Empiezan los planes... [Flashback][TRAMA]

La futura espada cargaba con el shinigami rodeándole la cintura con un brazo cargándolo como si un saco de plumas fuera. En la otra mano llevaba su zanpakutou mientras corría por el desierto rumbo al blanco castillo de nuevo. Sus ojos bicolor, ocultos tras sus gafas anaranjadas, estaban fijos sobre la pared del Amanecer. El cometido era sencillo, llevaría el cuerpo del moribundo capitán a las dependencias de la 2ª Sección para que aquel extraño arrancar cumpliera su cometido. Okami no quería saber demasiado sobre el asunto pues el aspecto de Lucian la ponía algo nerviosa, para ella era algo antinatural.

Sentía a cada zancada como sus músculos se tensaban quejándose por los calambres que aún los recorrían fruto del potente hadou que le lanzó con sus últimos esfuerzos Karaiko-taichou. al llegar a las puertas miró por encima de su hombro esperando a que Folk llegase a su lado y sonrió de medio lado mostrando sus fauces aún manchadas de sangre dándole a su aspecto de "humana" un toque más salvaje de lo que normalmente parecía, que ya era mucho.

-Alguna vez has estado en la segunda sección? Tienen arrancar bastante... interesantes... -comentó con lo que parecía un leve ronroneo en su voz casi como si hubiera, y estuviera, disfrutando con aquel combate y su cometido. Parecía un perro esperando su premio tras llevar la presa al cazador. -Ven, debemos llevarle ante Mekhet...

Okami empezó a caminar por el pasillo dejando un rastro de sangre en el impoluto suelo bajo sus botas mientras giraba por las esquinas hasta llegar a la dependencias de la 2ª Sección. Gruñó levemente olisqueando el aroma que provenía del interior, un aroma que le llenaba sus fosas nasales con un regusto amargo y a azufre. Movió la cabeza levemente y colocó la palma de la mano sobre la puerta haciendo que los goznes chirriaran dejándose ver la penumbra en la habitación. Con tranquilidad entró en la habitación mirando a su alrededor hasta fijar sus ojos sobre una mesa que había en la estancia. Dejó el cuerpo allí y buscó a Lucian posando su mirada sobre él.

-Aquí está el capitán... No está demasiado mal herido... -dijo riendo como si de un gruñido se tratase en aquel momento relamiendo sus labios aún saboreando la sangre del shinigami.

Alexander seguía de cerca y con paso diligente a la gran Okami. Esa mujer, sin duda alguna, merecía el puesto de espada. Quizá no estaría al nivel de los que luchaban en ese instante, pero en vista del combate brutal contra el capitán, desde luego seguramente se ganase un hueco entre los grandes del Hueco mundo.

Recorrían los pasillos del amanecer y Alenxander, unos pasos por detrás, trataba de no pisar el rastro de sangre que iban dejando ambos cuerpos, más por no ensuciar sus zapatos, que por dejar las huellas allá a donde fuera. El animal al que seguía iba como ensimismada en sus pensamientos, cosa que el mayordomo no solía hacer, más pendiente de lo que le rodease, y de estar siempre atento a responder de forma inmediata cualquier petición que su ama y señora le hiciese. Llevaba su mirada clavada en su nuca, mostrando la que era su verdadera expresión, que no solía mostrar, y mucho menos a quien servía. Un esclavo no debe tener semejante expresión amenazante y macabra, con una sonrisa que asustaría a más de un arrancar incluso con nivel superior al suyo. Cuando la loba comenzó a girar su cabeza, su tez se volvió amable y complaciente.

A su pregunta negó con la cabeza sutilmente, y dejó ver un atisbo de su locura en sus ojos, interesado por esos Arrancar... Mekhet... Lucian? Si, sería divertido... Solo le conocía a él, y no más que información de alguna de sus arañas. Las informantes del mayordomo que entraban en ese cuarto no solían salir, así que hacía tiempo que desistió investigarle, y la intriga de semejante personaje, le carcomía... La muerte de Alina le había girado alguna tuerca en su mente, trastornándo ligeramente su carácter... o quizá no tal ligeramente.

La animalesca arrancar, abrió la puerta con suavidad (para lo que podría haber echo) y dejó al capitán inconsciente sobre una especie de camilla. Folk tomó aire antes de entrar, y tal y como el primero de sus pies se adentró en la estancia, un escalofrío le recorrió el cuerpo de arriba a abajo. La araña que le acompañaba, se quedó al filo de la puerta. Sus informantes temían al desquiciado arrancar...

