Oficial undécimo escuadrón herido.

Seretei, Sociedad de almas

Iba arrastrando a Yamato, con un brazo suyo en mi hombro contrario y mi mano en su cintura. Su peso no era un gran problema, me alegraba de ser un hombre de complexión fuerte y no me costaba mucho desplazarlo. Tiempo atrás se había desmayado, como Shinigami del decimoprimer escuadrón supongo que no le gustaría que lo llevara a mi espalda, por ello le llevo de esta forma más respetuosa.

Pasamos por el dangai desde Niza, lugar donde había permanecido muy poco tiempo, la misión había comenzado hacía bastante tiempo y me habían llamado para apoyarles, aunque mi jurisdicción es mayoritariamente los interiores del Seretei. Íbamos encaminados hacia el cuarto escuadrón, lugar donde podría ser tratado, a pesar de ser un lugar donde ningún Shinigami del undécimo escuadrón le guste estar.

Por el camino muchos Shinigamis que estaban de guardia, casi todos ellos bajo mi mandato directo o indirecto, se giraban, unos me ofrecían su ayuda, pero cortésmente la rechazaba, no quería que nadie más me ayudara con mi antiguo compañero y amigo, yo había ido a ayudar y en mi guardia había sido herido, no podía permitirme que mas Shinigamis le vieran así, no quería desprestigiar a uno de los orgullosos Shinigamis del escuadrón. A pesar de haber dejado el escuadrón aun me acuerdo de los códigos internos del mismo, códigos de honor y conducta no escritos, pero que si siguen todos los integrantes.

Ya habíamos llegado a las puertas del cuarto escuadrón, por suerte yo nunca había tenido que venir por ninguna lesión ni herida grave, lo único por lo que había tenido que venir era por simple rasguños y cortes que mis superiores me mandaban curar. A abrir la puerta todos los presentes se giran, los Shinigamis del escuadrón pedían información sobre lo ocurrido, cosa que hice, les expliqué todo o que había pasado desde que llegué, a pesar de que ello no explicara todas las heridas, si ayudo a aclarar muchas de ellas. Probablemente quien trataría a Yamato sería Murakami Aoki, teniente del escuadrón, ya que se trataba de un oficial y estos suelen ser tratado por los Shinigamis de alto rango del escuadrón, sobre todo cuando son de nivel alto como el caso de Yamato.

Tras dejar a Yamato en manos de los Shinigamis presentes, me apoyé contra la pared contigua esperando que me dijeran lo que pasaría con él.

[Siento el retraso Uller... Acabo de empezar la trama, y Aoki está medio en shock, así que supondré que es el día antes, vale? ^^]

Aoki llegaba desde el fondo del pasillo rascándose la nuca. Traía el traje desordenado, el obi medio desatado... o más bien a medio atar, y tras arrascarse, se metía esa enorme manga que unía una muñeca con la otra, en lugar del típico Keikogi. Hacía una media hora, le llegaba un mensaje de uno de sus subordinados en el que se decía literalmente "Yamato ha vuelto, y no a verte precisamente..."... El humor de los shinigamis del ecuadrón, era único... nótese la ironía. Le cogieron ocupado con una chica, para variar, por eso "Hacía una media hora". Tuvo que terminar lo que estaba haciendo, vestirse y ir a verle, pero tratándose de Yamato, no sería urgente...

El caso era ese, que Aoki empezaba a acostumbrarse a que el shinigami del undécimo pasase por allí cada dos por tres. Desde lejos, notó la presencia de Uller, un shinigamis que, aunque no solía pasar por allí, era uno característico, y Aoki se había quedado con su cara - y su reiatsu -. Cuando llegó a su lado se apoyo en la misma pared, a menos de un metro de distancia. miró hacia la pared de enfrente y dejó escapar entre sus labios un sonoro suspiro...

- No te preocupes... - otro suspiro... ¿resignación? tal vez... empezaba a no sorprenderle que su gran amigo estuviese en el hospital... - Se recuperará, siempre lo hace... Si sobrevivió a la guerra, seguro que sale de esta... - Una pausa. - Y... - le dirige una mirada interrogativa - ¿Qué ha sido esta vez? -

[Ahora soy yo quien pide perdón por el retraso, no es que no me haya acordado, de hecho llevo días con la pestaña de este hilo abierta todo el tiempo para acordarme de postear, pero hasta ahora nunca he tenido mucho tiempo frente al ordenador por lo que no podía postear, en fin, que perdón y manos a la obra.]

Esperé un rato mas, mirando a Yamato, yacente moribundo, sin poder siquiera hablar. Lo había traído desde el mundo humano, no sabía muy bien todo lo que había ocurrido, solo que para cuando llegué todo ya era un descontrol, caos, desesperación y muerte. Una emboscada arrancar, reiatsus muy poderosos entre ellos, como el del tipo que acabo hiriendo de gravedad a Yamato.

