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Let the Games begin...
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Kobayashi Hayato
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Página 1 de 1.
Re: Let the Games begin...
[OFF] Siento las molestias ocasionadas. Cualquier problema, avisad y vuelvo a editar, pero espero que esta sea la versión final del post, que van cinco. xDD
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Aún cuando había sido de los primeros, sin contar la precoz salida de escena de Chiesa, en mostrar intenciones de cruzar las Puertas Celestiales, sin saberlo cómo, todo el mundo acabó por adelantarle. Sólo restaban su Teniente y él. Kato le hizo un gesto cómplice con los ojos y la invitó, cortés, a pasar delante de él.
El viaje fue corto a través del Dangai, pero de nuevo los cálculos no fueron lo suficientemente exactos, al parecer, pues tras notar la brisa fresca de la noche humana, ni rastro de arrancars había a la vista. Tocaba volver a patearse medio pueblo en post de los reiatsus enemigos, como si tal tarea se le diese tan bien al Shihōin.
El resto no se encontraban lejos, por lo que Kato, junto a Isono, se limitó a seguirlos. Pronto llegaron a su destino y la shinigami secuestrada fue encontrada con sospechosa facilidad. El peliblanco vio como Hayato encargaba a los dos shinigamis que le acompañaban ir a por chiquilla, mientras él se hacía cargo del arrancar.
— Pero qué cojo... — se contuvo, para no maldecir, e hizo un amago de desaparecer en un shunpo, que también detuvo, para pensar con calma: — "La chiquilla sola, sin ningún arrancar cerca de ella, apesta a trampa" — fue hilando, en su mente.
— "Y no se le ocurre otra cosa que enviar a dos rasos, solos, a por ella." — Esta vez era la voz de su zanpakutō la que resonó en su cabeza, pero parecía haber leído la mente de su dueño.
— "Sí, pero Hayato parece haberse encargado del único arrancar que parece encontrarse cerca, aunque no me fiaría mucho de mi percepción de reiatsu." — contestó a Tora. — "Pensemos durante un segundo." — se obligó. — "Chiesa está frente a uno de los arrancars. Necesitará ayuda. La lobuna Espada está lejos de la shinigami. No puedo concretar dónde, pero noto su reiatsu cerca de Chiesa también. Mientras Hayato no pierda de vista a su arrancar, los rasos no tendrán problema."
— "¿Seguro?" — preguntó, inquieta, la zanpakutō.
Kato no quiso seguir con el debate, pues había decidido unirse con su compañero de correrías, Chiesa-taicho. Por supuesto, la escasa habilidad para detectar el reiatsu del Capitán del Quinto, sumada a la desactualizada información con la que contaba la Decimotercera División, el peliblanco estaba obviando aquel aracnoide arrancar que, por ahora, se mantenía oculto entre las calles de Karakura.
Antes de que Hayato perdiera de vista a la Fracción a la que se enfrentaba y ésta atrapara a la shinigami bajo sus garras, Kato y su compañía ya había llegado junto a Chiesa, Regis y la shinigami del Tercero, por lo que el Capitán no tenía conocimiento de tal captura. Al menos por ahora. Su mirada, durante un segundo, buscó a la joven de argéntea cabellera. Cada vez que se cruzaba con ella, las prisas premiaban, tal como en aquel entonces. Ni tan siquiera tenía tiempo para intentar dilucidar el origen de sus recuerdos, el por qué aquella cara le era tan extrañamente familiar. Fue entonces cuando le sorprendió, haciendo aquellas preguntas.
— Del tercer arrancar se está ocupando Hayato, mientras los otros dos shinigamis recuperan a Hatsushiki. — respondió. — No te preocupes por ellos. — añadió, con una sonrisa confiada.
Juntó las palmas de sus manos y, poco a poco, fue materializando su shirasaya zanpakutō, bajo un halo de energía eléctrica. A Kato le bastó una fugaz mirada y una rápida e imperceptible sonrisa hacia Isono para comprobar que ésta estaba lista. Desenfundó su arma, brillante bajo la oscura noche, y apuntó su ápice hacia delante, desafiante.
— ¿Pensabas empezar la fiesta sin mí? — preguntó a Chiesa, poniéndose a su lado, y dándole un ligero golpe con el canto de su zanpakutō, bromista.
Un pitido sonó bajo su keikogi, interrumpiendo el comentario de Kato, para luego emitir el siguiente comunicado:
— Mierda. — masculló.
Su brazo, con el arma elevada aún, decayó, como su ánimo. Eso lo cambiaba todo, la seguridad de la shinigami volvía a estar en entredicho. ¿Y si aquel reiatsu obviado estaba preparando una trampa con Hatsushiki como cebo? Hayato y compañía necesitaría ayuda. Primaba encontrar aquel reiatsu cuanto antes.
