Conectarse
Últimos temas
Informe de los Pitapollos
2 participantes
Souls&Swords - Foro interpretativo inspirado en Bleach :: Gotei :: Escuadrón Gi - Honradez y Justicia
Página 1 de 1.
Informe de los Pitapollos
El tema proviene de aqui: https://soulsandswords.foroes.org/seiterei-f22/una-tarde-en-el-seireitei-conversacional-t488-15.htm#9861
Noriko aun no había pasado por la enfermería. Aquel tema era más importante que ver como curaban unos simples arañazos. Aoki le había dejado todo a la shinigami. Con unos papeles en mano, donde se informaba con todo perfecto detalle el problema que había causado el teniente Akira.
Llegó al cuarto de la capitana Izumi, llamó a la puerta un par de veces esperando ser atendida. Miraba sus ropajes, estaban sucios por la explosión, con algunos arañazos similares a lo de su piel. Se miraba de arriba a abajo comprobando que ya no le quedaban plumas de aquellos animales plumíferos.
Miró al frente, y dijo a través de la puerta
- Izumi Kaori taicho - hizo una pausa - Soy Noriko, vengo a traerle un informe sobre un percance con el teniente del doceavo escuadrón que creo que habría que solucionar.
Dijo pensando en el ave que todavía no había sido encontrada
Noriko aun no había pasado por la enfermería. Aquel tema era más importante que ver como curaban unos simples arañazos. Aoki le había dejado todo a la shinigami. Con unos papeles en mano, donde se informaba con todo perfecto detalle el problema que había causado el teniente Akira.
Llegó al cuarto de la capitana Izumi, llamó a la puerta un par de veces esperando ser atendida. Miraba sus ropajes, estaban sucios por la explosión, con algunos arañazos similares a lo de su piel. Se miraba de arriba a abajo comprobando que ya no le quedaban plumas de aquellos animales plumíferos.
Miró al frente, y dijo a través de la puerta
- Izumi Kaori taicho - hizo una pausa - Soy Noriko, vengo a traerle un informe sobre un percance con el teniente del doceavo escuadrón que creo que habría que solucionar.
Dijo pensando en el ave que todavía no había sido encontrada
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Re: Informe de los Pitapollos
Sus aposentos eran para Kaori taichou como el laboratorio de un científico o tal vez como el taller de un pintor. Era el lugar donde más a gusto se sentía (además de en la batalla, claro) y allí aprovechaba para despejar el cuerpo y el alma. En ocasiones se tomaba largos baños con flores de loto (las mismas que le había regalado, según Yoruko, el joven capitán Izuke en tantas ocasiones) en sus estancias privadas y otras simplemente leía o se relajaba mirando el hermoso paisaje del jardín que tanto le gustaba y donde había tenido sus primeros altercados con Chiesa (ese idiota descerebrado). En este caso su hábitat personal no iba a poder ser utilizado para ninguna de aquellas actividades que tanto la relajaban. El sexto escuadrón estaba en medio de unas de sus mayores crisis y a ella le dolía la cabeza.
Había pasado horas leyendo, quería poner sus ideas en orden antes de tomar decisiones erróneas sobre los dos shinigamis de su escuadrón que se encontraban bajo su custodia. Aún así no se había movido de la baja mesa atestada de documentos en ningún momento. Se la había hecho traer- la había traído ella sola, pero varios de sus hombres se ofrecieron a cargarla por ella- desde otra de las muchas salas del edificio y la había colocado frente a la gran puerta corrediza que dejaba ver todo el Seiretei y el querido jardín. Aún así no había disfrutado mucho del espectáculo, porque su mente estaba demasiado sumergida en sus problemas, dividida a partes iguales entre aquellos hombres que estaban bajo arresto y el dolor de sienes que se hacía intenso por minutos, quizás tuviera que pasase por el Cuarto Escuadrón para tomar alguna medicina y de paso hablar con Kentarou y Karuga, estaba segura que le sería de gran utilidad volver a contar con ellos en la investigación que había abierto, eran buenos shinigamis. Con Natsu degradado por todas las estupideces que había cometido [FDI: El staff le ha cambiado el status, ahora es raso, así que doy por sentado que está degradado, por cierto, si puedes mira esto https://soulsandswords.foroes.org/6-escuadron-f10/division-dividida-2-t566-15.htm que por fin lo di por terminado. Ya seguiremos, muajajaja] no es que tuviese demasiada ayuda, y no solo era eso. Demasiadas cosas estaban ocurriendo en la Sociedad de las Almas y se sentía francamente superada, aún así, no pensaba demostrar aquella debilidad ante nadie, mucho menos ante sus subordinados, que tras el incidente de Yagami y Sagara estaban pasando un momento de no demasiada cohesión. Kaori estaba que mordía.
El golpe en la puerta y la voz de Noriko interrumpieron sus oscuros pensamientos y el pincel con el que escribía se le resbaló de la mano derecha. Ahogó un suspiro, porque no quería mostrar la más leve alteración en su voz y limpió un poco el estropicio causado. Al parecer las desgracias nunca venían solas. La joven acababa de hablar sobre algo relacionado con el teniente del duodécimo escuadrón y un percance que acababa de ocurrir. Se frotó la mano, manchada de tinta y volvió a colocarse sus habituales mitones, luego se aclaró levemente la garganta y finalmente despegó los labios para permitir el paso a su subordinada.
- Adelante- masculló y entonces la joven hizo su aparición y lo cierto es que presentaba un aspecto lamentable. La ceja de la capitana se alzó sin que ella lo pudiese evitar y colocó el tapó de la tinta negra en el bote de cristal para humedecerse los labios con la lengua- estás herida- fue lo primero que dijo, pero prefirió no hacer juicios de valor, porque si las contusiones y cortes fueran de mayor gravedad, la propia Noriko habría decidido acercarse hasta las instalaciones del cuarto escuadrón- y además parece que te has peleado con una granada rebelde- enlazó las manos, con un gesto que hizo crujir los nudillos con un desagradable sonido y alzó la cabeza hasta Noriko- explícamelo todo y no omitas ni un solo detalle- el horno de la Dama de Hierro nunca estaba preparado para almacenar más bollos de los necesarios y en esta ocasión el cupo era únicamente de un par de panecillos a lo sumo. Y si tenía que comérselos iba a necesitar un poco de sake para digerirlos.
Había pasado horas leyendo, quería poner sus ideas en orden antes de tomar decisiones erróneas sobre los dos shinigamis de su escuadrón que se encontraban bajo su custodia. Aún así no se había movido de la baja mesa atestada de documentos en ningún momento. Se la había hecho traer- la había traído ella sola, pero varios de sus hombres se ofrecieron a cargarla por ella- desde otra de las muchas salas del edificio y la había colocado frente a la gran puerta corrediza que dejaba ver todo el Seiretei y el querido jardín. Aún así no había disfrutado mucho del espectáculo, porque su mente estaba demasiado sumergida en sus problemas, dividida a partes iguales entre aquellos hombres que estaban bajo arresto y el dolor de sienes que se hacía intenso por minutos, quizás tuviera que pasase por el Cuarto Escuadrón para tomar alguna medicina y de paso hablar con Kentarou y Karuga, estaba segura que le sería de gran utilidad volver a contar con ellos en la investigación que había abierto, eran buenos shinigamis. Con Natsu degradado por todas las estupideces que había cometido [FDI: El staff le ha cambiado el status, ahora es raso, así que doy por sentado que está degradado, por cierto, si puedes mira esto https://soulsandswords.foroes.org/6-escuadron-f10/division-dividida-2-t566-15.htm que por fin lo di por terminado. Ya seguiremos, muajajaja] no es que tuviese demasiada ayuda, y no solo era eso. Demasiadas cosas estaban ocurriendo en la Sociedad de las Almas y se sentía francamente superada, aún así, no pensaba demostrar aquella debilidad ante nadie, mucho menos ante sus subordinados, que tras el incidente de Yagami y Sagara estaban pasando un momento de no demasiada cohesión. Kaori estaba que mordía.
El golpe en la puerta y la voz de Noriko interrumpieron sus oscuros pensamientos y el pincel con el que escribía se le resbaló de la mano derecha. Ahogó un suspiro, porque no quería mostrar la más leve alteración en su voz y limpió un poco el estropicio causado. Al parecer las desgracias nunca venían solas. La joven acababa de hablar sobre algo relacionado con el teniente del duodécimo escuadrón y un percance que acababa de ocurrir. Se frotó la mano, manchada de tinta y volvió a colocarse sus habituales mitones, luego se aclaró levemente la garganta y finalmente despegó los labios para permitir el paso a su subordinada.
- Adelante- masculló y entonces la joven hizo su aparición y lo cierto es que presentaba un aspecto lamentable. La ceja de la capitana se alzó sin que ella lo pudiese evitar y colocó el tapó de la tinta negra en el bote de cristal para humedecerse los labios con la lengua- estás herida- fue lo primero que dijo, pero prefirió no hacer juicios de valor, porque si las contusiones y cortes fueran de mayor gravedad, la propia Noriko habría decidido acercarse hasta las instalaciones del cuarto escuadrón- y además parece que te has peleado con una granada rebelde- enlazó las manos, con un gesto que hizo crujir los nudillos con un desagradable sonido y alzó la cabeza hasta Noriko- explícamelo todo y no omitas ni un solo detalle- el horno de la Dama de Hierro nunca estaba preparado para almacenar más bollos de los necesarios y en esta ocasión el cupo era únicamente de un par de panecillos a lo sumo. Y si tenía que comérselos iba a necesitar un poco de sake para digerirlos.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: Informe de los Pitapollos
Noriko abrió la puerta al escuchar a su capitana. Miró a su alrededor, no era la primera vez que pasaba por allí. Sin embargo cada vez que entraba un sentimiento, entre calidez y paz, le recorrían el cuerpo.
Una pila de informes llenaban aquella mesa, suponía que debía estar ocupada con todo lo que había pasado. Más aun con la noticia que iba a darle, al menos iba a hacerse caso de este problema. Miró a Kaori seguía estando alli como siempre firme y con calma, parecía como si no hubiese nada que pudiera con ella, un muro irrompible que nunca se doblega.
Ahora sin Natsu como teniente debía estar aun mas ocupada, demasiados incidentes en poco tiempo.
Cuando Izumi alcanzó a ver el aspecto de Noriko hizo un leve gesto, quizás de asombro, Noriko se miró de nuevo de arriba abajo, seguía teniendo el mismo aspecto lamentable después de todo.
- Estás herida – respondió Kaori finalmente
- Tan solo son unos rasguños, heridas superficiales no hay por qué preocuparse. -dijo Noriko sin darle importancia
Se acercó a la mesa entregándole unos informes explicando lo mismo que a continuación iba a comentarle.
- Rondaba por el Seiterei cuando observé unas actividades extrañas relacionadas con el teniente del doceavo escuadrón Shuyin Akira. – hizo una pausa recordando como empezó todo aquello.- Al parecer portaba unas jaulas con unos pollos con los que había estado experimentando. – Hizo de nuevo otra pausa pensando como iba a tomárselo todo aquello su capitana – Eran pollos explosivos, había estando investigando como introducirles reiatsu en su interior para luego hacerlos explotar. Al final se escapó una de estas aves, el shinigami Nobu, yo y Aoki teniente del cuarto escuadrón fuimos a buscar a este pollo. Con tal mala suerte que todos los que habíamos reunido fueron en balde, ninguno era el experimento. El teniente Akira hizo explotar uno de estos liberando también su shikai, del cual me vi poseída. Akira se marchó con el shinigami Nobu, Aoki se marchó a su escuadrón y yo tuve que redactar el informe detallando todo esto. Aun no hemos encontrado el ave que se escapó.
