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Convocados ante Marcus.
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Hideyori Taira
Okami
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Convocados ante Marcus.
La loba había sido convocada a la sala de reuniones de la sección 0. Había pasado algo de tiempo desde todo el tema de Alastor y las cosas se habían vuelto a calmar en el Amanecer. Al fin podía calmarse ya que la sucesión de acontecimientos había sido algo caótica en Hueco Mundo. Tanta arrogancia entre los arrancar jóvenes. Cerró los ojos cuando entró en la sala buscando a su Amo con la mirada pero no había nadie allí por el momento. Ni siquiera Eiffero, el perenne mayordomo de su señor.
No sabía porque la habían hecho ir hacia allí. Según tenía entendido Petrov había muerto al igual que Enjeru a manos de Alastor. Mejor, así no tendría que lidiar con la princesita y el otro extraño al menos de momento. Su encuentro con Kenzo aún no se había producido por lo que esperaba verle allí antes de que Marcus llegara para así arrancarle el brazo que se había jurado a sí misma devorar. Aún así se llevó la mano a la garganta casi sintiendo la quemazón del hambre en ella. Pasó los dedos levemente por el trozo de máscara que le quedaba y gruñó ligeramente. No tenía nada mejor que hacer, al menos de momento. Pero tenía mucha curiosidad por saber qué quería Marcus.
Al final se dejó caer sobre la silla más cercana a la que presidía la mesa encogiendo una pierna apoyando su brazo sobre la rodilla flexionando y abriendo los dedos haciéndolos formar un puño mientras crujía el material de sus guantes. La paciencia si no era en la caza no era una de las virtudes de las que disfrutaba la espada. Al menos con cualquier persona que no fuera su Amo. Cerró los ojos y sintió varias presencias que se acercaban sonriendo ligeramente. ¿A qué venían aquellos cachorros?
-Interesante... -murmuró relamiéndose los labios con la mirada fija en la puerta tras sus cristales anaranjados.
No sabía porque la habían hecho ir hacia allí. Según tenía entendido Petrov había muerto al igual que Enjeru a manos de Alastor. Mejor, así no tendría que lidiar con la princesita y el otro extraño al menos de momento. Su encuentro con Kenzo aún no se había producido por lo que esperaba verle allí antes de que Marcus llegara para así arrancarle el brazo que se había jurado a sí misma devorar. Aún así se llevó la mano a la garganta casi sintiendo la quemazón del hambre en ella. Pasó los dedos levemente por el trozo de máscara que le quedaba y gruñó ligeramente. No tenía nada mejor que hacer, al menos de momento. Pero tenía mucha curiosidad por saber qué quería Marcus.
Al final se dejó caer sobre la silla más cercana a la que presidía la mesa encogiendo una pierna apoyando su brazo sobre la rodilla flexionando y abriendo los dedos haciéndolos formar un puño mientras crujía el material de sus guantes. La paciencia si no era en la caza no era una de las virtudes de las que disfrutaba la espada. Al menos con cualquier persona que no fuera su Amo. Cerró los ojos y sintió varias presencias que se acercaban sonriendo ligeramente. ¿A qué venían aquellos cachorros?
-Interesante... -murmuró relamiéndose los labios con la mirada fija en la puerta tras sus cristales anaranjados.
Última edición por Okami el Miér Nov 10, 2010 10:00 pm, editado 1 vez
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Re: Convocados ante Marcus.
Taira avanzaba hacia las puertas de la Sección 0, tal y como hizo el día en que le fue concedida a su cargo la - por aquel entonces - inválida 9º Sección. Su sonrisa, invariable, delataba la misma decisión que antaño; mientras que su andar despreocupado hacía entrever que la tensión o los nervios no eran de aquellas cosas que soliesen hacer mella en él. Por el contrario, se enorgullecía de exhibir su radiante e irracional felicidad por donde quiera que pasase; no cortándose a la hora de sonreír a cualesquiera fueran las figuras – animadas o inanimadas – que se cruzasen en su camino. De hecho, podríamos perfectamente suponer que el Hideyori vería a todos ellos – reiteramos: también los inanimados – devolverle la sonrisa. Paredes incluidas.
Y es que aquel era uno de esos días en que el mundo parecía brillar con fosforescente ardor, alegrando el transitorio pulular de Taira por los pasillos del Amanecer. A su lado, saltaba incondicionalmente el alegre Watson, deteniéndose de vez en cuando para rascarse los azulinos bigotes de conejo; para acto seguido escoltar con sus botes a su amo y creador.
Pues bien; tras ceder al conejo Watson el placer de llamar a la puerta de la sala de reuniones, Taira atravesó la misma, sin molestarse en abrirla, por supuesto. Así pues, y aun cuando su entrada pudiera resultar irreverente a cualquiera de los allí ya presentes – recordemos que Watson no es tan real como Taira quisiera creer – el Hideyori ingresó como si tal cosa en el lugar, dirigiendo la mirada en primer – y último – lugar, a la única persona que allí se encontraba: Okami.
“Oh, mierda. Al menos podría haber alguien interesante…”
De este modo, y sin apartar la vista de la lupina Espada, que tan absurdamente previsible le había resultado en su anterior y único encuentro; Taira siguió caminando al frente, directo hacia ella. En su camino encontraría la larga mesa que ocupaba el centro de la sala, la cual no dudó en atravesar cual fantasma, con tal de no desviar su trayectoria en línea recta hacia la arrancar. Y siguió así una docena de pasos más, con la mesa atravesada – al estar en fase con ella – por la cintura, hasta llegar a apenas un par de metros del asiento que la loba ocupaba. Realizó entonces una marcada reverencia, hasta que su nariz casi tocó la blanca superficie del mueble, y volvió a incorporarse; todo ello mientras saludaba con un escueto, aunque suficiente:
— Okami-sama…
Y se retiró a uno de los lados de la mesa – el derecho desde el punto de vista de la Espada – dejando un asiento libre entre ésta y él. Watson, por su parte, se había encaramado a un pequeño huequecito en el asiento de Okami; sobre el pie que esta apoyaba en la silla, y había comenzado a roer la punta de sus botas. Claro que eso ella nunca lo sabría.
Fuera como fuese, el 9º Fracción se dejó caer sobre el antes mencionado asiento, con gesto de aquel que se dispone a una larga espera. No sabía por qué le habrían llamado, ni a cuántos más se habría hecho acudir. Pero el caso es que estar a solas con una de las pocas Espada restantes en Hueco Mundo le hacía sospechar que se trataba de algo de importancia. No se solía molestar a tales altos cargos por asuntos menores.
Claro que todo aquello carecía de relevancia en aquel momento en la mente del Fracción. Tenía cosas más importantes en las que pensar. Cosas como, por ejemplo…
“¿A qué demonios sabrán las botas de Okami…?"
Y es que aquel era uno de esos días en que el mundo parecía brillar con fosforescente ardor, alegrando el transitorio pulular de Taira por los pasillos del Amanecer. A su lado, saltaba incondicionalmente el alegre Watson, deteniéndose de vez en cuando para rascarse los azulinos bigotes de conejo; para acto seguido escoltar con sus botes a su amo y creador.
Pues bien; tras ceder al conejo Watson el placer de llamar a la puerta de la sala de reuniones, Taira atravesó la misma, sin molestarse en abrirla, por supuesto. Así pues, y aun cuando su entrada pudiera resultar irreverente a cualquiera de los allí ya presentes – recordemos que Watson no es tan real como Taira quisiera creer – el Hideyori ingresó como si tal cosa en el lugar, dirigiendo la mirada en primer – y último – lugar, a la única persona que allí se encontraba: Okami.