Por más que se concentraba no lograba ubicar el reiatsu de tercer arrancar, el único hollow que seguía sin dar la cara. Recordó lo que le había dicho a Isono y pensó: "ven mejor tres almas que media", con cierta burla hacia sí mismo.
— Chicos, necesito vuestra ayuda. — confesó. Se dirigía a Isono, Hotaru y Regis. Chiesa parecía ocupado escupiendo testosterona por doquier y su capacidad para sensar el reiatsu era tan nula como la del Shihōin.— Tanto reiatsu mezclado en tan pequeña superficie me tiene algo mareado. — mintió, a medias. — ¿Lográis encontrar la energía espiritual de tercer arrancar que acaba de mencionar Erienne? — preguntó.
Mientras obtenía respuesta, volvió a adquirir el gesto veligerante, elevando su espada frente al arrancar, mostrando desafiante el extremo punzante de su arma. Así se preparaba para cualquier reacción de su enemigo.
_______________________________
[OFF] Aclaro la coherencia en el rol: Como en el anterior post, Kato ha visto que lo de la shinigami podría ser una trampa, pero una vez que ve que Chris está con Hayato, mientras que Okami y Yoel están frente a Chiesa -y si Okami está escondida, su reiatsu fijo que no-; a Kato ya le "salen las cuentas": Tres arrancars. Además, él no llega a ver como Chris se le escapa a Hayato y atrapa a la shinigami, sino hubiera ido a ayudar. Él decide que, dado que Hayato tiene mantenido distraído a Chris, Daigo y Suna no corren peligro, así que prefiere ir junto a Hotaru y Chiesa para ayudar.
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Aún cuando había sido de los primeros, sin contar la precoz salida de escena de Chiesa, en mostrar intenciones de cruzar las Puertas Celestiales, sin saberlo cómo, todo el mundo acabó por adelantarle. Sólo restaban su Teniente y él. Kato le hizo un gesto cómplice con los ojos y la invitó, cortés, a pasar delante de él.
El viaje fue corto a través del Dangai, pero de nuevo los cálculos no fueron lo suficientemente exactos, al parecer, pues tras notar la brisa fresca de la noche humana, ni rastro de arrancars había a la vista. Tocaba volver a patearse medio pueblo en post de los reiatsus enemigos, como si tal tarea se le diese tan bien al Shihōin.
El resto no se encontraban lejos, por lo que Kato, junto a Isono, se limitó a seguirlos. Pronto llegaron a su destino y la shinigami secuestrada fue encontrada con sospechosa facilidad. El peliblanco vio como Hayato encargaba a los dos shinigamis que le acompañaban ir a por chiquilla, mientras él se hacía cargo del arrancar.
— Pero qué cojo... — se contuvo, para no maldecir, e hizo un amago de desaparecer en un shunpo, que también detuvo, para pensar con calma: — "La chiquilla sola, sin ningún arrancar cerca de ella, apesta a trampa" — fue hilando, en su mente.
— "Y no se le ocurre otra cosa que enviar a dos rasos, solos, a por ella." — Esta vez era la voz de su zanpakutō la que resonó en su cabeza, pero parecía haber leído la mente de su dueño.
— "Sí, pero Hayato parece haberse encargado del único arrancar que parece encontrarse cerca, aunque no me fiaría mucho de mi percepción de reiatsu." — contestó a Tora. — "Pensemos durante un segundo." — se obligó. — "Chiesa está frente a uno de los arrancars. Necesitará ayuda. La lobuna Espada está lejos de la shinigami. No puedo concretar dónde, pero noto su reiatsu cerca de Chiesa también. Mientras Hayato no pierda de vista a su arrancar, los rasos no tendrán problema."
— "¿Seguro?" — preguntó, inquieta, la zanpakutō.
Kato no quiso seguir con el debate, pues había decidido unirse con su compañero de correrías, Chiesa-taicho. Por supuesto, la escasa habilidad para detectar el reiatsu del Capitán del Quinto, sumada a la desactualizada información con la que contaba la Decimotercera División, el peliblanco estaba obviando aquel aracnoide arrancar que, por ahora, se mantenía oculto entre las calles de Karakura.
Antes de que Hayato perdiera de vista a la Fracción a la que se enfrentaba y ésta atrapara a la shinigami bajo sus garras, Kato y su compañía ya había llegado junto a Chiesa, Regis y la shinigami del Tercero, por lo que el Capitán no tenía conocimiento de tal captura. Al menos por ahora. Su mirada, durante un segundo, buscó a la joven de argéntea cabellera. Cada vez que se cruzaba con ella, las prisas premiaban, tal como en aquel entonces. Ni tan siquiera tenía tiempo para intentar dilucidar el origen de sus recuerdos, el por qué aquella cara le era tan extrañamente familiar. Fue entonces cuando le sorprendió, haciendo aquellas preguntas.
