Una tarde en el Seireitei

Aoki saltaba de tejado en tejado, recordando los viejos tiempos en el segundo escuadrón donde todos se solían mover de esa forma, para no ser vistos. Por un momento se volvió a preguntar que hacía alguien tan grande en el escuadrón de las fuerzas especiales, todos tan atléticos y ágiles y escurridizos, y Aoki tan grande... Aunque no se le daba del todo mal esconderse. Y estar a las órdenes de Hokori-san, era reconfortante, era una gran...

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Justo en pleno salto, un reiatsu como si llevase a un capitán a su espalda liberando bankai le empujó contra el suelo del callejón que sobrevolaba, rebotando varias veces hasta chocar con una pared, hundiendo en gran medida la superficie de esta... Un shinigami que pasaba por allí, se desplomó con los ojos en blanco...

- Akira... - pensó. Si el pensamiento tuviese voz (que la tenía) sonaría profunda y llena de resquemor, casi odio...

Se incorporó como pudo, y anduvo a paso lento, aunque tan rápido como pudo, pero lento, hacia el origen de la explosión. y allí estaba Akira, rodeado de un montón de pollos patas arriba y revolviéndose, llenándolo todo de plumas, Noriko postrada en el suelo ante el impresentable y un pollo ensartado justo a su espalda... Espera, ¿hizo a Noriko arrodillarse? ¿Se estaba poniendo por encima de ella? Eso era imperdonable...

Aoki, con la expresión dura provocada por la presión brutal de la zona (que esperaba no le quedase mucho), colocó todo su peso en una sola pierna, y cruzó la otra...con sus dedos extrajo una de sus botas de suela de madera y cogiendo aire...

- ¡¡¡¡¡¡¡AAAAKIIIIIIIRAAAAAAAAAAAAA!!!!!! -

Estaba fuera de si, el grito debió escucharse hasta más allá del alcance de la explosión, y, al tiempo que lanzaba su aullido de desfogue, el zapato voló con toda la fuerza que Aoki pudo lanzarlo (que no era poca), directo hacia la cabeza del descerebrado. A lo mejor le quitaba del golpe la absurda idea de hacer semejante explosión de reiatsu EN LAS DEPENDENCIAS DEL PRIMER ESCUADRÓN.

Aoki ya empezaba a plantearse el largarse de allí antes de que alguien apareciera a echarles la bronca... No eran pocas las reprimendas que llevaba a sus espaldas, sobretodo por parte de jovencitas que le denunciaron... incluso alguna trastada había llegado a oídos de la cámara, y lo último que necesitaba si quería seguir ascendiendo era molestar a Soutaichô...

Definitivamente, tenía que largarse de la escena del crimen...

Akira miraba a los pollos uno a uno. A primera vista no parecía saber cual era el ave plumífera que estaba buscando.

- ¡Muy bien maléficas y peligrosas armas vivientes aves de corral, si alguna de vosotras me conocía de antes, que dé un paso al frente, o asesino a vuestra amiga! – soltó Akira sosteniendo su Zampakutoh.

Noriko se cruzó de brazos, aquello iba a ser interesante… el ver como sacaba la gallina.
Ignorantes de todo lo que iba a suceder tanto las aves como Noriko Shuyin Akira atravesó al pitapollo.

- Hui... No soy de los que cuenta tres... –dijo Akira.


"ZIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIM BOMG"


Noriko corrió hacia el pitapollo, no sabía exactamente que podría hacer ella, aunque tapara al pitapollo el reiatsu inundaría todo aquel lugar como estaba haciendo ahora. En un primer momento la joven pelirroja se mantenía de pie, con sus ojos inexpresivos, casi como si no terminara por creérselo.


Cuando fue consciente de todo aquello cayó de rodillas al suelo, manteniéndose como podía. El reiatsu era bastante poderoso, equiparable al de un capitán, ¿de donde había sacado Akira tanto poder?

