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La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
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Scatha
Narrador
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La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
[Ambientación: https://www.youtube.com/watch?v=Lqih21z5B4I&NR=1 ]
Las instrucciones habían sido entregados y los arrancar, con el fin de atacar al enemigo por todos los flancos habían sido divididos en varios grupos. Poco sabían ellos de lo que les depararía semejante cacería, siendo lo más cercano a una guerra civil que había sufrido Hueco Mundo en toda su historia. Pero el traidor debía caer, eso era lo más importante de todo.
El terreno jugaba en favor de los sublevados. Ante los enviados de Marcus cada grupo liderado por una o dos fracciones, arrancar notables dentro de las masas que seguían al Amo del desierto Hollow, se podía ver un vasto terreno de rocas escarpadas, parecido a un bosque retorcido y extremadamente siniestro. Como el bosque de menos que se encontraba bajo sus pies, las ramas de roca se confundían y mezclaban entre sí tejiendo un intrincado telar que se presentaba ante ellos más amenazante que cualquier otra criatura que poblase las arenas. Si eran lo suficientemente precavidos.
Justo en el linde, pocos troncos se podían distinguir de las escarpadas estalagmitas que surgían del suelo apuntando al cielo como brazos extendidos hacia la luna llena. El orbe celeste, teñido de un color rojizo, como una predicción de la sangre arrancar que se derramaría en el albo terreno. Se escuchaba el ulular del viento entre las ramas rocosas creando la ilusión de voces siniestras y gruñidos que amenazaban a cualquiera que osase poner un pie en su territorio... O tal vez no eran ilusiones...
La gran mezcla de reiatsus permitía a los más avispados distinguir varios de poderosas emanaciones y otros muchos que no presentarían mucho problema para cualquiera de los guerreros que habían decidido acabar con los insurrectos. Eso sí, eran muchos, muchos más. La oscuridad impenetrable no permitía ver más allá que a unos metros una vez se internaban en el bosque fosilizado. En algunos momentos, las ramas parecían cernirse sobre ellos para intentar aferrarlos con fiereza y desgarrar su carne. Puede que solo fuera la forma en que la luz de la luna incidía sobre las duras y afiladas ramas.
Todos sabían que no tardarían en escuchar los gritos de dolor de los combatientes, y solo les quedaba esperar que no fueran un aliado, pues el número, a pesar de las apariencias, era siempre importante. Ahora, solo quedaba esperar a la resistencia. A los guardianes que presentarían cara a los enviados por Marcus, el primer arrancar, a terminar con aquellos que osaban rebelarse a su poder y dominio. Ahora... Solo quedaba esperar...
[OFF: Siento muchísimo el retraso pero por fin llega la ansiada trama arrancar!!! Bien!!! Bueno los miembros del grupo que posteen una o dos rondas en el orden que quieran. Pronto, vendrá alguien a presentar batalla. Lo más importante, a divertirse y que se lo pasen bien! ^ ^]
Narrador- Post : 85
Edad : 44
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
Inmensa, profusa e interminable; la oscuridad en la que vivía sumida Scatha no otorgaba concesiones ni siquiera tras una segunda vida. Su visión era abstracta, llena de matices pero nunca de imágenes, eran luces cambiantes, estelas difusas pero nunca existió la nitidez. Aquella negrura le era tan familiar que ni siquiera la oscuridad que la rodeaba amilanó su paso. Sentía la arena bajo los pies desnudos, agitándose por el viento que la arrastraba; cada susurro ululante del viento era una señal, una indicación casi exacta del relieve del camino. Avanzaba con calma, pisando con cierta dejadez como si sus movimientos estuvieran impregandos de cierta reluctancia y no quisieran posarse sobre el suelo; pese a ello, sus pisadas eran apenas inaudibles. Pese a la languidez natural de la arrancar, era fácil ver que estaba completamente alerta: pasos medidos, cabeza erguida y la zampakutou firmemente asida con la mano, lista para ser usada no como normalmente la llevaba, perezosa e indiferente.
Aquella cacería era un asunto importante, demasiado; la traición era deleznable, incluso para alguien como ella. Hacía que se le retorcieran las entrañas, avivadas por alguna sensación incomprensible a la que no prestaba la más mínima atención; no odiaba a la presa, sino al concepto del que se había hecho dueño y señor: traidor. La rabia se le agolpaba violentamente en el estómago y la impulsaba, como una bestia descarriada a buscarlo sin dilaciones y zanjar el asunto; no obstante, hacía esfuerzos para refrenar esos impulsos cuanto menos, innecesarios por el momento. Sentía en cada poro de su piel morena que eso no tardaría en cambiar; había demasiadas lucecitas pululando por el desierto, estelas borrosas que no dejaban de moverse que, como una brújula indicaban el lugar o la trampa. Aquella lejana invitación enfurecía y seducía a Scatha a partes iguales, pues en ella, encontraba su particular liberación. Anhelaba romper las cadenas de la mesura y someterse a un desquiciante baile de garras, pudiendo saborear la más amarga miel, contemplando durante escasos momentos, aquel mundo lleno de bastardos y embaucadores.
Las cuentas de su vendaje tintinearon. El viento... el viento amortiguaría el sonido; de haber combate, posiblemente no lo oyeran o al menos, tendría que esforzarse más. Estaban demasiado disgregados, tal vez lo único que no le gustaba de aquella cacería; quizás funcionase mientras no hubiera señales del enemigo, pero conforme se fueran acercando la situación empezaría a tornarse peligrosa para unos grupos tan reducidos. Podría darse el caso de que se vieran sobrepasados y entonces, comenzarían los problemas. Ella misma debía vigilar con minuciosidad cada sonido; eran dos y aunque podrían causar daños, no era bueno confiarse. La arrancar pertenecía a la sección de la voraz Okami, pero no la conocía lo más mínimo. Poseía un aura frágil, candente y pulsante que ocultaba lo que ella sentía como un hambre atroz, aunque se le antojaba volátil.
-No sé como te llamas, niña -musitó Scatha con aquella voz, ligeramente ronca y seductora; no acostumbraba a tener mucho trato con otros arrancars, así que aquello podía considerarse una excepción única-. Aunque sé que obedeces a la Loba...
No le importaba la respuesta pese a haberla planteado. No era lo que más le preocupaba ahora. Continuó caminando, ligermanete encorvada; atenta a los cambios en su latente e infinita oscuridad.
Aquella cacería era un asunto importante, demasiado; la traición era deleznable, incluso para alguien como ella. Hacía que se le retorcieran las entrañas, avivadas por alguna sensación incomprensible a la que no prestaba la más mínima atención; no odiaba a la presa, sino al concepto del que se había hecho dueño y señor: traidor. La rabia se le agolpaba violentamente en el estómago y la impulsaba, como una bestia descarriada a buscarlo sin dilaciones y zanjar el asunto; no obstante, hacía esfuerzos para refrenar esos impulsos cuanto menos, innecesarios por el momento. Sentía en cada poro de su piel morena que eso no tardaría en cambiar; había demasiadas lucecitas pululando por el desierto, estelas borrosas que no dejaban de moverse que, como una brújula indicaban el lugar o la trampa. Aquella lejana invitación enfurecía y seducía a Scatha a partes iguales, pues en ella, encontraba su particular liberación. Anhelaba romper las cadenas de la mesura y someterse a un desquiciante baile de garras, pudiendo saborear la más amarga miel, contemplando durante escasos momentos, aquel mundo lleno de bastardos y embaucadores.
Las cuentas de su vendaje tintinearon. El viento... el viento amortiguaría el sonido; de haber combate, posiblemente no lo oyeran o al menos, tendría que esforzarse más. Estaban demasiado disgregados, tal vez lo único que no le gustaba de aquella cacería; quizás funcionase mientras no hubiera señales del enemigo, pero conforme se fueran acercando la situación empezaría a tornarse peligrosa para unos grupos tan reducidos. Podría darse el caso de que se vieran sobrepasados y entonces, comenzarían los problemas. Ella misma debía vigilar con minuciosidad cada sonido; eran dos y aunque podrían causar daños, no era bueno confiarse. La arrancar pertenecía a la sección de la voraz Okami, pero no la conocía lo más mínimo. Poseía un aura frágil, candente y pulsante que ocultaba lo que ella sentía como un hambre atroz, aunque se le antojaba volátil.
-No sé como te llamas, niña -musitó Scatha con aquella voz, ligeramente ronca y seductora; no acostumbraba a tener mucho trato con otros arrancars, así que aquello podía considerarse una excepción única-. Aunque sé que obedeces a la Loba...
No le importaba la respuesta pese a haberla planteado. No era lo que más le preocupaba ahora. Continuó caminando, ligermanete encorvada; atenta a los cambios en su latente e infinita oscuridad.
