La guerra de los elementos

por Invitado Sáb Mayo 09, 2009 12:53 am

Mi fanfic preferido >_< OwO

Colgaré las dos primeras partes, la primera comienza la historia, la segunda, con un par de explicaciones Wink

Espero que os guste >_<

PARTE 1

Me desperté sobresaltado, con el corazón latiéndome a cien por hora. Me incorporé. El sudor recorría mi esbelto cuerpo dejando un rastro húmedo a su paso. Mi pelo moreno estaba revuelto después de una mala noche.
De nuevo había tenido la misma pesadilla, ¿Quién era esa chica? ¿Por qué me mataba? ¿Por qué yo no me defendía? No entendía absolutamente nada.
Posé mis pies descalzos sobre el suelo lleno de baldosas colores naranja adornados con formas poligonales. Dirigí mi mirada hacia el despertador. Eran las cuatro y media de la madrugada. Una hora alarmantemente temprana para mucha gente, pero para mi, acostumbrado a levantarme tan temprano, era la hora de decir “Buenos días mundo, ¿Qué es lo que me has preparado hoy?”
Como todos los días, silencioso como una sombra, me dirigí hacia la ducha. Al pasar por el cuarto de mi hermano abrí lentamente la puerta. Solo quería comprobar que seguía en su cama, aunque realmente sabía que ahí estaría, simplemente era la protección que alguien debía dar a su hermano pequeño cuando nadie más podía hacerlo. Efectivamente, ahí estaba, durmiendo plácidamente sobre el colchón blando y acolchado. De cuando en cuando se movía de un lado a otro de la cama, y en algunos momentos incluso decía alguna que otra frase incoherente, pero nada preocupante. Seguí mi camino hacia el cuarto de baño para seguir con mi actividad matinal. Me duché con agua fría para tensar mis músculos, seguidamente, me enjaboné el pelo con ese champú olor a lavanda que tanto me gustaba y me lo enjuagué disfrutando durante unos minutos que me sobraban de el tacto del agua al deslizarse por mi cabeza. Me sequé rápidamente con una toalla quedando con el pelo completamente agitado y enredado, tuve que pasar el peine para que volviera a quedar liso y limpio. Me vestí con mi habitual camiseta negra de manga corta y unos pantalones vaqueros también color azabache. Arreglé el baño y me llevé la toalla para llevarla fuera de casa y que se secara durante la mañana.
Antes de salir por la puerta, me dirigí hacia la habitación que anteriormente había pertenecido a mis padres. Era muy pequeña y se encontraba prácticamente desértica. Había dos mesas, una más pequeña, como una mesilla de noche, y otra más amplia, como una de esas grandes mesas de comedor en las que muy a menudo las familias comen. Junto a la mesa más grande, había dos sillas hechas de madera de aya. Eran de un color marrón oscuro, cubiertas con una capa de pintura. Encima de la mesa más grande había un jarrón repleto de flores color violáceo y rojo. Las flores tenían un estupendo aspecto, por lo que se notaba que eran cuidadas día a día muy minuciosamente. Aparte de el jarrón, habían varios objetos decorativos como unas velas, un pequeño baúl en el que se solían guardar esos objetos que no tenían donde guardar ni utilidad… En cambio, en la pequeña mesa se podían ver muchas menos cosas. Únicamente dos urnas se encontraban en ella, y delante de ellas dos fotos. Bajo las urnas y las fotos, cubriendo la mesa, había cuidadosamente situado un pequeño mantel sobre el que estaban los objetos mencionados. En una de las fotos, se veía la cara de un hombre mayor, pero que aún así no llegaba a la vejez, podía llegar a tener los 50 años. Su pelo canoso tenía pequeños rasgos color negro, sus ojos eran de ese mismo color, oscuros, profundos y duros, ojos que yo he heredado. Su nariz era pequeña y aguileña, le afeaba el rostro un tanto. En su cara se podían ver cientos de arrugas: en los labios, cejas, frente... Hacían que pareciera más anciano de lo que era.
En la otra foto, se veía a una mujer mucho más joven y bella. Tendría 35 años a lo sumo. Era preciosa. Su melena rubia era muy larga, llegándole por la espalda. Sus ojos verdes eran del color de una brizna de hierba recién cogida en primavera. Una gran sonrisa, dejaba al descubierto sus dientes blancos y rectos. Ninguna arruga se podía descubrir en su rostro, la piel era completamente lisa y rosada.

