Dias que recordar. Nostalgia (Academia) [Flash Back]

Era una noche fría y húmeda. La niebla poblaba toda la sociedad de almas. Las mantas que tapaban a Erienne no eran suficientes, sentía frío hasta en los huesos. Cerró la ventana y miró por ella.

-Días como este me hacen recordar… Que nostalgia.

No podía dormir. Decidió dar un paseo por aquellos lugares.

Pensó primeramente en el seretei, era un lugar al cual jamás había accedido, pero quizás aquella noche estropearía la primera impresión de aquel precioso lugar del que todo noble hablaba.

Después pensó en Chiesa, al fin y al cabo era el capitán con el que más contacto había tenido, pero a esas horas de la noche estaría dormido y si no algo grave ocurriría para que estuviese despierto. Así que como último recurso fue directamente a la academia, algo de entrenamiento no le vendría mal.

Se adentró en ésta, pero no estaba sola, escuchaba un eco de los pasos de alguien. ¿Quién podría estar a estas horas despierto? Seguramente sería otro alumno que rondaba por allí por que tampoco podría dormir. Desconfiando ella misma de sus pensamientos agarró el mango de su zampakutoh, sin desenvainarla fue sigilosamente hasta donde provenían aquellos pasos.

Al final de un pasillo, enlazándose con otro en forma de “T” quedó allí inmóvil, esperando a que se acercase más. Cuando creyó que estaba suficientemente cerca dobló la esquina sin desenfundar su Zampakutoh.

-¡Que susto! Menos mal que eres tu –dijo soltando el mango.

Colocó su mano en su pecho, señal de haberse conmocionado, suspiró profundamente y volvió a mirar a Shuyin Akira, que ahora se había detenido completamente frente a ella.

Hace un tiempo Erienne encontró a Shuyin Akira, comprobó el fuerte reiatsu que éste poseía y tras algunas disputas que tuvieron en aquel momento se lo llevó a la academia, y por órdenes de altos cargos. Al principio pensó que tuvieron un mal comienzo, y así fue. Pero quizás solo fue el comienzo, Erienne había estado muy cerca de Shuyin Akira, quizás por desconfianza por su manera de ser tan rara, o quizás por que al fin y al cabo las peleas acercan más a las personas. De hecho Erienne había visto poca gente alrededor de Akira, quizás no fue tan malo que hayan tenido sus disputas.

Shuyin Akira era un hombre un tanto raro de describir, al menos en la forma de ser, jamás podrías pensar que estaba tramando en el momento, era alguien difícil de predecir o prever sus acciones y movimientos. Y no sabía por qué tenía tanto afán a los pollos, de hecho le había visto un par de veces cargando estas plumíferas aves. Aun así no le dio mucha importancia, al final iba a saber que estaba planeando.

El chico avanzaba con paso seguro por la academia shinigami sin demasiada ilusión, los cuentos estaban para ser retirados, y, casi todo el mundo sin excepción se había tragado el suyo. Quizás hubiese tenido ascendencia Juglar, o quizás, simplemente, la locura fuese algo difícil de simular... O aún mejor, la simulación hacía algo de su carácter tan, real, que la gente no quería ver tras la cortina, haciendo a muchos hacerse sentir mejor bajo la mancha del mal ajeno.

Equivocados, todos equivocados.

Giró la esquina, y observó a Erienne, con la mano cerca de la Zampakutoh y, dejándo entrever un cierto nerviosismo, pareciendo quizás alertada ante la presencia del chico, era lógico, a aquella hora podría (debería) No estar allí.

"Oh... Erienne. No deberías estar por aquí a estas horas, la gente suele irritarse ante el incumplimiento de éste tipo de normas." Explicó el chico con tranquilidad.

Por supuesto la regla no era aplicable hacia su persona, si alguien de la academia se lo encontraba, generalmente intentaba evitarle, Shuyin era experto en poner nervioso a quien deseara, cuando lo desease, y, si daba con algún rango superior, éste dejaría de molestarle a los pocos minutos, más o menos, cuando se percatase de la atención (o de la fingida desatención) aparente del muchacho.

