Fogata en el bosque

No existía la luz en esos momentos, lo único que había era oscuridad. El silencio se acababa con cada paso. No existía riesgo de chocar contra un árbol , ya que el mismo camino lo había recorrido tantas veces que la vista no era necesaria. La noche estaba calmada cuando se fueron las nubes, y con ello la llegada de la luna y las estrellas.

Ese mismo camino que tantas veces lo llevó a batallas, a juegos de pequeño, y a otras cosas ya no era el mismo. Es su primer paseo nocturno desde entrar al 10º Escuadrón, por fuera el cambio no parecia nada, mas en su interior sabia que algo había cambiado, aunque no podía distinguir que era.

En medio del camino sin rumbo, se sentó a pensar en lo que había pasado en el último tiempo, mientras hacia una fogata para protegerse del frio. Ese fuego no tenía ninguna diferencia con el que tantas veces hizo para protegerse del frio invernal por las noches. Probablemente esta sería su última noche durmiendo en el bosque, no sabía lo que le esperaba en el Seireitei, no estaba nervioso, pero si intrigado. Mientras recordaba el día en que tomo la decisión:

-¡No! ¡Todavía no! No estoy listo para estar solo ¡no me deje jiisan!

- Namida... mi tiempo ya se acabó… viví todo lo que pude, disfrute mis últimos años enseñándote... mi tiempo ya se acabó… pero el tuyo recién comienza… sigue entrenando Namida … hazte fuerte ... debes ir a convertirte... en... shinigami...

No diga tonterías, no me asuste así , todavía le queda tiempo Jiisan, todavía le quedan muchas cosas por enseñarme, muchas cosas… ¿cierto Jiisan?... ¿Jiisan?... ¡JIISAN!...
Sus ojos perdieron su brillo ese día.
- Es por eso que no me gusta sentir afecto...

Las cosas por las que había pasado lo transformaron en alguien solitario, ese era el problema del seireitei, había muchas personas, muchas personas que proteger, necesitaba a alguien que lo apoyara, en el seireitei encontraría a alguien, había muchas personas, Jiisan fue sabio en eso… pero si perdía a esa persona también...

Todas esas ideas se esfumaron al mismo tiempo que se apagaba la fogata

- Hora de dormir

Off: Si no te importa, me meto en el tema ^^ A ver qué sale de esto!

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El viento silbaba en el exterior, y las llamas de las velas que iluminaban el descuidado local se agitaron violentamente cuando uno de los clientes abrió la puerta para abandonarlo, algunas hasta apagarse. Con los dedos estrangulando el cuello de una botella de sake de los más baratos, la mujer vestida de negro echó a andar, dejando tras de sí la sucia taberna y a los compañeros que aún seguían emborrachándose en su interior.
Había oscurecido bastante y la poca gente que seguía en la calle no demostraba un particular interés en ella. Si no se encontraban lo suficientemente bebidos, un vistazo a su uniforme era suficiente incentivo para apartar la mirada y seguir atendiendo sus propios asuntos. Todos sabían que era mejor no buscarse problemas con los shinigamis, y menos todavía con aquel grupo ruidoso y a veces hasta violento que últimamente se dejaba ver por ahí. En cualquier caso, y aunque sus balanceos evidenciaban que se había excedido con el consumo de alcohol, Hotaru podía caminar tranquila bajo aquel cielo cuajado de estrellas.

Abandonó el distrito sin que ningún incidente desagradable la disgustara, y anduvo largo rato por el bosque, tratando de orientarse entre trago y trago para encontrar el camino de vuelta al Seireitei. En ese momento se arrepintió de no haber llevado a Shirobi consigo, aunque esa decisión la había librado durante toda la noche de los reproches y lloriqueos del espíritu de su zanpakutoh. En fin, tendría que encontrar el camino por ella misma.
Una repentina ráfaga de aire le sacudió el cabello blanco y zarandeó los extremos holgados de las mangas de su shihakusho. Hotaru cerró los ojos y se detuvo, aguardando a que el viento dejara de golpearle en la cara. Cuando volvió a abrirlos, su mirada color esmeralda captó un brillo lejano a lo lejos, como una especie de fuego fatuo que bailaba y se estremecía, solicitando su atención. Con el pensamiento idiotizado a causa de la bebida, pensó que era Shirobi tratando de llevarla a casa.

