Informando del Seiterei

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Erienne se dirigía a paso ligero por el 13º escuadrón. Ya había rellenado todos los informes y los llevaba con firmeza bajo el brazo, cogidos perfectamente con varios lazos rojos.

Llamó al despacho de su capitán y esperó allí a que le dejara paso. Hace poco que era teniente y ya estaba sufriendo de estrés. Tenía que informar sobre lo ocurrido en el Seretei, al menos lo que había podido presenciar, no estaba segura si aquello era normal. Aun así entregaría los informes que Chiesa taicho le había mandado

La ventana todavía estaba todavía a medio hacer. A pesar de ello, la luz entraba en el despacho como el capitán quería, dándole en el rostro, calentándole la piel, mientras se acomodaba echando una ligera siesta en su cómodo sillón, aunque hubiera pagado lo que fuera por tener una hamaca en la que poder mecerse libremente, siendo arropado por el movimiento oscilatorio como si las olas del mar le acunaran. Aunque entonces aquello parecería más un paisaje tropical que un despacho, y Chiesa sabía que, cuanto menos, debía de guardar las apariencias.

Aunque ese capricho se lo había querido dar. Las ventanas del despacho del capitán estaban orientadas hacia la puerta, haciendo que la luz solar cayera directamente sobre los que venían a reunirse, evitando así la exposición directa que pudiera molestar, al capitán. Así lo tenía dispuesto la anterior capitana, Orokamono-taichô. Pero ahora le tocaba mandar a él y no quería privarse de ese pequeño divertimento o lujo.

De todas formas, el sol de media mañana le había adormilado, haciendo que cayera en manos del dios Morfeo de manera implacable. Así que, tumbado directamente sobre el respaldo de su cómodo sillón, fue sobresaltado por unos golpes en la puerta que le avisaban de que el pequeño recreo, o quizás no tan pequeño, pues no tenía ni idea de que hora sería, había llegado a su fin.

Se adecentó rápidamente con las manos el uniforme, pues dormir no es la mejor manera de conservarlo sin arrugas e intacto, para, por último, dar un largo bostezo para concluir su ritual de rápido despertar.

- Adelante, pase pase - Contestó a quien fuera que estuviera en el otro lado de la puerta, esperando que no se hubiera demorado demasiado y no se notara nada.

Por si acaso nada mejor que lanzar una veloz mirada al espejo de su despacho, para tranquilizarse al no verse signos demasiados marcados.

Erienne estaba algo temblorosa, hacia unas horas que era teniente, aun no había entregado los formularios y ya había tenido un percance. Si a aquello se le llamaba percance…más bien fue un visto y no visto en el que ella se quedó involucrada.

Aquella habitación estaba demasiado luminosa, sus pupilas se habían acostumbrado al no tan luminoso pasillo, así que tuvo que cubrirse el sol con su mano izquierda mientras que con la otra sujetaba los papeles que hace unos momentos estaba finalizando.

Miró con dificultad a Chiesa, el sol aun no le había acostumbrado la vista a la joven, estaba con los ojos un poco cerrados, parece que hasta a él le afectaba los cambios de luz (No pensó que quizás era del cansancio y los bostezos que anteriormente había tenido su capitán).

- Soy Erienne – dijo pensando en sus palabras, Chiesa podía verla, era obvio que era su teniente, aunque estaba algo nerviosa, no estaba segura como actuar. – Aquí le dejo los informes, detallando la nueva teniente de este escuadrón, y también un informe sobre algo que observe en el seretei.

Hizo una pausa, midiendo bien sus palabras, dejando muy bien apartados los folios en el escritorio con cuidado de no caerse, era un montón bastante grande y con el equilibrio que tenía no era de extrañar que dejara aquello patas arriba.

- Resumiendo – sabia que Chiesa preferiría un resumen que tener que leer todo aquel papeleo – Estando en el Seretei rellenando los papeles escuchamos un zumbido seguido de una explosión de reiatsu que hizo volar y poner patas arribas aquel lugar. Comenzaron a caer plumas del cielo, en su mayoría eran blancas. Jamás había visto esa cantidad de reiatsu. El teniente Washiru se quedó en el lugar de los hechos para comprobar que había ocurrido, eso es todo lo que se.

Entrecerró los ojos, no sabía como iba a actuar Chiesa, aun no lo conocía del todo bien.

- ¿Necesita que haga algo más? Puedo rellenar más formularios, puedo si quiere acercarme yo misma a ver lo ocurrido, pero pensé que lo más recomendable sería avisar a un capitán…-Pensó que quizás podría ponerse nervioso - ¿Quiere un te? ¿Sake? Dígame que más puedo hacer

Chiesa observó tranquilamente todo el movimiento y la charla de su teniente, así como el pesado montón de hojas y carpetas llenas de documentos que desalojó en un lado de su escritorio, aunque Chiesa no tenía muy claro si de verdad tenía que leerse todo aquello o era simplemente la entrega de su teniente de todo el trabajo que le había mandado, o mejor dicho, que se había quitado de encima.

