Aquí, allá, en todos lados [TRAMA]

Fugaz como los relampagos venia apareciendo el tercer espada mientras sus ojos se posaban en los ultimos sobrevivientes de la masacre que habia el mismo generado hacia unas horas, sus ojos, como siempe tristes y sin emoción, solo reflejaban que no habia nada dentro, y asi era. Los cuerpos temblorosos de una madre y su hija, viendo a su alrededor cadaveres destazados, cuerpos hechos trizas, corazones y cerebros regados por el suelo, y sin embargo, no lloraban el trauma habia sido tan grande que la niña habia perdido la capacidad del habla, y la madre apenas y podia creerlo, alguien, mas bien dicho, algo, habia terminado por apullar aquella excursión tan hermoso a las ruinas incas, vestigio de una gran civilización, verde y gris, escalonada por todos lados, de frente a un clima humedo, y el cielo nublado, pero con una temperatura calida, - Por que lloran los humanos Marie? - , decia una voz maquinada, una voz sin emoción alguna que salia del cuerpo que sostenia la cadena con aquellas enormes hojas, las cuales hacia girar una y otra y otra vez, creando un sonido grave y tajante, el que se crea cuando se corta el aire, avanzaba a paso lento hacia aquellas 2 entidades, como si les estuviera brindando disfrutar sus ultimos segundos de vida, juntas, - Por el miedo Maridone, por las emociones, algo que tu no tienes, las lagrimas son la bebida de los dioses debes de saber, es lo que uno bebe despues de una victoria, las lagrimas de un oponente humillado, lastima que tu siquiera puedas saborear - , decia en tono burlon una voz femenina que habia escapado de aquel cuerpo tan triste, tan desorientado, una voz suave.

Finalmente estaban frente aquellos seres arrinconados como ratones frente a un gato, no sabian que sucedia, solo el sol de ese mundo, y aquellos muros desgastados, eternos vigias de todo lo que habia sucedido a traves de las vias del tiempo, guardianes de la gloria de un viejo imperio, esta vez no podria proteger a aquellos seres humanos al aire libre, - Por que siempre tienen miedo? - , dijo de nuevo Maridone mientras lanzaba su cadena, clavando la hoja afilada de esta en la cabeza de aquella mujer, la niña miraba aterrada como su madre habia sido completamente destazada del craneo, haciendo que el liquido linfatico brotara de sus ojos ya deformes por el impacto, las lagrimas de la pequeñaja se mesclaban con el carmesi esperma de la vida que tenia el en su pequeña cara, era un espectaculo que disfrutaba Aleación, y las otras 2 personalidades, pero no Maridone, el no sabia disfrutar nada, el no sabia siquiera por que excistia, pero ahí estaba, eternamente cumpliendo los caprichos de aquellos 3 que se hacian llamar los mas poderosos de aquel cuerpo, siempre siendo inferiorizado, pero no sintiendo nada, siquiera odio. Aleación, aquel cuerpo tan androgino tomo de la cabeza a la niña con su mano derecha, mientras con la izquierda empezaba a abrir una especie de boca en el cielo, era una garganta, - Hueco Mundo - , dijo aquella criatura mientras la boca finalmente se abria por completo, e ingresaba a esta, dejando atras el mundo real.

(Usaremos este mismo topic para empezar donde se tuvo el último rastro de ella o de él, o como sea)

Enjeru nisiquiera se habia interesado en cambiar su kimono. Habia sacado un poco de brillo a su Zanpakutoh y habia revisado las coordenadas exactas donde se habia tenido noticias de Aleación, las notas eran bastante frescas para no tener una exactitud, qué habia estado haciendo aquella aberración en America?. Envió las notas pertinentes a las fracciones de Okami que ahora estaba en el mundo humano támbien junto con Kenzo, luchando contra shinigamis.

