Conectarse
Últimos temas
La rutina del curandero
Página 1 de 1.
La rutina del curandero
Corría. Una puerta abierta. Un pasillo sospechoso. Una habitación vacía. El crujir de la madera bajo sus pies a medida que avanzaba desenfrenadamente.
Huía. Huía del pavor y del dolor, huía del sufrimiento…
Sus pasos resonaban huecos por los pasillos del 4º Escuadrón a medida que recorría los intrincados senderos en su interior, tratando de despistar a su perseguidor.
Su nombre era Toshihiro Wada, y era nuevo en el escuadrón. Sus piernas, agotadas por la larga huída, empezaban a fallarle, y sus esperanzas de salir ileso de todo aquello flaqueaban ya. Estaba aterrorizado…
De repente, escuchó el leve siseo de una puerta corredera al abrirse lentamente a su derecha. Quedó inmóvil, paralizado por el miedo. Una voz grave sonó tras la apertura, murmurando lentamente su nombre:
- Too…shiii…hi…rooo – y “rraaashhh”, la puerta se abrió de golpe, dejando entrever a una colosal figura, de morena piel y extremadamente fornido. En sus labios se dibujaba ua sonrisa juguetona, a medida que susurraba: - Eres mío…
- ¡¡Aaaaaahhhhh!!! – el corazón le dio un vuelco, y al instante sus piernas volvieron a la vida, alejándole cada vez más de aquella bestia que iba tras de él. Corrió por más y más pasillos. Se desvió en infinidad de esquinas y esquivó obstáculos de toda clase, hasta que al fin llegó a un pequeño jardín típicamente japonés, donde al fin dio por perdido a la mole persecutora.
Paró un instante en mitad de la fina hierba de aquel jardín rectangular, ínsula de paz rodeada por los barracones del 4º Escuadrón; y aprovechó para retomar el tan escaso aliento. Se encontraba encorvado, apoyando sus manos sobre las rodillas, y recobrando agitadamente la respiración.
Los latidos de su corazón comenzaban a volver a la normalidad. “Al fin he conseguido escapar”, pensó. Y fue justo entonces cuando escuchó unas palmadas. Parecía un lento aplauso de congratulación, proveniente de la larga barandilla de madera circunscrita al jardín, por donde había venido.
Su pulso comenzó de nuevo a acelerarse y empalideció por el miedo y la desesperación. De inmediato, reemprendió su carrera, logrando dar un par de pasos antes de que…
— Bakudō #9, Geki… — al instante, un tenue halo rojo rodeó a Wada, paralizándolo por completo y dejándolo de espaldas y expuesto al lanzador de aquel conjuro.
Poco después comenzó a sudar copiosamente, más aún cuando escuchó los pasos de su perseguidor acercarse, y aumentar el ritmo rápidamente, hasta el punto de delatar que estaba corriendo…hacia él.
La embestida fue brutal. El atacante golpeó sin compasión alguna al shinigami raso, con el puño cerrado y justo a mitad de la espalda; lanzándolo hacia el aire y haciéndolo estrellarse estrepitosamente contra una de las paredes de los barracones.
Toshihiro Wada quedó tirado en el suelo, retorciéndose de dolor y escupiendo copiosamente sangre por la boca. El golpe había sido de una fuerza desmesurada, más allá de cualquier otra antes vista por el shinigami. De nuevo, los pasos se acercaron lentamente, proyectando una inmensa sombra sobré él, y dando paso a aquella voz grave y serena.
— Toshihiro Wada…— una pausa. — has perdido. — tras ello, el enorme shinigami se inclinó sobre su compañero de sección, posando su mano sobre el lugar del impacto, y diciendo…: — ahora permite que te cure…
Todo aquello era un juego. Un escandaloso juego desarrollado por algunos miembros del 4º Escuadrón que, viéndose en superioridad física y con plenas ganas de practicar sus dotes curativas, se dedicaban a luchar entre ellos, teniendo el ganador derecho a practicar la sanación con el vencido.
Mas no se equivoque el lector: era este un “juego” anterior a la llegada al 4º Escuadrón de nuestro actual protagonista; cosa que no impedía, claro está, que este disfrutara como el que más en su desarrollo.
— Pero primero permíteme presentarme: mi nombre es Suzuhara Sakurai, Terecer oficial del 4º Escuadrón. — “magnífico”, debió pensar aquel herido, recién salido de la academia. “Tengo a un loco por superior”.
Sin embargo, debemos acudir en defensa de nuestro protagonista para dejar bien patente que estaba en sus cabales. Simplemente había aprovechado la llegada de aquel tal Wada para enseñar a los de su Escuadrón que no todo sería un camino de rosas y armonía en aquel lugar.
