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Mensaje por Okami Sáb Mar 05, 2011 1:31 pm

La loba estaba de buen humor. No todos los días se la recompensaba a una con la posibilidad de cazar a una pequeña criatura como era un shinigami. Lo cierto es que hubiera preferido un manjar más suculento, pero la adrenalina que desprendería al perseguir a la pequeña Hatsushiki por el mundo humano no tenía precio. Casi podía relamerse de forma completamente instintiva al pensar en la sangre de aquella cría corriendo por su barbilla, escurriéndose entre sus dedos y bajando por su garganta bañándola por completo. Era una sensación que hacía estremecerse cada fibra de su cuerpo.

Folk de había encargado de traer a la pequeña, por lo que Okami simplemente había abierto la garganta en el cielo de Karakura. Extraña barriada de Japón donde las concentraciones de reiatsu parecían ser más altas que en otras zonas del globo. Habría sido divertido ver a la pequeña shinigami correr por las montañas nevadas del norte de Rusia, pero habría sido demasiado fácil para ellos. Y no habrían causado el mismo efecto. Porque detrás de ese juego que los altos mandos de la sexta sección habían montado, se encontraba una pequeña e ínfima segunda intención. Provocar a los shinigamis.

Los hombros de la arrancar estaban más marcados que de costumbre. Como un lobo acechando a su presa, la figura esbelta de Okami se formó en el cielo nocturno de la ciudad nipona. A su espalda, sus fieles fracciones no tardarían en acompañarla. Sus ojos bicolor, bajo sus gafas de sol perennes sobre su nariz, recorrieron las serpientes luminosas que formaban los coches bajo ellos, resguardados de las miradas indiscretas por la oscuridad reinante. Soltó una pequeña risa sádica entre dientes y sonrió ampliamente con crueldad dejando que su voz ligeramente ronca saliera como un gruñido casi gutural.


-¿Cuánto creéis que tardarán las sabandijas en venir a buscar a su pequeña mascota? -preguntó divertida mirando por encima de su hombro a sus fracciones animándolos a relajarse en aquellos juegos que estaban por empezar. -Vamos a jugar con ella antes... La soltaré para dejarla escapar. Será una cacería... Quién me la traiga viva le será concedida una recompensa a su elección... Folk -dijo la espada tendiendo una mano para que le diera el capullo de seda donde se encontraba la shinigami.

Lo cierto es que Okami tenía tanta curiosidad por saber cual de los dos devolvería la shinigami a ella, moribunda en cualquier caso seguramente, como por saber qué sería lo que pedirían sus fracciones teniendo aquella oportunidad. ¿Sería el obediente y sevicial mayordomo? ¿O sería el despiadado y letal mosquetero? Casi podía sentirse temblar de espectación.

Cuando tomó el capullo podía escuchar a la shinigami retorcerse dentro de su prisión alba. Como una pequeña mosca en las redes de su secuaz. Intercambió una mirada con ellos y con cierta facilidad aplicando presión, cortó con su zanpakutou la seda que la mantenía presa dejándola libre. Hatsushiki empezó a toser tal y como notó como un poco de aire llegaba hasta sus pulmones haciendo reir a la Espada aún más. Con una mano la tomó del mentón obligándola a que la encarara, acariciándole la mejilla con el pulgar suavemente. Ladeó la cabeza ligeramente hacia uno de los lados y le dedicó a la asustadiza shinigami una de sus mejores sonrisas. Podía sentir el olor a miedo salir de cada uno de sus poros, notando como su reiatsu se hacía cada vez más y más inestable.


-Hola pequeña shinigami. Espero que tu estancia en Hueco Mundo haya sido agradable e interesante... Lástima que tus vacaciones se hayan terminado ya. Ahora vamos a divertirnos un poco... -comentó sin poder reprimir una risilla oscura que la pequeña respondió con un quejido de miedo. -Te voy a dar... cinco minutos para que salgas corriendo. Aunque hay ciertas normas que tienes que respetar... No puedes abrir un portal hacia la Sociedad de Almas o morirás al instante. Además, tampoco podrías pasar porque no tienes a tu pequeña mariposa contigo... Puedes defenderte de nosotros, aunque no te lo recomiendo. Son mucho más fieros de lo que parecen a simple vista -explicó la Espada sosteniendo a la joven por el cuello ahora para que no se moviera. Sus dedos se cerraban sobre su blanca piel para controlar su respiración. -Si pides ayuda a algún humano que pueda verte, también entrará en el juego y será otra presa para nosotros. Y no querrás saber lo que haremos con él o ella... ¿Lista?-preguntó soltándola haciendo que cayese al vacío varios metros antes de que se estabilizase en el aire y mirase hacia arriba. -Corre conejito...

Okami observó como la pequeña miraba a su alrededor como si decidiera en qué dirección huir. No sabía que hacer y la sangre golpeteaba en la mente de la pequeña tan fuerte que casi pensó que estallaría. Okami se relamió viendo a aquel pequeño conejito escurrirse entre sus permisivos dedos para volver a disfrutar del placer de cazarle de nuevo. Sus ojos siguieron su trayectoria hacia la lejanía y sonrió de nuevo cruelmente.

-Id a por ella...
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Mensaje por Alexander Folk Mar Mar 15, 2011 10:18 am

la luna brillaba con un tono muy distinto al de Hueco Mundo. La suya tal vez fuese más pura, más blanca, más brillante. La del mundo humano era más turbia, culpa de la contaminada atmósfera que los humanos le han regalado a su propio planeta. En ocasiones es como si no quisieran a su propio planeta, conscientes de un mundo más puro que les espera más alla. Los sucios humanos no valoran lo que tienen.

Su señora abrió la garganta y tras atravesarla, el cerebro del mayordomo se inundó de ruidos, pitidos y demás desagradables de las calles humanas. Folk no era de este mundo, sino de uno más antigo y más puro. Si el mundo humano era así, ya no era lo que él quería. Se conformaría con Hueco mundo, libre de polución. Hatsushiki la llevaba a la espalda, envuelta en seda, retorciéndose cada vez menos...

Okami, tras una breve introducción, tendió la mano, y Folk, simplemente, la descolgó de su espalda y se la tendió. Ella cogió el bulto con sus poderosas garras. Garras que usó para empuñar su zampakutou, con la que abrió el capullo. La pobre shinigami cayó al suelo tomado aire como buenamente podía.

La loba le hablaba con un deje marcado de ironía. A simple vista podría parecer una charla amistosa... pero el fondo era muy distinto. Una homogénea mezcla de sarcasmo, amenazas yo todo aquello que se hervía a diario en la sexta sección.

Y ante la frase "Son mucho más fieros de lo que parecen a simple vista", Alexander Folk mostró una espectacular sonrisa, siniestra, macabra... Daba fe de que lo que decía era cierto.

Luego, la soltó, y ella salió corriendo despavorida... Cinco minutos? No tendría ni medio. Tal y como estuvo a una distancia prudente, Okami les envió. Comenzaba aquella pequeña cacería, en la que Folk, simplemente, caminó en la misma dirección que Hatsushiki, sin prisas aparentes... Ya la cogería...

[[OFF: Siento la mierda de post, pero llevo una hora escribiendolo, y mi mente, no se xq, no da para más... u.u lo siento muxo]]


Última edición por Alexander Folk el Mar Jun 07, 2011 2:36 am, editado 1 vez
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Mensaje por Yoel Vie Mayo 13, 2011 8:51 am

Vivir en El Amanecer significaba vivir eternamente en el mismo día. Nadie usaba relojes, el cielo siempre irradiaba la misma y nada se deterioraba porque los edificios estaban hechos de un material casi indestructible. El propio Yoel tampoco podía apreciar el paso del tiempo en su propio cuerpo porque no envejecía. El joven tanteó un objeto que tenía en el bolsillo y lo sacó. Se trataba de un reloj de bolsillo de plata cuyas manecillas se habían parado al mismo tiempo que el corazón de su dueño. Recordaba muy bien cuando lo hizo suyo, hacía poco que había convertido en un arrancar y había decidido pasar un rato por el mundo humano con su nueva forma.

El cielo parecía en llamas cuando Yoel llegó al mundo de los humanos a la caída del sol del crepúsculo. Había decidido ir a un apartado pueblecito londinense y sentarse tan sólo unos instantes en un pequeño parque para mirar la luna de los humanos una vez más, aun a sabiendas de que podía ser detectado por los shinigamis. Tumbado bajo un enorme roble, el arrancar escuchó el sonido de una tos ronca, por lo que decidió ir a ver que sucedía.