No esperó por ellos, ya llegarian. Salió de El Amanecer acompañada de sus fracciones. Etter estaba aferrada a su mano con carita de pánico aún a pesar de que solo minutos antes habia estado brincando de felicidad. Aerea por su lado caminaba tranquilamente al lado de Kyosuke. Habia sido orden directa de Enjeru que todos tres portaran sus uniformes arrancar. Una vez en el borde con el desierto la Espada abrió una amplia garganta para que los cuatro pudieran pasar por esta - Los demás llegarán allí - exclamó al ver los ojos de pregunta de la chica de cabellos rosa.

Durante el trayecto a través de la garganta, Enjeru permaneció en silencio y las gemelas no mencionaron palabra alguna tampoco aunque a veces se podia oir a Etter emitir quejiditos temerosos, habia sido demasiado tiempo ya desde que habia estado en el mundo humano y le habian dado una paliza entonces, aquello cuando aún era simplemente un hollow y estaba unida a su hermana como un solo cuerpo y mente.

El cielo otoñal de aquel ahora desolado pueblo se tiñó de negro mientras se rasgaba dejando entrever las figuras de los cuatro arrancar. Descendieron y el calor del día ya habia comenzado a hacer estragos en los restos que la visita de Aleación habia dejado. Negó con la cabeza, esa criatura de apetito insaciable, aún comportandose sin consciencia alguna.

Se detuvo justo al lado del cuerpo destrozado de una mujer cuyo craneo estaba aplastado - El último rastro de su reiatsu - exclamó mirando alrededor mientras el calido viento agitaba sus cabellos y sus ropas.

- Cómo vamos a encontrar algo en este lugar Enjeru-Sama? -
- Es nuestra misión buscar todo indicio y unir pruebas para saltar a conclusiones... es a lo que se dedica nuestra sección, lo olvidas? -
- Hyuuu! que grosera eres, yo sé eso... pero cómo le hallamos, han sido horas desde que se acabó la reunión de Espadas y Aleación vino aquí antes de eso -

Enjeru estiró sus manos a lado y lado de su cuerpo y cerró los ojos dejando a su mente expandirse, realizando una amplia Pesquisa para localizar cualquier rastro y fluctuación de reiatsu que quedase en el lugar, tenian qeu moverse rápidamente y tener respuestas a lo que fuese que haya ocurrido con la Espada. Quizá en realidad habia vuelto al Hueco Mundo y andaba divirtiendose jugando a las escondidas.

(Bueno aquí entran Kyosuke y las fracciones de Okami si si van a asistir... y haber qué sucede al final)

El mundo humano. Nada tenía que ver con el de sus recuerdos. Ni siquiera las calles eran las mismas que en su antigua vida de mercenario.

Hacía tanto tiempo que había pisado aquellas tierras que volver a ellas era como encontrarse en medio de un extraño sueño que no tenía ningún tipo de sentido. Si las cosas hubieran salido como debieran él no habría conocido nada de aquello que no dejaba de ser un futuro distante a su época de nacimiento. Sin embargo su vida, o mejor dicho su existencia, había dejado de tener pies y cabeza cuando se convirtió en el tigre hollow que tantos destrozos había conseguido sembrar a su paso y del que, secretamente, se había llegado a sentir tan y tan orgulloso. Aunque era inevitable pensar cuanto había cambiado el planeta en el que había nacido y crecido. Sabía que no estaban en el mismo continente, América fue descubierta en el año 1492 y el asesino de la Francia revolucionaria no había estado nunca allí, pero era obvio que las circunstancias habían tenido que cambiar mucho desde la época de Cristóbal Colón, genovés que descubrió el continente en el que ahora se encontraba junto a Enjeru-sama, sus fracciones y su compañero, tan diferente a él que no llegaba a entender como su señora, la brillante Okami, había pensado en que podrían trabajar juntos.

Ciertamente no tenían queja el uno del otro. El mayordomo (a la fracción de felinos movimientos no se le había pasado por alto que se comportaba como un sirviente) era un hombre correcto, mientras que Renoir no permitía mostrar más de lo que deseaba. Siendo así era obvio que no tuviesen rencillas. Y eso se agradecía. Aunque el atractivo joven no pensaba en llevar su relación más allá del mundo profesional. Dos vidas y un único error habían sido suficientes como para saber que la amistad no era para él. Solo había tenido un amigo y le había fallado. No necesitaba más. De manera que no saber demasiado el uno del otro era una especie de tregua permanente, por decirlo de alguna manera.