Folk, solo dedicó una mirada a Lucian, y bajó la cabeza, en señal de respeto, aunque más hacia Okami, que al arrancar... El comentario le rechinó en los oídos, provocando su pensamiento, acompañado con la debida risa interior...

- No está demasiado malherido... Sin contar con que le falta un brazo y está al borde de la muerte... -

La piel se iba abriendo y desprendiendo del arrancar como si una simple prenda se tratase, los músculos aumentaban de tamaño y disminuían al contacto de los dedos de Lucia. Su cara reflejaba incertidumbre, no sabía que hacia allí, ni por qué su cuerpo estaba cambiando. Conocía al arrancar que tenía enfrente y que paseaba sus manos por su cuerpo, era la fracción su sección, recordaba haberlo visto mientras hacia su ronda habitual por los pasillos justo antes de aparecer aquí, sobre esta camilla. Una vez más sintió un escalofrío mientras notaba sus músculos desprenderse de su esqueleto. Por alguna razón seguía vivo, seguramente fuese por la misma razón que no sentía dolor, mire la cara de la fracción, sin duda estaba disfrutando con toda esta situación y esto le aterraba.

Lucian separaba parte por parte el cuerpo del arrancar que sin duda se encontraba en el momento equivocado y en el sitio equivocado, primero abrió su piel y miro detenidamente el paisaje de músculos y órganos que este le mostraba, Lucian conocía a la perfección la anatomía de este tipo de arrancars y no le despertaba ni la más mínima curiosidad, pero entonces... ¿por qué lo hacía?, la conclusión de Lucian no fue más que por puro aburrimiento, estaba disfrutando de lo lindo, había descubierto que le encantaba ver las caras que ponían sus víctimas mientras él jugaba con sus órganos.

Poco a poco fue deformando los músculos y devolviéndole a su tamaño original simplemente por ver su reacción. Cuando se aburrió de esto separo los músculos y órganos alargando sus conexiones para que le permitiera sacarlo del cuerpo sin cortarlos. No quería que muriera, al menos por ahora. Aún quedaba cosas que probar plagadas de diversión.

La sangre del arrancar recorría la camilla, que parecía que su color original era el rojo en vez del blanco impoluto, y se filtraba hasta gotear en el suelo.

Lucian pasaba sus dedos por la yugular del arrancar cuando notó un olor al que no estaba acostumbrado pero que reconocería en cualquier lado, la sangre de un shinigami, giró su cabeza hacia la puerta justo para ver como esta se abría y entraban dos arrancar.

La primera la reconoció al instante, la fracción de la 6ª sección, la de los movimientos salvajes y lobuno. En cuanto al otro no recordaba haberlo visto nunca pero imaginó que perteneceria a la misma sección.
Lucian observó como la fracción avanzaba hacia una de las camillas centrales y dejaba el cuerpo aparentemente inerte del shinigami sobre ésta.

-Aquí está el capitán... No está demasiado malherido...

Las palabras atravesaron sus oídos encendiendo el cerebro y monopolizando cada una de sus neuronas.

-¿CaPItÁn?

Lucian miró al arrancar que tenía sobre la camilla, y miró su dedo sobre la yugular. Había encontrado otra diversión, ya no le era necesario.

Enroscó su dedo entorno a su yugular mientras acercaba su cara a la del arrancar ofreciéndole una amplia sonrisa.

-GraCIaS.

Lucian soltó estas palabras mientras tiraba de su brazo cortando la yugular del arrancar, sin duda siempre recordaría como se le dilataron sus pupilas y se le desencajaba la cara al leer sus intenciones. Acto seguido se giró y caminó a paso rápido hacia la camilla donde estaba situado el shinigami mientras a su espalda se pulverizaba el resultado de su aburrimiento.

Lucian miró al shinigami de arriba abajo, estaba bastante mal herido y no paraba de sangrar, acercó su cara y aspiró profundamente, el olor del shinigami hizo babear a Lucian, que sacó una lengua de unas dimensiones considerables y lamió la herida que ocupaba el hueco donde antes debía estar su brazo.

-¿Y BiEN? ¿Que QuERéiS QuE HAgA Con EL?

A Lucian se le ocurría infinidad de cosas, y más después de saborear la sangre de este, pero por experiencia dudaba que le dejaran hacer alguna de ellas.