Scatha- Espada Sinister
- Post : 95
Edad : 41
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
Carolyn sentía bajo ella la fina arena del desierto, ese desierto que por su superficie había pasado anteriormente los hollows. Y aquello le hacía hervir la sangre. Una brisa acompañaba el momento, agitando los cabellos de la joven, escuchando como si éste le estuviese susurrando sus secretos, como si le contase donde se encontraban todos. Sabía que allí no estaría sola, aquello era una cacería y el primer perro que encontrase la presa recibiría un hueso.
Un traidor, desterrado de su propia tierra, y ahora osaban de entrar en su reino. Aquello le recordaba la misión de Taira, sentir un impulso animalesco con el que ponerse a cuatro patas y lanzarse contra el objetivo, pero no era lo mejor. Sabía que ella no podría luchar contra Alastor, y aunque desease probar su sangre, era imposible que ella llegase hasta él. Sabía que solo le habían mandado de apoyo. Si llegaba a tocar a Alastor sería un gran paso para ella, estaría evolucionando en sus habilidades, pero era algo mínimo. Muchos de sus “compañeros” morirían en el intento.
La arrancar junto a ella era Scatha, no había podido entablar conversación ni presa con ella. Pero no había fracción o espada que Carolyn no conociese, hasta el más nuevo era bien reconocido. Pues como todos sabemos la arrancar de cabellos cobrizos le encantaba codearse con fracciones y espadas, le encantaba sentirse como una de ellos y a ser posible ascender a ello.
Como bien había dicho la fracción, ella era la única mujer de la sexta sección, la única fémina quitando a Okami. Al menos sabía con quien estaba cazando, sabía que Okami iba a apoyar antes a una fracción antes que a su primera Arrancar, pero bien era cierto que Carolyn era su juguete, su pasatiempos, si se lo rompían… quien sabe cómo le podía afectar y debía jugar con ese as en la manga para poder subsistir.
- Mi nombre es Carolyn. Tu eres de la tercera fracción, ¿me equivoco? – dijo con su voz serena y sensual.
No necesitaba decirle de donde pertenecía, pues la loba era bien conocida por todos.
Aquella mujer era un tanto especial, se notaba que era distinta a los demás arrancars, al menos si por ella fuera con el poder y el rango que tenía hubiese ido por su cuenta en lugar de preocuparse de su acompañante.
- Avancemos pues, no necesitamos más presentaciones.
A Carolyn no le gustaba hablar demasiado con mujeres, eran sus rivales, aunque como ya dije el rango es más importante que eso. Carolyn comenzó a andar hacia el lugar debido, esperando que la fracción le siguiera, era un poco descortés por su parte comenzar sin su permiso, pero iba a paso lento esperando a que fuese ella la que se pusiese en cabeza.
Un traidor, desterrado de su propia tierra, y ahora osaban de entrar en su reino. Aquello le recordaba la misión de Taira, sentir un impulso animalesco con el que ponerse a cuatro patas y lanzarse contra el objetivo, pero no era lo mejor. Sabía que ella no podría luchar contra Alastor, y aunque desease probar su sangre, era imposible que ella llegase hasta él. Sabía que solo le habían mandado de apoyo. Si llegaba a tocar a Alastor sería un gran paso para ella, estaría evolucionando en sus habilidades, pero era algo mínimo. Muchos de sus “compañeros” morirían en el intento.
La arrancar junto a ella era Scatha, no había podido entablar conversación ni presa con ella. Pero no había fracción o espada que Carolyn no conociese, hasta el más nuevo era bien reconocido. Pues como todos sabemos la arrancar de cabellos cobrizos le encantaba codearse con fracciones y espadas, le encantaba sentirse como una de ellos y a ser posible ascender a ello.
Como bien había dicho la fracción, ella era la única mujer de la sexta sección, la única fémina quitando a Okami. Al menos sabía con quien estaba cazando, sabía que Okami iba a apoyar antes a una fracción antes que a su primera Arrancar, pero bien era cierto que Carolyn era su juguete, su pasatiempos, si se lo rompían… quien sabe cómo le podía afectar y debía jugar con ese as en la manga para poder subsistir.
- Mi nombre es Carolyn. Tu eres de la tercera fracción, ¿me equivoco? – dijo con su voz serena y sensual.
No necesitaba decirle de donde pertenecía, pues la loba era bien conocida por todos.
Aquella mujer era un tanto especial, se notaba que era distinta a los demás arrancars, al menos si por ella fuera con el poder y el rango que tenía hubiese ido por su cuenta en lugar de preocuparse de su acompañante.
- Avancemos pues, no necesitamos más presentaciones.
A Carolyn no le gustaba hablar demasiado con mujeres, eran sus rivales, aunque como ya dije el rango es más importante que eso. Carolyn comenzó a andar hacia el lugar debido, esperando que la fracción le siguiera, era un poco descortés por su parte comenzar sin su permiso, pero iba a paso lento esperando a que fuese ella la que se pusiese en cabeza.
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
Era bien sabido, incluso por los más necios, que era mil veces mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Aunque las caras cambiasen de expresión seguían manteniendo los mismo rasgos que la definían; aunque el traidor dijera haber entrado en razón, el mero impulso desencadenante hacía que su opinión no valiera nada. La naturaleza nunca podía cambiarse, ni siquiera en los momentos más oscuros y pesarosos del alma. La agria Scatha conocía eso demasiado bien, ¿acaso no era la única forma que tenía de apreciar el mundo sino oteando en su naturaleza más intrínseca? La fracción no mostraba lo que realmente le venía a la cabeza; sus labios no hicieron gesto alguno ni sus dedos estrangularon la guarda de su zampakutou. Nada delator pudo desprenderse de aquel estático arrancar.
Pero veía. Las ondulaciones vacilaciones, parsimoniosas y perezosas de aquella arrancar que decía obedecer a la Loba; el tono de su voz, su aire candente y ligeramente altanero en su sentencia, hicieron que Scatha no comenzara a sentir el más mínimo aprecio por ella. No le gustaban los hombres, pero desde luego tampoco le gustaban las mujeres como Carolyn; sus prejuicios estaban por encima de cualquier ser, irremediablemente sentenciadores en su criterio. Sin embargo, le daba igual. Peor que un hombre dominante, era un mujer que deseaba que la gobernasen y eso, en su defectusa razón, era lamentable y patético.
No obstante, Scatha ignoró el asunto. Dejó que la insulsa arrancar la adelantase, que indicara el camino que según ella debía seguir. Ansiaba cada promesa vaga de combate, cada fugaz anhelo de sangre y sufrimiento, pero era paciente. Tal como enseñaba a su primer arrancar, el combate era más que sangre y desmembramiento; más que gritos y agonías. El combate era demostrar al oponente que llegaba al fin de su existencia y hacer del camino lóbrego, un infierno. Provocar que la víctima rogase por su muerte. Pero normalmente, a muchos arrancars se les escapaba ese sútil detalle.
Camina si es lo que quieres... eres libre de decidir tu ruta... Espero que seas un buen cebo pensó Scatha escuchando los pasos de Carolyn sobre la arena.
Y así sería. Por su parte, no sentía prisa alguna en ofrecer su pescuezo a los traidores; antes de eso, necesitaba precisar el terreno que pisaba, definir cuantas presencias sentía en la zona y sobretodo, qué sentimientos le arrastraba el viento acerca de ellas. Hasta que no tuviera una idea más concisa de ello, no tomaría una resolución. Irónicamente, no iba a lanzarse a ciegas sobre las fauces del triador. Así pues, con calma, impregando cada uno de sus pasos de meticulosidad y prudencia, avanzó por el viento arenoso y sus ululantes presagios. Centró su atención en aquellas distantes presencias, tratando de definir qué podía ver en ellas. Antes de atacar, quería conocer como era el pescuezo de su oponente.
La arrancar... era lo bastante mayorcita como para cuidarse sola. Si necesitaba algo, que acudiera a ella; lo que Scatha no haría, ni siquiera con sus subordinados, era ofrecerse a ellos. Nada más lamentable. Sin más palabras que intercambiar con la chica, la ciega fracción trató de otear la lejanía buscando esas estelas ondulantes.
Pero veía. Las ondulaciones vacilaciones, parsimoniosas y perezosas de aquella arrancar que decía obedecer a la Loba; el tono de su voz, su aire candente y ligeramente altanero en su sentencia, hicieron que Scatha no comenzara a sentir el más mínimo aprecio por ella. No le gustaban los hombres, pero desde luego tampoco le gustaban las mujeres como Carolyn; sus prejuicios estaban por encima de cualquier ser, irremediablemente sentenciadores en su criterio. Sin embargo, le daba igual. Peor que un hombre dominante, era un mujer que deseaba que la gobernasen y eso, en su defectusa razón, era lamentable y patético.