Debían acostumbrarse al miedo y a la tensión in crescendo de ver a sus compañeros morir lentamente frente a ellos, teniendo que mantener el ánimo frío para poder salvarlos. Debían acostumbrarse a correr si es que no sabían luchar. Debían acostumbrarse a que fuera de los límites del Seireitei y la Sociedad de Almas, no todo sería tan tranquilo y pacífico como en el sosegado 4º Escuadrón.
Y quizás era un tanto exagerado con sus medios; pero Sakurai prefería ser considerado exigente y hasta cruel con sus subordinados, que no tener que afrontar el deshonor de verlos morir por no haberles instruido como debiera.
Y por otra parte…nunca venía mal practicar un poco de kidō de vez en cuando. Al fin y al cabo, en el 5º Escuadrón se había acostumbrado a su continuo uso y práctica, y no debía descuidar una de las bases de sus capacidades de combate.
Así pues, Sakurai comenzó a sanar la hemorragia interna y vértebras rotas por el golpe, devolviendo todo a su correcto estado con una maestría digna del segundo shinigami más capacitado de su Escuadrón. Una vez hubo terminado, ayudó al raso a levantarse, añadiendo:
— Quizás sientas alguna molestia en los próximos días; pero no te preocupes, es normal. ¡Ah!, Y puede que pienses que esta no es la típica carta de presentación de un superior, pero empieza a acostumbrarte, porque no pienso cambiar. — y, dedicándole una extrañamente cálida sonrisa, se giró, dispuesto a acabar el trabajo de papeleo que Aoki le había dejado encargado. Así, y con paso firme e imponente, desapareció tras una esquina, de vuelta a su despacho, no sin antes añadir un:
— Bienvenido al 4º Escuadrón.
-------------------------------------------------
[OFF: Este post queda como inicio de Suzuhara Sakurai en el roleo presente. En principio, queda en "stand by", hasta nuevo aviso de Aoki. En caso de querer intervenir o pasarse algún otro, por favor contactad vía mp con antelación.]
Huía. Huía del pavor y del dolor, huía del sufrimiento…
Sus pasos resonaban huecos por los pasillos del 4º Escuadrón a medida que recorría los intrincados senderos en su interior, tratando de despistar a su perseguidor.
Su nombre era Toshihiro Wada, y era nuevo en el escuadrón. Sus piernas, agotadas por la larga huída, empezaban a fallarle, y sus esperanzas de salir ileso de todo aquello flaqueaban ya. Estaba aterrorizado…
De repente, escuchó el leve siseo de una puerta corredera al abrirse lentamente a su derecha. Quedó inmóvil, paralizado por el miedo. Una voz grave sonó tras la apertura, murmurando lentamente su nombre:
- Too…shiii…hi…rooo – y “rraaashhh”, la puerta se abrió de golpe, dejando entrever a una colosal figura, de morena piel y extremadamente fornido. En sus labios se dibujaba ua sonrisa juguetona, a medida que susurraba: - Eres mío…
- ¡¡Aaaaaahhhhh!!! – el corazón le dio un vuelco, y al instante sus piernas volvieron a la vida, alejándole cada vez más de aquella bestia que iba tras de él. Corrió por más y más pasillos. Se desvió en infinidad de esquinas y esquivó obstáculos de toda clase, hasta que al fin llegó a un pequeño jardín típicamente japonés, donde al fin dio por perdido a la mole persecutora.
Paró un instante en mitad de la fina hierba de aquel jardín rectangular, ínsula de paz rodeada por los barracones del 4º Escuadrón; y aprovechó para retomar el tan escaso aliento. Se encontraba encorvado, apoyando sus manos sobre las rodillas, y recobrando agitadamente la respiración.
Los latidos de su corazón comenzaban a volver a la normalidad. “Al fin he conseguido escapar”, pensó. Y fue justo entonces cuando escuchó unas palmadas. Parecía un lento aplauso de congratulación, proveniente de la larga barandilla de madera circunscrita al jardín, por donde había venido.
Su pulso comenzó de nuevo a acelerarse y empalideció por el miedo y la desesperación. De inmediato, reemprendió su carrera, logrando dar un par de pasos antes de que…
— Bakudō #9, Geki… — al instante, un tenue halo rojo rodeó a Wada, paralizándolo por completo y dejándolo de espaldas y expuesto al lanzador de aquel conjuro.
Poco después comenzó a sudar copiosamente, más aún cuando escuchó los pasos de su perseguidor acercarse, y aumentar el ritmo rápidamente, hasta el punto de delatar que estaba corriendo…hacia él.