Escucho una voz de fondo, una voz familiar. No podía ver nada, todo estaba bañado por un haz de luz blanca. Sus piernas estaban temblando, su fuerza se iba perdiendo. Una presión sobre el pecho la incapacitaba de respirar, es como si estuviese sobrecargado el ambiente.

Aquella imagen, Akira en pie riéndose por la presión que notaba, Noriko arrodillada sin fuerzas mientras las plumas de aquellas aves volaban sin rumbo alguno, algunas iban a la derecha y otras a la izquierda, todo aquello estaba plagado de las plumas de aquellas aves. Todo aquello sumado al haz de luz blanca.


- ¡¡¡¡¡¡¡AAAAKIIIIIIIRAAAAAAAAAAAAA!!!!!!


Sin duda ese era el grito de Aoki, estaba a su espalda, no pudo notar su presencia en el estado en el que se encontraba, pero era su voz. Parecía estar cabreado, ¿tanto daño habría hecho aquella explosión? Creía que solo había afectado de esa manera por estar cerca.

El zapato de Aoki salio volando hacia Akira

Noriko queria pararlo, pero su fuerza le impedia casi mover el brazo, en su lugar optó por intentar mover alguna parte de su cuerpo, poco a poco, primero los dedos y después los pies.

Sin prestar atención a la reacción de Akira, que parecía que en aquel momento había enloquecido. Noriko comenzó a sentir una sensación extraña. Una humareda procedente de Akira, más bien de su Zampakutoh comenzó a introducirse por los pulmones. Era incoloro e inoloro, su visión estaba cambiando, no era distorsión si no más bien amarillenta, estaba tornando todo a una gama de colores amarillentos. Una sensación de cosquilleo producía una sensación extraña sobre la joven Noriko. Sentía una risa incontrolable, de nuevo cayo al suelo, esta vez impedida por una fuerza invisible, ¿era el poder de su Zampa?. Estaban haciéndole cosquillas a los pulmones, intentaba rascarse e intentaba pararlo pero era imposible, todo era interno. Era algo insoportable, si ya de por si hasta hace un momento le costaba respirar.

Tras varios minutos por intentar no ahogarse mientras reía fuertemente en el suelo consiguió pararlo, en el suelo, bajo su boca, estaba todo cubierto de babas, desde sus labios hasta el suelo en contacto con su barbilla. Tosió varias veces para poder respirar a gusto y se limpió para que nadie viera aquel espectáculo

Noriko se levanto a duras penas, mirando fijamente a Akira, sentía una necesidad inmensa de castigarle por aquello, pero estaba demasiado aturdida como para cobrársela. También había cosas mejores que hacer, y recoger todo aquel lugar, y dar un informe de lo ocurrido.


- Aoki – hizo una pausa recobrando el aliento- ¿Deberíamos mirar posibles heridos no crees? – se giro luego a Akira y le dijo – Habría que recoger esto y dar un informe, seguramente algún miembro del primer escuadrón o algún capitán o teniente que estuviese por el seireitei venga enseguida a tomar declaraciones. Creo que seria necesario que usted le explicara todo esto.- tomo otra pausa para volver a respirar profundamente.


Respiro un par de veces más y su cuerpo tembloroso se calmó, de nuevo volvía a tener la mirada de siempre, serena, calmada y confiada. Como si nada de aquello hubiese pasado miro a los alrededores para ver como estaba el lugar y si vendría alguien de camino. Todo estaba arrasado.

Shuyin Akira reía, reía observando como la presión le aplastaba contra el suelo, él sin embargo, seguía en pie, a primera vista, podía significar meramente una risa neurótica. Pero para el chico era algo mucho más profundo.

No cedía.

Era el reiatsu de su antiguo Capitán, y no cedía lo más mínimo, un año atrás, Akira usaba su zampakutoh para tenerse en pie cuando su superior directo se enojaba con él hasta el punto de llegar a odiarle, ahora, Hohoemi no era necesaria, su compañera no ejercería más de bastón, tan solo de amiga.