Me arrodillé ante las fotos y las urnas a modo de respeto. Estuve unos instantes en silencio. Me costaba bastante estar ahí. Mi familia nunca había sido religiosa, por lo que era un poco ridículo que intentara hablar con ellos cuando estaban muertos. Pero me daba igual, era algo que me tranquilizaba, debía hacerlo, aunque fuera únicamente el día del recuerdo de su muerte.
Ya hacía tres años que habían muerto. Tres años en los que yo había tenido que cuidar de mi hermano, solo, tres años teniendo que ganarme el sustento para vivir y mantenernos tanto a mi como a mi joven hermano. Eso no era algo muy normal para un chico de 15 años.

Finalmente, tras un rato de reflexión, me dispuse a hablar:
-Padre, madre, hoy se cumplen los tres años desde que el destino decidió acabar con vuestras vidas y llevaros consigo alejándoos de vuestros dos hijos. Tres años de dolor, sufrimiento y tristeza. Pero como podéis ver, sigo aquí. Luchando por seguir adelante, en mi vida y en la de mi hermano. Luchando por que vuestra muerte no cambie nuestro futuro, aunque inevitablemente, ya lo haya hecho de manera indirecta.

Tomé un descanso y respiré un poco. No era fácil, mi ser me decía que era una estupidez, que no servía de nada, que debía dejarlo… ¿Pero que me quedaba? Nada. Finalmente seguí diciendo:
-Me gustaría que pudierais ver a Tomy, estos últimos meses ha crecido mucho. Se graduó en la escuela elemental hace dos años. Ahora entrena para convertirse en un buen luchador y poder pelear por su país. Sinceramente no deseo ese futuro para el. No le puedo imaginar matando a sangre fría. Pero, ¿Qué puedo hacer yo? Debo aconsejarle y ayudarle, pero no quiero controlar su vida como si fuera su mismo padre.
Bajé la mirada con tristeza. Les echaba de menos. A cada momento que seguía hablando me sentía más estúpido. Finalmente acabé:
-Debo irme. No tengo más tiempo para dedicaros esta mañana. Tengo mucho que hacer en el trabajo, sobre todo hoy. Padre, Madre… Adiós.
Antes de irme, hice una reverencia pronunciada mientras me retiraba. Salí de la habitación con paso silencioso y cerré la puerta. Detrás de mi, oí una respiración que me exaltó mínimamente. Me giré lentamente para no asustar a quien estuviera tras mí. Era Tomy. Se había despertado.
Sonreí a mi hermano pequeño mientras le acariciaba el pelo enmarañado, y le dije:
-Siento haberte despertado pequeñajo. Anda, vuelve a la cama y descansa un poco más, es muy temprano.
Tomy, apenas podía abrir los ojos a causa del cansancio. Al verle, me recordó a mi madre. Ella, también era muy dormilona y siempre que se levantaba tenía cara de sueño que se le iba quitando con el avance de la mañana. Mi hermano se parecía mucho a ella: los mismos ojos, el mismo pelo, mismo carácter.... Muy a menudo me parecía ver reflejado el rostro de ella cuando quedaba mirándole a el largo rato.
Tomy bostezó largamente. Después dijo mientras me miraba con los ojos entrecerrados:
-¿A que hora volverás hoy Jack?
-Estaré aquí para la hora de comer, y la tarde la pasaremos juntos. Tú decides lo que hacemos. Ahora, anda, vuelve a la cama, yo tengo que ir a trabajar
Me dedico una pequeña sonrisa antes de dirigirse hacia las escaleras, y subirlas vagamente. Me quedé quieto hasta que oí como se cerraba la puerta, después, salí de casa.

