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Chimamire Natsuki
Kawasumi Hotaru
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Mensaje por Kawasumi Hotaru Vie Nov 19, 2010 9:31 am

En la oscuridad había alguien. Podía sentir su mirada incluso en la ausencia total de luz. El olor de la sangre, tan conocido, le produjo náuseas. "Hasta hace un momento se oían gritos". Los pies de Kaede no levantaron más sonido que un rumor sordo cuando avanzó a lo largo de las hileras de cajas que apenas sí dejaban sitio en el almacén. Se agazapó, sin respirar siquiera, al escuchar un ruído al otro lado de la entrada que comunicaba con el edificio. ¿Qué era aquello? "Jadeos".
Una franja de luz blanquecina se proyectó sobre el entarimado cuando la chirriante puerta de madera se entornó.

-¡Gensai-san!- olvidando el sigilo, salió de su escondite y corrió hasta el hombre que ahora se desplomaba entre sus brazos.- ¡Gensai-san, está herido! ¿Quién fue? Tenemos que sacarlo de aquí. ¡Otani, Aizawa! ¿Por qué estos inútiles no vienen? ¡Ota...!

-Ellos no... están muertos- el dolor le estranguló la voz.-Todos... están todos muertos. Mi fa... mi familia...

-¿Todos?- Kaede tragó saliva y miró al comerciante, que respiraba entre los dientes con dificultad. Una vibrante y turbia pátina le había recubierto los ojos. "Mierda, se va a morir". Apretó con fuerza uno de sus hombros, y con más dureza de la deseada, le insistió -¿Quién ha sido? ¿Quién le ha hecho ésto?- era la única cosa que le importaba ahora, pero el cuerpo tembloroso que sostenía consumía las fuerzas que le restaban para seguir respirando un poco más, incapaz de darle respuesta. "Hijos de puta... No nos hemos dado cuenta hasta que era demasiado tarde. Pero, ¿cómo? Habíamos asegurado todos los accesos, ¿cómo diablos han entrado esos malnacidos?".
A sus espaldas, una caja se estrelló contra el suelo, dejando expuesto su contenido a la penumbra de la sala. Kaede dejó al hombre tumbado en el suelo, se puso en pie y desenfundó el arma, tratando de distinguir entre las sombras la de aquél que acechaba bien oculto. -¡Descúbrete, rata! Vas a pagar por lo que tú y tus compañeros habéis hecho.

El tacto de la empuñadura de su katana mitigaba la ansiedad que sentía. Era un guerrero, lo había sido por muchos años, y no temía a la muerte. No obstante no moriría con calma si era incapaz de vengar a su patrón y a sus compañeros. Por ese motivo no se iría de ese mundo antes de llevarse a un par con él.
Tensó los músculos, en guardia, pero nada se movía. Con la mirada fija en el fondo de la habitación, aguardó. Un minuto, dos, inmóvil. Comenzaba a impacientarse cuando un bulto del tamaño de un melón fue a impactar contra él. A duras penas lo esquivó, y quedó mudo al ver de qué se trataba. "A... Abe-kun...". No. Era su cabeza amputada del cuerpo.
Asqueado, retrocedió un paso, pero alguien abría entonces la otra puerta, la que daba al terreno trasero de la casa. Vió una silueta que se escurría hacia el exterior, y no dudó en seguirlo de inmediato. Fuera, el aire tenía el frío del invierno, y una espesa bruma impedía ver qué se encontraba más allá de tres metros.

-¡Sal, muéstrame tu maldita cara para que pueda partírtela en dos! ¿Sólo te atreves a atacar por la espalda o qué? ¡Cobarde!- rugió, rabioso, y con impotencia trataba de cortar toda forma que medio se vislumbrara entre la niebla, pero su filo nunca alcanzaba carne. "Es inútil... no veo nada. ¡Maldita sea, se van a escapar!". ¿Pero qué podía hacer él sino perseguirlos? Entonces recordó las palabras de Gensai, claramente preocupado por su familia, y supo que debía asegurarse de que tanto su mujer como sus hijos siguiesen con vida y, de ser así, llevárselos de aquel lugar lo antes posible. Envainó la katana, pues ya no percibía la presencia de nadie acechándole. "El cuerpo de Gensai-san... debo recuperarlo. Mañana... mañana los del resto, pero primero he de sacar el suyo de ahí".
Apretó los puños a ambos costados del cuerpo y se dirigió con decisión de vuelta a la casa, alerta, aunque lo más seguro era que se encontrase solo. Pero de ningún modo se habría esperado lo que sucedería a continuación, lo que vendría después de aquel extraño siseo que se oía entre la densa niebla.

Aquella madrugada, en el distrito que numeraban con el cincuenta y siete, muchos juraron haber escuchado una horrible explosión proviniente del bosque, pero no fue hasta la salida del sol que alguien fue a investigar lo sucedido...

----
Apenas era mediodía cuando aquella shinigami, de cabello blanco y revuelto, atravesaba el bosque en dirección a la misión que le habían asignado. Ignoraba si mandarían a alguien más, aunque si le ayudaba a terminar pronto con aquello sería bienvenido.

-Joder, es que, ¿a quién se le ocurre mandarme aquí sin haberme dejado comer antes? Encima hoy había estofado de carne...


Además, no sabía muy bien cómo tratar aquel caso. Hacía meses que comenzaron a atacar a comerciantes, pero lejos de llevarse el dinero de éstos, los asesinaban y destruían sus pertenencias. Como mucho, a veces se llevaban sus mercancías, pero el robo no parecía ser el motivo de aquello. Quizá fuese algun ajuste de cuentas, pero no parecía existir algo que uniera a todas las víctimas en su totalidad. La última había sido Yamada Gensai, un próspero proveedor de pólvora. Acabaron con él y con sus hombres por la noche, y después hicieron volar su casa con la pólvora que tenía guardada en su almacén. Sólo había sobrevivido uno de sus guardias personales, que precisamente era el testigo con el que iba a reunirse.
Con pocas ganas pero sin más remedio, apretó el paso hacia la escena del crímen, donde le esperaría aquel hombre, deseando que aquel caso no fuera uno de aquellos que la harían recorrerse medio Rukongai durante días.

---
[Off Rol]: Si alguien quiere entrar, adelante, sino ya ruleo yo sola xD nu pasa ná.
La acción tendrá lugar 6 años antes de la época actual, por si influye en la situación que tenía entonces el pj del que le apetezca participar.


Última edición por Kawasumi Hotaru el Mar Jul 24, 2012 6:27 am, editado 1 vez
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Mensaje por Chimamire Natsuki Vie Jul 20, 2012 1:14 pm

Escuchaba atentamente las explicaciones e indicaciones de su Capitán, grabando estos datos a fuego en su mente.

-¿Alguna pregunta?- consultó Izuke Raito, el joven al mando del Segundo Escuadrón.

-¿He de considerarlo como una operación especial?- preguntó Natsuki, acercando un ápice su rostro hacia él, haciendo saber que connotaciones llevaba esa pregunta.

El Capitán dudó un instante - No se sabe aún, pero toma las precauciones pertinentes para ello. Hay algo extraño en todo esto.

Asintió con firmeza, mostrando que ya tenía todo claro. Dedicó un formal saludo antes de ver marchar a Raito, el cual se quedó observando escasos segundos antes de ir a cumplir la misión encomendada.

Tomó todo lo necesario y se puso el uniforme pertinente para la misión especial. Afirmó su Zanpakutou a su pierna y la katana a su espalda, y fue a paso firme hacia el punto de reunión marcado en el mapa, allí estarían los designados en esta empresa.

Al llegar, observó a varios shinigamis, aunque le llamó especialmente la atención una joven de cabellos albinos.

"Me recuerda a madre en sus horas tempranas" Sonrió para sí, antes de acercarse de esa manera que solía irritar a la gente en ocasiones: rápida y silenciosamente.

-¿Soy la última en llegar?- su mirada saltó de uno a otro, hasta detenerse en la joven que destacaba para ella.
Chimamire Natsuki
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Mensaje por Sarevilo Hoshimoto Sáb Jul 21, 2012 8:01 am

Hoshimoto se encontraba un poco enojado, junto con los demás shinigamis cerca del lugar de encuentro de la misión. Con el seño fruncido, se cruzaba de brazos y comenzaba a lamentarse de su curiosidad. En su mente, hacía memoria de lo que había sufrido esa misma mañana...

''Estaba amaneciendo, y el joven shinigami recién terminaba su ciclo de entrenamientos nocturnos. A causa del cansancio, se dirigió al rukongai con paso apresurado, para buscar un lugar donde comer. Él prefería las tabernas y los puestos de comida de por allí porque podía pasar desapercibido entre la gente.
Estirando su columna apoyando el puño sobre su espalda, se puso erecto para apaciguar un poco el dolor de sus músculos. Y a la distancia divisó una choza bastante arruinada con un gastado cartel en una de sus puertas, en el que decía ''Hoy, carne asada''.
Ahora su cuerpo sentía un gran alivio, por lo que se apresuró para llegar hasta la pequeña vivienda. Corriendo las pequeñas cortinas que separaban el interior del exterior de la casucha, Hoshimoto entró pero, para su sorpresa, no había nadie dentro. Extrañado, se dirigió hacia la barra, esperando a que alguien lo atendiera. Pero nadie vino y, luego de unos quince minutos de espera, su estómago lo obligó a salir en busca de otro lugar en donde comer. Sin embargo, cuando ya estaba justo enfrente de la puerta, un asustadizo hombre se asomó por sobre la sucia barra temblando. Este, al distinguir al shinigami, se paró de un salto y comenzó a sacar un plato y un vaso.
-Es raro ver a un shinigami por aquí- Exclamó mientras le pasaba un trapo al vaso que recién había sacado.
-Lo que es raro es encontrar una cantina vacía cuando hay carne para comer- Respondió Hoshimoto al darse vuelta y ver al escuálido cantinero. Acción siguiente, se acercó a la barra y se sentó en una de las sillas, en frente del hombre.
-Tienen miedo- Dijo este, sirviendo un pequeño pero apetitoso trozo de carne asada en el plato del shinigami. -Tienen miedo por los rumores de esos asesinatos que estuvieron ocurriendo a varios mercaderes por la zona- Al decir esto, el shinigami sacó toda la atención que tenía en el plato para posarla en el hombre, con cara extrañada.
-¿Pero son solo rumores no?-
-Eso es solo un decir. Uno de los mercaderes de los que se habla era un buen cliente de aquí. Pero no ha aparecido por un cierto tiempo, por eso yo también tengo miedo- Contestó el cantinero extendiendo la mano para recibir el pago de Hoshimoto. Este, luego de hacer una pausa pensante, se paró con decisión y le dio el dinero al cantinero.
-Guárdame el plato, en un segundo confirmo los rumores y vuelvo- Dijo el shinigami que se despidió con un gesto de la mano y salió de la habitación corriendo con tanta velocidad que hizo desplazarse varias mesas del lugar.

