Buscando información sobre la máscara II [TRAMA]

Satou seguía el paso del capitán al que acompañaba. A decir verdad, le suponía un descanso a su agotado cuerpo el ir paseando, rápido, pero paseando, aunque también tenía que reconocer, que tenía un cariño especial por Hokori-taichô, ya que fue la primera shinigami que conoció, y además, le salvó la vida en dicha ocasión. Los nuevos capitanes eran formidables, no eran como Karaiko-taichô y demás, pero, lo único que les faltaba era experiencia, y desde el primer día, todos estaban en marcha demostrando cuantísimo valían para el puesto. Mise-taichô era un hombre mayor. Inspiraba respeto y se notaba que él daba de lo mismo a raudales. Además, se le veía un hombre culto, inteligente y especialmente, muy muy sereno. A la vista estaba, que con semejante conmoción, él no pasaba por la fase de vuelo que se produce en los saltos o las carreras, sino que antes de levantar un pié colocaba el otro en tierra firme... Pocas eran las veces Que Hokori-taichô tenía ambos pies en el suelo. Eran definitivamente personas distintas.

La situación que se traían entre manos, le venía a Satou muy grande. Había cosas que no comprendía y información que no llegaba a asimilar. Para él iba todo demasiado deprisa. Además sentía que parte del revuelo era por una de sus acciones, como es el haber traído una máscara, que en principio no tenía ni la más remota idea de cual era su interés. Pensar que por una de sus acciones había movilizado a dos capitanes, y que el asunto llegaría a oídos de Sôtaichô le producía un vértigo que ni desde el más alto rascacielos del mundo real. Buscando poner en orden las ideas, comentó al capitán.

- Mise-taichô, - Hizo una pausa, para asegurarse de que el shinigami le prestaba atención, para luego continuar. - ¿es el asunto tan delicado como parece? -. El camino entre ambos escuadrones, no es como si estuviesen cada uno en un extremo del seireitei, pero tampoco estaban colindantes. Durante el paseo, ambos hicieron algunos comentarios, que Amai absorbió, pues eran mas esclarecedores y concretos, que los que usaban para darse explicaciones entre ellos mismos, los capitanes. El paseo también refrescó la mente de Amai, por lo tanto, ahora quizá pudiese coger algo de lo que comentasen en el duodécimo escuadrón.

Llegaron a las dependencias del mismo, una extensa aunque no alta muralla rodeaba lo que podríamos considerar el terreno propiedad del décimo-segundo escuadrón. Al llegar, un portón dividía la muralla en dos mitades, rojo, con el símbolo del escuadrón plasmado en el mismo, de tal modo que al abrirse, lo cortaba por la mitad. Cuando ambos llegaron, el majestuoso haori blanco de Mise-taichô lo delató como capitán, y los guardias abrieron las puertas sin preguntar. Ni que decir tiene que ni siquiera miraron a Amai.

Con las puertas abiertas, se veía una extensa calle, ancha, con las habitaciones de los shinigamis de la división a ambos lados y al fondo, el que parecía el edificio principal, con una puerta similar a la de la entrada, tal vez incluso más grande. Ambos recorrieron la calle principal con el mismo paso que cuando salieron del octavo escuadrón, así como el resto del camino, hasta llegar a la segunda puerta. Una vez allí, esta vez si pidieron a Mise-taichô que se presentase. Obviamente, Amai guardó silencio, pues no era quien para presentar a un capitán, y mucho menos, presentarse antes que uno. Para colmo, ni siquiera eran de la misma división. De hecho, seguramente, a los guardias ni les interesase saber nada sobre Amai, incluso quizá, ni siquiera repararon en él.

[OFF: Si a Akira-fukutaichô no le parece adecuada la descripción sobre el lugar, solo tiene que decirme. Mise-taichô, lo he hecho lo mejor que he podido, aunque no tuviese que decir ni una palabra ^^]

[OFF: no te preocupes, increible post.]

El paseo fue rápido, pero bueno para tomar un poco de relajación y poder pensar friamente la situación en la que se encontraban. Además, le sirvió a Mise para darse cuenta de como volaban las noticias en la Sociedad de Almas. A su paso muchos de los shinigamis no solo se paraban para reverenciarle, si no que ya conocían su nombre y el escuadrón al que pertenecía. Eso era una sensación nueva para él, pués nunca como teniente experimentó algo así. La llama del deber estaba más que viva en su interior en esos momentos.