No obstante, Scatha ignoró el asunto. Dejó que la insulsa arrancar la adelantase, que indicara el camino que según ella debía seguir. Ansiaba cada promesa vaga de combate, cada fugaz anhelo de sangre y sufrimiento, pero era paciente. Tal como enseñaba a su primer arrancar, el combate era más que sangre y desmembramiento; más que gritos y agonías. El combate era demostrar al oponente que llegaba al fin de su existencia y hacer del camino lóbrego, un infierno. Provocar que la víctima rogase por su muerte. Pero normalmente, a muchos arrancars se les escapaba ese sútil detalle.
Camina si es lo que quieres... eres libre de decidir tu ruta... Espero que seas un buen cebo pensó Scatha escuchando los pasos de Carolyn sobre la arena.
Y así sería. Por su parte, no sentía prisa alguna en ofrecer su pescuezo a los traidores; antes de eso, necesitaba precisar el terreno que pisaba, definir cuantas presencias sentía en la zona y sobretodo, qué sentimientos le arrastraba el viento acerca de ellas. Hasta que no tuviera una idea más concisa de ello, no tomaría una resolución. Irónicamente, no iba a lanzarse a ciegas sobre las fauces del triador. Así pues, con calma, impregando cada uno de sus pasos de meticulosidad y prudencia, avanzó por el viento arenoso y sus ululantes presagios. Centró su atención en aquellas distantes presencias, tratando de definir qué podía ver en ellas. Antes de atacar, quería conocer como era el pescuezo de su oponente.
La arrancar... era lo bastante mayorcita como para cuidarse sola. Si necesitaba algo, que acudiera a ella; lo que Scatha no haría, ni siquiera con sus subordinados, era ofrecerse a ellos. Nada más lamentable. Sin más palabras que intercambiar con la chica, la ciega fracción trató de otear la lejanía buscando esas estelas ondulantes.
Scatha- Espada Sinister
- Post : 95
Edad : 41
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
Polvo; arena; tierra; rocas; una suave brisa que revolvía el cabello y los ropajes de cuantos incautos se adentrasen en el níveo y hostil paraje que conformaba la rutina de un lugar baldío como Hueco Mundo; y la energía espiritual de varios elementos enmascarados flotando por el ambiente, al que, a decir verdad, otorgaban una tensión tal que casi parecía presagiar la realidad de una masacre que no tardaría en empezar... aunque quien sabe, puede que todo esto no fuera más que la sensación que la influencia de una luna sangrienta que, reinante sobre un cielo oscuro y un lugar escarpado por las estalagmitas, parecía desear no sólo turbar la frágil tranquilidad de la joven de azabaches cabellos que bajo su eterna mirada descansaba sino, además, ser el testigo estrella de todo cuanto su sola existencia fuera capaz de realizar.
Pero a ella no le gustaban las tensiones; no le gustaba tener que vérselas con criaturas inferiores como las que probablemente vendrían a combatirla y a intentar dañarle su alba piel, que, recubierta por miles de diminutas escamas, brillaban de una forma un tanto curiosa; del mismo modo que tampoco es que fuese santo de su devoción eso de estar a la cabeza de un pequeño séquito de bestias sin cerebro... pero en fin... la situación así lo requería, y, en cierto modo, ella no era quien para librar de la muerte a quienes, en un acto de locura transitoria, fueran a buscarla para intentar... ¿intentar qué? ¿Herirla? ¿Derrotarla? ¿Mellar su orgullo? ¿Matarla? Pobres ilusos... para eso hubiera sido mejor que permaneciesen en sus casas, encerrados en sus camas e inmersos en sus más profundos sueños... porque esa sería la única forma que tendrían de acabar con la llama de su vida: soñando.
Era precisamente porque estaba segura ya no sólo de sus posibilidades, sino de la suma de experiencia, habilidades, técnica y táctica; que no se molestó en levantarse del lecho de piedras lisas sobre las que reposaba; no se molestó en descruzar sus piernas o realizar el menor movimiento con los dedos de las manos, que, cruzados bajo su nuca a modo de almohada, le servían para descansar y proteger las cervicales de la ruda superficie en la que yacía... por no molestarse, ni siquiera se dignó hacer el menor de los movimientos con los ojos siquiera para otear a su alrededor y vislumbrar a la extraña pareja que acudía a su encuentro en dirección opuesta para donde ella se encontraba. A decir verdad, el único movimiento que podía destacarse de ella, era el de vaivén de su pecho.... aunque bueno, éste sólo delataba que, en esta existencia post morten, todavía continuaba "viva".
- En fin... -pronunció abriendo con suavidad los ojos, que, dorados como el oro y con la pupila vertical de color negro parecían querer paralizar a sus víctimas, al tiempo que giraba el rostro, en el que dibujaba una media sonrisa un tanto escalofriante, hacia su izquierda; lugar al que hacía un gesto con esa misma mano para indicar a aquellos que la seguían que se camuflasen tras la arboleda- no seamos descorteses y abrámosles la puerta a nuestros invitados... ¿no? -cuando se aseguró de que la habían obedecido y de ellos no quedaba más que el recuerdo, el conocimiento por parte de Setsuna de que aún seguían allí, se incorporó y cruzó las piernas sobre la roca, virando el cuerpo en dirección su diestra, por donde ya se podía distinguir la silueta de sus huéspedes.
Ahora sí podía apreciarse mejor su aspecto físico, siendo lo más destacable de ella su melena azabache que le cubría la parte derecha del rostro y alcanzaba a acariciar sus caderas, además, por supuesto, de aquellos curiosos orbes amarillentos y de la cicatriz que, naciente de la frente y de extensión hasta media mejilla, adornaba de manera macabra el único orbe que quedaba a vista de quien quisiese mirarla. Por lo demás, no había mucho más que decir, no parecía superar el metro sesenta y cinco de altura, y su complexión era la propia de una joven de unos diecinueve años algo delgada a la par que atlética.
- Oh... vaya... ¿pero qué tenemos aquí? ¿Dos damas de Hueco Mundo? -dijo, no sin cierta sorna y en tono ciertamente despectivo al tiempo que aumentaba un poco su reiatsu para que notasen su presencia, aunque no lo llevó, ni mucho menos al límite. Posicionó el codo en su rodilla y el rostro en la palma de la mano al tiempo que entornaba sus orbes serpiente. Definitivamente, le tendría que enseñar a aquellas dos chiquillas lo que era verdaderamente una mujer de armas tomar- Aunque tampoco creo que aguantéis mucho, espero que mientras dure el espectáculo sea la anfitriona ideal para dos despojos como ustedes... señoritas.
[OFF: Encantada de rolear con ustedes dos. A partir de aquí me convierto en la víbora que os dará dolores de cabeza xD. Espero que disfruten con nuestro combate venidero.]
Pero a ella no le gustaban las tensiones; no le gustaba tener que vérselas con criaturas inferiores como las que probablemente vendrían a combatirla y a intentar dañarle su alba piel, que, recubierta por miles de diminutas escamas, brillaban de una forma un tanto curiosa; del mismo modo que tampoco es que fuese santo de su devoción eso de estar a la cabeza de un pequeño séquito de bestias sin cerebro... pero en fin... la situación así lo requería, y, en cierto modo, ella no era quien para librar de la muerte a quienes, en un acto de locura transitoria, fueran a buscarla para intentar... ¿intentar qué? ¿Herirla? ¿Derrotarla? ¿Mellar su orgullo? ¿Matarla? Pobres ilusos... para eso hubiera sido mejor que permaneciesen en sus casas, encerrados en sus camas e inmersos en sus más profundos sueños... porque esa sería la única forma que tendrían de acabar con la llama de su vida: soñando.
Era precisamente porque estaba segura ya no sólo de sus posibilidades, sino de la suma de experiencia, habilidades, técnica y táctica; que no se molestó en levantarse del lecho de piedras lisas sobre las que reposaba; no se molestó en descruzar sus piernas o realizar el menor movimiento con los dedos de las manos, que, cruzados bajo su nuca a modo de almohada, le servían para descansar y proteger las cervicales de la ruda superficie en la que yacía... por no molestarse, ni siquiera se dignó hacer el menor de los movimientos con los ojos siquiera para otear a su alrededor y vislumbrar a la extraña pareja que acudía a su encuentro en dirección opuesta para donde ella se encontraba. A decir verdad, el único movimiento que podía destacarse de ella, era el de vaivén de su pecho.... aunque bueno, éste sólo delataba que, en esta existencia post morten, todavía continuaba "viva".
