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Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
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Souls&Swords - Foro interpretativo inspirado en Bleach :: Hueco Mundo :: El Amanecer :: Laboratorio de Investigación Arrancar
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Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
-Peón a H-4, y así dejo libre la torre, sí, necesito movilidad-Jugadas y estrategias volando juntas de la mano en la turbulenta mente de Aaron, combatiendo a quien sin duda podría ser el enemigo a batir; su propia obra.
No había mucho trabajo en la sección en aquel instante ilocalizable en la historia, así que nuestro científico favorito de Hueco Mundo había decidido tomarse libre el resto del "día". Tras un par de divagaciones, quizás tres, decidió que le apetecía una partida de ajedrez, pero por desgracia los oponentes arrancar de los que disponía dejaban mucho que desear, por lo que se enfrentaría a sí mismo; pero no del obvio modo que os estais imaginando.
Damos un pequeño salto espacio-temporal en el relato para visualizar el despacho del fracción; él está sentado en su sillón como es típico; frente a él, el tablero, y al otro lado del campo de batalla un curioso personaje seguramente ya conocido por muchos: Un cuervo blanco mecánico.
¿Un cuervo blanco mecánico?Si, exacto, un individuo que dotado de la inteligencia artificial creada por el fracción, por lo que era casi como jugar contra uno mismo; solo que sin saber los movimientos del rival. ¿Se os ocurre un oponente mejor? A él tampoco.
Las cámaras de seguridad del despacho observaban curiosas como el peculiar animalillo metálico, apoyado en la mesa, avanzaba con un par de saltitos hacia el tablero, cogía una figura con el pico, y la depositaba en su destino con aguda estrategia; tras lo cual retrocedía de dos saltitos de nuevo. Las figuras de ambos bandos iban abandonando el tablero paulatinamente y el desafío estaba tan igualado como al inicio.
El turno era del pajarillo, que tras unos 0,2 segundos pensando, decidió cual iba a ser su próximo movimiento.
- Gruaahhh, Jaque Mate, gruahhh!!
- Hmmmp, interesante...-Antes de siquiera terminar de examinar por completo la jugada del pajarillo, introdujo la mano derecha en el interior de su túnica blanca sin dejar de mirar a la máquina y en un ínfimo lapso de tiempo sacó y disparó el prototipo de pistola de reiatsu contra el vencedor.
-Aaron, idiota, la puerta no te ha hecho nada, gruaahh- Cosas que pasan. Científico se enfada con su creación.Científico dispara a creación. Creación esquiva y puerta del despacho vuela por los aires redecorando la sección. Es más frecuente de lo que os imagináis. Antes de que la pistola tuviese tiempo de recargarse el ave ya había volado en busca quizás de un escondite.
-Muy bien, lo has convertido en algo personal pajarraco.-Se disponía a sacar la segunda pistola que guardaba en la túnica cuando un pitido intermitente sacudió sus oídos y la pantalla situada en su escritorio se iluminó con las siluetas de dos individuos a las puertas de la sección.-Vaya, la caza tendrá que esperar.
En el pasillo, en la entrada principal de la sección, los dos arrancar pudieron escuchar como ua voz automatizada procedente de un pequeño altavoz empotrado en la pared les invitaba a ir al despacho del fracción si deseaban hablar con él; indicando a los invitados el camino a seguir hasta la astillada e inexistente puerta del despacho del dirigente del lugar.
[OFF: Bueno, vamos allá,a ver que sale de esta peculiar reunión]
No había mucho trabajo en la sección en aquel instante ilocalizable en la historia, así que nuestro científico favorito de Hueco Mundo había decidido tomarse libre el resto del "día". Tras un par de divagaciones, quizás tres, decidió que le apetecía una partida de ajedrez, pero por desgracia los oponentes arrancar de los que disponía dejaban mucho que desear, por lo que se enfrentaría a sí mismo; pero no del obvio modo que os estais imaginando.
Damos un pequeño salto espacio-temporal en el relato para visualizar el despacho del fracción; él está sentado en su sillón como es típico; frente a él, el tablero, y al otro lado del campo de batalla un curioso personaje seguramente ya conocido por muchos: Un cuervo blanco mecánico.
¿Un cuervo blanco mecánico?Si, exacto, un individuo que dotado de la inteligencia artificial creada por el fracción, por lo que era casi como jugar contra uno mismo; solo que sin saber los movimientos del rival. ¿Se os ocurre un oponente mejor? A él tampoco.
Las cámaras de seguridad del despacho observaban curiosas como el peculiar animalillo metálico, apoyado en la mesa, avanzaba con un par de saltitos hacia el tablero, cogía una figura con el pico, y la depositaba en su destino con aguda estrategia; tras lo cual retrocedía de dos saltitos de nuevo. Las figuras de ambos bandos iban abandonando el tablero paulatinamente y el desafío estaba tan igualado como al inicio.
El turno era del pajarillo, que tras unos 0,2 segundos pensando, decidió cual iba a ser su próximo movimiento.
- Gruaahhh, Jaque Mate, gruahhh!!
- Hmmmp, interesante...-Antes de siquiera terminar de examinar por completo la jugada del pajarillo, introdujo la mano derecha en el interior de su túnica blanca sin dejar de mirar a la máquina y en un ínfimo lapso de tiempo sacó y disparó el prototipo de pistola de reiatsu contra el vencedor.
-Aaron, idiota, la puerta no te ha hecho nada, gruaahh- Cosas que pasan. Científico se enfada con su creación.Científico dispara a creación. Creación esquiva y puerta del despacho vuela por los aires redecorando la sección. Es más frecuente de lo que os imagináis. Antes de que la pistola tuviese tiempo de recargarse el ave ya había volado en busca quizás de un escondite.
-Muy bien, lo has convertido en algo personal pajarraco.-Se disponía a sacar la segunda pistola que guardaba en la túnica cuando un pitido intermitente sacudió sus oídos y la pantalla situada en su escritorio se iluminó con las siluetas de dos individuos a las puertas de la sección.-Vaya, la caza tendrá que esperar.
En el pasillo, en la entrada principal de la sección, los dos arrancar pudieron escuchar como ua voz automatizada procedente de un pequeño altavoz empotrado en la pared les invitaba a ir al despacho del fracción si deseaban hablar con él; indicando a los invitados el camino a seguir hasta la astillada e inexistente puerta del despacho del dirigente del lugar.
[OFF: Bueno, vamos allá,a ver que sale de esta peculiar reunión]
Última edición por Aaron Smith el Dom Oct 24, 2010 9:44 am, editado 2 veces
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Desplazándose con seguridad por pasillos de cuya existencia así se informaba, entre blancos muros carentes de decorado y, en su mayoría, de ventanas, transitaba los interiores del vasto edificio apenas unos pasos por detrás de Hideyori Taira, Fracción de la Novena Sección; sin mirarle, podía ver la sonrisa que insinuaban sus labios.
"Está peculiarmente alegre desde que abandonamos aquella sala. De eso hace rato... ¿A dónde diablos me lleva?"
Aligeró el paso hasta situarse a la izquierda del hombre y caminar junto a él, mas no hizo ningun intento por entablar conversación, ni siquiera para preguntarle quién era aquel tal Smith al que iban a visitar. Atendía a cualquier señal que fuera indicio de actividad, pero, mientras proseguían la ruta hacia un paradero que desconocía, el sonido de sus pasos era lo único que quebraba la soledad y el silencio del lugar.
A la luz de una lámpara eléctrica, que se proyectaba desde el techo, vislumbró la cifra impresa en negro sobre las puertas que conformaban la entrada a una sección. El número doce.
-¿Pero ésta no es...?- sea lo que fuere lo que iba a preguntar Klauss, quedó en el olvido al escucharse un sonido sordo proveniente del lado opuesto que ocupaban frente al ingreso de la divisón de investigación. Apenas dejándoles espacio para intrigarse por lo sucedido, el acceso se abrió para ellos y se les invitó a pasar. El corredor se prolongaba ante los dos Arrancar, tenuemente iluminado de azul. Cuidándose de no hacer patente su aversión por el tipo de trabajo que llevaban a cabo en aquel lugar, el cuervo continuó por el pasadizo evitando mirar hacia las cristaleras, pues se decía que sería peor de no proceder así. En la bifurcación final tomó rumbo a la derecha como se les había indicado, donde ya podían apreciarse los restos de lo que debía haber sido una puerta. Al adentrarse por la abertura que aquella había dejado, se encontró en una sala que no parecía tener nada de inusual, incluso era acogedora, chimenea incluída.
Irremediablemente, en su cabeza comenzó a bullir la idea de que Hideyori no lo estuviera ayudando realmente. Se había cegado de tal modo por la posibilidad de resolver de una vez sus dudas que se había dejado arrastrar como un perrito obediente. La Doceava Sección... a Klauss no le gustaba ni lo más mínimo encontrarse allí.
"Si tuviera dos dedos de frente, me iría de aquí ahora mismo."
Cuando sus ojos se posaron en el escritorio, se detuvo en seco, reconociendo a la persona que se encontraba tras él. Era el tipo que había encontrado junto a Yoel en el desierto la noche que siguió el rastro de su superior, donde acabaron luchando en el Bosque de Menos contra una legión de hollows. Si al miembro de la Séptima Sección ya le causaba desagrado el trato con un bicho raro dedicado a investigar y crear extraños aparejos, ver que éste ocupaba un alto cargo no mejoraba las cosas.
-Así que tú eres Smith- comentó en un alarde de obviedad, en un minucioso tono que no revelaba nada acerca de sus impresiones personales hacia la profesión que ejercía el Arrancar de cabello castaño. Examinando cuidadosamente el despacho, preguntó con apatía a su acompañante-: Hideyori, ¿puedes explicarme por qué me has traído hasta aquí? No es con un científico con quien quiero hablar.
--
[Off Rol]: Siento que sea tan cortito y Klauss tan borde xDU (no he especificado si Taira seguía al lado de Klauss a partir de abrirse las puertas por si quería hacer una de sus entradas estelares). ¡Wii! Veamos cómo se desarrolla el encuentro entre estos tres *-*
"Está peculiarmente alegre desde que abandonamos aquella sala. De eso hace rato... ¿A dónde diablos me lleva?"
Aligeró el paso hasta situarse a la izquierda del hombre y caminar junto a él, mas no hizo ningun intento por entablar conversación, ni siquiera para preguntarle quién era aquel tal Smith al que iban a visitar. Atendía a cualquier señal que fuera indicio de actividad, pero, mientras proseguían la ruta hacia un paradero que desconocía, el sonido de sus pasos era lo único que quebraba la soledad y el silencio del lugar.
A la luz de una lámpara eléctrica, que se proyectaba desde el techo, vislumbró la cifra impresa en negro sobre las puertas que conformaban la entrada a una sección. El número doce.
-¿Pero ésta no es...?- sea lo que fuere lo que iba a preguntar Klauss, quedó en el olvido al escucharse un sonido sordo proveniente del lado opuesto que ocupaban frente al ingreso de la divisón de investigación. Apenas dejándoles espacio para intrigarse por lo sucedido, el acceso se abrió para ellos y se les invitó a pasar. El corredor se prolongaba ante los dos Arrancar, tenuemente iluminado de azul. Cuidándose de no hacer patente su aversión por el tipo de trabajo que llevaban a cabo en aquel lugar, el cuervo continuó por el pasadizo evitando mirar hacia las cristaleras, pues se decía que sería peor de no proceder así. En la bifurcación final tomó rumbo a la derecha como se les había indicado, donde ya podían apreciarse los restos de lo que debía haber sido una puerta. Al adentrarse por la abertura que aquella había dejado, se encontró en una sala que no parecía tener nada de inusual, incluso era acogedora, chimenea incluída.
Irremediablemente, en su cabeza comenzó a bullir la idea de que Hideyori no lo estuviera ayudando realmente. Se había cegado de tal modo por la posibilidad de resolver de una vez sus dudas que se había dejado arrastrar como un perrito obediente. La Doceava Sección... a Klauss no le gustaba ni lo más mínimo encontrarse allí.
"Si tuviera dos dedos de frente, me iría de aquí ahora mismo."
Cuando sus ojos se posaron en el escritorio, se detuvo en seco, reconociendo a la persona que se encontraba tras él. Era el tipo que había encontrado junto a Yoel en el desierto la noche que siguió el rastro de su superior, donde acabaron luchando en el Bosque de Menos contra una legión de hollows. Si al miembro de la Séptima Sección ya le causaba desagrado el trato con un bicho raro dedicado a investigar y crear extraños aparejos, ver que éste ocupaba un alto cargo no mejoraba las cosas.