Durante el camino ni él ni Satou intercambiaron muchas palabras. Por su parte no consideraba que hubiera mucho que comentar y tampoco quería sacar al shinigami de sus cavilaciones. Sin embargo fue éste el que rompió el hielo con una pregunta, algo complicada de contestar. Realmente, ¿Cuál era la situación real?, un ataque al Mundo Humano por parte de Arrancar que había coincidido con el descubrimiento de un antiguo artefacto de gran poder. ¿Pero había sido solo coincidencia?, el problema era que había una clara falta de datos. Mise intentó elegir sus palabras cuidadosamente para no crear más alarma.

-Bueno, es cierto que los dos últimos sucesos han causado conmoción al Seiretei, pero no podemos olvidar que aún no sabemos qué relacción tienen, si es que la hay. -El capitán carraspeó un poco. Ya se acercaban al duodécimo, que dejaba verse al final de una larga calle. -De todos modos aún es pronto para poder evaluar de manera eficaz la situación, debemos esperar para ver como se desarrollan los acontecimientos. Cuanto más nos expongamos ahora, mejor nos conocerá el enemigo en un futuro.

La conversación terminó en ese momento, acababan de llegar a las puertas de su destino. Los guardias las abrieron sin mediar palabra en cuanto vieron el haori de Mise, permitiendo a ambos visitantes pasar al interior. Una vez ahí tuvieron que cruzar el patio principal para llegar a una nueva puerta. Esta vez y a pesar del haori, un guardia se adelantó cortándoles el paso.

-Nombre, escuadrón y cargo.

-Mise Shuseki, capitán de la octava división.-Se giró señalando a Satou.[/color]-Este muchacho es Amai Satou, oficial del 5º Escuadrón, viene conmigo por lo que respondó por él. El asunto que nos atañe es alto secreto.[/color]

-De acuerdo, conoce sus responsabilidades Mise-Taicho, ahora, pueden entrar.

Con un gesto, el guardia indicó a dos de sus compañeros que abrieran las puertas del edificio principal. Una vez dentro un shinigami que se encontraba en el vestíbulo les indicó donde se encontraban los archivos del escuadrón. Conforme avanzaban por los laberínticos pasillos, pudieron ver a muchos shinigamis realizando sus tareas como miembros de ese escuadrón. En una habitación varios estudiantes se agolpaban en torno al cadaver de un hollow, mientras un shinigami entrado en edad les explicaba su constitución y varios datos que Mise no alcanzó a oir; también pasaron por uno de los numerosos laboratorios, donde más de una decena de shinigamis examinaban muestras desde microscopios, todo aquello encantaba al capitán, de no haber pertenecido al octavo, quizás hubiera acabado en el duodécimo. Finalmente tras subir a la primera planta y cruzar un nuevo pasillo, llegaron al lugar.

Una puerta doble, de acero y de aspecto infranqueable era la que contenía en su interior los archivos de aquel escuadrón. Estaba custodiada por un shinigami bastante joven, pero de aspecto confiado y seguro de si mismo. Al acercarse, sin alterar el tono de su voz, les pidió el pase.

-¿Poseen autorización para entrar?

-No es necesaria, es un asunto de alto secreto, lo que se corresponde con una orden directa del comandante.

El shinigami guardían tragó saliva, pero se mantuvo firme, tornando su tono en amenazante.

-Ustedes no pueden entrar aquí, no pertenecen a esta división. He de pedirles que se marchen.

Dioses. Mise odiaba la indisciplina, las normas eran las normas y tenían derecho a estar ahí. No le gustaba alzar la voz, pero no estaba dispuesto a perder el tiempo por el antojo de un guardia. En un habil movimiento se quitó el haori, sujetándolo con la diestra frente al guardia, para que pudiera ver el símbolo del octavo.

-Soy el capitán del 8º Escuadrón y máximo responsable de la biblioteca shinigami, así como todos los archivos vinculados a ella. Exijo que nos ceda el paso o de lo contrario tendré que informar a sus superiores de su conducta causada por el desconocimiento de las normas. A no ser que esos archivos que custodia no sean responsabilidad del octavo escuadrón...

-P-pasen

El shinigami se hizo a un lado y se postró en una profunda reverencia, quedándose así hasta que tanto Mise como Satou hubieron entrado. La vergüenza había podido con él. Por fin dentro, podrían encontrar lo que buscaban. Antes de remover papeles como locos, Mise examinó una a una las secciones de aquel enorme archivo, hasta que dio con la adecuada.

-"Informes de experimentos, cronología antigua I"; creo que deberíamos empezar por aquí.

Sacó un buen taco de carpetas marrones en cuyo interior descansaban miles de folios y le pasó la mitad a Satou. Entonces ambos comenzaron a buscar...a buscar algo que no estaban seguros de que se conservase.

(ah, ah) ( Me parece que el post de Mise os saldrá caro (rintintín musical) (No rolearé como Akira, dado que el teniente está (precisamente) investigando la Garganta en el Rukongai.