- En fin... -pronunció abriendo con suavidad los ojos, que, dorados como el oro y con la pupila vertical de color negro parecían querer paralizar a sus víctimas, al tiempo que giraba el rostro, en el que dibujaba una media sonrisa un tanto escalofriante, hacia su izquierda; lugar al que hacía un gesto con esa misma mano para indicar a aquellos que la seguían que se camuflasen tras la arboleda- no seamos descorteses y abrámosles la puerta a nuestros invitados... ¿no? -cuando se aseguró de que la habían obedecido y de ellos no quedaba más que el recuerdo, el conocimiento por parte de Setsuna de que aún seguían allí, se incorporó y cruzó las piernas sobre la roca, virando el cuerpo en dirección su diestra, por donde ya se podía distinguir la silueta de sus huéspedes.
Ahora sí podía apreciarse mejor su aspecto físico, siendo lo más destacable de ella su melena azabache que le cubría la parte derecha del rostro y alcanzaba a acariciar sus caderas, además, por supuesto, de aquellos curiosos orbes amarillentos y de la cicatriz que, naciente de la frente y de extensión hasta media mejilla, adornaba de manera macabra el único orbe que quedaba a vista de quien quisiese mirarla. Por lo demás, no había mucho más que decir, no parecía superar el metro sesenta y cinco de altura, y su complexión era la propia de una joven de unos diecinueve años algo delgada a la par que atlética.
- Oh... vaya... ¿pero qué tenemos aquí? ¿Dos damas de Hueco Mundo? -dijo, no sin cierta sorna y en tono ciertamente despectivo al tiempo que aumentaba un poco su reiatsu para que notasen su presencia, aunque no lo llevó, ni mucho menos al límite. Posicionó el codo en su rodilla y el rostro en la palma de la mano al tiempo que entornaba sus orbes serpiente. Definitivamente, le tendría que enseñar a aquellas dos chiquillas lo que era verdaderamente una mujer de armas tomar- Aunque tampoco creo que aguantéis mucho, espero que mientras dure el espectáculo sea la anfitriona ideal para dos despojos como ustedes... señoritas.
[OFF: Encantada de rolear con ustedes dos. A partir de aquí me convierto en la víbora que os dará dolores de cabeza xD. Espero que disfruten con nuestro combate venidero.]
Setsuna- Post : 3
Edad : 30
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
Carolyn caminaba a unos pasos más a la derecha de Scatha, algo más atrás, pues Carolyn preferiría estar de buenas con una fracción o una espada. Tampoco quería dejarse dominar por una mujer, por eso no daba ni tanto ni tan poco.
Odiaba aquel desierto, tanta arena, tan pocos enemigos y tan poca cacería. Nunca mejor dicho… La luna hoy se mostraba hambrienta, pues aquel momento iba a cambiar el destino de unos cuantos. Ésta vez quería un poco de más acción, pues la ultima misión que le encargaron no estuvo más que rodeada de ineptos e inútiles, salvo la recién ascensión de Taira todos los demás no sirvieron para nada. E incluso el mismo jefe de aquella organización se fue dejando a sus subordinados allí amasándole el pan que luego él se zamparía.
Andando por aquel mar de la nada llegaron a lo que parecía un descanso, o más bien un entretenimiento, un aperitivo mientras esperarían el plato fuerte. Una mujer, una preciosa mujer de cabellos oscuros yacía tumbada en aquel sitio, aunque había algo raro en ella que en un primer momento no llegó a entender.
Cuando aquella mujer se mostró interesada en ellas dos supo que aquello iba a estar emocionante, pues aquella risa le habría puesto los bellos de punta si pudiese. La adrenalina le estaría subiendo por todo su cuerpo y el corazón se le aceleraría con el paso de los segundos…si pudiese hacerlo… Todo aquello lo transformó en una simple sonrisa lobuna, de aquellas que la misma Okami le lanzaba cuando se sentía depredadora. Emitiendo un siseo a gran volumen, como cuando las serpientes se encuentran amenazadas, pero en este caso hablamos de impaciencia.
Si tuviese una cola de cascabel la haría vibrar, con un sonido como si reptara por la hierba seca. Su sonido resultante, al igual que el siseo, es una advertencia a los enemigos. Se relamía los labios como si pudiese saborear la victoria, como todas las serpientes la lengua es un mecanismo para recoger olores que transportan al paladar, solo que en su caso, le había venido antes del combate.
- Una linda ratita se ha interpuesto en nuestro camino…
Era una lástima, a Carolyn le gustaba ser objeto de dominación para los altos cargos y para algunos arrancars que se mostraran fuertes, quitando a Okami aquella chica…. Si hubiese pertenecido a la misma sección hubiese hecho una gran excepción con ella, pues había algo en aquella joven que le llamaba la atención y no sabía el qué era por más que le daba vueltas.
Se sentía como si estuviese metiendo en un combate contra otra serpiente, una cobra, una víbora, llámalo como quieras. Carolyn desenfundó su Zampakutoh, esta vez estaba calmada, no sabía bien por qué pero ella no daría el primer paso. Y tampoco querría utilizar su resurrección, era un as en la manga que muchos competidores por el puesto de primera arrancar como ella le gustaría usar para su beneficio o para quitarla de en medio.
Miró a Scatha, esperaría que fuese ella o bien la víbora quien empezase el combate, pues a pesar de todas sus palabras, ella iba a ser un hueso duro de roer y dejaría a la fracción, cuyo poder seguramente era mayor que el de ella, ir primero y así ella serviría de apoyo.
Odiaba aquel desierto, tanta arena, tan pocos enemigos y tan poca cacería. Nunca mejor dicho… La luna hoy se mostraba hambrienta, pues aquel momento iba a cambiar el destino de unos cuantos. Ésta vez quería un poco de más acción, pues la ultima misión que le encargaron no estuvo más que rodeada de ineptos e inútiles, salvo la recién ascensión de Taira todos los demás no sirvieron para nada. E incluso el mismo jefe de aquella organización se fue dejando a sus subordinados allí amasándole el pan que luego él se zamparía.
Andando por aquel mar de la nada llegaron a lo que parecía un descanso, o más bien un entretenimiento, un aperitivo mientras esperarían el plato fuerte. Una mujer, una preciosa mujer de cabellos oscuros yacía tumbada en aquel sitio, aunque había algo raro en ella que en un primer momento no llegó a entender.
Cuando aquella mujer se mostró interesada en ellas dos supo que aquello iba a estar emocionante, pues aquella risa le habría puesto los bellos de punta si pudiese. La adrenalina le estaría subiendo por todo su cuerpo y el corazón se le aceleraría con el paso de los segundos…si pudiese hacerlo… Todo aquello lo transformó en una simple sonrisa lobuna, de aquellas que la misma Okami le lanzaba cuando se sentía depredadora. Emitiendo un siseo a gran volumen, como cuando las serpientes se encuentran amenazadas, pero en este caso hablamos de impaciencia.
Si tuviese una cola de cascabel la haría vibrar, con un sonido como si reptara por la hierba seca. Su sonido resultante, al igual que el siseo, es una advertencia a los enemigos. Se relamía los labios como si pudiese saborear la victoria, como todas las serpientes la lengua es un mecanismo para recoger olores que transportan al paladar, solo que en su caso, le había venido antes del combate.
- Una linda ratita se ha interpuesto en nuestro camino…
Era una lástima, a Carolyn le gustaba ser objeto de dominación para los altos cargos y para algunos arrancars que se mostraran fuertes, quitando a Okami aquella chica…. Si hubiese pertenecido a la misma sección hubiese hecho una gran excepción con ella, pues había algo en aquella joven que le llamaba la atención y no sabía el qué era por más que le daba vueltas.
Se sentía como si estuviese metiendo en un combate contra otra serpiente, una cobra, una víbora, llámalo como quieras. Carolyn desenfundó su Zampakutoh, esta vez estaba calmada, no sabía bien por qué pero ella no daría el primer paso. Y tampoco querría utilizar su resurrección, era un as en la manga que muchos competidores por el puesto de primera arrancar como ella le gustaría usar para su beneficio o para quitarla de en medio.
Miró a Scatha, esperaría que fuese ella o bien la víbora quien empezase el combate, pues a pesar de todas sus palabras, ella iba a ser un hueso duro de roer y dejaría a la fracción, cuyo poder seguramente era mayor que el de ella, ir primero y así ella serviría de apoyo.
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
[OFF: Aguardaré a que Scatha conteste antes de elaborar yo mi post. De esta forma el orden de roleo sería, primero ustedes dos y luego yo misma.
Saludos.]
Saludos.]