“Oh, mierda. Al menos podría haber alguien interesante…”
De este modo, y sin apartar la vista de la lupina Espada, que tan absurdamente previsible le había resultado en su anterior y único encuentro; Taira siguió caminando al frente, directo hacia ella. En su camino encontraría la larga mesa que ocupaba el centro de la sala, la cual no dudó en atravesar cual fantasma, con tal de no desviar su trayectoria en línea recta hacia la arrancar. Y siguió así una docena de pasos más, con la mesa atravesada – al estar en fase con ella – por la cintura, hasta llegar a apenas un par de metros del asiento que la loba ocupaba. Realizó entonces una marcada reverencia, hasta que su nariz casi tocó la blanca superficie del mueble, y volvió a incorporarse; todo ello mientras saludaba con un escueto, aunque suficiente:
— Okami-sama…
Y se retiró a uno de los lados de la mesa – el derecho desde el punto de vista de la Espada – dejando un asiento libre entre ésta y él. Watson, por su parte, se había encaramado a un pequeño huequecito en el asiento de Okami; sobre el pie que esta apoyaba en la silla, y había comenzado a roer la punta de sus botas. Claro que eso ella nunca lo sabría.
Fuera como fuese, el 9º Fracción se dejó caer sobre el antes mencionado asiento, con gesto de aquel que se dispone a una larga espera. No sabía por qué le habrían llamado, ni a cuántos más se habría hecho acudir. Pero el caso es que estar a solas con una de las pocas Espada restantes en Hueco Mundo le hacía sospechar que se trataba de algo de importancia. No se solía molestar a tales altos cargos por asuntos menores.
Claro que todo aquello carecía de relevancia en aquel momento en la mente del Fracción. Tenía cosas más importantes en las que pensar. Cosas como, por ejemplo…
“¿A qué demonios sabrán las botas de Okami…?"
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Convocados ante Marcus.
Vacaciones. Un término afable y por desgracia casi desconocido por el fracción de la 12º Sección.
La calma que prosigue a una gran tempestad como lo había sido el lío montado por un viejo disconforme. Aunque dura, fue una experiencia interesante -últimamente toda experiencia se le antojaba interesante al fracción- de la que había extraído experiencias bastante instructivas.
Pero bueno, lo cierto y la verdad es que Aaron había sido llamado a la Sección 0 por algún motivo ajeno al conocimiento del fracción. Caminaba con paso ligero pero no apresurado por los pasillos del coloso arquitectónico. Sus brazos se descolgaban y balanceaban al compás de su andar, casi totalmente ocultos por las largas mangas de su bata. En su camino se cruzaba con algunos arrancar que merodeaban por los pasillos durante sus labores. Algunos de ellos saludaban al fracción respetuosamente y otros simplemente se limitaban a retirar la mirada y a escabullirse.
En tres pasos redujo su velocidad hasta detenerse, y girando hacia la derecha encaró la puerta de la sección. Se acercó y tras dos golpes a la puerta con los nudillos más próximos a su muñeca derecha empujó una de las hojas y entró a la estancia.
Aunque pareciese extraño, nunca había pisado aquel lugar. Cuando pasó a dirigir la Sección fue informado por un enviado, y por el momento no había tenido que rendir cuentas ante "el jefazo". Una mesa alargada con 13 asientos se extendía ante sus ojos, y ocupando dos de las sillas estaban la Espada de la 6º sección y un tipo curioso que ya era bastante conocido para Aaron. Tras un vistazo rápido a las sillas pudo encontrar una con el número 12 grabado en en la parte alta del respaldo, casi a la altura de donde estaría la nuca.
Andó con paso algo lento y antes de sentarse, haciendo una leve reverencia con la cabeza saludó a los presentes.
-Okami-sama, Taira-san
Retiró suavemente la silla de la mesa lo justo para poder sentarse y se acomodó en ella sin acercarla de nuevo. Se limitó a poner las manos sobre la mesa mientras esperaba la llegada de alguien más.
La calma que prosigue a una gran tempestad como lo había sido el lío montado por un viejo disconforme. Aunque dura, fue una experiencia interesante -últimamente toda experiencia se le antojaba interesante al fracción- de la que había extraído experiencias bastante instructivas.
Pero bueno, lo cierto y la verdad es que Aaron había sido llamado a la Sección 0 por algún motivo ajeno al conocimiento del fracción. Caminaba con paso ligero pero no apresurado por los pasillos del coloso arquitectónico. Sus brazos se descolgaban y balanceaban al compás de su andar, casi totalmente ocultos por las largas mangas de su bata. En su camino se cruzaba con algunos arrancar que merodeaban por los pasillos durante sus labores. Algunos de ellos saludaban al fracción respetuosamente y otros simplemente se limitaban a retirar la mirada y a escabullirse.
En tres pasos redujo su velocidad hasta detenerse, y girando hacia la derecha encaró la puerta de la sección. Se acercó y tras dos golpes a la puerta con los nudillos más próximos a su muñeca derecha empujó una de las hojas y entró a la estancia.
Aunque pareciese extraño, nunca había pisado aquel lugar. Cuando pasó a dirigir la Sección fue informado por un enviado, y por el momento no había tenido que rendir cuentas ante "el jefazo". Una mesa alargada con 13 asientos se extendía ante sus ojos, y ocupando dos de las sillas estaban la Espada de la 6º sección y un tipo curioso que ya era bastante conocido para Aaron. Tras un vistazo rápido a las sillas pudo encontrar una con el número 12 grabado en en la parte alta del respaldo, casi a la altura de donde estaría la nuca.
Andó con paso algo lento y antes de sentarse, haciendo una leve reverencia con la cabeza saludó a los presentes.
-Okami-sama, Taira-san
Retiró suavemente la silla de la mesa lo justo para poder sentarse y se acomodó en ella sin acercarla de nuevo. Se limitó a poner las manos sobre la mesa mientras esperaba la llegada de alguien más.
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
Re: Convocados ante Marcus.
La arena estaba pegajosa y le costaba respirar. Las patas le temblaban y tenía una horrible herida en el costado, pero él no podía ser vencido, debía seguir peleando o aquel hollow le devoraría. Observó su contrincante: sus rojizos ojos le miraban con desprecio mientras se relamía las alargadas y finas patas para degustarlos restos de sangre que le quedaba.
El dolor cada vez era más insoportable, necesitaba acabar rápido, de un solo movimiento. Maldita escoria, ha esperado que acabe con el otro hollow y esté agotado para poder atacarme.
Sharp comenzó a avanzar hacia su contrincante que estaba a escasos metros, lentamente, sin dejar de mirar de forma desafiante. Tomando su paso tardo como el signo definitivo de la victoria, la confiada criatura, recorrió el escaso espacio con rápidas zancadas y dirigió sus garras directamente al cuello de la bestia herida. El viejo y experimentado luchador, se irguió sobre sus patas traseras en el último momento y dejó que las garras del hollow se clavasen en sus costillas, para así, poder agarrar del cuello con sus patas delanteras a su enemigo y de esta forma, clavar su inmensa mandíbula para destrozar la máscara de su oponente.
En cuanto escuchó el fatídico sonido de la máscara al desquebrajarse, Sharp se alejó del hollow que respiraba agónicamente.
-Devórame… Devórame…-escuchó el lobo-. Así, al menos… sabré que de alguna manera seguiré vivo.
-Yo no me alimento de débiles-contestó el orgulloso luchador alejándose del lugar, con la respiración de la muerte en la nuca.
Oía pisadas cerca de él y murmullos, sabía que unas presencias poderosas estaban caminando a su alrededor, pero su cuerpo estaba tan débil que apenas podía moverse. Había vagado entre las dunas sin rumbo, mientras sus heridas no paraban de sangrar.
