Amor propio Vol.1 De regreso del mundo humano

La mariposa viene de aqui

Una luz cálida entra por las ventanas del escuadrón, aquel día era extraño, pues no hacia calor ni frío. Todo está como siempre, todos los shinigamis recorren los pasillos de un lado a otro con total normalidad, todos hacen su trabajo, todos vigilan y atienden a los enfermos que están en el escuadrón.

Y aunque todo sea normal en el aire se respira intranquilidad, quizás es que ya se vea venir un problema. Y así fue, de entre los rayos de sol visualizáis una mariposa, una negra mariposa de color azabache revoloteando de un lado a otro algo agitada. Es importante.

MENSAJE PARA EL CAPITAN Y SUBORDINADOS DEL CUARTO ESCUADRÓN:

Este es un mensaje de parte de la teniente del decimotercer escuadrón, Erienne Veanna:

Acabamos de recibir un shinigami herido con cortes profundos. Ha sido trasladado desde el mundo humano y ahora mismo se encuentra en nuestro escuadrón. Ruego sea atendido urgentemente, está desangrándose por momentos.

Lamento las molestias que esto pueda acarrearle, y agradecería el esfuerzo que realice por nosotros.

Un saludo y gracias;

A las majestuosas puertas del escuadrón, Noboru compartía unas palabras con un shinigami del tercer escuadrón. Intercambiaban comentarios intrascendentales sobre el estado de la sociedad de almas, como lo estaban llevando los nuevos capitanes y el tipo de cosas que en el seireitei estaban en boca de todos.

Entonces se acercaba agitada la sombra pequeña de una mariposa. Pero no una cualquiera, sino una de esas mariposas infernales, de nombre injustos, pues los pequeños insectos de infernales no tenían más que el sombrío color. Ambos shinigamis giraron sus cuerpos hacia el espíritu mensajero, Noboru ya con un gesto amargo en su cara. La mayoría de los casos, ese ser -ahora si infernal-, no hacia más que darle trabajo. Esta vez no tenía porqué ser menos.

Noboru extendió su brazo, y así sus dedos, invitando a la pequeña a posarse en ellos. Hecho eso, se la acercó a la cara y la miró fijamente. Entonces el insecto soltó el mensaje. El pelirrojo soltó un profundo suspiro con cara de resignación. Tragó saliva, retomó su gesto habitual, y dejó marchar a la mensajera. Luego se volvió, se acercó al shinigami con el que conversaba, le sostuvo el hombro, y solo dijo: "Tengo trabajo". Luego se lanzó a la carrera alejándose del escuadrón, y en pleno salto, liberó su shikai justo debajo suya, y ese ave rojiza enorme, con las alas extendidas, ya tenía velocidad. En un par de aletazos, ya estaba a varios metros sobre el suelo, perdiéndose en la lejanía, rumbo directo al décimo tercer escuadrón.