vista de águila de la zona, por lo que en vez de realizar su siguiente sonido hacia delante con un pie como llevaba haciendo un rato, juntó sus pies a la misma altura y se propulsó hacia el cielo avanzando también unos metros durante el enorme salto.

Mientras disfrutaba de una vista privilegiada, pudo localizar una mancha negra ,"Sombras...", intuyó. En vez de dejarse caer, mantuvo la altura desplazándose en horizontal lo suficiente para poder caer parabólicamente a la derecha de su compañero de viaje, levantando una increíblemente discreta nube de arena.

-Ah... yo también necesitaba ese soplo de libertad-Dijo mirando a Yoel mostrando una sonrisa cómplice. Desde luego este no es el Aaron al que estamos acostumbrados, por lo que recuerden, nunca se debe encasillar a alguien, puede costarte la vida en ciertas situaciones.

Ahora Aaron contemplaba a los seres que tenían enfrente:

-Basura, basura, interesante, basura, objetivo inicial- ese fue el rápido análisis de izquierda a derecha que el cerebro de Aaron realizó.Bien, me imagino que querrás para ti al insurgente o como quieras llamarlo, pero lo preferiría mas o menos vivo hasta que tenga una muestra si no es mucha molestia.-Esta vez habló sin mirar a su compañero, continuaba con la vista al frente paseando la vista por cada uno de sus oponentes mientras los analizaba mentalmente.

-Bueno, aunque agradecería desentumecer mis músculos, esperaré al resto como muestra de cortesía, al fin y al cabo no nos jugamos nada.-Tras esto se limitó a sacar un caramelo de café con leche(al que era un tanto adicto por cierto) y a esperar al resto de sus compañeros.
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Mensaje por Klauss Mar Mayo 11, 2010 10:04 am

Muy atrás quedaba ahora el edificio de El Amanecer, un monumental terreno de siembra para conspiraciones, politiqueos y traiciones. Un lugar al que nadie osaba aproximarse sin invitación, y al que muchos temían adentrarse en el improbable caso de obtenerla. A pesar de no encontrarse en su interior, Klauss estaba lo necesariamente cerca de allí como para haber notado un significativo cambio en el ambiente. Incluso los hollows, cuyo instinto de supervivencia no cuestionaba, no se habían demorado en alejarse a todo correr o a esconderse bajo las dunas, sabedores de que algo peligroso se avecinaba. Más curioso que alarmado, había comenzado un paseo despreocupado hacia la fuente del posible alboroto. No le habría importado llegar realmente allí o no, de no ser porque a medida que se acercaba, algo le hizo cambiar drásticamente de opinión. Sólo habían sido unos segundos, algo tan fugaz y lejano que podría haberse tratado de una ilusión. Pero él sabía que no era así.
Todavía cuestionándose sus propios motivos, trazaba perfectos arcos en el oscuro cielo a cada uno de sus saltos, en esta ocasión apresurándose para no perder el fino rastro que dejaba el reiatsu de Yoel. "Aquel lobo engreído" pensó con desdén por enésima vez, una parte de él convenciéndose de que lo seguía solamente para asegurarse de que...

-De que nadie te parta la cara antes que yo, perro infeliz- dijo en voz alta con decisión, aunque la fuerza del viento amortiguó el sonido de sus palabras, convirtiéndolas apenas en una queda murmuración.

Sus ojos no captaban ninguna silueta en el horizonte, pero podía sentir que otros también se dirigían a su destino. Otros Arrancar, supo, y no precisamente novatos. Qué se merecía la atención de su superior y esos, no sabía, pero hasta un niño podía intuír que no sería nada bueno.

"¿Qué has hecho ahora? ¿Quién ha sufido esta vez tu soberbia? No me extrañaría que hiciesen cola para darte una paliza."

Pronto distinguió formas desconocidas a esa distancia, pero no podía tratarse sino de lo que había estado persiguiendo. Aminoró su marcha ahora que estaban cerca, desconcertado en su fuero interno al ver quiénes se encontraban en el frente opuesto de los Arrancar. Cinco criaturas, observándoles con un brillo hambriento en la mirada. Seres que bien podrían ser los protagonistas de las pesadillas de cualquier ser humano.
Todavía no había comenzado la pelea -pues dudaba que hubiesen quedado todos a jugar una partida de cartas- y, viendo la calma con la que se lo tomaba el joven que estaba junto a Yoel, parecía que estaban esperando algo.

Sin saber muy bien qué posición ocupar, se detuvo a unos tres metros de las dos figuras humanoides vestidas de blanco, y se aseguró con un roce breve de los dedos de su mano derecha que Miseria estuviera pronta para el combate. No iba a quedarse mirando sin intervenir.
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Mensaje por Tatsuya Kenzo Lun Mayo 17, 2010 10:55 am

Comencemos con el periódico de hoy. Nos encontramos, como ya sabrán, en las siempre monótonas arenas del Desierto de Hueco Mundo, allí donde si aparece un Arbol mejor mirarlo de lejos que se puede convertir en algo poco recomendable. La caminata hacia el Elefante, rinoceronte o ballena que se haya inventado Kenzo proseguía su curso, casi al compás en que los reiatsus se iban juntando.

Sin embargo, recordó las palabras de aquél subordinado suyo hace ya largo tiempo. Tenía que comunicárselas a Karota con suma presteza o corría el riesgo de seguir manipulando el mensaje según el quisiese, o sea, mas de lo que ya estaba. Su velocidad disminuyó y el fracción con aires de tener mas alto su ego que sus neuronas pasó adelante. Esperaría al joven Karota un ratillo, pues parecía retrasarse mas de lo normal en él. Recordaba como el joven arrancar se ocultaba debajo de las mesillas creyendo que nadie lo vería, olvidándose de su talla 52 de calzado. Sin duda lo creía como un hijo...un momento, nos retractamos de eso último antes de que lo vea Kenzo y nos "reprima" con sus habilidades ocultas. Sabemos que dar una imagen paternal de él le impediría seguir conquistando arrancars adolescentes y promiscuas.

Se paró en seco, como aquella vez cuando se le cayó uno de los huevos. Vamos, esos que usa para dejar rastro de su paso por allí, con semejante olor. Y vió como la imagen de Karatoraba se acercaba. - Ey, ¡pimpollo!. Parada en Boxes. Tengo que decirte algo - ¿Acaso el mensaje era tan importante como para dejar alejarse a los compañeros con los que iban?, o ¿era una de esas maniobras de Kenzo que por lo retorcidas nunca alcanzamos a entender del todo?. La cuestión es que no lo sabemos ni lo sabremos, pues cuando se lo preguntamos nos responde de una manera tan peculiar que no transcribiremos por miedo a perder nuestro ya reducido campo de lectores.

- ¿Sabes que Reiko-san quiere repetir lo de aquella vez, no?, dice que no le devuelves sus llamadas desde entonces - Le decía casi en tono de reproche el Espada a su ex-subordinado. Sin embargo, la media sonrisa cada vez se tornaba mas tenebrosa. Tramaba algo, eso estaba claro, solo esperamos que no fuera su habitual escenita de quedarse en pelotas.

La cuestión centrar giró su importancia hacia allá en la lejanía, donde multitud de reiatsus se levantaban repentinamente de las arenas. Pudo sentir nuestro protagonista como los reiatsus de sus acompañantes tambien se elevaban, presagiando el inicio de una batalla. Aquello parecía bastante sorpresivo - Okay, basta de cháchara. Ya hemos completado con satisfacción el primer paso: "Mantener nuestra presencia invisible al enemigo". Mueve el culo platillo volador - Así es, tal cual leen. Probablemente mucho de ustedes no conozcan esta faceta de Kenzo, mas convengamos en que un ser con semejante estilo no llegaría a Espada si no fuera por un mínimo de facultades relevantes.

- Hay algo que esta atrayendo a esos penes gigantes como para ser capaces de atacarnos en conjunto y al mismo tiempo - Establecía casi al mismo tiempo en que corría a gran velocidad. Sin duda se trataba de una nueva imagen, y esperamos que con esto no se caigan de la silla en la que esten sentados, pues no queremos perder mas lectores, por favor.

Dirigirían el ataque a la vieja usanza, de costado y rápido, sin dar tiempo a reacción de los contrincantes. Su reiatsu debía permanecer bajo o de lo contrario todo sería frustrado. La acción llegaba, y él desaparecía en un Sonido...
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Mensaje por Karatoraba Jue Mayo 20, 2010 3:32 am

Al fin pareció reconocerlo Kenzo cuando, en un alarde de originalidad, se refirió a él como Karota, en tono entusiasmado. Al contrario que con Lynorie, otra arrancar con la fea costumbre de apodar a todo el que se cruza en su camino, la voz de Kenzo era algo más... audible, por lo que no sólo no se molestó, sino que sonrió de lado, divirtiéndose con aquel comentario burlón de su antiguo jefe.

Poco tardó en ponerse en movimiento, desapareciendo bajo un Sonido, no sin antes soltar otro de sus extravagantes comentarios. Pronto le siguieron el albino arrancar, el testigo de todo aquello, y Aaron, con quien ya había trabajado. La velocidad de aquellas fracciones era muy superior a la de Karatoraba y él no lo ignoraba, por lo que no se demoró ni un instante en imitar a sus improvisados compañeros.