— Del tercer arrancar se está ocupando Hayato, mientras los otros dos shinigamis recuperan a Hatsushiki. — respondió. — No te preocupes por ellos. — añadió, con una sonrisa confiada.
Juntó las palmas de sus manos y, poco a poco, fue materializando su shirasaya zanpakutō, bajo un halo de energía eléctrica. A Kato le bastó una fugaz mirada y una rápida e imperceptible sonrisa hacia Isono para comprobar que ésta estaba lista. Desenfundó su arma, brillante bajo la oscura noche, y apuntó su ápice hacia delante, desafiante.
— ¿Pensabas empezar la fiesta sin mí? — preguntó a Chiesa, poniéndose a su lado, y dándole un ligero golpe con el canto de su zanpakutō, bromista.
Un pitido sonó bajo su keikogi, interrumpiendo el comentario de Kato, para luego emitir el siguiente comunicado:
Aviso a todos los shinigamis del mundo humano. No hay tres presencias, si no cuatro. Repito, hay cuatro reiatsus de arrancars en el mundo humano. Vosotros solo estáis enfrente de tres. Hay otro que se ha desplazado, no está con la espada.
— Mierda. — masculló.
Su brazo, con el arma elevada aún, decayó, como su ánimo. Eso lo cambiaba todo, la seguridad de la shinigami volvía a estar en entredicho. ¿Y si aquel reiatsu obviado estaba preparando una trampa con Hatsushiki como cebo? Hayato y compañía necesitaría ayuda. Primaba encontrar aquel reiatsu cuanto antes.
Por más que se concentraba no lograba ubicar el reiatsu de tercer arrancar, el único hollow que seguía sin dar la cara. Recordó lo que le había dicho a Isono y pensó: "ven mejor tres almas que media", con cierta burla hacia sí mismo.
— Chicos, necesito vuestra ayuda. — confesó. Se dirigía a Isono, Hotaru y Regis. Chiesa parecía ocupado escupiendo testosterona por doquier y su capacidad para sensar el reiatsu era tan nula como la del Shihōin.— Tanto reiatsu mezclado en tan pequeña superficie me tiene algo mareado. — mintió, a medias. — ¿Lográis encontrar la energía espiritual de tercer arrancar que acaba de mencionar Erienne? — preguntó.
Mientras obtenía respuesta, volvió a adquirir el gesto veligerante, elevando su espada frente al arrancar, mostrando desafiante el extremo punzante de su arma. Así se preparaba para cualquier reacción de su enemigo.
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[OFF] Aclaro la coherencia en el rol: Como en el anterior post, Kato ha visto que lo de la shinigami podría ser una trampa, pero una vez que ve que Chris está con Hayato, mientras que Okami y Yoel están frente a Chiesa -y si Okami está escondida, su reiatsu fijo que no-; a Kato ya le "salen las cuentas": Tres arrancars. Además, él no llega a ver como Chris se le escapa a Hayato y atrapa a la shinigami, sino hubiera ido a ayudar. Él decide que, dado que Hayato tiene mantenido distraído a Chris, Daigo y Suna no corren peligro, así que prefiere ir junto a Hotaru y Chiesa para ayudar.
Última edición por Shihōin Kato el Mar Jun 28, 2011 11:02 am, editado 1 vez
Re: Let the Games begin...
Tras la rezagada salida del Rukongai de los miembros del quinto escuadrón, la escena parecía haberlos dejado definitivamente atrás, o al menos, a Isono le daba la impresión de que todo el mundo tenía prisa. En poco tiempo, la shinigami desaparecida estaba fuera de las manos de aquel arrancar, el capitán del séptimo parecía encontrado un objetivo y todos estaban allí plantados a sabiendas de que había un arrancar más que antes no se había detectado.
Debían encontrarlo cuanto antes; focalizar el reiatsu de aquel cuarto arrancar antes de que algunos comenzasen a ser presas fáciles. Isono maldijo su escasa habilidad en detectar reiatsu; a menos que lo hicieran en conjunto no sería capaz de ni encontrar una mosca. Miró con expresión neutra a Hotaru y a Regis, a la espera de que ambos comprendieran lo que Kato estaba proponiendo.
-Kawasumi... oficial, debemos concentrarnos en localizar y enfocar el reiatsu del cuarto arrancar -planteó Isono-. Centrémonos en ello y nos habremos quitado un margen de error.
Isono ya sostenía a Sangeki en la mano. Minutos antes la había sacado del cinto; en aquellas circunstancias no se fiaba ni de su sombra.
OFF: tengo 55 en Detección... más cegata que un topo. Siento la mediocridad del post... pero no tenía demasiadas opciones.