Miró a su capitana, casi sin parpadear y esperando su contestación y sus ordenes para proceder.
- Siento mucho molestarla – dijo haciendo una reverencia – Y siento mucho lo ocurrido Izumi Kaori taicho.
Una pila de informes llenaban aquella mesa, suponía que debía estar ocupada con todo lo que había pasado. Más aun con la noticia que iba a darle, al menos iba a hacerse caso de este problema. Miró a Kaori seguía estando alli como siempre firme y con calma, parecía como si no hubiese nada que pudiera con ella, un muro irrompible que nunca se doblega.
Ahora sin Natsu como teniente debía estar aun mas ocupada, demasiados incidentes en poco tiempo.
Cuando Izumi alcanzó a ver el aspecto de Noriko hizo un leve gesto, quizás de asombro, Noriko se miró de nuevo de arriba abajo, seguía teniendo el mismo aspecto lamentable después de todo.
- Estás herida – respondió Kaori finalmente
- Tan solo son unos rasguños, heridas superficiales no hay por qué preocuparse. -dijo Noriko sin darle importancia
Se acercó a la mesa entregándole unos informes explicando lo mismo que a continuación iba a comentarle.
- Rondaba por el Seiterei cuando observé unas actividades extrañas relacionadas con el teniente del doceavo escuadrón Shuyin Akira. – hizo una pausa recordando como empezó todo aquello.- Al parecer portaba unas jaulas con unos pollos con los que había estado experimentando. – Hizo de nuevo otra pausa pensando como iba a tomárselo todo aquello su capitana – Eran pollos explosivos, había estando investigando como introducirles reiatsu en su interior para luego hacerlos explotar. Al final se escapó una de estas aves, el shinigami Nobu, yo y Aoki teniente del cuarto escuadrón fuimos a buscar a este pollo. Con tal mala suerte que todos los que habíamos reunido fueron en balde, ninguno era el experimento. El teniente Akira hizo explotar uno de estos liberando también su shikai, del cual me vi poseída. Akira se marchó con el shinigami Nobu, Aoki se marchó a su escuadrón y yo tuve que redactar el informe detallando todo esto. Aun no hemos encontrado el ave que se escapó.
Miró a su capitana, casi sin parpadear y esperando su contestación y sus ordenes para proceder.
- Siento mucho molestarla – dijo haciendo una reverencia – Y siento mucho lo ocurrido Izumi Kaori taicho.
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Re: Informe de los Pitapollos
[FDI: Mil perdones, he tenido un lío de un par de narices, espero que te mole, además tengo una idea que creo que puede dar juego. Y me gustaría abrir un tema de Chris con Carolyn, si te parece bien, te mando por privado algunos detalles.]
“Nada de perder la paciencia” fue lo primero que la parte más racional de la explosiva Izumi Kaori le comunicó a todo lo demás, una especie de “tila general”. Y pese a que, precisamente, la impaciencia, era algo que la Dama de Hierro llevaba adherido por cada fibra de su ser, no explotó, no esta vez. Aunque tuvo que hacer un esfuerzo (en realidad se pasaba el día entre corazas e intentos de ser algo más suave y aquello llegaba a cansar) antes que tirarle a la recién llegada la mesa encima. Se frotó la mejilla con la mano derecha mientras escuchaba a Noriko y sus ojos se abrían por momentos. Cuando la chica acabó, la capitana tenía la zona del rostro donde había estado frotando bastante más enrojecida que el resto de la piel. Aún así, fue capaz de no estallar y usar el lenguaje vulgar que solía utilizar cuando era una picaruela del Rukongai.
-¿Me estás diciendo qué todavía queda uno de esos bichos sueltos por ahí, causando estragos en todo el Seiterei?- aunque estaba dando lo mejor de sí misma para no sonar encolerizada no estaba haciendo progresos, la diplomacia nunca sería su fuerte, era una mujer de armas, no una fina princesa de interiores. Se levantó de golpe y varios de los legajos cayeron al suelo, incluido el que acababa de recoger de manos de la shinigami de cabello rojizo, esparciéndose a derecha e izquierda, a los pies de la baja mesa donde trabajaba la capitana. Entre Noriko y ella había muchas semejanzas si uno se fijaba bien, las dos eran bastante autoritarias, por lo que había podido comprobar la capitana. Además había que reconocerles (a cada una en su estilo) que ambas eran bonitas. Aunque en esos momentos podían preguntarle a Kaori sobre el tema, que ni siquiera sabía diferenciar cuando alguien la insultaba a la cortejaba. Pero si pudo captar la energía de su subordinada y sus ganas de hacer bien las cosas. Se rascó la nuca en un gesto masculino (como tantos otros) y calibró sus posibilidades, quizás delegar en alguien no le viniera del todo mal, al menos mientras no encontrase un sustituto para Natsu (mejor no pensar en el primer teniente que había tenido).
Observó a la joven, que además de desastrada parecía compungida y tomó una decisión, una decisión de la que quizás se arrepintiese el tiempo que le quedaba en la Sociedad de las Almas- hiciste… lo correcto- la decirlo rodó los ojos, realmente le molestaba toda aquella cursilería, pero la chica había entregado el informe y parecía realmente sentir mucho lo ocurrido, aunque lo pareciera, Kaori no era un ogro, o no tan ogro- y como confío en tus decisiones creo que debes ser tú la que se encargue de este incidente con los pollos, o como sea que se llamen esas cosas- fue su alegato final. Y como se sentía francamente incómoda ante la mirada de su inferior cambió de tema, estirando los brazos y sintiéndose estúpida.
- Vamos a la sala de entrenamiento. Me gustaría practicar contigo unos ejercicios- no es que la capitana no entrenase lo suficiente. De hecho, muchos eran los que se preguntaban de donde sacaba el tiempo, ella misma a veces se hacía la misma pregunta. Pero por alguna razón en aquella ocasión deseaba premiar de alguna manera a la muchacha de cabello rojo. En un acto irreflexivo, pues aquello no era nada habitual, Izumi san se recogió el cabello en una alta coleta que dejaba caer una cascada de cabello desde la parte de arriba de su cabeza hasta casi la mitad de la espalda- ¿vamos?- no es que esperase permiso o algo así, solo quería que le confirmara que lo había entendido todo. Por eso se quedó en la puerta, observando a la chica.
“Nada de perder la paciencia” fue lo primero que la parte más racional de la explosiva Izumi Kaori le comunicó a todo lo demás, una especie de “tila general”. Y pese a que, precisamente, la impaciencia, era algo que la Dama de Hierro llevaba adherido por cada fibra de su ser, no explotó, no esta vez. Aunque tuvo que hacer un esfuerzo (en realidad se pasaba el día entre corazas e intentos de ser algo más suave y aquello llegaba a cansar) antes que tirarle a la recién llegada la mesa encima. Se frotó la mejilla con la mano derecha mientras escuchaba a Noriko y sus ojos se abrían por momentos. Cuando la chica acabó, la capitana tenía la zona del rostro donde había estado frotando bastante más enrojecida que el resto de la piel. Aún así, fue capaz de no estallar y usar el lenguaje vulgar que solía utilizar cuando era una picaruela del Rukongai.
-¿Me estás diciendo qué todavía queda uno de esos bichos sueltos por ahí, causando estragos en todo el Seiterei?- aunque estaba dando lo mejor de sí misma para no sonar encolerizada no estaba haciendo progresos, la diplomacia nunca sería su fuerte, era una mujer de armas, no una fina princesa de interiores. Se levantó de golpe y varios de los legajos cayeron al suelo, incluido el que acababa de recoger de manos de la shinigami de cabello rojizo, esparciéndose a derecha e izquierda, a los pies de la baja mesa donde trabajaba la capitana. Entre Noriko y ella había muchas semejanzas si uno se fijaba bien, las dos eran bastante autoritarias, por lo que había podido comprobar la capitana. Además había que reconocerles (a cada una en su estilo) que ambas eran bonitas. Aunque en esos momentos podían preguntarle a Kaori sobre el tema, que ni siquiera sabía diferenciar cuando alguien la insultaba a la cortejaba. Pero si pudo captar la energía de su subordinada y sus ganas de hacer bien las cosas. Se rascó la nuca en un gesto masculino (como tantos otros) y calibró sus posibilidades, quizás delegar en alguien no le viniera del todo mal, al menos mientras no encontrase un sustituto para Natsu (mejor no pensar en el primer teniente que había tenido).
Observó a la joven, que además de desastrada parecía compungida y tomó una decisión, una decisión de la que quizás se arrepintiese el tiempo que le quedaba en la Sociedad de las Almas- hiciste… lo correcto- la decirlo rodó los ojos, realmente le molestaba toda aquella cursilería, pero la chica había entregado el informe y parecía realmente sentir mucho lo ocurrido, aunque lo pareciera, Kaori no era un ogro, o no tan ogro- y como confío en tus decisiones creo que debes ser tú la que se encargue de este incidente con los pollos, o como sea que se llamen esas cosas- fue su alegato final. Y como se sentía francamente incómoda ante la mirada de su inferior cambió de tema, estirando los brazos y sintiéndose estúpida.
- Vamos a la sala de entrenamiento. Me gustaría practicar contigo unos ejercicios- no es que la capitana no entrenase lo suficiente. De hecho, muchos eran los que se preguntaban de donde sacaba el tiempo, ella misma a veces se hacía la misma pregunta. Pero por alguna razón en aquella ocasión deseaba premiar de alguna manera a la muchacha de cabello rojo. En un acto irreflexivo, pues aquello no era nada habitual, Izumi san se recogió el cabello en una alta coleta que dejaba caer una cascada de cabello desde la parte de arriba de su cabeza hasta casi la mitad de la espalda- ¿vamos?- no es que esperase permiso o algo así, solo quería que le confirmara que lo había entendido todo. Por eso se quedó en la puerta, observando a la chica.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: Informe de los Pitapollos
Aquella habitación tenia un ambiente tenso, quizás algo caldeado. Aunque Izumi Kaori intentase ser paciente y compresiva se podía apreciar que estaba dando su mejor esfuerzo de sí misma. Noriko no la culpaba, debería haber estado buscando a esa ave antes de ir al sexto escuadrón, pero las cosas se habían complicado demasiado. No solo la desaparición de un shinigami, el cual se llevó Akira para sus experimentos, no solo la liberación del Shikai de éste mismo personaje, que había dificultado la respiración de la joven Noriko, y no solo un teniente interesado más en las chicas que en poder tener al pavo en sus manos.
Esperaba poder seguir siéndole de utilidad a Kaori, y no ser un simple lastre. Aunque sudara sangre iba a encontrar a esa plumífera ave y a entregar un informe satisfactorio en aquel escuadrón.
-Hiciste…lo correcto
Aquellas palabras de su capitana sonaron como campanas, como un eco que antes se oía en la lejanía, un pequeño claro en un bosque frondoso y oscuro. Después de todo, parecía no haber sido tan malo. Y quizás Aoki u otro miembro se había ocupado del percance, aun así investigaría.
- Y como confío en tus decisiones creo que debes ser tú la que se encargue de este incidente con los pollos, o como sea que se llamen esas cosas.
Noriko asintió bastante decidida y entregada a ello, no solo por que su capitana se lo había ordenado, que influía, si no por que no le gustaba dejar cabos sueltos y que después los problemas repercutieran en ella.