-para, por favor para, para, para, Para, PARAAAAAAAA

Era lo único que el arrancar podía pensar mientras las manos de Lucian recorría cada uno de sus recovecos, hasta que llego a su yugular donde paró.

Lo siguiente que observo fue la cara de Lucian sonriéndole.

-no pretenderá…

Noto como si algo se partiera y le invadió la oscuridad.

La loba observaba al extraño arrancar escuchando el gorgoteo del miedo en el aire y el aroma del terror. Aquella sección era tremendamente peculiar para ser la guarida del chico guapo de los espada. Rió por lo bajo cuando sintió la emoción del extravagante arrancar que se acercaba a ellos y le observó con cierto recelo. Le parecía demasiado extraño y antinatural como para confiar en él pero después de todo eran órdenes directas de Marcus.

Justo cuando Lucian se inclinó sobre el capitán para aspirar el aroma del a sangre del shinigami, Okami hizo lo mismo embriagándose con el suculento olor que la invadía por completo. Sin embargo, sacudiendo la cabeza una sola vez dejó que su mano, más parecida a una zarpa no en apariencia sino más bien por como estaban posicionados los dedos sobre el borde de la camilla, gruñó al arrancar a modo de aviso. No le permitiría devorar a aquella presa que había que tenido que dejar escapar, literalmente, de entre sus fauces.

-Marcus-sama quiere un cadáver falso... Con la apariencia del capitán... Debe parecer y ser detectado de una manera extremadamente real... Podrás hacerlo Mekhet? -preguntó la fracción inclinándose ligeramente hacia delante para hacer que el cambiante arrancar la mirara. Su voz sonaba grave y clara, no permitiría ningún tipo de fallo en aquella cuestión.

-No permitas que muera, ni le modifiques de ninguna manera... Órdenes de Marcus-sama, lo has entendido? Cuando termines llévale a la 12º Sección, ellos sabrán que hacer con él... -dijo relatando las órdenes con un tinte de gruñido en su voz dejando bien claro que no se andaba ni con rodeos ni con medias tintas.

Cuando estuvo satisfecha con que hubiera entendido las órdenes se apartó ligeramente mirando a su alrededor olisqueando el aire embriagado entre el aroma del shinigami y la del arrancar que yacía ya muerto sobre la mesa de operaciones del peculiar arrancar. Aquel lugar la hacía ponerse ligeramente nerviosa. No es que le molestara la mutilación o las paredes y suelo manchados de sangre... más bien era la falta de orden natural la que ponía en alerta a la salvaje Fracción. Sin embargo, esperaría allí hasta estar completamente segura de que aquella extraña criatura cumpliría con el encargo...

Aquel lugar exhumaba excentricidad por cada una de las grietas de sus paredes, al igual que el arrancar por cada poro de su piel, si es que tenía alguno. Folk mantenía su reverencia mientras la sexta espada hablaba y se movía por la estancia.

Aproximadamente a mitad de la espalda del arrancar con atuendo de mayordomo, de su piel manó una sola araña, que escaló hasta su hombro, y recorrió su brazo hasta sus manos recubiertas en fina tela blanca, y dejando un punto fijo de tela de araña, se deslizó hasta el suelo. Era una araña diminuta, que se paseó por la estancia revisando todos los utensilios. Escaló una pequeña mesita metálica que se sostenía sobre tres diminutas ruedecillas y un libro suplantaba la falta de una cuarta, un grueso volumen de anatomía cerebral. Resbaló torpemente mientras subía una de las patas completamente verticales. Arriba, una superficie plana relativamente limpia con bisturíes, algunos limpísimos como si nunca hubiesen sido usados, y otros con sangre reseca, incluso alguno mellado. Unos paños que antaño fueron blancos pero ahora la sangre brillaba en su superficie. El resto de instrumentos eran de índole desconocida para el simple mayordomo, más habituado a trabajar con utensilios de cocina o de costura, que de cirugía.

Del mismo modo que subió, bajó el diminuto octópodo para moverse por el suelo, entre las blancas lozas en las tinieblas de la habitación... Y una vez más del mismo modo, escaló hasta una estantería, con botes con líquidos verdes, en los que se contenían, en unos, ojos, en otros lo que parecían porciones de piel o músculos. Algunos de ellos tenían algo indefinible, que incluso se podría decir que esa masa tenía vida y en el último del estante, un cerebro con una pegatina en la que se leían unas letras borrosas y desconocidas para el mayordomo... ¿Un código quizás?