-----------------------------------------------------------------------------------------------

Una alarma de color rojo y brillante comenzó a sonar en cuanto el Capitán del octavo escuadrón cruzó la puerta de archivos.
El shinigami de la puerta, un tipo joven recien enviado a la división, probablemente no estaba al tanto de las trampas colocadas por Akira Shuyin... Sin embargo, eso no los dejaba al margen del peligro.
Nadie, Capitanes, tenientes, shinigamis, o el mismísimo Dios de la Sociedad de Almas entraba a vichear los documentos de investigación sin pasar por "caja" Papeleo, y por supuesto, la supervisión de un miembro del doceavo escuadrón, además, cada archivo debe ser transcrito, examinado, sacado con precaución, y manipulado de un modo tan pulcro que había costado la cabeza de más de un shinigami.

En cuanto a la primera carpeta fue retirada del estante, todas las puertas descendieron, cerrándose y quedando herméticamente selladas.

Una alarma sonora, casi como el zumbido provocado por un insecto de un tamaño colosal, inundó el Seireitei, anunciando la violación de las alocadas normas del teniente al cargo de la división, y anunciando una "supuesta" incursión a los archivos de otras divisiones.

Con rapidez, las paredes del lugar, al igual que las metálicas estanterías que adornaban aquel laberintico lugar, quedaron cubiertas por una capa de color azul transparente, Muse Shuseki quizás hubiese sido lo suficientemente rápido para sacar un puñado de carpetas, pero todos los documentos, paredes, y archivadores, estaban ahora recubiertos por una fina capa de Reiatsu...

...Pero con la potencia del Reiatsu del Antiguo Capitán de la doceava división en cada punto de la capa...

Por los conductos de ventilación, un gas apenas visible de color rojo comenzó a firtrarse con enorme facilidad, se trataba de un gas con efecto de contacto, que al principio producía un leve picor en la piel... Y que provocaba la aparición de unos pequeños granitos.

El problema era que, de no estar en disposición del antídoto, este gas se adhería a la piel como pegamento, y comenzaba a comer la piel como si la misma cadena del destino de un plus se tratase.
Por supuesto la habitación estaba ahora herméticamente cerrada, el gas, entrando, la sala, vacía, y el Antídoto, obviamente no en aquel lugar.

Es bien sabido que las medidas restrictivas del doceavo escuadrón son duras, pero las medidas de Shuyin Akira para proteger los archivos del lugar desde que estaban a su cargo, aún más duras.
El mero hecho de tocar un papel con desconocimiento de los al cargo colocados, podía costar la vida... Hasta al mismo teniente de la doceava.

Y... El hecho de que él hubiese fabricado el veneno al margen de su mismo equipo, y no se encontrase allí en aquellos instantes, dejaba al dúo en una posición comprometida...Y peligrosa.

Por su parte, el shinigami novato, y guardia de la puerta, aulló horrorizado ante la señal de alarma, parecía que olvidó avisar cuando decidió ocupar el puesto de vigilante, no haber leído el enorme libro de petete (también conocido en el laboratorio como leyes de seguridad estrictas para todo aquel que quiera la cabeza sobre el cuello). Y... Huyó del lugar ante la perspectiva de que, cuando el teniente volviese, hubiese algún shinigami que le señalase con el dedo... Culpándolo, y... Asegurandose de que su carrera terminaba en la sala de experimentos del Capitán difunto.

[no he escrito antes el post xq no sabía como enfocarlo... y sigo sin saber... haber que sale...]

Satou seguía de cerca los pasos del capitán mientras atravesaban el doceavo escuadrón al completo, parecía que estuviesen llendo a la otra punta... Se cuidó de curiosear en las habitaciones de puertas entreabiertas, por respeto, por no inmiscuirse en los temas de los demás, y, porqué no decirlo, porque no le atraían los temas tratados en el escuadrón. De hecho, solía provocarle una mala sensación tanto experimento, y tanta investigacion peligrosa.

Cuando llegaron al que parecía ser su destino, un guardia trató en vano de detenerles. A Mise-taichô, como capitán, no pudo negarle la entrada, pues sería poner su palabra por encima de las de Mise. Satou personalmente tampoco hubiese opuesto resistencia. Entraron a la sala, una sala llena de estanterías con libros, separadas unas de otras por un estrecho pasillo con una mesa mas bien grande en medio. Casi no se cabía bien entre las estanterías y la mesa. Satou empezó a ojear las signaturas, igual que hizo Mise. Satou no estaba tan familiarizado con los libros como mise, pero sabía guardar respeto por las cosas que lo merecían, y ese montón de documentos, no merecían ser mezclados, a parte del hecho de que les podría meter en un buen lío desordenar algo de lo que había en ese cuarto, de cuya división no pertenecían ninguno de los dos. Satou seguía los títulos con la mirada, apoyado en la mesa, vacía y limpia como seguramente lo estaría la habitación del comandante.