A ese ritmo, en poco tiempo estuvo justo en frente de su escuadrón. En donde ingresó ya más calmado, hasta llegar al despacho de su capitana. Al entrar, en la habitación, ella se encontraba sola, mirando por la ventana. Con una apariencia de desánimo extraña en ella.
-¡Buenos días Valeria-Taicho, aquí Sarevilo Hoshimoto presentándose para consultar una duda!- Dijo arrodillándose sobre la pierna derecha. Haciendo una reverencia a su capitana. La cual respondió con un gesto de la mano señalándole que se acerque, sumado a una alegre sonrisa que hizo a la capitana recobrar su amable y pura aura natural. -Valeria-Taicho, escuché algunos rumores sobre asesinatos ocurridos a varios mercaderes en el rukongai. ¿Son ciertos?- Preguntó el shinigami volviendo a hacer una reverencia luego de acercarse a su capitana. Entonces, el rostro de ella se iluminó con una expresión de satisfacción y contestó sumamente alegre.
-Justamente necesitaba a un shinigami para que se encuentre con el testigo de uno de los ataques. Era uno de los guardias del mercader, y los estará esperando en el Rukongai, cerca del lugar de los hechos- A lo que Hoshimoto la miró con una extrañada mirada.
-Con todo respeto capitana. Pero... ¿''Nos'' estará esperando?-
-Ah, si, se me olvidaba.- Contestó ella con una expresión de suma inocencia, mientras inclinaba su sonriente rostro hacia un costado. -Habrán shinigamis de varios escuadrones en la misión. Y cómo no va a tomar parte el escuadrón encargado de la justicia de la sociedad de almas. ¿No lo crees así?- Preguntó la capitana con un tono ahora más de orgullo.
-¡Por supuesto Valeria-Taicho!- Respondió el shinigami. -Con gusto tomaré la misión. A qué hora debo presentarme, para preparar mis cosas- Preguntó luego, intentando terminar la conversación para poder probar el almuerzo que le esperaba.
La capitana entonces, esbozó una leve sonrisa. -Si no te das prisa, llegarás tarde al encuentro. Ya que estaba fijado para dentro de diez minutos- Luego de decir esto, Hoshimoto se levantó apresuradamente y miró a su superior, extrañado.
-Pe-Pero...- Pero, al ver el rostro alegre y dispuesto de su capitana, le pareció imposible el decepcionarla.
-S-Si capitana, ya mismo parto hacia el lugar...- Soltó Hoshimoto con desanimo, antes de salir de la sala.''


Ahora el shinigami seguía cruzado de brazos, recordando frustrado esa mañana. ''Ni siquiera tuve tiempo de comer'' pensaba. ''Aunque, por lo menos, llegué a tiempo para la misión'' se consolaba, ya que solo se encontraba él y una shinigami del tercer escuadrón.
Pero no fue así por mucho tiempo. Ya que, sin previo aviso, apareció una joven shinigami un tanto animada que no tardó en llamar la atención preguntando si era la última en llegar, mientras posaba sus ojos en la otra shinigami.
Esto hizo a Hoshimoto resguardar su cansancio y frustración para sí, mientras esbozó una sonrisa en su rostro y se dirigió a esa alegre shinigami.
-Por ahora si; pero debe estar llegando más gente. No podemos ser los únicos ¿O si?-


Última edición por Sarevilo Hoshimoto el Lun Jul 30, 2012 10:26 am, editado 6 veces
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Mensaje por Shihōin Katō Dom Jul 22, 2012 2:40 pm

Hacía ahora una semana que uno de sus experimentos le había explotado en la cara. Literalmente. Habían pasado días de dolorosas e incómodas curas pero aún lucía un vendaje extenso en su cabeza. Al fin su faz comenzaba a tomar el color oscuro de otrora y sus cabellos y vello facial volvía a crecer, gracias a las portentosas manos de su amigo Aoki y la eficacia de su kido curativo.

Tragó hondo y con dificultad antes de tocar el portón que lo separaba de Karaiko-sama, su mentor y superior. Era la primera vez que lo veía tras el fallido ensayo y no sabía muy bien cómo iba a reaccionar el Capitán. De hecho no conocía a nadie que pudiera predecir el comportamiento de éste, siquiera. Golpeó la madera con sus nudillos en un gesto protocolario, pero pasó sin esperar respuesta pues estaba bastante seguro de que ya había notado su presencia.

— ¿Quería verme? — preguntó, mientras se inclinaba en un sutil saludo.

— Claro. — contestó toscamente mientras soltaba el pergamino que tenía entre manos. — Te he adjudicado una misión. Te vendrá bien un cambio de aires.

— Es-está bien. — replicó, sin saber muy bien qué decir. — ¿Aquí, en el Mundo Humano?

— Aquí, en el Rukongai, una investigación sobre asesinatos de comerciantes. — informó. — Te verás en este punto con un grupo de rasos. — añadió, acercándole un pequeño pergamino enrollado.

— De acuerdo. — “No entiendo, parece una misión de poca monta”, se aventuró a pensar. — No comprendo, Karaiko-sama, se supone que tengo que dirigir el grupo o algo así. No dispongo de ninguna información, no sé a quién se ha puesto a mis órdenes, no….

— No tendrás a nadie bajo tus órdenes. — cortó el Capitán. — Nadie está al mando, todos cooperaréis como iguales.

— Pero… — contestó Kato, dubitativo. — ¿Es esto algún tipo de castigo por lo de la semana pasada?

— Si así quieres verlo…

Fugazmente, una minúscula sonrisa maliciosa se dibujó en el sempiterno serio rostro del Capitán. No tardó en devolver su mirada y atención a sus quehaceres del escritorio, dando a entender al Teniente que no tenía nada más que añadir.

La realidad era más bien mixta. Si bien era verdad que Kato necesitaba alejarse de los laboratorios por un tiempo, la adjudicación de alguien con algo más de resolución en combate no fue azarosa. Todos los datos y todos lo que estuvieron analizando éstos, apuntaban hacia un posible riesgo en esta misión que podría parecer más bien inocua. La rareza de los hechos y la eficacia de los asesinos podría acarrear cierto peligro para los shinigamis. No estaba de más ser precavidos. Claro está, el Teniente también necesitaba una cura de humildad, por lo que obviar esta parte de la información le pareció al Capitán una manera perfecta de dar una lección a su pupilo.





**************


No sabía muy bien aún si por un acto desesperado de rebeldía o por pura vergüenza, pero aquella mañana había decidido no colocarse su insignia de Teniente. A simple vista podría pasar por un raso más y gracias a las vendas nadie podría reconocerlo. “A menos que haya alguien conocido”, se dijo, pensando en sus identificativos ojos. “Por favor, que no haya nadie conocido”.

Esas insignias doradas del Clan Shihoin eran casi lo único de su cabeza que no estaba envuelto en vendajes. Su nariz y boca estaban tapadas por éstos, y su voz sonaba rara, amortiguada, tras ellos. Su oreja izquierda aún seguía cubierta, aunque no así la derecha. En el resto de su testa, algunos mechones blancos se escapaban de entre los jirones de tela, pues ahí el vendaje sólo servía de sujeción al resto. Aparatoso, sin duda, pero le habían recomendado que no recibiera la luz del sol directamente si no quería que dejara marcas en su piel. En el obi del uniforme llevaba a Tora Raijin, quien había pasado los últimos siete días mofándose del estado de su rostro como si no hubiera mañana, aunque ahora parecía dormir.

El trozo de papel contenía casi tan poca información como la que él conocía de antemano. Ya había oído rumores de misteriosos asesinatos entre el gremio de los comerciantes, pero no le había dado mayor importancia porque podrían haber sido sólo eso, rumores sin ninguna base real. El escrito decía que debía encontrarse en un punto del Rukongai al medio día, pues les esperaba un testigo a entrevistar, el único hasta ahora vivo tras uno de los ataques, que se supiera.

Cuando llegó al lugar de encuentro, tres shinigamis esperaban ya allí. Resopló aliviado al comprobar que eran tres que no había visto en su vida. Con un vistazo rápido a los alrededores, comprobó que el testigo tampoco había llegado, así que supuso que había llegado a tiempo, para variar.

— ¡Buenas! — saludó a lo lejos, con un brazo en alto. — Soy Kato, shinigami del Quinto Escuadrón, y no sé muy bien qué hago aquí. — bromeó.

Esperaba que la falta de insignia de teniente y el uso de su nombre de pila sin más lograran hacerlo pasar por un raso más, aunque a estas alturas ya le daba igual. El aire fresco de aquella mañana le había alegrado el ánimo y se sentía con energías renovadas para ponerse manos a la obra.

— ¿En qué puedo ayudar?


Shihōin Katō
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Capitán Makoto
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Mensaje por Rafaeru Lun Jul 23, 2012 2:43 am

Esa mañana se levantó, hacía un buen día. Miró al cielo y abrió la ventana dejando que el cuarto se airease y que el viento trajese los aromas y el rocío de la mañana temprana. Se fue hacia el cuarto de baño, se aseó y lavó la cara, observó la pequeña cajita sellada que parecía unas gafas en miniatura.

-Hostia, las lentillas.- las miró con curiosidad y desenroscó las tapas de esa misteriosa cajita, hizo memoria de como le habían dicho que debía colocarlas. Se lavó las manos a conciencia y pensó unos instantes en como debía cogerlas, con la yema del dedo índice cogió una y llevó su dedo a la altura de sus ojos, observándola a trasluz. No parecía muy convencido de que eso iba a funcionar, pero igualmente con la otra mano se abrió el ojo y pestañeó un par de veces para que este lacrimase un poco, cuando creyó que estaba preparado depositó la lentilla en su ojo. Parecía un poco dolorosa y no pudo evitar quitarsela - joder se me olvido enjuagarlas- luego, no le resultaba tan molesto parpadeo varias veces al sentir ese objeto extraño en su pupila, pero se acostumbró enseguida. Repitió el proceso con la otra, aunque parecía costarle un poco más y su ojo se enrojeció levemente, debido a los intentos.
Una vez terminado probó estas nuevas lentes invisibles, arriba, abajo, hacia los lados. Miró con distintas perspectivas y podía notar como en algunos ángulos la pequeña membrana si hacía más notoria, pero al mirarse al espejo le gustó lo que veía, era un alivio en parte estar sin gafas, aunque una parte de sí se viese extraña al no tener ahora a estas tan antiguas compañeras.