Envuelto en unas mantas, un anciano se asfixiaba con y agonizaba mientras se apretaba el pecho con la mano. Por los latidos de su corazón, el joven adivinó que sólo le quedaba a aquel hombre unos instantes de vida. El arrancar se arrodilló junto a él, más por costumbre que por interés, ya que cuando era hollow acechaba a los moribundos esperando el momento en que su cadena se cortaba para poder devorar sus almas.

El anciano, no pareció repara en su presencia, tenía la mirada desvaída y su rostro no paraba de mostrar expresiones grotescas causa del dolor insufrible que tenía. Justo cuando Yoel pretendía irse aburrido por tan patética escena, el corazón del viejo estalló y aquel hombre murió dejando tras de sí un su sucio petate y un carro medio roto con un cachorro.

La fracción se quedó unos instantes más, observando al espíritu moverse cerca de su cuerpo desconcertado ante su propia imagen tendida en el suelo. Parecía que quería garrar algo que tenía en el bolsillo su cadáver, pero como alma, era incapaz de tocar nada material. Algo intrigado, la fracción cogió lo que había en el bolsillo, un viejo reloj de bolsillo algo oxidado con una fecha grabada en la parte de atrás. El anciano le miró sorprendido e intentó comunicarse con él preguntándole si era un ángel. El joven sonrió, nunca le habían llamado tal cosa, pero claro, aquel anciano no sabía que él tenía la capacidad de hacer que su espíritu desapareciera para siempre.

Se escuchó el ruido de unas campanas, y ante ellos, una esbelta shinigami de cabellos rojizos observaba la escena con horror. Yoel, miró a la joven y con una sonrisa maliciosa, abrió una garganta para llevarse el alma de aquel hombre al otro lado, a un mundo donde la oscuridad corrompería su alma y la transformaría en una monstruosa bestia.

Unas voces devolvieron al arrancar a la realidad. Dos shinigamis de bajo rango hablaban sobre Okami y sobre una incursión al mundo humano en Japón. El joven de cabello plateado se interesó por la información y les escuchó para enterarse de todos los detalles. Okami, divirtiéndote sin mí.

Era de noche en la ciudad de Tokio, las farolas ya habían sido encendidas y las calles del barrio de Karakura estaban desiertas. No había un alma en la calle, a excepción de una arrogante y despiadada arrancar que miraba en dirección contraria de donde estaba él. Yoel sacó un cigarrillo y lo encendió, sabía que la Espada ya habría notado su presencia nada más llegar, no obstante, se acercó con sigilo.

-Buenas noches, Okami-chan- dijo el arrancar enfatizando en la última sílaba-. Qué agradable sorpresa encontraros en un lugar como éste.
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Mensaje por Chris Renoir Mar Mayo 17, 2011 6:23 am

[FDI: Más tarde imposible. Pero ya estoy de vuelta. Sino he entendido mal, Yoel llega cuando Folk y Chris ya se han ido, porque dice que ve a Okami sola. Espero haberlo entendido bien y que el tema esté a la altura^^]

Jornada de caza. Y esta vez la distracción cambiaba de escenario, de las blancas arenas del atemporal Hueco Mundo se trasladaba al continente asiático de los humanos.Aquel lugar ruidoso, que poco o nada tenía que ver con las vivencias de Chris en París, lograban desconcertar en cierta medida al arrancar felino, pero no viajaba demasiado al mundo humano, y el hecho de encontrarse en el sorprendente barrio de Karakura, no podía más que excitar la sangre de tigre que hervía en sus venas. Tras arreglar su ropa y verse perfecto (últimamente le gustaba estar elegante, pese a usar siempre el mismo tipo de uniformes blancos) frente al espejo, con una puntualidad más digna de Folk que de sí mismo, apareció en la zona ya nombrada, y acordada. Y la pose de su señora no hizo más que animarle aún un poco más. Acarició su espada con un gesto sensual y le hizo una promesa: “hoy beberás sangre de shinigami, lo juro” para salir de la garganta recién abierta con paso tranquilo. La señora Okami, en esos momentos, les informaba de lo que debían hacer y el francés asentía, complacido y miraba de reojo la carga que portaba su indispensable traductor.

La shinigami era aún menos de lo que Chris esperaba. Era apenas una niña, una muchacha recién salida del caparazón, a todas luces, asustada y a punto de desmayarse ante el aterrador poder de los enemigos allí reunidos. Pese a su descontento inicial, los ojos y el semblante del mosquetero no mostraron cambio alguno. Si su misión era atraparla y llevársela a su ama (del estado en que tenían que devolverla nadie había dicho nada) no tenía problemas en ello. Al menos esperaba que quienes vinieran por ella tuvieran más redaños. Escuchó las advertencias de su jefa y asintió mentalmente. Si aquella idiota pretendía hacer algo fuera de lugar, el mismo se encargaría de destruir a quien intentase ayudarla. Los pensamientos que cruzaron la mente de la Fracción cuando la vio caer fueron claros, en cuanto les dieran la salida se dejaría caer sobre la chica, pero haría que se confiase y la atraparía en el momento en el que se sintiese segura. Se pasó la lengua por los labios y espero a que la chica empezase a correr, o que al menos lo intentase.

- Id por ella- la orden fue como si le empujasen de cabeza. Se dejó caer como quien se lanza a una blanda cama de almohadones. Mas, antes de llegar al suelo, se incorporó en el aire, gracias a un poco de sonido y comenzó a olfatear a la desgraciada shinigami. No estaba lejos, quizás a un par de calles, pero había decidido que primero jugaría un poco con ella. Aunque no estuviesen solos, y no hablaba solo de Alexander, sino también la de los dos shinigamis patrulleros (ellos también iban a morder el polvo si tenían la genial idea de acercarse al letal mosquetero) y sobre todo la de aquella fracción que se acercaba a la posición de la dama Okami. Tal vez si hubiese sido otro se le hubiera pasado por la cabeza darse la vuelta y ver si la señora necesitaba ayuda, pero no él. Él recibía órdenes y las cumplía, y sus instrucciones tenían que ver con traer un conejito, no con hacer de guardaespaldas de una loba. Aligeró su paso y divisó a la chiquilla corriendo justo delante de él y tuvo que acercarse para tocarle el hombro. Ella se volvió, pero el arrancar ya no estaba allí, sino delante, lo que hizo que le acariciase el cabello con una mano, llevándoselo a la nariz. Ella se volvió de nuevo, con un rictus de miedo pintado en el rostro y él la saludó con la mano, cosa que la hizo gritar y volver a correr.

Chris se encogió de hombros y retomó la persecución, preguntándose cuando le saldría su compañero de sección al encuentro. Sería curioso aquello, sobre todo cuando llegaron los refuerzos shinigamis, ellos y su moral… eran bastante patéticos.
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Mensaje por Chiesa Miér Jun 01, 2011 9:16 am

El viaje fue instantáneo, abriéndose un portal en medio del cielo, del cielo despejado y apenas nubes de Japón, el cual gozaba de su tranquilo y relajado verano.

Sin embargo, las fuerzas espirituales que notaba Chiesa le hacía presagiar que allí no iba a haber demasiada tranquilidad, pues a pesar de la torpeza para notar la energía que emanaba de los demás entes postmortuorios, aquellos arrancars tenían la suficiente fuerza para que él pudiera darse cuenta a tal distancia.

Lástima que, a pesar de todo ello, no fuera lo suficientemente fuerte para que Chiesa llegara en línea recta hacia el punto donde se encontraban los arrancars, sino que dio un par de bandazos más o menos largos para poder llegar.
Menos mal que el trayecto era mediante rápidos shumpos y sin andar por el laberinto de calles que formaba aquella población dependiente de Tokio, sino mediante el paso aéreo, el cual le permitía andar por el aire de forma más decidida que si que tuviera que pensarse que camino coger en cada una de las esquinas o cruces que conformaban aquella ciudad dormitorio, las cuales eran todas iguales.
Malditos japoneses y su fascinación por hacerlo todo ordenado.

Pero por fin había llegado y podía ver claramente a aquellos despojos espirituales que hacían llamarse arrancars.

Ahora que estaban tan cerca, incluso sentir su energía espiritual le asqueaba, era como si a la brillante luz del reiatsu la hubieran corrompido, como si a un río de cristalinas aguas le mearas encima.