-Así que tú eres Smith- comentó en un alarde de obviedad, en un minucioso tono que no revelaba nada acerca de sus impresiones personales hacia la profesión que ejercía el Arrancar de cabello castaño. Examinando cuidadosamente el despacho, preguntó con apatía a su acompañante-: Hideyori, ¿puedes explicarme por qué me has traído hasta aquí? No es con un científico con quien quiero hablar.
--
[Off Rol]: Siento que sea tan cortito y Klauss tan borde xDU (no he especificado si Taira seguía al lado de Klauss a partir de abrirse las puertas por si quería hacer una de sus entradas estelares). ¡Wii! Veamos cómo se desarrolla el encuentro entre estos tres *-*
Klauss- Arrancar Dexter
- Post : 211
Edad : 34
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Es de toda necesidad que, al relatar los no poco frecuentes paseos de nuestros arrancars por los pasillos del Amanecer, caigamos con frecuencia en el uso de palabras tales como “monótonos”, “repetitivos”, “blancos” o similares.
Esta vez, sin embargo, obviaremos tales valoraciones para acercarnos aún más a la extraña percepción del mundo de nuestro protagonista, el 9º Fracción. Así pues, describiremos la travesía como procede:
La luz purpúrea del astro sobre sus cabezas iluminaba las vastas praderas que les llevarían hasta las puertas de la 12º Sección. A ambos lados del sendero que recorrían, entre matorrales y pequeños mamíferos violáceos, se alzaban – no con demasiado orgullo – torcidas palmeras multicolor. No sin gran agudeza por su parte, el Hideyori pudo atisbar la razón de su retorcimiento: gigantescos cocos – de color añil, por supuesto – coronaban la cima de los árboles. Siendo así, y tomando como referencia el gigantesco tamaño de los mismos, parecía obvio a más no poder que dichos frutos ofrecerían un sabor del todo envidiable. Casi celestial, podríamos añadir.
Pero lejos de pingüinos y arbustos fosforescentes, el Hideyori volvía de vez en cuando en sí para comprobar que la turbia realidad de –esta vez sí – los largos, aburridos y monótonos paseos por los blancos pasillos del Amanecer, le perseguía sin remedio alguno. Desde luego, tendría que hablar seriamente con Marcus-sama.
Fuera como fuese, la travesía comenzaba a llegar a su fin cuando aquel cuervo con antenas de caracol tomaba las riendas de la visita y adelantaba al Hideyori en su paseo hacia las dependencias de Aaron Smith. Pronto quedó sorprendido de encontrarse en la 12º Sección, hogar de los científicos y demás mentes perturbadas del Amanecer.
— Sí, Klauss. — reafirmó lo obvio — esta es la 12º Sección. Sólo sigue adelante y confía en mí. — su sonrisa traicionera se acentuó más allá de las orejas. Cada vez estaba más convencido de que aquel tipo era la desconfianza en persona.
— “No entiendo por qué desconfía de mí” — pensó el Hideyori, en sus adentros. — “Con lo buena persona que soy…¿verdad Watson?” — de repente, y entre un nube de humo – al más puro estilo ninja – salió la nombrada critura: un conejo de azules bigotes y guantes de boxeo color arcoíris. Una verdadera delicia del surrealismo “tairense”, vamos.
Siendo así el estado mental de nuestro protagonista, por el momento; omitiremos los detalles de lo que en su mente apareció al observar las cuantiosas vitrinas, a modo de zoológico, que mostraban los experimentos de la 12º Sección. Así que el 9º Fracción siguió su lento caminar hacia las dependencias del científico al mando, Smith, donde una puerta destrozada les cedió el paso.
Fue entonces cuando el cuervo tomó las riendas del encuentro, para sorpresa de Taira, mostrando que conocía al científico, aunque notablemente confuso por el hecho de que nuestro protagonista le hubiera llevado a aquel lugar. No tardó, tampoco, en recriminar al Hideyori que le hubiese llevado ante tal personaje, en lugar de buscarle un renegado al que interrogar.
— Tranquilo, Halsted, tranquilo… — comentó con serenidad el Fracción. Desde que entró en la sala, no había desviado siquiera la mirada de los ojos del tal Aaron Smith. Llevaba tiempo esperando conocer qué clase de persona era, y la intranquilidad del cuervo no le iba a impedir que así lo hiciera.
— Hideyori Taira, Fracción de la Novena Sección. — inició, seguido de una inclinación ladeada de cabeza, a modo de saludo. — Aunque eso ya lo sabes, por supuesto. — el encogimiento de hombros lo dio por obvio. Prosiguió; esta vez dirigiéndose a Klauss.
— Lo creas o no; los científicos son tipos de lo más…"especiales". — dejó caer un retintín en la última palabra. Sabía que quizás Smith no le tuviese demasiada simpatía, debido a los turbios sucesos que les unían, pero aún así no iba a cuidar su lenguaje u opiniones. — Son personas que, por una razón u otra, siempre parecen tener lo que uno necesita. ¿No crees, Aaron…? — otra de aquellas sonrisas maliciosas se dibujó de nuevo en su rostro. Igual estaba jugando con fuego pero, ¿qué más daba? No creía que el 12º Fracción fuera a ser tan estúpido como para atacarle con algo más que palabrería e ironías. No, al menos, cuando todavía tenía a Klauss de su parte: un pequeño cuervo al que tenía a bien en saber alimentar.
— Pero bueeeeeno… — comentó Taira. Desde luego, habría logrado ya ocupar la atención de ambos arrancar. — Estoy dando por supuesto que nos vas a echar una mano. Espero no te importe. — devolvió las manos a sus más que frecuentados bolsillos, al tiempo que dejaba reposar su hombro izquierdo sobre el marco de la ya inexistente puerta. — Suponiendo que seas la mitad de listo de lo que te crees… — metió de nuevo el dedo en la llaga. — creo que ya te habrás dado cuenta de que lo más productivo para ambos será que te des prisa en complacer nuestras peticiones…
Esta vez, sin embargo, obviaremos tales valoraciones para acercarnos aún más a la extraña percepción del mundo de nuestro protagonista, el 9º Fracción. Así pues, describiremos la travesía como procede:
*********
La luz purpúrea del astro sobre sus cabezas iluminaba las vastas praderas que les llevarían hasta las puertas de la 12º Sección. A ambos lados del sendero que recorrían, entre matorrales y pequeños mamíferos violáceos, se alzaban – no con demasiado orgullo – torcidas palmeras multicolor. No sin gran agudeza por su parte, el Hideyori pudo atisbar la razón de su retorcimiento: gigantescos cocos – de color añil, por supuesto – coronaban la cima de los árboles. Siendo así, y tomando como referencia el gigantesco tamaño de los mismos, parecía obvio a más no poder que dichos frutos ofrecerían un sabor del todo envidiable. Casi celestial, podríamos añadir.
Pero lejos de pingüinos y arbustos fosforescentes, el Hideyori volvía de vez en cuando en sí para comprobar que la turbia realidad de –esta vez sí – los largos, aburridos y monótonos paseos por los blancos pasillos del Amanecer, le perseguía sin remedio alguno. Desde luego, tendría que hablar seriamente con Marcus-sama.
Fuera como fuese, la travesía comenzaba a llegar a su fin cuando aquel cuervo con antenas de caracol tomaba las riendas de la visita y adelantaba al Hideyori en su paseo hacia las dependencias de Aaron Smith. Pronto quedó sorprendido de encontrarse en la 12º Sección, hogar de los científicos y demás mentes perturbadas del Amanecer.
— Sí, Klauss. — reafirmó lo obvio — esta es la 12º Sección. Sólo sigue adelante y confía en mí. — su sonrisa traicionera se acentuó más allá de las orejas. Cada vez estaba más convencido de que aquel tipo era la desconfianza en persona.
— “No entiendo por qué desconfía de mí” — pensó el Hideyori, en sus adentros. — “Con lo buena persona que soy…¿verdad Watson?” — de repente, y entre un nube de humo – al más puro estilo ninja – salió la nombrada critura: un conejo de azules bigotes y guantes de boxeo color arcoíris. Una verdadera delicia del surrealismo “tairense”, vamos.
Siendo así el estado mental de nuestro protagonista, por el momento; omitiremos los detalles de lo que en su mente apareció al observar las cuantiosas vitrinas, a modo de zoológico, que mostraban los experimentos de la 12º Sección. Así que el 9º Fracción siguió su lento caminar hacia las dependencias del científico al mando, Smith, donde una puerta destrozada les cedió el paso.
Fue entonces cuando el cuervo tomó las riendas del encuentro, para sorpresa de Taira, mostrando que conocía al científico, aunque notablemente confuso por el hecho de que nuestro protagonista le hubiera llevado a aquel lugar. No tardó, tampoco, en recriminar al Hideyori que le hubiese llevado ante tal personaje, en lugar de buscarle un renegado al que interrogar.
— Tranquilo, Halsted, tranquilo… — comentó con serenidad el Fracción. Desde que entró en la sala, no había desviado siquiera la mirada de los ojos del tal Aaron Smith. Llevaba tiempo esperando conocer qué clase de persona era, y la intranquilidad del cuervo no le iba a impedir que así lo hiciera.
— Hideyori Taira, Fracción de la Novena Sección. — inició, seguido de una inclinación ladeada de cabeza, a modo de saludo. — Aunque eso ya lo sabes, por supuesto. — el encogimiento de hombros lo dio por obvio. Prosiguió; esta vez dirigiéndose a Klauss.
— Lo creas o no; los científicos son tipos de lo más…"especiales". — dejó caer un retintín en la última palabra. Sabía que quizás Smith no le tuviese demasiada simpatía, debido a los turbios sucesos que les unían, pero aún así no iba a cuidar su lenguaje u opiniones. — Son personas que, por una razón u otra, siempre parecen tener lo que uno necesita. ¿No crees, Aaron…? — otra de aquellas sonrisas maliciosas se dibujó de nuevo en su rostro. Igual estaba jugando con fuego pero, ¿qué más daba? No creía que el 12º Fracción fuera a ser tan estúpido como para atacarle con algo más que palabrería e ironías. No, al menos, cuando todavía tenía a Klauss de su parte: un pequeño cuervo al que tenía a bien en saber alimentar.
— Pero bueeeeeno… — comentó Taira. Desde luego, habría logrado ya ocupar la atención de ambos arrancar. — Estoy dando por supuesto que nos vas a echar una mano. Espero no te importe. — devolvió las manos a sus más que frecuentados bolsillos, al tiempo que dejaba reposar su hombro izquierdo sobre el marco de la ya inexistente puerta. — Suponiendo que seas la mitad de listo de lo que te crees… — metió de nuevo el dedo en la llaga. — creo que ya te habrás dado cuenta de que lo más productivo para ambos será que te des prisa en complacer nuestras peticiones…
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Maldecía para sí mismo mientras rebuscaba por los cajones de su escritorio sin saber muy bien lo que buscaba en realidad. Al tiempo se dio cuenta que ya llevaba sus prototipo de pistola de reiatsu encima y se dio una palmada en la frente mentalmente a la vez que negaba con la cabeza.
-Ese maldito engendro... algún día... si, algún día...-No terminó siquiera la frase mental cuando oyó a lo lejos el ruido de la puerta que conectaba el pasillo con las estancias interiores. Reordenó cuanto pudo los cajones y papeles que habían entrado en estado de caos hacía solo un instante, y se preparó para recibir a los visitantes. Se dejó caer sobre su asiento de modo cansado y tras un suspiro, cabizbajo, esperó la entrada de los dos arrancar. El crujido de los restos de la puerta bajo los pies de Klauss y Taira fueron la señal de salida para un encuentro que se prometía interesante.
Alzó la mirada sin apenas mover la cabeza para ver a dos hombres. A la derecha, un chico de pelo oscuro como el carbón y ojos ambarinos como pocos se encontraban, era Klauss Halsted. Aaron y él ya se conocían de una pequeña incursión en territorio enemigo, pero no habían llegado a tener una conversación en condiciones.
A la izquierda, pelo lila peinado hacia abajo -si es que estaba peinado- y unos iris también color ámbar sobre un fondo negro le caracterizaban visualmente; era "el ladronzuelo", más conocido como Hideyori Taira.
Ambos arrancar eran bastante competentes por lo que Aaron sabía, y por ello el motivo de esta visita le intrigaba quizás más de lo normal. El tipo alto -Klauss- no dejaba de mirar a los ojos a Aaron, ¿qué era esto, un concurso? Tras un comentario más bien pobre por parte del mismo, Aaron enderezó la cabeza y chasqueó la lengua; fue tan obvio que le hizo gracia, a su extraña manera.