-Creo que podría llegar a acostumbrarme a este invento.-se acomodó el pelo y posó de distintas maneras frente al espejo, acostumbrándose a este pequeño gran cambio. Se vistió y salió con la sensación de que se olvidaba de algo, pero ese algo ya no necesitaba sujeción pues ya formaba parte de sus ojos.
-¿Por qué se llamarán lentillas? es un nombre curioso...-dijo para sí de camino al rukongai. Se dirigía hacia el punto que le habían indicado en las órdenes, y se preguntaba por qué le habían mandado allí por unos aparentes simples asesinatos de comerciantes. Cuando llegó paseó la mirada entre los presentes, algunos tenían cara de preocupación, otros de indiferencia. Pero aún así, dirigió un cordial y respetuoso saludo a los presentes y se acercó para compartir información y ver cuales eran las nuevas órdenes.
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Mensaje por Kyuusei Yukihiro Lun Jul 23, 2012 4:51 am

Kyuusei repasó el contenido de su faltriquera una vez más antes de abandonar el Escuadrón. Aun siendo uno de esos shinigamis cuyas funciones consistían básicamente en el trabajo de oficina y mantener a salvo y en buen estado los archivos de la Sociedad de Almas, de vez en cuando se permitía compaginar sus tareas con otras más dinámicas. No le gustaba verse envuelto en peleas o asuntos demasiado turbios, por lo que normalmente cuando se adjudicaba alguna misión solía asegurarse de que esta no implicase que tuviera que desenfundar su zanpakutoh o hacer uso de la violencia. Por desgracia había muchos otros compañeros que preferían esos métodos.
Solía participar en los interrogatorios de civiles, confirmar la veracidad de documentos y, claro está, registrar todo el proceso y los nombres de quienes habían realizado el trabajo. Algunos podrían considerar que era algo insignificante, pero a él le servía para despejar la mente tras días de encierro en la biblioteca e interactuar con el exterior.

Había calculado el tiempo que le llevaría llegar hasta el distrito en cuestión para poder tomarse con calma el paseo y pensar un poco sobre la misión. En un principio casi la había descartado al ver la palabra "asesinatos" en el informe, pero al ver que todas las muertes habían sido de comerciantes no pudo evitar sentir curiosidad. Su tío había llevado una tienda de antigüedades y él solía ayudarle antes de ingresar en la Academia de Artes Espirituales, por lo que conocía cómo funcionaba aquel mundo, al menos en los distritos más o menos prósperos del Rukongai. Le costaba creer que alguien pudiera tener algo en contra de personas trabajadoras, pues ¡ni siquiera se habían llevado la mercancía!

"Algo no va bien si comienzan a involucrar a personas normales. Espero que el Gotei no haya tardado demasiado en tomar cartas en el asunto" pensó, alzando el rostro para observar el viento agitando las ramas y cómo el sol esparcía sus rayos entre las hojas.
Aunque asuntos como aquel no parecieran importantes, sí lo era mantener cierto orden entre los Plus, que la gente corriente pudiera disfrutar de una vida medianamente tranquila. No era tan inocente como para creer que era así en todos lados, pero estaba convencido de que había que hacer lo posible para que el resto de Distritos fueran totalmente diferentes del Inuzuri y otros barrios marginales.

Llegó temprano a la zona donde se suponía que iba a reunirse con el resto de compañeros, pero algo le hizo detenerse y fruncir el ceño con expresión molesta. Había una única figura de pie, ajena a ser observada. La luz del mediodía arrancaba destellos dorados de su cabellera rizada.
Era aquella mujer del Tercer Escuadrón, Kawasumi Hotaru, que curiosamente había entablado amistad con Tōru Soryu, el kōhai de Yuki, aunque sería más acertado decir que se aprovechaba de la buena fe y sumisión del joven shinigami siempre que podía. El chico era demasiado ingenuo y bondadoso como para darse cuenta de que la compañía de aquella mujer no le convenía en absoluto. Por su parte Yukihiro prefería no tener nada que ver con alguien así.

Estuvo a punto de marcharse, pero decidió esperar alejado por si llegaba alguien más. No tardaron en aparecer otros cuatro shinigamis, que no le resultaban especialmente familiares. Suspiró y tomó conciencia de que la mañana podría no resultar tan tranquila como había previsto en un inicio, antes de dirigirse hacia sus compañeros.
Ya preparado, relajó la expresión de su rostro y entrenó una sonrisa cordial, pero al parecer las sorpresas desagradables no habían hecho más que empezar.

Al costado izquierdo de su cintura, prendida del obi, Satsujinki comenzó a retorcerse con ansiedad. La zanpakutoh se estremecía como queriendo escapar de su guarda, produciendo un chirrido metálico y áspero cada vez que la hoja se deslizaba unos centímetros de la funda y volvía a ser tragada por esta, combatiendo contra las fuerzas que la mantenían sellada. Una oleada de emociones primarias golpearon al shinigami de ojos azules y lo aturdieron, confundiendo sus propios pensamientos con los del espíritu de su arma.
"Qué olor tan dulce... Suéltame, Yuki. Déjame ir... Quiero arrancar la piel de su mejilla con los dientes. Por favor, Yuki, lo necesito. Me estoy volviendo loco con solo oler su perfume. Déjame ir y te compensaré. No sabes lo hambriento que estoy..."
Cerró los ojos con fuerza, mareado, y cuando los volvió a abrir, vio que un líquido denso y negro como el alquitrán se escurría desde el pequeño pedazo de hoja desenfundada, se extendía por el suelo cual culebra y acechaba los tobillos de una de las shinigamis. Rápidamente, presintiendo el peligro, aferró la empuñadura de la katana con firmeza y la enterró en su vaina con brusquedad. La sustancia oscura se disolvió como si estuviera hecha de humo negro y desapareció.

No entendía qué demonios había pasado. Parpadeó, pálido y cubierto por un sudor frío y pegajoso, buscando el rostro al que pertenecían aquellos pies a los que Satsujinki había querido atacar. Se encontró con unas facciones agradables pero desconocidas. ¿Qué pasaba con esa chica a la que no conocía en absoluto para que su zanpakutoh hubiera reaccionado de aquel modo?

Fingiendo que no había sucedido nada, terminó de acercarse al grupo y los saludó de manera formal, notándose la lengua pesada. Evitó mirar diractamente a la joven de cabellos negros.

Kyuusei Yukihiro, del Octavo Escuadrón. Yoroshiku.


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OFF: Luego postea Hotaru y ya empezamos la misión.
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Mensaje por Kawasumi Hotaru Mar Jul 24, 2012 6:11 am

Se levantó tras unas pocas horas de dar vueltas en la cama, en una oscuridad que le había transportado a visiones de cabezas rebanadas de ojos vacíos, a sueños vagos y sombríos en los que el perseguido era él. Al incorporarse notó el cuerpo como plomo, y le dolían los músculos como si la tarde anterior los hubiera sometido a un duro entrenamiento. Mientras iba vistiéndose trataba de no recordar lo sucedido aquella noche ni pensar en qué haría de ahora en adelante con su vida. Había servido por muchos años al señor Yamada como para considerarlo un trabajo sin más.
Sin prisas, pues todavía era temprano, se anudó los cordones de las sandalias alrededor de los tobillos cubiertos por la tela negra de sus medias, sujetó la katana al obi tras comprobar el estado de la hoja y recogió el haori gris perla que le había prestado su cuñado. Las manañas del Distrito Suiseki solían ser frías como la salpicadura de agua helada contra el rostro.
Poco después, con mucho sigilo para no despertar a su hermana y sobrinos, tomó una ciruela que le endulzara el camino y salió de la casa por la puerta de atrás, para disminuír las posibilidades de que alguien de la familia le oyera.

La casa en la que su patrón y compañeros perdieran la vida había ocupado una modesta parcela de tierra, situada al borde de una plataforma arbolada desde donde se podía divisar el campo que se extendía entre ellos y el barrio poblado de edificios de madera. Había sido un lugar tranquilo al que, amo, familia y trabajadores, solían trasladarse en esa época del año. Un lugar hacia donde, inconscientemente, sus pasos tendieron a llevarle, encontrándose de improviso ante la edificación destruída por la explosión.
Tomó asiento sobre la hierba y resposó la espalda contra la corteza arrugada de un gran tronco, desatando su katana del obi. Era una buena arma, hecha a medida para él, que había recibido del señor Gensai tras dos décadas a su servicio. La saya y el trenzado de la empuñadura eran negros, como correspondía a su oficio, y la tsuba había sido forjada con los restos de la espada del padre de Kaede, que había resultado destruída varios años atrás. Creía que ese generoso gesto decía mucho sobre la clase de persona que había sido su jefe.

Era un buen hombre— suspiró—. ¿Por qué alguien iba a querer hacerle algo como eso?

Flexionó las piernas y las apretó contra su pecho, abrazándose las rodillas. Encontraba levemente reconfortante el peso de la katana contra su hombro, contemplando melancólicamente las ruinas de lo que había sido una vida próspera y con pocas complicaciones. El agotamiento se apoderó de sus facciones, y su corazón no dejaba de preguntarse por qué, cuando todo parecía ir perfecto, debía enfrentarse a ese tipo de situación.
Enterró la cabeza entre sus brazos, hasta que algunas horas después un crujido entre las ramas que cubrían el sendero llegó a sus oídos. Alzó la cabeza con rigidez; su corazón latía velozmente.

Kaede asestó una mirada cautelosa al grupo que venía acercándose en su dirección. Cuando distinguió el uniforme de los shinigamis se puso en pie, sacudiéndose el hakama de hojas secas y tierra. El haori, que colgaba de sus hombros, se agitó con un suave golpe de brisa.

Shinigami-san— les saludó, apenas esbozando una reverencia, algo tenso a simple vista—. Soy Kaede, trabajaba para el señor Yamada Gensai— pasó la mirada entre ellos tratando, quizá, de distinguir a quien estuviera al mando— ¿Cómo puedo ayudarles a atrapar al responsable?

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OFF: Podéis ir posteando en orden y hacerle las preguntas que queráis.

Imagen de Kaede:

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Mensaje por Chimamire Natsuki Jue Jul 26, 2012 5:46 am

Iban llegando como las gotas del rocío temprano, que acarician poco a poco los cristales para anunciar que el amanecer se aproxima.

Aunque no creía conocer a nadie personalmente, podía reconocer algunas caras. Fue saludando con un suave movimiento de cabeza a medida que se iban acercando.

Por el rabillo del ojo captó como alguien decidía quedarse a cierta distancia durante un breve periodo de tiempo, al acercarse este al grupo, Natsuki detectó una alteración de su reiatsu, como si algo lo hubiese puesto incómodo y nervioso. Sintió como la energía de Hitomihyaku se perturbaba y levantaba su guardia, haciendo que el wakizashi se desenvainase un ápice, dejando salir unas minúsculas arañas que tejieron con rapidez cubriendo toda la guarda de una telaraña cristalina, cuando el trabajo estuvo hecho volvieron dentro como si nada hubiese pasado.