- Me gustaría mucho ocuparme yo misma, por tener la certeza de que ha sido encontrado y resulto el problema. – Dijo inclinando la cabeza como si estuviese avergonzada todavía del incidente
- Vamos a la sala de entrenamiento. Me gustaría practicar contigo unos ejercicios
Alzó su rostro, aun pensaba que aquellas palabras las había confundido en su mente. Pero tras el “¿vamos?” siguiente que soltó no tuvo dudas. Aunque sabía que su capitana era fuerte y ella aun estaba algo rasguñada del incidente no lo dudó ni un segundo. Pocas veces se le presentaría tal oportunidad, muchos quizás se lo hubiesen pensado pero no Noriko, estaba encantada que su capitana pudiese contar con ella.
Aquello fue como un premio otorgado por haber hecho las cosas como “medianamente” merecían, al menos no se pudo decir que no lo intentara.
Como antes de cualquier combate, Noriko se quitó una manga del keikogi, dejando medio torso al descubierto y e otro tapado por éste. Cubriéndole todo el cuerpo llevaba sus vendas, listas y preparadas como siempre para los combates que no requerían (o mas bien no había tiempo) preparación.
- Si Izumi Kaori taicho – dijo siguiendo a su capitana
Esperaba poder seguir siéndole de utilidad a Kaori, y no ser un simple lastre. Aunque sudara sangre iba a encontrar a esa plumífera ave y a entregar un informe satisfactorio en aquel escuadrón.
-Hiciste…lo correcto
Aquellas palabras de su capitana sonaron como campanas, como un eco que antes se oía en la lejanía, un pequeño claro en un bosque frondoso y oscuro. Después de todo, parecía no haber sido tan malo. Y quizás Aoki u otro miembro se había ocupado del percance, aun así investigaría.
- Y como confío en tus decisiones creo que debes ser tú la que se encargue de este incidente con los pollos, o como sea que se llamen esas cosas.
Noriko asintió bastante decidida y entregada a ello, no solo por que su capitana se lo había ordenado, que influía, si no por que no le gustaba dejar cabos sueltos y que después los problemas repercutieran en ella.
- Me gustaría mucho ocuparme yo misma, por tener la certeza de que ha sido encontrado y resulto el problema. – Dijo inclinando la cabeza como si estuviese avergonzada todavía del incidente
- Vamos a la sala de entrenamiento. Me gustaría practicar contigo unos ejercicios
Alzó su rostro, aun pensaba que aquellas palabras las había confundido en su mente. Pero tras el “¿vamos?” siguiente que soltó no tuvo dudas. Aunque sabía que su capitana era fuerte y ella aun estaba algo rasguñada del incidente no lo dudó ni un segundo. Pocas veces se le presentaría tal oportunidad, muchos quizás se lo hubiesen pensado pero no Noriko, estaba encantada que su capitana pudiese contar con ella.
Aquello fue como un premio otorgado por haber hecho las cosas como “medianamente” merecían, al menos no se pudo decir que no lo intentara.
Como antes de cualquier combate, Noriko se quitó una manga del keikogi, dejando medio torso al descubierto y e otro tapado por éste. Cubriéndole todo el cuerpo llevaba sus vendas, listas y preparadas como siempre para los combates que no requerían (o mas bien no había tiempo) preparación.
- Si Izumi Kaori taicho – dijo siguiendo a su capitana
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Re: Informe de los Pitapollos
La coleta de Kaori se bamboleaba de un hombro a otro mientras caminaba, con Noriko (y su peculiar forma de llevar el kimono) detrás. La joven movió los dedos bajo sus desastrosos guantes y pensó en que iba a consistir exactamente aquel entrenamiento especial, quizás bastase con entrenar y punto, no tenía la más remota idea. Se rascó la cabeza, como un chico, y se le pasó por la cabeza la idea de dejarlo, aún estaba a tiempo de hacerlo, y siendo la capitana no sería la ilusionada muchacha la que se mostrara en contra. Aún así ya había empeñado su palabra y para ella aquello era algo sagrado. Por eso no podía volverse atrás. Sabía como se había sentido ella cuando había entrenado con Valeria-taichou a solas la primera vez, cuando solo era una rasa, como la chica a su espalda. Odiaba recordar cosas de la que la había tratado como una hermana pequeña, no solo por el dolor de la falta, del recuerdo. Sino sobre todo por saber que no había podido hacer mucho por salvarla, la forma en la que había conseguido el puesto le revolvía las tripas, la verdad. El crujido en su mano derecha la hizo volver a la realidad (había apretado demasiado, para variar) y continuar caminando.
Con suavidad deslizó la puerta de la sala de entrenamientos hacia un lado y ambas penetraron en aquella especie de dojo que siempre olía flor de loto. Lo cierto es que tras la charla que había tenido con Yoruko también esa flor iba a traerle melancolía. Aspiró el aire con fuerza y dejó escapar un sonoro suspiro que se oyó entre las cuatro paredes de madera. Al menos alguien había visto más allá de toda su pose, un chico se había fijado en ella, pese a ser casi ilegal por la diferencia de edad. No es que a la dama de hierro le importase mucho lo que podían pensar determinadas personas de ella. Lo cierto era que el joven capitán y el chico de los ojos grises eran sus pensamientos más recurrentes últimamente, sobre todo éste último, pues no podía evitar preguntarse quien demonios era, ¿de qué la conocería, cuál era su relación en el mundo humano? Muy cierto que también pensaba en los problemas de la Sociedad de las Almas y en la crisis de la división, pero cuando tenía un momento de paz eran los ojos grises los que veía, y después la jeta de Chiesa diciendo que estaba pirada. “Maldito imbécil” pensó para sus adentros mientras esperaba que la shinigami cerrase la puerta y se colocase frente a ella. A veces pensaba que debería haberse quedado en el Rukongai, haciendo trastadas. Así no habría sufrido tanto, así quizás hubiera podido ser más feliz de lo que era, ser una persona más… normal, vivir la cotidianidad. Se mordió el labio por una milésima de segundo y se irguió, mostrándose en toda su altura, que no era ni mucha ni poca. Las corazas estaban en su lugar de nuevo y ahora si podía comenzar el entrenamiento. La joven tomó dos espadas de madera de la pared y le pasó uno a Noriko, que la recibió entre sus manos.
- Por cada golpe que te dé harás 10 flexiones- susurró, con la espada en la mano, como si fuera una parte más de su anatomía, una prolongación de su blanco brazo- en cuanto te golpeé te detendrás y harás las flexiones. Me imagino que ya te habrás dado cuenta que tu misión consiste en esquivar o detener el mayor número de espadazos, cuantos menos recibas más veces entrenaremos juntas, como hoy- esperaba que la otra la hubiera entendido. A grandes rasgos quería decir que las estocadas detenidas o evadidas suponían un bono de entrenamiento con ella, que era, con diferencia, la más poderosa del Escuadrón. Aquello era un modo de hacerla ver que era importante, pero también era un entrenamiento para ambas- con las flexiones estarás más cansada cada vez, así que ahorra fuerzas y concéntrate en no ser golpeada. No pienso ser suave contigo porque estés magullada. El enemigo no lo será, te lo aseguro- y sin esperar a que Noriko estuviese preparada o hiciera alguna señal de haberlo entendido, lanzó el primer mandoble, justo contra la clavícula de la pelirroja.
Con suavidad deslizó la puerta de la sala de entrenamientos hacia un lado y ambas penetraron en aquella especie de dojo que siempre olía flor de loto. Lo cierto es que tras la charla que había tenido con Yoruko también esa flor iba a traerle melancolía. Aspiró el aire con fuerza y dejó escapar un sonoro suspiro que se oyó entre las cuatro paredes de madera. Al menos alguien había visto más allá de toda su pose, un chico se había fijado en ella, pese a ser casi ilegal por la diferencia de edad. No es que a la dama de hierro le importase mucho lo que podían pensar determinadas personas de ella. Lo cierto era que el joven capitán y el chico de los ojos grises eran sus pensamientos más recurrentes últimamente, sobre todo éste último, pues no podía evitar preguntarse quien demonios era, ¿de qué la conocería, cuál era su relación en el mundo humano? Muy cierto que también pensaba en los problemas de la Sociedad de las Almas y en la crisis de la división, pero cuando tenía un momento de paz eran los ojos grises los que veía, y después la jeta de Chiesa diciendo que estaba pirada. “Maldito imbécil” pensó para sus adentros mientras esperaba que la shinigami cerrase la puerta y se colocase frente a ella. A veces pensaba que debería haberse quedado en el Rukongai, haciendo trastadas. Así no habría sufrido tanto, así quizás hubiera podido ser más feliz de lo que era, ser una persona más… normal, vivir la cotidianidad. Se mordió el labio por una milésima de segundo y se irguió, mostrándose en toda su altura, que no era ni mucha ni poca. Las corazas estaban en su lugar de nuevo y ahora si podía comenzar el entrenamiento. La joven tomó dos espadas de madera de la pared y le pasó uno a Noriko, que la recibió entre sus manos.
- Por cada golpe que te dé harás 10 flexiones- susurró, con la espada en la mano, como si fuera una parte más de su anatomía, una prolongación de su blanco brazo- en cuanto te golpeé te detendrás y harás las flexiones. Me imagino que ya te habrás dado cuenta que tu misión consiste en esquivar o detener el mayor número de espadazos, cuantos menos recibas más veces entrenaremos juntas, como hoy- esperaba que la otra la hubiera entendido. A grandes rasgos quería decir que las estocadas detenidas o evadidas suponían un bono de entrenamiento con ella, que era, con diferencia, la más poderosa del Escuadrón. Aquello era un modo de hacerla ver que era importante, pero también era un entrenamiento para ambas- con las flexiones estarás más cansada cada vez, así que ahorra fuerzas y concéntrate en no ser golpeada. No pienso ser suave contigo porque estés magullada. El enemigo no lo será, te lo aseguro- y sin esperar a que Noriko estuviese preparada o hiciera alguna señal de haberlo entendido, lanzó el primer mandoble, justo contra la clavícula de la pelirroja.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: Informe de los Pitapollos
Mientras iba caminando por los pasillos, no paraba de preguntarse en que clase de entrenamiento consistiría aquello. Solo se escuchaban sus pasos, como un eco, tras el crujido de la mano de la capitana, parecía que iba en serio.
Noriko no paraba de pensar en cómo debía actuar, por una parte no quería dañar Izumi, pero por otra parte si no se empleaba a fondo quedaría en ridículo, aunque no estaría bien visto dejar a la capitana con algún dolor en las articulaciones o algún hematoma.
Al fin llegaron al destino, la sala de entrenamientos, desde afuera podía notarse un ligero aroma, no estaba segura de que era aquello, pero relajaba el ambiente, al menos le sirvió a Noriko para no estar tan tensa. Kaori abrió las puertas, el sonido inundó aquella sala, que parecía más a un dojo, detrás de su capitana pasó la joven shinigami, que cerró la puerta y se colocó frente a ella. Miró a sus ojos, no sabía si aún seguía pensando en aquella ave, si estaba preocupada o no, poco se podría descubrir en aquel rostro, no estaba enfadada, no estaba del todo preocupada, estaba simplemente pensando, bastante centrada. Esperaba no decepcionarla.
¿Una….espada de madera? Noriko miró a sus manos, se lo acababa de pasar su capitana, sabía que iba a ser dura, pero no sabía hasta qué punto. Pensaba que iban a enfrentarse con las zampakutoh. Pero aun así Noriko no rechistó, si su capitana lo mandaba así lo haría ella.
Noriko asintió con la cabeza a la explicación de su capitana y se colocó en pose defensiva, la espada no estaba ni muy alta ni muy baja, así podría parar los golpes que vinieran desde abajo o desde arriba, incluso los que venían de frente, el problema era su retaguardia, pero estaría preparada para realizar un shumpo en cualquier momento para evitar de cualquier manera aquello. Realmente el poder entrenar con Izumi era un premio, un premio que deseaba, eso la volvería más fuerte y sería una mano más con la que la capitana podría contar.