Debían encontrarlo cuanto antes; focalizar el reiatsu de aquel cuarto arrancar antes de que algunos comenzasen a ser presas fáciles. Isono maldijo su escasa habilidad en detectar reiatsu; a menos que lo hicieran en conjunto no sería capaz de ni encontrar una mosca. Miró con expresión neutra a Hotaru y a Regis, a la espera de que ambos comprendieran lo que Kato estaba proponiendo.
-Kawasumi... oficial, debemos concentrarnos en localizar y enfocar el reiatsu del cuarto arrancar -planteó Isono-. Centrémonos en ello y nos habremos quitado un margen de error.
Isono ya sostenía a Sangeki en la mano. Minutos antes la había sacado del cinto; en aquellas circunstancias no se fiaba ni de su sombra.
OFF: tengo 55 en Detección... más cegata que un topo. Siento la mediocridad del post... pero no tenía demasiadas opciones.
Otsuka Isono- Post : 1242
Edad : 38
Re: Let the Games begin...
La batalla parecía haberse dirigido por otros derroteros diferentes, más lejos de la posición que había ocupado inicialmente Chiesa y que el pensaba que iba a ser el punto de batalla. Pero bueno, como se suele decir, si la Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma.
Enfrente suya tenía dos arrancars, los cuales parecían más fuertes que el que había seguido a los demás. Si bien era posible que no fueran espadas, seguramente tendrían el poder para serlo, así que un ataque directo, incluso para alguien tan aventurado y alocado en las batallas como era Bastian, era una estupidez que no se le pasaría por la cabeza. O sólo se le pasaría durante un segundo.
No es que rechazara enfrentarse a los dos, pero la pelea era más honorable cuando se enfrentaban 1 contra 1 y acaparar a ambos enemigos le parecía incluso egoísta.
Ahora quedaba con quien batirse en duelo primero. Podría ser un caballero y dejar a las damas primero, o evitar enfrentarse a una fémina. Pero la verdad es que no estaba realmente seguro del género de ninguno de los dos arrancars.
Una parecía una mujer, pero tenía un aspecto animalesco que contravenía toda la feminidad que podía otorgarles las curvas de su cuerpo.
Y el otro, era más masculino, por lo menos en la forma del cuerpo, aunque que su rostro fuera fino y su largo pelo blanco le diera un aire bastante más indefinido. Había visto muchas shinigamis con ese tipo de cuerpo, desgarbado y sin curvas, así que tampoco sería demasiado extraño.
Así que para olvidarse de tantas tonterías, simplemente, se puso a contar.
- Pito pito, gorgorito, que arrancar es más feito, y le toca luchar conmigo, pin pon fuera. - Terminó de cantar aquella estúpida canción mientras su dedo índice señalaba al arrancar de pelo blanco. El destino había querido que aquel entonces fuera su primer enemigo.
- Apoyadme a distancia - Comentó en voz relativamente baja a los dos shinigamis que se encontraban con él, mientras se separaba ligeramente de ellos para que no se vieran metidos en la pelea cuerpo a cuerpo, y sin embargo pudieran participar en la batalla.
Ahora solo tenía que pensar en como separarlo de la otra arrancar. Su shikai no era un arma a larga distancia, además de que todavía no quería liberar su espada a no ser de que se lo exigiera la batalla. La solución más lógica y que más odiaba era el uso del kidoh para atacar simplemente a uno para que fuera simplemente una provocación individual.
Sin embargo, odiaba usar kidoh, era algo contrario a la batalla. La lucha era instintiva, natural, algo que sacaba el verdadero ser de uno, y sin embargo el kidoh era tan artificial, debía de ser tan estudiado, y uno debía de pensar lógicamente en vez de con el corazón.
Así que con una mueca de disgusto, se dispuso a iniciar un kidoh básico, pues su intención era simplemente molestar al bicho ese de pelo blanco que tan tranquilamente se acomodaba delante de ellos. Debía de elegir uno sencillo y sin encantamiento, no fuera que se le descontrolara y le diera a los dos y ya la hubiera liado.
- Hadō 4 - Recitó concentrándose, intentando acumular la energía necesaria para poder controlarlo fácilmente y sin problemas - Byakurai
Enfrente suya tenía dos arrancars, los cuales parecían más fuertes que el que había seguido a los demás. Si bien era posible que no fueran espadas, seguramente tendrían el poder para serlo, así que un ataque directo, incluso para alguien tan aventurado y alocado en las batallas como era Bastian, era una estupidez que no se le pasaría por la cabeza. O sólo se le pasaría durante un segundo.
No es que rechazara enfrentarse a los dos, pero la pelea era más honorable cuando se enfrentaban 1 contra 1 y acaparar a ambos enemigos le parecía incluso egoísta.
Ahora quedaba con quien batirse en duelo primero. Podría ser un caballero y dejar a las damas primero, o evitar enfrentarse a una fémina. Pero la verdad es que no estaba realmente seguro del género de ninguno de los dos arrancars.