Le daba vergüenza apoyarse en ella de esa manera, debían estar iguales, debían ser iguales, era lo justo.
"...Hohoemi..."

Un ruido sin identificar en la lejanía de su subconsciente, y un golpecito en la cabeza, un sonoro "Cloc" que le alcanzó en la nuca.

"Au" Comentó rascándose la nuca con molestia.

"PFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF"
"¡No!"

Su espada, su protectora, su arma y su compañera, había reaccionado al impacto aturdida, como si de daño directo se tratara, pasando automáticamente a su forma de mejor combate, y liberando todo el gas posibleen el menor periodo de tiempo.

Aoki aún se mantenía lejos, si tenía cuidado se salvaría de los sintomas... Pero la chica.
"Joder, se acabó el teatro, no más por hoy..."

Sus ojos se entrecerraron, cogió lentamente aire por la nariz.

Y lo dejó escapar...


"Se acabó..." Dejó escapar con una leve sonrísa.
La expansión del humo cesó, y, como si de alguna palabra mágica se tratase, este se deslizó con velocidad hacia la vaina de su espada, introduciéndose con velocidad por las pequeñas entradas, y desapareciendo como si allí jamás hubiese pasado nada.

Esperó que Aoki se acercara a él, y miró a ambos, al teniente de la cuarta, y a Noriko, con sincera tranquilidad.

"Lo siento, esto no debiese haberos pillado a vosotros conmigo, intenté escabullirme un par de veces para ser yo el primer afectado, pero no hubo manera, lo lamento.

Akira se agachó, para recoger con tranquilidad y cuidado a una de sus aves.

"Todos mis pájaros están marcados aquí..." Dijo levantando el ala y dejando ver, bajo esta, el símbolo del doceavo escuadrón tintado en negro.

"Es una tinta especial que brilla ante un tipo de retina ocular, puedo saber perfectamente cuales son las mías a distancia. Esto simplemente, a sido parte de mi juego, puede que no os haya gustado pero..."

El teniente sonrió con cierta malicia.

"Seguro que lo recordaréis...Y... Puede que, este año no, el siguiente, quizás dentro de diez, esto sea una de vuestras batallitas preferidas para contar... Si vivís tanto claro."

Akira echó un vistazo alrededor, observando los efectos de su experimento, aquella era un arma increíble, cosas así debían ser desarrolladas... Con cuidado... Pero sin límite, era NECESARIO.

"No hace falta que mires heridos, ya nos hemos alejado del cuarto escuadrón, eran los más vulnerables, lo único que encontrarás a la redonda serán shinigamis inconscientes, probablemente con alguna hemorragia menor que se cerrará por si misma. Sin embargo... esto es solo temporal... Creo que sé como aumentar la potencia de esto..." Se llevó una mano al mentón... quedando en silencio durante algunos segundos.

"Debo retirarme a mi escuadrón, si viene algún supervisor, mandádmelo allí directamente, será recibido por mi tercero al cargo. Sebástian, él goza de la misma información que yo, ya que..."
Sonrió con enorme orgullo.

"Puede ver a través de mi."

"De cualquier forma, nuestra "cita" termina aquí, un placer conoceros, Aoki, y Noriko..." (No parecía reparar en que era la primera vez que pronunciaba bien los nombres)

"Las explicaciones más sencillas podréis darlas vosotros dos, yo, marcharé, tengo trabajo que hacer, y seguro que..."Aoki" podrá atender tus heridas... ¿verdad?" Comentó con una maliciosa sonrísa, pillando al Teniente de la cuarta por donde más podía dolerle, dejarle a solas con la chica para "tratar" su malestar, el teniente de su parte pondría fin a cualquier discusión.

Shuyin Akira giró sobre sus talones, y comenzó a andar a paso firme y mantenido, por el camino, agarró a Nobu de la oreja.

"Don Limpio, tu te vienes conmigo." Anunció en un tono burlón, el mismo tono burlón que solía usar cuando, el teatro quedaba "renaudado".