Entonces, Mise pareció encontrar lo que buscaban. Alargó su mano para coger los papeles, su mano diestra en el uso de información en ficheros, como buen bibliotecario. Tomó un par de carpetas por el lomo, y al extraerlas, una alarma comenzó a sonar estridentemente. Amai miró a la puerta para saber si afuera había pasado algo, pero parecía que el problema eran mas bien ellos dos por el hecho de haber irrumpido en la habitación "sin permiso". La puerta se cerró de un golpe seco, dejando la habitacion sellada, de seguro, herméticamente. Antes de que Amai llegase a preocuparse por la falta de oxígeno, se corrió una cortina de reiatsu sobre las estánterías, impidiendo el acceso a su interior. Un reiatsu poderosísimo, seguramente del antiguo capitán, y que podía notarse con solo estar al lado de cualquiera de las estanterías.

En un principio, Satou se encontraba desorientado, sin saber muy bien que hacer ni sin saber porqué debía ellos caer en una trampa de su mismo escuadrón. La verdad, no tenía mucho sentido ponerles en peligro, y más habiendo un capitán dentro. Quizá Mise supiese como salir de esa, pero Amai, casi por acto reflejo hizo uso de su primer "arma", el bakudô. Cuando pensaba en defenderse, la palabra bakudô se dibujaba clara en su mente, seguida de todos los que conocía con su consecuente encantamiento. Entonces, continuó la trampa, y empezó a verterse en la habitación un gas rojizo que, visto lo visto, no pintaba nada bien. El razonamiento del shinigami fue el siguiente:

- ¿¡Ahora gas?! ¡¿Qué es todo esto?! ¿Además, van a destruir los libros por la única intencion de protegerlos? No tiene sentido... - pensaba mientras miraba a cada uno de los conductos por los que se filtraba el gas... seguramente venenoso. - Espera... Sea lo que sea no atraviesa el reiatsu, por eso tienen ese manto las estanterías... de ser así, esto debería funcionar - continuó pensando, y analizando los problemas de la situación... No iba a dejar que esa cosa roja le tocase... Continuó la lista mental de bakudô por donde la dejó, hasta que alcanzó el que mejor le venía...

- Con permiso Mise-taichô, usted solo preocúpese en como salir de ésta por favor - le decía con el tono más formal que le salió en ese momento al capitán al que acompañaba, mientras empujaba con esfuerzo una de las mesas hacia el fondo de la sala. Había que reconocer que lo físico no era su fuerte, pero una vez apartada la mesa, se arrimó lo que pudo a Mise, sin llegar al contacto físico, e hizo lo que en ese momento creyó más correcto... Todo esto, con la terrible escandalera que formaba la alarma en el lugar...

- Bakudô no san juu kyuu, ¡Enkosen! -. Lanzó en conjuro sin cántico, y una cúpula circular de reiatsu les rodeó. no era muy alta, pero lo justo para que cupiesen los dos de pie. Además, al no usar el cántico, podría mantenerlo más tiempo, y darle así más tiempo a Mise-taichô para pensar... las primeras partículas llegaban a la cúpula y rebotaban. Ahora una cúpula de reiatsu contenía el gas a ralla, aunque Satou no estaba en su mejor momento, y no sabía cuanto aguantaría. - Mise-taichô, desharé el bakudô en cuanto necesite salir, mientras tanto, solo busque la forma de hacerlo, y despreocupese del resto, por favor. -

[OFF: Mise-taichô, lo dicho, en cuanto necesite salir, abro, narralo tu mismo vale?
Enkosen es un escudo supuestamente físico, pero como todo lo que hay en la sociedad de almas, estará compuesto de reiatsu... al menos ese fue mi razonamiento... ^^ si hay algún problema, edito.]

[OFF: Akira lo siento, pero no me he comido demasiado la cabeza para salir de esta xD]

Tan pronto como Mise agarró la montonera de carpetas, el cajón que contenía el resto se cerró de golpe. Seguidamente el capitán tuvo que retirarse todo lo rápido que pudo, pués una especie de humo azulado comenzó a cubrir todos los estantes. Casi al mismo tiempo, un impertinente "buzzz" comenzó a sonar, con la potencia suficiente para que todo el Seiretei se enterara de que había intrusos en el duodécimo. Para rematar la faena, varios chasquidos sonaron en la puerta que les separaba del exterior, indicándo a ambos shinigamis que se habían quedado atrapados en el interior.

-Vaya, parece que el antiguo capitán tomó serias medidas antirrobo.