Una de las sombras encapuchadas se arrodilló junto a él. El íntimo contacto de sus agrietados labios contra sus orejas le erizó el pelaje y le devolvió del todo al mundo de los vivos. El ser que estaba a su lado, le acarició el hocico y le habló entre susurros:
-Sharrrp, vamos a hacer de ti un gran luchador.
-…Sección 0.
-Señor, me dijo que le recordase que tenía una reunión en la sección Cero.
-Cierto… Pudes retirarte.
La pelirroja hizo una leve inclinación y desapareció tras la puerta, dejando a su superior solo, mientras, Yoel intentaba mirar más allá de sus recuerdos y comprender todo lo que éstos podían significar.
Después de andar mucho por los intrincados pasillos del amanecer, el arrancar llega hasta unas enormes puertas y tras un momento de duda, decidió abrirlas y pasar. En el interior de la sala, tres figuras estaban en completo silencio, ajenas las unas a las otras y parecían no reparar en su presencia. Tras observar los asientos vacíos, Yoel decidió sentarse enfrente de Okami, a la que le dedica una divertida sonrisa como saludo. A sabiendas de que la espera puede ser larga, el joven de cabello platino decide sacar su tabaco y se pone a fumar, dejando que algunas de sus bocanadas lleguen directamente a la nariz de la loba. Interesante reunión.
El dolor cada vez era más insoportable, necesitaba acabar rápido, de un solo movimiento. Maldita escoria, ha esperado que acabe con el otro hollow y esté agotado para poder atacarme.
Sharp comenzó a avanzar hacia su contrincante que estaba a escasos metros, lentamente, sin dejar de mirar de forma desafiante. Tomando su paso tardo como el signo definitivo de la victoria, la confiada criatura, recorrió el escaso espacio con rápidas zancadas y dirigió sus garras directamente al cuello de la bestia herida. El viejo y experimentado luchador, se irguió sobre sus patas traseras en el último momento y dejó que las garras del hollow se clavasen en sus costillas, para así, poder agarrar del cuello con sus patas delanteras a su enemigo y de esta forma, clavar su inmensa mandíbula para destrozar la máscara de su oponente.
En cuanto escuchó el fatídico sonido de la máscara al desquebrajarse, Sharp se alejó del hollow que respiraba agónicamente.
-Devórame… Devórame…-escuchó el lobo-. Así, al menos… sabré que de alguna manera seguiré vivo.
-Yo no me alimento de débiles-contestó el orgulloso luchador alejándose del lugar, con la respiración de la muerte en la nuca.
Oía pisadas cerca de él y murmullos, sabía que unas presencias poderosas estaban caminando a su alrededor, pero su cuerpo estaba tan débil que apenas podía moverse. Había vagado entre las dunas sin rumbo, mientras sus heridas no paraban de sangrar.
Una de las sombras encapuchadas se arrodilló junto a él. El íntimo contacto de sus agrietados labios contra sus orejas le erizó el pelaje y le devolvió del todo al mundo de los vivos. El ser que estaba a su lado, le acarició el hocico y le habló entre susurros:
-Sharrrp, vamos a hacer de ti un gran luchador.
-…Sección 0.
***
Una voz aguda le saca de su ensoñación, Yoel estaba mirando el vacío, mientras su ayudante: una joven de cabello rojizo y rostro pecoso le miraba extrañada. Miró a su alrededor algo confundido. Tocó la superficie de un enorme escritorio de una madera muy oscura que contrastaba enormemente con las paredes blancas y repasó esos recuerdos que le acababan de venir a la memoria. La chica se acercó un poco y el arrancar guardó algo corriendo en un cajón de la mesa para que ella no viese nada.-Señor, me dijo que le recordase que tenía una reunión en la sección Cero.
-Cierto… Pudes retirarte.
La pelirroja hizo una leve inclinación y desapareció tras la puerta, dejando a su superior solo, mientras, Yoel intentaba mirar más allá de sus recuerdos y comprender todo lo que éstos podían significar.
Después de andar mucho por los intrincados pasillos del amanecer, el arrancar llega hasta unas enormes puertas y tras un momento de duda, decidió abrirlas y pasar. En el interior de la sala, tres figuras estaban en completo silencio, ajenas las unas a las otras y parecían no reparar en su presencia. Tras observar los asientos vacíos, Yoel decidió sentarse enfrente de Okami, a la que le dedica una divertida sonrisa como saludo. A sabiendas de que la espera puede ser larga, el joven de cabello platino decide sacar su tabaco y se pone a fumar, dejando que algunas de sus bocanadas lleguen directamente a la nariz de la loba. Interesante reunión.
Yoel- Espada Dexter
- Post : 166
Edad : 34
Re: Convocados ante Marcus.
Apenas había empezado a correr el rumor de que Pretov había muerto y la sección se había vuelto loca… Todos corrían de un lado a otro disputándose a quien deberían obedecer ahora y enfrentándose por el poder.
Mientras, Lucian aprovechaba la situación para, digamos, hacer ciertas pruebas.
Estaba tan ensimismado en unas de estas que apenas se había percatado del cuervo blanco que ya desesperado por ser ignorado le estaba picoteando el ojo.
-UnA REunIóN EN LA SeCción 0…
Multitud de preguntas se crearon en su cabeza, haciendo olvidar lo que estaba haciendo mientras, inconscientemente, jugaba a pasarse entre sus dedos los intestinos de su experimento que empezaban a desgarrarse por algunos lados. Su cara paralizada con una expresión de terror fue lo último que desapareció cuando Lucian decidió ponerse en marcha.
-¿Cual sería el motivo de su citación? ¿Tendría algo que ver con Pretov?
No es que Lucian le tuviera mucho aprecio, todo lo contrario, ahora que no estaba tenia total libertad para jugar con sus subordinados y más aun si estos están tan entretenidos peleándose entre ellos que no se dan cuenta que cada vez son menos.
-vAMoS
Estas palabras hicieron que Sora empezara a seguirle como su propia sombra.
Apenas había llegado a la puerta y ya estaba sintiendo los poderosos reiatsus que había dentro
-Al ParECeR no EsTOy SoLo
La curiosidad le impidió llamar a la puerta y entro directamente, su vista se paseo por la sala repletas de sillas enumerada con los símbolos de las secciones pasando uno a uno por todo sus componentes. A la primera que detectó fue a Okami, la arrancar salvaje que había conseguido sacarle de quicio varias veces y que más de una ocasión le habría gustado meter sus dedos en su cabeza para solucionar ciertos desperfectos que él creía que poseía. Luego detectó a Taira, la fracción que organizó aquella misión donde aprendió que hasta las plantas tienen corazón. Una sonrisa se dibujó en la boca de Lucian al recordar esto. El siguiente al que vio no lo conocía, pero por su bata blanca podía deducir que era Aarón Smith, la fracción de la sección 12. Y, por último, un arrancar con una larga melena que no había visto nunca.
“Parece que aquí se cuece algo grande”
Lucian estaba disfrutando y eso se dibujó en su literal sonrisa de oreja a oreja que mostraba una larga línea de dientes de irregular forma. Se acerco a la silla numerada con el 2 y se sentó a la espera de que pasara algo mientras aumentaba y disminuía constantemente los huesos de sus manos haciéndolos crujir constantemente para pasar el rato.
Mientras, Lucian aprovechaba la situación para, digamos, hacer ciertas pruebas.
Estaba tan ensimismado en unas de estas que apenas se había percatado del cuervo blanco que ya desesperado por ser ignorado le estaba picoteando el ojo.