Desde allí, se dejó caer hasta la camilla donde instantes antes se "evaporaba" el arrancar diseccionado... La sensación de miedo se mantenía en el lugar con notable intensidad, tanta, que llegó hasta el propietario de la araña, al que le recorrió un escalofrío en toda la columna vertebral, cerró sus puños con violencia y mordió su labio inferior, acción ocultada por su reverencia. Le producía una sensación de lo más desagradable encontrarse en ese cuarto, era un lugar tétrico y tenebroso, con un aura de dolor y miedo que no se respiraba en el resto del amanecer. Por otro lado, el lado macabro de Folk sabía que podría acostumbrarse a esa sensación con facilidad, y más que repelerle, le atraía el lugar, en el que podría regodearse de toda esa maldad, oculta a ojos de su ama, que seguramente sospechase, pero latente en su interior como el más sádico, por detrás de aquél espécimen, en el hueco mundo...

La araña huyó del lugar adentrándose por la grieta de una pared, sin rumbo fijo, solo alejándose del cuarto... - Una menos... - se lamentaba Folk en su interior...

[OFF: Siento si no hago nada, pero realmente yo solo sigo a mi ama...]

Las babas de Lucian aún caían de sus labios ahora cerrados con severidad.

-Marcus-sama quiere un cadáver falso... Con la apariencia del capitán... Debe parecer y ser detectado de una manera extremadamente real... ¿Podrás hacerlo Mekhet?

¿Qué si podía hacerlo? Era evidente que sí que podía, sino porque Marcus la enviaría a él.

Lucian enroscó sus manos en el borde de la camilla metálica apretándolas hasta dejar las marca de sus dedos.
¿Primero le traen un shinigami con el cargo de capitán y ahora le dicen que no puede tocarlo?, Lucian se sentía decepcionado y furioso, como el niño que le quitan un caramelo cuando estaba a un centímetro de metérselo en la boca, rompiendo así de un plumazo la multitud de pruebas y mutaciones que ya habían invadido su cabeza al ver al shinigami. Por otro lado no podía evitar sentir curiosidad sobre a donde querrían llegar con todo esto.

-No permitas que muera, ni le modifiques de ninguna manera. Órdenes de Marcus-sama, lo has entendido? Cuando termines llévale a la 12º Sección, ellos sabrán qué hacer con él.

Lucian no tenía problema con lo de que no muriera, eran muchas las cosas que quería probar antes de que eso pasase. En cuanto a lo de modificarlo… eso lo iba a tener más difícil, no se le puede dar un plato de comida recién hecho a un mendigo y prohibirle probarlo, y para colmo tenía que hacer de mensajero, aunque esto le permitiría meter más la narices en el asunto y quizás así se enterase de algo.

-¿ALGUNA COSA MAS?

Sin duda el tono de Lucian no era el habitual contradiciéndose con la enorme sonrisa que les mostraba. Quería que se fueran, quería quedarse a solas con el shinigami y quería hacerlo ahora.

La loba observó al extraño arrancar con sus ojos bicolor ocultos detrás de las gafas de cristales anaranjados. Casi podía escuchar como la mente del arrancar se removía en su extraño cráneo. Se estremeció levantando la mano de la mesa de trabajo sintiendo como a Lucian le entraban ganas de que la fracción se marchase de allí. Poco más había que hacer si las cosas estaban preparadas. Okami se consolaba de que si aquel peculiar arrancar fallaba en su trabajo, serviría su maleable cabeza en una bandeja de plata al Amo de Hueco Mundo.

Deslizó las uñas por la mesa de metal dejando marcas en ellas, un pequeño regalito que seguro que encontraría aún más molesto y recuperó la verticalidad. Relamió sus labios como una amenaza no velada y asintió ante sus palabras.

-Si todo está claro, creo que podemos dejarte trabajar -expuso girándose para mirar de reojo a Folk esperando que le siguiera. Con paso tranquilo, salió de allí dejando la puerta abierta.

La guerra aún continuaba, pero su labor había acabado ahí. Ahora solo quedaba esperar más órdenes de Marcus y que la calma volviese al vasto desierto de Hueco Mundo. La sangre shinigami tornaría sus blancas arenas en un mar de carmesí, y la loba se maldecía por no participar más activamente en el enfrentamiento, después de todo era el perro guardián de Marcus, y debía guardar el castillo por encima de todo. Luego... vendrían las recompensas.