Tras salir como un rayo de aquellas ensoñaciones presentó sus respetos a la espada 1 con una reverencia, pues acababan de llegar de Hueco Mundo a través de una garganta y tomó posiciones, atento a cualquier hilo de energía espiritual que pudiese encontrar de Aleación, junto a la jefa de aquella operación. Lo cierto es que no se esforzó demasiado en esa encomienda porque no conocía al espada desaparecido y le iba a resultar una tarea titánica rastrear algo que no había visto u olido nunca. Tras unos minutos cejó en su intento y se dedicó a observar a los allí reunidos: la hermosa señora Enjeru, el atento Folk y las fracciones de la mencionada dama: la tal Etter, que parecía una auténtica muñequita, Aérea, bastante más altiva que su compañera y Kyosuke, un muchacho de cabello blanco e interesantes marcas faciales con el que nunca había cruzado palabra alguna. Aunque, bien pensado, habían sido muy pocos con los que el muchacho había tenido que usar sus cuerdas vocales, entre ellos Drako, que en cierta medida había sido su mentor. Aunque aquello formaba parte del pasado.

Entrecerró los ojos, para potenciar sus habilidades animales y trató de encontrar posibles peligros en las distancias. No dudaba de que más de un shinigami se presentase si sentía la presencia de aquella heterogénea comitiva que formaban todos ellos. Era preferible estar prestos para el combate que ser sorprendidos por aquella pandilla de sucias cucarachas con zanpakutoh. Pensando en ello acarició la propia y se pasó la lengua por los labios, sin mácula de la horrible mutilación sufrida en su pasado humano, en el fondo no le importaría tener que atravesar a unos cuantos de esos perdedores con su amada Centinela Oscuro. Movió la cabeza e intercambió una mirada con Folk, a continuación sus ojos señalaron hacía la zona en la que se encontraban. Cuatro ojos ven mejor que dos, a pesar de tratarse de ojos de felino.

Aquel lugar se le hacía verdaderamente fastidioso a Kyosuke, el mundo humano nunca había sido de su agrado, un lugar donde toda la humanidad supuestamente andaba cuidándose mutuamente, buscando una paz y armonía que solo puede describirse como utópica e irrelevante. Ocupar el tiempo en cosas como aquellas era lo que Kyosuke no lograba comprender, eso era lo que hacía a los humanos criaturas tan raras y tontas, incapaces de buscar un bienestar personal sin dejar de considerar a sus semejantes, eso era lo que los hacía débiles, presas que rara vez hacían algo para sobrevivir cuando los atacaban, ese tipo de seres sin voluntad no tenían sentido en el universo sino como alimento de seres mas fuertes que ellos, seres como los Arrancar. La razón por la cual ahora estaban ahí también era un inconveniente para Kyosuke, los Espada son seres lo suficientemente capaces de sobrevivir casi a cualquier circunstancia, eso lo tenía muy claro, lo aprendió en todo el tiempo que paso con Enjeru, todos los Espadas eran increíblemente fuertes. El hecho que Aleación no haya regresado al Hueco Mundo era simplemente porque de seguro se distrajo asesinando a los humanos de esa área.


Se le hacía terriblemente incomodo el uniforme de Arrancar, se sentía muy incomodo pero supuestamente esta era una misión formal ordenada de forma directa por Marcus, era entendible que Marcus estuviera preocupado por una de sus Espadas pero mandar a Enjeru a ir con sus fracciones y además con las fracciones de Okami era solo una muestra mas de desesperación. Tantos Arrancar en Mundo Humano llamaría la atención de los shinigamis, de pronto esa era la verdadera intención de Marcus, Kyosuke esperaba dentro de el que ese fuera el caso. Las otras fracciones de Enjeru, las mellizas como Kyosuke les solía decir, no parecían tan entusiasmadas acerca de la posibilidad de una batalla; la cosa era mas bien al contrario, parecían tener miedo y ser muy reservadas al respecto, se hacía bastante evidente que no estaban acostumbradas a luchar y Kyosuke no las podía culpar, habían pasado gran parte de su vida en esa Sección dentro de la organización Arrancar, estaban acostumbradas a la exploración y a ir al mundo humano solo a dar noticias de lo que ocurría, Kyosuke en cambio tuvo que luchar mucho para sobrevivir, era un gran luchador y le aportaba ese toque de agresividad que le faltaba a la división.