-UnA REunIóN EN LA SeCción 0…
Multitud de preguntas se crearon en su cabeza, haciendo olvidar lo que estaba haciendo mientras, inconscientemente, jugaba a pasarse entre sus dedos los intestinos de su experimento que empezaban a desgarrarse por algunos lados. Su cara paralizada con una expresión de terror fue lo último que desapareció cuando Lucian decidió ponerse en marcha.
-¿Cual sería el motivo de su citación? ¿Tendría algo que ver con Pretov?
No es que Lucian le tuviera mucho aprecio, todo lo contrario, ahora que no estaba tenia total libertad para jugar con sus subordinados y más aun si estos están tan entretenidos peleándose entre ellos que no se dan cuenta que cada vez son menos.
-vAMoS
Estas palabras hicieron que Sora empezara a seguirle como su propia sombra.
Apenas había llegado a la puerta y ya estaba sintiendo los poderosos reiatsus que había dentro
-Al ParECeR no EsTOy SoLo
La curiosidad le impidió llamar a la puerta y entro directamente, su vista se paseo por la sala repletas de sillas enumerada con los símbolos de las secciones pasando uno a uno por todo sus componentes. A la primera que detectó fue a Okami, la arrancar salvaje que había conseguido sacarle de quicio varias veces y que más de una ocasión le habría gustado meter sus dedos en su cabeza para solucionar ciertos desperfectos que él creía que poseía. Luego detectó a Taira, la fracción que organizó aquella misión donde aprendió que hasta las plantas tienen corazón. Una sonrisa se dibujó en la boca de Lucian al recordar esto. El siguiente al que vio no lo conocía, pero por su bata blanca podía deducir que era Aarón Smith, la fracción de la sección 12. Y, por último, un arrancar con una larga melena que no había visto nunca.
“Parece que aquí se cuece algo grande”
Lucian estaba disfrutando y eso se dibujó en su literal sonrisa de oreja a oreja que mostraba una larga línea de dientes de irregular forma. Se acerco a la silla numerada con el 2 y se sentó a la espera de que pasara algo mientras aumentaba y disminuía constantemente los huesos de sus manos haciéndolos crujir constantemente para pasar el rato.
Lucian Mekhet- Desaparecido
- Post : 183
Edad : 36
Re: Convocados ante Marcus.
Una puerta se abrió, pero ésta no era por la que entraron los arrancars ya presentes a la sala, sino que se posicionaba en el lado contrario, otorgando un acceso desde una zona diferente, unos lugares a los que seguramente solo tendrían la capacidad de poder acceder el Espada 0 y los elegidos por él.
Como afirmación de esa especulación, los delgados y finos dedos de Eifferose mostraron agarrando el quicio de la puerta, apoyándose en ésta para entrar con facilidad, ocupando con su figura todo el marco de la puerta, pues su alto y delgado cuerpo casi rozaba el límite superior de la entrada y la envergadura de sus largos y casi raquíticos brazos ocupaba el resto del hueco.
La fracción lanzó una rápida mirada, como si quisiera cercionarse antes de nada de que la sala se encontraba habitada, pero sin importarle demasiado quien fuera el habitante. Tras la acelerada mirada de soslayo, volvió a recuperar su posición ligeramente encorbada para terminar de abrir la puerta y situarse a un lado de ella.
Tras esta ceremoniosa entrada, se adivinó la silueta del líder de las arenosas tierras de Hueco Mundo.
Con pasos lentos, recreándose en la estudiada entrada, dejó que la luz de la estancia fuera terminando de definir sus rasgos, parándose una vez que la luz le bañaba completamente.
Con un movimiento digno del mejor divo, tan estudiado como una coreografía marcada, movió ligeramente la cabeza de manera horizontal para poder hacer un visionado panorámico de la estancia y de los que ahí se encontraban.
Tras identificar a Okami y las fracciones que le acompañaban, se dispuso a moverse de nuevo, con lento andar, hacia la silla que se encontraba presidiendo aquella larga mesa, alrededor de la cual se habían ido colocando de manera algo caótica los arrancars a los que había hecho llamar. Tras asir los brazos de la silla, aunque sería más correcto decir acariciarlos, se sentó con la misma parsimonia con la que se había movido antes.
- Todos sabrán la situación actual de Hueco Mundo - Empezó a hablar Marcus sin esperar a que ninguno de los allí presentes abriera la boca, pues era él quien tenía que dar las noticias o nuevas. - Tras la batalla se nombraron Espadas a ciertos arrancars, aquellos que se creía que eran más capaces, más preparados para comandar a las huestes de Hueco Mundo a una recuperación rápida, e incluso para un hostigamiento eficaz a los shinigamis. - Pero la mayoría, han fallado. - El tono con el que empezó era fuerte, enérgico, aunque dara cierto tono de desprecio a la palabra "shinigamis", reflejando que no era odio lo que le hacía sentir esa raza, sino un sentimiento más cercano al asco, excepto su rival Koyuki, claro está.
Al igual que en la palabra shinigamis, en la última parte de su discurso, su voz decayó, para ver que muchos en los que había confiado, habían fallado. Irremediablemente.
- Hueco Mundo necesita un cambio.- Marcus había vuelto a retomar la energía y el tono fuerte en su discurso. - Ya no es aceptable la palabra recuperación. Necesitamos algo más, necesitamos todo. Necesitamos una revolución. Una fuerza que nos mueva hacia adelante, arrasando y arrastrando todo lo que se interponga entre nosotros. Para ello, los aqui presentes, menos Okami, serán ascendidos a Espadas.
Hizo una ligera pausa para que los arrancars asimilaran la noticia.
- Desde este mismo instante, tomarán el mando de la sección en la que estén y tomarán todas las responsailidades y derechos que ello conlleva. Y no piensen que bastará con llegar al nivel al que habían llegado los desaparecidos, pues tan solo sería caer en la misma piedra.
Tras hablar volvió a pararse, ahora para fijarse en las expresiones que lo miraban espectantes, pues seguro que más de uno no se esperaba ese nombramiento.
Tras volver a mirar por encima del hombro la situación, lanzó una última pregunta.
- ¿Alguna duda?
Como afirmación de esa especulación, los delgados y finos dedos de Eifferose mostraron agarrando el quicio de la puerta, apoyándose en ésta para entrar con facilidad, ocupando con su figura todo el marco de la puerta, pues su alto y delgado cuerpo casi rozaba el límite superior de la entrada y la envergadura de sus largos y casi raquíticos brazos ocupaba el resto del hueco.
La fracción lanzó una rápida mirada, como si quisiera cercionarse antes de nada de que la sala se encontraba habitada, pero sin importarle demasiado quien fuera el habitante. Tras la acelerada mirada de soslayo, volvió a recuperar su posición ligeramente encorbada para terminar de abrir la puerta y situarse a un lado de ella.
Tras esta ceremoniosa entrada, se adivinó la silueta del líder de las arenosas tierras de Hueco Mundo.
Con pasos lentos, recreándose en la estudiada entrada, dejó que la luz de la estancia fuera terminando de definir sus rasgos, parándose una vez que la luz le bañaba completamente.
Con un movimiento digno del mejor divo, tan estudiado como una coreografía marcada, movió ligeramente la cabeza de manera horizontal para poder hacer un visionado panorámico de la estancia y de los que ahí se encontraban.
Tras identificar a Okami y las fracciones que le acompañaban, se dispuso a moverse de nuevo, con lento andar, hacia la silla que se encontraba presidiendo aquella larga mesa, alrededor de la cual se habían ido colocando de manera algo caótica los arrancars a los que había hecho llamar. Tras asir los brazos de la silla, aunque sería más correcto decir acariciarlos, se sentó con la misma parsimonia con la que se había movido antes.