"Dile a ese chico que controle a su pequeño y lo mantenga alejado de mi. Y más si quiere entrar en mi territorio. Mi Reino, mis normas. "¿Me oyes, jovencito? ¡Nada de movimientos rápidos en mi Reino!" -gritó como si pudiese lograr que el otro la escuchase- Qué atrevimiento... "

Cuando la shinigami desvió la mirada en esa dirección, lo hizo lo suficientemente rápido como para ver que una extraña maraña de oscuridad se aproximaba rápidamente hacia ella. se desvaneció al hacerse presente el sonoro "clack" de la empuñadura contra la saya.

Escuchó como se presentaba el muchacho de la extraña Zanpakutou y le clavó la mirada, debería tener una conversación con él más tarde con respecto a lo ocurrido, pero ahora debían centrarse en las órdenes.

Se pusieron en marcha y no mucho camino después encontraron al que parecía ser el único testigo superviviente del último asesinato.

Lo observó con detenimiento, parecía algo inseguro pero eso podría estar ligado a los hechos recientes que le costaba aún asimilar, así que no le dio demasiada importancia. Era un muchacho joven, al menos en apariencia.
Esperó unos segundos para ver si alguien se declaraba al mando. Como nadie lo hizo, supuso que todos habían venido como iguales, así que decidió ser ella la que comenzase la conversación.

Se adelantó un par de pasos y le dedicó un saludo respetuoso.

-Buenos días, Kaede. Soy Chimamire. Me gustaría que nos relatase si es posible lo ocurrido ayer, incluye todos los detalles que se te ocurran por insignificantes que puedan parecerte, podrían marcar la diferencia. -aunque conservaba su natural impasibilidad, su voz sonaba suave y tranquila, intentando provocar que el sujeto se mostrase más abierto y confiado- De antemano te pido disculpas, entiendo que no debe ser agradable para ti hablar de algo tan reciente. Pero es necesario. -asintió.

Desvió la mirada un momento hacia sus compañeros, mirando si alguno quería añadir alguna cosa o estaba en desacuerdo con lo dicho, luego volvió la mirada hacia Kaede esperando que comenzase el relato del suceso.

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Mensaje por Sarevilo Hoshimoto Mar Jul 31, 2012 7:30 am

Cuando quiso darse cuenta, más y más shinigamis llegaron al lugar uno tras otro. Algunos de ellos parecían simpáticos, mientras que otros parecían resguardar algún que otro secreto. Aunque eso no provocaba el más mínimo interés de Hoshimoto por ahora. Mientras que solo se limitaba a responder a cada uno de los llegados con una leve sonrisa acompañado de un ''Buenos días''.
Antes de llegar al lugar del encuentro, él pensaba que esta sería una misión más, sin complicaciones extremas ni nada en especial. Pero al ver la cantidad de shinigamis que se hacían presentes, no podía evitar preguntarse con qué se encontrarían. Ya que una gran parte del Gotei estaba tomando lugar en ella.

Sin embargo, al llegar al lugar de encuentro, se sorprendió por la amabilidad y plena disposición del testigo con el que debían hablar, el cual se presentó como Kaede. Sin embargo, bajo su apariencia tensa y rígida a causa del encuentro, parecía resguardar una gran tristeza; que se hacía notar a través de sus profundos y lastimeros ojos. Eso hizo a Hoshimoto comprender un poco los sentimientos del espadachín. Porque podía reconocer esa misma mirada de depresión e ira que él mismo portó durante mucho tiempo. Una mirada que demostraba un sentimiento de culpa y de debilidad.

La respuesta a la presentación de este hombre fue de parte de la shinigami del segundo escuadrón; que con suma firmeza, pero también gentileza, le pidió que relatara todo lo que recordaba de lo hechos. Acción que acompañó con una mirada hacia él y el resto de sus compañeros, esperando alguna acotación. En este momento, Hoshimoto esbozó una sonrisa con tintes de confianza y añadió a su compañera:
-Creo que todos lamentamos tu gran pérdida, pero trata de decirnos todo lo que puedas...- Tras lo cual, levantó su brazo derecho mientras que apoyó la mano izquierda sobre su bíceps, demostrando fuerza.
-¡Puedes quedarte tranquilo de que daremos nuestro mejor esfuerzo para dar con el culpable!- Dijo con gran convicción, tratando de darle algo de confianza al joven hombre.

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OFF: Lamento la tardanza del mensaje, pero ando con problemas de conexión y recién tuve Internet ayer por la noche. Pido mil disculpas.
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Mensaje por Shihōin Katō Mar Jul 31, 2012 11:31 am

La mañana había sido fría, pero el medio día se había despertado algo más cálido. Esto, junto a la las trazas de brisa matutina que aún restaban en el ambiente, arrojaban una agradable sensación sobre los rostros de los allí presentes. De todos, menos de uno, claro. Kato estaba ya harto de aquellos retalles que lo recubrían. Picaban, daban calor y molestaban a cada movimiento y mueca. Sólo la amenaza de quedar señalado de por vida hacía que llevara aún el vendaje, pero quizá acabara por arrancárselo si la misión se prolongaba más allá del ocaso.

Con la llegada del último shinigami el ambiente se enrareció por unos instantes. El Shihoin no habría sabido decir qué fue, pero habría jurado que entre el recién llegado, delgado y de cabellera añil, y la joven shinigami de corta y bruna melena, había pasado algo. Quizá se conocieran, quizá incluso alguna enemistad hubiera entre ellos, pero lo que estaba claro que durante un corto momento, la tensión se pudo palpar entre ellos. Kato no quiso prestar más atención a aquel hecho, pero no obvió ese dato en su mente. Quizá en un futuro, aquel recuerdo le resultara útil.

Tras la llegada del peliblanco, el único superviviente de la última matanza no se hizo esperar. Su pregunta había caído en el olvido, pues el grupo continuó la marcha por el sendero donde el tal Kaeda les dio encuentro. El hombre parecía algo rígido y reacio a conversar, hecho al fin y al cabo normal tras lo que le había tocado presenciar. Sin embargo, Kato pudo notar en su rostro la entrega del más leal de los trabajadores. Sus palabras no hicieron más que confirmar su arrojo, dispuesto a ayudar en lo que fuera, por encima de su propio bienestar, incluso.

— Mi pregunta quizá sea un poco más complicada. — comenzó, acercándose a él, después de que un par de sus compañeros intervinieran. Su voz sonaba apagada tras las vendas. — Pero podría ser muy importante, así que trata de hacer memoria: ¿recuerdas algo de la explosión? Aunque te parezca extraño, lo que sea… El color del estallido, el sonido que hizo. ¿Se ha encontrado el origen de ésta? ¿Algún… artefacto? ¿Algo? — interrogó, incansable. Kato se forzó a tomarse un respiro, pues comenzaba a divagar. — Creo que podría ser un dato importante. — incidió, tras la breve pausa. — Es clave saber a qué nos estamos enfrentando, opino, y que la explosión fuese producto de algún artefacto o que tuviera origen en alguna… energía espiritual podría ser determinante para ello. — concluyó.

Creía haber expresado bien su tesis, aunque quizá le habría venido bien un poco de simpleza y resumen a su explicación. Le costaba no irse por las ramas. Lo que sí había obviado a consciencia, en aras de no complicar más el interrogatorio, era el hecho de que, de tratarse de una explosión creada por un ser espiritual, ésta habría dejado rastros de su reiatsu y seguro que alguien en el Gotei 13 contaba con algún método para localizar e identificar esa energía espiritual. Incluso el Shihoin allí presente podría saber algo de explosiones. Al menos había vivido unas cuantas gracias al kido, “algunas más cerca de lo que habría preferido”, pensó, frotándose la venda del pómulo.
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Mensaje por Rafaeru Lun Ago 06, 2012 5:14 am

-Rafaeru se encontraba alrededor de el grupo de shinigamis , que se habia formado en aqueya zona. Estaba escuchando a los demas shinigamis , decian que habian asesinado ha varias personas pero no sabian porque -Joder por que en mis primeros dias en el escuadrón me habran enviado aqui ¿sera una misión de prueba
o quizas un asesinato hecho por espadas?-
Rafaeru no sabia ciertamente como y por que se habia probocado ese asesinato .estaba escuchando a un shinigami con la cabeza recubierta de vendas , aquel shinigami estaba interrogando a un hobre que parecia algo temeroso -tendra algo que ver en el asesinato quiza los asesino para que no abarcaran el comercio- se pregunto intentado descubrir al culpable queria saber en que podia ayudar ai si tenia alguna cosa especifica o algo
crucial que hacer. Vio al famoso shinigami kaede -kaede hay algo pendiente que hacer lo que sea ¡no puede dejar que el autor del crimen salga impune- dijo esperando la renpuesta de aquel shinigami de pelo verde zafiro
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Mensaje por Kyuusei Yukihiro Mar Ago 07, 2012 2:41 am

Todavía seguía percibiendo cierta rigidez en el ambiente, y aunque ahora guardase silencio, la excitación de Satsujinki no ayudaba precisamente a que pudiera relajarse, por lo que prefirió conservar las distancias con aquella shinigami que más tarde se identificó como Chimamire.
Aguardaron un poco más por si existiera la posibilidad de que se presentara otro rezagado a la reunión, pero no terminó por aparecer nadie. Aun así Yuki se asombró de que hubieran enviado hasta seis shinigamis para encargarse de aquel caso, teniendo en cuenta que el Gotei solía dedicarse de manera muy superficial a lo que ocurría en los distritos más humildes del Rukongai; si bien la visión que tenía del Seireitei no era especialmente negativa, no se hacía ilusiones de que las cosas hubiesen empezado a cambiar al respecto.

"Existe la posibilidad que alguno haya salido hace poco de la Academia y les hayan asignado este caso para que se hagan una idea de cómo trabajamos en el Rukongai", pensó, fijándose en los miembros aparentemente más jóvenes del grupo. "O que en su Escuadrón se los quieran quitar de encima un rato y estén aquí como castigo" se atrevió a considerar, esta vez dedicándole una mirada adusta a la shinigami de cabellos blancos y alborotados. ¡Y en qué mal momento se le ocurrió echar un vistazo en esa dirección!, pues sus ojos se toparon con los de Hotaru, que le observaba con el recelo de quien duda haber reconocido una cara. "Maldición".
El shinigami del Octavo Escuadrón se apresuró en aparentar que sólo estaba curioseando con quién le tocaba trabajar, fingiendo repentino interés por el hombre que llevaba gran parte del rostro vendado. Lo último que le apetecía era tener que entablar conversación con aquella bravucona del Tercero.