Tras tener unas palabras con Klauss, fue Taira el que tomó la iniciativa presentándose.
-Bueno, estás en lo cierto, pero es agradable una presentación en condiciones. Aaron Smith, Fracción de la 12º Sección, ¿que les trae por aquí caballeros?
De nuevo Taira se dirigía hacia su compañero para luego volver a hablar con el científico.-Por supuesto... no venían a tomar una copa. ¿Por qué nadie viene a echar el rato? Malditos cerdos interesados.-Lo cierto es que al fracción no le faltaba razón. ¿Alguna vez habéis visto a alguien que visitase la sección por puro ocio?¿Por el simple gusto de la compañía de alguien? Vale, Aaron no era muy amigable a simple vista, pero como otras tantas cosas en ambos mundos era solo una fachada; una máscara que se veía obligado a llevar debido a ciertas responsabilidades.
Volvió a la realidad respondiendo las insinuaciones de Taira arqueando una ceja. Aunque siempre buscaba algún provecho en todo lo que hacía, de vez en cuando le gustaba ayudar por el mero hecho de la obtención de información - la información es poder, decía él- pero aborrece la forma en la que la gente trata a la 12º Sección como un almacén de artilugios útiles a disposición de cualquiera. Era irritante. El trabajo de su sección expuesto como si se tratase de películas en las estantería de un cutre videoclub, usadas y abandonadas en función de la necesidad.
Sacó del interior de su bata una de las pistolas que guardaba y lentamente la dirigía hacia delante. Sus ojos estaban fijos al frente y un fulgor brillaba en ellos, una ínfima gota de sudor recorría la sien derecha del fracción, le hacía cosquillas, le distraía de todo, incluidas las palabras de Taira. Su corazón se aceleraba poco a poco, sabía que era vigilado, no era agradable. Disparó.
El etéreo proyectil iluminaba de azul los lugares por los que pasaba y despeinaba a nuestros invitados al pasar entre ambos casi rozándolos. Como ya era de costumbre, el disparo acabó estrellándose en una superficie vertical, esta vez una pared que acabó seriamente dañada.
-Gruuaaahhh, fallaste, gruahhh.
-Esta es tu enésima provocación-Parecía algo alterado.Miró a sus invitados mientras sonreía ya más tranquilo, como si nada hubiese pasado, como si careciese de importancia.
-Si me disculpan.-Poco antes de terminar la frase ya estaba levantado y saltando por encima de su mesa, y tras apoyarse en ésta, por encima de los dos presentes también. Mientras caía hacia el umbral de la puerta ejecutaba un pisotón hacia donde estaba el cuervo, pero falló y lo único que consiguió fue agrietar el suelo. Mientras el cuervo corría por el pequeño pasillo fue capaz de esquivar hasta cuatro disparos como el primero y finalmente escapó entre saltitos y graznidos.
-¡¡Acabaré contigo!!- Cuatro miembros de la sección que pasaban por allí se giraron hacia el fracción, bueno en realidad solo tres de ellos. El tercero yacía en el suelo. Había perdido una pierna y agonizaba sonoramente
-Por favor que alguien se lleve a ese llorica.- Los tres espectadores levantaron al cuarto sin rechistar y salieron despavoridos del lugar sin cuestionar ni una sola letra de la orden. Estos "accidentes de laboratorio" eran bastante comunes en aquella sección; casi siempre por culpa del fracción, solo el 99% de los casos se debían a él.
Guardó las armas que empuñaba y se volvió a sus invitados. Intentó acceder a su cabeza por si ella se acordaba de lo que el otro fracción había dicho mientras Aaron realizaba su particular "tiro al cuervo".-Va, ya me acuerdo. Parece que a parte de robar le gusta meter el dedo en la llaga.Veamos que quiere ahora.
-Bueno, ¿y que es lo que quiere el "Club de ojos ambarinos" de mí?-Imitando a su interlocutor, hizo especial hincapié en un detalle que le pareció curioso.
-Ese maldito engendro... algún día... si, algún día...-No terminó siquiera la frase mental cuando oyó a lo lejos el ruido de la puerta que conectaba el pasillo con las estancias interiores. Reordenó cuanto pudo los cajones y papeles que habían entrado en estado de caos hacía solo un instante, y se preparó para recibir a los visitantes. Se dejó caer sobre su asiento de modo cansado y tras un suspiro, cabizbajo, esperó la entrada de los dos arrancar. El crujido de los restos de la puerta bajo los pies de Klauss y Taira fueron la señal de salida para un encuentro que se prometía interesante.
Alzó la mirada sin apenas mover la cabeza para ver a dos hombres. A la derecha, un chico de pelo oscuro como el carbón y ojos ambarinos como pocos se encontraban, era Klauss Halsted. Aaron y él ya se conocían de una pequeña incursión en territorio enemigo, pero no habían llegado a tener una conversación en condiciones.
A la izquierda, pelo lila peinado hacia abajo -si es que estaba peinado- y unos iris también color ámbar sobre un fondo negro le caracterizaban visualmente; era "el ladronzuelo", más conocido como Hideyori Taira.
Ambos arrancar eran bastante competentes por lo que Aaron sabía, y por ello el motivo de esta visita le intrigaba quizás más de lo normal. El tipo alto -Klauss- no dejaba de mirar a los ojos a Aaron, ¿qué era esto, un concurso? Tras un comentario más bien pobre por parte del mismo, Aaron enderezó la cabeza y chasqueó la lengua; fue tan obvio que le hizo gracia, a su extraña manera.
Tras tener unas palabras con Klauss, fue Taira el que tomó la iniciativa presentándose.
-Bueno, estás en lo cierto, pero es agradable una presentación en condiciones. Aaron Smith, Fracción de la 12º Sección, ¿que les trae por aquí caballeros?
De nuevo Taira se dirigía hacia su compañero para luego volver a hablar con el científico.-Por supuesto... no venían a tomar una copa. ¿Por qué nadie viene a echar el rato? Malditos cerdos interesados.-Lo cierto es que al fracción no le faltaba razón. ¿Alguna vez habéis visto a alguien que visitase la sección por puro ocio?¿Por el simple gusto de la compañía de alguien? Vale, Aaron no era muy amigable a simple vista, pero como otras tantas cosas en ambos mundos era solo una fachada; una máscara que se veía obligado a llevar debido a ciertas responsabilidades.
Volvió a la realidad respondiendo las insinuaciones de Taira arqueando una ceja. Aunque siempre buscaba algún provecho en todo lo que hacía, de vez en cuando le gustaba ayudar por el mero hecho de la obtención de información - la información es poder, decía él- pero aborrece la forma en la que la gente trata a la 12º Sección como un almacén de artilugios útiles a disposición de cualquiera. Era irritante. El trabajo de su sección expuesto como si se tratase de películas en las estantería de un cutre videoclub, usadas y abandonadas en función de la necesidad.
Sacó del interior de su bata una de las pistolas que guardaba y lentamente la dirigía hacia delante. Sus ojos estaban fijos al frente y un fulgor brillaba en ellos, una ínfima gota de sudor recorría la sien derecha del fracción, le hacía cosquillas, le distraía de todo, incluidas las palabras de Taira. Su corazón se aceleraba poco a poco, sabía que era vigilado, no era agradable. Disparó.
El etéreo proyectil iluminaba de azul los lugares por los que pasaba y despeinaba a nuestros invitados al pasar entre ambos casi rozándolos. Como ya era de costumbre, el disparo acabó estrellándose en una superficie vertical, esta vez una pared que acabó seriamente dañada.
-Gruuaaahhh, fallaste, gruahhh.
-Esta es tu enésima provocación-Parecía algo alterado.Miró a sus invitados mientras sonreía ya más tranquilo, como si nada hubiese pasado, como si careciese de importancia.
-Si me disculpan.-Poco antes de terminar la frase ya estaba levantado y saltando por encima de su mesa, y tras apoyarse en ésta, por encima de los dos presentes también. Mientras caía hacia el umbral de la puerta ejecutaba un pisotón hacia donde estaba el cuervo, pero falló y lo único que consiguió fue agrietar el suelo. Mientras el cuervo corría por el pequeño pasillo fue capaz de esquivar hasta cuatro disparos como el primero y finalmente escapó entre saltitos y graznidos.
-¡¡Acabaré contigo!!- Cuatro miembros de la sección que pasaban por allí se giraron hacia el fracción, bueno en realidad solo tres de ellos. El tercero yacía en el suelo. Había perdido una pierna y agonizaba sonoramente
-Por favor que alguien se lleve a ese llorica.- Los tres espectadores levantaron al cuarto sin rechistar y salieron despavoridos del lugar sin cuestionar ni una sola letra de la orden. Estos "accidentes de laboratorio" eran bastante comunes en aquella sección; casi siempre por culpa del fracción, solo el 99% de los casos se debían a él.
Guardó las armas que empuñaba y se volvió a sus invitados. Intentó acceder a su cabeza por si ella se acordaba de lo que el otro fracción había dicho mientras Aaron realizaba su particular "tiro al cuervo".-Va, ya me acuerdo. Parece que a parte de robar le gusta meter el dedo en la llaga.Veamos que quiere ahora.
-Bueno, ¿y que es lo que quiere el "Club de ojos ambarinos" de mí?-Imitando a su interlocutor, hizo especial hincapié en un detalle que le pareció curioso.
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Klauss por su parte no participó en el ritual de las presentaciones formales, viéndolo innecesario ya que ambos le conocían y prefería quedar al margen hasta que surgiera el tema que le era de interés. Durante el intercambio de palabras entre Fracciones, se permitió pecar de indiscreción al observar al científico, de forma un tanto distraída y al mismo tiempo inquisitiva. Su disconformidad por hallarse allí fue esfumándose paulatinamente al comenzar a comprender la utilidad que veía Hideyori en Smith, si bien no terminaba de convencerle la falta de sensatez propia en el plan. Implicar a otra persona más en el asunto no le parecía buena idea, y el presenciar la habilidad que tenía Taira para presionar al otro le alarmaba.
"Hoy está de mi lado, o al menos eso creo, pero cualquier día podría ser yo el que saliera chantajeado. ¿Intentaría utilizar todo esto en mi contra? Da la impresión de que incluso encuentra divertido tratar de intimidarle. ¿Por qué me estará ayudando?"
Quizá pensaba que echándole una mano al cuervo éste le estaría agradecido. Pero Klauss nunca había tenido nada que agradecer a nadie, así que ni él mismo sabía de qué modo iba a responderle. Pero parecía razonable si lo contemplaba objetivamente. Pensó en la posición que ocupaba Taira, pensó en lo traicionero que era aquel lugar, y lo aprovechados que solían ser sus semejantes. Si él mismo había acudido a la Novena Sección, se debía a que no tenía a quién más recurrir. ¿No había aceptado entonces, desde que dio el primer paso para ir en su busca, cualquier precio que tuviera que pagar en un futuro por la información? Con un estremecimiento de impotencia, hubo de confesarse vencido.
Examinó a Aaron una vez más, tratando de desviar su atención hacia pensamientos menos turbios. Para su desconcierto, vio que estaba apuntando en su dirección con una especie de arma de fuego. Se sintió confuso, aunque ésto no se reflejó en su cara. ¿Aquel hombre sería tan estúpido de intentar atacarles? Observando por le rabillo del ojo la reacción de su compañero, permaneció inmóvil.
La munición atravesó el aire entre ellos dos como una saeta ardiendo. Se le erizó el vello de la nuca.
"¿Por qué nunca puedo disfrutar de una conversación tranquila? No sé, una donde no de la impresión que van a matarme..."
Sucesivamente, Aaron se excusó antes de saltar sobre sus cabezas y ausentarse por un breve espacio de tiempo, a la caza de lo que parecía un ave mecánica. Ruído de cosas rompiéndose.
Aquel despliegue de extravagancia movió al cuervo a volverse fingiendo no haber visto nada; ese tipo de incidentes eran en parte la causa de que prefiriera pasar el menor tiempo posible en El Amanecer, ya que si por algo se distinguían sus habitantes, era por la evidente carencia de cordura.
-Taira- murmuró, llamándole por primera vez por su nombre de pila. Pensaba en lo que iba a decirle a continuación, mientras se escuchaba de fondo una ráfaga de disparos- A partir de ahora abandono las decisiones de esta cuestión a tu criterio- junto a la necesidad perentoria de no continuar observándole, cruzó los brazos sobre el pecho y ancló las pupilas en el asiento vacío tras el escritorio-. Espero que sepas lo que haces.
Lo hacía únicamente porque él nada sabía de aquellas diplomacias, porque a diferencia de Hideyori, no se encontraba entre sus cualidades la facilidad de embaucar a la gente mediante palabras.
