Rápida recuperación...

Aoki atravesó desde el décimo tercer escuadrón el seireitei con paso decidido. En cierto momento, Kato volvió a su escuadrón separándose, y ambos fueron a continuar con sus labores antes de la reunión. Aoki necesitaba información sobre el cuerpo de Karaiko-taichô, algo que poder decir en la reunión para orientar a la sociedad de almas de la situación que se formaba a cada paso de la investigación. Arrancars, heridos, prisas, reuniones, los altos cargos movilizados. Era un tema delicado.

Atravesó las puertas del escuadrón de un shumpo, es decir uno de tantos, y el escuadrón de unos cuantos más, hasta la misma puerta del forense. Después de tantas prisa, se detuvo en seco, y apoyó la palma de la mano sobre la puerta de Chido. Le molestaba que llamasen. En poco tiempo la puerta se abrió dejando ver al médico encargado del informe que les había sido entregado instantes antes.

- Chido-san, deme detalles de lo ocurrido - le dijo con tono de voz calmado y sobretodo y más importante, casi inaudible. Chido le invitó a pasar sin pronunciar palabra, y ambos se sentaron solo unos minutos a comentar la intervención, las cosas que le extrañaron durante la autopsia, y los distintos flujos que se encontraron. Aoki casi no intervino, tratando de almacenar en su mente tantos datos como le fuese posible.

Finalizada la breve conversación, Aoki solicitó que hiciese un informe aún más detallado que contuviese todo lo ocurrido durante la autopsia, y todo lo que habían hablado.

- Y... Guarda bien a ese arrancar, quizá nos sirva de ayuda... O quizá el duodécimo escuadrón lo quiera para algo... - añadió el corpulento shinigami de la cuarta cuando ya abandonaba la estancia. De seguro Chido asintió con la cabeza, como solía hacer. Recorrió los pasillos de la división, esta vez solo a paso ligero, y se detuvo justo delante de lo que podría llamarse recepcion. Al otro lado del mostrador una chica rubia, con gafas leía unos papeles desordenado distraida. Aoki aclaró su garganta en vista de que la chica no reparaba en su presencia. Cuando le dedicó una mirada, Aoki le pregunto directamente.

- ¿Ha llegado Katsu? -. La chica comenzó a mover papeles de un lado para otro... - Teniente del séptimo escuadrón... - aclaró Aoki para facilitarle el trabajo. Ella dudó unos instantes rascándose la barbilla. Luego, se golpeó la palma de la mano con el puño cerrado como si acabase de acordarse de algo. - Ah! ¿El chico magullado? Si, lo trajo Nobo-chan hace ni diez minutos. - respondió ella. - ¿Qué tal se encuentra? -- Se está recuperando deprisa, quizá despierte en poco tiempo. - Explicaba la chica con soltura. El manejo de información quizá no fuese lo suyo, pero al menos sabía explicarse.

Aoki dudó de nuevo unos instantes. - De acuerdo, asigne a alguien para cuando despierte se le informe de que se ha producido una reunión de tenientes, haber si podría venir, será del todo necesario para entender un poco mejor que está pasando. - Pidió Aoki, inseguro de que fuese a poder hacerlo. Pero debía intentarlo.

Dejado el encargo, retomó el rumbo hacia la reunión de tenientes del primer escuadrón. Tenía datos importantes que dar a conocer.

[OFF: Katsu, postea aquí mismo cuando te despiertes. Sakurai, si quieres ve a verle tu, y si no, pos m mandas un MP y ya m llevo yo a algún npc... o llevate a alguno de esos... ^^]

Cuando volvió en sí tuvo unos instantes de completa paz, esa paz que siempre precede a la tempestad, a los pocos instantes sus nervios empezaron a despertarse poco a poco así como el dolor que estos transportaban a su sistema nervioso. Con el dolor los recuerdos empezaron a sucederse en su cabeza como en una presentación de diapositivas desordenada.

Aún no había reconstruido mentalmente el lugar donde se encontraba, sólo sabía que se encontraba mejor, quizá el kidô que recordó utilizar habñia surtido efecto, cuando la lógica volvió a hacer efecto sobre su razonamiento se dió cuenta que - en lo que a él respectaba - el peligro aún no había pasado, en su cabeza la pelea seguía en curso, tenía todos sus sentidos embotados por lo que no pudo confirmar lo contrario, casi inmediatamente se incorporó demasiado deprisa, tanto que se mareó en el proceso y puso una mano en la cama a modo de apoyo.

<<Ahora no te marees, vamos tienes que seguir ahora que has conseguido curarte..... Espera, esto es una cama, ¿ha sido todo un sueño?.>>

Se llevó la mano a donde tenía la herida y notó la venda que le habían colocado.

<<No, no puede ser, el dolor es real, además ¿que es esta venda?.>>

Fue entonces cuando empezó a hacerse la imagen mental de la habitación y descubrió que se encontraba en las instalaciones del cuarto escuadrón, era una de esas habitaciones clónicas en las que había ido a parar incontables veces, pero realmente la única vez que odiaba de verdad haber acabado así era ésta. Tenía una vía conectada a su brazo y medio cuerpo vendado, en un ataque de ira tiró la sábana de una patada se arrancó la vía de un tirón y se levantó de la cama dando tumbos por la aún existente desorientación y se dirigió hacia la puerta no sin antes buscar a usagi en la habitación.