- Todos sabrán la situación actual de Hueco Mundo - Empezó a hablar Marcus sin esperar a que ninguno de los allí presentes abriera la boca, pues era él quien tenía que dar las noticias o nuevas. - Tras la batalla se nombraron Espadas a ciertos arrancars, aquellos que se creía que eran más capaces, más preparados para comandar a las huestes de Hueco Mundo a una recuperación rápida, e incluso para un hostigamiento eficaz a los shinigamis. - Pero la mayoría, han fallado. - El tono con el que empezó era fuerte, enérgico, aunque dara cierto tono de desprecio a la palabra "shinigamis", reflejando que no era odio lo que le hacía sentir esa raza, sino un sentimiento más cercano al asco, excepto su rival Koyuki, claro está.
Al igual que en la palabra shinigamis, en la última parte de su discurso, su voz decayó, para ver que muchos en los que había confiado, habían fallado. Irremediablemente.
- Hueco Mundo necesita un cambio.- Marcus había vuelto a retomar la energía y el tono fuerte en su discurso. - Ya no es aceptable la palabra recuperación. Necesitamos algo más, necesitamos todo. Necesitamos una revolución. Una fuerza que nos mueva hacia adelante, arrasando y arrastrando todo lo que se interponga entre nosotros. Para ello, los aqui presentes, menos Okami, serán ascendidos a Espadas.
Hizo una ligera pausa para que los arrancars asimilaran la noticia.
- Desde este mismo instante, tomarán el mando de la sección en la que estén y tomarán todas las responsailidades y derechos que ello conlleva. Y no piensen que bastará con llegar al nivel al que habían llegado los desaparecidos, pues tan solo sería caer en la misma piedra.
Tras hablar volvió a pararse, ahora para fijarse en las expresiones que lo miraban espectantes, pues seguro que más de uno no se esperaba ese nombramiento.
Tras volver a mirar por encima del hombro la situación, lanzó una última pregunta.
- ¿Alguna duda?
Marcus- Espada Soberbia
- Post : 88
Edad : 65
Re: Convocados ante Marcus.
La loba se había sentado en el asiento observando como las fracciones una a una hacían su entrada en aquella sala como si estuvieran racionado a cuenta gotas. Sus ojos observaron a Taira detrás de sus gafas anaranjadas y una sonrisa lupina se ensanchó en su rostro. Hacía poco que había tenido un enfrentamiento con el arrancar pero confiaba en que hubiera captado que NADIE salvo su Amo, le decía lo que tenía o no tenía que hacer.
Poco tiempo después Aaron se unió a ellos de forma tranquila y pausada. Luego llegó Yoel, con su expresión arrogante e irritante para la Espada. Otro reto velado delante de los demás hacia ella, pero no sabía exactamente porqué ese día, Okami estaba de buen humor. Soplando el humo para que volviera al rostro del albino le sonrió de manera predatorial desafiándole tras sus gafas sin mostrar sus ojos ni sus verdaderas intenciones. Por último llegó Lucian, la extraña y antinatural fracción del fallecido Pretov.
La Espada pensó para sus adentros cuanto tardaría en deshacerse de todos los presentes. Su reiatsu se elevaba inconscientemente de forma muy sutil anticipando lo que podría ser una carnicería. Observó los ojos amarillentos e inexpresivos de Taria. ¿Cómo se verían sus orbes ambarinos si tuviera su puño aferrando sus entrañas? ¿Y los de Aaron? Seguramente podría arrancarle los brazos tan peculiares que tenía antes de que supiera siquiera lo que había pasado. Luego observó a Lucian de reojo. ¿Con qué voz le haría gritar en agonía antes de que su cuerpo se quedara inerte en un mar de sangre? Y por último, pero no menos importante... ¿Sería Yoel tan apetitoso como se veía? ¿Sería su carne tan jugosa como aparentaba bajo el uniforme blanco del Amanecer? Okami se relamió los labios de forma sutil pero evidente sabiendo que los presentes notarían ese gesto aunque cada uno reaccionase o no de formas muy diferentes.
La cabeza de Okami entonces abandonó tales pensamientos placenteros y se fijó en la puerta por la que pronto Marcus haría su aparición. La forma en la que Okami reaccionaba cuando estaba delante del Amo de Hueco Mundo delataba la educación que el Espada 0 le había inculcado en la mente aparentemente primitiva de la joven Arrancar. Como un perro de presa cuando nota el aroma de su dueño, Okami estiró la espalda y si hubiera tenido orejas de lobo, las habría encarado hacia él para prestarle su completa atención. Le observó caminar por la estancia hasta dejarse caer en su silla como el alfa de la manada ante sus subordinados. Y eso era precisamente lo que era.
Sus palabras enérgicas, como un comandante alentando a sus soldados al combate eran absorbidas por la loba como su fuera una esponja. Definitivamente no le había caído bien ninguno de los espadas anteriores y se alegraba de que hubieran desaparecido. Era mejor acabar con la mala hierba antes de que creciera demasiado. Al escuchar que los presentes serían ascendidos a Espadas, Okami los miró de reojo a todos gruñendo ligeramente en forma de advertencia. Ella se encargaba de la seguridad de Hueco Mundo, y el sonido emitido por su garganta era una clara amenaza de que sería ella precisamente la que iría a por ellos si se daba el caso.
Al hacer aquella pregunta Marcus, la Espada simplemente negó con la cabeza una sola vez esperando a que los demás hablasen. Ella no tenía nada que preguntar, si su Amo así lo quería, no tenía nada que decir.
Poco tiempo después Aaron se unió a ellos de forma tranquila y pausada. Luego llegó Yoel, con su expresión arrogante e irritante para la Espada. Otro reto velado delante de los demás hacia ella, pero no sabía exactamente porqué ese día, Okami estaba de buen humor. Soplando el humo para que volviera al rostro del albino le sonrió de manera predatorial desafiándole tras sus gafas sin mostrar sus ojos ni sus verdaderas intenciones. Por último llegó Lucian, la extraña y antinatural fracción del fallecido Pretov.
La Espada pensó para sus adentros cuanto tardaría en deshacerse de todos los presentes. Su reiatsu se elevaba inconscientemente de forma muy sutil anticipando lo que podría ser una carnicería. Observó los ojos amarillentos e inexpresivos de Taria. ¿Cómo se verían sus orbes ambarinos si tuviera su puño aferrando sus entrañas? ¿Y los de Aaron? Seguramente podría arrancarle los brazos tan peculiares que tenía antes de que supiera siquiera lo que había pasado. Luego observó a Lucian de reojo. ¿Con qué voz le haría gritar en agonía antes de que su cuerpo se quedara inerte en un mar de sangre? Y por último, pero no menos importante... ¿Sería Yoel tan apetitoso como se veía? ¿Sería su carne tan jugosa como aparentaba bajo el uniforme blanco del Amanecer? Okami se relamió los labios de forma sutil pero evidente sabiendo que los presentes notarían ese gesto aunque cada uno reaccionase o no de formas muy diferentes.
La cabeza de Okami entonces abandonó tales pensamientos placenteros y se fijó en la puerta por la que pronto Marcus haría su aparición. La forma en la que Okami reaccionaba cuando estaba delante del Amo de Hueco Mundo delataba la educación que el Espada 0 le había inculcado en la mente aparentemente primitiva de la joven Arrancar. Como un perro de presa cuando nota el aroma de su dueño, Okami estiró la espalda y si hubiera tenido orejas de lobo, las habría encarado hacia él para prestarle su completa atención. Le observó caminar por la estancia hasta dejarse caer en su silla como el alfa de la manada ante sus subordinados. Y eso era precisamente lo que era.