Fuera de aquellos majestuosos muros, la noche caía por doquier y la falsa sensación de seguridad se desvanecía a cada Sonido que lo alejaba del regazo de Marcus. Débiles bestias, aunque numerosas, sentían curiosidad por aquellos reiatsus. Algunas se agazapaban y observaban, pero muchas otras huían despavoridas por miedo a sufrir el envite de cualquier arrancar que los sobrevolaban. Karatoraba palpó con cuidado sus armas, presto a usarlas si se viera necesario. Aquel desierto podría volverse como el mismo infierno para cualquiera que no viajara con cautela.

Aunque se esforzaba en mantener el ritmo, las figuras de Aaron y Yoel se empequeñecían más y más en el horizonte, aunque a los finos oídos de Karatoraba seguía llegando el sonido del viento que éstos cortaban. Al que no podía sentir era a Kenzo, que pareció volatilizarse en el camino.

Hasta que no consiguió oír los gruñidos de los hollows que se apostaban junto al Vasto Lorde en la lejanía, no pudo dar de nuevo con el reiatsu de el Cuarto Espada. Había detenido su marcha y el resto de arrancars lo había adelantado, encontrándose ahora frente a sus adversarios. Kenzo hizo parar a Karatoraba con un comentario que amplió la sonrisa del cegado arrancar, aunque sin mediar palabra aun. El Espada parecía maquinar algo, por lo que se paró junto a él, algo cansado, y se dispuso a escuchar.

He estado algo ocupado... — respondió así al enésimo comentario cómico de Kenzo. Sin embargo al instante pareció ponerse mucho más serio: — Entiendo. contestó escuetamente, pues no requería de más palabrería..

Conocía tanto a Kenzo que pudo leer entre líneas su plan. Habían logrado permanecer ocultos, deteniendo su marcha, por lo que el Vasto Lorde no sabría de su presencia, y mucho menos los hollows menores que le acompañaban. Karatoraba descendió su nivel de reiatsu dejándolo bajo mínimos, justo como hacía momentos antes de descender al Mundo Humano en una de sus clandestinas cacerías.

Ambos arrancars corrieron en paralelo cierta distancia. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Kenzo realizó un Sonido cruzando sobre la cabeza de Karatoraba, dispuesto a atacar desde el flanco a la compañía del Vasto Lorde. Nuestro protagonista aceleró el paso, pues el ataque debería ser al unísono. Entre el sotobosque pudo diferenciar cinco figuras enfrentadas a Aaron, Yoel y otro arrancar más que parecía haberse sumado a la caza. Sin embargo Karatoraba no debía preocuparse de eso ahora, centrándose en uno de los menos que flanqueaban al resto. Estaba seguro que esa era la intención de Kenzo.

Desenvainó ambas partes de su zanpakuto y desapareció en un sonido, apareciendo a la izquierda de aquel enorme menos. En un acrobático y excéntrico movimiento, Karatoraba giró sobre sí, intentando golpear la máscara de aquel hollow al mismo tiempo con sendas partes de su arma. Tras el golpe volvería a desaparecer en un Sonido, colocándose a las espaldas de aquellos Vastos Lorde y reuniéndose con el artífice del plan. Con un poco de suerte habrían logrado eliminar dos de los cinco enemigos, aligerando un poco la tarea que los había reunido a todos allí.
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Mensaje por Yoel Mar Jun 22, 2010 3:01 am

Cuando ya se sentía acorralado, notó que un reiatsu de un poder semejante al suyo se acercaba a toda velocidad y no precisamente solo, porque al poco tiempo de llegar apareció uno bastante conocido y poco esperado. Yoel sabía que Aaron Smith le estaba hablando, pero toda su atención estaba concentrada en los hollows y en Klauss, que observaba la escena atentamente.

-No esperaba tú…

Sus palabras se vieron interrumpidas por la llegada de dos de los arrancars con los que había conversado en El Amanecer, que en vez de esperar a pensar, habían decidido atacar sin avisar. Yoel por medio de su sonido, intentó llegar hasta Karatoraba que era el que estaba más cerca, pero cuando llegó hasta él, ya se había lanzado sobre un menos y éste soltaba un penetrante alarido mientras desaparecía junto a su máscara. La tierra comenzó a removerse y sus pies comenzaron a hundirse en la arena que se agrietaba y separaba. El suelo comenzaba a ceder bajo su peso, y algo le decía que todo eso lo había provocado el grito del menos. Caía hacia el vacío y la última imagen que pudo llegar a vislumbrar fue como los dos Vasto Lorde arremetían contra el única Espada. Todo fue impresionantemente rápido, pero por lo que sus ojos llegaron a captar, una de las dos criaturas le golpeó con una garra por la espalda y la otra le asestó un fuerte golpe en la cabeza con lo que parecía un rudimentario mazo que se quebró por la dureza del cuerpo de Kenzo. El Espada cayó a toda velocidad por el agujero y se llevó por delante a Karotoraba, que se cruzó en su trayectoria en la caída.

Pronto llegó al suelo y sus pies toparon con éste suavemente. Miró a su alrededor con desprecio, el lugar en el que habían caído estaba infestado de estúpidos menos, debía de haber por lo menos cincuenta, todo un rebaño. Un rebaño…

-Mirad qué hay aquí... Tres arrancar solitos que se han perdido- dijo una voz.

La Fracción se giró. Arriba, encima de una enorme roca, había cinco Adjuchas de ojos sanguinolentos y dispuestos a luchar. Yoel desenfundó la katana y mostró una sonrisa lobuna para que pudiesen ver la amenaza en sus afilados caninos. Los hollows no aceptaron muy bien la provocación, por lo que pronto los cinco saltaron a atacarle. Yoel avanzaba veloz por el aire, esquivando los ataques de los Azjucha con su espada mientras el rebaño de menos se acercaba peligrosamente a la zona de combate.

Estaba esquivando una patada que iba directamente a su cráneo, cuando un cero le dio directamente en la espalda contorsionando su cuerpo hacia delante y facilitando la lluvia de ataques de sus cinco contrincantes, que le enviaron contra una roca. El joven de cabello plateado, consiguió para la caída de forma poco elegante, frenado el golpe con las manos y los pies estirados hacia atrás . Se incorporó quitándose el polvo de los ropajes y miró hacia delante para encarar a los Adjuchas, que le esperaban rodeados por los menos a escasos metros.

Off: Buenas, lamento el retardo, pero es q entre que tenía un montón de trabajo y que esta última semana me comía la pereza, no he podido escribir.
Y bueno, quería aclarar una cosa… Los Adjuchas son capaces de luchar con un capitán, por lo tanto, un Vasto Lorde es bastante poderoso y difícil de matar, así que no se les puede derrotar con facilidad, así que espero que seáis consecuentes =P
Bueno, responder cuando podáis, lamento la tardanza.

Un saludo
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Mensaje por Aaron Smith Dom Jun 27, 2010 1:26 am

[OFF:Lamento mucho la tardanza, no encontraba mi musa(al final estaba en la mesita de noche XD. No se realmente si los vasto lorde aun están arriba o si se bajan al agujero persiguiendo a Kenzo así que supondré que estoy arriba con Klauss(por el momento) con cuatro enemigos, uno de ellos el que estábamos buscando. Si no es así mándame un mp y rectifico fácilmente.]

Frente a cinco hollow de nivel respetable se encontraba aguardando la llegada del resto del grupo, esperando quizás, una planificación unas palabras simpáticas del 4º Espada, o simplemente una mirada. Pero tan pronto como Karatoraba y Kenzo les alcanzaron, estaban ya atacando al enemigo.El fugaz ataque de los dos arrancar continuaba y un enemigo cayó entre gritos desencadenando una trampa efectiva a la vez que poco original. El suelo se agrietaba y los tres arrancar que habían tomado la iniciativa cayeron hacia una oscuridad impregnada de luces rojas.

"El Bosque Menos" Se decía casi seguro de sus palabras.

Chasqueó la lengua al ver el resultado final de la incursión furtiva de aquellos dos arrancar."Espero que solo haya sido un golpe de mala suerte". Era hora de moverse, y no porque hubiese que atacar necesariamente, sino porque no podía afirmar con certeza que el suelo bajo sus pies no se fuese a desmoronar como el que hace unos instantes tuvo antes sus ojos. Por ello se elevó unos diez centímetros, lo suficiente para considerarse volando pero no tanto como para perjudicar la línea de visión hacia su objetivo.

Ahora los vasto lorde estaban relativamente cerca de él, ya que se habían acercado algo al atacar a Kenzo, pero no sería sensato atacar a ambos a la vez, y menos sin "liberarse de sus cadenas". Lo cierto es que Aaron tenía en alta estima el proceso de sellado de poder ya que le permitía una gran movilidad en laboratorio, pero a veces le sacaba de quicio tener que par un paso para hacer las cosas más fáciles.

Se desplazó hacia atrás hacia el compañero que se había quedado esperando como Aaron, y se dirigió hacia él con una breves directrices o sugerencias.

-Tenemos 4 enemigos: dos objetivos y dos que son cuasi despreciables aunque pueden causar problemas. Hagamos un reparto equitativo, pero sobre todo, ni se te ocurra estropear los especímenes. Necesito una muestra de esos vasto lorde antes de que mueran.-Tono serio y mirada severa, el trabajo era el trabajo, típico del fracción.

Tras estas palabras hacia el arrancar, al que había considerado por el momento como un igual, se lanzó hacia la presa número uno "alias adjuchas no identificado e inservible". Era simple como un folio lo es, un ataque frontal para propinar un metálico puñetazo con la derecha en el pecho(o lo que se equiparase a ello) del adjuchas, pretendiendo romper algún que otro hueso o cortarle la respiración. Mientras se acercaba a su enemigo, ninguna parte de su cuerpo desvelaba sus intenciones, dejando abiertas todas las posibilidades.