Mise se rascaba la barbilla, mirando todo lo que se había formado en poco tiempo. Era algo insólito pero estaba casi admirado por aquella medidas de seguridad. Hasta que por los conductos de ventilación un gas color pimentón empezó a invadir la sala. La seguridad no era tan inofensiva como para solo atrapar al intruso, al parecer también debía matarlo. La mente del capitán comenzó a analizar toda la situación, buscando la mejor solución posible, por suerte su acompañante, que se había puesto en guardia desde el principio actuó, colocándose a su lado y creando un improvisado escudo con el Bakudo Enkosen.

-Buenos reflejos joven...muy buenos.-Por fuera del escudo, podía observarse como el gas había llenado ya toda la sala. Estaban a salvo, pero no podían salir del interior del escudo. Mise se rascó la barbilla de nuevo, pensando como podía funcionar el sistema de defensa. Tras unos minutos y viendo que el gas no se disipaba, se le ocurrió una posible solución.-Esto debería funcionar.

Colocó su mano izquierda sobre el hombro de Satou, para que él también recibiera el efecto del kidoh que iba a realizar.

-Bakudō #26: Kyakko

Al instante tanto Mise como Amai ocultaron sus presencias, tanto físicas como espirituales. Tras varios segundos varios extractores se abrieron en el techo, succionando a gran velocidad el gas rojo. 30 segundos después la capa de reiatsu azulada se disipó también y un nuevo chasquido sonó cuando la puerta fue desbloqueada. Aunque estaban a salvo, no podrían examinar ningún volumen sin que toda aquella parafernalia defensiva saltara de nuevo. El capitán comenzó a andar hacia la puerta, iba a pedir responsabilidades...y también que desactivaran la seguridad mientras hacían su trabajo.

-Ve examinando las carpetas que hemos podido extraer, voy a ver si puedo solucionar el asunto de la seguridad.

Al salir de nuevo al pasillo, pudo ver a varios shinigamis que se encontraban esperando a que cesara la alarma, algunos incluso con las zampakutoh desenvainadas. Cual fue su sorpresa al ver salir a uno de los capitanes de aquella sala. Mise miró a uno de los grupillos, señalando al primero que se cruzó con su dedo índice.

-¡Tu!, avisa ahora mismo al cargo más alto que se encuentre en las inmediaciones del escuadrón...¡Y rápido!

El shinigami salió corriendo en pos de la tarea que le había sido encomendada. Mientras, Mise escudriñaba a todos los presentes, pero por desgracia no encontró al guardían de la puerta, el causante de todo aquello. Se cruzó de brazos y esperó que el mandamás más cercano hiciera acto de presencia.

No tardó mucho en llegar un chico, alto, moreno, de peculiar color de ojos y elegantemente vestido con ropas que distaban mucho de ser un Shinigami.

Spoiler:

El chico entró en la sala, ignorando por completo a Amai Satou, y dedicando una breve mirada a Mise, siquiera se inclinó, podía escucharse un peculiar zumbido provenir del "alto cargo" del doceavo escuadrón, algo tan simple como que no era "humano" Y... Por supuesto, ni salía (ni necesitaba salir) de aquel laboratorio, por lo que la jerarquía shinigami quedaba un poco inutilizada, no obstante, Sebastian, podía sentir el potente Reiatsu que emanaba del tipo que había profanado los archivos que él guardaba, y no pudo evitar preguntarse por que no estaba muerto en aquellos momentos.

"Oh, claro... el Kidoh... Un error sin precedentes, probablemente Akira-sama me castigue por ésto... Debo renovar todas las medidas de seguridad ahora que alguien las conoce... Tiempo estimado del cambio: 15 horas, 23 minutos y 38 segundos."

Despidió a los shinigamis que le habían avisado con un movimiento de mano, y miró con repugnancia a Amai Satou cuando vió que éste estaba tocando algunos archivos que el veloz Capitán había conseguido extraer.
"Por favor, deja eso quietecito, y mantente a unos tres metros de cualquier papel que haya en este lugar, tu respiración podría contaminar... Tus manos, degradar, y tu contacto, eliminar archivos que llevan aquí mucho más tiempo del que hace que naciste, y mi primera versión fuese creada."

El muchacho centró ahora su atención en Mise, al que debía una breve explicación.

"Lamento mucho lo ocurrido...Señor..." Los ojos del chico parpadearon, y un tono mecánico terminó la frase. " Mise Shuseki , actual Capitán del octavo escuadrón." La voz retomó, tras un carraspeo, su "tono" humano... No parecía lamentarlo en realidad.

"Verá, nuestros sistemas de protección están algo... "Desfasados"... Pero impedimos de la mejor manera posible que cualquier documento aquí guardado sea retirado... Por enemigos... O por aliados..." Explicó con tono cortés.