Su fuerza se hallaba resplandeciente, ardiente como el sol de mediodía. Si bien notaba el corte de reiatsu que le producía el limitador, aunque esta vez solo fuera del 50%, su espíritu, su voluntad parecía querer sobrepasar toda esa energía, parecía recuperar lo que faltaba por culpa del límite.

Él había sido el primero en cruzar el portal y si hacía falta se enfrentaría... no, si hacía falta derrotaría a los allí presentes, demostrándoles a los mediocres shinigamis, a aquel manojo de estúpidos cantamañanas que se reunían para decir tonterías vacías, porque es capitán, porque su fuerza prevalecerá sobre los demás y porque su coraje será recordado en aquella hazaña de valentía sin igual.

Con una sonrisa en su rostro por imaginarse a todos tragándose sus propias palabras, empezó a increpar a los arrancars.

- ¡Vosotros! - Empezó a decir a grito pelado, sin decoro ni intención ninguna de preparar alguna estrategia o ataque sorpresa. - ¡Los bichos del estúpido agujero!

Su llamada de atención, además de ostentosa, era banal y ordinaria. Buscaba el hostigamiento fácil, la provocación básica. Con animales como aquellos, seguro que funcionaba lo de toda la vida en vez de algo de psicología avanzada o de sutiles estrategia.

Seguro que el monigote del 7º estaría cabreado por como estaba haciendo las cosas. Seguramente, estaría cabreado porque él no sería capaz de hacer las cosas tan emocionantes, tan heroicas. Posiblemente nunca hubiera escuchado esa palabra.


- Estáis en el territorio que tengo que controlar - Siguió hablando, esperando que le prestaran algo de atención, o por lo menos se hubieran sentido herido por los fáciles insultos anteriores. - Así que, ya sabéis, u os largáis echando leches u os haré unos bonitos agujeros, no esas cosas repugnantes que teneis por el cuerpo.

Desde que era capitán, casi desde que era shinigami, no había tenido tiempo de mostrar sus dotes de provocador y azote de la paz local por las que era reconocido en el Rukongai, mucho antes de que aprendiera otra forma de hacer las cosas.

Sin embargo aquello se veía tan expontáneo y natural. Tan natural como las ganas que tenía de que aquellos seres empuñaran sus armas y le obligaran a liberarse de aquel inútil límite.


Edit. Por si acaso, es Chiesa en estado puro. Espero que nadie se sienta ofendido por los comentarios, por ejemplo Hayato, al cual Chiesa le hace pocos cumplidos bellos, pero ambos personajes no se llevan precisamente bien xD.
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Mensaje por Regis Sáb Jun 04, 2011 6:28 am

Por fin había llegado al mundo humano, donde con un poco de suerte no llovía y había una temperatura ambiente agradable. Aunque quizás se podría interpretar como un aviso. Un aviso de lo que estaba apunto de suceder, de los hechos que allí si desencadenarían para bien o para de mal de todos los involucrados. La rueda del destino ya giraba.

A lo lejos se notaba perfectamente los reiatsus monstruosos de sus enemigos. Se estremeció ante tanto poder. Con tanto poder podría cambiar el mundo de los shinigamis, llevarlo hacia una nueva edad dorada... pero antes de comunicárselo a Chiesa, el ya había ido en dirección contraria en rápidos shumpos. Así a Regis no le quedó otra que seguir al capitán que parecía más perdido que una cabra en un garaje.

Finalmente, después de que Chiesa se perdiera un par de veces, no estaba en la mano de Regis cuestionar las decisiones del capitán... llegaron a ver al enemigo. El majestuoso enemigo, tan bello y tan opuesto a todo lo que ellos defendían.. Eran 2 y la arrancar fémina tenía un monstruoso poder. Regis no supondría más que un entretiempo para aquel ser, y no confiaba demasiado en sus aptitudes en caso de lucha con el otro... Lo mejor sería entretener al enemigo hasta que llegaran los demás. Que por cierto, ¿donde estaban los demás?

Pero toda ilusión quedó hecha trizas cuando Chiesa habló confirmando lo que Regis ya sabía: Usar el órgano superior, no era lo suyo. Soltó cuatro bravuconadas mal formuladas que no ofenderían ni a un párvulo, de hecho dudaba de que el enemigo ni se dignara a escuchar tales palabras de tan baja magnitud. Pese a eso Regis hizo lo único que podía hacer, apoyar a su superior, aunque se sintiera tan contrario a su forma de ser, por si acaso los arrancars tenían apoyos escondidos. Se colocó detrás de Chiesa, con la espalda enfocando a su espalda, y dijo en voz fría solo audible para Chiesa.

-Pase lo que pase, le cubro la espalda Chiesa-Taicho.

No podía iniciar el mismo una pelea contra uno de aquellos seres sin ser como mínimo herido. Pero amenos podía defender al Taicho de la sorpresa y evitar que pensara en nada más que en el enemigo que tenia delante. Regis por su parte solo esperaba una cosa, que los demás llegaran pronto, eran el único rayo de esperanza en aquel lugar donde Chiesa lo había llevado de cabeza... si, de cabeza hueca que es lo que era Chiesa...


Última edición por Regis el Lun Jun 13, 2011 9:04 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Kawasumi Hotaru Dom Jun 05, 2011 6:34 am

Mientras terminaba de atravesar la puerta espiritual sintió la cálida sensación del estío posarse sobre ella. La rozó suavemente con los dedos de la brisa mientras le llenaba los pulmones de una fragante bocanada de aire. El esplendor de las luces artificiales resultaba algo molesto a la vista tras haber tenido que atravesar el oscuro pasadizo que comunicaba ambos mundos, pero cuando logró acostumbrarse observó deleitada la claridad de las farolas y los cambiantes semáforos, que iluminaban mágicamente los edificios de singular diseño.

Dio unos pasos y contempló las construcciones del mundo humano. Aquellos muros altos y de tristes colores resultaban extraños y un tanto inquietantes para el que no estaba acostumbrado a ellos. Algunas ventanas irradiaban una tenue luz amarillenta, y recortadas contra los cristales podían intuírse las sombras pasajeras de los humanos que habitaban las casas. Por otro lado, no se escuchaba gran cosa además del lejano ronroneo del tráfico y el susurro de las hojas de aislados árboles y arbustos que, entre tanto cemento, añadían algo de colorido al barrio. "El silencio es el presagio de la guerra", pensó, percibiendo una sensación desagradable en el ambiente. Miró a sus compañeros, que seguramente también eran sensibles a esa atmósfera expectante. Algunos de sus perfiles expresaban una concentración tensa y silenciosa, y también algunos ojos relampagueaban con un brillo furioso. "Esos Arrancar van a recibir lo que se merecen."

Un par de shinigamis se habían adelantado, aunque como enseguida se pusieron en marcha no tuvo tiempo a darse cuenta de quién se trataba. Más les valía trabajar en equipo -por mucho que esa idea le disgustase a ella misma- y aplastar a esas cucarachas de Hueco Mundo con rapidez. Era evidente que lo que buscaban era provocar a la Sociedad de Almas exhibiéndose de aquel modo y paseando a la shinigami que mantenían cautiva, y lo más probable era que les tuviesen preparada una trampa.

-¿Qué demonios...?- murmuró al divisar a los dos compañeros que habían tomado la delantera, parados en mitad de la noche y de espaldas a ellos- No me jodas que van a intentarlo ellos solos...

Contuvo el aliento en el pecho cuando se impulsó hacia delante de un shunpo, tratando de mantenerse agrupada con el resto, como habían ordenado. Ninguna gracia le haría acabar en las garras de esas bestias por querer hacerse la chulita y lanzarse ella sola contra el enemigo.

-¿No se suponía que eran tres?- preguntó cuando apenas les separaban unos metros de Chiesa y Regis, distinguiendo solamente a dos figuras vestidas de blanco. Frunció el ceño y trató de ignorar los escalofríos que le provocaba la cercanía de los Arrancar, recelosa de la situación.- ¿Dónde está el otro?
___
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Mensaje por Alexander Folk Mar Jun 07, 2011 9:11 pm

[[OFF: Por ahora, dejámos a Okami a un lado que está más bien ocupada. Sois tres, podemos divertirnos Chris y yo... si nos apetece... ]]

Cuando Folk dejó atrás la tranquilidad de la quietud sobre sus talones, para simplemente echárse a andar, Chris se abalanzó a la calle a perseguir a la pequeña. La interceptaría en demasiado poco tiempo, así no tendría emoción. Folk, por su parte, deseaba dejárse llevar por una vez después de tanto tiempo por sus instintos más básicos. Por esa parte suya tan sádica que rivalizaría con el propio Lucian Mehket, segundo espada.