Por suerte la aparición del testigo disminuyó la posibilidad de una charla incómoda. Kaede, que así se llamaba, se mostraba colaborador a simple vista, algo de agradecer teniendo en cuenta su experiencia pasada en otros interrogatorios. Para nadie es un secreto que muchos Plus temen o incluso odian a los shinigamis, por lo que esta disposición a cooperar era de agradecer.
Yukihiro se apresuró en abrir la faltriquera y extraer un cuaderno de forma rectangular, que sostuvo en la mano con la que no escribía. En la esquina superior izquierda de este, entre los dedos pulgar e índice, apoyó un pequeño bote de tinta negra y preparó el pincel para transcribir la conversación. Por el momento no participaría activamente en el interrogatorio, pues necesitaba concentrarse para memorizar los datos e ir tomando nota al mismo tiempo que los demás hablaban.
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Mensaje por Kawasumi Hotaru Mar Ago 07, 2012 5:26 am

Kaede observó ligeramente asombrado a los dos shinigamis que se habían dirigido en primer lugar a él. Siempre había escuchado sobre los que vestían de negro que eran gente arrogante e insensible que trataban a los habitantes del Rukongai como basura, por lo que le sorprendía que se dirigieran a él con esa amabilidad y, en el caso del chico de ojos extraños, con una confianza fuera de lo común. No sabía bien cómo reaccionar a ese exceso de entusiasmo, pero agradecía que al menos entendieran que todo aquello por lo que estaba pasando no resultaba fácil, y que no se tomasen aquellas muertes como un par de cifras vacías más.

Salí ayer por la tarde y no volví hasta la hora de cenar, pero estaba todo tranquilo por la zona— comenzó a relatar, haciendo memoria— ; mi hermana y mis sobrinos viven en este Distrito. Como no esperaban nuestra llegada hasta el mes que viene, el jefe me dio permiso para hacerles una visita y avisarles de que ya nos habíamos instalado aquí— creyó conveniente aclarar, por si las dudas. Esperaba que su palabra fuera suficiente y no molestasen a sus parientes. Al único que le había contado sobre la muerte del Señor Gensai fue a su cuñado; no quería preocupar a su hermana hasta saber con certeza qué es lo que había ocurrido y se hubiera dado con el culpable—. La cena transcurrió con normalidad y el señor Yamada y su familia se fueron a dormir. Otani y Aizawa estaban dentro de la casa, Abe cuidaba el almacén, mientras que yo estaba fuera... Ah, ellos tres también trabajaban como guardaespaldas, no sé si lo sabían. Aizawa era el más reciente, apenas llevaba un año con nosotros.

Sólo pensar que había perdido a sus compañeros y a la gente que prometió proteger le hacía sentir furioso e impotente. Se quedó unos instantes con la mirada absorta en la empuñadura de su katana, antes de proseguir con la narración de los hechos.

En verdad que fue una noche muy normal, aunque apenas se veía con esa dichosa niebla. Sospeché que pasaba algo porque hacía un buen rato que debían relevarme y no venía nadie, pero pensaba que se habrían dormido; después de todo apenas habíamos podido descansar desde que llegamos al Suiseki— las sombras violáceas que tenía bajo los ojos parecían confirmar sus palabras—. Iba a entrar por la puerta de las cocinas, como siempre, entonces escuché un ruído en la parte de atrás de la casa. Me extrañé al ver que venía del almacén. Abe ya debía de haber terminado su ronda antes que yo, y Otani pisa más ligero que un gato. Así que pensé, "¿será que el tonto de Aizawa se ha levantado medio dormido y olvidó que tenía que reemplazarme a mi afuera, y no ir al almacén? Mejor voy a buscarle antes de que se pierda".

Sonrió con amargura, desmotivado. Ojalá se hubiera tratado de una simple confusión con los turnos.

Les explico: el almacén estaba conectado por una puerta a la casa, pero tenía otra que daba a la parte trasera, donde solíamos descargar la mercancía de los carros. Normalmente está cerrada con llave, pero cuando fuí estaba abierta. Eso ya me dio mala espina—. Podía rememorar vívidamente la imagen de la puerta apenas entornada, y lo oscuro que estaba el interior de la habitación—. Entré y no se veía nada... Pero sí pude escuchar que había alguien más, por lo que me escondí detrás de unas cajas, pensando que podría tratarse de ladrones. Sospecho que debieron percatarse de mi presencia, porque se me hizo imposible localizar dónde estaban... Entonces me llegaron unos jadeos desde la otra puerta, la que conectaba al pasillo de la casa.

A partir de ahí llegaba la parte más dura de la historia. Como si todo lo anterior no hubiese sido más que un sueño y despertase en el momento que sintió la sangre de su patrón humedeciéndole los dedos.

El señor Yamada se desplomó en mis brazos nada más cruzar la puerta, estaba en el límite— Kaede suspiró, esperando que el gesto le aflojase el nudo que se le había formado en la garganta—. Llamé a los demás a gritos, pero me dijo que habían muerto... Los asesinos debieron meterse en la casa antes de que Abe intercambiase su puesto con Otani, estoy seguro. Pero juro que no escuché a nadie merodeando por la casa.

Quizá de no haberse levantado aquella espesa niebla podría haber visto algo, se lamentó, si bien sabía que él no tenía control ninguno sobre el clima y era una estupidez sentirse responsable de eso.

Alguien intentó escapar entonces, por donde yo había entrado; aunque venía algo de luz desde el pasillo no pude distinguir quién era. Le seguí e intenté atraparlo, inútilmente. Justo estaba volviendo para ver si la familia del jefe seguía viva cuando sucedió la explosión.

Esperaba que de quedar alguien con vida en aquel edificio no hubiese sufrido mucho. Allí mismo, sin importarle que estuvieran delante aquellos shinigamis, juntó las manos con una palmada y las frotó, agachando la cabeza y lanzando una plegaria a los cielos por las almas que habían abandonado ese mundo aquella noche. "Que todas encuentren descanso, por favor", rezó en silencio. "Y ruego que me perdonen, por no haber podido evitar que esto sucediera".

Al abrir los ojos de nuevo, un shinigami de rostro vendado se le acercó, formulando una extraña pregunta, o al menos así se lo pareció a Kaede, que lo miró extrañado.

¿Es que... no se lo han dicho?— se atrevió a preguntar, vacilante—. El señor Yamada y su socio comercian con pólvora. Bueno, comerciaban... Es lo que había en el almacén.

Guardó silencio, pensando que eso ya lo explicaba todo. No entendía qué quería decir aquel shinigami con lo de artefactos y energía espiritual, así que esperaba que le bastase lo de la pólvora. Él al menos no conocía otra cosa que pudiera explotar más que eso.
Finalmente, la duda le pudo.

¿Por qué pregunta eso? ¿Es porque los shinigamis tienen algún sospechoso? ¿O es algo que le han dicho los guardias del Distrito que están estudiando los asesinatos? Han estado esta mañana por aquí y no han querido decirme nada.

El ceño fruncido del hombre se acentuó al escuchar las palabras de otro shinigami con aspecto de crío, que ciertamente no terminó de entender. No le gustó su tono, pero aun así se esforzó en no darle una mala respuesta, ya no solo porque no quería problemas con los shinigamis, sino porque no debía ensañarse con un niño. Suspiró, armándose de paciencia. Cualquier cosa antes que dejar que sus emociones dificultasen la resolución del caso.

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OFF: Tochopost servido. Quizá a partir de ahora, para facilitar el interrogatorio, postee con Kaede aunque no sea mi turno, respondiendo las preguntas que hayan hecho algunos y dando pie a que otros tengáis cosas nuevas por las que preguntar. Vosotros seguid posteando en el orden de antes, que yo si eso me voy colando.

Rafaeru, un par de apuntes: Kaede no es shinigami, es un Plus. Y vigila un poco tu redacción, que tienes alguna falta de ortografía y se te olvidan los signos de puntuación. Por lo demás nada que decir, aunque te pedí mínimo veinte líneas, eh!
e_e *preprara el remo para dar golpes*

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Mensaje por Sarevilo Hoshimoto Dom Ago 19, 2012 5:01 pm

Tras sus propias palabras, Hoshimoto se puso muy feliz al notar que estas habían logrado inspirar un sentimiento de seguridad en el espadachín. Pudo darse cuenta de esto tras las expresiones de este y a la facilidad y confianza, a pesar de los recuerdos dolorosos, con la que se expresó al contar su historia. Mientras explicaba esta, Hoshimoto pudo darse cuenta de lo doloroso que debió haber sido para él pasar por todo eso. Ya que pudo comprender la tristeza y el dolor al momento de encontrarse con su señor en su lecho de muerte, a demás de la irá que debió sentir hacia los culpables de esos malvados actos. Pero sobre todo, lo que más pudo comprender era la desesperación y la impotencia de saber que no podía ayudarlo, y de que no pudo vengar su muerte.

Mientras el hombre seguía relatando lo sucedido, Hoshimoto guardaba algunos datos en su mente que no terminaban de cerrarle completamente. Uno de ellos era el hecho de que Kaede mencionó que la puerta estaba abierta, a pesar de que siempre se cerraba con llave. Sin embargo, el joven espadachín no aclaró si la puerta se encontraba rota, o si tal vez alguien la hubiera abierto con la llave. Pero cuando se dispuso a preguntarle, este comenzó a rogar por las almas de sus camaradas. Lo que hizo que Hoshimoto se replanteara la idea de hacerle volver a recordar esos dolorosos momentos. Después de todo, ya vería la puerta por si mismo y comprobaría sus dudas.

Luego de esto, comenzó el diálogo entre Kaede y el resto de los Shinigamis. En la cual se hicieron algunas preguntas más en específico sobre la explosión que ocurrió. Esto demostró tres cosas de las cuales una llamó terriblemente la atención de Hoshimoto. La primera cosa era que la explosión parecía haber sido provocada por la pólvora del almacén, aunque aún no sabían el porqué. Sin embargo, este tema parecía llamarle mucho al atención al shinigami ''momia'' (como pensaba Hoshimoto) que se hacía llamar Kato, por lo que decidió dejarle ese tema a él; en segunda instancia, pudo darse cuenta de que Kaede, al igual que muchos de los demás espíritus neutros de la Sociedad de Almas, no sabía absolutamente nada sobre las artes kido y muchas otras cosas shinigamis. Esto podría ser clave en la misión, aunque por ahora solo se limitaría a anotarlo mentalmente y, tal vez, explicarle algo sobre el tema al desconcertado guardia. Finalmente, el dato que más llamó la atención de Hoshimoto fue que los shinigamis encargados del estudio de los asesinatos en el Rukongai no quisieran hablar con Kaede.