Era momento de volver a jugar.

¿Qué había sido ese numerito? Por si la explosión de reiatsu les había sabido a poco, un gas amarillento puso la guinda del pastel a la escena. Y no un simple gas, sino lo que parecía ser gas de la risa. Noriko se sujetaba el vientre y se rascaba el costillar mientras soltaba carcajada tras carcajada. No podía parar de reír. A Akira sin embargo, parecía no afectarle en absoluto, ni el reiatsu de antes, ni el gas. Aoki, por suerte, se encontraba lo suficientemente lejos como para no dejarse llevar por la alocada zampakutou de su compañero teniente. A cualquier cosa se le llama teniente…

Había demostrado una enorme falta de responsabilidad en todas y cada una de las acciones, desde el trasporte de las endiabladas aves explosivas, hasta ese absurdo gas de la risa… Absurdo aunque original, había que reconocerlo…

Cuando la nubecilla amarillenta volvió a la vaina del joven teniente, Aoki se acercó entre pisotones y refunfuños. A su modo de ver era intolerable lo acontecido, y desde luego que - antes de esfumarse de allí - se lo haría saber. Y a escasos metros ya le señalaba con un dedo acusativo, cogiendo aire y con el ceño fruncido…

- Tu… -

Su voz sonaba ronca, y cargada de ira, como si de un momento a otro fuese a soltarle el mayor bofetón de su vida a Mr. Absurdo, pero éste le cortó en seco con su explicación… una explicación sobre sus pollos, los que al parecer estaban marcados, y el podría saber en cualquier momento cuales eran… ¡¿Había hecho algo tan peligroso por un juego?! Definitivamente imperdonable. Aoki se quedó con la mirada perdida en el suelo, meditando sobre si era mejor acabar con su vida… no, no había otra opción en la mente de Aoki, esa era la mejor y la única.

Para cuando despertó de su obnubilación Akira ya no estaba allí… era una verdadera lástima. Solo quedaban los afectados de su locura… Ah, no, el del once, del ni tan siquiera el nombre lograba recordar también había desaparecido.

Bueno, ¿qué se le iba a hacer? Cómo iba diciendo, era hora de poner pies en polvorosa. No era plan de que le cogiese algún superior en ese estado. Ya eran tantas las veces que le habían cogido haciendo de las suyas, que no sería creíble que él no tuviese nada que ver…

- Bueno, Norikito… Siento decirte que es hora de irme… Tu escuadrón era el de obras sociales o justicia o algo así, ¿no? Entonces tu te encargas ¿no? Mándame una mariposa cuando quieras quedar para ese entrenamiento. Mañana no, pero pasado estoy libre… - dijo mientras adjuntaba un guiño a sus últimas palabras. - Cuídate, y da el informe al primero que pase por aquí. - y finalmente dedicó una amplísima sonrisa, y desapareció de la zona de un par de shumpos.

De vuelta a su escuadrón, aún tenía mucho papeleo por delante… Y, por qué no decirlo, una larga - MUY larga - siesta…

[OFF: Tu cierras... siento el retrasísimo, pero ya lo escribí en su dia y se me borró y me daba terrible pereza... No tengo perdón de dios TT.TT]

Noriko se relajó, sus manos apoyadas en sus costillas estaban apretando su cuerpo. Al fin había parado de reírse, le faltaba oxígeno, sentía como sus nervios se calmaban cada vez que el aire hinchaba sus pulmones.

Miró a Aoki con ira, ¿desde cuando él había empezado a llamarle también Norikito?. Encima para mayor preocupación le había dejado todo el papeleo de todo esto, sin mencionar que un pollo explosivo andaba suelto por aquel recinto. Informar de esto a la capitana iba a ser duro.

- Esta bien Aoki, yo me encargo del papeleo, te mandaré la mariposa cuando acabe con todo esto.

Se inclinó para despedirse como si estuviese haciendo una reverencia y se marchó dirección al sexto escuadrón