Sus palabras enérgicas, como un comandante alentando a sus soldados al combate eran absorbidas por la loba como su fuera una esponja. Definitivamente no le había caído bien ninguno de los espadas anteriores y se alegraba de que hubieran desaparecido. Era mejor acabar con la mala hierba antes de que creciera demasiado. Al escuchar que los presentes serían ascendidos a Espadas, Okami los miró de reojo a todos gruñendo ligeramente en forma de advertencia. Ella se encargaba de la seguridad de Hueco Mundo, y el sonido emitido por su garganta era una clara amenaza de que sería ella precisamente la que iría a por ellos si se daba el caso.
Al hacer aquella pregunta Marcus, la Espada simplemente negó con la cabeza una sola vez esperando a que los demás hablasen. Ella no tenía nada que preguntar, si su Amo así lo quería, no tenía nada que decir.
Okami- Arrancar Lujuria
- Post : 609
Edad : 39
Re: Convocados ante Marcus.
Uno a uno, más arrancars fueron llegando a la sala, ocupando sus respectivos puestos en la gran mesa alargada destinada a tal fin.
El primero en llegar fue Aaron Smith, actual Fracción de la duodécima Sección. Sin mediar demasiada palabra, se limitó a realizar una cortés reverencia al tiempo que saludaba con corrección a los allí presentes. Acto seguido, buscó el asiento marcado con un número doce y lo ocupó. Fue entonces cuando Taira se dio cuenta que no tenía la menor idea de qué asiento había ocupado.
“¿Qué más dará?” — pensó. —“ Tampoco creo que, tal y como están las cosas, esto se acabe llenando…” — y sonrió con indiferencia al devolver la mirada a donde el conejo Watson seguía haciendo de las suyas con las botas de la voraz espada. Tuvo que contener una risilla ahogada, casi histérica, para mantener la compostura ante sus tan reales paranoias. Realmente, aquel pequeño espíritu demente cada vez ocupaba en mayor medida sus pensamientos y voluntad. Al parecer, no había tenido suficiente con haberle controlado por completo en anteriores ocasiones. Quería el control completo de su “yo”, y no parecía ir a detenerse hasta conseguirlo. — “Tendrás que esperar de momento, maldito…No es un buen momento para desahogarme con algo ahora…”
Al instante siguiente, hicieron su entrada en escena otros dos individuos: primero, y sin siquiera presentarse, entró un tipo de cabellos largos y blanquecinos, que apenas si entró y ocupó un puesto vacío, comenzó a fumar; expidiendo aquel desagradable olor a tabaco, tan común en el mundo de los vivos. Sin embargo, Taira, tan ausente como estaba en sus cavilaciones mentales, y tratando de mantener a raya a aquel “yo” inestable que le perseguía allá donde fuera; apenas se sintió ofendido por semejante carencia de modales. Simplemente, continuó a lo suyo, decidiendo no dignarse a hacer el menor intento de presentación o reproche.
A continuación, y por otra parte, hizo su aparición Lucian Mekhet, Fracción de la 2º Sección. Un tipo interesante, sin lugar a dudas. Habían coincidido en una expedición de cacería organizada por el Hideyori; aquella primera misión que dirigió oficialmente como responsable de la 9º Sección. Y Taira no se arrepentía de ello.
Lucian, ya en su día, había demostrado tener unas más que valiosas habilidades; muy a tener en cuenta a la hora de permitirle acercarse más de lo debido. Desde luego, era bueno conocer sus poderes, aunque sólo fuera por precaución. Al fin y al cabo, en Hueco Mundo nunca se sabía cómo cambiarían los bandos de un momento a otro; sobre todo cuando el Hideyori estaba inmiscuido en alguno de ellos…
Fuera como fuese, parecía que el goteo de personal entrante en la sala había cesado, cuando se abrió una nueva puerta justo en el lado contrario de la entrada por la que todos ellos habían llegado. Y Taira sabía lo que aquello significaba:
Los largos y finos dedos de Eiffero aferrando los bordes de la puerta semiabierta precedieron la llegada del Fracción de la Sección 0; mano derecha y consejero personal de Marcus-sama; señor de Hueco Mundo. Al menos por el momento... Y tras salir y observar la estancia, casi con aparente recelo; acabó de internar en ella, dejando paso a la más poderosa presencia que habitaba entre los muros del Amanecer.
Cual actor en su teatro privado, el majestuoso Espada 0 salió de entre las sombras con galantería; con una gracia y elegancia que el decadente ser humano había ido perdiendo a lo largo de los siglos. Y lentamente, se acercó a su asiento, ocupándolo con tranquilidad y disponiéndose a desvelar la razón por la que se hallaban ahí reunidos.
Con la misma elegancia con la que sus pasos le habían llevado al lugar en que ahora se encontraba, las palabras surgieron de los pálidos labios del Espada 0. Primero con cierta pesadumbre, y luego con un ímpetu renovado, el orador narró brevemente la situación actual de las fuerzas arrancar; en especial, del conjunto de Espadas. Hizo referencia a la Gran Guerra en que fallecieron casi la totalidad de los Antiguos, así como de la necesidad de regenerar la estructura de poder del Amanecer con una nueva y más poderosa fuerza: la que ahora se hallaba reunida.
Taira apenas desvió la mirada, perdida en un punto indefinido de las botas de Okami, cuando el Espada 0 pronunció las tan esperadas palabras. Tan solo dejó entrever una mueca divertida entre sus labios, como si un paso más en su hipotético plan maestro hubiera sido realizado. Y así esperó durante unos larguísimos diez segundos, levantando al instante siguiente sus ambarinos orbes hacia la lobuna faz de Okami; como diciendo: “Estoy aquí, loba. Cada vez más cerca, y más ambicioso. Tan sólo espera…Espera y verás como Hueco Mundo se transforma ante tus ojos…”
De repente, algo así como un chispazo ocurrió en su mente. Un lapsus, un momento de inestabilidad. Un momento en el que el Taira consciente dio un traspiés y la locura tomó el control. Su mano, descontrolada, se levantó sobre la rodilla en que yacía, con dirección a la zampakutou que colgaba del otro lado del cinto.
Una milésima de segundo. Solo eso.
Luego, el Taira consciente reaccionó; evitando que la locura llevase aquello a un derramamiento de sangre. Apenas un par de centímetros después de que la mano hubiera emprendido su precipitada maniobra, el ahora Noveno Espada la redirigió hacia el canto de la mesa, frente a él; con tal de intentar que aquel lapsus pasara desapercibido. Al llegar al borde, lo agarró, como asiéndose de él para ayudarse a levantar.
Entonces, muy despacio, irguió la espalda, poniéndose en pie con lentitud, y flexionando la cintura en una reverencia hacia el Espada 0 y su Fracción. Mientras, su mano derecha, la antes descontrolada, aferraba como tenazas de acero el canto de la mesa, hundiéndola en un esfuerzo por distraer su atención de aquella presencia que martilleaba los límites de su cordura.
“Ya no puedo…no puedo…””¡Aguanta…!”
Y con titánico esfuerzo, logró que de sus labios surgieran unas formales palabras de agradecimiento; agarrotadas con el peso de la sobretensión mental.
