Neg.v2 - Mansión Suzuhara, visitando a un amigo.

[OFF] Post cortito, pero tampoco tenía mucho que decir. Podría haber sido más detallado en las descripciones de la mansión y del mayordomo, pero eso creo que debería ser cosa tuya, Sakurai.
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VIENE DE AQUÍ

Hacía bastante tiempo que no visitaba aquella imponente mansión. No era de las más lujosas y amplias del Seireitei, pero sí de las más hermosas. Frente a Kato, se imponía una majestuosa puerta, tras la que esperaba a ser atendido.

Con recelo, las hojas se abrieron y unos ojos ávidos observaron al shinigami de abajo a arriba. Kato advirtió tensión sobre aquellos desconocida mirada cuando reparó en el haori blanco de Capitán, pero ésta se disipó una vez que sus facciones familiares lo delataron. Su piel oscura y sus ojos dorados tranquilizaron al mayordomo jefe de los Suzuhara, y su sonrisa inspiró otra en aquel viejo sirviente.

— Me gustaría pasar y visitar a mi querido amigo Suzuhara Sakurai, si es tan amable. — introdujo, una vez las puertas se abrieron un poco más, lo suficiente para no ser descortés y poder mantener una conversación. — Soy Shihōin Kato, y vengo aquí en calidad de amigo de la familia. — No podía ser muy explícito, pues se movía por terrenos farragosos, entre la legalidad y la ilegalidad. — No me importa dejar el haori en la entrada.

La sonrisa del mayordomo se amplió, al leer entre líneas el mensaje de Kato. Abrió las puertas de par en par, y con un ademán, hizo pasar al shinigami. Cerró rápidamente las puertas y se dirigió a Kato, con las manos entrecruzadas y en una reverencia.

— Un Shihōin siempre es bien recibido en esta Casa, mi señor. — dijo, con tono célebre y amable.

Manteniéndose siempre dos pasos por detrás de él, como marca el protocolo, Kato siguió al mayordomo por los jardines de la Mansión, hasta el edificio principal. En la entrada, se despidió de él con otra reverencia y fue a buscar a sus señores.

Aunque siempre había odiado los privilegios que su condición noble le traía, por encontrarlos arcaicos y sinsentido, en aquel momento se alegraba de poder hacer acopio de ellos. Kato sabía que el honor era otra banalidad de la psique noble, que de honorables guerreros estaban repletos los cementerios. Sus principios no significaban nada, si abandonándolos por un instante podía salvaguardar el bienestar de uno de sus mejores amigos.

Cruzó sus brazos a la espalda, y aguardó paciente para ver quién lo recibía. No sabía si Sakurai se encontraría ahí, pero al menos querría hablar con algún familiar directo y comunicarle sus intenciones. La situación era cada vez más tensa, y eso, poco a poco, fue manifestándose en la faz del Capitán.