"Seguramente miembros de la octava sepan como... Tratar documentos, pero nuestra brigada tiene sus normas, y "nadie" puede saltarlas, debe haber siempre un miembro del doceavo escuadrón para supervisar el trato de los documentos, y, aún confirmado el pertinente permiso de retiro, el documento jamás saldría de ésta sala, simplemente yo..." (Se lleva la mano a un corazón del que no dispone)... "Me encargaría de grabar digitalmente una copia de éste en la retina del solicitante, ésta grabación tocaría los nervios del sujeto, haciendole imposible pasar a un papel lo que lleva grabado en sus ojos, pero podría leer y hablar con perfecta facilidad, además, la grabación podría eliminarse enviando siquiera un poco de reiatsu a la zona craneal." Sebastian dió por terminada la explicación.

"Por supuesto esto no implica que los archivos estén seguros... Pero nos aseguramos de que no hay miles de papeles tras estas paredes que contienen "nuestra" (Palabra enfatizada) "Información... Además, los traidores son mucho más fáciles de detectar... No es que sospechemos de usted por supuesto, nada más lejos de nuestra lógica, teniendo en cuenta que sois el Capitán de la división de información... Pero... Toda medida es poca aquí..."

Convenciese el motivo o no, Sebastian tenía ordenes, y no se iría de allí sin estar al tanto, no solo de que hacían esos dos humanos en su Mausoleo de información, además, había decidido ser el contacto directo con ellos, era el superior al cargo, y el mejor "grabador" de información de toda su división (Que no él único). Sus ojos parpadearon mirando ahora al chico que le acompañaba, y murmuró en voz baja.

"Amai Satou, 5 Escuadrón." Sebastian preferiría que hubiese tocado los documentos el Capitán, algo que demostró con una torcedura de labio en el rostro.

"Oh... Pero donde estan mis modales, soy Sebástian X-37698BETA, aunque podéis llamarme Sebástian para abreviar... Y ahora, queridos humanos... ¿En qué puedo serviros? Generalmente os atendería mi superior, el teniente Akira, pero en éstos momentos se encuentra ausente, así que tendréis que conformaros conmigo."

Mantuvo en el rostro una sonrísa cortés, esperando ahora, pues era el momento de que fuesen ellos quienes otorgasen explicaciones.

Satou volvía a encontrarse abrumado. El capitán había sabido actuar rápido y convenientemente, y una vez que él usó su bakudô, Satou deshizo el suyo, haciendo que la sala dejase de detectarles, y anulase las medidas de seguridad. Por un momento, Satou se imaginó a sí mismo golpeando la pared con una terrible urticaria, llorando por gas lacrimógeno o sabe dios que era eso rojo.

Una vez se desactivaron las medidas de seguridad, Mise le dio a Amai los documentos, indicándole que los revisase. Visto lo visto, Satou no se atrevió ni abrir la carpeta, pues a saber lo que podría salir de ahí... ¿más gas?

En poco tiempo llegó una especie de shinigami-cyborg que "hablaba" con tono metálico, como si hablas dentro de una lata. Explicó la razón de las medidas de seguridad, y pidió explicaciones de la "incursión" a Mise. Amai, por su parte, guardaba silencio a unos pasos del capitán. Cuando el robot le dijo que no tocase los papeles, Satou se giró rápidamente y los depositó en la mesa más cercana, alejándolos de él con una mezcla de miedo y espeto.

Ahora tocaba la intervención de Mise. Después de todo, se habían colado sin permiso en los registros de una división que no era la suya, pero tampoco es para matarlos a los dos...

OFF: siento que sea tan xorra, xo no tengo nada q decir ^^'

Mise miró furtivamente al extraño muchacho que se acercaba. Parecía que por fin alguien iba a dar explicaciones, aunque no serían ni mucho menos como él las imaginaba. Conforme el joven se acercaba, más se podía percibir en él su ausencia de humanidad, por muy bien que en fachada ésta estuviera imitada. Antes de proferir ningún tipo de disculpa, el autómata mencionó algo, evidenteme para sí mismo, sobre renovar la seguirad; después proliferó una no muy convincente disculpa. El capitán tuvo que suspirar y resignarse, si era un robot con el que tendrían que lidiar, que así fuera.

-No será necesario extraer nada...gracias.- La cara de Mise era un poema, ¿Grabar un escrito en la rutina?, eso se sobrepasaba incluso para él.-Bastará con que usted nos supervise mientras hacemos nuestro trabajo.