Con esta idéa rondando su cráneo, se dejó caer por el hueco entre dos edificios. Abajo, esperaba un oscuro callejón. Cayó unos cuantos metros antes de empotrarse literalmente en un contenedor de basura. Mantenía su aspecto joven, casi infantil. Podría aparentar unos 16 años, algunos más joven de lo usual. Su postura macabra, agazapado con las rodillas clavadas en el suelo, los hombros casi desencajados y la cabeza gacha, levantándola lentamente.

Ése no era el correcto mayordomo que solía verse por los pasillos del amanecer. El aire del mundo humano y la libertad de que nadie de los suyos le observase, le corrompía, y le daba ganas de desatar la bestia que llevaba en su interior. En ese instante, era un insecto más grande de lo normal, practicamente.

Al alzar la mirada topó con la aterrorizada mriada de alguien que estaba en el lugar menos indicado, en el momento menos indicado. ¿Qué vió el pobre vagabundo? Una figura a medias entre insecto y humano, con las articulaciones en postura que se supone que el cuerpo no debería poder adoptar, y dos perlas rojas brillando en el centro de lo que debería ser la cara, de tenerla. Y justo el instante antes de que todo se apagase, una enorme sonrísa que dividía aquella cabeza en dos mitades.

Transcurridos unos segundos, Folk salía del callejón agazapado, mirando a todas partes, sin dejar que nadie, especialmente su señora y el mayordomo le viesen así. Ni si queira en la guerra de Hueco Mundo brotó ese instinto salvaje...

En lo alto del cielo, vociferó entonces uno de esos shinigamis cargado de poder, y lo que es mejor, arrogancia y aires de superioridad. Algo se torció en el interior de Folk. Quizás no fuese el mejor momento para provocarle. Tenía hambre. Por un momento se fue a lanzar, y tuvo que agarrarse con las uñas a la esquina más cercana. Si ese hombre estaba ahí, no habría venido solo, y esperaría a que estuvieran todos para lanzarse a la caza de su cena. Seguramente Chris les ignoraría, así que, por ahora, eran completamente para Folk.

Una larga lengua puntiaguda se relamía, indicando que mataría por beber esa sangre caliente...

OFF:Si algún arrancar va a ver a Folk, no será así, sino que se recompondrá, y verá al mayordomo de siempre con gesto muy molesto (por haberle obligado a contenerse)
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Mensaje por Kimura Daigo Miér Jun 08, 2011 11:35 pm

Había atravesado la puerta del Dangai temeroso de lo que pudiese pasar, iba a un mundo del que no tenía recuerdo alguno. Lo primero que vio fue las miles de luces de distintos colores: amarillas, rojas azules, verdes, etc...algunas estaticas, otras en movimiento. Paredes y jardines, siluetas de personas que se preparaban para cenar o dormir. Lo siguiente fue el olfato, el olor que le traía el suave viento era el de la hierba fresca bañada con el rocío de la noche, mezclada con la tierra, los gases de unos extraños seres metálicos y el aroma de la carne siendo cocinada a fuego lento en una casa cercana. A continuación su oído, canciones, humanos hablando, el chirrido de las chicharras, el rugir de los motores. Respiró hondo llenándose de aquellas sensaciones que experimentaba, era como volver a nacer, le había gustado lo que había experimentado con sus sentido y un sentimiento en su interior le decía que debía defender aquel lugar, que esa ciudad era su casa, su hogar en una vida anterior.

"Ah, el hogar. Ha cambiado mucho, pero claro, tu no eres capaz de recordarlo Daigo, en tu tiempo las casas eran de madera, la gente se desplazaba a caballo y los señores feudales regían nuestras vidas. Ve y rescata a esa Shinigami, yo te daré el poder que necesitas" Una media sonrisa se formó en el rostro del hombre "Gracias, Kuma"

Se concentró para intentar situar a los shinigamis pero algo mucho más brutal y salvaje le impedía localizarlo. Aquellas energías eran tan bastas que no podía sentir nada más, la tranquilidad y la paz que sentía segundos antes se disipó y le sustituyeron el terror y el pánico. "Estamos muertos, estamos muertos, es imposible que podamos traer de vuelta a la muchacha con esos monstruos aquí". "¡DAIGO, CÉNTRATE! No estarás solo en el campo de batalla, otra vez no. Confía en tus compañeros y ponte a buscar a la chiquilla del noveno" Todavía temblando y sin separarse de la puerta volvió a concentrarse intentando buscar el reiatsu aliado con todo su esfuerzo.
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Mensaje por Shihōin Katō Jue Jun 09, 2011 7:38 am

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Mensaje por Kobayashi Hayato Jue Jun 09, 2011 12:53 pm

Hayato resopló, dejando salir todo el aire de sus pulmones. Les había costado una buena carrera a través del dangai, pero finalmente habían logrado alcanzar al resto del grupo. No tuvo tiempo de maravillarse del cambio entre la Sociedad de Almas y el mundo humano: tenían trabajo por hacer, e iban retrasados.

Junto a la puerta estaba aún el shinigami que le había hecho el desplante en la sala del Trigésimo Escuadrón. Parecía... asustado. No pudo evitar recordar sarcásticamente su réplica envalentonada de hacía unos instantes. ¿Así honráis la memoria de los antiguos Capitanes?, había preguntado, llenándose la boca de palabras. En ese momento, le habría abofeteado por su impertinencia. Ahora eso ya no tenía ni la más mínima importancia.

-No te preocupes... -le dijo, con voz amable, acercándosele por detrás y posando una mano tranquilizadora sobre su hombro-. Son duros, pero por eso estamos aquí. -Esbozó una sonrisa sincera (la primera en todo el día), una sonrisa que parecía querer decir "aunque no lo parezca, somos un equipo: vamos a resolver esto, juntos".

-Vamos -les indicó, señalando con la cabeza en la dirección de la que provenían los reiatsus shinigamis. Después de la conversación con Suna, aún estaba algo sensible. ¿Les habría parecido ese "vamos" demasiado autoritario?, se preguntó, con una punzada de rencor injusto. Sabía que estaba siendo egoísta, que ella sólo trataba de ayudarle. Pero aún así estaba resentido. Tal vez no sólo con ella, sino con la Sociedad de Almas en general, o tal vez con sus propios miedos a no ser digno de aquel puesto que ostentaba. Desde que Tsukiho Raho había muerto, las cosas no habían dejado de ir mal.

Mientras recorrían el tramo que les separaba del objetivo (Maldito Chiesa, por una cosa que tenía que hacer bien su escuadrón y ni siquiera eso conseguía), trató de tomar consciencia de la situación. Esto sería más fácil si no tuviera la cabeza aún caliente después de su conversación con Suna, y si no se le diera tan apestosamente mal la detección de reiatsus: observar el tablero de ajedrez sin poder tener la seguridad de que uno veía todas las piezas era algo bastante exasperante. Por enésima vez ese día se preguntó en qué maldita cosa estaría pensando en el momento en que aceptó suceder a su predecesor como capitán del Séptimo.

No tuvo ningún problema para reconocer el reiatsu de Okami, tan salvaje y descarado como la otra vez. A menudo se cuestionaba la inteligencia de una medida como el limitador. Podía entender que tuviera algún sentido en el tiempo en que se enfrentaban a simples hollows, pero contra arrancar de aquella talla, que no tenían ninguna intención de contenerse, no podrían ganar nunca, mientras no se libraran de tamaña absurdidad. Junto a Okami había un segundo reiatsu, también perfectamente visible y abierto, de lo que debía de ser una de las dos fracciones. Bien. Faltaba otra.

A poca distancia de Okami y la fracción, en una entrañable pero poco elegante postura de espalda contra espalda (que, si bien podía tener algún sentido épico cuando se estaba rodeado, estaba absurdamente fuera de lugar en aquel momento, a no ser que les estuviera atacando algún enemigo invisible del que Hayato no tuviera conciencia), estaban Chiesa y el oficial que había ido tras él -Maldita sea. Debía haberles preguntado los nombres a todos antes de bajar-. A su lado, la chica del cabello blanco se mantenía a una cierta distancia de los dos. ¿Y Kato? ¿Dónde estaba Kato?

No tuvo tiempo de buscarle. Por el rabillo del ojo, vio otra figura enfundada en blanco corriendo. La fracción que le faltaba. Y, apenas unos metros por delante, un reiatsu casi eclipsado por la fuerza espiritual del arrancar, la shinigami perdida. ¡Estaba viva! Aunque, a juzgar por la situación, no por mucho tiempo...