El clima era un verdadero fastidio para Kyosuke, aunque ya era casi de noche un extraño calor invadía su cuerpo, extrañaba la oscuridad y pseudo-tranquilidad de su hogar, la relativa comodidad de su recámara en el palacio en medio del desierto de Hueco Mundo llamado El Amanecer, todas estas eran añoranzas de un lugar al que normalmente no extrañaba ni le prestaba mucha atención, sin embargo ahora lo hacía, la única palabra que Kyosuke hubiera utilizado para describir ese horrible lugar era incómodo. Kyosuke había aceptado lo que significaba ser miembro de la división 1, entrar y salir del mundo humano era parte inherente del trabajo pero nunca podía dejar de pensarlo, obviamente no todo era negativo; su función traía también su premio. Enjeru lo “premiaba” dejándolo encargarse prácticamente el solo de cualquier persona que les causara algún tipo de inconveniente, ella era una persona bastante pacífica y solo peleaba cuando era estrictamente necesario pero cuando lo hacía era increíblemente implacable.


Kyosuke llegó al supuesto punto de reunión un poco tarde, ya estaba allí Enjeru y las mellizas, Aerea se le adelantó un poco en el trayecto y otro personaje mas hizo su aparición, no podría tratarse de nadie mas excepto de unas de las fracciones de Okami, solo ellos formaban parte de aquella expedición, eran mas o menos de la misma edad y parecía un tipo amigable a primera vista así que Kyosuke se acercó a el para presentarse –Hola, mi nombre es Kyosuke Gyambura, como te llamas…?-, la idea era que todos se lleven bien en aquella misión, tensiones entre compañeros no era nada saludable y resultaba perjudicial en lo que tenían que hacer. Kyosuke esperó la respuesta y la llegada de los otros compañeros.

Alexander caminaba con sus ya típicos pasos largos y parsimoniosos a poca distancia por detrás de Chris. No se le acababa de dar bien eso de llevar la voz cantante y mucho menos aparentar líder, es de lo poco que un mayordomo no sabe hacer. Dentro de la garganta, no había nada alrededor, con lo que resultaba difícil distraer la vista, y tratar de entablar conversación con su acompañante, no sería mas fácil.

Mientras caminaba por el oscuro lugar, mirando la infinita oscuridad que les rodeaba, como si buscase algo, pensaba en los cambios que podría haber sufrido el mundo humano... Bien pensado, el último recuerdo del mundo real, aun tenía esa pesada y fría cadena clavada en el pecho y aun sentía angustia por la marcha de su antigua señora, Elisa. Las cosas habían cambiado tremendamente desde entonces, incluso había perdido una segunda señora, y ahora, rendía gustoso pleitesía y servicio a una tercera.

Comenzó a verse algo de luz, entre la grieta de bordes cuadriculares que se abría en el espacio conectando ambos mundos. y fuera de la misma, ya se veían varias figuras. La primera era de la elegante primera Espada. Estaba quieta, con los brazos extendidos a ambos lados, seguramente buscando algún resto de reiatsu. A su lado se encontraban las dos pequeñas que se acercaron al cuarto de Okami-sama para informar de la misión. También estaba Kyousuke-san, otra fracción de Enjeru-sama, que parecía acababa de llegar. Cuando las dos fracciones de la sexta sección se uniesen, aquél sería un grupo de lo mas pintoresco.