Después de ésto y sin mediar más palabra, el capitán volvió a la sala, dándole la espalda al robot. No le había hecho mucha gracia la manera de dirigirse al shinigami que le acompañaba, pués si lo hacía de una determinada manera era porque así le habían programado. Quizás mandaría un escrito al verdadero superior de la división para que cambiara esos detalles, el tal Akira. Mise volvió a coger los documentos y de nuevo los repartió entre él y Satou, dirigiendo una miradita al robot.

-Yo respondo por el chico, cualquier desperfecto ocasionado será responsabilidad de la octava división y por tanto mía. Entre los dos acabaremos antes nuestra tarea, que estaría encantado de decírsela pero ya sabe, "Toda medida es poca". Bastará con que desactive el sistema de seguridad para evitar otro posible malentendido, ¿No cree?

Dicho ésto dirigió su mirada a los docmentos y comenzó a buscar de nuevo sobre el tema que les atañía.

El robot fue digiriendo la información que se le iba proporcionando, quedándose estático durante algunos segundos, y computando la información para, contestar con una socarrona sonrísa de pocos amigos.
"Veo que lo ha entendido, no obstante, debo "Insistir" en el hecho de que se me informe el motivo de la visibilidad de tales documentos, o mi superior procedería a la total desactivación de mis sistemas, he de añadir que he sido programado con un único "sentimiento" creo que vosotros lo llamáis así, y es el miedo a que ésto ocurra. Aparte de otras virtudes, como "responsabilidad" y obediencia." Hizo especial énfasis en la palabra responsabilidad, separándola fuertemente por sílabas.

Posteriormente, agrandó su sonrísa, y cruzó sus brazos mecánicos con increíble soltura sobre el pecho.

"Estoy seguro de que su escuadrón podría hacerse cargo, señor Mise Shuseki. "Sin embargo" la información que ahora mismo toca..." El robot suspiró y murmuró por lo bajo. "Sin los guantes debidamente aislados y desinfectados..." Continuó. "Merece una justificación para ser sacada, en caso contrario, me obligaría a entrar en mi memoria interna, escanear la hoja que ahora mismo tiene abierta, cotejarla con mi base de datos, localizar el documento, ir al primer escuadrón, y exigir la información correspondiente a los cargos mayores, y, poniéndonos pesados... A ejercer la burocracia necesaria como para averiguar la información requerida."

El robot dejó caer los brazos, y colocó un semblante serio.

"En el mejor de los casos, usted ganará, yo seré desactivado por la perdida de tiempo "ergo" le habré tenido el equivalente a 60 días humanos entretenido entre papeles, y "demasiado ocupado" como para ocuparse del caso que ahora mismo sostiene, además, no hay problema, hay muchos más como yo, y, pese al horror de la posible experiencia, sé que otro tomaría mi lugar... En el peor de los casos, yo ganaría, obtendría la información, y, habríamos tirado una barbaridad de días humanos tan solo por que usted no está de acuerdo con el funcionamiento, gestión y programación de una simple máquina."

El robot suspiró, sin soltar aire en absoluto.

"No lo haga más difícil, a fin de cuentas... Estoy aquí para ayudar..." Concluyó.

Posteriormente miró a Amai Satou.

"Si Mise Shuseki está muy ocupado, quizás usted pueda ponerme al tanto del actual caso, en caso de la negativa total de ambas partes, se me obligaría a liberar mi último código de archivo, yo mismo ardería, y me llevaría por delante todos los documentos aquí contenidos. Por supuesto la información no se perdería, ya que la tengo almacenada en..."

Se señala el cráneo con el dedo índice.

"Un pequeño software de alta tecnología y velocidad de analisis de información... No obstante, ésta está escrita en un código críptico que solo contadas personas." Estira la mano mostrando tres dedos.

"Podrían leer, y todas de éste escuadrón... He costado algunos fajos de billetes, y mi pérdida no haría más que costar más dinero a "todos" los departamentos, empobreciendo la economía actual de la SS."

Había concluído su charla.

"Ahora... ¿Cooperamos, o debo seguir gastando energía sónica generativa para volver a explicar?"

Parecía que el robot había olvidado a Mise Shuseki, o simplemente, no le apetecía mirarlo, centrando ahora su atención en el shinigami.

[OFF: Amai para no alargar demasiado, pon que te doy permiso para contarle al robot el asunto.]

Ante la perorata de el mecánico supervisor, acompañado de las consecuencias de no colaborar, Satou miró a mise, casi de reojo, buscando el permiso necesario para explicar la situación. Éste, le devolvió la mirada, y asintió. Satou seguía teniendo la sensación de que Mise-taichô era la definición exacta de sabiduría, y calma.