Aunque pobre, era su excusa. Mejor eso que la necesidad de confiar en alguien.
"Al fin y al cabo, él ha sido el que me ha traído hasta aquí"
Como si estuviera pasando por un grave episodio de autismo, ignoró olímpicamente el regreso de Aaron e incluso la pregunta que ya se demoraba en formular. Podía afirmarse que, cuando le interesaba, se le daba bien hacerse el ensimismado.
"Hoy está de mi lado, o al menos eso creo, pero cualquier día podría ser yo el que saliera chantajeado. ¿Intentaría utilizar todo esto en mi contra? Da la impresión de que incluso encuentra divertido tratar de intimidarle. ¿Por qué me estará ayudando?"
Quizá pensaba que echándole una mano al cuervo éste le estaría agradecido. Pero Klauss nunca había tenido nada que agradecer a nadie, así que ni él mismo sabía de qué modo iba a responderle. Pero parecía razonable si lo contemplaba objetivamente. Pensó en la posición que ocupaba Taira, pensó en lo traicionero que era aquel lugar, y lo aprovechados que solían ser sus semejantes. Si él mismo había acudido a la Novena Sección, se debía a que no tenía a quién más recurrir. ¿No había aceptado entonces, desde que dio el primer paso para ir en su busca, cualquier precio que tuviera que pagar en un futuro por la información? Con un estremecimiento de impotencia, hubo de confesarse vencido.
Examinó a Aaron una vez más, tratando de desviar su atención hacia pensamientos menos turbios. Para su desconcierto, vio que estaba apuntando en su dirección con una especie de arma de fuego. Se sintió confuso, aunque ésto no se reflejó en su cara. ¿Aquel hombre sería tan estúpido de intentar atacarles? Observando por le rabillo del ojo la reacción de su compañero, permaneció inmóvil.
La munición atravesó el aire entre ellos dos como una saeta ardiendo. Se le erizó el vello de la nuca.
"¿Por qué nunca puedo disfrutar de una conversación tranquila? No sé, una donde no de la impresión que van a matarme..."
Sucesivamente, Aaron se excusó antes de saltar sobre sus cabezas y ausentarse por un breve espacio de tiempo, a la caza de lo que parecía un ave mecánica. Ruído de cosas rompiéndose.
Aquel despliegue de extravagancia movió al cuervo a volverse fingiendo no haber visto nada; ese tipo de incidentes eran en parte la causa de que prefiriera pasar el menor tiempo posible en El Amanecer, ya que si por algo se distinguían sus habitantes, era por la evidente carencia de cordura.
-Taira- murmuró, llamándole por primera vez por su nombre de pila. Pensaba en lo que iba a decirle a continuación, mientras se escuchaba de fondo una ráfaga de disparos- A partir de ahora abandono las decisiones de esta cuestión a tu criterio- junto a la necesidad perentoria de no continuar observándole, cruzó los brazos sobre el pecho y ancló las pupilas en el asiento vacío tras el escritorio-. Espero que sepas lo que haces.
Lo hacía únicamente porque él nada sabía de aquellas diplomacias, porque a diferencia de Hideyori, no se encontraba entre sus cualidades la facilidad de embaucar a la gente mediante palabras.
Aunque pobre, era su excusa. Mejor eso que la necesidad de confiar en alguien.
"Al fin y al cabo, él ha sido el que me ha traído hasta aquí"
Como si estuviera pasando por un grave episodio de autismo, ignoró olímpicamente el regreso de Aaron e incluso la pregunta que ya se demoraba en formular. Podía afirmarse que, cuando le interesaba, se le daba bien hacerse el ensimismado.
Klauss- Arrancar Dexter
- Post : 211
Edad : 34
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Absorto en sus más que fugaces pensamientos, el Hideyori permaneció quieto mientras el científico hacía de su despacho un improvisado campo de tiro. Al parecer, de nada habían servido sus intentos de incomodarle. Ya fuera porque el tal Aaron era más listo –o más sordo – de lo que Taira había creído en un principio, el 12º Fracción logró sortear por completo la hiriente palabrería del arrancar.
Fuera como fuese, Taira debía reconocer que el científico no parecía tan estúpido ahora que lo tenía frente a frente. Por el contrario, comenzaba a resultarle un tipo de lo más interesante. Y eso por no hablar de sus mortíferos artefactos...
“Recuerda Taira; en cuanto se despiste un segundo, aprovechas y te agencias una de esas”
Parecía decirle Watson, con aquella mirada adorable, desde encima del escritorio de Smith. Y Taira estaba más que de acuerdo con el conejo blanco. Entonces Aaron salió corriendo tras el cuervo mecánico, abandonando su despacho por un breve lapso de tiempo, mientras se dedicaba a mutilar a sus propios subordinados a base de tiros fallidos. Sin poder evitarlo, Taira dejó escapar una risilla cómplice al escuchar a Aaron tratar a sus rasos de aquel modo. Realmente, tenía el tipo de madera de líder que se necesitaba en Hueco Mundo para sobrevivir.
“Bastardo…” concluyó. “Este tipo me empieza a caer bien…”
Entonces, escuchó la voz de Klauss, que le llamaba – para su sorpresa – por su nombre de pila. Lo cierto es que jamás se hubiera esperado semejante gesto de cercanía por parte del tan reservado arrancar. Aún así, le alegró que lo hiciera. Parecía que al fin comenzaban a entenderse:
— Claro, socio — se limitó a contestarle. — confía en mí. — y le guiñó un ojo, justo antes de volver a encarar la puerta del despacho, por la que ya volvía Aaron. Era hora de cumplir con lo que había venido a hacer:
— Pues verás. — comenzó, dirigiéndose ya al 12º Fracción. — es un tanto extraño de explicar, así que intentaré no andarme con rodeos. Queríamos saber si, por casualidad, se halla en tu custodia algún miembro de la escoria insurreccional arrancar, los llamados “renegados”. — se detuvo, como intentando expresarse mejor — Ya sabes, de esos que Marcus-sama ordenó barrer hará algo más de un mes… — sabía que su descripción estaba resultando algo vaga, pero tampoco sabía demasiado al respecto del tema como para der más preciso. — No recuerdo exactamente qué Sección se ocupó de la limpieza, pero estoy seguro de que la Doceava no se ha privado del lujo de guardarse para sí alguno que otro. ¿Puede ser? — inquirió, con una de aquellas sonrisas tan ambiguas que le caracterizaban.
— Siii…lo sé…— comenzó a excusarse, con voz resignada, ante la más que previsible mirada acusativa de Smith. — Después de aquello de las cámaras criogénicas, supongo que no estoy muy en condiciones de pedirte favores pero…espero que esto pueda compensarte por las molestias; tú ya me entiendes… — y buscó entre sus blancos atuendos una cajita cuadrada de blanca madera, de unos veinte centímetros por lado y la mitad de espesor; entregándosela a continuación. — Tómala. Es tuya, tengas o no lo que buscamos. — una pausa. — Considéralo…algo así como una “ofrenda de paz”. No creo que tengas problemas en averiguar de qué se trata.
Esperó entonces a que la tomara – y si quería, la abriese y examinara – para finalmente concluir con el golpe de gracia.
— Ahora bien; si es que tenemos la suerte de que alguno de aquellos renegados se halle en tu poder… — volvió a agudizar la mirada — nos gustaría poder tener una pequeña charla con él…
Fuera como fuese, Taira debía reconocer que el científico no parecía tan estúpido ahora que lo tenía frente a frente. Por el contrario, comenzaba a resultarle un tipo de lo más interesante. Y eso por no hablar de sus mortíferos artefactos...
“Recuerda Taira; en cuanto se despiste un segundo, aprovechas y te agencias una de esas”
Parecía decirle Watson, con aquella mirada adorable, desde encima del escritorio de Smith. Y Taira estaba más que de acuerdo con el conejo blanco. Entonces Aaron salió corriendo tras el cuervo mecánico, abandonando su despacho por un breve lapso de tiempo, mientras se dedicaba a mutilar a sus propios subordinados a base de tiros fallidos. Sin poder evitarlo, Taira dejó escapar una risilla cómplice al escuchar a Aaron tratar a sus rasos de aquel modo. Realmente, tenía el tipo de madera de líder que se necesitaba en Hueco Mundo para sobrevivir.
“Bastardo…” concluyó. “Este tipo me empieza a caer bien…”
Entonces, escuchó la voz de Klauss, que le llamaba – para su sorpresa – por su nombre de pila. Lo cierto es que jamás se hubiera esperado semejante gesto de cercanía por parte del tan reservado arrancar. Aún así, le alegró que lo hiciera. Parecía que al fin comenzaban a entenderse:
— Claro, socio — se limitó a contestarle. — confía en mí. — y le guiñó un ojo, justo antes de volver a encarar la puerta del despacho, por la que ya volvía Aaron. Era hora de cumplir con lo que había venido a hacer:
— Pues verás. — comenzó, dirigiéndose ya al 12º Fracción. — es un tanto extraño de explicar, así que intentaré no andarme con rodeos. Queríamos saber si, por casualidad, se halla en tu custodia algún miembro de la escoria insurreccional arrancar, los llamados “renegados”. — se detuvo, como intentando expresarse mejor — Ya sabes, de esos que Marcus-sama ordenó barrer hará algo más de un mes… — sabía que su descripción estaba resultando algo vaga, pero tampoco sabía demasiado al respecto del tema como para der más preciso. — No recuerdo exactamente qué Sección se ocupó de la limpieza, pero estoy seguro de que la Doceava no se ha privado del lujo de guardarse para sí alguno que otro. ¿Puede ser? — inquirió, con una de aquellas sonrisas tan ambiguas que le caracterizaban.
— Siii…lo sé…— comenzó a excusarse, con voz resignada, ante la más que previsible mirada acusativa de Smith. — Después de aquello de las cámaras criogénicas, supongo que no estoy muy en condiciones de pedirte favores pero…espero que esto pueda compensarte por las molestias; tú ya me entiendes… — y buscó entre sus blancos atuendos una cajita cuadrada de blanca madera, de unos veinte centímetros por lado y la mitad de espesor; entregándosela a continuación. — Tómala. Es tuya, tengas o no lo que buscamos. — una pausa. — Considéralo…algo así como una “ofrenda de paz”. No creo que tengas problemas en averiguar de qué se trata.
Esperó entonces a que la tomara – y si quería, la abriese y examinara – para finalmente concluir con el golpe de gracia.
— Ahora bien; si es que tenemos la suerte de que alguno de aquellos renegados se halle en tu poder… — volvió a agudizar la mirada — nos gustaría poder tener una pequeña charla con él…
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Cuervo 2- Aaron 0; aquello le estaba asqueando por momentos. Vencido por su propia obra, quizás debería sentirse orgulloso de sí mismo pero entonces no sería quien realmente es. Mientras volvía por el pasillo ya estaba pensando de nuevo en la visita de esos dos. Había que tener valor para presentarse en el lugar del crimen sin ninguna compensación, aportación o escusa, y en cierto modo, era probablemente lo que deseaba Aaron; el pretexto para su venganza.
A su vuelta notó como el pelinegro parecía estar en una dimensión paralela mientras que Taira ya empezaba con su exposición. Parecía que midiese las palabras todo lo posible, las burlas y el sarcasmo habían desaparecido, cosa que le resultó muy curiosa a Aaron ya que creía que ese era el estado perpetuo del "ladronzuelo".
Mientras su homólogo proseguía, Aaron iba localizando mentalmente lo que Taira buscaba (por supuesto que tenían algunos) y pensaba en si un acto por su parte podría suavizar la relación, aunque todo el mérito de la tensa situación actual fuese de Taira.
Casi tenía el veredicto final, no le parecía apropiado aceptar después del feo acto de Taira, ¿y por qué iba a ceder él? Ni hablar, el fracción de la 12º Sección no estaba acostumbrado a ceder. Pero toda la estructura argumentativa del "no" que iba a exponer se evaporó cuando Taira ofreció una pequeña, y bonita por cierto, caja de madera blanca. Sonrió tras echarle un vistazo, tomarla y volver a mirar al fracción. Estaba satisfecho, el "ladronzuelo" parecía haber cumplido con creces. Esperaba un informe escrito o simples datos que analizar pero estaba seguro de que lo que contenía aquella cajita era mucho más interesante.
-Bien, parece que has cumplido. Las cámaras te las puedes quedar, necesitaba más espacio en el laboratorio...pero centrémonos.
Creo que tengo algo de lo que buscas.-El último comentario fue cargado de sarcasmo.