Era su teatro el que le había mantenido libre. Era su supuesta genialidad, línea fina con la locura, al menos aparente, la que le había librado de decenas de castigos, e interminables horas de corrección.
Era la inteligencia lo que le había librado de ser "Uno más"

Y eso le gustaba.

La chica por su parte, Erienne, significaba para él algo más que el resto. Eso no implicaba una especialidad a ojos mundo, pero, desde luego sí, a los ojos del Shinigami. Simplemente... Se trataba de la primera persona con la que había compartido el suficiente tiempo como para usarla de "vía de escape". Esos momentos en los que el teatro debe descansar, y dejar ver a los auténticos actores... Cuando la realidad rompe todo el encanto de la ficción.

Miró a su alrededor.

"¿Has venido sola...? ¿Nostalgia quizás?... ¿O ganas de entrenar un poco?" Preguntó el shinigami con interés observando la puerta cerrada de una de las salas de entrenamiento.

Erienne se tranquilizó al ver a Akira, después de todo era una de las pocas amistades que tenía allí. Además notaba como el joven se comportaba de manera distinta con ella, quizás a aquello se le podría llamar confianza.

"Oh... Erienne. No deberías estar por aquí a estas horas, la gente suele irritarse ante el incumplimiento de éste tipo de normas." Explicó el chico con tranquilidad.

-Tú también lo estas incumpliendo, aunque… es igual después de todo no creo que haya nadie recorriendo estos pasillos a estas horas de la noche – explicó más calmada.

"¿Has venido sola...? ¿Nostalgia quizás?... ¿O ganas de entrenar un poco?" Preguntó el shinigami con interés observando la puerta cerrada de una de las salas de entrenamiento.

Erienne miró la sala cerrada

-Vaya, ¿está cerrada con llave? La verdad es que no podía dormir, el frio me agarrotaba los músculos de mi cuerpo. Asique decidí relajarlos quizás con un poco de entrenamiento, aunque viendo lo visto…quizás sea mejor un paseo. ¿Has comprobado si está echada con llave?

La joven guardo un momento de pausa.

-¿Y tú? ¿Qué haces aquí? ¿También venias a entrenar, quizás un paseo o de nuevo estas investigando algo?

La joven escucho algunos pasos

-Quizás sea mejor hablar en otra parte…pueden reñirnos si seguimos por aqui

Akira observó la puerta con calma, y escuchó las vagas expliaciones de la chica que, de alguna manera, le había arrastrado hasta ese modo de vida.
"No, no lo he comprobado, pero dudo que lo esté, es aquí donde vengo a hablar con Hohoemi, quizás lo estuviese las cinco primeras veces, pero siempre cortaba la cerradura, así que, se resignaron a no ponerla." Explicó informando a la chica.

El chico llevó su mano diestra a la empuñadura de su fina espada, y la rozó con ternura, casi acariciando el pequeño bordado de cuero con el que ésta se encontraba forrada de fino cuero.

"Generalmente, suelo venir a hablar con ella aquí todos los días... Me gusta relajarme en tranquilidad, y necesito un par de horas al día para ser yo mismo. No duermo bien, así que aprovecho el tiempo. Han dicho que me seleccionarán para el doceavo escuadrón, y, pese al ideal de psicópata en potencia que doy, quiero presentar una gama de inventos innovadora que me lleve..." Realizó un leve molinillo con su mano izquierda, señalándo con el dedo índice hacia arriba.

"...Hacia arriba."

Cuando la chica dijo haber escuchado algunos pasos, Shuyin afinó el oído, torció el gesto, y agarró con mayor fuerza la zampakutoh. Ser un "genio prodigio" y ocultarlo con demencia a veces podía traer problemas, a veces Hohoemi sacaba su "humor" a relucir, zumbando en su cabeza con juguetonas intenciones, intenciones que podrían traer más de un problema.

" Como desees, te sigo si quieres hablar, aunque, si vas a volver a casita, avisame por favor, pues preferiría quedarme aquí a mantener una conversación... Aunque no lo admita, al igual que yo, se "molesta" cuando pasamos algún tiempo sin hablar... Supongo que todos necesitamos dar nuestra opinión..." Concluyó para sí pensando en los sentimientos de su espada.

Alzó los hombros, dejando que fuese Erienne la que decidiese.