Esto hizo a Hoshimoto reflexionar un poco. Por lo que. mientras el shinigami llamado Rafaeru expresaba sus ideales, una gran cantidad de ideas pasaban por la mente del shinigami. ''¿Qué razón tendrían los shinigamis para ocultarle información a un testigo? Es más, ni siquiera sabía que habían otros shinigamis en el caso... aunque pensándolo bien, me encomendaron a esta misión a las apuradas. Aún debe haber mucho que desconozco. Sin embargo, esto no me suena a nada bueno.''. Tras formar estas ideas, Hoshimoto aprovechó que justo terminó de hablar el shinigami más joven del grupo para dar un paso hacia delante y preguntarle algo al espadachín. Por lo que trató de esbozar su mejor sonrisa y prosiguió a preguntar con el mayor respeto y amabilidad que pudo.

-Kaede-San, hay muchas maneras por las que una explosión puede provocarse, aún más si se es un shinigami o un hollow...- Tras lo cual el shinigami comprendió que sus palabras podrían crear ideas erróneas en aquél espadachín. -No es que tengamos ningún sospechoso o teoría hasta ahora. O por lo menos es lo que yo sé.- dijo, mientras trataba de formular una pregunta en su mente. -Pero ahora, si no te molesta, ¿Podrías relatarnos la escena en la que te encontraste con los otros shinigamis que investigaban el caso?-. Y luego de decir esto, permaneció de pié frente a él, esperando la respuesta a su pregunta con los oídos atentos y sin dejar de mantener su sonrisa dibujada en el rostro. Tal vez allí hubiera alguna pista que los llevara hasta los culpables. O tal vez sólo fuera una dato sin importancia, pero lo más importante es que no haría a Kaede revivir nuevamente esas horribles experiencias.


Última edición por Sarevilo Hoshimoto el Lun Ago 20, 2012 9:10 am, editado 1 vez
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Mensaje por Shihōin Katō Lun Ago 20, 2012 5:34 am

Antes de que pudiera haber formulado su pregunta, a Kato se le antepusieron un par de compañeros, por lo que aguardó pacientemente mientras escuchaba las respuestas del servicial Kaede antes de acercarse a interrogar personalmente.

El relato tuvo un efecto sobre Kato que ni él mismo esperaba. La vivencia de lo ocurrido perfilaban su tono y afloraban los sentimientos de honor, lealtad y sacrificio que aquel plus tenía para con su señor. Tan afligido discurso pareció abofetear la dispersa mente del shinigami de dorada mirada, haciendo que su concentración se percatara de la importancia que tenía la investigación. Se sorprendió de esto y también de lo pronto que logró enfatizar con Kaede y sus emociones.

Hacia la mitad de la historia, el vendado shinigami dejó discretamente su lugar para situarse junto a aquel que había sacado su libreta hacía un momento. Supuso que estaba registrando cada dato que Kaede arrojaba desde su relato, pero había escuchado algo que, quiso asegurarse, quedaba por escrito. Sin molestarle en sus tareas, intentaría mirar lo manuscrito hasta ahora para comprobar que se hacía referencia a la niebla. Kaede la había mencionado un par de veces, lo que hacía pensar al shinigami de las vendas que quizá fuese un detalle importante, que aquella niebla tuviera ciertas cualidades inusuales. De no verlo escrito o no poder siquiera observar el papel, Kato se encargaría de recordar aquel dato al escriba más tarde. Al menos querría asegurarse de que una neblina tan espesa como la que describía Kaede pudiera ser normal por aquellos lares y en esa época. Puede que algún departamento de alguna división del Gotei 13 incluso tenga datos meteorológicos al respecto. Quizá fuese la paranoia del bruñido shinigami, o quizá su formación lo dirigían a formar teorías acerca de extrañas nieblas creadas de la nada por brujería de los dioses de la muerte, pero no estaba de más aclarar ese punto.

“Es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente uno comienza a deformar los hechos para hacerlos encajar en las teorías, en lugar de encajar las teorías en los hechos.”

Las palabras de su capitán resonaban en su cabeza, como voz de su propia conciencia. Sabía lección que había aprehendido de su mentor, y que bien servía tanto para la investigación kidô como para la criminal. Por ello sacudió su cabeza, queriendo detener la maquinaria razonadora que le llevaba a trazar teorías irrefrenablemente, devolviendo su concentración a las palabras del samurai.

Kaede no tardó mucho en acabar de relatar los hechos, por lo que pronto pudo exponer su cuestión. Tras la primera reacción del samurai, Kato supo que había errado al seleccionar sus palabras. A veces olvidaba que para todo plus alejado de las costumbres y conocimientos shinigamis, las Artes Demoníacas no eran más que fantasía, leyendas como los duendes, hadas o las visiones de futuro de los que decían poseer dicho don. Kaede no se conformó con responderla, culpando sólo a la pólvora de la deflagración, sino que pronto fue él quien interrogaba al peliblanco shinigami.

— Iremos a hablar con los guardias del distrito más tarde, pero primero queríamos conocer su versión. — contestó Kato, queriendo disimular que ya conocían de la existencia de esa investigación paralela.

Quiso interrumpir el interrogatorio de Hoshimoto, aunque de muy mala gana pues le resultaba casi una falta de respeto. Sin embargo, puesto que Kaede se había alarmado por la pregunta que él mismo había formulado, se veía moralmente forzado a responderle personalmente, aunque su camarada ya se le hubiera adelantado.

— Es muy temprano para nombrar sospechosos, pero yo en principio no descartaría a nadie: ni hollow, ni shinigami, ni plus, como dice mi compañero. — añadió. — De todos modos no quería decir que el sospechoso fuera un shinigami. — quiso aclarar. — Si se ha usado algún tipo de… magia para desatar la explosión. — Esta vez optó por ese término y no quiso añadir el de “kido” para no enredar más la mente de Kaede, aunque puede que su buena intención acabara complicando más aún el asunto. — Si no viste u oíste nada raro en la explosión, la pólvora será la causa de ello, no te preocupes por eso. — concluyó, con el tono más tranquilizador que pudo reunir y la sonrisa más calmante que supo lucir.

Recapitulando, la pregunta de Hoshimoto que había obviado temporalmente para excusarse ante el samurai, tomó por sorpresa a Kato. Había supuesto que la guardia que había mencionado Kaede era una guardia plus, externa a la jerarquía del complejo shinigami. Es más, estaba casi seguro de que no se trataban de shinigamis, pues habría supuesto un garrafal error de coordinación del Gotei 13, pero no quiso corregir a su compañero sin estar completamente convencido de ello. Se resignó, pues, a esperar con paciencia la respuesta de Kaede a esa pregunta antes de volver a intervenir.

— “Los otros tres guardaespaldas, el error en el cambio de turno, la puerta abierta del almacén…” Kato iba enumerando en su mente, mientras tanto, todos los datos que supuso relevantes hasta ahora. — “El sigilo con el que habían allanado el almacén también indicaba una acción de profesionales.” — meditó.

— Aizawa era el recién llegado y el que faltó al cambio de turno, ¿verdad? — Kato no buscaba confirmar lo que ya había oído, sino que más bien quería sentar las bases de su siguiente pregunta, pues ésta era un tanto delicada y no buscaba ofender. — No quisiera faltarle al respeto, Kaede, ni a usted ni a sus compañeros. — añadió, con voz calma, intentando ser empático con el samurai. — Sin embargo ya supondrás que tenemos que descartar cualquier posible sospechoso. ¿Qué grado de confianza tenía hacia sus compañeros guardaespaldas? ¿Eran tan leales como se muestra usted? — elogió. — En especial este Aizawa, ¿podría haber ayudado a quien fuera que atacó a su señor? — preguntó al fin. Esperaba no haber sido demasiado brusco, pero no supo encontrar más suaves palabras para preguntar sobre la lealtad de los otros tres guardaespaldas.

El resto de dudas y cuestiones quedarían para más tarde, pues incluso algunas dependían quizá de esa primera pregunta. Que el cerrojo de la puerta del almacén estuviera abierto podría implicar una traición interna o no. Al fin y al cabo Kaede no especificó cómo encontró la puerta ni el cierre, si rotos, forzados o simplemente abiertos. En otras circunstancias habría optado por no realizar tan delicada cuestión al testigo e ir a cerciorarse el mismo, pero seguramente la explosión habría destruido esa prueba, como tantas otras. No le quedaban muchos más recursos que el testimonio de tan leal sirviente, por lo que debían exprimirlo al máximo, pese a la tristeza que pudieran provocarle, muy a su pesar.
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Mensaje por Kawasumi Hotaru Jue Ago 23, 2012 10:55 pm

Shinigamis, hollows, magia... Si Kaede hubiera sido de ánimo más susceptible, habría pensado que aquellos shinigamis estaban tomándole el pelo al sugerir tales cosas, pero por el momento decidió concederles el beneficio de la duda y suponer que sus extrañas teorías se basaban en el desconocimiento. Para los Plus como él, que nunca habían tenido que enfrentar los peligros a los que estaban acostumbrados los Dioses de la Muerte, todas aquellas palabras resultaban ajenas y un poco fantasiosas. Era la primera vez que hablaba con alguien del Gotei, por no decir que no conocía a nadie que hubiera visto nunca a uno de esos demonios que nombraban Hollows. La mayoría de la gente diría que solo eran cuentos de vieja y de borracho para asustar a los niños y volver temerosos a los hombres frente al pecado, pero algo de real debían tener esas historias para que soldados como los que tenía delante existieran.

Sin embargo, a juzgar por algunas preguntas que ya habían formulado aquellos guerreros de negro, ellos sabían tan poco sobre cómo funcionaban las cosas en aquel Distrito como él de la vida al otro lado de las murallas blancas.

No eran de los suyos, shinigami... san— se sentía extraño llamando "señor" a alguien que aparentaba ser mucho más joven que él, pero no debía ignorar las formas—. ¿Se han fijado en que el Distrito es bastante tranquilo a pesar de que estamos lejos del Seireitei? Los barrios del Suiseki están llenos de comercios que cierran tarde y los niños pueden jugar en las calles sin la vigilancia de un adulto. No podríamos gozar de esta paz si no fuera por la Guardia— explicó. Sin embargo, había vacilado en su última frase, como si tal vez lo pusiera en duda—. Ellos mantienen cierto orden y evitan que esto se infeste de maleantes y vagabundos. El Suiseki es, principalmente, un Distrito de comerciantes, así que se les paga bien para que combatan la criminalidad. Sin embargo ya han habido suficientes muertes de mercaderes como para que sigan de brazos cruzados, y están llevando a cabo su propia investigación— encogió los hombros y arrugó el ceño—. Estuvieron esta mañana echando un vistazo y me hicieron algunas preguntas, pero no contestaron a las que yo les hice.