De nuevo, Eri-chan volvió a hablar, explicando todo, aunque al capitán del 13º escuadrón le sonaba todo aquello demasiado raro. Y lo más intrigante e importante de todo, no veía ninguna razón para que ese informe fuera relevante para él. Una explosión con plumas de por medio era demasiado raro y extravagante para él. Y todo lo que fuera raro y extravagante le sonaba a 12º escuadrón, pues ya tenía suficiente experiencia con miembros de esa división como para saber que su racionalidad era totalmente diferente del concepto que manejaba el resto del mundo.

Además, si ocurría dentro del Gotei un evento de tal magnitud, y si era importante para la seguridad ya se ocuparían de ello los miembros de la 6ª o la 9ª división, pues les competía a ellos actuar en ese tipo de casos. No quería que ahora se acostumbraran a echar los muertos a las otras divisiones, especialmente si era a la suya.

Ahora que lo pensaba, la capitana del 6º era Kaori-chan, así que era más divertido poder mandarle trabajo, por lo menos mantenerla ocupada en sus quehaceres, que era lo que más le divertía o parecía importarle a la capitana.

- No rellenes más formularios. Como dices, es necesaria la supervisión de un capitán. Así que, acércate al 6º escuadrón y busca a la capitana, que es la que se encarga de estos temas y dile de mi parte que solucione éste - Le ordenó Chiesa con una feliz sonrisa de satisfacción dirigida a su teniente, aunque con un trasfondo más indirecto. - Y no se si habrá sake, pero si antes de irte me sirves algo de beber, sería genial ya. - Volvió a contestarle a Erienne volviendo a recostarse en su sillón, esperando que la ida de la chica por lo menos le beneficiara en un ligero refrigerio.

El capitán del 13º escuadrón parecía muy tranquilo, pasivo, casi se podría decir que aquel problema no le importase en absoluto. Pero Erienne era una simple teniente, si su capitán decía que estaba bien ella no insistiría.

Procedería a ir al 6º escuadrón como decía Chiesa, para advertir de todo esto, aunque no estaba segura si aquel escuadrón sería el más adecuado, ya que era el 9º el que intervenía en ese tipo de cosas también, aunque el teniente washiru tampoco es que se hubiese sorprendido de ver aquello.

Erienne era un poco nueva en esto, apenas había visto otros escuadrones fuera de éste. Y únicamente había salido al mundo humano.

Inclinó la cabeza asintiendo lo que el capitán le había ordenado. Cogió una pequeña taza de arcilla y una jarra, pero no encontraba el sake que normalmente solía tomarse, en su lugar vio uno, parecía bastante caro y bastante bueno, al menos olía fuerte. Miró bien la botella, definitivamente aquello era sake, ¿sería como los vinos y tendría alguno en plan gran reserva? Los sakes suelen tener 20º de alcohol, pero este era de 35º, no entendía como iba lo de los grados, pero supongo que al capitán no le importaría, tenía muchas botellas idénticas, todas sin abrir. Por una que le faltase no iba a ponerse quisquilloso.

Abrió la botella, el simple olor le daba nauseas, lo vertió en la jarra que sostenía con la mano. Y todo en una bandeja del mismo material. Al menos ya había acabado con su papeleo, sintió que habían pasado horas, y le gustaría ahora mismo descansar, pero el trabajo era el trabajo y no podía dormirse en los laureles ahora más con su reciente ascensión a teniente. Aunque sintió que este trabajo iba a ser más papeleo más que reuniones, misiones importantes y conocer más el mundo humano. Ese mundo que cada vez le parecía más raro y cada vez más bonito.

Movió su cabeza de un lado a otro, como si quisiese despertarse de un trance, cerraba los ojos con fuerza hasta que al final se despertó. Había servido demasiado sake en el vaso y se había desparramado por toda la bandeja y parte del suelo.

Cogió una bayeta para limpiarlo todo, y de nuevo vertió el sake en su vaso de arcilla. Aunque ahora quedaba estéticamente incorrecto el dejarle la jarra a la mitad, ¿creería que ella se lo había tomado? Ella desde luego no es de las que beben sake, y menos hasta emborracharse. De nuevo rellenó la jarra de sake. Esta vez si, estaba todo lleno, y esta vez intentaría no pensar en demasiadas cosas, o la bandeja y todo lo que había en ella caería al suelo.