-Fuimos nosotros los que nos encargamos de hacer la limpieza así que tenemos un repertorio digno de consideración. No tan grande como quisiésemos gracias a la 6ºSección pero bueno...
Seguidme por favor- Hizo un gesto amable con la mano y se dio la vuelta suponiendo que le seguirían sin inconveniente.
Había accedido sin preguntar nada, simplemente había dicho "sí" sin más. Quizás quisiese empezar con buen pie, quizás por una vez no quisiese sacar beneficio, quizás odiaba lo suficiente en este momento al pajarraco metálico como para dejar de lado -involuntariamente- su lado más suyo.
[OFF: Bueno dejo turno para que posteeis impresiones o lo que sea ya que si siguiese probablemente me quedase muy largo y así se hace más ameno pienso yo.]
A su vuelta notó como el pelinegro parecía estar en una dimensión paralela mientras que Taira ya empezaba con su exposición. Parecía que midiese las palabras todo lo posible, las burlas y el sarcasmo habían desaparecido, cosa que le resultó muy curiosa a Aaron ya que creía que ese era el estado perpetuo del "ladronzuelo".
Mientras su homólogo proseguía, Aaron iba localizando mentalmente lo que Taira buscaba (por supuesto que tenían algunos) y pensaba en si un acto por su parte podría suavizar la relación, aunque todo el mérito de la tensa situación actual fuese de Taira.
Casi tenía el veredicto final, no le parecía apropiado aceptar después del feo acto de Taira, ¿y por qué iba a ceder él? Ni hablar, el fracción de la 12º Sección no estaba acostumbrado a ceder. Pero toda la estructura argumentativa del "no" que iba a exponer se evaporó cuando Taira ofreció una pequeña, y bonita por cierto, caja de madera blanca. Sonrió tras echarle un vistazo, tomarla y volver a mirar al fracción. Estaba satisfecho, el "ladronzuelo" parecía haber cumplido con creces. Esperaba un informe escrito o simples datos que analizar pero estaba seguro de que lo que contenía aquella cajita era mucho más interesante.
-Bien, parece que has cumplido. Las cámaras te las puedes quedar, necesitaba más espacio en el laboratorio...pero centrémonos.
Creo que tengo algo de lo que buscas.-El último comentario fue cargado de sarcasmo.
-Fuimos nosotros los que nos encargamos de hacer la limpieza así que tenemos un repertorio digno de consideración. No tan grande como quisiésemos gracias a la 6ºSección pero bueno...
Seguidme por favor- Hizo un gesto amable con la mano y se dio la vuelta suponiendo que le seguirían sin inconveniente.
Había accedido sin preguntar nada, simplemente había dicho "sí" sin más. Quizás quisiese empezar con buen pie, quizás por una vez no quisiese sacar beneficio, quizás odiaba lo suficiente en este momento al pajarraco metálico como para dejar de lado -involuntariamente- su lado más suyo.
[OFF: Bueno dejo turno para que posteeis impresiones o lo que sea ya que si siguiese probablemente me quedase muy largo y así se hace más ameno pienso yo.]
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
"Si aquí no hay nada, entonces yo..."
Era algo en lo que no había pensado lo suficiente. Si sucedía que hasta ahí llegaban sus indagaciones, que se marchaba con las manos vacías, no tenía ningun otro modo de continuar. Pasada la guerra en la que murieron los antiguos Espada, todas las Secciones sufrieron las consecuencias, hasta el punto que todavía se encontraban recuperándose del caos que habían propiciado aquellas pérdidas mayúsculas. ¿Cuántos datos se habrían extraviado? ¿Cuánta información habría sido destruída? Aquel era, además, el momento indicado para hacer desaparecer informes que pudieran comprometer a alguien. Todo muy oportuno para los conspiradores que no habían caído junto a los desertores.
"Pues cabe imaginar que debían tener a alguien aquí que les ofreciera información. En ese caso... tal vez se hayan dado nombres si se interrogó a los que apresaron antes del momento de su ejecución, cosa que, obviamente, no desvelarían a cualquiera si está teniendo lugar una investigación interna."
Sabía los riesgos que entrañaba trabajar como informador para el enemigo del bando en el que se encontraba, ya que por eso mismo fue repatriado a Austria en vida, cuando había regresado al ejército Ruso. Los traidores nunca habían sido bien considerados, y eran perseguidos muy de cerca.
Volviendo al presente, debería descubrir, si sucedía que Aaron no podía proporcionarles ninguna ayuda, qué sector de El Amanecer se encargaba de los interrogatorios. Le daba dolor de cabeza nada más imaginar las complicaciones que se le presentaban. Dudaba un poco que tanto esfuerzo valiera la pena; si sus intenciones eran malinterpretadas, podrían verter sobre él acusaciones bastante graves. Por sospechas menos justificadas habían muerto otros compañeros.
"Lo único que pido es el testimonio de uno de esos rebeldes. Necesito comprender..."
Dejando que su mente bajara de las nubes, se encontró con la entrega de una especie de estuche, tan blanco como sus uniformes, que Smith recibía de manos de Hideyori. Escuchó con renovado interés por lo que le rodeaba, pero no captó ninguna pista que insinuara el contenido de aquel objeto. Sea lo que fuere, aquello pareció agradar al científico, que se veía mucho más dispuesto a ayudarles que al comienzo de la visita. Klauss miró al Arrancar de cabellos violetas con cierta apreciación y reconocimiento. Sí, parecía saber lo que se hacía.
Con esperanza y no sin cierta sorpresa, atendió a las palabras de Aaron. Contando con la ocasión que coincidieron en el desierto y el acontecimiento de los renegados, daba la impresión que no le disgustaba participar en misiones a campo abierto. Quizá era la mejor manera de asegurarse que quedarían especímenes con vida para sus experimentos.
Inmediatamente orientó su posición para seguirle.
"Ahora solo falta esperar que se encuentren en condiciones de hablar. Los rumores que circulan sobre la Doceava Sección no son precisamente alentadores..."
Era algo en lo que no había pensado lo suficiente. Si sucedía que hasta ahí llegaban sus indagaciones, que se marchaba con las manos vacías, no tenía ningun otro modo de continuar. Pasada la guerra en la que murieron los antiguos Espada, todas las Secciones sufrieron las consecuencias, hasta el punto que todavía se encontraban recuperándose del caos que habían propiciado aquellas pérdidas mayúsculas. ¿Cuántos datos se habrían extraviado? ¿Cuánta información habría sido destruída? Aquel era, además, el momento indicado para hacer desaparecer informes que pudieran comprometer a alguien. Todo muy oportuno para los conspiradores que no habían caído junto a los desertores.
"Pues cabe imaginar que debían tener a alguien aquí que les ofreciera información. En ese caso... tal vez se hayan dado nombres si se interrogó a los que apresaron antes del momento de su ejecución, cosa que, obviamente, no desvelarían a cualquiera si está teniendo lugar una investigación interna."
Sabía los riesgos que entrañaba trabajar como informador para el enemigo del bando en el que se encontraba, ya que por eso mismo fue repatriado a Austria en vida, cuando había regresado al ejército Ruso. Los traidores nunca habían sido bien considerados, y eran perseguidos muy de cerca.
Volviendo al presente, debería descubrir, si sucedía que Aaron no podía proporcionarles ninguna ayuda, qué sector de El Amanecer se encargaba de los interrogatorios. Le daba dolor de cabeza nada más imaginar las complicaciones que se le presentaban. Dudaba un poco que tanto esfuerzo valiera la pena; si sus intenciones eran malinterpretadas, podrían verter sobre él acusaciones bastante graves. Por sospechas menos justificadas habían muerto otros compañeros.
"Lo único que pido es el testimonio de uno de esos rebeldes. Necesito comprender..."
Dejando que su mente bajara de las nubes, se encontró con la entrega de una especie de estuche, tan blanco como sus uniformes, que Smith recibía de manos de Hideyori. Escuchó con renovado interés por lo que le rodeaba, pero no captó ninguna pista que insinuara el contenido de aquel objeto. Sea lo que fuere, aquello pareció agradar al científico, que se veía mucho más dispuesto a ayudarles que al comienzo de la visita. Klauss miró al Arrancar de cabellos violetas con cierta apreciación y reconocimiento. Sí, parecía saber lo que se hacía.
Con esperanza y no sin cierta sorpresa, atendió a las palabras de Aaron. Contando con la ocasión que coincidieron en el desierto y el acontecimiento de los renegados, daba la impresión que no le disgustaba participar en misiones a campo abierto. Quizá era la mejor manera de asegurarse que quedarían especímenes con vida para sus experimentos.
Inmediatamente orientó su posición para seguirle.
"Ahora solo falta esperar que se encuentren en condiciones de hablar. Los rumores que circulan sobre la Doceava Sección no son precisamente alentadores..."
Klauss- Arrancar Dexter
- Post : 211
Edad : 34
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Como la seda…
Así solían desarrollarse los hechos cuando el intrincado Hideyori se proponía algo. Era un don.
Ni él mismo sabría a ciencia cierta qué era aquello que le movía a manipular las situaciones, a jugar con los sentimientos y percepciones de los demás para salirse siempre con la suya. Simplemente, lo hacía por instinto.
Con o sin malicia implícita en tal controvertido juego, el resultado siempre era el mismo: tarde o temprano, todos cedían. Todos se doblegaban ante las reglas de la partida. Unas reglas cambiantes a antojo, por supuesto.
Fuera como fuese, el Hideyori sonrió satisfecho mientras encaraba la senda por la que Aaron los habría de llevar. No había tiempo que perder. Nunca lo había para aquellos que buscaban alcanzar la cúspide, fuera por codicia u otras apetencias.
— Excelente…— se limitó a añadir, antes de reemprender el paso tras el 12º Fracción. Mientras lo hacía, entornó ligeramente la cabeza hacia un flanco, buscando establecer contacto visual con su corvino compañero.
“Parece preocupado…— denotó — Debe de saber que empezamos a movernos por aguas turbias… ¡Demonios! ¡Hasta yo me he dado cuenta…!” — se quedó en blanco un segundo, meditativo. Sobre su hombro, Watson emitió un ruidito agradable, como si su felicidad se tornase plena por momentos. Y la sonrisa en Taira se acrecentó.
— "Sí, mi pequeño amigo roedor…— susurró, malicioso. — a mí también me gustan los juegos peligrosos…"
---------
[OFF: Lamento muchísimo la tardanza y la brevedad. No es excusa, pero los estudios no me están dando muchas tregua últimamente; y tampoco sabía qué más decir. Prometo llevarlo al día en lo sucesivo ^^"]
Así solían desarrollarse los hechos cuando el intrincado Hideyori se proponía algo. Era un don.
Ni él mismo sabría a ciencia cierta qué era aquello que le movía a manipular las situaciones, a jugar con los sentimientos y percepciones de los demás para salirse siempre con la suya. Simplemente, lo hacía por instinto.
Con o sin malicia implícita en tal controvertido juego, el resultado siempre era el mismo: tarde o temprano, todos cedían. Todos se doblegaban ante las reglas de la partida. Unas reglas cambiantes a antojo, por supuesto.
Fuera como fuese, el Hideyori sonrió satisfecho mientras encaraba la senda por la que Aaron los habría de llevar. No había tiempo que perder. Nunca lo había para aquellos que buscaban alcanzar la cúspide, fuera por codicia u otras apetencias.
— Excelente…— se limitó a añadir, antes de reemprender el paso tras el 12º Fracción. Mientras lo hacía, entornó ligeramente la cabeza hacia un flanco, buscando establecer contacto visual con su corvino compañero.
“Parece preocupado…— denotó — Debe de saber que empezamos a movernos por aguas turbias… ¡Demonios! ¡Hasta yo me he dado cuenta…!” — se quedó en blanco un segundo, meditativo. Sobre su hombro, Watson emitió un ruidito agradable, como si su felicidad se tornase plena por momentos. Y la sonrisa en Taira se acrecentó.
— "Sí, mi pequeño amigo roedor…— susurró, malicioso. — a mí también me gustan los juegos peligrosos…"
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[OFF: Lamento muchísimo la tardanza y la brevedad. No es excusa, pero los estudios no me están dando muchas tregua últimamente; y tampoco sabía qué más decir. Prometo llevarlo al día en lo sucesivo ^^"]
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
La entrada al lugar que Aaron tenía en mente no quedaba muy lejos del despacho, claro que pocos conocían su existencia y los pocos que lo hacían desconocían su ubicación en su mayoría. El fracción condujo al grupo hasta uno de los sitios más concurridos de la sección, la "T" que había al final del gran pasillo principal de la sección que dividía el flujo de personas hacia el laboratorio o hacia los despachos y habitaciones.