La embestida fue brutal. El atacante golpeó sin compasión alguna al shinigami raso, con el puño cerrado y justo a mitad de la espalda; lanzándolo hacia el aire y haciéndolo estrellarse estrepitosamente contra una de las paredes de los barracones.
Toshihiro Wada quedó tirado en el suelo, retorciéndose de dolor y escupiendo copiosamente sangre por la boca. El golpe había sido de una fuerza desmesurada, más allá de cualquier otra antes vista por el shinigami. De nuevo, los pasos se acercaron lentamente, proyectando una inmensa sombra sobré él, y dando paso a aquella voz grave y serena.
— Toshihiro Wada…— una pausa. — has perdido. — tras ello, el enorme shinigami se inclinó sobre su compañero de sección, posando su mano sobre el lugar del impacto, y diciendo…: — ahora permite que te cure…
Todo aquello era un juego. Un escandaloso juego desarrollado por algunos miembros del 4º Escuadrón que, viéndose en superioridad física y con plenas ganas de practicar sus dotes curativas, se dedicaban a luchar entre ellos, teniendo el ganador derecho a practicar la sanación con el vencido.
Mas no se equivoque el lector: era este un “juego” anterior a la llegada al 4º Escuadrón de nuestro actual protagonista; cosa que no impedía, claro está, que este disfrutara como el que más en su desarrollo.
— Pero primero permíteme presentarme: mi nombre es Suzuhara Sakurai, Terecer oficial del 4º Escuadrón. — “magnífico”, debió pensar aquel herido, recién salido de la academia. “Tengo a un loco por superior”.
Sin embargo, debemos acudir en defensa de nuestro protagonista para dejar bien patente que estaba en sus cabales. Simplemente había aprovechado la llegada de aquel tal Wada para enseñar a los de su Escuadrón que no todo sería un camino de rosas y armonía en aquel lugar.
Debían acostumbrarse al miedo y a la tensión in crescendo de ver a sus compañeros morir lentamente frente a ellos, teniendo que mantener el ánimo frío para poder salvarlos. Debían acostumbrarse a correr si es que no sabían luchar. Debían acostumbrarse a que fuera de los límites del Seireitei y la Sociedad de Almas, no todo sería tan tranquilo y pacífico como en el sosegado 4º Escuadrón.
Y quizás era un tanto exagerado con sus medios; pero Sakurai prefería ser considerado exigente y hasta cruel con sus subordinados, que no tener que afrontar el deshonor de verlos morir por no haberles instruido como debiera.
Y por otra parte…nunca venía mal practicar un poco de kidō de vez en cuando. Al fin y al cabo, en el 5º Escuadrón se había acostumbrado a su continuo uso y práctica, y no debía descuidar una de las bases de sus capacidades de combate.
Así pues, Sakurai comenzó a sanar la hemorragia interna y vértebras rotas por el golpe, devolviendo todo a su correcto estado con una maestría digna del segundo shinigami más capacitado de su Escuadrón. Una vez hubo terminado, ayudó al raso a levantarse, añadiendo:
— Quizás sientas alguna molestia en los próximos días; pero no te preocupes, es normal. ¡Ah!, Y puede que pienses que esta no es la típica carta de presentación de un superior, pero empieza a acostumbrarte, porque no pienso cambiar. — y, dedicándole una extrañamente cálida sonrisa, se giró, dispuesto a acabar el trabajo de papeleo que Aoki le había dejado encargado. Así, y con paso firme e imponente, desapareció tras una esquina, de vuelta a su despacho, no sin antes añadir un:
— Bienvenido al 4º Escuadrón.
-------------------------------------------------
[OFF: Este post queda como inicio de Suzuhara Sakurai en el roleo presente. En principio, queda en "stand by", hasta nuevo aviso de Aoki. En caso de querer intervenir o pasarse algún otro, por favor contactad vía mp con antelación.]
Última edición por Suzuhara Sakurai el Vie Mayo 07, 2010 4:28 am, editado 2 veces
Suzuhara Sakurai- Post : 40
Edad : 32
Re: La rutina del curandero
Después de aquel agitado encuentro con el tal Toshihiro Wada, Sakurai continuaba su camino por los pasillos del 4º Escuadrón, buscando el poder llegar a su despacho para concluir sus tareas de papeleo pendiente.
Sus pasos resonaban por el lugar, y su imponente figura casi obligaba a los rasos con los que se cruzaba a apartarse un lado, para evitar así el contacto físico con el oficial. Ya no por respeto, sino porque un encontronazo con este nuestro protagonista podía resultar, como poco, en una caída de espaldas sobre el liso suelo de madera.