Setsuna- Post : 3
Edad : 30
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
De haberse podido apreciar, Scatha habría mostrado una incrédula expresión en su rostro moreno y cubierto de infinidad de tatuajes. Comenzaba a pensar que tenía verdadera mala suerte, no sólo por ir acompañada de una perra celosa y lastimera como estaba resultando ser Carolyn, sino que para entrar en calor, otra zorra hacía acto de presencia. Sus labios dejaron escapar un suspiro a medio camino entre el hastío y la desesperación cercana al enfado. Prefería combatir contra idiotas silenciosos a hacerlo frente a imbéciles que creían tener el mundo a sus pies; a fin de cuentas, un idiota golpea sin preguntar.
Scatha notó como Carolyn aguardaba a que ella tomase la iniciativa: escuchó el filo de su zampakutou cortar el aire pero nada más, para seguir silenciosa. La fracción, no demasiado inspirada, desemvainó su arma y con un gesto cargado de desdén, clavó la guarda en el suelo arenoso. Movió el cuello despacio notando como las vértebras iban crugiendo lentamente acompañadas por el tintineo de sus abalorios.
Cómo empezaba a odiar aquella situación... Su suerte...
-Muy bien zorra, como tú digas. He visto cadáveres con mayor razón que tú -escupió Scatha, malhumorada; sostenía la zampakutou hacia atrás, necesitaba las manos lo más cómodamente posible-. Cierra esa maldita boca e intenta esa pamplina que dices vas a hacer...
Separó los pies, colocándose sobre la arena a la espera. No, no era tan idiota. Si aquella fulana pretendía que diera el primer golpe, estaba muy equivocada. No iba a lanzarse contra un oponente al que no había tanteado primero, sin comprobar cómo hacerle frente. Era una de las sutilezas que intentaba enseñar a los ineptos de su sección: previsión. El combate individual distaba mucho de uno a mayor escala, tenía diversos factores que variaban constantemente. Sin embargo, aquello era muy diferente.
Jamás estuvo la fracción más atenta al sonido como en aquel preciso instante.
Scatha notó como Carolyn aguardaba a que ella tomase la iniciativa: escuchó el filo de su zampakutou cortar el aire pero nada más, para seguir silenciosa. La fracción, no demasiado inspirada, desemvainó su arma y con un gesto cargado de desdén, clavó la guarda en el suelo arenoso. Movió el cuello despacio notando como las vértebras iban crugiendo lentamente acompañadas por el tintineo de sus abalorios.
Cómo empezaba a odiar aquella situación... Su suerte...
-Muy bien zorra, como tú digas. He visto cadáveres con mayor razón que tú -escupió Scatha, malhumorada; sostenía la zampakutou hacia atrás, necesitaba las manos lo más cómodamente posible-. Cierra esa maldita boca e intenta esa pamplina que dices vas a hacer...
Separó los pies, colocándose sobre la arena a la espera. No, no era tan idiota. Si aquella fulana pretendía que diera el primer golpe, estaba muy equivocada. No iba a lanzarse contra un oponente al que no había tanteado primero, sin comprobar cómo hacerle frente. Era una de las sutilezas que intentaba enseñar a los ineptos de su sección: previsión. El combate individual distaba mucho de uno a mayor escala, tenía diversos factores que variaban constantemente. Sin embargo, aquello era muy diferente.
Jamás estuvo la fracción más atenta al sonido como en aquel preciso instante.
Scatha- Espada Sinister
- Post : 95
Edad : 41
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
OFF:
Aclaro esto. Los turnos irán así:
O sea, Ayatsuru postea ahora y ya el narrador hace su post con todos los miembros del grupo presentes. Todo el lío es porque se rompió el orden Scatha-Carolyn al postear Setsuna antes que Carolyn, pero bueno.
Borro los otros offs.
Erienne escribió:Setsuna escribió:[OFF: Aguardaré a que Scatha conteste antes de elaborar yo mi post. De esta forma el orden de roleo sería, primero ustedes dos y luego yo misma.
Saludos.]
Borren mi post despues de esta intromision pero...no se supone que despues de Scatha iba Setsuna? Yo postee antes que Scatha y ahora me vuelve a tocar?
Aclaro esto. Los turnos irán así:
Carolyn
Scatha
Ayatsuru
Setsuna
Scatha
Ayatsuru
Setsuna
O sea, Ayatsuru postea ahora y ya el narrador hace su post con todos los miembros del grupo presentes. Todo el lío es porque se rompió el orden Scatha-Carolyn al postear Setsuna antes que Carolyn, pero bueno.
Borro los otros offs.
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
[OFF: Perdón por el lío que haya podido causar ^^U]
[Nota: Para el que lo desconozca Ayatsuru habla con acento francés y el títere (se llama Zora y mide lo mismo que el pj) habla por que el pj usa la ventriloquia, también usa una muletilla para que sea más fácil reconocerla]
Tercera sección:
Ayatsuru llamó por décima vez a la puerta de la habitación de Scatha -...Madame, tengo que hablar con usted, es sobre un asunto importante...- su nerviosismo podía notarse en el tono de voz, el títere coreaba a su dueño con sus muletillas. -un asunto importante, sísísísí.- El silencio por respuesta. -...¿Madame?...- continuó insistiendo -Madame, sísísísí- . Una voz proveniente del pasillo contestó -no está- Ayatsuru se giró para ver quién era el que hablaba.
El que había respondido al Arrancar era un hollow alto de aspecto simiesco, - ¿Cómo que no está?- preguntó él, cada vez más nervioso -No está, se ha ido al desierto como se le ordeno...es más usted debería estar con ella.- el simio se rascó la cabeza. El títere saltaba de un lado a otro alrededor de su amo como intentando calmarlo -¡que ¿QUÉ...?!¿Por qué no he sido informado?- el rostro ayatsuru era una máscara de ira. El simio retrocedió interponiendo sus manos entre el arrancar y él. -se le mandó un cuervo a su habitación y...- se excusó el hollow. -¡¿Y por qué no se me mandó a mi directamente?!...Maldito seas.- el títere gimió -Scatha me matará por esto.- -matará, sísísísí- Las hojas temblaban en las manos de la marioneta de madera. Quería matar a aquél estúpido Hollow allí mismo, pero no había tiempo. -Te quedarás aquí hasta que mi Ama y yo regresemos- dijo a modo de despedida, su tono no admitía replica alguna, se giró y utilizó su burdo Sonido para desplazarse lo más rapidamente posible.
*****************
Más tarde, en el desierto de Hueco Mundo:
El Arrancar llegó al desierto. Aborrecía aquel lugar con todas sus fuerza, las pocas formas de vida que allí habitaban eran aún más simples que los Hollows que servían a los Arrancar en el Amanecer. Tan poco público, tan pocos voluntarios, tanta hambre y una desesperación que no era causada por su persona; definitivamente odiaba al desierto.
Aquél día había algo distinto, el desierto estaba tan lleno de actividad aquí y allá. Ayatsuru miró el terreno y sondeó los alrededores buscando el reiatsu de su Fracción, resultó más fácil de lo esperado. El rastro de Scatha era firme y continuado, pero bastante más denso que entre los muros de la sección, por eso había podido localizarlo entre todo aquél barullo.
Cada pocos metros se podía ver la figura de Ayatsuru sosteniendo su sombrero de copa, para que no se volase, con Zora a su espalda surcando el mar de arena con Sonidos consecutivos, aproximándose a su objetivo. Minutos más tarde llegó a la zona donde estaba su Fracción y dos Arrancars más. Su ama y una Arrancar desconocida se encontraban cara a cara con una tercera Arrancar. El Arrancar con dificultad mandó un impulso de reiatsu, burdo y tosco, hacia su Fracción para que esta supiese que su sirviente estaba ya prácticamente a su lado.
Cuando por fin llegó su títere se bajo de encima y ambos dieron cinco o seis pasos, hasta situarse a dos pasos por detrás de su señora. El Arrancar clavó la rodilla en la arena y miró al suelo -Siento el retraso mi Señora. No se volverá a repetir. Acataré cualquier castigo que me impongáis cuando terminemos esta misión- dijo el hombre. Zora no dijo nada, sabía lo mucho que molestaba a su señora los comentarios de la marioneta y su error ya era motivo suficiente de enfado como para provocarla aun más. Esta solo hizo una reverencia, pero sin apartar la vista de la persona que tenían enfrente.
[Nota: Para el que lo desconozca Ayatsuru habla con acento francés y el títere (se llama Zora y mide lo mismo que el pj) habla por que el pj usa la ventriloquia, también usa una muletilla para que sea más fácil reconocerla]
Tercera sección:
Ayatsuru llamó por décima vez a la puerta de la habitación de Scatha -...Madame, tengo que hablar con usted, es sobre un asunto importante...- su nerviosismo podía notarse en el tono de voz, el títere coreaba a su dueño con sus muletillas. -un asunto importante, sísísísí.- El silencio por respuesta. -...¿Madame?...- continuó insistiendo -Madame, sísísísí- . Una voz proveniente del pasillo contestó -no está- Ayatsuru se giró para ver quién era el que hablaba.