Una parecía una mujer, pero tenía un aspecto animalesco que contravenía toda la feminidad que podía otorgarles las curvas de su cuerpo.
Y el otro, era más masculino, por lo menos en la forma del cuerpo, aunque que su rostro fuera fino y su largo pelo blanco le diera un aire bastante más indefinido. Había visto muchas shinigamis con ese tipo de cuerpo, desgarbado y sin curvas, así que tampoco sería demasiado extraño.
Así que para olvidarse de tantas tonterías, simplemente, se puso a contar.
- Pito pito, gorgorito, que arrancar es más feito, y le toca luchar conmigo, pin pon fuera. - Terminó de cantar aquella estúpida canción mientras su dedo índice señalaba al arrancar de pelo blanco. El destino había querido que aquel entonces fuera su primer enemigo.
- Apoyadme a distancia - Comentó en voz relativamente baja a los dos shinigamis que se encontraban con él, mientras se separaba ligeramente de ellos para que no se vieran metidos en la pelea cuerpo a cuerpo, y sin embargo pudieran participar en la batalla.
Ahora solo tenía que pensar en como separarlo de la otra arrancar. Su shikai no era un arma a larga distancia, además de que todavía no quería liberar su espada a no ser de que se lo exigiera la batalla. La solución más lógica y que más odiaba era el uso del kidoh para atacar simplemente a uno para que fuera simplemente una provocación individual.
Sin embargo, odiaba usar kidoh, era algo contrario a la batalla. La lucha era instintiva, natural, algo que sacaba el verdadero ser de uno, y sin embargo el kidoh era tan artificial, debía de ser tan estudiado, y uno debía de pensar lógicamente en vez de con el corazón.
Así que con una mueca de disgusto, se dispuso a iniciar un kidoh básico, pues su intención era simplemente molestar al bicho ese de pelo blanco que tan tranquilamente se acomodaba delante de ellos. Debía de elegir uno sencillo y sin encantamiento, no fuera que se le descontrolara y le diera a los dos y ya la hubiera liado.
- Hadō 4 - Recitó concentrándose, intentando acumular la energía necesaria para poder controlarlo fácilmente y sin problemas - Byakurai
Chiesa- Capitán Rei
- Post : 1243
Edad : 38
Re: Let the Games begin...
[OFF] Vamos a poner un orden de posteo ya, para aclarar un poco la cosa. Ahora mismo le toca a Regis. Falta por postear Yoel, que lo hará cuando quiera, y entonces lo incluiré en la cola:
Chiesa
Regis
Yoel
Hotaru
Folk
Daigo
Hayato
Chris
Suna
Kato
Isono
Regis
Yoel
Hotaru
Folk
Daigo
Hayato
Chris
Suna
Kato
Isono
Última edición por Shihōin Kato el Lun Jun 27, 2011 3:06 am, editado 2 veces
Re: Let the Games begin...
Regis bufó ante toda la acción que se estaba desenvolviendo a su alrededor. Aquello era de locos, aunque bien se sabía que la estrategia y el plan de batalla solo duran hasta que empieza la acción... Aunque en aquel momento estaban ganando la partida gracias a la superioridad numérica, aquella desorganización les podía costar la vida... En cualquier momento una garganta se podía abrir... algún hollow escondido... el abanico de posibilidades era inmenso y ninguna de aquellas era del agrado del oficial.
No se sorprendió demasiado ante la acción de Chiesa. A esas alturas Regis ya lo había catalogado como un estúpido impulsivo. Bueno de hecho lo había echo mucho antes solo leyendo los informes, en este momento lo único que hacía era confirmarlo de una manera bastante clara. Pero bien, esperaba que no llebara el uniforme de capitán solo para lucir y que entretuviera a los arrancar lo suficiente para que Regis se pudiera quedar en la retaguardia sin realizar un solo combate. Cualquier herida podría provocar una bajada de productividad por su parte, y no se fiaba ni un pelo de los otros de su escuadrón.
Sus miedos se volvieron realidad cuando avisaron de otro arrancar escondido. Aquello podría ponerse feo en cualquier momento... Aquello podría ser una trampa... Si lo fuera eliminarían de un golpe a tres capitanes de Seiretei y entonces sería muy facil derrotar a la SS, vista la falta de capitanes por esta misma.
Después del anuncio aparecieron el capitán Kato y su molesta teniente, aunque bien esperaba de ellos dos una competencia superior al capitán que se había lanzado de cabeza después de escoger al azar a su enemigo. Así pues siguiendo instrucciones se concentró en detectar el reiatsu del enemigo... Era vano y difícil de reconocer, pero estaba allí... Regis se concentró aún más para detectar la presencia... era difícil, pero nada imposible para el glorioso 3r Oficial de la 10 división. Finalmente, cuando las gotas de sudor empañaban el rostro de Regis ante la dificultad lo encontró, estaba debajo de ellos en el suelo, y de hecho bastante cerca, aunque no conseguía precisar con claridad.