El fracción se situó en medio del rellano, dando la espalda a la puerta doble que daba al pasillo principal y esperó a que sus invitados se colocasen detrás de él. Frente a sus ojos había una pared blanca con el número 12 en grande, justamente centrado en el plano. Aaron emitió una pulsación de reiatsu concreta hacia sus pies y el círculo invisible se dio a mostrar con un resplandor azul, mostrando cantidad de fórmulas sintetizadas de distintas formas.
Del centro del círculo salio una línea "dibujada" sobre el suelo que avanzaba hasta la antes mencionada pared, proyectándose sobre esta y separando simétricamente las dos cifras del número 12, dibujando dos rectángulos de modo que cada uno encerraba una cifra.
Pasados unos segundos el brillo se desvaneció. Dos porciones de la pared avanzaron medio metro hacia los arrancar y se desplazaron cada una hacia un lado de la estancia a modo de puerta corredera, como si aquel hilo de luz azulino hubiese cortado la pared. A pesar de la magnitud de la "puerta secreta", la transición apenas produjo ruido y ahora, a través del hueco dejado en el proceso, todos pudieron divisar lo que en todos sentidos parecía un ascensor y que definitivamente lo era.
-Por aquí por favor.
Entraron todos en el ascensor y las improvisadas puertas se cerraron antes de efectuar el descenso. El artefacto era de base cuadrada y tenía como cinco metros de lado y tres o cuatro de altura. Estaba iluminado con neones azules y blancos combinados a pares y carecía de botones ya que iba a un solo lugar y solo precisaba del sutil control del fracción mediante reiatsu.
Estuvieron descendiendo unos diez segundos y al llegar fueron las puertas del lado contrario las que se abrieron,haciendo la función de cámara estanca con esta estructura. Al abrirse las puertas, contemplaron como una enorme sala sumida completamente en la oscuridad se iba iluminando secuencialmente mediante los mismos neones vistos en el ascensor, dejando ver cosas solo al alcance de la imaginación.
-Bienvenidos caballeros, a la sala de especímenes de la 12º Sección...-Una presentación muy peliculera sin duda, pero era como la joya de la sección.
Cámaras de criogénesis y de cultivo, jaulas y estanterías llenas de botes, diversas muestras y documentos conformaban aquel panorama. La sala hacia una pequeña "L", de modo que al girar a la derecha se encontraron con una zona de las mismas características pero bastante más ancha.
Estaban en el centro de la sala y todo alrededor estaba lleno de experimentos y sujetos sin ninguna ordenación aparente. Se paró un instante a pensar, quizás demasiados experimentos en su cabeza, quizás demasiado que recordar. Pero no era el caso, hacía mucho tiempo que dejó lo que andaba buscado en aquella sala, y por eso le costó unos instantes recordar donde lo había dejado.
Giró hacia la derecha y ahí encontró lo que buscaba. Era una jaula que contenía un arrancar un poco magullado,con ropas desgarradas y encadenado de pies y manos de modo que debía permanecer de pié. Estaba cabizbajo, miraba al suelo de la jaula como si nadie hubiese ahí, quizás no quisiese saberlo.Al menos tenía la certeza de que el suelo de la jaula no experimentaría con ella. Si, ella; tras unos segundos elevó la cabeza mostrando su rostro y pudieron ver que el pelo largo no era producto del paso del tiempo sino del hecho de que era una renegada. Tenía ojos de color azul intenso, pelo castaño y piel blanca sin llegar a lo pálido.
-Bueno caballeros, aquí la tienen, creo que se hacía llamar Wave, aunque nunca me interesó. Yo ya he terminado con ella, la mantengo aquí por costumbre pero pueden hacer lo que quieran con ella, siempre que yo esté presente claro.-Se hizo a un lado y dejó que los dos arrancar procediesen con lo que quisiese que venían a hacer.
[OFF: Bueno, ante todo siento mucho el retraso he estado bastante liado entre la casa y la uni.
Interpretad a Wave como queráis, como si fuese vuestro NPC o del que sepa como sigue esto.]
El fracción se situó en medio del rellano, dando la espalda a la puerta doble que daba al pasillo principal y esperó a que sus invitados se colocasen detrás de él. Frente a sus ojos había una pared blanca con el número 12 en grande, justamente centrado en el plano. Aaron emitió una pulsación de reiatsu concreta hacia sus pies y el círculo invisible se dio a mostrar con un resplandor azul, mostrando cantidad de fórmulas sintetizadas de distintas formas.
Del centro del círculo salio una línea "dibujada" sobre el suelo que avanzaba hasta la antes mencionada pared, proyectándose sobre esta y separando simétricamente las dos cifras del número 12, dibujando dos rectángulos de modo que cada uno encerraba una cifra.
Pasados unos segundos el brillo se desvaneció. Dos porciones de la pared avanzaron medio metro hacia los arrancar y se desplazaron cada una hacia un lado de la estancia a modo de puerta corredera, como si aquel hilo de luz azulino hubiese cortado la pared. A pesar de la magnitud de la "puerta secreta", la transición apenas produjo ruido y ahora, a través del hueco dejado en el proceso, todos pudieron divisar lo que en todos sentidos parecía un ascensor y que definitivamente lo era.
-Por aquí por favor.
Entraron todos en el ascensor y las improvisadas puertas se cerraron antes de efectuar el descenso. El artefacto era de base cuadrada y tenía como cinco metros de lado y tres o cuatro de altura. Estaba iluminado con neones azules y blancos combinados a pares y carecía de botones ya que iba a un solo lugar y solo precisaba del sutil control del fracción mediante reiatsu.
Estuvieron descendiendo unos diez segundos y al llegar fueron las puertas del lado contrario las que se abrieron,haciendo la función de cámara estanca con esta estructura. Al abrirse las puertas, contemplaron como una enorme sala sumida completamente en la oscuridad se iba iluminando secuencialmente mediante los mismos neones vistos en el ascensor, dejando ver cosas solo al alcance de la imaginación.
-Bienvenidos caballeros, a la sala de especímenes de la 12º Sección...-Una presentación muy peliculera sin duda, pero era como la joya de la sección.
Cámaras de criogénesis y de cultivo, jaulas y estanterías llenas de botes, diversas muestras y documentos conformaban aquel panorama. La sala hacia una pequeña "L", de modo que al girar a la derecha se encontraron con una zona de las mismas características pero bastante más ancha.
Estaban en el centro de la sala y todo alrededor estaba lleno de experimentos y sujetos sin ninguna ordenación aparente. Se paró un instante a pensar, quizás demasiados experimentos en su cabeza, quizás demasiado que recordar. Pero no era el caso, hacía mucho tiempo que dejó lo que andaba buscado en aquella sala, y por eso le costó unos instantes recordar donde lo había dejado.
Giró hacia la derecha y ahí encontró lo que buscaba. Era una jaula que contenía un arrancar un poco magullado,con ropas desgarradas y encadenado de pies y manos de modo que debía permanecer de pié. Estaba cabizbajo, miraba al suelo de la jaula como si nadie hubiese ahí, quizás no quisiese saberlo.Al menos tenía la certeza de que el suelo de la jaula no experimentaría con ella. Si, ella; tras unos segundos elevó la cabeza mostrando su rostro y pudieron ver que el pelo largo no era producto del paso del tiempo sino del hecho de que era una renegada. Tenía ojos de color azul intenso, pelo castaño y piel blanca sin llegar a lo pálido.
-Bueno caballeros, aquí la tienen, creo que se hacía llamar Wave, aunque nunca me interesó. Yo ya he terminado con ella, la mantengo aquí por costumbre pero pueden hacer lo que quieran con ella, siempre que yo esté presente claro.-Se hizo a un lado y dejó que los dos arrancar procediesen con lo que quisiese que venían a hacer.
[OFF: Bueno, ante todo siento mucho el retraso he estado bastante liado entre la casa y la uni.
Interpretad a Wave como queráis, como si fuese vuestro NPC o del que sepa como sigue esto.]
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Con los nervios orpimiéndole la garganta, sorteó los escombros que habían sido resultado de la pequeña riña entre el científico y su creación, manifestando una curiosidad imprudente acerca de a qué clase de instalaciones accederían ahora.
A su izquierda, Taira le estaba mirando.
"Le deberé una bastante grande después de ésto."
Hizo un ademán con la cabeza, parecido a un asentimiento, dándole a entender que por su parte todo marchaba bien. Debía admitir que el Hideyori era un buen aliado, se le daba demasiado bien llevar a la gente a su terreno. Solamente esperaba no tener que enfrentarse a él algun día; aquello sería ciertamente problemático.
La tecnología de aquel lugar parecía sacada de otro mundo, y Klauss, que por la época en la que vivió no conocía más maquinaria que la de guerra, no se sentía familiarizado con ella y le despertaba un respeto que se negaba a admitir como temor. Aguardó, tenso y callado, que aquel extraño mecanismo por control de reiatsu descubriera la cabina -en la que, se percató, cabían perfectamente camillas de quirófano-, e internó en ella el último, conteniendo su inquietud. La luz lechosa y azulada de los focos intercalados se engastaba en los plieges de sus uniformes, y enredaba las sombras que se dilataban en el suelo. Sus respiraciones apenas rompían el silencio, y el susurro de la máquina descendiendo le acariciaba los oídos.
Habría sentido alivio cuando arribaron a la sala de no ser porque la única salida con la que contaba aquel lugar parecía ser solamente controlada por Aaron Smith. A estas alturas el cuervo se sentía un paranoico pensando en todo tipo de conspiraciones hacia él. Aun así, se sintió capaz de aparentar indiferencia a medida que las atrocidades de aquella sala iban dibujándose bajo las palpitantes luces, que se ajustaron para abarcar con meridiana claridad la penumbra de la estancia.
En el ambiente, el aroma a desinfectante y otras esencias que no pudo reconocer se hacían dueños del olfato.
"Bienvenidos a la cámara de los horrores" pensó con acritud, apartando la mirada de un frasco que contenía algo demasiado grotesco hasta para ser mencionado. Sospechaba que no cualquiera tendría acceso a aquel tipo de almacén, pero no se sentía precisamente afortunado por ser una excepción.
Al rato, se detuvieron a unos metros de la jaula que mantenía apresada a la criatura. En la penumbra, los ojos azules, casi fosforescentes, destellaban a través de las pestañas entreabiertas. Alzó la mirada hacia ellos.
"No deben quedarle esperanzas a estas alturas. Sólo espero que todo lo que le han hecho no la haya desgastado mentalmente de forma irreversible; la tarea de interrogarla podría verse comprometida si ha caído en la locura."
Sin nada que hacer, sin nada que leer, sin nadie con quien hablar. Aquel aislamiento era suficiente para que el sujeto experimentara una angustia creciente y no tardara mucho en desmoronarse. Por otra parte, debía encontrarse casi con completa seguridad en una ignorancia total en lo que se refería a la suerte corrida por sus compañeros. Ni siquiera sabría cuánto tiempo duraría su encierro, ni cuándo le llegaría la muerte. Personalmente consideraba que esa ignorancia era lo más difícil de soportar.
Pero, desde su experiencia, maltrecha como estaba tanto física como psícológicamente, podría llegar a recibir las preguntas hasta con alivio. Roto ese aislamiento, aparecida una diminuta hebra de esperanza, quizá experimentara gratitud hacia él; desde que la apresaron la habrían tratado como a basura, dando por hecho su culpabilidad, y por ello mismo no escucharían nada de lo que ella tuviera que decir. Tan grande sería su deseo de ser tratada como algo más que un animal que incluso sería capaz de decir lo que Klauss esperase que dijera con tal de prolongar la conversación. En su estado, debía ser altamente sugestionable.
"Claro está que me baso en las reacciones de un ser humano ante la incomunicación, la tortura y el interrogatorio. No puedo saber con exactitud hasta qué punto se asemejará con la mentalidad de un Arrancar."
No le hacía especial gracia que Aaron y Taira estuviesen presentes, pero habría sido demasiado pedir que le dejasen a solas con ella. Al fin y al cabo, ya le estaban haciendo un enorme favor dejando que la viera.
Caminó pausadamente hacia la mujer, buscando el contacto visual, y se detuvo frente a los barrotes que los separaban. No tenía muy claro cómo proceder, pues no tenía más información sobre el sujeto que su nombre. Decidió que se dejaría guiar por su instinto.