— Ninguna por mi parte, mi señor…— paró un instante, como si le faltase el aire. Medio metro por debajo de su inclinada cabeza, podía ver como la mesa se retorcía sobre sí misma ante la presión de los dedos endurecidos por el Hierro. Aquello le hizo aflojar la presión, devolviendo la mano a su correspondiente bolsillo, antes de llamar la atención más de lo debido. Debía abandonar aquel lugar antes de echarlo todo a perder. Y debía hacerlo ya. — Le agradezco sobremanera la confianza que deposita sobre mis hombros; y gustoso cargaré con el peso de semejante responsabilidad. — Por suerte, con la cabeza en aquella posición, sus cabellos tapaban las desorbitadas pupilas, que ahora se revolvían cual trémula luz envuelta por la oscuridad. Prosiguió su intervención con presteza, aprovechando los escasos segundos de habla coherente que le restaban en aquel estado. — Ahora, si me es indultada la premura, me retiraré a ocupar mi puesto en la Novena Sección, donde de seguro mi presencia será más conveniente y productiva para el Amanecer. — una pausa. Añadió, como despedida protocolaria: — Mi señor, Okami-sama, caballeros…
Y, de inmediato, recobró la verticalidad completa, lo más lentamente que la situación se lo permitía; deshaciendo oportunamente la reverencia y dando media vuelta sobre sí mismo. En el proceso, era probable que alguno de los recién nombrados Espadas viese el frenesí que ya comenzaba a tomar el control de su rostro, con las pupilas tintineantes y una sonrisa desbocada pronunciándose entre sus labios. Aceleró el paso, a medida que notaba que el control se escapaba de sus manos. Aquella risilla desquiciada intentaba salir de nuevo.
Abrió la puerta de la sala y abandonó la estancia. Mientras, en la oscuridad de su mente, la pequeña llama de su consciencia se tornó aún más tenue; más inerte…
El primero en llegar fue Aaron Smith, actual Fracción de la duodécima Sección. Sin mediar demasiada palabra, se limitó a realizar una cortés reverencia al tiempo que saludaba con corrección a los allí presentes. Acto seguido, buscó el asiento marcado con un número doce y lo ocupó. Fue entonces cuando Taira se dio cuenta que no tenía la menor idea de qué asiento había ocupado.
“¿Qué más dará?” — pensó. —“ Tampoco creo que, tal y como están las cosas, esto se acabe llenando…” — y sonrió con indiferencia al devolver la mirada a donde el conejo Watson seguía haciendo de las suyas con las botas de la voraz espada. Tuvo que contener una risilla ahogada, casi histérica, para mantener la compostura ante sus tan reales paranoias. Realmente, aquel pequeño espíritu demente cada vez ocupaba en mayor medida sus pensamientos y voluntad. Al parecer, no había tenido suficiente con haberle controlado por completo en anteriores ocasiones. Quería el control completo de su “yo”, y no parecía ir a detenerse hasta conseguirlo. — “Tendrás que esperar de momento, maldito…No es un buen momento para desahogarme con algo ahora…”
Al instante siguiente, hicieron su entrada en escena otros dos individuos: primero, y sin siquiera presentarse, entró un tipo de cabellos largos y blanquecinos, que apenas si entró y ocupó un puesto vacío, comenzó a fumar; expidiendo aquel desagradable olor a tabaco, tan común en el mundo de los vivos. Sin embargo, Taira, tan ausente como estaba en sus cavilaciones mentales, y tratando de mantener a raya a aquel “yo” inestable que le perseguía allá donde fuera; apenas se sintió ofendido por semejante carencia de modales. Simplemente, continuó a lo suyo, decidiendo no dignarse a hacer el menor intento de presentación o reproche.
A continuación, y por otra parte, hizo su aparición Lucian Mekhet, Fracción de la 2º Sección. Un tipo interesante, sin lugar a dudas. Habían coincidido en una expedición de cacería organizada por el Hideyori; aquella primera misión que dirigió oficialmente como responsable de la 9º Sección. Y Taira no se arrepentía de ello.
Lucian, ya en su día, había demostrado tener unas más que valiosas habilidades; muy a tener en cuenta a la hora de permitirle acercarse más de lo debido. Desde luego, era bueno conocer sus poderes, aunque sólo fuera por precaución. Al fin y al cabo, en Hueco Mundo nunca se sabía cómo cambiarían los bandos de un momento a otro; sobre todo cuando el Hideyori estaba inmiscuido en alguno de ellos…
Fuera como fuese, parecía que el goteo de personal entrante en la sala había cesado, cuando se abrió una nueva puerta justo en el lado contrario de la entrada por la que todos ellos habían llegado. Y Taira sabía lo que aquello significaba:
Los largos y finos dedos de Eiffero aferrando los bordes de la puerta semiabierta precedieron la llegada del Fracción de la Sección 0; mano derecha y consejero personal de Marcus-sama; señor de Hueco Mundo. Al menos por el momento... Y tras salir y observar la estancia, casi con aparente recelo; acabó de internar en ella, dejando paso a la más poderosa presencia que habitaba entre los muros del Amanecer.
Cual actor en su teatro privado, el majestuoso Espada 0 salió de entre las sombras con galantería; con una gracia y elegancia que el decadente ser humano había ido perdiendo a lo largo de los siglos. Y lentamente, se acercó a su asiento, ocupándolo con tranquilidad y disponiéndose a desvelar la razón por la que se hallaban ahí reunidos.
Con la misma elegancia con la que sus pasos le habían llevado al lugar en que ahora se encontraba, las palabras surgieron de los pálidos labios del Espada 0. Primero con cierta pesadumbre, y luego con un ímpetu renovado, el orador narró brevemente la situación actual de las fuerzas arrancar; en especial, del conjunto de Espadas. Hizo referencia a la Gran Guerra en que fallecieron casi la totalidad de los Antiguos, así como de la necesidad de regenerar la estructura de poder del Amanecer con una nueva y más poderosa fuerza: la que ahora se hallaba reunida.
Taira apenas desvió la mirada, perdida en un punto indefinido de las botas de Okami, cuando el Espada 0 pronunció las tan esperadas palabras. Tan solo dejó entrever una mueca divertida entre sus labios, como si un paso más en su hipotético plan maestro hubiera sido realizado. Y así esperó durante unos larguísimos diez segundos, levantando al instante siguiente sus ambarinos orbes hacia la lobuna faz de Okami; como diciendo: “Estoy aquí, loba. Cada vez más cerca, y más ambicioso. Tan sólo espera…Espera y verás como Hueco Mundo se transforma ante tus ojos…”
De repente, algo así como un chispazo ocurrió en su mente. Un lapsus, un momento de inestabilidad. Un momento en el que el Taira consciente dio un traspiés y la locura tomó el control. Su mano, descontrolada, se levantó sobre la rodilla en que yacía, con dirección a la zampakutou que colgaba del otro lado del cinto.
Una milésima de segundo. Solo eso.
Luego, el Taira consciente reaccionó; evitando que la locura llevase aquello a un derramamiento de sangre. Apenas un par de centímetros después de que la mano hubiera emprendido su precipitada maniobra, el ahora Noveno Espada la redirigió hacia el canto de la mesa, frente a él; con tal de intentar que aquel lapsus pasara desapercibido. Al llegar al borde, lo agarró, como asiéndose de él para ayudarse a levantar.
Entonces, muy despacio, irguió la espalda, poniéndose en pie con lentitud, y flexionando la cintura en una reverencia hacia el Espada 0 y su Fracción. Mientras, su mano derecha, la antes descontrolada, aferraba como tenazas de acero el canto de la mesa, hundiéndola en un esfuerzo por distraer su atención de aquella presencia que martilleaba los límites de su cordura.
“Ya no puedo…no puedo…””¡Aguanta…!”
Y con titánico esfuerzo, logró que de sus labios surgieran unas formales palabras de agradecimiento; agarrotadas con el peso de la sobretensión mental.