Era evidente que eso molestaba a Kaede. Quizá los shinigamis tuvieran más suerte que él si le pedían información a la Guardia del Distrito... o quizá no. No estaba muy seguro de que sugerirlo fuera una buena idea.

El hombre del rostro vendado volvió a dirigirse hacia él con una de sus preguntas incómodas. Ya debía haberse esperado que se dudase de él o de sus compañeros, pero igualmente le hacía sentirse molesto. "No es culpa suya", se dijo. "No tienen idea de cómo eran las cosas".

No. No fue ninguno de ellos— contestó, rotundo. Le dio la impresión de que había respondido con demasiada aspereza, por lo que procedió a explicarse— Otani era el mejor de nosotros; si quisiera, podría haber aceptado las ofertas que le hicieron patrones más acaudalados, pero se negó. Era leal a la familia. Vi con mis propios ojos que habían decapitado a Abe en el almacén, y en cuanto a Aizawa... Tenía amistad con el hijo mayor del señor Gensai, de hecho fue el joven Tetsuya quien se lo recomendó a su padre. Por no decir que alguien como él no habría podido enfrentarse a dos guerreros con tanta experiencia como Otani y Abe. Mis compañeros perdieron la vida sirviendo lealmente a su Señor.

"No como yo".

El silencio flotó en el aire, pesado como una manta mojada.

La puerta estaba abierta, sí, pero cualquiera pudo haber forzado el cerrojo con una ganzua.


---
OffRol: Para agilizar un poco las cosas, agradecería que la gente respondiera en un plazo de cinco días desde que le toque su turno de postear. Somos muchos y si nos quedamos esperando a que postee alguien esto se va a hacer eterno. Una vez pasado esos cinco días -un tiempo más que generoso- si la persona no ha aparecido se le salta el turno. Cuando esta vuelva, que se incorpore con normalidad. Onrol interpretadlo como si siguieran todos ahí con vosotros, pero los que preguntan toman la iniciativa y ya está.
Natsuki va a estar ausente unas semanas por motivo de trabajo, así que por el momento nos la saltaremos.

¡Un saludo a todos!
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Mensaje por Kyuusei Yukihiro Jue Sep 27, 2012 1:35 pm

No se tardó en ver quiénes de sus compañeros tomaron la iniciativa en el interrogatorio y cuáles de ellos tenían idea de qué preguntar. Afortunadamente el Plus parecía sereno, o tanto como pudiera estarlo alguien en su complicada situación.
Sabía que no era una postura profesional, pero a Yukihiro le costaba no empatizar con aquel joven, especialmente por el aura de honestidad que le proyectaba.

Al mirar a su izquierda reparó en el shinigami que espiaba el contenido de su informe sin molestarse en disimular un poco, más de medio semblante velado por el vendaje. Lo único digno de recordar más adelante de aquel varón serían sus agudos ojos dorados, relucientes entre hileras de pestañas de un gris plomizo. Llevaba el obi anudado de manera informal según el juicio de Yuki, o tal vez eran los mechones que se entresalían de las vendas lo que le hacía parecer un poco desaliñado. El asunto es que no le causó una buena impresión que alguien así estuviera ojeando prácticamente por encima de su hombro lo que había escrito, si bien la reacción del chico de la Octava se limitase a torcer levemente los labios en una mueca de fastidio y volver a lo suyo, resignándose a que cada trazo de su pluma fuera vigilado. Que la curiosidad de su compañero rozara lo descortés no era razón suficiente para llamarle la atención delante de todos. Al fin y al cabo debían tener edades similares y sería incorrecto tratar de aleccionarle como si de un niño pequeño se tratase.
Dejó de prestarle atención al otro shinigami y continuó rellenando las columnas con su caligrafía pequeña y afilada. La escritura debía carecer de adornos innecesarios y ser limpia, para no dar pie a errores a la hora de su lectura. Los apuntes recogidos, además, tenían que estar plasmados con la mayor objetividad y concisión posibles, con el fin de no contaminar la información con apreciaciones personales ni datos inútiles. Un mínimo de requisitos que debía cumplir si su intención se alejaba de provocar somnolencia a los superiores que recibieran el informe.

Tras aguardar otro intercambio de preguntas y respuestas y coleccionarlas en su cuaderno, se apartó un mechón de la frente con la punta del mango del pincel y se dirigió hacia el testigo.

Ha dicho que el señor Yamada tenía un socio. ¿Podría darnos sus datos, una dirección en la que localizarle? También necesitaríamos saber dónde encontrar a los hombres que están llevando los casos en el Rukongai—. Por su experiencia sabía que era mejor recaudar toda la información posible de los relacionados en el caso cuando el suceso era todavía reciente. Cuando habló a sus compañeros shinigamis empleó su habitual tono formal, pero cuidándose de no sonar especialmente autoritario. Quería agilizar las cosas, no dar pie a malentendidos—. Teniendo en cuenta que somos tantos no debería llevarnos demasiado trabajo repartirnos a los posibles testigos. Lo más conveniente será que un grupo se reúna con el socio del señor Yamada y el otro vaya a tratar con la Guardia. Y no estaría de más que alguien se quedase haciendo compañía al señor Kaede.

Como supuesto único testigo con vida de lo acontecido, la vida de aquel Plus podría llegar a correr peligro, en el peor de los casos. También cabía la posibilidad de que hubiese dado falso testimonio y quisiera huir, aunque personalmente él lo ponía en duda. De todas formas eran suficientes shinigamis para poder repartirse todas las labores con eficacia y no dejar solo a Kaede, además de que era preferible tenerlo localizable por si debían contrastar alguna información que les dieran otras personas.

Si tienen algo más que preguntarle, aprovechen ahora. Es muy posible que recaudar todas las declaraciones nos ocupe hasta bien entrada la tarde.



----
OFF: Quizá Natsuki postee después de mi, de lo contrario post de Hotaru.
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Mensaje por Chimamire Natsuki Sáb Oct 06, 2012 12:31 am

Guardó silencio durante bastante tiempo, aprovechando para examinar a cada uno de los presentes. Por instinto, en el primero que se fijó fue en el shinigami con el que había tenido el percance, observó la expresión de molestia que tenía debido a la actitud fuera de lugar del lesionado.

"Menudo, el ojos dorados este. Ya averiguaré yo quién es"

Al desvíar la mirada hasta la shinigami de cabello albino, le pareció notar como si estuviese a disgusto en esta situación, como si prefiriese estar en cualquier otro lugar.

"Tampoco es novedad este tipo de castigos"

Los otros dos jóvenes le parecían con cierta inexperiencia, aunque...

"A ese lo conozco yo de algún sitio" pensó mientras su mente comenzaba a buscar rápidamente en qué tipo de situaciones se pueden haber conocido. Se refería al shinigami que parecía más amigable de todos, desprendía gentileza y bondad, quizás demasiada para ser del sexo masculino.

"Sí, demasiado sensible para mi gusto"

"Pues te estás parando a mirarlo demasiado... ¿Quieres que te diga donde lo conocimos, pequeña?"

"No. Cállate."

Frunció el ceño molesta, como tantas otras veces que su Zanpakuto empleaba ese tono con ella. Fue saltando de uno a otro, analizando el rumbo que estaba tomando la situación. No le gustaba, quizás el muchacho pudiese tener paciencia pero no era conveniente hurgar tan seguido en la misma llaga, aún sabiéndose a primera vista que la actitud del muchacho era positiva y colaboradora, pero iba volviéndose más recelosa.

"Nos falta información, y como siempre para ellos somos shinigamis que no dejamos de fisgonear donde no nos llaman, creyendo que traeremos la verdad absoluta que indique que son ellos los inútiles"
Estas palabras salieron de manera automática en su mente. No era difíciles de formular este tipo de frases, más aún cuando la procedencia de las bocas que las decían eran de distritos alejados del Seireitei.

"Deberíamos ir hacia allá, podremos seguir haciéndole preguntas pero mantendremos su atención en otras cosas también. Que parece que lo tenemos aquí acorralado."

Esperó a que cada uno formulase su pregunta y cuando vio al muchacho preparado para recibir una nueva pregunta, la formuló.

-¿Podría llevarnos hasta el lugar en cuestión? Sería mejor para ponernos en situación con los hechos que nos está contando, quizás así podramos ver pruebas que a simple vista no se ven. - su expresión se mantuvo con su seriedad natural, aunque su voz aún sonaba suave y neutral.

~Off

Perdón por la demora y por no haber podido participar más... ¡Pero ya estoy aquí! ^0^, intentaré ir poniéndome al día con los post y demás, y postear en los días indicados. Disculpad las molestias causadas :3
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Mensaje por Kawasumi Hotaru Sáb Oct 06, 2012 5:14 am


Ya me quedo yo con él— se ofreció Hotaru de inmediato, viendo la oportunidad de no tener que aguantar un ir y venir inútil en busca de testigos e información. Una sonrisa pícara le aleteó en los labios al notar la fría mirada que le dedicaba aquel shinigami que no dejaba de garabatear en su cuaderno. Seguramente pensaba que ella no era la más apropiada para vigilar al testigo principal, pero no lo diría. No se atrevería a hacerlo.

No tenía nada que preguntarle a ese Kaede, así que esperó que los demás no prolongasen mucho más el muermazo de interrogatorio para poder moverse rápido, resolviesen el caso por ella y regresar así al Escuadrón a hacer el vago. Desde el principio aquella misión pintaba que iba a ser aburrida, y lo más probable era que no obtuviesen resultados satisfactorios. ¿Quién de todo el Gotei había llegado a considerar que el asesinato de unos cuantos comerciantes tenía tanta relevancia como para mandar seis shinigamis hasta el Suiseki? ¿A quién cojones le importaba? A diario la palmaba un huevo de gente en el Rukongai y no se acababa el mundo por eso. No deberían haberla molestado con tan poca cosa, y menos el día que había estofado de carne en el menú.

Bueno, ¿qué? Ya, ¿no?— les metió prisa, impaciente. Si se les dejaba, hablaban más que viejas de pueblo. El Plus la miró desconcertado, y quizá con un pellizco de disgusto, lo cual, obviamente, a Hotaru se la trajo floja. Quizá al resto de sus compañeros le pareciera bien tratar con delicadeza al guerrero, pero que no esperase lo mismo de ella. A esas alturas no iba a ir del palo sensiblero con ese tipo. ¿Qué era, una princesita?

Como dos años después o así, se pusieron en marcha a ver las ruinas de la casa. No quedaba nada lejos, decía. Al menos algo que salía de esa boca era cierto: tenían el edificio prácticamente delante de las narices; o al menos lo que quedaba de él.
Los guijarros del camino estaban algo húmedos y resbalaban bajo las sandalias, pero a medida que se acercaron las nieblas se disolvían y los cascotes de madera ennegrecida emergían como los restos de un naufragio descubiertos tras la tormenta.