- Lo tengo.- Dijo calmadamente, en un tono solo audible para los más cercanos a el. Miró fríamente a Otsuka y a Hotaru.- Esta debajo de nosotros, cerca de Chiesa. Más concretamente en una zona cercana ubicada a su derecha.
Tras esto se quedó observando la reacción de los allí presentes, en ningún momento planeaba coger el la iniciativa. Seguro que alguno de aquellos salvajes sedientos de gloria, batallas y llenos de impulsividad lo harían por el...
No se sorprendió demasiado ante la acción de Chiesa. A esas alturas Regis ya lo había catalogado como un estúpido impulsivo. Bueno de hecho lo había echo mucho antes solo leyendo los informes, en este momento lo único que hacía era confirmarlo de una manera bastante clara. Pero bien, esperaba que no llebara el uniforme de capitán solo para lucir y que entretuviera a los arrancar lo suficiente para que Regis se pudiera quedar en la retaguardia sin realizar un solo combate. Cualquier herida podría provocar una bajada de productividad por su parte, y no se fiaba ni un pelo de los otros de su escuadrón.
Sus miedos se volvieron realidad cuando avisaron de otro arrancar escondido. Aquello podría ponerse feo en cualquier momento... Aquello podría ser una trampa... Si lo fuera eliminarían de un golpe a tres capitanes de Seiretei y entonces sería muy facil derrotar a la SS, vista la falta de capitanes por esta misma.
Después del anuncio aparecieron el capitán Kato y su molesta teniente, aunque bien esperaba de ellos dos una competencia superior al capitán que se había lanzado de cabeza después de escoger al azar a su enemigo. Así pues siguiendo instrucciones se concentró en detectar el reiatsu del enemigo... Era vano y difícil de reconocer, pero estaba allí... Regis se concentró aún más para detectar la presencia... era difícil, pero nada imposible para el glorioso 3r Oficial de la 10 división. Finalmente, cuando las gotas de sudor empañaban el rostro de Regis ante la dificultad lo encontró, estaba debajo de ellos en el suelo, y de hecho bastante cerca, aunque no conseguía precisar con claridad.
- Lo tengo.- Dijo calmadamente, en un tono solo audible para los más cercanos a el. Miró fríamente a Otsuka y a Hotaru.- Esta debajo de nosotros, cerca de Chiesa. Más concretamente en una zona cercana ubicada a su derecha.
Tras esto se quedó observando la reacción de los allí presentes, en ningún momento planeaba coger el la iniciativa. Seguro que alguno de aquellos salvajes sedientos de gloria, batallas y llenos de impulsividad lo harían por el...
Regis- Raso Meiyo
- Post : 351
Edad : 32
Re: Let the Games begin...
Yoel miró a su alrededor sorprendido de ver tanto shinigami junto. En principio, había bajado para ver qué pretendía Okami en el mundo humano, pero no esperaba una reacción tan rápida de los shinigamis. Observó a cada uno de ellos detenidamente y comprobó sus reiatsus. Dos capitanes... interesantes.
Mientras los miraba, el shinigami que le había parecido más estúpido y había ignorado, comenzó a canturrear una estúpida canción, para después lanzarle un rayito blanco azulado que le quemó ligeramente la ropa. El arracar tomó una calada de su cigarro y sonrió. Su atacante era poderoso y no había duda de que intentaba provocarle para que le respondiese. En otras circunstancias no le habría hecho caso y quizá se habría vuelto al Hueco Mundo, pero volver sin haber hecho nada le parecía un desperdicio de tiempo.
-Disculpadme, mi dama, pero tengo otros asuntos de los que encargarme antes de ocuparme de vos- dijo dirigiéndose a Okami.
Nada más hablar, de un sonido se colocó a escasos centímetros del capitán de cabello oscuro que le había atacado y clavó su mirada en sus ojos color esmeralda a la vez que apagaba su cigarrillo en su hombro.
-Veamos de qué es capaz el capitán cabeza de Chorlito-dicho esto, se alejo de nuevo con su sonido unos pocos metros y soltó las palabras que liberarían su poder-. Grita de dolor, colmillo de hueso.
Su cuerpo mutó rápidamente y una calavera gigantesca de lobo cubrió su rostro a la vez que profería un horrible aullido. Estaba preparado para luchar y desgarrar a su oponente.