-¿Señorita Wave? Soy Klauss Halsted, de la Sección encargada de los Interrogatorios- esta mentira pareció captar su atención de inmediato. Apenas hizo una pausa; no quería darle tiempo a preguntar qué quería o hacía allí, ni a negar que supiera algo de interés para él. Probablemente sería él quien más hablase de los dos, hasta que lograse la confesión que buscaba.- Estoy afligido por usted, puedo ver lo abatida que se encuentra. Me complace poder informarle, en nombre de las autoridades de El Amanecer, que no se desea que usted pierda la vida, o que vaya a pudrirse durante décadas en este depósito. Al contrario, Marcus quiere que usted viva y trabaje para él.
Obviamente, mentía. ¿Pero acaso le quedaba a la renegada otra alternativa?
Klauss estaba empleando la bondad, manifestando un interés por ella que no tenía otro objetivo que terminar de destrozar su precario equilibrio. Buscaba que ella quisiera colaborar con él, haciéndole creer que la salvaría.
-Pero todo lo que ha pasado es debido a su tozudez. Usted nos ha obligado a aplicar estos métodos, que no son más que un medio de ayuda destinado a purgarla- recorrió el magullado cuerpo de la mujer con los ojos-. Ha de saber que algunos de sus compañeros rectificaron, y han sido capaces de reinsertarse dentro de nuestra sociedad. Es inútil que intente seguir escondiéndonos información.
Actuar de aquel modo no le suponía un problema, pero lo preocupaba que los dos Facciones no acabasen de entender su jugada e interviniesen con algun comentario que restara veracidad a su discurso. Se arriesgó un poco más.
-De mí depende lo que le vaya a suceder. Hay castigos y castigos. Si se sincera, irá a un sitio cómodo y será reeducada: si se obstina... bueno, acabará pensando que el trato que recibió aquí fue muy gentil-. Por primera vez en años, le dedicó una sonrisa a alguien. Apenas fue una sutil curvatura de las comisuras de su boca, pero resultó suficiente para fingir ese ápice de empatía que pretendía transmitir a la mujer. Acercó aun más el rostro a los barrotes, notando la frialdad de éstos contra sus mejillas. Dulcifió intencionadamente el sonido de su voz- Solamente debe responder con la verdad a mis preguntas, Wave. Será recompensada si lo hace bien.
----
[Off Rol]: Mejor lo dejo por aquí, que me he emocionado escribiendo y tampoco quiero pasarme o-ouu (mi primer interrogatorio, wiii~).
¿A alguno le apetece manejar a Wave? Realmente no hago guiones para los roles, ni esperaba que de aquí saliese una super confesión, así que puede decir cualquier cosa. Si no queréis ya me encargo yo, no pasa ná.
Espero que no os haya aburrido demasiado la lectura ^^u A mí se me hace muy pesado leerme con Klauss xDDu
Por cierto, no os preocupéis por la tardanza, no importa.
A su izquierda, Taira le estaba mirando.
"Le deberé una bastante grande después de ésto."
Hizo un ademán con la cabeza, parecido a un asentimiento, dándole a entender que por su parte todo marchaba bien. Debía admitir que el Hideyori era un buen aliado, se le daba demasiado bien llevar a la gente a su terreno. Solamente esperaba no tener que enfrentarse a él algun día; aquello sería ciertamente problemático.
La tecnología de aquel lugar parecía sacada de otro mundo, y Klauss, que por la época en la que vivió no conocía más maquinaria que la de guerra, no se sentía familiarizado con ella y le despertaba un respeto que se negaba a admitir como temor. Aguardó, tenso y callado, que aquel extraño mecanismo por control de reiatsu descubriera la cabina -en la que, se percató, cabían perfectamente camillas de quirófano-, e internó en ella el último, conteniendo su inquietud. La luz lechosa y azulada de los focos intercalados se engastaba en los plieges de sus uniformes, y enredaba las sombras que se dilataban en el suelo. Sus respiraciones apenas rompían el silencio, y el susurro de la máquina descendiendo le acariciaba los oídos.
Habría sentido alivio cuando arribaron a la sala de no ser porque la única salida con la que contaba aquel lugar parecía ser solamente controlada por Aaron Smith. A estas alturas el cuervo se sentía un paranoico pensando en todo tipo de conspiraciones hacia él. Aun así, se sintió capaz de aparentar indiferencia a medida que las atrocidades de aquella sala iban dibujándose bajo las palpitantes luces, que se ajustaron para abarcar con meridiana claridad la penumbra de la estancia.
En el ambiente, el aroma a desinfectante y otras esencias que no pudo reconocer se hacían dueños del olfato.
"Bienvenidos a la cámara de los horrores" pensó con acritud, apartando la mirada de un frasco que contenía algo demasiado grotesco hasta para ser mencionado. Sospechaba que no cualquiera tendría acceso a aquel tipo de almacén, pero no se sentía precisamente afortunado por ser una excepción.
Al rato, se detuvieron a unos metros de la jaula que mantenía apresada a la criatura. En la penumbra, los ojos azules, casi fosforescentes, destellaban a través de las pestañas entreabiertas. Alzó la mirada hacia ellos.
"No deben quedarle esperanzas a estas alturas. Sólo espero que todo lo que le han hecho no la haya desgastado mentalmente de forma irreversible; la tarea de interrogarla podría verse comprometida si ha caído en la locura."
Sin nada que hacer, sin nada que leer, sin nadie con quien hablar. Aquel aislamiento era suficiente para que el sujeto experimentara una angustia creciente y no tardara mucho en desmoronarse. Por otra parte, debía encontrarse casi con completa seguridad en una ignorancia total en lo que se refería a la suerte corrida por sus compañeros. Ni siquiera sabría cuánto tiempo duraría su encierro, ni cuándo le llegaría la muerte. Personalmente consideraba que esa ignorancia era lo más difícil de soportar.
Pero, desde su experiencia, maltrecha como estaba tanto física como psícológicamente, podría llegar a recibir las preguntas hasta con alivio. Roto ese aislamiento, aparecida una diminuta hebra de esperanza, quizá experimentara gratitud hacia él; desde que la apresaron la habrían tratado como a basura, dando por hecho su culpabilidad, y por ello mismo no escucharían nada de lo que ella tuviera que decir. Tan grande sería su deseo de ser tratada como algo más que un animal que incluso sería capaz de decir lo que Klauss esperase que dijera con tal de prolongar la conversación. En su estado, debía ser altamente sugestionable.
"Claro está que me baso en las reacciones de un ser humano ante la incomunicación, la tortura y el interrogatorio. No puedo saber con exactitud hasta qué punto se asemejará con la mentalidad de un Arrancar."
No le hacía especial gracia que Aaron y Taira estuviesen presentes, pero habría sido demasiado pedir que le dejasen a solas con ella. Al fin y al cabo, ya le estaban haciendo un enorme favor dejando que la viera.
Caminó pausadamente hacia la mujer, buscando el contacto visual, y se detuvo frente a los barrotes que los separaban. No tenía muy claro cómo proceder, pues no tenía más información sobre el sujeto que su nombre. Decidió que se dejaría guiar por su instinto.
-¿Señorita Wave? Soy Klauss Halsted, de la Sección encargada de los Interrogatorios- esta mentira pareció captar su atención de inmediato. Apenas hizo una pausa; no quería darle tiempo a preguntar qué quería o hacía allí, ni a negar que supiera algo de interés para él. Probablemente sería él quien más hablase de los dos, hasta que lograse la confesión que buscaba.- Estoy afligido por usted, puedo ver lo abatida que se encuentra. Me complace poder informarle, en nombre de las autoridades de El Amanecer, que no se desea que usted pierda la vida, o que vaya a pudrirse durante décadas en este depósito. Al contrario, Marcus quiere que usted viva y trabaje para él.
Obviamente, mentía. ¿Pero acaso le quedaba a la renegada otra alternativa?
Klauss estaba empleando la bondad, manifestando un interés por ella que no tenía otro objetivo que terminar de destrozar su precario equilibrio. Buscaba que ella quisiera colaborar con él, haciéndole creer que la salvaría.
-Pero todo lo que ha pasado es debido a su tozudez. Usted nos ha obligado a aplicar estos métodos, que no son más que un medio de ayuda destinado a purgarla- recorrió el magullado cuerpo de la mujer con los ojos-. Ha de saber que algunos de sus compañeros rectificaron, y han sido capaces de reinsertarse dentro de nuestra sociedad. Es inútil que intente seguir escondiéndonos información.
Actuar de aquel modo no le suponía un problema, pero lo preocupaba que los dos Facciones no acabasen de entender su jugada e interviniesen con algun comentario que restara veracidad a su discurso. Se arriesgó un poco más.
-De mí depende lo que le vaya a suceder. Hay castigos y castigos. Si se sincera, irá a un sitio cómodo y será reeducada: si se obstina... bueno, acabará pensando que el trato que recibió aquí fue muy gentil-. Por primera vez en años, le dedicó una sonrisa a alguien. Apenas fue una sutil curvatura de las comisuras de su boca, pero resultó suficiente para fingir ese ápice de empatía que pretendía transmitir a la mujer. Acercó aun más el rostro a los barrotes, notando la frialdad de éstos contra sus mejillas. Dulcifió intencionadamente el sonido de su voz- Solamente debe responder con la verdad a mis preguntas, Wave. Será recompensada si lo hace bien.
----
[Off Rol]: Mejor lo dejo por aquí, que me he emocionado escribiendo y tampoco quiero pasarme o-ouu (mi primer interrogatorio, wiii~).
¿A alguno le apetece manejar a Wave? Realmente no hago guiones para los roles, ni esperaba que de aquí saliese una super confesión, así que puede decir cualquier cosa. Si no queréis ya me encargo yo, no pasa ná.
Espero que no os haya aburrido demasiado la lectura ^^u A mí se me hace muy pesado leerme con Klauss xDDu
Por cierto, no os preocupéis por la tardanza, no importa.
Klauss- Arrancar Dexter
- Post : 211
Edad : 34
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
Tras un breve descenso en el automatizado elevador, la pequeña comitiva arrancar llegó a la llamada Sala de Especímenes: un lugar aterradoramente siniestro, repleto de cámaras criogénicas y demás medios de cultivo y almacenamiento de toda clase de criaturas, vivas y muertas.
Taira no tardó en seguir a Aaron Smith una vez este hubo reanudado el paso dirección a su objetivo, tras haberse demorado apenas unos segundos en decidir la ubicación del mismo. Extraño, sin duda, que un tipo como él; un científico, al fin y al cabo; dudase a la hora de encontrar sus propios experimentos. No debía de tenerlos en muy alta estima.
Y eso era una muy buena noticia…
Fuera como fuese, apenas si tardaron unos pocos segundos adicionales en llegar al lugar en que se hallaba el susodicho espécimen, que en un primer momento no parecía más que una pequeña bola de sombras inmersa en la oscuridad de su celda. Al instante, Aaron se tomó el detalle de presentarla, dejando a posteriori bien claro que poco le importaba lo que fueran a hacer con ella. Y un segundo más tarde, Klauss ya se había lanzado al interrogatorio.
Durante un par de minutos se extendió en un más que convincente discurso acerca de purga y readmisión. De perdón, al fin y al cabo. Incluso un tenue tono de complicidad se deslizó suavemente entre sus palabras, incidiendo – casi con toda seguridad – en la debilitada voluntad de la tal Wave. Desde luego, Klauss parecía saber lo que hacía; y no iba a ser el Hideyori quien le estropease el día. Así que, en silencio, esperó la respuesta de la renegada.
Al principio, sólo reinó el silencio; como si la arrancar meditase las palabras del Fracción en un intento por dilucidar la verdad entre ellas. Sin embargo, tras tanto tiempo en cautiverio, no debía de tener ninguna forma de contrastar lo dicho por el de la Séptima Sección porque, tras unos minutos, abrió la boca con la intención de hablar, con una mueca resignada en el rostro.
Aún así, no sonó más que un carraspeo, un sonido ahogado, seco, como el de alguien que intenta hablar tras haberle sido arrancada la lengua. Y por un segundo, Taira empezó a sospechar que así era. Pero entonces, algo más sonó desde el interior de la garganta de Wave.
— K…Kl…Kl…Klauss…Hal…sted… — intentó pronunciar. Al instante Taira dirigió su mirada hacia el 12º Fracción, enarcando la ceja en una expresión de descrédito. — “Apuesto a que ese bastardo le ha tocado el cerebro donde no debía…” — pensaba en su fuero más interno. Sus labios, por el contrario, no se cortaron en expresarlo.
— Aaron, maldito…¿qué demonios le has tocado en la cabeza a esta chica para que no pueda ni hablar…? Cabrón desalmado… — pronunció, con una sonrisa de pura y sádica maldad. Cualquiera con dos dedos de frente sabría que se trataba de una mofa macabra. Incluso la renegada, que nada sabía del Hideyori ni de su hiriente sarcasmo, se habría sentido insultada ante tal vejación verbal. Era demasiado obvio.