VIENE DE AQUÍ

Con su habitual andar firme e imponente, Sakurai llegó al fin hasta le puerta del cuarto en que debía esta recuperándose Ryuga-fukutaichou. Antes de entrar, pudo oír cómo el teniente se revolvía, dejando caer diferentes objetos de la habitación al suelo, por lo que decidió proceder con serenidad y algo de cautela.

Abrió la puerta lentamente, asegurándose de que el teniente se daba cuenta de que alguien estaba entrando, y de que no lo percibiera como una amenaza. Eran bastante frecuentes los casos de desorientación tras un combate tan fatídico como parecía haberlo sido ese, por lo que a menudo los heridos tendían a ser algo menos… “fáciles de tratar” de lo habitual. Por suerte, Sakurai había tratado algún que otro caso de aquellos anteriormente, justo tras la gran batalla entre Espadas y Capitanes.

Así pues, y una vez hubo entrado completamente en el cuarto, se dispuso a presentarse, aunque se detuvo al observar el revuelo que había causado el teniente. Parecía no sólo estar algo desorientado, sino además estar buscando algo. Intuyendo que aquello que anhelaba encontrar era su zampakutou, Sakurai se limitó a atraer la atención del teniente:

— Ryuga Katsu…Teniente del 7º Escuadrón — hizo una pausa, asegurándose de que el teniente estaba ahora pendiente de él. Mi nombre es Suzuhara Sakurai; me han encargado realizarle una breve revisión para comprobar su estado.

Poco a poco, se iba acercando al teniente por el lado el lateral derecho de este; hasta que llegó a colocarse a su altura, ligeramente tras de él.

— Le agradecería que se mantuviera lo más quieto posible mientras…

Entonces, y sin esperar a la más que posible lenta reacción del shinigami, levantó su enorme brazo derecho por delante del torso de Katsu, hasta llegar a su cabeza y agarrarla con los dedos extendidos a lo largo de su cara, haciendo la presión justa y necesaria para que no se zafase fácilmente del agarre. Al mismo tiempo, su brazo izquierdo hacía lo propio, sólo que esta vez cruzándolo frente a sí mismo y agarrándole la cabeza al teniente por detrás.

Con la cabeza de aquel individuo bien sujeta, el musculoso shinigami ejerció algo de fuerza para suspenderlo apenas unos centímetros del suelo, lo suficiente para que sintiese que perdía la estabilidad del suelo y sus posibilidades de escapar.

— Puede que esto duela un poco, fukutaichou…pero es la mejor manera de hacerlo. — y, concentrando su reiatsu en las palmas de las manos, lo hizo fluir progresivamente hacia la cabeza de Katsu. Al principio, este sentiría una sensación semejante a la de una fuerte migraña, que se iría paliando lentamente, devolviendo al teniente a una sensación de normalidad.

Una vez Sakurai hubo estabilizado la actividad cerebral del teniente lo suficiente como para que este se sintiese relativamente consciente, lo soltó poco a poco, liberándolo de la presión de aquellas tenazas que tenía por dedos. Sin embargo, y antes de soltarlo del todo, añadió:

— Ahora debería sentirse mejor Ryuga-fukutaichou. — no es que le fuese a pedir una disculpa por el método empleado. Al fin y al cabo, él fue entrenado en la eficiencia propia del combate; sólo que lo aplicaba a la técnica curativa…

— Pero no es sólo para esto para lo que me han enviado. — hizo una pausa, esperando a que Katsu retomará completa conciencia de la situación.— Me han informado de que está teniendo lugar una reunión de tenientes en estos instantes, y que se requiere su presencia, siempre que sus condiciones físicas lo permitan.

Sakurai cerró por un momento los ojos, centrándose en percibir los restos de fluctuaciones de reiatsu en el cuerpo del teniente, y que no fueran los suyos propios. Casi al instante, logró identificar el reiatsu de su directo superior, Murakami Aoki, en varios puntos de su cuerpo. — Veamos…—dijo, mientras ladeaba notablemente la cabeza hacia un lado, concentrándose todo lo que podía en el movimiento del más mínimo flujo de poder recorriendo el cuerpo del teniente. Salvo algunas pequeñísimas irregularidades, todo parecía en su sitio.

— Y bien, Ryuga Katsu; debo reconocer que tiene una capacidad de regeneración increíble... — se rascó brevemente el mentón.— Creo que ya podemos darle el alta aquí; así que será mejor que se vista y parta de inmediato a la Sala de Reunión de Tenientes. Le deben estar esperando.

Y, sin más, se dio la vuelta, caminando hasta la puerta, donde comentó:

— Hemos dejado su zampakutou en el pequeño baúl junto a la cama, a su derecha. — una pausa. — Ahí dentro también encontrará un frasco con media docena de pastillas. No creo que le vayan a hacer falta después de este tratamiento; pero si el dolor o la migraña no remiten, puede tomarse una de esas.

Tras ello siguió andando, no deteniéndose ya ni para alzar la mano en señal de despedida, y añadir un último:

— ¡Un placer!, vuelva si necesita algo…