El que había respondido al Arrancar era un hollow alto de aspecto simiesco, - ¿Cómo que no está?- preguntó él, cada vez más nervioso -No está, se ha ido al desierto como se le ordeno...es más usted debería estar con ella.- el simio se rascó la cabeza. El títere saltaba de un lado a otro alrededor de su amo como intentando calmarlo -¡que ¿QUÉ...?!¿Por qué no he sido informado?- el rostro ayatsuru era una máscara de ira. El simio retrocedió interponiendo sus manos entre el arrancar y él. -se le mandó un cuervo a su habitación y...- se excusó el hollow. -¡¿Y por qué no se me mandó a mi directamente?!...Maldito seas.- el títere gimió -Scatha me matará por esto.- -matará, sísísísí- Las hojas temblaban en las manos de la marioneta de madera. Quería matar a aquél estúpido Hollow allí mismo, pero no había tiempo. -Te quedarás aquí hasta que mi Ama y yo regresemos- dijo a modo de despedida, su tono no admitía replica alguna, se giró y utilizó su burdo Sonido para desplazarse lo más rapidamente posible.
*****************
Más tarde, en el desierto de Hueco Mundo:
El Arrancar llegó al desierto. Aborrecía aquel lugar con todas sus fuerza, las pocas formas de vida que allí habitaban eran aún más simples que los Hollows que servían a los Arrancar en el Amanecer. Tan poco público, tan pocos voluntarios, tanta hambre y una desesperación que no era causada por su persona; definitivamente odiaba al desierto.
Aquél día había algo distinto, el desierto estaba tan lleno de actividad aquí y allá. Ayatsuru miró el terreno y sondeó los alrededores buscando el reiatsu de su Fracción, resultó más fácil de lo esperado. El rastro de Scatha era firme y continuado, pero bastante más denso que entre los muros de la sección, por eso había podido localizarlo entre todo aquél barullo.
Cada pocos metros se podía ver la figura de Ayatsuru sosteniendo su sombrero de copa, para que no se volase, con Zora a su espalda surcando el mar de arena con Sonidos consecutivos, aproximándose a su objetivo. Minutos más tarde llegó a la zona donde estaba su Fracción y dos Arrancars más. Su ama y una Arrancar desconocida se encontraban cara a cara con una tercera Arrancar. El Arrancar con dificultad mandó un impulso de reiatsu, burdo y tosco, hacia su Fracción para que esta supiese que su sirviente estaba ya prácticamente a su lado.
Cuando por fin llegó su títere se bajo de encima y ambos dieron cinco o seis pasos, hasta situarse a dos pasos por detrás de su señora. El Arrancar clavó la rodilla en la arena y miró al suelo -Siento el retraso mi Señora. No se volverá a repetir. Acataré cualquier castigo que me impongáis cuando terminemos esta misión- dijo el hombre. Zora no dijo nada, sabía lo mucho que molestaba a su señora los comentarios de la marioneta y su error ya era motivo suficiente de enfado como para provocarla aun más. Esta solo hizo una reverencia, pero sin apartar la vista de la persona que tenían enfrente.
Ayatsuru- Fracción Sinister
- Post : 44
Edad : 35
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
[OFF: Disculpen el retraso, pero soy una muchacha ajena a este foro y estuve liada durante la última semana con algunos exámenes. Ya tenía listo mi post cuando he visto el panorama que se ha formado acá... bueno... paso a reescribirlo.
Cuando esté listo editaré, no creo que me lleve más allá del fin de semana.
PD: Aaron, ya teníamos nuestros turnos hechos, y el lío que hubiera con los turnos deberíamos haberlos discutido nosotras y haber llegado a un acuerdo. La próxima vez, por favor, déjanos hacer a los aquí implicados que así me ahorro de tener que hacer dos post diferentes, ¿quieres?]
EDITO
Había posicionado las manos a ambos lados de su cuerpo, dejando las palmas, yacientes sobre la piedra sobre la que se hallaba sentada, algo más retrasadas con respecto al resto de su esbelta silueta. Con las piernas cruzadas y el cabello cayéndole de forma seductora a ambos lados del cuerpo y coloreando sus hombros del color azabache de su melena, esperaba a que aquellas dos muchachas que ante ella se habían personado para, escudándose en un falso sentido de patriotismo que no hacían sino aborrecer, intentar que sus colmillos de víbora se quebrasen contra las arenas de Hueco Mundo que sus pies aplastaban, fueran capaces de reaccionar a sus palabras, de responderle y, si así lo creían oportuno, de atacarla.
En cualquier otra ocasión posiblemente hubiera montado en cólera por la actitud desafiante que aquellas dos niñas demostraban; por la sonrisa de la primera de ellas, quien, con una profunda confianza en que el color cobrizo de su cabello y el carmín que cubría sus labios, parecía querer dar a entender que, realmente, la pasión que su persona pudiere despertar incluso en los corazones más retorcidos, era lo único importante en aquel vertedero de huesos, lo único que podría asegurarle que alguien algo más poderoso que ella la mantuviese viva simplemente por desahogar su lujuria. La segunda de ellas por el contrario se trataba de una mujer de un porte algo más bélico, más orgulloso tal vez... exactamente no sabía cómo definirlo. Por sus palabras y el desprecio que su voz despedía, casi podía adivinar que se trataba de una de esas personas cuya fijación no era sino el poder que aquellos de sus alrededores poseyesen en comparación con ella misma. Sin pretender ofender a ninguna de los allí presentes, y aunque no tenía datos suficientes para juzgar con la suficiente razón, parecía que, aunque una venda cubría sus ojos, sería una arrancar a tener más en cuenta.
Se levantó con una pequeña carcajada cuando oyó sus palabras, cruzando los brazos con desdén bajo su pecho y dejando todo el peso en su pierna derecha. Se mojó los labios con su lengua viperina antes de responderle.
- ¿Mayor razón que yo? -entornó sus orbes serpiente hacia ella, dejando ver en ellos un destello de peligro- No lo dudo... en primer lugar no recuerdo haber tenido nunca algo tan inútil... -sí, la estaba provocando- Sea como fuere... ten algo en cuenta... No soy una zorra, soy una víbora, ciega de mierda.
A continuación, y simplemente con una ampliación de su particular sonrisa, llevó la diestra hacia la empuñadura de su zampakutôh, no para desenvainarla, no, los que la conocían sabían que ella apenas tocaba su arma salvo para liberar; por el contrario era para despistar un poco, para divertirse y tantear la técnica de sus chiquillas. Ya se disponía a ejecutar un sonido cuando sintió la presencia de un tercer individuo acercándose al lugar.
- Vaya... ¿tenemos otro huésped? -no esperaba respuesta, simplemente se dedicó a comentar en voz alta algo que cualquiera de ellas, por muy inútiles que fuesen, hubieran notado. No hubo que esperar mucho para que otra persona, que se convertiría nada más llegar en el único varón en aquella batalla hiciese acto de presencia en el lugar, e, hincando una rodilla en las níveas arenas de aquel árido lugar rindió, ante la faz contraída por el asco de la joven serpiente, la pleitesía que sólo un cobarde rendiría a su amo.
Cuando esté listo editaré, no creo que me lleve más allá del fin de semana.
PD: Aaron, ya teníamos nuestros turnos hechos, y el lío que hubiera con los turnos deberíamos haberlos discutido nosotras y haber llegado a un acuerdo. La próxima vez, por favor, déjanos hacer a los aquí implicados que así me ahorro de tener que hacer dos post diferentes, ¿quieres?]
EDITO
Había posicionado las manos a ambos lados de su cuerpo, dejando las palmas, yacientes sobre la piedra sobre la que se hallaba sentada, algo más retrasadas con respecto al resto de su esbelta silueta. Con las piernas cruzadas y el cabello cayéndole de forma seductora a ambos lados del cuerpo y coloreando sus hombros del color azabache de su melena, esperaba a que aquellas dos muchachas que ante ella se habían personado para, escudándose en un falso sentido de patriotismo que no hacían sino aborrecer, intentar que sus colmillos de víbora se quebrasen contra las arenas de Hueco Mundo que sus pies aplastaban, fueran capaces de reaccionar a sus palabras, de responderle y, si así lo creían oportuno, de atacarla.