Tras el gesto de asentimiento, Amai se tomó unos instantes para poner la ideas más o menos en orden, y de este modo poder explicarlo de un modo suficientemente claro como para que pudiese entenderlo. Contando con que era una máquina, supuestamente de análisis superior, debería poder cogerle el hilo al puñado de acontecimientos que se precipitaban unos tras otros, aunque la explicación del shinigami no fuese la mejor. Por otro lado, tenía que reducirla para no estar quince minutos hablando...

- Ehm... A ver. Se detectó una incursión Hollow en el mundo real, y yo junto con otro shinigami raso y otro teniente fuimos a ver de qué se trataba. Su objetivo era ésta máscara. -Satou señaló a la máscara que acababa de sacar Mise-taichô. - Entonces, conseguí traerla de vuelta a la sociedad de almas, ya que me pareció un objeto... importante. Después la capitana del segundo escuadrón, Hokori-taichô advirtió a Mise-taichô, que vino enseguida, y nos pusimos en marcha a recabar información. - A Satou le costaba encontrar las palabras, ya que siempre trataba de mostrarse respetuoso, y más en presencia de un capitán. - Y entre unos papeles y otros, hemos acabado deduciendo que aquí podríamos encontrar más información. Parece un asunto peliagudo... - Amai acabó con el tema como buenamente pudo. Aún tenía muchas cosas en las que pensar del día que transcurría, y el resumen no fue el mejor, pero no podía hacer más. Sin contar que su herida abierta seguía sangrando, y seguía sintiendo en sus hombros el peso del reiatsu del capitán al que acompañaba...

[OFF: Akira, ¿Te importa postear a tí ahora?.]

Lamento la tardanza...empecé a trabajar y estoy lo que viene después de muerto.
--------------------------------------------------

Sebástian quedó en silencio, observando a Amai Satou , mientras sus ojos cambiaban de tonalidad entre el verde y el rojo, frenando a los pocos segundos.

"Archivos sobre la máscara localizados, sujeto: Shinigami: Efecto: Perdida del control emocional, total ausencia de duda o remordimiento, notable incremento de capacidades físicas y espirituales. Posible explicación: Adquisición de un trastorno mental grave efhgjrhssssssfffffffffff el hombre quedó en silencio.

"Vaya, parece que solo gozo de parte de la información, una máscara de lo más interesante..."

Sebástian se acercó para contemplarla, y de sus ojos salieron dos pequeñas luces rojas que se movieron por la máscara en su totalidad, para terminar apagándose en un largo parpadeo.

"¡Hum! Sin duda difícil, pero no imposible."

Concluyó con una sonrisa el robotico ayudante del doceavo escuadrón.

OFF: aún no se como me habeis podido esperar. Mil gracias a todos, Satou lamento ignorarte en este post.

El robot, tras analizar la extraña máscara, parpadeó durante unos segundos para despues lanzar desde sus artificiales orbes una fina luz azul dirigida a los ojos del capitán. Nunca habían grabado información a traves de su retina, por lo que la primera reacción de Mise fue de rechazo, girando la cabeza en un gesto instintivo. Más una vez comprobó que aquel laser ni siquiera deslumbraba al contacto visual directo, se relajó y quedó parado, con ambos párpados alzados intentando no cerrarlos hasta que el proceso terminase. Era increible sentir como la información fluctuaba hasta su cerebro de forma casi inmediata, con ésta tecnología sus horas de lectura e investigación podrían haberse reducido a la mitad y así mismo duplicar la eficiencia.

Cuando la transferencia de información termino, la luz se entrecortó un par de veces y después se desvaneció. Shuseki se quitó el sombrero con la zurda para, con la opuesta tocarse la sien y masajearla, procesar todo aquello en tan poco tiempo le había producido una pequeña jaqueca, por suerte no tardaría mucho tiempo en desaparecer. Reordenando como pudo los datos adquiridos, Mise pudo descubrir que uno de los principales "culpables", si podían llamarse así, fue un antiguo capitán de duodécimo, Mezurashi. Los capitanes de aquel escuadrón nunca habían tenido mucha fama de cuerdos, y aún así, Mezurashi en particular había sido considerado como uno de los más locos que habían pisado la Sociedad de Almas. No era de extrañar que este suceso tuviera sus raices en un experimento suyo.

En ese momento una pequeña mariposa negra entró revoloteando por una de las ventanas del lugar en dirección a Mise. Este extendió su dedo índice para que se posara sobre él y le transmitiera el pertinente mensaje: una reuniíon de capitanes había sido convocada. Justo en el momento oportuno para poder transmitirles al resto de mandamases las nuevas noticias. Sin más demora el capitán del octavo colocó de nuevo su sombrero en su cabeza y con una leve reverencia se despidió del robot, dejando tras si un corto pero sincero gracias y desapareciendo por los pasillos del escuadrón, rumbo a la reunión.