En su mente volaban las diferentes probabilidades y posibilidades en la acción, y como es obvio, si algún enemigo interfería en su camino,lanzaría el puñetazo contra él sin contemplaciones.


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Mensaje por Klauss Mar Jun 29, 2010 9:27 am

Estupefacto por la impulsividad de los dos Arrancar y la rapidez con la que se sucedieron los acontecimientos -la muerte de un Menos, la tierra abriéndose a los pies de Yoel, la caída de éste y el osado dúo hacia la oscuridad del bosque-, Klauss se quedó mirando al compañero que al igual que él había logrado salvarse del derrumbamiento, y a las criaturas que permanecían en la superficie, prontas para presentar batalla. Un movimiento rápido de su mano liberó a Miseria de la vaina.

"Malditos inconscientes"

Escuchó vagamente las imperativas palabras que le dedicó el otro hombre, guardándose para sí la sugerencia que gustaría haberle ofrecido acerca de dónde podría guardarse más tarde las muestras que obtuviera, en caso de que lograse salir inmune del enfrentamiento. Un científico, no cabía duda, un desconocido y quizá un chiflado, cuya integridad poco le importaba. Pero aunque así fuera estaba ligado al compromiso que tenía con los de su raza, y no podía dejarle allí arriba a merced del cuarteto de criaturas que facilmente se entregaban al placer de la violencia.
El viento silbó junto a su oído, apreciando por el rabillo del ojo la crispada garra que había tratado de alcanzarlo, y ahora no asía más que aire. La criatura abrió sus fauces a escasa distancia de él, y el olor a podredumbre y muerte que distinguía su esencia se hizo más fuerte. El hombre de cabellos negros y mirada impasible le propinó una patada para alejarlo de sí, y acto seguido sorteó el embite de la segunda criatura, que había querido aprovecharse de la distracción que ejercía su aliado sobre el Arrancar y atacarle por la espalda. El acoso de los monstruos se tornaba más rudo y desesperado a cada movimiento que el cuervo eludía y rechazaba, pero en rara ocasión devolvía el ataque, y el filo cortante de su zanpakutoh permanecía tan ausente de sangre como al principio de la pelea. La razón era evidente, pues cuando no seguía los pasos del enemigo, Klauss miraba con aprensión hacia la oscuridad que se había tragado a los uniformados agentes de El Amanecer.

"¿Por qué no vuelves? ¿Qué te retiene ahí, estúpido lobo? ¡No permitas que te maten! Sólo yo puedo hacerlo ¿Lo comprendes? ¡Esa es mi retribución!"

Tomando la oportunidad que originó la falta de concentración del Arrancar, uno de los dos oponentes con los que se debatía -fue incapaz de ver cuál de ellos-, descargó un doloroso golpe en el costado izquierdo de Klauss, derribándolo y haciéndolo rodar por la arena varios metros, alzando una polvareda blanca a su paso. Sin darle tregua, el más veloz se lanzó en pos de él, siendo que la cortina de arena que cegaba su visión no reprimió en absoluto sus ansias asesinas. El miembro de la Séptima Sección se vio obligado a revolcarse en el suelo para que la lluvia de golpes no lo alcanzara de forma letal, actuando movido por el instinto de supervivencia más que por la dignidad de un guerrero. Con la sangre palpitando furiosamente en sus sienes, creó un cero que descargó contra su atacante, que si bien no fue tocado gravemente, tuvo que alejarse de la que ya había tomado por presa ganada.

"¡Deja de distraerte, maldita sea, o serás tú el que acabe muerto!"

Se puso en pie aceleradamente, deslizándose hasta el lugar en el que había ido a parar su espada, sabiéndose seguido por el obstinado rival que había recibido el impacto. Resultando más rápido que él gracias a su sonido, alcanzó a Miseria y, tirando de ella por la empuñadura, la extirpó de la arena en la que había quedado clavada por la fuerza de la caída. Recibió a su hostil perseguidor con un corte transversal de la zanpakutoh, profundo y cargado de una rabia que siempre mantenía oculta para los demás.

-El otro- se recordó, quedando sus palabras ahogadas por el grito de dolor que exhaló la criatura herida. Se alejó de ella sin ejecutarla, captando al que era su segundo objetivo muy cerca del otro Arrancar, importándole bien poco al monstruoso depredador el reparto que hubieran efectuado los dos hombres sobre él y sus secuaces enmascarados.
Klauss sostuvo con la mano izquierda su arma, alzando la diestra en posición de canalizar su energía para lanzarla en forma de cero, y apuntó a las espaldas de aquel desarrollado hollow. A pesar de encontrarse en movimiento cuando fue alcanzado, la agresión deformó la carne de su hombro derecho, dejando un hueco humeante en la piel azabache.
Los gritos llenaban la noche del desierto, y era difícil conocer si alguno de esos lamentos no brotaba de labios Arrancar.

"Yoel..."

Abruptamente, los ojos de Klauss brillaron como si un fuego más resplandeciente le moviera. Haciendo gala de una rapidez sobrehumana, se precipitó contra el malherido e hincó la cortante punta de Miseria en su nuca, traspasando hueso y carne ferozmente, naciendo las grietas alrededor del acero que se incrustó en la máscara. Comenzó a resquebrajarse con el sonido de la porcelana hecha añicos.

-No podemos permanecer más tiempo entreteniéndonos aquí arriba- anunció en voz alta pero calmada, esperando que el otro Arrancar pudiera prestarle oídos a pesar de la batalla individual que pudiera estar librando en ese momento-. Quién sabe a qué se están enfrentando ellos.

Y antes de que pudiera buscar con la mirada al hombre, al científico, regresó el otro oponente, el más poderoso de ellos, ya resarcido de su herida y sonriéndole, grotesco, retándole a continuar con el duelo.

"Mierda"

---
[Off Rol]:
Bueh, lamento la tardanza y si el post es una chufa. No entendí bien si junto a los VL se quedaban dos Menos o dos Adjuchas o me he hecho un lío.
Yoel, petarda de mis hamores, ¿harás de Narrador? enga, que molas cacho.
Klauss
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Arrancar Dexter
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Mensaje por Yoel Lun Jul 05, 2010 12:16 am

El movimiento de los dos arrancars es veloz y levanta la arena difuminando la escena e impidiendo ver con claridad a los demás lo que sucede. Karatoraba se ha lanzado sin miramientos hacia el primer contrincante: un enorme gillian de mirada vacía y escasa inteligencia que no ha llegado ni a vislumbrar el ataque de su oponente y antes de desaparecer, grita presa del pánico y el dolor sin comprender lo que sucede. La tierra se desquebraja y el suelo se hunde, la séptima Fracción que perseguía al arrancar de la novena, cae junto a Karatoraba y el Espada, que ha sido sorprendido y lanzado al agujero por los dos Vasto Lorde a los que había menospreciado en poder.

Lo que ocurre abajo:

El lugar es obscuro, pero la luz entra sorprendentemente por pequeños huecos que vistos desde la superficie pasan inadvertidos e iluminan algunas partes del espeso bosque que rodea el claro en el que han caído los tres arrancars. En unas enormes rocas cercanas a el linde del claro, esperan cinco Adjuchas que observaban como su rebaño de gillian rodeaban al Espada y Karatoraba, que habían llamado mucho la atención debido a su estruendosa caída.

Cerca delos peculiares “ganaderos”, cae Yoel, que tras intercambiar miradas que distaban mucho de ser amistosas, comienza un combate con los cinco adjuchas que consiguen acorralarle junto a una enorme parte de su rebaño.

Lo que ocurre arriba:

Tras la caída de los arrancars, los dos Vasto Lorde se mantienen aparte de la lucha expectantes ante la lucha de los dos intintivos Gillian que quedan, que al verse amenazados por la fracción y el primer arrancar, se lanzan dejándose llevar por sus instintos.

El primer Gillian, cae ante el fuerte puñetazo de Aaron, que decidido, se acerca a los dos Vasto Lorde que le observan con interés escondidos bajos sus capuchas. El otro menos, junto al Vasto Lorde, acosan a Klauss hasta que uno de los dos le lanza por los aires y acaba separado de su espada. El Vasto Lorde no duda en aprovechar esa ocasión y arremete repetidas veces contra Klauss, que sólo consigue esquivarlo hasta que por fin, después de arrastrarse por el suelo, alcanza su espada y se lo quita de encima. Cuando el arrancar de ojos dorados se gira, ve que el Gillian que antes le atacaba se dirige resuelto hacia Aaron, así que ignora a su adversario y lanza un cero a la estúpida criatura destrozándole el hombro que queda inservible.El primer arrancar, se sitúa al lado del menos y le asesta un golpe que le rompe la máscara y le deja medio muerto.Viendo lo sucedido, el menos más poderoso, se acerca al Gillian malherido y más por distracción que para infligir algún daño al joven de cabello azabache, lanza un cero y remata de un sólo golpe en la máscara a la ya inútil bestia.

El otro Vasto Lorde parece molesto por ser interrumpido, pero cuando el otro le mira directamente, baja la mirada, se acerca a su compañero y observa cómo le indica que los dos deben bajar. De esta forma y sin vacilar, los dos se precipitan al vacío, cayendo entre los menos para desaparecer entre las enormes figuras y así dirigirse al bosque y observar mejor desde la distancia.