No pasó demasiado cuando aquella llama desapareció en la nada, dejando la senda de árboles y pasto sólo iluminada por la rubicunda luna. Por suerte todavía recordaba la dirección que señalaba el fuego, así que apretó el paso, ignorando los arañazos que le causaban las ramas que se interponían en su camino, así como las pequeñas rocas clavadas en el suelo que la hacían tropezar de tanto en tanto. Para cuando llegó al sitio, con la piel del rostro un poco sofocada, descubrió los restos de una hoguera y un bulto que parecía descansar cerca de ahí.

— Tsk. Mierda... Ya he vuelto a perderme. ¡Eh, tú! ¿Estás durmiendo? Me la suda. Despierta y dime por dónde queda el Seireitei.

Esas fueron las bruscas palabras que rasgaron el velo de tranquilidad que cubría la noche, pronunciadas por Hotaru, que se acercaba a aquel desconocido arrastrando los pies por el suelo de tierra.

La noche volvía a sumergirse en el frio luego de que la fogata se apagara, todo estaba tranquilo, mas Namida no podía dormir, una extraña presencia se acercaba, el silencio fue matado por las pisadas que rompían las ramas secas del bosque, pero gracias al sonido que hacían las ramas al crujir se dio cuenta de algo: la extraña presencia se encontraba lejos, no sabía lo que era, ya que nunca manejo lo que era el reiatsu, ni para detectarlo, ni para ocultarlo. Pero cuando si podía sentir que se acercaba

-Lo mejor será hacer como si estuviera durmiendo

Confío en la idea de que nadie lo había visto y que la misteriosa figura seguiría su camino sin molestar. Cuando estuvo convencido de esta idea intento seguir con su sueño. Era costumbre que después de que la fogata se apagara el día terminara, durante todas las noches que aplico esto nunca había fallado, pero la extraña presencia que se acercaba lo dejó atónito.
La imagen extraña que se acercaba se hacía cada vez más clara, aunque con la luz de la noche era difícil distinguir de que se trataba. ¿Era un plus? ¿Un Shinigami? Lo que sea ¿Por qué estaba ahí, a esas alturas de la noche? El sueño lo volvía un poco irritable, por lo que no era grato para el que alguien interrumpiera su sueño.
La figura estaba a pocos pasos de él, con los ojos entreabiertos vio de quien se trataba: era un shinigami. ¿Por qué había un shinigami en ese momento? Mientras más se acercaba más cosas salían a la vista, era una mujer. La luz de la luna ayudaba a descifrar más datos de la misteriosa Shinigami, cabello blanco era lo que más se distinguía, la mujer se paro frente a él:

-Tsk. Mierda... Ya he vuelto a perderme. ¡Eh, tú! ¿Estás durmiendo? Me la suda. Despierta y dime por dónde queda el Seireitei.

Namida quedó confundido, dedujo que la shinigami estaba perdida, y estaba ebria. Todo estaba claro ahora, ella salió de un bar y perdió el sentido de la orientación terminando en el bosque. Preguntaba donde queda el Seireitei... A decir verdad Namida no lo sabía, su instinto siempre lo lleva al mismo lugar, pero hablando de direcciones era bastante inútil.

-Lo siento, no puedo ayudarte, pero ahora que estamos hablando... ¿Quien eres?

Namida tenia su zanpakuto cerca, y no dudo en tomarla y levantarse, por precaución, además tenía la costumbre de tener que defenderse de los extraños que aparecían en el bosque.
La diferencia de esta vez, es que posiblemente Hohebi podría entrar en batalla por primera vez, mas Namida esperaba que esto fuera en el peor de los casos.