- No se contenga Izumi Kaori taicho, el enemigo tampoco lo hará.
El primer golpe la pilló con la guardia en alto, ya se había preparado antes de que aquel combate empezase, al menos no tenía que preocuparse en darle, entonces aquello no suponía algo imposible.
El primer golpe se dirigió a la parte alta de su cuerpo, subió un poco la espada, pero al final optó por esquivarlo moviendo todo su cuerpo, no demasiado brusco simplemente dando medio giro con éste, sin perder de vista los movimientos de su capitana. Flexionó un poco las rodillas, estaba demasiado tensa, si le pegaban un golpe ahí podría caerse, así que quitó un punto vulnerable a su “coraza”. Esta vez se prepararía mejor, la espada bloquearía los golpes altos, las piernas flexionadas saltarían en alguna dirección para esquivar los ataques desde abajo y un shumpo si la perdía de vista, ya que podría atacarle desde atrás.
Tenía puesto todo su empeño y todos sus sentidos en el combate, quería ser lo menos dañada posible, le daba igual sufrir heridas, pero el premio era mucho mayor.
Noriko no paraba de pensar en cómo debía actuar, por una parte no quería dañar Izumi, pero por otra parte si no se empleaba a fondo quedaría en ridículo, aunque no estaría bien visto dejar a la capitana con algún dolor en las articulaciones o algún hematoma.
Al fin llegaron al destino, la sala de entrenamientos, desde afuera podía notarse un ligero aroma, no estaba segura de que era aquello, pero relajaba el ambiente, al menos le sirvió a Noriko para no estar tan tensa. Kaori abrió las puertas, el sonido inundó aquella sala, que parecía más a un dojo, detrás de su capitana pasó la joven shinigami, que cerró la puerta y se colocó frente a ella. Miró a sus ojos, no sabía si aún seguía pensando en aquella ave, si estaba preocupada o no, poco se podría descubrir en aquel rostro, no estaba enfadada, no estaba del todo preocupada, estaba simplemente pensando, bastante centrada. Esperaba no decepcionarla.
¿Una….espada de madera? Noriko miró a sus manos, se lo acababa de pasar su capitana, sabía que iba a ser dura, pero no sabía hasta qué punto. Pensaba que iban a enfrentarse con las zampakutoh. Pero aun así Noriko no rechistó, si su capitana lo mandaba así lo haría ella.
Noriko asintió con la cabeza a la explicación de su capitana y se colocó en pose defensiva, la espada no estaba ni muy alta ni muy baja, así podría parar los golpes que vinieran desde abajo o desde arriba, incluso los que venían de frente, el problema era su retaguardia, pero estaría preparada para realizar un shumpo en cualquier momento para evitar de cualquier manera aquello. Realmente el poder entrenar con Izumi era un premio, un premio que deseaba, eso la volvería más fuerte y sería una mano más con la que la capitana podría contar.
- No se contenga Izumi Kaori taicho, el enemigo tampoco lo hará.
El primer golpe la pilló con la guardia en alto, ya se había preparado antes de que aquel combate empezase, al menos no tenía que preocuparse en darle, entonces aquello no suponía algo imposible.
El primer golpe se dirigió a la parte alta de su cuerpo, subió un poco la espada, pero al final optó por esquivarlo moviendo todo su cuerpo, no demasiado brusco simplemente dando medio giro con éste, sin perder de vista los movimientos de su capitana. Flexionó un poco las rodillas, estaba demasiado tensa, si le pegaban un golpe ahí podría caerse, así que quitó un punto vulnerable a su “coraza”. Esta vez se prepararía mejor, la espada bloquearía los golpes altos, las piernas flexionadas saltarían en alguna dirección para esquivar los ataques desde abajo y un shumpo si la perdía de vista, ya que podría atacarle desde atrás.
Tenía puesto todo su empeño y todos sus sentidos en el combate, quería ser lo menos dañada posible, le daba igual sufrir heridas, pero el premio era mucho mayor.
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Re: Informe de los Pitapollos
[FDI: Oye, me parece que sería un poco improbable que una rasa esquivase el primer golpe de una capitana, sin estar preparada. Entiendo que Noriko es más bruta que un arado, pero Kaori es más xD]
“Muy inteligente, si estuviera luchando contra otro raso, claro”- pensó la joven de cabello negro mientras observaba los movimientos de la otra. El problema era que estaba peleando con su capitana, y no con un superior cualquiera, ella no era Valeria, que quizás se hubiera ablandado un poco al pelear con un shinigami corriente, ella no. Kaori se jactaba de tener bastante fuerza bruta, era la Dama de Hierro, y este apelativo no solo se debía a que era una fémina poco femenina o a sus contestaciones salidas de las cloacas. La capitana de la Sexta División era una auténtica bestia.
Kaori había sido más que directa en su ataque, demasiado incluso para ella, mas no era su meta atacarla así, estaba esperando para comprobar la capacidad de anticipación de la muchacha. No estaba mal para una simple rasa, pero aún había sido demasiado lenta, mientras que se cubría todos los huecos, Izumi tuvo tiempo (era bastante más veloz) de colocarse a su estómago, le sacó la lengua un segundo, una décima de segundo, quizás ni la vio, y con la mano que le sobraba le abrió la guarda del estómago y golpeó en todo el centro del estomago. El crack que se oyó, gracias a todos los cielos, fue de la espada al partirse contra las costillas de la muchacha. Aún así el hecho de ver a la pelirroja volar por la sala de entrenamiento para ir a dar contra una de las paredes cogió un poco desprevenida a la siempre dura taichou.
Hizo crujir su cuello un segundo y aguardó a que su contrincante se levantara. Esperaba no haberle hecho mucho daño, sobre todo teniendo en cuenta que venía magullada por culpa de los pollos explosivos de Akira. Ese tema era peliagudo, esperaba haber hecho lo correcto al elegirla para solucionarlo. Observó donde se encontraba la joven y suspiró. Iba a confiar en ella, no tenía teniente, aunque Noriko se hubiera presentado a una reunión de momento no podía ser oficial. ¿A quién podría elegir? No le convencía nadie entre sus filas y no conocía a nadie fuera. Así que de momento debía contar con la muchacha de cabello rojizo. Sino delegaba iba a acabar volviéndose loca entre unas cosas y otras, pero sus pensamientos no debían interponerse. Estaba entrenando a una muchacha, seguramente lo hicieran durante un corto lapso de tiempo, pues la jefa tenía asuntos que atender, y estaba segura que su subordinada necesitaba un baño y comenzar con la misión que se le había encomendado, que no era otra más que quitarla a ella misma un quebradero de cabeza de encima.
Con paso decidido tomó otra de las espadas en la pared (no podía romper una por cada asalto, sino la economía del Sexto Escuadrón iba a verse reducida considerablemente) y encaminó sus pies hasta donde estaba la muchacha. No le preguntó como se encontraba, aunque la parte de ella que era toda ternura estaba empezando a darle a su armadura con un palo para que lo hiciera, y le apuntó al cuello con el arma.
- Diez flexiones- susurró y se cruzó de brazos. No es que tuvieran todo el día.
“Muy inteligente, si estuviera luchando contra otro raso, claro”- pensó la joven de cabello negro mientras observaba los movimientos de la otra. El problema era que estaba peleando con su capitana, y no con un superior cualquiera, ella no era Valeria, que quizás se hubiera ablandado un poco al pelear con un shinigami corriente, ella no. Kaori se jactaba de tener bastante fuerza bruta, era la Dama de Hierro, y este apelativo no solo se debía a que era una fémina poco femenina o a sus contestaciones salidas de las cloacas. La capitana de la Sexta División era una auténtica bestia.
Kaori había sido más que directa en su ataque, demasiado incluso para ella, mas no era su meta atacarla así, estaba esperando para comprobar la capacidad de anticipación de la muchacha. No estaba mal para una simple rasa, pero aún había sido demasiado lenta, mientras que se cubría todos los huecos, Izumi tuvo tiempo (era bastante más veloz) de colocarse a su estómago, le sacó la lengua un segundo, una décima de segundo, quizás ni la vio, y con la mano que le sobraba le abrió la guarda del estómago y golpeó en todo el centro del estomago. El crack que se oyó, gracias a todos los cielos, fue de la espada al partirse contra las costillas de la muchacha. Aún así el hecho de ver a la pelirroja volar por la sala de entrenamiento para ir a dar contra una de las paredes cogió un poco desprevenida a la siempre dura taichou.
Hizo crujir su cuello un segundo y aguardó a que su contrincante se levantara. Esperaba no haberle hecho mucho daño, sobre todo teniendo en cuenta que venía magullada por culpa de los pollos explosivos de Akira. Ese tema era peliagudo, esperaba haber hecho lo correcto al elegirla para solucionarlo. Observó donde se encontraba la joven y suspiró. Iba a confiar en ella, no tenía teniente, aunque Noriko se hubiera presentado a una reunión de momento no podía ser oficial. ¿A quién podría elegir? No le convencía nadie entre sus filas y no conocía a nadie fuera. Así que de momento debía contar con la muchacha de cabello rojizo. Sino delegaba iba a acabar volviéndose loca entre unas cosas y otras, pero sus pensamientos no debían interponerse. Estaba entrenando a una muchacha, seguramente lo hicieran durante un corto lapso de tiempo, pues la jefa tenía asuntos que atender, y estaba segura que su subordinada necesitaba un baño y comenzar con la misión que se le había encomendado, que no era otra más que quitarla a ella misma un quebradero de cabeza de encima.
Con paso decidido tomó otra de las espadas en la pared (no podía romper una por cada asalto, sino la economía del Sexto Escuadrón iba a verse reducida considerablemente) y encaminó sus pies hasta donde estaba la muchacha. No le preguntó como se encontraba, aunque la parte de ella que era toda ternura estaba empezando a darle a su armadura con un palo para que lo hiciera, y le apuntó al cuello con el arma.
- Diez flexiones- susurró y se cruzó de brazos. No es que tuvieran todo el día.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: Informe de los Pitapollos
Aunque esquivó el ataque Noriko sabía que poco más iba a durar esa suerte, quizás no volvería a tenerla. Pero no se podía decir que no se estaba forzando, estaba algo magullada, aunque para ella eran simples arañazos, aun no se había curado, ni siquiera se había lavado las heridas, que parecían poca cosa.
No había recibido jamás un golpe de Kaori, y esperaba que no fueran tan fuertes como ella se imaginaba, si no iba a tener que pasarse por el cuarto escuadrón a molestar de nuevo a Aoki (que por aquel momento aun era teniente).
De nuevo se volvió a cubrir, esta vez esperaba al menos que le fuese a rozar. Pero aquel ataque tan directo no se lo vio venir. No le dio tiempo, ni a su shumpo, ni a poder bloquearlo, la verdad es que poco había visto de la escena, quizás fue por el fuerte golpe que recibió en su torso, y que la incapacitó durante unos segundos, momento en el que estuvo volando por los aires. Consiguió incorporarse para llevarse las manos a su lateral, el que había sido impactado, esperaba no haberse roto nada. Un suave sabor a sangre le recorría la lengua, y unas nauseas terriblemente recorrían su cuerpo en forma de escalofrío. Consiguió contenerse la fatiga, consiguió levantarse sin ningún gemido de dolor.