Algo le olía mal: no podía ser así de fácil. Dada la fuerza de la shinigami y la de sus captores, era impensable que se hubiera liberado sola. ¿La habían dejado escapar? ¿Para qué? No se le ocurría otro motivo que no fuera usarla como señuelo. Estaba seguro de que tenía que ser una trampa, de que Okami quería utilizarla para atraer otros shinigamis. ¿Pero con qué fin? ¿Había contado con que aparecieran tres capitanes? ¿Pretendía dejar que la rescataran o tenía a Hueco Mundo entero preparado para abrir gargantas y caer sobre ellos mientras trataban de hacerlo? Pronto lo descubrirían.

-Chiesa, hemos encontrado a la chica -anunció por el comunicador-. Necesito que me mantengáis ocupados a esos dos mientras tratamos de rescatarla. ¿Podréis hacerlo? -Formuló la pregunta con un claro retintín de desafío. Sabía que Chiesa era fácil de provocar, y que no rechazaría un reto como aquel. Y ambos saldrían ganando si no lo hacía.

-Vamos a salvarla -les indicó a Suna y al otro shinigami. Era el que con más vehemencia había defendido la necesidad de recuperar a su compañera, de modo que esperaba que se mostrara favorable al plan-. Yo me encargaré del arrancar; la chica es vuestra. Está en pánico, así que no perdáis tiempo tratando de razonar con ella: cargadla directamente hasta la puerta. Pedid ayuda a la Teniente Erienne, que mande alguien a recogerla: a vosotros os necesito en el combate. Que se la lleven y la pongan en cuarentena, máxima seguridad: no sabemos qué pueden haberle hecho en Hueco Mundo. Por la información que tenemos, bien podrían haberle implantado una bomba, o podría tratarse de un arrancar simulando ser ella. (Nuestro rival es capaz de eso y de mucho más). Recalcad lo de la máxima seguridad, por favor: no podemos arriesgarnos a introducir un peligro en la Sociedad de Almas. -Les miró a uno y a otra, buscando su complicidad. Si actuaban rápidamente, aún podían dejar a la shinigami a salvo antes de que empezara la lucha en serio-. El equipo de Chiesa y yo os cubriremos, pero tened cuidado, por favor. Prometedme que no descuidaréis en ningún momento vuestras espaldas, ¿de acuerdo? -les miró una vez más, directamente, esperando que aceptaran. En cuanto lo hicieran, ya no habría vuelta atrás: para que todo fuera bien, cada uno debía cumplir su parte del plan, con precisión y velocidad. Cualquier descuido, rencilla o chulería momentánea podía terminar con la shinigami, o cualquier otro de ellos, muertos.

Desenvainó la zanpakutou, listo para caer sobre la fracción que perseguía a la chica.

-Confío en vosotros... -fue lo último que les dijo, antes de pasar al ataque.


***

FDIs varios: Daigo, lo siento: me he "adueñado" de ti. Espero que no te moleste n_nU. Y lo mismo digo, Suna. Chiesa, ya sabes que no me lo tomo a mal: nuestro odio es correspondido, y le da gracia al asunto. Cualquier día de estos podemos irnos a tomar unas copichuelas en un post y, ya verás como, hacia la cuarta o la quinta, dejamos de odiarnos ;P Si es que Hayato no es malo: sólo está bajo mucha presión.

Respecto a los arrancar, sí, Chris, voy a por ti. A ti, Folk, no te he visto. Como nos han informado de que hay una Espada y dos fracciones, con Okami, Yoel y Chris ya me salen las cuentas, así que, dado que estás más o menos escondido y yo no me destaco precisamente por tener un olfato de sabueso, creo que puede dar juego que, de momento, no te descubra.

No me extiendo más, que ya debéis de tenerme aborrecido. ¡Que empiece el baile!
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Mensaje por Chris Renoir Dom Jun 12, 2011 2:04 am

[FDI: Siento mucho el retraso, pero sobre todo siento la poca calidad del post, estaba más liada que la pata de un romano ¬¬]

Los sentidos de Chris siempre habían estado bastante más desarrollados que la media, de ahí que no pudiera dejar de escuchar al recién llegado (así como había notado que otro reaitsu se unía a su dama). Parecía ser alguien con bastante nivel, una persona con la que estaría dispuesto a enfrentarse. Sino fuera porque debía cumplir órdenes se habría lanzado de cabeza a cerrarle la boca a ese pedazo de bravucón. Odiaba a aquellos que levantaban tanto la voz o que jugaban a amenazar. De hecho, al mosquetero no le gustaban nada las personas (seres, si somos algo más amplios) que no hacían más que hablar. Era más del gusto del asesino francés el silencio y la quietud, quizás rota por algún que otro grito, que aquellos que usaban la apalabra como arma. El único utensilio realmente bueno para enfrentarse a un enemigo era la espada, espada que ya palpaba. “Pronto amigo mío, pronto”. Y siguió los pasos de la shinigami, siempre detrás, pero dándole la suficiente distancia como para que aquello resultase entretenido. Mientras la llevaba delante, sintió otras dos energías que se acercaban a la ya antes mencionada. Éstas eran de menor intensidad, y aunque no se le daba demasiado bien localizar reiatsus supo que estaban ahí. En cualquier caso, ni volvió el rostro. Prefirió seguir con lo que estaba haciendo, pues era lo que se le había ordenado y aunque os aburra, volveré a repetir que nuestro amigo era, a todos los niveles, un soldado y la señora Okami su capitán. Quizás don Marcus fuera su general, aunque nunca le había dado por pensar en ello. La jerarquía militar tampoco le importaba tanto.

A continuación, otra energía espiritual que tampoco presentaba ningún desafío para el silencioso arrancar. La eludió sin problemas, mas no a quien le acompañaba. Aquel a quien perteneciese aquel reiatsu debía ser muy fuerte, poderoso en extremo. Tan capaz como aquel que había fanfarroneado delante de la señora Okami y de aquel otro arrancar que la acompañaba. El capitán, el del séptimo escuadrón, para ser más precisos, acababa de lanzarse al ataque, y por poco si le coge desprevenido, pero Centinela Oscura salió rápida de su empuñadura y se coló entre ambos. El gesto del mosquetero no se vio alterado, de hecho se sentía… excitado. Ante la idea de la lucha, de enfrentarse a alguien con el nivel de capitán. Observó al shinigami un segundo, pero finalmente se echó hacía atrás de un salto, debía poner distancia entre ambos, su felino interior estaba a punto de abalanzarse. Ser un soldado tenía sus puntos negativos, sin duda. Y el principal era tener que cumplir órdenes. Y en este caso, no podían estar más claras: “Id a por ella...”. Aquel mandato de doña Olami no incluía pelear con cucarachas. Y suponía un gran esfuerzo no hacerlo. Sus labios se volvieron una línea recta, y levantó el dedo anular de la mano que le quedaba libre para moverlo de izquierda a derecha. “Ahora no puedo jugar contigo capitán”, querían decir esas palabras. Y, de hecho, así lo hicieron. Porque entonces echó mano a su velocidad, la propia de un felino, que en el fondo era su verdadera naturaleza, y se lanzó en carrera tras el conejito. Estaba seguro que el hombre de cabello oscuro y la enorme energía espiritual le perseguiría y tendría que enfrentarse a él de uno u otro modo. Sin embargo, lo primordial seguía siendo lo primordial.

Usando una serie de sonidos consecutivos para desplazarse, el silencioso segundo de a bordo de Okami casi volaba por el cielo de Karakura. La chica estaba cerca de él, casi podía oler el perfume de sus cabellos, el sudor que emanaba su cuerpo por la carrera. No era muy bueno detectando energías espirituales, más bien todo lo contrario. Pero su olfato estaba lo suficientemente desarrollado como para percibir otros detalles que podrían escapársele si solo contara con sus sensores de energía. Ahí estaba. De un salto, que más tuvo de acrobático que de animal se puso a sus espaldas y le rodeó los hombros con su brazo libre. La chica gritó, pero Chris la hizo callar con un siseo. Siseo que se volvió más efectivo cuando colocó a su adorada Centinela Oscura bajo el cuello de la muchacha. Era terminar muy pronto las cosas, pero cuanto antes llevara a cabo su cometido, antes podría enfrentarse a aquel capitán con aires de grandeza. ¿Le habría seguido? Estaba por jurar que sí.
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Mensaje por Shiroi Suna Mar Jun 14, 2011 11:28 am

Todo estaba en silencio y no corría brisa alguna. Había llegado a un pequeño descampado cercano a un río para no llamar la atención y el reiatsu poderoso de los arracars se sentía con intensidad. Daigo, Hayato y la pelirroja, pronto se dirigieron al lugar donde estaban el resto de compañeras y la escena no prometía mucho, debido a que cada cual hacía un poco lo que quería.