OFF:Después de editar dos veces mi primer post, creo que al final me he aclarado y he podido hacer que todo coincida (menos lo de los menos adjuchas de arriba). Bueno, sé que dije que lo haría el sábado, pero llegué tarde a casa y siempre que escribo por la noche acaabo escribiendo cosas horribles y me da pereza revisar xDD

En fin, creo que ha quedado todo claro y espero que así os aclaréis a la hora de rolear.

Un saludo y espero que os guste y no me peguéis :3


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Mensaje por Tatsuya Kenzo Miér Jul 07, 2010 5:02 pm

Y allí se hallaba nuestro protagonista, perdiendo su partida contra la gravedad, cayendo y cayendo como quien cree volar incluso en el mas profundo de los abismos. Si bueno, él creía hasta no hace mucho que era capaz de despegar del suelo y moverse a través del aire cual peces con alas, pero convengamos en que llegar al segundo piso en el cuarto de Okami por la rudimentaria ventanita del exterior, teniendo en cuenta que los techos eran bastante altos, no era una buena prueba a sus teorías infantiloides. La cuestión era que el golpe vibró sobre sus nalgas lo suficiente como para darse cuenta que había llegado a suelo firme.

¿Qué era lo que había pasado?, se preguntaran los lectores audaces. Pues, lo típico, chico que va decidido a cortar cabezas y se encuentra con que de repente se abre un hueco enorme en sus pies. Chico no lleva la capa de SuperEspada en ese momento. Chico cae. Chico conoce a chica luego de la caida y viven fel...ejem!, creo que estamos adelantando capítulos.

Una fugaz visión del lugar le hizo comprender que aquello estaba mas oscuro de lo normal. Convengamos es que tampoco hay mucha diferencia en vivir eternamente de noche y caer en la sombra durante un rato, pero vamos, alguien que esta acostumbrado lo notaría tranquilamente. Kenzo, entre otras cosas, había notado eso. Por otras cosas englobamos al hecho de que ahora estuviera rodeado por nuevas presencias furiosas y gigantescas, la compañía de Karota cerca suyo y Yoel mas lejos, y además un hueco ventoso en una de sus nalgas. Si pantalón, recién planchadito y casi nuevo, roto. Aquello iba a enloquecer a mas de una, pero daba el caso que no había ninguna arrancar en celo que pudiera babear ante su nalga semi-descubierta.

- Oye Karota, encárgate de aquellos penes gigantes, qué se me ha desabrochao un botón... - Esbozaba repentinamente el Espada, con una tonalidad entre preocupada y maquiavélica. Aquello escondía mas de lo que expresaba, y convengamos que en cualquier caso esto no era nunca beneficioso para su acompañante. La cuestión era que no tardaría ni dos segundos en desaparecer de un sutil sonido de la sombra del cegato.

La nueva aparición fue detrás de uno de los Adjucas que tenían acorralado al Fracción engreído, e intentar propinarle un suculento y siempre erótico puñetazo, impulsado por la gran velocidad de su rapidez, en la nuca. Así queda claro que nuestro protagonista, mal que nos sorprenda, tenía bastante conciencia de la situación en la que se hallaban y de la necesidad de actuar rápido. Sin embargo, analizar en exceso el momento no podría ser mas que un absurdo de esos de acariciar al pez y meter al gato en la pecera.

- Ayuda al sombrero pajudo y luego suban a la superficie. Este espacio es mío... - ¡Vaya seriedad para un personaje de pervertidos pensamientos!. Y es que la sorpresa era algo a lo que nuestro querido protagonista nos tenía bastante acostumbrados, en su mayoría a las absurdas. Sin embargo, sus palabras eran claras, no permitiría que nadie siguiese al Fracción y mucho menos que escapasen de pagar un pantalón nuevo....

Hacía rato que su sonrisa se había tornado despótica y salvaje....
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Mensaje por Karatoraba Lun Jul 12, 2010 1:38 pm

Desde su sincronizado ataque con Kenzo, todo había sucedido de manera rápida y atropelladamente, tanto que hasta el Espada se vio sorprendido. Los dos primeros enemigos habían caído bajo el metal de Karatoraba y Kenzo, pero esas muertes fueron, al parecer, el detonante de una especie de trampa. El suelo cedió bajo sus pies y varios arrancar cayeron al abismo de oscuridad.

Karatoraba intentó caer lo mejor posible, sin recibir ningún daño, aunque la tarea no fue fácil, pues junto a ellos había sido cantidades ingentes de la blanca arena del desierto de Hueco Mundo, como era lógico. Aterrizó, como supo tras incorporarse, junto a su antiguo Espada, Kenzo. Algo se movía en su alrededor, y el fino oído del cegado arrancar no tardó en identificarlo. Varios Menos, Gillian, bastantes en realidad, se movían rodeando a los arrancar que acababan de caer en su hogar, el Bosque Menos.

Para no perder la costumbre, Kenzo se limitó a soltar un par de improperios y comentarios jocosos, aunque entre líneas Karatoraba podía entender sus intenciones. Tras ello desapareció en uno de sus rapidísimos Sonido, dejando sólo al arrancar de la Novena Sección contra aquel rebaño de Gillian.

Pero... — fue lo único que alcanzó a decir antes de que el Espada de desgarrado pantalón se esfumara. — Mierda. — se lamentó, "observando" con sus oídos el enorme rebaño que se arremolinaba en torno a él.

Dos de aquellos gigantes hollows tomaron la iniciativa y, a penas unos segundos después de que Kenzo desapareciese de la escena, se echaron sobre Karatoraba con paso lento, pero poderoso. Éste dio un salto hacia atrás en una voltereta poco vistosa y sumamente rara, para caer sobre una superficie de espiritrones que había solidificado, con el objetivo de permanecer en el aire a una altura más cercana de las cabezas de aquellos enormes Menos. Alzó su mano derecha, que aun portaba su zanpakuto. El ápice de ésta brilló, en una plateada luz.

Cero. — pronunció.

Una enorme cantidad de energía se liberó, borrando del mapa, literalmente, a uno de los Gillian, y dañando la máscara del segundo lo suficiente como para acabar también con él. La descarga del reiatsu plateado dañó a un par de Gillian que habían secundado el ataque de sus hermanos, pero a penas les dañó. Karatoraba estaba pendiente de esos nuevos que se acercaban, cuando de repente escuchó dos formaciones energéticas, dos cúmulos de reiatsu a punto de ser disparado, uno por cada uno de sus flancos, aunque con un ligero retraso entre el derecho con respecto al izquierdo. Tuvo que abortar su ataque y desaparecer en un Sonido.

Como cabía esperar, y así lo había escuchado y predicho correctamente el arrancar de la Novena, ambos Ceros de aquellos Gillian impactaron entre sí, más o menos a la misma distancia donde Karatoraba se encontraba antes de su Sonido. Había aparecido algunos metros más atrás, peligrosamente cerca de otros Gillian que tenía a la espalda. La explosión fruto de aquella colisión de energía carmesí creó una pequeña onda expansiva, elevando arena a la atmósfera de nuevo. Karatoraba aprovechó la situación y voló hasta la cabeza de uno de los Gillian que tenía a la espalda. Desde allí, para llamar la atención del Menos contiguo, disparó tres certeras y rápidas Balas, aunque tan débiles que a penas dañaron al Gillian. Eso sí, consiguieron servirle a Karatoraba, pues el Menos gritó enfurecido y se giró hacia él. Otra nueva ráfaga de reiatsu se avecinaba. Karatoraba sonrió.

De un nuevo sonido volvió al centro de aquel macabro coro que le había rodeado, justo antes de que el Cero del Gillian le alcanzara. El menos sobre el que Karatoraba reposaba milésimas de segundo atrás no tuvo tanta suerte, pereciendo bajo el Cero de su compañero. El arrancar de la Novena elevó sus dos partes de la zanpakuto, en posición defensiva. Esperaba la ayuda, al menos eso escuhó decir a Kenzo gracias a su formidable oído, por lo que en esa pose expectante se quedó, cediendo la iniciativa de nuevo a los gigantescos Menos que le rodeaban.


__________________

OFF: Perdonen la tardanza: primero exámenes y luego fiestas post-exámenes. Ya vuelvo a estar por aquí... ^^
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Mensaje por Yoel Sáb Jul 17, 2010 3:23 am

Los hollows le tenían rodeado y comenzaba a preguntarse qué estaría pasando arriba. Uno de los adjucha decidió atacarle, pero una sombra se interpuso y golpeó a la criatura dejándola malherida en el suelo. A su lado, estaba Kenzo, que por primera vez desde que le había oído hablar, había dicho dos frases seguidas con sentido, lástima que el mensaje no fuese del agrado de Yoel, ya que no solía gustarle recibir órdenes de nadie, y menos de un arrancar que no era su Espada.

El arrancar, miró hacia atrás, donde Karatoraba hacia un sinfín de piruetas para matar y esquivar a los numerosos menos menores que le acosaban sin parar. En uno de sus vertiginosos saltos, observó que un menos estaba a punto de atacarle por la espalda, así que el joven de cabello plateado, estiró su brazó y lanzó un cero que desintegró a la criatura por completo. Hecho, pensó Yoel, mientras se giraba sonriente para encararse a los adjuchas que estaban algo temerosos de atacar tras la aparición del Espada.