Chris salió delante, con ese paso felino y silencioso, que de no ser porque le esperaban, quizá ni hubiesen notado su presencia. Folk, salió justo detrás, si preocuparse por la sonoridad de sus pasos. Cuando puso el primer pie en aquella tierra, del bajo de sus pantalones corrieron varias de sus arañas hasta el suelo, aparentemente sin petición de su maestro, para luego salir cada una en una dirección. Sabían lo que tenían que hacer y lo que buscaban con exactitud. Folk, miró a un lado... luego recorrió con la mirada todo el panorama hasta el otro lado... Aquel lugar no era para nada agradable. Sin contar la masacre de Aleación, el aire se respiraba sucio y cargado, el cielo oscurecido por los efectos de la polución, y al fondo de la imagen, incontables edificios en constante discusión por cual era el mas alto de todos. Folk, hizo una mueca de desagrado.

La mirada de Chris, le indicó que hiciese lo que ya estaba haciendo desde que, literalmente, puso un pie en aquel lugar. Aunque no dijese nada, era perfectamente capaz de expresarse con la mirada.

Kyousuke-san se giró para mirar a Chris, y acto seguido se dirigió hacia él para saludarle. Alexander se colocó a su lado, puso una mano sobre su hombro y dijo sin mirarle - Él es Chris Renoir. Es hombre de pocas palabras. - y, echando la cabeza hacia atrás, y esta vez mirándole a los ojos añadió - Y yo soy Alexander Folk. Encantando. - esto último lo dijo añadiendo una muy leve inclinación de cabeza. Luego dio unos pasos, dejando a su espalda a Gyambura, y a su vez, quedando a la espalda de la primera Espada. En cuanto concluyó su pesquisa, se presentó. - Buenos días Enjeru-sama, la veo tan elegante como siempre. Dijo mirándola a los ojos. Luego, hizo una reverencia doblando su cuerpo por la mitad para continuar - Somos las Fracciones de Okami-sama, Espada de la sexta sección, a su servicio en la misión que nos ocupa. Será un placer trabajar con usted. ¿Podría informarnos de los resultados de su pesquisa, si es tan amable?. - Luego se colocó tan recto como de costumbre, y colocó el punto y final - A propósito, bonito kimono. -

[OFF: Chris, espero que no te importe que te presente, se que prefieres no hablar con desconocidos... ^^ Si prefieres hacerlo tu, me avisas y edito vale? Enjeru-sama! A su servicio!]

Off: Chicos, les pido paciencia. Tenemos que esperar que narren lo que ocurre por aqui y nuestro querido WebMaster anda un tanto atareado. Gracias por su comprensión.

El desolador paisaje era el mismo que había dejado la espada antes de su marcha por una garganta, a través de la cual no se había vuelto a tener conocimiento ninguno de ella.

La sangre, seguía acumulandose por la tierra, ya coagulada y seca, como unas pequeñas marismas que le daban un toque escabroso a la cantidad de cuerpos allí sentenciados, abiertos en canal o simplemente muertos.

A decir verdad, posiblemente no podría difierenciarse a los llevados hacia el "otro mundo" de los simplemente caídos, pues estos últimos no podían ni levantarse por la enorme presión espiritual allí concentrada, en el caso de que estuvieran tan sanos de haberlo podido hacer sin necesidad de que hubiera un factor externo que se lo impidiera.

Pero la espada y las fracciones no se encontraban allí para charlar, ver cadáveres o salvar a los heridos, sino que Marcus les había llevado allí con un propósito.
Buscar el rastro perdido de Aleación, quien podía haber sido la espada con menos tiempo en el cargo.

Más, por ahora, la tarea se antojaba imposible, pues seguir el rastro de una garganta era casi una tarea titánica, digna de consumados especialistas. Y cuando el rastro a seguir, posiblemente, estuviera muerto...

Pero si se concentran, puede darse con un hilo, un fino hilo, que les dirija hacia el destino que había elegido su creador, aunque este ya no existiera.
Y ese hilo parecía acabar en un desolado paraje, lejano, muy lejano, del lugar donde la espada 0 decidió crear el Amanecer. Un paisaje en el que predominaban huecos árboles, casi de cristal, donde había mil grietas donde el peligro podía acechar.

¿Incluso para una espada?

Atención:

La misión de busqueda continúa aqui

Gracias!