Pues no hay mucho que ver, tampoco.

Se podía hacer uno la idea de cómo de grande había sido la casa y dónde estuvo el famoso almacén, viendo frente al esqueleto de una puerta el carromato que había sido acariciado por las llamas. La mujer se paseó entre las cenizas y empujó con la planta del pie el resto de un pilar quemado hasta que se desmoronó, alzando una nubecilla gris que la hizo toser.
Aquel sitio era deprimente.

---
OFF: Turnos: Hoshimoto, Kato, Yuki, Natsuki y Hotaru. Rafaeru ni ha leído mis MP's, por lo que lo daré por desaparecido hasta que de señales de vida. Podéis seguir preguntando cosas o decidir los grupos, uno para hablar con los Guardias y otro para hablar con el socio del muerto. ¡O podéis hacer cualquier otra cosa! Para dudas o si necesitáis información sobre lo que encuentran vuestros personajes si inspeccionan la zona, enviadme un MP o encontradme en Skype.
Saludines~
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Mensaje por Sarevilo Hoshimoto Lun Oct 08, 2012 7:28 pm

Uno por uno, sus compañeros shinigamis continuaron con el interrogatorio al samurai. Sin embargo, las preguntas terminaban por no aportar la información que todos esperábamos. De eso debieron darse cuenta varios de ellos, ya que propusieron la separación del grupo. Mientras que unos irían a buscar algún indicio en los guardias de la zona, otros se quedarían resguardando a nuestro testigo directo.
Hoshimoto ahora estaba en un gran dilema. Por un lado, le gustaría quedarse con Kaede para ver si podría recopilar algo más de información. Pero no sólo eso, sino que le parecía mal la idea de no acompañarlo luego de esa gran pérdida que había sentido. Sin embargo, la idea de buscar nuevos indicios le llamaba la atención también. Después de todo, el objetivo principal de la misión era... era...

Es cierto, Hoshimoto no tenía idea alguna de cual era el objetivo principal de la misión. En cierto modo, tal vez él era el que tenía menos información sobre la misión en todo el grupo. Fue en ese momento que comenzó a plantearse qué debería hacer. Pero ni bien se planteaba esa interrogante, la integrante más callada de entre ellos exclamó muy abiertamente que ella se quedaría con el señor Kaede.
El oír esto hizo al joven shinigami entrar en razón y, sin titubear, se dirigió directamente hacia el samurai, que se encontraba como a unos cinco metros de él. Cuando estaba a solo unos pasos de él, miró a la shinigami de los cabellos plateados y, esbozando una sonrisa algo despreocupada, se dirigió a ella:
-Por mi está bien.- Dijo sin borrar la sonrisa. -Yo pido entonces ir con los demás guardias de la región.- Tras decir esto, volteó su rostro ahora a Kaede y este dejó de emanar esa momentánea felicidad para mostrar, en su lugar, una gran determinación. Apoyó una mano en el hombro del hombre y volvió a ver en sus ojos ese rastro de tristeza e impotencia acumulados en lo profundo del corazón.

-Esté seguro de que daremos con el culpable muy pronto. ¡Le doy mi palabra!- Le dijo como si tal vez no lo volviera a ver. Tras lo cual dio media vuelta y miró directamente a sus compañeros. Aunque no detuvo su mirada en ninguno. Sólo siguió caminando hasta pasar a través de ellos para frenar un tanto drásticamente y voltear su cabeza hacia atrás para volver a recobrar su tono alegre de siempre.
-¡Es bienvenido el que me quiera acompañar!-
Ya no importaba la verdadera misión que le habían encomendado, su objetivo ahora ya estaba marcado. Atrapar a la persona que le hizo esas horribles cosas a Kaede-San y asegurarse de que tuviera el castigo necesario.
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Siguiendo el rastro de pólvora...  Empty Re: Siguiendo el rastro de pólvora...

Mensaje por Shihōin Katō Lun Oct 29, 2012 2:22 pm

Como esperaba, su mirada inquisitora por encima del hombro de aquel shinigami no fue bien recibida. Eso, junto con que tampoco había nada interesante en el manuscrito, salvo notas de los datos que el samurai fue entregando, llevó finalmente a desistir a Kato. Se centró en seguir escuchando a Kaede y al resto, por si podía aportar algo más.

La idea del tipo de la libreta le pareció más astuta que la de la otra joven. Poco habría que se pudiera aprovechar en el lugar de los hechos si todo voló por los aires. De todos modos no tenía intención de quedarse esperando, por lo que siguió al resto del grupo en aquel viaje fatuo. Ante el irónico comentario de la peliblanca al llegar al lugar en cuestión, el moreno shinigami no pudo más que soltar una corta pero notable risotada. “No sé qué esperaban encontrar aquí, la verdad”, pensó.

— Creo que seguiré al Señor Sonrisas. — bromeó. — Vamos chaval… ¿alguien más con nosotros?

No le hacía mucha gracia acompañar al joven. Por paradójico que sonara, nunca sabía muy bien cómo actuar frente a personas tan risueñas porque no era capaz de predecirlas nunca. Sin embargo pensaba que la Guardia de aquel distrito del Rukongai era la fuente de información más esperanzadora, por lo que se dejó llevar por su instinto pese a la compañía.

— ¿Cómo lo hacemos, señores? ¿Nos vemos de nuevo aquí cuando hayamos hablado con nuestros designados? — preguntó al resto de shinigamis, una vez se hubieron delimitado los grupos y sus objetivos. — Una puesta en común de la información facilitaría las cosas. Luego ya, dependiendo de las conclusiones que saquemos entre todos, sabremos por donde seguir. ¿Os parece? — preguntó, intentando no haber sonado demasiado exhortativo.

La misión tenía toda la pinta de ser tan rutinaria como aburrida, por lo que cuanto antes se acabara, muchísimo mejor. Dividir el trabajo era una forma bastante eficaz de acelerarla, más cuando se habían designado tantos shinigamis a una misión. Aquel elevado número de investigadores le seguía crispando: por una parte su trabajo parecía que iba a ser monótono y tedioso, pero por otra estaba el hecho de encontrar a tanto compañero del Gotei. Si fuera tan fácil como todo indicaba, ¿en qué demonios estaban pensando sus superiores enviando a tanto personal?

Agitó la cabeza, haciendo moverse a los mechones que escapaban entre su vendaje, para apartar así esas elucubraciones sin sentido. Debían ponerse en marcha.

— ¿Dónde podemos encontrar a la Guardia que has mencionado antes? — preguntó, dirigiéndose a Kaede.

No tardaría, tras recibir las indicaciones, de ponerse en camino. La cara le picaba, más bajo aquel implacable sol. “¿Quién me habría mandado explotarme la cara? Me podría haber ahorrado este muermo de castigo”.




______________________________

[OFF] Perdón, perdón y perdón por tardar tanto. Debí avisar para que me saltaran. Prometo que no volverá a ocurrir y que, si no puedo postear dentro de la regla de 5 días, avisaré para que me saltéis.



Última edición por Shihōin Katō el Miér Oct 31, 2012 12:52 pm, editado 2 veces
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Siguiendo el rastro de pólvora...  Empty Re: Siguiendo el rastro de pólvora...

Mensaje por Kyuusei Yukihiro Miér Oct 31, 2012 4:35 am

Un viento ligero arrastró una estela de cenizas a su paso, manchando los calcetines blancos de Yukihiro, que se movía incómodo entre las ruinas de la casa. Había algo en aquel lugar que le helaba la sangre. "Murieron personas anoche", se recordó.

Yo iré a hablar con el socio del difunto. Pienso que puede arrojar algo de luz sobre este caso en concreto— respondió al hombre de las vendas, apartando los ojos de los restos carbonizados de una gran viga de madera. Miró a los shinigamis que todavía no habían dicho a qué grupo irían, el jovencito de las gafas y... la mujer que por alguna razón había inquietado a Satsujinki. Reprimió un suspiro. "Tarde o temprano iba a tener que aclarar el incidente con ella".

Pidió a sus compañeros que aguardasen un momento y se acercó a Kaede para que le facilitase los datos. Yukihiro escribió en una hoja la dirección en la que podrían encontrar a la Guardia del Distrito y en la otra el nombre y los lugares que frecuentaba el socio del señor Yamada. La segunda se la quedó él, mientras que la primera se la entregó a Kato.

Sí, nos reuniremos aquí en cuanto sepamos algo— dijo, guardando sus útiles de escritura en la faltriquera, demorándose un poco más en limpiar la punta del pincel con un trapo. Le había dado el papel con el itinerario a Chimamire, sin decirle nada. Si decidía quedárselo significaría que iría con él, de lo contrario se lo devolvería. Habría preferido, en el caso de tener que hablar sobre lo sucedido, esperar a que terminara el caso, pero tenía la impresión de que no iba a ser un viaje cómodo, al menos si el otro chico decidía al final no acompañarles a ellos e irse con el otro grupo, o por su cuenta—. Vamos a estar por el sureste del Distrito, por si surge algún problema y necesitan buscarnos. Buena suerte.

Ejecutó una ligera reverencia hacia el resto, esperando que la caminata no fuera en vano y el Plus, a pesar de su compañía, estuviera seguro hasta su regreso.
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Siguiendo el rastro de pólvora...  Empty Re: Siguiendo el rastro de pólvora...

Mensaje por Chimamire Natsuki Miér Dic 05, 2012 1:49 am

Paseó la mirada de uno a otro cuando los grupos se fueron formando hasta recibir en su mano el papel con la dirección. Miró fijamente a esos ojos que sabía que estaban intentando esquivarla, y sin dejar de hacerlo, se guardó la nota en el bolsillo.

Sentía la inquietud de su zanpakuto en su pierna, de una manera extraña y que no había pasado antes. Una sensación extraña de diversión alertante inundaba su mente como una telaraña preparada para cazar a su presa, apartó la mirada de Yuki intentando saber qué pasaba con Hitomihyaku y aunque le habló, no hubo respuesta esta vez.

Le sigo, Kyuusei. Me alegra que me haya tocado con usted -sabía que estaba siendo demasiado formal, pero quería ver su reacción- Creo que tenemos un par de cosas que aclarar.

Sabía que le incomodaba que ella estuviese en esa situación, notaba en su reiatsu como había pequeñas alteraciones de distintas naturalezas, era un reiatsu algo caótico para alguien que aparenta ser tan moderado y controlado.
Mantuvo el semblante serio que había adquirido y esperó que él fuese el que guiase. Bajó la vista un instante comprobando que cada cual se alejaba en el grupo adecuado, siempre había quien aprovechaba para librarse de los trabajos yéndose a la taberna más cercana.

Tras unos segundos, miró al frente y esbozó una casi imperceptible sonrisa, volviendo la mirada a su compañero y manteniéndose en silencio.
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