Firme recta y con algún tropiezo llevó la bandeja hasta de nuevo el cuarto del capitán, que de nuevo llamó a la puerta antes de entrar. Le dejó la bandeja sobre su mesa, al margen de los papeles para evitar que se mancharan y menos después del tiempo que le había costado hacerlo.

- Aquí tiene Chiesa taicho, su sake.

El simple hecho de oler el sake ya la estaba mareando, Erienne era de las que se mareaban y llegaban a “ponerse contentilla” con solo olerlo, sus ojos empezaron a entrecerrarse y una sonrisa estupida se dibujaba en su rostro.

Mientras su teniente se daba la vuelta e iba a traerle algo de bebida, dependiendo de lo que estuviera disponible en las bodegas de la 13ª división, de la cual todavía no se había ocupado, pues ahora no le parecía tan correcto beber mientras estaba de servicio, como había hecho alguna vez de teniente y muchas más de raso. El estar de capitán hacía que cuidara más sus detalles, esos que pueden ver por los raso y granjearte una fama de mal capitán, por mucho trabajo que hagas.

Supuso que esa manía le duraría hasta que los rasos de la división le calasen lo suficiente para saber que tipo de persona era su nuevo capitán. Si no eran demasiado lentos, supuso que aquello no duraría más de 3 meses.

Pero como la teniente seguía ejecutando su tarea con parsimonia, con los movimientos de quien quiere realizar su tarea con el máximo cuidado posible tomándose su tiempo en ello.
Viendo que tenía tiempo mientras que el sake llegaba y se ponía a trabajar o a vaguear de nuevo, dependiendo del humor que cogiera al beber la taza que le traerían, se dedicó a ojear los documentos que Eri-chan le había traído a la mesa, revisando por encima sobre todo los folios que se referían al escuadrón, pasando un poco por alto, soltando rápidamente con su pulgar, las páginas que hablaban del asunto de los pitapollos. Aquello no le interesaba, si acaso sería interesante encasquetarselo a los demás escuadrones.

Tras echar un ojo y leer algunas líneas dispersas con atención, entrecerrando la mirada y forzando la vista, pues los folios le pillaban lo suficientemente lejos para que no los pudiera leer con facilidad, su teniente volvió con la copa de sake en sus manos y una sonrisa tonta en su rostro.

Chiesa aceptó de buena gana el vaso, cogiéndolo y bebiendo un trago del sake, el cual demostró ser bastante sabroso desde el primer trago, para sorpresa del capitán. Debía de dar cuenta más a menudo del bar de la división si estaba en esas condiciones. Cada vez era menos importante lo que importaran los shinigamis rasos de su escuadrón. Total, seguro que se desilusionaron más cuando descubrieron que los reyes eran los padres.

- Muchas gracias, Eri-chan, puedes retirarte si quieres. - Le contestó una vez hubo dejado el vaso de sake otra vez en el escritorio y hubo acercado el informe hacia sí, poniéndolo enfrente suya, haciendo ver que se iba a dedicar a él inmediatamente. - Aunque yo si fuera tu me echaría algo de agua en la cara o me tomaría un café. Tienes cierta apariencia ausente en tu mirada.


[Siento mucho mucho la tardanza, pero este post se me había pasado algo U_U]

La cabeza de Erienne daba cada vez más vueltas, veía el contorno de su capitán algo borroso, más bien difuminado con la luz que entraba de la ventana. Se refregó varias veces sus dos ojos, pues tenía conciencia de que aquello no era algo normal. Miraba el sake que le había traído a Chiesa, ¿cómo era posible que lo bebiese con tanta naturalidad? A ella le afectaba la vista con solo olerlo, quizás no se le daba bien beber. Quizás no estaba hecha para compartir una reunión con su capitán, ya que no aguantaba el mismo trote que él.

- Gracias Chiesa taicho, si me necesita ya sabe donde estoy. ¿Entonces aviso al sexto escuadrón?

Tras escuchar la respuesta se inclinó para despedirse, tanto que su frente golpeó fuertemente el escritorio donde estaban los informes, se colocó su mano en la zona que ahora estaba rojiza mientras decía en voz baja varias veces repitiendo la palabra “itai”.

Sus ojos intentaron ver en qué estado había quedado la mesa, que por fortuna no se había derramado aquella bebida, seguramente que intentando arreglarlo la hubiese liado más, además no estaba en buen estado ahora mismo.

Las mejillas se sonrojaron, había cometido un acto de torpeza delante de su capitán…de nuevo. Esta vez repitió el mismo gesto, sujetándose con una mano la cabeza, y con la otra el keikogi, no fuera a ser que esta vez cometiese otra imprudencia.

Con paso acelerado salió del despacho, esperando no haber causado mala sensación, caminando por el escuadrón con los colores subidos.