La verdad es que no se esperaba que le pegase tan fuerte, aunque ahora que lo pensaba no sabía como había llegado a esa teoría. Quizás el hecho de que ella era una rasa, pero así quizás le gustaba más, ya que no la trataría como algo frágil y pequeño, si no algo que aguanta sus duros golpes, un muro en el cual se puede escudar. Eso quería ser Noriko, un escudo que pueda aguantar y encajar los golpes. Aunque ahora que lo pensaba no iba a poder entrenar tantas veces como le hubiese gustado, ahora aun era más difícil encajar los golpes.
- Diez flexiones
Noriko se volvió a tumbar, estiró sus pierdas y dobló la anchura de hombros posesionándose para las flexiones, tronco recto, pies separados, manos en perpendicular con los hombros, brazos semiflexionados y por ultimo con la cabeza un poco inclinada hacia delante bajar hasta casi tocar el suelo con el pecho. Hizo las diez flexiones lo más rápida que pudo, eran rápidas incluso para el estado en el que estaba, claro está que cuando las terminó gimió junto con un suspiro profundo que le llenó los pulmones de nuevo.
La verdad es que los duros entrenamientos de Noriko le habían hecho efecto, al menos ahora, para poder realizar las flexiones que su capitana estaba impacientes por que las terminara. Quizás también por eso aguantó mejor el golpe de lo que lo pudo haber aguantado un simple raso.
Terminó y sin posarse sobre el suelo volvió a ponerse de pie, pequeñas gotas de sudor le estaban empezando a caer por la frente, mientras se secaba en su keikogi, el cual ahora estaba aun más ensuciado.
- Estoy lista para otro más Izumi Kaori taicho.
Aunque sabía que el siguiente tampoco lograría esquivarlo siguió insistiendo.
No había recibido jamás un golpe de Kaori, y esperaba que no fueran tan fuertes como ella se imaginaba, si no iba a tener que pasarse por el cuarto escuadrón a molestar de nuevo a Aoki (que por aquel momento aun era teniente).
De nuevo se volvió a cubrir, esta vez esperaba al menos que le fuese a rozar. Pero aquel ataque tan directo no se lo vio venir. No le dio tiempo, ni a su shumpo, ni a poder bloquearlo, la verdad es que poco había visto de la escena, quizás fue por el fuerte golpe que recibió en su torso, y que la incapacitó durante unos segundos, momento en el que estuvo volando por los aires. Consiguió incorporarse para llevarse las manos a su lateral, el que había sido impactado, esperaba no haberse roto nada. Un suave sabor a sangre le recorría la lengua, y unas nauseas terriblemente recorrían su cuerpo en forma de escalofrío. Consiguió contenerse la fatiga, consiguió levantarse sin ningún gemido de dolor.
La verdad es que no se esperaba que le pegase tan fuerte, aunque ahora que lo pensaba no sabía como había llegado a esa teoría. Quizás el hecho de que ella era una rasa, pero así quizás le gustaba más, ya que no la trataría como algo frágil y pequeño, si no algo que aguanta sus duros golpes, un muro en el cual se puede escudar. Eso quería ser Noriko, un escudo que pueda aguantar y encajar los golpes. Aunque ahora que lo pensaba no iba a poder entrenar tantas veces como le hubiese gustado, ahora aun era más difícil encajar los golpes.
- Diez flexiones
Noriko se volvió a tumbar, estiró sus pierdas y dobló la anchura de hombros posesionándose para las flexiones, tronco recto, pies separados, manos en perpendicular con los hombros, brazos semiflexionados y por ultimo con la cabeza un poco inclinada hacia delante bajar hasta casi tocar el suelo con el pecho. Hizo las diez flexiones lo más rápida que pudo, eran rápidas incluso para el estado en el que estaba, claro está que cuando las terminó gimió junto con un suspiro profundo que le llenó los pulmones de nuevo.
La verdad es que los duros entrenamientos de Noriko le habían hecho efecto, al menos ahora, para poder realizar las flexiones que su capitana estaba impacientes por que las terminara. Quizás también por eso aguantó mejor el golpe de lo que lo pudo haber aguantado un simple raso.
Terminó y sin posarse sobre el suelo volvió a ponerse de pie, pequeñas gotas de sudor le estaban empezando a caer por la frente, mientras se secaba en su keikogi, el cual ahora estaba aun más ensuciado.
- Estoy lista para otro más Izumi Kaori taicho.
Aunque sabía que el siguiente tampoco lograría esquivarlo siguió insistiendo.
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Re: Informe de los Pitapollos
La capitana del sexto escuadrón sabía que Noriko reaccionaría precisamente así, como lo acababa de hacer. Pese al golpe recibido (Kaori no había usado todo su terrorífico poder, pero tampoco había suavizado demasiado el movimiento) la chica intentó levantarse pronto, hacer como si nada hubiera ocurrido, pero el sonido de la madera impactando en el cuerpo de la joven Noriko se le había metido en la cabeza y no paraba de repetirse una y otra vez. Luego la vio hacer las flexiones requeridas rápidamente. Cuando se levantó parecía tan dispuesta como antes, pero la Dama de Hierro sabía que aquel no era el caso. Acababa de llegar de una explosión, o eso había sacado ella de las palabras de su subordinada, y hacía escasos segundos que había recibido un golpe (a nivel de capitán). Con su edad, la muchacha era exactamente igual, siempre dispuesta a pelear con alguien con mayor nivel que ella (y del mismo) en aquella época había echado de menos que alguien de su nivel, en la actualidad, hubiera estado dispuesto a pelear con ella. Cuando era rasa se peleaba con todo el mundo, cada vez que podía, menos con el teniente y la capitana. Uno la consideraba una cría y la otra era demasiado benevolente para ello, las hermanas mayores no golpean a las pequeñas. Cuando empezó a ganarles a todos (fuerza bruta en estado máximo) el teniente tuvo que enfrentarla. En un principio recibió paliza tras paliza, pero su determinación fue la que la hizo triunfar, ¿pasaría lo mismo con Noriko, sería la próxima capitana del escuadrón? Era demasiado pronto para pensar en ello.
Cuando la chica habló, la mujer la miró de reojo, de un modo algo diferente y dio un paso atrás. Luego se remangó y dejó caer los guantes sin dedos que solían cubrir su blanca piel y afianzó la posición de sus pies. Nori-chan (mentalmente había empezado a llamar a la pelirroja de ese modo xD) podría llevarse algo más que golpes de aquella sesión de entrenamiento. Kaori levantó las manos y las cruzó a la altura del pecho.
- Por muy robusta que seas siempre serás más pequeña que la mayoría de los hombres. De modo que cubre tus puntos vitales y encuentra huecos. Ahora mismo por ejemplo, yo acabo de encontrar todos los tuyos- y de un shumpo apareció frente a ella, pero realizó unos pocos más y finalmente optó por embestirla desde uno de sus laterales- tocada- y su espada de madera fue a dar en la barbilla de la joven Noriko. Esta vez la chica giró sobre sí misma en el aire y fue contra el suelo de cabeza, tenía que haber dolido un poco. Kaori había sido algo más blanda, pero no podía evitar la brutalidad de todos sus golpes, aquella era su forma de lucha. Y de ser.
- Diez flexiones más y cinco minutos de descanso- ella no estaba cansada, y parecía que su subordinada tampoco. Aún así decidió que no quería seguir partiendo espadas. Acababa de mirarse las manos y había vuelto a astillar la que había estado utilizando en el segundo asalto.
Con un grácil movimiento recuperó sus guantes y volvió a enfundárselos. Esta vez abrió la puerta corredera que daba al jardín, donde la fuente, si, en la que Chiesa le había mojado la cara jugando, arrullaba a todos a su alrededor. La capitana se dejó caer en el pasillo, cuan larga era, tumbándose, y permitió gustosa que algunos de los rayos de sol que se dejaban caer le dieran en el rostro de porcelana y así calentarlo. Ojala tuviera ya un nuevo teniente para sustituir a Natsu. En el escuadrón no había suficientes candidatos. Iba a tener que buscar a su mano derecha fuera y no estaba segura de que iba a encontrar. Aunque teniendo en cuenta su experiencia, quizás diera con alguien que si mereciese la pena.
[FDI: Sé que dijimos que daríamos más golpes, pero me ha salido así, gomen u.u]
Cuando la chica habló, la mujer la miró de reojo, de un modo algo diferente y dio un paso atrás. Luego se remangó y dejó caer los guantes sin dedos que solían cubrir su blanca piel y afianzó la posición de sus pies. Nori-chan (mentalmente había empezado a llamar a la pelirroja de ese modo xD) podría llevarse algo más que golpes de aquella sesión de entrenamiento. Kaori levantó las manos y las cruzó a la altura del pecho.
- Por muy robusta que seas siempre serás más pequeña que la mayoría de los hombres. De modo que cubre tus puntos vitales y encuentra huecos. Ahora mismo por ejemplo, yo acabo de encontrar todos los tuyos- y de un shumpo apareció frente a ella, pero realizó unos pocos más y finalmente optó por embestirla desde uno de sus laterales- tocada- y su espada de madera fue a dar en la barbilla de la joven Noriko. Esta vez la chica giró sobre sí misma en el aire y fue contra el suelo de cabeza, tenía que haber dolido un poco. Kaori había sido algo más blanda, pero no podía evitar la brutalidad de todos sus golpes, aquella era su forma de lucha. Y de ser.
- Diez flexiones más y cinco minutos de descanso- ella no estaba cansada, y parecía que su subordinada tampoco. Aún así decidió que no quería seguir partiendo espadas. Acababa de mirarse las manos y había vuelto a astillar la que había estado utilizando en el segundo asalto.
Con un grácil movimiento recuperó sus guantes y volvió a enfundárselos. Esta vez abrió la puerta corredera que daba al jardín, donde la fuente, si, en la que Chiesa le había mojado la cara jugando, arrullaba a todos a su alrededor. La capitana se dejó caer en el pasillo, cuan larga era, tumbándose, y permitió gustosa que algunos de los rayos de sol que se dejaban caer le dieran en el rostro de porcelana y así calentarlo. Ojala tuviera ya un nuevo teniente para sustituir a Natsu. En el escuadrón no había suficientes candidatos. Iba a tener que buscar a su mano derecha fuera y no estaba segura de que iba a encontrar. Aunque teniendo en cuenta su experiencia, quizás diera con alguien que si mereciese la pena.
[FDI: Sé que dijimos que daríamos más golpes, pero me ha salido así, gomen u.u]
Izumi Kaori- Post : 584
Re: Informe de los Pitapollos
[FDI: No pasa nada ^^, así sufre menos la pobre Noriko xD]
Noriko sabía que a partir de ahora fallaría a la hora de esquivar a su capitana, pero ¿Qué otra cosa podía hacer? Estaba tocada de antes de visitarla, más el fuerte golpe que había recibido por Izumi la había inmovilizado bastante, y más aun después de las flexiones. Pensaba continuar allí, era un escudo, era una muralla, se podría caer, pero siempre se seguiría levantando. Y al menos quería demostrar cuanta fortaleza y fuerza de voluntad poseía dentro de ese cuerpo.
De nuevo consiguió golpearla, esta vez se notaba menos intensidad, aunque a la joven pareció dolerle igual, ya estaba demasiado herida como para pensar si ahora los golpes iban con menos fuerza, o quizás se estaba acostumbrando a la fuerza de la dama de hierro.
Esta vez tardo un poco más en levantarse, las manos le estaban temblando, con lo que más de una vez creyó que iba a darse contra el suelo realizando las flexiones, las cuales también las hacía más despacio.
Cinco minutos de descanso, pensó que jamás iba a llegar ese momento, aprovechó para ponerse en pie y quitarse algunas astillas de madera que tenía sobre el traje ya destrozado anteriormente.