En seguida llegaron las órdenes de Hayato de salvar a la chica, directas y con un tono algo brusco, pero a la joven no le importó dada la situación. Suna corrió con su shunpo cerca del arrancar esperando a que el Capitán atacase a aquel monstruo. Se sentía algo extraña acatando órdenes de su amigo y no de su verdadero superior, pero al menos su plan era coherente y la prioridad era salvar a aquella joven.

Sólo le quedaban unos pocos metros para alcanzar a la shinigami secuestrada, cuando una sombra veloz alcanzó a la muchacha. Suna miró exasperada la escena, la situación se había complicado todavía más y era evidente que la fracción tenía toda la intención de acabar con la vida de la joven, por lo que debía distraer al captor a la vez que salvaba a la chica.
Sin dejar de avanzar, Suna rebuscó entre sus ropajes hasta encontrar un bolso blanco, del que sacó un diminuto bote de cristal con píldoras moradas, una pajita de plástico de refresco y una bolsa de terciopelo con unas bolas color chicle. Sin perder tiempo alguno, cogió la pajita y colocó una bolita rosa para apuntar a la frente de la chica. Había practicado durante años “ese nuevo ataque”, por lo que no perdió el tiempo en cerciorarse de su puntería y volvió a cargar la pajita, pero esta vez con una de las píldoras moradas y apuntando hacia la otra figura.

La joven atrapada comenzó a despedir humo seguido de un pluf; y de entre a humareda, una figurita diminuta igualita a la shinigami capturada cayó al vacío. Acto seguido, comenzaron a caer enormes burbujas moradas que al chocar entre sí soltaban unos estridentes gritos de placer. Alzó la vista y miró extrañada al arrancar, que en aquellos momentos estaba totalmente cubierto por aquellas enormes burbujas, la shinigami se preguntaba quién habría cambiado el ruido de sus burbujas.


Off: No lo he puesto porque se supone que mi shinigami no lo ve, pero las píldoras moradas explotan en un sin fin de burbujas enormes que se multiplican continuamente, dejándote atrapado en un mar morado que no deja de crecer.


Última edición por Shiroi Suna el Miér Jun 15, 2011 9:38 am, editado 1 vez
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Mensaje por Shihōin Katō Mar Jun 14, 2011 11:46 am

[OFF] Chris, te agradecería que hablases conmigo tras leer el post, para saber si crees que nos hemos pasado con el roleo. En mi opinión, dada la amplia superioridad numérica, el rol ha sido justo, pero estoy dispuesto a editar si hay quien opine que no. Y creo que Suna también.

POST BORRADO: Siento la confusión, pero era mejor borrar todo y comenzar de cero que editar el post de nuevo. Hoy no tengo tiempo, pero mañana posteo sin falta.
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Mensaje por Erienne Miér Jun 15, 2011 9:51 am

Todos los shinigamis que habéis bajado escucháis:

- Aviso a todos los shinigamis del mundo humano. No hay tres presencias, si no cuatro. Repito, hay cuatro reiatsus de arrancars en el mundo humano. Vosotros solo estáis enfrente de tres. Hay otro que se ha desplazado, no está con la espada.

Viene de aqui el post
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Mensaje por Shihōin Katō Miér Jun 15, 2011 10:23 pm

[OFF] Siento las molestias ocasionadas. Cualquier problema, avisad y vuelvo a editar, pero espero que esta sea la versión final del post, que van cinco. xDD
_______________________________


Aún cuando había sido de los primeros, sin contar la precoz salida de escena de Chiesa, en mostrar intenciones de cruzar las Puertas Celestiales, sin saberlo cómo, todo el mundo acabó por adelantarle. Sólo restaban su Teniente y él. Kato le hizo un gesto cómplice con los ojos y la invitó, cortés, a pasar delante de él.

El viaje fue corto a través del Dangai, pero de nuevo los cálculos no fueron lo suficientemente exactos, al parecer, pues tras notar la brisa fresca de la noche humana, ni rastro de arrancars había a la vista. Tocaba volver a patearse medio pueblo en post de los reiatsus enemigos, como si tal tarea se le diese tan bien al Shihōin.

El resto no se encontraban lejos, por lo que Kato, junto a Isono, se limitó a seguirlos. Pronto llegaron a su destino y la shinigami secuestrada fue encontrada con sospechosa facilidad. El peliblanco vio como Hayato encargaba a los dos shinigamis que le acompañaban ir a por chiquilla, mientras él se hacía cargo del arrancar.

— Pero qué cojo... — se contuvo, para no maldecir, e hizo un amago de desaparecer en un shunpo, que también detuvo, para pensar con calma: — "La chiquilla sola, sin ningún arrancar cerca de ella, apesta a trampa" — fue hilando, en su mente.

"Y no se le ocurre otra cosa que enviar a dos rasos, solos, a por ella."Esta vez era la voz de su zanpakutō la que resonó en su cabeza, pero parecía haber leído la mente de su dueño.

— "Sí, pero Hayato parece haberse encargado del único arrancar que parece encontrarse cerca, aunque no me fiaría mucho de mi percepción de reiatsu." — contestó a Tora. — "Pensemos durante un segundo." — se obligó. — "Chiesa está frente a uno de los arrancars. Necesitará ayuda. La lobuna Espada está lejos de la shinigami. No puedo concretar dónde, pero noto su reiatsu cerca de Chiesa también. Mientras Hayato no pierda de vista a su arrancar, los rasos no tendrán problema."

— "¿Seguro?" — preguntó, inquieta, la zanpakutō.

Kato no quiso seguir con el debate, pues había decidido unirse con su compañero de correrías, Chiesa-taicho. Por supuesto, la escasa habilidad para detectar el reiatsu del Capitán del Quinto, sumada a la desactualizada información con la que contaba la Decimotercera División, el peliblanco estaba obviando aquel aracnoide arrancar que, por ahora, se mantenía oculto entre las calles de Karakura.

Antes de que Hayato perdiera de vista a la Fracción a la que se enfrentaba y ésta atrapara a la shinigami bajo sus garras, Kato y su compañía ya había llegado junto a Chiesa, Regis y la shinigami del Tercero, por lo que el Capitán no tenía conocimiento de tal captura. Al menos por ahora. Su mirada, durante un segundo, buscó a la joven de argéntea cabellera. Cada vez que se cruzaba con ella, las prisas premiaban, tal como en aquel entonces. Ni tan siquiera tenía tiempo para intentar dilucidar el origen de sus recuerdos, el por qué aquella cara le era tan extrañamente familiar. Fue entonces cuando le sorprendió, haciendo aquellas preguntas.

— Del tercer arrancar se está ocupando Hayato, mientras los otros dos shinigamis recuperan a Hatsushiki. — respondió. — No te preocupes por ellos. — añadió, con una sonrisa confiada.

Juntó las palmas de sus manos y, poco a poco, fue materializando su shirasaya zanpakutō, bajo un halo de energía eléctrica. A Kato le bastó una fugaz mirada y una rápida e imperceptible sonrisa hacia Isono para comprobar que ésta estaba lista. Desenfundó su arma, brillante bajo la oscura noche, y apuntó su ápice hacia delante, desafiante.

— ¿Pensabas empezar la fiesta sin mí? — preguntó a Chiesa, poniéndose a su lado, y dándole un ligero golpe con el canto de su zanpakutō, bromista.

Un pitido sonó bajo su keikogi, interrumpiendo el comentario de Kato, para luego emitir el siguiente comunicado:

Aviso a todos los shinigamis del mundo humano. No hay tres presencias, si no cuatro. Repito, hay cuatro reiatsus de arrancars en el mundo humano. Vosotros solo estáis enfrente de tres. Hay otro que se ha desplazado, no está con la espada.


— Mierda. — masculló.

Su brazo, con el arma elevada aún, decayó, como su ánimo. Eso lo cambiaba todo, la seguridad de la shinigami volvía a estar en entredicho. ¿Y si aquel reiatsu obviado estaba preparando una trampa con Hatsushiki como cebo? Hayato y compañía necesitaría ayuda. Primaba encontrar aquel reiatsu cuanto antes.