Por suerte pude salir vivo, y no solo eso, sino que también sin ningún rasguño, un logro importante, gracias a ello pude escapar del lugar, gracias a ello pude traer de vuelta a mi amigo y ex compañero, no podía encargarme de nadie más, el resto iba a tener que buscar su propia forma de volver, no podía arriesgarme a tardar más por traer a otro Shinigami mas conmigo y en el intento que Yamato muriera por tardar demasiado.

Finalmente un reiatsu nuevo parecía acercarse, un reiatsu intenso como el de un teniente, por fin había llegado, seguramente se tratara del teniente del cuarto escuadrón, un hombre que, según dicen, pasa sus horas libres en compañía de sus subordinadas. No tardó en llegar y apoyarse contra la pared, me giro para presentarme, diciendo mi nombre y cargo. No sabía que haría con Yamato, pero si alguien era capaz de curarlo seguramente se tratara de é, por más que su aspecto no diera a pensar dicha cosa.

Ante su pregunta termino de despegarme de la pared y me giro completamente hacia él. - Esta vez… - No me extrañó que dijera esas dos palabras, sabía de las continuas heridas de batalla que sufría Yamato, al fin y al cabo era normal en los Shinigamis del undécimo escuadrón al que en su día me enorgullecía pertenecer. - Una emboscada preparada por unos arrancar, llegué tarde, la mariposa infernal que me mandaron me dio el aviso de que algo pasaba en Niza, me dirigí allí lo más rápido que pude, pero al llegar ya toda la situación había cambiado, Yamato había sido herido, pero su orgullo le hizo levantarse nuevamente, un Shinigami ya había muerto. – Expliqué la situación de forma breve. - Y no…no me preocupo por su estado, heriría a su orgullo si lo hiciera. –

La naturalidad de las palabras "Un shinigami ya había muerto" golpearon su moral con violencia. Se quedó estupefacto mirando a los ojos al shinigami que había frente a sí. A pesar de ser el líder del escuadrón en el que más gente moría, la muerte era algo que casi le aterraba. No soportaba la pérdida de alguien, y menos si este estaba bajo su cuidado. No soportaría ver morir a alguno de sus allegados, y se preocupaba por todos y cada uno de los shinigamis que caían en sus manos como si sus propios hijos fueran. Seguro que tarde o temprano, alguien lo agradecería.

- ¿Cómo que ya ha muerto un shinigami? ¿Ha habido bajas? ¿Tan importante ha sido?... -. Se quedó un poco traspuesto, y le chocó el hecho de que no fuese advertido de que algo así estaba ocurriendo. Se quedó mirando a Yamato unos instantes. No parecía tan grave como algunas otras veces que había llegado, pero el simple hecho de que estuviese inconsciente ya era algo... lo necesario para dejar a ese shinigami del undécimo inconsciente, podría matar a más de uno, por lo que tampoco es que fuese algo leve. Pero Aoki estaba convencido de que podría salir adelante, como siempre hacía...

Lo peor de todo, es que en caso de que alguno de sus compañeros acabase muerto, Aoki sería, con toda seguridad el primero en enterarse, y además culpable indirecto, por lo que no podía permitirse ni el más mínimo fallo.

Se quedó pensando un momento, en la misión, y en si seguiría en curso.
- ¿Sería necesario enviar a alguien al mundo real? Quizá no todos sean como tu que puedan cargar a los shinigamis heridos... -

El teniente del cuarto escuadrón, un hombre que imponía más de lo que podría esperarse del teniente de un escuadrón cuya labor principal es servir de apoyo a los demás cuando sufren heridas. Su reacción primera fue sobre la muerte de un Shinigami, no era extraño que se preocupara por ello, al fin y al cabo sería el que debería preocuparse por mandar el apoyo médico a la zona.

- Siento la frialdad de mis palabras, me deje llevar por el momento. - Se disculpó el oficial por haberse apurado en informar la situación. - Si, un Shinigami ya había caído cuando llegué, no parecía poder hacerse nada por él en esos momentos, además, los arrancar parecían tener un interés especial en él y hubiera sido imposible llegar a él. Tuve que limitarme a pelear con los arrancar, los presentes ya estaban heridos y no quería que hubiera más bajas. – Contestó de forma más detallada.

Luego miró a Yamato, el que yacía inconsciente. Ver a ese hombre inconsciente era una escena lamentable, si han conseguido que se quedara así, no podía ni imaginarse lo que hubiera podido sufrir otro en su lugar. La resistencia de ese Shinigami era superior a la media, al fin y al cabo era un oficial del onceavo escuadrón, el escuadrón de los fornidos guerreros.

- Si, sería recomendable mandar a algunos Shinigamis al lugar, quizás no todos hayan podido volver, aunque peligro ya no deberían correr, los arrancar desparecieron antes de que volviera con Yamato. - Contestó nuevamente de forma educada.

[Bueno, he vuelto, siento la ausencia.]