No titubeó, ni rechistó, en todo aquel entrenamiento. Para Noriko era un halago el entrenar contra alguien tan fuerte, y si tuviesen teniente lucharía también contra él. Quizás más igualados, Noriko no poseía, por ahora, la fuerza de uno de ellos, pero ellos tampoco tenían la fuerza de la capitana. De hecho si le dijeran a Noriko que Izumi era la capitana del 11º en lugar de la del 6º no se sorprendería.
La capitana volvió a colocarse los guantes, como si no hubiese hecho ni el más mínimo esfuerzo, daba lástima ver como la joven rasa había acabado y no ver siquiera una gota de sudor en su capitana.
Una puerta corredera se abrió dando lugar a un jardín con fuente, aquel era un lugar precioso, un lugar donde nunca había estado Noriko, seguramente era un lugar reservado para Izumi, donde poca gente había conseguido entrar.
Noriko se adentró lentamente, el sol inundaba todos los rincones de aquel lugar, solo se escuchaba el agua de aquella fuente, era relajante, calmado, aquello era un lugar de descanso. Se sentó cerca de la fuente, mientras jugaba con sus dedos en la superficie del agua.
Veía como su rostro se iba difuminando, ondeándose con el movimiento. Su capitana siempre debía estar muy ocupada, encima Noriko no hacía más que acarrearle problemas, no tenían ahora teniente, y la mesa del despacho siempre estaba llena de informes.
Noriko se arrodilló bruscamente, haciendo un sonido hueco entre sus rodillas y el suelo. Quizás por que las piernas empezaron de nuevo a temblarle por el esfuerzo físico que había hecho, en unos minutos se le calmarían. Encorvó su espalda al tiempo que su puño izquierdo tocaba el suelo y con el otro a su pecho.
- Izumi Kaori taicho. ¡Déjeme ser la teniente de su escuadrón para poder ayudarle en todo lo que sea necesario! AL menos hasta que encuentre un buen sustituto que me supere y que pueda ejercer el puesto dignamente
No se levantaría de allí hasta que su capitana le diera una respuesta. Pasara lo que pasase iba a estar siempre a su disposición.
Noriko sabía que a partir de ahora fallaría a la hora de esquivar a su capitana, pero ¿Qué otra cosa podía hacer? Estaba tocada de antes de visitarla, más el fuerte golpe que había recibido por Izumi la había inmovilizado bastante, y más aun después de las flexiones. Pensaba continuar allí, era un escudo, era una muralla, se podría caer, pero siempre se seguiría levantando. Y al menos quería demostrar cuanta fortaleza y fuerza de voluntad poseía dentro de ese cuerpo.
De nuevo consiguió golpearla, esta vez se notaba menos intensidad, aunque a la joven pareció dolerle igual, ya estaba demasiado herida como para pensar si ahora los golpes iban con menos fuerza, o quizás se estaba acostumbrando a la fuerza de la dama de hierro.
Esta vez tardo un poco más en levantarse, las manos le estaban temblando, con lo que más de una vez creyó que iba a darse contra el suelo realizando las flexiones, las cuales también las hacía más despacio.
Cinco minutos de descanso, pensó que jamás iba a llegar ese momento, aprovechó para ponerse en pie y quitarse algunas astillas de madera que tenía sobre el traje ya destrozado anteriormente.
No titubeó, ni rechistó, en todo aquel entrenamiento. Para Noriko era un halago el entrenar contra alguien tan fuerte, y si tuviesen teniente lucharía también contra él. Quizás más igualados, Noriko no poseía, por ahora, la fuerza de uno de ellos, pero ellos tampoco tenían la fuerza de la capitana. De hecho si le dijeran a Noriko que Izumi era la capitana del 11º en lugar de la del 6º no se sorprendería.
La capitana volvió a colocarse los guantes, como si no hubiese hecho ni el más mínimo esfuerzo, daba lástima ver como la joven rasa había acabado y no ver siquiera una gota de sudor en su capitana.
Una puerta corredera se abrió dando lugar a un jardín con fuente, aquel era un lugar precioso, un lugar donde nunca había estado Noriko, seguramente era un lugar reservado para Izumi, donde poca gente había conseguido entrar.
Noriko se adentró lentamente, el sol inundaba todos los rincones de aquel lugar, solo se escuchaba el agua de aquella fuente, era relajante, calmado, aquello era un lugar de descanso. Se sentó cerca de la fuente, mientras jugaba con sus dedos en la superficie del agua.
Veía como su rostro se iba difuminando, ondeándose con el movimiento. Su capitana siempre debía estar muy ocupada, encima Noriko no hacía más que acarrearle problemas, no tenían ahora teniente, y la mesa del despacho siempre estaba llena de informes.
Noriko se arrodilló bruscamente, haciendo un sonido hueco entre sus rodillas y el suelo. Quizás por que las piernas empezaron de nuevo a temblarle por el esfuerzo físico que había hecho, en unos minutos se le calmarían. Encorvó su espalda al tiempo que su puño izquierdo tocaba el suelo y con el otro a su pecho.
- Izumi Kaori taicho. ¡Déjeme ser la teniente de su escuadrón para poder ayudarle en todo lo que sea necesario! AL menos hasta que encuentre un buen sustituto que me supere y que pueda ejercer el puesto dignamente
No se levantaría de allí hasta que su capitana le diera una respuesta. Pasara lo que pasase iba a estar siempre a su disposición.
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Re: Informe de los Pitapollos
Kaori no pudo evitar mover la cabeza de izquierda a derecha cuando la chica se puso a sus pies y le hizo aquella petición tan sorprendente. No es que no confiase en ella, lo cierto es que cada vez la veía más apta como shinigami. Pero, desgraciadamente, aún no estaba preparada para realizar aquella valor, era una candidata en potencia, pero no ahora. Aún no era su momento. Quizás cuando cogiese unas cuentas tablas más, cuando tuviera más experiencia, fuerza y velocidad podría acceder a aquel escalafón pero no ahora, iba a tener que tener un poco de paciencia. Acababa de recibir dos buenos golpes por parte de su superior y ni se los había visto venir. Era imposible que fuera teniente tan pronto y de verdad que lo sentía, porque daba por sentado que lo haría mucho mejor que Natsu, ella y cualquiera, vamos. Pero las cosas no podían funcionar así, había que cumplir las normas y hacer la casa por los cimientos, querer empezarla por el tejado solo podía significar la ruina del inmueble. Aún así, la joven no pudo evitar la bonita sonrisa que se dibujo en su cara. Noriko era como había sido ella en su juventud, cabezota, fuerte y decidida. ¿Cómo era? Lo cierto es que Kaori seguía adornada con esas características. Siempre había querido ascender lo más rápido posible. Si lo hubiera hecho así no sería ni la persona ni la shinigami que ahora era y eso se lo debía por entero a la capitana Valeria. La hermosa mujer había actuado de muro con el que Izumi taichou se había chocado muchas veces, porque su antigua superior la había hecho pasar por todos los escalafones del escuadrón, la había hecho empezar desde abajo del todo y lo había hecho por su bien. Ella (en honor a la fallecida) no podía evitar no hacer lo mismo con Noriko. De modo que se sentó y cruzó las piernas. Su mano, lentamente, con torpeza, cayó sobre la cabeza de la chica.
- Nori- chan- esta vez dio voz a sus pensamientos y decidió que de ahora en adelante llamaría así a su protegida- eres una shinigami muy valiosa para este escuadrón, muy valiosa para mí- aclaró- pero aún eres joven, te falta experiencia y no puedes pasar de ser una rasa a ser teniente, tienes que ser antes oficial- las cosas había que hacerlas bien, en condiciones, y no así. Ambas lo sabían, y teniendo en cuenta que con pruebas no había sido suficiente tendría que elegir a una persona experimentada- te juro que si hubieras hecho unas cuentas misiones más te daría un rango de oficial, pero todavía no- a continuación la sonrisa se hizo más amplia en los labios de la temible Dama de Hierro y su mano fue del pelo rojizo de su subordinada a su mejilla- lo harás muy bien. Sé que no me he equivocado al confiar en ti en el asunto de los pollos. No me defraudes- solo entonces volvió a poner las manos en su regazo y cerró los ojos para que el sol volviera a lamerle el rostro de porcelana.
Habían pasado muchas cosas desde que llegó al Sexto Escuadrón de la mano de Valaeria taichou. Había tenido peleas, había recibido golpes, había llorado, había reído, básicamente había vivido. Y esperaba poder seguir haciéndolo. Enterarse de quien era el chico de los ojos grises, seguir odiando a Chiesa, hablar con Yoruko y las pequeñas cosas que vivía a diario le daban la vida. Pero quizás ya era el momento de empezar a transmitir cosas, ¿y quién mejor que Noriko? Esa chica daría que hablar. Estaba segura de ello.
- Nori- chan- esta vez dio voz a sus pensamientos y decidió que de ahora en adelante llamaría así a su protegida- eres una shinigami muy valiosa para este escuadrón, muy valiosa para mí- aclaró- pero aún eres joven, te falta experiencia y no puedes pasar de ser una rasa a ser teniente, tienes que ser antes oficial- las cosas había que hacerlas bien, en condiciones, y no así. Ambas lo sabían, y teniendo en cuenta que con pruebas no había sido suficiente tendría que elegir a una persona experimentada- te juro que si hubieras hecho unas cuentas misiones más te daría un rango de oficial, pero todavía no- a continuación la sonrisa se hizo más amplia en los labios de la temible Dama de Hierro y su mano fue del pelo rojizo de su subordinada a su mejilla- lo harás muy bien. Sé que no me he equivocado al confiar en ti en el asunto de los pollos. No me defraudes- solo entonces volvió a poner las manos en su regazo y cerró los ojos para que el sol volviera a lamerle el rostro de porcelana.
Habían pasado muchas cosas desde que llegó al Sexto Escuadrón de la mano de Valaeria taichou. Había tenido peleas, había recibido golpes, había llorado, había reído, básicamente había vivido. Y esperaba poder seguir haciéndolo. Enterarse de quien era el chico de los ojos grises, seguir odiando a Chiesa, hablar con Yoruko y las pequeñas cosas que vivía a diario le daban la vida. Pero quizás ya era el momento de empezar a transmitir cosas, ¿y quién mejor que Noriko? Esa chica daría que hablar. Estaba segura de ello.
Izumi Kaori- Post : 584
Re: Informe de los Pitapollos
[[OFF: Siento que sea tan corto O.o no se por que me ha salido así]]
Noriko ya se había temido aquella respuesta. Pero quería ser lo más útil posible, así que al menos quería darle apoyo a su capitana. Sabía que ahora mismo Kaori estaba sola en aquel cargo, sin oficial y sin teniente. Bien es cierto que aun no era oficial y pasar de ser una rasa a ser una teniente era un paso demasiado grande que Kaori, y creo que ningún capitán, se atrevería ha hacer.
Al menos tenía la solución, entrenar y hacer algunas misiones para poder ser oficial, aunque no fuese el cargo de teniente al menos no estaría tan liada su capitana. A pesar de los rumores de la dama de hierro, era muy benévola, sabia, quizás otro en medio del caos hubiese aceptado la petición de Noriko, o hubiese saltado de una manera más ruda.
- Siento haberle puesto en esta situación tan comprometida.
La mano de su capitana sobre su cabeza le hizo encajar mejor el golpe, no es que le hubiese dolido el no por respuesta, si no por haberse mostrado quizás de aquel modo. Una rasa jamás debería pedirle aquellas cosas a su capitana. Aquello le dolió mucho por parte de ella. Sin embargo con aquel gesto, se tranquilizó. Escuchar su nombre abreviado con tanto cariño que no saliera de la boca de Aoki o de Shuyin Akira le era agradable. Se sentía completa, cómoda, había logrado encajar en aquel escuadrón bastante bien.