Off: Lamento haber estado tan ausente, he estado in parar desde que acabé el curso. Por cierto, si lo arrancars no van a poder postear mucho, Yoel va a morir XDDD
Mientras los miraba, el shinigami que le había parecido más estúpido y había ignorado, comenzó a canturrear una estúpida canción, para después lanzarle un rayito blanco azulado que le quemó ligeramente la ropa. El arracar tomó una calada de su cigarro y sonrió. Su atacante era poderoso y no había duda de que intentaba provocarle para que le respondiese. En otras circunstancias no le habría hecho caso y quizá se habría vuelto al Hueco Mundo, pero volver sin haber hecho nada le parecía un desperdicio de tiempo.
-Disculpadme, mi dama, pero tengo otros asuntos de los que encargarme antes de ocuparme de vos- dijo dirigiéndose a Okami.
Nada más hablar, de un sonido se colocó a escasos centímetros del capitán de cabello oscuro que le había atacado y clavó su mirada en sus ojos color esmeralda a la vez que apagaba su cigarrillo en su hombro.
-Veamos de qué es capaz el capitán cabeza de Chorlito-dicho esto, se alejo de nuevo con su sonido unos pocos metros y soltó las palabras que liberarían su poder-. Grita de dolor, colmillo de hueso.
Su cuerpo mutó rápidamente y una calavera gigantesca de lobo cubrió su rostro a la vez que profería un horrible aullido. Estaba preparado para luchar y desgarrar a su oponente.
Off: Lamento haber estado tan ausente, he estado in parar desde que acabé el curso. Por cierto, si lo arrancars no van a poder postear mucho, Yoel va a morir XDDD
Yoel- Espada Dexter
- Post : 166
Edad : 34
Re: Let the Games begin...
Tantos shinigamis juntos... ¿Es que se había lanzado toda la Sociedad de Almas en estampida hacia el mundo humano para comenzar otra guerra? No. Seguramente el orgullo herido de los shinigamis que habían perdido a aquella niña habría causado tal alboroto. Mejor así. Sería mucho más divertido cuando vieran que no tenían escapatoria...
La loba se había fijado en el recién llegado. Aquel cachorro albino con aires de grandeza se dirigía a ella con la prepotencia de un pomposo lord del renacimiento. El humo del tabaco la hizo encoger la nariz sutilmente en único gesto de que le molestara su presencia. Ajeno era aquella fracción de lo que se montaría en el mundo humano aquel momento.
No dijo nada. Simplemente se quedó mirando con los ojos fijos en el cielo donde las puertas de la Sociedad de Almas se habían materializado vomitando guerreros de tres al cuarto vestidos todos de funeral. Se relamió los labios reconociendo algunos de los reiatsus y otros no. Kobayashi había bajado, por supuesto. Aunque se le antojó algo extraño que no fuera directamente a por ella. ¿Miedo tal vez? No... Tenía otras prioridades. Con esos aires de héroe que se daba seguramente... Por supuesto. La conejita.
Haciendo caso omiso de las provocaciones de los capitanes dejando que las fracciones se divirtieran con sus contrincantes, Okami decidió hacer algo mucho más entretenido. Desenvainando su arma abrió una boca oscura y humeante en el cielo. No era una garganta ya que no tenía ese sonido estridente como si se rasgara un disco. Era una de las técnicas de la Espada más salvaje de Hueco Mundo. En un abrir y cerrar de ojos desapareció de la vista de todos dejándolos aparentemente solos. Ante ella, la ciudad de Karakura se abría como si los edificios estuvieran todos cubiertos de telarañas y oscuros seres de vida condenada. Todo carcomido por el óxido y la podredumbre. Todo caótico.
Sus pasos la guiaron por aquel destrozado plano mientras observaba a los pequeños shinigamis pasar por su lado buscando a la conejita. Otros se habían lanzado directamente al combate dejando que Yoel fuera a por los dos capitanes. Okami tenía mejores cosas que hacer. Se relamió los labios al sentir el aroma del reiatsu de Hayato. Lo había saboreado y quería más... Mucho más... Sin embargo debía mantener la mente fría. Seguramente habría otras presas más fáciles y que dolería más a la sociedad de almas si caían. Sería muy divertido. Además, así vería el potencial de las nuevas hordas de Hueco Mundo.
Última edición por Okami el Miér Jun 29, 2011 10:37 am, editado 1 vez
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Re: Let the Games begin...
[OFF] División de la Batalla en Grupos. Obviamente seguís estando cerca, así que sólo tenéis que avisar en el tema OFF de que os cambiáis, si así lo queréis, y podéis moveros a otro hilo-batalla.
______________________________________
La noche es joven en Karakura.
El macabro juego de los Arrancars se ve truncada por una rápida respuesta del Gotei. Un grupo, formado por ocho shinigamis, acaba de cruzar las puertas del Dangai, para plantar cara a las huestes de Marcus -una Espada y tres fracciones- que pretenden desafiar a la Sociedad de Almas, con aquella burlesca caza de la desaparecida Hatsushiki.