— Ninguna por mi parte, mi señor…— paró un instante, como si le faltase el aire. Medio metro por debajo de su inclinada cabeza, podía ver como la mesa se retorcía sobre sí misma ante la presión de los dedos endurecidos por el Hierro. Aquello le hizo aflojar la presión, devolviendo la mano a su correspondiente bolsillo, antes de llamar la atención más de lo debido. Debía abandonar aquel lugar antes de echarlo todo a perder. Y debía hacerlo ya. — Le agradezco sobremanera la confianza que deposita sobre mis hombros; y gustoso cargaré con el peso de semejante responsabilidad. — Por suerte, con la cabeza en aquella posición, sus cabellos tapaban las desorbitadas pupilas, que ahora se revolvían cual trémula luz envuelta por la oscuridad. Prosiguió su intervención con presteza, aprovechando los escasos segundos de habla coherente que le restaban en aquel estado. — Ahora, si me es indultada la premura, me retiraré a ocupar mi puesto en la Novena Sección, donde de seguro mi presencia será más conveniente y productiva para el Amanecer. — una pausa. Añadió, como despedida protocolaria: — Mi señor, Okami-sama, caballeros…
Y, de inmediato, recobró la verticalidad completa, lo más lentamente que la situación se lo permitía; deshaciendo oportunamente la reverencia y dando media vuelta sobre sí mismo. En el proceso, era probable que alguno de los recién nombrados Espadas viese el frenesí que ya comenzaba a tomar el control de su rostro, con las pupilas tintineantes y una sonrisa desbocada pronunciándose entre sus labios. Aceleró el paso, a medida que notaba que el control se escapaba de sus manos. Aquella risilla desquiciada intentaba salir de nuevo.
Abrió la puerta de la sala y abandonó la estancia. Mientras, en la oscuridad de su mente, la pequeña llama de su consciencia se tornó aún más tenue; más inerte…
Hideyori Taira- Desaparecido
- Post : 574
Edad : 32
Re: Convocados ante Marcus.
Todos estaban en sus puestos representativos, cada uno con su particular entretenimiento, desde la indiferencia hasta el crujido de unas manos pasando por el humo y el empanamiento mental; cada uno a lo suyo. Aaron miró a su alrededor; por suerte conocía en mayor o menor medida a cada uno de ellos, aunque solo fuese de pasear sus pupilas por los archivos de El Amanecer.
-Curiosa reunión, no hay nadie que no sea mínimamente conocido bajo estos techos.-El fracción intentaba imaginar entre pensamientos el motivo de la reunión. Quizás solo fuese una revisión rutinaria o quizás Marcus-sama precisase de los servicios de los presentes, lo cual no sería de extrañar debido a la presencia de la lobuna espada, la cual parecía estar más cerca del culo de Marcus que los propios calzoncillos de éste, en opinión de Aaron. Claro que Okami siempre había sido fiel y eficaz, sobre todo eficaz.
El humo del cigarrillo de Yoel empezaba a alcanzar a Aaron molestándolo, por lo que no dudó en chasquear la lengua aunque sin mirar al causante, aunque bien podría haber sido interpretado como cualquier otra cosa aparte de un reproche hacia ninguno de los presentes. Pero pronto dejó de importar mucho, ya que el sonido de unas puertas abriéndose a su derecha indicaba el inicio de la función.
El siempre majestuoso y pomposo espada 0 tomó asiento y pronto comenzó con su perorata. Cada palabra que salía de su boca sonaba más interesante hasta que la inminente noticia culminó una declaración de intenciones bastante coherente.
-Así que espada...,se me hace raro planteármelo. Al fin y al cabo lo único que cambia es que tendré un despacho y unas dependencias más grandes. Bueno, siempre me ha gustado como suena el título de espada, como lapidante. En fin...
Se fijó en el detalle de la mesa estrangulada mientras Taira hablaba; eso era lo suyo, los detalles; y esperó a que terminase por motivos obvios para contestar a su superior.
Con el dedo índice de su mano derecha dio dos golpecitos en la mesa como señal de haber escuchado y asimilado todo lo expuesto y se incorporó orientándose hacia Marcus.
-Acepto este honor con mucho gusto Marcus-sama, no se arrepentirá. Y si ahora me disculpa, creo que todo está claro y procederé como Taira-san.- Y tras una reverencia hacia todos los presentes, salió de la sala sin mediar más palabra.
[OFF: Bueno al fin, siento mucho la tardanza y este periodo de pseudo ausencia.]
-Curiosa reunión, no hay nadie que no sea mínimamente conocido bajo estos techos.-El fracción intentaba imaginar entre pensamientos el motivo de la reunión. Quizás solo fuese una revisión rutinaria o quizás Marcus-sama precisase de los servicios de los presentes, lo cual no sería de extrañar debido a la presencia de la lobuna espada, la cual parecía estar más cerca del culo de Marcus que los propios calzoncillos de éste, en opinión de Aaron. Claro que Okami siempre había sido fiel y eficaz, sobre todo eficaz.
El humo del cigarrillo de Yoel empezaba a alcanzar a Aaron molestándolo, por lo que no dudó en chasquear la lengua aunque sin mirar al causante, aunque bien podría haber sido interpretado como cualquier otra cosa aparte de un reproche hacia ninguno de los presentes. Pero pronto dejó de importar mucho, ya que el sonido de unas puertas abriéndose a su derecha indicaba el inicio de la función.
El siempre majestuoso y pomposo espada 0 tomó asiento y pronto comenzó con su perorata. Cada palabra que salía de su boca sonaba más interesante hasta que la inminente noticia culminó una declaración de intenciones bastante coherente.
-Así que espada...,se me hace raro planteármelo. Al fin y al cabo lo único que cambia es que tendré un despacho y unas dependencias más grandes. Bueno, siempre me ha gustado como suena el título de espada, como lapidante. En fin...
Se fijó en el detalle de la mesa estrangulada mientras Taira hablaba; eso era lo suyo, los detalles; y esperó a que terminase por motivos obvios para contestar a su superior.
Con el dedo índice de su mano derecha dio dos golpecitos en la mesa como señal de haber escuchado y asimilado todo lo expuesto y se incorporó orientándose hacia Marcus.
-Acepto este honor con mucho gusto Marcus-sama, no se arrepentirá. Y si ahora me disculpa, creo que todo está claro y procederé como Taira-san.- Y tras una reverencia hacia todos los presentes, salió de la sala sin mediar más palabra.
[OFF: Bueno al fin, siento mucho la tardanza y este periodo de pseudo ausencia.]
Aaron Smith- Desaparecido
- Post : 330
Edad : 35
Re: Convocados ante Marcus.
Llevaban un rato esperando desde que Lucian había aparecido. Okami miraba a todos fijamente y casi podía imaginarse lo que estaría pasando por su retorcía cabecita. Ya se había encontrado con ella una vez y a juzgar por su expresión, ella no había olvidado ese encuentro.
Por fin, Marcus apareció y sin dejar ningún espacio para hacer preguntas, ofreció a todas aquellas fracciones ser Espada. Yoel, no sabía muy bien qué contestar, ya se había imaginado algo así y sabía que debía aceptar. Esperó un poco hasta que sus compañeros hablasen y en cuanto le tocó el turnó, no dijo más que lo necesario:
-Acepto de buen grado tal honor y espero encargarme de la Sección de tortura e interrogatorio- dijo mirando directamente a Marcus-. Si me disculpáis, tengo cosas que hacer.
Y sin medar una sola palabra más, Yoel salió de la sala.
Por fin, Marcus apareció y sin dejar ningún espacio para hacer preguntas, ofreció a todas aquellas fracciones ser Espada. Yoel, no sabía muy bien qué contestar, ya se había imaginado algo así y sabía que debía aceptar. Esperó un poco hasta que sus compañeros hablasen y en cuanto le tocó el turnó, no dijo más que lo necesario:
-Acepto de buen grado tal honor y espero encargarme de la Sección de tortura e interrogatorio- dijo mirando directamente a Marcus-. Si me disculpáis, tengo cosas que hacer.
Y sin medar una sola palabra más, Yoel salió de la sala.
Yoel- Espada Dexter
- Post : 166
Edad : 34
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