Sharrp…- escuchó la Fracción en su cabeza-, o debería llamarte “Yoel” ahora que eres uno de ellos…

Dos Bultos de silueta humana cayeron entre los gillian, que ya estaban detrás de los adjuchas dispuestos a lanzar sus ceros para proteger a sus amos. El arrancar sintió un pinchazo, como si algo le estuviese presionando interiormente y tan pronto como vino esa sensación, ésta desapareció dejándole sin aliento. Algo aturdido, consiguió repeler el ataque de un gillian que le había lanzado un cero y pudo ver como aquellas dos sombras desaparecían entre los altos árboles.

Un azjucha de boca enorme y musculatura de acero, cogió desprevenido a Yoel, propinándole un buen puñetazo en la mandíbula que le hizo tambalearse hacia atrás. El arrancar se limpió la sangre de la comisura de su boca mirando con desprecio al hollow y le contraatacó con buen golpe en el estómago que le hizo retroceder y caer al suelo.

-Tienes razón, Kenzo-dijo la fracción dirigiéndose a su superior-. Es mejor que tú te encargues de estas criaturas.

Y sin añadir ni una sola palabra más, el arrancar esquivó un ataque del hollow al que acababa de golpear y con su sonido, desapareció entre el mar de menos, que apenas eran capaces de captar la presencia veloz de la fracción que se dirigía sin demora hacia el espeso bosque.

Off:Voy a esperar a que Aaron Y klauss escriban y después postearé "narrador".

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Mensaje por Aaron Smith Miér Ago 04, 2010 2:04 am

[OFF: Ante todo siento muchísimo el retraso, me quedé sin internet, el foro no me logeaba y también algo pereza Razz en fin de todo.]

Tortas, lucecitas en plan "red light district" cortesía del enemigo y muertes abultadas en unos pocos segundos.-Tss, qué desorden-Pensó mientras veía descender a los dos sujetos catalogados de interesantes, los vasto lorde, ante lo cual Aaron se limitó a mantener la mirada sobre ellos hasta que desaparecieron entre la oscuridad de aquel agujero.

Al caer no sabía exactamente donde estaba, simplemente veía hollows por doquier y sus compañeros luchando en las inmediaciones, así que decidió permanecer a la distancia media mayor de todos los hollow de su alrededor hasta que bajase "su compañero" para emprender alguna acción. No obstante se mantuvo en guardia aunque erguido, más bien atento que en una posición explícitamente defensiva.

No había gran opción de movimiento en aquel instante. Uno pensaría que realmente no tenían órdenes expresas de Marcus para estar en aquel lugar, y que por lo tanto y Aaron podría archarse del lugar sin cargar sobre sus hombros la responsabilidad de la muerte o heridas de los demás arrancar; de hecho eso es exactamente lo que el fracción pensaba.

Pero debido quizás a la divina povidencia o a una "sana" curiosidad por parte del fracción, se le antojaba bastante más entretenido, interesante y productivo aquel dichoso agujero plagado de indeseables que el cómodo sillón de su despacho.

Una vez todo estuvo claro (o más o menos claro) en la cabeza del fracción, éste se giró hacia el arrancar que ahora podría catalogarse como su compañero y tras comprobar que el arrancar de ojos ambarinos se encontraba en buen estado encaró de nuevo el agujero.

-Adelante, dejaremos las presentaciones para más tarde. Si sigues vivo claro...-Giró la cabeza lo suficiente como para mirar de reojo al arrancar tras o que se precipitó haci el vacío. Lo estaba retando, quizás probar a la gente fuese su hobby preferido después de todo.
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Mensaje por Klauss Jue Ago 05, 2010 10:26 am

Quedó sólo cuando el tipo del pelo castañó desapareció por el hoyo, el mismo hueco que se había tragado a sus otros compañeros y a los dos Vasto Lord. Miró con frialdad el desierto, que a pesar de lo sucedido, ahora aparentaba la tranquilidad de un mausoleo abandonado. Nadie iría a ayudarles. Estaban solos.
Con ese crudo pensamiento en mente, se dispuso a seguir los pasos de sus antecesores.
Al acercarse, la arena reveló una negra abertura, de la cual brotaban los bramidos amortiguados de la contienda que florecía en las entrañas de aquel abominable bosque. Klauss se dejó caer, sin precisar reflexionar acerca de las posibilidades que tendrían allí abajo los otros Arrancar y él; guiados por aquellos inmundos seres y enredados en la trampa que les habían tendido, era obvia su desventaja.

"Ni siquiera sé qué hago aquí... No debería haberle seguido."

El terreno sobre el que aterrizó era firme, con una perlina sábana de niebla que escondía sus pies hasta los tobillos. Contuvo el aliento al sentir una bocanada de viento frío y hediondo, similar al percibido en la putrescente tierra de una sepultura. En un exiguo lapso de tiempo, el que ocupó para tratar de localizar al científico que había seguido, los oídos se le llenaron del profundo e inhumano coro de voces de los hollows que parecían enardecerse por momentos.
Por encima de sus cabezas, el astro lunar asomaba por la entrada que habían empleado para llegar hasta allí, y bajo sus rayos trémulos y tenues podía distinguirse el pavoroso escenario que los rodeaba.

"Maldición"

No supo hacia dónde pero empezó a moverse, apartándose de la trayectoria de los golpes que pretendían alcanzarle, o haciendo uso de su poder para rechazarlos. Quería dar con Yoel, pero una vez que advirtieron su presencia, aquellas criaturas lo acosaban con insistente ferocidad. Enseguida se vio arrastrado por una marea sólida de cuerpos negros como el alquitrán, atenazado por manos y mandíbulas que pretendían desgarrar su carne. El hombre gruñó, notando los dientes asidos en un costado, rajando la tela del uniforme e hiriéndole. Estremecido de gozo al sentir el sabor de la sangre, el ser enredó sus holgados brazos alrededor de su presa, como un lazo, y se escurrió hacia la penumbra, arrancándola de otras garras que la codiciaban.
Inmovilizado por el hollow que se estaba alejando de la aglomeración de iguales y se adentraba en una especie de viscoso lodazal, el cuervo fue consciente del repulsivo panorama en el que se hallaba envuelto. El cieno los absorvía lenta pero inexorablemente, dejando emerger a su superficie, alrededor de ellos, extrañas piedras que parecían calaveras.

"Pero no pueden serlo" , pensó estúpidamente, mientras era tragado por esa masa negruzca y las extremidades que lo aprisionaban se ceñían todavía más, porque no pensaban dejarlo ir nunca. Pero Klauss no compartía esos planes.
A sabiendas del riesgo que corría llevando lo siguiente a cabo, el Arrancar de la Séptima comenzó a elevar la potencia de las emisiones de su reiatsu con el propósito de atraer hasta él a más hollows. El cuerpo pegado al suyo se tensó, percibiendo el cambio. Ansioso como estaba por tomarse aquel apetitoso bocado, lo manipuló en su abrazo hasta que quedaron cara a cara. Ennegrecida por el fango y parcialmente oculta en la densidad de éste, la máscara de hueso clavaba sus candentes ojos en él, las pupilas dilatadas por la excitación. Abrió la boca y de su interior surgió una lengua larga y amoratada, que bañó el rostro pálido y cuasi inexpresivo que encontraba tan deseable, impregnándolo de gelatinosa saliva verde.

"Hija de..."

Algo se acercaba. El ente que se encontraba casi asfixiando a Klauss emitió un chillido al verlos aproximarse. Ya fuera reptando por el suelo o deslizándose con soltura por el aire, tres monstruosos individuos iban hacia ellos. El primero que los vio se cernió sobre el cenagal y quedó flotando sobre él en círculos como un ave carroñera. Descendió en más de una ocasión con la malsana intención de tomar al humanoide por la cabeza, pero era difícil acercarse por culpa del otro hollow que lo custodiaba. La pareja que había quedado atrás terminó sumándose a la disputa, peleándose entre ellos hasta que recordaban el motivo por el que habían acudido. Tal punto de ansiedad alcanzó ante la perseverancia de aquellos tres, que la desagradable mole enroscada al Arrancar salió del fangal -no sin dificultades y resultando herida- llevándose consigo el cuerpo que parecía ser ya su obsesión. Durante lo que parecieran interminables minutos se dio lugar a una encarnizada batalla entre depredadores por ver quién se cobraba la presa. El primero de ellos en caer fue un Menos de escasa inteligencia y grandes dimensiones; de su cadáver hicieron cuenta el par que como él había sido atraído por la energía espiritual del hombre de pelo negro, y ahí se impuso cierta armonía porque tenían las bocas llenas. Las ataduras que le marcaban la piel se aflojaron a causa de una breve relajación que supuso una posibilidad de escapatoria para Klauss; aprovechándose de la situación, liberó un brazo e hincó los dedos en el contorno del hueso que recubría el cráneo de aquella miserable bestia, extirpándole contra su voluntad parte de la máscara. El alarido pronto enmudeció por los ruídos que provenían de metros más allá, donde la disputa entre los otros agentes de El Amanecer, los adjuchas y Vasto Lord no había llegado a su fin todavía. Impelido por la vieja fogosidad que recorría sus venas como licor, se encaró hacia esa zona y desenvainó a Miseria, olvidando al gemebundo ser que yacía en el suelo, y al dúo insaciable que continuaba su festín. Dio apenas un paso cuando algo se aferró a su gemelo. Bajando la mirada, contempló la cabeza de rasgos mitad humanos, mitad hollows, que había resultado de su agresión liberadora.

-¡No! Quédate conmigo... se mío... ¡No! ¡NO!- fueron las palabras apasionadas y surrealistas que pronunció. Los ojos dorados del Arrancar se entrecerraron con desprecio.