Okami, la Espada lobuna, había bajado al Mundo Humano junto con sus dos Fracciones y, soltando a la malograda shinigami en Karakura, les ordenó que la apresaran. Yoel, Fracción de la Séptima Sección de Hueco Mundo, los siguió, curioso de qué planeaba la Espada esta vez.
El primer shinigami en llegar fue el Capitán Bastian Chiesa que, tomando la nada sutil solución de mostrarse e insultar a los arrancars, esperó a que estos aparecieran mientras sus compañeros acababan de ultimar la estrategia de aquella misión. El Capitán Kobayashi Hayato llegó al poco y tomó a dos shinigamis -la Tercera Oficial del Duodécimo, Shiroi Suna y el ex-oficial del Tercero, Kimura Daigo- a su cargo. Localizaron a Hatsushiki y el Capitán les ordenó que la recuperaran, mientras él se encargaría de uno de las Fracciones de Okami, Chris Renoir. Sin embargo, éste se adelantó y apresó a la shinigami. El Duodécimo Escuadrón jugó su as con rapidez a través de Suna, atacando y entorpeciendo a la Fracción para tratar de recuperar a la pobre shinigami.
Por otra parte, el Capitán del Quinto Escuadrón, Shihōin Kato, y su Teniente, Otsuka Isono, se reunieron con Kawasumi Hotaru, shinigami del Tercer Escuadrón y con Regis DiMaio, shinigami del Décimo, que se encontraban junto a Chiesa preparando la batalla. Fue entonces cuando la Teniente Erienne comunicó desde el Decimotercer Escuadrón que se había detectado una cuarta presencia Arrancar, pues el primer reporte avisaba de sólo tres.
Tras la petición de Kato, Regis encontró aquella fuente de reiatsu con relativa rapidez y el Capitán puso a cargo de su Teniente Isono a los dos rasos, Hotaru y Regis, para ir tras Alexander Folk, la otra Fracción de Okami, que había permanecido oculto hasta ahora. Kato permanecería junto a su viejo amigo Chiesa, quien necesitaría ayuda para batallar contra Yoel. Okami desapareció en una nube de humo negro quedando aislada del resto de personajes. ¿Qué tendría preparado la cazadora de Hueco Mundo?
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La noche es joven en Karakura.
El macabro juego de los Arrancars se ve truncada por una rápida respuesta del Gotei. Un grupo, formado por ocho shinigamis, acaba de cruzar las puertas del Dangai, para plantar cara a las huestes de Marcus -una Espada y tres fracciones- que pretenden desafiar a la Sociedad de Almas, con aquella burlesca caza de la desaparecida Hatsushiki.
Okami, la Espada lobuna, había bajado al Mundo Humano junto con sus dos Fracciones y, soltando a la malograda shinigami en Karakura, les ordenó que la apresaran. Yoel, Fracción de la Séptima Sección de Hueco Mundo, los siguió, curioso de qué planeaba la Espada esta vez.
El primer shinigami en llegar fue el Capitán Bastian Chiesa que, tomando la nada sutil solución de mostrarse e insultar a los arrancars, esperó a que estos aparecieran mientras sus compañeros acababan de ultimar la estrategia de aquella misión. El Capitán Kobayashi Hayato llegó al poco y tomó a dos shinigamis -la Tercera Oficial del Duodécimo, Shiroi Suna y el ex-oficial del Tercero, Kimura Daigo- a su cargo. Localizaron a Hatsushiki y el Capitán les ordenó que la recuperaran, mientras él se encargaría de uno de las Fracciones de Okami, Chris Renoir. Sin embargo, éste se adelantó y apresó a la shinigami. El Duodécimo Escuadrón jugó su as con rapidez a través de Suna, atacando y entorpeciendo a la Fracción para tratar de recuperar a la pobre shinigami.
Por otra parte, el Capitán del Quinto Escuadrón, Shihōin Kato, y su Teniente, Otsuka Isono, se reunieron con Kawasumi Hotaru, shinigami del Tercer Escuadrón y con Regis DiMaio, shinigami del Décimo, que se encontraban junto a Chiesa preparando la batalla. Fue entonces cuando la Teniente Erienne comunicó desde el Decimotercer Escuadrón que se había detectado una cuarta presencia Arrancar, pues el primer reporte avisaba de sólo tres.
Tras la petición de Kato, Regis encontró aquella fuente de reiatsu con relativa rapidez y el Capitán puso a cargo de su Teniente Isono a los dos rasos, Hotaru y Regis, para ir tras Alexander Folk, la otra Fracción de Okami, que había permanecido oculto hasta ahora. Kato permanecería junto a su viejo amigo Chiesa, quien necesitaría ayuda para batallar contra Yoel. Okami desapareció en una nube de humo negro quedando aislada del resto de personajes. ¿Qué tendría preparado la cazadora de Hueco Mundo?
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