Primera toma de contacto

Ya con haori de capitán, Chiesa se dirigía a su nuevo escuadrón como ya capitán de hecho.
Por allí apenas había estado algunas veces antes, casi siempre de visitas en busca de algún compañero de bebidas o con algún lio de faldas (los cuales esperaba que no recordara demasiado los shinigamis de su escuadrón, sobre todo las chicas), por lo que tardó un poco más de lo esperado, pues dió varias vueltas inútiles por el escuadrón, en busca de la sala principal donde se estarían ahora reuniendo todos los shinigamis de la división (con razón los demás departamentos estaban tan vacíos).

Tras varios minutos de vueltas sin sentido, y siguiendo el murmullo general que se podía escuchar, mezcla de la agitación y el nerviosismo de los que allí se agrupaban, logró localizar la sala donde todos se estaban reuniendo.

Entró tranquilamente, abriendo la puerta con fuerza y echando una mirada por encima sobre aquellas miradas que le observaban y estudiaban fijamente. A su propio ritmo se dirigió a una posición elevada, la que suele usar el capitán en las reuniones con los demás shinigamis, para sentarse en ella, lo más ceremonialmente que pudo, aunque eso no era ni mucho menos lo suyo.

- Buenas tardes. Soy Bastian Chiesa y voy a ser vuestro nuevo capitán - Comenzó pregonando mientras observaba a sus nuevos subordinados. A algunos los conocía de la 10 división y ya le habían avisado de que estarían también en esta nueva aventura, pero la inmensa mayoría era nuevos rostros y nuevas personas que conocer. Nunca eso había sido un problema, pero ahora la situación de capitán le incomodaba un poco. - Puedo empezar con una charla de vamos a trabajar mucho, hay que ser aplicados y bla bla bla - Su tono empezaba siendo algo informal y divertido, lo que ocasionó algunas risas en el público, quizás más por nerviosismo que por la gracia de éstas, pero despues logró ponerse, cuanto menos, algo más serio - Pero creo que actualmente no hay ningún teniente en esta división, así que lo primero es lo primero. No os conozco demasiado, así que, ¿ alguno se cree capacitado o cree que algún compañero lo está?

Las palabras del nuevo capitán sonaban a desafío a los demás. Para estar a su lado había que ser alguien resuelto. Ahora solo había que ver cuantos del escuadrón respondían a su propuesta...

Todos estaban callados, sin duda el capitán Chiesa-sama infundaba respeto, allí estaba yo... mi primer día en la 13ª división y bajo presión, los allí reunidos se miraban unos a otros, algunos con miedo, otros no se veían capacitados, no sabía que hacer, Teniente era un puesto respetable en la Sociedad de Almas, sin duda un cargo que mi familia estaría orgullosa de que yo ostentase, pero era mi primer día. Sorprendida miré a mi derecha al sentirme señalada.

-¡Chiesa-sama! -dijo un hombre alto, de tez morena y pelo oscuro, con una sonrisa irónica- Se dice que es una niña prodigio, yo creo que ella lo esta. -a su lado se oyeron carcajadas.

En ese momento quería que mi Zanpakutou tuviese otro poder, que fuera tragarme... desaparecer, la mirada de Chiesa sobre mi... quería pasar inadvertida pero ya era imposible, todos me miraban.

-Yo... claro... ¡estoy preparada si así lo estima oportuno Chiesa-sama! -dije sin sonar muy convincente- Siempre me he visto obligada a luchar para que me tomen en serio, se que mi aspecto es de una niña, pero sin duda lo daré todo para ser un orgullo para nuestro escuadrón, no rehuyo a nada, quiero mejorar... quiero ser fuerte... si este es mi camino que así sea Chiesa-sama, si puedo ayudar siendo Teniente lo haré, si es siendo 3er Oficial lo haré aun sin tener ningún rango importante ayudaré como sea necesario y no defraudaré mi capitán. -Me di cuenta de que había hablado quizás demasiado, apenas había respirado en todo ese discurso, sin duda era algo que corregir en un futuro. Seguramente el capitán haya dejado de escucharme hace un buen rato ya - pensé.

El hombre de tez oscura rechinó sus dientes... apretando sus puños me miró, creía que actuaria de otra forma pero no fue así, demostré que mi madurez es la de un adulto en temas serios que se podía confiar en mi, aun si el capitán rechazaba mi propuesta había dado un golpe en la mesa... me tomarían en serio la próxima vez.

Mire a todos los que estaban a mí alrededor en aquella sala. Pocos estarían a la altura de ser un buen teniente y poder regir como tal. Aquellas miradas me ponían nerviosa, yo quería superarme a mí misma, quería llegar muy lejos y poder ayudar al escuadrón. Pero sabía que aquello no iba a ser tan fácil.

-Chiesa – sama – levanté mi mano para que se fijara en mí – Yo… me gustaría poder ayudar a este escuadrón, si hace falta me someteré a tantas pruebas que usted quiera – mi voz parecía que temblaba, estaba muy nerviosa y sabía que yo no era la única que deseaba ese puesto.

Mis ojos se fijaron aun mas en Chiesa, aquel desafio que lanzó no me llegaba a confortar, me estaba imaginando ya las pruebas que podría poner y cada cual mas difícil y complicada.

Mi cuerpo parecía dividirse en dos, la niña asustada y tímida y la mujer con afán de superarse y llegar hasta lo más alto.
No aparte la mirada de mi capitán, seguía allí inmóvil y firme, y yo esperando una respuesta o algún otro candidato que se uniera a ser teniente.

