- 血涙 - Recuerdos de una vida

Widder caminaba por las callejuelas que llevaban a través del 13eavo escuadron del cual ahora era miembro, se queda viendo a una casa muy amplia, pareciera una mansion, recuerda la vida que llevaba y las luchas que libró en un plano mas humano, observa con ternura el calor de su familia cuando estaba viva, aquellas calidas caricias que le hacia la que fue su madre, aquellas palabras de aliento y ternura que decir su padre cuando terminaba caida o en aprietos, recordó con una sonrisa amarga aquella tarde, en que tuvieron que huir, su madre le habia dicho que era un juego y que esas personas no debian hallarla, era el juego de las escondidas...

-¿Que podia pensar en ese entonces una niña de 3 años? ... si mamá ... era un juego... uno muy cruel...

Siguió caminando, miró la luna y esa luz que tanto amaba, aquella que la vería morir, mira con lagrimas en los ojos, aquella luna era muy similar a cuando murió, aquella que la vio morir y le dejó de suave arruyo la cancion de un aullido, ve su espada, su lobo sale y la observa, la mira llorar.

-Descuida Okami... estoy bien, no me pasa nada... duerme... te llamarè si te necesito...
"Claro claro... Sabes mejor que nadie, que esas lagrimas son por él, ¿cierto?... ¿es que aun no te has perdonado?, fue un accidente... claro claro... se que te duele, pero fue accidental, él te protegió cuando me liberaste en la forma máxima, sino, no nada mas lo hubieres matado a él, sino a tus compañeros... claro claro"
-Ya Okami... vamonos... debemos volver al dormitorio... es tarde para un cachorro como tu...
"Claro claro..."

El lobo se iba junto a ella, mirandole los ojos tristes, como nunca, el lobo simplemente se acercarìa a ella, a acariciarle las manos, detras suyo, un espiritu blanco se deja ver, entre los rayos de la luna, un hombre de hermosos cabellos color platinados, con una mascara de Arrancar que formaba pequeños cuernos a los lados de la cabeza, la observa como se va, le dedica un suave susurro, un "te amo" inaudible a la joven shinigami, unas alas se dejaron ver en la espalda de la joven, haciendo parecer un angel, el Angel de la Muerte, ella sintio frio, se acunó en sus brazos, temblaba.

Paso un rato y se fue a sue dormitorio, donde sacó algo de una cajita de marfil que tenia, una especie de cuerno de ciervo, o al menos un fragmento, ella lo mantiene con caricias entre sus manos, entre un paño blanco, sabia que jamas se perdonaría el pecado cometido.

-Mi dulce amor... ¿por que tuviste que morir en mis manos?

El lobo se recuesta en su regazo, ella oye pasos y mejor guarda su tesoro, el mas valioso que su vida misma, se puso a practicar caligrafia, a pesar de tenerla perfecta, siempre buscaba mejorar, ademas que le encantaba leer libros y copiar ciertas citas de ellos... una de ellas, la mas querida por ella era:

"La Admiración es el sentimiento mas alejado de la Comprensión..."

-La... ad... mi... ración... es el... sentimiento... más... ale... jado de la... comprension... que querrá decir esto? ... ni idea... bien, veamos...

Se dispone a leer un poco, mientras recita una cancioncita en voz baja para dormir al lobo en su regazo, y para recordar a su extinto recuerdo.


¿desde cuando hemos perdido las cosas maravillosas
que necesitábamos en algún lugar?
asustada por la conexión de nuestros corazones
dejé que nuestros cuerpos llenasen el vacío
mintiendo sobre mi inseguridad, todos esos días
tú siempre estuviste dentro de mi corazón

En el silencio de la noche, un tajo corta el aire en dos. El viento sisea esquivando la katana que trata de rasgarlo una y otra vez. Un cesped alto se mete por debajo del hakama para acariciar las pantorrillas del shinigami cada vez que da un paso. Maneja su arma con soltura, con la habilidad que podría mover su propia mano. Giraba de un lado a otro, lanzando cortes en vertical y en horizontal por igual, clavaba la punta en la fria tierra húmeda de la noche.

Desenvaina su wakizashi y comienza a manejar ambas armas con maestria, en una consecución de cortes que sería dificil de esquivar incluso para un shinigami del once. Llegado un determinado momento, comenzó a usar sus tres katanas, alternándolas de a dos, pero podría dar la sensación de que tuviese un tercer brazo, de que podría atacarte con cualquiera de las tres armas y ni siquiera sabrías por donde.

El combate imaginario comenzaba a intensificarse, haciéndose cada vez más duro para el shinigami triarmado. Un paso en falso. Una porción de tierra suelta. Sus dos piés por los aires. Mucha inercia. La wakizashi clavada hasta la tsuba en la fría tierra de la que nacía aquella hierba traicionera. Y el correspondiente grito exhasperado.

Entonces en el suelo, casi riéndose de sí mismo, siente como se abre una ventana en el edificio cercano a donde él entrenaba. Parecía que hubiera despertado a alguien.

[[OFF: Si sigues por aquí, ese alguien eres tu ^^ Siento que nadie viniera a recibirte, pero aquí me tienes. Más vale tarde que nunca. (Sq este ni siquiera es mi escuadrón >.<)]]