Noriko se levantó con la cabeza alzada, estaba orgullosa después de todo.
- Gracias Izumi Kaori taicho – hizo una reverencia inclinando su cuerpo – Gracias por su apoyo y sus sabias palabras. – hizo una pausa y volvió a su posición de antes de inclinarse - ¿Desea algo de beber? – dijo disponiéndose ha traerle cualquier cosa que se le ofreciera.
Tenía claro que después del entrenamiento iba a ponerse de nuevo con sus entrenamientos, nuevas misiones y rescatar al pollo de Akira. Aquel sitio era agradable para ella, y se volvería tan fuerte como necesitaran para ayudar al escuadrón.
- Tras esta pausa, ¿volveríamos al entrenamiento, o me dispongo inmediatamente a buscar el pitapollo?
Noriko ya se había temido aquella respuesta. Pero quería ser lo más útil posible, así que al menos quería darle apoyo a su capitana. Sabía que ahora mismo Kaori estaba sola en aquel cargo, sin oficial y sin teniente. Bien es cierto que aun no era oficial y pasar de ser una rasa a ser una teniente era un paso demasiado grande que Kaori, y creo que ningún capitán, se atrevería ha hacer.
Al menos tenía la solución, entrenar y hacer algunas misiones para poder ser oficial, aunque no fuese el cargo de teniente al menos no estaría tan liada su capitana. A pesar de los rumores de la dama de hierro, era muy benévola, sabia, quizás otro en medio del caos hubiese aceptado la petición de Noriko, o hubiese saltado de una manera más ruda.
- Siento haberle puesto en esta situación tan comprometida.
La mano de su capitana sobre su cabeza le hizo encajar mejor el golpe, no es que le hubiese dolido el no por respuesta, si no por haberse mostrado quizás de aquel modo. Una rasa jamás debería pedirle aquellas cosas a su capitana. Aquello le dolió mucho por parte de ella. Sin embargo con aquel gesto, se tranquilizó. Escuchar su nombre abreviado con tanto cariño que no saliera de la boca de Aoki o de Shuyin Akira le era agradable. Se sentía completa, cómoda, había logrado encajar en aquel escuadrón bastante bien.
Noriko se levantó con la cabeza alzada, estaba orgullosa después de todo.
- Gracias Izumi Kaori taicho – hizo una reverencia inclinando su cuerpo – Gracias por su apoyo y sus sabias palabras. – hizo una pausa y volvió a su posición de antes de inclinarse - ¿Desea algo de beber? – dijo disponiéndose ha traerle cualquier cosa que se le ofreciera.
Tenía claro que después del entrenamiento iba a ponerse de nuevo con sus entrenamientos, nuevas misiones y rescatar al pollo de Akira. Aquel sitio era agradable para ella, y se volvería tan fuerte como necesitaran para ayudar al escuadrón.
- Tras esta pausa, ¿volveríamos al entrenamiento, o me dispongo inmediatamente a buscar el pitapollo?
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Re: Informe de los Pitapollos
[FDI: No pasa nada, guapa. Está genial.]
Nori chan se lo tomó mejor de lo que la capitana podría haber esperado, a decir verdad. Cierta desilusión manchaba las palabras de la pelirroja, pero aún así, parecía conforme, no iba a darle guerra. Incluso le había pedido perdón por sus palabras. Había que reconocer que era la hermana pequeña que siempre le hubiera gustado tener. Seguramente, la Dama de Hierro también habría aceptado aquella negativa en sus tiempos mozos si la hermosa capitana Valeria, su antecesora y casi como una hermana como ella. “Oneesama…”
Quizás la principal diferencia se encontrase en la relación que las unía a ellas y las que había unido tiempo antes a la capitana con su antecesora, la carismática Valeria taichou. Kaori suspiró, no tan alto como para ser escuchada ni tan bajo para ser algo íntimo y totalmente personal. A continuación la chica se ofreció a traerle algo para beber y estuvo a punto de mover la cabeza de izquierda a derecha por puro reflejo, pero se dio cuenta que necesita unos minutos de soledad, quería reflexionar, quedarse sola con sus pensamientos. Había algo que empezaba a obstruirle la garganta y que necesitaba expulsar, de modo que decidió pedir un poco de té verde para aclarar las ideas. Aún así, antes tuvo que contestar otra pregunta, una relacionada con las órdenes de Noriko. La chica carraspeó, lo mínimo para que la voz no saliese ronca y habló, poco, si tengo que decir la verdad.
- Me gustaría que te pusieras con el asunto del pollo cuanto antes. La travesura de Akira puede traer consecuencias- y dicho esto volvió la vista a los jardines, a los recuerdos, fue. Ni siquiera se percató de que los pies de la muchacha (acompañados del resto de su cuerpo, obviamente) se habían ido a la cocina. Solo cuando volvió la cara y no la encontró cayó en la cuenta que estaba sola. Sabía que la relación de “maestra” que se suponía iba a tener con Noriko podía tener sus cosas malas. Si herían a la chica o si a ella le pasaba algo una de las dos sufriría. Sabía por propia experiencia lo que era perder a un mentor. De ahí que aquella irreflexiva decisión (como tantas otras) le pesase sobre la espalda. Pensaba en la capitana Rhin, y con Noriko a su lado pensaría aún más en ella. En lo que debió hacer y no hizo, en el que no tendría que haber hecho. Apretó las manos con fuerza en las rodillas y se mordió los labios: “no pienso llorar” se dijo a sí misma mientras ejercía más y más tensión en sus guantes. Solo el sonoro crack de uno de ellos la hizo detenerse y darse cuenta que lo había roto. Con un bufido se lo quitó y lo observó: se le había rajado en la zona que debía ocupar la palma y no iba a tener arreglo. De modo que se arrancó el otro y los colocó en el suelo a su lado. Al menos esta distracción había servido para que cuando volvió su pupila ya estaba tal y como la había dejado. Cuando Kaori tomó la taza de té se relajó un tanto. En ocasiones era mejor dejarse llevar y no pensar en las consecuencias. Lo que tuviera que llegar, llegaría.
[FDI: No estoy yo muy inventiva hoy tampoco u.u]
Nori chan se lo tomó mejor de lo que la capitana podría haber esperado, a decir verdad. Cierta desilusión manchaba las palabras de la pelirroja, pero aún así, parecía conforme, no iba a darle guerra. Incluso le había pedido perdón por sus palabras. Había que reconocer que era la hermana pequeña que siempre le hubiera gustado tener. Seguramente, la Dama de Hierro también habría aceptado aquella negativa en sus tiempos mozos si la hermosa capitana Valeria, su antecesora y casi como una hermana como ella. “Oneesama…”
Quizás la principal diferencia se encontrase en la relación que las unía a ellas y las que había unido tiempo antes a la capitana con su antecesora, la carismática Valeria taichou. Kaori suspiró, no tan alto como para ser escuchada ni tan bajo para ser algo íntimo y totalmente personal. A continuación la chica se ofreció a traerle algo para beber y estuvo a punto de mover la cabeza de izquierda a derecha por puro reflejo, pero se dio cuenta que necesita unos minutos de soledad, quería reflexionar, quedarse sola con sus pensamientos. Había algo que empezaba a obstruirle la garganta y que necesitaba expulsar, de modo que decidió pedir un poco de té verde para aclarar las ideas. Aún así, antes tuvo que contestar otra pregunta, una relacionada con las órdenes de Noriko. La chica carraspeó, lo mínimo para que la voz no saliese ronca y habló, poco, si tengo que decir la verdad.
- Me gustaría que te pusieras con el asunto del pollo cuanto antes. La travesura de Akira puede traer consecuencias- y dicho esto volvió la vista a los jardines, a los recuerdos, fue. Ni siquiera se percató de que los pies de la muchacha (acompañados del resto de su cuerpo, obviamente) se habían ido a la cocina. Solo cuando volvió la cara y no la encontró cayó en la cuenta que estaba sola. Sabía que la relación de “maestra” que se suponía iba a tener con Noriko podía tener sus cosas malas. Si herían a la chica o si a ella le pasaba algo una de las dos sufriría. Sabía por propia experiencia lo que era perder a un mentor. De ahí que aquella irreflexiva decisión (como tantas otras) le pesase sobre la espalda. Pensaba en la capitana Rhin, y con Noriko a su lado pensaría aún más en ella. En lo que debió hacer y no hizo, en el que no tendría que haber hecho. Apretó las manos con fuerza en las rodillas y se mordió los labios: “no pienso llorar” se dijo a sí misma mientras ejercía más y más tensión en sus guantes. Solo el sonoro crack de uno de ellos la hizo detenerse y darse cuenta que lo había roto. Con un bufido se lo quitó y lo observó: se le había rajado en la zona que debía ocupar la palma y no iba a tener arreglo. De modo que se arrancó el otro y los colocó en el suelo a su lado. Al menos esta distracción había servido para que cuando volvió su pupila ya estaba tal y como la había dejado. Cuando Kaori tomó la taza de té se relajó un tanto. En ocasiones era mejor dejarse llevar y no pensar en las consecuencias. Lo que tuviera que llegar, llegaría.
[FDI: No estoy yo muy inventiva hoy tampoco u.u]
Izumi Kaori- Post : 584
Re: Informe de los Pitapollos
La joven asintió con un leve movimiento de cabeza, de arriba abajo, cerrando los ojos cuanto mas abajo se encontraba la cabeza. Su misión ahora estaba en buscar el condenado pollo. Pero de momento quería ofrecerle a su capitana un té, en compensación por el entrenamiento, y para aclararse la garganta. Además hoy en especial estaba más distraída de lo normal. Quizás la había pillad en un mal momento. Quizás necesitaba tiempo, para estar sola.
Directa a la cocina, bastante recogida he de decir, pero como todo lo que rodeaba aquel escuadrón, el orden y la limpieza. Hasta los informes de Izumi estarían ordenados, viendo aquel panorama. La joven cogió una tetera, donde puso las hieras mejores aromatizadas de té que había encontrado en aquel sitio. Calentó agua y en pocos segundos el té ya estaba listo.
Cogió una pequeña, pero preciosa, bandeja de color plata y sobre ella dos pequeños vasos con la tetera.
Finalmente llegó hasta donde estaba su capitana. Normalmente a causa de la poca práctica de llevar este tipo de cosas, debería habérsele caído o al menos temblado la bandeja. Pero Noriko tenía un pulso firme. Se sentó sobre sus piernas. Dejó la bandeja en su sitio y con un paño de diversos colores tapó la tapa y vertió el té en el vaso de su capitana, y después al suyo.
El vapor empezó a inundar aquel lugar, hasta el más fuerte resfriado se habría calmado con aquel vapor y aquel aroma. No era un olor fuerte, si no dulce y suave, como su sabor. Noriko no era experta en tes pero si todos eran así iba a empezar a aprender.
Supuso que no le importaría a su capitana compartir aquel momento con su subordinada, aunque su principal tarea era la de buscar aquella ave.
- Espero que le guste, no estoy acostumbrada ha hacer este tipo de cosas – Y agachó de nuevo la cabeza, como si se tratase de una reverencia y nuevamente mirar a su capitana.
Noriko no probó ni un sorbo hasta que su capitana lo hiciera primero, al menos sabía modales.
Notaba a Izumi algo tensa, quizás estaba preocupada por la misión. O quizás de nuevo estaba sumergida en sus pensamientos. Era difícil saber en que estaba pensando.