Por más que se concentraba no lograba ubicar el reiatsu de tercer arrancar, el único hollow que seguía sin dar la cara. Recordó lo que le había dicho a Isono y pensó: "ven mejor tres almas que media", con cierta burla hacia sí mismo.

— Chicos, necesito vuestra ayuda. — confesó. Se dirigía a Isono, Hotaru y Regis. Chiesa parecía ocupado escupiendo testosterona por doquier y su capacidad para sensar el reiatsu era tan nula como la del Shihōin.— Tanto reiatsu mezclado en tan pequeña superficie me tiene algo mareado. — mintió, a medias. — ¿Lográis encontrar la energía espiritual de tercer arrancar que acaba de mencionar Erienne? — preguntó.

Mientras obtenía respuesta, volvió a adquirir el gesto veligerante, elevando su espada frente al arrancar, mostrando desafiante el extremo punzante de su arma. Así se preparaba para cualquier reacción de su enemigo.




_______________________________

[OFF] Aclaro la coherencia en el rol: Como en el anterior post, Kato ha visto que lo de la shinigami podría ser una trampa, pero una vez que ve que Chris está con Hayato, mientras que Okami y Yoel están frente a Chiesa -y si Okami está escondida, su reiatsu fijo que no-; a Kato ya le "salen las cuentas": Tres arrancars. Además, él no llega a ver como Chris se le escapa a Hayato y atrapa a la shinigami, sino hubiera ido a ayudar. Él decide que, dado que Hayato tiene mantenido distraído a Chris, Daigo y Suna no corren peligro, así que prefiere ir junto a Hotaru y Chiesa para ayudar.


Última edición por Shihōin Kato el Mar Jun 28, 2011 11:02 am, editado 1 vez
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Mensaje por Otsuka Isono Jue Jun 16, 2011 12:18 am

Tras la rezagada salida del Rukongai de los miembros del quinto escuadrón, la escena parecía haberlos dejado definitivamente atrás, o al menos, a Isono le daba la impresión de que todo el mundo tenía prisa. En poco tiempo, la shinigami desaparecida estaba fuera de las manos de aquel arrancar, el capitán del séptimo parecía encontrado un objetivo y todos estaban allí plantados a sabiendas de que había un arrancar más que antes no se había detectado.

Debían encontrarlo cuanto antes; focalizar el reiatsu de aquel cuarto arrancar antes de que algunos comenzasen a ser presas fáciles. Isono maldijo su escasa habilidad en detectar reiatsu; a menos que lo hicieran en conjunto no sería capaz de ni encontrar una mosca. Miró con expresión neutra a Hotaru y a Regis, a la espera de que ambos comprendieran lo que Kato estaba proponiendo.

-Kawasumi... oficial, debemos concentrarnos en localizar y enfocar el reiatsu del cuarto arrancar -planteó Isono-. Centrémonos en ello y nos habremos quitado un margen de error.

Isono ya sostenía a Sangeki en la mano. Minutos antes la había sacado del cinto; en aquellas circunstancias no se fiaba ni de su sombra.



OFF: tengo 55 en Detección... más cegata que un topo. Siento la mediocridad del post... pero no tenía demasiadas opciones.
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Mensaje por Chiesa Jue Jun 23, 2011 12:19 am

La batalla parecía haberse dirigido por otros derroteros diferentes, más lejos de la posición que había ocupado inicialmente Chiesa y que el pensaba que iba a ser el punto de batalla. Pero bueno, como se suele decir, si la Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma.

Enfrente suya tenía dos arrancars, los cuales parecían más fuertes que el que había seguido a los demás. Si bien era posible que no fueran espadas, seguramente tendrían el poder para serlo, así que un ataque directo, incluso para alguien tan aventurado y alocado en las batallas como era Bastian, era una estupidez que no se le pasaría por la cabeza. O sólo se le pasaría durante un segundo.

No es que rechazara enfrentarse a los dos, pero la pelea era más honorable cuando se enfrentaban 1 contra 1 y acaparar a ambos enemigos le parecía incluso egoísta.

Ahora quedaba con quien batirse en duelo primero. Podría ser un caballero y dejar a las damas primero, o evitar enfrentarse a una fémina. Pero la verdad es que no estaba realmente seguro del género de ninguno de los dos arrancars.
Una parecía una mujer, pero tenía un aspecto animalesco que contravenía toda la feminidad que podía otorgarles las curvas de su cuerpo.
Y el otro, era más masculino, por lo menos en la forma del cuerpo, aunque que su rostro fuera fino y su largo pelo blanco le diera un aire bastante más indefinido. Había visto muchas shinigamis con ese tipo de cuerpo, desgarbado y sin curvas, así que tampoco sería demasiado extraño.

Así que para olvidarse de tantas tonterías, simplemente, se puso a contar.

- Pito pito, gorgorito, que arrancar es más feito, y le toca luchar conmigo, pin pon fuera. - Terminó de cantar aquella estúpida canción mientras su dedo índice señalaba al arrancar de pelo blanco. El destino había querido que aquel entonces fuera su primer enemigo.

- Apoyadme a distancia - Comentó en voz relativamente baja a los dos shinigamis que se encontraban con él, mientras se separaba ligeramente de ellos para que no se vieran metidos en la pelea cuerpo a cuerpo, y sin embargo pudieran participar en la batalla.

Ahora solo tenía que pensar en como separarlo de la otra arrancar. Su shikai no era un arma a larga distancia, además de que todavía no quería liberar su espada a no ser de que se lo exigiera la batalla. La solución más lógica y que más odiaba era el uso del kidoh para atacar simplemente a uno para que fuera simplemente una provocación individual.

Sin embargo, odiaba usar kidoh, era algo contrario a la batalla. La lucha era instintiva, natural, algo que sacaba el verdadero ser de uno, y sin embargo el kidoh era tan artificial, debía de ser tan estudiado, y uno debía de pensar lógicamente en vez de con el corazón.

Así que con una mueca de disgusto, se dispuso a iniciar un kidoh básico, pues su intención era simplemente molestar al bicho ese de pelo blanco que tan tranquilamente se acomodaba delante de ellos. Debía de elegir uno sencillo y sin encantamiento, no fuera que se le descontrolara y le diera a los dos y ya la hubiera liado.

- Hadō 4 - Recitó concentrándose, intentando acumular la energía necesaria para poder controlarlo fácilmente y sin problemas - Byakurai
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Mensaje por Shihōin Katō Dom Jun 26, 2011 11:11 pm

[OFF] Vamos a poner un orden de posteo ya, para aclarar un poco la cosa. Ahora mismo le toca a Regis. Falta por postear Yoel, que lo hará cuando quiera, y entonces lo incluiré en la cola:

Chiesa
Regis
Yoel
Hotaru
Folk
Daigo
Hayato
Chris
Suna
Kato
Isono


Última edición por Shihōin Kato el Lun Jun 27, 2011 3:06 am, editado 2 veces
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Mensaje por Regis Dom Jun 26, 2011 11:38 pm

Regis bufó ante toda la acción que se estaba desenvolviendo a su alrededor. Aquello era de locos, aunque bien se sabía que la estrategia y el plan de batalla solo duran hasta que empieza la acción... Aunque en aquel momento estaban ganando la partida gracias a la superioridad numérica, aquella desorganización les podía costar la vida... En cualquier momento una garganta se podía abrir... algún hollow escondido... el abanico de posibilidades era inmenso y ninguna de aquellas era del agrado del oficial.

No se sorprendió demasiado ante la acción de Chiesa. A esas alturas Regis ya lo había catalogado como un estúpido impulsivo. Bueno de hecho lo había echo mucho antes solo leyendo los informes, en este momento lo único que hacía era confirmarlo de una manera bastante clara. Pero bien, esperaba que no llebara el uniforme de capitán solo para lucir y que entretuviera a los arrancar lo suficiente para que Regis se pudiera quedar en la retaguardia sin realizar un solo combate. Cualquier herida podría provocar una bajada de productividad por su parte, y no se fiaba ni un pelo de los otros de su escuadrón.

Sus miedos se volvieron realidad cuando avisaron de otro arrancar escondido. Aquello podría ponerse feo en cualquier momento... Aquello podría ser una trampa... Si lo fuera eliminarían de un golpe a tres capitanes de Seiretei y entonces sería muy facil derrotar a la SS, vista la falta de capitanes por esta misma.