— Maldito…bastardo… — pronunció con puro odio la renegada. Al instante, debió de haberse dado cuenta de su error.
— Ohhh…así que ya puedes hablar, ¿ehh?... —contestó — Igual ahora que podemos conversar te puedo enseñar algo de modales, señorita… — su voz sonó aterradoramente amenazante, a juego con la mueca perturbada que sus ojos ambarinos – abiertos a más no poder – dibujaban en su rostro, a medida que se acercaba más y más a la jaula por uno de los laterales de la misma. El izquierdo desde el punto de vista de Klauss, para ser precisos.
Sabía que podía haber estropeado los efectos inmediatos de la actuación de Klauss, desviando la atención de la prisionera hacia él mismo; pero algo en su interior le hacía imposible renegar a su impulso de jugar con la presa. Así que se inclinó hacia adelante y se aferró con ambas manos a los barrotes de la celda, acercando la cara al resquicio entre ellos tal y como había hecho Klauss momentos antes. Pero con una mueca mucha más desquiciada.
Y la arrancar se giró por completo hacia su lado, retrocediendo lentamente y de espaldas hacia el lado contrario de la celda, como tratando de alejarse del extremo por el que Taira parecía estar, literalmente, entrando en la celda. Y de hecho, lo estaba haciendo…
Una vez la mitad superior de su cuerpo hubo internado en el habitáculo de la celda, inclinándose progresivamente sobre la mirada atemorizada de la arrancar, Taira se detuvo. Su rostro se hallaba ahora a escasos veinte centímetros de la faz de la renegada, mostrando una amplísima sonrisa deformada y sus siempre taladrantes orbes ambarinos.
— Y bien, mi querida Wave… — comenzó, endulzando la voz de forma escaradamente falsa. — ¿Vas a ser buena y colaborar con mi amigo el señor Halsted…? ¿O prefieres que acabe de entrar en tu celda y te demuestre lo que es la verdadera humillación…?
Y ahí permanecería quieto, expectante, atento a la más mínima reacción o flaqueo en la guardia mental de la arrancar. Si era necesario, acabaría con su voluntad como si de un barco de papel en mitad de una tempestad se tratase; debilitándola hasta poder hacerla pedazos y repartir los jirones por la que podría ser su celda durante el resto de su penosa existencia. No habría perdón ni piedad para aquellos que no quisieran colaborar.
Podía ser que Taira hubiera intimidado en demasía a la prisionera. Podía ser que hubiera despertado su espíritu combativo. Pero lo que estaba claro era que seguramente Wave acabase por sentirse más dispuesta a colaborar con Klauss si descubría que no todos en aquella sala serían tan indulgentes, pacientes y educados como el cuervo.
Cuando descubriese que la paciencia no era un don con el que el Hideyori hubiera sido dotado…
---------
[OFF: Lamento muchísimo haber dejado este hilo descolgado durante tanto tiempo; no he tenido mucho tiempo para estar pendiente del foro y tuve que darle prioridad a los posts de Trama y tareas del Staff. Espero que podamos seguir el hilo normalmente en lo sucesivo ^^.]
Taira no tardó en seguir a Aaron Smith una vez este hubo reanudado el paso dirección a su objetivo, tras haberse demorado apenas unos segundos en decidir la ubicación del mismo. Extraño, sin duda, que un tipo como él; un científico, al fin y al cabo; dudase a la hora de encontrar sus propios experimentos. No debía de tenerlos en muy alta estima.
Y eso era una muy buena noticia…
Fuera como fuese, apenas si tardaron unos pocos segundos adicionales en llegar al lugar en que se hallaba el susodicho espécimen, que en un primer momento no parecía más que una pequeña bola de sombras inmersa en la oscuridad de su celda. Al instante, Aaron se tomó el detalle de presentarla, dejando a posteriori bien claro que poco le importaba lo que fueran a hacer con ella. Y un segundo más tarde, Klauss ya se había lanzado al interrogatorio.
Durante un par de minutos se extendió en un más que convincente discurso acerca de purga y readmisión. De perdón, al fin y al cabo. Incluso un tenue tono de complicidad se deslizó suavemente entre sus palabras, incidiendo – casi con toda seguridad – en la debilitada voluntad de la tal Wave. Desde luego, Klauss parecía saber lo que hacía; y no iba a ser el Hideyori quien le estropease el día. Así que, en silencio, esperó la respuesta de la renegada.
Al principio, sólo reinó el silencio; como si la arrancar meditase las palabras del Fracción en un intento por dilucidar la verdad entre ellas. Sin embargo, tras tanto tiempo en cautiverio, no debía de tener ninguna forma de contrastar lo dicho por el de la Séptima Sección porque, tras unos minutos, abrió la boca con la intención de hablar, con una mueca resignada en el rostro.
Aún así, no sonó más que un carraspeo, un sonido ahogado, seco, como el de alguien que intenta hablar tras haberle sido arrancada la lengua. Y por un segundo, Taira empezó a sospechar que así era. Pero entonces, algo más sonó desde el interior de la garganta de Wave.
— K…Kl…Kl…Klauss…Hal…sted… — intentó pronunciar. Al instante Taira dirigió su mirada hacia el 12º Fracción, enarcando la ceja en una expresión de descrédito. — “Apuesto a que ese bastardo le ha tocado el cerebro donde no debía…” — pensaba en su fuero más interno. Sus labios, por el contrario, no se cortaron en expresarlo.
— Aaron, maldito…¿qué demonios le has tocado en la cabeza a esta chica para que no pueda ni hablar…? Cabrón desalmado… — pronunció, con una sonrisa de pura y sádica maldad. Cualquiera con dos dedos de frente sabría que se trataba de una mofa macabra. Incluso la renegada, que nada sabía del Hideyori ni de su hiriente sarcasmo, se habría sentido insultada ante tal vejación verbal. Era demasiado obvio.
— Maldito…bastardo… — pronunció con puro odio la renegada. Al instante, debió de haberse dado cuenta de su error.
— Ohhh…así que ya puedes hablar, ¿ehh?... —contestó — Igual ahora que podemos conversar te puedo enseñar algo de modales, señorita… — su voz sonó aterradoramente amenazante, a juego con la mueca perturbada que sus ojos ambarinos – abiertos a más no poder – dibujaban en su rostro, a medida que se acercaba más y más a la jaula por uno de los laterales de la misma. El izquierdo desde el punto de vista de Klauss, para ser precisos.
Sabía que podía haber estropeado los efectos inmediatos de la actuación de Klauss, desviando la atención de la prisionera hacia él mismo; pero algo en su interior le hacía imposible renegar a su impulso de jugar con la presa. Así que se inclinó hacia adelante y se aferró con ambas manos a los barrotes de la celda, acercando la cara al resquicio entre ellos tal y como había hecho Klauss momentos antes. Pero con una mueca mucha más desquiciada.
Y la arrancar se giró por completo hacia su lado, retrocediendo lentamente y de espaldas hacia el lado contrario de la celda, como tratando de alejarse del extremo por el que Taira parecía estar, literalmente, entrando en la celda. Y de hecho, lo estaba haciendo…
Una vez la mitad superior de su cuerpo hubo internado en el habitáculo de la celda, inclinándose progresivamente sobre la mirada atemorizada de la arrancar, Taira se detuvo. Su rostro se hallaba ahora a escasos veinte centímetros de la faz de la renegada, mostrando una amplísima sonrisa deformada y sus siempre taladrantes orbes ambarinos.
— Y bien, mi querida Wave… — comenzó, endulzando la voz de forma escaradamente falsa. — ¿Vas a ser buena y colaborar con mi amigo el señor Halsted…? ¿O prefieres que acabe de entrar en tu celda y te demuestre lo que es la verdadera humillación…?
Y ahí permanecería quieto, expectante, atento a la más mínima reacción o flaqueo en la guardia mental de la arrancar. Si era necesario, acabaría con su voluntad como si de un barco de papel en mitad de una tempestad se tratase; debilitándola hasta poder hacerla pedazos y repartir los jirones por la que podría ser su celda durante el resto de su penosa existencia. No habría perdón ni piedad para aquellos que no quisieran colaborar.
Podía ser que Taira hubiera intimidado en demasía a la prisionera. Podía ser que hubiera despertado su espíritu combativo. Pero lo que estaba claro era que seguramente Wave acabase por sentirse más dispuesta a colaborar con Klauss si descubría que no todos en aquella sala serían tan indulgentes, pacientes y educados como el cuervo.
Cuando descubriese que la paciencia no era un don con el que el Hideyori hubiera sido dotado…
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[OFF: Lamento muchísimo haber dejado este hilo descolgado durante tanto tiempo; no he tenido mucho tiempo para estar pendiente del foro y tuve que darle prioridad a los posts de Trama y tareas del Staff. Espero que podamos seguir el hilo normalmente en lo sucesivo ^^.]
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Una charla un tanto...[Taira, Klauss, Aaron]
El ruido de algunos generadores le hicieron salir de su ensimismamiento. La sala de los especímenes era realmente enorme, y como tal, llevaba tiempo encender todas las luces. Mientras tanto, Aaron continuaba preguntándose como diablos había llegado a esa situación, como se podría haber dado el caso de "forasteros" o "intrusos" en su sala de especímenes.
Hace unos años era un tipo frío y calculador y en ocasiones un tanto siniestro, pero por algún motivo, los acontecimientos vividos últimamente lo habían cambiado sutilmente. El trato con Lain abrió como en el objetivo de una cámara una visión un tanto humana y lejana a la crueldad del lugar al que pertenecía; y más tarde la disputa con su propia creación se apoderó de su cabeza de tal modo que accedió a la petición de los dos "intrusos", y como hombre de palabra no pudo volver atrás. Quizás fuese un lapso momentáneo o quizás no, lo cierto es que el comentario de Taira le hizo recordar tiempos no tan lejanos que parecían tan condenadamente distantes como el sol y la luna.
-Tsss... nada que no hubieses hecho tú Hideyori
-Pirado, tanta parafernaria como intimidación, la inestabilidad psíquica fingida o no siempre ha resultado confusa e inquietante para aquellos que se topan con ella, pero este tipo lleva ese concepto más allá. Realmente parece que te pudiese asesinar con sonreirte, un tipo curiosos este Taira.
Mientras el arrancar continuaba con su show particular, y francamente, para ser medio científico parecía tener poca paciencia. Klauss por su parte continuaba pegado a los barrotes de la jaula observando a Wave.
-Caballeros, si quieren puedo eliminar esa jaula, que ahora mismo parece más una molestia que una medida de seguridad. No hay nada de lo que preocuparse.
Justo después apareció un cyborg blanco con tres sillones de aspecto bastante cómodo, y desapareció con la misma presteza con la que entró en escena.
[OFF: Siento el minipost, tampoco veía mucho que añadir ya que no estoy ahí para interrogar :p]
Hace unos años era un tipo frío y calculador y en ocasiones un tanto siniestro, pero por algún motivo, los acontecimientos vividos últimamente lo habían cambiado sutilmente. El trato con Lain abrió como en el objetivo de una cámara una visión un tanto humana y lejana a la crueldad del lugar al que pertenecía; y más tarde la disputa con su propia creación se apoderó de su cabeza de tal modo que accedió a la petición de los dos "intrusos", y como hombre de palabra no pudo volver atrás. Quizás fuese un lapso momentáneo o quizás no, lo cierto es que el comentario de Taira le hizo recordar tiempos no tan lejanos que parecían tan condenadamente distantes como el sol y la luna.
-Tsss... nada que no hubieses hecho tú Hideyori
-Pirado, tanta parafernaria como intimidación, la inestabilidad psíquica fingida o no siempre ha resultado confusa e inquietante para aquellos que se topan con ella, pero este tipo lleva ese concepto más allá. Realmente parece que te pudiese asesinar con sonreirte, un tipo curiosos este Taira.
Mientras el arrancar continuaba con su show particular, y francamente, para ser medio científico parecía tener poca paciencia. Klauss por su parte continuaba pegado a los barrotes de la jaula observando a Wave.
-Caballeros, si quieren puedo eliminar esa jaula, que ahora mismo parece más una molestia que una medida de seguridad. No hay nada de lo que preocuparse.
Justo después apareció un cyborg blanco con tres sillones de aspecto bastante cómodo, y desapareció con la misma presteza con la que entró en escena.
[OFF: Siento el minipost, tampoco veía mucho que añadir ya que no estoy ahí para interrogar :p]
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
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