-Aparta, zorra- masculló, antes de girarse y propinarle una fuerte patada en la boca. El brillo metálico de la zampakutoh fue lo último que vio la patética criatura que lo había intentado arrastrar consigo hasta el lodazal.
Recobrándose a medias del caos, partió en dirección a sus compañeros. Sentía el cuerpo entumecido por las ligaduras, y las heridas abiertas y sangrantes escocían como si les hubieran echado sal encima. De un tirón se arrancó la ya rota chaqueta de su uniforme y restregó la parte de la tela que no estaba manchada de barro contra su rostro, limpiándose el sudor y la suciedad de éste. Le hubiera gustado detenerse para descansar, pero ese habría sido otro de los muchos errores que estaba cometiendo en esa noche.

"Parece que todavía no ha muerto ninguno de ellos"

Al regresar allí, el revuelo era tal que no supo si había sufrido la situación algun cambio o no, pero al menos seguía sintiendo el reiatsu de sus compañeros. Manteniéndose a una distancia prudencial, barrió el lugar con la mirada.
La luna arrojaba pálidos lirios de luz sobre los esbeltos árboles de cuarzo, y de la oscuridad absoluta que se abría entre sus troncos, incontables pares de ojos inhumanos escrutaban el mismo punto con famélico ardor. Sus siluetas semihumanas -algunas veces desproporcionadas- componían una horda de monstruos grotescamente dispuestos para impedir el movimiento de los Arrancar fuera del rango dispuesto para la lid.
Localizó al del sombrero de paja y al de pelo negro y largo, pero no veía por ningun lado al que había estado luchando arriba junto a él ni a su Fracción. Comenzaba a impacientarse.

"¿Dónde estás?"

Se quedó muy quieto al sentir unas pisadas detrás de él.

----
Off Rol:
Buah, no tengo muy claro lo que he escrito xD esto del calor y tener exceso de teína en el cuerpo me hace escribir cualquier cosa. Si resulta ser muy confuso os haré un resumencito o algo...
Este Klauss... para una vez que liga y se comporta así. Si es que... x_x
Edit:
Resúmen, que hará falta con lo mal que me expreso: Bicho que sale y se lleva a Klauss lejos de donde estáis. Bicho que quiere romance con Klauss. Klauss atrae a más pretendientes para que se peleen por él y se maten entre ellos. Bicho que insiste a Klauss para que se quede y paguen la hipoteca del piso juntos. Klauss mata al bicho después de decirle que es gay. Cuervito vuelve para ver si os han matado. Hay alguien detrás del cuervo y ahí acaba el post. ¿Será un violador? ¿Será otra fan que se lo quiere llevar para que retocen en la ciénaga? A saber :3
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Mensaje por Yoel Jue Ago 19, 2010 9:10 am



Los minutos pasan como segundos en el campo de batalla; la arena está cubierta de sangre y los cadáveres de los caídos desaparecen tras el filo de las espadas de los arrancars, que luchan sin tregua contra el enfurecido enemigo.

Kenzo, el indomable espada, contrariamente a su naturaleza, intenta hacerse cargo de la situación imponiéndose sobre su antigua subordinado al que manda luchar contra los débiles menos y se dirige hacia Yoel, que está tendido en el suelo. De un solo puñetazo, el lunático arrancar aparta uno de los adjuchas, para luego, ordenar a la fracción que se marche para combatir con los menos. El joven de cabello platino, estuvo a punto de desafiar al espada; pero ver los Vasto Lorde desaparecer tras la espesura, hace que decida ir tras ello y dejar a los adjuchas a Kenzo.

Arriba, los horrores de la batalla son sólo un eco apenas distinguible. Aaron y Klauss viendo que ya poco podían hacer en la superficie, se dirigen al campo de batalla y quedan sorprendidos por el desorden que reina mientras ven como Karataroba aniquila menos tras menos en una eterna danza macabra que parece no tener fin. Mierntras Aaron intenta encontrar su lugar en la caótica batalla, el esbelto cuervo es víctima de una dramática telenovela tras ser atrapado por un hollow que ansía compartir sus días con él. Klauss, que no ve mucho futuro a esa relación, acaba por golpear y finalmente herir de muerte al suplicante y patético ser.

***
En el bosque, los gritos son sólo susurros y sólo se oye el roce de las pesadas capas de los dos Vasto Lorde que se alejan de la batalla sin mirar atrás, atentos a cualquier ruido o presencia enemiga. El más débil de los dos, algo tenso, se para en seco y se dirige a su superior:

-Nos sigue el arrancar de cabello plateado ¿Lo matamos?

No! deja que nos siga-dijo frenando su paso-. El plan no es sólo enviar el mensaje, también queremos que sientan el mensaje.
El otro menos, estaba contrariado por las palabras de su jefe; durante mucho tiempo de habían encargado de guardar los secretos que habían bajo la arena para que los arrancars vivieran ajenos a ellos, y a ahora, iban a dejar que el enemigo fuese consciente de ellos.

-Es el momento, Rasati.

No hubo más preguntas, por lo que los dos hollows continuaron su marcha sin volver a intercambiar una sola palabra.


Off: Lamento la tardanza, pero es que el verano es muy malo -.-
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Mensaje por Klauss Vie Ago 20, 2010 2:15 am

[Off Rol]:

Creo que el orden de posteo está siendo algo caótico xD Me parece que toca algo como:


Kenzo
Karatoraba
Yoel
Aaron
Klauss
Narrador...¿y final?


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Mensaje por Karatoraba Jue Sep 23, 2010 7:11 am

OFF: Aviso para navegantes: Con tantas paradas, periodos sin postear y tanto lío en la historia yo ya no sé muy bien como ubicarme. He roleado como si aún estuviese sólo, espero no haberme equivocado. Ah, y he mandado borrar los OFFs feos... ^^
___________________________________


Era el enésimo Cero que lanzaba. Su reiatsu descendía de manera vertiginosa y éste no era infinito, a diferencia de las huestes de Gillian que no parecían ceder en su empeño, por más compañeros que perdieran. Acaba de lanzar un Cero cuando "escuchó" como otro nuevo Gillian se le acercaba por la espalda. Era algo más rápido que el resto, por lo que se giró con presura, pensando cómo iba a bloquear el golpe. Afortunadamente un Cero ajeno a Karatoraba llegó y el Menos desapareció bajo su fuego. Había reconocido el reiatsu de Yoel, ¿al fin alguien llegaba en su ayuda?

Sea como fuera, no tenía tiempo para intentar responder aquella pregunta, pues los Menos seguían llegando. Las espadas de Karatoraba centelleaban tenuemente bajo la luz de la Luna que a duras penas alcanzaba el Bosque Menos, aunque por supuesto él no llegase a verlas. Sólo oía a sus contrincantes, escuchaba sus movimientos y analizaba el fluir del reiatsu de éstos para continuar con aquel baile que se estaba prolongando demasiado. El gasto de energía espiritual comenzaba a hacer mella en la resistencia del enmascarado arrancar pero, para su fortuna, el volumen de Gillian parecía comenzar a descender poco a poco.

Ahora tenía algo más de tiempo para preparar sus ataques, haciéndolos más ofensivos. Reunió fuerzas, haciendo acopio del reiatsu que comenzaba a escasear, para preparar un Cero. Lo retuvo durante unos segundos, aumentando su poder ofensivo, para liberarlo al fin e iluminar la oscura sala con aquella luz carmesí. El fogonazo fue seguido por una devastadora descarga de energía que borró del mapa a tres gigantescos Gillian. Por un segundo, su más sádico instinto se despertó en él, pero Karatoraba sabía que no sería suficiente para detener su sed. No era sangre de Menos lo que necesitaba. "Sangre humana", le recordó la tenebrosa voz de su Pasajero Oscuro. Sólo éso calmaría su sed.

En unos segundos de paz que tuvo entre tanto tajo y Cero, Karatoraba focalizó su fino oído hacia sus compañeros. Kenzo parecía haberse quedado sólo, aunque se las apañaba sin ningún problema con aquellos adjuckas. Yoel, que había pasado cerca al arrancar del sombrero, perseguía a los seres que había desafiado al Imperio Arrancar con sus amenazas. Aaron y Klauss parecían combatir juntos, y tampoco tenían problemas. Sin embargo Yoel, el que más cerca estaba de Karatoraba, podría tener algún que otra dificultad con aquellos seres. Karatoraba los había analizado allá en el Amanecer y no eran hollows normales. Aquello le daba mala espina, por lo que se propuso acelerar su lucha para ir a ayudar al arrancar de plateados cabellos.

Inspirando profundamente y apretando sus armas bajo sus puños, el arrancar desapareció en un Sonido, apareciendo sobre la cabeza de un Gillian. De un tajo, mientras caía de ella, fraccionó la máscara del Menos y se movió con gracia hacia el siguiente, para decapitarlo en un rápido, aunque poco ortodoxo movimiento de giro. Disparó unas cuantas balas a otro Gillian que se acercaba, destrozando su máscara, y acabó con dos dañados Menos más que se acercaban con un nuevo Cero.