Después del anuncio aparecieron el capitán Kato y su molesta teniente, aunque bien esperaba de ellos dos una competencia superior al capitán que se había lanzado de cabeza después de escoger al azar a su enemigo. Así pues siguiendo instrucciones se concentró en detectar el reiatsu del enemigo... Era vano y difícil de reconocer, pero estaba allí... Regis se concentró aún más para detectar la presencia... era difícil, pero nada imposible para el glorioso 3r Oficial de la 10 división. Finalmente, cuando las gotas de sudor empañaban el rostro de Regis ante la dificultad lo encontró, estaba debajo de ellos en el suelo, y de hecho bastante cerca, aunque no conseguía precisar con claridad.

- Lo tengo.- Dijo calmadamente, en un tono solo audible para los más cercanos a el. Miró fríamente a Otsuka y a Hotaru.- Esta debajo de nosotros, cerca de Chiesa. Más concretamente en una zona cercana ubicada a su derecha.

Tras esto se quedó observando la reacción de los allí presentes, en ningún momento planeaba coger el la iniciativa. Seguro que alguno de aquellos salvajes sedientos de gloria, batallas y llenos de impulsividad lo harían por el...
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Mensaje por Yoel Lun Jun 27, 2011 1:10 am

Yoel miró a su alrededor sorprendido de ver tanto shinigami junto. En principio, había bajado para ver qué pretendía Okami en el mundo humano, pero no esperaba una reacción tan rápida de los shinigamis. Observó a cada uno de ellos detenidamente y comprobó sus reiatsus. Dos capitanes... interesantes.

Mientras los miraba, el shinigami que le había parecido más estúpido y había ignorado, comenzó a canturrear una estúpida canción, para después lanzarle un rayito blanco azulado que le quemó ligeramente la ropa. El arracar tomó una calada de su cigarro y sonrió. Su atacante era poderoso y no había duda de que intentaba provocarle para que le respondiese. En otras circunstancias no le habría hecho caso y quizá se habría vuelto al Hueco Mundo, pero volver sin haber hecho nada le parecía un desperdicio de tiempo.

-Disculpadme, mi dama, pero tengo otros asuntos de los que encargarme antes de ocuparme de vos- dijo dirigiéndose a Okami.

Nada más hablar, de un sonido se colocó a escasos centímetros del capitán de cabello oscuro que le había atacado y clavó su mirada en sus ojos color esmeralda a la vez que apagaba su cigarrillo en su hombro.

-Veamos de qué es capaz el capitán cabeza de Chorlito-dicho esto, se alejo de nuevo con su sonido unos pocos metros y soltó las palabras que liberarían su poder-. Grita de dolor, colmillo de hueso.

Su cuerpo mutó rápidamente y una calavera gigantesca de lobo cubrió su rostro a la vez que profería un horrible aullido. Estaba preparado para luchar y desgarrar a su oponente.

Off: Lamento haber estado tan ausente, he estado in parar desde que acabé el curso. Por cierto, si lo arrancars no van a poder postear mucho, Yoel va a morir XDDD
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Mensaje por Okami Mar Jun 28, 2011 10:36 am


Tantos shinigamis juntos... ¿Es que se había lanzado toda la Sociedad de Almas en estampida hacia el mundo humano para comenzar otra guerra? No. Seguramente el orgullo herido de los shinigamis que habían perdido a aquella niña habría causado tal alboroto. Mejor así. Sería mucho más divertido cuando vieran que no tenían escapatoria...

La loba se había fijado en el recién llegado. Aquel cachorro albino con aires de grandeza se dirigía a ella con la prepotencia de un pomposo lord del renacimiento. El humo del tabaco la hizo encoger la nariz sutilmente en único gesto de que le molestara su presencia. Ajeno era aquella fracción de lo que se montaría en el mundo humano aquel momento.

No dijo nada. Simplemente se quedó mirando con los ojos fijos en el cielo donde las puertas de la Sociedad de Almas se habían materializado vomitando guerreros de tres al cuarto vestidos todos de funeral. Se relamió los labios reconociendo algunos de los reiatsus y otros no. Kobayashi había bajado, por supuesto. Aunque se le antojó algo extraño que no fuera directamente a por ella. ¿Miedo tal vez? No... Tenía otras prioridades. Con esos aires de héroe que se daba seguramente... Por supuesto. La conejita.

Haciendo caso omiso de las provocaciones de los capitanes dejando que las fracciones se divirtieran con sus contrincantes, Okami decidió hacer algo mucho más entretenido. Desenvainando su arma abrió una boca oscura y humeante en el cielo. No era una garganta ya que no tenía ese sonido estridente como si se rasgara un disco. Era una de las técnicas de la Espada más salvaje de Hueco Mundo. En un abrir y cerrar de ojos desapareció de la vista de todos dejándolos aparentemente solos. Ante ella, la ciudad de Karakura se abría como si los edificios estuvieran todos cubiertos de telarañas y oscuros seres de vida condenada. Todo carcomido por el óxido y la podredumbre. Todo caótico.

Sus pasos la guiaron por aquel destrozado plano mientras observaba a los pequeños shinigamis pasar por su lado buscando a la conejita. Otros se habían lanzado directamente al combate dejando que Yoel fuera a por los dos capitanes. Okami tenía mejores cosas que hacer. Se relamió los labios al sentir el aroma del reiatsu de Hayato. Lo había saboreado y quería más... Mucho más... Sin embargo debía mantener la mente fría. Seguramente habría otras presas más fáciles y que dolería más a la sociedad de almas si caían. Sería muy divertido. Además, así vería el potencial de las nuevas hordas de Hueco Mundo.


Última edición por Okami el Miér Jun 29, 2011 10:37 am, editado 1 vez
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Mensaje por Narrador Mar Jun 28, 2011 10:40 am

[OFF] División de la Batalla en Grupos. Obviamente seguís estando cerca, así que sólo tenéis que avisar en el tema OFF de que os cambiáis, si así lo queréis, y podéis moveros a otro hilo-batalla.
______________________________________


La noche es joven en Karakura.

El macabro juego de los Arrancars se ve truncada por una rápida respuesta del Gotei. Un grupo, formado por ocho shinigamis, acaba de cruzar las puertas del Dangai, para plantar cara a las huestes de Marcus -una Espada y tres fracciones- que pretenden desafiar a la Sociedad de Almas, con aquella burlesca caza de la desaparecida Hatsushiki.

Okami, la Espada lobuna, había bajado al Mundo Humano junto con sus dos Fracciones y, soltando a la malograda shinigami en Karakura, les ordenó que la apresaran. Yoel, Fracción de la Séptima Sección de Hueco Mundo, los siguió, curioso de qué planeaba la Espada esta vez.

El primer shinigami en llegar fue el Capitán Bastian Chiesa que, tomando la nada sutil solución de mostrarse e insultar a los arrancars, esperó a que estos aparecieran mientras sus compañeros acababan de ultimar la estrategia de aquella misión. El Capitán Kobayashi Hayato llegó al poco y tomó a dos shinigamis -la Tercera Oficial del Duodécimo, Shiroi Suna y el ex-oficial del Tercero, Kimura Daigo- a su cargo. Localizaron a Hatsushiki y el Capitán les ordenó que la recuperaran, mientras él se encargaría de uno de las Fracciones de Okami, Chris Renoir. Sin embargo, éste se adelantó y apresó a la shinigami. El Duodécimo Escuadrón jugó su as con rapidez a través de Suna, atacando y entorpeciendo a la Fracción para tratar de recuperar a la pobre shinigami.

Por otra parte, el Capitán del Quinto Escuadrón, Shihōin Kato, y su Teniente, Otsuka Isono, se reunieron con Kawasumi Hotaru, shinigami del Tercer Escuadrón y con Regis DiMaio, shinigami del Décimo, que se encontraban junto a Chiesa preparando la batalla. Fue entonces cuando la Teniente Erienne comunicó desde el Decimotercer Escuadrón que se había detectado una cuarta presencia Arrancar, pues el primer reporte avisaba de sólo tres.

Tras la petición de Kato, Regis encontró aquella fuente de reiatsu con relativa rapidez y el Capitán puso a cargo de su Teniente Isono a los dos rasos, Hotaru y Regis, para ir tras Alexander Folk, la otra Fracción de Okami, que había permanecido oculto hasta ahora. Kato permanecería junto a su viejo amigo Chiesa, quien necesitaría ayuda para batallar contra Yoel. Okami desapareció en una nube de humo negro quedando aislada del resto de personajes. ¿Qué tendría preparado la cazadora de Hueco Mundo?





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