Así que él proseguía inalterado, caminando en línea recta y procurando que fuera el resto de shinigamis los que se apartasen. Algo de espíritu noble había heredado, al fin y al cabo.
Poco después de haber iniciado camino, nuestro protagonista alcanzaría a ver la puerta de aquel remanso de soledad que le ofrecía su despacho. “¡al fin…!” pensó. Llevaba todo el día de arriba abajo, y no había tenido ni un solo minuto de su tiempo para poder sentarse a descansar; lo que hacía que una pila de papeles por rellenar no pareciera tan exasperante, si es que podía lidiar con ellos sentado.
Sin embargo, poco duraría su momento de éxtasis deseante, pues justo en el momento en que alargaba la mano para abrirse paso hacia el interior del habitáculo, la voz mandona y a veces hasta irritante de Shiba Akemaru irrumpió en sus oídos:
— Suzuhara Sakurai. — esperó a que se girase y le contestase, haciéndolo este con un tono molesto y algo cansado, casi reprochador.
— Shiba Akemaru, Jefe de “Gestión de Personal”…— sus oscuros ojos se entornaron hacia el recién llegado, no ocultando su más que evidente molestia.
Al fin y al cabo, ocupaba un cargo superior al shinigami, y no tenía por qué cortarse ante su presencia. Aunque tampoco es que lo fuese a hacer ante la de muchos otros… Continuó:
— ¿Acaso no tienes a nadie más a quien “gestionar”? — dijo esto con un marcado tono sarcástico. — tengo mucho trabajo que hacer y no puedo perder el tiempo con tonterías. Así que dime qué quieres de mí y lárgate.
— ¡Suzuhara-sama…! Tampoco hay por qué ponerse así – una mirada del oficial le hizo reemprender su discurso de inmediato. — Aunque lo cierto es que me manda Murakami-fukutaichou, que acaba de regresar de Europa. Quiere que se pase a ver al teniente del 7º Escuadrón, ingresado hace poco; y le comunique que se presente en la Sala de Reuniones de Tenientes, si es que ve que su estado es adecuado para darle el alta.
Al instante Sakurai esbozó una mueca de pesadez. Si las órdenes venían de arriba, no había nada que hacer. Así que aprovechó un momento de descuido de Akemaru-san para internarse en su despacho brevemente y tomar de una estantería un pequeño volumen de tapas celestes, en cuya portada se leía algo así como “Poesía Tradicional Japonesa”. Probablemente no le fuera a ser posible volver a pasar por su despacho en un largo tiempo, por lo que prefería asegurarse de llevar encima algún entretenimiento, por si las moscas.
Así pues, se dispuso a emprender su camino hacia la sala donde tenían internado al paciente; pero de nuevo aquel tipo tan molesto le detuvo para ofrecerle el parte médico del teniente ingresado.
— Necesitará esto…— dijo, para luego añadir con voz irónica — ¡que se divierta, Suzuhara-sama…!
Y nuestro protagonista tomó el escrito, más por librarse ya de aquel individuo que por cualquier otro motivo. Al fin comenzó a andar rumbo a su nuevo destino, no esperando siquiera a doblar la próxima esquina para añadir, con un tono de voz no especialmente bajo:
— Capullo…Como si fuera a necesitarlo… — y, tras tan sólo mirar el nombre del teniente, que encabezaba la primera página, dejó el informe en manos del primer shinigami que se cruzó en su camino, con la tarea de devolverlo a los archivos del 4º Escuadrón.
No necesitaba saber algo tan obvio como las lesiones que podía haber sufrido un herido. De todos modos, los rastros de reiatsu del sanador en cuestión dejarían una muestra más que evidente de dónde se hallaban las zonas más dañadas. [i]“En cualquier caso”, se dijo, [i]"si Aoki le atendió en un primer momento, no puede estar tan mal…”
Sus pasos resonaban por el lugar, y su imponente figura casi obligaba a los rasos con los que se cruzaba a apartarse un lado, para evitar así el contacto físico con el oficial. Ya no por respeto, sino porque un encontronazo con este nuestro protagonista podía resultar, como poco, en una caída de espaldas sobre el liso suelo de madera.
Así que él proseguía inalterado, caminando en línea recta y procurando que fuera el resto de shinigamis los que se apartasen. Algo de espíritu noble había heredado, al fin y al cabo.