Posó sus pies de nuevo sobre la arena, sintiendo el reiatsu de los Menos que ahora vacilaban al acercarse. "Ya no son una amenaza, estimo", pensó Karatoraba, por lo que guardó la mitad más corta de su zanpakuto y salió volando tras el rastro de Yoel. Se posó junto a aquel arrancar una vez que éste se detuvo y, sin mediar palabra, comenzó a rastrear la zona con su sónar particular, preparándose para la siguiente fase de aquella batalla.
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Mensaje por Yoel Miér Oct 27, 2010 11:15 pm

Yoel avanzaba veloz y silencioso por el bosque, esquivando todo lo que se interponía en su camino. Los reiatsus a los que seguía se hacían más débiles, pero él sabía q cada vez los tenía más cerca. Un reiatsu diferente llegó hasta él y el rastro que seguía desapareció de repente. Como una sombra, Karatoraba a apareció de entre los árboles. El arrancar, se paró en seco, él quería continuar, pero era evidente que tenía que seguir solo y el rastro había desaparecido por completo. Actúo deprisa:

-Grita de dolor, colmillo de hueso.

La espada se transformó enseguida y su máscara se extendió por su espalda. Sabía que su acompañante no esperaría su ataque, por lo que todo sería más fácil. Alzó el arma y describió un círculo, para luego clavarla en el suelo y hacer un ataque directo a Karatoraba. La embestida fue todo lo potente que pudo, pero sin intención de matarle, sólo estará inconsciente unos minutos. Lo suficiente para esconder su presencia y perderse de vista.

-No intentes seguirme.

Salió disparado y volvió a su forma original para esconder su rastro mejor. Estuvo vagando por aquella espesa arboleda casi selvática durante media hora y comenzó a creer que jamás los encontraría. Había perdido la única posibilidad de saber qué pasaba y de qué le conocían esos extraños.

Sharp…-Escuchó la fracción en su cabeza- Estás cerca…

El arrancar con su silencio, comenzó a avanzar a una velocidad impresionante. Cuanto más avanzaba, más cerca estaba de aquella voz y más temía lo que se encontraría. Comenzaba a arrepentirse de haber dejado atrás a Karatoraba, todo tenía pinta de ser una trampa y él estaba yendo de cabeza.

Unas luces en un entre las ramas le hicieron frenar su paso. Notaba una energía extraña, diferente a la de los Vato Lorde y provenía de ese lugar. Un fuerte viento se levantó y el joven de cabello plateado avanzó hacia la luz alerta, esperando cualquier cosa, pero nada de lo que acabó encontrando.

Estaba en un pequeño barranco donde se oía un extraño rumor parecido al agua, mezclado con una cantinela de gruñidos que no pudo descifrar. Dos figuras se hallaban de pie justo en el borde, observando lo que parecía un enorme espejo suspendido en el cielo. Yoel observó la escena y se acercó. No sabía por qué, pero temía lo que encontraría en aquel espejo. A una distancia prudencial, quedó justo en frente de la superficie brillante y la escena que vio, le sobrecogieron. Miles y miles de hollows se extendían por un paraje gris. Todos gruñían y se atacaban para poder devorarse. El arrancar empalideció- si es que eso era posible-, pero no le duró mucho, porque pronto la escena cambió y en su lugar, un terrible ejército apareció ante sus ojos: grupos de gilian, adjuchas y Vato Lorde se agrupaban sorprendentemente de forma ordenada. Era un terrible y poderoso ejército.
Alarmado, Yoel sacó su espada y avanzó con su silencio hacia las dos figuras para masacrarlas. Su espada certera, hizo un corte limpio, pero las dos formas se desintegraron como humo para formarse a su lado como una sola.

Sharp, nadie que me hace un juramento puede luego atacarme. No deberías olvidarlo.

La sombra incorpora, rodeo su cuello con unas manos difusas y la Fracción sintió unas manos viscosas y un contacto que le quemaba en su piel.

Temed, porque pronto el momento llegará.

Las manos le soltaron y él joven cayó de rodillas tosiendo sangre, mientras intentaba hacer desaparecer esa asquerosa sensación en su cuello. Sin que Yoel lo notase, los dos Vasto Lorde aparecieron y se quedaron a su lado. Entonces la sombra volvió a hablar en su cabeza:

Ya hemos hecho suficiente. Vámonos.

Los tres cruzaron el espejo sin mirarle ni decirle nada más. En cuanto lo atravesaron, todo quedó bañado por una luz poderosa un instante y la enorme brecha en el cielo desapareció. El arrancar se quedó quieto y en el suelo observando como la sangre le goteaba por la boca. Un alarido lupino salió de su garganta, ronco y desgarrador. Ya no sabía si moverse o qué hacer. Había sido burlado y vejado por unos seres inferiores que sabían cosas de él que no recordaba.

Un brillo en el suelo llamó su atención. Era una pequeña piedra azulada que emitía un ligero brillo. Se acercó con es fuerzo y la cogió. Quizá le diese una pista. Un montón de imágenes difusas y sonidos sin sentido inundaron su mente. Instintivamente el arrancar soltó la piedra, dejando un dolor punzante en su cabeza. Qué demonios querían de él.

Pasaron unos minutos y Yoel supo que debía volver, no quería que Karatoraba se recuperase y le encontrase en semejante posición deplorable. Aarrancó un trozo de su manga, limpió como pudo las manchas de sangre y envolvió con el trozo de tela la piedra para esconderla entre sus ropas. Echó una última mirada al barranco. Parecía mentira que unos momentos antes hubiese habido un enorme portal. Acercándose con lentitud, quedó justo en el borde del barranco y observó que descendía muchos metros hacia abajo y desembocaba en enorme océano de aguas tranquilas, iluminadas parcialmente por la luna, que se asomaba por los enormes huecos de la techumbre. Era una imagen embelesadora, pero no se veía capaz de disfrutarla.

Finalmente, se fue, recorriendo el bosque con rapidez y con miles de pensamientos rondándole la cabeza. Sería todo una mentira , un juego de hollows a burridos, o todo era lo que más temía y anhelaba en lo más profundo de su ser.

OFF: Lamento el retardo. Excusas mil.
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Mensaje por Aaron Smith Vie Feb 04, 2011 3:18 am

[OFF: Perdón por el enormísimo retraso, no tengo excusa :-( ]


Acababa de caer en aquel sucio agujero infecto de toda clase de criaturas, cada cual más vil que la anterior. Su corazón, si e que en realidad lo tenía, tema algo confuso en todo arrancar, latía vertiginosamente debido a la peligrosidad del momento o quizás a una emoción irracional intrínseca al fracción. Alta cantidad de sujetos para pruebas más notable peligro de muerte; una receta explosiva para el corazón de nuestro científico, aunque en cierto modo esa sensación lo embriagaba hasta límites inimaginables.

Su compañero acababa de dejarse caer unos instantes atrás. En aquella jaula de miradas asesinas el fracción se debatía entre varias vías de acción. Todas ellas le parecían válidas pero no era capaz de elegir una y descartar todas las demás, odiaba aquel tipo de decisiones. El momento decidió por él cuando estimó oportuno que dos hollows humanoides y de tamaño algo mayor que el fracción decidiesen atacar frontalmente al fracción a puño limpio.

Seguramente el Sr.Momento intuyó que al no portar espada alguna y al llevar aquella túnica/bata, el fracción sería un buen objetivo inicial, fácilmente abatible diríamos.

Craso error...-Murmuró.

Frase que nadie querría oír de los labios de un enemigo, frase que lamentaron profundamente haber oído tan cerca de sus cabezas cuando para más inri, cada uno tenía una afilada mano metálica incrustada en su pecho. Cosas que pasan. El odio, la rabia y un quizás inoportuno subidón de adrenalina pueden hacer que uno pierda la objetividad durante un breve lapso que usualmente precede a la muerte.

El fracción extendió sus brazos para alejar los cuerpos de los desafortunados de sí. El sonido viscoso de sus manos saliendo del pecho de sus enemigos y el sonido seco de los cuerpos al caer al suelo le recordaba a momentos fugaces de su pasado hollow; y aunque no era uno de esos obsesos del combate, debía reconocer que le resultaba agradable recordar esa sensación de vez en cuando.

Algunos de los hollow que se escondían en la maleza se retiraban temerosos, mostrando involuntariamente a algunos sujetos dispersos que suscitaron la curiosidad altamente inflamable del fracción.

¿Qué diablos hacen ahí quietos esos arrancar? Alguno de esos me resulta familiar... no, no puede ser. ¿Hasta donde se extiende lo que desconocemos?

Volvió en sí tras descubrir que los sospechosos se habían desvanecido y buscó a su alrededor al tal Klauss.

-Me vuelvo, no queda nada más de interés aquí.

De un salto volvió a la superficie del desierto y comenzó su vuelta al Amanecer.
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Mensaje por Klauss Mar Mar 01, 2011 7:07 am

El cuervo rechazó la inmovilidad de sus músculos para enfrentar la presencía que había advertido tras él. Su valor titiló como la llama de una vela casi consumida, a pesar de no encontrar nada más que la sombría espesura que acababa de abandonar. Entonces se hizo el silencio, un silencio tan intenso que parecía capaz de absorver cualquier sonido. Era consciente de que a sus espaldas seguían desarrollándose las escenas de lucha entre los hollows de aquel espantoso bosque y sus compañeros Arrancar, pero era como si él, de pronto, hubiera volado muy lejos de allí.
Un frío intenso le sesgó el aliento.

Ya hemos acabado. Idos. No nos interesa que muráis; todavía...

La voz cavernosa atravesó su cerebro como una espada cuya hoja estuviera desafilada. Detrás de un manto de oscuridad, algo innombrable le observaba. Los dos estrechos ojos, que aparecieron como suspendidos en la vaguedad de un hechizo, tenían un brillo amarillento.
En mitad de ese miedo que le rodeaba y a la vez era ajeno a él, Klauss trató de comunicarse, pero descubrió que no era capaz de hablar. Sin embargo, aquella criatura conocía el camino hasta su mente, e interpretó sus pensamientos con la destreza de un mentalista habilidoso:
¿Para qué nos habéis traído? ¿Quién eres tú? ¿No vas a decirme lo que está pasando?