En cualquier otra ocasión posiblemente hubiera montado en cólera por la actitud desafiante que aquellas dos niñas demostraban; por la sonrisa de la primera de ellas, quien, con una profunda confianza en que el color cobrizo de su cabello y el carmín que cubría sus labios, parecía querer dar a entender que, realmente, la pasión que su persona pudiere despertar incluso en los corazones más retorcidos, era lo único importante en aquel vertedero de huesos, lo único que podría asegurarle que alguien algo más poderoso que ella la mantuviese viva simplemente por desahogar su lujuria. La segunda de ellas por el contrario se trataba de una mujer de un porte algo más bélico, más orgulloso tal vez... exactamente no sabía cómo definirlo. Por sus palabras y el desprecio que su voz despedía, casi podía adivinar que se trataba de una de esas personas cuya fijación no era sino el poder que aquellos de sus alrededores poseyesen en comparación con ella misma. Sin pretender ofender a ninguna de los allí presentes, y aunque no tenía datos suficientes para juzgar con la suficiente razón, parecía que, aunque una venda cubría sus ojos, sería una arrancar a tener más en cuenta.
Se levantó con una pequeña carcajada cuando oyó sus palabras, cruzando los brazos con desdén bajo su pecho y dejando todo el peso en su pierna derecha. Se mojó los labios con su lengua viperina antes de responderle.
- ¿Mayor razón que yo? -entornó sus orbes serpiente hacia ella, dejando ver en ellos un destello de peligro- No lo dudo... en primer lugar no recuerdo haber tenido nunca algo tan inútil... -sí, la estaba provocando- Sea como fuere... ten algo en cuenta... No soy una zorra, soy una víbora, ciega de mierda.
A continuación, y simplemente con una ampliación de su particular sonrisa, llevó la diestra hacia la empuñadura de su zampakutôh, no para desenvainarla, no, los que la conocían sabían que ella apenas tocaba su arma salvo para liberar; por el contrario era para despistar un poco, para divertirse y tantear la técnica de sus chiquillas. Ya se disponía a ejecutar un sonido cuando sintió la presencia de un tercer individuo acercándose al lugar.
- Vaya... ¿tenemos otro huésped? -no esperaba respuesta, simplemente se dedicó a comentar en voz alta algo que cualquiera de ellas, por muy inútiles que fuesen, hubieran notado. No hubo que esperar mucho para que otra persona, que se convertiría nada más llegar en el único varón en aquella batalla hiciese acto de presencia en el lugar, e, hincando una rodilla en las níveas arenas de aquel árido lugar rindió, ante la faz contraída por el asco de la joven serpiente, la pleitesía que sólo un cobarde rendiría a su amo.
Setsuna- Post : 3
Edad : 30
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
¿Víbora? Quizás por eso Carolyn se sentía tan atraída pro ella, era su igual. Otro animal que camina con todo su cuerpo rozando por las arenas. Un cuerpo sensual ágil y tan flexible.
La fracción se había puesto defensiva, aquello podía ser un fastidio, si ella estaba en esa posición es por que sabía que podría ser fuerte. Y al igual que ella estaban en la misma línea de ataque. La sangre de Carolyn parecía ebullir, era tanto la sensación de querer tomar la iniciativa y adentrarse ante el combate…. Tuvo que morderse los labios hasta que un fino hilo de sangre salió de su boca y perderse por su escote.
No debía ir primera, el ataque podría ser fuerte y aun no sabía el rango de su victima, no sabía su poder, su rango o qué tan fuerte era.
Otro arrancar se unió a la partida, era extraño, parecía de la misma sección que Scatha pero era un hombre raro, le inspiraba mal rollo. Aquel muñeco no le daba miedo, pero si frialdad, demasiada frialdad. Intentó ignorarle y no perder de vista a la joven que podría ser rápida. Aparte él no era ni espada ni fracción, y tampoco era de su tipo así que no tendría por qué prestarle atención.
- Una víbora… ¿seguro que no te han quitado el cascabel? – dijo mientras hacía un sonido parecido al de las serpientes cascabel cuando se sienten en peligro.
Pero a diferencia de ellas, Carolyn únicamente lo usaba cuando estaba impaciente, cuando le hervía la sangre y estaba retenida, como ahora.
- He conocido muchas Cobras que como todas, se creen la más inteligente de todas las serpientes. Yo las prefiero como la mamba negra, que usan su velocidad tratar de escapar cuando se produce un enfrentamiento. Mata lentamente a la victima…como a mí me gusta
Se relamió los labios, la verdad que Carolyn se encontraba excitada por la situación, sin poder esperar a su rival, además le estaba atrayendo estos momentos, ya que aquella bella mujer que tan atractiva le parecía era otra serpiente como ella.
La fracción se había puesto defensiva, aquello podía ser un fastidio, si ella estaba en esa posición es por que sabía que podría ser fuerte. Y al igual que ella estaban en la misma línea de ataque. La sangre de Carolyn parecía ebullir, era tanto la sensación de querer tomar la iniciativa y adentrarse ante el combate…. Tuvo que morderse los labios hasta que un fino hilo de sangre salió de su boca y perderse por su escote.
No debía ir primera, el ataque podría ser fuerte y aun no sabía el rango de su victima, no sabía su poder, su rango o qué tan fuerte era.
Otro arrancar se unió a la partida, era extraño, parecía de la misma sección que Scatha pero era un hombre raro, le inspiraba mal rollo. Aquel muñeco no le daba miedo, pero si frialdad, demasiada frialdad. Intentó ignorarle y no perder de vista a la joven que podría ser rápida. Aparte él no era ni espada ni fracción, y tampoco era de su tipo así que no tendría por qué prestarle atención.
- Una víbora… ¿seguro que no te han quitado el cascabel? – dijo mientras hacía un sonido parecido al de las serpientes cascabel cuando se sienten en peligro.
Pero a diferencia de ellas, Carolyn únicamente lo usaba cuando estaba impaciente, cuando le hervía la sangre y estaba retenida, como ahora.
- He conocido muchas Cobras que como todas, se creen la más inteligente de todas las serpientes. Yo las prefiero como la mamba negra, que usan su velocidad tratar de escapar cuando se produce un enfrentamiento. Mata lentamente a la victima…como a mí me gusta
Se relamió los labios, la verdad que Carolyn se encontraba excitada por la situación, sin poder esperar a su rival, además le estaba atrayendo estos momentos, ya que aquella bella mujer que tan atractiva le parecía era otra serpiente como ella.
Carolyn- Desaparecido
- Post : 99
Edad : 35
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
Scatha gruñó visiblemente enfadada. ¿Cómo se podía hacer alarde de tanta incompetencia? ¿Cómo podía sentirse orgullo de mostrar tal deliverado sentimiento de cobardía? ¿Cómo ser así y tener la desvergüenza de caminar con la cabeza en alto? Estaba enfadada y por una vez, no era por culpa de su subordinado. Con retraso, pero había llegado y sin tonterías ni zalamerías había entrado en la acción. Pero aquello... era lamentable. No lamentaba su suerte, era una excusa para los débiles de voluntad; sólo lamentaba tener que malgastar su ira con dos personas en lugar de una sola.
Hizo crugir sus nudillos cerrando el puño con fuerza. ¿Qué podría esperar? Es más, ¿qué había esperado? ¿Qué una maldita arrancar encelada como un gato supiera hacer algo? ¿Iniciativa? Casi se sintió mal por su ingenuidad al confiarse en un miembro del sexto.
Patético y lamentable... Qué asco, pensó sin tratar de simular la repugnancia que le provocaba aquel intercambio de zorras y sucias rameras. En lugar de luchar se tiraban escupitajos como dos niñas pequeñas; tirones de pelo y arañazos en lugar de hacer correr la sangre. ¿Y eso era un arrancar? La única ramera que hubo en su sección murió recientemente y no pudo ser mejor decisión. Un estorbo menos para la sección.
Jamás sintió tanta vergüenza como en aquel momento. Los insultos eran gotas de agua, demasiado insignificantes para prestarles atención; como si las palabras de esa zorra desavenida pudieran mellar algo en ella. ¿Su orgullo? ¿Buscaba herirle por ser ciega? Scatha siempre tenía un as bajo la manga y era mejor dejarla pensar que no veía nada, a fin de cuentas no quería romper esa obvia y fácil deducción. Pero por supuesto que la veía, mucho mejor si dejaba salir el monstruo que guardaba dentro. Sentía su aura, una frágil mentira que ni ella misma terminaba de creerse. Toda su frialdad había perdido valor alguno frente a ese infantil y estúpido insulto. El poco respeto que pudo tener se había roto como un espejo al caerle una piedra encima. Si buscaba frialdad, Scatha le daría una gran dosis de ira fría, toda la que guardaba dentro, ansiosa por salir; contenida y calculada, devastadora.