Una sonrisa se dejó ver en el rostro del capitán.
No sabía realmente lo que esperaba al llegar allí. Quizás al ser un capitán que apenas había visitado aquella división tenía un poco de desventaja con aquellos que ya sabían de que iba y conocían bien a los subordinados que tenía.

Pero él por ahora solo podía fijarse por el aspecto que le daba la gente y sus movimientos. Su primer movimiento había sido dirigido a ver las reacciones de la gente ante su propuesta.

Los que ya conocía de su anterior escuadrón y lo habían seguido sabía que no iban a saltar a recoger tal responsabilidad, pues sabía que habían llegado a este escuadrón tan solo a poder disfrutar de un capitán ciertamente benevolente. Quizás se llevaran alguna sorpresa en el futuro.

Pero sin embargo, la sorpresa fue agradable cuando dos lindas muchachas fueron las que se decidieron a dar el paso para convertirse en tenientes de aquella división.

- Bueno bueno, parece que las chicas guapas toman la delantera. Todavía no se como os llamais... - Comentó, dejando un espacio en su respuesta, esperando que se presentaran, pues ninguna de ellas había dicho su nombre. Aunque tampoco le importaría saber el nombre de aquella rubia que podía ver en la tercera fila. Aunque su compañera de al lado creía que la conocía, pero no se acordaba tampoco del nombre. Que extraña situación como se dirigiera a él.
Pero bueno, eso no era lo que importaba, ahora estaba con el nombramiento de la nueva teniente, según parecía, y tenía que ser justo al decidir.
Una prueba objetiva sería lo mas conveniente.

- Creo que deberíamos poneros a prueba, y teniendo en cuenta de que trata esta división, ¿alguna quiere venir al mundo humano? - Preguntó, esperando la respuesta afirmativa y efusiva de ambas.

Me ruboricé cuando el capitán dijo aquello de ''chicas guapas'' normalmente me solía poner nerviosa y solían subirse me los colores, pero esta vez procure que no se me notara, no quería dar una mala imagen de mi.

-Mi nombre es Erienne Veanna, señor. Yo... me ofrezco voluntaria para ir con usted al mundo humano.- dije sin pensármelo dos veces.

Mire con entusiasmo la respuesta de mi capitán. Nunca antes había estado en el mundo de los humanos, había dedicado todo este tiempo simplemente a su estudio.

Miré a otro lado, mi comentario pareció pasar inadvertido, al menos por la mujer de algo mas adelante que yo, en otros tiempos quizá me molestase pero ya estaba acostumbrada a ello, suspiré notando una gota de sudor fría por mi frente, cuando recuperé la compostura unas palabras llegaron a mi, nuestro capitán si había hecho caso, eso me dio un motivo para sonreír, por lo que me aventuré a seguir con mi aspiración.

-Me llamo Hoshi, Chiesa-Sama - dije convencida- Intentaré dar lo mejor de mi misma para que se sienta orgulloso, Capitán.

Entonces miré a los lados... para luego volver la vista hacía mi capitán, ir al mundo humano, por fin podría cumplir uno de mis sueños... ¿como será aquello? ¿que habrá allí?.
Los demás Shinigamis allí reunidos hablaban entre ellos entre cuchicheos, no alcanzaba a oir lo que decian, pero sus miradas se centraban en su capitán, Erienne y ella, eso la incomodaba un poco, no le gustaba ser el centro de atención, cruzó las piernas y espero que alguien rompiera esa incomodo silencio.

- Bien bien... - Comentaba el capitán mientras asentía ligeramente con la cabeza. A pesar de parecer algo tímidas las dos, parecía que decisión no les iba a faltar para aquel cometido. Pero con decisión solo no basta, tienen que demostrar que realmente valen para esto.

- ¡Eri-cha! ¡Hoshi-chan! La aventura nos espera, coged vuestras zanpakutohs y prepararos para una nueva experiencia. - El capitán se levantó, indicando mediante gestos a uno de los shinigamis que tenía más cerca de él que finalizara él la reunión. Se levantó decidido, aunque solo hasta bajar de la tarima en la que se encontraba, pues todavía no había pillado muy bien la orientación de su división y no se acordaba muy bien de por donde había entrado, por lo que no quería pifiarla saliendo por los dormitorios de la división.

Cuando ya al final se había encontrado y situado correctamente, se dirigió hacia la puerta, por donde tenían que salir para ir al Dangai para acceder al mundo humano.

Antes de irse, se dirigió a sus dos chicas a prueba diciéndoles:

- Espero que nunca hayais podido entrar en el mundo humano. La sorpresa perdería su encanto. - Contestó con una sonrisa entre la ironía y la crueldad. Posiblemente tendría preparado algo divertido...

-Una joven ce cabellos negros llegaba a donde el Capitan, se le habia hecho algo tarde por andar perdida en otros lados, recien llegaba y no habia oido nada, pero ve al capitan del escuadron, se qeuda callada, no dice nada, al oir del mundo humano se encanta, le gustaba ese sitio, se mueve de donde estaba, escondida por su tamaño entre los màs altos-


Honorable Capitan, permitame ir con ustedes al Mundo Humano, se lo ruego, prometo no ser un estorbo y serle de utilidad... porfavor...


-ella lucia una sonrisa muy clara, llena de ilusiones y fuerza, una sonrisa inocentemente poderosa, aunque, la seriedad del lugar la forza a tener un gesto algo serio y triste-