No. Vete.

El ruído ambiental regresó de nuevo a sus oídos, tan repentinamente como se había apagado. La presencia ya no estaba.
Klauss emitió un suspiro acompañado de un estremecimiento, sintiéndose aliviado y desconcertado a partes iguales. Mantenía la zanpakutô desenvainada, y la mano aferrada a su empuñadura. Por un momento, la loca idea de perseguir al propietario de aquella espeluznante voz se hizo dueño de sus intenciones; luego nada le pareció más importante que ir en busca de Yoel -ese hombre que despertaba en él un odio irracional e infantil- y pedirle explicaciones. Pero no haría nada de eso, no. Porque sabía bien qué era lo que tenía que hacer: reunir lo poco que le quedaba de dignidad y regresar a la superficie.

Sus pies le hicieron moverse como a un autómata hecho de cera, rasgando el afelpado manto de niebla gris en un avance pausado y mecánico, sin rastro de inquietud. Se detuvo para alzar la cabeza hacia la brecha del cielo, donde la luna reapareció detrás de una voluta de nubes, suspendida en medio del firmamento azul marino como un ojo vigilante y burlón.
Se había quedado helado por dentro, pero por fuera ofrecía la expresión impasible de siempre. Deslizó sus pupilas hasta detenerlas en Aaron Smith, que tras unas breves palabras no tardó en ascender hacia la abertura por la que habían caído.

"Respuestas, respuestas. Quedan respuestas aquí abajo". Pero todavía no les había llegado el momento de salir a la luz.
Despegó del suelo y se elevó, sin necesidad de alas, allá donde la tierra blanca del desierto escondía el mundo subterráneo que se había tragado a Yoel, quizá para no devolvérselo nunca.

Silencioso, el cuervo se acomodó en una de las ramas desnudas de los árboles de cuarzo que aparecían diseminados por el desierto, donde esperaría durante algún rato, antes de regresar a El Amanecer, a que cierto Facción regresara con vida.

---
[OffRol]: Pues eso, que Klauss regresa al desierto y se quedará esperando arriba por si aparece alguien herido o qué sé yo xD
¡Yoel, a ver cuándo hacemos las continuaciones! Razz
Ha sido un placer perderse ahí abajo con ustedes, caballeros ^^
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Mensaje por Karatoraba Miér Mar 02, 2011 8:23 am

No tardó en arrepentirse de haber guardado en la saya su wakizashi cuando presintió el ataque inminente, pero al momento se dio cuenta de que de nada le hubiera servido, dada la naturaleza de éste.

Un chirrido imposible emanó del arma del albino arrancar. Del mismo modo que cuando una luz intensa incide sobre unos ojos cegándolos, aquel sonido ensordeció los delicados oídos de Karatoraba. Su mundo acústico se derrumbó y su mente vagó unos instantes, deambulando por el desierto del más profundo silencio, sólo roto por un eco que se resistía morir. Y fue aquel eco quien acompasó los últimos instantes de consciencia del arrancar del sobrero de paja. Dolor y luego... Nada.

Recobró la consciencia sin saber cuánto había estado sin ella, y lo hizo como el que deja una pesadilla: de golpe, sin cuidarse de sus heridas. Se limpió los rojizos hilos que habían salido por sus orejas y nariz, y se irguió en una mueca de dolor. Trastabilló un par de pasos, recobrando el equilibrio poco a poco, a la vez que comenzaba a recobrar su audición. Se había elevado la máscara que cubría los ojos para no perder de nuevo la noción de lo que le rodeaba, pero el mundo parecía distinto. Miraba abajo, en busca de la zanpakuto que había dejado caer en el acto reflejo de taparse los oídos, pero el suelo estaba en el cielo y éste en el suelo. Todo le daba vueltas, como si la sobrexcitación de su audición hubiera trastocado el resto de sus sentidos.

Cuando todo volvió a su sitio y pudo mediar dos pasos sin que todo girara en un vórtice de arena blanca y oscuro cielo, Karatoraba husmeó, buscando el rastro reiatsu que, torpemente, lo llevó hasta Yoel. No recorrió demasiados metros cuando lo halló, tendido en el suelo, aparentemente inconsciente. Ancló una rodilla en el suelo e, inclinándose sobre él, palpó su cuello. Había pulso, pero débil. Su boca aún tenía restos de hemorragias, por lo que el daño debía ser interno y lo suficiente para hacerle perder la consciencia.

Ahí tenía frente a él un cuerpo inerte, un cuerpo de un aliado arrancar y la tarea era bien sencilla. Su Sección estaba en aquella misión para circunstancias exactamente como aquellas. Sin embargo le costaba seguir tales mandatos, no después de que aquel desagradecido compañero de armas le atacara a traición, golpeando sobre su más preciado don a consciencia. No tomó el wakizashi, tampoco usó su brazo izquierdo, el que tenía la cualidad de teletransportar masa y reiatsu. No. Usó su diestra, portando su katana con la que, en un certero golpe, atravesó el corazón del yaciente hollow. Observó con media sonrisa como la sangre abandonaba su cuerpo, bañando el plateado filo de su arma. La sacó con la misma rapidez con la que había estocado y, con pausados movimientos, disfrutando con cada tejido que cedía a su filo, fue desmembrando a Yoel mientras su sádica sonrisa se dejaba cada vez con más notoriedad, allende su Máscara. Pronto, la escasez de reiatsu comenzó a consumir su carne y sangre, y poco a poco el arrancar se desvaneció, desapareciendo bajo el inmaculado cielo de Hueco Mundo. Por aquel motivo adoraba sacrificar humanos para su Pasajero Oscuro. Aquel ritual post mortem se alargaba más en el tiempo y el placer que con aquellos efímeros hollows que desaparecían bajo su filo.

Abriendo los ojos, con las yemas de los dedos aún en la carótida de Yoel, Karatoraba abandonó su particular relato onírico. Chasqueó su lengua, resignado, y de un sólo movimiento desenvainó su wakizashi, presto, atravesando limpiamente el corazón del albino arrancar. Esta vez sí con su extremidad izquierda. El cuerpo, de manera radial al eje que formaba su arma, comenzó a desaparecer sin prisa alguna. El maltrecho arrancar había sido llevado a las puertas de la Enfermería de El Amanecer, donde descansaría y serían tratadas sus heridas.

Karatoraba sonrió mientras enfundaba su wakizashi, recordando casi con nostalgia aquella fantasía que acababa de construir en su mente. Recobró la verticalidad y atusó sus ropas, antes de impulsarse en un Sonido.

Pronto se encontraba donde Aaron y Klauss se disponían a partir. Ni rastro de su mentor, el Espada Kenzo, pero no inusual habría sido justo lo contrario, por lo que no se preocupó lo más mínimo por él. El simple hecho de intentar imaginar la más remota posibilidad de lo que Kenzo estaría haciendo en aquellos instantes le generaba jaqueca, y ya había tenido bastante por hoy con la "gracia" de Yoel.

— He encontrado a Yoel inconsciente, lo he enviado a El Amanecer, está siendo curado. — aclaró en voz alta, aunque no sabía si estaba siendo escuchado. — Cuando se recupere nos explicará a qué vino esta excursión y cómo es que ha acabado así sin más.

Y así, sin más, desapareció en un nuevo Sonido, dirección El Amanecer.
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Mensaje por Yoel Miér Abr 06, 2011 10:04 am


En la zona más recóndita y miserable de Hueco Mundo, una figura oscura caminaba con seguridad entre la negrura, sorteando toda clase de obstáculos sin bajar la mirada una sola vez. A su alrededor, se escuchaban miles de gargantas gritando como una sola, esperando la respuesta de aquella misteriosa criatura. No recordaban cuánto tiempo llevaban allí y casi habían olvido porqué; pero lo que sí sabían, era que pronto volverían a cortar gargantas y ese hollow era su visado de salida.


Sé que ha sido larga la espera, pero por fin ha llegado el momento.

No había pronunciado una sola palabra, pero todos le entendieron. Ya no había vuelta atrás, pronto los hollows volverían a ser dueños del Hueco Mundo.
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Sombras en el amanecer (II) Empty Re: Sombras en el amanecer (II)

Mensaje por Yoel Miér Abr 06, 2011 10:26 am

Sabía que si se encontraba con alguien le pedirían una explicación, por lo que Yoel se escabulló en la oscuridad intentando analizar lo que le había pasado. Cuando llego al claro del bosque vio que los menos se habían dispersado, y si no hubiera habido claros indicios de lucha en el paisaje, habría pensado que todo había sido producto de su imaginación
.
Volvió al desierto, donde Klauss esperaba inexpresivo, dejando que la arena que comenzaba a ser levantada por el fuete viento se colase por sus ropas. El arrancar no quiso hablar con su compañero, tampoco habría sabido qué decirle, no tenía muy claro qué hacer, porque estaba claro, que un ejército de hollows por muy grande que fuese jamás se consideraría una amenaza en El Amanecer. No debo preocuparme. No lograran ser una verdadero peligro.

Con este nuevo pensamiento el lobo se dirigió a la blanca fortaleza, recorriendo el interminable desierto y dejándose engullir por la tormenta de arena.


Fin de Trama
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