Se presenta Suigetsu Shiro

Suigetsu Shiro cruzaba aquella instancia con los ojos cerrados. Trataba de concentrarse en sentir el reiatsu de los shinigamis que entrenaban en el patio interior de la 7º división sin prestarle atención alguna al muchacho que lentamente, pero con paso decidido, se encaminaba hacia las dependencias interiores.

-Si estos van a ser mis compañeros a partir de ahora, debo conocerlos tanto como a mi mismo- se decía mientras entraba en el edificio que descansa al final del patio.

Lo primero que sorprendió a Shiro de aquellas instalaciones fue su austeridad: el enorme espacio tapizado de madera únicamente lo ocupaban una pequeña tarima y sobre esta, un mapa de lo que parecía ser la Sociedad de Almas. En otro extremo de la sala se agolpaban gran cantidad de mesas, probablemente usadas para las comidas. Alrededor de Shiro se encontraban varias puertas, una de las cuales conducía al lugar que andaba buscando.

-No debe de ser tan difícil encontrar el despacho de un capitán- pensó con una media sonrisa en los labios. -Su reiatsu es inconfundible.

Con la seguridad de aquel que conoce a la perfección el lugar al que se dirige, Shiro encaminó sus pasos hacia la puerta contigua a la tarima. A cada paso que daba se sentía más cansado, más pesado e inseguro. Estaba incomodo y nervioso y eso no era algo común en alguien como él. Bien es cierto que Shiro odia las formalidades y nada le apetecía menos que tener que presentar sus respetos a alguien que ni siquiera conocía, pero sabía que era la mejor forma de colaborar con su escuadrón y cumplir con su deber. Además, necesitaba encontrar cuanto antes un lugar donde poder residir. Cuando su mano se encontraba a escasos centímetros de la puerta, lista para llamar, una voz profunda resonó en su interior.

-Shiro, te noto preocupado. No es propio de ti- comentó su zampakutou.
-No es nada, únicamente estoy emocionado por comenzar con mi nuevo trabajo.
-Tratar de engañarme a mi es tratar de engañarte a ti mismo. Estás preocupado por quedarte atrás, por no ser aquello que esperan de ti. ¿Acaso me equivoco?
-Olvídalo. Se muy bien lo que esperan de mí y se muy bien lo que puedo ofrecer. No necesito más- con esa última frase Shiro pretendía poner fin a la conversación.
-Hasta los más fuertes y los más sabios dudan de sus capacidades, Shiro. Si los enfrentas, la duda y el miedo te harán mas fuerte y más sabio. Aquello que no duda no puede evolucionar y lo que no evoluciona está muerto. Ten esto siempre presente.

....


Con dudas y miedo, pero también con una inesperada ilusión, Shiro golpeó suavemente la puerta con los nudillos. Segundos después, giró el pomo y cruzó el umbral.

[Perdóoooon por la demora n_nU Soy un impresentable]


El capitán del séptimo escuadrón, Kobayashi Hayato, alzó la vista del papel que tenía enfrente. Con aire preocupado, se llevo la mano derecha al cabello negro que caía en vertical, apartándolo de su frente. Tenía un lápiz entre los dedos índice y corazón, que no soltó para realizar aquella maniobra. Parecía verdaderamente enfrascado en algo importante.

-¿Eh...? -preguntó, al oír (varios segundos después de producirse) los golpes en su puerta. Su expresión era la de alguien que acaba de regresar desde un mundo lejano-. Adelante -indicó a la cabeza que asomaba por el umbral.

El capitán recogió apresuradamente el papel que estaba sobre su mesa, tratando de guardarlo antes de que su visita pudiera verlo. No fue lo suficientemente rápido, y aquel tema de cabal importancia que le había mantenido ocupado a lo largo de la última media hora quedó claramente visible: un sudoku, en el que había puesto mal un 5 nada más empezar, aún no se había dado cuenta y ahora no le encajaban los números.

-Dime... -dijo, tratando de recobrar la compostura-. ¿Qué querías?