Poco después de haber iniciado camino, nuestro protagonista alcanzaría a ver la puerta de aquel remanso de soledad que le ofrecía su despacho. “¡al fin…!” pensó. Llevaba todo el día de arriba abajo, y no había tenido ni un solo minuto de su tiempo para poder sentarse a descansar; lo que hacía que una pila de papeles por rellenar no pareciera tan exasperante, si es que podía lidiar con ellos sentado.
Sin embargo, poco duraría su momento de éxtasis deseante, pues justo en el momento en que alargaba la mano para abrirse paso hacia el interior del habitáculo, la voz mandona y a veces hasta irritante de Shiba Akemaru irrumpió en sus oídos:
— Suzuhara Sakurai. — esperó a que se girase y le contestase, haciéndolo este con un tono molesto y algo cansado, casi reprochador.
— Shiba Akemaru, Jefe de “Gestión de Personal”…— sus oscuros ojos se entornaron hacia el recién llegado, no ocultando su más que evidente molestia.
Al fin y al cabo, ocupaba un cargo superior al shinigami, y no tenía por qué cortarse ante su presencia. Aunque tampoco es que lo fuese a hacer ante la de muchos otros… Continuó:
— ¿Acaso no tienes a nadie más a quien “gestionar”? — dijo esto con un marcado tono sarcástico. — tengo mucho trabajo que hacer y no puedo perder el tiempo con tonterías. Así que dime qué quieres de mí y lárgate.
— ¡Suzuhara-sama…! Tampoco hay por qué ponerse así – una mirada del oficial le hizo reemprender su discurso de inmediato. — Aunque lo cierto es que me manda Murakami-fukutaichou, que acaba de regresar de Europa. Quiere que se pase a ver al teniente del 7º Escuadrón, ingresado hace poco; y le comunique que se presente en la Sala de Reuniones de Tenientes, si es que ve que su estado es adecuado para darle el alta.
Al instante Sakurai esbozó una mueca de pesadez. Si las órdenes venían de arriba, no había nada que hacer. Así que aprovechó un momento de descuido de Akemaru-san para internarse en su despacho brevemente y tomar de una estantería un pequeño volumen de tapas celestes, en cuya portada se leía algo así como “Poesía Tradicional Japonesa”. Probablemente no le fuera a ser posible volver a pasar por su despacho en un largo tiempo, por lo que prefería asegurarse de llevar encima algún entretenimiento, por si las moscas.
Así pues, se dispuso a emprender su camino hacia la sala donde tenían internado al paciente; pero de nuevo aquel tipo tan molesto le detuvo para ofrecerle el parte médico del teniente ingresado.
— Necesitará esto…— dijo, para luego añadir con voz irónica — ¡que se divierta, Suzuhara-sama…!
Y nuestro protagonista tomó el escrito, más por librarse ya de aquel individuo que por cualquier otro motivo. Al fin comenzó a andar rumbo a su nuevo destino, no esperando siquiera a doblar la próxima esquina para añadir, con un tono de voz no especialmente bajo:
— Capullo…Como si fuera a necesitarlo… — y, tras tan sólo mirar el nombre del teniente, que encabezaba la primera página, dejó el informe en manos del primer shinigami que se cruzó en su camino, con la tarea de devolverlo a los archivos del 4º Escuadrón.
No necesitaba saber algo tan obvio como las lesiones que podía haber sufrido un herido. De todos modos, los rastros de reiatsu del sanador en cuestión dejarían una muestra más que evidente de dónde se hallaban las zonas más dañadas. [i]“En cualquier caso”, se dijo, [i]"si Aoki le atendió en un primer momento, no puede estar tan mal…”
SIGUE AQUÍ
Suzuhara Sakurai- Post : 40
Edad : 32
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Abr 30, 2015 3:40 am por Kenta
» Ethernia Ehlysea {Afiliación Élite}
Dom Mayo 25, 2014 7:56 am por Invitado
» Foro RPG Naruto (Élite) (caida de botones)
Dom Mayo 25, 2014 6:04 am por Invitado
» holau gente ^^
Lun Mayo 12, 2014 6:03 am por taider kend
» Foro RPG Naruto (Élite)
Sáb Mayo 03, 2014 7:20 am por Invitado
» School of devil way [Elite]
Dom Mar 23, 2014 7:39 am por Invitado
» Attack On Titan ;; Reapertura [Cambio de Botón - Normal.]
Mar Ene 14, 2014 1:09 pm por Invitado
» Anime Rol [Élite]
Dom Dic 08, 2013 3:51 pm por Invitado
» I Want Candy! {Invitación}
Lun Nov 11, 2013 9:54 am por Invitado
» Homines Hortum || Élite [Yaoi]
Dom Oct 20, 2013 2:42 pm por Invitado