-Espero que sepas luchar tan bien como abres la puta boca para decir tonterías -escupió Scatha dirigiéndose a Carolyn, adelantándose un paso por delante de ella, calmada aunque su reiatsu bien podría decir lo contrario: turbulento, contenido, implosivo-. Vuelve a decir una sóla palabra más y te juro que esa cara de la que te sientes tan orgullosa, será una máscara cuarteada de la que sentirás vergüenza. La misma que me das tú al dedicarte a hablar con el enemigo; sigue así, y volverás a El Amanecer sin lengua.
No, no era una advertencia, era una amenaza en toda la extensión de su palabra.
-Ayatsuru, ya sabes qué hacer -espetó la fracción tomando la iniciativa que nadie quiso-.
Con una rápida flexión de piernas, Scatha se lanzó hacia delante, zampakutou lista. Deseaba ver qué esperaba esa mala furcia de ella, si creía que de verdad, iba a conseguir algo. La hoja de su espada iba hacia atrás junto con el brazo; tal vez fuera una barrido o una estocada, era complicado de ver dado que no había posicionamiento previo.
OFF: Aya, doy por sentado que llevas más tiempo en la sección; luego por la CB si quieres comentamos cosillas de la forma de combate que Scatha enseñaría en la sección. Te lo digo porque Scatha asume que sabes lo que hay que hacer.
Hizo crugir sus nudillos cerrando el puño con fuerza. ¿Qué podría esperar? Es más, ¿qué había esperado? ¿Qué una maldita arrancar encelada como un gato supiera hacer algo? ¿Iniciativa? Casi se sintió mal por su ingenuidad al confiarse en un miembro del sexto.
Patético y lamentable... Qué asco, pensó sin tratar de simular la repugnancia que le provocaba aquel intercambio de zorras y sucias rameras. En lugar de luchar se tiraban escupitajos como dos niñas pequeñas; tirones de pelo y arañazos en lugar de hacer correr la sangre. ¿Y eso era un arrancar? La única ramera que hubo en su sección murió recientemente y no pudo ser mejor decisión. Un estorbo menos para la sección.
Jamás sintió tanta vergüenza como en aquel momento. Los insultos eran gotas de agua, demasiado insignificantes para prestarles atención; como si las palabras de esa zorra desavenida pudieran mellar algo en ella. ¿Su orgullo? ¿Buscaba herirle por ser ciega? Scatha siempre tenía un as bajo la manga y era mejor dejarla pensar que no veía nada, a fin de cuentas no quería romper esa obvia y fácil deducción. Pero por supuesto que la veía, mucho mejor si dejaba salir el monstruo que guardaba dentro. Sentía su aura, una frágil mentira que ni ella misma terminaba de creerse. Toda su frialdad había perdido valor alguno frente a ese infantil y estúpido insulto. El poco respeto que pudo tener se había roto como un espejo al caerle una piedra encima. Si buscaba frialdad, Scatha le daría una gran dosis de ira fría, toda la que guardaba dentro, ansiosa por salir; contenida y calculada, devastadora.
-Espero que sepas luchar tan bien como abres la puta boca para decir tonterías -escupió Scatha dirigiéndose a Carolyn, adelantándose un paso por delante de ella, calmada aunque su reiatsu bien podría decir lo contrario: turbulento, contenido, implosivo-. Vuelve a decir una sóla palabra más y te juro que esa cara de la que te sientes tan orgullosa, será una máscara cuarteada de la que sentirás vergüenza. La misma que me das tú al dedicarte a hablar con el enemigo; sigue así, y volverás a El Amanecer sin lengua.
No, no era una advertencia, era una amenaza en toda la extensión de su palabra.
-Ayatsuru, ya sabes qué hacer -espetó la fracción tomando la iniciativa que nadie quiso-.
Con una rápida flexión de piernas, Scatha se lanzó hacia delante, zampakutou lista. Deseaba ver qué esperaba esa mala furcia de ella, si creía que de verdad, iba a conseguir algo. La hoja de su espada iba hacia atrás junto con el brazo; tal vez fuera una barrido o una estocada, era complicado de ver dado que no había posicionamiento previo.
OFF: Aya, doy por sentado que llevas más tiempo en la sección; luego por la CB si quieres comentamos cosillas de la forma de combate que Scatha enseñaría en la sección. Te lo digo porque Scatha asume que sabes lo que hay que hacer.
Scatha- Espada Sinister
- Post : 95
Edad : 41
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
[OFF: Perdón por el retraso y por la mierda de post. Los exámenes y el trabajo me han tenido ocupado y con la inspiración por los suelos]
Ayatsuru esperaba a que su Fracción diese una orden y a la vez escuchaba las palabras de la otra arrancar que, supuestamente, pertenecía a su bando. El intento de insulto le pareció patético, si aquella novata quería que su enemigo se ofendiese o se decidiese a atacar lo tenía claro, o por lo menos así lo esperaba él, ya que de lo contrario el enemigo no tendría otro cualificativo mejor.
Scatha finalmente hablo, con ira, a la que estaba a su lado. Al parecer, aquellas dos estúpidas habían sacado de quicio a la que actualmente era la dueña y señora de la tercera sección con un comportamiento infantil e inmaduro. El Arrancar no pudo reprimir la carcajada, la situación no podía ser más peculiar.
Una vez más su señora le enviaba a eliminar la mierda, pero esta vez ella también barría, además, la posible reprimenda que podía haber recibido quedaba en el olvido, y como colofón, cabía la posibilidad de torturar a dos arrancar, en vez de a uno, sin excluir al Hollow causante de su retraso.
Su Fracción seguidamente se dirigió a él con unas de las frases más bellas que le había dicho -Ayatsuru, Ya sabes qué hacer- dijo ella, mientras que sacaba la espada y se abalanzaba contra el enemigo. El vello de Ayatsuru se erizó, como si una ráfaga de viento helado hubiese cruzado por delante en ese momento, anticipándose al placer de la batalla.
Se puso en pie con una tétrica sonrisa, mirando únicamente a su presa. De aquella minucia se encargaría la tercera sección y así él tendría tiempo para si mismo, y sin decir palabra alguna realizó un corto Sonido, para posicionarse a la izquierda del objetivo y desde allí atacar. El titiritero cargaba un cero que lanzaría contra la posición que se encontrase ella si hacía un Sonido mientras seguía a la marioneta que se preparaba para lanzar un ataque con sus hojas a las piernas de su enemigo.
Ayatsuru esperaba a que su Fracción diese una orden y a la vez escuchaba las palabras de la otra arrancar que, supuestamente, pertenecía a su bando. El intento de insulto le pareció patético, si aquella novata quería que su enemigo se ofendiese o se decidiese a atacar lo tenía claro, o por lo menos así lo esperaba él, ya que de lo contrario el enemigo no tendría otro cualificativo mejor.
Scatha finalmente hablo, con ira, a la que estaba a su lado. Al parecer, aquellas dos estúpidas habían sacado de quicio a la que actualmente era la dueña y señora de la tercera sección con un comportamiento infantil e inmaduro. El Arrancar no pudo reprimir la carcajada, la situación no podía ser más peculiar.
Una vez más su señora le enviaba a eliminar la mierda, pero esta vez ella también barría, además, la posible reprimenda que podía haber recibido quedaba en el olvido, y como colofón, cabía la posibilidad de torturar a dos arrancar, en vez de a uno, sin excluir al Hollow causante de su retraso.
Su Fracción seguidamente se dirigió a él con unas de las frases más bellas que le había dicho -Ayatsuru, Ya sabes qué hacer- dijo ella, mientras que sacaba la espada y se abalanzaba contra el enemigo. El vello de Ayatsuru se erizó, como si una ráfaga de viento helado hubiese cruzado por delante en ese momento, anticipándose al placer de la batalla.
Se puso en pie con una tétrica sonrisa, mirando únicamente a su presa. De aquella minucia se encargaría la tercera sección y así él tendría tiempo para si mismo, y sin decir palabra alguna realizó un corto Sonido, para posicionarse a la izquierda del objetivo y desde allí atacar. El titiritero cargaba un cero que lanzaría contra la posición que se encontrase ella si hacía un Sonido mientras seguía a la marioneta que se preparaba para lanzar un ataque con sus hojas a las piernas de su enemigo.
Ayatsuru- Fracción Sinister
- Post : 44
Edad : 35
Re: La Cacería de Alastor (Grupo 2) [TRAMA]
OFF: parece que las tramas de Hueco Mundo empiezan a moverse un poco, lo que me lleva a preguntarme cuando alguien se va a pasar a decirnos porque el grupo 2 no se mueve. No tenemos respuesta de la chica esta "ajena al foro" desde el 20 de marzo... Y no creo ser la única a la que le guste ver sus personajes parados...
Scatha- Espada Sinister
- Post : 95
Edad : 41
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