por Invitado Sáb Mayo 09, 2009 12:54 am

PARTE 2-

Esta historia se desarrolla en un planeta llamado Tierra, año 2529. La capa de ozono fue destruida más de tres siglos atrás, pero para entonces ya se había desarrollado una habilidad para reemplazarla. A esa habilidad la llamamos “Magia”.
La magia es el poder unido de nuestra mente y nuestra alma. Antiguamente únicamente podíamos usar el 10% de la mente, desperdiciando el restante 90%. Pero con el paso del tiempo fuimos evolucionando y aprendiendo a controlarla mejor. Hoy en día cualquier persona es capaz de usar el 40% de su poder mental, y hay gente que puede llegar a usar hasta un 70%.
La mente es la que produce la magia, (el PODER hacer algo), pero el alma, produce el efecto. No todas las almas son capaces de crear el mismo efecto, según su composición puede ser de un elemento u otro. Hay 9 elementos:
Fuego, agua, hielo, relámpago, roca, tierra, viento, luz y oscuridad.
Al aparecer la magia y los elementos, el planeta dejó de dividirse en continentes, y pasó a dividirse en países elementales. En cada país reinaba la persona con mayor poder mental y mágico.
Claro que, la magia no trajo consigo únicamente protección y facilidades, también trajo lo que el ser humano más ansía. Poder. El ansia de conseguir más poder.
Hubo países elementales que no tuvieron problemas, pero, en cambio, otros sí que los tuvieron. Desearon más prestigio, que su elemento sobresaliera de los otros, y al ser un país más poderoso, reclamaron más terreno.
El fuego era el principal y más poderoso de estos, pero junto al el estaban:
El país del hielo, del relámpago y de la roca. Al no conseguir más territorio, decidieron exterminar a los demás países elementales que eran:
El país de la luz, del viento, de la tierra, del agua, y de la oscuridad.
Ahora os explicare la situación de los diferentes países elementales:
En América del norte, estaba el país elemental del fuego. Conocido por su agresividad y poder militar. El país del fuego imponía respeto en los demás países, incluso en sus contrarios.
En América del sur, el país elemental del viento. El único país que no temía a su oponente mayor, el del fuego. Se enfrentaban a ellos y les plantaban cara. Era el segundo país con el ejército más imponente, quedando tremendamente cerca del ejército ígneo.
En África gobernaban el país elemental del relámpago y el de la luz.
El país elemental del relámpago no era más que un vasallo y sirviente del país del fuego. Tal era su temor a este que, aunque sus ideales eran distintos, se veían obligados a seguirle en su trabajo militar. Se adaptaban a las leyes ígneas y a las decisiones de dicho país.

En cambio, el país elemental de la luz, aunque también temía enormemente al fuego, su sabiduría y pensamiento les negaba la posibilidad de unirse a dicho país. Eran más independientes que los del rayo, aunque tremendamente poco, lo justo como para ser capaces de plantarle cara al fuego mínimamente. Aunque nuca buscarían un conflicto directo con el, siempre pedirían ayuda a otro país elemental aliado. El país de la luz es conocido por la gran sabiduría de sus elementales y por su poder característico.

En Oceanía gobernaba el país elemental del agua.

El país del agua no temía al del fuego, pero tampoco le plantaba cara. Era un país pacífico en el que sus habitantes se negaban a formar parte de la lucha, pero al tener que elegir un bando, se decantaron por aquellos que no buscaban más que el simple equilibrio de terrenos. Su ejército es tremendamente pequeño y poco activo. Aún así, el país del fuego les teme, pues son el elemento al que son débiles sus luchadores.
En Asia gobernaban los países elementales de la tierra y la roca.

El país elemental de la tierra también es pacifista, aunque no hasta un extremo tan grande como el acuático. Sus elementales están especialitos en la magia curativa y defensiva, mucho menos en la atacante. No son nada ambiciosos lo que les ha llevado a estar en el mismo bando que el agua y los demás países defensores.

El país de la roca, en cambio, era de los más ambiciosos junto al del fuego. Le seguía como país aliado más poderoso, siempre habían actuado juntamente de manera que fuer muy difícil vencerles a los dos juntos. Son reconocidos por su fuerza y su resistencia, aunque su magia es bastante decadente comparada con la de los otros países.
Y por ultimo, en Europa gobernaban los países del hielo y de la oscuridad.

El país del hielo no era alguien ambicioso que buscara más territorio y cosas parecidas. Era un país al que no le importaba nada. Solo buscaba la manera de volverse más poderoso. La manera de no sucumbir ante un país que es evidentemente superior al suyo. No tienen principios, y su personalidad aún está por descubrir pues se han mostrado de diferentes maneras dependiendo de la situación.

El país de la oscuridad se parece en algunos aspectos al del hielo. No es pacifista ni ambicioso tampoco, es más bien modesto. Le agrada la tranquilidad, cosa que no significa que no lo haga la lucha. Le gustan los retos, por lo que estar de parte de los países más poderosos no está en una de sus preferencias. Además, nunca se ha llevado bien con los elementales de fuego. No les temen, más bien les detestan. Los elementales de fuego son hiperactivos por lo que destruyen la tranquilidad que desea el país de la oscuridad. Esa es una de las razones más importantes que hacen al país de la oscuridad enfrentarse al país del fuego y a sus aliados. Los elementales de oscuridad son tranquilos, poco sociables, a veces fríos, o también cálidos, depende de co que persona y cual sea su parentesco.
(He puesto los nombres de los continentes actuales para que os hagáis una idea de donde es)
Bien, ahora sigamos con la historia de nuestro protagonista. Jack, se encuentra en Darknia, capital del país de la oscuridad.

por Mise Shuseki Vie Oct 02, 2009 10:25 pm

El capítulo de introducción es muy digno de mención. Veamos como sigue la cosa :=)

por Hokori Yoruko Sáb Oct 03, 2009 8:34 am

Este hombre no sigue por aquí creo yo xDD una lástima la verdad pero weno a ver si vuelve el muchacho ^^

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