Cuando ambas terminaran el té Noriko lo recogería todo y se dispondría en marcha sin demora a completar la misión que le había encomendado Kaori taicho
- Gracias por el entrenamiento y por el descanso Izumi Kaori taicho - dijo de nuevo, como siempre inclinando su cuerpo acto de una reverencia.- Por cierto, ¿Qué quiere que haga con el pitapollo cuando lo capture?
Directa a la cocina, bastante recogida he de decir, pero como todo lo que rodeaba aquel escuadrón, el orden y la limpieza. Hasta los informes de Izumi estarían ordenados, viendo aquel panorama. La joven cogió una tetera, donde puso las hieras mejores aromatizadas de té que había encontrado en aquel sitio. Calentó agua y en pocos segundos el té ya estaba listo.
Cogió una pequeña, pero preciosa, bandeja de color plata y sobre ella dos pequeños vasos con la tetera.
Finalmente llegó hasta donde estaba su capitana. Normalmente a causa de la poca práctica de llevar este tipo de cosas, debería habérsele caído o al menos temblado la bandeja. Pero Noriko tenía un pulso firme. Se sentó sobre sus piernas. Dejó la bandeja en su sitio y con un paño de diversos colores tapó la tapa y vertió el té en el vaso de su capitana, y después al suyo.
El vapor empezó a inundar aquel lugar, hasta el más fuerte resfriado se habría calmado con aquel vapor y aquel aroma. No era un olor fuerte, si no dulce y suave, como su sabor. Noriko no era experta en tes pero si todos eran así iba a empezar a aprender.
Supuso que no le importaría a su capitana compartir aquel momento con su subordinada, aunque su principal tarea era la de buscar aquella ave.
- Espero que le guste, no estoy acostumbrada ha hacer este tipo de cosas – Y agachó de nuevo la cabeza, como si se tratase de una reverencia y nuevamente mirar a su capitana.
Noriko no probó ni un sorbo hasta que su capitana lo hiciera primero, al menos sabía modales.
Notaba a Izumi algo tensa, quizás estaba preocupada por la misión. O quizás de nuevo estaba sumergida en sus pensamientos. Era difícil saber en que estaba pensando.
Cuando ambas terminaran el té Noriko lo recogería todo y se dispondría en marcha sin demora a completar la misión que le había encomendado Kaori taicho
- Gracias por el entrenamiento y por el descanso Izumi Kaori taicho - dijo de nuevo, como siempre inclinando su cuerpo acto de una reverencia.- Por cierto, ¿Qué quiere que haga con el pitapollo cuando lo capture?
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Re: Informe de los Pitapollos
¿Qué hacer con esos endemoniados bichos? Kaori bebió por primera vez de su taza de té y asintió de una cabezada, al parecer Nori chan había puesto todos sus esfuerzos en hacerlo y esperaba algún tipo de comentario, que por otro lado merecía, pues la bebida estaba deliciosa, caliente y reparadora, justo lo que la dura capitana estaba necesitando. La chica dejó escapar un suspiro cuando el té bajó por su garganta y se volvió hasta su subordinada, dispuesta a ofrecerlo aquello que se merecía.
- Está delicioso, tiene un aroma maravilloso, embriagador- y para no tener que decir nada más se llevó un nuevo trago hasta la boca, después mantuvo la taza entre las manos, calentándolas, sin guantes se sentía desnuda, a decir verdad. Así se mantuvieron ambas durante unos minutos, dejando que el sol y la bebida las hiciese entrar en calor, uno que necesitaban. La mente de la capitana estaba intentando hacer un hueco de tranquilidad entre todos los temas que allí se habían reunido, pero de momento no era capaz de encontrarla. Buscar teniente, el chico de sus pensamientos, el de los ojos grises y que no tenía ni puñetera idea de quien era, los problemas de la Sociedad de las Almas y sus propias inquietudes que, para no variar, incluían un perpetuo mosqueo con Chiesa y cualquier cosa que tuviera que ver con él, ¡menudo imbécil estaba hecho ese tío! y sobre todo la crisis interna del escuadrón, estaban todos aquellos contratiempos demasiado bien colocados y no era capaz de esquivarlos. Hizo una mueca de desagrado y de un solo trago se terminó la taza de té, tendría que estar en su habitación, dedicándose a otros quehaceres y no allí, sentada al sol como un caracol ni hacer nada. Dejó caer con suavidad su taza en la bandeja y se estiró como un gato, luego se colocó bien el suave cabello negro y se dispuso a ponerse en movimiento. Tomó los guantes destrozados en la mano y gruñó, encima iba a tener que ir a conseguir otros al Rukongai (que era donde se los había comprado). Aún así, había crecido en aquel lugar, volver de vez en cuando era algo nostálgico, aunque solía hacerlo de incógnito. No le gustaba la cara que le ponían cuando veían su haori o sus ropas de shinigami. Negó con la cabeza y volvió a bufar, se le acumulaba el trabajo.
Tal fue su frustración que se levantó de un salto y comenzó a sacudirse las ropas con diligencia. Se le estaba olvidando algo, algo que era sumamente importante y que ya había tenido cabida en la conversación ¡Ah, sí, los pollos endemoniados esos!
- De momento ve a buscarlo y tráelo aquí. Ya veremos que hacemos con él una vez esté aquí. Creo que voy a tener que intercambiar, también, unas palabras con Akira san- a decir verdad no tenía ni idea de es lo que iba a hacer con ese pobre animal, pero al menos podría pensar en ello mientras Noriko lo encontraba y lo traía. Lo único que esperaba la joven era que aquel experimento no trajera consecuencias, porque no pensaba controlar su temperamento con la persona que había creado todo aquel desbarajuste, jugar con fuego de esa manera solo puede tener consecuencias graves y él se las estaba buscando. Tal vez el científico acabase con quemaduras y era muy posible que fuera la misma Kaori quien se las inflingiese.
[FDI: Como vi que abriste el otro creo que ya podemos ir cerrando aquí ]
- Está delicioso, tiene un aroma maravilloso, embriagador- y para no tener que decir nada más se llevó un nuevo trago hasta la boca, después mantuvo la taza entre las manos, calentándolas, sin guantes se sentía desnuda, a decir verdad. Así se mantuvieron ambas durante unos minutos, dejando que el sol y la bebida las hiciese entrar en calor, uno que necesitaban. La mente de la capitana estaba intentando hacer un hueco de tranquilidad entre todos los temas que allí se habían reunido, pero de momento no era capaz de encontrarla. Buscar teniente, el chico de sus pensamientos, el de los ojos grises y que no tenía ni puñetera idea de quien era, los problemas de la Sociedad de las Almas y sus propias inquietudes que, para no variar, incluían un perpetuo mosqueo con Chiesa y cualquier cosa que tuviera que ver con él, ¡menudo imbécil estaba hecho ese tío! y sobre todo la crisis interna del escuadrón, estaban todos aquellos contratiempos demasiado bien colocados y no era capaz de esquivarlos. Hizo una mueca de desagrado y de un solo trago se terminó la taza de té, tendría que estar en su habitación, dedicándose a otros quehaceres y no allí, sentada al sol como un caracol ni hacer nada. Dejó caer con suavidad su taza en la bandeja y se estiró como un gato, luego se colocó bien el suave cabello negro y se dispuso a ponerse en movimiento. Tomó los guantes destrozados en la mano y gruñó, encima iba a tener que ir a conseguir otros al Rukongai (que era donde se los había comprado). Aún así, había crecido en aquel lugar, volver de vez en cuando era algo nostálgico, aunque solía hacerlo de incógnito. No le gustaba la cara que le ponían cuando veían su haori o sus ropas de shinigami. Negó con la cabeza y volvió a bufar, se le acumulaba el trabajo.
Tal fue su frustración que se levantó de un salto y comenzó a sacudirse las ropas con diligencia. Se le estaba olvidando algo, algo que era sumamente importante y que ya había tenido cabida en la conversación ¡Ah, sí, los pollos endemoniados esos!
- De momento ve a buscarlo y tráelo aquí. Ya veremos que hacemos con él una vez esté aquí. Creo que voy a tener que intercambiar, también, unas palabras con Akira san- a decir verdad no tenía ni idea de es lo que iba a hacer con ese pobre animal, pero al menos podría pensar en ello mientras Noriko lo encontraba y lo traía. Lo único que esperaba la joven era que aquel experimento no trajera consecuencias, porque no pensaba controlar su temperamento con la persona que había creado todo aquel desbarajuste, jugar con fuego de esa manera solo puede tener consecuencias graves y él se las estaba buscando. Tal vez el científico acabase con quemaduras y era muy posible que fuera la misma Kaori quien se las inflingiese.
[FDI: Como vi que abriste el otro creo que ya podemos ir cerrando aquí ]
Izumi Kaori- Post : 584
Re: Informe de los Pitapollos
- Si Izumi Kaori taicho – dijo levantándose y con una reverencia – No volveré aquí hasta que aquello haya finalizado.
Noriko quería partir ya, sabía que su capitana tenía trabajo, además quería seguir el rastro antes de que aquella ave se le escapara del Rukongai, ya entonces sería muy difícil encontrarla.
Pensaba además, si pudiese, traerle a Akira, a ver si podrían zanjar el tema, sabía que era del escuadrón de investigación, pero no debería ir por ahí entregando pollos explosivos.
La shinigami se levantó y dejó los vasos y la tetera del sitio donde habían salido. Los lavó perfectamente y lo más rápido que pudo. Se secó las manos en un pequeño trapo que estaba allí y volvió hacia donde estaba Kaori.
- Con su permiso.
Se marchó con una reverencia, sin darle la espalda a su capitana y cerrando la puerta de aquel lugar por si deseaba quedarse un rato a solas antes de volver a su trabajo.
Noriko quería partir ya, sabía que su capitana tenía trabajo, además quería seguir el rastro antes de que aquella ave se le escapara del Rukongai, ya entonces sería muy difícil encontrarla.
Pensaba además, si pudiese, traerle a Akira, a ver si podrían zanjar el tema, sabía que era del escuadrón de investigación, pero no debería ir por ahí entregando pollos explosivos.
La shinigami se levantó y dejó los vasos y la tetera del sitio donde habían salido. Los lavó perfectamente y lo más rápido que pudo. Se secó las manos en un pequeño trapo que estaba allí y volvió hacia donde estaba Kaori.
- Con su permiso.
Se marchó con una reverencia, sin darle la espalda a su capitana y cerrando la puerta de aquel lugar por si deseaba quedarse un rato a solas antes de volver a su trabajo.
Amako Noriko- Raso Gi
- Post : 482
Edad : 34
Souls&Swords - Foro interpretativo inspirado en Bleach :: Gotei :: Escuadrón Gi - Honradez y Justicia
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Abr 30, 2015 3:40 am por Kenta
» Ethernia Ehlysea {Afiliación Élite}
Dom Mayo 25, 2014 7:56 am por Invitado
» Foro RPG Naruto (Élite) (caida de botones)
Dom Mayo 25, 2014 6:04 am por Invitado
» holau gente ^^
Lun Mayo 12, 2014 6:03 am por taider kend
» Foro RPG Naruto (Élite)
Sáb Mayo 03, 2014 7:20 am por Invitado
» School of devil way [Elite]
Dom Mar 23, 2014 7:39 am por Invitado
» Attack On Titan ;; Reapertura [Cambio de Botón - Normal.]
Mar Ene 14, 2014 1:09 pm por Invitado
» Anime Rol [Élite]
Dom Dic 08, 2013 3:51 pm por Invitado
» I Want Candy! {Invitación}
Lun Nov 11, 2013 9:54 am por Invitado
» Homines Hortum || Élite [Yaoi]
Dom Oct 20, 2013 2:42 pm por Invitado